Noguera - Cerámica Clásico

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“El Horizonte Clásico”

p. 83-98

La cerámica arqueológica de Mesoamérica


Eduardo Noguera Auza

México
Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto de Investigaciones Históricas
1965
416 p.
Ilustraciones y cuadros
(Primera Serie 86)
[Sin ISBN]

Formato: PDF
Publicado en línea: 21 de febrero de 2024
Disponible en:
https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/095
/ceramica-arqueologica.html

D. R. © 2024, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de


Investigaciones Históricas. Se autoriza la reproducción sin fines lucrativos,
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por escrito de la institución. Dirección: Circuito Mtro. Mario de la Cueva
s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510. Ciudad de México
11. EL HORIZONTE CLASICO

'El Horizonte Clásico se ha denominado así porque en este momento las


culturas de Mesoamérica llegaron a su mayor apogeo y fue entonces cuando
se construyeron los grandes centros urbanos de gran desarrollo y magnitud,
a la vez que se experimentó un cambio también brusco en la cerámica. En
algunos aspectos, se nota una evolución de la cultura Preclásica, pero con­
forme se desenvuelve este horizonte, nuevas formas de vasijas y diferentes
tipos de figurillas hacen su aparición.
Por lo que se refiere a los estudios de cerámica, puede considerarse como
la primera clasificación, la emprendida por el ingeniero Carlos l. Betan­
court, que se publicó en la monumental obra La poblaci6n del Valle de
Teotihuacán. 69 Esta clasificación incluye las formas de vasija, que agrupa
en jarros, vasos, ollas, cajetes, patojos, que corresponden a dos tipos: rituales
y domésticos. En este mismo estudio, Betancourt se refiere a la estructura
del barro, y la decoración que ya desde entonces se consideraba como antro­
pomorfa y zoomorfa. En cuanto a la técnica observa que hay modelada,
raspada, pulida y grabada, sobrepuesta, calada, punteada, toda rebajada y
punteada. No obstante que en esa época, 1922, los estudios sobre cerámica,
y sobre su técnica de manufactura, no eran muy desarrollados, este autor
hace atinadas observaciones respecto a este producto que consideró, como
obra de una sola época, sin hacer distinción de periodos. Además, incluye
entre las formas, las pequeñas vasijas miniaturas que le da el nombre de
juguetes.
Un segundo trabajo descriptivo, publicado también en la misma obra,
corresponde a Cevallos Novelo, relativo a los pequeños objetos llamados
"candeleros" que han constituido un enigma respecto a su verdadero signi­
ficado. Cevallos hace un estudio muy detenido y considera que su forma más
constante es un paralelepípedo irregular con dos cavidades y decoración
modelada, rallado, raspado, zoomorfo y antropomorfo. 70
Respecto a las funciones de estos objetos, fueron considerados como can­
deleros por los primeros españoles, debido a su forma peculiar de tener dos ca-
69 Camio, 1922.
70 Camio, 1922.

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vidades y al hecho de que algunas comunidades indígenas lo usan para esas
funciones. Cevallos Novelo hace un estudio y análisis de los residuos encon­
trados en algunas de estas cavidades con el resultado de ser copal; por lo
tanto, tal parece que esos "candeleros" servían para incensar, constituyendo
en realidad, verdaderos incensarios. Hay, además, pequeños objetos que se
han denominado porta-ofrendas, son semejantes a los candeleros, general­
mente de forma de animal que se destinaban para ofrendas semillas y
chalchihuitls y hay además en pequeña cantidad, sellos de barro, repre­
sentando a Tláloc.
Especialmente en Teotihuacán, son muy abundantes en varios lugares
de la zona unas pequeñas piezas de barro en forma de flores, frutos, ore­
jeras, penachos, caracoles, conchas, rostros humanos, cabezas de buho, mari­
posas, comisas, jambas y otros elementos arquitectónicos. Estudios al
respecto han demostrado que son parte de los grandes braseros, representando
templos y que han sido encontrados en Teotihuacán y en Azcapotzalco.
La primera investigación de carácter estratigráfico que se hizo en Teo­
tihuacán como parte del estudio integral, de las investigaciones acerca de
la población del Valle de Teotihuacán, la citada obra incluye un estudio
sobre la estratigrafía y secuencia cultural, hecho por el ingeniero José Rey-
gadas Vértiz.
El estudio consistió en practicar más de veinte pozos estratigráficos en
diferentes lugares de la zona arqueológica. Se abrieron pozos en la Ciuda­
dela, en varios lados de la Pirámide de la Luna, en el pueblo de San
Sebastián, en la estación del Ferrocarril de las Pirámides, lo mismo que en
la del Ferrocarril Mexicano y en los Subterráneos. Estos pozos comprendían
25 metros cuadrados, divididos en capas de 25 centímetros, y se continua­
ron hasta llegar a la toba o terreno estéril. Se tomó en cuenta la cantidad
y peso de los fragmentos en cada capa y se estableció la división entre la
cerámica lisa y la decorada. 71
Las conclusiones principales a que llegó este investigador, fue que primero,
en Teotihuacán hubo dos épocas de máxima habitabilidad y, segundo, que
la cultura azteca existió al mismo tiempo que la teotihuacana, aunque en
menor proporción. Sin embargo este hecho no se registró por lo que se refiere
al centro ceremonial de Teotihuacán, ya que en los pozos practicados en
este perímetro aparece solamente cerámica teotihuacana; en cambio en los
que se abrieron fuera de la zona residencial, sí aparece cerámica posterior,'
o sea Mazapa, Coyotlatelco y aún la azteca, como se ha comprobado poste­
riormente. Este hecho quedó confirmado después a consecuencia de las
excavaciones que hizo el investigador sueco S. Linné.
En 1924, el doctor A. L. Kroeber, emprende una serie de exploraciones
de carácter estratigráfico en el Valle de México a que ya nos hemos referido,

