Por Caminos de Arrieros PDF

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Por caminos de arrieros*

Adaptació n: BEAT RI Z H ELENA ROBLEDO F.


I- cHO\Gtrmán 1-erro M
"' apou 'YI :tnha Raquel Herrc:ra

l
,
Patsa¡e al sur orumte de la corddlera Central. ron Antw qwa R u clnxo < vrr1•u,
do nde aún se con sl!rvan commus de orrreros. arnera rn/ormuntt'

fue el primero en d es pertarse. No e ra s u n ombre nt su


L S AN C RERO
a pod o, a unque e ra muy común qu e los arrieros lleva ran so bre no m-
E bres claros y so n o ros, fác iles d e memorizar, para q ue no se perdie-
ra n las me rcancías. Las jornadas era n muy largas, los ca m inos mu y
mal os. En caso de q ue los produ c tos no llegara n a s u des t ino, s iempre había
por quién preguntar. En s u nombre el arriero dep osi taba la ho nrade L y calidad
de s u trabajo . Es to lo s abía el sangrero , pero prime ro te n ía que pasa r la
prueba, co noce r bien todos los trucos del o ficio, realizar un rito de inic iació n • El arncro una u.lt:nlldall ~ un
eslabón en el de,.Jrrollu
co m o ay udante, que lo llevaría a alcan za r ese grado d e inde pe nd e ncia. a ut o- econó mtC<> nnt:H\nal
no mí a y pres tigi o q ue tenían los bue nos arrie ros . es el título Jt~l truhuJu
reall;ud••
por Gt!rman Fc•rr<l '>ll!dtrra pura
optar al¡<raJo ele amropcJ/al(cJ
Era n las tres d e la madru gad a. No había Llovid o pero parecía. pues la t ie rra l.'nla l'm vnudarl clr l111 ·ltrJn
seguia sud a nd o a ca usa d el peor invierno de los últi mos año y que aún no Traba¡o ele c/otrÚI' purft• I!Hil
versron que• lllff!llltJ l.'ntrc'}IUr rJI
terminaba del tod o. ¡Ave Maria, hombre! No e ra lo m is mo arriar en tiempo lt>cror /u n ntt'\11 dt• una t u m¡•le1t1
seco, eso s í daba g usto. Pero e n invierno , "daban ga nas d e e ncue varl)e vivo, 1' t!XII.'rt.'iU lfl \' t'\/l):l/1 llJII

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PRINCIPALES CAMINOS
A FINES DEL SIGLO XIX


\•

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po rq ue la arrie rí a era en un terre no muy duro '' . . . En invierno todos los
arrieros se q uejaban : "Eh, ho m bre, yo sí soy bobo , por qué tengo que desem-
peñar este destino tan du ro, noooo! Habie nd o tan to que hacer. y cuand o
salíamos a lo seco, decíamos, dejar la ar riería, no! ... Me ue ne que dejar ella a
. Je,
ffil, , JC, . Je '
. . . . ,, .

El tiempo e ra un factor decisivo . Los caminos de herrad ura se po nían in transi-


ta bles, ha bía q ue dejar las mercancías en las bodegas, aumenta nd o el costo de
bodegaje, y si las trans po rtaban, los fle tes se hacían casi Imposi bles de pagar.
las m ulas se caía n co n facilidad y ha bía peligro de q ue la carga se da ña ra.

El sang rero se vis tió: cam isa, p a nta lón y un as ab a rcas, al me nos para empezar
el cam ino; des pués, con e l pantano, e ra mejo r descal zo . Preparó la comid a
pa ra las m ul as. Desde la víspera ha bía dejad o la pa nela machacada en agua
pa ra hacer un a especie de ag ua de panela q ue des pués a rregla ba con salvado.
Pasto, ca ña y melaza con m iel. Las mulas eran las consentid as, ha bía q ue
cuid a r las mu y bien , pues de ellas dependia en gra n part e el éxi to de una
jorn ad a .

