Seder Yom Hakipurim - Qehila Beney Tzion 2024
Seder Yom Hakipurim - Qehila Beney Tzion 2024
Seder Yom Hakipurim - Qehila Beney Tzion 2024
INTRODUCCIÓN
A propósito del día tan especial (Yom hakipruim), quiero recordar algunos puntos
previos e importantes extraídos:
Es posible que, tal y como en Shabat se hizo costumbre comer 3 veces (derivado
de las 3 veces que se decía "hoy" en Ex 16:25) esta triple repetición se
corresponda con el hecho de no comer ni beber en este día aunque sea Shabat
en sí mismo.
En el talmud (Ta'anit 26B) se compara a Yom hakipurim con T"u Be'av “día muy
festivo” (15 del mes de 'Av) porque en estos días, todos venían a ser iguales:
SOBRE YOMA’
Yom Hakipurim es la sexta fiesta, llamado en la Biblia el día de las expiaciones, y
comúnmente conocido como “el día del perdón”. Es para algunos la fiesta más
importante y solemne del año judío, aún más importante que el Pesaj —la Pascua
— y que la de Sukkot -la de los Tabernáculos o de las cabañas-. Alguien la llamó
“el corazón del Pentateuco”.
Su nombre proviene del verbo hebreo kipper, expiar, y a su vez proviene del verbo
kafar, cubrir. Es decir, se trata del acto de propiciar los pecados, cubriéndolos por
medio de un sacrificio expiatorio1.
Los días previos al Yom Kippur, desde el día en que se tocaba el shofar, el día de
Rosh HaShannáh, eran llamados “días terribles” (heb. yamim nora’im), “días de
arrepentimiento” o “días de asombro”, en los cuales afligían sus almas ante Dios,
hasta llegar al día de la expiación, entre la tarde del noveno y la tarde del décimo
día y en él recibían la bendición del perdón de Dios. Era un día de gran
solemnidad, al cual llamaba “la gran trompeta”, y se debía seguir un rito con
absoluta prolijidad y sin errores.
Tal vez, más que fiesta —debido a su carácter solemne y dedicado a la reflexión y
contrición— deberíamos llamarle, como leemos en Levítico 23: “santa
convocación”. Aunque al final de ella y, sabiendo que Dios extendía su perdón al
pueblo, este celebraba en términos festivos un día tan especial2. Pero antes de
celebrarlo, Israel debía reconciliarse con Dios.
1 Justamente, el término “propiciatorio” (o expiatorio), que era la tapa que cubría el arca del pacto, en la cual estaban esculpidos los
querubines con sus alas, es llamado el kapporet. En el Nuevo Testamento corresponde a la palabra “reconciliación”, aplicada a la obra
de Cristo, el Señor, quien sufrió la muerte como sustituto del pecador, satisfaciendo la justicia divina, y proveyendo de reconciliación
con Dios al que por la fe se acoge de su perdón (Romanos 5:1; 2 Corintios 5:21; Colosenses 1:20; 1 Pedro 2:24).
2 Es notable que el jubileo, celebrado cada cincuenta años, comenzaba con esta celebración: Levítico 25:9. El jubileo necesitaba
comenzar con el día de la expiación, o el perdón, para constituir el año de la “restauración de todas las cosas” (cp. Hch. 3:21; Ro.
11:12).
QEHILA BENEY TZION
Cada año, a través de todo el mundo, el pueblo judío celebra esta fiesta. Hombres
y mujeres, jóvenes y viejos, religiosos y laicos, todos celebran “el día del perdón”,
buscando la reconciliación entre ellos y —si son creyentes— la reconciliación con
Dios, mediante el perdón de sus pecados. Naturalmente, ellos siguen una
tradición, sin conocer que este día apunta a un significado más profundo: el
perdón logrado por Cristo en la cruz para todo aquel que en él cree. Y no por
el lapso de un año, sino para siempre. Y también la proyección escatológica en el
futuro de Israel.
¿En qué consiste hoy en día la fiesta del Yom Kippur? Obviamente está muy
distante del ritual levítico, pues, dado que hoy no hay Templo, ni sacerdotes, ni
posibilidad de sacrificios de ganado, los rabíes judíos han sustituido algunas
ceremonias y ritos por elementos más sencillos.
