LEVIATAN

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THOMAS

HOBBES

EL LEVIATÁN
THOMAS HOBBES (1588-1679), nació en Inglaterra.

Su padre era vicario de Charlton y Westport, localidades


cercanas a Malmesbury, pero una pelea mantenida a la
puerta de la iglesia con el clero local, provocó su traslado
a Londres. Como consecuencia de ello, a los siete años de
edad, Thomas Hobbes, quedó bajo la tutela de su tío
Francis, hermano mayor de su padre, que se dedicaba al
comercio y sin familia.

En 1608 obtuvo el título de Bachiller en artes de la


universidad de Oxford.
INFORMACIÓN
Thomas Hobbes escribió acerca de una gran cantidad de
campos como historia, geometría, teología, ética, filosofía
y ciencia política.
En 1640, a raíz de la guerra civil que estalló en
Inglaterra, tras un período de tensiones entre el rey y
el parlamento, Hobbes, temiendo por su vida, al ser
un conocido defensor de la monarquía, viaja a París.

En 1646, todavía en París, será tutor de


matemáticas, durante los siguientes dos años, hasta
1648, del Príncipe de Gales, futuro Carlos II, que se
había exiliado también en París. 

Circunstancia histórico – cultural. Carlos I rey de Inglaterra fue ejecutado en 1649 en


la guerra civil inglesa.

Inglaterra se convirtió en una república bajo Oliver


Cromwell.

En 1660, dos años después de la muerte de


Cromwell, se restauró la monarquía bajo Carlos II.
THOMAS HOBBES. Leviathan. 1651
La época de Hobbes se caracteriza por una gran división política
la cual confrontaba dos bandos bien definidos:

Monárquicos:
Defendían la Parlamentarios:
monarquía absoluta Afirmaban que la
aduciendo que la soberanía debía estar
legitimidad de ésta compartida entre el rey y
venía directamente el pueblo.
de Dios.

Hobbes se mantenía en una postura neutra entre ambos bandos ya


que si bien afirmaba que la soberanía está en el rey, su poder no
provenía de Dios.
LO QUE CONSTITUYE AL ESTADO ES LA
NATURALEZA DEL HOMBRE:

Pongo en primer lugar, como principio universalmente conocido por


experiencia y no negado por nadie, que la condición de los hombres es tal,
que si no existiese el miedo a un poder común que los reprima, desconfiarían
los unos de los otros y se temerían mutuamente.

LOS HOMBRES SON SERES POLÍTICOS POR


EDUCACIÓN:

El hombre no ha nacido apto para la sociedad. Es cierto que el hombre, por


naturaleza, esto es, en cuanto hombre, desde el momento mismo de su
nacimiento, le molesta la soledad prolongada. Porque los niños necesitan de
los demás para vivir, y los adultos para vivir bien.

Por eso no niego que los hombres por naturaleza tiendan a asociarse unos
con otros. Pero las sociedades civiles no son meras agrupaciones, sino
alianzas, y para conseguirlas son necesarios la lealtad y los pactos […]. Por
consiguiente, el hombre se hace apto para la sociedad no por naturaleza sino
por educación.
TRES LEYES DE LA NATURALEZA
HUMANA

1.La búsqueda y el seguimiento de la paz


mientras pueda obtenerse:

cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras


tiene la esperanza de lograrla; y cuando no puede
obtenerla, debe buscar y utilizar todas las ayudas y
ventajas de la guerra. La primera fase de esta regla
contiene la ley primera y fundamental de naturaleza,
LIBRO a saber: buscar la paz y seguirla. La segunda la
suma del derecho de naturaleza, es decir:
defendernos a nosotros mismos, por todos los
medios posibles (Cáp. XIV)
TRES LEYES DE LA NATURALEZA
HUMANA

2.capacidad de renunciar a sus propios derechos:

De esta ley fundamental de naturaleza, mediante la


cual se ordena a los hombres que tiendan hacia la
paz, se deriva esta segunda ley: que uno acceda, si
los demás consienten también, y mientras se
considere necesario para la paz y defensa de sí
mismo, a renunciar este derecho a todas las cosas y
LIBRO a satisfacerse con la misma libertad, frente a los
demás hombres, que se les sea concedida a los
demás con respecto a él mismo (Cáp. XIV)
TRES LEYES DE LA NATURALEZA
HUMANA

3.Cumplimiento de los pactos y consecuencias.

