Tomo XIX01 II

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Itinerario de la poesía en Panamá

[ Tomo II ]

Bajo criterio editorial
se respeta la ortografía de los textos
que presentan arcaísmos
propios de su Edición Príncipe.

Por la naturaleza de este proyecto editorial,


algunos textos se presentan
sin ilustraciones y fotografías
que estaban presentes en el original.
•••••
Rodrigo Miró Grimaldo
Itinerario de la poesía
en Panamá

[ Tomo II ]

Biblioteca de la Nacionalidad
AUTORIDAD
DEL CANAL DE PANAMÁ
PANAMÁ 1999
Editor
Autoridad del Canal de Panamá

Coordinación técnica de la edición


Lorena Roquebert V.

Asesoría Editorial
Natalia Ruiz Pino
Juan Torres Mantilla

Diseño gráfico y diagramación


Pablo Menacho


P.
861
M676it Miró Grimaldo, Rodrigo
Itinerario de la poesía en Panamá.— Panamá:
Autoridad del Canal, 1999.
381 págs.; 24 cm.–(Colección Biblioteca de la Na-
cionalidad)
Contiene dos tomos (I y II).
ISBN 9962-607-21-3
1. LITERATURA PANAMEÑA–POESÍA
2. POESÍAS PANAMEÑAS
I. Título

La presente edición se publica con autorización de los propietarios


de los derechos de autor.
Copyright © 1999 Autoridad del Canal de Panamá.
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio,
sin permiso escrito del editor.
La fotografía impresa en las guardas de este volumen muestra una vista
de la cámara Este de las esclusas de Gatún, durante su construcción en enero de 1912.

BIBLIOTECA
DE LA NACIONALIDAD
Edición conmemorativa
de la transferencia del Canal a Panamá
1999
BIBLIOTECA
DE LA NACIONALIDAD

A esta pequeña parte de la población del planeta a la que nos ha tocado habi-
tar, por más de veinte generaciones, este estrecho geográfico del continente
americano llamado Panamá, nos ha correspondido, igualmente, por designio de la
historia, cumplir un verdadero ciclo heroico que culmina el 31 de diciembre de 1999
con la reversión del canal de Panamá al pleno ejercicio de la voluntad soberana de la
nación panameña.

Un ciclo incorporado firmemente al tejido de nuestra ya consolidada cultura


nacional y a la multiplicidad de matices que conforman el alma y la conciencia de
patria que nos inspiran como pueblo. Un arco en el tiempo, pleno de valerosos
ejemplos de trabajo, lucha y sacrificio, que tiene sus inicios en el transcurso del
período constitutivo de nuestro perfil colectivo, hasta culminar, 500 años después,
con el logro no sólo de la autonomía que caracteriza a las naciones libres y sobera-
nas, sino de una clara conciencia, como panameños, de que somos y seremos por
siempre, dueños de nuestro propio destino.

La Biblioteca de la Nacionalidad constituye, más que un esfuerzo editorial, un


acto de reconocimiento nacional y de merecida distinción a todos aquellos que le
han dado renombre a Panamá a través de su producción intelectual, de su aporte
cultural o de su ejercicio académico, destacándose en cada volumen, además, una
muestra de nuestra rica, valiosa y extensa galería de artes plásticas.

Quisiéramos que esta obra cultural cimentara un gesto permanente de recono-


cimiento a todos los valores panameños, en todos los ámbitos del quehacer nacio-
nal, para que los jóvenes que hoy se forman arraiguen aún más el sentido de orgullo
por lo nuestro.

Sobre todo este año, el más significativo de nuestra historia, debemos dedicar-
nos a honrar y enaltecer a los panameños que ayudaron, con su vida y con su
ejemplo, a formar nuestra nacionalidad. Ese ha sido, fundamentalmente, el espíritu y
el sentido con el que se edita la presente colección.

Ernesto Pérez Balladares


Presidente de la
República de Panamá
RODRIGO MIRÓ

VIII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

La poesía panameña
ordenada y comentada por Rodrigo Miró
ARISTIDES MARTÍNEZ ORTEGA

R
odrigo Miró estrena de manera oficial sus estudios de la poesía panameña
con su trabajo, Introducción A La Poética de Ricardo Miró, premiado por el
Municipio de Panamá en 1937. El concurso sobre la obra poética de Ricardo
Miró, fue organizado para incluir el trabajo premiado en una antología de las obras
del poeta, que se publicaría ese año de su coronación en el Teatro Nacional. Rodrigo
Miró no sólo fue distinguido con el premio, sino también se le asignó la tarea de
armar la Antología Poética de Ricardo Miró.
El maestro inicia su estudio sobre la poesía del poeta, con unas reflexiones
sobre la relación que existe entre la literatura de un pueblo y la historia de ese
pueblo. Hace alusión a la relación histórico literaria entre España y la América
Hispana, para luego referirse a alguno detalles significativos, de acontecimientos
ocurridos en el Panamá colonia española, y el Panamá independizado de España y
unido a Colombia, observaciones que le ocupan, las dos primeras partes de su
introducción. Su conclusión franca y clara es que la actividad literaria en el Istmo
fue muy limitada, y más escasa y modesta aun fue la producción poética.
La tercera y cuarta parte de la introducción informa sobre datos biográficos del
poeta, y también sobre los primeros periódicos y revistas del S. XIX, como El Lápiz,
fundado en 1894, en donde se publicaron las producciones poéticas panameñas de
los últimos años del siglo pasado, las primeras conocidas hasta ese momento.
Menciona los nombres de Adolfo García y León A. Soto, como editores de publi-
caciones de poca duración.
Afirma que el despertar literario en Panamá se da en 1904, con la publicación de
la revista literaria El Heraldo del Istmo, fundada por Guillermo Andreve, revista en
la que colaboraron los poetas Darío Herrera, Simón Rivas, Federico Escobar, Demetrio
Fábrega y Justo Facio.
En la parte V, y última, Rodrigo Miró anota algunas opiniones sobre la poesía
del poeta Miró. En relación a estas opiniones, en una advertencia que hace en la

