Educ. Tempr. R. N.. Nac Subjet. Tema 1. 2024
Educ. Tempr. R. N.. Nac Subjet. Tema 1. 2024
Educ. Tempr. R. N.. Nac Subjet. Tema 1. 2024
Introducción
1( Reformula y amplía la ficha “El recién nacido. Algunas problemáticas básicas en psicología evolutiva”
elaborada por Bozzalla, Naiman y Hellman en 1989-, y “Abordaje psicomotor del recién nacido” elaborada
en 2002 por Bozzalla y Naiman).
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Estas teorías abordan el desarrollo humano y nos ofrecen una multiplicidad de lenguajes por
provenir de “saberes heterogéneos”. Es un desafío no simplificar y mantener la coherencia
epistemológica al interior de cada teoría al abordar estos temas y poder respetar la
irreductibilidad de ciertas nociones de una teoría a la otra.
Observemos a un recién nacido, volvamos a observarlo a los tres meses, a los seis
meses, al año... Su aspecto y sus posibilidades de contacto, comunicación e interacción con el
medio han ido variando, eso es obvio. Alguien dice a una mamá: "¡Cómo creció tu bebé!" ¿A
qué se refiere? En lenguaje vulgar usamos algunos términos en sentido laxo, pero en el
lenguaje científico, se hacen necesarias otras precisiones.
Así, se suelen diferenciar términos como crecimiento, maduración y desarrollo,
separación realizada con fines meramente pedagógicos, ya que en lo observable no es posible
tal división.
Si bien no hay unidad de criterio entre diferentes autores, tomaremos como crecimiento
el aumento de un organismo vivo en aspectos cuantitativos como peso o talla. Como analogía
se puede decir que un río crece pero no madura. Durante el primer año de vida, el peso, la
longitud y el perímetro cefálico son aspectos cuantificables que los pediatras controlan como
indicadores de crecimiento.
2( Hablar de psicomotricidad, en lugar de motricidad, permite resaltar el hecho de que aún las reacciones
aparentemente fisiológicas requieren, para madurar, no sólo de la ejercitación sino también del contexto
afectivo. La psicomotricidad considera las implicaciones psicológicas del movimiento y de la actividad
corporal)
A modo de ejemplo vemos que un niño a los seis meses, por más estimulación que
reciba del medio, no logrará adquirir la marcha, pues falta la maduración necesaria; así como
a los 14 meses estando apto para caminar, otro niño no lo hace. ¿Qué aspectos socioafectivos
estarán influyendo?
En el caso de ceguera del RN, los especialistas señalan ciertas diferencias -aunque no
excesivas- en algunas pautas del desarrollo, comparadas con la población de niños videntes.
Por ejemplo se ha descripto una menor actividad motora en los primeros días de vida. Por
una parte esto se atribuye a que el estímulo visual cumple un papel favorecedor en los
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cambios de postura desde edades muy tempranas. Por otra parte, el bebé no vidente logra
captar con más nitidez los sonidos del ambiente permaneciendo quieto.
En los últimos tiempos la neurobiología y la neurología han aportado la noción de
plasticidad neuronal o cerebral, entendida como la capacidad para el cambio, básica para la
comprensión de los procesos de desarrollo. Dicha noción refiere que las células nerviosas son
muy sensibles a la experiencia, y que ésta deja una huella en la red y los circuitos neuronales.
Es decir que las neuronas, y los procesos de transmisión de información entre ellas, poseen la
propiedad de transformarse como efecto de la experiencia vivida y del intercambio con el
medio.
El desarrollo del cerebro en el comienzo de la vida no depende por lo tanto únicamente
del despliegue de un programa de maduración sino que es el resultado de un programa
biológico en interacción con las experiencias tempranas. “…más allá de lo innato de cualquier
punto de partida, lo que es adquirido por medio de la experiencia deja una huella que transforma lo
anterior. La experiencia modifica permanentemente las conexiones entre las neuronas; y los cambios
son tanto de orden estructural como funcional” (Ansermet, F. y Magistretti, P. 2006, pág. 22). Esto
es lo que determina que cada sujeto sea único e irrepetible más allá del bagaje genético con
el que nazca.
