Resumen Derecho Canonico
Resumen Derecho Canonico
Resumen Derecho Canonico
CATEDRATICA:
Laura Córdova
ALUMNA:
Genesis Marbelly Rodriguez Corrales
N° DE CUENTA:
0601-2002-03084
ASIGNATURA:
Derecho Canónico
CAMPUS:
Dios espíritu santo
SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
Art. 39.- El Sacramento de la Confirmación, que imprime carácter indeleble y por el que
los bautizados, avanzando por el camino de la iniciación cristiana, quedan enriquecidos
con el don del Espíritu Santo y vinculados más perfectamente a la Iglesia, los fortalece y
obliga con mayor fuerza a que, de palabra y obra, sean testigos de Cristo y propaguen y
defiendan la fe
Art. 40.- El Sacramento de la Confirmación se administra por la unción con el crisma en
la frente, que se hace con imposición de la mano y por las palabras prescritas en los
libros litúrgicos aprobados
Art. 41.- §1. Ordinariamente celébrese la Confirmación en una iglesia;
extraordinariamente en un lugar digno valorado previamente por el Obispo. §2.
Extraordinariamente sólo se confirmarán en la sede episcopal cuando se encuentren en
las siguientes circunstancias: 1° próximo matrimonio, 2° enfermedad o imprevisto que
le haya impedido la celebración en su parroquia, 3° que viva en el extranjero.
Art. 43.- §1. Es ministro ordinario de la Confirmación el Obispo; §2. Son ministros de
la Confirmación por derecho: 1° el Vicario General en razón de su oficio, 2° el
Presbítero que, por oficio o mandato del Obispo, bautiza a quien ha sobrepasado la
infancia. 3° en peligro de muerte el párroco o cualquier otro presbítero. §3. También
administra válidamente la Confirmación el sacerdote delegado por el Obispo.
Padrinos
Art. 49.- §1. En la medida de lo posible, téngase un solo padrino o una sola madrina;
pueden también ser uno y una, pero nunca dos varones o dos mujeres
SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA
Art. 54.- El Sacrificio Eucarístico, memorial de la muerte y resurrección del Señor, en el
cual se perpetúa a lo largo de los siglos el Sacrificio de la cruz, es el culmen y la fuente
de todo el culto y de toda la vida cristiana, por el que se significa y realiza la unidad del
pueblo de Dios y se lleva a término la edificación del cuerpo de Cristo.
DE LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA
Art. 55.- La celebración eucarística es una acción del mismo Cristo y de la Iglesia, en la
cual Cristo Nuestro Señor, substancialmente presente bajo las especies del pan y del
vino, por el ministerio del sacerdote, se ofrece a sí mismo a Dios Padre, y se da como
alimento espiritual a los fieles unidos a su oblación
Art. 56.- Dispóngase de forma digna la celebración (liturgia de la Palabra y liturgia
Eucarística)20, la distribución y la recepción de la Eucaristía, de manera que todos los
que participen en ella perciban frutos abundantes.
Art. 57.- §1. Al celebrar la Eucaristía y administrar la Comunión, los sacerdotes y los
diáconos han de portar las debidas vestiduras litúrgicas limpias y dignas
§2. De igual manera dispóngase dignamente de vasos sagrados, lugares y objetos para
uso litúrgico. Art. 58.- En cuanto al ministerio del canto y la música en la liturgia,
cuídese que se ejerzan con calidad y dignidad ayudando a la participación y fomentando
la vivencia del Misterio que se celebra.
Del ministro de la Palabra y de la Eucaristía en la celebración eucarística
Art. 59.- §1. Es ministro de la celebración eucarística el sacerdote válidamente
ordenado. §2. Todo presbítero incardinado puede celebrar lícitamente la Eucaristía en
todas las parroquias de la Diócesis, a no ser que esté jurídicamente impedido.
§3. Todo sacerdote que no sea conocido por el párroco o encargado de comunidad, debe
presentar sus licencias ministeriales vigentes.