Esta vez eran vei nte mu las, todas de un comerciante de R io negro. Era el
segundo viaje que hacía el sangrero . El primer o había sido con co ntraba nd o de 1 Tes umonto de Pedro Ot o~ ~~
ta baco. ¡Tod a un a ave ntura! ¡Pero había j urad o no repeti rl o, por la Mad re de (oacado en t.n~.agad o en
1894 y entreva~ tad o en
D ios! P ues eso de contra ba ndia r era peligroso , daba cárcel y todo. y él no Bolívar LAnuoquaaJ en
q ue rí a arriesgarse. Soñaba con tener un as mulas de su pro piedad y ser inde- novaembre de 1983). en
pendiente, ¡q ue nadie le jodiera la vida! Germán Ferro Medtna . !:.1
arnno : una tdenudad v un
t>slahón t•n el c/(l,{arro llo
M ientras ali mentaba las mulas recordó s u primer viaje: fue con las mulas de un e( o nó mt(·o n(J('tcmal,
páK. 148.
seño r de J ericó, un ho mbre rico , de muchos negoCios. Metía el ta baco dentro
de las g uaduas con ta pas a lad o y lad o para que no se no ta ra . La ca rga de 2 Testtmo nao de Rosalba
M arin (hap ~ nu:ta de
tab aco se esco nd ía tras la aparie ncia de una carga de ras tras. ¡C laro q ue no
amero . nactda en El Pc:ño l
todo el ta baco era de co ntrabandol El resto de las mu las llevaban la carga y entrev!Slada en Medellin
com o Dios ma nd a : en bultos red o ndos, envueltos en cuero de ganado y bien enabnlde 1984 ), en op ctt ,
pag 143
apretad os. E ra un a carga djfícil , pues los bultos hacía n tambalear a las mu las.
Además. el tabaco las e mbo rrachaba: la que no se dejaba ma rear empezaba a J lhíd
hacer bulla con el hocico y term ina ba po r convertirse en m ula ta baq uera . Las
otras a ndaban como pe rd idas hasta que se echa ba n. Ha bía q ue pasar la carga a Geranio Ol'O f ltl , urrterv
otras mu las y po nerlas a andar s in viaje. mformante para t•l tra ha¡tJ d··
Ferro M edma

E mpezaba a cla rear. Se esc ucha ba el ti nt ineo de las o llas en las coci nas, do nd e
las mujeres prep ara ban los alimentos q ue sus hijos o esposos llevarían para la
larga jo rnad a . T enía n q ue ser a lime ntos que d urara n t ie mp o s in dañarse.
Rosalba Ma rín, hij a y nieta de arri eros, cuenta cóm o trataba n el maíz. base de
su alim e ntació n: "[ . . .] se les hacía una cosa q ue lla ma n 'estacas'. q ue co nsis te
en un o cocinar el maíz pe lao en lejía, po rqu e dura muc ho. ento nces des pués lo
muele un o y lo revuelve co n chicharró n de em pella y fo rma las es taqui t as y las
e nvu elve en hojas de plátano y las po ne a cocina r en agua hirviend o ... Eso era
la com ida de ellos porq ue las a repas se les dañaban ( ... ]" 2.

"Se les hacía ta mb ién un a cosa que llama n ' bizcocho de arriero" tam bié n a
base de m aíz. O tros lo lla man ' bizcocho de teja', porq ue se encocaba como una
tejita . . . Ese bizcocho puede d urarles un mes o más sin daña rse [ .. .] "J.

Además de estos alimentos prep a rad os, lleva ba n carne de toci no, frijo les,
pane la, chocolate, are pas y café par a prepa rar en el ca m ino.
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Mientras el sangrero organizaba el caballo donde iría la comida, los arrieros
armaban el "catre'', o sea el fiambre , una cobija, y una muda de ropa, todo bien
envuelto y amarrado co n un rejo sobre el caballo.

¡Ahora a cargar las mulas! Llevan café hasta la bodega de lslitas , para
exportación, y alimentos para surtir los pueblos del camino. El sangrero
observa y ayuda para aprender de un arriero veterano: "Se venda el animal con
la muiera, se carga por el lado derecho , se le coloca la enjalma asegurada por la
retranca para que no se corra para adelante, y asegurada por delante por el
pretal para que no se corra para atrás. Luego se le coloca la lía al primer bulto ,
que es una soga de cuero bien fina, se le abre un bozal; se alza el primer bulto
con la lía, después el otro sostenido por el sangrero y se amarran juntos; luego
se amarran los dos bultos con la sobrecarga, que es una soga más larga, la cual
tiene un cinchón de cabuya que se le pasa al animal por debajo del vientre; al
final del cinchón está el garabato, que es como un gancho de madera fina,
generalmente de guayabo o de arrayán. Por medio del garabato se asegura la
sobrecarga y se aprieta bien fuerte con un nudo corredizo llamado nudo de
encomienda'' 4.

El sangrero pide que repita el nudo, pues sabe muy bien que arriero que no
sepa hacer este nudo no es arriero, ni puede llegar a serlo.

El caporal pasó lista y revisó las cargas: cinco arrieros, veinte mulas: quince
con café y el resto con maíz, fríjol y panela para las fondas del camino. Irán por
el camino de Islitas y si todo sale bien pasarán la noche en la posada de J uanita
Cano.

4 Germán Ferro Medina. op.


El caporal era como el jefe: pagaba a los arrieros, hacía la lista de la población
cit .. pág. 138. a la que había que llevar y traer mercancías, señalaba rutas, sitios de hospedaje

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MAPA F:SQCEMA TICO DEL DESPLAZA~ ! E"'iTO
DE LA A RRIE RJ A POR LO S DlFERENTES
l"GE ECO~OMICO .

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y duración de las jornadas. Era también el responsable de la entrega de la
carga, con sus recibos y remisiones.

