1 Pensamiento Positivo
1 Pensamiento Positivo
1 Pensamiento Positivo
positivo
y
emociones
saludables
1. Introducción teórica……………………………………………………..pag.3
2. Estrategias y técnicas…………………………………………………….pag.7
3. Recursos disponibles…………………………………………………….pag.11
a. Recursos bibliográficos……………………………………….....pag.11
b. Recursos sociales………………………………………………...pag.11
d. Recursos audiovisuales……………………………………….....pag.13
4. Referencias bibliográficos………………………………………..……..pag.13
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PENSAMIENTO POSITIVO Y EMOCIONES SALUDABLES
1. Introducción teórica
Entre los temas que estudia la psicología positiva se encuentran la felicidad, las
fortalezas del carácter, como la gratitud y el optimismo, la resiliencia, el significado y el
propósito de la vida, el compromiso y las buenas relaciones. A pesar de las críticas que
ha recibido este enfoque por el énfasis que deposita en lo positivo, hay que matizar que
sus defensores tan sólo plantean que lo positivo es tan digno y necesario de estudio
como lo negativo. Más aun, identificar y utilizar las propias cualidades y fortalezas
personales puede resultar muy útil para abordar los problemas psicológicos (Park y
cols., 2013).
Los estados psicológicos positivos no sólo forman parte integral de la salud, sino
que pueden tener influencia en la aparición de enfermedades y problemas físicos así
como en los procesos de recuperación. La percepción de las personas sanas, marcadas
por un sentimiento positivo de uno mismo, un sentimiento de control personal y una
visión optimista del futuro, son una reserva y un motor de recursos que no solo permiten
a las personas afrontar mejor las dificultades diarias, sino que cobran especial
importancia a la hora de afrontar situaciones que pueden ser intensamente estresantes e
incluso amenazantes para la propia existencia (Taylor y cols., 2000; citado en Vázquez,
Hervás, Rahona y Gómez, 2009). Cabe matizar que tener un buen estado de salud física
o mental no sólo debe consistir en carecer de enfermedades o trastornos, sino en
disfrutar de recursos y capacidades que permitan resistir adversidades (Almedom y
Glandon, 2007; citado en Vázquez y cols., 2009). Y lo que aún es más importante desde
la perspectiva de la salud positiva, ese estado de bienestar va a favorecer que la persona
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alcance un mayor desarrollo psicológico, social y comunitario. (Fredickson, 2009;
citado en Vázquez y cols., 2009).
En esta misma línea, Park y Peterson (2009, citado en Park y cols., 2013) detallan
que una buena vida se caracteriza por tener experiencias subjetivas positivas (felicidad,
plenitud), rasgos individuales positivos (fortalezas, intereses, valores), relaciones
interpersonales positivas (amistad, matrimonio, compañerismo) e instituciones positivas
(familia, comunidades, etc.). Cuando estos cuatro componentes convergen, las personas
tienen un buen funcionamiento en la vida.
Una cuestión inicial importante es la de plantear para qué sirven las emociones
positivas y por extensión, los estados de ánimo y cogniciones de esa misma índole.
Aunque se discute aún el significado evolutivo y supervivencial de dichas emociones, la
Teoría de la Ampliación y Construcción de Barbara Fredrickson (1998, 2001; citado en
Vázquez, Hervás y Ho, 2006) plantea que mientras que la finalidad de las emociones
negativas es básicamente alertar del peligro, disminuir repertorios de conducta y
permitir así una huída o una lucha eficaz ante un estresor, las emociones positivas
existen para ampliar y construir repertorios de pensamiento y acción. La alegría, por
ejemplo, permite explorar más situaciones, jugar, tener relaciones más abiertas con otras
personas, etc., pero, además, alienta el crecimiento de recursos intelectuales,
emocionales e interpersonales. El juego, por ejemplo, puede favorecer el desarrollo
cognitivo, el uso de interacciones complejas o la exploración de nuevas capacidades.