Una ceremonia previa, celebrada en la tarde del día de año nuevo es el Tashlikh, y
consiste en un ritual cercano a ríos u otras fuentes de agua, como simbolismo de
la limpieza que supone el perdón de sus pecados. Ese término hebreo se
encuentra en el versículo 19 de Miqueas capítulo 7, donde se lee:
En tiempos bíblicos era una fiesta distinta a todas las demás, y casi una
paradoja, pues no era para estar alegres sino afligidos. La invitación, como
una fuerte persuasión es “afligiréis vuestras almas”. Tres veces se menciona en
los versículos de Levítico 23:26 a 32. Y es tan fuerte ese principio que Dios dice
en el v. 29: “Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será
cortada de su pueblo”.
Era el único día en el año en el que el sumo sacerdote del pueblo entraba en
la parte más íntima del Tabernáculo y luego el Templo, llamado el Lugar
Santísimo (el kadosh kadoshim hebreo, o Santo de los Santos), donde estaba el
arca del pacto, de la alianza entre Dios y su pueblo, y donde se manifestaba la
presencia de Dios en una nube gloriosa, brillante, la Shekinah.
Nadie podía entrar a ese lugar y solo el sumo sacerdote lo podía hacer un día
al año: el día de la expiación, el Yom hakipurim. Tres veces en ese día entraba
al Lugar Santísimo, detrás del velo. La primera para llevar el incienso aromático
encendido con brasas del altar de bronce, el altar de los sacrificios, y perfumar con
él el propiciatorio, la cubierta del arca del testimonio, también llamada “el asiento o
sitio de la misericordia” (Lv. 16:13); la segunda, con la sangre del becerro,
sacrificado por sus propios pecados y por los de su familia, que era rociada siete
veces con su dedo hacia el lado oriental del propiciatorio (v. 14); y la tercera para
rociar también sobre el propiciatorio y delante de él con la sangre del macho
cabrío sacrificado en expiación por el pecado del pueblo (v. 15).
Pero vemos en Levítico 16 cómo era este día, que no solo es una instrucción
minuciosa de cómo se había de celebrar esta fiesta tan importante para
Israel, sino que, además, presenta la doctrina de la expiación, como dice C. H.
Mackintosh, “con una fuerza y una plenitud admirables”.
Gloria y gracia que van juntas en la Persona sin igual de Yeshua el Mesías:
“Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, gloria
como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:14).
Gloria y gracia, que son parte de la salvación que gozamos en el Señor: “por
quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Ro. 5:2)
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Gloria y gracia por las que Dios, a través del Mesías nos hizo aceptos: “para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”
(Ef. 1:6).
Gloria y gracia, que serán el fin de nuestra carrera: “Mas el Dios de toda
gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis
padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca” (1Pe. 5:10).
Aarón, que actuaba solo ese día, sin la presencia de los demás sacerdotes, debía
ofrecer un becerro para expiación y un carnero para holocausto (v. 3). El pecado
de Israel no solo era una ofensa hacia Dios y su santidad. Afectaba también el
santuario. Así que la sangre rociada santificaba el Lugar Santísimo y también el
altar de oro, el altar del incienso, en el Lugar Santo, y el altar de bronce (Éx. 29:36;
30:10; Lv. 16:18–20).
Ahora Aarón podía seguir con la ceremonia de la expiación. Hacía traer los dos
cabritos. Uno para ser sacrificado y otro para ser enviado al desierto por mano de
un hombre destinado para esa tarea (v. 20–22). Eran dos animales, pero
constituían las dos partes de un solo sacrificio. Uno, para ser sacrificado. El otro
para dejarlo en libertad. Ese era el clímax del drama de la expiación. El ver
desaparecer el cabrito “cargado con los pecados del pueblo” e internarse en
la tierra inhabitada embargaría de emoción sus almas. Perdonados, limpios,
aceptos ante Dios.
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Lo más impactante del ritual del día de la expiación era la ceremonia en la que el
sumo sacerdote presentaba delante de YHWH los dos cabritos (o machos cabríos)
como ofrenda especial (v. 7). Luego, se echaban suertes para escoger a uno de
los cabritos y sacrificarlo y otro para ser enviado al desierto. El primero era el “de
YHWH”, o “la suerte del Señor (Adonai)”, y el segundo, que no se sacrificaba, era
el de “la suerte de Azazel” (v. 8).