IX
RODRIGO MIRÓ

edición antológica, bajo el titulo de “Criterio De Esta Edición”, confiesa que algu-
nas opiniones sobre la poesía de Miró provienen de otros, y otras son suyas, pero
no hace distinción de unas y otras.
En relación a la poesía de Miró, el maestro inicia su evaluación diciendo que:
“Por la geografía y por el tiempo, Miró debió navegar sobre las aguas de la corriente
modernista”.(1) Y a continuación agrega: “Miró no es un modernista, ni podía serlo.
El Modernismo insurge impulsado por ansias renovadoras. Precisaba eludir las
formas vigentes de la poesía castellana, francamente desafectas a la sensibilidad de
un mundo y un momento histórico nuevos. Por otra parte, el modernismo aprove-
cha y utiliza elementos de la poesía francesa de la segunda mitad del siglo pasado,
realizando una atrevida síntesis de substancias dispares. Todo ello exigía, es natu-
ral, de quienes hubieron de realizarla, un esfuerzo critico y un bagaje cultural que
nuestros poetas nacionales no tuvieron”.(2) Y en relación a este bajo nivel cultural
de los poetas panameños de ese momento, lo considera responsable de que, “un
elevado porcentaje de nuestra poesía sea, simultáneamente, calco de modalidades
extranjeras y poesía espontánea”.(3)
Volviendo sobre la calidad de la literatura panameña afirma que, “ las letras
panameñas se alimentaron con exclusividad, de la savia que ofrece el parnaso
español, o del material aportado por sus discípulos más o menos felices del nuevo
mundo”; y en lo que concierne específicamente a la poesía panameña, dice: “De
este modo nuestra poesía se apropia los moldes clásicos o recientes de la española,
mientras su contenido no rebasa los linderos de la queja íntima y sentimental... Y si
podemos descubrir ciertas influencias, tales influencias denuncian, en defecto de
un movimiento consciente, una manera ingenua de manifestar respetuosa diferen-
cia por el original parafraseado”.(4)
En cuanto al poeta Miró, dice que en su poesía lo que esta presente son
“algunos componentes que contribuyeron a la formación del modernismo”.(5) Se-
ñala en el poeta la influencia parnasiana; según él, pudo venir de Guillermo Valen-
cia, y con mayor notoriedad se ve en los sonetos. Otras influencias, dice, son las de
Darío y Silva, y deja ver la posibilidad que las haya de León A. Soto. Sin embargo,
no considera la influencia de estos poetas en la poesía de Miró como algo formal,
sino más bien, “entretenimientos y juegos habilidosos del autor”.(6) Califica al
poeta de “ posromántico de pura estirpe, (que) tiene su propio tono inconfundible,
discreto, suave, abundante en signos de nuestro medio físico natural”.(7)
A continuación se refiere a Preludios, Segundos Preludios, La leyenda del
Pacífico, y Caminos Silenciosos, aportando datos sobre esas ediciones y citando
los versos que considera aciertos poéticos. Exalta las cualidades del sonetista del
poeta, y sus conocimientos de metros y formas usadas con propiedad. Considera
que en Caminos Silenciosos, se encuentran dos de los mejores poemas de Miró, En

X
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

La Alta Noche y Poema Doloroso. Concluye que la obra poética de Miró “ no


admite una filiación precisa”.(8)
Obligado a encargarse de armar la Antología, el maestro incluye en la edición
unos párrafos bajo el título de Criterios De Esta Edición, las líneas siguientes:
“Criterios muy diversos han intervenido en la organización de esta “Antología”, si
bien una necesidad superior de ordenación cronológica ha dado a este aspecto
cierta preponderancia. Otras razones que las puramente estéticas, de interés docu-
mental múltiple, han determinado en ocasiones la escogencia de este o aquel poe-
ma”.(9) La selección abarca poemas de Preludios, Segundos Preludios, Caminos
Silenciosos, y poemas inéditos con fechas hasta el año 1935.
En este primer trabajo formal sobre la poesía panameña, puede advertirse que
ya el maestro Miró estaba investigando sobre la literatura panameña; no sólo la
producción del siglo XIX y comienzos del siglo XX, sino también se había interesa-
do en los documentos de la época colonial.

•••••

En octubre de 1939 Rodrigo Miró termina un extenso comentario que tituló,


Las Mujeres En La Poesía Panameña, que incluye ampliado, en 1947, en su libro
Teoría De La Patria.
Vale anotar que, tanto en esta investigación, como en la del año 37 sobre el
poeta Miró, el maestro demuestra tener un amplio conocimiento de la literatura
española e hispanoamericana, como también buena información de la europea.
Advierte que en Panamá, como en Europa e Hispanoamérica, “la literatura
comienza a interesarnos con la obra de los poetas” (10), y que como es natural, “No
tenemos nosotros, todavía, grandes poetas; ni podemos gloriarnos de tener gran-
des poetisas”.(11)
Afirma que con “dona Amelia Denis (1836) empieza nuestra poesía femenina” (12)
y a continuación informa datos biográficos, y menciona la publicación en 1927 de su
libro Hojas Secas, al que califica de, “Libro lamentable, sin embargo, cuya sola virtud
está en su condición de único”.(13)
Considera que, “su celebridad descansa integra sobre el poema Al Cerro
Ancón, elemento insustituible en el haber sentimental de tres generaciones”.(14)
Sin embargo censura el desconocimiento de su obra, sobre todo por los que intere-
san en nuestras letras.
Su evaluación de la obra de Amelia Denis podemos resumirla en los siguientes
juicios: a) “fue mediana poetisa. En general su verso es pobre, y una excesiva
preocupación por lo doméstico y cotidiano resta altura a su labor” ...; b) “lo mejor
de su obra, es su fuerte contenido social; c) (en relación al cerro Ancón) “Traduce

XI
RODRIGO MIRÓ

por primera vez el sentimiento nacional frente a la interrogante que planteaba el