De aquella ley de naturaleza por la que estamos


obligados a transferir a otro aquellos derechos que si
son retenidos obstaculizan la paz de la humanidad,
se sigue una tercera, que es ésta: que los hombres
cumplan los pactos que han celebrado, sin lo cual,
los pactos son en vano, y nada sino palabras huecas.
LIBRO Y subsistiendo entonces el derecho de todo hombre
a toda cosa, estamos todavía en la condición de
guerra.(Cap. XIV)
HOBBES CELEBRA EL PACTO DE
INSTITUCIÓN DEL ESTADO

[…] autorizo y transfiero a este hombre o asamblea


de hombres mi derecho de gobernarme a mí mismo,
con la condición de que vosotros transferiréis a él
vuestro derecho, y autorizaréis todos sus actos de la
misma manera. […]. [El Estado es] una persona de
cuyos actos una gran multitud, por pactos mutuos,
realizados entre sí, ha sido instituida por cada uno
como autor, al objeto de que pueda utilizar la
LIBRO fortaleza y medios de todos, como lo juzgue
oportuno, para asegurar la paz y defensa común. El
titular de esta persona se denomina SOBERANO, y
se dice que tiene poder soberano; cada uno de los
que le rodean es SÚBDITO SUYO. (cap. XVII)
OMNIPOTENCIA DEL SOBERANO

[…] en todo Estado perfecto (esto es, en el que no asiste ningún


derecho a los ciudadanos para usar su fuerza a su arbitrio en
orden a la propia conservación, o sea, donde se excluye el
derecho de la espada privada) reside en alguno el poder supremo,
que es el mayor que puedan conceder con derecho los hombres, y
mortal alguno poseer en sí mismo. A este poder, que es el
máximo que pueda transferirse a un hombre, lo llamamos
ABSOLUTO.
Porque todo el que ha sometido su voluntad a la del Estado de tal
forma que éste pueda obrar impunemente, legislar, sentenciar
pleitos, castigar, usar de las fuerzas y de los bienes de todos a su
arbitrio, y hacer todo esto con derecho, ese tal le ha concedido el
LIBRO mayor poder que se puede conceder […]

Al derecho absoluto del soberano le corresponde tanta obediencia


por parte de los ciudadanos cuanta sea necesaria para el gobierno
del Estado, es decir, toda la necesaria para que el derecho no se le
conceda en vano. A esta obediencia, aunque a veces y por ciertas
causas nos asista el derecho de negarla, la llamaré SIMPLE
porque no puede prestarse otra mayor. (cap. VI)
EL SOBERANO DISPONE
ABSOLUTAMENTE DE LAS LEYES CIVILES.

El soberano de un Estado, ya sea una


asamblea o un hombre, no está sujeto
a las leyes civiles, ya que teniendo
poder para hacer y revocar las leyes,
puede, cuando guste, liberarse de esa
sujeción, abrogando las leyes que le
LIBRO estorban y haciendo otras nuevas
(cap. XXVI).
EL SOBERANO DISPONE
ABSOLUTAMENTE DE LA LIBERTAD Y
VIDA DE LOS SUBDITOS.
No obstante, ello no significa que con esta libertad
haya quedado abolido y limitado el soberano poder
de vida y muerte. En efecto, hemos manifestado ya,
que nada puede hacer un representante soberano a
un súbdito, con cualquier pretexto, que pueda
propiamente ser llamado injusticia o injuria.

