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Habilidades oro-motoras

Las habilidades oro-motoras implican el funcionamiento de los labios, las mejillas,


la mandíbula y la lengua, que juegan un papel importante en el desarrollo del niño
y son esenciales en los procesos del habla y de alimentación. Las dificultades en
el desarrollo de estas funciones orales pueden llevar a la desnutrición y la
interferencia en el desarrollo físico y social del niño. Aunque este sistema está por
delante en comparación con otros sistemas motores (que responde a la
estimulación táctil a la séptima semana de gestación) no se alcanza el
refinamiento completo de sus acciones hasta la edad de seis o siete años.

En este proceso, el control motor participa como un factor central. El control motor
está descrito y basado en un modelo del desarrollo de la función neural desde el
punto de vista del desarrollo del sistema nervioso y el control jerárquico. Esto
implica una serie de procesos de organización y coordinación de movimiento
funcionales, algunos de los cuales son característicos de mecanismos fisiológicos
y otros de mecanismos psicológicos.

Aprendizaje motor se refiere a la forma en que las diferentes habilidades motoras


se adquieren. Este es un proceso que requiere que el sujeto realizar una acción en
el momento justo, precisamente cuando el sujeto decide que es conveniente,
mediante el reconocimiento de errores en el movimiento realizado seguido de su
corrección. Muchas de las acciones necesarias para el refinamiento oral precoz
ocurren durante los primeros años de vida, dado que experiencias
sensoriomotoras y cognitivas son considerados como la base para la función
sensomotora más avanzadas. La capacidad fisiológica en la región orofacial
implica tacto, el gusto, la temperatura y el movimiento.

Uno de los principios fundamentales del sistema sensorio-motor oral es el proceso


de desarrollo motor, que consiste en el desarrollo en el primer año de vida.
Incluye, a nivel de la función motora gruesa, la estabilización de la cabeza y el
tronco en posición sentada con o sin la ayuda y el inicio de acciones con la
coordinación mano-ojo. Mientras tanto, a nivel oral, los procesos se inician en
relación con la articulación, la normalización de la respuesta del nervio vago, y el
desarrollo de diferentes planos de movimientos de la lengua. En estos dos planos,
la relación se construye a partir del refinamiento de los movimientos y la relación
distal-proximal que proporciona patrones de estabilización y sensibilidad que
favorecen el desarrollo de movimientos como los realizados por los órganos del
habla.

La relación también reúne las otras posturas orofacial, incluidos los tejidos duros y
blandos circundantes. Por otra parte, existen las capacidades perceptivas, que se
refieren a la sensación y la propiocepción. También se contempla neuro-
musculatura, definida por la fuerza, el tono, y la resistencia. Se analizan también la
estabilización del cuello, la cabeza, la mandíbula y la lengua. Por último, cubre la
diferenciación oro-motora, que es el proceso de refinamiento del movimiento. En la
adquisición de habilidades oro-motores, también se incluye la selección de
medidas apropiadas y eficaces de entre una gran variedad de posibles patrones
de coordinación. Este proceso de refinamiento del movimiento se conoce como la
diferenciación de motor.

El desarrollo de esta diferenciación motora es un proceso de refinamiento del


movimiento. Se produce con el tiempo y la experiencia repetida; con las diversas
capacidades fisiológicas que continuamente, de forma secuencial, y el progreso
acumulativo y están definidos por los siguientes criterios:
 Continuo: proceso de desarrollo continuo
 Secuencial: el desarrollo se produce en pasos y, aunque hay similitudes en
los pasos aparecen de forma única para cada uno, los pasos de desarrollo.
 Acumulativo: el desarrollo por etapa se acumula para crear capacidades
más avanzadas y patrones de movimiento más complejo.

Este proceso de maduración se inicia con juegos de vocales y el balbuceo.


Curiosamente, el balbuceo repetida (BA / BA / BA) coincide con movimientos
rítmicos producidos en otras partes del cuerpo y, además, se relaciona con el
desarrollo de los procesos fonológicos, que son indicadores de coordinación oro-
motor.

Conclusiones:

Sobre la base de la recopilación de información disponible en la literatura científica


sobre el desarrollo de patrones oro-motores y procesos de alimentación, se puede
concluir que, en el desarrollo del niño, estos patrones revelan procesos de cambio
y maduración que están relacionados con los sistemas neurológico, socio-afectivo
y desarrollo motor que cada niño tiene. Por lo tanto, en un principio son reflejos,
más adelante se convierta en acciones voluntarias y, por último, se perfeccionan
dentro de los procesos de alimentación y el habla. Esto, añadido a factores tales
como la introducción de nuevas texturas de alimentos; el uso de instrumentos
como el vaso, cuchara, y la paja; los procesos de erupción de los dientes; y las
experiencias sensoriales orales fomentan un desarrollo motor oral óptimo de las
funciones de alimentación alrededor de los tres años y el habla al final de los seis
años de edad.
Por otra parte, se concluye que el conocimiento de la caracterización por
fonoaudiólogos (logopedas) interesado en el tema del comportamiento estructural
y la funcionalidad del sistema estomatognático con respecto a la edad de
desarrollo del niño y el desarrollo normal es esencial.

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