peligroso vecindaje importado con noviembre de 1903”.(15)
A continuación presenta a Nicole Garay (1873) y reconoce como posible, “que
su obra carezca de una sobresaliente significación estética”.(16) Agrega que: “su
poesía, índice de una austera elegancia espiritual, y, tal vez, de un velado sufrir de
solitaria, tiene un cariñoso tono menor penetrado de suave sentimentalismo... Hay
en ésta, vislumbres de un nacionalismo alerta, y una cierta actitud defensiva frente
a la influencia avasalladora del imperial conquistador”.(17)
Sigue Rodrigo Miró con Zoraida Díaz, quien como destacó Diego Domínguez
Caballero es la primera panameña que publicó un libro de versos, Nieblas Del
Alma, en 1922. Su juicio sobre Zoraida Díaz lo resumiré con palabras del maestro.
Considera su poesía “doméstica y local”, pero destaca su soneto Deseos, como
“pieza de antología”. Concluye que “su musa acepta y refleja ... el problema de la
conciencia que cada hombre tiene del dolor de los demás’’.
A continuación destaca a María Olimpia de Obaldía (1891), a quien se le con-
sidera en Panamá, nuestra “máxima voz lírica femenina”. Él le reconoce “estimables
virtudes poéticas” y agrega que, “podemos situarla fuera de la órbita modernista”,
pero aclara que en Panamá, el modernismo, “más que escuela fue clima, ambiente
dentro del cual proliferaron poetas de diverso acento y contenido”.(18)
A Ofelia Hooper y a Ana Isabel Illueca, las clasifica dentro del núcleo de
transición” y considera a la primera como “la escritora panameña más influida por
las literaturas europeas contemporáneas”.(19)
De Ana Isabel Illueca dice que está ubicada “dentro de la poética anterior,
(pero que) su obra evoluciona en un sentido temático”, y que “tiene una significa-
ción positiva desde el punto de vista de lo que podríamos llamar nuestro naciona-
lismo literario; (sin embargo) su ruralismo es todavía descriptivo y externo, por
tanto superficial”.(20)
En la ampliación de su trabajo sobre las mujeres en la poesía panameña, que
incluye en su libro Teoría De La Patria, de 1947, Rodrigo Miró incorpora a las
poetisas que surgen después de la publicación de Onda, de Rogelio Sinán, el 1929,
primer poemario vanguardista. Pero en relación a esta modalidad, considera de
“impropiedad”, hablar de poesía vanguardista. Cito su sustentación: “Y digo
impropiamente porque, en rigor de verdad, en Panamá no hemos vivido la experien-
cia. Lo que, generalizando, se llamó vanguardismo tuvo una existencia efímera.
Movimiento natural y lógico en la Europa de la postguerra, a nosotros nos vino con
retraso, y de prestado, cuando en su lugar de origen la batalla vanguardista había
pasado, y un retorno a lo romántico, y, en España, la vuelta a Góngora, denuncia-
ban, en los poetas nuevos, la necesidad de hallar entronques tradicionales. Ape-
nas si Onda, de Sinán, Poemas De Ausencia, de Bermúdez, y Kodak, de Demetrio

XII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

Herrera, pueden considerarse con reservas, como manifestaciones de vanguar-


dia”.(21)
Miró define la nueva sensibilidad en los siguientes términos: “De una parte, la
tendencia culta y subjetiva; de la otra, la corriente grávida de emoción social. Y en
el terreno de la forma, junto a la libertad, que se conserva, el renacimiento de viejas
combinaciones métricas, especialmente del romance, el soneto y la silva. En este
único sentido cabe hablar entre nosotros de poesía nueva”.(22)
Como representantes de esa “nueva sensibilidad”, de esa “poesía nueva”,
presenta el maestro a Eda Nela, seudónimo de Dora Pérez de Zárate, Rosa Elvira
Álvarez, Esther María Osses y Stella Sierra. A Eda Nela le señala el mérito de ser la
primera en sumarse al grupo de Sinán; a la Álvarez, “un temperamento complejo,
donde mística y erotismo conviven en extraña hermandad”; a la Osses le recomien-
da superarse; y a la Sierra, le reconoce “propiedad de su lenguaje”, “pureza de su
concepción”, “dignidad estética”.

•••••
En 1941 la Editorial Universitaria Ercilla de Santiago de Chile le publica a Rodrigo
Miró su Indice De La Poesía Panameña Contemporánea, precedida de una Intro-
ducción. Agrupa a los poetas en tres partes, y cada parte va precedida de notas
introductoras.
En la Introducción advierte que, “temporalmente, sólo incluye a individuos
nacidos a partir de 1870. Lo que quiere decir que aquí se recoge el ciclo poético
correspondiente a la era republicana, esto es, nuestra poesía contemporánea. Y
dentro de ese lapso, siempre que no se advierta otra cosa, únicamente la represen-
tación de quienes tienen obra de cierta calidad y han logrado voz personal. Más
allá de la fecha fijada nuestros poetas de importancia escasean en progresión cre-
ciente, y su estudio, carentes como estamos de documentación historia asequible,
se hace harto inseguro y difícil”.(23)
A continuación informa sobre las escasas noticias que tiene sobre las letras en
la colonia, mencionando unas coplas que se le atribuyen a un piloto llamado Juan
Sánchez, el nombre del panameño Fernando de Rivera, luego el Hermano Hernando
de la Cruz, de quien se dice que fue poeta y pintor, y finalmente a Víctor de la
Guardia y Ayala, quien estrenó en 1809, en Penonomé, una tragedia en verso titula-
da La Política del Mundo, luego publicada en 1902.
Entre 1830 y 1840 fija la zona de fecha de nacimiento de los que componen la
primera generación poética del Istmo: Manuel José Pérez, José María Alemán, To-
más Martín Feuillet, Gil Colunje, José Dolores Urriola y Amelia Denis.
Destaca la importancia que tienen en el estudio de la literatura panameña, prime-
ro, Octavio Méndez Pereira, autor de Parnaso Panameño, primera antología de poetas

XIII
RODRIGO MIRÓ

panameños; luego, a Guillermo Andreve, con quien coincide en que los poetas
antologados por Méndez “no sobreviven un examen de mediana severidad” (24), y
hace una reservada excepción de Tomás Martín Feuillet.
En su opinión, Darío Herrera, Nicole Garay, León A. Soto, quienes comenzaron
a escribir antes del novecientos, pero su obra trasciende a partir de 1903, inauguran
el camino de nuestra poesía, acompañados de Demetrio Fábrega, Ricardo Miró,
Enrique Geenzier, María Olimpia de Obaldía y Gaspar Octavio Hernández, quienes
afirman que “nacieron a calor del clima modernista, considerando el vocablo en su
acepción más general”.(25)
A estos nombres que forman la primera parte del volumen, les siguen un grupo
que califica de “transicional”, ya que no pertenecen a ninguno de los dos grupos y
son “poetas de edad, contenido y significación muy diversos”.(26) Los nombres
son Demetrio Korsi, Ofelia Hooper, Ana Isabel Illueca y Antonio Isaza.
La tercera sección de poetas, que preside Rogelio Sinán la considera “Mues-
trario anticipado y provisional”, ya que son muy jóvenes. Con Sinán, Herrera
Sevillano, Laurenza, Rosa Elvira Álvarez, Bermúdez, José A Campos, Ritter Aislán,
Antonio De León, Tobías Díaz, Stella Sierra, cierra su muestrario”.
En la nota que precede a cada uno de los tres grupos antologados, el maestro
añade algunos juicios muy importantes sobre cada uno de esos grupos.
No considera que hubo una poesía modernista panameña, sino una poesía
“rubenderiana”: “una desviación secundaria-decorativismo amanerado y superfi-
cial-del movimiento...” (27) Y afirma que, “Mucho de esa condición subalterna se
advierte en la obra de los poetas nacionales del momento. Temas manidos, creación
imaginativa y sentimental de estereotipia”.(28) Y hace una excepción con Darío
Herrera.
Al grupo que considera de transición le ve una dirección temática hacia lo
típico campesino o afroindígena, y dice que con ellos, “Aparecen los primeros
elementos importantes de un nacionalismo artístico”.(29)
Y en relación con el tercer grupo dice: “La obra de estos poetas exhibe el
predominio de tendencias puristas y es, en gran medida, empresa de evasión” (30)
Reconoce mayor disciplina y cultura en la producción última, y destaca el
magisterio intelectual sobre este grupo de los siguientes autores: Enrique Ruiz
Vernacci, Gabriela Mistral, Luis Alberto Sánchez, José Antonio Encinas, Rafael
Alberti, León Felipe, José Dolores Moscote, Octavio Méndez Pereira, Manuel Roy,
Diógenes de la Rosa.

