Antropología Jurídica MX
Antropología Jurídica MX
Antropología Jurídica MX
DE LA ANTROPOLOGÍA
JURÍDICA EN MÉXICO
UN MANUAL
PARA SU ENSEÑANZA
DIRECTORIO
Créditos editoriales
Debates actuales de la antropología jurídica en México. Un manual para su enseñanza se editó por el Insti-
tuto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico, a través del Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación
(PAPIME), proyecto PE305622, “Debates actuales de la antropología jurídica mexicana. He-
rramientas para su enseñanza”.
Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita
del titular de los derechos patrimoniales.
Hecho en México
CONTENIDO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII
Erika Bárcena Arévalo
Orlando Aragón Andrade
Primera parte
UNA REVISIÓN HISTÓRICA DEL CAMPO
DE LA ANTROPOLOGÍA JURÍDICA
Segunda parte
TEMAS CLÁSICOS, NUEVOS ENFOQUES
V
VI CONTENIDO
Tercera parte
LA EXPANSIÓN DEL CAMPO DE LA ANTROPOLOGÍA
JURÍDICA. NUEVAS AGENDAS DE INVESTIGACIÓN
INTRODUCCIÓN
VII
VIII INTRODUCCIÓN
2
Sobre esta categoría amplia puede consultarse: Fix-Fierro, Héctor, et al., Manual de socio-
logía del derecho. Dieciséis lecciones introductorias, México, Fondo de Cultura Económica-UNAM,
IIJ, 2018. Krotz, Esteban, “Sociedades, conflictos, cultura y derecho desde una perspectiva
antropológica”, en Krotz, Esteban (ed.), Antropología jurídica: perspectivas socioculturales en el estudio
de derecho, México-Barcelona, UAM-Anthropos, 2002.
3
Aragón Andrade, Orlando, El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica militante
desde la experiencia de Cherán, México, México, UNAM, Escuela Nacional de Estudios Superiores,
Unidad Morelia, 2019, https://acortar.link/3t7QO3.
4
Sieder, Rachel (coord.), Exigiendo justicia y seguridad: Mujeres indígenas y pluralidades legales en
América Latina, México, CIESAS, 2017.
5
Valladares de la Cruz, Laura R., “La política de la multiculturalidad en México y sus
impactos en la movilización indígena: avances y desafíos en el nuevo milenio”, en García,
Fernando (coord.), Identidades, etnicidad y racismo en América Latina, Ecuador, FLACSO Ecuador,
2008, pp. 289-308; Hernández, Aída et al. (coords.), El Estado y los indígenas en tiempos del Pan:
neoindigenismo, legalidad e identidad, México, CIESAS-Porrúa-Cámara de Diputados, 2004.
6
Hernández, Rosalva Aída, “¿Del Estado multicultural al Estado penal? Mujeres indígenas
presas y criminalización de la pobreza en México”, en Sierra, María Teresa, Hernández, Ro-
salva Aída, y Sieder, Rachel (eds.), Justicias indígenas y Estado: violencias contemporáneas, México,
FLACSO-CIESAS, 2013, vols. 299-338.
7
Solís Velázquez, Alberto C., “En defensa del territorio ancestral: activismo, peritaje an-
tropológico y juicio agrario”, Península, vol. 18, núm. 2, 2023, pp. 9-33.
INTRODUCCIÓN IX
8
Véanse los capítulos de Fernández de la Reguera y de Bárcena en este libro.
9
Véase el capítulo de Querales en este libro.
X INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN XI
XII INTRODUCCIÓN
10
Una breve historia sobre el surgimiento y primeros años de los movimientos indígenas,
en esta primera etapa de lucha por el reconocimiento de derechos, puede encontrarse en: Ve-
lasco Cruz, Saúl, El movimiento indígena y la autonomía en México, México, UNAM, 2003.
11
Gómez Rivera, Magdalena, “La defensoría jurídica de presos indígenas”, en Stavenha-
gen, Rodolfo e Iturralde, Diego (coords.), Entre la ley y la costumbre: el derecho consuetudinario indígena
en América Latina, México, Instituto Indigenista Interamericano-Instituto Interamericano de
Derechos Humanos, 1990, p. 13.
12
Jimeno, Myriam, “La emergencia del investigador ciudadano: estilos de antropología y
crisis de modelos en la antropología colombiana”, en Tocancipá, Jairo (ed.), La formación del Es-
tado-Nación y las disciplinas sociales en Colombia, Popayán, Universidad del Cauca, Departamento
de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, 2000.
INTRODUCCIÓN XIII
13
Ordóñez Cifuentes, José Emilio Rolando, “Breve síntesis del quehacer de las jornadas
lascasianas”, en Ordóñez Cifuentes, José Emilio Rolando (coord.), Balance y perspectivas del dere-
cho social y los pueblos indios de Mesoamérica. VIII Jornadas Lascasianas, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, 1999, p. 9.
14
Sin negar que existe un amplio espectro de prácticas que pueden encajar de una u otra
manera en esta clasificación.
15
Nader, Laura, Ideología armónica. Justicia y control en un pueblo de la montaña zapoteca, México,
Instituto Oaxaqueño de Cultura-Fondo Estatal para la Cultura y las Artes-Centro de Investi-
gaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1990.
16
Collier, Jane F., El derecho zinacanteco: procesos de disputar en un pueblo indígena de Chiapas, Mé-
xico, CIESAS-UNICACH, 1995.
17
Chenaut, Victoria, y María Teresa Sierra, “La antropología jurídica en México: temas
y perspectivas de investigación”, Pueblos indígenas ante el derecho, México, CIESAS-CEMCA,
1995, p. 21.
XIV INTRODUCCIÓN
18
Stavenhagen e Iturralde, Entre la ley y la costumbre…, cit.
19
Chenaut y Sierra, “La antropología jurídica en México…”, cit., p. 14.
20
Para un recuento detallado de cómo estos procesos incidieron en el desarrollo de la an-
tropología jurídica anglosajona, véase: Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Los debates
INTRODUCCIÓN XV
[…] el manejo estratégico que hacen los actores sociales de la ley dentro y fue-
ra de las comunidades indígenas, en función de las dinámicas sociales en que
se encuentran inmersos. Nuestro universo se amplió, de tomar como punto de
partida el espacio de una normatividad coherente y consensual, al más vasto del
conflicto y del control social del grupo. Aquí las disputas y su expresión norma-
tiva aparecían como el lugar privilegiado para comprender las estrategias que
los actores sociales utilizan de acuerdo con su posición en combinación con las
costumbres, haciendo uso de las diferentes instancias reguladoras y normativas
del orden jurídico.25
XVI INTRODUCCIÓN
del derecho propio, como fuera de ellas en las instancias estatales. Desde esta
perspectiva, las características de los distintos sistemas jurídicos involucrados
y sus articulaciones no eran relevantes en sí mismas, sino en la medida en que
constituyeran escenarios dentro de un mismo proceso de disputa, y fueron
más exploradas en las justicias indígenas que en la justicia estatal. Chenaut y
Sierra señalan, además:
[…] los actores sociales hacen uso estratégico de los niveles legales recurrien-
do o no a los mismos, según la conveniencia, los intereses y valores que entran
en juego en el conflicto, así como los fines prácticos que persigan. Por ello, el
abanico de opciones generadas entre la relativa rigidez que determina los pasos
del procedimiento judicial a seguir y las elecciones por conveniencia realizadas
por las partes en disputa, permite adentrarse en los mecanismos de resolución
de conflictos y de manipulación de las normas para reconstruir la racionalidad
subyacente en las prácticas jurídicas.26
26
Ibidem, p. 27.
27
Ello sin descartar, como señalan Emanuel Rodríguez y Carlos Lucas Mateo en su con-
tribución, que los posteriores estudios sobre la agencia y sobre los elementos hegemónicos y
contrahegemónicos inherentes a todo sistema normativo, matizaran la comprensión de las
estrategias de los actores sociales.
INTRODUCCIÓN XVII
28
Abrams, Philip, “Notas sobre la Dificultad de Estudiar al Estado”, Antropología del Estado
/ Philip Abrams, Akhil Gupta, Timothy Mitchell, México, Fondo de Cultura Económica, 2015, pp.
17-70.
29
Véanse los capítulos de Fernández y de Bárcena.
30
Merry, Sally Engle, “Anthropology and International Law”, Annual Review of Anthropology,
vol. 35, núm. 1, 2006, pp. 99-116; Good, Anthony, Anthropology and Expertise in The Asylum Courts,
Gran Bretaña, Routledge-Cavendish, 2007.
XVIII INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN XIX
XX INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN XXI
Bibliografía
XXII INTRODUCCIÓN
Primera parte
GENEALOGÍA TEÓRICA
DE LA ANTROPOLOGÍA JURÍDICA:
DERECHO, POLÍTICA Y GOBIERNO
*
Centro de Estudios Antropológicos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. In-
tegrante del Laboratorio de Antropología Jurídica y del Estado de la ENES-Morelia, UNAM.
