Sustentación Del Recurso de Apelación

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Bogotá D.C.

, 8 de septiembre de 2021

Mayor
CRISTIAN DAVID RENGIFO DIAZ
Ejecutivo y Segundo Comandante
Batallón de Artillería No. 13 “Gral. Fernando Landazábal Reyes”
Andrea119502@hotmail.com
cjm197727@hotmail.com
E.S.D.

REFERENCIA: INVESTIGACIÓN DISCIPLINARIA NO. 2019-017


INVESTIGADO: JHON EDISON DUARTE CARRILLO.

ASUNTO: SUSTENTACIÓN RECURSO DE APELACIÓN.

El Suscrito, EDWIN FABIÁN CASTELLANOS FLÓREZ, identificado como se


encuentra en el epígrafe, actuando como apoderado del investigado, Capitán
JHON EDISON DUARTE CARRILLO, por medio del presente escrito, me permito
sustentar el recurso de apelación, interpuesto contra el fallo de primera
instancia proferido por su Despacho el 7 de septiembre de 2021 en los siguientes
términos:

I. FALLO IMPUGNADO

El 7 de septiembre de 2021 se profirió fallo de primera instancia en el cual se


dispuso sancionar al investigado JHON EDISON DUARTE CARRILLO con multa
equivalente a 16 días de salario básico devengado para la fecha de los hechos,
ello, por considerarse que incurrió en la falta descrita en el artículo 71 de la Ley
1862 de 2017, calificada como leve dolosa.

Contra dicho fallo, en audiencia del mismo 7 de septiembre, se interpuso el


recurso de apelación correspondiente, el cual se sustenta a través del presente
memorial, dentro de los dos días hábiles siguientes, acorde con el artículo 164
Ibidem:

Artículo 164. Oportunidad para Interponerlos. Los recursos se


podrán interponer y sustentar por los sujetos procesales desde la
fecha en que se haya proferido la providencia hasta tres días
después, contados a partir de la última notificación hecha a los
sujetos procesales. Si esta se hizo en estrados, la impugnación y
sustentación solo proceden oralmente en el mismo acto, si es de
reposición o negativa de pruebas y si es contra el fallo se podrá
sustentar inmediatamente en forma oral o por escrito dentro de
los dos días siguientes a su notificación.1

II. SOLICITUD DE NULIDAD

Establecidas en el artículo 226 de la Ley 1862 de 2017 las causales de nulidad


del proceso disciplinario, me permito invocar como tal, la consagrada en los
numerales 2 y 3 Ibidem, por las razones que a continuación se relacionan:

1
Subrayado y Negrilla fuera de texto original.
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Investigado John Edison Duarte Carrillo
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Artículo 226. Causales de nulidad. Son causales de


nulidad las siguientes:

1. La falta de competencia del funcionario.


2. La existencia de irregularidades sustanciales que afecten
el debido proceso.2
3. La violación del derecho de defensa.
4. Violación al principio de la jerarquía.

Lo anterior, por las siguientes irregularidades insalvables que se vislumbran en el


fallo de primera instancia:

Procedencia de la Nulidad.

Sea lo primero indicar que se solicita a la segunda instancia declare la nulidad del
fallo de primera instancia, decisión que puede adoptar, atendiendo que es el
contenido del fallo lo que generó la presente nulidad, aunado a lo dispuesto en el
inciso final del artículo 231 de la citada Ley 1862:

(…) Contra la decisión que resuelve la nulidad procede el recurso de


reposición, con excepción de la nulidad que se interponga para
resolverse en la segunda instancia evento en el cual se decidirá
en el fallo definitivo.3

Así entonces, se procede a sustentar la solicitud de nulidad en los siguientes


términos:

Omisión en el cumplimiento de los requisitos del fallo

Los requisitos que deben estar presentes en el fallo se encuentran establecidos en


el artículo 241 de la citada Ley 1862:

Artículo 241. Contenido del Fallo. El fallo deberá contener:

1. La identificación personal y militar del investigado.


2. Cargo o función al momento de la comisión del hecho.
3. Un resumen de los hechos.
4. Los cargos formulados con indicación de la calificación de la falta,
la imputación formulada, las normas infringidas y las pruebas en
que se fundamentan según la citación a audiencia.
5. El análisis de la responsabilidad, de los argumentos de defensa y
de las pruebas y normas que la sustentan.