El sangrero se fijó que todos llevaran su carriel, incluso él, que llevaba el que
había sido de su abuelo. Quería ser buen arriero , y sin carriel no se podía.
Llevaba la aguja de arria para remendar algún aparejo que se rompiera, o su
ropa, pues nadie estaba libre de accidentes. Había echado un rollito de cabuya,
clavos de herrar, martillo y tenazas ... y hasta una botella de aguardiente de
anís que había sacado de la tienda del tío sin que se diera cuenta. La verdad es
que uno que otro traguito en el camino rio le cae mal a nadie [ ...]

Eran las seis de la mañana y el inicio de un viaje que duraría días, hasta meses ,
pues la intención era hacer el "viaje redondo", o sea, ir y regresar con carga
hasta que las mulas no dieran más. El caballo y el sangrero adelante, detrás la
recua de mulas bien cargadas y los arrieros a pie dispuestos a todo.

"En el camino se encontraban con los otros que iban de aquí para allá y de allá
para acá y ahí era el peligro. Cuando el muchacho que iba en el caballo veía de
lejos que venía una recua de mulas tocaba la corneta ¡ta, ta, ta! avisándoles a
los que venían y a los que iban, pa'que los arrieros se dieran cuenta y se
alistaran por el asunto de que esos caminos eran muy estrechos y si una mula
con otra se encontraban cerquita, un bulto le daba a otro bulto y se echaban a
pelotiar y había peleas en esos caminos por eso[ ... ] "5.
s Testimonio de Juan Ciro
(t rab aj ad o r en los caminos. Los arrieros, siempre pendientes de que las mulas no se fueran a resbalar o a
Nacido en Bolívar en 1907 caer por un abismo, requintando la carga, ajustándola cada vez que se
y entrevistado en Medellín
en noviembre de 1983), op. aflojaba, cuidando celosamente de que no se fuera a perder o a dañar, pues de
cit., pág. 136. la calidad de su trabajo dependía que hubiera más. Trabajaban casi siempre en
6 Testimonio de Hernán muladas grandes, de las cuales no eran propietarios, y era allí donde aprendían
Galeano (nacido en Sonsón el oficio, se iban perfeccionando hasta que lograban ganar algún dinero para
en 1923 y entrevistado e n
Nariño [Antioquia] en
así comprar mulas y hacerse independientes. De sangrero pasaban a arriero y
septiembre de 1984), en op. de éste a caporal.
cit. , p ág. 152.

Continúa el viaje. El sol empieza a bajar~ las mulas y los arrieros necesitan
Para el viaje. el arriero necesita comer y descansar. Desde la posada se sabe que llegan, por la bulla y el
arreglar cada una de sus cargas.
griterío. Juanita Cano se sonríe al oír a lo lejos las palabrotas. Ya se
acostumbró al vocabulario de los arrieros, todos unos mal hablados. Se
acordó de la anécdota del cura, que le había contado un arriero una noche:
"Y o me acuerdo, en un camino que iba para el pueblo un sábado y así en la
mitad del camino se había quedado un sacerdote diciendo misa, pero no, muy
lejos, bastante lejos iba yo, se me cayó una mula por allá y me alcé la bata a
decir lo que no debía decir, pero yo contando que iba solo, pues cierto en una
vuelta me destapé y dije doscientas mil cosas y groserías, cuando de pronto el
\ padre detrás de mí y me dijo: ¿yo con mi hijo bravo? Padre, sí, muy bravo, es
que esos animales hacen dar mucha rabia. Y entonces el domingo en misa se
destapó y dice: Yo no conozco boca más sucia que la de los arrieros, y se
destapa tirándoles a los arrieros [ ...] "6.

Si no es mentándoles la madre, las mulas no andan. )

El caporal había escogido esa posada, no tanto por las delicias que preparaba
J uanita Cano, sino porque allí había buenos potreros para las mulas. Eso era lo
importante: que las mulas comieran hasta que se hartaran; así les rendiría más
el resto del camino. Era bueno llegar donde les sirvieran, pero muchas veces les
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ANTIOQ UIA. CAM I NO D E IS LlTAS . - - -
TOMADO DE: AR C HIVO HI STORICO NACIONAL Ma¡HJLcca6 rd 1:\ 1904

había cogido la noc he lejos de una posada. Entonces busca ban pot re r o~ y
armaban una to lda [ ... ] "poníamos el lienzo e n una manga a la orilla del
cami no, hacíamos un d ormitorio más buen o que el be rriondo y dormíamos y
hacíamos de co mer( .. . ]" 7_