•••••
En 1943 hace una extensa nota sobre Gaspar Octavio Hernández (1893), que
luego incluye en Teoría de la Patria.

XIV
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

En su opinión la obra de Gaspar Octavio Hernández debe considerarse parte


del aporte negro y mulato al proceso formativo de la nacionalidad, contribución que
“arranca del mulato Urriola, se continúa en Simón Rivas y Federico Escobar”.(31)
Luego de algunos comentarios sobre el modernismo sitúa a Gaspar Octavio
Hernández, en esa “desolada familia”.(32)
Da noticias biográficas, destacando que en 1907 publica sus primeros versos
en El Nacional; colabora con Miró en Nuevos Ritos; adapta en versos Yolantha,
melodrama alemán; director ocasional de Nuevos Ritos, coeditor con Geenzier de
Esto y Aquello; colaborador y luego editor de la revista Memphis; y da cuenta de
las ediciones de sus libros Melodías Del Pasado, 1915, y Cristo y la Mujer de
Sichar, 1916.
Coloca el poema de Hernández Canto A La Bandera, junto a Al Cerro Ancón
y Patria, poemas de afirmación nacional.
Al calificativo de modernista le agrega “rezagado”, y agrega lo siguiente: “Mas,
sin ser del todo ajeno a la corriente, Gaspar Octavio Hernández incidirá en lo funda-
mental modernista; multiplicidad métrica y estrófica, sensualismo musical y cromá-
tico, paganismo y exotismo que, si bien literarios, no por eso dejan de ser. Pero,
como insinuábamos, su exacerbado individualismo, su tristeza y su tropicalismo
congénitos garantizan un insobornable fondo romántico, que traicionará todas sus
tentativas. En Hernández tenemos un romántico irreductible que se expresa en
modernista”.(33)
Lo considera extraordinario versificador y poeta, ve tres momentos en su obra
poética. En el primero están dos tercios de su producción y se caracteriza por
“deleites verbales”, “vencedor de problemas técnicos que él mismo plantea”, domi-
nio de la métrica y las combinaciones estróficas, “poesía de fuga”. Representati-
vos de esta época son sus poemas, Cristo y La Mujer de Sichar, Melodías Del
Pasado y Enigma. En el segundo se solidariza con reclamar la injusticia, la suerte de
la nacionalidad, el porvenir de la patria; representativos de este momento, Canto A
La Bandera, Azul y un soneto, A Panamá. Y por último el tema popular, en sus
Cantares De Castilla de Oro, “donde asoma la influencia española, pero donde se
vislumbra asimismo un aproximarse Hernández a su verdadero ser”.(34)

• • • • •• • • • •
Rodrigo Miró fue revelando sus planes de escribir un libro completo sobre la
literatura panameña desde 1945. En Teoría de la Patria, publicó dos breves comen-
tarios que tituló La Literatura De Panamá, noviembre de 1945, y sobre La Histo-
ria De Nuestra Literatura, julio de 1946. En enero de 1946 publicó un breve folleto
bajo el título de La Literatura Panameña, Breve Recuento Histórico. De estos
últimos trabajos mencionados destacaré los calificativos que le asigna Miró a la

XV
RODRIGO MIRÓ

primera generación de poetas de la República, es decir, del grupo que surge con
posterioridad a 1903: Nicole Garay (1893), recatada, múltiple y cordial; Aizpuru
Aizpuru (1876) culto y grave; Demetrio Fábrega (1881), parco y dueño de sí;
Hortensio De Icaza (1883), solemne y tropical; Antonio Noli B (1884), risueño y
triste; José María Guardia (1885), romántico y campesino; Guillermo Batalla (1886),
amatorio y familiar; Enrique Geenzier (1887), galante y señorial; Harmodio Guardia
(1891), vargavilesco y soñador; María Olimpia de Obaldía, hogareña y digna; Gaspar
Octavio Hernández (1893), melodioso y febril. En 1960 publica La Literatura Pana-
meña De La República y finalmente edita en 1972 La Literatura Panameña, Ori-
gen y Proceso. En cada uno de los trabajos publicados en los mencionados años,
el maestro fue enriqueciendo con noticias y nombres lo relacionado con la poesía.
En sus trabajos iniciales había confesado haber encontrado muy poco sobre el
periodo colonial, sin embargo, en cada uno de sus últimos trabajos, Itinerario de La
Poesía En Panamá, (1502-1974) y en La Literatura Panameña, Origen y Proceso,
1972 el maestro proporciona valiosos datos sobre trabajos poéticos, firmados y
anónimos de ese período. Más adelante informaremos sobre el ordenamiento final
de la poesía panameña, tal como él lo presentó en esos libros.

