Trabajo de Trastorno Neurosis y Psicosis

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Trastorno de la personalidad narcisista

Criterios diagnósticos
Patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de
admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y
se presenta en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los
siguientes hechos:
1. Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia (p. ej., exagera sus logros y
talentos, espera ser reconocido como superior sin contar con los
correspondientes éxitos).
2. Está absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ideal
ilimitado.
3. Cree que es "especial" y único, y que sólo pueden comprenderle o sólo puede
relacionarse con otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus.
4. Tiene una necesidad excesiva de admiración.
5. Muestra un sentimiento de privilegio (es decir, expectativas no razonables de
tratamiento especialmente favorable o de cumplimiento automático de sus
expectativas).
6. Explota las relaciones interpersonales (es decir, se aprovecha de los demás para
sus propios fines).
7. Carece de empatía: no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los
sentimientos y necesidades de los demás.
8. Con frecuencia envidia a los demás o cree que éstos sienten envidia de él.
9. Muestra comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad.

Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno de personalidad narcisista es un patrón general
de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía que se inicia en la edad
adulta temprana y que está presente en una variedad de contextos.
Los individuos con trastorno de la personalidad narcisista generalmente tienen falta de
empatía y dificultades para reconocer los deseos, experiencias subjetivas y
sentimientos de los demás. Asumen que los demás deben estar totalmente
preocupados por su bienestar y tienden a hablar de sus propias preocupaciones e
intereses de una forma inapropiadamente larga y detallada, sin reconocer que los
demás también tienen sentimientos y necesidades. Son a menudo despectivos e
impacientes con los demás cuando éstos les hablan de sus propios problemas y
preocupaciones.
Estas personas pueden ser ajenas al dolor que suscitan sus críticas (p. ej., pueden
decirle a una expareja eufóricamente "ahora tengo la mejor relación de pareja de toda
mi vida", o jactarse de su buena salud frente a alguien que está enfermo). Cuando
reconocen las necesidades, los deseos o los sentimientos de otras personas, los
suelen ver con desprecio, como signos de debilidad o vulnerabilidad. Los que describen
a las personas con trastorno de la personalidad narcisista les tildan emocionalmente de
fríos y con falta de interés mutuo.
Características asociadas que apoyan el diagnóstico
Esta autoestima tan vulnerable hace que las personas con trastorno de la personalidad
narcisista sean muy sensibles al "daño" de la crítica o la derrota. Aunque pueden no
demostrarlo externamente, la crítica puede perseguir a estos individuos y hacerles
sentir humillados, degradados, minados y vacíos. Pueden reaccionar con desdén, rabia
o contraatacar de manera desafiante. Tales experiencias a menudo conducen a un
retraimiento social o una apariencia de humildad que puede enmascarar y proteger la
grandiosidad. Las relaciones interpersonales se ven afectadas por los problemas
derivados de los derechos auto percibidos, de la necesidad de admiración y del
desprecio con respecto a las sensibilidades e intereses de los demás.
El trastorno de la personalidad narcisista también se relaciona con la anorexia nerviosa
y los trastornos por consumo de sustancias (sobre todo los relacionados con la
cocaína). Los trastornos de la personalidad histriónica, límite, antisocial y paranoide
pueden ser comórbidos con el trastorno de la personalidad narcisista.

Prevalencia
Las estimaciones del trastorno de la personalidad narcisista, en base a las definiciones
del DSM-IV, oscilan entre el O y el 6,2 % en las muestras de población general.

Desarrollo y curso
Los rasgos narcisistas pueden ser particularmente frecuentes en los adolescentes y no
indican necesariamente que el individuo vaya a desarrollar un trastorno de la
personalidad narcisista. Los individuos con este trastorno pueden tener dificultades
especiales para adaptarse a la aparición de limitaciones físicas y ocupacionales que
son inherentes al proceso de envejecimiento.

Aspectos diagnósticos relacionados con el género


De las personas diagnosticadas con trastorno de la personalidad narcisista, entre el 50
y el 75 % son varones.