U na vez e n la posada, descargan las mulas. las llevan a pas tar. y e ll o~ a comer y
a tornarse unos tragos bien co nversados. Es el e nc uentro co n lo · demá$ arriero
que vie nen de otros puebl os, e l es pacio nocturno de la tertulia . la charla , la
anécdo ta. La tradici ó n oral d e los camino se recrea en estas noches de reposo y
e~parci mi e nt o, donde se hacen a mjgos y ene migos [ . .. j " mu y bue no!l ami.!_Ws
todos. nos co nocía mos todo!l, ge nte de a rr iba y del valle. arrie ros que no~
juntábarno ..;, salíamos con carga y todo eso, por todas partes andúbamo~
bue no. Muchas veces nos la rgúhamos a lomar trago. ba ~ tan t c. porque eso
daba mucha brcgu emborracharse. y en ton cc~ de pronto . p c leáham o~. no ~
sacá bam os hasta sangre. y todo por cua lqu ier pend ejada de bo rrachera. y f ~:,tlllltl l lhl lk ( t l' J ,IJll"

h th,t' " l 1rlllh•"


después, ho mbre. pero vea. no~o tro~ anoche c.:o n ese perc4 ue. homhrc! ¡/\h ( ) ">rtll
n.tlld t• lll Jc:n, ,, l'fl 1 ,, . '
brutos que so m o~. no, no! Vamos a ayudarn os a trabaj a r. mu c ha ch o~. cam ine 1,'1\ (1 1:\ l'l ol d ll l'l l 1 J t'<fl lfll, l
a ve r. es 1o rn 1. !) mo. . . " X. l'll · •!-!•"111 dt• f'Jll.-1 1 t' l l 1 .,.

,, 11·' 1! 1"-

Luego a dormir e n lo~ co rred ore~ de la casa como Slcm r>rc "[ .. 1. P oní am o~ la • 1 ~·,umr>l1111 .l\' (ot'l rltl•
carga y dormíamos e n el corredor y todos no~ o rg.an i;á harn o~: u.sted aq uí <.:on (""''" ~··¡ .'/' oll
~ u tolda , ~ u~ d ic'l o vejntc cargas de aquí para allí. y yo de a4ui para allú e r-·~ '-;.¡

íbamos re partie nd o todo ahí. 1odo lo res pc tábamos.lu plata de lo!-- gasto:-. de la
;¡ f t ' '\ 1111\IJII;I Jt• l t t'l ' " ''''
mula, nadie toca ba nada , ahí amanecía la plala y aman cci t~ de tod o y eso en la (),411111 l'll ••,, ti

oril la del camino l- . .]" 9 . l'·'t: 1" l

4l)

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El sangrero no resistía los pies. Sacó la vela de cebo que traía en el carriel, la
calentó y se la untó, luego les restregó un limón. ¡Qué alivio! Había aprendido
que era la mejor forma de cuidarse los pies para que no se pelaran, sobre todo
. .
en mv1erno.

Con el primer canto del gallo, los arrieros uindependientes" organizaro n las
mulas y continuaron el camino. Para ellos no había mucho problema, pues
con sus mulas propias se dedicaban a abastecer los pueblos con mercancías y
prod uctos alimenticios.

Para los no independientes " la cosa era más jodid a", pues manejaban recuas de
mulas muy grandes, de treinta a cincuenta, al servicio de algún acaudalado
comerciante, a quien tenían que respo nder por tod o: por las mulas y la carga.

E ra un oficio duro, pero por fortuna bien sabido. Los arrieros más viejos
llevaban en la sangre la tradición de cuatro siglos de transitar por los caminos
de Antioquia. Antes las rutas eran otras. Ahora, al finalizar el siglo XIX y
comenzar el XX, casi todos se dirigían al sur y al suroeste, porque .era allí
donde "estaba la movida", debido al desarrollo de la producción cafetera.

Eran jornadas muy largas, que se fue ron disminuyendo a med id a que se fue
constru yendo el ferrocarril y posteriormente las carreteras.

Con el contrato de la carga, los arrieros recibían el pago, que consistía en un


flete por carga de cad a mula. Como casi nunca compraban la carga
directamente sino que la llevaban por encargo, conseguir buenos fletes se
convirtió en aspiració n y reto para los a rrieros:
"[ .. .] Llegué allá una vez. Me dijo: te tengo un viaje pero está malnquito. Y le
dije: con tal que tenga flete, no l'iace. Y me dijo: la planta eléctrica para el
Carme n d e A trato. ¡Ay señor y señora bendita! ¡N os tocó llegar un domingo y
se vin o todo ese Carme n con garrafones de aguardiente, y nosotros que éramos
más pi peros, ave M aría! ¡Pe ro era mu y bueno y había mucha plata y vivía uno
muy bueno!" 10.

El ap rendizaje del sangrero aún no terminaba. Antes de hacer su tercer viaje


tuvo que aprender que los bultos debían pesar cerca de 75 kilos cada uno y que
debía n ir cubiertos por el en cerado, un lie nzo que los protegía de la lluvia. Que
de acuerdo con la mercancía la carga podía ser redonda, cuadrada, angari-
llada, de rastra y tureguiada. De esta última no había visto nunca, pero sabía
que se trataba de varias mulas en fila india, de dos en adelante, llevando la
carga como e n fo rma de camilla, provistas de unas varas de guadua muy
largas. Se usaba para cargas excesivamente grandes y pesadas.