71 Gamio, 1922.

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a fin de estudiar el Horizonte Preclásico, como fue Copilco, Cuicuilco,
Zacatenco, Ticomán y otros. Los estudios que llevó a cabo en Teotihuacán,
comprendieron el examen de la cerámica encontrada en el túnel este de la
Pirámide del Sol. Este estudio es anterior al que se emprendió cuando fue
practicado el t6nel con vista al poniente, y que dio resultados algo diferentes.
Las conclusiones principales de las investigaciones de Kroeber, señalan
que hay una gran abundancia de cerámica con decoración roja y amarillo,
la que excede a la de rojo y blanco. Hay, además, cerámica de tres y cuatro
colores. Junto con lo anterior, distingue otros métodos decorativos como
es la incisión, y bordes dentados. Sin embargo, Kroeber no identifica la
�árnica que él considera como policroma, la que en realidad es decoración
negativa y que es tan abundante y típica en los túneles de la pirámide del
Sol. 72
Formando parte de la serie de excavaciones que llevó a cabo el doctor
Vaillant en la Cuenca de México, figura Teotihuacán, en donde exploró
en 1931 y 1932. Sus investigaciones se reconcentraron en el Grupo "5"
situado en el lado poniente de la pirámide de la Luna, en San Francisco
Mazapan alrededor de la Ciudadela y en otros lugares de la zona. 73 El
estudio de las exploraciones del Grupo "5" le permitieron señalar tres
periodos o fases. En el primero se observa un predominio de la decoración
pintada sobre la incisa. Esta cerámica aparece en los adobes de las construc­
ciones. Sigue una fase intermedia en que se nota una mayor cantidad de
decoración incisa y mucha cerámica negra. Estos restos aparecen en los
cimientos de los pisos y fuera de los edificios. La tercera fase se distingue
en que la cerámica gris reemplaza a la negra y viene acompañada de las
figurillas tipo "retrato". Esta cerámica se encuentra sobre los pisos.
Desgraciadamente, por diversas causas, la investigación total y completa
del doctor Vaillant, no ha podido ser analizada, debido a su muerte pre­
matura, ya que todas sus notas de campo y otros materiales fueron llevados
al Museo de Historia Natural, de Nueva York, pero no se han podido
estudiar íntegramente hasta la fecha. Más adelante nos referiremos nueva­
mente a estos estudios. Sin embargo, no todo se perdió, porque el profesor
Armillas, cuando obtuvo la beca de la Fundación Guggenheim, en 1947,
tuvo acceso a las notas inéditas del doctor Vaillant. Concuerdan bien con
los resultados obtenidos por este último en sus excavaciones de 1942-43,
según él mismo lo manifiesta. H
Antes de que Vaillant terminara sus exploraciones en Teotihuacán, tuvo
conocimiento de un nuevo tipo de cerámica de un tipo intermedio entre
la cerámica propiamente teotihuacana y la conocida como típica azteca.
72 Kroeber, 1925.
n Vaillant, 1932.
1, Armillas, 1950.

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Esto ocurrió en el pueblo de San Francisco Mazapan. Allí hizo una exca­
vación inicial y descubrió la cerámica que más adelante Linné reconocería
como la llamada Mazapan. Esta misma cerámica fue encontrada también en
San Sebastián en la misma zona de Teotihuacán, en el año de 1932, con la
particularidad de que en las capas inferiores había cerámica teotihuacana
reciente en asociación a tiestos Mazapan, esta misma y roja pulida en las
capas intermedias y negro sobre amarillo en las superiores.
El doctor Linné hizo también excavaciones en San Francisco Mazapan,
en Xolalpan y Las Palmas y sus más importantes resultados fueron que en
Xolalpan, debajo de los pisos, hay restos de cultura teotihuacana, arriba
de los mismos se encontraron entierros Mazapan y ya muy cerca de la su­
perficie actual del terreno, hay restos aztecas pero en muy pequeña canti­
dad. Esta excavación de Xolalpan, confirma la posición estratigráfica o sea
que Mazapa es posterior a Teotihuacán y anterior a la cultura azteca.
Se encontraron magníficos ejemplares teotihuacanos, como son vasijas con
tapa, decoración de champ-levé, decoración al fresco y cerámica de tipo
anaranjado delgada. En realidad fue Linné el primero que dio a conocer
el tipo de cerámica Mazapan que se describirá en otro capítulo.
Siguiendo el orden cronológico, en 1933, al perforarse el túnel con vista
al poniente y al nivel de la llanura circundante y que llegó hasta el centro
de la pirámide, se recogió toda la cerámica que se encontró en el relleno,
material que fue estudiado por el autor de este trabajo a que se ha hecho
referencia en párrafos anteriores y que señaló de manera clara, las carac­
terísticas del periodo Teotihuacán I que se describirá más adelante. 711
En 1934, regresa Linné a México, explora en Tlamimilolpa, en Teoti­
huacán, donde vuelve a encontrar las mismas condiciones que en Xolalpan,
y obtiene datos complementarios acerca de la cultura teotihuacana.
Trabajos más recientes de carácter estratigráfico, fueron iniciados en
1942 y llevados a cabo por el profesor Pedro Armillas y el arqueólogo César
Sáenz; estas exploraciones se hicieron en el llamado Grupo Vicking, situado
al Suroeste de la pirámide del Sol, lo mismo que en Tepantitla. En 1944
en el sitio denominado Tetitla cuya estratigrafía, según la describe el pro­
fesor Armillas, consiste en un entierro de la fase Teotihuacán II (Miccaotli)
practicádo dentro del tepetate; enseguida y sobre esto apareció cerámica se­
mejante a· la de Xolalpan y Tlamimilolpa, pero sellada por los pisos de los
edificios con pinturas. A continuación ocurre .cerámica tipo Coyotlatelco,
entre el escombro· y sobre los pisos, y casi en la superficie del terreno, se
encontró un entierro Mazapan.
En 1945 el mismo Armillas practica excavaciones en el sitio denominado
Atetelco, famoso hoy por sus pinturas al fresco, donde también se pudo ob­
servar secuencias estratigráficas que consisten en: 19, construcciones teoti-
75 Noguera, 1935.