Diagnóstico diferencial
Otros trastornos de la personalidad. Otros trastornos de la personalidad se pueden
confundir con el narcisista, ya que tienen ciertas características en común. Por tanto, es
importante distinguir estos trastornos basándose en las características diferenciales.
Sin embargo, si un individuo tiene características de personalidad que cumplen los
criterios para uno o más trastornos de la personalidad, pueden diagnosticarse todos. La
característica más útil para discriminar el trastorno de la personalidad narcisista de los
trastornos de la personalidad histriónica, antisocial y límite es que sus estilos de
interacción se caracterizan por la grandiosidad, la coquetería, la insensibilidad y la
necesidad, respectivamente. Muchas personas de gran éxito muestran rasgos de
personalidad que podrían ser considerados narcisistas. Sólo cuando estos rasgos son
inflexibles, desadaptativos y persistentes, y causan un deterioro funcional significativo o
un malestar subjetivo, constituyen un trastorno de la personalidad narcisista.
Manía o hipomanía. La grandiosidad puede surgir como parte de los episodios de
manía o hipomanía, pero su asociación con el cambio del estado de ánimo o con las
alteraciones funcionales ayuda a distinguir estos episodios del trastorno de la
personalidad narcisista.
Trastornos por consumo de sustancias. El trastorno de la personalidad narcisista
también debe diferenciarse de los síntomas que se pueden desarrollar en relación con
el consumo persistente de sustancias.

Trastorno de la personalidad antisocial


Criterios diagnósticos
A. Patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás, que se
produce desde antes de los 15 años, y que se manifiesta por tres (o más) de los
siguientes hechos:
1. Incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos
legales, que se manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de
detención.
2. Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización de alias o
estafa para provecho placer personal.
3. Impulsividad o fracaso para planear con antelación.
4. Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por peleas o agresiones
físicas repetidas.
5. Desatención imprudente de la seguridad propia o de los demás.
6. Irresponsabilidad constante, que se manifiesta por la incapacidad repetida
de mantener un comportamiento laboral coherente o cumplir con las
obligaciones económicas.
7. Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con indiferencia o
racionalización del hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien.
B. El individuo tiene como mínimo 18 años.
C. Existen evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta con inicio antes
de los 15 años.
D. El comportamiento antisocial no se produce exclusivamente en el curso de la
esquizofrenia o de un trastorno bipolar.

Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno de la personalidad antisocial es un patrón
general de desprecio y de violación de los derechos de los demás que comienza en la
infancia o en la adolescencia temprana y que continúa en la edad adulta. Este patrón
también ha sido denominado psicopatía, sociopatía o trastorno de la personalidad
disocial. Debido a que el engaño y la manipulación son características centrales del
trastorno, puede ser especialmente útil integrar la información adquirida en la
evaluación clínica sistemática con la información recogida de fuentes adicionales.
Los comportamientos específicos característicos del trastorno de conducta se agrupan
en estas cuatro categorías: la agresión a personas y animales, la destrucción de la
propiedad, los fraudes o los hurtos, o la violación grave de las normas.
El patrón de comportamiento antisocial continúa hasta la edad adulta. Los individuos
con trastorno de la personalidad antisocial no se ajustan a las normas sociales en lo
que respecta al comportamiento legal. Pueden perpetrar reiteradamente actos que son
motivo de detención (aunque no se les llegue a detener), como destruir una propiedad,
el hostigamiento o el acoso a otras personas, robar o involucrarse en actividades
ilegales.
Estas personas pueden culpar a las víctimas de ser ingenuas, de estar desvalidas o de
merecer su destino (p. ej., "se lo merecía de todos modos" o "de todas formas le
hubiese ocurrido"). Pueden minimizar los efectos dañinos de sus actos o simplemente
pueden manifestar indiferencia. En general, no compensan o reparan las
consecuencias de su comportamiento. Creen que todo el mundo está para "ayudar al
número uno" y que uno no se debe detener ante nada para evitar que lo zarandeen. El
comportamiento antisocial no debe aparecer exclusivamente durante el curso de la
esquizofrenia o del trastorno bipolar.