Pronto llegarían a la fonda d o nde debían descargar las primeras mulas. Lo


más seguro es que allí consiguiera n más mercancía, pues en las fo ndas siempre
había mucho movimiento. Con el tiempo se fueron convirtiendo en el centro
de reacti vaci ó n del mercado, d o nde se dinamizaba la compra y venta de los
productos, y hasta se otorgaban créditos para nuevas cosechas.

Así , durante todo el movi mie nto comercial anti oqueño, desde mediados del
siglo XVI hasta el X I X, la a rriería se convierte en el soporte de una gran
circulación de productos. Abastece con mercancías a los pueblos, lleva pro-
IU Tes1imon 1o de Pedro
ductos de expo rtación a los centros de acopio o distribución, trans porta
Diosa. en op. cit.. pág. 185. mercancía importad a, abastece los pueblos mineros, surte a fondas y tiendas.
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Por fuera de esta red comercia l, Ia arriería participó en el contraband o de
mercancías y productos, con un movimiento intenso y riesgoso, pero muy
utilizado, en especial con el oro , los licores, el ta baco, y más tarde el café. Se
contrabandeaban también los productos de prohibida impo rtación, como las
telas, los tabacos habanos y aquellos productos que se estaban comenzando a
fabricar localmente . El contraband o res ultó siempre muy rentable por el alto
costo de los fl etes. Legalmente se transportaba de todo. Desde "delicados
huevos, hasta las pesadas mesas de billar" 11. T od o tipo de productos alimenti-
cios para abastecer el mercado interno y hasta Jos más refinados artículos de
lujo importados de Europa.

S in embargo, d os prod uctos mantuvieron un transporte cont inuo por parte de


los arrie ros: el o ro y el café, porque lograro n superar la razó n valor f peso y
fuero n los dos grand es productos de expo rtación que tuvo Antioqu ia.

También se tra ns portaron personas, que viaj aba n en mula d e si lla, con t.:n
a lquiler más costos o que e l de la mula de carga. No sólo se usaron mulas para Atuendo tradicional del arriero:
machete. poncho. delantal y
cargar; también se utilizó el buey. Se usó primero por s u gran resiste ncia y somhrno.
capacidad de andar por caminos muy mal os. Co n el tiempo, fue reemplazado
por la mula , que era m ás rápida.

"[ . .. ] A m í me tocó arr iar bueyes, y la diferencia del buey con la mula es que en
la arriería de bueyes hay que madrugar, po rque el buey casi desde q ue está
haciendo sol no trabaja, se cansa [ ... ] "Lo que tiene el buey de malo es que le
rinde menos el camino, el buey anda muy despacio [ ... ] "12.

'•
* * *
La histo ri a de los arrieros no es un a rueda suelta. Con su oficio cumplieron un
papel esencial en el desarrollo econó mico antioqueño . De allí que el autor
enmarque su investigación en la historia econó mica de Antioquia, la cual
reco nstruye a partir de tres eleme ntos bás icos, estrechame nte artic ul ad os: la
minería, la agricultura y el comercio, para concluir en los comie nzos del
desarroll o industrial. El hilo conductor es el transp orte, el cual se realizó en la
Gran Antioquia 7 duran te más de trescientos años, a lo mo de mu la.

La minería. El territorio a nti oq ueño se co nstru ye y se puebla a parti r de


peq ueños distritos dispersos, cuya acti vidad es la explo tación de peq ueños
yaci mientos auríferos. Con base en la minería oc urren las primeras oc up acio-
nes y el desarrollo y florecimiento de los prime ros asentamientos antioqueños.
Se establece una vida eco nó mica s ustentad a en el labo reo de las minas,
especialmente en el no rte y nordeste de Antioquia. Santa Fe de Antioquia se
convierte en la villa capital y centro de todas las operaciones.

La minería, actividad pred o minante has ta fi nes de la colonia, crea una a lterna-
tiva de trabajo lib re e indepe ndiente ':1 con una alta movilidad . El o ro como tal
no ge neró riqueza; Jo hizo sólo e n la medida en que pudo se r exportado y
comercializad o; es decir, trans portado a lo mo de m ula. Es así como s urge un a
clase mercantil q ue se encarga de come rcial iza r el oro y a la vez de abastecer el ,, c.crmá n t-erro Mcdr nH, llf'
me rcado de co nsumid o res. O sea, surge un comercio inscrit o en la eco ri om ia l'll . . pág. 199.

minera que determinará y fijará las vías de comunicación, esta bleciend o


12 Tcstrmo nío de Hcrnc\ n
caminos y ru tas que se irán dese nvo lviend o en torno a la actividad au rífera y a (ialcano, en op t' lf •
la arrie rí a. Un ejemplo de esto es Cancán, que se co nvirtió en centr o impa r- págs 223-224

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tante por ser estación en el camino, zona de abastecimiento hacia los centros
mineros de Zaragoza y Remedios, y lugar con buenos potreros para los
animales de carga.