**
Centro de Estudios Antropológicos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
Introducción
Este capítulo busca retomar los debates que en los años ochenta produjeron
balances significativos en torno al estado del arte de la antropología jurídica
en México. Estos textos1 no sólo fueron pioneros en perfilar este subcampo de
investigación antropológica, sino que también precisaron los derroteros teó-
ricos que había seguido el estudio del derecho en los pueblos indígenas y las
particularidades de sus andamiajes jurídico-políticos bajo los paradigmas que
predominaron en las escuelas nacionales de esta disciplina (principalmente
el evolucionismo, el estructural-funcionalismo y el relativismo cultural). Sin
demeritar la importancia de los trabajos pioneros, resulta necesario reflexio-
nar sobre el camino que hemos recorrido en las últimas tres décadas, para
precisar en dónde estamos parados a nivel teórico-metodológico en el estudio
de los procesos jurídico-políticos hoy día.
El panorama general que se expondrá en las siguientes líneas va dirigido
a aquellos(as) antropólogos(as) que están en formación y tienen interés en
realizar estudios del campo jurídico. Vale decir que este trabajo no es un
estado del arte, sino un primer apunte general de los fundamentos teóricos y
la diversificación temática en los estudios contemporáneos del derecho y sus
formas jurídicas de los últimos años. Particularmente, se buscará engarzar
los efectos de las pugnas y revoluciones que han existido en los paradigmas
teóricos vinculados al desarrollo de la antropología mexicana, ubicando los
puntos de quiebre en donde los debates del campo jurídico-político han te-
nido un repunte para consolidar lo que hoy conocemos como antropolo-
gía jurídica. Uno de los retos que tiene este ejercicio de síntesis es precisar
teóricamente los marcos de interpretación en los sugerentes estudios que se
han realizado en las últimas décadas. Emulando las reconstrucciones que se han
hecho en otros subcampos de investigación (como la antropología política),
podríamos analizar las conceptualizaciones y los marcos interpretativos que
dichos estudios tienen sobre el poder, lo jurídico y las estructuras estatales.
Como en toda reconstrucción histórica habrá huecos y omisiones que son
responsabilidad de los autores.
1
Véase Nader, Laura, “The Anthropological Study of Law”, American Anthropologist, vol.
67, núm. 6, 1965, pp. 3-32; Stavenhagen, Rodolfo y Diego Iturralde (comps.), Entre la ley y la
costumbre. el derecho consuetudinario indígena en América Latina, México, Instituto de Derechos Hu-
manos-Instituto Indigenista Interamericano, 1990; Chenaut, Victoria y Sierra, María Teresa,
(eds.), Pueblos indígenas ante el derecho, México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centro-
americanos-CIESAS, 1995, y Krotz, Esteban, Antropología jurídica: perspectivas socioculturales en el
estudio del Derecho, México, Anthropos-UAM Iztapalapa, 2002; entre otros.
5
Malinowski, Bronislaw, Crime and Custom in Savage Society, Londres, Routledge & Kegan
Paul Ltd, 1949.
6
Zorn, Jean G. “Lawyers, Anthropologists, and the Study of Law: Encounters in the
New Guinea Highlands”. Law & Social Inquiry 15, núm. 2 1990, pp. 271-304, https://doi.
org/10.1111/j.1747-4469.1990.tb00589.x, p. 276.
7
Radcliffe-Brown, A.R., Estructura y función en la sociedad primitiva, Barcelona, Península,
1972.
8
Bohannan, Paul (ed.), Law and Warfare: Studies in the Anthropology of Conflict, Austin, Univer-
sity of Texas Press, 1967.
9
Swartz, Marc, et al., “Introduction, Political Anthropology”, Chicago, Aldine Publishing
Company, 1966.
10
Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Los debates recientes y actuales en la antro-
pología jurídica: las corrientes anglosajonas”, en Krotz, Esteban, op. cit., p.124-126.
11
Nader y Tood, citado por Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Los debates re-
cientes…”, cit., p.129.
12
Gluckman, Max, Analysis of a Social Situation in Modern Zululand, Manchester, University
of Manchester Press, 1958.
13
Van Velsen, J., “The Extended-case Method and Situational Analysis”, en Epstein A. L.
(ed.), The Craft of Social Anthropology, Londres, Tavistock Publications, 1967.
14
Bourdieu, Pierre, “Elementos para una sociología del campo jurídico”, en Bourdieu, P.
y Teubner, G. (eds.), La fuerza del derecho, Bogotá, Uniandes, 2000.
15
Lazarus-Black y Hirsch, citado por Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Los
debates recientes…”, cit., p.149.
16
Geertz, Clifford, Local Knowledge: Further Essays in Interpretative Anthropology, Nueva York,
1983.
17
Véase Chenaut, 1997; 1999; Hernández y Garza, 1995; Sierra, 1995; entre otros.
18
Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Los debates recientes…”, cit., p.154.
19
Stavenhagen, Rodolfo e Iturralde, Diego, Entre la ley y la costumbre. el derecho consuetudinario
indígena en América Latina, México, Instituto de Derechos Humanos-Instituto Indigenista Inte-
ramericano, 1990.
no indígena publicado en 1953, en donde trató con mayor detalle las leyes
de las poblaciones indígenas en México.20 Sin embargo, la mayoría de
los trabajos que reformularon la investigación de los procesos jurídico-
políticos en los pueblos del país, en la década de los noventa, se yuxtaponen
al quiebre político que sufrirá la antropología en 1994, con la irrupción del
movimiento indígena articulado en el Ejército Zapatista de Liberación Na-
cional (EZLN).
Para mostrar los efectos de lo anterior y presentar un balance actual de
la producción académica de la antropología jurídica mexicana echaremos
mano del Catálogo de Tesis en Antropología Social-México.21 Este catálogo registra
las tesis de licenciatura y posgrado sustentadas por las y los egresados del
gremio antropológico desde 1945 a la fecha. La siguiente tabla ofrece algunas
pistas sobre la consolidación del campo de estudio y el potencial crecimiento
a partir de 1994 en las investigaciones relacionadas con tópicos como dere-
cho, ley, justicia, gobierno, juzgado, delito, consuetudinario y peritaje.
Temporalidad
Término
Previas a 1994 Posteriores a 1995
Derecho/Ley 4 tesis 91 tesis
Justicia 0 tesis 47 tesis
Gobierno 4 tesis 38 tesis
Jurídico/a 0 tesis 27 tesis
Juzgado 0 tesis 10 tesis
Delito 2 tesis 4 tesis
Peritaje 0 tesis 5 tesis
Consuetudinario 1 tesis 2 tesis
Total: 11 Total: 230
Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Los debates recientes…”, cit., pp. 248-249.
20
CIESAS, coordinado por Roberto Melville y realizado con el apoyo de las instituciones afilia-
das a la Red Mexicana de Instituciones de Formación en Antropología (RedMIFA).
Es de interés notar que antes de 1994 sólo se registran cuatro tesis en-
focadas al estudio del derecho-ley, así como cuatro sobre formas de gobier-
no. Además, existen dos trabajos relacionados con el estudio de los delitos
o crímenes y uno de Rubelia Alzate Montoya titulado “Estructura de poder
en una comunidad campesina” que se publica en 1974 como tesis de maes-
tría en la UNAM. Es muy probable la omisión de otros trabajos fundamentales
en la reconfiguración teórico-metodológica que experimentó la antropología
jurídica en los ochenta y noventa. Es el caso, por un lado, de las investigacio-
nes realizadas por las publicaciones pioneras citadas, pues muchas de ellas
fueron presentadas como tesis de grado en universidades extranjeras. Por
otro lado, muchas de las investigaciones que se realizaron en la Dirección de
Procuración de Justicia del Instituto Nacional Indigenista, particularmente
en el Programa de Apoyo al Registro Civil para Población Indígena, fueron
realizadas por abogados y antropólogos sociales a finales de los años ochenta
y principios de los noventa, bajo un enfoque que percibía el reconocimiento
de los derechos indígenas y cuestionaba el indigenismo integracionista. Este
hallazgo nos hace vislumbrar que incluso desde dentro del Estado ya se co-
menzaban a percibir los impactos de la reconfiguración teórico-metodológi-
ca de la antropología jurídica, pues algunas personas hicieron “antropología
aplicada” por la defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas.22
El aumento exponencial de las investigaciones en antropología jurídica es
notario después de la emergencia del movimiento zapatista, pues como se ve
en la tabla, de haber sólo cuatro tesis enfocadas en el estudio del derecho o la
ley en contextos indígenas, después de 1994 aumentaron a 94 trabajos. Por
su parte, la investigación de las formas de gobierno indígena y autogobierno
también tuvo un incremento potencial al llegar a 38 tesis, un término poco fre-
cuente antes del levantamiento zapatista. Asimismo, las indagaciones sobre jus-
ticia indígena aparecen hasta 1997 y al día de hoy se cuenta con 47 tesis sobre
dicha temática. El panorama general de los números anteriores nos permite
afirmar que en la antropología jurídica contemporánea hay un predominio de
los enfoques empíricos del estudio del derecho y una fetichización del litigio.23
Sin embargo, también sale a relucir la emergencia de nuevos temas como las
burocracias jurídicas, los casos de peritaje, las movilizaciones por el reconoci-
miento de “otros” derechos, la justicia restaurativa, la perspectiva de género e
22
Se agradece esta precisión al antropólogo Romeo Ernesto Molina Mena, quien realizó
una de estas tesis titulada Violación de los derechos colectivos en las formas de asignación de nombres en los
pueblos indígenas de México sustentada en 2002.