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huacanas; 29, cerámica Coyotlatelco dentro del escombro y 39, entierros in­
trusivos dentro del mismo escombro asociados a cerámica estilo Mazapan. 76
Este hallazgo fue de importancia porque hizo surgir la presunción de que
la cerámica Coyotlatleco fuera anterior a Mazapan a la vez que el "trait­
d'union" entre la cultura clásica y la postclásica, hechos que se han con­
firmado en exploraciones posteriores en Tula y en pequeños hallazgos en
otros lugares del Vallé de México, especialmente en Xico, como veremos
en su oportunidad.
El examen, el estudio y análisis del material cerámico 77 muy abundante
recogido en estos lugares, por diversas circunstancias no fue estudiado en
, su totalidad.
Tomando como base los estudios citados de Kroeber, Vaillant, Linné,
Noguera, A�millas, y Sáenz se han distinguido cuatro periodos de des­
arrollo de la cultura clásica, representada en Teotihuacán. Vaillant con­
sidera una quinta fase, pero no está muy bien definida ni ha sido aceptada
por todos los arqueólogos. 78

TEOTIHUACÁN I (FASE TZACUALLI)

Esta fase que se ha considerado un poco posterior a la Chimalhuacán 79


fue primeramente definida en 19-3 3 al perforarse el túnel poniente de donde

76 Armillas, 1950.
77 Este material fue reconcentrado en la zona arqueológica de Teotihuacán, pos•
teriormente llevado a una localidad del I.N.A.H., de la ciudad de México, con el
fin de que fuera estudiado y más adelante todo el contingente cerámico fue en•
tregado al Museo Nacional de Antropología, el que comprendía gran cantidad de
bolsas con cerámica procedente de todos estos lugares.
78 La investigación última se debe a la señora Laurette Séjourné de Orfila, quien
al explorar una serie de palacios en Zacuala, encontró magnificas piezas de cerá­
mica que describe e ilustra en su obra de 1959 y en estos momentos practica una
muy detenida exploración en Yayaguala, de donde se ha obtenido enorme cantidad
de cerámica. Por otra parte también se lleva a cabo una detenida· exploración en
varios l\1gares de la zona de Teotihuacán que ha arrojado gran cantidad de cerá­
mica. Una vez que sean estudiados esos materiales, se tendrán datos más exactos
y completos sobre las fases de desarrollo de la cultura clásica que harán cambiar
las conceptas y características cerámicas de cada una de esas fases o bien reafirmar
los. puntos de vista actuales.
79 Las exploraciones emprendidas por Noguera y Apenes en Chimalhuacán, traen
un dato más concreto acerca del periodo Teotihuacán 1, el que es ligeramente an­
terior allí y, en tal virtud, más relacionado con Cuicuilco-Ticomán m, y, por lo
tanto, forma la transición entre las culturas preclásicas y la� clásicas. Las cerámicas
de El Tepalcate, Chimalhuacán, son barro café claro, oscuro, bayo, rojizo y las
cerámicas decoradas de la que es muy característica la negativa, lo mismo que fi.
gurillas Teotihuacán 1 (Noguera, 1943). También los Vaillant encuentran estos
mismos tipos en el relleno de la Pirámide de la Luna.

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se extrajo gran cantidad de cerámica dentro del tepetate de relleno, aunque
material semejante había sido descubierto al practicarse el túnel con vista
al oriente, en años anteriores, descrito por Kroeber. En 1935 80 se publicó
el análisis y clasificación de esa cerámica y quedó clasificada en los tipos
de cerámica con decoración roja, negra y amarilla, esta decoración es de
técnica negativa; decoración policroma de rojo, negro y blanco y amarillo;
decoración roja, blanca y amarilla; blanca sobre rojo; negra; café claro y
oscuro; barro anaranjado; cerámica roja y decoración esgrafiada con un mo•
tivo en forma de triángulos rematado en voluta con relleno de líneas para­
lelas. También son características las acanaladuras ornamentales. Aunque
son muy escasos los hallazgos de vasijas completas, las pocas que se conocen,
se asemejan mucho al del periodo Ticomán último o sea de vasijas de
silueta compuesta y de bordes convexos. En este último caso es un anticipo
de la forma de vasija de fondo plano que son tan característica� del periodo
clásico ( figuras 27-29). En cuanto a las figurillas características, correspon•
den a dos grupos principales o sea las hechas por medio de pastillaje y
aquellas cuyos rasgos faciales se representaban por incisiones. Los diferentes
subtipos de las figurillas se indican en una sección más adelante.
Estas figurillas se distinguen por su extremada crudeza, son planas en la
parte posterior, con miembros rudimentarios. Se caracterizan por su exa­
gerado prognatismo que les da un aspecto animal más que humano; en
cierto modo son una continuación del tipo "E" de la clasificación Vaillant
y constituyen el "tipo de transición" más marcado como en un principio
lo señaló Camio en su obra monumental.

