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UNIONES CONVIVENCIALES

La unión convivencial se limita a dos personas, descartándose relaciones múltiples o


comunitarias, la convivencia es un requisito ineludible, al igual que el matrimonio el
nuevo código no exige que la unión convivencial sea entre un hombre y una mujer.
Es singular ya que no se puede mantener dos uniones convivenciales a la vez, ni
tampoco estar unido en matrimonio y en unión convivencial.
Para que la unión convivencial surta efectos jurídicos debe reunir ciertos requisitos:
-ser mayores de edad, tener 18 años, no estar unidos por vínculos de parentesco en
línea recta en todos los grados, no colateral hasta el segundo grado, no estar unidos
por vínculos de parentesco por afinidad en línea recta, no tener impedimento de
ligamen ni estar registrada otra unión convivencial de manera simultánea, haber
convivido como mínimo durante 2 años.
¿Qué ocurre si no se cumplen con alguno de los requisitos? No se reconocerá los
efectos jurídicos a la unión.
Prueba de la unión convivencial: se debe acreditar mediante la registración
No es extraño que pueda darse el caso de una pareja que inicia su convivencia en un
estado y que luego se traslada a otro donde pretendan que su unión sea reconocida y
que además el derecho de su nueva residencia les brinde soluciones ante eventuales
dificultades que puedan presentarse al momento de su disolución.
Este traslado de un país a otro y el requerimiento de reconocimiento y amparo de la
unión convivencial nos lleva al campo del derecho internacional privado y es dentro de
este campo donde pueden surgir algunos problemas como el saber que estado tiene
aptitud para juzgar esos casos, cuál será el derecho internacional privado que lo
regulará y para la hipótesis que se pretenda hacer valer una unión constituida en el
extranjero como se deberá proceder en este caso concreto.
“toda disputa que suscite entre las partes de una relación internacional en la que no se
hubiese previsto de antemano ningún método alternativo de solución de eventuales
controversias, muy probablemente concluirá por plantearse ante los tribunales de
alguno de los estados nacionales vinculados al caso. El primer interrogante que cabra
plantearse en estos casos se referirá a la jurisdicción competente. Esto es, la
determinación del tribunal ante el cual ocurriremos a plantear el litigio.”
Los tratados vigentes en DIP son:
“la inclusión del instituto de la unión convivencial en el sistema jurídico argentino es la
consecuencia de un cambio cultural significativo, cuyos fundamentos se encuentran en
el derecho internacional de los derechos humanos. Numerosos instrumentos
internacionales han consagrado derechos vinculados a la familia, así la declaración
universal de derechos humanos de 1948 en su art. 16 dispone que las personas tienen
el derecho a casarse o formar una familia y se reconoce a , la familia como el elemento
natural y fundamental de la sociedad a su vez el art. 23 del pacto internacional de
derechos civiles y políticos consagra dicho derecho de igual manera en cuanto
consagra el derecho a que el matrimonio se base en pleno y libre consentimiento de
ambos contrayentes”.
A su vez los principios de libertad, igualdad y no discriminación en materia de familia
están consagrados en otros textos tales como la convención americana de derechos
humanos en su art. 17 que reafirma el principio de no discriminación y la convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, de las
naciones unidas de 18 de diciembre de 1979.
Dentro del ordenamiento jurídico argentino, la protección legal de las uniones de hecho
se puede fundar en el art. 14 bis de la CN que determina la protección integral de la
familia y en los arts. 16 y 19 del mismo cuerpo que receptan la igualdad ante la ley y el
derecho a la intimidad, respectivamente.
En cuanto a las fuentes convencionales específicas de la materia, como son los
Tratados de Montevideo de Derecho Civil Internacional de 1889 y de 1940 no contienen
una regulación al respecto.
Por su parte en el ámbito universal específico, la Conferencia de la Haya ha tratado el
tema desde 1987, habiendo comenzado a trabajar con el derecho aplicable para con
posterioridad ampliarlos a los temas de jurisdicción y reconocimiento y ejecución de
sentencias extranjeras.
“A su turno, la nota de la Oficina Permanente de la Conferencia de la Haya de mayo de
2000 concluyó principalmente que a) El fenómeno de la cohabitación escapa a toda
suerte de generalización; b) Los países europeos pueden dividirse en tres grupos:
aquellos en los que la cohabitación está establecida como una realidad consolidada,
para los que constituye un fenómeno naciente, y para los que prácticamente no existe;
c) Las respuestas legales a la cohabitación fuera del matrimonio en los derechos
nacionales son totalmente diversas; d) La importancia del fenómeno y la variedad de
soluciones y consecuencias legales atribuidas constituye un desafío para el derecho
internacional privado; e) El tema debe ser mantenido en el orden del día de la
Conferencia. Sin embargo, es todavía prematuro pensar en una nueva convención
sobre la cohabitación fuera del matrimonio o los aspectos de derecho internacional
privado del partenariado registrado”.
