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Matemáticas Egipcias

Economía

¿Dónde nace y por dónde discurre el río Nilo?


Entre Uganda y el Congo se levantan los antiguamente denominados "Montes de la
Luna", en la cordillera del Ruwenzori. Las aguas procedentes del deshielo de sus
cumbres se vierten en el lago Victoria que, a su vez, presenta en uno de sus lados la
cascada Ripon. Esta cascada da origen al llamado Nilo Victoria que, tras atravesar el
lago Alberto se encamina hacia el actual Sudán. A lo largo de su transcurso va
recogiendo las aportaciones de distintos afluentes (el Bahr el-Gazal, el Sobet) hasta que,
aproximadamente a 3.000 km de su
desembocadura, recibe a su afluente
principal, el Nilo Azul.
Este afluente procede del lago Tana, en
Etiopía, y lleva en su cauce la mayor
riqueza de esta vía fluvial, el limo rico en
hierro y minerales de la altiplanicie etíope.
En el lugar de confluencia de ambos ríos
se levantó por los ingleses la que hoy es
capital de Sudán, la ciudad de Jartum. A
partir de este punto el río recibe el nombre
usual de Nilo.
Herodoto, que viajó a esta tierra en el
siglo V d.C., comentaba en sus escritos
que "Es evidente, con sólo verlo, que el
Egipto al que los griegos llegan por mar es
para los egipcios tierra adquirida y un don
del río". La actual Jartum fue el límite meridional alcanzado por los antiguos egipcios
en sus incursiones atravesando la región de Nubia en busca de minerales y riquezas
auríferas. El río va a constituir, como dice Herodoto, la fuente de la riqueza egipcia y un
verdadero oasis entre desiertos pero ésta será una afirmación plenamente aplicable sólo
a la parte final de su curso.
Desde su confluencia con el Nilo Azul, el río conoce dos partes claramente
diferenciadas en lo geográfico. Durante su primera mitad (1.500 km) discurre
encajonado entre elevaciones graníticas que traen consigo tres consecuencias: La
primera es la aparición de grandes meandros en su curso; la segunda será la aparición de
sucesivas cataratas (hasta seis) que fueron en algún caso de difícil navegación por los
egipcios, y la tercera es la pobreza de terreno fértil en ambas orillas, lo que conllevaba
que los antiguos habitantes de estas tierras
(los nubios) vivieran empobrecidos y
dependientes, en muchos momentos, de sus
vecinos del norte.
Tras atravesar la segunda y primera
cataratas en la zona de Assuán, hoy
cubiertas por el lago Nasser, el río Nilo se
extiende durante 1.500 km más hasta su
desembocadura en el Mediterráneo. Sin
embargo, esta última parte de su curso, la
más propiamente egipcia, muestra
características diferenciadas en el sur (Alto
Egipto) y en el norte (Bajo Egipto). En
efecto, mientras en su primera parte, la más larga, el terreno fértil se extiende pocos
kilómetros a cada lado de su cauce y más allá es posible apreciar la presencia abrupta
del desierto, en el Bajo Egipto se forma un delta que divide el río en numerosos brazos a
lo largo de muchos kilómetros de anchura, creando una zona especialmente rica y fértil.

¿A qué se deben las antiguas inundaciones?


La crecida del río Nilo y las inundaciones a que daba lugar comenzaban en el
mes de Junio en la primera catarata. El nivel del río en dicho punto podía crecer
entre los seis y ocho metros de altura respecto al caudal anterior. El origen de esta
crecida en dicho mes residía en el deshielo de los "Montes de la Luna", origen del
río. Desde Junio hasta Octubre el caudal del río crecía rebosando su cauce
habitual e inundando las tierras y los campos próximos. A partir de este último
mes podía llevarse a cabo la siembra del terreno cuya cosecha se llevaba a cabo
aproximadamente en Febrero, momento a partir del cual empezaba un período de
sequía en el que el terreno se resquebrajaba. Ello favorecía la aireación profunda
del terreno y evitaba su salinización.

Del mes de... al mes de... Estación


Akhet
Junio Octubre
(Inundación)
Octubre Febrero Peret (Cosecha)
Febrero Junio Shemu (Sequía)

Pequeñas variaciones en la crecida del río durante


el mes de Junio traían como consecuencia graves
trastornos en la agricultura de Egipto: Un nivel de
las aguas inferior a seis metros en la primera
catarata suponía la hambruna del país y numerosos
terrenos sin cultivar; un nivel superior a los ocho
metros conducía a la inundación de los poblados, la
obturación de canales de riego, ganado ahogado y
destrucción de viviendas. Es por ello que el egipcio
seguía con inquietud cada año dicha crecida de
modo que, para determinarla, se construyeron en el Alto Egipto los llamados
nilómetros, pozos o escaleras donde establecer la medida y registro de la crecida.

¿Qué importancia económica tenían las inundaciones?


La crecida del río Nilo era, sin duda, el acontecimiento más importante en el
mundo agrícola egipcio. La inundación de los terrenos próximos al cauce
provocaba el depósito sobre el terreno, anteriormente empobrecido, de los
minerales en suspensión que había en sus aguas. En su retirada, las aguas dejaban
un terreno fértil y dispuesto para la siembra. Hasta tal punto era importante la
inundación del río en la determinación del ciclo agrícola
que el curso del año solar se dividía en las tres partes que
se han presentado en la tabla anterior.
La inundación conllevaba otras consecuencias de orden
económico. Mediante la construcción de diques y canales
era posible que la acción humana extendiera los efectos
beneficiosos de la crecida. Ello, sin embargo, requería la
acción coordinada de muchos hombres y,
consecuentemente, la necesidad de una estructura
jerarquizada que garantizara tanto la construcción como el
mantenimiento de estos canales. Esta fue la tarea
primordial de los llamados nomarcas, jefes administrativos
de los nomos (divisiones territoriales del país).
Por otro lado, la inundación acababa con los límites entre
las distintas parcelas de terreno, arrastraba parte de la
tierra hacia otro lugar del río (con lo que las parcelas
decrecían) o bien dejaba depósitos en tierras de otro lugar (y las parcelas crecían).
Dada la importancia de la extensión del terreno desde el punto de vista agrícola y,
en particular, de la tierra cercana al río (la más fértil), su alteración anual
obligaba a la práctica de la agrimensura (medida de los terrenos) con la que
determinar las nuevas extensiones de las parcelas y, por ende, su inmediata
productividad.

Los desiertos, ¿protegían a los egipcios de influencias


exteriores?
La civilización egipcia empezó a gestarse a partir de la progresiva desertización
del Sahara. Las tribus nómadas entonces existentes y repartidas por diversos
lugares del este de África fueron convergiendo en torno al río Nilo, garantía
perenne de agua como elemento indispensable de la vida y, posteriormente, de la
agricultura. Por ello, la historia del pueblo egipcio viene caracterizada por su
aislamiento respecto a otros pueblos importantes de su tiempo, un aislamiento
basado en la existencia de desiertos.
En el oeste se extendía el desierto líbico donde
habitaban tribus nómadas como los tehenu y los
chemehu que son ya mencionadas en tiempos de
Esnofru (2625 - 2585). Al sur, tras la primera
catarata, el curso del río se extendía en territorio
nubio, pueblo empobrecido pero resistente durante
largo tiempo a la penetración egipcia. Al este se
puede distinguir el desierto del Sinaí al norte, en el
que diversas tribus seminómadas constituían una
población cuya forma de vida quedaba alterada por
las incursiones egipcias hacia el norte, en busca de la
madera y minerales que se encontraban en Asia
Menor. Al este y al sur se extendía otro desierto hasta
la costa del mar Rojo, un terreno salpicado de
grandes elevaciones montañosas que hacían muy
difícil su tránsito.
Por otro lado, hasta la llegada de los griegos el mar Mediterráneo no fue
practicable para los egipcios en tanto ignoraban prácticamente cualquier noción
de la navegación de altura y se limitaban, sin gran seguridad, a navegar siguiendo
la línea de la costa hacia Asia Menor.
Por todo ello se puede concluir que Egipto era una tierra rodeada de desiertos
que obstaculizaban seriamente tanto la penetración egipcia (existente en todo caso
sólo al norte por el Sinaí y al sur ocupando Nubia) como las incursiones de otros
pueblos en tierra egipcia. Esta situación supone el práctico aislamiento cultural de
Egipto durante una gran parte de su historia antigua.

¿Fueron invadidos los egipcios en algún momento?


En el tiempo que aquí se va a examinar, desde el comienzo de la civilización
egipcia hasta el fin de los ramésidas en el Imperio Nuevo, la única invasión
importante de tierra egipcia registrada
es la del pueblo hicso. Esta invasión al
final del Imperio Medio, coincidiendo
probablemente con una creciente
debilidad del poder faraónico por
problemas dinásticos, supuso un golpe
importante a la noción que hasta ese
momento había tenido el pueblo egipcio
de sí mismo.
La invasión fue seguramente más
paulatina de lo que en principio se había
creído. El pueblo hicso o pueblo de
pastores, provenía del desierto del Sinaí
(quizá de Asia Menor) y fueron estableciéndose en el delta del río Nilo, su región
más fértil, hasta alzarse con el poder dentro de esta zona. Los egipcios
anteriormente habían combatido a tribus nubias y libias pero nunca habían
sufrido realmente una invasión que se estableciese en su territorio histórico y
asumiese los ornamentos y títulos propios de Egipto. De esta forma, se sucedieron
los faraones hicsos dividiendo Egipto una vez más en dos partes: el Alto Egipto,
donde vivían los antiguos egipcios y se iba fortaleciendo la idea de recuperar la
unidad en torno a la ciudad de Tebas, y el bajo Egipto, donde los hicsos
aprendieron a convivir con sus vecinos del sur durante un largo período de tiempo.
Con el rey tebano Kamosis se asistirá finalmente al asalto del Delta y a la
definitiva expulsión de los hicsos conformándose un nuevo período de la historia
antigua conocida como Imperio Nuevo.

¿Por qué no cambiaron los egipcios sus formas de gobierno?


Es indudable que la imagen que ha quedado para la historia es la de una
civilización anclada en una forma de gobierno monárquica en torno a la figura del
faraón. Ello conllevaba el establecimiento de unas relaciones administrativas
determinadas (formación de una corte con el visir a la cabeza, distribución del
territorio en nomos, etc.) que, salvo en determinados períodos convulsos que se han
llamado períodos intermedios, se mantuvo sin grandes variaciones a lo largo de la
historia antigua de Egipto.
La estabilidad de esta forma de gobierno se
debe, probablemente, a la conjunción de varios
factores, el primero de ellos geográfico. Desde
este punto de vista, es constatable el aislamiento
de esta civilización respecto a un entorno hostil.
Particularmente, si se compara su historia con
la de los pueblos mesopotámicos, barridos
continuamente por reinos que se establecían,
eran atacados, se fortalecían o eran derribados,
surgiendo otros nuevos y todo ello con suma
rapidez y constituyendo el extremo opuesto del
pueblo egipcio, apenas convulso por algunas
presiones externas.
Este aislamiento geográfico, marcado por los
grandes desiertos que prácticamente rodeaban la tierra del Nilo por todos sus
extremos, permitió que la forma de gobierno no recibiera constantes ataques y
mantuviera una gran estabilidad en torno a la figura del faraón y a las creencias
religiosas construidas sobre él: Todo un sistema de creencias y valores, un
conjunto de estructuras vitales que se ordenaban sobre el esquema real,
administrativo y religioso que se había formado en los primeros tiempos dinásticos.

¿Cuál fue la relación de Egipto con sus regiones limítrofes?


En líneas generales, la relación del pueblo egipcio con su entorno geográfico no
aportó grandes cambios al devenir histórico de esta cultura. Por el oeste los
sucesivos faraones mantuvieron a raya a las tribus libias que, ante la desertización
del Sahara y la pobreza de sus territorios, pretendía llegar hasta el río Nilo. Por el
sur existió durante largo tiempo una resistencia de los pueblos nubios a las
incursiones comerciales y militares de los egipcios. Los nubios nunca
contraatacaron, nunca invadieron tierras más allá de la primera catarata.
Defendían lo que era suyo pero, con el tiempo, la relación se hizo más compleja
concluyéndose en una asimilación progresiva por los nubios de los modelos
egipcios, integrándose en sus
fuerzas militares y estableciéndose
lazos comerciales bastante estables.
Mientras al sureste nunca
existieron, salvo expediciones
comerciales puntuales, relaciones
importantes, el desierto del Sinaí sí
fue un terreno de nutrida
presencia egipcia. Ha de
considerarse que este paso,
excluido el marítimo por su
inseguridad de navegación, era el
fundamental para alcanzar las
costas del Asia Menor y, particularmente, la riqueza maderera imprescindible
para la construcción de barcos. Además, el propio Sinaí resultaba atractivo por sus
riquezas minerales. Por ello, la relación del pueblo egipcio con las tribus
seminómadas del Sinaí (entre las que se contarán la de los hebreos) siempre osciló
entre una abierta confrontación y un entendimiento mutuo basado en el
mantenimiento del statu quo. Egipto mantuvo fuerzas militares en la zona,
estableció fortificaciones, muros de contención. Todo ello se hace evidente después
del Segundo Período Intermedio, tras la derrota y posterior expulsión de los
invasores hicsos, cuando los faraones inician una política exterior agresiva hacia
Mesopotamia que les pondrá en contacto militar con el reino hitita. En este sentido,
el Imperio Nuevo es un período de la historia de Egipto donde se establecen
relaciones militares y diplomáticas con los pueblos mesopotámicos (el hitita a la
cabeza).

¿Por qué fue tan importante el faraón?


Como en todo sistema monárquico, el rey asume el papel fundamental en la
estructura de esta forma de gobierno. En este sentido, la preponderancia de unos
dirigentes locales sobre otros marcó el comienzo de la
organización política del antiguo Egipto. De este modo, el
alto Egipto fue sojuzgando a las distintas poblaciones que
habitaban en el Delta del río hasta hacerse con el control de
estas fértiles tierras, probablemente por obra del rey
Narmer. Durante un tiempo se fueron estableciendo formas
monárquicas que garantizaran la asimilación del nuevo
territorio. Tal es el caso del uso de la simbología (como la
doble corona con la que se representará al faraón desde
entonces) y, de forma probablemente más importante, la
asimilación de la estructura monárquica a los deseos
divinos.
La legitimidad de la forma monárquica y su extensión a
todo el territorio del antiguo Egipto tiene su base en la
identificación del monarca o faraón con el dios dueño de toda la tierra. Los
sucesivos nombres que se van adjudicando protocolariamente al faraón denotan
esta especial relación con los dioses: 'Horus', dios del cielo en forma de halcón que
todo lo ve, 'Nebti', diosas protectoras del Alto y Bajo Egipto, 'Nombre áureo', el
material de que están hechos los dioses, etc.
Desde el momento en que el faraón es asimilado al dios más importante de Egipto
o bien, posteriormente, al hijo de un dios, la consecuencia inmediata es que todo lo
que tiene Egipto (sus tierras, sus hombres, el ganado, la cosecha, etc.) es propiedad
del faraón que debe disponer de ello según sus propios criterios y, como única
limitación, seguir la ley de Maat, la ley de la justicia, la verdad que garantiza una
adecuada relación entre la esfera divina (del faraón) y la humana (sus súbditos y
posesiones).

La imagen del faraón ¿cambió con el tiempo?


La impresión general de que la sociedad egipcia de aquel tiempo apenas varió y
el poder del faraón fue incontestable no resiste el análisis histórico. Es cierto que
resulta ser una sociedad que conoce pocos cambios estructurales y que, en no pocas
ocasiones, volverá su mirada al período del Imperio Antiguo tomándolo como ideal
de gobierno. Sin embargo, no está exenta de cambios sociales de todo tipo y, entre
ellos, figura en un lugar destacado el de la imagen del propio faraón para su
pueblo.
Inicialmente, el faraón fue un dios sobre la tierra,
el poseedor de todo lo existente, el dueño de las
tierras, el ganado y los hombres, así como de su
fuerza de trabajo. Esta imagen, que llega
probablemente a su culmen con el faraón Keops,
cede el paso pronto a otra relación del faraón con la
divinidad. La mala imagen que los sacerdotes de la
época legaron a la posteridad sobre él denota que su
poder omnívoro encontró una serie de resistencias
que llevaron a disminuir la importancia posterior del
faraón otorgándole, como ya sucede en tiempo de
Micerinos, el papel de hijo de dios. Dicho papel le
obligaba, entre otras cosas, a la construcción y
mantenimiento de templos solares asociados a su
tumba, lugares de culto que enriquecían a la clase
sacerdotal.
El caos social que reinó en Egipto en el llamado
Primer Período Intermedio dio lugar a una
modificación de la imagen del faraón, no sólo con
respecto a los sacerdotes (una élite a fin de cuentas), sino en relación al propio
pueblo egipcio. Las 'Lamentaciones de Ipu-hur', obra literaria que narra los
sucesos habidos, achaca la responsabilidad de este caos al hecho de que el faraón
no ha seguido la ley de Maat, no ha respetado sus deberes para con su pueblo. Esta
crisis debilita su poder y la naturaleza divina que lo legitima. Cuando surja a
partir de Tebas una nueva fuerza que asuma las responsabilidades del gobierno se
presentará encabezándola un faraón humano y preocupado por su pueblo, un
gobernante magnánimo, un buen pastor para sus súbditos.
El Imperio Medio muestra esta nueva imagen del gobernante que vuelve a entrar
en crisis ante su debilidad (quizá motivada por sucesivos problemas dinásticos) y la
irrupción en la historia del pueblo hicso que va ocupando el Bajo Egipto y
asumiendo los ornamentos y títulos de la monarquía egipcia. Esta vuelta atrás en
la separación entre las dos tierras egipcias promueve un cambio en la imagen del
máximo gobernante.
A partir de ese momento, el faraón ha de reconquistar el terreno perdido,
expulsar a los invasores extranjeros, rehacer la riqueza de la tierra bajo una sola
mano. El faraón tiene que ser un héroe, ha de defender al pueblo de los ataques
externos, tiene que mostrar su fortaleza y no sólo su naturaleza divina o su noción
de justicia y cuidado de su pueblo. Es por ello que todos los faraones del Imperio
Nuevo deben, en mayor o menor medida, demostrar dicha fortaleza en el combate.
De ahí surgen faraones como Tutmosis III, plenamente guerreros, o Ramsés II,
poco combativo pero que cuida su imagen de héroe deformando la realidad de lo
sucedido en la batalla que establece con el reino hitita en Qadesh. Es en esta línea
por lo que resulta más llamativo el contraste de un faraón pacífico y seguidor del
monoteísmo como Akhenatón, pero a fin de cuentas sólo supondrá un paréntesis
dentro de sucesivos monarcas que colocan el valor y la fortaleza como garantías y
fundamento de su divinidad.

¿De qué vivían el faraón y su corte?


Partiendo del hecho de que el faraón era el propietario de toda la tierra de
Egipto debido a su naturaleza divina, la cuestión se debe reformular en el sentido
de saber cómo se articulaba esa propiedad de cara a su mantenimiento personal y
el de la corte que le acompañaba. Básicamente, las posesiones de la monarquía
egipcia eran de dos clases:

• La Gran Casa.
• Los dominios reales.

La primera comprendía todo el


conjunto de palacios ocupados por
el rey, bien para funciones de
protocolo, de gobierno o
simplemente de carácter
residencial. Dada su movilidad a lo
largo del país (generalmente por
vía fluvial) existía un número
amplio de dichos palacios
repartidos por el curso del río.
Estos palacios, construidos con
adobe, no han sobrevivido pero
debieron ser numerosos y contar
con su propia administración. En efecto, resultaba necesaria la organización del
suministro de alimentos para la familia real y su corte y, en general, todo lo
necesario para su vida cotidiana y el protocolo asociado al cargo. En dichos
palacios habrían de residir peluqueros, médicos, cocineros y todo tipo de
servidores.
Los dominios reales se refieren a tierras de directo uso del faraón y su familia,
habitualmente administradas por un Mayordomo real. Estas tierras, de una gran
extensión, resultaban productivas por sí mismas o bien mediante el arriendo a
campesinos que entregaban al administrador una parte importante de la cosecha
obtenida. Estas tierras, a su vez, podían ser objeto de donaciones tanto a los
templos para su mantenimiento como a particulares que se habían destacado en el
favor del faraón.
Nuevamente, estas tierras entregadas en donación (en muchos casos para su uso,
no en propiedad) eran habitualmente arrendadas a campesinos que, de este modo,
debían entregar una parte de la cosecha al arrendador directo y otra parte al
faraón. Las escenas literarias, en ocasiones de una gran dureza, en las que los
escribas y soldados encargados de la recaudación de tasas obligan a su entrega a
los campesinos, no son infrecuentes.

¿Qué funciones tenían los visires?


La amplitud de la tarea de gobierno sobre una tierra tan extensa condujo al
nombramiento de diversos cargos que actuasen en nombre del faraón. El principal
de todos fue el de visir. Era un cargo de extrema confianza ya que implicaba una
salutación matinal (interesándose por la salud del rey) y un informe diario sobre
las gestiones e intereses faraónicos en todo Egipto o, al menos, en el territorio
donde ejercía su cargo el visir (desde el Imperio Medio solía haber dos, uno para el
Alto y otro para el Bajo Egipto).
Por entonces la crecida del Nilo borraba los lindes de
los campos de manera que, considerando las ambiciones
de unos templos respecto de otros, de unos nomos entre sí,
conducía a que las estelas que actuaban a modo de lindes
fluctuaran de posición según la importancia o la fuerza
de unos y otros, lo que daba lugar a todo tipo de
reclamaciones. Era necesario, por tanto, recurrir a una
entidad superior como era el faraón para que se revisara
el catastro, las medidas realizadas antes de la inundación,
se atendieran dichas reclamaciones y se llegara a una
resolución justa. De todo ello era encargado el visir que,
de forma más general, también ejercía funciones en los
diversos tipos de juicios. Este cargo de confianza fue en el
comienzo del Imperio Antiguo confiado a un miembro de
la familia real, particularmente un hijo del faraón. Sin
embargo, con Micerinos comienza a desligarse de estas
relaciones familiares e incluso es posible el nombramiento de varios visires
simultáneamente, aunque este hecho es de difícil determinación. En el Imperio
Medio, como sucederá en el Nuevo, comienzan a nombrarse dos visires dado que la
monarquía tebana había establecido su capital (Menfis o List) en una ciudad
diferente a la suya original y pretendían conservar el gobierno radicado en ambas
localidades.
Desde la quinta dinastía las funciones de los visires atañían a unos campos que
hemos visto ejemplificados en las instrucciones de Tutmosis III, si bien podían ser
aún más amplios. Cinco en concreto se pueden señalar:

• Director de los Seis Grandes Tribunales y encargado, por tanto, de la


impartición de la justicia en su nivel más alto.
• Director del Doble Granero, al cargo tanto del esencial almacenamiento de
grano.
• Director del Doble Tesoro, guardando el oro, la plata, el cobre y demás
materiales preciosos, pero también el lino y otros productos que podían ser
manufacturados.
• Director de los Archivos Reales, y custodio por tanto de toda la información
escrita que atañía al gobierno de Egipto (catastros, relación de impuestos,
censos, propiedades y, en general, toda la información escrita que
correspondía a los restantes campos de actuación).
• Director de los Trabajos del Rey, es decir, las construcciones de canales, el
levantamiento de obeliscos, templos, tumbas, etc.

La competencia del visir sobre estas áreas no quiere decir tampoco que su
gobierno fuera directo sobre cada una de ellas. Podían existir encargados en cada
una a las órdenes del visir (Cancilleres), cada uno de los cuales requería el trabajo
de un grupo de escribas que contrataban trabajadores para que cumpliesen las
tareas asignadas al director correspondiente. Se constituía así una trama
burocrática y administrativa en referencia a estos campos de gobierno que daban
lugar a nombramientos y carreras administrativas que aparecen reflejadas en las
tumbas de los nobles, a veces con titulaciones que no corresponden a funciones
específicas sino que parecen de carácter honorífico (como es el de Compañero
Único, por ejemplo) y otras cuyas funciones son imprecisas y aún están en estudio.

¿Cuál era el papel y las atribuciones de los nomarcas?