•••••
En 1945 publica Apuntes sobre Darío Herrera, que luego incluye en Teoría de
la Patria. Destaca la importancia como poeta y prosista y da información biográfica
de Herrera. Señala sus colaboraciones en El Heraldo, Nuevos Ritos, y en diarios
importantes de Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires.
Subraya que la obra poética de Herrera es parca, de unos treinta poemas, y
menciona que un hijo del poeta tiene un libro inédito de 53 poemas, pero que los
poemas conocidos en Panamá son alrededor de 20.
Destaca, también, que Herrera hizo la primera traducción del inglés de La Bala-
da de la Cárcel de Reading, de Oscar Wilde, y que tradujo poemas del italiano y del
francés, y poemas del alemán, de Heine.
Dice de Herrera: “Como poeta se acerca a los parnasianos, pero sin caer en la
frialdad marmórea de aquellos, no falto de emoción. Y acusa una leve melancolía,
como que sangra también por la herida romántica, común a casi todos nuestros
poetas. En su poesía alienta, por lo mismo, una indudable significación personal...
Rubén Darío, que fue su amigo y estimador, le hizo el honor de colocarlo en uno de
sus escritos, junto con Silva y Valencia, viendo en los tres la más alta representa-
ción del modernismo en Colombia”.(35)
Lo considera “el más conspicuo representante del modernismo” (36), y resalta lo
que de él dijo Martí: “Es de los que sienten la poesía natural y son ricos de color”. (37)

•••••
XVI
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

Del año 45 también es un artículo sobre Demetrio Fábrega, En Torno a Demetrio


Fábrega, incluido también en Teoría de la Patria.
Aunque Méndez Pereira, Andreve, Laurenza, Ernesto Morales, Collante de
Tapia, coinciden en calificarlo de, “parnasiano” y de autor de “poesía paisajista”, el
maestro discrepa y sustenta su disentimiento.
Ve en Fábrega dos etapas. La primera, juvenil, llega hasta la época del Heraldo
del Istmo, recién nacida la República. La otra etapa se inicia con su viaje a
Norteamérica y a Europa hasta el fin de sus días, y a esta etapa pertenece lo más
importante de su obra, según Miró.
Después de la información biográfica el maestro sustenta su juicio: “Y lo esen-
cial del espíritu parnasiano es su sensualismo, su velado paganismo. Lo contrario
de lo que ocurre con la obra de Demetrio Fábrega, por entero cristiana, española y
católica. Pero tampoco su aspecto formal justifica ese intento definidor. Desde ese
punto de vista su obra cae igualmente dentro de la órbita peninsular, e incluía buen
conocimiento y gusto clásico español”.(38)
En cuanto a lo de poesía paisajista, la de Fábrega, dice: “En realidad, la afición
descriptiva de Fábrega —origen de su pretendido paisajismo— tiene otras causas y
motivaciones: Tres corrientes se asocian aquí para producir el fenómeno; la que toma
impulso en el curioso observador del mundo exterior —como apuntó Morales con
acierto—; la que tiene su hontanar en preocupaciones éticas, que alimentan a su vez
inclinaciones didácticas; la que se deriva, por último, de su gusto por las gracias del
idioma, que lo incita a probar su capacidad de domeñarlo..... Porque lo que se ha
querido interpretar como paisaje, en la obra de Fábrega es falso paisaje, y está
siempre supeditado a una previa finalidad moral”.(39)
Y precisa: “En Fábrega el paisaje no es resultado de un mirar directo, ni siquiera
interpretación de ese mirar. Es idealización pura, truco literario que nos recuerda la
utilización de la naturaleza en las églogas de Garcilaso”.(40)
Resalta también que Fábrega fue de los que acogió Onda, el libro que inicia una
renovación poética en Panamá.

•••••
En diciembre de 1945, Miró da a conocer la existencia de una Antología hispa-
noamericana de 1890, en dos tomos de Aquilino Aguirre, impresor y dueño de una
imprenta establecida en 1879, bajo el título de Poesía Castellana Poetas America-
nos, con 58 poetas de doce países y en total de setenta y un poemas. Destaca que
hay un poema de Arnauld, La Hoja, traducido por Tomas Martín Feuillet, que
aparece como colombiano. El segundo tomo se publicó en diciembre de 1890, con
31 poemas, 6 traducciones, veintiséis poetas de 9 países. Esta es pues, la primera
antología de su género concebida y publicada en Panamá.

XVII
RODRIGO MIRÓ

Como dato curioso observa que no obstante presentar a quienes sin duda
fueron los más destacados poetas del S. XIX, el antologador panameño ignora a
Darío, aunque incluyó poemas de Salvador Díaz Mirón y Gutiérrez Nájera.

•••••
Rodrigo Miró presenta formalmente como la primera generación poética de
Panamá a los románticos, en un folleto titulado El Romanticismo en Panamá, la
Primera Generación Poética del Istmo, editado en 1948.
Ha concluido las investigaciones sobre cada uno de los autores que la inte-
gran, y que son Gil Colunje (1831), Tomás Martín Feuillet (1834), José María Ale-
mán (1830), Manuel José Pérez (1830) y Amelia Denis (1836). Nos presenta abun-
dante información biográfica y sobre la obra poética de los autores, hasta ese
momento desconocida.
Justifica la condición de generación de ese grupo, apoyándose en el requisito
de nacimiento próximo, que precisa Ortega y Gasset en su trabajo sobre las genera-
ciones, y en el requisito que anota el alemán Peterson, “elementos formativos seme-
jantes”, en su trabajo sobre la generación del 98, citado por Pedro Salinas, en un
trabajo, también sobre esa generación.
El requisito de natalidad está a la vista, pues todos estos autores nacen entre
1830 y 1836, y para probar que se cumple con el otro, revisa y destaca los aconteci-
mientos históricos que se dan en el Istmo, entre 1830 y 1850, los años de infancia y
adolescencia de los mencionados poetas. Informa que de 1832 a 1849, funcionó
una especie de liceo, el colegio Provincial del Istmo. En relación con el aspecto
literario, propiamente tal, que influye en los miembros del grupo, nos recuerda que
las voces de Europa, la de Hugo y Musset, Byron y Espronceda, y las de América,
la de Echeverría y Mármol, Caro y Arboleda, se oían en el Istmo.
Una vez descrito el clima histórico y cultural, el maestro pasa a la información
biográfica y al comentario de los trabajos significativos de cada uno de ellos, con
citas de fragmentos poéticos.
De Colunje subraya la publicación, el 28 de noviembre de 1852, de un poema
“de singular elevación”, que considera el primer poema importante escrito por un
panameño. Se trata de una oda escrita en octavas, homenaje a nuestra independen-
cia de España. Señala como otro poema de valor, El Canto del Llanero, que tiene un
epígrafe de Espronceda y está escrito en octavas.
De Tomás Martín Feuillet, dice que fue un “trovador con oído sólo para las
voces del corazón... dejó en herencia una breve obra poética, plena de sincero
lirismo, trasunto fiel de su vida apasionada... (y) encarna el típico poeta románti-
co.... (pero) hace una poesía en tono menor”.(41) Agrega Miró que el poeta tiene