Características asociadas que apoyan el diagnóstico


Los individuos con trastorno de la personalidad antisocial con frecuencia carecen de
empatía y tienden a ser crueles, cínicos y despectivos con los sentimientos, derechos y
sufrimientos de los demás. Pueden tener una concepción de sí mismos elevada y
mostrarse arrogantes (p. ej., pensar que el trabajo ordinario no está a su altura, o no
tener una preocupación realista acerca de sus problemas actuales o de su futuro), y
pueden ser excesivamente obstinados, seguros de sí mismos o engreídos. Además,
desprenden un encanto simplista y superficial, con una capacidad verbal voluble y
artificiosa (p. ej., el uso de términos técnicos o de una jerga que podría impresionar a
alguien que no esté familiarizado con el tema). Estos individuos también pueden ser
irresponsables y explotadores en sus relaciones sexuales y de pareja. Suelen tener
antecedentes de muchas parejas sexuales y nunca han mantenido una relación
monógama.
Las personas con trastorno antisocial de personalidad tienen mayor tendencia a morir
prematuramente por medios violentos que las personas de la población general (p. ej.,
suicidio, accidentes, homicidios).
También pueden experimentar disforia, con quejas de estrés, incapacidad para tolerar
el aburrimiento y depresión. Pueden haber desarrollado trastornos de ansiedad,
trastornos depresivos, trastornos por consumo de sustancias, juego patológico,
trastorno de somatización y trastornos del con-trol de los impulsos. También suelen
tener características de personalidad que cumplen con los criterios de otros trastornos
de la personalidad, sobre todo de la personalidad límite, histriónica y narcisista. La
probabilidad de desarrollar el trastorno de personalidad antisocial en la vida adulta se
incrementa cuando se inició en la infancia (antes de la edad de 10 años) un trastorno
de conducta y un trastorno de déficit de atención comórbidos. El abuso o la negligencia
infantil, la paternidad inestable o irregular o la disciplina parental inconsistente
aumentan la probabilidad de que el trastorno de conducta se convierta en un trastorno
de la personalidad antisocial.

Prevalencia
Las tasas de prevalencia del trastorno de personalidad antisocial a los doce meses,
según los criterios del anterior DSM, son del 0,2 y del 3,3 %. La prevalencia más alta
del trastorno de la personalidad antisocial (superior al 70 %) se encuentra entre la
mayoría de las muestras de varones con trastorno por consumo de alcohol grave y en
las muestras extraídas de las clínicas de tratamiento de abuso de sustancias, de los
centros penitenciarios o del ámbito forense. La prevalencia es mayor en las muestras
afectadas por factores como la adversidad socioeconómica (esto es, la pobreza) o la
sociocultural (esto es, la emigración).

Desarrollo y curso
El trastorno de la personalidad antisocial tiene un curso crónico, pero se puede tornar
menos evidente o remitir con la edad, sobre todo hacia la cuarta década de la vida.
Aunque esta remisión tiende a ser particularmente evidente en lo que respecta a la
implicación en actos delictivos, no es probable que se mitiguen los otros rasgos del
espectro de los comportamientos antisociales y del consumo de sustancias. Por
definición, la personalidad antisocial no puede ser diagnosticada antes de los 18 años.

Factores de riesgo y pronóstico


Genéticos y fisiológicos. El trastorno de la personalidad antisocial es más común
entre los familiares biológicos de primer grado de las personas con el trastorno que en
la población general. El riesgo para los familiares biológicos de las mujeres con el
trastorno tiende a ser mayor que el riesgo de los familiares biológicos de los hombres
con el trastorno. Los parientes biológicos de los individuos con este trastorno también
tienen un mayor riesgo de trastorno de síntomas somáticos y de consumo de
sustancias. En una familia con algún miembro con trastorno de la personalidad
antisocial, los varones suelen desarrollar más a menudo este trastorno y algún
trastorno por consumo de sustancias, mientras que las mujeres padecen más
frecuentemente un trastorno de síntomas somáticos. Tanto los hijos biológicos como los
adoptados de padres con el trastorno de la personalidad antisocial tienen un mayor
riesgo de desarrollar este trastorno, un trastorno de síntomas somáticos y un trastorno
por consumo de sustancias.

Aspectos diagnósticos relacionados con la cultura


El trastorno de la personalidad antisocial parece estar asociado con un nivel
socioeconómico bajo y con los entornos urbanos. Preocupa que ocasionalmente el
diagnóstico se pueda aplicar incorrectamente a personas de ámbitos en los que la
conducta aparentemente antisocial podría ser parte de una estrategia de supervivencia
y de protección. En la evaluación de los rasgos antisociales, sería útil para el clínico
considerar el contexto social y económico en el que se producen los comportamientos.

Aspectos diagnósticos relacionados con el género


El trastorno de la personalidad antisocial es mucho más frecuente en los hombres que
en las mujeres. Existen ciertas dudas acerca de que el trastorno de la personalidad
antisocial pueda estar infradiagnosticado en las mujeres, sobre todo a causa del
énfasis en los elementos agresivos en la definición del trastorno de conducta.

