El Desarrollo Del Cerebro.

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La neurociencia tiene gran importancia en el desarrollo del cerebro, se encarga del

estudio del Sistema Nervioso, sistema a través del cual el ser humano recibe información
acerca de su entorno a través de sus distintos órganos sensoriales, procesa dicha
información y emite respuestas a ello. Al igual es el encargado de funciones como el
leguaje, el aprendizaje, la memoria, y el pensamiento en condiciones normales como
patológicas.

El cerebro humano pesa de 300 a 350 gr en su nacimiento y alcanza el peso adulto de


1250 a 1500 gr. La corteza cerebral, lo que se conoce como materia gris, es una capa de
neuronas de 2.5 cm. de grosor y es la superficie externa del cerebro. Está formada a su
vez por 6 capas, cada una constituida por un tipo particular de células neuronales y
conexiones hacia y desde otras células.

Un proceso del desarrollo cerebral es el crecimiento y la arborización de las dendritas las


cuales son como las antenas que recogen las señales de otras neuronas y pasan la señal
a lo largo del axón a otras neuronas,. Estas ramificaciones se incrementan en tamaño y
complejidad durante el desarrollo. El axón es otro tipo de prolongación neuronal, el cual
recibe información de otras neuronas.

La sinapsis son puntos de conexión entre las neuronas, la generación de sinapsis ocurre
en tiempos diferentes en las diversas áreas de la corteza cerebral. Un ejemplo es el
número de sinapsis eficientes que se alcanza alrededor de los 4 meses en la corteza
visual (zonas occipitales) y hasta los 24 meses en la corteza pre frontal (zonas frontales).

En el cerebro existe una especialización funcional: las áreas occipitales las cuales
procesan información visual, las áreas temporales información auditiva, las áreas
parietales información sensorial de las diferentes partes del cuerpo y las áreas frontales
organizan y planean estrategias para alcanzar metas.

De acuerdo a estudios donde se pueden observar las estructuras cerebrales, las últimas
áreas en adquirir una “apariencia mielinizada” son los lóbulos frontales, parietales y
occipitales, lo que ocurre entre los 8 y 12 meses de edad, sin embrago, este proceso de
mielinización no se completa sino hasta la tercera década de vida. La mielinización
permite que los impulsos nerviosos se conduzcan con mayor velocidad y por ende facilita
la comunicación sincronizada de las neuronas.

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La maduración del sistema nervioso central, tanto en su estructura como en su función,
ocurre a través de diversos procesos, algunos de los cuales se dan antes del nacimiento y
otros continúan hasta la edad adulta. Estos procesos siguen un orden jerárquico, por lo
que primero se dan en áreas sensoriales o motoras y posteriormente en las áreas que
integran diferentes tipos de estímulos.

La plasticidad cerebral, definida como la susceptibilidad de un organismo a las influencias


del medio ambiente es muy alta. Se han identificado periodos sensibles del desarrollo
cerebral durante los cuales el organismo es especialmente susceptible a la estimulación
de su entorno.

Se estima que la corteza cerebral del adulto contiene aproximadamente 20 billones de


neuronas, cada una conectada con alrededor de otras 1000 neuronas, creando una red
de trillones de conexiones. Las diferentes regiones de la corteza se desarrollan y
diferencian anatómica y funcionalmente en diferentes momentos.

Los procesos madurativos que dan forma al sistema nervioso central son de dos tipos:
progresivos y regresivos. Como procesos progresivos están la proliferación celular
(incremento del número de neuronas), la arborización dendrítica (nacimiento y crecimiento
de dendritas) y la mielinización (recubrimiento de los axones de las neuronas con una
capa de proteínas llamada mielina). Los fenómenos regresivos son principalmente la
apoptosis o muerte neuronal, y la poda sináptica, la cual se refiere a la disminución y/o
eliminación de las dendritas que no han hecho sinapsis con otras neuronas.

Durante la niñez hay mayor número de neuronas y conexiones entre ellas que en los
adultos, sin embrago, no todas éstas son eficientes, por lo que la poda es importante
para eliminar las conexiones que no son funcionales y este proceso es continuo desde los
5 hasta los 16 años. Aunque el cerebro humano alcanza el 90% del tamaño adulto a los
cinco años, estos cambios progresivos y regresivos aseguran que aquellas conexiones
que se conservan entre las neuronas, sean las más eficientes para recibir y analizar la
información que llega al cerebro.

Así pues los aspectos biológicos conforman una condición necesaria pero no suficiente
para la adquisición de habilidades cognoscitivas, es decir, los cambios madurativos que
le dan la estructura adecuada al sistema nervioso no garantizan por sí solos la aparición
y buen desarrollo de funciones de lenguaje, de pensamiento, motoras o perceptuales.