De esto se infiere que junto con la idea de determinación que se asocia con lo biológico,
existe un aspecto indeterminado desde la misma biología, plástico, que depende de la
experiencia, que en lo humano refiere siempre al encuentro con otro y es lo que hace que
cada sujeto sea singular e irrepetible. “Se rompe de esta manera la idea de una fijeza, de lo inmutable
de la determinación biológica y psíquica, y se abren las vías para pensar la intrincada relación entre la
herencia genética y la herencia simbólica a través de la experiencia. Un niño nace con la herencia
genética, la cual se modifica con la experiencia.” (Levin, E., 2010, p. 45)
El desarrollo se muestra así como un proceso complejo, en el que hay un interjuego de
factores biológicos, emocionales, sociales. Esta complejidad no es anárquica sino que tiene
una organización interna expresable en la formulación de LEYES O PRINCIPIOS DE
DESARROLLO:
Recién nacido.
Si bien no existen criterios uniformes para delimitar el período del recién nacido (RN) o
neonato, utilizaremos estos términos para referirnos al bebé hasta el final del primer mes de
vida. Desde el punto de vista neurológico se puede hablar de una maduración del sistema
nervioso que transcurre durante todo el período fetal y se prolonga mucho después del
nacimiento. En el período intrauterino o de gestación tienen lugar los primeros movimientos.
También comienza el desarrollo sensitivo; aunque éste sea muy rudimentario despiertan
ciertos sentidos como el gusto y el olfato. Esta actividad se complejiza y no desaparece al
nacer, sino que se continúa y transforma en la vida postnatal.
A pesar de la incuestionable y evidente indefensión del recién nacido (y su
imposibilidad de subsistencia sin la adecuada asistencia del adulto), los estudios del
desarrollo de las últimas décadas han cuestionado la imagen del RN como un ser pasivo,
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1) DESCRIPCIÓN
motrizmente está incapacitado para organizar y ordenar sus respuestas (Levin, E., 2003)
“dado que es más maduro en lo sensorio que en la esfera motriz”. La cabeza bamboleante cuando
se lo tiene alzado, los movimientos espontáneos y reflejos de los que ya hablaremos, dan
cuenta de esa inmadurez motriz. En cambio las diferentes funciones sensoriales se
encuentran más desarrolladas. Recién a los 6 meses las áreas motoras primarias de la corteza
cerebral se habrán desarrollado lo suficiente como para dirigir la mayor parte de los
movimientos del bebé.
Desde esta perspectiva se podría decir que el bebe no está integrado. Escucha, pero no
puede organizar su respuesta motrizmente. No puede, por ejemplo, girar la cabeza hacia el
lugar del que proviene ese sonido, que él aún no sabe que es una voz. Ahí es importante la
función de sostén del adulto que al acurrucarlo en sus brazos, al mecerlo, al significar sus
movimientos y sus gestos al tiempo que lo humaniza, hace de su cuerpo una unidad. El bebé,
sin auto-sostén, tiende a desparramarse. Distintos autores hablan de la importancia de la
“anticipación simbólica”, tiempo fundante en el cual el otro ubica los comportamientos del
bebé en una escena con sentido, haciendo de puente relacional entre lo sensitivo y lo motor.
Es el decir y el hacer escénico del otro (Levin E., 2003) el que enlaza lo sensitivo motor como
producción subjetiva. Lo veremos claramente cuando hablemos de los reflejos arcaicos.
Una primera observación del RN pone de manifiesto una actitud postural característica
("ovillo fetal"), dada por la dominancia flexora global. La intervención de los mecanismos de
maduración, al irse instaurando, se encargará de disolver dicha tendencia en la futura
actividad del lactante mayor. La predominancia flexora sobre la extensora, como actividad
espontánea, es lo que nos hace decir que el RN debe “desperezarse” para convertirse en un
lactante y dejar de ser neonato.