Diagnóstico diferencial
El trastorno de la personalidad antisocial no se puede diagnosticar a las personas
menores de 18 años y se realiza sólo si hay antecedentes de algunos síntomas de
trastorno de conducta antes de los 15 años. En las personas mayores de 18 años, se
puede diagnosticar el trastorno de conducta sólo si no se cumplen los criterios de
trastorno de la personalidad antisocial.
Trastornos por consumo de sustancias. Cuando el comportamiento antisocial en un
adulto se asocia con un trastorno por consumo de sustancias, no se realizará el
diagnóstico de trastorno de la personalidad antisocial salvo que exista evidencia de que
éste estuviera presente en la infancia y de que haya continuado en la edad adulta.
Cuando el consumo de sustancias y el comportamiento antisocial hayan comenzado en
la infancia o la adolescencia y continúen en la edad adulta, se deberían diagnosticar
ambos trastornos si se cumplen los criterios para los dos, aunque algunos actos
antisociales se hayan producido a consecuencia del trastorno por consumo de
sustancias (p. ej., la venta ilegal de drogas, los robos para obtener dinero para las
drogas).
Esquizofrenia y trastornos bipolares. La conducta antisocial, que se produce
exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o un trastorno bipolar, no se debe
diagnosticar como un trastorno de la personalidad antisocial.
Otros trastornos de la personalidad. Otros trastornos de la personalidad se pueden
confundir con el antisocial, ya que tienen ciertas características en común. Por tanto, es
importante distinguir estos trastornos basándose en las características diferenciales.
Sin embargo, si un individuo tiene características de personalidad que cumplen los
criterios para uno o más trastornos de la personalidad, deben diagnosticarse todos. Los
individuos con trastorno de la personalidad antisocial y trastorno de la personalidad
narcisista comparten la tendencia a ser obstinados, simplistas, superficiales,
explotadores y carentes de empatía.
Comportamiento criminal no asociado con un trastorno de personalidad. El
trastorno de la personalidad antisocial debe distinguirse del comportamiento criminal,
cuyo objetivo se centra en obtener algún beneficio, pero no se acompaña de rasgos de
la personalidad característicos de este trastorno. Sólo cuando los rasgos de la
personalidad antisocial son inflexibles, desadaptativos y persistentes, y causan un
deterioro significativo funcional o un malestar subjetivo, constituyen un trastorno de la
personalidad antisocial.