Los nomos son las principales unidades administrativas en que se dividía el país
egipcio. En una forma primitiva parecen surgir de tiempos incluso predinásticos al
modo de áreas territoriales de influencia de distintas
tribus. La unificación del Alto y Bajo Egipto va de la
mano con la centralización del poder y unas
estructuras administrativas y políticas jerarquizadas
que descansan en la autoridad divina del faraón. De
este modo, los jefes de los nomos fueron meros
encargados por el faraón para recoger las tasas en
sus territorios, distribuir las tierras, ordenar el
almacenamiento de grano para épocas de hambruna
y, sobre todo, administrar el uso del agua por medio
de la realización de canales de riego, diques y
drenados de los mismos. Todo esto, además de otras
labores encargadas por el faraón (proveer de
hombres para expediciones anunciadas y cualquier
otra tarea referente al nomo), conllevaban un poder
que podía llegar a ser considerable.
Se ha detectado que, a lo largo del Imperio Antiguo,
los nomarcas pasaron de ser enterrados cerca de la
corte del faraón a hacerlo en su propio territorio del
nomo. Teniendo en cuenta la importancia otorgada
al culto a los muertos por parte de sus familiares y
descendientes más directos, este hecho indica que
dichos descendientes siguieron viviendo en el nomo
de que se tratase lo que, unido al hecho de que estas tumbas cada vez mostraran un
lujo mayor, parece indicar que el cargo de nomarca pasó a ser hereditario. De
hecho, la creciente debilidad del faraón frente a la clase sacerdotal de este período
de tiempo tiene que ponerse en relación también con la importancia creciente de
los nomarcas. Las inscripciones de sus tumbas sugieren que, al final del Imperio
Antiguo y durante el Primer Período Intermedio, sostuvieron con su autoridad la
vida de cada nomo en lo que se refiere a la alimentación y el agua, a veces en
confrontación con otros nomos vecinos. De algún modo, el modelo aristocrático de
la corte egipcia vino a reproducirse en pequeña escala dentro de cada nomo.
Este precedente condujo a que, tras el reestablecimiento del poder central, los
nomarcas fueran viéndose despojados paulatinamente de su poder
transformándose de nuevo en meros administradores del faraón.

¿Cómo se educaban los escribas?


La formación de un escriba estaba condicionada socialmente dado que era
necesario disponer de muchos años en la vida del candidato, años que entre los
campesinos debía dedicarse al trabajo. De hecho, muchos escribas firman sus
escritos autentificándolos con referencias a sus antecesores (padres, abuelos, etc.)
que también fueron escribas, de donde se deduce que este oficio se llevaba a cabo
frecuentemente dentro de un mismo círculo familiar.
En la conocida 'Sátira de los oficios', un escrito
realizado por un escriba de la dinastía XII, se muestran
con claridad las ventajas de esta tarea respecto de otras
más humildes:

Mira, no hay una profesión que esté libre de jefe, salvo


la de escriba. El es el jefe. Si conoces la escritura, te irá
mejor que en las profesiones que te he presentado.
Míralos en su miseria... Mira, te he colocado en el
camino del dios... Mira, no hay escriba que carezca de
comida y de bienes de palacio.

Todo ello justificaba la inclusión del muchacho en una


'Casa de la Vida', recinto a cargo de los sacerdotes del templo que se encargaba de
asegurar su formación y su eventual inclusión posterior en el sacerdocio o bien al
servicio de la corte. Esta formación era larga puesto que era necesario aprender
toda la escritura jeroglífica formada por cientos y cientos de símbolos distintos, así
como la realización de cuentas y otros procedimientos matemáticos, entre otros
saberes.

¿Qué funciones tenían los escribas?


La palabra era un verdadero don de los dioses. La religión egipcia consideraba al
dios lunar Thot como el creador ancestral de la lengua y la escritura en sus dos
formas habituales: La jeroglífica, frecuente en las inscripciones sobre piedra y en
el culto religioso, y la hierática, de forma cursiva y habitual
en su uso sobre papiro para funciones administrativas y
también religiosas.
Pronunciar la palabra precisa permitía que aquello
nombrado surgiese a la vida, se diferenciase de lo demás en
que estaba previamente confundido. Esta es la base del
poder de la palabra que pronunciaba el sacerdote lector
frente al cadáver del faraón durante el proceso de
momificación. El mismo poder que se esconde tras los
Textos de las Pirámides que se esculpían en las tumbas y
que sólo podían ser repetidos y recitados por el escriba
para la glorificación del fallecido, para la petición de dones
o cualquier otra tarea referente al culto.
La sociedad egipcia es fundamentalmente analfabeta. De
ahí la enorme importancia del escriba, no sólo en la
vertiente religiosa que hemos mencionado, sino en la
administrativa. Escriba tenía que ser el que escribiese los
mensajes entre los distintos departamentos administrativos,
el que calculase los suministros necesarios en la corte y los registrase. Escriba
también había de ser el que llevase todo tipo de contabilidad, incluyendo la tarea
de recaudar tributos, medir los campos y hacer los cálculos de su productividad,
calcular las necesidades en hombres y material para cualquiera de los proyectos
arquitectónicos en curso. El escriba era en general el funcionario imprescindible
en todo tipo de tarea administrativa.

¿Cómo funcionaba la economía egipcia?


El modelo más ampliamente aceptado para describir las relaciones económicas
en el antiguo Egipto es el denominado ‘redistributivo’, un modelo del que es autor
Polanyi. Su primer punto de apoyo consiste en defender que la economía del
antiguo Egipto es anterior a la creación del mercado como mecanismo
fundamental en la determinación del precio de los bienes mediante la ley de la
oferta y la demanda. Nada de esto tiene sentido en una economía
fundamentalmente dirigida como la egipcia donde la noción de precio como valor
de cambio estandarizado de un bien no tiene el mismo sentido que actualmente. Y
ello por dos motivos: Por la inexistencia de moneda acuñada y porque el
mecanismo fundamental de
intercambio de bienes es el
trueque, antes que la compra
y venta.
Durante la mayor parte de
la historia del antiguo Egipto,
los movimientos económicos
de que se tiene constancia
forman parte de una
organización centralizada en
la figura del faraón. Así la
importancia que el ‘sector público’ debía tener en la economía egipcia se aprecia
por determinadas necesidades que precisan la acción de dicho gobierno central (el
almacenamiento de grano para su distribución en caso de necesidad, la
construcción y mantenimiento de canales para el correcto aprovechamiento de la
crecida, la organización de grandes expediciones militares y comerciales a países
del entorno, las necesidades de mano de obra planteadas por las grandes
construcciones, etc.). El faraón es propietario de toda la tierra (lo que incluye
hombres y animales) y, dada la naturaleza agrícola y ganadera de la economía
egipcia, es indudable que los movimientos económicos van a estructurarse teniendo
como eje al faraón como elemento básico.
Una característica fundamental del modelo redistributivo de Polanyi es el
conjunto de ‘derechos y obligaciones’ que existe entre el faraón y su pueblo. La
tierra es del faraón pero en ella trabaja el campesino que está obligado a dar parte
de su trabajo (la corvea) y de los productos obtenidos (las tasas) al faraón a través
del Granero y el Tesoro. Pero el faraón también está obligado, para llevar a cabo
la ley de Maat, a proporcionar a estos campesinos los medios de subsistencia
adecuados, lo que se ha mencionado como la ‘función nutricional’ del faraón. En
este equilibrio entre derechos y obligaciones la relación entre el faraón y los
campesinos conoce diversas instancias delegadas que la hace más compleja.

El modelo redistributivo ¿se mantuvo siempre de un modo


regular?
Se ha calificado al modelo redistributivo de equilibrio entre la función
nutricional del faraón para con su pueblo y las obligaciones inherentes de éste de
proporcionar al faraón los medios necesarios, en hombres y bienes, para llevar a
cabo su cometido y mantener la burocracia administrativa y militar necesaria para
cumplir con sus
objetivos.
Es indudable
que cuando se
rompía este
equilibrio el
modelo
redistributivo
fallaba en sus
fundamentos y las
necesidades de
ambas partes
debían ser
cubiertas con mecanismos sustitutorios. Esto sucede particularmente en los
períodos intermedios donde el importante poder central basado en la figura del
faraón se debilitaba o directamente desaparecía. En el primero de ellos, al final del
Imperio Antiguo, los nomarcas se hicieron cargo de un poder del que disfrutaban
cada vez en mayor cuantía alzándose como garantes del modelo redistributivo a
escala provincial. En otros casos se han detectado rastros de actividades privadas
que tenían que ver más con la subsistencia que con el mero enriquecimiento
particular.
Desde otro punto de vista, una excesiva presión sobre los campesinos por parte
del faraón podía provocar su deserción del campo transformándose en hombres
que sobrevivían pescando en los pantanos y huyendo por los campos. Este hecho,
que supondría una nueva pérdida del equilibrio del modelo, era concienzudamente
perseguido por las autoridades administrativas, lo que revela la importancia de
dicha actitud y el temor por parte de las autoridades a que se generalizase.
Así pues, el modelo redistributivo es el preponderante mientras el poder
hegemónico del faraón se mantiene vigente. Cuando las circunstancias históricas
hacen perder tal hegemonía surgen alternativas en forma de poder provincial o de
economía privada que permiten la más elemental subsistencia al pueblo campesino.

¿Cuál era la economía de los templos?


Las fundaciones piadosas
y los templos asociados son
un elemento intermediario
fundamental, dentro del
marco de derechos y
obligaciones, en las
relaciones entre el faraón y
el campesino egipcio. La ley
de Maat obliga al faraón a
ser justo, seguir la Verdad,
amar a su pueblo y
proveerle de lo necesario.
El faraón es el encargado
del culto a los dioses pero
dado que no puede estar en todos los lugares de la larga tierra egipcia, delega en
sacerdotes que residen en templos diseminados a lo largo del curso del río y que el
faraón se contenta con visitar esporádicamente. Por otro lado, los templos que se
enmarcan dentro de las fundaciones piadosas en honor de los faraones muertos (o
bien los que se permiten miembros de la nobleza) tienen necesidades similares:
Precisan tierras provenientes de los dominios reales con sus campesinos y animales
que produzcan los bienes necesarios para garantizar las ofrendas propias del
culto.
Estas tierras pueden ser administradas directamente por las autoridades del
templo (particularmente el Sumo Sacerdote) en una relación semejante a la
establecida entre el faraón y sus tierras, o bien puede dejar terrenos en arriendo a
algunos campesinos que, a cambio de su subsistencia directa darán al templo una
parte de la producción agrícola. Con ello, el templo se organiza con cierta
autonomía al modo de los nomos en sus momentos de mayor independencia.

¿Qué formas adoptaba el comercio exterior?


Desde la dinastía III hay referencias a distintas expediciones comerciales fuera
de las fronteras del antiguo reino egipcio. Es indudable que, pese a la abundancia
de adobe y piedra para realizar construcciones, el egipcio no dispone de un
elemento esencial como es la madera (pino, cedro) para la construcción de barcos y
elaboración de algunos elementos arquitectónicos como vigas y bisagras. Algunos
minerales también hay que buscarlos más allá de la orilla del Nilo, bien en el Sinaí
(cobre, amatista) o en ciudades más alejadas (lapislázuli) y, por el sur en la región
de Nubia (oro).
Las expediciones comerciales eran de responsabilidad directa del faraón y así se
testimonia en los viajes al Punt, en la costa del mar Rojo, tanto en la época de
Mentuhotep III como en la de la reina Hatsheput. Su complejidad organizativa
(hasta tres mil hombres participaron en la primera entre canteros, aguadores,
militares, zapateros, etc.) muestra que ninguna iniciativa privada podía hacerse
cargo de estas expediciones comerciales. Así pues, forman parte del modelo
redistributivo que permite al faraón pedir una fuerza de trabajo al campesino
(integrante fundamental obligado de estas expediciones) a cambio del suministro a
la economía egipcia de distintos bienes necesarios y no existentes en la tierra
egipcia.
Otra de las características señaladas de esta forma de comercio exterior es el
hecho de que no parecen estar orientadas a la obtención de beneficios sino al
simple intercambio de bienes necesarios pero no disponibles habitualmente. Las
referencias encontradas muestran escasos testimonios donde se registren los bienes
que se llevan o que se traen. En muchas ocasiones, incluso, existe un objetivo
determinado (una piedra especial de un tamaño concreto como sarcófago del
faraón, por ejemplo) y el encargado de la expedición sólo señala que se trajo la
mencionada piedra a la vuelta, cuando una búsqueda del beneficio hubiera llevado
a cargar los burros de transporte con más bienes de cuyo beneficio sería lógico
enorgullecerse. Nada de esto sucede, dándose así la sensación de que el mecanismo
de trueque se extendía, sin más, al comercio con otros pueblos.

¿Existía la
propiedad
privada?
¿Qué
formas
adoptaba?
La iniciativa
económica
privada, de
existir, no
podría darse sin
la propiedad privada. Desde los primeros tiempos dinásticos los faraones egipcios
donaron algunos terrenos de sus dominios no sólo a fundaciones piadosas sino a
particulares, fundamentalmente altos funcionarios pertenecientes a la nobleza que
destacaban por sus servicios al rey. Las tierras donadas por el faraón podían
heredarse y ello parece haber sido una constante a lo largo de la historia egipcia
pero, a fin de cuentas, la tierra seguía siendo de propiedad del faraón y se
necesitaba una real orden para que dicha heredad no revirtiera de nuevo en el
faraón a la muerte del usufructuario. Hay que distinguir, no obstante, entre las
tierras donadas a una persona por sus servicios al faraón, que podían pasarse con
facilidad de padres a hijos, y las tierras adjudicadas a una persona en razón de un
cargo, como es el caso de gobernador del nomo. Estas volvían inmediata e
íntegramente a la corona en caso de que otra persona fuera nombrada para dicho
cargo en sustitución de la anterior.
En general, los períodos de tiempo en que el poder central se debilitaba coinciden
con una mayor disponibilidad de las tierras para ser donadas, cedidas o canjeadas
entre particulares. Sucede lo mismo que con el cargo de nomarca. Dependiente del
nombramiento del faraón fue adquiriendo carácter hereditario a finales del
Imperio Antiguo de manera que durante el período siguiente (Primer Período
Intermedio) el aparente caos de la administración central conlleva la emergencia y
autonomía de estos gobernadores que disponen de las tierras bajo su cargo (en
principio, ligadas exclusivamente a su función) como propias.
El modelo redistributivo viene a describir adecuadamente la situación pero sólo
en el caso de un gobierno central fuerte. Los períodos intermedios de la antigua
historia egipcia se caracterizan por una debilidad del control faraónico que
permite la emergencia de las iniciativas locales y privadas. A ese propósito se han
mencionado los interesantes documentos de Hekanakthe, un funcionario que vivió
hacia finales de la dinastía XI. Poseedor de un dominio en Nebesyt, cerca de Tebas
(en el Alto Egipto), debía viajar durante algo más de un año por el Bajo Egipto
desde donde fue enviando cartas a la persona encargada de la administración de
sus tierras y a sus familiares para que dicha labor se hiciese correctamente. En
ellas, además de comentar el hambre que presencia en su recorrido planteaba
situaciones de la administración de sus tierras: Percepción de rentas de pequeños
agricultores, almacenamiento de grano y distribución de raciones y, sobre todo,
referencias a mecanismos tan extraños al modelo redistributivo como el beneficio
tal como se manifiesta en la petición de que no se venda todavía un animal
determinado porque en el norte vale más de lo que dan en el sur. Documentos de
este tipo confirman la existencia de un marco de relaciones económicas privadas
cuyo alcance es difícil precisar.

¿Existían comerciantes privados?


Los shuty (mercaderes o tratantes) son personas cuya acción comercial discurre
preferentemente durante el reinado de Ramsés XI (1104 - 1075), de nuevo en un
período en que la acción del faraón es de gran debilidad (se acerca a su final el
Imperio Nuevo). El papiro Lansing sostiene que

Los tratantes navegan río abajo y río arriba, atareados cual abejas, llevando
mercancías de una ciudad a otra y suministrando lo que haga falta.

lo que parece confirmar la actividad de estos


mercaderes dejando en la duda, sin embargo,
a cargo de quién trabajaban, si eran simples
agentes del templo (y, por tanto, integrados
en el sistema redistributivo) o actuaban por
iniciativa propia para obtener un beneficio.
Otros datos son igualmente ambiguos
respecto al objetivo que perseguían
determinados trabajadores que parecen ser
poseedores de sus medios de trabajo. Por
ejemplo, el decreto de Horemheb (1319 -
1292) plantea la posibilidad de que el barco de un particular sea ‘requisado’ por
cualquier miembro del ejército:

[Si, mientras tanto, un funcionario encuentra a un] particular desprovisto de barco,


él le procurará un barco para desempeñar sus prestaciones por medio de algún
otro y estará [así] en condiciones de llevar madera por su cuenta personal;
cumplirá sus obliga[ciones]....

lo que lleva a sostener la existencia de barqueros que prestaban sus servicios


recorriendo el Nilo para satisfacer necesidades que tanto podían ser de la
administración como de otros particulares. Pero de nuevo se puede cuestionar si se
hacía en la búsqueda de un beneficio o como una especie de trueque de servicios y
al objeto de simplemente garantizar un mínimo nivel de subsistencia.

¿Había mercados donde comprar y vender?


Se ha discutido sobre la existencia o no de grandes mercados, los lugares siempre
más adecuados para el intercambio, y cuya presencia en la civilización
mesopotámica (particularmente, en la cultura asiria) parece adecuadamente
constatada.
No hay
constancia
alguna del mismo
hecho en la
civilización
egipcia antigua,
ni en cuanto a
posibles restos
arqueológicos en
las pocas
ciudades cuyo
rastro se ha
conservado, ni en las imágenes que los egipcios nos legaron. Tan sólo se han
aducido los testimonios encontrados en la tumba de Ipy, un escultor del poblado de
Deir el Medinah, y en la de Kenamum, un alcalde de Tebas durante el Imperio
Nuevo. En ambas se encuentran escenas similares: La llegada de unos barcos
cargados de mercancías da lugar a la presencia de unas mujeres sentadas sobre
pequeños taburetes y rodeadas de mercancías propias (pescado, hortalizas, panes,
vasijas de bebida). Son escenas de intercambios y trueques entre unos y otras pero
no parecen constituir un mercado en su sentido más amplio. Podría ser que,
mientras los hombres trabajan en el campo, las mujeres se acercasen al
embarcadero donde llegan los comerciantes venidos de otras tierras. Sin que sea
posible hablar de mercado, sí hay lugares más propicios para el trueque de
mercancías donde encontrar personas interesadas en dicho intercambio.

Si no existía la moneda, ¿cómo se realizaban los


intercambios?
El primer hecho que conviene resaltar en las transacciones económicas de todo
tipo registradas en el antiguo Egipto es la inexistencia de moneda. Esta no fue
acuñada hasta la segunda mitad del primer milenio, en la dinastía XXVI, y sólo
por la influencia de los mercaderes griegos asentados en tierra africana y como
medio para pagar sus servicios. Por tanto, durante el período de tiempo estudiado
no existía moneda alguna, lo que no quiere decir que no se contase con dinero,
entendido como una mercancía de valor
estandarizado al que remitir el valor de otras
mercancías. Tal es el caso del grano de cereal,
así como la plata y el cobre.
La primera transacción económica que se
puede fijar es aquélla por la que el gobierno
centralizado daba al trabajador material
para su sustento a cambio de su trabajo. En
los papiros administrativos aparecen
referencias a estos abonos habitualmente en
forma de grano, sea de trigo-emmer para el
pan o de cebada para la cerveza: Un jefe de
equipo, por ejemplo, podía recibir 5 ½ khar
de trigo-emmer y 2 khar de cebada
mensualmente y, dado que cada khar
equivale aproximadamente a 91 litros, ello
quiere decir que su salario mensual era de
unos 500 litros del primer grano y unos 180 litros de cebada.
El hecho de que la forma de que los salarios también pudiesen corresponder a
otros bienes (vegetales, pescado, leña, etc.) indican que su objetivo era,
fundamentalmente, proporcionar al trabajador directamente los bienes que
necesitaba para su sustento y el de su familia.
Cosa distinta sucede con las transacciones entre particulares que aparecen
registradas en un gran número de ostracas, en los que sí puede hablarse con
propiedad de la noción de dinero. Los términos lingüísticos que aparecen en los
ostracas registrando transacciones entre particulares se han llegado a traducir
como ‘compra’ y ‘venta’, pero se prefiere actualmente otros términos como ‘dar’ o
‘adquirir’. Janssen, en su estudio de los ostracas encontrados en la aldea ramésida
de Deir el Medinah, clasifica varios formatos para expresar estas transacciones,
predominando la fórmula ‘Que A da a B a cambio de P’. De esta forma, se pueden
establecer dos hechos:

• Las transacciones entre particulares parecen referirse constantemente a


trueques, cambios entre bienes que tiene cada una de las dos partes en
juego y que necesita la otra.
• Estos trueques no se hacen habitualmente y de manera directa entre los
bienes intercambiados sino que se remiten a un valor estandarizado
(unidades de grano, plata o cobre, generalmente), lo que permite hablar con
propiedad de la existencia de dinero.
Cuantificación
¿Qué necesitaban cuantificar?
El antiguo egipcio tuvo varias necesidades que le llevaron a cuantificar en primer
lugar y a expresar los resultados numéricos de dicha cuantificación posteriormente.
Existe una cuantificación primitiva, al igual que en otros pueblos, sobre distintos
elementos a contar: cabezas de ganado, hombres que van a luchar, lunaciones,
distancias a recorrer, etc. Estas necesidades pueden o no dar lugar al empleo de
grandes números. Son conocidas las denominaciones primitivas que rebelan un uso
limitado de la numeración del tipo
uno-dos-tres-muchos.
Sin embargo, las necesidades de
cuantificación se extienden y
requieren un mayor rigor en la
descripción numérica cuando Egipto
establece, gracias a un gobierno
centralizado, una burocracia
destinada a la administración de los
bienes. De esta forma, se hace
necesario precisar el número de
hombres disponibles mediante un
censo, las provisiones a llevar en
cualquier expedición militar o
comercial, la extensión de las superficies de cultivo, la productividad de las mismas,
las tasas que se imponen al campesinado. Del mismo modo se hace necesario
guardar la cosecha, llevar un inventario del grano disponible, de la capacidad de
los graneros que lo albergan. En suma, un conjunto de situaciones administrativas
que están en la base, por medio de la contabilidad oportuna, de un uso
generalizado del número como expresión escrita de la cuantificación realizada.
A pesar de que estas necesidades hagan de la cuantificación y su expresión
posterior una actividad cotidiana entre los escribas, existen otras que se relacionan
bien con el culto, bien con la necesidad de glorificar el poder del faraón. Así, en el
culto resultaba necesario precisar por escrito la cantidad de ofrendas que se
debían presentar en la tumba del fallecido:

Una ofrenda que el rey da y Osiris, señor de Busiris; una voz-ofrenda a


Neferyu. 1000 libaciones de agua y pan, 1000 cervezas, 1000 de carne,
ave y gacelas, 1000 oryx, 1000 alabastros, 1000 ropas, 1000 de todas las
cosas buenas para el Neferyu honrado

Además, la glorificación del faraón en estelas y monumentos debía mencionar sus


posesiones, sus conquistas. En la maza del rey Narmer ya se menciona un
importante botín, que se mencionará en la siguiente pregunta, pero esta necesidad
de cuantificación se expresa en los mismos términos en el templo de Karnak para
describir el botín obtenido por Tutmosis III en la ciudad asiática de Meggido:
340 prisioneros vivos; 83 manos; 2401 caballos, 191 yeguas, 6
sementales... 892 carros que habían pertenecido a su ejército

¿Qué símbolos jeroglíficos utilizaron?


El sistema de numeración egipcio es decimal. Esto quiere decir que agrupaban
las unidades por un lado, las decenas por otro, centenas después, etc., exactamente
de la misma forma que actualmente. Naturalmente, ello requiere el empleo de
símbolos para designar las cantidades dentro del mismo grupo. En el sistema indo-
arábigo que sigue el Occidente hoy en día se utilizan un total de diez símbolos (del
0 al 9) dentro de cada grupo (unidades, decenas, centenas, etc.). Los egipcios, sin
embargo, usaban distintos símbolos para cada uno de los elementos de cada grupo,
repitiendo ese símbolo tantas veces
como fuera necesario para describir
la cantidad de elementos de ese
grupo.
Así, 246 describe hoy la existencia
de seis unidades, cuatro decenas y
dos centenas. En la forma numérica
egipcia la unidad se repetiría seis
veces, el símbolo de la decena se
repetiría cuatro veces y aparecerían
dos signos de la centena. Esta forma
aditiva de numeración implicaba el
uso de un conjunto de símbolos jeroglíficos, como se ha comentado, para describir
un elemento de cada grupo (una unidad, una decena, una centena, etc.).