Cuando se hubiesen formulado varios cargos, o fuesen varios los


investigados, el análisis se realizará por separado, indicando en
cada caso la calificación definitiva de la falta y el título de
imputación.

6. Análisis de los criterios de graduación proporcional de la sanción


a imponer.

Nótese que el fallo proferido por el a quo, no cumplió a cabalidad con dichos
requisitos, pues se limitó a indicar vagamente algunas razones por las cuales
consideraba que el investigado era merecedor del reproche disciplinario, sin
2
Subrayado fuera de texto original
3
Ibidem.
2
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embargo, no realizó un análisis de los argumentos de la defensa, ni tampoco los


desvirtuó o aceptó, para efectos de determinar la responsabilidad.
El Suscrito, como apoderado del investigado, claramente manifestó al Despacho
las razones por las cuales la presente investigación debía iniciarse y proseguirse
desde el principio contra el soldado AREVALO ESPINOSA, atendiendo la
ilegalidad de la prueba en que se basa el despacho, esto es, el mismo informe
rendido por el Capitán Duarte que hoy es el motivo del reproche.

De otra parte, se realizó un análisis fáctico y jurisprudencial que explica la


tipificación del delito de deserción en el que incurrió el soldado AREVALO, y
finalmente, se desvirtuó la antijuridicidad y culpabilidad en la conducta del Capitán
investigado.

Tales argumentos brillan por su ausencia en el fallo de primera instancia, pues ni


siquiera fueron analizados para determinar si eran aceptados o no, contrario a ello,
solo se realizó un resumen como acápite, pero ello no es lo que ordena la norma.

Al respecto, nótese que el requisito del fallo claramente indica que el despacho
debe realizar un análisis de los argumentos de la defensa, no simplemente
citarlos, pues de ser así, ningún sentido tendrían las etapas procesales de
descargos y alegatos de conclusión cuando no serían tenidos en cuenta.

Así las cosas, al no cumplirse con los requisitos del fallo establecidos en el artículo
241 ya citado, se incurre en una clara violación al derecho a la defensa e
igualmente en irregularidades sustanciales que afectan el debido proceso, pues se
reitera, no se tuvieron en cuenta los argumentos de la defensa, ni siquiera fueron
analizados los mismos.

Vulneración del Derecho a no auto incriminarse – Derecho de Defensa.

Debe resaltarse que el presente asunto tuvo origen en informe No. 03928 del 5 de
mayo de 2019, a través del cual el Capitán JHON EDISON DUARTE CARRILLO,
del Batallón de Artillería No. 13 “Gral. Fernando Landazábal Reyes”, puso en
conocimiento la situación presentada con el Soldado MICHAEL ESTIVEN
AREVALO ESPINOSA, quien presuntamente se evadió de su servicio.

Informe este, que, a consideración del Despacho, contiene algunos hechos que no
son ciertos, situación que no se entrará a cuestionar en esta solicitud de nulidad,
pues ello obedece al fundamento intrínseco de la defensa.

No obstante, si se resalta que, en tal informe, se pusieron de presentes presuntas


irregularidades del soldado AREVALO ESPINOSA, lo que de contera llevaría a
que el Despacho, con base en dicho informe, investigara, evaluara y
eventualmente sancionara la conducta del soldado AREVALO, si a ello hubiere
lugar, o dispusiera el archivo de las diligencias según correspondiera.

Pero ello no fue la situación acaecida, el Despacho no investigó la conducta del


soldado AREVALO, contrario a ello, tomó el mismo informe rendido por el Capitán
DUARTE CARRILLO en su contra, es decir, le invirtió la condición de sujeto
procesal, quedando en consecuencia tal sujeto disciplinable como informante y a
su vez como investigado.