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Una de las etapas más importantes del desarrollo del cerebro en los humanos se lleva a
cabo desde la etapa prenatal hasta cumplir los 5 años de vida. Durante esta etapa, el
aprendizaje y la estimulación medioambiental juegan un papel fundamental en el número
y fuerza de las conexiones neuronales establecidas ya que es a través de la experiencia,
que algunas conexiones serán eliminadas y otras fortalecidas, lo que se presenta en
cambios notables en la conducta.

Cuando hay poca estimulación del medio ambiente en esta etapa temprana de desarrollo,
se afectan también etapas posteriores ya sea en el aspecto cognoscitivo o físico. La
intervención entonces, desde los primeros años de vida es decisiva para el desarrollo del
ser humano. La interacción madre hijo resulta relevante para el desarrollo normal de la
corteza orbito frontal (zonas frontales del cerebro), durante los primeros meses de vida, es
un área sensible a experiencias estresantes como el llanto prolongado o la falta de
interacción física entre la madre y el niño, ya que la ocurrencia crónica de este tipo de
eventos puede ocasionar el aumento de ciertas sustancias en el cerebro que provocan un
daño a las células de esta región cerebral y así causar un daño permanente, lo cual
genera cierta predisposición a padecer trastornos psiquiátricos.

El impacto de tener una experiencia temprana sobre el desarrollo y la conectividad


cerebral ha surgido del estudio de infantes que se han desarrollado en un medio
ambiente con poca estimulación física y emocional. Se ha documentado que los bebes
que son criados en condiciones de privación medio ambiental o en orfanatos muestran un
retraso en el desarrollo motor, despliegan movimientos estereotipados, un juego inmaduro
y son extremadamente temerosos ante situaciones nuevas que ofrecen oportunidades
atractivas para la exploración. A pesar de que estos niños eventualmente se desarrollan
en el aspecto motor, su desarrollo mental permanece por debajo de lo esperado a lo
largo de la niñez y de la adolescencia.

Varias investigaciones también han encontrado que los ambientes enriquecidos con
diversos tipos de estímulos visuales, táctiles, auditivos y olfativos y un cuidado
emocionalmente cálido que sea receptivo a los esfuerzos que generan los infantes, son
los que mejor promueven la exploración activa del entorno y el desarrollo adecuado tanto
emocional como de las habilidades cognoscitiva. Se muestra que la estimulación medio
ambiental durante los dos primeros años de vida es necesaria para que los infantes
privados se puedan recuperar.

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En un estudio realizado por Dennis en 1973, se observó el desarrollo de niños colocados
en orfanatos desde el nacimiento. Estos niños, durante su primer año de vida
permanecían en cunas y no recibían ninguna atención individual de los cuidadores. Este
investigador encontró un retraso significativo en el desarrollo motor y lingüístico. Muchos
de los niños lograban sentarse solos hasta los 12 meses y caminaban hasta los 2 años.

“Su capacidad intelectual medida entre el primero y los 6 años de edad se encontró
severamente afectada mostrando un promedio de 53 puntos lo cual los clasificaba dentro
de un retraso mental severo. Dennis comparó a los que fueron adoptados antes de los 2
años con aquellos que fueron adoptados después de esta edad y apoyando la hipótesis
de los periodos sensibles, encontró que los primeros alcanzaron una capacidad
intelectual de 100 que es el promedio, después de 2 años de la adopción. En contraste la
capacidad intelectual de aquellos que fueron adoptados más tarde sólo llegó a 70, lo cual
los colocó debajo del promedio. Las deficiencias se manifestaban aun después de 6 a 8
años de vivir con sus familias adoptivas.”

Estudios sugieren que en condiciones de privación temprana menos extrema también


tiene consecuencias que perduran. Sroufe, Egeland y Kreutzar en 1990, encontraron que
niños de 2 años de edad criados en ambientes de familias con bajos ingresos económicos
en donde existía una falta de apego materno-infantil, ausencia de exploración y de
condiciones que promovieran la solución de problemas, provocaba un retraso en el
desarrollo motor y lingüístico.

En ambientes que sobre estimulen a los infantes con expectativas que van más allá de
sus capacidades actuales también afectan el desarrollo. La estimulación con actividades
para las que los niños no están listos por ejemplo enseñar a leer a los bebes provocan
que los bebes se aíslen, amenazando su interés espontáneo y su placer por aprender.

Los procesos de aprendizaje y estimulación juegan un importante papel en cuanto al


número y fuerza de conexiones neuronales establecidas, ya que es a través de la
experiencia que algunas de estas conexiones son eliminadas y otras fortalecidas,
observándose esto en cambios notables en la conducta.

Finalmente las estructuras cerebrales se desarrollan en diferentes tiempos y que existen


periodos en los que son especialmente sensibles a la estimulación medio ambiental. Hay
evidencia de que la experiencia moldea el desarrollo anatómico y funcional del cerebro.

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La intervención por medio de programas que entrenan a los cuidadores para que
mantengan un medio ambiente estimulante y cálido desde la infancia hasta la niñez ha
demostrado tener efectos positivos sobre el desarrollo cognoscitivo, emocional, físico y
social de los niños.

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