Esto mismo sostienen otros autores como Isen (1999; citado en Vázquez y cols., 2006),
quien afirma que las emociones positivas facilitan la puesta en marcha de conductas
más flexibles, menos predeterminadas y, en último término, ayudan a ampliar nuestros
repertorios de conducta. En el ámbito clínico, parece clara la hipótesis de que si somos
capaces de instalar, mantener o apoyarnos en esos elementos positivos, se puede
favorecer la cristalización de repertorios adaptativos y de un mejor funcionamiento en
general.
Vemos por tanto que las emociones negativas y positivas cumplen distintas
funciones; mientras las primeras contribuyen a nuestra supervivencia y seguridad, las
segundas contribuyen a la prosperidad y la resiliencia. En relación a esto último, los
datos muestran que las personas que experimentan más emociones positivas tienen
mayor capacidad de recuperación ante la adversidad (Fredrickson, 2001; citado en Park
y cols., 2013). Asimismo, un aspecto de gran interés clínico es que las emociones
positivas tienen también un efecto amortiguador del estrés (Fredrickson, Mancuso,
Branigan y Tugade, 2000; citado en Vázquez y cols., 2006) como han demostrado
diversos estudios de laboratorio sobre, por ejemplo, la reactividad cardiovascular
(Fredrickson y Levenson, 1998; citado en Vázquez y cols., 2006). En esta misma línea,
algunos estudios evidencian que el ánimo positivo refuerza la respuesta inmune, lo que
se refleja en un aumento de la liberación de inmunoglobulina secretora A, anticuerpo
considerado la primera línea de defensa contra el resfriado común. Por el contrario,
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parece que el ánimo negativo reduce esta respuesta inmune. Por ello, cuando las
personas experimentan varios eventos negativos en un determinado período, aumenta
no solamente su estrés percibido, sino también su susceptibilidad al resfriado común
(Cohen, Tyrrell & Smith, 1993; citado en Barra, 2003). De igual modo, cuando los
individuos son expuestos a un virus respiratorio en el laboratorio, se observa que
aquellos que experimentan mayor ánimo negativo desarrollan síntomas más severos que
los individuos cuyo estado de ánimo es más positivo (Cohen, Doyle, Skoner, Fireman,
Gwaltney & Newsom, 1995; citado en Barra, 2003), y las personas que enfrentan
estresores severos por un tiempo prolongado son significativamente más susceptibles al
resfriado común inducido experimentalmente (Cohen, Frank, Doyle, Skoner, Rabin &
Gwaltney, 1998 citado en Barra, 2003). Dichas investigaciones ponen de manifiesto la
influencia tan directa que poseen el estado de ánimo y las emociones sobre la salud
física de las personas. Sin embargo, sus efectos van más allá, tal como demuestran los
resultados de las investigaciones que afirman que las emociones positivas como la
felicidad y la satisfacción general con la vida conducen a mayores éxitos académicos y
profesionales, mejores matrimonios, buenas relaciones, mejor salud mental y física, así
como mayor longevidad y resiliencia (Lyubomirsky, King y Diener, 2005; citado en
Park y cols., 2013).
Según Peterson (2006, citado en Park y cols., 2013), los factores que favorecen la
construcción de felicidad son el mantener buenas relaciones con los demás, involucrarse
en lo que uno hace, tener sentido y propósito vitales, sentirse competente utilizando las
capacidades y talentos personales, ser capaz de encontrar humor en la vida cotidiana,
saborear las cosas buenas, liberarse de los rencores, sentirse agradecido y expresar
gratitud.