Como este comercio lo realizaron los a rrieros, terminaron p or confundirse en


un solo concepto arriero y pequeño comerciante. "Por donde se des plazaban
los centros mineros, detrás llegaban los arrieros, transportando todo tipo de
mercancías, proveyendo las fo ndas o tiend as y el comercio[...] " 13.

Un segund o momento es el comercio. A finales del siglo XVIII, con la


construcción de bodegas en Puerto N are, Rionegro pasó a ser centro de las
actividades comerciales, desplazando a Santa Fe de Antioquia, cuya actividad
minera había entrado en decadencia. La extensión de nuevas rutas del Magda-
lena o hacia el interior convierten a Medellín y Rionegro en los primeros
centros de comercialización . El comercio exterior fue fundamentalmente de
importación, ya que el oro continuó siendo casi el único artículo posible de
exp ortar. Durante el siglo XVIII y mediados del XIX, la actividad comercial
en Antioquia se centra específicame nte en el transporte de artículos de impor-
tación, creánd ose un movimiento tan dinámico, que fueron los antioqueños
quienes controlaron básicamente estas transacciones.

Es en esta época cuando surgen las bodegas, situadas en los puertos del
Magdalena, o de un afluente hacia el interior, en donde se guardaban las
mercancías en espera de una recua de mulas para ser transportadas al centro
del país. Las bodegas tuvieron gran importancia, porque de su ubicación
dependió la creación de nuevos caminos. Se demuestra aquí cómo este desen-
volvimiento comercial fue, no sólo la escuela para que los arrieros perfeccio-
n aran su oficio, y se consolid a ran como sop orte de toda la actividad comercial,
sino que permitió , además, desmontar la cerrada economía colonial y la
acumulación de capital por una elite comercial.

"La actividad llamada a perturbarlo tod o fue el com ercio. El


desarrollo del comercio produjo las mayores transformaciones
[ ... ) rompió la base económica natural y cerrada en que se
guarecía la quietud, profanó la abulia colonial. integró regiones,
y pueblos, alentó la construcción de caminos y la nav egación,
consolidó ciudades comerciales, p uercos, bancos y casas mer-
cantiles y unió a Colombia con el mundo " 14.

Com o una tercera etapa en la diversificación económica de los comerciantes,


surge la agricultura de exportación .

A raíz del crecimiento de la población y de la necesidad de encontrar tierras


culti va bles, los antioqueños se desplazaron hacia el sur y el suroeste. Ocurre la
llamada colonización antioqueña.

13 Germá n Ferro Med ina, op. "Est a colo nización no es espontánea, es fruto de unas necesidades concretas de
cit., pág. 3 1. presió n por la tierra, donde la elite comercial no va a estar ausente. Es más, va a
impulsar este fenómeno colonizador [ .. .] "La búsqueda de un cultivo de
14 Gonzalo España, w s
radicales del siglo X 1X. expo rtació n fue el mayor interés de esta elite comercial[. .]" 15.
Escri1os p olíticos. El )
Áncora Editores, 1984.
Citado por Ger mán Ferro Este p roducto fue el café.
Medina.

Con el desplazamiento del comercio hacia el sur y el suroeste, el camino que


JS Germán Ferro Medina, op .
cit.. págs. 57-58. at raviesa oriente empieza a prolongarse en una red infinita de caminos de
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Las cargas, según su contenido y tamaño, se amarraban de esta manera a los caballos para recorrer
los largos caminos de herradura.

herradura. La arriería se concentra entonces en esta zona, transportando café


hacia Medellín y el Magdalena y abasteciendo estos nuevos pueblos, que
empiezan a tener un elevado nivel de ingresos, comprando toda clase de
artículos importados y producidos en el país.

Con la aparición del ferrocarril , los arrieros emptezan a ver limitado su


trabajo, pero , sin embargo , continúan siendo útiles, sobre todo para conectar
el ferrocarril con los pueblos donde éste no llegaba.

Con el procesamiento del café, se empieza a generar una industria cafetera, la


cual produjo una demanda de maquinarias relacionadas con la elaboración
del grano. Se importaron trilladoras, despulpado ras, ruedas pelton , lavado-
ras, plantas eléctricas, etc. Aquí también estuvieron presentes los arrieros
haciendo la conexión desde dond e terminaba el ferrocarril hasta los pueblos y
parcelas.

Hacia 1930, con la extensión de las carreteras, los arrieros d ivis an el fi nal de su
camino: el transporte a lomo de mula empieza a ser cosa del pasado.

* * *

"No hay progreso porque no hay caminos.


n o hay caminos porque no hay progreso·· 16.

Durante más de trescientos años las vías de comunicación en Antioquia, y en


general en Colombia, fueron los caminos.

