Innmigracion Otro

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X Jornadas de Sociología.

Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos


Aires, Buenos Aires, 2013.

La construcción social del


otro: representaciones,
discursos y mitos. Una mirada
desde la institución educativa
y judicial.

Federico Luis Abiuso y Tatiana Kravetz.

Cita: Federico Luis Abiuso y Tatiana Kravetz (2013). La construcción social


del otro: representaciones, discursos y mitos. Una mirada desde la
institución educativa y judicial. X Jornadas de Sociología. Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

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X Jornadas de sociología de la UBA

20 años de pensar y repensar la sociología. Nuevos desafíos académicos,


científicos y políticos para el siglo XXI, 1 a 6 de Julio de 2013

Mesa: Migrantes recientes y representación social del otro ¿asimilación,


integración, inserción cultural? IV (mesa 47)

Titulo de la ponencia: “La construcción social del otro: representaciones,


discursos y mitos. Una mirada desde la institución educativa y judicial”

Autores: Federico Luis Abiuso (Instituto de Investigaciones Gino Germani –


Universidad de Buenos Aires) Tatiana Kravetz (Instituto de Investigaciones
Gino Germani – Universidad de Buenos Aires)

A lo largo de la historia, Argentina ha sido un país receptor de migraciones en


diversas etapas. La primera oleada de migraciones, producida a finales del siglo
XIX, se corresponde con migrantes españoles e italianos que no vienen de la
“Europa civilizada” que esperaban los dirigentes políticos nacionales. La segunda
se abre con el proceso de industrialización y urbanización que se inicia en la
década del ’30; esta oleada va a tener como protagonistas a la población del
interior, que va a llegar a la ciudad de Buenos Aires. Finalmente y acercándonos
más en el tiempo, se produce una tercera oleada proveniente de los países
limítrofes.
A estas corrientes migratorias se las podría incluir dentro de la clasificación que
hace María Ínes Pacecca entre migrantes provenientes de países limítrofes y
provenientes de países de ultramar. Los primeros suelen estar asociados al
paradigma del mal migrante (aborigen, salvaje, y resistente a la cultura), se los
homogeneíza y se lo presenta como extranjero más que como migrante. Los
segundos se corresponden con el paradigma del buen migrante (blanco, civilizado
y trabajador), son inmigrantes más que extranjeros. Esta división binaria remite a
la típica oposición civilización-barbarie, que estuvo ampliamente vinculada a la
elite de gobierno del siglo XIX. Lo que nos resulta particularmente relevante de
estas corrientes migratorias es que todas ellas recibieron un tratamiento
divergente de parte de las agencias estatales.
Consideramos que una de las formas para analizar este tratamiento es tomando
en cuenta cómo dos de los denominados, por Louis Althusser, aparatos
ideológicos del Estado (la institución educativa y la institución judicial) construyen
discursos y representaciones sociales acerca del otro migrante. La importancia de
estas instituciones reside en el hecho de que, por un lado, la escuela constituye
uno de los ámbitos primarios de socialización de los sujetos, mientras que por el
otro, la justicia es la que separa lo “normal” de lo “desviado”. Para dar cuenta de
estos discursos trabajaremos con evidencia empírica recolectada a partir de focus
1
groups de docentes y entrevistas realizadas a miembros del poder judicial. La
complementariedad entre una y otra institución reside en que ambas responden a
la exigencia “de reproducir y asegurar las relaciones sociales existentes, esto es,
de conservar la realidad social” (Baratta, 2011, p. 179). Estas instituciones limitan
de alguna manera la integración de los sectores marginados y/o pobres.
Empecemos, pues, viendo que ocurre en la relación nativo / migrante dentro del
aula.

Migraciones: el discurso hegemónico y las escuelas

Durante la década del noventa se dieron una serie de reformas neoliberales1 que
tuvieron profundas consecuencias en la sociedad, aumentando la desigualdad y la
exclusión.
En estos años, surge un discurso hegemónico que no responsabiliza al Estado de
estas consecuencias, sino que utiliza a los migrantes como chivo expiatorio. Es
decir, surgen discursos como “los inmigrantes son quienes nos dejaron sin
empleo, son los culpables de la inseguridad, etc.”, “ni siquiera argentinos son y
encima hay que darles de comer y curarlos gratis en hospitales”, “acá hay dos
clases, los que trabajan y hacen sacrificios y tienen algo y los que roban y son
vagos y pretenden vivir de los demás” 2.
El discurso hegemónico resulta funcional al desarrollo de estructuras de
dominación, conformando representaciones sociales negativas sobre los
migrantes y haciéndolos responsables de una realidad social, de la cual ellos son
producto y no la causa. Es decir, el discurso hegemónico responsabiliza a los
migrantes de deteriorar el sistema educativo y sanitario, y de dejar a los argentinos
sin trabajo, cuando ello en realidad es producto de un proceso histórico, el cual
podemos ubicar en el marco del desmantelamiento del Estado de bienestar3.
Varios autores coinciden en que nos encontramos en una era postindustrial, donde
los hechos sociales no pueden ser explicados a partir del viejo paradigma
industrial. Sin embargo, nos encontramos en el desarrollo del modo de producción
capitalista. Como tal, estamos ante la continuidad de su desarrollo, pero no
pueden dejar de analizarse las nuevas formas que el mismo va adquiriendo
históricamente.

1
Se aplicaron una serie de reformas recomendadas por el Consenso de
Washington, cuyos objetivos principales tendían a la desregulación de la
economía, la privatización y minimización del Estado. (Portes, 2001; Basualdo,
2006).
2
Citas extraídas del diario Perfil: Conflicto por la inseguridad. Qué dicen en Villa
Jardín, el barrio dividido por el muro, 8 de abril del 2009, Bs. As.
3
Para varios autores, la década del setenta es un punto de inflexión, donde entra
en crisis un paradigma político-económico cuyos rasgos más característicos eran
el corporativismo, el Estado Keynesiano, el crecimiento del mercado interno, el
pleno empleo, la industrialización, la paz laboral y los beneficios del Estado
benefactor. En este sentido, la década del noventa conforma una profunda ruptura
con dicho paradigma. (Zapata, 1993)
2
En este sentido, para algunos autores, en la era postindustrial la cultura se sitúa
como el eje central de las reivindicaciones y no las disputas en torno al capital-
trabajo, por lo tanto la cultura pasa “a ser pensada cada vez más como un
principio de división y de conflictividad mayor en el propio seno del cuerpo social.”
(Wieviorka, 2002, p. 278). La cultura aparece como eje generador de conflictos;
sin embargo, en su esencia, siguen remitiendo al par capital-trabajo, a las
relaciones de clase.
La actual cultura financiera que se ha vuelto hegemónica, se asemeja a lo que
Zygmunt Bauman denomina la mentalidad del cazador, propia de una cultura ágil,
desligada, de lazos líquidos y pasajeros que degrada la ética, la política, lo social y
lo cultural de la humanidad. Parecería reinar la competencia como forma primaria
de socialización. Para Lelio Mármora, la ideología dominante de las sociedades
postindustriales es el darwinismo neoliberal, donde ya no rige la solidaridad, sino
que “el otro es un competidor en potencia de quien se debe desconfiar y del que
hay que protegerse.” (Mármora, 2000, p. 45)
A partir de la universalización de la economía y de la comunicaron se produce una
globalización de la cultura cada vez mas profunda; en este sentido se asiste a un
resurgimiento de los nacionalismos, y en los casos más extremos, a actitudes
xenofóbicas hacia los migrantes. El universalismo de la ideología burguesa no es
sino una mascara de un particularismo basado en la organización política Estado-
Nación.
Las comunidades premodernas, retomando a Bauman, se caracterizaban por la
presencia de la sociabilidad densa, mientras que en las sociedades modernas
predomina la sociabilidad líquida. En esta última, rige la libre circulación del
capital, mientras que el trabajo se encuentra su movilidad restringida (fijación
territorial), el capital puede viajar por el mundo dejando las consecuencias en los
distintos territorios. “La solidaridad se entiende sólo de puertas adentro; el de fuera
es extranjero (alguien que dentro carece de derechos ciudadanos) y un extranjero
(alguien que cae fuera de nuestra responsabilidad ética)”. (Álvarez Dorronoso,
1993, p. 68). Por lo tanto, circula el discurso de que los migrantes no merecen
usar los servicios públicos como la salud o la educación de los países receptores.
En este contexto, se puede plantear que en la Argentina de los noventa se
produce un proceso de fractura social que se intensifica en el 2001, es decir, “la
existencia de franjas enteras de población, que, sin estar -aún- excluidas, se han
debilitado, precarizado su empleo y en su renta, y que cada vez más tienen menos
acceso y con más dificultades al consumo, a la salud, o a la educación.”
(Wieviorka, 2002, p. 279). Son especialmente esos sectores que se han debilitado
los portadores de las representaciones sociales negativas sobre los migrantes, ya
que consideran que no acceden a los servicios públicos como la salud, no porque
se hayan debilitado, sino porque los migrantes se apropian de dichos servicios.
Las políticas neoliberales impactaron en todos los ámbitos y dejaron su marca en
todas las esferas sociales. En este sentido, también influyeron en la producción de
la subjetividad de los docentes y las representaciones sociales del otro migrante.
“En el capitalismo actual, la escolarización obligatoria se ha convertido, no sólo en
un `mecanismo de reproducción`, sino de `producción` de diferencias de clase.”
(Balibar, E. y Wallerstein, 1998, p. 27) La escuela, en tanto grupo primario,