Por otro lado, la tendencia al optimismo puede afectar a la salud a través de las
conductas que realizan las personas para afrontar los problemas vitales en general, y la
salud en particular. Estos comportamientos, si son adecuados, pueden impedir la
carnificación del estrés y la complicación de problemas físicos y/o psicológicos. En este
sentido, el optimismo es muy relevante ya que parece favorecer un afrontamiento activo
del estrés y de los problemas de la salud, lo cual se relaciona con conducta de solución
de problemas, autocuidado y planes de recuperación (Scheier, Weintraub y Carver,
1986; citado en Vázquez y cols., 2009). Además, se ha visto que los individuos que
tienen creencias optimistas acerca de su salud prestan más atención a información sobre
riesgos de salud que a información neutra o benéfica, y recuerdan más esa información.
Esta relación entre optimismo y búsqueda de información es especialmente alta cuando
la información es personalmente relevante, y presumiblemente más amenazante, por lo
cual el optimismo parece ser algo muy distinto a la negación (Aspinwall & Brunhart,
1996; citado en Barra, 2003).
Por otro lado, cabe destacar el valor que puede tener trabajar las emociones y el
pensamiento positivo en el ámbito de la prevención y promoción de la salud, debido a la
mejora que producen en el funcionamiento de los individuos en áreas tan importantes
como la salud física y mental, el ámbito académico-laboral o el interpersonal, entre
otros. Además, debido a este carácter preventivo y a que aporta beneficios en todas las
etapas vitales, puede resultar especialmente recomendable comenzar a trabajar esta
temática en etapas tempranas del desarrollo.
2. Estrategias y técnicas
Sesiones de risa: El humor ayuda a reforzar los lazos sociales, reduce el estrés al
ofrecer una perspectiva menos seria del mundo, potencia el valor de las emociones
positivas y es incompatible con otros estados de ánimo como el enfado, la ansiedad o la
culpa.
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Técnicas de relajación: Existen diferentes técnicas de relajación que se pueden
aprender con práctica constante. Algunas de estas técnicas son, entre muchas otras, la
relajación muscular progresiva de Jacobson, meditación, yoga o respiración.
Tres cosas buenas del día: este ejercicio se realiza antes de acostarse; la idea es
escribir tres cosas positivas del día y por qué ocurrieron; no necesariamente tienen que
ser aspectos de gran envergadura, pueden ser cosas sencillas de la vida cotidiana, como
por ejemplo ver una buena película, comer algo que nos gusta, encontrarse con un viejo
amigo, escuchar un buen chiste, etc., en definitiva, son aspectos agradables del día a día
que habitualmente pasan desapercibidos.
Esta técnica se basa en los apuntes de Aaron Beck sobre distorsiones cognitivas, a
las que se refiere como formas o modos de percibir, como por ejemplo la abstracción
selectiva que consiste en ver de las situaciones sólo los aspectos negativos. El objetivo
de este tipo de actividad es que la persona se centre en lo positivo, por pequeño que sea
y que de esta manera tenga una mejor visión del mundo.
Park, Peterson y Seligman (2004; citado en Park y cols., 2013) concluyeron que las
personas que están agradecidas muestran mayor satisfacción con la vida y esto se
extiende a todas las etapas vitales. La gratitud puede desarrollarse a través de una
intervención deliberada y varios estudios realizados por diferentes grupos de
investigación han demostrado la eficacia de ésta en niños y adultos, aumentando la
satisfacción con la vida y el optimismo y reduciendo la depresión (Emmons y
McCoullough, 2003; citado en Park y cols., 2013).
Las fortalezas: Esta actividad resulta especialmente útil para trabajar con personas
con una historia de discapacidad, bajo rendimiento o baja autoestima. En esta técnica,
los clientes deben identificar sus principales fortalezas del carácter mediante unos
cuestionarios en línea. El propósito de esto es que las utilicen de nuevas formas en su
vida cotidiana (Seligman et al., 2005; citado en Park y cols., 2013). Se pretende además
que ello les facilite superar ciertas debilidades o fortalezas menos desarrolladas. Los
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resultados han mostrado que este ejercicio reduce la depresión y aumenta la felicidad y
dicho efecto es evidente incluso después de 6 meses, mientras la gente siga realizando el
ejercicio (Park y cols., 2013).