A partir de las crónicas de los viajeros que durante siglos recorrieron el país, es
posible reconstruir un pano rama vial, que resu lta bastante desalentador hasta
finales del siglo XIX, y que co ntribuyó a entorpecer el desarrollo y el adela nto
del país.

En Antioquia, específicamente, la abrupta top ografía y los rí os poco navega-


bles hicieron que se dificultaran aún más el acceso a los centros productivos y
el movimiento comercial. 16 I bíd .. pág. N .

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"[... ] Desde el principio un hilo conductor agrupa los intereses del mundo
comercial, eje de la historia antioqueña: la construcción de caminos para
a bastecer las minas, para desarrollar el comercio, para expandir la frontera
agrícola, para comunicarse con nuevas vías por el exterior" n.

Antioquia no tuvo una política central de gobierno respecto a la creación,


extensión y mantenimiento de los caminos. Estos fueron surgiendo a partir de
las necesidades económicas, generalmente construidos por los mismos comer-
ciantes interesados en abrir nuevas rutas.

Para mayor comprensión del lector, exponemos los mapas que muestran los
principales caminos con que contó Antioquia, ya para el siglo XIX, y por los
que transitaron los arrieros. Se destaca el camino de lslitas, el más antiguo e
importante, y donde Ferro Medina recopiló los testimonios de los arrieros.

***
" Los arrieros, paulatinamente convertidos en los portadores de
una cultura, cuyos elem entos definen contenidos vitales de Jo
que es el hombre de esta región " 18.

Dos elementos conforman el proceso de aprendizaje del arriero: el trabajo y la


familia.

"[ ...] Yo me retiré muy temprano de la escuela, dejé de estudiar para dedi-
carme a trabajar, porque en ese tiempo no se pensaba tanto en el estudio, sino
en una mediana preparación, y vamos a trabajar, y a uno eso no se lo impedía el
papa,, m. nmguno
. [ . . .]" 19.

Las posibilidades de trabajo para el antioqueño eran reducidas: la minería, la


agricultura o hacerse comerciante. En el comercio se daba la posibilidad de
una mayor adquisición económica y de un ascenso social. "El arriero es el
pequeño comerciante donde el pueblo encuentra una primera referencia, un
primer escalón en la adquisición de riqueza" 20.

En el ejercicio del oficio, el arriero se fue perfeccionando y aprendiendo todos


los trucos necesarios para hacer un trabajo práctico y eficaz. Este oficio se
transmitió de generación en generación. El abuelo le enseñaba al hijo, y éste a
su hijo. Pero no le enseña ba sólo un saber técnico. A través del trabajo y la
institución familiar se fue transmitiendo una forma de ser y hacer las cosas que
con el tiempo se transformó en unos valores, unas costumbres, una mentalidad
y unas actitudes específicas.

Aunque sólo queden unos pocos arrieros, narradores orales de su historia, el


arriero no podrá ser olvidado. Al conformar una identidad tan definida y a lo
largo de tantos siglos, su presencia se hace sentir en el hombre antioqueño de hoy.
17 lbíd .. pág. 8 1.
El análisis antropológico de la investigación se orienta preci samente a la
111 1bid .' pág. 292.
concreción de unos elementos que conforman la id.e ntidad del arriero, para
19 T estimonio de J esús
Velásq uez (arriero de
luego ser proyectad os al hombre actual de esta región. Así, la idiosincrasia del
Amagá). en op. cir .. antioqueño no es gratuita ni espontánea, sino producto de ese próceso histó-
pág. 228. rico , donde el arriero es una presencia permanente e importante en la confor-
20 Germán F o rero Med ina, op . mación de dicha identidad .
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El primer elemento es el trabajo, considerado como algo constit utivo de la
vida del arriero . La arriería no era un oficio esporádico que se hiciera por
capricho; era una vida entera entregada a ésta. Trabajo constante, esencial
para la supervivencia, duro y agotador, que exigía un esfuerzo físico, habilidad
manual y sentjd o práctico. Trabajo ejercido con dignidad y orgullo :

"[ ... ] arriero fui desde que pude con el bulto , ¡carajo!, hasta que tuve que
largarlo ya ( ...] "21 .

" Yo andé mucho con las mulas, yo dije, hombre, destino que s1 yo hoy
pudiera , estaba pegado a las mulas, a yo me encantó" 22.

Este trabajo ejercido con actitud casi religiosa tenía una motivación funda-
mental: la adquisición de riqueza. Se trabajaba para co nseguir dinero . El
trabajo garantizaba una estabilidad y la posibilidad de un ascenso social, hasta
alcanzar independencia económica. Esta independencia es otro elemento
básico de la identidad del arriero. Aunque muy pocos se hicieron ricos. sí
Lograron realiza r su trabajo con Libertad. Como se dijo antes, el mayor anhelo
de un arriero era conseguir sus propias mulas, trabajar por su propia cuenta.
Para lograr esta meta había que moverse. Aquí aparece un tercer elemento: la
mo vilidad . "La riqueza hay que buscada y está en el movimiento , en el es pacio
de la circulación , en e l comercio, en la especulación de precios con los produc-
tos, en las tarifas de transporte, en el abastecimiento de minas, fondas y
Recua de mulas cargadas
pueblos, en Ja compra y venta de mercancías , en un ir y ve nir incesantes'" 23. emramlo a Medellin.

