Aristóteles 2025

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Ética aristotélica

En sus tratados de ética (Ética a Nicómaco, Ética


Eudemia), Aristóteles lleva a cabo un análisis de la
conducta humana fundamentado en los hechos de
experiencia, los cuales le permiten un estudio psicológico
de la conducta humana. Se trata de una ciencia práctica,
puesto que trata del actuar humano basado en la decisión; y
en esto se distingue de la filosofía teorética que se ocupa de
lo inmutable y eterno.
La ética de Aristóteles es una ética de la felicidad y de la
virtud. Partiendo del hecho de que toda acción (teórica,
práctica y política) tiene como base la idea de una meta que
determina, en cuanto idea rectora, cada actividad, define el
bien como la meta de la acción (no, como Platón, como una
magnitud trascendente).
La pregunta por un bien general y comprehensivo de todas
las metas individuales de la acción le lleva a la división de
las acciones en aquellas que perseguimos para lograr otras
metas y aquellas que perseguimos por sí mismas. Sólo estas
últimas pueden ser consideradas fines universales de la
acción y sólo la felicidad (eudaimonia) cumple las
condiciones de una meta máxima, a la que se tiende por ella
misma.
Su doctrina ética se puede calificar como de teleológica, es
decir, fundada en el principio de finalidad (para Aristóteles
todo en la naturaleza –también el obrar humano- se dirige a
un fin, a un bien que le es propio y en el que encuentra su
culminación) y eudemonista, por cuanto el bien supremo,
fin último de la naturaleza humana, es la felicidad. Es una
ética de la felicidad, pero es también una ética de la virtud,
ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la
felicidad.

La pregunta fundacional de la ética aristotélica es, como en


Sócrates, ¿qué cosa es el bien y la felicidad? Unos habían
otorgado la primacía a la vida activa del político, cuyo bien
supremo es la gloria y la virtud; otros a la vida
contemplativa del filósofo, cuyo bien supremo es la
sabiduría; otros destacaron el placer.
La originalidad de la ética aristotélica radica en haber
identificado la felicidad (el bien humano moral) no con el
placer o con la virtud, como creyeron otros, (estos serían
bienes particulares) sino con el ejercicio de la facultad más
noble del hombre, esto es: con la vida teorética de la razón,
la contemplación intelectual. Contra el intelectualismo
socrático-platónico, afirma también que la virtud no
consiste en el mero ejercicio de la racionalidad, sino que es
un hábito de obrar bien, dirigido por la razón, pero que
implica el esfuerzo de la voluntad. Para Aristóteles la ética
no puede ser abordada de un modo puramente teórico y
científico (al modo de Sócrates); hay que partir de los
hechos, de la experiencia (empirismo moral).
5.4.1. Teleologismo ético:
a) Principio general: toda actividad natural, por definición,
tiende hacia un fin o bien, pues es el fin lo que mueve al
agente a obrar. El hombre no actúa si no concibe el objeto
como bueno. "Télos" significa, para Aristóteles, que todo
aspira a su cumplimiento, a su perfectibilidad.
b) De la diversidad de fines o bienes: unos bienes se desean
en tanto que medios (bienes particulares) y otros por sí
mismos (bien supremo). El bien supremo, meta última de
toda actividad humana en virtud del cual se hace todo lo
demás, es la felicidad (eudaimonía). Y cada ser consigue la
felicidad al realizar la actividad que le es natural y propia.
Para alcanzar ese bien, identificado con la felicidad o
eudaimonía, que es un bien en sí mismo al que todos los
seres humanos aspiran, es necesario que el hombre cumpla
con la función que le es propia como hombre: su excelencia
o virtud (areté), que consiste en su capacidad de pensar, en
el ejercicio de su razón.