23
Aragón Andrade, Orlando, El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica militante
desde la experiencia de Cherán, México, UNAM, ENES Morelia, 2019.
interseccional para evidenciar el racismo del Estado, los sistemas normativos in-
ternos, las formas de autogobierno, etcétera.
Ahora bien, el aumento de investigaciones en el subcampo de la antropo-
logía jurídica no está libre de contradicciones, pues el auge del anarquismo
metodológico y el eclecticismo teórico de la “caja de herramientas” han ge-
nerado que algunos trabajos tengan discusiones conceptuales muy complejas,
pero poco ligadas a las etnografías que realizan. Igualmente, son escasos los
trabajos que suscriben una posición crítica (por ejemplo, la marxista). Otra
disyuntiva son los pánicos morales que surgen de yuxtaponer estudios de an-
tropología jurídica “buena” —regularmente asociada a posiciones militantes
que defienden a los pueblos— versus investigaciones de antropología jurídica
“oscura” —que evidencia las contradicciones y los efectos negativos de las
luchas comunitarias—.24 No obstante, estas pugnas siguen dinamizando di-
cho subcampo al evidenciar no sólo formas contrahegemónicas del derecho,
sino otras formas del derecho y de imaginación jurídica desde la óptica de los
pueblos originarios, así como la exposición de redes de actores y asociaciones
que permiten documentar flujos e interfases que anteriormente no figuraban
en el análisis jurídico-político.
Finalmente, es necesario reflexionar si ante la complejidad del estado del
arte actual de la antropología jurídica mexicana vale la pena hacer un balan-
ce que nos permita regresar a la precisión teórica y determinar los enfoques
teórico-metodológicos de las investigaciones actuales, para ver si predominan
las perspectivas normativas, procesuales, culturales o críticas. Una pista para
realizar esta tarea es ver cómo las investigaciones de las últimas tres décadas
definen el poder, el Estado y lo jurídico. Esto no debe negar el cuestionamien-
to a dichas categorías ponderando un ejercicio de co-teorización con aquellos
pueblos que tienen prácticas y sistemas jurídico-políticos contrahegemónicos.
Este regreso a la teoría-práctica será de gran utilidad para quienes se están
adentrando o especializando en este subcampo, pues les permitirá tener más
claridad de los marcos teórico-metodológicos que guían sus interpretaciones
y no sólo dejarse llevar por sus “buenas” intenciones.
Ortner, Sherry B., “Dark Anthropology and its others: Theory since the eighties”, Hau:
24
1. ¿Cuáles son los paradigmas que primaban en los estudios de antropología ju-
rídica antes del levantamiento del EZLN?
2. ¿En qué consiste la lectura gramsciana del derecho?
3. ¿Cómo ha incidido la movilización social en el desarrollo de las agendas de
investigación de la antropología jurídica mexicana?
4. Hoy en día ¿las investigaciones deberían ubicarse en paradigmas mono-
líticos?
5. ¿En qué medida consideras que son válidas las articulaciones entre teorías y
conceptos?
Bibliografía
Segunda parte
TEMAS CLÁSICOS,
NUEVOS ENFOQUES
EL PLURALISMO JURÍDICO
EN LA ANTROPOLOGÍA JURÍDICA MEXICANA.
DE LA COSTUMBRE INDÍGENA AL DIÁLOGO
DE SABERES JURÍDICOS
*
Laboratorio de Antropología Jurídica y del Estado de la ENES-Morelia, UNAM.
21
Introducción
El desarrollo de la AJM
y el estudio del pluralismo jurídico
La principal razón por la que el estudio del pluralismo jurídico ha sido tan
importante en el desarrollo de la AJM se debe al contexto político en el que
emergió la subdisciplina, a finales de los ochenta. Aunque encontramos im-
portantes antecedentes del estudio de la AJ en México durante gran parte
del siglo XX,1 se considera que la AJM, de manera independiente respecto
1
Aragón Andrade, Orlando, De la “vieja” a la “nueva” justicia indígena. Transformaciones y conti-
nuidades en las justicias indígenas en Michoacán, México, UAM-I-Ediciones del lirio, 2016, pp. 51-53.
2
Dos de los más emblemáticos son la formación de la Red Latinoamericana de Antro-
pología Jurídica y las Jornadas Lascasianas impulsadas desde el Instituto de Investigaciones
Jurídicas.
3
Stavenhagen, Rodolfo e Iturralde, Diego (comps.), Entre la ley y la costumbre. El derecho
consuetudinario indígena en América Latina, México, Instituto Indigenista Interamericano-Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 1990.
De la costumbre jurídica
al diálogo de saberes jurídicos
4
Sierra, María Teresa y Chenaut, Victoria, “Debates recientes y actuales en la antropología
jurídica: Las corrientes anglosajonas”, en Krotz, Esteban (ed.), Antropología jurídica: perspectivas socio-
culturales en el estudio del derecho, Barcelona, Anthropos-UAM-I, 2002; Sierra, María Teresa, “Hacia
una interpretación comprensiva de la relación entre justicia, derecho y género: los procesos inter-
legales en regiones indígenas”, en Sierra, María Teresa (ed.), Haciendo justicia. Interlegalidad, derecho
y género en regiones indígenas, México, H. Cámara de Diputados-CIESAS-Miguel Ángel Porrúa,
2004, pp. 11-56. Aragón Andrade, Orlando, De la “vieja”… cit., pp. 51-84.
[…] entre quienes hemos iniciado ya este camino de investigación y hemos pre-
sentado resultados preliminares tenemos respuestas en diferentes órdenes o nive-
les: la forma de dirimir los conflictos jurídicos entre las poblaciones indígenas se
da generalmente por la conciliación; no existe una relación de oposición entre
el Estado y los pueblos indios sino de negociación, como estrategia para reforzar el
orden y el control interno.6
5
Chenaut, Victoria y Sierra, María Teresa, “El campo de investigación de la antropología
jurídica”, Nueva Antropología, núm. 43, 1992, p. 107.
6
Valdivia Dounce, Teresa, “¿Por qué hoy una antropología jurídica en México?”, Nueva
Antropología, núm. 43, 1992, p. 120.
7
Chenaut, Victoria y Sierra, María Teresa, “La antropología jurídica en México: Temas y
perspectivas de investigación”, en Chenaut, Victoria y Sierra, Teresa (coords.), Pueblos indígenas
ante el derecho, México, CIESAS-Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,
1995, p. 23.
en la observación directa, que hasta ese momento eran todavía escasas para
la cantidad de regiones y realidades indígenas e interétnicas de México.
La centralidad que adquirió este enfoque fue tal que el planteamiento
original de la “costumbre jurídica” fue sustituido por la noción de la “interle-
galidad” construida originalmente desde la sociología del derecho.8 Esta idea
sobre el pluralismo jurídico consiste —según su propio creador el sociólogo
portugués Boaventura de Sousa Santos— en concebir al derecho como pro-
ducto de la constante intersección de diferentes órdenes legales como con-
secuencia de que: “vivimos en una época de legalidad porosa o de porosidad
jurídica, de múltiples redes de ordenamientos jurídicos que nos obligan a
constantes transiciones y transgresiones”.9
La “interlegalidad” fue adaptada por la AJM como respuesta a la nece-
sidad de profundizar y mostrar empíricamente esa hibridación y porosidad
del derecho en las regiones indígenas concretas;10 así como para mostrar el
resultado de las dinámicas de resistencia y dominación en el campo jurídi-
co entre derecho estatal y justicias indígenas.11 Adicionalmente, habría que
tener en consideración que “la interlegalidad” como expresión fenomenoló-
gica del pluralismo jurídico, tal como se le concibió, apoyó decisivamente el
énfasis etnográfico de las investigaciones de la AJM que aún al día de hoy la
caracterizan, ya que se conjuga muy bien con la observación directa de estas
dinámicas legales.
No creo equivocarme al decir que la “interlegalidad” es la noción más
extendida en las investigaciones de AJM actualmente.
En la primera década del siglo XXI comenzó a manifestarse un fenó-
meno que supuso un ajuste a los campos jurídicos que hasta ese momento
se venían estudiando en la AJM. En efecto, por aquellos primeros años del
siglo XXI el impacto de la globalización neoliberal del derecho, que se había
asentado en México con la firma del Tratado de Libre Comercio con Esta-
dos Unidos y Canadá, transformó una buena parte de los campos en donde
interactuaban el derecho estatal y las justicias indígenas, planteando nuevos
retos y desafíos para su comprensión.
8
Sierra, María Teresa y Victoria Chenaut, “Debates recientes…”, cit., pp. 158-159.
9
Santos, Boaventura de Sousa, “Law: A Map of Misreading. Toward a Postmodern Con-
ception of Law”, Journal of law and society, vol. 14, núm. 3, 1987, p. 298. (trad. propia).
10
Sierra, María Teresa, “Hacia una interpretación…”, cit., pp. 43-47.
11
Sierra, María Teresa, “Pluralismo jurídico e interlegalidad. Debates antropológicos en
torno al derecho indígena”, en Chenaut, Victoria, Gómez, Magdalena, Héctor Ortiz y Sierra,
María Teresa (coords.), Justicia y diversidad en América Latina. Pueblos indígenas ante la globalización,
Ecuador, FLACSO-CIESAS, 2011, pp. 391-395.