XVIII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

también una poesía festiva que está vinculada “a la tradición popular y realista de
la poesía española” (42); ejemplos son Cuánto Tiene y Retrato.
En José María Alemán resalta una obra desigual, y lo de mayor valor está en su
último libro Crepúsculos de la Tarde, publicado en Bogotá, en 1882. Estuvo vincu-
lado al primer periódico literario de Panamá, El Céfiro, fundado por Manuel Gamboa,
en 1866, y cuando deja de circular el diario, funda El Crepúsculo, en 1870. Los
trabajos de Alemán sobre Caro, Abigail Lozano y Martín Feuillet, junto a los de
Gamboa, constituyen según Miró las primeras manifestaciones de una crítica litera-
ria en Panamá.
A Manuel José Pérez, quien publicó en 1888 sus Ensayos Morales, Políticos y
Literarios, lo considera un “romántico retrasado, contradictorio” y le señala in-
fluencias de Musset, Lamartine, Byron, Núñez de Arce y Campoamor, y que, escri-
be poemas “con intención filosófica, y fáciles y adocenados versos de álbum o
bien, se entrega a los delirios de una fértil fantasía”.(43)
A Amelia Denis la destaca como la primera mujer en Panamá que publicó poe-
mas y le reconoce a su poesía un “profundo contenido social”. Elogia Al Cerro
Ancón, diciendo que es el “poema que cierra felizmente el ciclo romántico de nues-
tra poesía y asegura a la poetisa su definitivo ingreso a nuestro parnaso”.(44)
Excusándose de no tener suficientes datos sobre la obra de José Dolores
Urriola, concluye que se confirma como hecho de existencia de esa primera genera-
ción de poetas románticos, quienes “lograron aclimatar en nuestro suelo la flor de
la poesía... (y que) contrariamente a lo que se ha repetido con frecuencia, nuestra
literatura no es tan joven. Tiene la misma edad y la misma vitalidad que otras
literaturas del continente”.(45)
Finalmente observa que el ciclo romántico de la poesía panameña se abre y se
cierra con dos cantos que son afirmaciones de nuestra nacionalidad: las octavas de
Gil Colunje, Al 28 de noviembre y las estrofas de Amelia Denis, Al Cerro Ancón.

•••••
Voy a alterar el orden de comentarios a los trabajos de Miró para terminar con
los estudios sobre temas específicos que publicó el maestro. Patria en su Contexto
Histórico es el trabajo que lee el 25 de octubre de 1978, para incorporarse como
miembro de número a la Academia Panameña de la Lengua.
Miró aporta una serie de datos históricos en relación con las censuras, reser-
vas y respaldos que personalidades de la época, de dentro y fuera del país, pronun-
ciaron en relación con la independencia del Istmo y el respaldo de los EE.UU..
Aplaudieron la protección de los EE.UU. con versos alusivos al papel de garante y
protector, Julio Arjona Q. (1906) Rodolfo Caicedo (1906) Justo A. Facio (1909).
Esas opiniones encontradas en relación a nuestra independencia crearon un clima

XIX
RODRIGO MIRÓ

tenso o incómodo que pesó sobre los jóvenes de ese entonces. Todo esto ocurre
entre el año de la independencia, 1903, y 1908, año en que se escribe Patria.
Al respecto nos dice Miró lo siguiente: “He sido prolijo en las referencias para
mostrar los diversos matices de la opinión reinante, y su relativa incoherencia,
resultado natural de la intrincada peripecia panameña y de la situación continental
en las dos décadas que van de 1895 a 1914”.(46) En este clima histórico se forjó la
generación de Andreve, Miró, Duncan y Méndez Pereira, nos agrega Miró.
Nos dice que había un “confuso sentimiento de inconformidad” y que las
“vivencias de los panameños de la capital aparecían empañadas por la presencia
extranjera”, y que por lo tanto en, “Al Cerro Ancón, lamento muy circunscrito y
personal, dona Amelia Denis puso el dedo en la llaga”.(47)
Este malestar se le siente también a Guillermo Andreve, en su Poema del Pací-
fico, escrito en 1907.
La inconformidad de la influencia extranjera y la censura continental, se mani-
fiesta en una nota que escribe Ricardo Miró el 15 de abril de 1908, en Nuevos Ritos,
en donde justifica aceptar que todo el trabajo de la revista recaiga en él, “para
engañar a la América, para hacerle creer que no nos volvemos yanquis por minu-
tos”.(48) Y agrega que Rodrigo Miró “En ese estado de ánimo marcha a Europa, en
noviembre de 1908, recién cumplidos veinticinco años”, Ricardo Miró.
Informa el maestro que en Barcelona el poeta se ve obligado a acudir constan-
temente “a los periódicos para desvanecer infundios”.(49)
Esta situación en que se encuentran los panameños como consecuencia de las
circunstancias en que se da la separación de Colombia, se complica más para los
nacionales, según Rodrigo Miró, porque en 1908, año en que el poeta escribe
Patria, todo lo relacionado con nuestro pasado, con nuestra historia está por hacer,
y al respecto nos dice: “Esa informe conciencia de ayer —sumada la notoria repulsa
exterior por nuestra independencia— sobrepuso como incómodo fardo al indife-
rentismo del panameño cierto complejo de culpabilidad. Nuestros padres y nues-
tros abuelos padecieron la angustia del problemático origen del estado. Miró sufre
en carne viva esa congoja, y busca de modo instintivo defensa en el pretérito.
Aunque no lo conoce en sus pormenores —navegamos entre brumas, según se ha
visto— intuye que allí está el resguardo, y se afirma en nuestro ser moral: “La Patria
es el recuerdo”, es la historia. Y a través de la descripción del paisaje nativo, va
proclamando su identidad con ella”.(50)
Una vez que justifica el origen de la definición que el poeta le da a la Patria, la
identificación con el recuerdo”, Miró sostiene que el origen de la última estrofa,
“Oh Patria tan pequeña que cabes toda entera...” es la razón siguiente: “Dolido por
la incalificable hazaña de la potencia abusiva, le enrostra su fea conducta subrayan-

