Los Vengadores Ambientales

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

Los vengadore s

ambiental es
Los ve ng ad or es am bi en ta
le s

¡\Jflbientes
do vi er on el fu eg o, lo s oj os
1\ cuan re pt il ia no s se le s il u-
. on con un te m or 1n us 1t ad s· .
. . .
tninar o. 1n ti er on , en su sa ng re
fría, el calor de la s ll am as ab ra sa
do ra s. A ll á a lo le jo s, lo s
esteros del Ib er á re sp la nd ec ie
nt es , ac á en lo pr óx im o, lo
árboles en ce nd id os y es tr em s
ec id os an te la s le ng ua s ro
de flama. E m pr en di er on , co n ja s
pa so ca ns in o, la hu id a. N o
sabían ad ón de . P ro ba bl em en
te a lo s pa st iz al es , a la ru ta
quizás a ot ro es te ro qu e no su o
cu m bi er a an te ta m añ a am e-
naza.

II \ La ca ra va na ca pr in a le va
nt ab a po lv ar ed a en la at m ós
fera neuquina. A lg un as ll ev -
ab an ce nc er ro s, m ie nt ra s lo
perros se en ca rg ab an de ar ri s
ar la s y el jo ve n m ap uc he la
regenteaba m on ta do a pe lo de s
su caballo gris. Animales Y
humanos es ta ba n ac os tu m br
ad os a la procesión po r esos
caminos du ra nt e ho ra s y ho ra
s, solo si en do interrumpida
para be be r la s cr is ta li na s ag
ua s de deshielo. Los senderos
fueron m ar ca do s po r ci en to
s de años, ha st a que un m al
día, en co nt ra ro n un a al am
br ad a de un a petrolera que
anunciaba: "p ro hi bi do el paso
".
111 \ Las lo m br ic es vi vi
er on un a especie de terremo_
Pero no pr ov en ía de l in to,
·
te ri or de l a tierra. lo sentían arnba

d
e su s cabezas. D e un se gu nd los túneles se les
b o al ot ro ,
0
st ru ye ro n co n un a to sc a infr ble El nu.do era in . _
s0 anquea · .. 'lv
Portable, ca si en so rd ec e or p 0 dían percibir 1a po ora
d
e0 . 'd dosamente
n su s na ri ce s: er a di na m it · oloc
a e , h ch ªen las moo-
ad a cui
e
n un a su er te de gr ad as que se hab1an e · 0
anas, es as qu e su pi er on recorrer tantas veces en su vida.
t ~

111
Tras hum ante s I Dieg o Gar cía Ríos

San Jua n, en tant o provincia cordillerana, era lo más Pa-


recido a un queso gruyere.

N I Las aves ya los hab ían visto. Eran como bólidos que
competían con su vuelo. Avionetas, para ser más Precisos.
Su recorrido rasante atravesaba, a gran velocidad, esos
campos tan verdes y tan entrerrianos. Echaban una espe-
cie de spray o veneno sob re la superficie. Todos los nu-
trientes y el verdor del suelo, eso que 11aman maleza, pe-
recerían al instante. Pronto, las plantas que realmente im-
portan, comenzarían a crecer. Tal vez más fuertes que
nunca.

V I Las sierras Mahuidas conformaban un testlgo inédito


de la gran marcha hacia adelante. Verdaderos ejércitos de
hormigas salían cada madrugada de sus túneles par a ir a
buscar nuevos bríos: alimentos que les permitieran abas-
tecerse, abono para su agricultura familiar subterránea y
diferentes hierbas para procurar sus tareas de albañilería.
Un gran hotel de cinco estrellas se instaló por encima de
sus bocas de contacto con el mundo. Prometía paisaje,
ocio, disfrute y trabajo para lugareños. Industria sin chi-
meneas, que le dicen.

VI I Mientras los tapires chapoteaban en el lodo chaqueño


Y las yararás se pendulaban en los quebrachaJes, una má-
quina con motor ronco irrumpió la quietud de la siesta
t~~ª· El conductor manejó en derredor de los árboles, los
c1n6 con una cadena oxidada y aceleró tenazmente en di-
rección nordeste. Uno a uno, los quebrachos com enzaron
a caer, con raíces y tristeza a cuestas. Tes tigos afirman ha-
ber visto agrimensores detrás.
112
Los vengadores ambientales

segunda naturalez a

1 1 una gran fuente central con una escultura que se ilu-


mina por las noches. Calles anchas y muy poco transita-
das. Majestuosa s casas con ventanales gigantes, cuyos jar-
dines verdes y sus entradas para dos autos, compiten para
demostrar su hollywoode nsia ante los ojos vecinos. Los
arroyos fueron entubados, y los que no, se canalizaron
para confluir en un artificial lago de cisnes con cuello ce-
leste. De los incendios, ya no hay ni rastros.

II I Enormes pozos conducen al interior de la tierra, man-


gueras largas llamadas "anacondas " inyectan, con mucha
presión, arena traída de Entre Ríos y agua del río Neu-
quén. El betún, parapetead o en la esponja del sustrato, es-
peró allí por millones de años. Es momento de salir a ver
la luz. Donde antes existía el Añelo pueblo, hoy se erige el
Añelo ciudad. La lengua originaria ha sido reemplazada
por extraños vocablos en inglés: shale oil, flowback, shale
gas, fracking.