El arriero es un caminante , y era en el camino dond e realizaba su trabajo. Esta


movilidad , este dinamismo es propio además de la economía antioqueña.
Antioquia se creó a partir de un continuo movimiento . Movimiento durante la
época minera, movimiento durante el comercio de importación, desplaza-
mientos durante la colonización agrícola. U na imagen podría sintetizar este
proceso histórico : una recua de mulas cargadas con toda clase de mercancías,
un arriero caminando a su lado y un infi nito laberint o de caminos.

A raíz de este permanente ir y venir, el arriero va reforzando otros dos


elementos que complementan los caracteres de su identidad : pragmatis mo y
dualismo.

El arriero tiene un sentid o práctico de la vida en todas sus actit udes. La


inmediatez, la improvisación, la agilidad que adquiere para resolver los pro-
blemas en el camino , lo hacen práctico. No se detiene a reflexionar, ni a
teorizar; va haciendo lo que tiene que hacer, lo que le signifique utilidad o
beneficio. Esta noción de pragmatismo es amp li ada a la elite a ntioq ueña:
pragmatismo expresado en su posición política de convenie ncia, y a las clases
populares, más directame nte descendientes del arriero, com puestas por per- 21 Tl!~t, m<>rHo ~k A lberto
M a rt inc t ( tHI~Iúo en 1 1
sonas simples y trabajadoras. Peñol l!n 1t!99 )
ent re' '"t ado en h.t 'c r~·d.t de
El Pe ñokuo. en el
Finalmente se entra a analizar el dualis mo. D os espacios culturale claramen te
m umctp to del l'cñol en
diferenciados: el camino, donde el hombre se mueve, en plena libertad . tra- abn 1 de 1984 ) en ofl '11
baja, hace d inero, se divierte, con sigue mujeres y bebida. Por otro lado, la pát?. 252

casa: allí está la mujer, siempre al cuidado de Jos hijos, sostén del vínculo n 1e~um<lOHl de ( ,crJrd(l
matrimon.ial, la mujer que permanece, que siempre es tá ahí. O:.ono. en u¡• , 11 •
pág . 154.

Este dualismo conforma una cultura esencialmente machista, donde la mujer 21 Germán F-erro M cútnu, 1J{'

está mirada y valorada a partir de este espacio masculino. La imagen de la (' 11• • pag. 2M

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mujer termina proyectada en el único elemento femenino de ese espacto
masculino: la mula.

Continuando la estructura dual, el arriero ve en la mujer la imagen que tiene de


la mula. Para el arriero la mula es maldita, tiene pacto con el diablo. Existe la
creencia de que toda mula es una mujer metamorfoseada por haber tenido
relaciones con un sacerdote, difundida en el occidente y suroeste de Antioquia,
por el contacto cercano que tiene esta zona con el Pacífico y el occidente
colombianos.

Son varias las comparaciones entre la mujer y la mula que se encuentran en los
testimo nios de los arrieros:

" La mujer es muy rebelde, entonces por eso la compara uno con
las mulas, que hay mulas muy rebeldes, y conozco muchas
mujeres que llegan ahí a hablarles y tiene que ser a los gritos y
dándoles madera, por cierto, y ento'!ces la mula por eso la
comparan así, porque la mula es grftele y grítele y nada, tiene
que decirle feo, mentar/e la vieja, y corra a darle madera, por eso
es que muchos comparan las mujeres eon las mulas " 24.

Es, pues, una cultura esencialmente dualista: hombre-mujer, camino-casa,


trabajo-ocio, donde los valores se mueven de extremo a extremo, logrando
equilibrarse en la movilidad. Se hace extensivo este dualismo al antioqueño
actual, el cual se mueve entre polos extremos: un juego permanente entre lo
tradicional y lo moderno, lo viejo y lo nuevo, el caos social y las formas más
depuradas del civismo etc., en el que al final hay una constante: el trabajo
permanente, laborioso y honrado.

Como una especie en extinción, al arriero lo fue desplazando el progreso, lo


fue haciendo a un lado del camino, implacable como siempre; primero los
rieles borrando las huellas de los cascos y las herraduras, al final las carreteras.
Pero a pesar de esa usurpación que les hizo el tiempo, aún se oye el repicar de
una mula en el eco legendario de la historia.

Los caminos de Antioquia, borrados ya del mapa, son hoy escenario de una
tradición recreada oralmente que, en su retorno hacia el origen, recupera al
hombre que los recorrió en su andar anónimo , construyendo una identidad.

24 Testimonio de Hernán
Galeano, en op. cit.,
pág. 279.

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