Otro aspecto típico del día de la expiación, es que antes de enviar el cabrito al
desierto, el sumo sacerdote imponía sus manos sobre la cabeza del cabrito,
y, poniéndolo frente a la gente confesaba las iniquidades, transgresiones y
pecados del pueblo de Israel, de alguna manera, como transfiriéndolos sobre
la cabeza del animal, es decir, como haciendo a ese animalito inocente
responsable por las culpas del pueblo (Lev 16:20-22).
3 Horacio Alonso (HORACIO A. ALONSO, Jesucristo, Sumo Sacerdote, Hebrón, 1990) dice al respecto: “¿Por qué se elegían machos
cabríos? Hay algunas suposiciones: a) Se supone que era por su olor desagradable, porque en ese caso eran un símbolo de lo
ofensivo que el pecado es para Dios; b) Otra suposición es que estos animales se ofrecían en la expiación debido a que son
irascibles, indomables; otra manera de ilustrar lo terrible del pecado, la fuerza del pecado; c) El macho cabrío es además figura de la
naturaleza caída, indómita, incontrolable del hombre, que no obedece a Dios ni se sujeta a Él. Por esa razón el Señor ilustra así a los
réprobos, en oposición a las ovejas, los creyentes (Mt. 25:33, 41)”.
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RECEPCIÓN DE LA FIESTA
Te expresamos nuestra gratitud oh Señor y te confesamos bendito por la
Toráh, por los profetas, por el Evangelio, por este día de Shabat, por este día de
bien y gozo, por este servicio, por este llamado de santidad (Yom hakipurim) que
nos diste oh ‘Señor Dios nuestro, para santificación y descanso, para honra y
gloria y reconciliación contigo, oh Amado Rey.
Por ello, siga siendo bendecido tu nombre por la boca de todo ser viviente,
porque tu palabra oh Rey nuestro es verdad y permanece para siempre,
bendito eres tú ‘Señor que visitaste y enviaste redención a tu pueblo
Israel a través de la ofrenda de tu cuerpo en el nombre de Yeshua vivo y vigente
tal como lo habías anunciado desde el principio por boca de tus santos profetas
para poder servirte hoy en santidad y justicia sin temor como hoy, amén”
ORACIONES DE APERTURA:
Bendito eres Tú, Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que nos has
santificado con Tu Palabra y nos has dado a Yeshua nuestro Mesías y nos
has ordenado a ser luz y sal del mundo.
Bendito eres Tú, Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que nos has
mantenido con vida, nos sostuvo y nos has permitido llegar a esta ocasión.
Señor Dios, las palabras "Yeshua es Rey" vienen fácilmente a nuestros labios,
pero a menudo no comprendemos el significado que tienen para nosotros. En este
servicio, ayúdanos a adorarte en espíritu y en verdad, y danos una visión de cómo
podemos vivir rindiéndote homenaje cada día de nuestras vidas, por Yeshua,
nuestro Señor. Amén.
Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú
creaste todas las cosas, y por tu voluntad fueron creadas y existen. Digno es el
Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, la
honra, la gloria y la alabanza. Al que está sentado en el trono y al Cordero sean la
alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén. -
Revelación 4:11; 5:12-13, NVI
4 C. H. Mackintosh comenta: “Un hombre imperfecto no podía ser un sacerdote perfecto, y un sacrificio imperfecto no podía hacer perfecta ninguna
conciencia”.
A. Edersheim comenta (A. EDERSHEIM, op. cit., pg. 323.): “Las disposiciones levíticas para quitar el pecado llevan en su misma frente, por así decirlo,
esta inscripción: “Nada perfeccionó la ley” — no teniendo ni una mediación perfecta en el sacerdocio, ni tampoco una “expiación” perfecta en los
sacrificios, ni tampoco un perfecto perdón como resultado de ambas cosas”.