5.4.2. Teoría de las virtudes:


En Aristóteles la virtud no es una tendencia innata –como
en el caso de las pasiones-, sino una disposición adquirida
que se perfecciona con la práctica (hábitos). La actitud
moral (héxis) no nace directamente del entendimiento (vs.
el intelectualismo moral socrático) sino que se adquiere en
la praxis mediante el ejercicio, la costumbre y el
aprendizaje.
Dado que en el hombre se dan tres tipos de alma (la
vegetativa –a la que corresponde la nutrición-, la sensitivita
– a la que corresponden las sensaciones y la movilidad local
y la racional –a la que corresponde la actividad intelectiva),
hay otras tantas formas de obrar según la virtud, esto es: las
virtudes éticas (morales) y las dianoéticas (intelectuales).
Las virtudes éticas consisten en el sometimiento y dominio
de la parte instintiva o irracional y también regulan las
actividades sociales. Estas virtudes las encuentra el hombre
ya elaboradas y transmitidas a través del ordenamiento
existente en la sociedad y el Estado y obtienen su validez a
partir de la tradición y el consenso general (ej.: la sensatez
y la generosidad).
Las virtudes dianoéticas consisten en el puro ejercicio de la
razón misma. Dentro de la parte racional del alma hay que
distinguir entre el entendimiento teórico (que versa sobre el
conocimiento de las cosas necesarias e inmutables) y el
entendimiento práctico (que versa sobre el conocimiento de
lo contingente y cambiante). La virtud propia de la razón
teórica es la sabiduría (sophía). En su ejercicio continuo, la
contemplación, consistirá la felicidad perfecta. La virtud
propia de la razón práctica es la prudencia (phrónesis), la
deliberación correcta en orden a obrar bien.

5.4.3. Las virtudes morales:


a) Definición: la virtud es una especie de término medio
entre actitudes extremas (el exceso y el defecto). La virtud
implica justa proporción. Sin embargo, no se trata sólo de
un medio aritmético, cuantitativo, sino de un justo medio
relativo al sujeto; es decir, la virtud viene determinada por
dos aspectos: por la objetiva bondad que encierra la obra en
sí misma y, junto a eso, por las circunstancias diversas que
se refieren al sujeto. La virtud consiste en la recta razón que
se adquiere por la prudencia cuyo criterio coincide con el
juicio de un "varón sensato y experimentado".
b) Tipos de virtudes morales:
- La templanza, término medio entre el libertinaje y la
insensibilidad.
- La fortaleza, término medio entre la audacia y el temor.
- la justicia (dikaiosyne) es la virtud máxima en relación
con la comunidad. Consiste en dar a cada uno lo que le
corresponde en derecho. Tener más o menos de lo que se
debe son los dos extremos de la justicia. Aristóteles divide
la justicia en: a) universal o legal –que prescribe la
obediencia a las leyes-, y b) particular o parcial. Esta última
se compone de justicia distributiva –relativa a la
distribución de los cargos y cargas de forma proporcionada,
procura un reparto justo de los bienes y los honores dentro
de la sociedad- y de justicia conmutativa –relativa a los
contratos y transacciones entre los miembros de la
sociedad-.
También la amistad es una virtud importante, pue4sto que
con ella el hombre realiza el tránsito de la individualidad a
la comunidad.
5.4.4. Ideal de felicidad humana:
La felicidad consiste en una vida virtuosa conforme a la
razón: la contemplación intelectiva. Aristóteles afirma que
el bien propio del hombre radica en el mejor acto de su
mejor potencia (inteligencia) aplicado sobre el mejor objeto
(contemplación de Dios). Dicho de otro modo: la actuación
más perfecta de nuestra facultad más noble en relación con
el objeto antológicamente más elevado. La virtud por
excelencia será, pues, la sabiduría, una vida dedicada
enteramente a la contemplación.. Pero Aristóteles de da
cuenta de que esta actividad no es posible de modo
permanente en esta vida, como lo es en Dios, que es Acto
Puro (Pensamiento que se piensa a Sí mismo). Así,
considera la felicidad como un ideal casi sobrehumano, rara
vez alcanzado por las constricciones que nos presentan las
necesidades corporales, los problemas económicos, las
interferencias sociales. La felicidad propiamente humana, al
alcance de todos, la que corresponde al hombre compuesto
de cuerpo y alma, es la vida conforme a las demás virtudes,
los hábitos que perfeccionan el alma humana. Como
distingue tres partes en el alma humana (vegetativa,
sensitiva e intelectiva) cada una de ellas tendrá también las
virtudes que le perfeccionan.
Pero como todo el mundo juzga que la felicidad no se da
sin placer, una vida feliz es al mismo tiempo una vida
agradable. Ello exige también la posesión de ciertos bienes
corporales (salud) y exteriores (medios económicos). En
este sentido, la ética aristotélica no es una ética ascética
como la del intelectualismo y el elitismo griego.
5.4.5. Convergencia entre la ética y la política:
Esta búsqueda de la felicidad a través de la virtud, aun
siendo una tarea individual, está siempre sumida en el
contexto colectivo, pues el bien de cada uno ha de confluir
con el bien de todos, de la ciudad (polis) como comunidad
perfecta. En consecuencia, la ética queda, como en Platón,
subordinada a la política. Aristóteles propugna la educación
(paideia) como medio para crear mejores ciudadanos.