2) FUNCIONES CORPORALES
El bebé al nacer pasa de un medio intrauterino líquido y cálido, donde toda función
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a) Respiración:
La respiración del bebé es, en general, superficial, irregular y ruidosa. Son frecuentes
los estornudos y ruidos respiratorios de carácter inocuo que ponen de manifiesto los
esfuerzos regulatorios sobre la función. La respiración es más rápida que la de los adultos,
de 30 a 60 por minuto en reposo, o sea el doble que en éste. La respiración debe en esos
primeros momentos coordinarse con la deglución, lo cual se hace visible en las primeras
mamadas. La profundidad y el ritmo de la respiración varían durante la succión, según sea
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b) Alimentación y eliminación:
El pecho materno no segrega leche hasta uno o dos días después del parto. Entretanto
segrega un líquido lechoso, llamado calostro, que posee alto contenido de proteínas así como
anticuerpos, cubriendo de este modo las necesidades nutritivas y de defensa del bebé. Este
cuenta desde el nacimiento con las enzimas necesarias para la digestión, así como con el
reflejo de succión y la posibilidad de tragar, lo que le permite ingerir el alimento, que
inicialmente es de unos 50 gramos cada tres horas, aproximadamente.
El RN evacua el contenido intestinal varias veces al día (de 4 a 7 veces). Después de la
8ª semana se reduce a dos veces por día aproximadamente. A partir del segundo día el RN
orina de 10 a 20 veces por día.
c) Regulación de temperatura:
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Como todos los animales de sangre caliente, el ser humano debe regular su
temperatura corporal. Al nacer el bebé entra en un medio nuevo, con una temperatura
sustancialmente más baja que el medio uterino (la temperatura fetal es de 37º).
El sistema que regula la temperatura no funciona con mucha efectividad en las
primeras semanas. Por eso la temperatura corporal es relativamente inestable y la función
del adulto resulta fundamental para proporcionar al bebé estados de distensión. Además el
RN tiene menos tejido graso (que sirve de aislante) que el adulto, y pierde calor mucho más
rápido. Esto hace necesario mantenerlo en un ambiente más cálido.
d) Circulación:
e) Sueño:
Hablar de la función del sueño en los recién nacidos nos lleva a considerar el tema de
los estados de conciencia, es decir el nivel de accesibilidad del RN.
Cuando se observan recién nacidos, es claramente perceptible que hay períodos en los
que duermen apaciblemente y casi sin moverse, y otros en los que hacen muecas y se
retuercen con frecuencia, aunque permanecen con los ojos cerrados y semiinconscientes. A
ratos están despiertos y calmos, mostrando un estado de alerta muy accesible y otras veces
se mueven continuamente. En algunas oportunidades lloran y otras están amodorrados.
Anteriormente se creía que todas estas reacciones en el movimiento eran casuales y
desorganizadas, que no eran más que “meras actividades reflejas”, es decir que su conducta
era subcortical. Sin embargo, al investigarse sistemáticamente este aspecto del desarrollo
temprano, se halló que los recién nacidos presentan un patrón y una organización específica
en su comportamiento. La interacción de un RN con un adulto atento varía de acuerdo a los
estados de conciencia en el que aquel se encuentra. Según sea su estado de conciencia, una
estimulación positiva puede ocasionar que el bebé se anime o atienda al estímulo y hasta que
suprima conductas reflejas que le impedirían prestar atención.
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Wolff (1966) observó seis estados diferentes en relación al sueño y al estado de alerta
del RN: 1) Sueño regular o profundo: El bebé permanece con los ojos cerrados, su respiración es
profunda, regular y rítmica y no se mueve salvo alguna “sacudida ocasional”. En este estado
el bebé es relativamente inaccesible a los estímulos externos. Este estado se reitera en ciclos
breves, cada cuatro horas aproximadamente.
2) Sueño irregular o activo: El bebé permanece con los ojos cerrados, ejecuta pequeños y
variados movimientos con sus extremidades, hace frecuentes muecas, respira más rápido y
de modo no tan regular como en el caso anterior. En esta fase es cuando se producen
movimientos oculares rápidos (período REM del sueño). En este estado los bebés son más
vulnerables al mundo exterior.