TEOTIHUACÁN II o MICCAOTLt

Ocurre en posición estratigráfica, arriba del periodo anterior. Los frag•


mentos se encuentran, desde luego, en el cuerpo adosado a la pirámide del
Sol; Vaillant los encontró en los cimientos de los pisos del Grupo 5; Ar­
millas en las capas 1 a 4 del patio 1, bajo los pisos del Grupo Viking, y
Sáenz en la Ciudadela. 81
Lo más característico de las cerámicas de este periodo es el predominio
de la cerámica negra pulida, seguida de la café pulida. Ahora ya se empieza
a usar el pulimento de palillos, rasgo típico y característico de la cultura
clásica de Teotihuacán y que la distingue de las anteriores preclásicas. En
menor cantidad ocurre la cerámica pintada, siendo la incisa más abundante;
hay también decoración grabada, la pintura es de dos colores o sea bicroma,
roja sobre café, que lleva líneas incisas como contorno de los motivos en

80 Noguera, 1935.
s1 Armillas, 1944, p. 7.

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color. Empieza, en pequefíísima cantidad, a aparecer la cerámica con deco­
ración al fresco y desde este periodo ya ocurre la llamada cerámica "ana­
ranjada delgada" cuyas paredes son extremadamente delgadas, dándole la
consistencia de cascarón de huevo ( figuras 27a, 28). Esta cerámica aparece
en corta cantidad en las capas inferiores y aumenta en las superiores. Res­
pecto al origen de esta cerámica, para algunos autores procede del mismo
Teotihuacán donde es muy abundante en épocas posteriores; en cambio,
otros investigadores, entre los que destaca especialmente la sefiora Carmen
Cook de Leonard, quien presentó su tesis acerca de esta cerámica para
obtener el grado de Maestra en Ciencias Antropológicas. Según esta tesis,
,dicha cerámica se origina en Ixcaquiztla, Puebla, donde todavía se manu­
factura un producto muy parecido. 11:ste fue un centro manufacturero y de
allí se llevó a todos los confines del mundo clásico.
Las formas de la cerámica de este periodo se apartan por completo de
las que vimos en el horizonte preclásico; ahora ya aparece la clásica forma
teotihuacana, o sean vasijas de fondo plano. La forma más frecuente de la
cerámica negra, es de cajetes de fondo plano, paredes convexas y tres
soportes cónicos muy pequefios; cajetes de base anular; hay también ollas
de fondo plano con o sin soportes y una forma nueva hizo su aparición, el
llamado florero ( figura 29) .
En cuanto a las figurillas de este periodo, están hechas igualmente a mano
y su característica principal, es que los rasgos faciales se ejecutan por medio
de incisiones muy finas. Muchas de ellas llevan un vestido y tocado y co­
rresponden a los tipos 9 a 11 de la clasificación que aparece más adelante;
llevan también enagüillas, collares y orejeras, hechas por pastillaje. Ocasio­
nalmente se encuentran pintados de colores rojo, amarillo y blanco, pero de
pintura fugitiva. Covarrubias considera que a pesar de su sencillez y eje­
cución, estas figurillas son graciosas y llenas de vida y de un gran sentido
estético ( figura 29).

TEOTIHUACÁN m XoLALPA TLAMIMILOLPA 82

Este periodo representa el apogeo del Horizonte Clásico que se inició


con gran pujanza en el anterior. Es una continuación de los mismos ele­
mentos, pero con mayor convencionalismo. Vaillant la encuentra sobre los
pisos de la zona arqueológica de Teotihuacán; Linné bajo los pisos en
Xolalpan y Armillas sobre los pisos del Patio 1. Lo característico de este
tercer periodo, es que la cerámica negra tan típica del anterior, disminuye
82 Según Llnné y Armillas, Tiamimilolpa seria posterior a Xolalpan, aunque no
hay una prueba estratigráfica. En ese caso habría que dividir el Periodo m en dos
subpcriodos, pero faltan mayores excavaciones y completar el estudio de la ccrá•
mica xecuperada en exploraciones superiores, para poder demostrar este punto.