Hacer ejercicio: la actividad física regular tiene el mismo poder que muchos
antidepresivos altamente efectivos.
“Sentirse fuerte”: está indicada a partir de los 12 años y tiene como objetivo
identificar los puntos fuertes personales, reconocer las situaciones donde se han puesto
de manifiesto esos rasgos personales, expresar gráficamente una cualidad destacable y
compartir con el resto de compañeros los valores de cada uno.
Para llevar a cabo esta actividad, el profesor comienza explicando que todos
tenemos capacidades que nos hacen sentirnos bien. A continuación, los alumnos,
individualmente, deben pensar en estas capacidades y escribirlas en una hoja, pudiendo
si lo desean, pedir a algún amigo de clase que les ayude en encontrar sus rasgos
positivos. Para explorar estos aspectos, pueden servirse de preguntas como ¿Qué me
gusta más hacer?, ¿En qué ámbitos aprendo con rapidez?, ¿En qué ámbitos de la vida
me siento competente?, ¿Cuál ha sido tu mayor triunfo? ¿Qué es lo que más agradeces
de tu vida?. Después deben expresar gráficamente, con un dibujo representativo, esa
cualidad, para posteriormente comentarlo por parejas. Por último, en el grupo grande se
hace una puesta en común cruzada, es decir, que cada alumno comenta los aspectos
positivos de su compañero y después se crea un mural donde queden recogidos todos los
puntos fuertes de la clase.
En primer lugar se le presentan los siguientes pasos a cada uno de los alumnos a
través de una ficha ya diseñada: “Se te va a hacer un monumento. Cuentas con todos los
recursos materiales que necesites. Contesta: ¿Dónde quieres que lo pongan? ¿En qué
actitud, postura, elementos? Una frase para esculpir (un mensaje para la humanidad) y
¿Por qué motivo has elegido estas características? ¿Por qué mereces un monumento?
¿Qué tiene que agradecerte alguien o algún grupo? ¿En qué vas a mejorar por vivir más
de acuerdo a la frase de tu monumento?. Individualmente cada alumno se toma un
tiempo (30 min. aprox.) para responder a las cuestiones anteriores, para lo cual es
importante favorecer un buen clima. Posteriormente, se pone en común frente al resto
del grupo y éste puede opinar.
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3. Recursos disponibles
a. Recursos bibliográficos:
b. Recursos sociales:
http://www.diariovasco.com/20081104/tolosa-goierri/pensamiento-positivo-
liburutegiak-topaleku-20081104.html
www.piquerempresas.com/pdfs/form_prof/emocion_conflicto.pdf
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Crecimiento personal:
http://www.casaruralelencuentro.com/crecimiento.php
http://www.iepp.es/taller-educacion-de-emociones-positivas
http://www.infosaladillo.com.ar/31194/2011/10/18/el-centro-vasco-itxaropen-
invita-al-taller-de-risoterapia-dinamica-de-la-risa/
Viajes conscientes:
http://www.viajesconscientes.com/index_archivos/paisvasco.htm
http://www.eljardindellibro.com/__libros/_crecimiento_personal/
_pensamiento_positivo/
Campaña de sensibilización:
http://www.pensamosenpositivo.org/es/gracias
http://www.youtube.com/user/PensamientoPositivo1/
Documental:
www.borronycuentanueva.tv/programs/152
Programa de radio:
http://www.rtve.es/alacarta/audios/cuarto-mundo/cuarto-mundo-emociones-
positivas-negativas-afectan-nuestra-salud
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d. Recursos audiovisuales:
Películas:
“ Patch Adams”
“ Kolia”
“ Atracción fatal”
“ El hombre bicentenario”
“Ahora o nunca”
“Guerrero pacífico”
“En busca de la felicidad”
“7 almas”
“Amelié”
4. Referencias bibliográficas
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