3
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Por lo anterior, se resalta, que se incurre en la causal consagrada en el numeral 3º


antes citado, Violación del derecho de defensa del investigado, y su configuración
es evidente en el presente asunto desde el inició de la investigación, atendiendo
que la misma inicialmente se instruyó contra responsables en averiguación, con
base en el informe rendido por mi representado, así, nótese como inicialmente se
le vinculó a la investigación como informante y posteriormente en auto de
formulación de cargos del 13 de diciembre de 2019 se le determinó como
disciplinado, teniendo su propio informe en su contra.

Al respecto, con vehemencia debe indicarse que lo acá cuestionado no es que se


haya iniciado la indagación preliminar contra “Responsables en averiguación” y
posteriormente se profiera fallo, situación que a todas luces resulta acorde con el
ordenamiento jurídico aplicable al trámite disciplinario, contrario a ello, lo que se
cuestiona y se solicita sea declarado nulo, es que se haya iniciado la investigación
con el informe presentado por quien hoy funge como investigado, esta situación si
resulta nula e irregular pues desde el comienzo de la investigación los
disciplinados o eventuales disciplinados tienen una serie de derechos que no
pueden ser desconocidos bajo el pretexto de perfeccionar la investigación, como
en efecto acaeció.

Al ser la Constitución Política Norma de normas, ninguna Ley o procedimiento


puede entrar en discordancia con los presupuestos constitucionales consagrados,
al respecto, claramente el artículo 33 de la Constitución4, consagra el derecho,
fundamental por demás, de guardar silencio, derecho que en el trámite de este
asunto disciplinario fue vulnerado, pues al tomarse inicialmente al Capitán
DUARTE CARRILLO como informante y posteriormente como disciplinado, no se
le permitió el ejercicio del derecho a guardar silencio en la investigación que
posteriormente sería adelantada en su contra, tomando su propio informe en su
contra.

Vulneración esta que igualmente atenta contra los principios de legalidad, defensa
y formas propias del proceso disciplinario, consagrados en los artículos 44, 46 y
50 de la Ley 1862 de 2017, pues al tener el acá disciplinado dos calidades
distintas dentro del mismo asunto, informante y disciplinado, se cercena su
derecho a la defensa, pues como informante tiene el deber de poner en
conocimiento de las autoridades, hechos o situaciones presuntamente irregulares,
situación distinta frente a los disciplinados quienes, en ejercicio de su derecho a la
defensa, no tienen el deber de rendir juramento y pueden guardar silencio frente a
los hechos materia de investigación, lo que no acaeció en el presente asunto y por
ende, vulnerando así el derecho fundamental de defensa y debido proceso
consagrado en el artículo 29 Constitucional, así como los principios del
procedimiento disciplinario Militar ya citados.

Jurisprudencialmente se ha indicado que en el proceso disciplinario el ejercicio del


derecho de defensa de los disciplinados se materializa siempre que desde el
comienzo de la investigación se le vincule como tal, por ende, al tener las dos
calidades, informante y disciplinado, de entrada, vulnera el derecho a la defensa
del investigado:

“(…) Para satisfacer a plenitud el derecho de defensa, resulta claro que


si en forma arbitraria se deniega la solicitud de comparecer desde el
comienzo a la indagación preliminar a quien solicitó ser oído en versión
4
Nadie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo o contra su cónyuge, compañero permanente o
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil.
4
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libre, o se le priva en absoluto del derecho a presentar pruebas que


puedan serle favorables a la indagación de los hechos en esta etapa, se
vulneraría el derecho al debido proceso, razón esta por la cual el
afectado con ese proceder autoritario tendría a su disposición la
posibilidad de alegar la existencia de una nulidad en el proceso
disciplinario, nulidades que, aún no alegadas, deben ser declaradas de
oficio, en cualquier etapa del proceso en que se adviertan por el
funcionario encargado de la tramitación del mismo (…)”5

Máxime, cuando la condición de informante e investigado concurre en la misma


persona, presentándose un serio inconveniente jurídico respecto de la posibilidad
de interponer recursos contra las decisiones que se adopten en el presente
asunto, lo que conlleva a la inseguridad jurídica en el trámite disciplinario.