• La unidad se representa por una barra vertical, como en otras culturas de


la Antigüedad.
• La decena (una U invertida) puede representar la cuerda que sirviese
antiguamente para atar diez manojos de palos.
• La centena (una espiral) es un símbolo de una cuerda, material
fundamental para la realización de las medidas de un campo.
• El millar (una flor de loto) muestra la más abundante flor acuática que
crecía en la orilla del Nilo.
• La decena de millar (un dedo levantado y algo flexionado) recuerda los
conteos manuales que se realizaban en todas las culturas antiguas.
• La centena de millar (un renacuajo), al igual que la flor de loto, recoge un
símbolo de un elemento muy abundante en el río.
• El millón (un hombre arrodillado con los brazos hacia arriba) puede
representar tanto el gesto de un hombre asustado ante la inmensidad de las
estrellas del cielo o sujetando la bóveda celeste.
¿Cómo escribieron grandes números?
Posiblemente la maza del rey Narmer sea el primer testimonio numérico en la
historia egipcia. En su parte
inferior aparecen algunos
animales con símbolos
numéricos bajo ellos. Así, al
toro le acompañan las figuras
de cuatro renacuajos mientras
que bajo una cabra se
muestran cuatro figuras como
las anteriores junto a dos
dedos flexionados, un hombre
extendiendo los brazos y dos
flores de loto. En otras
palabras y tras el examen anterior de los símbolos numéricos, 400.000 toros y
1.422.000 cabras. De igual modo, en una estatua del rey Jasejem encontrada en
Hierakómpolis han de describirse los 47.209 enemigos muertos por el faraón.
Inicialmente, estas cantidades parecen haberse dibujado desordenadamente pero
muy pronto se empezaron a escribir de derecha a izquierda y desde las de mayor
valor a las de menor (es decir, en el mismo orden pero en sentido contrario del
nuestro occidental). Al ser de carácter aditivo y presentarse las unidades de
distinto orden como claramente reconocibles resulta, en todo caso, indistinto el
orden empleado. En efecto, cuatro unidades (4 trazos verticales) y tres decenas (3
U invertidas) pueden mostrarse en el orden que se quiera. Siempre representarán
las mismas cantidades.
En líneas generales, se puede afirmar del sistema de numeración egipcio, sistema
que permite la descripción de grandes cantidades, que sus principales
características son:

• Es un sistema decimal que dispone de símbolos específicos para las


unidades del mismo orden.
• Es aditivo dentro de cada unidad.
• No conoce el valor de posición, ya que cada símbolo representa la cantidad
asociada al mismo independientemente del orden en que aparezca.
• No tiene símbolo para el cero, por cuanto no hay necesidad de representar
la ausencia de unidades en un orden determinado.
¿Qué símbolos hieráticos emplearon?
El lenguaje jeroglífico era de difícil ejecución limitándose desde los primeros
tiempos de la historia egipcia a los textos sagrados, ofrendas e invocaciones propias
del culto. La naturaleza de estos escritos, fundamentalmente religiosa, se asociaba
al elemento sobre el que escribir: las paredes de piedra de los templos y las tumbas,
así como las estelas. Sin embargo, el uso administrativo común requería de una
mayor facilidad de realización de escritos. En ocasiones se utilizaban trozos de
cerámica o
piedras
aplanadas
(los
ostraca)
pero éste
era un
material
precindible,

un material en el que establecer un acuerdo concreto, unas cuentas provisionales.


De forma general los escribas de la administración egipcia usaron como material
donde escribir el papiro, una planta que crecía abundantemente en el Delta del
Nilo y cuyo tallo, tratado adecuadamente, daba lugar a unas extensiones flexibles
de superficie vegetal donde se podía escribir mediante un junco de punta
suavizada y utilizando una tinta lograda por la mezcla de hollín y otros pigmentos
minerales con el agua.
Estas herramientas permitieron un trazado flexible y cursivo de los símbolos que
dieron paso, desde los primeros tiempos dinásticos, a la escritura hierática. Dentro
de ella se conformaron los símbolos numéricos que respondían, salvo en un detalle,
al esquema numérico que se ha tratado en preguntas anteriores. La cuestión
diferente respecto a la numeración jeroglífica consiste en la aparición de
abreviaturas para denotar un número concreto de unidades. Así, hasta el cuatro se
conservan tantos trazos rectos como indica la cantidad pero el cinco introduce, no
otros tantos trazos rectos, sino uno largo y dos cortos. Algo semejante pasará en
otras cantidades como el siete, el ocho o el nueve. Algo semejante sucede en las
decenas. De este modo, se eludía en la práctica el trazado exhaustivo de tantos
elementos como cantidades hubiera en un orden determinado. Con ello, una
cantidad como 2.959, que requería 25 signos en jeroglífico se reducía solamente a
cinco en el hierático.
Al no contar con el valor posicional de las cifras, una desventaja de este
procedimiento de escritura numérica hierática es el hecho de que multiplicaba el
número de símbolos que el escriba tenía que aprender. De este modo, para escribir
un número de cuatro cifras, el escriba debía memorizar cuatro símbolos diferentes
en jeroglífico que se transformaban en 36 en el hierático (9 símbolos diferentes
para cada orden de unidades).
Medida
¿Cómo medían la longitud?
Las unidades de longitud empleadas por los antiguos egipcios son de naturaleza
antropomórfica, es decir, tienen relación con medidas corporales. De esta forma se
pueden encontrar tanto una unidad fundamental (codo o cubito) como
subunidades relacionadas del mismo tipo:

• La unidad principal es el 'codo', equivalente a 52,3 cm.


• La primera subunidad del codo es el 'palmo', de manera que 1
codo = 7 palmos.
• La siguiente subunidad es el 'dedo', resultando que 1 palmo = 4 dedos y,
por tanto, 1 codo
= 28 dedos.

La unidad
administrativa que
supuso la organización
centralizada de Egipto
conllevó la adopción de
unidades comunes para
las distintas partes del país. Sin embargo, recientemente se ha sostenido el hecho de
que la unidad de longitud antes expuesta debe recibir el calificativo de 'codo real',
siendo su uso el más extendido en la administración, en contraposición a otra
unidad denominada 'codo corto'.
Este 'codo corto' sería un palmo más reducido ( 1 codo corto = 6 palmos ) y su
utilización estaría presente en todas las formas artísticas (pintura y escultura).
Más cuestionable es el hecho de si existían subunidades de la misma naturaleza
antropomórfica para el 'codo corto', entre las que habría que contar:

• El 'antebrazo', equivalente a los 4 palmos entre el codo y la muñeca.


• El 'puño cerrado', correspondiente al resto del 'codo corto', o sea 2 palmos.
• El 'remen' ( 5 palmos ), distancia entre el hombro y el codo.

En el comienzo del período Saíta, en la dinastía XXVI (hacia el 600 a.C.) se


registra una importante reforma y unificación metrológicas que supuso la
desaparición del 'codo corto' y la instauración de un llamado 'codo reformado',
equivalente por otra parte al antiguo 'codo real'.

¿Cómo medían la superficie?


El problema 50 del importante papiro Rhind muestra el cálculo de un campo
donde se multiplican los lados de un cuadrado de longitud 8 'khet' para obtener 64
'setat' de tierra. Dado que el
'khet' era un múltiplo del codo
equivalente a 1 khet = 100
codos reales todo ello indica
que

• El 'setat' es la unidad
fundamental de
superficie equivalente a
un cuadrado de 1 'khet'
de lado.
• Dada la equivalencia del
'khet' de longitud,
resulta que 1
setat = 10.000 codos cuadrados.

El 'setat' (que la influencia griega traduciría tardíamente como 'arura') equivalía


aproximadamente a un cuadrado de tierra de unos 52 metros de lado. Esta es una
extensión considerable, particularmente en el Imperio Nuevo que conoció una
importante fragmentación del terreno. Es por ello que se utilizaban subunidades
del 'setat' en forma de fracciones (1/2 , 1/4 , 1/8 como más frecuentes) que
respondían a nombres propios.
Sin embargo, una alternativa a estas fracciones de 'setat' la constituía el 'codo de
tierra', equivalente a una franja del 'setat' de 1 'khet' de largo (100 codos) por un
codo de ancho, es decir, 100 codos cuadrados.

¿Cómo medían la capacidad?


Algunos problemas matemáticos del papiro Rhind se refieren al cálculo del
volumen y la capacidad subsiguiente de un granero. Para ello se calcula dicho
volumen multiplicando la superficie de la base por la altura de forma que, al darse
estas medidas en codos, el resultado se expresa en codos cúbicos. Pero al escriba
egipcio no le importaba tanto el volumen como la capacidad expresable por la
cantidad de grano que era posible almacenar. Esta capacidad se expresaba en
'khar', la unidad fundamental de mayor tamaño. Así pues, conviene precisar en
primer lugar la relación del 'khar' con los codos cúbicos y la existencia y relaciones
de subunidades del 'khar' dentro de las de menor tamaño.

• Un 'khar' equivalía a 2/3 de codo cúbico, lo que se corresponde con el hecho


de que un codo cúbico fuera igual a un khar y medio, estableciéndose una
de las correspondencias más interesantes desde el punto de vista aritmético
entre dos fracciones recíprocas: 1 1/2 y 2/3.
• Si el 'khar' se dividía en veinte partes iguales se obtenía otra de las unidades
más utilizadas, el 'heqat'. En ocasiones cuatro de estas últimas se
expresaban como 'heqat-cuádruple' (también denominado 'oipe',
preferentemente al tratar de líquidos).
De forma resumida, las distintas relaciones
existentes eran:

• 1 khar = 5 heqat-
cuádruple = 20 heqat = 200 hin
• 1 heqat-
cuádruple = 4 heqat = 40 hin
• 1 heq
at = 10 hin

A pesar de la introducción de otra subunidad


del heqat ( el hin, una décima parte del heqat ), aún se consideraban fracciones
más pequeñas, necesarias para la determinación de lo que correspondía a un
trabajador por día por ejemplo. Estas fracciones no se escogían de manera
aleatoria sino de forma que fueran fácilmente operables después. Así se
constituyen las fracciones del tipo 1/2n (1/2 , 1/4 , 1/8 , 1/16 , 1/32 , 1/64) cuyas
representaciones jeroglíficas tienen la particularidad de reunirse de un modo
determinado para formar en conjunto la representación del llamado 'ojo de Horus'.
Sin embargo, no se puede abandonar esta pregunta sin referirse brevemente a
una fracción aún más pequeña del heqat, en concreto la correspondiente a 1/320 de
heqat que, expresado como 'ro', equivale a la cantidad de grano que un hombre
puede llevarse a la boca y cuyo símbolo será el utilizado preferentemente al
representar las distintas fracciones.

¿Cómo pesaban y determinaban el precio?


Egipto careció durante la mayor parte de su historia antigua de una moneda
acuñada. Sin embargo, al objeto de realizar transacciones aplazadas se utilizaban
distintos pesos tanto de cobre (en el
uso cotidiano) como de plata e incluso
oro (fundamentalmente en la
administración).
El peso que se utilizaba en estos
casos era el 'deben', correspondiente
en la actualidad a unos 91 gramos.
Así, se registraba el uso del deben de
cobre y de plata e incluso el medio
deben de cada material. Para la plata
sola también se utilizaba la décima
parte del peso del deben, llamado
'kite'. Un kite de cobre no era
planteable porque su peso (unos 9
gramos) sería de muy escaso valor.
Dado que en distintos papiros
administrativos se encuentra una
equivalencia entre un kite de plata y 10 deben de cobre, se puede afirmar que,
durante la mayor parte de la historia antigua de Egipto, se utilizaron las
equivalencias:

• 1 deben de plata = 10 kite de plata


• 1 kite de plata = 10 deben de cobre
• 1 deben de plata = 100 deben de cobre

si bien estas relaciones no fueron completamente fijas, sobre todo durante el


Imperio Nuevo.
Aunque estas medidas del peso se utilizaban asiduamente, es necesario recordar
que las transacciones económicas, sobre todo entre particulares, consistían en
trueques. Por ello, para unos campesinos o miembros de la pequeña nobleza que
no disponían de cobre y plata suficientes, los trueques debían realizarse con todo
tipo de elementos (grano, utensilios, aceite, etc.). Este hecho provocaba que se
alternase en el trueque el peso en deben o kite junto a medidas de capacidad
equivalentes así como directamente objetos susceptibles de ser cambiados.
Con el uso cotidiano, se puede extraer de los ostraca encontrados una cierta
regularidad en cuanto a las equivalencias, como es el hecho de que un deben de
cobre resultaba similar en cuanto precio a 1/5 de 'sniw' (una pieza de plata de
introducción tardía), así como a 1/2 khar de grano o 2 oipe de líquido. Todo esto
comportaba una serie de reglas que determinaban en cada época las formas de
transacción oportunas.

Operaciones aritméticas
¿Cómo sumaban y restaban cantidades?
En un caso aparentemente tan sencillo como sumar, por ejemplo, 18 y 36 deben
de cobre, resulta complicado dilucidar cuál era la forma real de hacerlo por parte
del antiguo egipcio. Si era una operación de uso cotidiano es muy posible que no
interviniesen los símbolos escritos en ningún momento y se realizase la operación
mentalmente. Pero si se hacía así, existen al menos dos caminos: El primero
consiste en sumar las unidades por un lado (8 + 6 = 14), luego sumar las decenas
(1+ 3 = 4) para, finalmente, acumular la decena obtenida al principio para dar el
resultado (4 unidades y 4+1 = 5 decenas). El segundo correspondería a la forma
más habitual de cálculo mental, empezar a sumar por la unidad de orden superior
(10 + 30 = 40) y luego ir sumando las unidades (40 + 8 = 48, 48 + 6 = 54).
El cálculo escrito era más habitual en la contabilidad que llevaban los escribas
para el caso en que fueran varios sumandos y no sólo dos. Entonces se hacía
necesario emplear una serie de reglas que sistematizaran lo que se acaba de
exponer para el cálculo mental. Esas reglas dependerán en gran medida de la
forma de escritura: jeroglífica o hierática.
En el caso de la primera resulta indiferente el orden en que se colocan los
sumandos (siguiendo la forma de escritura, sería en horizontal y de derecha a
izquierda), dado que los signos de las unidades y decenas aparecen claramente
diferenciados. Tras su colocación se contarían los símbolos de la unidad (8 + 6 =
14) dejando cuatro de ellos y sustituyendo diez por el símbolo de la decena.
Finalmente, se contarían las decenas.
Sin embargo, debe recordarse que en la contabilidad cotidiana, contexto
fundamental de las sumas de cantidades para los escribas, la escritura era
hierática de manera que existía un símbolo para el 10, otro para el 40, uno más
para el 6 y por fin uno para el 8. La resolución de 6 + 8 no es tan inmediata como
'contar símbolos de la unidad' puesto que 6 y 8 no muestran explícitamente estos
símbolos. Sería necesaria la realización de sumas mentales parciales de manera
que resultaba necesario saber previamente que 6 + 8 = 14. ¿Cómo se hacía esto?.
Quizá se tuviera una adecuada representación mental de la decena de forma que
esta suma fuera fácilmente realizable, como actualmente. Sin embargo, Gillings
opina que los escribas dispondrían de tablas de descomposición de números en
distintos sumandos, tablas que pudieran ser consultadas en estos casos.
Probablemente, estas tablas (de un modo semejante a las actuales de multiplicar)
fueran de uso escolar hasta que la práctica del escriba le permitiese prescindir de
ellas.

2 9 11 2 8 10 2 7 9
3 9 12 3 8 11 3 7 10
4 9 13 4 8 12 4 7 11
5 9 14 5 8 13 5 7 12
6 9 15 6 8 14 6 7 13
...... ...... ......

Estas tablas, en caso de existir, revelarían sobre todo la relación recíproca entre
la actividad de añadir (sumar) y quitar (restar). Así, es cierto que 2 + 9 = 11 pero
también se pondría de manifiesto que 11 - 2 = 9. No existen demasiados testimonios
sobre la actividad de restar pero se encuentran expresiones en el papiro Rhind
como 'Calcular el exceso de 45 sobre 10, es 35' (problema 72) o 'Completar 2/3 1/30
hasta 1' (problema 22) que revelan que la resta no era tomada como 'minuendo
menos sustraendo' sino como encontrar qué añadir al sustraendo (completa el
sustraendo) para llegar al minuendo: 2 + ? = 11.

¿Cómo realizaban aritméticamente los trueques?


Los trueques eran la forma más habitual de
realizar las transacciones económicas entre
particulares. Este trueque podría o no ser
inmediato, en el sentido de realizar el intercambio
de bienes simultáneamente. Se han encontrado
casos donde se realizaban transacciones aplazadas
que quedaban grabadas en su incumplimiento.
Así, A entrega a B la parte que le corresponde en
el trueque, de modo que la parte que debe
entregar B la reciba A dos días después. Esto
implicaba que, en caso de retraso, se debía pagar
una multa adicional que, con el tiempo, parece
haber adquirido la categoría de intereses sobre un préstamo previo. Asimismo, el
trueque podía referirse a bienes no manipulables como por ejemplo intercambiar
una serie de bienes por la fuerza de trabajo de un burro durante una serie de días.
En todo caso, un ejemplo típico de los trueques más usuales consistiría en la
realización de un ataúd. El artesano podría valorarlo en 30 deben de cobre. Ahora,
el que adquiría el ataúd debería reunir bienes valorados en esta cantidad y que
sean admisibles por el artesano. De este modo, se puede plantear
Suma Cantidad a
Bien Valor
acumulada débito
Par de sandalias 2 deben 2 deben 28 deben
3 hin de aceite 2 1/2 deben 4 1/2 deben 25 1/2 deben
5 cestos 'kbs' 5 deben 9 1/2 deben 20 1/2 deben
2 cestos 'krht' 3 deben 12 1/2 deben 17 1/2 deben
1 cerdo 4 1/2 deben 17 deben 13 deben
Cebada 13 deben 30 deben 0 deben

La realización del intercambio, una vez establecido el precio final (30 deben)
puede haberse realizado de dos maneras: Mediante una suma acumulada de forma
que se llegase finalmente a 30 deben (aunque ello supondría un cálculo paralelo de
la cantidad que restaba para completar la cantidad final) o bien mediante el
cálculo de la cantidad a débito, es decir, qué falta en cada momento para llegar a
dichos 30 deben. Sea cual sea el procedimiento es indudable que la realización de
cálculos aritméticos, sean mentales o escritos, debían ser harto frecuentes en toda
clase de trueques.

¿Cómo multiplicaban dos cantidades?


La multiplicación era muy frecuente en múltiples situaciones contables: El
cálculo de la superficie de un campo, el precio de varios bienes cuando se conoce su
precio unitario, el volumen de una piedra cuando se conocen sus tres dimensiones,
etc. La multiplicación empleada por los egipcios, método llamado a veces de
'duplicación', es de una extremada sencillez y efectividad.
Si se tienen que multiplicar dos cantidades como 36 y 15, por ejemplo, la
operación se interpreta como una suma reiterada, de manera que se ha de repetir
36 quince veces. En vez de repetir el 36 este número de veces y sumar
posteriormente, se abrevia el procedimiento mediante duplicaciones sucesivas. Se
considera inicialmente 36 una vez. A continuación se duplican estos resultados: 36
dos veces son 72. Una nueva duplicación conduce a establecer que 36 cuatro veces
es el doble de lo anterior, es decir, 144, y así sucesivamente hasta que el número de
veces calculado rebase los 15 que deseamos.

36 1
72 2
144 4
288 8

El siguiente paso consiste en sumar en la columna de la derecha el número de


veces que deseamos repetir el 36. En este caso, 15 = 8 + 4 + 2 + 1 de modo que
basta sumar igualmente los valores correspondientes de la columna izquierda para
obtener el resultado final:

36 1
72 2
144 4
288 8
540 15

obteniéndose 36 x 15 = 540

¿Cómo dividían dos cantidades?


La división es considerada como una operación recíproca de la multiplicación, es
decir, como la propia operación de multiplicar cuando falta uno de los factores.
Siguiendo con el ejemplo anterior la división
540 : 36 = ?
se interpretaría como 36 x ? = 540
de manera que la disposición de las columnas sería la misma que en la
multiplicación con una salvedad: Se conocería el número que se repite (36) y el
resultado final de la suma reiterada (540) pero se desconocería qué combinación de
número de veces en la columna derecha daría lugar al resultado final de esta
multiplicación.
Planteado, por ejemplo, el caso 391 : 23 = ? equivalente a 23 x ? = 391 ,
en primer lugar habría que disponer la tabla de repeticiones de 23 hasta que el
resultado sobrepasase la cantidad final a conseguir (391):
23 1
46 2
92 4
184 8
368 16

A continuación se debe buscar en la columna de la izquierda la combinación de


sus elementos cuya suma llegue a ser 391: Se consigue considerando 368 + 23. Ello
se corresponde, en la columna de la derecha, con un número de repeticiones del 23
que es de 16 + 1 = 17 veces. Este es el resultado buscado.

23 1
46 2
92 4
184 8
368 16
391 17

Obsérvese que el caso planteado ha sido una división exacta. ¿Qué sucede cuando
la división fuera inexacta?. Los egipcios abren entonces el campo de trabajo al
generalizar el número de veces a valores no enteros, es decir, considerar 1/2
repetición, 1/3 de repetición y, en general, todo tipo de valores fraccionarios que
permiten completar el dividendo y, al tiempo, suponen una de las necesidades
operativas de donde surge el uso sistemático de las fracciones.
Superficies
Campos de bordes rectilíneos
¿Cómo hallaban el área del rectángulo?
El rectángulo era la forma básica de los campos egipcios, aunque no la única.
Solían estar alineados uno junto a otro con uno de los lados más cortos en contacto
con el canal de riego, al objeto de beneficiarse del
agua ocupando el menor sitio posible.
Además de las consideraciones sobre la unidad
básica de superficie, fuera el codo cuadrado o el
setat, lo cierto es que los escribas de la época
parecen haber comprendido perfectamente el hecho
de que la superficie de un campo rectangular se
obtiene multiplicando las dimensiones lineales de sus
lados. De manera que la unidad original de
superficie es el cuadrado y les resulta fácil inferir que habrá tantos cuadrados
inscritos en un rectángulo como resulte de la multiplicación del largo por el ancho.

¿Cómo llegaban al área del triangulo?


El problema 51 del papiro de Rhind dice:

Ejemplo de producir (el área de) un triángulo de tierra. Si te dicen ¿Cuál


es el área de un triángulo de 10 khet de myrt (altura) y 4 khet de base?.
La resolución consiste en tomar la mitad de la base para, según afirma el papiro,
'completar el rectángulo' de manera que al multiplicar por la altura mencionada
se obtenga el resultado.
La figura que se presenta en
el papiro es la de un triángulo
rectángulo donde la altura
coincide con la longitud de uno
de los catetos. Ello ha hecho
proponer la posibilidad de que
el cálculo, en vez del correcto
que hemos apuntado, fuera
erróneo debido a que tomarían
por altura uno de los lados de
forma general. En favor de esta
hipótesis está el hecho de que la dimensión de la altura se coloca fuera de la figura
triangular siendo la altura, sin embargo, un segmento fundamentalmente interior.
Por otra parte, también se afirma que el
término myrt no es el usual para describir la
altura, ya que cuando se calcula el volumen de
un granero la altura recibe el nombre de k3w.
Sin embargo, esta ingeniosa hipótesis parece
improbable debido a que, como se ha
comprobado en otros papiros, el escriba egipcio
reservaba el interior de las figuras únicamente
para expresar su superficie con lo que no cabría colocar ahí el valor de la altura.
Por otro lado, la altura k3w de un granero tiene un sentido físico del que carece la
altura myrt de una figura plana, por lo que tiene sentido que el escriba las
distinguiera por escrito.
Desde el punto de vista matemático, es más interesante resaltar el hecho de que el
procedimiento para el cálculo de la superficie de un triángulo se apoya en el más
básico del área del rectángulo, 'transformando' el triángulo en un rectángulo. Esto
cabe hacerlo de dos formas en un triángulo no rectángulo: Bien conservando la
misma base y altura (con lo que el rectángulo resultante es de área doble que el
triángulo), bien construyendo el rectángulo de la misma altura sobre la mitad de la
base. Este segundo es un procedimiento más sencillo por cuanto utiliza la
superficie que hay (lo que quita de un lado lo pone en el otro) en vez de construir
una superficie auxiliar que luego hay que partir por la mitad. Además, la
expresión 'completar el rectángulo' a partir de la mitad de la base, como realiza el
problema, apunta en la misma dirección.
¿Qué formas
presentaban los campos?
Los campos no sólo eran
rectangulares sino que
presentaban otras formas. En
general correspondía a
cuadriláteros pero de
dimensiones irregulares lo que,
posiblemente, conducía a
calcular áreas triangulares como
partes de una de estas formas
irregulares. En todo caso, se ha sabido de estas formas distintas gracias a la
existencia, en varios papiros administrativos, de descripciones numéricas de los
campos por medio de cuatro números situados en cruz

b
a c
d
Estos números se acompañan del cálculo de sus superficies cuyos resultados
coinciden con la aplicación de una fórmula explícitamente conocida por los
romanos, consistente en multiplicar la semisuma de los lados opuestos, es decir,
hallar (a+c)/2 x (b+d)/2 Es indudable que esta fórmula aproximativa bastaba
en muchos casos para llegar a una expresión suficientemente cercana de la
superficie del campo, a partir de la cual y según la calidad de la tierra, poder
calcular su futura producción en sacos de cereal y, consiguientemente, las tasas
que habrían de exigirse al campesino.
Los datos numéricos de las dimensiones, además, han permitido tener una idea
cabal de las formas de los campos cuadriláteros que son registrados en papiros
administrativos como el Reinhardt o el Wilbour, entre las que sobresalen
rectángulos de distintas dimensiones y una variada clase de trapecios y trapezoides.