Trastorno de la personalidad límite


Criterios diagnósticos
Patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen
y de los afectos, e impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas de la
edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o
más) de los siguientes hechos:
1. Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado. (Nota: No
incluir el comportamiento suicida ni las conductas autolesivas que figuran en el
Criterio 5.)
2. Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza
por una alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación.
3. Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y
del sentido del yo.
4. Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas (p. ej.,
gastos, sexo, drogas, conducción temeraria, atracones alimentarios). (Nota: No
incluir el comportamiento suicida ni las conductas autolesivas que figuran en el
Criterio 5.)
5. Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio, o conductas
autolesivas.
6. Inestabilidad afectiva debida a una reactividad notable del estado de ánimo (p.
ej., episodios intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que generalmente
duran unas horas y, rara vez, más de unos días).
7. Sensación crónica de vacío.
8. Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para controlar la ira (p. ej., exhibición
frecuente de genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
9. Ideas paranoides transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos
graves.
Aspectos diagnósticos
La característica esencial del trastorno de la personalidad límite es un patrón general
de inestabilidad de las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y una
notable impulsividad que comienza antes de la edad adulta y está presente en una
variedad de contextos.
Las personas con trastorno de la personalidad límite hacen esfuerzos frenéticos para
evitar un abandono real o imaginado (Criterio 1). La percepción de la inminente
separación o rechazo o la pérdida de la estructura externa pueden dar lugar a
profundos cambios en la autoimagen, el afecto, la cognición y el comportamiento. Estos
individuos son muy sensibles a las circunstancias ambientales, experimentan un miedo
intenso al abandono e ira inapropiada incluso cuando se enfrentan con una separación
real de tiempo limitado o cuando se producen cambios inevitables en los planes (p. ej.,
desesperación repentina como reacción a un clínico que indica que finaliza la consulta,
pánico o ira cuando alguien importante para ellos llega con unos minutos de retraso o
debe cancelar una cita).
Las personas con este trastorno tienen un patrón de relaciones inestables e intensas
(Criterio 2). Pueden idealizar a los cuidadores o a los amantes potenciales en la
primera o segunda cita, exigir pasar mucho tiempo juntos y compartir los detalles más
íntimos de una relación demasiado pronto. Sin embargo, pueden cambiar rápidamente
de idealizar a devaluar a las personas, y sentir que a la otra persona no le importa
demasiado, no le da lo suficiente, o "no está" para ella el tiempo necesario. Estas
personas pueden comprender y cuidar a los demás, pero sólo con la expectativa de
que esa persona "esté ahí" para cubrir sus propias necesidades cuando se lo pida.
Estos individuos son propensos a los cambios repentinos y dramáticos en su visión de
los demás que, alternativamente, pue-den considerarse su mejor apoyo o un castigador
cruel.
Puede haber una alteración de la identidad caracterizada por una autoimagen o un
sentido de sí mismo inestables de una forma acusada y persistente (Criterio 3).
Hay cambios repentinos y dramáticos de la autoimagen, caracterizados por metas,
valores y aspiraciones profesionales cambiantes. Puede haber modificaciones
repentinas de las opiniones y proyectos acerca de la profesión, la identidad sexual, los
valores y los tipos de amigos. Estos individuos pueden variar repentinamente y asumir
desde el papel de una persona necesitada que suplica ayuda, hasta el de una persona
vengadora dispuesta a resarcirse por los malos tratos sufridos. Aunque, por lo general,
tienen una autoimagen mala o dañina, las personas con este trastorno a veces tienen
la sensación de que no existen en absoluto.
Los individuos con trastorno de la personalidad límite exhiben impulsividad en, al
menos, dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mismos (Criterio 4). Pueden
jugar patológicamente, gastar dinero de manera irresponsable, darse atracones de
comida, consumir sustancias de abuso, mantener relaciones sexuales sin protección o
conducir temerariamente. Las personas con este trastorno suelen presentar
comportamientos, gestos o amenazas suicidas recurrentes, además de conductas
autolesivas (Criterio 5).
Las personas con trastorno de la personalidad límite demuestran una inestabilidad
afectiva que es debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios
de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad que suelen durar unas horas, y rara vez más
de unos días) (Criterio 6). El estado de ánimo disfórico habitual de las personas con
este trastorno a menudo se ve interrumpido por períodos de ira, pánico o
desesperación y rara vez se alivian con momentos de bienestar o satisfacción. Estos
episodios pueden reflejar la reactividad extrema del individuo ante estresores
interpersonales.
Durante los períodos de estrés extremo, pueden aparecer ideación paranoide
transitoria o síntomas disociativos (p. ej., despersonalización) (Criterio 9), pero
generalmente son de gravedad o duración insuficientes como para justificar un
diagnóstico adicional. Estos episodios ocurren con mayor frecuencia como respuesta a
un abandono real o imaginado. Los síntomas tienden a ser transitorios y duran minutos
u horas. El retorno real o percibido de los cuidados de la persona significativa puede
hacer que remitan los síntomas.
Aspectos asociados que apoyan el diagnóstico
Las personas con trastorno de la personalidad límite pueden mostrar un patrón en el
que se boicotean a sí mismas cuando están a punto de alcanzar una meta (p. ej.,
abandonan la facultad justo antes de graduarse, empeoran gravemente después de
haber tratado en la consulta los progresos en la terapia, rompen una buena relación
cuando es evidente que la relación puede durar). Algunos individuos desarrollan
síntomas de tipo psicótico (p. ej., alucinaciones, distorsiones de la imagen corporal,
ideas de referencia, fenómenos hipnagógicos) durante los momentos de estrés.
Los individuos con este trastorno pueden sentirse más seguros con los objetos de
transición (es decir, un animal doméstico o una posesión inanimada) que en las
relaciones interpersonales. Los trastornos coexistentes más frecuentes son los
trastornos depresivos y bipolares, los trastornos de consumo de sustancias, los
trastornos de la conducta alimentaria (especialmente la bulimia nerviosa), el trastorno
de estrés postraumático y el trastorno por déficit de atención. También aparece de
manera comórbida con otros trastornos de la personalidad.

Prevalencia
Se estima en un 1,6 % la prevalencia del trastorno de la personalidad límite, pero
podría ser tan elevada como un 5,9 %. La prevalencia en la atención primaria es de
alrededor del 6 %, del 10 % entre los individuos que acuden a los centros de salud
mental, y del 20 % entre los pacientes psiquiátricos hospitalizados. La prevalencia
suele disminuir en los grupos de mayor edad.