XX
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

do nuestra pequeñez territorial, que puede cobijarse al amparo del pabellón... Llevar
la patria dentro del corazón no es aquí una metáfora: es una punzante realidad”.(51)
Concluye su argumento afirmando que, “Patria brindó a los panameños la
afirmación de su mismidad. Cultos e indoctos, pobres y ricos, comprendieron el
mensaje”.
Sin embargo, Miró considera que “Patria disminuye sus valores simbólicos en
la medida que el sentimiento nacional se consolida y crece”.(52) Dice que con el
correr del tiempo el texto deja de ser “la respuesta moral” con la que se solidarizan
todos los panameños, para convertirse en un texto literario (que) “es visto como tal,
y a partir de esa conversión comienzan a “señalársele lunares”.(53) Al respecto, nos
dice “Los advirtió temprano, o se los indicaron, al propio autor, quien tuvo la
debilidad de enmendarlos. De ahí el que, al incluirse por primera vez en un libro, Los
Segundos Preludios, de 1916, el texto aparezca corregido, las enmiendas, encamina-
das a evitar repeticiones de vocablos y consonancias, afectan el segundo verso de
la primera estrofa, el último de la cuarta y el verso final. Si mejoran su ropaje le
quitan parte de su carga emotiva”.(54)
Estas correcciones se hacen a partir de 1916 y se popularizan a partir de 1925”.(55)
A continuación, Miró cita señalamientos literarios a Patria, de Miguel Amado,
Demetrio Korsi, Roque Javier Laurenza. Citaremos la cita que incluye Miró de
Amado: “Difícilmente existe una composición tan sentida y tan censurable”. Y
Añade Amado, “la sexta estrofa da al traste con la simetría, esencial en la obra de
arte”,... “la necesidad de la última estrofa me parece discutible”.(56)
Korsi califica el poema Patria como “una verdadera locura de amor al suelo
natal”.(57) Y Laurenza, refiriéndose a los versos finales dice, “Si no fuera a mutilar a la
Musa panameña, habría que encerrar estos sonoros alejandrinos bajo siete llaves”.(58)
La conclusión de Miró es que, “Fuera de su contexto histórico Patria pierde
sus más íntimos motivos y da pábulo a plurales interpretaciones. De ahí que lo
entendieran mejor, en su honda verdad, sus compañeros de generación y los hom-
bres de la generación anterior”.(59)

•••••
Las investigaciones de Rodrigo Miró sobre la literatura panameña, que es
posible que iniciara el maestro a partir de la segunda mitad de la década del año 30,
culminaron en dos obras generales: La Literatura Panameña, Origen y Proceso,
cuya primera edición es de 1972 y la octava de 1978, varias de esas ediciones
enriquecidas con algún nuevo autor o dato histórico; e Itinerario de la Poesía en
Panamá, con una sola edición, hasta ahora, de 1974, antología que recoge autores
y poemas de 1502 a 1974. El antecedente de Itinerario es Cien Años de Poesía en
Panamá, publicada en 1953.

XXI
RODRIGO MIRÓ

En lo que a la poesía concierne, en estas dos obras encontramos el ordena-


miento final de la poesía panameña, variando sólo en nuevos nombres que fueron
apareciendo en el panorama de la poesía nacional.
Rodrigo Miró fija los periodos de la poesía panameña y el orden de los poetas
panameños de la manera siguiente:

Poesía de la Colonia
Mateo Rosas De Oquendo, Juan De Miramontes y Zuazola, Hermano Hernando
de la Cruz, Víctor De La Guardia y Ayala.
En el periodo colonial Miró da noticias de autores y obras, anónimas unas, y
firmadas otras, que abarcan los siglos XVI, XVII, XVIII, y cerrando el grupo a Víctor
de la Guardia y Ayala (1772-1824), cuya obra La Política del Mundo es de 1809.
Cabe destacar que al inicio de sus investigaciones Miró creyó que el período
colonial había sido de escasísima producción, pero gracias a sus diligencias nos da
abundantes noticias de esta antología, que nos permiten ver que hubo una consi-
derable actividad literaria en la colonia vinculada a Panamá.

El Siglo XIX: Románticos


Manuel María Ayala Oramas (1785-1824), Mariano Arosemena (1794-1868), To-
más Miró Rubini (1800-1881), José María Alemán (1830-1887), Gil Colunje (1831-1899),
José Dolores Urriola (1834-1883), Amelia Denis (1836-1910). Manuel José Pérez (1830-
1887), Leopoldo José Arosemena (1847-1907), Jerónimo Ossa ( ), Justo A. Facio
(1861-1912), Federico Escobar (1868-1905), Rodolfo Caicedo ( ).
Aunque Miró sostuvo en trabajos anteriores que la primera generación era la
de los románticos, y solo incluía a Colunje, Alemán, Martín Feuillet, Pérez y Amelia
Denis, en su ordenamiento final, identifica el S. XIX con el romanticismo, y encabe-
za el período con Manuel María Ayala Oramas ( ) y la extiende hasta Rodolfo
Caicedo (1868).

Modernistas
Darío Herrera (1870-1914), León A. Soto (1874-1902), Simón Rivas (Cristóbal
Martínez 1867-1914), Adolfo García (1872-1900), Nicole Garay (1873-1929).
En este período Miró presenta los mismos nombres que en sus trabajos ante-
riores, pero sustituye a Guillermo Andreve por Simón Rivas.

Primera Generación de la República


Ricardo Miró (1883-1940), Aizpuru Aizpuru (1882-1953), Demetrio Fábrega (1881-
1932), Zoraida Díaz (1881-1948), Antonio Noli B. (1884-1943), José María Guardia

XXII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

(1885-1943), José Guillermo Batalla (1886-1962), Enrique Geenzier (1887-1943), Ma-


ría Olimpia de Obaldía (1891- ), Gaspar Octavio Hernández (1893-1918).

Segunda Generación de la República


Demetrio Korsi (1899-1957), Castillo, Félix Ricaurte (1897- ), Santiago Anguizola
( ), Castillo Moisés (1899- ), Gil Blas Tejeira (1901- ), Ana Isabel Illueca ( ), Lucas
Bárcenas (1906- ), Ofelia Hooper ( ).
Miró complementa con algunos nombres nuevos lo que él ha considerado dos
generaciones republicanas, que se diferencian más que por sus edades, por la
temática de su poesía, distinguiéndose la segunda generación por su temática
vinculada al folklorismo rural y afronacional.

La Poesía Vanguardista
Rogelio Sinán (1902- ), Antonio Izasa A. (1910- ), Roque Javier Laurenza
(1910-1974 ), Demetrio Herrera Sevillano (1902-1950), Eda Nela (1912 ), Ricardo J.
Bermúdez (1914 ), Esther María Osses (1914- ), Rosa Elvira Álvarez (1915- ),
Eduardo Ritter Aislán (1916- ), Tobías Díaz Blaitry (1919- ), Stella Sierra (1919- ),
Mario Augusto Rodríguez (1919- ), Gaspar Rojas Quiroz (1920- ), Hersilia Ramos
de Argote ( ), Tristán Solarte (1924- ), Homero Icaza Sánchez (1925- ), José
Antonio Moncada Luna (1926-1966), Matilde Real de González (1926- ), José de
Jesús Martínez (1929- ), Elsie Alvarado de Ricord (1928- ), Alfonso Játiva (1929-
), Guillermo Ros Zanet (1930- ), Víctor M. Franceschi (1931- ), Sydia Candanedo
de Zúñiga (1927- ), Demetrio J. Fábrega (1932- ).
Aunque en trabajos anteriores Miró confiesa no estar convencido de que se
puede hablar de modalidad vanguardista, propiamente, en la poesía panameña, y
que sólo hay vanguardismo en los poemas de Sinán, Herrera Sevillano y Bermúdez,
fija un período “vanguardista” o de “poesía nueva” como prefiere calificar la poe-
sía de ese grupo. Incluye autores que nacen entre 1902 y 1932.