¿Cómo calculaban el área del trapecio?


El problema 52 del papiro Rhind presenta el caso de un 'triángulo truncado',
expresión con la que el antiguo escriba egipcio designaba al trapecio. Si se añade a
este hecho el que, en dicho papiro, estos problemas se presenten inmediatamente
después de los correspondientes a superficies de triángulos, se podrá comprender
que el método utilizado es similar y consiste, de nuevo, en 'completar el rectángulo'.
Así, el problema afirma:

Si te dicen ¿Cuál es el área de un triángulo truncado de tierra de 20 khet


en su altura, 6 khet en su base, 4 khet en su línea truncada?.

La forma de
cálculo coincide
plenamente con
la actual:

• Añadir su
base a su
línea
truncada,
hace 10.
• Tomar la
mitad de
10, es decir, 5 para (un lado de) su rectángulo.
• Multiplicar 20 veces 5, hace 100. Este es el área.

De nuevo, como en el caso del triángulo, es necesario plantearse cuál es la


transformación realizada por el escriba para pasar de un trapecio al rectángulo de
área equivalente. Una posibilidad consistiría en añadir al trapecio original uno
igual pero invertido, de manera que la figura resultante fuera un romboide que
tuviera la misma altura y como base la suma de las bases del trapecio. Obviamente,
su área sería el doble por lo que habría que dividirla entre dos.
A pesar de la aparente sencillez de este método de nuevo consiste en añadir
superficie que no hay, es decir, construir una superficie auxiliar que
posteriormente se debe eliminar dividiendo por la mitad el resultado. Este es un
procedimiento algo artificioso y alejado probablemente de la mentalidad egipcia,
más apegada a lo concreto y admitiendo términos aproximativos para la solución.
A ello hay que añadir el hecho de que no se ha encontrado ningún registro de
cálculo de áreas de romboides como la que resulta así.
Por todo ello, la hipótesis más probable sobre el origen de la fórmula de cálculo
del trapecio consistiría en tomar el rectángulo que tenga por dimensiones la altura
del trapecio y su base menor (la truncada en terminología egipcia). Las partes
restantes son triángulos que, tratados de la forma vista en un apartado anterior,
resultarían equivalentes a rectángulos de la misma altura y base la mitad de la del
triángulo correspondiente. Por un cálculo aritmético resultaría que la base general
del rectángulo equivalente es la mitad de la suma de las dos bases del trapecio.

Problemas de superficies
¿Cómo se encontró el papiro de Moscú?
El papiro de Moscú, actualmente en el
Museo de Bellas Artes de esta ciudad, es el
segundo documento en importancia dentro
de los pocos existentes sobre la matemática
egipcia. Formaba parte de la colección
Golesnichev, un viajero ruso que lo recibió
en 1893 por una módica suma de un
miembro de la familia Abd el Rassoul,
conocidos por ser los detentadores por
años del secreto sobre la localización de
una serie de momias reales en Deir el
Bahari.
Es un papiro de considerable longitud
(más de cinco metros) pero muy estrecho
(del orden de siete centímetros de ancho) y se ha datado en la dinastía XII (sobre
1890 a.C.), siendo probablemente una copia de un papiro original del Imperio
Medio, al igual que el papiro Rhind. Presenta una colección de 25 problemas
resueltos sobre actividades matemáticas cotidianas, destacando entre todos ellos el
problema 14 que muestra el cálculo del volumen de una pirámide truncada.

¿Cómo interpretar el problema 6 del papiro de Moscú?


Este problema trata del cálculo del área de un rectángulo y su texto es el
siguiente:

Un rectángulo de 12 setat (de área, tiene) una anchura de 1/2 1/4 de su


longitud. (Calcular sus dimensiones).

En términos actuales podríamos afirmar que si L es la longitud del rectángulo y


A su anchura, lo que sostiene el problema es que
A = (1/2 + 1/4) L
de modo que, al aparecer como dato el área del rectángulo se planteará una
ecuación de segundo grado:
12 = L x A = L x (1/2 + 1/4) L = (1/2 + 1/4) L2
A partir de este hecho es fácil ver, siempre desde el enfoque algebraico actual,
que
12 / (1/2 + 1/4) = L2
de manera que el valor de la longitud L vendrá dado finalmente por la raíz
cuadrada de 12 / (1/2 + 1/4).
A la luz de esta deducción examinemos el procedimiento que expone el escriba
egipcio:

• En primer lugar, calcular con 1/2 1/4 hasta 1, es decir, hallar el inverso 1 /
(1/2 + 1/4) que da como resultado 1 1/3:

1 1/2 1/4
1/3 1/6 1/12 = 1/4
1 1/3 1/2 1/4 1/4 = 1
Este paso correspondería a colocar el término (1/2 + 1/4) en el miembro de la
izquierda de la igualdad.

• A continuación, se multiplica 12 x 1 1/3, resultando finalmente en 16 y


correspondiendo a la operación completa del miembro de la izquierda 12 /
(1/2 + 1/4):
1 12
1/3 4
1 1/3 16
• Con ello se halla lo que ellos denominan el ángulo (o raíz cuadrada) de 16
(L2)que, siendo 4 da el valor de la longitud L. La anchura será 1/2 1/4 de 4,
que son 3.

Del paralelismo que hemos trazado entre ambos procedimientos, el algebraico


actual y el del escriba, se podría extraer la conclusión de que, con las diferencias
propias en el lenguaje, se refieren a pasos equivalentes uno tras otro. Pero ello
podría ignorar la posibilidad de que la interpretación de esos pasos sea distinta en
el escriba (que debe dar un significado concreto geométrico a lo que realiza) y en el
matemático actual (que puede llegar a utilizar el álgebra como un lenguaje con sus
propias reglas sintácticas).

¿Es posible otro procedimiento de resolución?


En efecto, cabe interpretar bajo otro significado el procedimiento observado en
el problema 6 del papiro de Moscú.
Detallemos dicha alternativa en el
examen de cada uno de sus pasos:

• Cuando el escriba halla el inverso


de (1/2 + 1/4) no está trasladando
este término a ningún miembro
de la izquierda, puesto que no
plantea ninguna igualdad. Si (1/2
+ 1/4) es la relación de la anchura
a la longitud, el inverso de este
término es justamente lo
contrario, la relación de la
longitud a la anchura. Es decir, como 1 / (1/2 + 1/4) = 1 1/3 resultará
que
A = (1/2 + 1/4) L L = (1 1/3) A
• A partir de este hecho, el escriba supone que la relación entre longitud L y
anchura A es la misma que existe entre el cuadrado C de lado L y el
rectángulo R original del problema (de lados L y A). En otras palabras, el
cuadrado C sería (1 1/3) del rectángulo R.
Por consiguiente, el área de este cuadrado C vendría dada por (1 1/3) x
R = (1 1/3) x 12 = 16
• Ahora bien, este cuadrado de lado L tiene de área 16, por lo que es fácil
deducir mediante una tabla de cuadrados que el lado L que corresponde
tiene de longitud 4.

Como se puede apreciar, pues, los mismos pasos que desde una perspectiva
actual tendrían un sentido algebraico determinado es más probable que
respondieran a un enfoque de significado geométrico y proporcional dando lugar a
idéntico procedimiento operativo.

¿Es semejante el problema 7 del papiro de Moscú?


Dicho problema se refiere a un triángulo y afirma:

Ejemplo de cálculo de un triángulo. Si te dicen que un triángulo con área


de 20 setat e idb de 2 1/2 (Calcular las dimensiones del triángulo)

Hay que tener en cuenta que el término idb parece indicar la relación entre la
altura y la base del triángulo. Pues bien, los pasos en que el escriba divide el
procedimiento pueden interpretarse
del mismo modo en que se ha hecho
con el problema anterior:

• Inicialmente, se duplica el área


del triángulo T ( 2 x 20 = 40
setat), lo que obedece a formar
el rectángulo R que tiene por
dimensiones la base y la altura
del triángulo y presentan, por
tanto, la misma relación de
2 1/2.
• A continuación se multiplica el
área de este rectángulo R por 2
1/2 obteniéndose:
40 x 2 1/2 = 100
setat
Con esto se mantiene la misma relación Altura a Base del rectángulo como
las áreas del cuadrado C de lado la altura a la superficie de dicho
rectángulo. Por ello, al multiplicar el área de este rectángulo por 2 1/2 el
resultado expresa el área del cuadrado que tiene por lado a la Altura.
• Consecuentemente, el siguiente paso, calcular la raíz cuadrada de esta
superficie cuadrada equivale a hallar la longitud de la altura del triángulo,
es decir, 10 khet.
• El área de la base (4 khet) es una cuestión sencilla ya pero que requiere
diversos cálculos operativamente no inmediatos.

Campos de bordes curvilíneos


¿Qué relación establecían entre el círculo y el octógono?
La existencia de campos circulares no está documentada en papiros administrativos.
Aunque son fáciles de trazar (basta una estaca central y una cuerda atada a ella), no
encajan bien con los límites de otros campos y ello repercutiría en la distribución de la
tierra y la recepción de agua de los canales para riego. Por tanto, todo parece indicar que
el cálculo de superficies circulares podía ser útil, sobre todo, para otro tipo de problemas,
en concreto el cálculo necesario de la base en el volumen de un
granero cilíndrico.
Sean campos o bases de cilindros, lo cierto es que la forma
aproximativa de hallar la superficie circular parece haberse
realizado por medio de un octógono. En el problema 48 del papiro
Rhind se presenta una figura de lo que parece un octógono inscrito
en un cuadrado. A ello se acompañan las superficies comparadas
del octógono y el cuadrado cuando varían sus dimensiones:
8 setat 9 setat
16 setat 18 setat
32 setat 36 setat

64 setat 72 setat

Total: 81 setat
Dada la ausencia de explicaciones en el
problema y la ambigüedad en el trazado de las
figuras por el escriba, se
ha sugerido por Chace
que la figura encerrada
en el cuadrado es un
círculo directamente y no
un octógono. Frente a
esta postura Gillings
sostiene que el dibujo de
círculos a mano alzada
por el escriba autor del papiro es distinta, como se aprecia en los
dibujos de los problemas 41 y 50. Para apoyar esta interpretación,
se puede añadir que las secciones de las columnas en los templos
egipcios eran frecuentemente cuadradas pero que en el Imperio
Medio (la construcción de Mentuhotep I de su templo funerario en Deir el Bahari es un
buen ejemplo) se desarrolló una columna de sección octogonal y poligonal en general a
partir de la cuadrada. Quizá no sea una coincidencia que el papiro Rhind donde aparece
este cálculo se haya escrito previsiblemente en la misma época.
De todo lo dicho se puede colegir que es más que probable que las dos columnas de
datos dados por el escriba se refieran al cuadrado (la de la derecha) y al octógono
inscrito (la de la izquierda) como una adecuada aproximación al valor de la superficie
circular inscrita.

¿Cómo calculaban el área de un círculo?


El problema 50 del papiro Rhind sí habla de campos redondos mostrando un
sencillo procedimiento para el cálculo de su superficie:

Ejemplo de un campo redondo de diámetro 9 khet. ¿Cuál es el área?.


Tomar 1/9 del diámetro, el resto es 8.
Multiplicar 8 veces 8, son 64. Por
tanto, contiene 64 setat de tierra.

En 1929 Vogel encontró una elegante


explicación al método del escriba.
Consiste en considerar un cuadrado de 9
khet de lado en el cual, dadas sus
dimensiones, el círculo buscado estaría
inscrito. Pues bien, se divide cada lado
del cuadrado en tres partes iguales
presentándose el cuadrado dividido en 9
cuadrados pequeños, cada uno de 3 x 3 = 9 setat de superficie.
Para obtener el octógono inscrito (que servirá de aproximación al círculo)
dividimos los cuadrados de las esquinas en dos triángulos iguales, cada uno de los
cuales tendrá 4 1/2 setat. Si el cuadrado tiene de superficie 9 x 9 = 81 setat, el
octógono tendrá 81 - 4 x 4 1/2 = 81 - 18 = 63 setat.
Este valor es difícil de tratar numéricamente en relación al cuadrado, por lo que
se puede aproximar a 64 setat, que corresponde a 8 x 8 khet. Ahora es cuando el
escriba hace la tabla de resultados mostrada en la pregunta anterior. Esta consiste
finalmente en los valores de la superficie del cuadrado (a la derecha), terminando
en el valor del problema 50 ( 81 setat ) y la aproximación considerada de la del
octógono (a la izquierda). Es una comprobación de la regla que podría expresarse
así:
Si nos dan el diámetro ( 9 khet ) del círculo, el área del cuadrado circunscrito
será su cuadrado ( 9 x 9 = 81 setat ) y la del octógono, que se toma
aproximadamente como la del círculo, se consigue restando 1/9 del diámetro ( 9 -
1/9 . 9 = 9 - 1 = 8 khet ) y elevando el resultado al cuadrado ( 8 x 8 = 64 setat ).

¿Existen explicaciones alternativas a dicho cálculo?


Considérese un cuadrado de lado 8 khet. Se divide cada uno de sus lados en
cuatro partes iguales de 2 khet cada una. A continuación se considera un círculo
intermedio entre el inscrito y el circunscrito de manera que, teniendo el mismo
centro que el cuadrado, su circunferencia pasará por las dos divisiones extremas
de cada lado del cuadrado. Podría entenderse que las superficies de ambas figuras
fueran aproximadamente equivalentes en base a que las partes sobrantes de cada
una respecto de la otra se entenderían 'compensadas'.
Ahora bien, ¿cuál es el diámetro de este círculo
equivalente?. Considerando el triángulo rectángulo de
catetos 8 y 4 khet y con la hipotenusa coincidente con el
diámetro, se obtendría por el teorema de Pitágoras que
dicho diámetro D vale: Como D2 = 82 + 42 = 80, el
valor de D es aproximadamente igual a 9.
Esta explicación alternativa consiste, por tanto, en
establecer la relación 9 a 8 a partir de superficies
cuadrada y circular que se consideran equivalentes
aproximadamente. De esta forma, si el diámetro es de 9
khet el cuadrado de lado 8 khet tendría una superficie
similar. Sin embargo, esta explicación hace dos supuestos poco convincentes para
la época.
El primero es la consideración de un círculo intermedio entre el inscrito y el
circunscrito como aproximación al área del cuadrado inicial. La primera idea en
este sentido de la que se tiene constancia surge mucho después en Grecia y su autor
es Brison de Atenas en el contexto asimismo del cálculo de una superficie circular.
En la matemática egipcia no hay otra constancia de tal procedimiento. Por otro
lado, sí existen indicios suficientes para afirmar que los escribas egipcios conocían
tripletas pitagóricas (no una demostración general de las relaciones en un
triángulo rectángulo), aunque no evidencias directas. Por ello, cabe admitir que se
tomase en cuenta, aunque resulta dudoso que se hiciera con el grado de
generalidad que supone esta hipótesis.
En todo caso, entre las dos es obvio que la primera muestra más evidencia
documental en los problemas citados del papiro Rhind y requieren menos
procedimientos complejos matemáticos, con lo que resulta más elegante y verosímil
como interpretación de los hechos.

Fracciones
Uso de fracciones
¿Cómo se empleaban fracciones en la Contabilidad?
Con el deseo de la mayor exactitud, aún admitiendo cierto error por
aproximación, la presencia de fracciones
en todas las actividades contables es
frecuente. Por ejemplo, la medida de la
extensión de los campos cultivados se
hacía muchas veces en forma de fracción.
Si bien no son extraños los terrenos de 5,
10 y 20 aruras (o setat), también se
presentaban otros que oscilaban entre 1/4
y 1 arura lo que reflejaba, entre otras cosas, la gran subdivisión de las donaciones
de tierras efectuada por los faraones del Imperio Nuevo.
En el papiro Wilbour, por ejemplo, aparece la relación de una serie de campos en
esta época junto a notaciones fracciones que es interesante comentar:

II.27... del escriba... hijo de (...)emheb, aruras: 5 : 2, sin agua, el escriba...


IV.4 .................................................................... 1/2 : 1/4
IV.5 ..................................................Hor(em)at, 1/4 : 1/8
VI.19 El carretero Patout hijo de Horemhatmechâf, aruras: 2 : 1 : 1/2 :
1/4 1/8

Junto a la extensión inicial del campo aparecen unos números en rojo (que puede
ser una serie de ellos) siempre decrecientes. Estos ha sido interpretado como
elementos de tipo fiscal. En el caso II.27, por ejemplo, 5 aruras de terreno sin agua
(es decir, alejados de la orilla y no inundables) debían producir tan poco que su
extensión a efectos fiscales se reducía de 5 a 2 aruras con intención normalizadora
de la tasa a imponer. En los dos siguientes casos la naturaleza del terreno llevaba a
una reducción de la extensión a la mitad. Sin embargo, el punto más interesante es
el último, el VI.19, cuya serie de números parece denotar la imposición de una
serie consecutiva de reducciones fiscales que tendrían en cuenta otros elementos
imposibles de determinar actualmente para hacer dos reducciones a la mitad y,
finalmente, el cálculo de los 3/4 de la cantidad anterior.

¿Qué operaciones con fracciones eran frecuentes en


Contabilidad?
El cálculo con fracciones
sencillas a efectos fiscales debía
ser frecuente. De igual manera
aparecían en el momento de
describir las donaciones que
debían efectuarse en los
templos y su posible reparto
con la particularidad de que
encerraban la realización de
algunas operaciones
aritméticas. Un ejemplo de esto
se encuentra en la estela Cairo
JE 66285 en la que el faraón Sheshonk I (945 - 924) detalla las donaciones
efectuadas para el culto funerario de su padre Nemrod.
Los bienes iniciales para el culto donados por el faraón son de 20 deben de plata
distribuidos en forma de tierras, animales, trabajadores y grano. Un extracto sería
el siguiente:

Donación Deben Kite


Tierras 10
5 cultivadores 4 1
5 apicultores 3 1/3
1 jardinero 6 2/3
1 tejedor 6 2/3
1 oleicultor 6 2/3
Granero de
8 8 1/3
Osiris

Se encuentra que los hombres suelen estar valorados en 6 2/3 de kite de plata,
pero ello obliga a realizar multiplicaciones cuando el grupo de trabajadores
incluye a varios de ellos. Así, en el caso de los apicultores:
5 x 6 2/3 = (5 x 6) + (5 x 2/3) = 30 + 3 1/3 = 33 1/3 kite = 3 deben y
3 1/3 kite de plata
La cuestión se complica cuando no todos los trabajadores son valorados
igualmente, como sucede en el caso de los cultivadores. Como uno de ellos es el jefe
resulta que cuatro reciben la cantidad usual:
4 x 6 2/3 = 24 + 2 2/3 = 26 2/3 kite
correspondiendo al jefe de los cultivadores:
(4 deben y 1 kite) - (26 2/3 kite) = 41 - 26 2/3 = 14 1/3 kite = 1
deben y 4 1/3 kite
Así, numerosas operaciones con fracciones eran exigibles para garantizar la
mayor aproximación al resultado exacto, lo que no era óbice para que el escriba no
redondeara de forma aproximada cuando a su criterio tal precisión era innecesaria.

¿Se usaban fracciones en la organización del trabajo?


Algunas de las actividades frecuentes consistían en la erección de monumentos,
construcción de templos, canales de riego, expediciones comerciales. Todo ello
implicaba el alistamiento de campesinos en distintos puntos de Egipto, su traslado,
alojamiento y manutención, labores que corrían a cargo de los escribas. Una vez
realizado todo esto debía planificarse la construcción según el diseño del edificio y
las disposiciones que hubiera al respecto.
Entre estas tareas, una de las fundamentales
era el cálculo del volumen de piedra que
había que colocar y ello tanto para el trabajo
propio de las canteras como para la
asignación de hombres a dicha colocación,
teniendo en cuenta que existía una cantidad
fija de volumen de piedra de la que podía
encargarse un trabajador al día.
En este sentido, uno de los documentos
más interesantes que se conservan son el
conjunto de papiros Reisner, documentos
contables y administrativos situados en la dinastía XII (alrededor del 1900 a.C.).
Muestran un registro de las actividades constructivas de lo que parece un templo o
una tumba. Un extracto de uno de ellos presenta los siguientes datos:
Línea Longitud Anchura Grosor Uds. Volumen
5 3 2 2 1 12
6 8 5 1/4 1 10
7 3 2 1/2 1/4 1 2 1/2
10 52 3 1/4 1 39
11 32 4 1/2 1 85

Se observa en la línea 5, en lo que se refiere a valores enteros, el tipo de


operación efectuada: Para calcular el volumen de piedra necesario para
determinada tarea se multiplican las dimensiones, longitud, anchura y grosor y,
finalmente, por el número de unidades para llegar al volumen final de piedra.
Sin embargo, cuando las medidas se realizaban en fracciones de codo, tal como
sucede en las líneas restantes, ello obligaba a la multiplicación de enteros por
fracciones y de fracciones entre sí. Así, la línea 6 muestra una sencilla
operación: 8 x 5 x 1/4 = 40 x 1/4 = 10 codos cúbicos pero en la siguiente línea
la operación resulta ser más complicada:
3 x 2 1/2 = (3 x 2) + (3 x 1/2) = 6 + 1 1/2 = 7 1/2
7 1/2 x 1/4 = (7 x 1/4) + (1/2 x 1/4) = 1 3/4 + 1/8
cuyo resultado no coincide por razones desconocidas con el presentado por el
escriba. Dado que esta discrepancia se repite en otras líneas como la 11 debe
admitirse que no es un simple error aritmético. En cualquier caso, se puede
constatar la necesidad de multiplicar fracciones, sea por números enteros o por
otras fracciones, lo que implica tanto el desarrollo de la noción de fracción en
Egipto como, particularmente, de su operatividad.

¿Podían eludir el uso de fracciones?


