Leviatán II

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El Leviatán de Thomas Hobbes

Parte II: Del Estado

Hobbes desarrolla su idea del contrato o pacto social, desarrollado por los hombres como
garantía de la seguridad individual y como forma de poner fin a los conflictos que, por
naturaleza, generan estos intereses individuales. Así, a las pasiones naturales del hombre se
oponen las leyes morales, siendo a su vez leyes naturales.

El Estado (o República) que Hobbes proyecta en Leviatán no es el concepto moderno de


república (ausencia de monarquías) sino que es concebido como una res publica, es decir, un
poder organizado de forma común, cuya función es “regentar” las cosas públicas y que se
funda a partir de la suma de voluntades individuales libres que deciden actuar para adquirir
ventajas comunes. La libertad del individuo se verá reducida a los espacios donde la ley no se
pronuncia. Sin embargo, al existir una cesión voluntaria de poder, se contemplaba un caso en
el que los individuos podrían rebelarse contra el soberano: cuando éste causara perjuicios a su
integridad corporal o a su libertad física, o sea, si el soberano no cumplía su parte del contrato
social (defender la libertad de los individuos asegurando la paz) el pacto quedaba roto
inmediatamente. El pensamiento de Hobbes deja un margen muy estrecho al libre albedrío y a
la libertad individual.

Behemot vs Leviatán

El propósito que Hobbes da al principio del segundo libro es describir la causa final, el fin o el
deseo de los hombres (que aman la libertad y el dominio sobre otros) en la auto imposición de
los límites en los que viven en sociedad que es un instrumento para su propia preservación y,
consecuentemente, para obtener una vida más tranquila; o sea, para librarse de la terrible
condición de constante guerra, que como fue demostrada en la primera parte, es natural a las
pasiones del hombre cuando no hay poder visible que las limite y controles por el miedo al
castigo a aquellos que las lleven acabo.

El soberano tiene doce derechos fundamentales:

1. Como el pacto no puede ser eliminado a priori, los sujetos no pueden legalmente
cambiar la forma de gobierno.

2. Como el pacto que consiste en la cesión de libertades de los sujetos al soberano,


dándole derecho a actuar por ellos, este no tiene derecho a cambiar el pacto.

3. Los sujetos no pueden discutir el ser liberados del pacto debido a las acciones del
soberano.

4. El soberano es elegido (en teoría) por el voto de la mayoría; y la minoría ha decidido


regirse por esta decisión.

5. Cada sujeto es autor de los actos del soberano: por tanto, el soberano no puede dañar
a ninguno de sus súbditos, y no puede ser acusado de injusticia.

6. El soberano no puede ser ejecutado (legalmente) por sus súbditos, ya que el Estado
busca, ante todo, la paz y el soberano tiene el derecho de hacer todo lo que considere
necesario para preservar la paz, la seguridad y prevenir la discordia, pudiendo juzgar que
opiniones o doctrinas son adversas, quien tiene derecho o no a hablar a las multitudes, y quien
examinará las doctrinas de los libros antes de ser publicados.
7. A dictar las leyes civiles y de la propiedad.

8. A ser juez en todos los casos.

9. A hacer la guerra o la paz como y cuando vea oportuno; siendo comandante de sus
ejércitos.

10. De elegir a sus consejeros, ministros, magistrados y oficiales.

11. De premiar con riquezas y honores, o castigar corporal o pecuniariamente a aquellos


que considere merecedores de tales acciones.

12. De establecer leyes del honor y las escalas de valores.

Hobbes renuncia explícitamente a la separación de poderes, en particular a la que


posteriormente se convertirá en la separación de poderes establecida en la Constitución de los
Estados Unidos. Cabe destacar que en el sexto derecho del soberano, Hobbes especifica que
está a favor de la censura de los medios de comunicación y de las restricciones en de la libertas
de expresión, si el soberano considera que son negativas para la preservación del orden
público.

Hobbes admite tres tipos de Estado: la monarquía, la aristocracia y la democracia. No puede


haber más formas de gobierno que esas tres, pues ninguna, o todas, pueden tener todo el
poder soberano (que se ha demostrado anteriormente que es indivisible).

Aunque haya habido otras formas de gobierno en el pasado, como fueron la tiranía y la
oligarquía, Hobbes no las consideraba nombres de otras formas de gobierno sino las mismas
con otro nombre. Pues aquellos que están descontentos con la monarquía la llaman tiranía y
aquellos que están descontentos con la aristocracia la llaman oligarquía., al igual que aquellos
que no les gusta la democracia la llaman anarquía (que significa falta o ausencia de gobierno…

Para Hobbes, el más práctico es la monarquía; ya que la diferencia entre estos tipos de
gobierno no consiste en la diferencia del poder, sino en la conveniencia o aptitud de asegurar
la paz y la seguridad del pueblo; al fin y al cabo, es el motivo por el cual se instituyen.

Al comparar la monarquía con las otras dos, De esto deduce que donde los intereses públicos y
lo privados están muy unidos, los públicos se ven más favorecidos. En la monarquía el interés
público y el privado son el mismo. Las riquezas, el poder, y el honor del monarca surgen de las
riquezas, fuerza y reputación de sus súbditos. Es imposible que el rey sea rico, glorioso o
poderoso si su pueblo es pobre, sin aspiraciones, o débil debido a la pobreza, la ignorancia o
las guerras. Mientras que en la democracia o la aristocracia, la propiedad pública no da tanta
fortuna individual, dando lugar a la corrupción, el mal uso de la ambición, a la traición o a la
guerra civil.

Hobbes considera la realidad política en la que vive y desarrolla una serie de explicaciones para
la sucesión paterno filial; si falta la denotación expresa de un heredero por parte del monarca,
se seguirá la tradición. Esta, establece que el varón primogénito será el heredero de su padre,
teniendo inmediato derecho de sucesión por costumbre; se supone, que el monarca lo habría
declarado así en vida, al ser tradición de generaciones. Por tanto, en la práctica, se vuelve al
varón primogénito como heredero.

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