Poesía Postvanguardista
Carlos Francisco Changmarín (1922- ), José Franco (1931- ), Diana Morán
(1932- ), Álvaro Menéndez Franco (1933- ), Cesar Young Núñez (1934- ), Enrique
Chuez (1934 ), Aristides Martínez Ortega (1936), José Antonio Córdoba (1937),
Ramón Oviero (1938), Roberto Luzcando (1959), Pedro Rivera (1939), Benjamín
Ramón (1945), Moravia Ochoa López (1939), Bertalicia Peralta (1939), Roberto
Fernández Iglesias (1948).*

* Los datos de los autores agrupados por Miró en estas últimas clasificaciones son los vigentes
hasta 1974, pues algunos de ellos han fallecido en años posteriores a esa fecha.

XXIII
RODRIGO MIRÓ

Los nombres de poetas nacidos entre 1922 y 1934, Changmarín, Franco, Morán,
Menéndez, y Young Núñez, compañeros de poetas seleccionados, como
“vanguardistas”, los presenta como postvanguardistas, por la temática social y
política que tiene la obra de los mencionados. Junto a ellos selecciona sólo algu-
nos nombres de poetas que menciona en la octava edición de La Literatura Pana-
meña, Origen y Proceso, de 1987. También registra en esa edición poetas a quienes
llama “recién llegados”, nacidos entre 1945 y 1951, grupo al cual se refiere con las
siguientes palabras: “En ellos la literatura se basta a sí misma; en ellos es común la
amplia información acerca del acontecer literario foráneo; en ellos el ningún propó-
sito de hacer literatura panameña; en ellos cierto no me importa, típico fruto de la
mocedad encaminada a espantar al buen burgués. En ellos, también, un auténtico
fervor por la literatura, una plausible agresividad intelectual”.

•••••
He presentado quince trabajos de Rodrigo Miró, en los que el maestro se
ocupa de la poesía panameña, limitándome, como ya advertí, a exponer sus inves-
tigaciones y juicios, para que se pueda apreciar su ordenamiento de los poetas
panameños y sus comentarios sobre la poesía panameña.
Mi única opinión en esta exposición de los estudios del maestro sobre la
poesía panameña es la que sigue:
La suma de todos estos trabajos que son las investigaciones de Rodrigo Miró
durante más de 50 años, da como resultado una alta cifra de conocimientos funda-
mentales del quehacer poético panameño.
Los desacuerdos, posibles, en algún tema o juicio, no afectan la clara y detallada
organización del cuerpo literario nacional que Miró ha armado pieza a pieza, desde
la colonia hasta nuestros días.

CITAS

(1) Teoría de la Patria, Introduccion a la literatura de Ricardo Miró, Panamá, 1947.


Pág. 73.
(2) Ob. Cit., Pág. 74.
(3) Ob. Cit., Pág. 74.
(4) Ob. Cit., Pág. 74 y 75.
(5) Ob. Cit., Pág. 75.
(6) Ob. Cit., Pág. 75.
(7) Ob. Cit., Pág. 75.
(8) Ob. Cit., Pág. 80.
(9) Antología Poética de Ricardo Miró, Panamá, 1937.
(10) Ob. Cit., Las Mujeres en la Poesía Panameña Pág. 106.
(11) Ob. Cit., Pág. 106.
(12) Ob. Cit., Pág.106.
(13) Ob. Cit., Pág. 107.
(14) Ob. Cit., Pág. 107.

XXIV
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ

(15) Ob. Cit., Pág. 108,109,110.


(16) Ob. Cit., Pág. 112.
(17) Ob. Cit., Pág. 112.
(18) Ob. Cit., Pág. 116.
(19) Ob. Cit., Pág. 117.
(20) Ob. Cit., Pág. 119.
(21) Ob. Cit., Pág. 120.
(22) Ob. Cit., Pág. 120-21.
(23) Índice de la Poesía Panameña Contemporánea, Pág 10.
(24) Ob. Cit., Pág. 12.
(25) Ob. Cit., Pág. 13.
(26) Ob. Cit., Pág. 13.
(27) Ob. Cit., Primera Parte, Pág. 2.
(28) Ob. Cit., Primera Parte, Pág. 2.
(29) Ob. Cit., Segunda Parte.
(30) Ob. Cit., Tercera Parte.
(31) Teoría De La Patria, Gaspar Octavio Hernández, Pág. 83.
(32) Ob. Cit., Pág. 85.
(33) Ob. Cit., Pág. 90.
(34) Ob. Cit., Pág. 93.
(35) Teoría De La Patria, Darío Herrera, Pág. 51.
(36) Ob. Cit., Pág. 52.
(37) Ob. Cit., En torno a Demetrio Fábrega, Pág. 57.
(38) Ob. Cit., Pág. 57.
(39) Ob. Cit., Pág. 57.
(40) El Romanticismo en Panamá, Pág. 22 y 23.
(41) Ob. Cit.,Pág. 23.
(42) Ob. Cit.,Pág. 32.
(43) Ob. Cit.,Pág. 39.
(44) Ob. Cit.,Pág. 41.
(45) Revista Tareas, No. 93, Panamá 1996, Pág. 18.
(46) Ob. Cit.,Pág. 19.
(47) Ob. Cit.,Pág. 19.
(48) Ob. Cit.,Pág. 19.
(49) Ob. Cit.,Pág. 19.
(50) Ob. Cit.,Pág. 20.
(51) Ob. Cit.,Pág. 20.
(52) Ob. Cit.,Pág. 21.
(53) Ob. Cit.,Pág. 21.
(54) Ob. Cit.,Pág. 21.
(55) Ob. Cit.,Pág. 22.
(56) Ob. Cit.,Pág. 22.
(57) Ob. Cit.,Pág. 22.
(58) Ob. Cit.,Pág. 23.
(59) Ob. Cit.,Pág. 21.

XXV

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