La fracción surge habitualmente a partir de dos actividades distintas del
hombre: El reparto y la medida. Todos los ejemplos hasta ahora vistos se han
referido a la medida de longitudes, extensiones o precios. Precisamente es en este
contexto cuando es posible eludir en ocasiones el empleo operativo de la medida.
Para ello basta sustituir las fracciones de la unidad por submúltiplos suyos. Esta
actividades precisamente se encuentra en los papiros egipcios en la misma
frecuencia que en otros documentos matemáticos de la Antigüedad. Por ejemplo,
los papiros Reisner que se acaban de mencionar presentan también medidas
mucho más complejas de operar pero que se muestran con todo detalle eludiendo
el empleo de fracciones: Así, la longitud, en vez de expresarse como 1 5/7 codos se
escribía 1 codo 7 palmos y la cuestión llegaba hasta el extremo de precisar una
medida como por ejemplo 3 codos, 5 palmos y 2 dedos. Sin embargo, a la hora de
multiplicar valores como estos el cálculo fraccionario volvía a ser casi ineludible.
No sucede lo mismo cuando las operaciones son más elementales como la suma
de fracciones. En el papiro Harris, por ejemplo, se presenta una relación de
objetos de plata con su precio:

Material Deben Kite


Jarrones de plata 112 5
Cajas grandes con tapa,
105 4
31
Cofrecillos con tapa, 31 74 4
Lápida grabada 19 3 1/2

Cajas para armas, 6 30 3

Los jarrones de plata, por ejemplo, podrían haberse expresado como 112 1/2
deben pero ello se elude con el uso del submúltiplo kite, equivalente a 1/10 de
deben. Lo mismo sucede con las cajas grandes con tapa, por ejemplo, puesto que
105 deben y 4 kite son equivalentes a 104 2/5 deben. No obstante, este material
revela algunas operaciones ocultas interesantes. Así, dado que hay 31 cajas ello
supone que un determinado valor original ha debido ser multiplicado por 31 para
obtener 105 deben y 4 kite. ¿Cuál es el valor original de esta caja grande por el que
el escriba debía multiplicar?.
En forma de deben el resultado que sale es de 3 2/5 deben pero, como se verá más
adelante, una fracción como 2/5 no era admisible por los escribas, que reducían su
trabajo a las fracciones unitarias. Por ello, deberían haber considerado un precio
original de 3 1/3 1/15 deben por caja. Si comparamos este valor por el
equivalente resultante de emplear kite (3 deben y 4 kite), la facilidad que implicaba
esta última expresión resulta obvia:
31 x (3 deben y 4 kite) = (31 x 3 deben) + (31 x 4 kite) = 93 deben + 124
kite = 105 deben + 4 kite

Concepto de fracción
¿Por qué sólo emplearon fracciones unitarias?
Salvo la excepcionalidad constituida por el 2/3 y la más tardía del 3/4, los
escribas egipcios sólo utilizaron en sus cálculos fracciones unitarias. Ello significa
que no generalizaron el concepto numérico de fracción debido, probablemente, a
que dicho concepto presentaba unas limitaciones epistemológicas que les impedía
verlo como un número. Para explicar por qué hay que remitirse al origen
funcional de las fracciones, es decir, los contextos y situaciones en que se inscribe
su uso.
Básicamente, la fracción surge en un contexto de medida y en otro de reparto.
Supóngase un ejercicio sencillo como dividir dos panes entre ocho personas. Para
hacerlo, basta dividir cada uno en cuatro partes (1/4). Más sencillo de efectuar en
la práctica sería el dividir cada pan en dos partes iguales y cada una de estas
partes en otras dos (1/2 de 1/2 es igual a 1/4). La acción de reparto es
particularmente sencilla por este procedimiento de divisiones sucesivas por la
mitad, lo que es el motivo de que las fracciones de Horus (1/2, 1/4, 1/8, 1/16, 1/32,
1/64) hayan sido de uso tan frecuente.
La cuestión se complica si el número de personas entre las que hay que repartir
los dos panes es distinto de una potencia de dos. Dividir dos panes entre seis
personas, por ejemplo, supondría partir cada pan en dos partes y cada una de ellas
en tres partes iguales (1/3 de 1/2 es igual a 1/6).
Pero ¿qué sucede cuando el número de personas es
impar?. Por ejemplo, un número sencillo como
cinco.
En este caso, se puede dividir cada pan en tres
partes iguales de manera que, en un primer
reparto, se de 1/3 de pan a cada persona. Con ello
sobraría una de las tres partes correspondiente a
un pan que, a su vez, habría que dividir en cinco
partes iguales para repartir por igual. Cada uno de
los trozos resultante supondría 1/5 de 1/3 de pan, es
decir, 1/15 de pan.
En resumen, cada persona no se llevaría 2/5 de
pan sino 1/3 + 1/15 , lo que lleva a establecer para
el escriba egipcio la
igualdad: 2/5
= 1/3 + 1/15
Dentro del contexto de reparto, por consiguiente, la fracción no es un número
susceptible de ser generalizado, sino la expresión de una acción de reparto. Y en el
reparto tal como ha sido expuesto sólo son admisibles las fracciones unitarias. Es
por ello que, debido al origen de la fracción y a la limitación contextual del mismo,
el egipcio nunca pudo superar la noción de la fracción en relación a la acción que
la fundamenta.

¿Cómo representaban las fracciones?


Al contar sólo con fracciones unitarias el escriba no necesitaba representar por
escrito la fracción como un par de números, tal como hicieron los árabes con el
'número roto'. Para indicar que se estaba tratando de fracciones se dibujaba, en el
sistema jeroglífico, el símbolo del 'ro', definido como 1/320 de heqat de grano. Este
hecho denota un significado preciso de la fracción. El símbolo del ro consiste en el
dibujo de una boca y representa aquella cantidad de grano que puede contener la
boca, es decir, un bocado, una ración mínima de grano, una parte. De ahí la
relación entre el símbolo (la boca) y el elemento a representar con él (la fracción, la
parte de la
unidad).

Bajo este símbolo se colocaba el denominador escrito del modo usual como tal
cantidad numérica. Dentro de este esquema existían dos excepciones: la mitad
tenía un símbolo propio, una especie de U inclinada donde se mostraban los dos
brazos iguales de la U (tal vez por las dos partes iguales en que se dividía la
unidad). Algo similar sucede con el 2/3, la fracción excepcional, que mostraba o
bien un símbolo de ro con dos palos desiguales debajo o el mismo símbolo
atravesado por una U invertida con dos brazos desiguales. El sentido de estos
signos consiste en reflejar el hecho de que la unidad se dividía en tres partes de las
cuales se consideraban dos de ellas (el brazo más corto de la U en relación con el
otro).

¿Por qué emplearon el 2/3 como excepción?


La fracción 2/3 constituye la principal excepción en el uso de fracciones unitarias
por los escribas egipcios. Al final del Imperio Nuevo se utilizó el 3/4 e incluso
aparece el 2/4 en algunos papiros administrativos pero este último a efectos
exclusivamente descriptivos, sin llegar a operarse nunca con otros números. De
manera que, dentro de la limitación conceptual que suponía entender la fracción
como expresión de un reparto
¿qué significado se le debe
atribuir a 2/3?.
Una de las acciones
matemáticas frecuentes
consistía en el cálculo de la
capacidad de graneros y
depósitos en general. Por
ejemplo, el problema 41 del
papiro Rhind muestra la
forma de hallar el volumen de
un granero cilíndrico. Dado
que las dimensiones están en
codos, el resultado final, 640,
resultan ser codos cúbicos,
una unidad de volumen.
Pero el volumen ha de
transformarse en capacidad
de grano y ésta se medía en
khar. De manera que la acción a realizar consiste en transformar codos cúbicos en
khar. Pues bien, para ello era necesario considerar
que: 1 codo cúbico = 2/3 khar (mal)
de manera que, disponiendo de 640 codos cúbicos se llega al resultado de:
640 x 2/3 = 426 2/3 khar
De igual manera resultaría necesario transformar khar en codos cúbicos para
resolver el problema inverso: Disponer de una cantidad de grano determinada
(por ejemplo, 320 khar) y desear calcular el volumen en codos cúbicos del que es
necesario disponer para su almacenamiento. Para lo cual hay que tener en cuenta
que: 1 khar = 1 1/2 codos cúbicos
de modo que se llegaría a la solución 320 x 1 1/2 = 480 codos cúbicos
que permitiría, por ejemplo, sabiendo la superficie de la base del granero, hallar la
altura a la que debe llegar el grano.
En resumen, 2/3 es una fracción con una entidad propia por resolver este
problema ya que, matemáticamente, resulta ser la inversa de 1 1/2:
2/3 x 1 1/2 = 2/3 x 3/2 = 1
Esto significa que 2/3 no es una fracción expresión de un reparto, como en el caso
de las fracciones unitarias, sino que tiene una naturaleza de tipo operativo: Es el
operador por el que hay que multiplicar los codos cúbicos para obtener su
expresión en khar.

¿Cómo calculaban los 2/3 de una cantidad?


Cuestión distinta es la forma de realizar este cálculo. Dada la importancia de la
fracción 2/3 en la vida administrativa y económica, el papiro Rhind le dedica,
también de forma excepcional, una regla operativa.

Problema 61B: (Regla para) tomar 2/3 de una fracción desigual (es decir,
la recíproca de un número impar). Si te dicen ¿Cuál es 2/3 de 5?, tomas
los recíprocas de dos veces 5 y seis veces 5. Tú haces lo mismo para hallar
2/3 del recíproco de cualquier número impar.

Lo que se viene a decir es que, para hallar 2/3 de 1/5, se deben considerar 1/(2 x
5) + 1/(6 x 5) y, de forma general, 2/3 de 1/n = 1/2n +
1/6n , con n impar
La forma en que se llega a esta regla
procede de nuevo de la idea de reparto. Si se
quieren dividir dos panes entre tres personas,
lo más sencillo consiste en dividir cada pan
en dos partes iguales. Tras dar 1/2 a cada
una sobre una mitad que, a su vez, se divide
en tres partes iguales cada una de las cuales
(1/3 de 1/2 igual a 1/6) se da a cada persona
para concluir el reparto. En otras palabras,
se llega a que
2/3 = 1/2 + 1/6
de modo que, para hallar los 2/3 de
cualquier número (incluidos los de la forma
1/n con n impar), basta hallar la mitad de
ese número y luego la tercera parte de esa mitad añadiéndosela a la anterior.
Obsérvese cómo la naturaleza conceptual de la fracción propia de los egipcios
impide la acción más sencilla de hallar una tercera parte de dicha cantidad
original repitiéndola de nuevo (1/3 + 1/3 = 2/3). Ello significaría tratar a las
fracciones como números generalizables, consideración no coherente con el marco
conceptual en que habían construido el concepto de fracción.

¿Para qué necesitaban sumar fracciones unitarias?


Además del mero hecho de sumar filas contables de pesos, capacidades o
volúmenes, por ejemplo, que en muchas ocasiones aparecían en forma de fracción,
la suma de fracciones unitarias resultaba de la mayoría de las operaciones de
multiplicación teniendo por objetivo la simplificación del resultado. Es obvio que si
el escriba no dispone de una noción generalizable de la fracción como número y, en
vez de utilizar directamente por ejemplo la fracción 2/3, debe considerar la
composición de 1/2 + 1/6, ello supondrá la aparición de múltiples fracciones
unitarias. Al no poder simplificar al modo actual deben establecer resultados más
simplificados a partir de las sumas de fracciones.
Un caso sencillo consistiría en multiplicar 6 1/4 1/8 x 2 1/2 1/4 que se
realizaría así:

1 6 1/4 1/8
2 12 1/2 1/4
1/2 3 1/8 1/16
1/4 1 1/2 1/16 1/32
2 1/2 1/4 16 1/2 1/2 1/4 1/8 1/16 1/16 1/32

resultado que puede simplificarse con rapidez:


16 (1/2 1/2) 1/4 1/8 (1/16 1/16) 1/32 = 17 1/4 (1/8 1/8) 1/32 = 17 (1/4 1/4)
1/32 = 17 1/2 1/32

Un caso más complejo consistiría en realizar la multiplicación 1 1/2 1/4 x 1/7

1 1/7
1/2 1/14
1/4 1/28
1 1/2 1/4 1/7 1/14 1/28 = 1/4

simplificación que, siendo cierta, no es nada obvia y habrá de justificarse en la


siguiente página.

Sumas de fracciones
¿Qué es el Rollo de Cuero?
En 1864 el British Museum adquiría un conjunto de documentos egipcios que
habían estado en posesión de Henry Rhind y que se habían puesto a la venta tras
su fallecimiento. Entre ellos estaba un rollo de cuero en un estado tal que hacía
difícil, con las técnicas de la época, su desenrollamiento. El profesor Griffith pudo
examinarlo constatando la presencia de signos aritméticos que, unidos al hecho
comprobado de que parecía haberse encontrado en la misma habitación que el
papiro Rhind, hizo concebir unas grandes esperanzas respecto a su contenido.
Cuando finalmente en 1927 pudo desenrollarse de manera adecuada se comprobó
que sólo registraba un conjunto de sumas de fracciones en cuatro columnas, de las
que las dos últimas parecían copias fieles de las dos primeras. Esta fidelidad en la
copia sugería que se trataba de un mero ejercicio de práctica en dichas sumas para
mejorar el aprendizaje de un estudiante avanzado (los símbolos están escritos con
mucho cuidado), hecho que parece completar el cuadro de un papiro Rhind
dedicado fundamentalmente a la enseñanza. En suma, que aquella habitación
parecía pertenecer a la casa de un maestro de futuros escribas.
El estudio realizado el mismo año de conocerse su contenido por Glanville
mostró que, pese a no responder a las grandes expectativas creadas, el Rollo de
Cuero no estaba exento de interés. Atendiendo a las columnas tercera y cuarta (las
más legibles y completas) había un total de 26 sumas distintas de fracciones que,
como Gillings ha mostrado posteriormente, se pueden agrupar de un modo que
refleja el conocimiento egipcio sobre la suma de fracciones. Este autor utiliza para
su agrupamiento la propia estructura numérica de las fracciones implicadas
mediante dos criterios:

• En primer lugar, el número de fracciones que son sumadas para dar un


resultado en forma de una única fracción unitaria. Así se pueden distinguir
resultados de dos, tres y hasta cuatro fracciones sumadas.
• En segundo lugar, la relación numérica de los denominadores en las
fracciones sumadas. De este modo, la suma 1/9 + 1/18 responde al
generador (1,2) ya que dando al menor denominador (9) el valor 1 en el
generador, el otro (18) corresponderá a 2. Igualmente, la suma 1/14 + 1/21 +
1/42 obedecería al generador (2, 3, 6) debido a que la asignación de 1 al
denominador 14 originaría una relación numérica fraccionaria que, por
simplicidad, es mejor eludir.

De esta manera, se tendría el siguiente conjunto de sumas de fracciones en el rollo


de cuero una vez agrupadas a las que se han añadido otras sumas similares que
aparecen en el papiro Rhind:

Con dos sumandos

Generador Línea Suma


7 1/3 + 1/3 = 2/3
(1,1) 5 1/6 + 1/6 = 1/3
4 1/10 + 1/10 = 1/5
Rhind 1/3 + 1/6 = 1/2
Rhind 1/6 + 1/12 = 1/4
(1,2) 11 1/9 + 1/18 = 1/6
13 1/12 + 1/24 = 1/8
24 1/15 + 1/30 = 1/10
20 1/18 + 1/36 = 1/12
21 1/21 + 1/42 = 1/14
19 1/24 + 1/48 = 1/16
23 1/30 + 1/60 = 1/20
22 1/45 + 1/90 = 1/30
25 1/48 + 1/96 = 1/32
1/96 + 1/192 =
26
1/64
3 1/4 + 1/12 = 1/3
(1,3) Rhind 1/8 + 1/24 = 1/6
Rhind 1/12 + 1/36 = 1/9
2 1/5 + 1/20 = 1/4
(1,4)
1 1/10 + 1/40 = 1/8
Rhind 1/7 + 1/42 = 1/6
(1,6)
Rhind 1/14 + 1/84 = 1/12
(2,3) Rhind 1/10 + 1/15 = 1/6

Con tres sumandos

(1,1,1) 6 1/6 + 1/6 + 1/6 = 1/2


12 1/7 + 1/14 + 1/28 = 1/4
(1,2,4) 1/14 + 1/28 + 1/56 =
Rhind
1/8
1/25 + 1/50 + 1/150 =
(1,2,6) 10
1/15
Rhind 1/6 + 1/9 + 1/18 = 1/3
1/14 + 1/21 + 1/42 =
14
1/7
1/18 + 1/27 + 1/54 =
15
1/9
(2,3,6) 1/22 + 1/33 + 1/66 =
16
1/11
¿ 1/26 + 1/39 + 1/78 =
17
1/13 ?
1/30 + 1/45 + 1/90 =
18
1/15

Con cuatro sumandos

1/15 + 1/25 + 1/75 + 1/200 =


( 3 , 5 , 15 , 40 ) 8
1/8
1/30 + 1/50 + 1/150 + 1/400
9
= 1/16
¿ 1/28 + 1/49 + 1/98 + 1/196
17
= 1/14 ?

La cuestión que se plantea a la vista de estos resultados es ¿cómo construyeron


estos resultados pese a las limitaciones que presentaba el uso reducido a las
fracciones unitarias?.

¿Cómo sumaban fracciones?


A partir de los resultados encontrados en el Rollo de Cuero junto a los que
aparecen en el papiro Rhind, se puede ensayar una reconstrucción de los distintos
pasos seguidos por los escribas para llegar a estos resultados, desde los más
sencillos a los más complejos.

• En primer lugar, es constatable en la práctica operativa de los escribas su


conocimiento temprano de la duplicación de una fracción con denominador
par: 1/4 + 1/4 = 1/2, 1/6 + 1/6 = 1/3, ... llegándose muy pronto a la regla de
que la suma de dos fracciones iguales de denominador par es igual a una
fracción cuyo denominador es la mitad del denominador inicial. Ello
correspondería al generador (1,1).
• Cuando se extiende el procedimiento al generador (1,1,1) se ha de tener en
cuenta que el escriba debía partir de una concepción de la fracción como
parte de la unidad. Así, tomando 1/6 + 1/6 + 1/6 se están considerando un
total de 3 partes entre 6 lo que supone la mitad de las existentes, es decir,
1/2. De esta manera, si se agrupan los tres sumandos de otro modo el
resultado es el mismo:
(1/6 + 1/6) + 1/6 = 1/3 + 1/6 = 1/2
con lo que el generador (1,1,1) daría lugar a los resultados propios del (1,2)
y a la regla de que, cuando se suman dos fracciones de manera que el
denominador de una sea el doble que el de la otra, el resultado es una
fracción que tiene por denominador el mayor de los dos primeros dividido
por tres.
• El procedimiento puede extenderse tanto como se quiera, por ejemplo
considerando el generador (1,1,1,1) en el caso de la suma de fracciones 1/12
+ 1/12 + 1/12 + 1/12. Esta suma, que corresponde a cuatro partes de entre
doce, es decir 1/3, puede agruparse de varias formas a partir de las reglas
enunciadas anteriormente:
(1/12 + 1/12 + 1/12) + 1/12 = 1/4 + 1/12 = 1/3
o bien (1/12 + 1/12) + (1/12 + 1/12) = 1/6 + 1/6 = 1/3
Otra interesante posibilidad en el cálculo consiste en desagrupar fracciones
en sumas de otras. Así, partiendo de que 1/3 + 1/3 = 2/3 se pueden aplicar
resultados anteriores para llegar a que:
1/3 + 1/3 = (1/6 + 1/6) + 1/3 = 1/6 + (1/6 + 1/3) = 1/6 +
1/2 = 2/3
que es ya de por sí un nuevo resultado correspondiente al generador (1,3),
pero que puede transformarse en otro suponiendo que la igualdad se
conserva cuando se considera la mitad de cada uno de los miembros de
dicha igualdad. Es decir, 1/12 + 1/4 = 1/3
Podemos observar, pues, la existencia de diversos caminos para el cálculo
de esta suma de fracciones que, finalmente, darían lugar al establecimiento
de una regla general: La suma de dos fracciones tales que el denominador
de una sea tres veces mayor que el de la otra, es igual a una fracción cuyo
denominador se obtiene dividiendo entre cuatro el mayor de los
denominadores iniciales.
• Cuando se abordan generadores más complejos como (2,3) en el caso de
1/10 + 1/15 = 1/6 es más complicado imaginar la consideración de cinco
fracciones iguales agrupadas de forma diferente (en grupos de 2 y de
3): (1/30 + 1/30 + 1/30) + (1/30 + 1/30) por cuanto no sólo hay un número
alto de sumandos sino que el denominador escogido (30) no coincide con
ninguno de ellos, como en casos anteriores. ¿Existía algún procedimiento
alternativo?.
Si hacemos prevalecer un enfoque operativo de esta suma de fracciones, el
escriba egipcio pudo ir probando con qué resultado se aplicaba cada
fracción a números diferentes para dar cantidades enteras. Así, el número
más pequeño donde la aplicación de ambos da una cantidad entera resulta
ser 30: 1/10 (30) + 1/15 (30) = 3 + 2 = 5
Ahora bien, ¿qué fracción da como resultado 5 cuando se aplica a 30?. La
única de tipo unitario será:
1/6 (30) = 5
de manera que la suma de fracciones 1/10 + 1/15 da el mismo resultado
que la fracción 1/6 por lo que puede considerarse su igualdad desde el
punto de vista operativo: 1/10 + 1/15 = 1/6
De este procedimiento tan diferente de los anteriores hay pruebas
documentales en el propio papiro Rhind, denominándose por el color de sus
anotaciones como el método de los números 'auxiliares rojos'.

En líneas generales, pues, el escriba podría haber dispuesto en sus cálculos de


varios procedimientos alternativos que ir aplicando según las fracciones
implicadas:

 Agrupar fracciones iguales con la utilización de resultados anteriores a


partir de los más sencillos.
 Deducir unos resultados de otros a partir del cálculo de su mitad o tercera
parte, etc.
 Desagrupando fracciones utilizadas en resultados anteriores.
 Aplicando las dos partes de la igualdad a cantidades concretas mediante
'auxiliares rojos'.

¿Sabrías sumar las siguientes fracciones?


El problema 12 del papiro Rhind presenta un caso sencillo de aplicación de estas
sumas de fracciones. Se trata de multiplicar 1/14 x 1 1/2 1/4:

1 1/14
1/2 1/28
1/4 1/56
1 1/2 1/4 1/14 1/28 1/56
Al resultado de la columna derecha le es aplicable el generador (1,2,4) de
manera que el resultado directamente es de 1/8.

Se multiplica ahora 1 1/2 1/8 x 1/4 1/5

1 1 1/2 1/8
1/2 1/2 1/4 1/16
1/4 1/4 1/8 1/32
1/5 1/5 1/10 1/40
1 1/2 1/8 1/4 1/5 1/8 1/10 1/32 1/40
Se puede simplificar la expresión resultante teniendo en cuenta que, por el
generador (1,4) resultará que
1/10 + 1/40 = 1/8
quedando: 1/4 1/5 1/8 1/8 1/32 = 1/4 1/4 1/5 1/32 = 1/2 1/5 1/32

Por último, el problema 7 del papiro Rhind presenta la


multiplicación 1/4 1/28 x 1 1/2 1/4

1 1/4 1/28
1/2 1/8 1/56
1/4 1/16 1/112
1 1/2 1/4 1/4 1/8 1/16 1/28 1/56 1/1
12

Pero se puede aplicar el generador (1,2,4) en 1/28 + 1/56 + 1/112 = 1/16 de


manera que queda:
1/4 1/8 1/16 1/16 = 1/4 1/8 1/8 = 1/4 1/4 = 1/2

¿Qué son y para qué sirven los auxiliares rojos?


Si se considera el mismo problema 7 tratado anteriormente, la forma de
resolución en que aparece dentro del papiro incluye la anotación de unos números
rojos:

1 1/4 1/28 7 1
1/2 1/8 1/56 3 1/2 1/2
1/4 1/16 1/112 1 1/2 1/4 1/
4

¿Qué significan estos números conocidos como auxiliares rojos?. Si se recuerda el


procedimiento de multiplicar ambos términos de una igualdad de fracciones por
una cantidad determinada para comprobar dicha igualdad de forma operativa, se
observará que esta interpretación también está presente en este caso.
En efecto, si se considera uno de los denominadores (28) los números rojos
surgen de aplicar las fracciones de la columna central a dicha cantidad:

1/4 (28) = 7 1/28 (28) = 1


1/8 (28) = 3 1/2 1/56 (28) = 1/2
1/16 (28) = 1 1/2 1/4 1/112 (28) = 1/4

De modo que la suma de todas estas fracciones que ha de reflejarse como


resultado final de la operación resultará igual, cuando se aplica a 28, a lo siguiente:
(1/4 + 1/8 + 1/16 + 1/28 + 1/56 + 1/112) (28) = 7 + 3 1/2 + 1 1/2 1/4 + 1 + 1/2 +
1/4 = 14
así que la respuesta final se obtendrá determinando la fracción que cumple 1/?
(28) = 14 que evidentemente es 1/2, lo que facilita la resolución del problema.
Esta es una idea primitiva y poco sistemática del actual mínimo común múltiplo.
Es primitiva porque no se obtiene de la propia estructura de los números sino
previsiblemente probando alguno de ellos suficientemente alto como para que el
resultado adopte la forma de números enteros o fracciones sencillas. Es poco
sistemático porque, si en este caso se tomaba un número intermedio entre el menor
de los denominadores y el mayor, en otras ocasiones se considera el mayor de ellos.
Así en el problema 23 del papiro Rhind:

Completa 1/4 1/8 1/10 1/30 1/45 hasta 2/3

La disposición de la solución sería la siguiente:


1/4 1/8 1/10 1/30 1/45 ? =
2/3
11 1/4 5 1/2 1/8 4 1/2 1
1/2 1 ? 30
El problema consiste en averiguar qué cantidad le falta a la
combinación inicial de fracciones para alcanzar el valor de 2/3. Es pues
una resta de fracciones a partir del complementario. Dada la complejidad
operativa del problema, el escriba entonces utiliza los números auxiliares
rojos considerando todas las fracciones aplicadas a la cantidad
correspondiente al mayor de los denominadores (45). De este modo surgen
las distintas cantidades en rojo bajo las fracciones originales
correspondientes.
Si se suman ahora las cantidades en rojo:
11 1/4 + 5 1/2 1/8 + 4 1/2 + 1 1/2 + 1 = 23 1/2 1/4 1/8
concluyéndose que faltan 6 1/8 para que, al añadirlas a este resultado,
totalicen los 30 que deben dar. Ahora bien, la cuestión entonces se reduce
a resolver 1/? (45) = 6 1/8 que da la respuesta 1/9 1/40.