3
constituye una institución fundamental en la socialización de los individuos. Los
actos de nominación y clasificación que realiza el sistema educativo tienen fuertes
consecuencias, pues hace que los alumnos conozcan sus límites y expectativas.
El docente, ya sea por acción u omisión, tiene un papel esencial en la construcción
de las subjetividades (Kaplan, 2005). Las representaciones sociales constituyen
actos de clasificación; clasificar supone separar, distinguir las entidades
constantes en oposición a las entidades diferentes.
Si bien los docentes no son los únicos actores del sistema educativo, es
fundamental dar cuenta cuáles son sus posturas frente a la otredad y los valores
que trasmiten a sus alumnos.

Los puestos de trabajo


En la mayoría de los casos, los docentes cuentan que tienen varios migrantes en
sus cursos: “Mi escuela está en Almagro, para que se den una idea, de Capital.
Jornada completa, catorce grados y te diría que más del 50% de la población es
de origen extranjero, del MERCOSUR.” (Docente Primaria Pública)
Las representaciones sobre una misma situación pueden variar con el tiempo. Por
ejemplo, las representaciones sociales actuales en torno a los migrantes son
distintas a las que eran años atrás. En este sentido, Mármora señala que antes
“las migraciones eran vistas como un aporte al desarrollo por parte de los países
receptores, como una esperanza de futuro promisorio para los migrantes y una
descompresión circunstancial para los países expulsores, (mientras que en la
actualidad) las migraciones son vistas cada vez más como una amenaza por parte
de los países receptores, como desesperada alternativa de sobrevivencia para los
migrantes, y como una consecuencia inevitable de su pobreza para los países
expulsores.” (Mármora, 2000, p. 37) Los migrantes que vienen a la Argentina son
asociados al paradigma del “mal migrante”. Si las representaciones sociales
permiten fijar una posición en relación con situaciones, podemos ver como cierto
grupo (los docentes) se sitúan respecto a los migrantes (el subrayado es nuestro):

“Los que vienen acá tienen un nivel más bajo, al contrario de lo que
hacemos nosotros, que vamos a otro país con otra profesión.” (Docente Primaria
Religiosa Privada); “El chino no tiene trabajo en su país o no tiene las
posibilidades que tiene acá, porque no sé si en China no hay trabajo. El que viene
es el más bajo de la sociedad. La más rata.” (Docente Secundaria Laica Privada)

El prejuicio permite a ciertos sectores, que en nuestro país podría ser la masa de
trabajadores que perdieron sus puestos laborales en la década del noventa, crear
una distancia y superación con relación a otro grupo, del “que apenas está
separado en términos propiamente sociales.” (Wieviorka, 1992, p. 121). Entonces
el migrante surge como un chivo expiatorio; el prejuicio permite generar
explicaciones que son entendidas como racionales sobre las problemáticas
sociales concretas, como es el caso de la desocupación. Particularmente en
relación a su propio campo laboral, los docentes señalan su disconformidad:

4
“Yo creo que también, el rechazo que produce este comentario “Cómo
extranjero docente?” si no está cubierta la satisfacción laboral de muchos
docentes argentinos, entonces, encima aceptamos extranjeros.” (Docente
Primaria Pública); “Para mí está mal, porque nosotros todo lo de los extranjeros,
ya sea de cualquier parte del país, ellos vienen e imponen acá, nosotros no lo
podemos hacer en cualquier parte del mundo. Entonces si la ley tiene que ser
pareja, que sea pareja para todo el mundo. Por qué un profesor uruguayo, que
puede ser una eminencia en el Uruguay, me viene a mí a tener que cambiar leyes
dentro de la educación porque el hombre no puede dar clases. Bueno, cumplí con
las leyes, tenés que revalidar tu título, si tenés que dar materias, dálas, y fijate si
realmente tenés los conocimientos. Si yo voy al Uruguay y quiero hacer lo mismo,
a mí no me van a permitir. Entonces por qué yo te tengo que permitir a vos y vos
no me vas a permitir?” (Docente Primaria Pública).
Un sector de la población “en la medida en que proyecta sobre los extranjeros sus
temores y su resentimiento, su desesperación y su desafío, no sólo combate,
como se pretende, la competencia, es algo mucho más profundo: de lo que trata
de distanciarse es de su condición de explotados. El objeto de su odio son ellos
mismos, como proletarios, o la posibilidad de volver a caer en la noria de la
proletarización.” (Balibar y Wallerstein, 1998, p. 327) Por lo tanto, “al expresarse
de forma negativa sobre el otro, se presentan a sí mismos de manera positiva, se
dispone de una argumentación y se establece una comunicación con los suyos.”
(Wieviorka, 1992, p. 120) En este sentido, la clase media en decadencia será la
que se más se quiera distanciar de ese otro, generando hábitos y costumbres para
distinguirse. Por lo tanto, podríamos plantear que la mayoría de los docentes que
conforman el sistema educativo pertenecen a esta clase media.
A pesar de esta construcción negativa del otro, los migrantes no constituyen
competencia para los nativos en los mercados de trabajo de los países receptores,
sino que incluso pueden generar ganancias económicas para el país (Mármora,
2000). Sin embargo, se encuentra fuertemente arraigada la idea de que los
migrantes sacan las oportunidades laborales a los argentinos. Los siguientes
fragmentos ilustran esta problemática:

“El empleador argentino prefiere esa mano de obra porque pagan menos.”
(Docente Primaria Pública); “Y bueno, mi papá siempre trabajó en una fábrica, y
mi mamá era modista, pero ha tenido días en que ha trabajado en casas de
familia, se le pagaba muy bien y ahora a las que toman la mayoría son peruanas o
paraguayas, en las casas de familia.” (Docente Primaria Pública); “Mira lo que
pasa, mañana te sacan el trabajo a vos” (Docente Primaria Pública); “Hay muchos
argentinos que pierden oportunidades laborales, pierden muchas oportunidades
porque se las dan a ellos.” (Docente Secundaria Privada); “Yo también me siento
mal cuando quedan argentinos sin trabajar y vos decís ¿Por qué le dieron trabajo
a esta persona y no se lo dieron al que esta ahí? digo, yo tuve a los chicos en su
momento, buscaban de lo que hubiera y les pedían unos requisitos que mas o
menos tenían que ser universitarios para ser cadete, ¿si? y de pronto el extranjero
porque es extranjero consigue trabajo.” (Docente Secundaria Privada); “Los

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bolivianos y los peruanos se matan por diez centavos coser una remera. Dáselo a
una argentina.” (Docente Primaria Privada)