3) Somnolencia: El bebé abre y cierra los ojos intermitentemente y está relativamente quieto.
Su respiración es bastante regular. La estimulación en este estado llevará al bebé a un estado
más alerta y receptivo.
4) Vigilia con actividad alerta (despierto): El bebé tiene los ojos abiertos y está alerta pero quieto
y relajado. El nivel de actividad es bajo. En este estado los estímulos visuales y auditivos
provocarán respuestas predecibles. En el RN estos estados tienen breve duración pero a las
dos o tres semanas de vida pueden extenderse durante 20 o 30 minutos.
5) Vigilia activa (alerta inquieto): El bebé tiene los ojos abiertos y tiene movimientos
generalizados difusos. Asimismo respira irregularmente. Es un estado de transición al llanto.
El bebé está accesible a los estímulos externos y, frente a un estímulo atractivo, puede
calmarse o pasar a un estado de alerta.
6) Llanto: El bebé puede tener los ojos parcial o totalmente cerrados, al tiempo que efectúa
vigorosos movimientos expansivos con sus brazos y piernas mientras llora. El llanto es un
importante sistema de comunicación y hacia la segunda o tercera semana pueden
distinguirse al menos cuatro tipos de llanto: de dolor, de hambre, de aburrimiento y de
molestia.
Los estados descriptos siguen ciclos diarios, que alternan del sueño a la vigilia y
parecen estar en parte influidos por la sensación de hambre. Si las condiciones ambientales
se mantienen estables, los observadores han hallado que los estados del bebé tienen una
maduración regular y se dan en ciclos predecibles. La distribución temporal de estos estados
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3) FUNCIONES SENSORIALES
Los bebés recién nacidos cuentan con una gama de capacidades perceptivas variadas
para el contacto con las personas encargadas de su crianza. Como dijimos, lo sensorio se
encuentra más maduro que lo motriz al nacer. Las posibilidades de intercambio inicial a
través de sus sentidos posibilita desde el inicio un rico intercambio. Brazelton y otros
investigadores resaltan la importancia de todas las interacciones sensoriales con el recién
nacido para su proceso de "vinculación".
Las investigaciones de las últimas décadas describen una capacidad observable en los
bebés a pocas semanas del nacimiento, para abstraer las cualidades generales abstractas o
propiedades amodales de los estímulos perceptivos del ambiente, tales como la intensidad,
el ritmo, la frecuencia, dando lugar a lo que denominan percepción intermodal4. Los estudios
realizados por los teóricos de la diferenciación (Thomas Bower-Eleanor Gibson, en Schaffer,
pág. 180. 2007), basados en estos supuestos, encuentran que los sentidos en el recién nacido
se hayan integrados. Según estos autores existe un mecanismo innato que permite la
transferencia de información entre una modalidad sensorial y otra, de forma tal que por
ejemplo lo que es percibido por el tacto, puede ser reconocido a su vez mediante la percepción
visual, y lo que es percibido visualmente puede ser reconocido como proveniente del mismo
estimulo mediante la modalidad auditiva. Es decir que los bebés tendrían la capacidad de
experimentar tempranamente un mundo perceptivamente unificado. La traducción de
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una modalidad perceptiva a otra es denominada transferencia transmodal. (Dio Bleichmar, E.,
2005).
4Se habla de percepción intermodal para aludir a la estimulación de más de una modalidad
sensorial.
Esta descripción de la percepción intermodal se contrapone con las teorías denominadas del
enriquecimiento, entre las cuales se encuentra la teoría psicogenética de Piaget, quien sostiene
la necesidad de un desarrollo de cada modalidad sensorial previo a la coordinación de los
distintos esquemas sensoperceptivos.
a) Visión:
La vista en el recién nacido es algo más que una capacidad pasiva, a pesar de las
limitaciones que evidencia. Sus posibilidades visuales tienen gran importancia para la
adaptación pues contribuyen a vincular a la madre con su bebé. Brazelton jerarquiza la
importancia de la capacidad de ver y oír de un RN en la sala de partos, diciendo que favorecer
la actividad visual puede ser tan importante para la interacción como el llevarlo al pecho
para que succione. Es que en el RN el contacto ojo a ojo con la madre, combinado con el sostén
físico de la zona posterior del cuerpo (de la unión espalda nuca cabeza) y la experiencia de
lactancia marcan el comienzo de la vinculación madre bebé.