El Recto
Importancia del Recto
¿Qué es el papiro Rhind?
Henry Rhind fue un viajero inglés que, por problemas de salud, estuvo visitando
Egipto en 1858. En ese tiempo era frecuente la venta de papiros antiguos a los
escasos pero adinerados viajeros occidentales. De esta forma, Rhind adquirió en
Luxor un largo papiro de más de cinco metros de longitud que, al decir de los
vendedores, había sido encontrado en una estancia cercana al Rameseum. Tras
comprobar la importancia matemática de dicho papiro, conocido desde entonces
como papiro Rhind, el norteamericano Edwin Smith siguió las indicaciones dadas
para buscar la citada estancia. Una vez localizada pudo hacerse con un papiro
médico (el papiro Smith), el Rollo de Cuero a que se ha hecho referencia al tratar
de fracciones, y un trozo de pergamino matemático que llevó a su país y que
terminó en el museo de Brooklyn de New York.
Mientras tanto y a la muerte de Rhind, el papiro más importante de la
matemática egipcia, fue vendido por su albacea en 1865 al British Museum
descubriéndose entonces que el trozo conservado en Brooklyn correspondía a una
parte del papiro conservado en Londres.
La primera edición completa corresponde a un estudio de Eisenlhor en 1877 al
que siguió finalmente la primera edición facsimilar por el British Museum en 1898.
Desde entonces el papiro Rhind ha merecido diversos estudios y nuevas ediciones
entre las que se pueden destacar la de Peet (1923) y la de Chace (1927),
probablemente la más completa. La última edición habida hasta ahora, la de
Clagett (1999) se basa precisamente en la última mencionada y ha sido la base de
los textos mencionados en estas páginas.
El papiro Rhind se puede situar cronológicamente gracias a la introducción del
mismo donde su autor, el escribas Ahmes, escribe lo siguiente:

Razonamiento exacto para averiguar las cosas y el conocimiento de todas


las cosas, misterios... todos los secretos. Este libro está escrito en el año
real 33, mes 4 de Akhet, Rey del Bajo Egipto, Awserre, Vida dada, a
partir de una copia antigua hecha en el año del Rey del Alto Egipto,
Nymatre. El escriba Ahmose escribe esta copia.

Los datos aportados parecen indicar que esta copia se realizó durante el Segundo
Período Intermedio y bajo el reinado de Apofis I (1585 - 1542 a.C.), el primer rey
hicso que adoptó un nombre egipcio estableciendo unas buenas relaciones con los
reyes tebanos que dominaban el Alto Egipto. Que el papiro terminara cerca de
Tebas sólo puede ser debido a que, tras la caída de Ávaris, la capital hicsa en el
Delta, un escriba se lo llevara hacia la nueva capital.
Para la interpretación del contenido del papiro sí es fundamental considerar dos
aspectos del mismo:
• En primer lugar, la expresión 'haz lo mismo cuando encuentres un
problema semejante' con que se acaban muchos de sus resultados permite
suponer que el papiro estaba destinado a ser un instrumento de enseñanza
para futuros escribas. El haberlo encontrado en el mismo lugar que el Rollo
de Cuero, en el que se aprecia la copia repetida de sumas de fracciones,
actividad típica del aprendizaje, parece confirmar esta característica del
papiro Rhind.
• En segundo lugar, en la introducción se declara el hecho de ser una copia de
un papiro anterior. La referencia concreta a un rey sitúa la redacción
original aproximadamente en el reinado de Amenemes III (1844 - 1797 a.C.)
y, por tanto, recoge una tradición de resultados matemáticos en torno a la
utilización de fracciones, tradición en que estarían implicadas
previsiblemente varias generaciones de escribas, habida cuenta de que este
oficio se transmitía con frecuencia de padres a hijos.

¿En qué consiste el Recto?


La médula del papiro se cortaba en tiras finas que se dejaban secar
disponiéndose luego en capas entrecruzadas que se golpeaban y humedecían hasta
transformarse en una materia lisa. A continuación, se procedía a encolarla por una
cara (el Recto) al objeto de restarle porosidad y que la tinta se imprimiera bien. En
algunas ocasiones también se llegaba a utilizar la otra cara del papiro (el Verso),
de superficie más rugosa y menos cuidada.
En el caso del papiro Rhind todo el Recto está ocupado por una tabla que
presenta las descomposiciones en suma de fracciones unitarias correspondientes a
las fracciones 2/n con n impar. Esta tabla era de uso imprescindible en todo tipo de
operaciones aritméticas posteriores, como se puede apreciar en el siguiente
ejemplo: Multiplicar 2 1/5 1/8 x 7

1 2 1/5 1/8
2 4 1/3 1/15 1/4
4 8 2/3 1/10 1/30 1/2
7 15 1/2 1/4 1/5 1/8 1/10 1/15
1/30

Cuando el escriba multiplica cantidades fraccionarias, el


problema de duplicar aquellas que tienen el denominador
par resulta sencillo por cuanto el resultado tiene por
denominador la mitad del original. Así, duplicar 1/8 supone
llegar a la fracción 1/4. La facilidad de esta regla es la que
llevaba a los escribas a tratar de expresar sus cantidades
mediante denominadores pares como en el caso de aplicar
las fracciones del ojo de Horus. Sin embargo, no existían
reglas tan sencillas para duplicar fracciones con
denominador impar. En el ejemplo planteado se puede
observar que 2/5 se ha sustituido por 1/3 1/15 mientras que
2/15 se transformaba en 1/10 1/30. Para realizar estos cambios el escriba no
contaba con regla alguna por lo que debía disponer de una tabla de equivalencias.
Este es precisamente el contenido del Recto del papiro Rhind.
En concreto, los resultados que presenta son los siguientes:
2/3 1/2 1/6 2/53 1/30 1/318 1/795
2/5 1/3 1/15 2/55 1/30 1/330
2/7 1/4 1/28 2/57 1/38 1/114
2/9 1/6 1/18 2/59 1/36 1/236 1/531
2/11 1/6 1/66 2/61 1/40 1/244 1/488 1/610
2/13 1/8 1/52 1/104 2/63 1/42 1/126
2/15 1/10 1/30 2/65 1/39 1/195
2/17 1/12 1/51 1/68 2/67 1/40 1/335 1/536
2/19 1/12 1/76 1/114 2/69 1/46 1/138
2/21 1/14 1/42 2/71 1/40 1/568 1/710
2/23 1/12 1/276 2/73 1/60 1/219 1/292 1/365
2/25 1/15 1/75 2/75 1/50 1/150
2/27 1/18 1/54 2/77 1/44 1/308
2/29 1/24 1/58 1/174 1/232 2/79 1/60 1/237 1/316 1/790
2/31 1/20 1/124 1/155 2/81 1/54 1/162
2/33 1/22 1/66 2/83 1/60 1/332 1/415 1/498
2/35 1/30 1/42 2/85 1/51 1/255
2/37 1/24 1/111 1/296 2/87 1/58 1/174
2/39 1/26 1/78 2/89 1/60 1/356 1/534 1/890
2/41 1/24 1/246 1/328 2/91 1/70 1/130
2/43 1/42 1/86 1/129 1/301 2/93 1/62 1/186
2/45 1/30 1/90 2/95 1/60 1/380 1/570
2/47 1/30 1/141 1/470 2/97 1/56 1/679 1/776
2/49 1/28 1/196 2/99 1/66 1/198
2/51 1/34 1/102 2/101 1/101 1/202 1/303 1/606

¿Existían criterios generales en el Recto?


Como es posible apreciar, el Recto consiste en la presentación de las fracciones
2/n con n impar, descompuestas en sumas de fracciones. Ahora bien, muchas de
estas fracciones originales admiten la posibilidad de ser descompuestas de formas
diferentes, lo que implica una forma de
construcción determinada por una serie de
criterios, posiblemente muchos de ellos explícitos.
Gillings ha realizado a este respecto un estudio
detallado de los criterios empleados por los
escribas encontrando los siguientes:

• Las fracciones unitarias se presentan


siempre en forma descendente, desde la
fracción de mayor tamaño (y menor
denominador) a la de menor tamaño (mayor denominador). Ello indica el
deseo de aproximarse con la mayor fracción unitaria posible a la fracción
de que se trate considerando, posteriormente, la expresión del resto en
forma de fracciones unitarias.
• Es preferible que el primer denominador sea lo menor posible, lo que es
coherente con lo expresado antes de que la primera aproximación mediante
una fracción unitaria deje el menor resto posible.
• Una descomposición en dos sumandos es preferible a una de tres y ésta, a su
vez, se prefiere a otra de cuatro sumandos. En todo caso no se admite una
descomposición en un número mayor de sumandos. La razón es meramente
operativa y simplifica los procedimientos de suma y simplificación de
grupos de fracciones para dar el resultado final.
• Las fracciones con denominador par son prioritarias a las que lo tienen
impar. Este criterio tiene también un motivo operativo puesto que,
posteriormente, es más fácil duplicar o dividir por la mitad fracciones con
denominador par. Se da tal importancia a este hecho que se podrá apreciar
cómo este criterio se impone en diversas ocasiones a los anteriores, de
manera que es preferible una descomposición en tres sumandos a otra de
dos si la primera presenta denominadores pares.
• No se admiten denominadores iguales o mayores que 1.000. De hecho hay
un propósito general de equilibrar las descomposiciones de manera que los
denominadores sean lo más bajos posibles.

Construcción del Recto


¿Cómo se hallaban los 2/5, 2/7, 2/11?
Salvo casos excepcionales que habrán de justificarse, la cuestión más
problemática del Recto consiste en justificar las descomposiciones en suma de
fracciones para las del tipo 2/n con n impar y primo. Es decir, los casos 2/3, 2/5, 2/7,
2/11, 2/13, 2/17, etc. En particular, en los primeros casos, ¿cómo procedía el
escriba?.
El método parece haber sido el reparto directo en estos primeros casos. Así, en el
caso del 2/5 habría de interpretarse como el reparto de dos panes entre cinco
personas. El primer caso consistiría en encontrar un reparto que adjudicase un
trozo de pan a cada uno sobrando lo menos posible, lo que estaría de acuerdo con
los criterios observados en la construcción del Recto. De este modo, dividiendo
cada pan en tres trozos iguales, podría darse uno de ellos a cada persona (1/3)
sobrando uno de estos trozos. A continuación, este trozo sobrante se divide en
cinco partes iguales, cada una de las cuales supondría 1/5 de 1/3, es decir,
1/5 x 1/3 = 1/15
con lo que el resultado sería la descomposición: 2/5 = 1/3 + 1/15
En el caso de repartir dos panes entre
siete personas (2/7) el reparto se haría de
un modo similar. En primer lugar, cada
pan se dividiría en cuatro partes iguales
(directamente o por medio de dos
subdivisiones sucesivas) de modo que se
obtuviesen 8 trozos iguales. Después de
dar uno (1/4) a cada persona sobraría
nuevamente uno de estos trozos que se
dividiría, como en el caso anterior, en
tantas partes como personas haya. En
este caso, se
obtendría 1/7 x 1/4 = 1/28
que daría el resultado 2/7 = 1/4
+ 1/28

Por último, la descomposición de 2/11 se obtiene del mismo modo: División


inicial en seis partes iguales (directamente o por medio de particiones en dos y tres
partes sucesivamente) y, después de dar uno de estos trozos a cada uno (1/6) se
dividiría el trozo restante en once partes 1/11 x 1/6 = 1/66 con lo que se
obtendrá la descomposición 2/11 = 1/6 + 1/66

Ahora bien, la generalización de este método a las fracciones 2/n con n primo no
es inmediata. Los tres casos planteados tienen la peculiaridad de que el primer
reparto se hace en un número de partes par, lo que está de acuerdo con los
criterios empleados en general por el escriba. Por otro lado, dicho reparto inicial
deja un solo trozo sobrante, lo que también es un criterio preferente en el redactor
del Recto, de manera que sólo se puede hacer un reparto directo entre el número
de personas dadas para obtener una descomposición en dos sumandos,
nuevamente entre los criterios exigidos a la tabla. Así pues, hay tres criterios que
se están verificando y que pueden no cumplirse en otros casos:

• Primer reparto en un número par de partes.


• Reducción al mínimo (una parte) de las sobrantes tras el primer reparto.
• Descomposición en dos sumandos únicamente.

¿Cómo se trataban las familias de fracciones?


Antes de abordar esta posible generalización del método inicial de reparto a
otras fracciones de denominador mayor, conviene dejar constancia de la extensión
de los resultados anteriores a las familias de fracciones similares que aparecen en
el Recto.
Se ha comentado en otro lugar que la descomposición 2/3 = 1/2 + 1/6 se
extiende a toda la familia del 2/3 según declara explícitamente el papiro Rhind en
su regla 61B. Es decir, que para un k natural cualquiera,
será 2/3k = 1/2k + 1/6k
Esto significa, en su aplicación a las fracciones del Recto, que aparecerán
resultados como:
Para k = 3 2/9 = 1/6 + 1/18
Para k = 5 2/15 = 1/10 + 1/30
Para k = 7 2/21 = 1/14 + 1/42
....... ................
lo que sucede sin excepción en todos los casos, estableciéndose claramente que el
proceso de extensión a toda la familia del resultado obtenido en el reparto inicial
era un procedimiento usual en el escriba. Otro tanto sucederá con la
descomposición de 2/5 con la particularidad de que, allí donde coinciden múltiplos
de 2/3 y 2/5 prevalece el primero aplicado (2/3). De esta forma, a partir de
2/5k = 1/3k + 1/15k
será: Para k = 5 2/25 = 1/15 + 1/75
Para k = 7 2/35 = 1/21 + 1/105
Para k = 11 2/55 = 1/33 + 1/165
........ ..................
En la aplicación de la familia del 2/5
existen excepciones de dos tipos: El
primer caso está constituido por la
descomposición 2/55 = 1/30 +
1/330
al que se uniría de forma similar:
2/95 = 1/60 + 1/380 +
1/570
Dentro de los criterios generales
exigibles a la descomposición, el
escriba busca alternativas adaptándose
a las limitaciones de las que va
encontrando. Así, la descomposición
inicial de 2/5 tiene una característica
que no es molesta cuando las
subdivisiones son pequeñas pero que se
vuelve un obstáculo operativo
importante cuando el denominador
crece. Se trata de que la primera
división se realiza en tres partes, que es un número impar. Cuando se considera
2/55 esta primera subdivisión conduce a tratar con fracciones del tipo 1/33 y 1/165,
por lo que el escriba busca alternativas. Considerando el hecho de que 2/55
también pertenece a la familia de 2/11 prefiere la descomposición que resulta a
partir de ésta última:
2/11 = 1/6 + 1/66
2/11.5 = 1/6.5 + 1/66.5
2/55 = 1/30 + 1/330
Algo similar sucede con 2/95 donde se prefiere considerarla dentro de la familia
de 2/19, incluso aunque esto suponga pasar de dos fracciones a tres en la
descomposición. Como es posible observar, el criterio de que las fracciones
unitarias tuviesen denominador par resultaba más importante que los demás.
El caso de 2/35 es completamente distinto y por este hecho, así como su similitud
con otra descomposición, la correspondiente a 2/91, se tratará más adelante dentro
de un procedimiento distinto. En todo caso, como ya se ha apuntado, excepto estos
dos últimos casos, todas las demás fracciones 2/n pertenecientes a alguna de las
posibles familias responden al mismo criterio, si bien la aplicación de una u otra
familia depende de la facilidad operativa a que responda el resultado.
¿Cómo se generalizaba la descomposición?
El cálculo de la descomposición construida para las fracciones 2/n con n primo
no puede apoyarse para todos los casos en un reparto directo, dado el tamaño que
alcanzan las partes al aumentar el denominador. Sí puede responder a la misma
idea de reparto pero tratando los restos de forma numérica directamente. Además,
cada caso parece haberse tratado por el escriba de un modo bastante
individualizado y sin un procedimiento estandarizado y rígido, sino adaptándolo
en cada fracción a los criterios preferentes que atraviesan toda la redacción del
Recto. Se podrá observar en tres casos como los siguientes.

Caso 2/13

La primera división de cada pan podría ser en 7 partes de forma que el resto
fuera el menor posible, pero ello supondría tratar con fracciones de denominador
impar (1/7), por lo que se opta por un primer reparto en 8 partes (1/8 a cada
persona). Quedan así tres partes de 1/8 por repartir (3/8) que podrá expresarse
como dos de ocho (1/4) y una de ocho (1/8). Estas partes sobrantes se dividirían ya
en 13 partes cada una dando lugar a la descomposición:
2/13 = 1/8 + 1/4.13 + 1/8.13 = 1/8 + 1/52 + 1/104

Caso 2/17

La división en el primer número par que garantice el menor resto sería en 10


partes:
2/17 = 1/10 + 1/5.17 + 1/10.7 = 1/10 + 1/85 + 1/170
Sin embargo, no es ésta la descomposición escogida por el escriba, sino una basada
en un primer reparto en 12 partes lo que significa aumentar el resto sobrante sin
otra ventaja aparente. La razón podría ser el hecho de que los escribas se sintieran
más cómodos con divisiones basadas en el 2 y el 3, deseando prescindir de otra
división en cinco partes. Sin embargo, este hecho resulta cuestionable a la luz del
siguiente ejemplo que se examinará. En todo caso, la descomposición continuaría
así:
2/17 = 1/12 + 1/2.17 + 1/12.17 = 1/12 + 1/34 + 1/204
Nuevamente, no es ésta la descomposición construida a pesar de ajustarse al
criterio fundamental: Repartir (el resto en este caso) en un número par de partes
siendo este número el menor posible para garantizar el resto más pequeño que
quedase de tal operación. En cambio, se escoge esta descomposición:
2/17 = 1/12 + 1/3.17 + 1/4.17 = 1/12 + 1/51 + 1/68
a pesar de que uno de los denominadores resultantes es impar, hecho que no
sucedía en la anterior descomposición. ¿Cuál es la ventaja que supone ésta?. Sí
parece constante en este tipo de cálculos el tanteo del escriba dirigido a 'equilibrar'
las fracciones resultantes en cuanto a tamaño. Así, si prescindimos del 1/12 inicial,
quedan por repartir 7 trozos de 1/12 que pueden agruparse de dos maneras:
Como 6 trozos de 1/12 (6/12 = 1/2) y un trozo de 1/12 (1/12)
Como 4 trozos de 1/12 (4/12 = 1/3) y 3 trozos de 1/12 (3/12 = 1/4)
Con la primera descomposición se garantiza un resto menor (1/12) pero la
segunda muestra unos denominadores (en 1/3 y 1/4) más bajos en general que los
primeros (en 1/2 y 1/12), lo que da lugar a denominadores finales más
'equilibrados' en cuanto al tamaño.
Caso 2/29

Para esta fracción la primera descomposición debería empezar, según los


criterios anteriores, por un reparto en 16 partes (cada parte 1/16) de forma que se
obtuviera:
2/29 = 1/16 + 1/8.29 + 1/16.29 = 1/16 + 1/232 + 1/464
La división en 16 partes garantiza un división sucesiva en dos partes varias veces.
Pero este procedimiento tiene un problema en cuanto al 'equilibrio numérico' de la
parte sobrante, puesto que al ser el resto tan pequeño (en nuestros términos, 3/16)
no hay mucha variedad en la posible descomposición que se haga de él (sólo cabe
hacer 2/16 + 1/16 = 1/8 + 1/16) con lo que los denominadores finales salen grandes.
Por ello quizá se escoge una división superabundante en 24 partes (1/24) que
llevan a un resto sobrante, en términos actuales, de 19/24 del que cabe extraer, en
primer lugar, 1/2 para luego descomponer el nuevo resto (7/24) de forma
equilibrada como 4/24 + 3/24 (1/6 + 1/8). Resulta así:
2/29 = 1/24 + 1/2.29 + 1/6.29 + 1/8.29 = 1/24 + 1/58 + 1/174 +
1/232

Este 'equilibrio numérico' en las descomposiciones parece ser un criterio en sí


mismo, por cuanto su no aplicación puede dar lugar a fracciones de un
denominador elevado pero que, en ningún caso, rebasan el millar siendo inferiores
a otros denominadores (el más alto es 890) que sí se utilizan en diversas
descomposiciones.

¿Cómo intervenían los auxiliares rojos?


Tanto Gillings como otros autores parecen partir del supuesto de que existe un
único método con unos criterios generales para el cálculo de todas las
descomposiciones que aparecen en el Recto. Este enfoque pone el énfasis antes en
los resultados como tales que en el proceso de construcción de la tabla. El mismo
escriba da cuenta de que estos resultados obedecen a una tradición entre escribas y
estos, siendo familiares entre sí, es lógico que fueran transmitiéndose los secretos
de los cálculos con fracciones, los métodos novedosos, los resultados originales y
más sencillos descubiertos. En otras palabras, no es infundado pensar que esta
tabla es el resultado de años de trabajo, de un conjunto de intentos y tanteos, de
descubrimiento de procedimientos y su extensión a otros resultados.
Si se coloca el Recto bajo la óptica del proceso de construcción antes que sobre
los resultados acabados, se tiene la impresión de que existen diversos
procedimientos y que, con el tiempo, algunos se fueron mejorando y se extendieron
(como en el caso de las familias). Esta impresión es más firme si se examinan los
pasos seguidos en la descomposición de las fracciones 2/n con n primo, donde los
criterios van orientando pero sin que el escriba se aferre a ellos de manera rígida.
La noción de 'equilibrio numérico' es significativa en este sentido.
Pero a pesar de todo lo dicho y para corroborar la presencia de procedimientos
distintos y complementarios, es necesario recordar dos excepciones que, con los
criterios anteriores, resultan inexplicables.

Caso 2/35
Si esta fracción se considera dentro de la familia del 2/5, se
obtendría 2/35 = 1/21 + 1/105 que presenta denominadores impares. En caso de
tomarla a partir de la familia 2/7 se llegaría a 2/35 = 1/20 + 1/140 que parece
admisible a la vista de los criterios enunciados hasta ahora. En cambio se
considera
2/35 = 1/30 + 1/42
que ciertamente presenta un mayor equilibrio numérico pero a cambio deja en la
incógnita la forma poco usual en que el escriba ha podido determinarla. La pista
fundamental para inducir el procedimiento seguido aparece en el propio papiro al
presentar
1/35 1/30 1/42
6 7 5
¿Qué significan estos nuevos auxiliares rojos?. Conociendo ya su funcionamiento,
el método utilizado parece atravesar los siguientes pasos:

• Se consideran los múltiplos de 35, es decir, 70, 105, 140, 175, 210, etc.
• Se halla 1/35 de esas cantidades, o sea, 2, 3, 4, 5, 6, etc., respectivamente.
• Se doblan estos números para hallar 2/35 de dichas cantidades, 4, 6, 8, 10,
12, etc.
• Se descomponen estos últimos números en dos sumandos de forma que cada
uno de ellos corresponda a una fracción unitaria de los múltiplos de 35
originales.
• Se van probando estas combinaciones hasta hallar la del múltiplo más bajo
para el que la aplicación de las fracciones anteriores de números enteros.