Así las cosas, se concluye que el proceso disciplinario cuya base fue el informe
No. 03928 del 5 de mayo de 2019 rendido por el Capitán DUARTE CARRILLO,
debió iniciarse contra el soldado MICHAEL ESTIVEN AREVALO ESPINOSA, y en
tal proceso, determinar si el soldado había incurrido en falta disciplinaria alguna o
no, y proferir en consecuencia la decisión correspondiente, esto es, archivo o
eventual sentencia, y, se resalta, si en consideración del Despacho, el Capitán
DUARTE CARRILLO incurrió presuntamente en alguna conducta irregular, debió
compulsar copias por tal sentido, pero ello no ocurrió, porque se reitera, se tomó
un informe rendido por quien hoy es investigado en su propia contra,
desconociendo la teleología del mismo informe y los hechos investigados en el
presente asunto.

III. RECURSO DE APELACIÓN

Acorde con las motivaciones expuestas en el fallo, se evidencia que la falta


endilgada al Capitán DUARTE CARRILLO es la presunta incursión en la
prohibición descrita en el numeral 2 del artículo 71, concordado con los valores
militares de honestidad y veracidad descritos en los numerales 1 y 2 del artículo 6
Ibidem, ello, presuntamente por haber incurrido en mentiras o falsedades en el
informe No. 3928 del 5 de mayo de 2019.

Lejos de haber incurrido en la prohibición antes descrita, el Capitán DUARTE


actuó conforme a sus principios, valores y virtudes militares, más aún, en
tratándose de disciplina, al poner en conocimiento la situación presentada con el
Soldado MICHAEL ESTIVEN AREVALO ESPINOSA.

Ello, atendiendo que, tal como lo indica el mismo soldado AREVALO, el 29 de abril
de 2019 se le otorgó permiso para atender un asunto urgente que requería de su
presencia, atendiendo que su esposa/compañera/novia, se encontraba en estado
de embarazo y venía presentado amenazas de aborto, permiso que se otorgó
hasta las 18:00 horas del mismo día.

En efecto, tal como lo manifiesta el mismo Soldado en su declaración, no regresó


cuando se cumplió su permiso, solo lo hizo hasta el 28 de mayo de 2019, es decir,
aproximadamente un mes después.

5
Sentencia C 175 de 2001 – 14 de febrero de 2001 – Corte Constitucional - Expediente No. 3240 – M.P.
Alfredo Beltrán Sierra
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Es precisamente esa la situación que se narra en el informe, el hecho que el


soldado AREVALO ESPINOSA no contaba con permiso para ausentarse, solo
contó con permiso entre las 9:00 y las 18:00 horas del 29 de abril de 2019, pero el
soldado no regresó y por ende, en los días subsiguientes, esto es, 30 de abril a 28
de mayo, como se desprende del material probatorio, se encontraba por fuera de
la institución y sin el permiso o autorización debida.

Al respecto, en el fallo se reseñó, refiriéndose a la conducta del investigado, que


“(…) buscando inculpar al señor SL18 AREVALO ESPINOSA MICHAEL de haber
cometido el delito de deserción pese a habérsele otorgado un permiso para salir a
solucionar una situación familiar (…)”

Nótese lo indicado por el Despacho, cuando desvirtúa la existencia de la


deserción, sin ser el competente para ello, y sin analizar las circunstancias de
modo, tiempo y lugar de tal actuación, únicamente bajo un criterio subjetivo y sin
motivación, indica que no existió el delito de deserción y por ende, se concluye
que el informe presentado por el Capitán Duarte incluye en mentiras o situaciones
contrarias a la realidad.