El artículo 2627 del CCYCN establece que: las acciones que surjan como
consecuencia de la unión convivencial deben presentarse ante el juez del domicilio
efectivo común de las personas que la constituyen o del domicilio o residencia habitual
del demandado.
El presente articulo regula la jurisdicción directa de los jueces argentinos y ordena al
juez ante quien se presenta un caso con elementos conectados a distintos
ordenamientos nacionales, que lo analice para determinar si su estado es competente
o no en la esfera internacional evaluando así el juez su propia competencia con vistas a
asumir o no jurisdicción en el caso concreto y poder resolverlo.
La norma otorga jurisdicción internacional a los jueces del lugar donde se domicilien o
hubieran domiciliado efectivamente los convivientes de manera concurrente con los
jueces del domicilio o residencia habitual del demandado.
El termino domicilio efectivo común debe interpretarse como aquel lugar de efectiva e
indiscutida convivencia de las partes siendo este uno de los presupuestos de la unión
convivencial, por otro lado, lo que debe entenderse por domicilio y residencia habitual
del demandado surge de lo dispuesto en el art. 2613 CCCN.

La norma citada constituye un foro general de carácter personal y concurrente por lo


que los interesados y por cualquier motivo que fuere, podrán optar por los jueces de
uno u otro país entre los ya mencionados a lo que puede sumarse por ser principio
general el foro de los jueces del domicilio del demandado, estas alternativas de opción
facilitan el acceso a justicia y evitan su denegación a través de un criterio de apertura
de varios foros posibles.
El artículo 2628 del CCYCN determina que la unión convivencial se rige por el derecho
del estado en donde se pretenda hacer valer, esto significa que las normas del lugar
donde se discútanlos efectos y consecuencias de una unión convivencial van a regir la
capacidad de las personas para constituirla, la necesidad o no de alguna forma para su
celebración o registro, su eventual inscripción, la existencia, el tiempo de convivencia,
los derechos y obligaciones de las partes y los efectos de esas uniones. La opción
elegida por el legislador ha abandonado el punto de conexión que habían previsto los
proyectos anteriores, que se habían inclinado por el domicilio de los convivientes como
contacto optando esta vez, como ya lo enunciáramos, por el lugar donde surtirá o se
pretendiera que surtiera efectos de convivencia, esto conlleva que más allá del
reconocimiento que reciba la unión en el país donde se encuentra el domicilio común,
cuando se intente desplegar sus efectos en otros estados, será el derecho de este- y
no el del domicilio- el que regule los mismos.
Así, cuando estas pretendan desplegar efectos en otros estados, estos efectos
dependerán de la regulación de ese estado y siguiendo el mismo razonamiento cuando
estas uniones pretendan desplegar efectos en nuestro país serán aplicables las reglas
del derecho de fondo contenidas en los arts. 509 a 528 del CCCN.
El fundamento de esta norma es que la determinación de la ley aplicable en el sentido
indicado se ha realizado a fin de evitar indeseables planteos de orden público al tiempo
de la judicialización de estos casos,” se trata de una protección especial, porque tal
como lo precisan sus fundamentos , la familia con base en el matrimonio heterosexual
clásica debe compartir el espacio con otros núcleos sociales que también constituyen
familias, como por ejemplo, las fundadas a partir de una unión convivencial, las que
generan tras la ruptura de una unión anterior, habiendo o no hijos ( familia
ensamblada).
La solución dada por el CCCN se inclina por el criterio territorialista ya que dispone que
se va a aplicar el derecho del estado en donde se pretenda hacer valer la unión
convivencial y principalmente sus efectos, o sea que, en tanto, la unión se haga valer
en nuestro país nuestros jueces van a determinar sus condiciones y efectos de acuerdo
con la ley argentina y con los requisitos de la misma.
Lo positivo de esta solución es que permite reconocer los efectos de la unión
convivencial en el territorio nacional no pudiendo los jueces recurrir a la institución
desconocida o a los principio de orden publico internacional para negar el
reconocimiento ya que siempre que se reclame el miso en nuestro país se deberá
aplicar el derecho argentino.