12
Aragón Andrade, Orlando, De la “vieja”…, cit., p. 508.
torio; incluso ha señalado que hay derechos estatales menos despóticos y más
democráticos que algunas expresiones de pluralismo jurídico; así se entiende
que “el concepto de pluralidad jurídica no tiene un contenido político fijo. Pue-
de ser de utilidad para una política progresista o reaccionaria”.13
En su obra se puede advertir también un matiz que no había sido tomado
en consideración en la adaptación de la noción de interlegalidad por la AJ,
esto es que la sobreposición, porosidad e hibridación que busca representar y
explicar la categoría de la interlegalidad no puede ser infinita ni anárquica.14
Un entendimiento como este conduce directamente a la trivialización del de-
recho, puesto que “si el derecho está en todas partes no está en ninguna”. Por
tal motivo, la hibridación jurídica y la interlegalidad se deberían concebir de
forma limitada, estructurada y jerárquica,15 no solo para conjurar el proble-
ma de la trivialización del derecho, sino para estar en condiciones de hacer
análisis políticos de las distintas expresiones de interlegalidad.
A partir de los desafíos puntuales que nos presentaba la coyuntura en
México, la respuesta que yo propuse fue adaptar otro planteamiento analítico
vinculado con el pluralismo jurídico y que desde mi perspectiva integraba
una idea limitada, estructurada y jerarquizada de la interlegalidad, me refiero
a las “constelaciones de derecho, de poder y de conocimiento”.16
Desde este planteamiento las sociedades capitalistas pueden analizarse
mediante constelaciones de derecho, de poder y de conocimiento basadas en
seis espacios relevantes de producción: (1) el espacio doméstico, (2) el espacio
de producción, (3) el espacio del mercado, (4) el espacio de la comunidad, (5)
el espacio de la ciudadanía y (6) el espacio mundial.17 Cada uno de estos es-
pacios produce una forma concreta de poder, de derecho y de conocimiento
que, aunque están interrelacionadas, son estructuralmente autónomas.18 Por
ejemplo, y centrándome en el derecho y el poder, el espacio doméstico se
caracteriza por la forma de poder de patriarcado y por el derecho doméstico;
el espacio de producción reproduce la forma de poder de explotación capi-
talista y el derecho de la producción; el espacio del mercado, por su parte,
13
Santos, Boaventura de Sousa, Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común del dere-
cho, Madrid, Trotta-Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativo,
2009, p. 74.
14
Santos, Boaventura de Sousa, Critica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia,
Bilbao, Desclée, 2000, p. 298.
15
Santos, Boaventura de Sousa, A crítica da razão indolente. Contra o desperdício da experiência,
Brasil, Cortez, 2002, p. 262.
16
Aragón Andrade, Orlando, De la “vieja”…, cit.
17
Santos, Boaventura de Sousa, A crítica da..., cit., pp. 277-284.
18
Ibidem, p. 272.
19
Ibidem, pp. 292-302.
20
Aragón Andrade, Orlando, De la “vieja”…, cit., p. 508
Este nuevo énfasis ha supuesto a su vez un nuevo desafío para los estudios
del pluralismo jurídico en la AJM, que ha consistido en ir de una tradición en
donde se describía, interpretaba y analizaba el pluralismo jurídico y la inter-
legalidad materializada en las distintas expresiones de justicia indígena, a una
posición en la que dicha diversidad jurídica es movilizada como un insumo
para generar productos extra académicos y para la intervención político-ju-
rídica en favor de las luchas por los derechos de los pueblos y comunidades
indígenas. Este desplazamiento nos lleva a la cuestión del “diálogo de saberes
jurídicos”.
En efecto, el nuevo papel que adquirieron los tribunales en la disputa por
los derechos de los pueblos y comunidades indígenas a raíz de la reforma al
artículo 1° constitucional en 2011 abrió la posibilidad de que los antropólo-
gos del derecho intervinieran en estas disputas dependiendo de su formación
y especialización profesional, o bien mediante el peritaje cultural que tuvo
un boom en los tribunales constitucionales —la Suprema Corte de Justicia de
la Nación y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación—,21 o
bien mediante el litigio y defensa legal de pueblos y comunidades ante los
tribunales que también alcanzó niveles nunca antes vistos en esos campos.22
En estas dos vertientes, la diversidad jurídica —concretada en las justicias
practicadas por los pueblos indígenas— requiere de una comprensión y trabajo
antropológico diferente al realizado por la etnografía tradicional basada princi-
palmente en la observación directa y desde un lugar neutro o no comprometido
con un proceso de lucha en particular. Además de nuevos criterios éticos y de
“objetividad posicionada”, es necesario un trabajo comprensivo que permita
dialogar saberes jurídicos de matrices culturales y de especializaciones profe-
sionales diferentes, tales como las justicias indígenas y/o el peritaje cultural o
el litigio. El diálogo entre estos saberes extraños entre sí es indispensable para
co-construir peritajes culturales que intervengan de manera favorable en de-
terminada lucha de algún pueblo o comunidad, en determinado litigio o para
21
Loperena, Christopher, Hernández Aida y Mora, Mariana, “Los retos del peritaje cul-
tural. El antropólogo como perito en la defensa de los derechos indígenas”, Desacatos, núm. 57,
2018, pp. 8-19. Hernández, Rosalba Aída, “Retos y posibilidades de los peritajes antropoló-
gicos. Reflexiones desde la experiencia mexicana”, Abya Yala, vol. 2, núm. 2, 2018, pp. 57-85.
Sierra, María Teresa y Erika Liliana López López, Los sistemas normativos indígenas en San Luis
Acatlán, Guerrero: Dictamen antropológico, México, IWGIA-CIESAS, 2021, 130 p.
22
Bárcena Arévalo, Erika, “Antropología del derecho. Notas sobre sus aportes para la jus-
ticiabilidad de los derechos de los pueblos indígenas”, Redhes, vol. 7, núm. IX, 2017, pp. 61-80.
Aragón Andrade, Orlando, El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica militante desde
la experiencia de Cherán. Morelia, UNAM, 2019, 508 p. Aragón Andrade, Orlando, “La emer-
gencia del cuarto nivel de gobierno y la lucha por el autogobierno indígena en Michoacán,
México,” Cahiers des Amériques Latines, núm. 94, 2020, pp. 57-81.
Palabras finales
23
Además de los referidos en la cita anterior, pueden consultarse Aragón Andrade, Or-
lando, “El Trabajo de co-teorización en la Antropología Jurídica Militante. Experiencias
desde las luchas por el autogobierno indígena”, en Aragón Andrade, Orlando y Bárcena
Arévalo, Erika (coords.), Otro derecho es posible. Diálogo de saberes y nuevos estudios militantes del dere-
cho en América Latina, México, UNAM, 2022, pp. 34-55. Aragón Andrade, Orlando, “«La caja
negra» del reconocimiento del autogobierno indígena en la nueva Ley Orgánica Municipal
de Michoacán. El frente por la autonomía, «el presupuesto directo» y la faena jurídica”,
Nueva Antropología. Revista de Ciencias Sociales, núm. 96, 2022 (en prensa). Aragón Andrade,
Orlando, “Los devenires de las Ecologías de Saberes Jurídicos. Una reflexión crítica desde
los procesos de lucha por el autogobierno indígena en Michoacán”, en García, José Luis,
Startorello, Stefano Claudio y Vommaro, Pablo (coords.), Nuevas prácticas, añejas tensiones. Al-
ternativas político-educativas desde el sur, Buenos Aires, CLACSO, 2023 (en prensa).
Bibliografía
Aragón Andrade, Orlando, “«La caja negra» del reconocimiento del auto-
gobierno indígena en la nueva Ley Orgánica Municipal de Michoacán.
El frente por la autonomía, «el presupuesto directo» y la faena jurídica”,
Nueva Antropología. Revista de Ciencias Sociales, núm. 96, 2022 (en prensa).
Aragón Andrade, Orlando, “El trabajo de co-teorización en la Antropolo-
gía Jurídica Militante. Experiencias desde las luchas por el autogobierno
indígena”, en Aragón Andrade, Orlando y Bárcena Arévalo, Erika
(coords.), Otro derecho es posible. Diálogo de saberes y nuevos estudios militantes del
derecho en América Latina, México, UNAM, 2022.
Aragón Andrade, Orlando, “La emergencia del cuarto nivel de gobierno y
la lucha por el autogobierno indígena en Michoacán, México,” Cahiers des
Amériques latines, núm. 94, 2020.
Aragón Andrade, Orlando, “Los devenires de las Ecologías de Saberes Jurí-
dicos. Una reflexión crítica desde los procesos de lucha por el autogobier-
no indígena en Michoacán”, en García, José Luis, Startorello, Stefano
Claudio, Vommaro, Pablo (coords.), Nuevas prácticas, añejas tensiones. Alterna-
tivas político-educativas desde el sur, Buenos Aires, CLACSO, 2023, (en prensa).
