Repaso Leccion 1
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EL COMIENZO DEL
EVANGELIO
Sábado 29 de junio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 13:1–5, 13; Hechos 15:36–39;
Marcos 1:1–15; Isaías 40:3; Daniel 9:24–27.
PARA MEMORIZAR:
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio
del reino de Dios. Decía: ‘El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca.
¡Arrepiéntanse, y crean al evangelio!’ ” (Mar. 1:14, 15).
EL MISIONERO FRACASADO
Lee Hechos 12:12. ¿Cómo se lo presenta a Marcos en el libro de Hechos?
Parece verosímil que Juan Marcos, el más probable autor del Evangelio de
Marcos, era un hombre joven cuando ocurrieron los hechos registrados en He-
chos 12, tal vez a mediados de la década del año 40 del primer siglo. Se lo presenta
en el versículo 12 como el hijo de una mujer llamada María. Evidentemente, ella
era adinerada y simpatizante de la iglesia, y fue anfitriona de la famosa reunión
de oración –celebrada en su hogar– que registra Hechos 12. Tanto la historia de
la huida de Pedro de la prisión, y de los hechos que le siguieron, como la sub-
siguiente muerte de Herodes, están repletos de contrastes asombrosos y aun
jocosos entre Pedro y el rey. Juan Marcos, en realidad, no juega ningún papel en
la historia, pero la presentación que se hace de él en este punto es la preparación
para su posterior conexión con Pablo y Bernabé.
Lee Hechos 13:1 al 5 y 13. ¿Cómo se vinculó Juan Marcos con Saulo y
Bernabé, y cuál fue el resultado?
¿Quién no sabe por experiencia lo que significa retroceder ante algo, o incluso
fracasar rotundamente, sobre todo en cuestiones espirituales o que tienen que
ver con la senda cristiana? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
En Hechos 15:38 se da la razón por la que Pablo rechazó al joven. Juan Marcos
se había apartado de ellos y no continuó en la obra del ministerio. La actitud
de Pablo era comprensible, aunque categórica. La vida misionera, sobre todo en
el mundo antiguo, era dura y exigente (ver 2 Cor. 11:23-28). Pablo dependía de
sus misioneros asociados para que lo ayudaran a llevar la carga de una tarea
y unas condiciones muy desafiantes. Desde su perspectiva, alguien que había
desertado tan rápidamente no merecía un lugar en un equipo misionero que
luchaba cara a cara con las fuerzas del mal.
Bernabé no estuvo de acuerdo. Él veía potencial en Marcos y no quería dejar
atrás al joven. La disputa que se suscitó entre Pablo y Bernabé respecto de Juan
Marcos fue tan profunda que se separaron. Pablo eligió a Silas para que fuera
con él, y Bernabé tomó a Marcos. Hechos no explica por qué Bernabé decidió
llevar a Marcos consigo. En verdad, este es el último pasaje del libro de Hechos
que menciona a ambos hombres, pero no el último lugar del Nuevo Testamento
donde se lo nombra a Marcos.
Lee Colosenses 4:10, 2 Timoteo 4:11, Filemón 1:24 y 1 Pedro 5:13. ¿Qué
detalles acerca de la recuperación de Marcos parecen sugerir estos textos?
EL MENSAJERO
Lee Marcos 1:1 al 8. ¿Quiénes son los personajes en estos versículos?
¿Qué hacen y dicen?
Lee Éxodo 23:20, Isaías 40:3 y Malaquías 3:1. ¿Qué tienen en común
estos tres pasajes?
Éxodo 23:20 se refiere a un ángel que Dios enviaría delante de los israelitas
para conducirlos a Canaán. Isaías 40:3 describe a Dios haciéndose presente en
el desierto con un camino preparado por él para su pueblo. Malaquías 3:1 se
refiere a un mensajero que va delante del Señor para preparar su camino. Los
tres pasajes hablan de un viaje. El texto en Isaías tiene muchos vínculos con
el ministerio de Juan el Bautista y se enfoca también en el camino del Señor.
En el Evangelio de Marcos, al Señor Jesús se lo presenta realizando un viaje. La
rápida narración realza el sentido de este viaje que conducirá hacia la Cruz y la
muerte sacrificial de Jesús en nuestro favor.
Pero es mucho lo que debe acontecer antes de que él llegue a la Cruz. El viaje
está recién comenzando, y Marcos nos dirá todo acerca de él.
A tono con la cita del Antiguo Testamento en Marcos 1:2 y 3, Juan el Bautista
hace un llamado al arrepentimiento, a abandonar el pecado y a volver a Dios
(Mar. 1:4). Vestido como el antiguo profeta Elías (compara con 2 Rey. 1:8), Juan
habla en Marcos 1:7 y 8 acerca de Uno que vendría después de él y que es más
poderoso que él. La declaración de que no es digno de desatar la correa de las
sandalias del que vendría demuestra la exaltada perspectiva que tiene de Jesús.