Así, por ejemplo, si se escoge 140 como múltiplo, los 2/35 de dicha cantidad serán
8 que puede descomponerse, por ejemplo, en dos sumandos 8 = 6 + 2. Pues bien,
ahora habría que buscar fracciones de forma que 1/a (140) = 6 y 1/b (140) =
2 pero no existe a que cumpla estas dos condiciones por lo que se debe probar
potra combinación.
El tanteo sucesivo daría lugar a encontrar el múltiplo 210 de forma que 2/35
(210) = 12, descomponible en 12 = 7 + 5, los números rojos que muestra el papiro.
Ahora bien, 1/30 (210) = 7 y 1/42 (210) = 5, con lo que se comprobaría finalmente
que en la descomposición
2/35 = 1/30 + 1/42
ambos miembros de la igualdad, aplicados a 210, dan el mismo resultado y, por
tanto, son equivalentes.

Caso 2/91

Se pueden seguir los mismos pasos del procedimiento:

• Se escoge un múltiplo de 91 que permita encontrar la solución entera (9100)


1/91 (9100) = 100
• Se considera el doble de forma que 2/91 (9100) = 200
• Se descompone en dos números adecuados: 200 = 130 + 70
• Se buscan las fracciones unitarias que den lugar a estos sumandos:
1/70 (9100) = 130 , 1/130 (9100) = 70, de forma que

2/91 = 1/70 + 1/130


El caso 2/35 es especialmente significativo de los cambios de procedimiento que
caracterizan en no pocos casos a estos resultados, por cuanto su consideración
como perteneciente a la familia del 2/7 garantizaba un resultado perfectamente
adecuado en consonancia con el resto de la tabla. Sin embargo, la introducción de
este método basado en los auxiliares rojos no parece justificarse más que por una
voluntad expresa del escriba de aplicar dicho procedimiento o, probablemente, por
la tradición en esta descomposición adquirida por un escriba anterior reconocido
sin descartar la posibilidad de que, al ser este papiro un instrumento de enseñanza,
se tomara como un ejemplo sencillo con el que el aprendiz de escriba pudiera
ejercitarse en el uso de los auxiliares rojos.

Repartos
Igualdad y desigualdad
¿Qué importancia tenía el reparto?
El modelo redistributivo de la economía egipcia incluía como uno de sus
elementos fundamentales la percepción por los trabajadores egipcios de una
compensación por su trabajo, un conjunto de mercancías que le permitían la
subsistencia a él y a su familia e incluso, en el caso de los puestos más importantes,
un sobrante que pudiera ser objeto de transacciones posteriores. Dado que es la
Administración egipcia la que, en los momentos de gobierno centralizado y fuerte
del faraón, debe distribuir estas mercancías, los testimonios que han llegado en
este sentido provienen de fuentes contables propias de la Administración.
Los ostraca encontrados en Deir
el Medineh, por ejemplo, muestran
un sistema de distribución de
raciones entre los trabajadores de
las tumbas reales agrupados en este
poblado. Su percepción no estaba
exenta de irregularidades
ocasionales como muestra una
‘rebelión’ registrada de los

artesanos y trabajadores frente al faraón al


no recibir sus raciones durante largo tiempo.
Sin embargo, las raciones se recibían
provenientes de los visires o los guardianes
del Tesoro del faraón, sea directamente o
por medio de envíos del Granero de Tebas.
Diversas instituciones parecen haber
colaborado en este suministro, lo que presta
una gran complejidad al examen de los
circuitos económicos que se establecían
localmente dentro del modelo redistributivo.
En todo caso, los testimonios de la época rebelan que las raciones eran enviadas
bajo la forma más habitual de productos de alimentación: panes de distintas clases,
cervezas variadas, carne, vegetales, pescado, madera y otras mercancías
minoritarias. Dado que el destino de estas raciones era generalmente una
institución (un poblado, un templo, una expedición militar, una fortificación de
soldados) el reparto habitual era desigual por cuanto se tenía que realizar entre
personas de categorías diferentes. Sin embargo, los repartos se hacían en partes
iguales cuando correspondían a miembros de una misma clase (sacerdotes de igual
rango, campesinos que trabajaban en una construcción, escribas, soldados, etc.).

¿Cómo se hacía el reparto en partes iguales?


Supóngase que se quieren repartir 183 1/2 1/6 heqats de grano entre 38
personas. Para ello, simplemente, se dividía la primera cantidad entre la segunda
considerando la multiplicación en la que uno de los factores está
ausente: 38 x ? = 183 1/2 1/6
1 38
2 76
4 152
1/2 19
1/4 9 1/2
1/12 3 1/6
4 1/2 1/4 1/12 183 1/2 1/6

El problema podría considerarse resuelto en este punto con la respuesta de 4 1/2


1/4 1/12 heqat por persona. Sin embargo, al objeto de facilitar la operatividad de
este resultado (por ejemplo, al considerar lo que correspondiese a un subgrupo de
ellos habría que multiplicar esta cantidad), se solía
expresar las raciones por medio de las fracciones de
Horus.
En este caso dicha expresión está muy avanzada por
cuanto sólo falta por transformar en función de las
fracciones de Horus la última fracción, 1/12 heqat. El
procedimiento para hacerlo podría ser el siguiente:

• La fracción 1/12 debe expresarse como la suma de varias fracciones Horus


más pequeñas. La siguiente menor
sería 1/12 = 1/16 + ?
Para hallar la fracción desconocida se pueden aplicar los auxiliares rojos a
partir de la aplicación de estas fracciones a un número múltiplo de 12 y 16
que, siquiera tanteando, se puede comprobar que sea
1/12 (48) = 1/16 (48) + ? (48)
4 3 1
de modo que resulta 1/12 = 1/16 + 1/48
• Se plantea entonces el mismo problema con 1/48 para la que la siguiente
fracción de Horus de menor tamaño
sería 1/48 = 1/64 + ?
que se puede aplicar a 1/48 (192) = 1/64 (192) + ? (192)
4 3 1
resultando 1/48 = 1/64 + 1/192
• La fracción 1/192 heqat se hace demasiado pequeña para expresarla en
función de las fracciones Horus. Se podría pensar que el tamaño de la
fracción permitiría despreciar su uso y dejar el resultado en forma
aproximada pero, a pesar de que los escribas egipcios tomaban en cuenta
diversas aproximaciones, no solía ser el caso tratando raciones por cuanto
las pequeñas fracciones no tenían entidad de por sí (supondría considerar
migas de pan) sino en la medida en que se acumularan a otras fracciones en
sucesivos repartos.
Pues bien, en el caso de la fracción 1/192 el escriba transformaba el heqat
en una subunidad más pequeña, el ro, de manera que al equivaler a 320 ro,
resultaría que 1/192 de 320 ro sí es una operación practicable:
1 192
1/3 64
2/3 128
1 2/3 320
El resultado final del reparto, es decir, la cantidad correspondiente a cada ración
será de:
4 1/2 1/4 1/16 1/64 heqat 1 2/3 ro

¿Cómo se repartía de forma desigual?


Como se ha comentado, la mayoría de los repartos eran desiguales. Algunos dan
lugar a discusiones interesantes como es el caso de un ostraca encontrado en Deir
el Medinah, donde se señalan las raciones recibidas por tres clases de personas:

• El jefe recibe: 5 1/2 khar de trigo + 2 khar de cebada


• El escriba: 2 1/2 1/4 khar de trigo + 1 khar de cebada
• El trabajador: 4 khar de trigo + 1 1/2 khar de cebada

Se puede observar que el escriba recibe exactamente la mitad que el jefe pero ello
es improbable dada la importancia social del primero. Esto hace suponer que el
escriba cobraba esta cantidad por cada 'tripulación' de trabajadores y, dado que
habitualmente los equipos se dividían en dos 'tripulaciones' (a semejanza del babor
y estribor de los barcos), ello supondría que realmente el escriba cobraba lo mismo
que el jefe.
En líneas generales las relaciones desiguales entre distintas clases sociales en el
momento de recibir sus raciones solían establecerse de manera sencilla
numéricamente y guiadas por los términos de las fracciones Horus. Así, el
problema 65 del papiro Rhind plantea:

Ejemplo de dividir 100 panes entre 10 hombres: un barquero, un capataz,


un guardián, teniendo cada uno el doble (que los siete marineros
ordinarios).

Para dotar a su solución de


mayor facilidad numérica,
supongamos que sólo dos de los
diez hombres reciben una
ración doble que los demás. El
procedimiento resulta sencillo:
Si ocho hombres reciben su
ración y dos reciben el doble,
supondremos que hay 12
hombres entre los que repartir
los 100 panes:

1
12

2
24

4
48
8 96
1/3 4

8 1/3 100

Esto querría decir que cada uno de los ocho marineros considerados recibiría 8
1/3 panes pero, dado que los dos más importantes recibirían el doble, habría que
multiplicar por dos esta cantidad para obtener lo que recibirían estos personajes:
2 x 8 1/3 = 16 2/3 pan

¿Qué sucedía en el templo de Illahun?


En las ruinas del templo de Illahun se encontró un papiro administrativo en el
que constaba un reparto efectuado entre todos los miembros y trabajadores del
templo de una partida de panes y dos clases de cerveza. Este reparto, además de
mostrar la diferente importancia de las clases sociales, constituía una aplicación
inmediata del reparto desigual. Una selección de los datos del papiro sería la
siguiente:

Pan Cerveza
Personal Raciones
(1 2/3) (2/3 1/6)
Director 10 16 2/3 8 1/3
Lector principal 6 10 5
Sacerdote jefe 3 5 2 1/2
Escriba 1 1/3 2 1/6 1/18 1 1/9
Policía 1 1 2/3 2/3 1/6
Trabajador 1/3 1/2 1/18 1/4 1/36
Totales 42 70 35

La columna correspondiente a las raciones suma 42 en todas las cantidades que


presenta el papiro, lo que indica la proporcionalidad estandarizada que el templo
contemplaba en su distribución de raciones. Tomando la ración del policía como la
unidad, el director recibiría diez veces más, el lector principal seis veces más, etc.
A partir de la recepción de 70 panes lo que procede será entonces dividir esta
cantidad entre las 42 raciones que ha totalizado la primera columna, al objeto de
obtener la ración unitaria de pan:
1 42
1/3 14
2/3 28
1 2/3 70
Como la ración unitaria de pan resulta ser de 1 2/3 pan (y ello se refleja en la
parte superior de la columna), las cantidades correspondientes a cada categoría se
hallarán multiplicando por el número de raciones unitarias que corresponden a
cada categoría social:
Director: 10 x 1 2/3 = 16 2/3 panes
Lector principal: 6 x 1 2/3 = 10 panes
Escriba: 1 1/3 x 1 2/3 = ?
1 1 2/3
1/3 1/3 1/6 1/18
1 1/3 2 1/6 1/18

De igual manera se haría en todos los casos restantes, tanto para el pan como
para la cerveza.

Matemáticas del reparto


¿Qué son los problemas de 'pensar una cantidad'?
Existe un grupo de problemas del papiro Rhind que parecen plantear problemas
matemáticos de un tipo interpretable hoy como algebraicos. Tal sería el caso del
problema 34:

Una cantidad, 1/2 de ella y 1/4 de ella, añadidas juntas, son 10 (¿Cuál es la
cantidad?)
Estos problemas de 'pensar una cantidad', como se han denominado, parecen
responder a necesidades prácticas relacionadas con el reparto. En efecto, hay que
tener en cuenta que el papiro Rhind se realizó previsiblemente con un objetivo de
aprendizaje de estudiantes para escriba y, por tanto, se deseaba con él
introducirles en los procedimientos fundamentales para la resolución de los
problemas administrativos que, en el caso del problema 34, podría adoptar la
siguiente formulación:
10 panes se reparten entre 3 hombres de manera que el segundo recibe la
mitad que el primero y el tercero la cuarta parte que el primero. ¿Cuánto
recibe cada uno?.

La solución planteada por el escriba sigue los pasos conocidos: En primer lugar,
se suman las raciones que deben recibir, 1 1/2 1/4 y a continuación se dividen los
10 panes entre este total de raciones:
1 1 1/2 1/4
2 3 1/2
4 7
1/7 1/4
2/7 = 1/4 1/28 1/2
1/2 1/14 1
5 1/2 1/7 1/14 10
Si esta es la cantidad que recibe el primero, el segundo, al que corresponde la
mitad tendrá:
1/2 de 5 1/2 1/7 1/14 = 2 1/2 1/4 1/14 1/28
y el tercero 1/2 de 2 1/2 1/4 1/14 1/28 = 1 1/4 1/8 1/28 1/56

Sin embargo, los métodos de solución pueden ser muy distintos, como se
comprueba examinando la aplicación del 'regula falsi' al problema 25 del papiro
Rhind:

Una cantidad con 1/2 de ella añadida es 16 (¿Cuál es la cantidad?)

El método de 'regula falsi' (o de falsa posición), de gran éxito posterior en la


resolución de lo que actualmente se conocen como ecuaciones algebraicas,
comienza por dar un valor hipotético a la cantidad incógnita, generalmente un
valor que de valores enteros al aplicarle las fracciones del problema. Así, el escriba
comienza por considerar que esta cantidad es 2, de manera que resulta
2 + 1/2 2 = 2 + 1 = 3
El momento clave del procedimiento consiste en suponer que existe una
proporcionalidad entre la cantidad real y la hipotética respecto al resultado
obtenido con la primera y con la segunda. En otras palabras, se establece
implícitamente la proporción ?/2 = 16/3 de manera que lo primero que hace el
escriba es dividir 16 : 3 1 3
2 6
4 12
1/3 1
5 1/3 16
y a continuación multiplicar por dos para obtener la solución:
2 x 5 1/3 = 10 2/3

¿Qué era un reparto en progresión?


Alguno de los repartos anteriores marca la progresión característica de las
fracciones Horus, una cantidad para el primero, la mitad para el segundo, la
cuarta parte para el tercero. Sin embargo, algunos problemas presentan una
considerable complejidad y su resolución permite destacar los conocimientos
matemáticos que mostraban los escribas. En particular, se encuentra una
aplicación doble del método de 'falsa posición' en el problema 40 del papiro Rhind:

(Dividir) 100 panes entre 5 hombres (de tal forma que las partes estén en
progresión aritmética y que) 1/7 de (la suma de) las tres partes mayores
sea (igual a la suma de) las dos más pequeñas. ¿Cuál es el exceso
(diferencia entre las partes)?

Los cinco hombres reciben sus raciones según


una progresión aritmética de manera que si la
parte más pequeña es A y la diferencia entre las
raciones (el exceso) fuera D, las cinco partes
serían
A A+D A+2D A+3
D A+4D
El escriba tiene que hacer dos supuestos
hipotéticos, uno referido a la cantidad menor
(A) y otro a la diferencia (D). Mientras que,
buscando la simplicidad del cálculo, toma A =
1 la consideración de una diferencia
hipotética D = 5 1/2 no es arbitraria ya que
está relacionada con la condición dada en el
problema. De esta manera, si bajo el supuesto A
= 1 se tiene la progresión
1 1+D 1+2D 1+3
D 1+4D
la condición especifica que la suma de los dos primeros (2 + D) es la séptima parte
de la suma de los otros tres (3 + 9 D), o sea, 14 + 7 D = 3 + 9 D , de donde 11 = 2
D y finalmente D = 5 1/2.

Considerando ambos supuestos la progresión de raciones tomaría la forma:


1 6 1/2 12 17 1/2 23
cuya suma es 1 + 6 1/2 + 12 + 17 1/2 + 23 = 60
de manera que existirá la misma relación proporcional entre ?/1 = 100/60 con
lo que se llega a la conclusión de que la ración más pequeña (A) es en
realidad 100/60 = 1 2/3 y los términos hipotéticos de la progresión han de ser
multiplicados por esta cantidad para llegar finalmente a la solución:
1 2/3 10 2/3 1/6 20 29 1/6 38 1/3

¿Eran capaces de generalizar la aritmética?


El Álgebra como manipulación según unas reglas sintácticas de un conjunto de
símbolos estaba, desde luego, fuera del alcance de los escribas egipcios. Sin
embargo, existe otra forma más rudimentaria de cálculo algebraico que puede
denominarse la de Aritmética generalizada. Consiste en hallar la solución tras la
manipulación aritmética de la incógnita invirtiendo el proceso de manera que,
mediante la aplicación a la solución de las operaciones aritméticas inversas y en
sentido contrario, se consiga llegar a la cantidad inicial.
Este nuevo método distinto del de 'falsa posición' se muestra a través del
problema 19 del papiro de Moscú:
Ejemplo de calcular una cantidad tomándola 1 y 1/2 veces y añadiendo 4
para dar 10. ¿Cuál es la cantidad que hace esto?

El procedimiento seguido por el escriba sigue los siguientes pasos:

• Si al final se ha añadido 4 para obtener el resultado 10 lo primero que se


hace para llegar a la cantidad inicial es sustraer 4 del resultado (10 - 4 = 6).
El problema entonces se puede reformular como "Calcular la cantidad
tomándola 1 y 1/2 veces para dar 6".
• Si la cantidad se ha repetido 1 y 1/2 veces quiere decir que se ha
multiplicado por 1 1/2. Por ello se invierte de nuevo el proceso a partir del 6
multiplicando esta cantidad por el inverso de 1 1/2, es decir, 2/3 (2/3 x 6 = 4)
obteniéndose así la solución (4).

Proporciones
El pesu
¿Cómo se preparaba el pan y la cerveza?
El pan y la cerveza constituían una
forma de alimentación básica para
los antiguos egipcios. Ambos
provenían del cereal a partir de
métodos distintos, si bien el pan solía
relacionarse con el empleo del trigo-
emmer mientras que la cerveza se
obtenía habitualmente de la cebada.
El proceso de su fabricación
constaba de varias fases
fundamentales:

• En primer lugar, el cereal que entraba en la panadería se transformaba en


harina gruesa mediante su colocación en unos recipientes donde era
golpeada mediante morteros manejados a mano. Con ello se conseguía
desprender la mayor parte del cascabillo (su corteza) del cereal.
• Tras la acción de moler se obtenía una harina mezclada en no pequeñas
proporciones con restos de cascabillo y arena que impregnaba inicialmente
el grano ingresado en la panadería. Restos de estos elementos se han
encontrado en panes
conservados de aquella
época, incluso a pesar de la
criba que posteriormente se
efectuaba.
• A partir de este momento, el pan se obtenía mezclando esta harina con pan,
pisoteando y amasando el resultado hasta que se horneaba.
• En cambio, para fabricar la cerveza se introducía la masa de harina y agua
en grandes tinajas en las que se añadía más agua dejando que la mezcla
fermentase. Con ello se obtenía una especie de sopa nutritiva que, por su
forma de fabricación, se ha venido en llamar cerveza sin que su apariencia,
probablemente, fuera la misma que actualmente se conoce como tal.

¿Cómo medían los escribas su


producción?
El proceso productivo de alimento era
controlado por los escribas de la
administración en todos sus pasos, siendo
fundamentalmente los siguientes:

• Inicialmente, el escriba medía


mediante las cuerdas con nudos la
superficie de los campos a cultivar.
• Dicha medida permitía el cálculo
de la productividad prevista
habida cuenta, asimismo, de la
naturaleza rica o pobre de la tierra
(cercana o no al río).
• A partir de esta productividad, se establecían las tasas a pagar a la
administración faraónica con los descuentos oportunos en virtud de los
factores anteriores y, posiblemente, otros de naturaleza personal.
• Distintas imágenes conservadas manifiestan la presencia de los escribas en
el proceso de recogida del grano y su almacenamiento, así como del
obligado transporte hasta los silos reales. En ese momento, el escriba y sus
superiores jerárquicos vigilaban dicho almacenamiento y planificaban su
distribución entre los templos, dominios reales, etc.

Hasta llegar a la producción concreta de panes y cerveza el escriba debía,


finalmente, controlar el proceso de su fabricación en las panaderías. Este era un
punto extremadamente importante y difícil de supervisar. Es evidente que, dada la
forma de fabricación, existían grandes posibilidades de fraude, sea añadiendo agua
en proporciones mayores de la debida, o bien otros elementos como el sésamo.
También sustituyendo la harina del cereal por otros elementos sustitutivos o
dejando una proporción considerable de cascabillo y arena en la masa a trabajar.
Todo esto era de muy difícil control por cuanto el escriba no podía instalarse
dentro de la panadería para medir todas las cantidades empleadas por el artesano.
Por ello, se realizaba el control sobre la entrada y la salida del alimento. Así, se
medía la cantidad de grano que entraba en la panadería y la cantidad de panes o
jarras estandarizadas de cerveza que se producían, procurando que esta relación
proporcional se mantuviera dentro de unos límites precisos. Todo esto se conseguía
por medio de un índice, el pesu, definido como la razón entre el número de panes o
jarras por heqat de grano introducido.
Pesu = Nº panes o jarras / heqats de grano

De esta forma, se ha comprobado que el pesu de la cerveza oscilaba según las


fuentes consultadas entre 2 y 5, mientras que el pesu del pan mostraba una
variación mayor llegando a valores comprendidos entre 5 y 45. Para la misma
cantidad de grano, un pesu mayor suponía un número también mayor de panes o
jarras producidas, por lo que la calidad de los mismos era menor.

¿Cómo determinaban el pesu?


El pesu es una razón por lo que su cálculo implicaba tan sólo la realización de
una división. Varios problemas del papiro Rhind abordan esta cuestión, como es el
caso del problema 69:

3 1/2 heqat de harina hacen 80 panes. Calcular la cantidad de harina en


cada pan y su pesu
Con estos datos no es difícil hallar el pesu que se reclama. En efecto, basta
dividir 80 : 3 1/2 , operación en la que el escriba no sigue los pasos habituales
relacionados con la duplicación sino que multiplica directamente por diez del
siguiente modo:
1 3 1/2
2 7
10 35
20 70
2/3 2 1/3
1/21 1/6
1/7 1/2
22 2/3 1/7 1/21 80
Este pesu algo superior a 22 consiste en la razón entre el número de panes y la
cantidad de grano, pero resulta que el problema también pide la cantidad de
harina en cada pan lo que supone la razón inversa del pesu calculado. Para
resolver este problema, pues, habría que realizar la división 3 1/2 : 80 pero dado
que se obtendrían fracciones muy pequeñas e incómodas desde un punto de vista
operativo, el escriba opta por transformar estos heqats en una subunidad más
pequeña teniendo en cuenta que 1 heqat = 320 ro. Para ello, por tanto, se
multiplica 3 1/2 x 320

1 320
2 640
1/2 160
3 1/2 1120 ro

de forma que la primera división adopta ahora la forma de 1120 : 80 que se


resuelve así:

1 80
2 160
4 320
10 800
14 1120

llegándose a la conclusión de que cada pan tiene 14 ro.

Cambios de pesu
¿Para qué cambiaban alimentos de distinto pesu?
Un bloque importante de problemas en el papiro Rhind se dedica a calcular los
cambios en el número de panes o jarras de cerveza cuando el pesu cambia. Así, por
ejemplo, el problema 77 plantea lo siguiente:

Ejemplo de cambio de cerveza por pan. Si te dicen, 10 jarras de cerveza


(de pesu 2) son cambiadas por (panes de pesu) 5 (Encontrar el número de
panes)

El problema es aritméticamente muy sencillo y así lo resuelve el escriba. Dado


que la cantidad de grano permanece invariable puesto que sólo se transforma de
cervezas en panes, el primer objetivo consiste en calcular esta cantidad de
grano:
Pesu 2 = 10 jarras / ? heqats
de donde ? = 10/2 = 5 heqats
Ahora bien, como el objetivo consiste en transformar estos 5 heqats de grano en
panes de pesu 5,
Pesu 5 = ? panes / 5 heqats
? = 5 x 5 = 25 panes
Estos problemas respondían a necesidades socio-económicas importantes. Los
soldados que permanecían durante mucho tiempo en los fortines de Nubia o el
Sinaí, los trabajadores de los templos, sus sacerdotes y escribas, los artesanos de
Deir el Medinah y, en general, todos los que recibían raciones de la administración
faraónica dentro del modelo económico redistributivo, tenían estipulada la
recepción de unas raciones concretas. Naturalmente, ello incluía pan o cerveza
pero no de forma ambigua en cuanto a su calidad sino especificando el pesu de
dicho alimento. Si, por ejemplo, se había acordado que unos trabajadores
recibieran 10 jarras de cerveza de pesu 4 por persona pero las raciones que
llegaban del centro administrativo correspondiente venían en forma de panes de
pesu 5, ¿a cuántos panes equivalía la ración que debía recibir el trabajador?.
Desde un punto de vista operativo los problemas no eran siempre tan sencillos y
obligaban a los escribas que repartían las raciones a realizar diversas operaciones.
Tal es el caso del problema 75:

155 panes de (pesu) 20 son cambiadas (por panes) de pesu 30. (¿Cuál es el
número de panes?)

