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Se espera que la población mundial aumente en dos mil millones de personas, de los 7.

700
millones actuales a 9.700 millones en 2050, antes de alcanzar un máximo de casi
11.000 millones a finales de siglo, a medida que siga disminuyendo la tasa de
fecundidad. Durante este período, se prevé que la población mundial será cada vez
más urbana y que la población de 65 años o más superará en número a la de menores
de 5 años. Se prevé que, de aquí a 2050, la mitad del crecimiento de la población
mundial se originará en solo 9 países, a saber: la India, Nigeria, el Pakistán, la
República Democrática del Congo, Etiopía, Tanzania, Indonesia, Egipto y los Estados
Unidos de América (en orden decreciente). Si bien el porcentaje de migrantes
internacionales se ha mantenido en torno al 3 % del total de la población mundial
durante los últimos veinte años, desde 2000 la cifra ha aumentado en más de la mitad.
En África Subsahariana, donde se prevé que la población total se duplicará para 2050,
la cantidad de personas en edad de trabajar (entre los 25 y los 64 años) está creciendo
a un ritmo más rápido que el de cualquier otro grupo etario. La mayoría de los países
de Asia y de América Latina y el Caribe ya han experimentado un crecimiento similar
de la población joven seguido de un crecimiento de la población en edad de trabajar.
Mientras dure, el crecimiento relativo de la población en edad de trabajar brinda una
oportunidad para acelerar el crecimiento económico: el denominado "dividendo
demográfico". Al mismo tiempo, el crecimiento de la población joven puede poner las
cosas más difíciles a las finanzas públicas que ahora tienen problemas para
proporcionar servicios a la juventud, o también a la sociedad, que en los próximos
decenios tendrá que ocuparse del envejecimiento de la población. Hoy, las personas
mayores (65 años o más) constituyen el grupo de edad que crece más rápido en el
mundo. Debemos adaptar los sistemas de educación, atención sanitaria y protección
social para proporcionar una red de protección social a este grupo etario cada vez
mayor. En 2019, la cifra de migrantes internacionales (personas que viven fuera de su
país de origen) era de unos 272 millones, es decir, casi el 3,5 % de la población
mundial; en 2000, era del 2,8 %. Asia acoge al mayor número de migrantes
internacionales, pero en los últimos años África ha experimentado el crecimiento más
rápido. Sin embargo, cada vez más personas abandonan sus hogares y comunidades
huyendo de la violencia, la persecución, las privaciones o los desastres, en particular a
causa del cambio climático. En conjunto, estos factores han hecho que en los últimos
decenios la cifra de personas desplazadas por la fuerza haya llegado a niveles sin
precedentes: más de 70 millones en 2018, entre ellos cerca de 26 millones de
refugiados. Desde 2012, casi se ha duplicado la cantidad de refugiados atendidos por la
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Casi
cuatro de cada cinco refugiados viven en un país que comparte frontera con su país de
origen. Los traficantes de personas han explotado la vulnerabilidad de los migrantes,
uno de los factores que motivó a los Gobiernos a adoptar el Pacto Mundial para la
Migración Segura, Ordenada y Regular en 2018. Hasta 2009, vivían más personas en el
campo que en la ciudad. En la actualidad, alrededor del 55 % de la población mundial
vive en pueblos y ciudades, y se prevé que el nivel de urbanización será de casi un 70
% en 2050. Al igual que la migración, la urbanización requiere una gestión eficaz por
parte de las autoridades nacionales y locales. En la actualidad, las ciudades ocupan
menos del 2 % del total de la superficie terrestre del mundo, pero producen el 80 % del
producto interno bruto (PIB) mundial y más del 70 % de las emisiones de carbono. Casi
mil millones de personas están clasificadas como “pobres urbanos” y la mayoría vive
en asentamientos urbanos informales.

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