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considerablemente; en cambio aumenta la anaranjada delgada pulida. Hay un
tipo de cerámica para usos domésticos de barro anaranjado, paredes gruesas,
superficie lisa que es abundante, pero no tanto como la de barro café que
es siempre constante en Teotihuacán. En general, la cerámica de usos
domésticos es más abundante que la que lleva pulimento y barniz. Es tatn.0
bién muy abundante la cerámica anaranjada delgada, pero aquí ya apareée
en formas ligeramente diferentes y motivos decorativos distintos que la
distinguen en cada periodo en forma de tazas con soportes anulares o vasi�
jas antropomorfas o zoomorfas, representando perros y tigres. La cerámica
anaranjada delgada del periodo n lleva un motivo continuo entrelazado y
soportes anulares. Las del periodo m lleva motivos decorativos en forma de
"S" acompañada de puntos, pero son dibujos aislados; hay además, ollas
y cajetes de esta misma cerámica ( figura 29).
Es igualmente característico de este periodo, la variedad y elegancia de
su cerámica ceremonial; hay vasos cilíndricos con soportes huecos de varia�
formas, frecuentemente llevan tapa con agarradera o bien un anillo en la
base adornada con acanaladuras, botones, o cabezas aplicadas, que empiezan
en el periodo anterior; vasijas con tres brazos huecos en el borde que a me­
nudo llevan máscaras antropomorfas; grandes incensarios de barro, en forma
de altar con adornos complicados que ya se hizo referencia en páginas ante­
riores; muy abundantes son los "candeleros", sobre los que ya se ha hablado
también. Otras formas son de vasijas con asa-vertedera; vasos cilíndricos con
tres grandes soportes rectangulares en forma de losa o bien cónicos, los
que frecuentemente llevan tapa. La decoración característica, es desde lue­
go, la de Champ-levé en donde ocurren verdaderas obras maestras de un
gran sentido decorativo simbólico. Estas vasijas son generalmente en batto
negro, pero ocurre otra variante de la decoración champ-levé con itnpr�
siones profundas y pintura roja frotada ( figura 27a; 28a).
Hay también decoración sellada en molde aplicado a la vasija, otra ci�
ración es la de bajorrelieve, cuyo exponente más famoso es la vasija de
Calpulalpam, descubierta por Linné. Ahora ya ocurre en forma abundante
y de gran sentido artístico, la de decoración "cloisoné", o de pintura al
fresco, de colores suaves; rosa, verde turqqesa, ocre, blanco y gris. Otra
decoración es de líneas rojas que se pi�taban sobre un barro anaranjado, las
que llevan líneas incisas como contorno. Siguen usándose 'los "floreros",
vasijas de cuerpo globular y alto y angosto cuello ( figura 29).
Los motivos decorativos, son antropomorfos, zoomorfos y fitomorfos,
variados y complicados; es también interesante la presencia de glifos, pero
conservando sólo un sentido decorativo.
Las figurillas de este periodo se distinguen del anterior, por el hecho de
que ahora ya son moldeadas y de una expresión tan realista que se les
conoce con el nombre de tipo "retrato". Los rasgos faciales están hechos a
mano o en molde, pero en contraste con lo bien acabado de la cara, los

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cuerpos son delgados, esquemáticos, siempre hechos a mano, muchas veces
van los miembros articulados al cuerpo por medio de goznes; hay figuras
femeninas, de niños y otros que llevan el pecho hueco con pequeñas figu.
rillas interiores y provistos de pequeñísima tapa. Al parecer, muchos de
estos cuerpos iban vestidos de papel o trapo y corresponden a los tipos
12 y 13 de la clasificación siguiente. También aparecen, pero en pequeña
proporción, figurillas con tocados ( figura 29) •

TEOTIHUACÁN IV O AHUITZOTLA Al.-IANTLA

Al parecer, al finalizar el periodo m ocurrió en Teotihuacán una gran ca•


tástrofe o sucedieron acontecimientos tales que la ciudad arqueológica fue
abandonada. Por esta razón, el periodo IV que se conserva como una
supervivencia de la cultura clásica, tuvo su desarrollo en Azcapotzalco.
Desde luego, las cerámicas son ahora más sencillas. Hay vasijas trípodes,
de base cilíndrica que se distinguen por llevar una superficie muy bien
pulida, con motivos en rojo, delimitados por incisiones. En cambio las
figurillas ofrecen una gran variedad de motivos de sus tocados sobre los
que se ha basado su clasificación. Y todos están hechos en molde, en con­
traste con los del periodo m en que una parte fueron todavía modelados
( figura 29) .
Las exploraciones más importantes y los resultados más salientes se han
llevado a cabo en Teotihuacán, pero fuera de esta zona también se han em­
prendido diversas investigaciones que amplían nuestros conocimientos
sobre la cultura clásica, como es en el Tepalcate, cerca de Chimalhuacán
a que ya se hizo mención; las emprendidas en Azcapotzalco en la primera
década del siglo actual por el doctor Camio y las llevadas a cabo por Linné
y Montell en la región de Calchicomula en el Estado de Puebla; en Calpu­
lalpan, del Estado de Tlaxcala, y dentro de este distrito; en 1934-1935 ex­
ploran en los alrededores de esa ciudad y describen con pormenores, en sus
obras publicadas a continuación de estos trabajos. 83 Los sitios explorados
fueron primeramente en Las Colinas, al este de Calpulalpan; en San José
Zoquiapan, 10 kilómetros al este y en San Nicolás el Grande, 5 kms. más al
este. Además se ha explorado también en el Estado de Puebla, en Cholula,
por la Dirección de Monumentos Prehispánicos, cuyos resultados ya fueron
publicados. 84
Hacia el Sur, el Horizonte Clásico se extiende a Tehuacán, donde es muy
patente la influencia teotihuacana; en Oaxaca representada por el periodo
Monte Albán m; en las Costas del Golfo, Cerro de las Mesas y Tres Zapotes.