Los RN pueden ver objetos que estén ubicados frente a sus ojos y pueden detectar
movimientos y cambios de luz. Los objetos muy próximos y muy lejanos pierden claridad. La
distancia óptima para ver con claridad es de 30 cm. (varía de un bebé a otro, desde 21 a 45
cm.). Esta distancia visual mínima es el resultado de la escasa acomodación ocular (habilidad
de focalizar el lente del ojo). La convergencia oculariaumenta con cercanía del objeto al ojo.
Los bebés muy pequeños tienen poca habilidad para lograr la convergencia ocular. Tanto la
convergencia como la acomodación progresan rápidamente en un bebé. El RN puede seguir
un objeto hasta doce grados a la derecha y a la izquierda y moverá los ojos y la cabeza para
seguirlo hasta treinta grados hacia arriba o abajo, siempre con movimientos lentos. El bebé
puede mantener una activa concentración visual durante varios minutos, mientras mantiene
un estado de alerta, con supresión de los movimientos corporales, y siempre que no existan
sobresaltos.
b) Audición:
c) Tacto:
d) Gusto y olfato:
Se sabe que están bien desarrollados al nacer. Los RN vienen al mundo con la
posibilidad de comunicar sus sabores preferidos a sus cuidadores. Alejan la cabeza de los
olores fuertes (vinagre) y rechazan también los sabores fuertes mientras que les atraen los
olores dulces como el de la leche o las soluciones azucaradas. Rápidamente ciertos olores
pasan a formar parte de la gestalt de la madre y le permiten reconocerla.
El reconocimiento de los cambios de sabor se manifiesta a través de cambios en la
profundidad de la succión y en los esfuerzos realizados. Resultan significativos ciertos
estudios experimentales que han permitido establecer que los bebés RN, frente al sabor de la
leche materna, responden de manera diferente que frente al sabor de la leche de vaca,
interponiendo en el primer caso pausas frecuentes y regulares en las mamadas, como
esperando señales sociales asociadas a la alimentación.
4) FUNCIONES MOTRICES
sensoriales. Los primeros movimientos neurales, originados por la acción del sistema
nervioso y que pueden ser desencadenados por excitaciones diversas, siendo por lo tanto de
tipo reflejo, aparecen en edades similares. Así, por ejemplo, se describen movimientos de
inclinación de la cabeza a partir de una estimulación peri-oral. Las respuestas en un principio
son difusas y amplias. A partir de los cuatro meses de gestación y hasta el momento del
nacimiento, los reflejos y los movimientos espontáneos se precisan más, son más rápidos, las
zonas reflexógenas se estrechan y la reacción difusa se limita.
Durante los últimos tres meses de gestación la reactividad es extrapiramidal
(motricidad automática). Aparece el tono muscular.
Desde la sexta y la octava semana hasta el final del primer año transcurre la fase del
lactante caracterizada por la lenta maduración piramidal y arquicerebelosava la que se agrega
al final un comienzo de maduración neocerebelosavi. Durante este período que será objeto de
desarrollo de otra publicación5, se dan adquisiciones tan importantes como la prensión y la
marcha.
Luego se describe la fase del niño, desde los dos años hasta la edad escolar, fase ya con
predominio cortical. El niño es capaz de caminar con soltura, saltar, subir escaleras, bailar.
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Los movimientos de las manos se precisan, el tono se modifica. El niño realiza actos
complejos pero éstos son algo torpes, su realización se acompaña de sincinesiasvii y existe
paratoníaviii.