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Es cierto que el pecado que mora en nuestros miembros muchas veces nos
separa de la perfecta comunión con Dios. Pero la sangre de Yeshua, la obra del
Calvario es suficiente para limpiar nuestro pecado y perdonarnos de toda
maldad (1Jn. 1:7–9). El es la propiciación por nuestros pecados (1Jn. 2:1).
Juan, el apóstol dice: “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado” (1Jn.
1:7).
Así que el perdón de Dios ahora es completo y perfecto. Una cosa es “cubrir” y
otra “quitar”. Nuestro pecado fue en Yeshua quitado y limpiado para siempre.
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino
en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para
ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo
cada año, con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer
muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los
siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo, para quitar
de en medio el pecado”
Es muy precioso leer en Levítico 16:21 tres veces la palabra todo. “Todas las
iniquidades”, “todas sus rebeliones”, “todos sus pecados”. ¡Todos! ¡Todos! “La
sangre de Yeshua, su Hijo, nos limpia de todo pecado”.
Bendito eres Tú, Adonai, Dios nuestro, Rey del universo,que nos has
santificado con Sus mandamientos, y nos has ordenado escuchar el sonido
del shofar.
1 Dichoso aquel
a quien se le perdonan sus transgresiones,
a quien se le borran sus pecados.
2 Dichoso aquel
a quien el SEÑOR no toma en cuenta su maldad
y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras guardé silencio,
mis huesos se fueron consumiendo
por mi gemir de todo el día.
4 Mi fuerza se fue debilitando
como al calor del verano,
porque día y noche
tu mano pesaba sobre mí. Selah
8 El SEÑOR dice:
«Yo te instruiré,
yo te mostraré el camino que debes seguir;
yo te daré consejos y velaré por ti.
9 No seas como el mulo o el caballo,
que no tienen discernimiento,
y cuyo brío hay que domar con brida y freno,
para acercarlos a ti.»
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10 Muchas son las calamidades de los malvados,
pero el gran amor del SEÑOR
envuelve a los que en él confían.
11 ¡Alégrense, ustedes los justos;
regocíjense en el SEÑOR!
¡canten todos ustedes,
los rectos de corazón!
“Señor del Universo, que hiciste El mundo y todo ser viviente, Cuando
primero toda la tierra obedeció Su voluntad,Entonces Su nombre fue
proclamado como Rey. Y al final de los días Él, A quien ni el cambio ni el
tiempo es conocido, Quien fue, y es, y aún será, En gloria sin fin reinará
solo.
5 Los servicios de Yom Kippur están diseñados deliberadamente para ocupar todo el día, desde el amanecer hasta el anochecer. Ya en tiempos de Filón
(siglo I a.C.) se describía el Yom Kippur como un día dedicado por entero a la oración.
6 Adón Olam (en hebreo: ( )אדון עולםen español: "Amo del Mundo") es un himno religioso que expresa la eternidad y la unicidad de Dios, así como la fe
humana en su providencia. El autor del himno es desconocido, su autoría ha sido atribuida a Shlomo ibn Gabirol, pero el texto es probablemente mucho
más antiguo y podría remontarse a los tiempos de los sabios Gueonim de Babilonia.
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Dios, Rey, quien se sienta en un trono de misericordia; quien actúa con bondad;
quien perdona las iniquidades de Su pueblo, pasándolas por alto una por una;
quien indulta de sobremanera a los pecadores y perdona a los transgresores;
quien hace justicia con toda carne y espíritu, no les devuelvas con su maldad.
Recuerda hoy por nosotros el pacto con tu pueblo, tal como se lo diste a conocer a
nuestros padres desde la antigüedad, y de tus promesas por tu misma boca
cuando te diste en sacrificio por nosotros, perdonándonos todos nuestros pecados
y reconciliándonos contigo…7
Bendito eres Yeshua nuestro Dios quien perdona el pecado, quien nos ha
reconciliado y otorgado una salvación tan grande a Su pueblo.
Nuestro Dios que estás en los cielos, escucha nuestra voz y recibe nuestra
oración con buen agrado. Dios, Tú conoces mi insensatez y mis defectos. Toda mi
maldad no puede ser ocultada de Ti. Cuando descubrí en mi corazón la magnitud
de mis pecados, Me derramaron como agua y todos mis huesos se separaron.