Una de las principales causas de las migraciones es explicada por los docentes
por cuestiones económicas, fundamentalmente por la búsqueda de trabajo. Uno
de ellos opina:
“Los paraguayos y peruanos para tratar de conseguir un mejor medio de
vida, porque hay muchos de ellos que viene a trabajar acá y mandan dinero a su
país. Muchos están teniendo a los hijos acá para después tener documentos,
conseguir la ciudadanía.” (Docente Secundaria Pública)
En la década del noventa con el uno a uno del dólar, muchos migrantes mandaban
el dinero que ganaban trabajando en la Argentina a sus países de origen; lo cual
también es visto como un abuso de la patria y se percibe a los migrantes como
“aprovechadores”.
“Los chinos, los coreanos vienen porque acá no se les cobra impuestos
para poner un negocio. Entonces, yo soy uruguaya y vine de muy chiquita acá,
pero siento que mi mamá vino y se puso a trabajar y listo. O sea, todo a pulmón.
Sin embargo muchos vienen a aprovechar las circunstancias. Si bien entiendo
cuál es el contexto de ellos y lo veo bien también, me parece que a veces hay un
abuso, y eso molesta porque uno está luchando para salir adelante y ve que a
otros extranjeros se les dan otras posibilidades y todo se les hace más fácil.”
(Docente Secundaria Pública)
También surge la idea de que no se otorgan las mismas posibilidades a los
migrantes y a los nativos. Los docentes consideran que los migrantes tienen más
facilidades que los argentinos:
“Que sea justo para todos. Y tener nosotros, por vivir acá y ser argentinos,
los mismos derechos o las mismas oportunidades que capaz le damos a los de
afuera. Yo no me puedo poner un supermercado. Abrí un kiosquito y lo tuve que
cerrar. O sea, esas cosas te dan bronca…” (Docente Primaria Privada); “En la otra
cuadra tenía el supermercado coreano y ellos no pagaban. Entonces yo digo
cómo? Yo soy argentina y tengo todos los perjuicios y ellos que no son nativos
tienen beneficios.” (Docente Primaria Pública); “Realmente me molesta mucho las
facilidades que se les dan a los inmigrantes” (Docente Secundaria Pública); “Se
liberan los impuestos, se les hace las cosas mas fáciles para poner un negocio,
que los coreanos tienen unos precios bajísimos cuando pobre el almacenero tiene
que competir con el coreano, con el supermercado.” (Docente Secundaria
Privada); “Yo creo que le esta sacando trabajo a la gente argentina que podría
trabajar, yo lo veo así, porque trabaja mas barato, no tiene documentos, hacen
cualquier cosa y el argentino que no tiene educación o cultura y quiere trabajar
sobre eso, no puede porque les conviene tomar al peruano, al boliviano, al
paraguayo, no lo veo bien, entendés; ilegal.” (Docente Secundaria Privada);
“Aceptarlos pero que no saquen provecho del país. No me gusta mucho de que
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capaz que muchos argentinos no pueden conseguir cosas y trabajo. Yo soy una
persona de cuarenta años y he padecido que mi esposo no tenga trabajo. Que es
una persona profesional, entonces esta gente viene y quizás tienen muchas
posibilidades que una persona de la edad... Eso molesta, molesta.” (Docente
Secundaria Privada)
En cuanto a la relación que se establece entre el trabajo y la utilización de los
servicios públicos, especialmente la educación, podemos dar cuenta que es el
mismo sujeto, el que saca las oportunidades laborales a los argentinos, así como
también el que utiliza los servicios públicos. En este sentido, muchos chicos
quedan sin becas porque se las dan a extranjeros o no pueden acceder a los
hospitales ya que están colmados de pacientes extranjeros.
“Mirá, yo no sé si yo seré más amplia, pero la idea acá… no, no, porque el
pibe qué culpa tiene…Yo soy amplia, pero mirá lo que pasa, mañana te sacan el
trabajo a vos…” (Docente Primaria Pública)

El uso de los servicios públicos

Dentro del campo de los servicios públicos, los migrantes parecerían utilizar dos
de los servicios esenciales y fundamentales para la sociedad: la educación y la
salud. En relación a otros países de la región, Argentina presenta muy buen nivel
de dichos servios, además de que son gratuitos; ambas razones llevan a que
muchos migrantes vengan al país para hacer uso de los mismos. La problemática
surge cuando el migrante tiene prioridad u ocupa el lugar que le “correspondería”
al argentino. Por ejemplo, cuando un chico no puede acceder a una beca porque
se la otorgaron a un migrante.

“Tienen las cosas muy fáciles, por que nos ha pasado, a los que trabajamos
en escuelas estatales, que a veces han quedado chicos de la zona sin vacantes
porque tienen ellos (los migrantes) la prioridad.” (Docente Secundaria Privada);
“Pero, pucha, voy al comedor y está lleno de bolivianos. A todos les han dado la
media beca o la beca porque no pueden. Y a mí, que se me desató un problema
tremendo…” (Docente Secundaria Pública); “Primero hay que priorizar lo
argentino.” (Docente Primaria Pública)

Una de las principales razones de los migrantes para venir a la Argentina es la


educación:

“Muchos vienen sólo a estudiar, porque acá la educación es gratuita


mientras que en sus países de origen es menos accesible”. (Docente Secundaria
Pública) Especialmente porque la educación en sus países de origen es privada, y
por lo tanto hay que pagar por ella. En la Argentina “digamos hay más cobertura
desde el punto de vista médico, educacional.” (Docente Primaria Pública)

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En relación al uso de la salud pública, los docentes opinan que “La buena
atención de la salud es privada afuera.” (Docente Secundaria Pública); “Las
paraguayas cruzan la frontera y van a Posadas a tener el chico allá, los atienden
gratis en el parto, porque sale fortunas un parto…” (Docente Primaria Pública);
“Empleadas que eran... Me tocó tener peruana y venían por el tema de que la
salud en Perú es muy cara y la mujer esta tenía que operar al hijo de apéndice…”
(Docente Primaria Privada); “Y en la maternidad acá hay más extranjeras, ya sea
bolivianas, paraguayas y peruanas, que argentinos atendiéndose.” (Docente
Primaria Privada); “Hay una lista de prioridades por las enfermedades, y muchas
veces están los extranjeros antes, son la prioridad. (Docente Secundaria Pública)”;
“Me contaba una vecina mía que es obstetra, ginecóloga y trabaja en el hospital el
Carlos Santojanni y dicen que es común que una vez por mes, cada 20 días
aparecen tours de embarazadas bolivianas que en combis las traen de allá,
vienen 7, 8 embarazadas cuando están ya en el séptimo mes y ya se instalan acá
el chico nace argentino no? Y vienen todas en grupo.” (Docente Secundaria
Privada); “Los hospitales acá no tiene gasas, no tiene algodón, no tiene nada,
hacen paro, no podes atenderte en un hospital publico pero la gente de afuera lo
puede utilizar, es injusto! Tendría que ser bueno para los trabajadores argentinos
para nosotros los hospitales… o que les cobren algo.” (Docente Secundaria
Privada)

A partir de estos fragmentos, podemos dar cuenta que el uso de los servicios
públicos de forma gratuita es fundamental en la construcción de estas
representaciones. Se establece la relación de que los migrantes vienen de países
económicamente pobres y en condiciones precarias. La situación de clase no
puede ser asilada del contexto en el que se genera esta discursividad negativa
sobre los migrantes.

“La Universidad de La Plata está llena de peruanos que vienen a estudiar.”