El tono muscular es una capacidad específica de la fibra muscular estriada. Es una actividad
regida por el sistema nervioso central que se expresa en los músculos como estado de tensión
5 (Rabinowicz, E. (2005). La adquisición de la marcha. Buenos Aires: UBA, Facultad de Psicología, Depto. de
Publicaciones).
de la tonicidad a partir del cuarto día. A partir de fines del tercer mes comienza una suave y
progresiva disminución del tono muscular que se detiene pasado el primer año de vida,
momento en que se observa una franca hipotonía fisiológica; esta determina por ejemplo el
típico pie plano que observamos en el pequeño deambulador.
Los niños con buen tono muscular destacan su cuerpo bien perfilado sobre el plano en
que se encuentran, en cambio los niños con tendencia a la hipotonía parecen adaptar su masa
corporal al plano en que se apoyan. La actitud corporal del bebé determina una actitud
general ante sí y ante el mundo que influye en ciertos aspectos de la vida.
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El tono constituye la manera de expresión fundamental del niño pequeño y sus huellas
perdurarán toda la vida como elemento de la actitud y expresión corporal; es lo que se llama
“diálogo tónico” (Ajuriaguerra, J. de, 1972). La calidad del tono muscular constituye una
característica inherente a cada niño, ya que dentro de los límites normales a cada edad hay
distintos matices individuales.
b) Motilidad activa
Algunos reflejos comparten, con el resto del proceso evolutivo, las características de la
maduración infantil: se modifican, se adaptan a las circunstancias del momento, del medio,
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Autores como Esteban Levin explican estos procesos a través de la noción del “jugar
en forma transitiva”. La mamá se ubica en el lugar del bebé y habla desde él.
Alternativamente responde desde el lugar de mamá y de ese modo sostiene un diálogo
ficcional en el que ella es a la vez emisor e interlocutor. En este momento del desarrollo, el
RN no puede hablar o jugar aún. Ella hablará y jugará por él y por ella.
Como ya hemos dicho, la conducta de los bebés al alimentarse muestra una alternancia
más o menos organizada entre esfuerzos de succión y momentos de pausa. Estos últimos son
considerados momentos de descanso y recuperación y tiene una importancia fundamental
en el vínculo temprano, ya que durante las mismas las madres estimulan a sus hijos con
distinto tipo de conductas: miradas, palabras, movimientos de acunamiento, favoreciendo el
diálogo/intercambio.
Este reflejo decrece a partir del sexto mes. Es evidente la dependencia de la disolución
del automatismo de succión para que las praxis expresivas fónicas necesarias para el lenguaje
aparezcan y se consoliden. Una vez desaparecido el reflejo, el patrón motriz de la succión
sigue siendo útil y puede reproducirse voluntariamente.
miembros superiores (de ahí el nombre de reflejo de los brazos en cruz). A esto sigue un
retorno hacia la línea media de los miembros superiores delante del tórax (que origina el
nombre de “reflejo del abrazo” dado por algunos autores). Luego el niño vuelve a la posición
que precediera a la reacción refleja. El tiempo del abrazo tiende a desaparecer en el segundo
o tercer mes.
Los médicos, mediante varias maniobras semiológicas, exploran este reflejo: ubicado
el RN en posición decúbito dorsal, dan un golpe seco sobre la superficie de apoyo o soplan
el rostro del bebé con una mano bajo el tronco y dejan caer hacia atrás la cabeza.
La respuesta de los brazos superiores es lo que se llama Moro superior y existe una
equivalencia en los miembros inferiores que se llama Moro inferior. El reflejo de Moro se
manifiesta de igual manera a ambos lados del cuerpo; toda asimetría reiterada debe ser
considerada anormal. El reflejo existe en fetos desde edades muy tempranas; es visible en
prematuros desde el sexto mes, y siempre está presente en el recién nacido normal. Mantiene
su intensidad hasta fines del segundo mes, luego se atenúa paulatinamente para desaparecer
entre fines del tercer mes y comienzo del sexto. Su presencia después de esta fecha es indicio
casi seguro de una lesión cerebral. El Moro inferior persiste una semana luego de la
desaparición del Moro superior, lo que confirma una vez más el sentido céfalo caudal de la
maduración.