Aragón Andrade, Orlando, De la “vieja” a la “nueva” justicia indígena. Trans-
formaciones y continuidades en las justicias indígenas en Michoacán, México,
UAM-I-Ediciones del lirio, 2016.
Aragón Andrade, Orlando, El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurí-
dica militante desde la experiencia de Cherán, México, UNAM, 2019.
Bárcena Arévalo, Erika, “Antropología del derecho. Notas sobre sus aportes
para la justiciabilidad de los derechos de los pueblos indígenas”, Redhes,
vol. 7, núm. IX, 2017.
Chenaut, Victoria y Sierra, María Teresa, “El campo de investigación de la
antropología jurídica”, Nueva Antropología, núm. 43, 1992.
Chenaut, Victoria y Sierra, María Teresa, “La antropología jurídica en
México: Temas y perspectivas de investigación”, en Chenaut ,Victoria y
Sierra, Teresa (coords.), Pueblos indígenas ante el derecho, México, CIESAS-
Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1995.
Hernández, Rosalba Aída, “Retos y posibilidades de los peritajes antropológicos.
Reflexiones desde la experiencia mexicana”, Abya Yala, vol. 2, núm. 2, 2018.
LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
EN LA ANTROPOLOGÍA JURÍDICA MEXICANA:
CAMINOS POR CONSTRUIR
*
Conahcyt/Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
41
Introducción
1
Chenaut, Victoria, “Género y justicia en la antropología jurídica en México”, Papeles de
trabajo, núm. 15, 2007, p. 48.
las mujeres y cómo es que ha sido reapropiado por ellas para comprender
sus diversas realidades. Es importante mencionar que no pretendo construir
un estado del arte sobre el tema, pues únicamente me limito a ejemplificar
cómo se han aplicado algunos conceptos clave en la problematización de lo
jurídico. Finalmente, en un tercer momento, me pregunto hacia dónde van
las investigaciones actuales dentro de la disciplina.
Lagarde, Marcela, Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia, Madrid, Horas y horas,
2
1996, p. 24.
El género, comprendido como una cuestión cultural en relación con las di-
ferencias biológicas de las mujeres y los hombres desde la antropología, ha
pp. 73-101.
[…] los sistemas de género/sexo son los conjuntos de prácticas, símbolos, repre-
sentaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la
diferencia sexual anatomo-fisiológica y que dan sentido a la satisfacción de los
impulsos sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general al rela-
cionamiento entre las personas.5
4
Rubin, Gayle, “El tráfico de mujeres: notas sobre la «economía política» del sexo”, Nueva
Antropología, vol. VIII, núm. 30, 1986.
5
De Barbieri, “Sobre la categoría género”, Debates en Sociología, núm. 28, 1993, p. 149.
6
Ibidem, p. 150.
7
En México, actualmente existen centros de estudios de género en diferentes universi-
dades, ahí se especializan diversas investigaciones y han sido lugares de formación que han
impulsado la igualdad sustantiva de las mujeres (anotación propia).
8
Benahabib, Seyla, “Una revisión del debate sobre las mujeres y la teoría moral”, (citado
por Lagarde, Género y …, p. 23).
9
Crenshaw, Kimberly, “Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics and Vio-
lence against Women of Color”, en Crenshaw, Kimberly et al. (eds.) Critical Race Theory, Nueva
York, New Press, 1995.
género es una de las opresiones que viven las mujeres, éste no se determina
solo; sino que se imbrica con diversas condiciones como la étnico-racial, la de
edad, la de discapacidad y la económica entre otras.
Por ejemplo, si bien las mujeres somos discriminadas y excluidas de cier-
tos ámbitos por serlo, nuestras condiciones —como ser indígena o afromexi-
cana, o estar en situación de pobreza, o ser trans, etcétera— hacen que las
opresiones sean diferenciadas y, por tanto, sus impactos concretos serán dis-
tintos. No estoy mencionando que las mujeres que no tienen estas otras con-
diciones no vivan discriminación, pues al final la vivirán por el simple hecho
de ser mujeres; sino que visibilizar la interseccionalidad de las opresiones que
vivimos da cuenta también de que el sistema social es desigual y patriarcal y
al ser patriarcal dará a los hombres concesiones y privilegios que las mujeres
y otras identidades genéricas, no tienen.
Queda claro entonces, que las diferentes definiciones de género que he-
mos mencionado nos llevan a afirmar que, existe un orden de género en el que
estamos insertos(as) lo que implica entonces que, existe una división sexual
del trabajo que ordena las actividades según el género asignado, que habrá
formas de sentipensarnos según el género, los lenguajes, los valores; que
determinarán nuestra identidad, nuestra corporalidad y nuestro sentido de
pertenencia. Determinará también el acceso a recursos materiales y simbó-
licos, vitales y de espacio.10 A todas estas cuestiones ordenantes del sentido
del ser y estar en el mundo de los sujetos, desde los estudios de género, les
llamamos roles y estereotipos de género.
En este sentido, decimos que para el funcionamiento adecuado de la nor-
matividad es fundamental la vivencia personal y colectiva, la obediencia y
el cumplimiento, así como la resistencia y la subversión. Todos los cuerpos
normativos laicos y religiosos, científicos, jurídicos, académicos, entre otros,
se ocupan de reglar ese orden de género, de establecer deberes, obligaciones
y prohibiciones marcando las formas de relación, los límites y los sentidos.
Otros mecanismos culturales que mantienen el orden de género son las
costumbres y las tradiciones que llevan el peso compulsivo de los mandatos
de género legitimados en el pasado y en las genealogías, por ello son históri-
cos. Por ello, decimos que la teoría de género conlleva el análisis de la eficacia
real y simbólica de las capacidades del mundo, así como la maleabilidad de
la economía, la sociedad, la política y la cultura lo que permite su reproduc-
ción histórica. Entonces, ¿cómo lo anterior, nos puede ayudar a estudiar lo
jurídico? ¿Cómo podemos estudiar al derecho desde los estudios de género?
10
Lagarde, op. cit., p. 24
11
Chenaut, Victoria y Sierra, María Teresa, “El campo de la investigación de la antropo-
logía jurídica”, Nueva antropología, núm. 43, vol. XIII, México, 1992, p.101.
12
Nader, Laura, Ideología armónica. Justicia y control en un pueblo de la montaña zapoteca, México,
Instituto Oaxaqueño de Cultura-Fondo Estatal para la Cultura y las Artes-CIESAS, 1990.
13
Collier, Jean, Law and Social Change in Zinacantán, California, Stanford University, Press, 1973.
14
Berrio, Lina, et. al, Antropologías feministas en México: epistemologías, éticas, prácticas y miradas
diversas, México, Bonilla Artigas editores, UAM-UNAM-CEIICH, 2020. pp. 13-58.
15
Idem.
16
Idem.
17
Ibidem, p.16
18
Hernández, Aída y Sierra, Teresa “Repensar los derechos colectivos desde el género:
aportes de las mujeres indígenas al debate de la autonomía”, en Sánchez, Martha, (coord.),
La Doble Mirada. Voces e Historias de Mujeres Indígenas latinoamericanas, México, UNIFEM-ILSB,
2005, p. 106.
Nos ha costado a las mujeres indígenas entender al feminismo desde las otras y
entender si nosotras somos o no feministas […] Aprendí de un anciano de Ollan-
taytambo que en nuestro pueblo y en nuestra vida las cosas valen cuando están
en su punto de equilibrio. El desequilibrio es el equivalente a los problemas de
género en nuestro mundo. Nuestra prioridad son los derechos colectivos, los de-
rechos del territorio como pueblo y luego los derechos individuales (En entrevista
para el Enlace Intercontinental de Mujeres y FIMI).19
Con base en esta preocupación a principios del siglo XXI Teresa Sierra
publicó un libro en conjunto con otras antropólogas jurídicas, sobre los estu-
dios de género desde un posicionamiento no etnocéntrico20 con la finalidad
de compilar las diferentes investigaciones sobre género en la antropología
jurídica que se estaban realizando en México y que dieran cuenta de cómo
es que en las disputas, en palabras de la autora, se “ponían en juego los ór-
19
Mangas, Maialen y Grau, Carmen, “Tarcila Rivera, las mujeres indígenas tenemos que
construir nuestro propio concepto de feminismo”, El Salto, 20 de marzo de 2018, disponible en:
https://www.elsaltodiario.com/feminismos/tarcila-rivera-zea-mujeres-indigenas-construir-
nuestro-propio-concepto-feminismo (fecha de consulta: diciembre de 2022).
20
Sierra, María Teresa (ed.), Haciendo justicia. Interlegalidad, derecho y género en regiones indígenas,
México, CIESAS, Porrúa, 2004.
denes de género” mostrando que el campo del derecho en los estudios del
pluralismo jurídico y en contextos de interlegalidad no estaban exentos de las
desigualdades de género.
Después de esta publicación, se tradujo el libro Los códigos de género: Prác-
ticas del derecho en el México contemporáneo21 en que se recopilan diversas inves-
tigaciones hechas dentro del campo del derecho en contextos indígenas y
no indígenas, integrando la discusión en el ámbito de lo internacional y el
discurso de los derechos humanos.