EL BAUTISMO DE JESÚS
Lee Marcos 1:9 al 13. ¿Quién está presente en el bautismo de Jesús y qué
sucede?
Juan bautiza a Jesús en el río Jordán y, cuando asciende del agua, ve los
cielos abiertos y al Espíritu Santo descender sobre él como una paloma. Es-
cucha entonces la voz de Dios desde el Cielo: “Tú eres mi Hijo amado. En ti me
complazco” (Mar. 1:11).
Estos eventos señalan la importancia del bautismo de Jesús. El Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo están presentes y declaran juntos el inicio del ministerio de
Jesús. La importancia de este evento encontrará su eco en la escena de la cruz
registrada en Marcos 15. Muchos de los elementos de la narración reaparecerán
en esa escena.
El Espíritu impulsó a Jesús al desierto (Mar. 1:12). La palabra griega original
traducida como “impulsó” es ekballō, el término comúnmente usado en el Evan-
gelio de Marcos para referirse a la expulsión de demonios. La presencia del Es-
píritu Santo aquí ilustra su poder en la vida de Jesús. El Señor ya está iniciando
el viaje de su ministerio e inmediatamente se enfrenta a Satanás. El aspecto de
la lucha en esta escena se muestra mediante la referencia a los cuarenta días
de la tentación, a la presencia de animales salvajes y al servicio que los ángeles
brindaron a Jesús.
Una característica inusual de la escena con la que comienza el Evangelio
de Marcos es la presentación de Jesús como un personaje divino y humano a
la vez. Como divino, él es el Cristo, el Mesías (Mar. 1:1) anunciado por un men-
sajero (Mar. 1:2, 3), alguien más poderoso que Juan (Mar. 1:7), el Hijo amado
sobre quien el Espíritu desciende (Mar. 1:10, 11). Pero vemos lo siguiente acerca
de su dimensión humana: es bautizado por Juan (no a la inversa, Mar. 1:9), es
impulsado por el Espíritu (Mar. 1:12), es tentado por Satanás (Mar. 1:13), está con
animales salvajes (Mar. 1:13) y es atendido por ángeles (Mar. 1:13).
¿Por qué estos contrastes? Esto apunta a la asombrosa realidad de Cristo,
nuestro Señor y Salvador, nuestro Dios y, sin embargo, también un ser humano,
nuestro Hermano y Ejemplo. ¿Podríamos abarcar completamente esta idea con
nuestra mente? No es posible. Pero es algo que aceptamos por fe y nos mara-
villamos por lo que esta verdad nos revela acerca del amor de Dios hacia la
humanidad.
¿Qué nos dice acerca del asombroso amor de Dios el hecho de que, aunque Jesús
es Dios, estuvo dispuesto a asumir nuestra humanidad a fin de salvarnos?
7 años literales
69 semanas
En esta profecía, un día representa un año (Núm. 14:34; Eze. 4:6). La profecía
comienza en el año 457 a.C. con el decreto emitido por Artajerjes, rey de Persia,
para completar la reconstrucción de Jerusalén (ver Esdras 7).
Sesenta y nueve semanas proféticas habrían de extenderse hasta el año 27
d.C., cuando Jesús fue bautizado y ungido con el Espíritu Santo al comienzo de
su ministerio.
Su crucifixión habría de ocurrir tres años y medio después.
La terminación de la última de las setenta semanas ocurrió en el año 34
d.C., cuando Esteban fue apedreado y el mensaje del evangelio comenzó a ser
predicado a los gentiles, así como también a los judíos.
¿Cuándo fue la última vez que estudiaste la profecía de las 70 semanas? ¿Cómo
puede el conocimiento de esta profecía incrementar tu fe no solo en Jesús, sino
también en la confiabilidad de la Palabra profética?
El mensaje del primer ángel anuncia el comienzo del juicio previo al re-
greso de Cristo predicho en la profecía de los 2.300 días de Daniel 8:14; este
comenzó en 1844. El Juicio trae el Reino de Dios a su pueblo perseguido (Dan.
7:22). La exhortación del primer ángel a reverenciar, glorificar y adorar a Dios
es el llamado al discipulado dirigido al mundo en los últimos días mientras los
poderes bestiales de Apocalipsis 13 presentan a un dios falso a quien reverenciar,
glorificar y adorar.
Así como el mensaje de Jesús en Marcos 1 está íntimamente ligado a las
profecías de Daniel en el inicio de la proclamación del evangelio, el mensaje del
primer ángel también está estrechamente ligado a Daniel al final de la historia
de la Tierra.