5.5. La política en Aristóteles


Lejos de las especulaciones utópicas de Platón,, el
"empírico" Aristóteles fundamenta su teoría política en
estudios comparados de diversas constituciones (etnografía
jurídica y derecho comparado). Al contrario que Platón,
tiene un sentido realista y pragmático de la política. Platón
concibe su Estado en lo ideal para superar las tendencias
negativas de los seres humanos, Aristóteles en lo posible
(posibilismo), adaptando el Estado a las circunstancias
sociohistóricas particulares en que se realiza. A diferencia
también de Platón, Aristóteles ve el origen de la ciudad-
estado no tanto en una debilidad del individuo que sería la
causa del agrupamiento, sino sobre todo en su inclinación
natural hacia la comunidad.
Aristóteles define el Estado a partir de su finalidad ética,
como comunidad autárquica y autónoma de iguales con la
finalidad de posibilitar la mejor vida, o sea, la eudaimonia
de los ciudadanos.
El desarrollo de la virtud sólo es posible dentro de la polis
ya que el hombre es por naturaleza un animal político. Esta
incardinación del hombre en la sociedad se realiza en tres
niveles: la familia (referida a la familia extensa, esclavos e
incluso animales domésticos), la aldea (conjunto de
familias que se agrupo en busca de ventajas) y la polis (la
agrupación más perfecta: lo suficientemente grande para
que pueda autoabastecerse, pero lo suficientemente pequeña
para que los ciudadanos se conozcan y puedan establecer
auténticas relaciones).
La ciudad (polis) es la comunidad perfecta. Las sociedades
inferiores, la familia o la aldea, tienen su misión propia y no
deben desaparecer en aras del Estado, pero no bastan para
una vida perfecta. Vida perfecta quiere decir vida feliz, es
decir, que permita al ciudadano conseguir la plena
realización de su naturaleza racional, y ésta sólo se puede
alcanzar en el marco de las leyes e instituciones políticas.
El Estado, por tanto, no tiene como única tarea la
conservación y seguridad físicas de los ciudadanos, ni el
fomento de la economía y progreso material, ni la
afirmación de su poderío militar o político. Su auténtica
tarea es crear las condiciones de una vida buena y feliz, lo
cual supone lo anterior, pero no se reduce a ello. Su
finalidad suprema es hacer viable la consecución de la
moralidad mediante un marco adecuado de leyes e
instituciones (F Kant: legalidad/moralidad).
De ahí que el Estado, que desde un punto de vista
cronológico es posterior a la familia y la aldea, sea primero
en el orden ontológico. Porque representa al todo mientras
que las otras instituciones son partes. El todo es quien da
sentido a las partes y cumple a su vez la función de fin.
Aristóteles defiende aquí una especie de "organicismo
social".