Pienso que los libros anteriores sentaron las bases que fortalecieron el
campo de la antropología jurídica feminista, pues visibilizaron la potencia
de esta línea de investigación, que hasta la fecha sigue dando aportes muy
importantes y paradigmáticos para la disciplina. Las diversas investigaciones
muestran claramente, con el análisis de las normas, sentencias, disputas y
procesos jurídicos, las desigualdades de género alusivas, principalmente, a es-
tereotipos de género y a la división sexual del trabajo, mecanismos de control
para mantener el orden de género en las comunidades o en lo social; tal como
opera el sistema patriarcal a través del derecho y la justicia.
Algo muy importante que recuperar son los aportes que las metodologías
feministas han hecho para que las investigaciones en los juzgados se hagan
de una manera comprometida, de modo que se prioriza la ética y el cuidado
para generar un acompañamiento mutuo entre las mujeres, para horizonta-
lizar las relaciones en la investigación.
Y sin ánimo de generalizar e idealizar a la academia feminista, es im-
portante también destacar que las investigaciones hechas desde el género en
lo jurídico responden a preocupaciones que apuestan por un total cambio
estructural poniendo en el centro preguntas como ¿de qué manera impactan
los roles y estereotipos de género en las prácticas jurídicas? ¿Cómo el derecho
tiene y construye género? ¿De qué manera el género influye en las leyes y las
normas comunitarias y las prácticas culturales llamadas “costumbres” en el
acceso a la justicia de las mujeres indígenas y las mujeres mestizas, tanto en
el derecho indígena, como en el derecho estatal? Responder estas preguntas
y otras más específicas en su cabalidad superaría los objetivos de este capí-
tulo. Sin embargo, sí puedo mencionar que todo ese desarrollo investigativo,
muestra a través de las etnografías dos cuestiones importantes; la primera,
que visibiliza cómo las desigualdades de género se ponen en evidencia en las
resoluciones jurídicas y cómo éstas tienen implicaciones importantes en la
21
Baitenmann, Helga; Chenaut, Victoria y Ann Varley (coords.), Los códigos del género. Prác-
ticas del derecho en el México contemporáneo, México, UNAM, PUEG, 2010.
vida de las mujeres; por ejemplo, cuando para poder llegar a un acuerdo, se
les pide que cumplan con “su deber ser” como esposas o como hijas o como
madres. Muchas veces cuando las mujeres no cumplen con ello se pueden
enfrentar a la violencia dentro de sus comunidades. Y la segunda, que docu-
menta cómo en algunos de los casos estudiados, las mujeres, a través de las
disputas jurídicas pueden negociar sus condiciones dentro de sus familias y
de su comunidad, lo que evidencia cómo el derecho indígena y no indígena
es un campo en disputa y negociación del género.
Poder visibilizar en las investigaciones cómo las mujeres indígenas y mes-
tizas que exigen justicia en sus comunidades son agentes de cambio, hace
que la antropología jurídica feminista se convierta en un canal que va en dos
sentidos: uno que visibiliza las desigualdades de poder en el género y por el
otro lado, la lucha y agencia activa de las mujeres en la búsqueda de justicia,
tanto en el sistema jurídico indígena, como en el sistema positivo estatal. Por
ejemplo, cómo viven y lidian con el patriarcado y las desigualdades de género
las mujeres en situación de cárcel o cómo luchan las mujeres que son víctimas
indirectas de la violencia de género y buscan justicia para sus familiares. La
antropología jurídica feminista ha dado cuenta de cómo el género determina
el acceso a la justicia y el pleno acceso a los derechos humanos.
22
CoIDH “Resolución: Casos Fernández Ortega y otros y Rosendo Cantú y otra vs. Méxi-
co”, 2014, disponible en: https://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/fernandez_21_11_14
.pdf (fecha de consulta: diciembre de 2022).
23
CNDH, “Campo Algodonero: González y otras vs. México”, disponible en: https://
www.cndh.org.mx/noticia/campo-algodonero-caso-gonzalez-y-otras-vs-mexico#:~:text=
La%20sentencia%20de%20la%20Corte,6%20de%20noviembre%20de%202001 (fecha de
consulta: diciembre de 2022).
Conclusiones
Bibliografía
UNAM.
59
Introducción
1
Aguirre Beltrán, Gonzalo, Formas de gobierno indígena, México, UV-INI-Gobierno de Ve-
racruz-FCE, 1991.
2
Castro Gutiérrez, Felipe, “Historia y antropología: asuntos de familia”, Revista de la Uni-
versidad de México, 532, mayo de 1995, pp. 48-51.
3
Chenaut, Victoria, “Etnohistoria y antropología jurídica. Reflexión metodológica”, Críti-
ca Jurídica Nueva Época, 1992, núm. 11, pp. 185-192.
4
Pérez Rocha, Emma y Sierra Carrillo, Dora, “La etnohistoria en México: origen y tra-
yectoria”, Antropología. Revista interdisciplinaria del INAH, núm. 1, 2017. pp. 75-84; Lorandi, Ana
María, “¿Etnohistoria, Antropología histórica o simplemente historia?”, Memoria americana, vol.
20, núm. 1, 2012, pp. 17-34.
5
Morgan, Henry L., La sociedad primitiva, Madrid, Ayuso, 1987.
6
Roseberry, William, Antropología e Historias. Ensayos sobre cultura, historia y economía política,
Zamora, Colmich, 2014.
7
Palmié, Stephan, y Stewart, Charles. “Introduction: For an anthropology of history”,
HAU: Journal of Ethnographic Theory, vol. 6, núm. 1, Summer 2016, pp. 207-236.
8
Tiscornia, Sofia, et al., “La antropología política y jurídica. Entre la etnografía y la his-
toria”, Cuadernos de Antropología Social, Buenos Aires, núm. 32, 2010, pp. 7-11. Asimismo, más
recientemente en otros académicos hablando de un giro a la historia: Pirie, Fernanda, “Le-
galism: a turn to history in the anthropology of law”, Clio@Themis (en linea), núm. 15, 2019.
9
En este punto seguimos principalmente a Rufer, Mario, “Memoria sin garantías: usos del
pasado y política del presente”, Anuario de investigación, 2010, pp. 107-140.
10
Este punto es un matiz con respecto a otros autores que han hablado antes sobre los usos
del pasado en la antropología. Cfr. el excelente trabajo de Briones, Claudia, “Con la tradición
de todas las generaciones pasadas gravitando sobre la mente de los vivos: usos del pas ado e
invención de la tradición”, Runa: archivo para las ciencias del hombre, vol.1, núm. 21, 1994, pp.
99-129.
Un diálogo interdisciplinario
Ya hemos referido que la relación entre la antropología y los usos del pasa-
do puede ubicarse desde que la primera surge, y sus iniciadores adoptaron
fuentes históricas y un método comparativo de análisis para demostrar lo
que consideraban eran las pautas del progreso y la evolución humana. La
historia allí era una fuente de datos para ser analizados y clasificados.11 Sin
embargo, sus interpretaciones posteriormente fueron consideradas demasia-
do especulativas y la delimitación de la antropología como una disciplina
con una metodología particular, teorías y objetos de estudio propios, llevó al
desplazamiento de los métodos históricos. Esto fue justificado, en parte, con
el argumento de que los sujetos por los que la disciplina se interesaba care-
cían de historia, al no contar con fuentes directas y suficientemente confiables
para su reconstrucción y estudio.12
No obstante, en todo el tiempo transcurrido entre las posturas anteriores
y el presente, hay dos importantes equívocos que frecuentemente encontra-
mos en los usos del pasado en la investigación social: las interpretaciones
reduccionistas y la negación de la historia de los grupos no hegemónicos. El
evolucionismo interpretaba de forma lineal la historia humana, como una
sucesión acumulada de hechos en la cual se pasa de niveles inferiores a supe-
riores o de lo simple a lo complejo; la historia fue y a menudo continúa siendo
leída como un camino hacia ideas de perfectibilidad cultural y social política-
mente instruidas. Los trabajos que se centraban, por su parte, en los análisis
sincrónicos, negaban u omitían el pasado de los sujetos a los que estudiaban,
restándoles con ello agencia y valor explicativo a otros procesos, especialmen-
te cuando formaban parte de grupos subalternos en contextos coloniales.
Entre esos primeros vínculos y su posterior alejamiento ha pasado ya un
tiempo considerable y ambas disciplinas se han transformado. Y aquí vale no-
tar que las historias nacionales de la relación entre ambas disciplinas guardan
11
Morgan, Henry L. op. cit.
12
Radcliffe, Brown, El método de la antropología social, Barcelona, Anagrama, 1975.
pautas propias, como en el caso de nuestro país donde sus caminos frecuente-
mente se han cruzado. La historia a la que en este punto nos referimos no se
trata ya únicamente del acceso a datos del pasado, que aquí serán empleados
en los apartados de “antecedentes” o “contexto”, sino que hoy es, al igual
que la antropología, una disciplina diversa que ha generado habilidades y co-
nocimientos expertos.13 Sumado a lo anterior, la práctica histórica implica la
identificación y manejo de la diversidad de fuentes documentales disponibles
sobre temas y lugares específicos, una especialización que comprende perio-
dos históricos, aspectos concretos de la vida social del pasado, instituciones o
espacios geográficos por mencionar solo algunas de las muchas variables que
constituyen ahora sus múltiples subcampos.