(Docente Secundaria Pública); “También tiene que ver la pobreza que hay en
Bolivia y en Perú. La posibilidad de estar en un país como Argentina que tiene las
fronteras abiertas, que les da la posibilidad de tener salud y educación... Es una
tentación muy grande.” (Docente Primaria Privada); “Vienen a estudiar, porque
acá es mucho más barato. Se van de allá porque no estudiar es muy caro y por el
nivel de estudio. Acá tienen un muy buen nivel y la educación es gratuita. Es
impresionante, uno va a un hospital y son todos puertorriqueños.” (Docente
Secundaria Privada) “Y debe ser por la educación, porque hasta la clase
universitaria y terciaria vos tenés acá que es gratis, mientras que en muchos
países del mundo… (no es así)” (Docente Primaria Pública). En relación a la
educación, un docente señala “es mejor que la que tienen. Allá para hacerse
cualquier cosa tenés que pagar.” (Docente Primaria Pública) Con la presencia de
los migrantes, el problema parecería ser que “el sistema social está saturado”
(Docente Primaria Pública); “Es una cosa así como muy, como que invaden.”
(Docente Secundaria Privada)

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Estas nuevas migraciones son relacionadas con el paradigma del “mal migrante”,
se genera una representación negativa hacia estos grupos, ya que realizan un
“usufructo” de la patria argentina, muchos vienen a tener un hijo o a estudiar y se
van, sin hacer nada a cambio por el país. “La nueva estructura de los grupos
migratorios supone un costo social creciente, porque del inmigrante temporal,
adulto y con trabajo, se ha pasado (…) a grupos familiares con necesidad de
escolarización, atención médica, asistencia social y seguro de desempleo.”
(Wieviorka en Álvarez Dorronoso, 1993, p. 63-64) Como señala uno de los
entrevistados, “y superpobladas las familias ¿no? Porque los que venían, vienen
con cinco o seis hijos. Vienen con los abuelos, con toda la familia.” (Docente
Secundaria Pública). “Y los papás como decías, ni siquiera se preocupan, es una
cobertura para el hijo también.” (Docente Primaria Pública) Es decir, están
presentes las representaciones sociales de que la Argentina ofrece puestos de
trabajo y servicios públicos, y los migrantes los aprovechan. Es una inversión,
tanto para el padre que consigue trabajo, la madre que se atiende gratis en los
hospitales y para el hijo que estudia gratis. Ya no es el migrante que viene a traer
el desarrollo a la patria, sino el que viene con la lógica de la subsistencia. Hay una
idea de inversión, como para el coreano que no paga los impuestos como para el
boliviano que utiliza la educación gratuita.

“Y no sé… porque allá como que no pueden estar. Para ellos es una
inversión.” (Docente Primaria Privada); “No, porque qué sucede con este
extranjero? Que se lleva realmente la ganancia, lo que pudo hacer a su país, a
costa de nosotros que seguimos pagando los impuestos.” (Docente Primaria
Pública); “Pero aparte de eso acá, por el tema de no pagar impuestos y qué se yo,
sacan ventaja, les conviene. Era la cuestión de conveniencia que hablábamos
recién.” (Docente Primaria Privada)

Está presente la idea de un aprovechamiento: vienen a estudiar, se reciben


y se van: “Para mi la Argentina tiene que ser un país abierto en ese sentido, pero
también tiene que tener un sentido nacional. Todas aquellas cosas que se hacen,
que se dan, se brindan; bueno tienen que ser retribuidas de alguna manera. Si yo
te preparo, yo te doy la mejor de las universidades, porque indudablemente acá
están las mejores universidades, acá; de Latinoamérica, bueno “laburá” por lo
menos dame cinco años de tu trabajo daselos a la Argentina. No que se lleve el
título y se tome el “palo”. (Docente Primaria Privada) Se presenta la idea de un
abuso: “Yo creo que el oportunismo del que viene de afuera, muchas veces viene
con la intención de sacar provecho, los que vienen de niveles muy bajos de
Bolivia, Perú, vienen a beneficiarse porque hay plan social, porque hay esto,
porque hay lo otro, porque la educación es gratuita, muchos vienen a estudiar (…)
Sin embargo muchos vienen a aprovechar las circunstancias.” (Docente
Secundaria Pública)

Los migrantes se presentan como oportunistas, ventajeros, vagos, abusadores…


Vienen con la idea de la subsistencia, con la cultura del pedir. “Allá es todo ir a
comer. Ir a pedir hoja, lapicera, lápiz. Dependen. Ya directamente eso es pedir.

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Cambió todo, digamos. Yo trabajo en la zona y en Florencio Varela yo también
trabajo, es pedir, un pedir constante (…) la cultura, digamos, es pedir. Ellos le
dicen al hijo: “vos tenes que ir a comer al comedor. Si no tenes hojas, andá y
pedile a tu preceptora o a tu profesor. Que te den hoja, lápiz, lapicera.
¿guardapolvo no tenes? Andá y pedí”. (Docente Secundaria Pública)

Si bien surgen diferencias entre los migrantes de acuerdo a su país de origen, a la


hora de usar los servicios y ocupar los puestos de trabajo se convierten en la
misma categoría de “no deseados”. Pues son los mismos sujetos, los que “quitan”
un puesto de trabajo a un argentino, así como también los que “ocupan” un lugar
en la escuela, dejando afuera a un argentino. Se presenta constantemente la idea
de que hay un aprovechamiento del patrimonio argentino, sin ninguna retribución a
cambio; incluso es mal visto que varios migrantes envíen el dinero que ganan en
la Argentina a sus países de origen.
Según Álvarez Dorronoso, “la solidaridad se entiende sólo de puertas adentro; el
de fuera es extranjero (alguien que dentro carece de derechos ciudadanos) y un
extranjero (alguien que cae fuera de nuestra responsabilidad ética)”. (Álvarez
Dorronoso, 1993, p. 68) Por lo tanto, circula el discurso de que los migrantes no
merecen usar los servicios públicos como la salud o la educación de los países
receptores. Se debe señalar que en la Argentina durante la década del noventa se
produce una fuerte política de desindustrialización, que deja a varios argentinos
sin trabajo, con lo cual estos sectores sienten que la causa inmediata de que no
tienen trabajo es la presencia de los migrantes y no las políticas económicas
adoptadas por el gobierno. Así mismo, estos sectores en decadencia, que tal vez
gozaban de la educación o salud en instituciones privadas, tuvieron que pasarse a
la esfera pública, donde también se encontraron con la presencia de varios
migrantes. Entonces, “los migrantes son funcionales para los gobernantes que
desplazan la culpa de sus errores en un `chivo emisario` que no tienen muchas
posibilidades de desmentirlo. Son funcionales para los políticos que, colocando los
atributos del enemigo en el `otro`, acumulan los votos del resentimiento y el miedo.
Sobre todo cuando el `otro` no es un cliente electoral.” (Mármora, 2000, p. 49). En
este sentido, el papel de los medios masivos de comunicación, en tanto aparatos
ideológicos del estado, tienden a reproducir estos discursos negativos. Entonces,
el discurso hegemónico resulta funcional al desarrollo de estructuras de
dominación, conformando representaciones sociales negativas sobre los
migrantes y haciéndolos responsables de una realidad social, de la cual ellos son
producto y no la causa.

La construcción del otro migrante

La función del lenguaje consiste en nombrar y clasificar; el migrante es


interpretado como un otro permanente. Se produce una homogeneización del otro,
donde se pierde la especificidad de cada caso particular. “Desde la perspectiva de
la mayoría nativa ´todos los extranjeros ´son lo mismo (…) la individualidad del
extranjero se disuelve en la categoría.” (Bauman, 1998 p. 117) Así se generan

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representaciones que tienden a integrar bajo una misma categoría la diversidad de
las migraciones, creando dos entidades o grupos: los migrantes de países
limítrofes y los migrantes de ultramar. En última instancia, esta distinción está
atravesada por las relaciones de clase, como ilustran los siguientes fragmentos:

“A mi me parece que tenemos que considerar cual es el extranjero que va a


entrar a mi casa o en nuestra escuela. Claro, el nivel social que estamos
comparando porque... Si el extranjero que entra en mi casa es un alemán o un
francés o un inglés, yo lo recibo de una manera. Pero si el que va a entrar a mi
casa es un paraguayo o un boliviano...Lo mirás diferente. Hay otros prejuicios. O
no? Lo mismo si se inserta en nuestro salón, en nuestra escuela, un chico alemán,
un chico inglés, un chico holandés...Suizo... La cuestión es distinta. Hay que ver
también con qué extranjero estamos hablando.” (Docente Primaria Privada)