Frente al delito de deserción, tenemos que el mismo se encuentra establecido en


el artículo 109 del Código Penal Militar Colombiano:

Artículo 109. Deserción. Incurrirá en prisión de ocho (8) meses a


dos (2) años, quien estando incorporado al servicio militar realice
alguna de las siguientes conductas:

1. Se ausente sin permiso por más de cinco (5) días consecutivos


del lugar donde preste su servicio.
2. No se presente a los superiores respectivos dentro de los cinco
(5) días siguientes a la fecha en que se cumpla un turno de
salida, una licencia, una incapacidad, un permiso o terminación
de comisión u otro acto del servicio o en que deba presentarse
por traslado.
3. Traspase sin autorización los límites señalados al campamento
por el jefe de las tropas en operaciones militares.
4. El prisionero de guerra que recobre su libertad hallándose en
territorio nacional y no se presente en el término previsto en los
numerales anteriores.
5. El prisionero de guerra que recobre su libertad en territorio
extranjero y no se presente ante cualquier autoridad consular o
no regrese a la patria en el término de treinta (30) días, o
después de haber regresado no se presente ante la autoridad
militar, en el término de cinco (5) días.

Los condenados por este delito, una vez cumplida la pena,


continuarán cumpliendo el servicio militar por el tiempo que les
falte.

Nótese que en los numerales 1 y 2 del citado artículo establece claramente que el
delito se configura cuando el uniformado se ausenta por más de cinco días o no se
presenta dentro de los cinco días siguientes a la fecha en que se cumpla el
permiso, situación que precisamente fue la que se presentó en el asunto sub
examine, pues se reitera, el soldado AREVALO solo regresó a servicio el 28 de
mayo cuando debió hacerlo el 29 de abril de 2019. Es decir, estuvo sin permiso,
sin autorización o cualquier circunstancia similar, por un lapso aproximado de un
mes.

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Frente a la configuración de este delito, ha establecido la Corte Suprema de


Justicia que:

“(…) Dada su naturaleza y características, conforme se desprende de


su configuración típica, el punible de deserción se ha clasificado como
uno de los atentados o infracciones contra el deber de presencia, o lo
que es igual, que se reprocha el abandono de quien se encuentra
incorporado a las Fuerzas Militares prestando el servicio, sirviendo
como criterios reguladores dos factores objetivos temporo espaciales,
que están precisamente referidos a la ausencia durante algunos
períodos o distancia, que coadyuvan a determinar, además del
momento consumativo de la infracción, algunas de las hipótesis de la
conducta pues en unos casos es la evasión sin autorización del lugar
de prestación del servicio, en otros el no regreso al mismo después de
licencia o permiso, o de haber recobrado la libertad dentro del territorio
nacional o en el extranjero, o el traspaso de los límites del
campamento.
(…) 6.3. Se trata de un punible de acción, que se estructura como un
tipo acumulativo, en el entendido de que agrupa diversos
comportamientos, que tienen cada uno independencia típica, que como
ya se advirtió básicamente se contraen al incumplimiento de las
obligaciones de presencia continua al frente del servicio, en tanto las
mismas configuran un deber jurídico que es exigible a partir de la
incorporación a las filas y la consiguiente adquisición de la investidura
militar y la condición castrense.
6.4. El bien jurídico protegido es el servicio, cuya continuidad es inherente
a la misión del militar, pues entraña la misma eficacia de las Fuerzas
Armadas, aun cuando se trata de un delito de peligro abstracto el cual se
presume por la propia ley (…)”

Sala de Casación Penal Corte Suprema de Justicia, radicado No. 9921, sentencia
del 14 de marzo de 2002, M.P. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE.

Entonces, es claro que el delito de deserción si se configuraba, pues el soldado


AREVALO estuvo por más de cinco días sin permiso o autorización, no regresó en
el momento oportuno, sino que lo hizo un mes después, conducta que encuadra
dentro de la tipificación de delito correspondiente, circunstancia esta que no tuvo
en cuenta el Despacho, contrario a ello, únicamente indicó que no se configuraba
el mismo, sin hacer el análisis correspondiente.