Hay también una serie de habilidades que son desarrolladas con este tipo
de conocimiento. El acercamiento al pasado desde la investigación implica la
familiarización con diferentes documentos de los archivos, que dependiendo
de su origen y tema requieren del dominio de otras materias como el propio
derecho o la economía para poder ser cuestionados y explicados. El uso de
fuentes primarias no es lo único que debe considerarse, como sucede en otras
disciplinas, el conocimiento de literatura especializada sobre los procesos que
se estudian es fundamental tanto para hacer la crítica de fuentes como para
manejar y analizar la información localizada en los documentos. Finalmente,
en un ámbito compartido con la antropología, la generación de fuentes pro-
pias es hoy parte de las herramientas empleadas en este tipo de investigación,
haciendo uso de la entrevista para indagar sobre la historia oral y el registro
de historias y relatos de vida.
13
Asimismo, por sobre la idea tradicional de que las expresiones de la política de los esta-
dos y en general de los poderosos son el objeto principal de la historia, ahora se admite que
“todo tiene una historia”, Burke, Peter, Formas de hacer historia, Madrid, Alianza, 1993, p. 14.
14
Wolf, Eric, “Facing Power-Old Insights, New Questions”, American Anthropologist, vol. 92,
núm. 3, 1990, pp. 586-596.
fechas y hechos, los cuales colocados casi siempre en orden temporal aspiran a
constituirse en la historia del tema a abordar. Sin embargo, una cronología no
es en sí misma una historia, ya que, si no se reflexiona en torno a ella, quedará
como una simple lista.
Los datos históricos, con demasiada frecuencia, no hablan si no los in-
terrogamos, si no los ponemos a dialogar con otros datos o los situamos en
un contexto que nos permita explicarlos y comprenderlos, sobre todo en el
marco del complejo pasado mexicano. Hay una muy conocida referencia en
antropología que nos ayuda a ejemplificar este punto, es como esos guiños
que pueden tener múltiples interpretaciones de acuerdo con la situación y el
contexto social en que ocurren, pequeños elementos de estructuras complejas
que implican el reto de ser captadas, antes de aventurarnos a decir algo sobre
ellas.15 Es así como el año de congregación de un pueblo, la fundación de una
parroquia o la solicitud de la restitución de tierras de una comunidad no es
sólo una fecha, muchas veces estas son pistas que nos pueden llevar a conocer
los propósitos con los que las crearon, comprender las condiciones adversas
o favorables que enfrentaron o incluso, el posible reconocimiento de estatus
anteriores.16
Asimismo, en una vertiente distinta que debemos también tener presente,
en muchas ocasiones la historia no es exclusivamente la reconstrucción mi-
nuciosa y objetiva de lo acontecido. Su recuperación parcial y distorsionada
usada para legitimar, controlar o explicar permite comprender las disputas
por el poder y su resistencia. La relación entre el pasado y el presente es com-
pleja y conflictiva en tanto que forma parte de la construcción de significados
sociales que dan sustento a la constitución de grupos e identidades en are-
nas específicas.17 Esto aplica a los sujetos y comunidades, pero también a las
propias instituciones, el estado nación es uno de los principales generadores
de “tradiciones inventadas” que buscan hundir sus raíces en pasados lejanos
para presentarse “tan «naturales» que no necesiten más definición que la
propia afirmación”.18
La tarea que tenemos enfrente es vasta. Sólo hay que pensar nuestra pro-
pia trayectoria para entender la cantidad de recursos y trabajo que implica
llegar a conocer el campo del conocimiento en el que nos desenvolvemos. Es
15
Geertz, Clifford, “Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura”, La
interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 2003, p. 21.
16
Gibson, Charles, Los aztecas bajo el dominio español, 1519-1810, México, Siglo XXI, 2003.
17
Alonso, Ana Maria, “The Effects of Truth: Re-presentations of the Past and the Imagi-
ning of Community”, Journal of historical sociology, 1988, vol. 1, núm. 1, pp. 33-57.
18
Hobsbawm, Eric y Ranger, Terence, La invención de la tradición, Crítica, Barcelona, 2002,
p. 21.
por ello que, más que pretender que los estudiantes interesados en la antropo-
logía jurídica se conviertan en investigadores de la historia política y del dere-
cho, o en expertos en historiografía mexicana, esta es también una invitación
a abrirse al conocimiento de una literatura académica que ya se genera, así
como a colaborar con profesionales de otros campos.
En lo que sigue presentaré cuatro aspectos que muestran la pertinencia
de continuar, ampliar y diversificar los usos del pasado en la antropología
jurídica en diferentes temas.
Las cualidades y carencias de las instituciones del presente y del pasado pue-
den ser encontradas en su historia. En este punto compartimos el interés de
Mallon en la arqueología de las instituciones del México moderno y contem-
poráneo, dado que son el resultado de disputas y conflictos previos, y “tienen
incrustados los sedimentos de las luchas anteriores”, estudiar su origen sirve
para entender no sólo cómo se formaron sino su carácter actual y futuro,
recurrir a su historia contribuye a “discernir las tendencias contemporáneas
de transformación, las sendas de destrucción e incluso las continuidades
ocultas”.19
Un ejemplo de ello es la formación de la heterogénea geografía administra-
tiva en el México moderno con todas las implicaciones que esto tiene para las
instituciones y la vida cotidiana de las personas. En el siglo XX, el municipio se
instauró como la base del sistema político y territorial en el país, según las leyes
federales y específicamente la Constitución de 1917, su creación debía tener
como criterio la auto sustentación financiera a través de la hacienda munici-
pal. Sin embargo, en lugares como Michoacán su configuración socio territo-
rial estuvo lejos de los criterios económicos que la propia Ley demandaba. En
cambio, durante las primeras décadas de los gobiernos posrevolucionarios en
el estado, dominados por militares partidarios de la reforma agraria, la crea-
ción de nuevas municipalidades sirvió para fracturar el poder local de las élites
económicas que contaban con influencia en sus ayuntamientos para frenar y
obstruir las solicitudes de tierra de sus demarcaciones.20
19
Mallon, Florencia, “Reflexiones sobre las ruinas: formas cotidianas de formación del esta-
do en el México decimonónico”, Gilbert, Joseph y Daniel, Nugent (comps.). Aspectos cotidianos de
la formación del Estado. La revolución y la negociación del mando en el México moderno, México, ERA, 2002.
20
Pérez Escutia, Ramón Alonso, “Agrarismo y reconfiguración territorial-administrativa
en Michoacán. Los municipios erigidos por los gobernadores Francisco J. Múgica y Lázaro
El pasado de las instituciones políticas suele ser presentado por quien las
controla como un avance, una conquista o un logro colectivo materializado
por sus artífices. Esto crea una falsa idea de imparcialidad. En el caso de
los municipios michoacanos, las fuerzas regionales y locales contribuyeron
a darles forma en un escenario en el que el reparto agrario dependía de los
ayuntamientos para avanzar en la desarticulación de las grandes propiedades
y la redistribución de la tierra. En estos años Michoacán funcionaría como un
laboratorio de la política de reparto de tierra que años más adelante, durante
su presidencia, expandiría el general Lázaro Cárdenas a todo el país.
Entre finales del siglo XX y principios del XXI en Michoacán el interés
por la remunicipalización aparecería nuevamente. Fueron las comunidades
indígenas quienes vieron en esta vía la posibilidad de revertir la relación de
subordinación y exclusión con sus cabeceras municipales. Sin embargo, no
encontraron una respuesta favorable del resto de los poderes del estado adu-
ciendo criterios técnicos.21 La arquitectura estatal y la ingeniería de las insti-
tuciones pareciera en la actualidad una estructura difícil de remodelar y casi
imposible de cambiar. No obstante, la evidencia histórica muestra que éstas
se han forjado a través de la lucha política.
Cárdenas, 1921-1932”, en Hernández Gutiérrez, José Esteban y Rodríguez Torres, Juan Ma-
nuel (coords.), Ordenamiento y demarcaciones territoriales: los procesos geográficos del siglo XX, Guanajua-
to, Universidad de Guanajuato, 2021, pp. 51-68.
21
Ramírez Sevilla, Luis, “Remunicipalización en la región purépecha de Michoacán: de-
manda contenida, representación negada”, en Martínez Barragán, Irineo, et al., Creación de
nuevos municipios en México. Procesos y perspectivas, México, Universidad de Guadalajara, 2007, pp.
295-339.
dirige sus instituciones, pero eso no implica que sus acciones se transformen y
los procesos, ya sea políticos o económicos, tomen nuevos rumbos como nos lo
puede informar una perspectiva histórica. Hay aspectos que cobran visibilidad
hasta que son trastocados, cuando ponemos atención en ellos aparecen como
el producto de procesos que superan las cronologías oficiales que oscurecen
las continuidades, por ejemplo, entre el Porfiriato y la Revolución o entre el
estado fuerte y el estado debilitado del periodo neoliberal de la segunda mitad
del siglo XX, donde asumimos que un régimen fue desarticulado dando paso
a un nuevo orden.