“Lo que pasa es que hay que ver. Yo qué sé, yo por donde vivo está lleno
de countries y ahí tienen la escuela aparte. Y vos vas a ver que son de origen
alemán, ingleses, norteamericanos. Y vos decís “¿Y dónde trabajan? No, ellos
tienen la empresa que los trae de allá, de su país de origen, y en esa escuela.”
(Docente Secundaria Pública); “Para mí, no. Yo pienso que Brasil es más porque
los trasladan por trabajo… en cambio Perú, Bolivia, es más por lo que te dije de…
buscan trabajo porque allá no hay trabajo” (Docente Primaria Pública); “Yo creo
que los que vienen en estos momentos, españoles e italianos, yo no conozco pero
se me ocurre que puede llegar a ser o porque tengan familia o porque trabajan en
alguna empresa y vienen un tiempo a trabajar acá.” (Docente Primaria Privada);
“Lo que pasa que, como yo decía antes, porque los que vinieron de Corea, que lo
que viene es la resaca ¿eh? Sí, es lo que llega al suelo de Argentina.” (Docente
Secundaria Pública); “Ahora le cambiaría al peruano vienen con un auto último
modelo y hace todo empresarial, diríamos que venga el peruano.” (Docente
Secundaria Privada)

Podemos ver cómo esta diferenciación entre migrantes remite en última instancia
a las relaciones de clase. Los migrantes de los países limítrofes suelen estar
asociados al paradigma del “mal migrante”, se los homogeneiza y se los presenta
como extranjero, más que como migrantes. El ingreso por tierra es más difícil de
controlar. En relación a las fronteras, los docentes opinan que debería haber un
control más estricto al ingreso en el país, comentan que “Mil entradas tienen...”
(Docente Secundaria Privada); “Y además la facilidad para cruzar la frontera…A
los países limítrofes es más fácil…” (Docente Primaria Privada)

Nos resulta interesante ver cómo los docentes se refieren a los movimientos
migratorios anteriores y cómo los resignifican desde el presente utopizándolos.
Señalan que en otros momentos se buscaba integrar a los migrantes:

“Yo me remito a la época de la gran inmigración, no? Bueno las épocas son
distintas pero el proyecto, no sé, desde la ley 1420, no? Esto que contemplaba la

11
inmigración, insertar y hacer argentinos a esa gente que venía. Eran otras
épocas.” (Docente Primaria Privada)

El migrante “realizó este transito hacia el mundo de la vida sin estar invitado (…)
es una amenaza constante para el orden del mundo.” (Bauman, 1998, p. 100). En
este sentido, en la Argentina no hubo una política pro-migratoria durante la década
del noventa. Podemos percibir un cambio en la solidaridad en el contexto de las
reformas neoliberales:

“Yo me acuerdo cuando yo estudiaba, dentro de una división, la división


donde yo estaba, en la escuela, me acuerdo era una división que íbamos a todos
los lugares juntos. Hoy en día, una división está dividida, pero en doscientas mil
partes. No se conocen, creo que no deben conocer al que tienen al lado. Y no hay
interés por el otro.” (Docente Secundaria Pública)

También podemos observar que circula un discurso donde se considera que por
más que los migrantes estén en suelo argentino, nunca serán completamente
argentinos. “El extranjero perturba la resonancia entre la distancia física y
psíquica: él está físicamente cerca mientras que espiritualmente se encuentra muy
lejos.” (Bauman, 1998, p. 101)

“Yo lo que veo es que a todos estos, a todos, el país les da de comer, les
da todo, pero ellos, su corazón, querida, aunque hayan venido de chiquitos, su
corazón está en la Madre Patria” (Docente Primaria Pública); “Aunque hayan
venido de chiquititos, de dos o tres años y ellos no se acuerdan de allá más que
por los relatos familiares, su corazón está puesto allá, y te muestran en el mapa,
porque yo nací y viví acá, y si vas de viaje andá a acá…El marketing que hacen.
¿Sabés porqué?, porque no perdieron las raíces de sus costumbres autóctonas, y
nosotros las perdimos” (Docente Primaria Pública); “Suelen reunirse el día de
descanso de ellos alrededor de una mesa y lloran muchísimo recordando su tierra.
Te digo porque dí muchos años clase particular a coreanos.”(Docente Primaria
Pública); “Yo estoy hablando de coreanos. Y yo veía que había muchas botellas
de alcohol de marca y entonces un día le pregunté: por qué tanta bebida
alcohólica? a la nena. Y ella me contó. Todos los paisanos se reúnen y lloran
mucho recordando Corea.” (Docente Primaria Pública)

Retomando la idea de “chivo expiatorio”, el discurso hegemónico construye a los


migrantes como “usurpadores” o “abusadores” del patrimonio nacional estableciendo
una relación en torno a la ocupación de los puestos de trabajo y los servicios públicos.
Pues son los mismos sujetos, los que sacan puestos de trabajo a los argentinos u
ocupan lugares en los hospitales, sin devolver nada a cambio. La construcción de tales
discursos se encuentra fuertemente arraigada en la sociedad, tales discursos
consideran al migrante como la causa fundamental de la decadencia de ciertos
sectores, particularmente la clase media.
El discurso hegemónico resulta funcional al desarrollo de estructuras de
dominación, conformando representaciones sociales negativas sobre el otro

12
(“sujeto migrante”). Si bien surgen algunas diferencias en torno a los migrantes, se
los suele homogeneizar como un “otro”, pues se considera que nunca formarán
parte de la sociedad nativa. Está presente la idea de inversión que realizan, ya sea
a partir de la apropiación del capital económico (trabajo) o de capital cultural
(educación).
Las reformas neoliberales producidas en la Argentina significaron un punto de
ruptura con el anterior paradigma político-económico, que se regía por la
industrialización, el crecimiento del mercado interno, el pleno empleo y el
corporativismo. En la década del noventa, las principales políticas adoptadas
tendieron a la desindustrialización y la desregulación de la economía, aumentando
la desigualdad y la exclusión social. En este contexto, los migrantes se presentan
como un chivo expiatorio para explicar la desocupación. Además, cada vez más
sectores deben utilizar los servicios públicos, como la ecuación y la salud. En este
sentido, los migrantes también son usados como chivo expiatorio para explicar el
deterioro de dichos servicios. Estos discursos negativos no configuran otra
realidad que la misma reproducción del capitalismo en las nuevas formas que va
adquiriendo, particularmente en este caso, en su etapa denominada “neoliberal”.
Por lo tanto estos discursos, mitos y representaciones legitiman la desigualdad.

La penalidad y los migrantes: asociación entre delitos y grupos migratorios

Así como la escuela, en tanto una rama institucional del Estado, es una de las
instituciones o dispositivos que administra la diversidad4, la justicia también lo
hace. Y ello a partir de definir la penalidad como “una manera de administrar los
ilegalismos, de trazar limites de tolerancia, de dar cierto campo de libertad a
algunos y hacer presión sobre otros, de excluir una parte y hacer útil a otra; de
neutralizar a éstos, de sacar provecho de aquellos” (Foucault, 2008, p. 317).
Definir la penalidad seria entonces una manera de actuar sobre los ilegalismos,
una forma de administrarlos diferencialmente, y no suprimirlos todos. Como
señalamos anteriormente, en el presente escrito no tomamos como objeto de
análisis las practicas, sino los discursos y representaciones sociales que se
producen en torno al sujeto migrante, por lo tanto trabajamos con el análisis de
algunas entrevistas realizadas a miembros del Poder judicial. Podemos concluir
que lo que hay al interior de ese campo es una representación diferencial respecto
a la administración de los ilegalismos en la población migrante, elemento que
aparece muy elocuentemente marcado en el siguiente fragmento de entrevista:

“En…yo no sé a lo largo de los 150, pero si…, por mi experiencia, sí. Hay
ciertas comunidades que son más proclives a un tipo de delitos, y otras
comunidades que son más proclives a otros tipos de delitos.” (Secretaria 1era
instancia, CABA)
4
Es en este sentido que podemos afirmar que “el Estado desempeña un rol muy
activo y determinante como constituyente del tratamiento de la diversidad étnica”
(Cohen, 2009, p. 20).
13
En las entrevistas aparecen algunos ilegalismos asociados a determinados grupos
migratorios y no a otros. Con el fin de ejemplificar esto, citamos los siguientes
fragmentos:

“El paraguayo se asocia mucho con delitos de índole familiar. Es muy


violento con su cónyuge o su pareja.” (Secretario Instrucción de Fiscalía, GBA)

“Sí, vos lo ves mucho. Bueno, por ejemplo, que sé yo, acá vos ves mucho
que… que… ves que la comunidad boliviana es una comunidad que en general,
vos la persecución penal que tenés acá está dirigida a gente que trabaja y que ha
buscado formas no legales de incluirse en el mercado laboral. En cambio, no
quiero discriminar, pero en general lo que pasa es que el peruano está
relacionado con estupefacientes, con la venta de droga, con la venta de lo ilegal,
digamos, en términos más groseros. En cambio vos tenés al boliviano, que el
boliviano trabaja, trabaja y trabaja. Trabaja en taller clandestino, trabaja en
condiciones ilegales, trabaja y trabaja y trabaja. Es una clara diferenciación que yo
te podría hacer.” (Secretaria, Federal)

“Hay, los, por ejemplo, los paraguayos, son delitos muy sanguinolientos.
Muy violentos. Eh, hay delitos que, que, que cometen, por ejemplo, la gente, los
bolivianos, siempre en estado de ebriedad.” (Prosecretario Coayudante, CABA)

“Y en ese tipo de contravenciones la estadística nos refleja que puede estar


direccionado hacia grupos étnicos o nacionales bien diferenciados, por ejemplo,
tenemos una comunidad muy fuerte boliviana en el sur de la ciudad de Buenos
Aires, de donde extraemos gran cantidad de hechos con connotación
contravencional, de esta de venta que hablábamos de venta ambulante.” (Fiscal
Interino, CABA)

“Bolivianos lo que nosotros podemos llegar a tener es mucho de esta


conflictividad que te contaba al principio, de vecindad, que se pelean y termina
habiendo amenazas.” (Oficial Prosecretario Administrativo, CABA)

“Al paraguayo también con el contrabando en general, con todo tipo de


mercadería, además Paraguay es un país que se lo asocia directamente al
contrabando, ¿no? Igual el caso de Paraguay tiene un tipo de legislación donde
no sé, por ahí ahora está cambiando, pero hasta lo que yo sé, es un país que no
tiene reglas o normas aduaneras.” (Jefe de despacho, CABA)

En estos fragmentos se puede observar tanto la forma en que se producen


representaciones diferenciales acerca de los ilegalismos de los grupos migratorios
bolivianos, peruanos y paraguayos (a través de la asociación entre tipos de delitos
y grupos migratorios) así como la manera en la que el Estado califica y clasifica a
la población migrante. En este sentido, el paraguayo sería el “violento” o el
“contrabandista”, el boliviano es el “ebrio”, el “vendedor ambulante” o en algunas

14
instancias, el “mal vecino” y el peruano sería el “ilegal”; consideramos, a partir de
la postura de Pacecca, que “esta clasificación, como toda clasificación, produce
efectos de realidad en la medida en que puede presentarse como natural, como
surgida de la lógica del territorio y no de la ficción clasificatoria” (Amegeiras &
Jure, 2006, p. 279). Este tipo de clasificación no es sino una forma de estigmatizar
y de excluir, de marcar un territorio y establecer una frontera con los demás, de
promover estrategias para maximizar las distancias entre un “nosotros” y un “ellos”
y así evitar todo tipo de mezcla; consideramos que estos son algunos de los
efectos de realidad que produce dicha clasificación y que se podrían resumir
dando cuenta de que esos discursos condicionan las practicas o las formas
propias de funcionamiento de la institución judicial y se encuentran en el foco “de
la regulación del acceso a derechos” (Amegeiras & Jure, 2006, p. 280).
Quisiéramos establecer que en la actualidad ese tipo de discursos o
clasificaciones se encuentra muy naturalizado e incorporado en nuestras vidas;
pensamos que esto responde a la existencia de algunos dispositivos5 que nos
atraviesan y entre los cuales destacamos a los medios de comunicación; creemos
que estos “terminan naturalizando las relaciones sociales de dominación que se
dan dentro del escenario intercultural” (Cohen, 2009, p. 21). Una manera de
observar cómo es que se desempeña este último dispositivo es recurriendo al
siguiente fragmento de entrevista:

“Creo que hay un porcentaje que son los que más destacan, porque las
buenas noticias no salen en los medios, entonces la noticia que destaca es que
“detuvieron a una banda de narcotraficantes peruanos, bolivianos, croatas,
serbios” eso es lo que sale en los medios. No sale la actividad laboral que
desarrollan, el trabajo que están haciendo, el trabajo social o lo que sea. De
hecho, por ejemplo, en la mayoría de las villas que hay en la ciudad de Buenos
Aires, la gente de su propio comunidad, en el caso de la 1-11-14, hay sectores en
lo que hay no solamente peruanos, hay bolivianos, hacen trabajos muy
importantes a favor de su comunidad y eso no sale en ningún lado. O en Lugano,
en un montón de lugares de la Capital Federal y eso es noticia. ¿Por qué? Porque
no vende, creo que tiene que ver más con eso, con cómo se difunden las noticias
en los medios. Y, bueno, todo ese preconcepto que llega aquí, a nosotros, a los
que tenemos que impartir justicia, al Poder Judicial.” (Jefe de Despacho, CABA)

5
Tomamos la acepción foucaultiana de dispositivo, explicitada en el siguiente
fragmento: “Para Foucault los discursos se hacen prácticas por la captura o pasaje
de los individuos, a lo largo de su vida, por los dispositivos produciendo formas de
subjetividad; los dispositivos constituirían a los sujetos inscribiendo en sus cuerpos
un modo y una forma de ser. Pero no cualquier manera de ser. Lo que inscriben
en el cuerpo son un conjunto de praxis, saberes, instituciones, cuyo objetivo
consiste en administrar, gobernar, controlar, orientar, dar un sentido que se
supone útil a los comportamientos, gestos y pensamientos de los individuos”
(García Fanlo, 2011, p. 2)

15
Este extracto permite observar con bastante claridad, a nuestro juicio, cómo se
producen o reproducen discursos desde los medios y como estos atraviesan la
sociedad y a los diferentes campos que la componen; de esta manera, nos brinda
un soporte para interrogarnos hasta qué punto ese preconcepto que se forma en
los medios respecto a la población migrante llega, no sólo a la institución judicial,
sino también a la educativa.
Desde una mirada más general, lo que producen estos dispositivos actuando en
conjunto es una forma de subjetividad en la cual la identidad del otro (“sujeto
migrante”) se diluye y aparece, en su lugar, una construcción social realizada
desde lo que se cree como algunos de sus atributos característicos, que no son
otra cosa que aquellas clasificaciones que aparecen en los fragmentos
anteriormente mencionados, y que forman parte del corpus de conocimiento
denominado sentido común. Es esta forma de subjetividad, así como los discursos
y representaciones sociales a los cuales está asociada, la que se encuentra
altamente naturalizada en la mayoría de los miembros del Poder judicial.
Consideramos que una forma de observar dicha naturalización es a partir de la
lectura de la siguiente cita, en el sentido de que se produce una asociación
inmediata entre tipos de delitos y grupos migratorios:

“O sea hay ciertos delitos que están ligados sí o sí con ciertas


comunidades. Como te decía antes, con los gitanos el tema de los, de los
desarmaderos de autos. Eso está ligado, creo que mucha de su historia se
dedicaron mucho a esas cosas, al tema de desarmar, algo más reciente,
desarmadero. Bueno, eh, si vos me preguntas realmente cuál es la cuestión. Y
bueno, que lo social, no que lo social, sino que, que, que, o sea por qué esas
clases de delitos los cometen más ellos que, y no, bueno, no sé, habría que, no lo
sé. O sea yo lo que creo es que hay delitos que se asocian a ciertas comunidades
sí o sí por su cultura, por su... por sus situaciones en las que viven. Estamos
hablando casi siempre, cuando hablamos de delitos y de migración, salvando el
tema de la Segunda Guerra como hemos nombrado, casi todos son países de
recursos bajos. O sea estamos hablando ya desde el vamos con inmigración por
lo menos en la Argentina o en Europa o en Estados Unidos, son todos países, no
van, o sea los europeos no se inmigran en Estados Unidos, o sea si no van a
trabajar de algo específico; o un estadounidense inmigrando para Europa, o sea si
no está trabajando en algo, no van por una cuestión particular. La realidad es que
todo el mundo, cuando hablamos de inmigración hoy en día, que no era en esos
tiempos.” (Oficial 1°, GBA)*

Dos son los elementos que quisiéramos destacar. Por un lado, consideramos que
aquel enunciado que da cuenta de que hay delitos que se asocian a ciertas
comunidades si o si, no puede ser llamado ni verdadero ni falso, sino que es un
enunciado que se encuentra “en la verdad” (Foucault, 1996, p. 36), como toda
proposición que deba incluirse en el principio de la disciplina 6. De esta manera se
6
El principio de disciplina es uno de los sistemas de exclusión que se ejercen
desde el interior de los discursos y que buscarían conjurar los azares de su
aparición y controlar su producción. En este informe utilizamos la noción de
16
encontrarían ciertos discursos que se hallarían en un horizonte teórico que impide
toda posible crítica.
Otra de las cuestiones que nos resulta central es aquella que tiene que ver con
una correspondencia entre migración, delito y países de recursos bajos.
Consideramos que aquí estamos asistiendo ante la emergencia, en los discursos,
de una variable importantísima para el análisis como lo es la condición social del
migrante. Condición que es el producto de una multiplicidad de dispositivos
actuando conjuntamente, pero principalmente de aquellos propios del ámbito
económico: los mercados nacionales e internacionales, que terminan “siendo
determinantes en el comportamiento de las dinámicas migratorias y las grandes
concentraciones de población en condiciones de marginación” (Cohen, 2009, p.
21). De ahí entonces la importancia que tienen los factores económicos para
explicar la dinámica que adquieren los flujos migratorios en la actualidad. Esta
relación entre grupos migratorios y condición social la podemos reconstruir a partir
de los siguientes fragmentos:

“Y pienso que se dá esa asociación porque es gente que está mal


económicamente, que viene acá y ellos sí, seguramente, en su país, también
harían lo mismo, no se vendrán, como factor que los determina porque vienen
huyendo porque los agarren allá, pero vienen acá, roban, hacen lo que estaban
haciendo allá, la falta de cultura y de medios, no tienen plata y bueno, es lo que
pueden hacer, por eso te digo tampoco cometen delitos mayores, me parece que
es eso.” (Auxiliar 4°, GBA)

“No, lo que pasó, en los últimos, me parece en los últimos 20 años es que
con la llegada de migrantes de países limítrofes, sobre todo de Perú y de Bolivia,
que vienen en condiciones bastante precarias, tanto a vivir como a trabajar se da
mucho el tema de que se subalquilan departamentos o lugares que son un poco
tierra de nadie, pasan a ser lugares o de trabajo o de vivienda para este tipo de
personas que obviamente en la ley todo eso está penado, tanto la usurpación
como cuando, en el caso de las contravenciones se viola una clausura, que es lo
que nosotros regulamos, bueno, muchas veces están involucrados este tipo de
personas que bueno no les queda otra y vienen a parar en estos
lugares.”(Oficial,CABA)

“Lo que pasa es que hay dos, si ustedes lo están estudiando, creo que hay
dos, como dos momentos dentro de la historia argentina en cuanto a las fuentes
migratorias, la que viene de Europa con la Guerra Mundial y quizás ahora la más
actual que son los de los países limítrofes, entonces, eso creo que tiene mucho
que ver, la que viene de Europa por lo general primero se caracterizó por forjar el
país y era un grupo trabajador, que serian lo que hoy somos los residuos de la
clase media y algunos alta y la otra etapa migratoria que será de 15 años a esta
altura, que es la de los países limítrofes, que ahí si se caracteriza pero creo que
esto tiene mucho que ver también con el tema de que están por debajo de la línea

principio de disciplina en relación al sistema judicial, produciéndose de esta


manera discursos con pretensión de verdad como el aquí citado.
17
de pobreza muchos de ellos ¿no? y sí hay, nosotros de 10 detenidos dos
seguramente son extranjeros, por lo general son, también dependen de qué clase
de delito o son chilenos, bolivianos, paraguayos y también tiene que ver la clase
de delito, por ejemplo, por lo general hay más paraguayos detenidos por delitos de
peleas con cuchillos por una cuestión mucho de ellos en estado de ebriedad y por
ejemplo tenés quizás chilenos por delito de robos, si vos haces, si ustedes pueden
hacer una estadística pueden ver que en esto también puede haber una diferencia
entre ellos.” (Secretaria del Juzgado, GBA)

Podemos observar que en estos fragmentos se lo define al migrante por su


condición socioeconómica como “gente que está mal económicamente”, por venir
al país en “condiciones bastante precarias” y por ser “pobre”. En este punto,
encontramos similitud con los discursos producidos por los docentes en el marco
de la institución educativa. En las entrevistas realizadas a miembros del Poder
Judicial, también se lo vincula al migrante, más que a una condición, a una
posición social, tal como lo demuestra el siguiente fragmento:

“Yo lo relacionaría más con una posición social, el delito que con una
nacionalidad.” (Oficial 1°, GBA)

Fuere cual fuere la manera en la cual los entrevistados se refieren a las


condiciones socioeconómicas de los migrantes o a la posición social que ocupan,
consideramos que lo que subyace en estos fragmentos que acabamos de citar es
la cuestión de clase. Y esto en el sentido de que es el mismo proceso donde los
mercados nacionales e internacionales determinan las dinámicas migratorias, y
contribuyen a “consolidar una sociedad de clases organizada con criterios de
exclusión y fomentando cada vez más la existencia de poblaciones en niveles
extremos de privación económica y marginalidad social” (Cohen, 2009, p. 21).
Analicemos, pues, el papel que juega la variable clase social en esta
representación diferencial acerca de los ilegalismos de los grupos migrantes.

Ilegalismos y clase social: ¿justicia de clase?

La cuestión de clase social atraviesa toda la sociedad, y la institución judicial no


constituye una excepción al respecto. En este sentido, sostenemos que el sistema
de clases es el soporte institucional de las representaciones diferenciales acerca
de los ilegalismos entre la población migrante, considerándose aquellos que
sancionan como miembros de la clase dominantes. Para indagar en ello,
tomaremos los aportes de autores tales como Pierre Bourdieu, Alessandro
Baratta, Slavoj Zizek y Michel Foucault.
En La fuerza del derecho, Bourdieu refiere a los miembros de la institución judicial
de la siguiente manera: “la pertenencia de los magistrados a la clase dominante
está comprobada en todos los lugares” (Bourdieu, 2000, p. 204). Esto puede
profundizarse a partir de algunos elementos que encontramos en Criminología

18
crítica y crítica del derecho penal, en el sentido de que allí Baratta da cuenta que
sólo la mitad de la sociedad (estratos medios y superiores) extrae de su seno a los
jueces, y que éstos tienen frente a sí a los individuos provenientes de la otra mitad
(la clase proletaria). En esto constituye la recuperación que hace Baratta del
concepto, acuñado por Ralf Dahrendorf, de sociedad demediada. Esta compleja
relación entre institución judicial y clase social aparece, asimismo, en las
entrevistas, tal como lo podemos reconstruir a partir del siguiente fragmento
tomado de una de ellas:

“El poder judicial está integrado fuertemente por la clase media, que se
domicilia en determinados sectores de un territorio de una ciudad.” (Asesor
Tutelar, CABA)