En ambientes estimulantes se acelera su desaparición mientras que persiste durante largos
meses cuando la ejercitación postural es escasa, por ejemplo en bebés criados en instituciones.
En cuanto al significado biológico del reflejo de Moro, podría considerarse como una reacción
equilibradora arcaica de defensas.
y de su ubicación en el espacio.
asimétricos en los músculos del cuello y la respuesta motriz que cierra el arco reflejo
determina, estando el bebé en posición decúbito dorsal, la extensión de los miembros hacia
los cuales se orienta la cara.
En posición decúbito ventralxv se observa al revés, flexionados los miembros hacia los
cuales se orienta la cara y extendidos los nucales. A veces sólo queda rotada la cabeza. La
postura determinada por el reflejo es la del “esgrimista”; la persistencia de tal actitud de
manera rígida y estereotipada es índice de lesión cerebral; por el contrario, su ausencia se
observa en alteraciones congénitas como en el caso del “Síndrome de Down”xvi.
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Otro objeto importante a ser percibido será su propia mano ya que gracias a este reflejo
la mano, como objeto móvil, cruza su campo perceptual. Con el transcurso de las semanas se
irá atenuando el predominio del tono flexor y la mano comenzará a abrirse; una vez más
abierta se vuelve más visible. Así, sensaciones visuales se unen a sensaciones
“propioceptivas”xvii (abrir y cerrar la mano). Luego los dedos se rozan entre sí, rozan otros
objetos y se habrán unido a las sensaciones táctiles. Todo esto permite la adquisición de la
imagen de la mano.
Como la mayoría de los reflejos arcaicos, el tónico cervical asimétrico está presente sólo
durante los primeros meses, pero deja profundas huellas en la conducta psicomotriz del niño,
dando las bases del conocimiento de la mano, hito fundamental del esquema corporal.
5) Reflejo de marcha: Si se mantiene al niño erecto y suspendido, asiéndolo firmemente por los
flancos y el tórax, al contactar las plantas de los pies con un plano firme y echando el cuerpo
ligeramente hacia delante, se desencadena este reflejo que consiste en una serie de pasos que
da el niño que asemeja la marcha del adulto. El pie se posa por el talón. La ausencia de este
reflejo indica trastorno neurológico. A su vez, cuando un bebé en el reflejo de marcha apoya
el pie por las puntas es indicador de patología.
6) Reflejo de incurvación del tronco: Es una de las reacciones más primitivas. Si se excita la piel
de una zona costolumbar, la columna se incurva hacia ese lado, como si se tendiera a abarcar
en su concavidad al agente estimulante. Además hay movimientos leves de rotación del
tronco y elevación de la pelvis del lado estimulado. Este reflejo está presente aún en
prematuros y se atenúa rápidamente en las semanas siguientes al nacimiento,
desapareciendo en el curso del segundo mes. Tan temprana desaparición confiere particular
valor a su persistencia en niños mayores de tres meses. La posición de decúbito ventral es la
propicia para solicitar este reflejo, que debe ser simétrico si se ha tomado la precaución de
mantener la cabeza en la línea media.
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La evolución de la conducta infantil desde los reflejos y las sinergias primitivas hasta
las actividades voluntarias ha sido abordada por numerosos investigadores desde diferentes
criterios: Ausubel y Sullivan (1983) consideran que hay sólo semejanza superficial entre
ambas conductas; C. Koupernik (1968) comienza siempre la descripción de las secuencias con
las sinergias arcaicas, separándolas por un período neutro de la función cortical; Piaget
muestra cómo las reacciones circulares primarias se basan en la ejercitación y
enriquecimiento de los reflejos innatos.
Desde la perspectiva del desarrollo psicomotor se puede decir que en el primer año de
vida del niño los reflejos y automatismos arcaicos, luego de un período silencioso que va
desde principio del tercer mes y que, según el reflejo, se extiende más o menos al curso del
segundo trimestre, son reeditados en un nivel superior en las nuevas conductas del niño,
voluntarias, perfeccionadas y enriquecidas por aportes afectivos e intelectuales. Es decir que
sobre esos moldes primitivos se estructuran los nuevos logros.