Nótese que las pruebas testimoniales obrantes en el expediente dan cuenta que
efectivamente el soldado AREVALO ESPINOSA desertó, tal como lo reconoce,
además de él mismo, el soldado JHON ACUÑA ESPEJO quien indicó que “(...) el
soldado Arévalo se evadió porque dejo todo tirado (…)”

Esa situación fue la que se puso en conocimiento en dicho informe, el cual debe
resaltarse, si bien contiene errores de redacción y en algunos apartes de
construcción del documento, ello no implica que lo allí contenido sea falaz o
erróneo, pues efectivamente el soldado AREVALO no prestó servicio por un lapso
aproximado de un mes, y por ende, posiblemente configurándose el delito de
deserción, lo que implica que lo indicado en el informe es cierto.

Esta defensa debe ser enfática en que lo acaecido respecto del informe, se trata
simplemente de una indebida redacción y errónea construcción del informe, lo cual
se debió a la premura de reportar la novedad allí descrita, pero en ningún
momento se trató de la voluntad del investigado en plasmar situaciones contrarias
a la realidad.

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Y ello es fácilmente comprobable, pues de las mismas declaraciones, incluyendo


la del soldado AREVALO ESPINOSA, se evidencia que no contaba con permiso
para ausentarse de la institución entre el 29 de abril después de las 18:00 horas y
el 28 de mayo de 2019 cuando regresó. Luego entonces, si no contaba con
permiso para tal efecto, y ello es lo que se plasmó en el informe que hoy es la
base de esta investigación disciplinaria, es claro que lo allí contenido no es falaz,
sino que se reitera, tal vez no tiene la mejor redacción o contexto literario, pero no
por ello, implica que lo allí contenido no sea cierto. En efecto, se resalta, lo que
quiso decir el Capitán investigado, era precisamente tal situación, el hecho que el
soldado AREVALO ESPINOSA no contaba con permiso en los días ya citados.

Ahora bien, es otra la situación y el debate jurídico respecto de si la circunstancia


que generó que el soldado estuviere ausentado se encuentra o no justificada, en
consideración del despacho tal conducta si se encuentra justificada, no obstante,
el hecho que para el Despacho se encuentre justificada, no implica que por ese
hecho el informe o hechos narrados por el Capitán DUARTE CARRILLO sean
falsos, aún cuando lo plasmado en el informe no se encuentra con la redacción y
construcción debida para tal efecto.

Igualmente, debe indicarse que el hecho que un documento, que contiene


situaciones reales, pero tal vez redactadas no de la mejor forma, y por ende
generando tal vez la interpretación y alcance que hoy indica el despacho, la cual
se reitera no es la correcta, no es motivo para determinar falta disciplinaria.

Para tal efecto, debe estar presente la ilicitud sustancial, la cual, tal como lo
resalta el despacho, se trata de la afectación sin justificación alguna del servicio, la
probidad, la disciplina, los fines o las funciones del Estado, antijuridicidad esta que
no está presente en este disciplinario, pues con el informe base de este, no se
afecta ninguno de los intereses descritos, contrario a ello, se pone en
conocimiento de las autoridades correspondientes, la posible irregularidad del
solado AREVALO ESPINOSA quien no contaba con permiso para ausentarse de
la institución entre el 29 de abril después de las 18:00 horas y el 28 de mayo de
2019. cuando regresó, ello.

Más aún, cuando el mismo Despacho reconoce en su fallo que el actuar del acá
investigado no tuvo consecuencias jurídicas cuando indicó “(…) para este despacho
es claro que dicho comportamiento no fue el adecuado mucho menos al realizarlo de
manera escrita al parecer, siendo entonces un patrón que no genero consecuencias
jurídicas que agravaran de manera inminente la situación surtida por su decir (…)”

Entonces, si la conducta no tuvo consecuencias jurídicas, es claro que no hay


antijuridicidad, pues no se afectó ninguno de los ítems del servicio, por ende, al no
haber antijuridicidad, no es posible determinar la existencia de falta disciplinaria
alguna.