El procedimiento es enteramente semejante al anterior y consiste, inicialmente,


en hallar la cantidad de grano que se emplea en el primer caso (los 155 panes de
pesu 20):

1 20
2 40
4 80
1/2 10
1/4 5
7 1/2 1/4 155

de modo que se ha contado con 7 1/2 1/4 de heqats de grano para fabricar estos
panes, tanto los del primer tipo como los del segundo. Así, para calcular el número
de panes de pesu 30, sólo hay que plantear:
Pesu 30 = ? / 7 1/2 1/4
lo que supone realizar la multiplicación: ? = 30 x 7 1/2 1/4

1 7 1/2 1/4
2 15 1/2
4 31
8 62
16 124
30 232 1/2
llegándose a la solución de 232 1/2 panes de pesu 30.

¿Qué propiedades de la proporcionalidad conocían?


Entre los problemas que presenta el papiro Rhind sobre cambios de panes
destaca el procedimiento seguido en uno de ellos que muestra el conocimiento de
que disponía el escriba sobre las relaciones proporcionales que caracterizan este
tipo de problemas. En concreto, el que hace el número 72 dice:
Ejemplo de cambiar unos panes por otros. Tienes 100 panes de (pesu) 10
para ser cambiados por algún número de panes con (pesu) 45. (¿Cuántos
de estos habrá?)

El problema puede ser resuelto con facilidad de forma semejante a la que se ha


mostrado en la pregunta anterior. Sin embargo, hay que recordar que el papiro
Rhind es un instrumento de enseñanza de aprendices de escriba y la intención de
su autor Ahmose es, en algunas ocasiones de forma explícita, mostrar
procedimientos diversos para resolver el mismo tipo de problema. Es por ello que,
en este caso, no sigue el camino habitual trazado anteriormente:
Calcula el exceso de 45 sobre 10, es 35. Multiplica 10 hasta llegar a 35, es 3
1/2. Multiplicar 100 por 3 1/2, es 350. Añadir 100 a esto, es 450. Decir
entonces que 100 panes de 10 son cambiados por 450 panes de 45,
teniendo en harina 10 heqat

La primera operación realizada (45 - 10 = 35) permite descomponer el pesu final


en dos partes, una de las cuales coincide con el pesu inicial. Esta operación no
responde a ninguna acción física concreta puesto que el pesu, a su vez, es una
razón entre dos cantidades, de manera que operar el pesu significa operar sobre
razones y no sobre cantidades. Así pues, ésta es una operación donde el referente
es un concepto matemático y no un elemento concreto como panes o grano.
Admitido este hecho, el escriba parte de la proporcionalidad entre el pesu y el
número de panes (teniendo en cuenta que la cantidad de grano es invariable), que
puede escribirse así:

Pesu Panes
10 100
45 ?

para considerar a continuación la diferencia entre los dos valores que presenta
cada variable (pesu y panes) considerando que la proporcionalidad se mantiene:

Pesu Panes
10 100
45 ?
45 - 10 =
? - 100
35

de manera que se tenga la proporción:


35 / 10 = (? - 100) / 100
a partir de lo cual se hacen repetidas operaciones para encontrar la incógnita:

• Se divide 35/10 = 3 1/2


• Se multiplica 3 1/2 x 100 = 350. Se tendrá actualmente 350 = ? - 100
• Se añade 100 a 350 de manera que ? = 350 + 100 = 450 panes

¿Realizaban cambios múltiples de alimentos?


Una complejidad mayor se presentaba, desde el punto de vista aritmético,
cuando una cantidad determinada de panes de un pesu había de cambiarse por
varios tipos de panes o panes y cerveza. Esta posibilidad también es abordada en el
papiro Rhind dentro de un grupo de problemas entre los que se destacarán dos. El
problema 74 plantea lo siguiente:

1000 (panes) de (pesu) 5 son cambiados, (la mitad) con (panes de pesu) 10
y (la otra mitad) con (panes de pesu) 20. ¿Cuál es el cambio?
En este caso se da una cantidad inicial que permite, como en los problemas
anteriores, reducir el caso a una cantidad de grano determinada: Pesu
5 = 1000 / ?
? = 1000 / 5 = 200 heqats
A continuación se afirma que la mitad del grano se transforma en panes de pesu
10 y la otra mitad en panes de pesu 20, y con los datos de que se dispone es fácil
encontrar la solución teniendo en cuenta que cada grupo de panes dispone de 100
heqats:

Pesu 10 = ? / 100 ? = 10 x 100 = 1000 panes de


pesu 10
Pesu 20 = ? / 100 ? = 20 x 100 = 2000 panes de
pesu 20

Se revela algo más complejo el problema 76 del papiro Rhind:

1000 panes de (pesu) 10 son cambiados por un número de panes de (pesu)


20 (y el mismo número) de (pesu) 30. (¿Cuál es el número?)

Este problema podría resolverse del modo siguiente:

• Calcular el grano necesario a partir de los datos


iniciales: 10 = 1000/? ? = 1000/10 = 100 heqat
• Cada pan de pesu 20 necesitará el siguiente grano: 20 = 1/? ? = 1/20
heqat. De la misma forma, cada pan de pesu 30 necesitará 1/30 heqat.
• Para obtener un pan de cada clase entonces hará falta 1/30 + 1/20 = 1/12
heqat
• Como se disponía de 100 heqats, eso significa disponer de 1200 lotes de un
pan de cada clase.

La única particularidad en el procedimiento del escriba respecto al expuesto


consiste en la elusión de trabajar con fracciones del tipo 1/30 y 1/20. En efecto,
considerando 1/30 como la unidad, 1/20 supondría 1 1/2 de manera que la
suma 1/30 + 1/20 se transforma en
1 + 1 1/2 = 2 1/2
respecto a lo cual hace un reparto de las 30 unidades cada una de un tamaño de
1/30 que forman parte de un
heqat 30 : 2 1/2 = 12
y esto lo multiplica por los 100 heqats disponibles para obtener los panes de cada
clase que se obtienen:
12 x 100 = 1200 panes

Volúmenes
Los graneros
¿Qué formas tenían los graneros?
Dentro del modelo redistributivo de la economía egipcia, una de las tareas
fundamentales de la
administración faraónica
consistía en la
acumulación de reservas
de grano y su
almacenamiento en
graneros, tanto para su
distribución en tiempos
de hambruna como para
centralizar y controlar su
posterior distribución a
templos, fundaciones y
nomos. No ha quedado
apenas rastro alguno de
estos graneros, tan sólo almacenes como los del Ramesseum indican qué tipo de
edificaciones se llegaron a levantar para cubrir estas necesidades. Sin embargo, los
graneros normales no tenían la forma de estos
almacenes de tan considerable tamaño. Su forma
y estructura se puede deducir a partir de algunos
dibujos y grabados sobre piedra que han
persistido en las tumbas de diversos nobles de
la época.
Durante el Imperio Antiguo hay básicamente
dos formas de almacenamiento del grano: La
más importante es el silo, un cilindro terminado
en una pequeña cúpula. Se puede apreciar que su altura duplicaba y hasta
triplicaba el diámetro de la base, a la par que se levantaban sobre una plataforma
que protegía de la humedad y de los animales, pudiendo alcanzar la tercera parte
de la altura total del silo. La segunda forma de almacenamiento consistía en una
serie de silos unidos (de tres a veinte) cubiertos todos ellos con bóvedas planas.
Es difícil estimar la altura que realmente alcanzaron puesto que sólo puede
deducirse al compararla con las figuras de hombres que aparecen junto a ellos,
pero resulta dudoso que el pintor de la época quisiera mantener las figuras
proporcionales. Por ello, la altura que se ha dado (3 codos) puede ser incierta
aunque es indudable que, en el Imperio Medio, su altura creció casi el doble hasta
llegar a quintuplicar el diámetro de la base. Sin embargo, también se han
encontrado graneros en serie protegidos por un muro, con escaleras para acceder
de unos a otros, y muestran una altura similar a la de los hombres que se dibujan a
su lado. Ello indica que debían existir graneros de baja altura, más ajustados a las
necesidades de un pueblo pequeño con pocos habitantes.
Estos hechos tienen cierto interés para interpretar adecuadamente los datos que
presenta el papiro Rhind en el cálculo del volumen de graneros. Primero, para
indicar que la forma de los graneros está ajustada a los problemas presentados (de
base cuadrada y circular) y que las alturas ofrecidas no son completamente
irreales, aunque sí es cierto que los datos numéricos están preparados para
facilitar los cálculos posteriores.
¿Cuál era el volumen de un granero paralelepípedo?
Este problema resultaba muy sencillo para el escriba que sólo tenía que
multiplicar entre sí las tres dimensiones del paralelepípedo. La única complicación
residía en el cambio de unidades desde las de volumen a las de capacidad. Por
ejemplo, el problema 44 del papiro Rhind afirma

Ejemplo de calcular (la capacidad de) un granero rectangular, siendo su


longitud 10, su anchura 10 y su altura 10. ¿Cuál es la cantidad de grano
que cabe en él?

La operación básica consiste en multiplicar las tres dimensiones: 10 x 10 x


10 = 1000 codos cúbicos. La cuestión entonces se reduce a transformar estas
unidades en khar de capacidad mediante la equivalencia
1 codo cúbico = 1 1/2 khar
de modo que 1000 x 1 1/2 = 1500 khar
Cabe también hacer el problema inverso, es decir, que se conozca la cantidad de
grano que se desea almacenar y la superficie de la base, deseándose saber qué
altura debe alcanzar el granero. Este es el caso del problema 46:

Un granero (rectangular) en el que caben 2500 heqats cuádruples de


grano (y de base 10 x 10 codos). ¿Cuáles son sus dimensiones?

La consideración de este múltiplo del heqat obliga a recordar que 1 khar = 5


heqat cuádruple = 20 heqat en cuyo caso 2500 heqats
cuádruples = 500 khar
500 khar x 2/3 = 333 1/3 codos cúbicos
Sabiendo que la base del granero es de 10 x 10 = 100 codos cuadrados, la
división de ambos dará la altura que alcance el grano: 333 1/3 :
100 = 3 1/3 codos

¿Cuál era el volumen de un granero cilíndrico?


El hecho de que el granero sea cilíndrico no aporta mayor novedad que la de
abrir paso al cálculo de superficies circulares que se desarrollan en el apartado de
superficies de esta misma página. Los datos
numéricos nuevamente están preparados
para facilitar el cálculo, tal como aparece en
el problema 41:

Ejemplo de hacer un granero redondo


(cilíndrico) de (diámetro) 9 y (altura) 10

La superficie circular de la base se halla por


medio de pasos ya conocidos que aquí se
repiten:

• Se calcula 1/9 del


diámetro: 1/9 x 9 = 1 codo
• Se le resta al propio diámetro: 9 - 1 = 8 codos
• Dicho resto se multiplica por sí mismo: 8 x 8 = 64 codos cuadrados

El área de la base se multiplica por la altura: 64 x 10 = 640 codos


cúbicos que nuevamente se transforman en medidas de capacidad:

• 640 codos cúbicos x 1 1/2 = 960 khar


• 960 khar x 5 = 4800 heqats cuádruples

Las pirámides
¿Qué pendientes presentan las primeras pirámides?
Tras el trazado de la base cuadrada de una pirámide los escribas se enfrentaban
a las cuestiones del volumen a través de un primer problema: Determinar la
pendiente que deben tener las paredes laterales y mantener dicha pendiente a lo
largo de toda la construcción.
Hasta llegar a la monumental pirámide de
Keops los arquitectos egipcios hubieron de
construir otras pirámides que denotan cambios
de planes y diferentes criterios empleados. Las
tres pirámides del antecesor de Keops, el rey
Esnofru (2625 - 2585), son el mejor ejemplo de
la diversidad de intentos producidos. La
primera, levantada en Meidum y que
probablemente comenzara su padre Huni, tiene
una elevada pendiente de 51º 50' que provocó
posteriormente su hundimiento parcial. El
propio Esnofru comenzó a levantar otra en Dashur de 54º 27' de pendiente, aún
más vertical que la de su padre, lo que condujo
además, dadas sus mayores dimensiones en la
base, a que el volumen de piedra combara la
estructura interna de la pirámide. Es por ello
que, en un intento de acabarla a toda costa, la
pendiente disminuye abruptamente a una cierta
altura transformándose en otra más suave de
43º 22' que permite su conclusión a una altura
menor que la originalmente prevista.
Finalmente, la tercera pirámide de Esnofru se
levanta en la propia llanura de Dashur y, siendo la definitiva, resulta con una
pendiente igual a aquélla con la que se acabó la pirámide anterior (43º 22') lo que
hace que no presente ningún problema de sobrepeso (de hecho se sigue
conservando en buen estado) y la estructura interna (en particular, los techos en
saledizo que siempre comportan una cierta inestabilidad) no se resienta. Sin
embargo, resulta algo aplanada respecto al prototipo de pirámide, la de su hijo
Keops, que vuelve a una pendiente de 51º 50' que aún será superada por la de
sucesor Kefrén (53º 7'). El volumen de piedra que ello comporta obligará a realizar
unas estructuras de sostenimiento de las cámaras funerarias de gran envergadura.
En líneas generales las pendientes en las pirámides del Imperio Antiguo oscilarán
entre estos valores extremos con la excepción de los 56º 18' alcanzados por la
pirámide de Unas (2371 - 2350).

¿Cómo se hallaba la pendiente de


una pirámide?
Uno de los problemas básicos de los
constructores de pirámides consistía en
mantener la pendiente en las cuatro caras
simultáneamente dado que una variación
provocada por piedras mal talladas
comportaría que las cuatro caras no llegaran a
converger en el vértice. Por tanto, la pendiente
debía mantenerse no sólo en la base de las
cuatro caras sino en todos los puntos de dichas caras
laterales. El procedimiento podría basarse en conservar
constante el ángulo suplementario hasta los 180º
marcados por la horizontal. Para ello, un aparato de
estructura triangular y con un ángulo que, si la
pendiente deseada fuera de 51º, resultaría de 129º, se
colocaría tanto en la base de la pirámide (y la horizontal
quedaría garantizada por el suelo) como en cualquier
otro punto de la pared lateral (y entonces la horizontal habría de garantizarse con
un nivel de agua, por ejemplo).
La pendiente de la pirámide no estaba en aquel tiempo medida en grados ni
minutos, herencia de la astronomía mesopotámica que nos han transmitido los
griegos. Los antiguos egipcios utilizaban el ‘seked’ que puede definirse como el
número de palmos horizontales que corresponden en la base de la pirámide a 1
codo vertical en su altura. A partir de esta definición pueden plantearse al menos
dos problemas:

• Conociendo la base y la altura, calcular el seked de la pirámide.


• Conociendo la base y el seked, averiguar la altura que alcanzará la
pirámide.

Así, el problema 56 del papiro Rhind plantea el primer caso en estos términos:

Ejemplo de calcular una pirámide cuyo lado de la base es 360 [codos] y


cuya altura es 250 [codos]. Quiero
conocer su seked

El procedimiento es sencillo y se va a
repetir en varios problemas más del
papiro:
• Dividir el lado de la base por la mitad, 1/2 de 360 son 180 codos al objeto de
formar un triángulo rectángulo.
• Dividir 180 entre la altura 250, dando en este caso 1/2 1/5 1/50 , que resulta
la longitud horizontal que corresponde a la unidad vertical en la unidad que
fuere y todo ello dentro de un triángulo rectángulo semejante al anterior.
• La cantidad 1/2 1/5 1/50 son también los palmos horizontales que
corresponden a un palmo vertical. Como un codo vertical son los 7 palmos
que caracterizan el componente vertical del seked, habrá que multiplicar
por 7 la cantidad anterior para obtener dicho seked:
7 x 1/2 1/5 1/50 = 5 1/25

La segunda cuestión es presentada del siguiente modo en el problema 59b del


mismo papiro:

Si construyes una pirámide cuyo lado de la base es 12 [codos] y con un seked de 5


palmos 1 dedo, ¿cuál es la altura?

El carácter de ejercicio escolar en este problema se observa en la irreal


dimensión de la base (12 codos). No obstante, se puede asegurar que éste debía ser
uno de los problemas más frecuentemente planteados en el comienzo de la
construcción, ya que las dimensiones de la base eran una de las primeras acciones
del arquitecto así como la determinación de la pendiente, por lo que la altura final
relacionada con los datos anteriores era, en ese momento inicial, algo impreciso
pero calculable como se puede apreciar por el procedimiento del escriba:

• Multiplica por dos el seked con el objeto de considerar la base entera en ves
de su mitad como incluye la definición del seked: 2 x 5 1/4 = 10 1/2 dado
que un palmo equivale a cuatro dedos.
• Dividir 7 entre 10 1/2 para reducir el resultado a la relación entre las
mismas unidades, es decir, 7 : 10 1/2 = b

Esta es la cantidad que se multiplica por el lado entero de la base: b x 12 = 8


codos

¿Supieron hallar el volumen de


una pirámide?
El problema geométrico más complejo
abordado por los egipcios y del que haya
quedado constancia es el cálculo del
volumen del tronco de pirámide o
‘pirámide truncada’. Su necesidad está
evidentemente relacionada con el
conocimiento del volumen de piedra
necesario hasta determinada altura de la
pirámide. El papiro Moscú incluye dicho
cálculo exponiendo una serie de reglas sucesivas que coinciden básicamente con las
realizadas actualmente, nada elementales para aquella época. Dentro de ellas una
cuestión previa que llamó la atención desde el principio fue la aparición del
término 1/3 en la relación de los volúmenes y que, dada la corrección con que se
aplica durante el procedimiento, sólo puede estar motivada por el conocimiento
previo de que el volumen de una pirámide es la tercera parte del volumen del
paralelepípedo de la misma base e igual altura que la pirámide.
Sobre este particular se han sugerido procedimientos extremadamente empíricos
como es el de construir modelos en madera cuyo peso se compare o recipientes de
tal forma llenos de arena cuyo contenido se pesa con el mismo objetivo.
Observando la complejidad que podían alcanzar distintos cálculos entre los
escribas egipcios podemos afirmar que estas posibilidades son improbables. Aquí
se expondrá un método para hallar la relación de 1/3 entre ambos volúmenes
basado en la descomposición del paralelepípedo en diversos prismas (poliedros
limitados por dos polígonos iguales y por
varios paralelogramos).
La descomposición propuesta consiste
en trazar la pirámide interior al
paralelepípedo distinguiendo entre dicha
pirámide y el resto del paralelepípedo. Si
el paralelepípedo se divide en cuatro
prismas triangulares iguales trazando las
diagonales de sus caras superior e
inferior se podrá diferenciar cada uno de
estos prismas que, a su vez, comprende una cuarta parte de la pirámide original en
forma de un tetraedro recto. Si el resto del prisma triangular se divide en dos
tetraedros iguales mediante la subdivisión por la diagonal de su cara rectangular
uno de ellos es claramente igual (por tener la misma base e igual altura) que el
tetraedro parte de la pirámide original. En consecuencia, la parte de la pirámide
resulta ser de un volumen mitad que el resto del prisma triangular o, en otras
palabras, la tercera parte del volumen total correspondiente al prisma recto. Como
esta relación se repite en cada uno de los cuatro prismas triangulares en que se ha
descompuesto el paralelepípedo la relación global se mantendrá: El volumen de la
pirámide es la tercera parte del paralelepípedo de igual base e idéntica altura.

¿De qué forma dedujeron el volumen del tronco de pirámide?


El problema de calcular el volumen del tronco de pirámide, tal como enuncian
los propios egipcios, se plantea del
siguiente modo en el problema 14 del
papiro de Moscú::

Ejemplo de calcular una pirámide


truncada. Si te dicen: ‘Una pirámide de 6
de altura por 4 de base [el cuadrado
inferior] por 2 de arriba [el cuadrado
superior]'

que es resuelto mediante una serie de


pasos sucesivos:

• Haces el cuadrado de este 4; el


resultado es 16.
• Es el doble de 4 [multiplicar 4 por 2]; el resultado es 8.
• Haces el cuadrado de este 2; el resultado es 4.
• Añades el 16 y el 8 y el 4; el resultado es 28.
• Tomas de 6; el resultado es 2.
• Tomas 28 dos veces; el resultado es 56.
• Fíjate, [el volumen] es 56. Encuentras [que esto es] correcto.

Considerando que el tronco de pirámide tiene una base inferior cuadrada de lado
a y una superior de lado b y siendo la altura h, los pasos del escriba suponen hacer
lo siguiente:

• a2
• axb
• b2
• a2+axb+b2
• 1/3 x h
• V = 1/3 x h x ( a 2 + a x b + b 2 )

que es exactamente la expresión actual


para alcanzar este volumen. Aunque la
presencia de 1/3 ya ha sido comentada,
la construcción de este conjunto de
reglas y las relaciones que establece son
de origen impreciso.
Se han estudiado dos posibilidades de
naturaleza distinta: Mientras la primera
se apoya de nuevo en la descomposición del tronco de pirámide en distintos sólidos
relativamente sencillos de manipular, la segunda posibilidad parte de una idea más
inmediata (la diferencia entre la pirámide a construir y la pirámide que queda por
levantar) pero justifica de forma más imprecisa el alcanzar finalmente el conjunto
de reglas del escriba.
Considérese una visión desde arriba de la pirámide truncada de manera que
supongamos los cortes que aparecen en la figura. Estos cortes provocarán la
aparición de un paralelepípedo central, cuatro prismas triangulares y cuatro
pirámides rectas en las esquinas. El paralelepípedo central tendrá de volumen V1 =
b2 @ h
mientras que los prismas triangulares tienen por cara inferior un rectángulo de
dimensiones b por 1/2 (a - b) siendo su volumen fácil de calcular. De todas maneras,
como son cuatro de estos prismas se pueden añadir unos a otros hasta formar un
paralelepípedo que tiene una base rectangular de dimensiones b y (a - b),
resultando en total de volumen
V2 = b x (a - b) x h = (a b - b2 ) x h
pudiéndose unir al paralelepípedo de volumen V1 encontrándose que el resultante
tendría por volumen:
V1 + V2 = b x (a - b + b) x h
=axbxh

Conociendo el volumen de una pirámide se podrá deducir el


correspondiente a las pirámides de las esquinas, cada una de
las cuales tiene por base un cuadrado de lado 1/2 (a - b) y
altura h. Habida cuenta que hay un total de cuatro el volumen total de estas
pirámides supondrá:
V3 = 4 x 1/3 x [ 1/2 (a - b)] 2 x h = 1/3 x (a2 + b2 - 2 a b) x h
alcanzándose finalmente un volumen final del tronco de pirámide de
Vf = h/3 x (3 a b + a2 + b2 - 2 a b) = h/3 x (a2 + b2 + a b)

De todas formas, la manera que parece más inmediata para calcular este
volumen consiste en partir del correspondiente a la pirámide total y restarle el
volumen de la pirámide que se levanta sobre el corte superior del tronco. Sin
embargo, dicho cálculo no es elemental. Esta diferencia sería:
V = 1/3 a2 k - 1/3 b2 m = 1/3 a2 (h + m) - 1/3 b2 m = 1/3 a2 h + 1/3 a2 m -
2
1/3 b m
llegando a la misma expresión del tronco
de pirámide.

La aproximación a la fórmula general


puede haber sido un proceso basado en
la consideración de casos particulares
especialmente sencillos. Si se considerase
que la pirámide se trunca en la mitad de
la altura total, h = m y la expresión
general anterior daría lugar a:
V = h/3 (a2 +
2
a -b )2

Considérense los dos últimos términos


de los tres encerrados entre paréntesis, es decir, a2 - b2, que resulta ser la
diferencia entre las dos áreas de las bases cuadradas. Si se corta de la grande la
pequeña, el resultado será de a2 - b2 = a b + b2 de manera que sustituyendo en la
última expresión queda la fórmula del volumen del tronco de pirámide
V = h/3 ( a2 + a b + b2 )
Si la pirámide, en otro caso, se trunca a una altura de 2/3 de su altura total, la
altura de la pirámide pequeña es la mitad del tronco de pirámide, es decir, m =
1/2 h. Por la resta de las dos pirámides se tendrá entonces que:
V = 1/3 a2 h + 1/3 a2 1/2 h - 1/3 b2 1/2 h = h/3 ( a2 + 1/2 (a2 - b2 ) )
Se puede examinar el segundo sumando encerrado entre paréntesis de una forma
similar a la anterior, de manera que se encontraría que a2 - b 2 = 2 a b +
2 2 2 2
2 b de forma que 1/2 (a - b ) = a b + b llegándose a la misma expresión del
tronco de pirámide.
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