Art. 60.- §1. El ministro ordinario de la distribución de la Eucaristía es: el Obispo, el
Presbítero y el Diácono.
§2. Son ministros extraordinarios de la comunión: el acólito y otro fiel llamado a
ejercer temporalmente el ministerio de la comunión en su comunidad. Corresponde al
párroco la elección, preparación, presentación y acompañamiento de los ministros
extraordinarios de la comunión.
§3. El ministro extraordinario de la comunión ha de ser persona de oración, vida
ejemplar, amor por la Palabra de Dios y a la Eucaristía, disponer de tiempo para los
enfermos, sin menoscabo de sus deberes familiares.
SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
Art. 79.- En el Sacramento de la Penitencia, los fieles que, examinada su conciencia, confiesan
sus pecados a un ministro legítimo, arrepentidos de ellos y con propósito de enmienda, obtienen
de Dios el perdón de los pecados cometidos después del Bautismo, mediante la absolución dada
por el mismo ministro y, al mismo tiempo, se reconcilian con Dios y con la Iglesia a la que
ofendieron pecando.
De la celebración de la penitencia
Art. 80.- La confesión individual e íntegra y la absolución constituyen el modo ordinario de la
Penitencia, celebrándolo conforme al Ritual de la Penitencia.
Art. 81.- En nuestra Diócesis no se dan las condiciones necesarias para la absolución general,
previstas a tenor del c. 961, §1°,2°; por tanto, no se pueden dar absoluciones generales.
Art. 82.- §1. El lugar propio para la celebración del Sacramento de la Penitencia es el
confesionario dentro de una iglesia u oratorio. Corresponde al penitente y no al sacerdote elegir
si desea confesarse frente al confesor o por la rejilla. §2. Por causa justa se puede celebrar el
Sacramento de la Penitencia fuera o sin confesionario
Art. 83.- Los confesionarios han de ser funcionales, dignos y limpios. Favorézcanse capillas
penitenciales adecuadas.
Art. 84.- Establézcanse lugares, días y horarios de confesión concretos. Para favorecer la
práctica del Sacramento de la Reconciliación se puede administrar también durante la
celebración de la Eucaristía.
Art. 85.- Téngase en las capillas penitenciales una guía práctica (en momentos especiales
ofrézcase una catequesis y háganse celebraciones penitenciales), para que el penitente se
prepare convenientemente a la celebración del Sacramento de la Penitencia.
Del penitente
Art. 97.- El fiel está obligado a confesar todos los pecados graves cometidos después del
Bautismo y aún no perdonados ni acusados en confesión individual.
Art. 98.- Todo fiel, que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar fielmente sus
pecados graves al menos una vez al año. Sin embargo, se recomienda confesarse con cierta
frecuencia, aún sin pecado mortal, sólo con pecados veniales.
Art. 99.- Ténganse celebraciones comunitarias de la Penitencia, con confesión y absolución
individual, en los tiempos que sean propicios y de provecho para los fieles.
Art. 100.- La primera Reconciliación siempre debe hacerse en una celebración comunitaria de la
Penitencia con confesión y absolución individual; de ser posible con la presencia de los papás y
padrinos.
La forma canónica
Art. 115.- Solamente son válidos aquellos Matrimonios que se contraen ante el Ordinario del
lugar o el párroco, o un sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante
dos testigos
Art. 116.- Asistente eclesiástico es aquel que, estando presente, pide la manifestación del
consentimiento de los contrayentes y la recibe en nombre de la Iglesia; no basta estar presente y
ser clérigo
Art. 117.- §1. El párroco es asistente eclesiástico por oficio dentro de su jurisdicción; el vicario
parroquial es asistente por delegación general del Ordinario del lugar en la Diócesis; y es
asistente eclesiástico por delegación particular, al que se le concede para un matrimonio
concreto.