83 Linné, 1942.
84 Noguera, 1954.

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También hay influencias teotihuacanas en el Tajín y en regiones de la tierra
Caliente de Guerrero y Michoacán. Sin embargo, la extensión más interesante
y mejor estudiada, es la de Kaminaljuyú, a orillas de la ciudad de Guatema­
la, 811 pero se extiende todavía más al Sur, al Valle de Motahua y la Alta
Verapaz, el Petén; y en Honduras Británicas hay extensiones de este
horizonte; igualmente hacia el Norte, como ya lo ha señalado Jiménez
Moreno en su reciente trabajo. 86

CLASIFICACIÓN DE FIGURILLAS HUMANAS DEL HORIZONTE CLÁSICO


DE ACUERDO CON SUS PERIODOS DE DESARROLLO 87

Teotihuacán I
( Tzacualli)
Tipo 1. Figurillas de aspecto muy primitivo, aplanadas, posteriormente;
rasgos faciales hechos por pastillaje. Barro café claro sin pulimento.
Aseméjanse al tipo O de Vaillant.
Tipo 2. Aspecto también primitivo. Se caracterizan por estar hecha la
cara por medio de banda de pastillaje, por lo que se asemeja a una
máscara. Rasgos faciales practicados sobre esa banda de pastillaje por
medio de insiciones diagonales. Exagerado prognatismo. Barro café
claro o rojizo, sin pulimento.
Tipo 3. Se caracterizan también por su acentuado prognatismo. Rasgos
faciales practicados directamente sobre la cabeza de la figurilla. Inci­
siones anchas y dispuestas diagonalmente. Provistas de tocado sencillo
ornamentado por líneas incisas. Barro café claro, rojizo o negruzco,
mejor pulidas que las anteriores.
Tipo 4. Variante más elaborada que del tipo 3. Rasgos de la cara hechos
por ranuras anchas y profundos, pero ahora sí hay mejor proporción y
distribución de los rasgos de la cara. Tocados más elaborados adorna­
dos por discos o bandas con incisiones.
Tipo 5. Rasgos faciales hechos por pastillaje, ya no se emplean las inci­
siones. El globo del ojo señalado por corta ranura sobre pastillaje, la
boca directamente sobre el núcleo o por pastillaje. Colocación incli­
nada de los ojos, proporción relativa de los rasgos faciales y elaborados
tocados. Estos últimos hechos por bandas horizontales o entrelazadas
a veces llevan discos. Ornamentadas con orejeras y collares. Prognatis­
mo sin ser muy exagerado. Hechas de barro ligeramente pulido y algu­
nas conservan restos de color.
Kidder, Dennings and Shook, 1946.
811
Para la extensión de la cultura clásica, es de recomendarse el estudio de W. Ji­
86
ménez Moreno, publicado en la obra "Esplendor del México Antiguo", pp. 1052-
1059. México, 1959.
87 Una descripción más detallada se puede ver en Noguera, 1935, pp. 31-42.

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Tif,o 6. Aplanamiento posterior de la cabeza. Rasgos faciales por pasti­
llaje que ocupan la mayor parte de la cara. Los ojos se figuran por
ligera inclinación diagonal o la pupila está simulada por pequeña ca­
vidad. Tocados sencillos o por penachos. Barro de buena calidad mejor
cocido y regular pulimento.
Tipo 7. Como en el tipo 6 tiene representación desproporcionada de los
rasgos faciales, mayor prognatismo. Su característica principal es que
no lleva tocado, y ancha frente redonda. Aparece sin cabello. Barro ne­
gruzco o café claro.
Tipo 8. Pequeña cantidad. Son de gran sencillez. Llevan grandes y pro­
fundas perforaciones para representar los ojos, pero la nariz y boca
no están representados. Recuerda el dios Xipe. de cultura clásica (fi­
gura 29).
Teotihuacán 11
(Miccaotli)
Tipo 9. Al igual que las del periodo anterior, están hechas a mano, con
la particularidad de que los rasgos faciales están hechos por finas inci­
siones. Este tipo 9 se caracteriza porque las figurillas llevan tocado,
generalmente sencillo y unas capas o pelerinas.
Tipo 10. Es en todo igual al tipo anterior, con la diferencia de no llevar
tocado y se distinguen por tener la cabeza ovoide.
Tipo 11. Como en los dos tipos anteriores, están hechas a mano y finas
incisiones representan los ojos. Su característica principal es que tiene
la cabeza hendida (figura 29).

Teotihuacán m
(Xolalpan-Tlamimilolpa)
Tipo 12. En este periodo empiezan a hacerse las figurillas por medio de
molde o bien hechas a mano, pero modeladas por medio de palillos.
Su rasgo principal es su individualidad que les ha valido la denomi­
nación de tipo "retrato" y su fuerte expresión. En cambio los cuerpos
son muy sencillos, apenas diseñados, por lo que se ha supuesto que
iban vestidos de trapo o papel para representar a alguna deidad. Cabeza
hendida.
Tipo 13. Este tipo es enteramente semejante al anterior, con la diferencia
principal que la distingue, de que tiene la cabeza ovoide (figura 29).

Teotihuacán 1v
(Ahuitzotla-Amantla)
Desde el periodo III empiezan a encontrarse en Teotihuacán figurillas
con tocados, pero en corto número. En este periodo cuando la cultura
clásica se desenvuelve en la región de Azcapotzalco, aumenta su nú-