ALIMENTOS:
ARTICULO 2629 del CCYCN - Jurisdicción. Las acciones sobre la prestación
alimentaria deben interponerse, a elección de quien la requiera, ante los jueces de su
domicilio, de su residencia habitual, o ante los del domicilio o residencia habitual del
demandado. Además, si fuese razonable según las circunstancias del caso, pueden
interponerse ante los jueces del lugar donde el demandado tenga bienes. Las acciones
de alimentos entre cónyuges o convivientes deben deducirse ante el juez del último
domicilio conyugal o convivencial, ante el domicilio o residencia habitual del
demandado, o ante el juez que haya entendido en la disolución del vínculo. Si se
hubiere celebrado un convenio, a opción del actor, las acciones pueden también
interponerse ante el juez del lugar de cumplimiento de la obligación o el del lugar de la
celebración de dicho convenio si coincide con la residencia del demandado.
ARTICULO 2630.- Derecho aplicable. El derecho a alimentos se rige por el derecho del
domicilio del acreedor o del deudor alimentario, el que a juicio de la autoridad
competente resulte más favorable al interés del acreedor alimentario. Los acuerdos
alimentarios se rigen, a elección de las partes, por el derecho del domicilio o de la
residencia habitual de cualquiera de ellas al tiempo de la celebración del acuerdo. En
su defecto, se aplica la ley que rige el derecho a alimentos. El derecho a alimentos
entre cónyuges o convivientes se rige por el derecho del último domicilio conyugal, de
la última convivencia efectiva o del país cuyo derecho es aplicable a la disolución o
nulidad del vínculo.
Convención interamericana:
La internacionalización de los alimentos se da cuando el domicilio o la residencia
habitual –o la nacionalidad, dependiendo el criterio personal seguido– del acreedor y
del deudor se encuentran situados en diferentes Estados. A ello debe sumársele el
supuesto donde el acreedor alimentario posea bienes o ingresos en un Estado con los
cuales pueda hacer frente a esta obligación. En definitiva, cuando la obligación deba
hacerse efectiva en un país distinto al domicilio o residencia habitual del deudor o
acreedor estamos en condiciones de entender como relevante ese contacto y hablar de
internacionalidad. Ante esta situación, clásica del DIPR, es cuando nos preguntamos
cuál será la ley aplicable para la determinación del derecho a percibir alimentos, al
monto, etc. La notoria particularidad que se da al hablar de la internacionalidad en
estas obligaciones es el modo en que se originan. A diferencia de lo que sucede con las
demás relaciones, el reclamo alimentario termina por caer debajo de las normas de
DIPR como consecuencia de elementos extranjeros en los demás aspectos, así
terminan siendo internacionales por causa de divorcios, de la dispersión familiar, etc.
Ello no implica que no puedan lograr este efecto por mérito propio. La determinación
del sistema jurídico que gobernará nos obliga a analizar el modo de selección del
criterio más adecuado en un instituto tan delicado como las obligaciones alimentarias.
Ante la esencia que poseen, su necesidad y urgencia que se presuponen existentes en
todo caso, nos lleva a buscar siempre un modelo tendiente a garantizar una
simplificación tanto para la determinación del derecho como para la del juez
competente. De la misma manera, pensando en el objeto tripartito del DIPR, se exige el
principio de la cooperación tanto para el reconocimiento de sentencias extranjeras
como para las medidas tendientes a la obtención de una definitiva resolución.
La obligación alimentaria entre los cónyuges, así lo considera la doctrina privatista,
constituye una manifestación del deber asistencial originado como consecuencia de la
unión marital –o convivencial, en su caso– y se traduce como prestaciones económicas
destinadas a la subsistencia o manutención. Estamos ante una consecuencia de la
solidaridad familiar, de carácter asistencial y destinado a la satisfacción de las
necesidades materiales del hombre. Graciela Medina los entiende como “el deber
moral y legal impuesto a los cónyuges a asegurar la subsistencia del otro en atención a
las necesidades que presente el consorte reclamante y a los medios del reclamante”.
Su reconocimiento expreso en nuestro Código se plasmó en el artículo 432, al disponer
que los cónyuges se los deben entre sí y durante la vida en común, incluso en la
separación de hecho. Novedosamente, la norma hoy dispone que, sucedido el divorcio,
los alimentos pueden quedar a lo convenido por las partes y, en defecto, a lo dispuesto
por la norma. Recordando el principio de igualdad jurídica con una fuerte base
constitucional, estamos ante una obligación que ya no pesa exclusivamente sobre el
marido, hoy se habla de una contribución en cabeza de ambos cónyuges y en las
medidas de las posibilidades de cada uno de ellos. La nueva y autónoma disposición
hoy vigente en nuestro CCCN se nos presenta como la principal norma –siempre en
caso de inexistencia de alguna fuente convencional–, instaurando desde hace unos
años un sustancial cambio legislativo; su análisis se nos vuelve imprescindible para
buscar desentrañar su compleja y novedosa técnica legislativa.