Escucha la voz de mi súplica. Ten piedad en Tu ira para recordar a los que llaman
a las puertas de Tu compasión: el que se levanta como un pobre que pide y busca
Tu perdón. Mis ojos dan la bienvenida a las horas de la vigilia para hablar de Tu
grandeza. Hablaré de Tu brazo a toda la generación, a todos los que están bajo
Tu poder. Abre mis ojos para que pueda ver las maravillas de Tu Torá.
Salmo 145:
—Salmo de alabanza. De David.8
Álef
1 Te exaltaré, mi Dios y rey;
por siempre bendeciré tu nombre.
Bet
2 Todos los días te bendeciré;
por siempre alabaré tu nombre.
Guímel
3 Grande es el SEÑOR, y digno de toda alabanza;
su grandeza es insondable.
Dálet
4 Cada generación celebrará tus obras
y proclamará tus proezas.
7 Ismar Elbogen, Liturgia judía: A Comprehensive History, 125.
8 Este salmo es un poema acróstico, que sigue el orden del alfabeto hebreo.
QEHILA BENEY TZION
He
5 Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad,
y yo meditaré en tus obras maravillosas.l
Vav
6 Se hablará del poder de tus portentos,
y yo anunciaré la grandeza de tus obras.
Zayin
7 Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad,
y se cantará con júbilo tu victoria.
Jet
8 El SEÑOR es clemente y compasivo,
lento para la ira y grande en amor.
Tet
9 El SEÑOR es bueno con todos;
él se compadece de toda su creación.
Yod
10 Que te alaben, SEÑOR, todas tus obras;
que te bendigan tus fieles.
Caf
11 Que hablen de la gloria de tu reino;
que proclamen tus proezas,
Lámed
12 para que todo el mundo conozca tus proezas
y la gloria y esplendor de tu reino.
Mem
13 Tu reino es un reino eterno;
tu dominio permanece por todas las edades.
Nun
Fiel es el SEÑOR a su palabra
y bondadoso en todas sus obras.m
Sámej
14 El SEÑOR levanta a los caídos
y sostiene a los agobiados.
Ayin
15 Los ojos de todos se posan en ti,
y a su tiempo les das su alimento.
Pe
16 Abres la mano y sacias con tus favores
a todo ser viviente.
QEHILA BENEY TZION
Tsade
17 El SEÑOR es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus obras.
Qof
18 El SEÑOR está cerca de quienes lo invocan,
de quienes lo invocan en verdad.
Resh
19 Cumple los deseos de quienes le temen;
atiende a su clamor y los salva.
Shin
20 El SEÑOR cuida a todos los que lo aman,
pero aniquilará a todos los impíos.
Tav
21 ¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al SEÑOR!
¡Alabe todo el mundo su santo nombre,
por siempre y para siempre!
“…Te alabamos oh Rey, Yeshua nuestro Mesías, La raíz de Isai, El buen pastor,
La vid verdadera, La puerta, El camino, El hijo del Hombre, El hijo de David, El
postrer Adán, El Verbo de Dios, El alfa y omega, principio y fin, El primogenito de
toda creación, Emanuel, Dios con nosotros, Príncipe de paz, Admirable,
Consejero, Dios fuerte, El que esta sentado a la diestra, El cordero y León, El
majestuoso, La Estrella Resplandeciente de la Mañana, El que cabalga en las
nubes con gloria, El que desciende a los abismos y triunfa en victoria, el que tiene
toda autoridad en la tierra como en los cielos, La imagen del Dios invisible, Yeshua
el rey de Israel nuestro redentor…”
QEHILA BENEY TZION
6 Luego vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, y que llevaba el evangelio
eterno para anunciarlo a los que viven en la tierra, a toda nación, raza,
lengua y pueblo.
7 Gritaba a gran voz: «Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora
de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales.»
«¡Aleluya!
La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,
2 pues sus juicios son verdaderos y justos...
Dios nuestro y Dios de nuestros padres, que hace sonar el gran shofar por
nuestra libertad, redención y glorificación, levantanos del polvo y haznos a
semejanza a ti en gloria y honra, que así sea pues fiel y verdadero eres Tú
Señor nuestro Dios, Yeshua hamashiaj, ¡Amen!.
MENSAJE ESPECIAL.
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