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mero para constituir su característica principal, y por esa razón la cla­
sificación de estas figurillas de este periodo, se basa en los tocados.
Tipo 14. "Cara enmascarada." Representa una máscara o piel sobre la
cara, falta la nariz, cortes entresacados redondos para los ojos y la boca,
y abajo se dejan ver ojos, boca y dientes del personaje. Hay otros más
simplificados, sólo con tres perforaciones. La máscara está sujeta por
bandas que pasan por la barba y la frente enmarcando la cara. Tiene
relación con la deidad "Xipe."
Tipo 15. Cabeza de forma larga piramidal. Desde la orilla de la frente
hasta la coronilla está cubierta de doble hilera de bandas atravesadas
y estriadas como pelo y en arcos abiertos asciende una sobre la otra.
Hay la dificultad de saber si es pelo, gorro o peinado artificial.
Tipo 16. Típica cara ancha con máscara-yelmo de jaguar. Las fauces son
puntiagudas como las de la lechuza. Generalmente estuvieron pintadas
de rojo.
Tipo 17. Cabecitas con anteojeras en forma de anillos planos que re­
cuerdan las anteojeras de Tláloc, por lo que se relacionan con esa dei­
dad. En especial porque algunas llevan colmillos en los ángulos de la
boca. Hay otras con ·anteojeras y banda enrollada sobre la boca, ca­
racterística de Tláloc.
Tipo 18. Figurillas con anillos sobre la frente; son corpulentas y van ves­
tidas con el taparrabo masculino. Estas cabecitas sirven de adorno en el
borde de algunas vasijas de cultura clásica.
Tipo 19. Figurillas de gran tocado con acojinado o turbante hecho de
material flojo ( ¿Algodón sin hilar?) Otros tienen una roseta sobre
un mofio sobre la frente y un penacho de plumas de quetzal. En otras
sale un penacho y un papagayo se asienta sobre el acojinado.
Tipo 20. Tocados ricos y sui-generis y gran variedad de ellos. Hay tocados
sencillos de bandas formados por correas, por meandros, discos o por
botones. Sobre los tocados se colocan mofios, rosetas, anillos rodeados
de rayos, flores sencillas o en hilera. Hay tocados con borlas o mofios
en forma de rayos. Algunas figurillas van cargando nifios en las cade­
ras y los nifios tienen peinado especial.
Tipo 21. Cabecitas de "gorro frigio" en lugar de tocado.
Tipo 22. En vez de tocado, peinado artificial. La cabeza está rapada y en
el centro tiene un acojinado que puede ser de cabellos erguidos o una
bola de plumón de algodón sin hilar. A los lados se ven mechones de
cabello sobre las sienes.
Tipo 23. Acojinados sobre la cabeza rapada. Se trata de acojinados y no
de pelo.
Tipo 24. Cabecitas con cara ancha, mechones de cabello sobre las sienes
y bandas paralelas con peinados semejantes a las que llevan anteojeras
(tipo 17).

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Tipo 25. Peinados o tocados diferentes en cada lado de la cabeza. Gruesos
acojinados en un lado y pelo en el otro; combinaciones de trenzados
y acojinados; mechón en un lado y manojo de plumas en el otro.
Tipo 26. Cara de viejo con arrugas, sin dientes, igual al de los grandes
braseros de piedra. Representan al dios del fuego Huehueteotl. En
a�gunas el tocado se compone de nudos formados por tiras verticales.
Tipo 27. Cara mofletuda. Cachetes caídos, gran vientre, hombre gordo.
Por sus atavíos y expresión puede corresponder a una deidad de la
alegría.
Tipo 28. Cabeza de lechuza de pico corto encorvado y cerco de plumas
en tomo de los ojos. El pico va pintado de amarillo, las plumas negras
y el cerco de los ojos de rojo.
Tipo 29. Cabeza de jaguar, anchas y angulosas, ojos redondos rodeados
de cabello como las lechuzas, orejeras redondas y ventanillas de la
nariz, lengua hacia afuera.
Tipo 30. En este tifo se incluyen todas las figurillas de animales además
de la lechuza y e jaguar. Las figurillas de este periodo al igual que las
humanas, están hechas en molde y no a mano como las del horizonte
preclásico. Hay pájaros, monos, coyotes, etcétera.
Tipo 31. Típicas máscaras teotihuacanas, algunas son de' mayor tamaño.
Tipo 32. Representaciones de cráneos o esqueletos humanos.

ADORNOS

Material muy típico de la cultura clásica, encontrado en especial en Teo­


tihuacán y Azcapotzalco son las pequeñas placas esqueyomorfas o zoomorfas
de barro que representan mantas, rosetas, buhos, mariposas, flores, frutos,
penachos, orejeras, cornisas y otros elementos arquitectónicos. Estas pla­
quitas iban aplicadas a los braseros que se han encontrado en Teotihuacán
y Azcapotzalco y que se han identificado como la representación de un
templo.

EXCAVACIONES RECIENTES

La más reciente investigación acerca de la cerámica clásica, fue hecha


por Tolstoy 88 en 1954. Consistió en un reconocimiento de la cerámica que
aparecía en la superficie de los terrenos de la zona arqueológica de Teo­
tihuacán y de sus inmediatos contornos. Todo el material recogido lo cla­
sificó en cinco grupos principales, algunos de los cuales divide en varios