§2. Pueden delegar por oficio el Ordinario del lugar y el párroco; y por delegación general el
vicario parroquial, nunca un delegado para el caso concreto, puesto que afectaría la validez del
matrimonio
§3. A fin de que la delegación para celebrar un matrimonio sea válida, si es para el caso, debe
otorgarse expresamente a personas determinadas, para un matrimonio concreto; cuando la
delegación sea general, debe darse a una persona concreta y por escrito
Art. 118.- El párroco o el vicario parroquial, antes de conceder la delegación ad casum, debe
constatar la habilidad y capacidad de los contrayentes, asimismo el lugar, la delegación y
jurisdicción del asistente eclesiástico.
De los ordenandos
Art. 145.- Sólo el varón bautizado recibe válidamente la Sagrada Ordenación.
Art. 146.- Sólo podrán ser ordenados aquellos que reúnan los requisitos de capacidad e
idoneidad exigidos por el Código (Cfr.cc.1026-1039); y por las recomendaciones del Obispo de
acuerdo a las particularidades de nuestra Diócesis.
LUGARES SAGRADOS
Art. 151.- Son Lugares Sagrados aquellos que se destinan al culto divino mediante la dedicación
o bendición prescrita por los libros litúrgicos.
Art. 152.- §1. La dedicación le corresponde al Obispo o a un delegado por éste; la bendición de
los Lugares Sagrados corresponde al Ordinario del Lugar, al Obispo o algún sacerdote delegado,
sin embargo, ofrézcase la bendición de las iglesias al Obispo. §2. Cuando se celebre la
dedicación o bendición de una iglesia, el párroco del lugar ha de levantar acta, que será
debidamente fechada y firmada por el Obispo, el párroco y algunos testigos; se guardará un
ejemplar en la curia diocesana y otro en el archivo parroquial.
Art. 153.- En el Lugar Sagrado sólo puede admitirse aquello que favorece el ejercicio y el
fomento del culto, de la piedad y de la religión y se prohíbe lo que no esté en consonancia con la
santidad del lugar. Sin embargo, el Obispo puede permitir, en casos concretos, otros usos,
siempre que no sean contrarios a la santidad del lugar.
Art. 154.- Los Lugares Sagrados pierden su dedicación o bendición: 1° si resultan destruidos en
gran parte, 2° si son destinados permanentemente a usos profanos, 3° si por decreto del
Ordinario se destina a un uso distinto al de culto.
Art. 155.- Cuando exista la profanación de Lugares Sagrados con escándalo de los fieles y actos
injuriosos, deben celebrarse los ritos litúrgicos correspondientes.
De las iglesias
Art. 156.- Se necesita consentimiento expreso y por escrito del Obispo para la edificación de
una iglesia, previendo los medios necesarios.
Art. 157.- En la construcción, restauración y conservación de iglesias, teniendo en cuenta la
legislación civil, el consejo de los peritos, deben observarse los principios y normas del arte
litúrgico, siguiendo el proceso establecido en la Diócesis, en la Vocalía de Arte Litúrgico.
Art. 158.- Quítese toda apariencia de negocio o comercio en las iglesias, especialmente durante
las celebraciones.
De los santuarios
Art. 165.- §1. Con el nombre de santuario se designa una iglesia u otro Lugar Sagrado al que,
por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con aprobación del
Ordinario del lugar.
§2. En todos los santuarios deben existir unos estatutos, si es internacional aprobados por la
Santa Sede, si es nacional por la conferencia episcopal, si es diocesano por el Obispo. §3. En los
estatutos se ha de determinar: 1° el fin por el que ha sido aprobado como santuario, 2° la
autoridad del rector, 3° la autonomía (de gobierno, pastoral), 4° el dominio y administración de
los bienes patrimoniales.
De las criptas
Art. 172.- §1. Para que se puedan construir criptas o columbarios, solicítese el permiso del
Obispo, con la requerida asesoría de la vocalía de arte litúrgico, para que sean de acuerdo a la
arquitectura de la iglesia. §2. Las criptas en las iglesias son únicamente para “cenizas” y/o restos
humanos áridos. Las criptas deben ser decorosas, que estén en un lugar digno, que inspiren a la
oración, accesibles económicamente para todos los fieles y que no interfieran con el culto en la
iglesia