Ahora, desvirtuada la antijuridicidad, es claro que tampoco se trata de una


conducta dolosa. El Dolo requiere el cumplimiento de tres elementos: (a)
conocimiento del hecho, (b) conocimiento de la conducta y (c) su voluntad de
hacer o dejar de hacer, elementos que no se encuentran presentes, en primer
lugar, porque el Capitán DUARTE CARRILLO no tiene ni tenía la intención o
voluntad de incumplir sus valores y/o virtudes militares, como equivocadamente se

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señala en el fallo y tampoco tenía la voluntad de causar perjuicio o mentir sobre la


situación del soldado AREVALO ESPINOSA.

Nótese que en el fallo el despacho endilga la modalidad dolosa de la falta


únicamente bajo un supuesto conocimiento del investigado: “(…) se colige, que
siendo miembro activo de las Fuerzas militares, por sus calidades personales
profesionales y de capacitación constante desde su ingreso al Ejercito Nacional, contando
con pleno conocimiento de las conductas constituyen faltas disciplinarias y penales y
administrativas, conocimiento que ha sido adquirido a través de la instrucción militar
recibida dentro de la institución, cuenta con el pleno conocimiento de las conductas con
las cuales se trasgrede el código disciplinario militar y aun así de manera libre y voluntaria
incurrió en una conducta disciplinaria a título de DOLO, sin que a la fecha se logre
encuadrar en uno de los eximentes de responsabilidad concluyendo que los
comportamientos realizados por el investigado se cometieron a título de dolo (…)”

Es claro entonces que el despacho únicamente califica el dolo como el


conocimiento, pero tal situación resulta incorrecta, pues nunca se probó la
intención del investigado de querer perjudicar o mentir en su informe, contrario a
ello, lo que se evidencia es que el Capitán DUARTE quiso poner en conocimiento
de las autoridades correspondientes, la situación de posible ausencia sin
autorización del soldado AREVALO, el cual, si bien se resalta, no lo efectuó con la
mejor redacción y sintaxis, si denota que la intención no estaba orientada a faltar a
la verdad, sino en poner en conocimiento una presunta actuación irregular,
situación esta que claramente desvirtúa el dolo.

Así entonces, es claro que se desvirtúa el dolo en la conducta del Capitán


DUARTE, y se resalta que tampoco puede predicarse culpa en su actuar, pues
ello implicaría que fue negligente o descuidado, y lo único que se observa en este
asunto es un informe que no cuenta con la redacción debida, pero que no es falaz.

Ello goza de relevancia conforme al principio de los actos propios, atendiendo que
nadie actúa contra sus propios intereses, pues si realmente el Capitán DUARTE
hubiere mentido deliberada y dolosamente en el informe, tal como se indica en el
fallo, no lo hubiere colocado en conocimiento de las autoridades porque sabría las
consecuencias que ello podría traerle. Lo anterior, denota que el investigado no
actuó con dolo ni con culpa, así como tampoco mintió en su informe, contrario a
ello, lo único que se evidencia en el presente asunto, es la indebida elaboración
del documento, el cual se resalta, no tiene buena redacción y sintaxis.

IV. PETICIÓN

Por lo antes expuesto, atentamente solicito a la segunda instancia lo siguiente:

1. Se declare la nulidad de lo actuado y se prosiga esta investigación contra el


soldado AREVALO ESPINOSA, toda vez que el informe rendido por el Capitán
DUARTE da cuenta de irregularidades del actuar de dicho soldado.
2. Se declare la nulidad del fallo de primera instancia por no reunir el cumplimiento
de los requisitos descritos en la Ley para tal efecto.
3. En caso de que la segunda instancia no acceda al decreto de nulidad, se
solicita se revoque el fallo impugnado y en su lugar se absuelva al investigado,
toda vez que no existe antijuridicidad ni culpabilidad en su actuar.
4. Se desvirtúe el actuar doloso del investigado, toda vez que el despacho no
probó la intención que indica en el fallo.

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Atentamente,

EDWIN FABIÁN CASTELLANOS FLÓREZ


C.C No. 1.014.222.050 de Bogotá D.C.
T. P. No. 267.976 del C. S. de la J.
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Email: asesorjuridico5@gep.com.co
Celular: 3162100202

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