5.5.1. Postulados fundamentales:


a) Tesis: el hombre es por naturaleza un animal político o
social.
b) Argumentos a favor:
- El hombre es un animal deficiente y necesita de la
sociedad para poder vivir, de lo contrario sería una bestia
(que no puede vivir en sociedad) o un dios (que no necesita
de ello).
- El hombre es el único entre los animales que está dotado
de lenguaje, cuyo fin consiste en indicar lo provechoso o lo
nocivo, y demás cualidades morales propias de una
comunidad. El lenguaje es un indicio de que el hombre no
sólo está equipado para la mera supervivencia, sino para
una comunidad que debe ponerse de acuerdo sobre lo útil,
lo bueno y lo justo.
c) Consecuencias:
- Origen natural de la sociedad: la comunidad humana no
existe por convención (contra los sofistas), sino que es una
exigencia de su propia naturaleza.
- Fin natural del hombre: los hombres no pueden realizarse
como tales sino es a través de la sociedad, único modo que
tienen de alcanzar la perfección y la felicidad. La tarea del
Estado reside en el perfeccionamiento moral de sus
ciudadanos, la vida feliz y buena que sólo en el Estado
puede desarrollarse por completo.
5.5.2. Crítica del comunismo platónico:
La pretendida unidad del Estado platónica anularía su
propia naturaleza: sería absurdo pretender que el ideal de
todo Estado fuera la unidad y armonía perfecta de sus
partes, porque no sólo anularía la misma comunidad, sino
también las diferencias específicas entre sus miembros.
5.5.3. Formas de agrupación humanas:
a) Aristóteles admite tres formas naturales de sociedad: la
familia, la aldea y el Estado.
b) La familia consiste básicamente en la unión de un
hombre con una mujer para perpetuar la especie. En un
sentido amplio, "familia" ("oikós", casa) está formada por
familiares con vínculos de sangre, pero también por los
esclavos, es decir, la constituyen todos aquellos que viven
junto y forman una unidad económica básica.
c) La aldea o comunidad de familias nace para la
satisfacción de las necesidades cotidianas.
d) El Estado existe para la consecución de una vida plena y
feliz. Tan sólo la polis garantiza la autarquía de la
comunidad (su autosuficiencia, independencia y
autoconservación). Por eso, el Estado no es un fin en sí
mismo, y Aristóteles no defiende un totalitarismo político:
el fin del Estado es la felicidad y la perfección moral de los
ciudadanos.
5.5.4. Organización del Estado:
a) Principio general: organizar un Estado significa dotarlo
de una constitución, esto es, de un sistema de gobierno. La
constitución es el principio formal de la polis. En cuanto a
la forma de organización del Estado, Aristóteles se aparta
del proyecto platónico de una sociedad ideal. Cada pueblo
tiene unas características propias y la constitución debe
adaptarse a ellas y respetarlas, siempre que no se abandone
la finalidad esencial del Estado que es la perfección de los
ciudadanos y no el beneficio de sus dirigentes.
b) Tipos de gobierno:
- Desde el punto de vista cuantitativo, se dividen en:
Estados de un solo gobernante, de unos pocos o de muchos.
- Desde el punto de vista cualitativo, los Estados pueden ser
justos –si ejercen la autoridad con la vista puesta en el bien
común- e injustos –cuando sólo se preocupan por el interés
particular-.
c) Los sistemas justos:
- La monarquía o el gobierno de uno solo en bien de la
comunidad.
- La aristocracia o el gobierno de los mejores en bien de
todos.
- La democracia o el gobierno de la comunidad (gobierna
la mayoría en bien de todos (alcanzando un equilibrio
entre los intereses de la aristocracia y los de los simples
ciudadanos).
d) Los sistemas injustos:
- La tiranía o desviación de la monarquía (gobierna uno
solo en su beneficio o en el del grupo que representa).
- La oligarquía o desviación de la aristocracia (gobierna un
grupo en su exclusivo beneficio).
- La demagogia o corrupción de la democracia (los que
gobiernan lo hacen en beneficio exclusivo de los más
pobres).
e) La mejor forma de constitución, es para Aristóteles, "el
justo medio" de las formas legítimas o sistemas justos, a la
que denomina politeia, esto es: la que combina la unidad
propia de la monarquía, como vértice del Estado, con la
capacidad de crear riqueza y la gestión de los mejores en las
magistraturas (aristocracia) y la libertad, la elección y
control de la base popular en las asambleas (democracia).
Vendría a ser lo que hoy denominaríamos un sistema
basado en las "clases medias" y gobernado por los
"mejores".
En algunos textos, explicita de modo más concreto sus
preferencias: la mejor forma de estado, es decir, la más
soportable para el mayor número de seres humanos con el
menor peligro de abuso con fines egoístas, es para él una
forma híbrida de democracia y oligarquía, en la que ve,
asimismo desde una perspectiva pragmática y aplicando el
principio del término medio, una forma de gobierno que
impide la pobreza extrema y la riqueza exagerada y otorga
la mayoría de los derechos a un estrato medio de la
ciudadanía.
En todo caso, en consonancia con su realismo político y el
análisis histórico, entiende que la mejor forma de Estado es
aquella que en cada caso más se acomode al país y a las
necesidades de los ciudadanos. Una visión ecléctica,
flexible y pragmática.
f) Orden interior del Estado:
- contra el comunitarismo platónico (que establecía la
supresión de la familia y de la propiedad para los miembros
de la clase gobernante), opina Aristóteles que hay que
mantener las instituciones de la familia y de la propiedad
privada. La familia es todavía más elemental que la aldea y
ésta más que el Estado, con lo que se ha de favorecer a la
familia en tanto que orden natural de la sociedad, aunque el
Estado tenga una responsabilidad esencial en la educación
de la juventud.
- En cuanto a la propiedad privada, Aristóteles hace una
defensa matizada. Opina que la comunidad de bienes
defendida por Platón impide el ejercicio activo de la
generosidad y liberalidad, connaturales a los hombres.
Propone el modelo de Esparta, donde la propiedad sigue
siendo privada pero su uso está al alcance de todos.
- En la estructura interna de la sociedad admite sin
problemas tanto la esclavitud como la desigualdad en
general (p. ej., entre hombre y mujer), pues las considera
desigualdades naturales. Entre los hombres libres, sin
embargo, hay igualdad.
g) Naturalismo humanista de carácter empírico: de todo lo
dicho se desprende que la ética y la política aristotélicas
están fundamentadas en la observación de lo que de sí
puede dar la naturaleza del hombre.

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