La secuencia resultaría entonces: reflejos arcaicos - intervalo libre - movimiento
voluntario - automatismo definitivo.
Veamos qué ocurre, por ejemplo, en el desarrollo de la prensión. Hacia el final del tercer
mes desaparecen el reflejo tónico cervical y el de la prensión palmar: el niño deja de ser
asimétrico y cesa el automatismo que mantenía sus manos tensas cerradas sobre sí mismas o
en torno al primer objeto que rozara las palmas. Al colocar un objeto en la palma de un
lactante de esa edad, es habitual que lo deje caer sin manifestar haber sentido su contacto, sin
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orientar hacia él la mirada. En el curso del cuarto mes, el interés por sus manos aumenta
notablemente; puede observarlas frecuentemente cuando se encuentran en la línea media
frente a su tórax, tanto en decúbito dorsal como ventral. Comienza un período de intenso
entrenamiento. La percepción de los movimientos de flexión y extensión de los dedos y las
impresiones que recibe de sus manos a través de sus múltiples receptores táctiles, orales
(tacto bucal), visuales, propioceptivos, le permiten ir modelando la mano como herramienta
eficaz para explorar el resto del cuerpo y más tarde el espacio que lo rodea.
Los primeros intentos de prensión voluntaria comienzan en el curso del cuarto mes
con movimientos globales y desordenados. Regidos en un principio desde los movimientos
del hombro, siguen una progresión que incluye codo, muñeca, mano hasta incluir la
extremidad distal de los dedos índice y pulgar (11 o 12 meses).6
6 (Para desarrollo de la prensión consultar Rabinowicz, E. (2005). La adquisición de la marcha. Buenos Aires: UBA,
Facultad de Psicología, Depto. de Publicaciones).
La interacción temprana
Este autor define etapas del desarrollo en la interacción madre/bebé que permiten
identificar logros progresivos, basándose siempre en el supuesto de realimentación y en las
capacidades y la programación presentes tanto en el progenitor como en el bebé.
- Control homeostático,
- Surgimiento de la autonomía.
Para el estudio del RN importan principalmente las dos primeras, a las que nos
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referiremos en particular.
El primer período de vida de un bebé está marcado por una serie de cambios
sumamente significativos tanto en sí mismo como en su madre.
Cualquier señal o estímulo puede constituirse, dentro de ciertos límites, tanto en una
sobrecarga como en un estímulo productivo, según el momento en el que se lo emita. Su efecto
depende, entre otros factores, del estado de atención y de las necesidades del bebé.
Prolongamiento de la atención
A la vez, van experimentando, tanto la madre como el bebé, una sensación de dominio
de su propia capacidad de control y de expresión.
Surgimiento de la autonomía
Después de la etapa anterior en la que el juego recíproco era tan intenso, Brazelton
describe una fase de “autonomía”. Esta coincide con la que Margaret Mahler ha llamado de
“salida del cascarón”. Se refiere a que el bebé, a partir del quinto mes aproximadamente,
tiene mayor conciencia del mundo que lo rodea. Es una etapa de mayor sensibilidad ante
cada visión, sonido y textura. El bebé mira con mayor intensidad el lugar, los objetos y los
adultos que están con él.
Comienza a percibir la importancia de sus padres y los indicios que le permiten prever
el alejamiento de ellos. A su vez, se inician los juegos en los que les da y les quita su atención,
poniendo a prueba el vínculo y controlando la atención de ellos hacia él. Esto le permite al
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Conclusión
Glosario
ix CEREBELO: porción del encéfalo detrás y debajo del cerebro y encima de la protuberancia
y del bulbo. Interviene en la coordinación de los movimientos.
x HIPOTONIA: disminución de la tensión. Reducción del tono muscular.
ANTAGONISTA: Dícese del músculo que tiene acción opuesta a la de otro, llamado agonista.
xiii DECUBITO DORSAL: posición en la que el tronco descansa sobre el lecho por el dorso,
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