111 1 Retroexcav adoras que no paran de meter pala en los


detritos rotos por las explosiones. Las rocas son llevadas
a una laguna con agua y cianuro, para despegar el oro y el
cobre de los demás elementos naturales "inservibles". El
material importante luego se transporta por un mineralo-
ducto. El tren, con su larga fila de vagones, espera para
montar la carga que luego será exportada a puertos del le-
.
Jano oriente.
IV I Los cerdos de un chiquero en la localidad de Dia-
rnante no paran de comer su alimento balanceado a base

113
Trashum antes I Diego García Ríos

de soja. Les queda toda la canalet a del feed lot por vaciar.
De noche, les enciend en la luz para manten erlos despier-
tos y que sigan comien do. Saben que pronto serán boleta
y que sus piernas se reducir án a fragme ntos de tocino para
condim entar alguna hambu rguesa que comerá un niño en
Estados Unidos o Portuga l.

V I Grande s ventana les revestid os se orienta n al oeste


para disfruta r la puesta del sol. Familia s sonrien tes llegan
en sus pickups para disfruta r la estadía . Alguna s traen a la
niñera, otras a sus mascota s. El WIFI llegaba con buena
señal a todas las habitac iones, a pesar de que los pueblos
cercano s no gozan de buena conecti vidad. Debajo del
mastod onte de vidrio y cement o, todo un mundo subte-
rráneo de sendero s y producc ión.

VI I El campo quedó prepara do. Ya sin árboles y con el


residuo product o del desmon te, llega la sembra dora di-
recta a plantar, al tiempo que algunos hombre s sectoriz an
los campos .con un alambra do bastant e fuerte. Pronto, lle-
garán las cuatro por cuatro con sus GPS y sus ingenie ros
agrónom os, para evaluar cuál es el mejor cultivo para la
señora tierra y para el señor mercad o. ·

114
Los ven gad ore s am bie nta les

ia ven ga nza ser á tem"l)le

1 I Estaba cóm oda me nte sen tad o en su tro no sanitario re-


visando his tor ias de Ins tag ram , cua ndo sintió
un mor-
disco fuerte en el cac het e izq uie rdo de la nalga. Pen
só que
estaba soñ and o, tal vez fue el vin o de la noche, per
o no: la
cabeza de un yac aré col or ver de gue rra asoma
ba por el
inodoro. Se inc orp oró a los gri tos y cerró la puerta,
mien-
tras escuchó la not ific aci ón del grupo de whatsa
pp del
country don de los vec ino s anu nci aba n con pavor,
que co-
codrilos y car pin cho s hab ían sitiado sus casas. Est
aban to-
talmente rod ead os y no pod ían salir.

II I Los cam ion es con pet ról eo fresco y azabache


no para-
ban de cru zar la cerca, bus can do una industrial
ización
que lo con vie rta en naf ta y luego en dinero. Hasta
que un
día, la Co mu nid ad Ma puc he de Buta Ranquil, jun
to con el
Sindicato de Ca bra s de la República Argentina,
bloquea-
ron la ent rad a baj o la consigna unívoca: "Sin tras
human-
cia no hay des arr oll o/S in trab ajo par a las comuni
dades no
hay alegría/Sin am bie nte , no hay vida".
III 1 1El sal do exp ort abl e de la Argentina en materi
a mi-
nera comenzó a arr oja r superávits comerciales sin
prece-
dentes. El min istr o san jua nin o rebalsaba de aleg
ría, al
tiempo que le est rec hab a un apr etó n de manos al
empre-
sano canadiense. Ha sta que algo empezó a fallar.
Desde
China, Eu rop a e Ind ia les enviaron un comunicad
o de po-
cos amigos, ase gur and o que las últimas cargas de
_conte-
nedores de oro se hab ían echado a perder. Las pep
itas es-
taban plagadas de exc rem ent o de lombriz, lo cua
l red ucí a
sensiblemente la cal ida d del metal.
115
Tra shu ma ntes I Die go Ga rcí a Río s

IV \ Los yuyos co me nz aro n a bro tar nu


ev am en te, j~ to
con la lle ga da de los sap os qu e ha bía n hu
ido de sp av on do s
de tan to ve ne no qu e les pre cip ita ba en su
s cab eza s. No era
un a casualidad. Los pil oto s ha bía n qu ed
ad o gra ve me nte
enfermos po r el glifosato qu e car ga ba n, al
tie mp o qu e las
aves aprovecharon el pa rat e pa ra an ida r en
las tur bin as de
las avionetas, inutilizando las asp as de las
hé lic es, po r lo
menos, ha sta qu e consigan pe rso na l y los
av ion es sea n re-
parados.
V \ Cuando llegó la ho ra de l desayuno
, los hu ésp ed es se
alistaron pa ra ing res ar al comedor. Te nía
n ex tra ña s ron -
chas en la espalda, brazos, pie rna s y ha sta
en la cabeza. Se
die ron cu en ta que el pro ble ma era genera
lizado. Cu an do
se acercaron al buffet, no tar on qu e pe lot on
es de ho rm iga s
se est ab an haciendo un festín co n el an an
á, las me dia lu-
nas, los huevos revueltos y ha sta ha bía n co
ron ad o co n las
tor tas de merengue. Los litr os de rep ele
nte y ve ne no no
alcanzaron pa ra fre na r tam añ a invasión.

VI I Los tapires co pa ron la pa rad a y no les pe rm iti ero


na
los técnicos sub irs e a las má qu ina s pa ra
co me nz ar co n la
siembra. Er an de ma sia do gra nd es co mo
pa ra co rre rlo s y
su piel era de ma sia do ásp era co mo pa ra ma
tar los . Cu an do
los pro du cto res fue ron a qu eja rse a la sec
ret ari a de ag ri-
cu ltu ra de la pro vin cia pa ra qu e les res ue
lva n el pro ble ma ,
en cu en tra n al fun cio na rio ah orc ad o po r
un a ya rar á qu e se
en ros có en tod o su cu erp o y ya co me nz
ab a a en say ar los
pri me ros bo cad os pa ra su alm ue rzo .

116

También podría gustarte