Desarrollo y curso
Existe una considerable variabilidad en el curso del trastorno de la personalidad límite.
El patrón más frecuente es una inestabilidad crónica en la edad adulta, con episodios
de grave descontrol afectivo e impulsivo y altos niveles de utilización de los recursos de
salud y de salud mental. El deterioro de la afección y el riesgo de suicidio son mayores
en los adultos jóvenes y disminuyen gradualmente con la edad. Las personas que
acuden a intervención terapéutica muestran a menudo una mejoría en algún momento
del primer año. De todos modos, la tendencia a experimentar emociones intensas, a
actuar de forma impulsiva y a vivir las relaciones con gran intensidad suele perdurar
toda la vida. Durante la década de los 30 y 40 años, la mayoría de las personas con
este trastorno logra una mayor estabilidad en sus relaciones y funcionamiento
profesional.

Factores de riesgo y pronóstico


Genéticos y fisiológicos. El trastorno de la personalidad límite es aproximadamente
cinco veces más frecuente entre los familiares biológicos de primer grado de las
personas con el trastorno que en la población general. También hay un mayor riesgo
familiar de trastornos por consumo de sustancias, trastorno antisocial de la
personalidad y trastornos depresivos o bipolares.

Aspectos diagnósticos relacionados con la cultura


El patrón de comportamiento, visto en el trastorno de la personalidad límite, se ha
identificado en múltiples contextos de todo el mundo. Los adolescentes y los adultos
jóvenes con problemas de identidad (especialmente si van acompañados por el
consumo de sustancias) pueden mostrar de forma transitoria comportamientos que
engañosamente dan la impresión de un trastorno de la personalidad límite. Tales
situaciones se caracterizan por la inestabilidad emocional, los dilemas "existenciales",
la incertidumbre, las elecciones que provocan ansiedad, los conflictos sobre la
orientación sexual y las presiones sociales contrapuestas para decidir sobre el futuro
vocacional.
Aspectos diagnósticos relacionados con el género
El trastorno de la personalidad límite se diagnostica de forma predominante en las
mujeres (aproximadamente un 75 %).
Diagnóstico diferencial
Trastornos depresivos y bipolares. El trastorno de la personalidad límite a menudo
se presenta junto con trastornos depresivos o bipolares. Cuando se cumplen los
criterios para ambos, pueden diagnosticarse los dos. Debido a que la presentación del
trastorno de la personalidad límite puede ser transversalmente similar a un episodio de
un trastorno depresivo o bipolar, el clínico debe evitar dar un diagnóstico adicional de
trastorno de la personalidad límite basándose sólo en los hechos actuales, sin haberse
documentado acerca de si el patrón de comportamiento tuvo un inicio temprano y un
curso de larga evolución.
Otros trastornos de la personalidad. Otros trastornos de la personalidad pueden ser
confundidos con el límite, ya que tienen ciertas características en común. Por tanto, es
importante distinguir estos trastornos basándose en las características diferenciales.
Sin embargo, si un individuo tiene características de personalidad que cumplen los
criterios para uno o más trastornos de la personalidad, pueden diagnosticarse todos.
Puede haber ideas o ilusiones paranoides tanto en el trastorno de la personalidad límite
como en el esquizotípico, pero estos síntomas en el trastorno de la personalidad límite
son más transitorios, reactivos interpersonalmente y se modifican ante la estructuración
externa. Aunque los trastornos de la personalidad paranoide y narcisista también se
caracterizan por una airada reacción a los estímulos de menor importancia, la relativa
estabilidad de la propia imagen, así como la falta de autodestrucción, la impulsividad y
las preocupaciones de abandono las distinguen del trastorno de la personalidad límite.
El trastorno de la personalidad límite aún se puede distinguir del tipo dependiente por el
patrón típico de relaciones inestables e intensas.
Cambio de la personalidad debido a otra afección médica. El cambio de la
personalidad debido a otra afección médica se caracteriza porque los rasgos que
emergen son atribuibles a los efectos directos de una afección médica sobre el sistema
nervioso central.
Trastornos por consumo de sustancias. El trastorno de la personalidad límite
también se debe distinguir de los síntomas que se pueden desarrollar en relación con el
consumo persistente de sustancias.
Problemas de identidad. El trastorno de la personalidad limite se debe distinguir de un
problema de identidad, en que este último se focaliza en las preocupaciones de
identidad relacionadas con una fase del desarrollo.
Universidad Martín Lutero

Trabajo de Trastorno de Personalidad Neurótica

Docente: Lic. Martha Bravo

Integrantes: Yadira Morales


Georgina Rodríguez
Amos Humphreys
Carrera: 4to año Psicología Clínica

Fecha entrega: sábado 12 de octubre 2024

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