88 Tolstoy, 1958, pp. 16•35.

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tipos. De cada uno de ellos estudia la pasta, acabado, color, forma, decora·
ción y presenta una discusión acerca de su significado. Señala la extensión
geográfica de ese tipo, su distribución y lo relaciona con otras cerámicas,
tanto de los Valles Centrales como con otras regiones de Mesoamérica.
Por lo tanto, hasta ahora es la descripción más extensa que se tiene sobre
la cerámica clásica.
Estos distintos grupos y tipos no están situados de acuerdo con su des­
arroll9, ya que el material procede en su totalidad de la superficie, puesto
que no emprendió excavaciones estratigráficas. Sin embargo sí menciona a
qué horizonte o periodo de la cultura preclásica corresponden los tipos más
característicos en comparación con otros cuya posición cronológica ha sido
ya establecida por otros arqueólogos. 89
Lo novedoso en la investigación de Tolstoy es, desde luego, su detenido
análisis y descripción de cada uno de los tipos en que se divide su material
y la nomenclatura que adopta. Esto último se aparta por completo de los
nombres ya establecidos desde muchos años atrás.
Los grupos que distingue Tolstoy, son los siguientes:
l. Anaranjado delgado, ya muy conocido y descrito en múltiples publi­
caciones.
2, Cerámica bruñida que constituye la inmensa mayoría de la cerámica
clásica y· que comprende los tipos por él llamados: San Martín ocre­
café, café oscuro, café rojizo, negro y San Miguel anaranjado. Además
hay los tipos con decoración: San Miguel inciso, corrugado, sellado
rojo sobre ocre, rojo sobre ocre inciso, policromo, blanco sobre rojo,
San Miguel pulimento de palillos.
3. Cerámica roja que comprende un solo tipo: San Martín pulido rojo.
El color de su engobe y su forma son muy característicos.
4; Cerámica cafe áspera: El acabado de la superficie es distinto ya que
es mate y cubierto de pequeñas estrías. Igualmente es de formas di-
ferentes'.
5. Cerámica lisa: Se distingue porque su superficie está alisada en lugar
de llevar engobe. Con los tipos San Martín gris liso, San Miguel liso
y los candeleros, o bien los tipos San Martín liso anaranjado que
lleva marcas de bruñido de palillos y a veces un baño mate.
De acuerdo con esa nomenclatura de Tolstoy, cada uno de los periodos
del horízonte clásico se distingue por los siguientes tipos de cerámica:
Teotíhuacán I. San Martín amarillo café,
" " rojo-café,
" café áspero,
89 Tolstoy, 1958, pp. 56-60.

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San Martín café oscuro y negro,
gris y anaranjado liso,
,, ,, policromo,
,, ,, blanco s/rojo,
,, ,, punteado.

Según ese mismo autor, las formas características son de ollas, cajetes
de lados divergentes y volteados hacia adentro; bases redondas; cajetes de
silueta compuesta; soportes pequefíos cónicos y hemisféricos.
Teotihuacán II. San Martín café-amarillo,
" " negro y café oscuro,
" rojo s/ocre inciso,
Anaranjado delgado, gris y anaranjado liso.

Lo característico son los pequefíos soportes cónicos.


Teotihuacán III. Tolstoy considera como las cerámicas características del
periodo m, de conformidad con la clasificación de Vaillant:
Cerámica amarilla s/café aumenta, en cambio la roja s/café, disminuye.
Cerámica café oscura y negra declinan después de ser tan abundantes
en Teotihuacán u.
La anaranjada delgada llega a su máximo.
La gris y anaranjada lisas son las más abundantes y constituyen la ma-
yoría en este periodo.
Aparecen los candeleros con decoración sellada.
Continúa la decoración incisa.

De conformidad con la nomenclatura de Tolstoy, se encuentra:


San Martín ocre-café,
" " gris liso,
" sellado,
esgrafiado,
rojo pulido,
" anaranjado liso,
Anaranjado delgado y candeleros.

Las formas predominantes serían:


Vasos con tapa, pequeños soportes cónicos, cajetes de lados divergentes,
ollas, incensarios, bases anulares, vasija en forma de taza para tomar
huevo, cajete de base angular.

Teotihuacán IV. Por lo que se refiere al periodo Teotíhuacán 1v, las ca­
racterísticas cerámicas son:

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La cerámica amarilla s/café llega a su máximo.
Disminuyen las cerámicas monocromas de colores oscuros.
Disminución de las cerámicas gris y anaranjada lisas.
Menos importancia de la anaranjada delgada.
Disminuye la roja s/ocre incisa.
Cierto aumento de la decoración sellada.
Según la nomenclatura de Tolstoy se encuentra:
San Martín A ocre-café,
" " anaranjado,
" " gris liso,
" " rojo s/ocre inciso,
" " sellado,
Anaranjado delgado.
Basándose Tolstoy en las notas que dejó Vaillant en el Museo de His­
toria Natural de New York y que le fue posible consultar, sefiala que exis­
ten diferencias marcadas entre el material procedente de Azcapotzalco y el
de Teotihuacán. El material encontrado en El Corral, corresponde a dos
periodos. El Corral I lo considera contemporáneo de Teotihuacán 11, por lo
que se apoya en el tipo de figurillas, sin tener en cuenta la cerámica. En
cambio El Corral 11, que aparece sobre los pisos sellados de El Corral I y
que también se basa en las figurillas es contemporáneo de Teotihuacán
111-1v. Los rasgos cerámicos que diferencian El Corral de Teotihuacán son
los siguientes, como más importantes:
Corta cantidad de anaranjado.
Alto porcentaje de café oscuro y negro.
Cierta abundancia de rojo s/café.
Cerámica brufiida de bafio anaranjado.
Alto porcentaje de rojo s/ocre.
Poca cantidad de rojo pulido.
Corta cantidad de rojo s/ocre inciso.
Ausencia de café áspero.
Ausencia de gris y anaranjado liso.
Gran importancia de pulimento de palillos.
Gran cantidad de soportes anulares.
Carnales.
Finalmente, cuando se termine el estudio del material de Yayaguala por
la sefiora Sejourné y el obtenido en los últimos meses en la plaza de la
Pirámide de la Luna y otros sitios, se tendrán más amplias conclusiones y
se conocerá con mayor exactitud la cerámica clásica.

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