Todo lo atinente a la responsabilidad parental quedará sometido al derecho indicado
por el art. 2640 (el derecho de la residencia habitual del hijo al momento en que se
suscita el conflicto, en principio, pues hay una excepción cuando, fundándose en el
interés superior del niño, se pueda tomar en consideración el derecho de otro Estado
con el cual la situación tenga vínculos relevantes), excepto las prestaciones
alimentarias por contar con su propia norma.
Fallo
En el caso "F., M.C. c. K., M. p/alimentos provisorios. sus dos hijos nacieron en
Alemania donde convivía todo el grupo familiar; en el mes de julio de 2011 viajaron a la
Argentina; se instalaron en San Rafael; la niña concurrió durante ese año a la sala de 3
años del jardín de infantes de un colegio privado de San Rafael y al año siguiente
comenzó la sala de 4 años; el grupo familiar convivió en esa ciudad por casi nueve
meses, y a fines de marzo de 2012 el señor K. regresó solo a Alemania, quedando aquí
su esposa e hijos. En Alemania, el padre solicitó la restitución de los hijos, negando que
hubieran viajado a nuestro país para quedarse definitivamente, y argumentando que
volvió a trabajar y vivir en Alemania y su mujer no lo acompañó. En tanto, la madre
inició ante la justicia argentina un juicio para la fijación de alimentos provisorios a favor
de sus dos hijos menores. En esta oportunidad nos ocuparemos de esta última
cuestión, tanto en relación con la competencia de los jueces argentinos como respecto
de la determinación de la ley aplicable, considerando principalmente que la Cámara
resolvió en virtud de las nuevas disposiciones del Código Civil y Comercial en la
materia. El Juzgado de primera instancia resolvió fijar, en concepto de alimentos
provisorios que debe pagar el señor K., M. a favor de sus hijos menores L. S. K. F. y M.
K. F., la suma de $ 3000,00 por mes adelantado, pagaderos del 1 al 10 de cada mes,
fijándola con efecto retroactivo al día 11/4/2014. Para así resolver, la jueza a quo tuvo
presente los términos de la demanda y su contestación. En este caso la actora inicio el
pedido de alimentos a favor de sus dos hijos y solicito que se fijen alimentos provisorios
en moneda extranjera (euros), teniendo en cuenta la nacionalidad y el lugar de
residencia del demandado (Alemania). Además, expreso que el monto solicitado (500
euros) representa aproximadamente el 50 % de lo que debería pagar el progenitor
como alimentos definitivos según la legislación alemana. El demandado solicito el
rechazo de la pretensión y no consintió la jurisdicción. El juez de primera instancia hizo
lugar parcialmente y fijo alimentos provisorios en la moneda de curso legal. La actora y
el demandado apelaron la decisión.
La Primera Cámara de Apelaciones Civil, Comercial, de Paz, Minas, Tributario y Familia
de la Segunda Circunscripción Judicial de Mendoza rechazó el recurso interpuesto por
el demandado e hizo lugar parcialmente a lo solicitado por la actora. En consecuencia,
revocó la sentencia de primera instancia y fijó la cuota de alimentos provisorios a favor
de los niños en 400 euros. Para decidir de este modo, el tribunal aplicó la Convención
sobre la obtención de alimentos en el extranjero y el Código Civil y Comercial de la
Nación "...que contiene un título completo [el IV] sobre disposiciones de derecho
internacional privado. En el capítulo 3 'Parte Especial' regula los alimentos en la
Sección 4ª, sin distinguir según cuál sea el vínculo que da origen a la obligación
asistencial. La nueva normativa aplica el criterio de favor alimentario tanto para
determinar la jurisdicción [art. 2629] como el derecho aplicable [art. 2630]. El último
artículo citado dispone que el derecho a alimentos se rige por el derecho del domicilio
del acreedor o del deudor alimentario, el que a juicio de la autoridad competente resulte
más favorable al interés del acreedor alimentario". En consecuencia, el tribunal
entendió que "...le asiste razón a la actora apelante en cuanto sostiene que la
prestación alimentaria a favor de sus hijos y a cargo del señor K. debe determinarse
por aplicación de la legislación alemana [...] tomando en consideración las
particularidades del caso, en especial, la adecuada satisfacción de las necesidades de
los niños causantes". Finalmente, el tribunal fijó la cuota alimentaria en moneda
extranjera por considerar que aquella solución resultaba "...conveniente para mantener
indemne en la mayor medida posible la obligación alimentaria frente a los efectos de la
inflación y porque por las particularidades del caso [deudor alimentario residente en el
extranjero que percibe sus ingresos en una moneda de marcada fortaleza y estabilidad)
no se corre el riesgo apuntado de que, por las contingencias económicas vernáculas, la
obligación se torne excesivamente onerosa".

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