La causa de ello radica en que cada súbdito es autor


LIBRO de cada uno de los actos del soberano, así que nunca
necesita derecho a una cosa, de otro modo que como
él mismo es súbdito de Dios y está, por ello,
obligado a observar las leyes de naturaleza. Por
consiguiente, es posible, y con frecuencia ocurre en
los Estados, que un súbdito pueda ser condenado a
muerte por mandato del poder soberano, y sin
embargo, éste no haga nada malo(cap. XXI).
EL SOBERANO NO ESTÁ OBLIGADO POR
EL PACTO.
[…] como el derecho de representar la persona de
todos se otorga a quien todos constituyen en
soberano, solamente por pacto de uno a otro, y no
del soberano en cada uno de ellos, no puede existir
quebrantamiento de pacto por parte del soberano, y
en consecuencia ninguno de sus súbditos,
fundándose en una infracción, puede ser liberado de
su sumisión […].
Es, por tanto, improcedente garantizar la soberanía
LIBRO por medio de un pacto precedente. La opinión de
que cada monarca recibe su poder del pacto, es
decir, de modo condicional, procede de la falta de
comprensión de esta verdad obvia, según la cual no
siendo los pactos otra cosa que palabras y aliento,
no tienen fuerza para obligar, contener, constreñir o
proteger a cualquier hombre, sino la que resulta de
la fuerza pública (cap. XVIII).
CONSECUENCIAS DE LA DESOBEDIENCIA
DE UN SÚBDITO AL SOBERANO.

[…] respecto de los súbditos que deliberadamente


niegan la autoridad del Estado establecido, se
extiende también legítimamente la venganza no solo
a los padres, sino también a la tercera y aun la cuarta
generación que todavía no existen, y que, por
consiguiente, son inocentes del hecho en virtud de
cual recae sobre ellos un daño.
La naturaleza de esta ofensa consiste en la renuncia
LIBRO a la subordinación, lo cual constituye una recaída en
la condición de guerra, comúnmente llamada
rebelión; y quienes así ofenden no sufren como
súbditos, sino como enemigos, ya que la rebelión no
es sino guerra renovada» (cap. XXVIII).
JUZGAMIENTO DE LOS SÚBDITOS QUE DESCONOCEN LA
AUTORIDAD DEL SOBERANO.
[…] el daño inflingido a quien se considera enemigo no queda
comprendido bajo la denominación de pena, ya que si se tiene en cuenta
que no está ni sujeto a la ley, y, por consiguiente, no pudo violarla, o que
habiendo estado sujeto a ella y declarando que ya no quiere estarlo, niega,
como consecuencia, que pueda transgredirla, todos los daños que puedan
inferírsele deben ser considerados como actos de hostilidad. Ahora bien, en
casos de hostilidad declarada toda la inflicción de un mal es legal.

De lo cual se sigue que si un súbdito, de hecho o de palabra, con


conocimiento y deliberadamente, niega la autoridad del representante del
Estado (cualquiera que sea la penalidad que antes ha sido establecida para
LIBRO la alta traición), puede legalmente hacérsele sufrir cualquier daño que el
representante quiera, ya que al rechazar la condición de súbdito rechaza la
pena que ha sido establecida por la ley, y, por consiguiente, padece ese
daño como enemigo del Estado, es decir, según la voluntad del
representante. En cuanto a los castigos establecidos por la ley, son para los
súbditos, no para los enemigos, y han de considerarse como tales quienes,
habiendo sido súbditos por sus propios actos, al rebelarse deliberadamente
niegan el poder soberano (cap. XXVIII).
HOBBES (1588-1679). EL LEVIATÁN

1. El hombre es un portados innato de


deseos y necesidades que busca
satisfacer.
2.Las acciones humanas se dirigen a
“El poder de un hombre
satisfacer estas necesidades.
consiste en los medios
de que dispone 3.El poder está al servicio de las
actualmente para necesidades y deseos.
obtener ciertos bienes 4.El poder materializa en los medios.
futuros; tener poder es
tener los medios para 5.El poder es una expresión de la
alcanzar las cosas que dimensión social del ser humano
se juzgan deseables”
HOBBES (1588-1679). EL LEVIATÁN

 El estado natural del hombre es ser salvaje y


egoísta.

 La Competencia, Competitividad y la Agresividad,


naturales en el hombre, le impulsan a atacar en su
beneficio.

. ¿Cómo controlar esa naturaleza malvada del ser


humano?
El Estado es un mal
necesario…para salir de
1. Para superar la barbarie, cada
la barbarie. hombre renuncia o transfiere su
derecho a un poder absoluto que le
garantice el estado de paz.
2. El Estado es producto de un pacto
social.
3. La sumisión por contrato de un
pueblo al dominio de un soberano
El Estado es el leviatán abre una posibilidad de paz.
4. La autoridad es poder legitimado
“Gran monstruo fagocitador
de individualidades, el
por el contrato.
Estado ha sido creado
contractualmente para
proteger al hombre de los
demás hombres”

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