A partir de la lectura de dicho fragmento, podemos concluir que la mayoría de las


personas que trabajan para el poder judicial, así como vimos con respecto a los
docentes, forma parte de la clase media; clase a la que le correspondería una
determinada zona geográfica o territorio desde donde se recluta al personal
jurídico. Creemos que esta clase no puede existir como clase dominada y esto
debido a “que la elección que el cuerpo jurídico tiene que realizar en cada
momento entre intereses, valores y visiones del mundo diferentes o antagonistas
tiene pocas posibilidades de desfavorecer a los dominadores, en tanto que el
ethos de los agentes jurídicos, que está en el origen de esas visiones, y la lógica
inmanente de los textos jurídicos, que son invocados para justificarlos tanto como
para inspirarlos, están de acuerdo con los intereses, los valores y la visión del
mundo dominantes” (Bourdieu, 2000, p. 204). De esta manera, consideramos que
la clase media constituye la clase dominante al interior de la institución judicial.
Una vez postulado esto aparece de inmediato el problema de cómo definir a esa
clase media; en este sentido es que tomamos algunas de las suscitadas por Zizek.
Reconocemos que la clase media es “un determinado principio formal de
deformación del antagonismo social, una determinada lógica de desplazamiento
mediante disociación y condensación de comportamientos contradictorios” (Zizek,
2008, p. 22). Los sujetos sociales que formarían parte de esa clase serían
“aquellos que presumen de laboriosos y que se identifican no solo por su respeto a
sólidos principios morales y religiosos, sino por diferenciarse de, y oponerse a, los
dos extremos del espacio social: las grandes corporaciones, sin patria ni raíces, de
un lado, y los excluidos y empobrecidos inmigrantes y habitantes de los guetos,
por otro” (Zizek, 2008, p. 22). Creemos que este acto de diferenciación frente a los
excluidos y empobrecidos inmigrantes no es otra cosa que un acto de
discriminación frente a ellos, en tanto y en cuanto, esta última, como manifestación
concreta de racismo, les “impone un trato diferenciado en diversos ámbitos de la
vida social” (Wieviorka, 1992, p. 129) que incluso en algunos casos llega a la
humillación. Para profundizar en esta diferenciación de la clase media (clase
dominante al interior de la institución judicial) para con los migrantes es más que
elocuente citar el siguiente fragmento:

19
“Y la clase media reproduce cierta discriminación al inmigrante
sudamericano. Lo único que hace el poder judicial, es que lo multiplica. No lo
multiplica por ser el propio poder judicial malo, sino porque sus integrantes ya
vienen con una base discriminatoria. Uno sabe que cuando toma una decisión
desde acá, como empleado (no como el magistrado que está a cargo), puede
reproducir y multiplicar esa discriminación. La impronta que se le da a esa
discriminación en el común, que lo haga alguien de una institución, es peor. No es
que el poder judicial es más discriminatorio. La discriminación existe y los
integrantes del poder judicial pertenecen a determinada clase social. Entonces
eso no hace nada más que reproducirlo.” (Asesor Tutelar, CABA)

En él aparece con bastante claridad la idea de que la pertenencia de los


integrantes del poder judicial a determinada clase social (en este caso, a la clase
media) reproduce cierta discriminación frente al migrante; pensamos que una
forma en la que se manifiesta esta, es a partir de la representación diferencial que
poseen los sujetos del campo judicial acerca de los ilegalismos de la población
migrante; esto debido a que es en el centro de esos discursos donde se
encuentran las formas de diferenciarse y oponerse a los sujetos migrantes a partir
de las maneras a través de las cuales estos son calificados y/o clasificados por el
Estado. Si lo que se da al interior del campo judicial es un régimen de este tipo de
representación diferencial acerca de los ilegalismos, elemento que como vimos
aparece en algunas entrevistas, es porque el sistema de clases, como sostén
institucional, lo hace posible; más aún, consideramos que la gestión diferencial de
los ilegalismos forma parte de los mecanismos de dominación de clase7. De ahí
que autores tales como Baratta o Foucault se refieran a que existe una justicia de
clase. Una manera de observarla es a partir de las “tendencias de juzgamiento
diversificadas, según la pertenencia social de los imputados” (Baratta, 2008, p.
186-187). Y es este trato diferenciado, el que es posible de analizar a partir de las
representaciones y construcciones sociales que se dirigen a dar cuenta de una
representación diferencial de los ilegalismos. Constituye un trato que tiende a
borrar o a distanciar al otro, desde la diferenciación y oposición para con los
sujetos migrantes. Y en este punto consideramos que limita la integración de esos
sujetos, de esos sectores marginados y/o pobres, de los migrantes limítrofes, que
como vimos en algunos fragmentos de entrevistas anteriormente, aparecen
asociados a una condición de vida de vulnerabilidad. De esta manera, se
construye dentro de la institución judicial una identidad negativa del migrante,
centrada sobre todo en su asociación con un determinado tipo de delito y no con
otro. Lo que vemos en las entrevistas es la génesis de un prejuicio que condiciona
altamente las prácticas de los miembros del Poder Judicial.

7
Para dar cuenta de esta postura con mayor detalle citamos el siguiente
fragmento: “Y si se puede hablar de una justicia de clase no es solo porque la ley
misma o la manera de aplicarla sirvan a los intereses de una clase, es porque toda
la gestión diferencial de los ilegalismos por la mediación de la penalidad forma
parte de esos mecanismos de dominación” (Foucault, 2008, p. 317).
20
Reflexiones finales

El presente escrito tuvo como objetivo analizar conjuntamente las


representaciones y los discursos producidos acerca del sujeto migrante en el
marco de dos instituciones de suma importancia para la sociedad actual: la
institución educativa y la institución judicial.
En este recorrido, nos hallamos con algunas similitudes que quisiéramos destacar.
Por un lado, el hecho de que los miembros de ambas instituciones hagan
referencia a una correlación entre migración limítrofe (peruanos, paraguayos,
bolivianos) y pobreza o estado de precariedad de sus países de origen. Creemos
que esto no hace más que enfatizar el hecho de que sería la lógica económica la
que permite explicar los flujos migratorios en la actualidad, es decir, responder al
interrogante de por qué migran. Por otro lado, tanto los miembros del poder judicial
como los docentes se ubican, dentro del espacio social, en la denominada clase
media. A partir del análisis de algunos fragmentos y de premisas teóricas de
algunos autores –principalmente, Zizek-, se puede presentar que es esta clase la
que más se quiere distanciar de ese “otro”, generando hábitos y costumbres para
distinguirse de “ellos”, enfatizando los rasgos negativos de los migrantes. Otro de
los elementos que podemos ubicar en continuidad consiste en que tanto en la
institución educativa como en la judicial, se homogeneiza al migrante dentro de
una categoría general, que los engloba a todos por igual; en este proceso se les
otorga una identidad negativa que podemos reconstruir a partir de las siguientes
etiquetas: “abusadores”, “no deseados”, “chivo expiatorio”, “delincuentes”,
“narcotraficantes”, “violentos”, etc. Sin tomar en cuenta el caso particular de cada
uno de los grupos migratorios, en el material empírico con el que trabajamos se
asiste a una definición de ellos en tanto grupo. Eso nos produce un interrogante:
¿hasta qué punto ese tratamiento de los migrantes como grupo no responde a las
nuevas modalidades de ejercicio de poder –o dicho en otros términos- a las
nuevas modalidades de control social, aquellas que analiza Alessandro De Giorgi
bajo la denominación de “control actuarial”?
Es con este interrogante y con la siguiente reflexión con lo que nos gustaría cerrar
el presente escrito.
Podemos señalar, que así como fueron asimiladas otras poblaciones, como los
migrantes europeos a principios del siglo veinte y luego las corrientes migratorias
del interior en la década del treinta, esta nueva corriente de migraciones también
será asimilada, y es probable que dentro de varios años haya otro grupo que se
construya negativamente como ese otro que amenaza la unidad nacional.

BIBLIOGRAFÍA

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21
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