Ejemplo de lo anterior en el México moderno y contemporáneo fue el
crecimiento de la autoridad federal a costa de otros poderes locales y re-
gionales. Concretamente, en el caso de las políticas en torno a un recurso
fundamental como el agua, durante el Porfiriato se crearon las primeras leyes
que centralizaban en la federación las decisiones sobre sus usos y aprovecha-
mientos. Una Revolución de carácter político y social aconteció y la tenden-
cia a despojar a los gobiernos locales, comunidades y actores locales de sus
antiguos derechos sobre el agua sólo se vigorizó con el fin de la guerra, y ha
permanecido así la mayor parte del siglo XX. La centralización de atribu-
ciones en recursos estratégicos, utilizando para ello el derecho, forma parte
de un proceso que se extiende durante todo el siglo XX a través del cual se
fortalece el gobierno central y se aseguran sus intereses en detrimento de
otras instituciones y grupos.22
Aboites, Luis, El Agua de la Nación: una historia política de México, México, CIESAS, 1998.
22
24
CIDH, Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recur-
sos naturales. Normas y jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos,
OEA-Ser.L-V-II. Doc. 56-09, p. 13.
25
Sierra, María Teresa y López López, Erika Liliana, Los sistemas normativos indígenas de San
Luis Acatlán, Guerrero, México, IWGIA-CIESAS, 2021.
26
Boyer, Cristopher, Becoming campesinos: politics, identity, and agrarian struggle in postrevolutionary
Michoacán, 1920-1935, Stanford University Press, 2003.
27
Gledhill, John, Cultura y desafío en Ostula: cuatro siglos de autonomía indígena en la costa-sierra
nahua de Michoacán, El Colegio de Michoacán, 2004.
28
Paredes Perales, Vicente y Moreno, Rocío, “Mezcala: la isla indómita”, Desacatos, núm.
34, 2010, pp. 167-174; Bastos, Santiago, “La nueva defensa de Mezcala: un proceso de reco-
munalización a través de la renovación étnica”, Relaciones. Estudios de historia y sociedad, núm.
125, 2011, pp. 87-122.
29
Roskamp, Hans, “Memoria, identidad y legitimación en los Títulos Primordiales de la
región tarasca”, en Roth Seneff, Andrew (ed.), Caras y Máscaras de México Étnico. Las Formaciones
del Estado Mexicano, México, El Colegio de Michoacán, 2010, pp. 39-53.
30
Roseberry, William, “«El estricto apego a la ley». Ley liberal y derecho comunal en el
Pátzcuaro porfiriano”, en Roth Seneff, Andrew (coord.) Recursos contenciosos. Ruralidad y reformas
liberales en México, México, El Colegio de Michoacán, 2004, pp. 43-84.
31
Bonfil Batalla, Guillermo, “Historias que no son todavía historia”, en Pereyra, Carlos.
Historia, ¿para qué?, México, Siglo XXI, 1980, pp. 227-245.
32
Nietzsche, Friedrich, Segunda consideración intempestiva. Sobre la utilidad y los inconvenientes de la
Historia para la vida, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2006, p. 10.
1. ¿De qué manera el pasado nos puede ayudar a explicar la naturaleza de los
conflictos, problemas y en general de los procesos sociales del presente?
2. ¿Cómo las condiciones, intereses y tensiones de nuestro presente influyen en
la manera en la que reconstruimos, miramos y contamos el pasado?33
3. ¿Cómo puede aportar el estudio de los usos del pasado a la agenda de inves-
tigación de la antropología jurídica?
4. ¿Por qué el contexto es tan importante para la historia y cómo se relaciona
ello con la antropología?
5. ¿Cómo podrían aproximarse la historia y la antropología en el campo de la
investigación-acción?
tores como: Trouillot, Michel, Silenciando el pasado. El poder y la producción de la historia, Granada,
Editorial Comares, 2017.
Bibliografía
Aboites, Luis, El Agua de la Nación: una historia política de México, México, CIE-
SAS, 1998.
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the Imagining of Community”, Journal of Historical Sociology, vol. 1, núm.
1, 1988.
Bastos, Santiago, “La nueva defensa de Mezcala: un proceso de recomuna-
lización a través de la renovación étnica”, Relaciones. Estudios de historia y
sociedad, 2011, núm. 125.
Boyer, Cristopher, Becoming Campesinos: Politics, Identity, and Agrarian Struggle in
postrevolutionary Michoacán, 1920-1935, Stanford University Press, 2003.
Bonfil Batalla, Guillermo, “Historias que no son todavía historia”, en Pe-
reyra, Carlos, Historia, ¿para qué?, México, Siglo XXI, 1980.
Tercera parte
*
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
79
Introducción
La desaparición de personas
1
Mastrogiovanni, Federico, Ni vivos ni muertos. La desaparición forzada en México como estrategia
de terror, México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2014, p. 197.
2
Robledo Silvestre, Carolina, “Genealogía e historia no resuelta de la desaparición forza-
da en México”, Iconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 55, 2016, pp. 93-114.
3
Ferrándiz, Francisco, “De las fosas comunes a los derechos humanos: el descubrimiento
de las desapariciones forzadas en la España contemporánea”, Revista de Antropología Social, vol.
19, 2010, pp. 161-189.
4
ONU, Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones
forzadas, art. II, 2006.
5
Robledo Silvestre, Carolina, op. cit., p. 98.
6
Ferrándiz, Francisco, op. cit., p. 162.
7
EMAF, Protocolos para la investigación y la búsqueda de personas desaparecidas en México. Un balance
crítico, México, 2021, p. 15.
8
Ibidem, p. 16.
9
González Villarreal, Roberto, Historia de la desaparición en México. Nacimiento de una tecnología
represiva, Cuadernos de Justicia por Ayotzinapa (folleto), Académic@s de Monterrey 43, 2015,
p. 8.
Algunos conceptos
13
EMAF, op. cit., p. 28.
14
Vicente Ovalle, Camilo, “Desapariciones en México: la emergencia de un campo”, His-
toria y Grafía, año 28, núm. 56, 2021, p. 54.
15
Véase: Rangel Lozano, Claudia y Radilla Martínez, Andrea, Desaparición forzada y terroris-
mo de Estado en México. Memorias de la represión de Atoyac, Guerrero durante la década de los setenta, Méxi-
co, Plaza y Valdez-Universidad Autónoma de Guerrero, 2012; Sánchez Serrano, Evangelina et
al., Del asalto al cuartel Madera a la reparación del daño a víctimas de la violencia del pasado: una experiencia
compartida: Chihuahua y Guerrero, México, Cámara de Diputados, LXII Legislatura-Universidad
Autónoma de la Ciudad de México-Juan Pablos Editor, 2014.
16
Véase: Vicente Ovalle, Camilo, [Tiempo Suspendido] Una historia de la desaparición forzada en
México, 1940-1980, México, Bonilla Artiga Editores, 2019; Vicente Ovalle, Camilo, “Desapa-
riciones en México…”, cit., pp. 53-87.
17
Véase: Dutrénit, Silvia, Perforando la impunidad: Historia reciente de los equipos de antropología
forense, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora-Conacyt, 2017.
18
Antillón, Ximena, La desaparición forzada de Rosendo Radilla en Atoyac de Álvarez. Informe de
afectación psicosocial, CMDPDH, 2008.
19
Aunque este tipo penal y grave violación a los derechos humanos posee su propio cam-
po, es importante recordar que muchas víctimas son y permanecen desaparecidas antes de
que se les quite la vida; de manera que comparte lazos comunicantes con la práctica de la
desaparición de personas.
20
Véase: Limas Hernández, Alfredo, “Derechos humanos e intervención psicosocial: del
feminicidio y las exhumaciones de víctimas en Juárez”, en Pérez-Sales, Pau y Navarro García,
Susana (coords.), Resistencias contra el olvido. Trabajo psicosocial en procesos de exhumaciones en América
Latina, Barcelona, Gedisa, 2007, pp. 267-283.
21
Escuela Nacional de Ciencias Forenses a partir de octubre de 2021.
22
Ferrandiz, op. cit., p. 173.
23
Calveiro, Pilar, Poder y desaparición: los campos de concentración en Argentina, Buenos Aires, Co-
lihue, 2004.
24
Calveiro, Pilar, Violencias de Estado. La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios
de control global, Buenos Aires, Siglo XXI, 2012.
25
Castro Neira, Yerko, En la orilla de la justicia. Migración y justicia en los márgenes del
Estado, México, UAM-I, 2009.
26
Krotz, Esteban (ed.), Antropología jurídica: perspectivas socioculturales en el estudio del derecho, Anthro-
pos, México, UAM-I, 2002, p. 8.
En este orden de ideas considero importante tener presente que las antro-
pólogas y antropólogos no estudiamos a los operadores judiciales en sí mismos,
sino que convertimos su actuar en nuestro campo de estudio, porque el campo es
el resultado de nuestra capacidad de establecer relaciones de sentido en lo que
estamos observando y comprender los significados que las personas elaboran.27
Fue estando en campo como empecé a prestar atención al tema de los
protocolos. En 2016 invitaron al incipiente equipo del GIASF a participar
como observadoras en la exhumación de 119 personas que se realizó en el
panteón municipal de Tetelcingo. A partir de los datos elaboramos un infor-
me técnico28 que requirió identificar las pautas de actuación que siguieron
los servidores públicos para instalar la fosa común. En dicho proceso resultó
crucial el bagaje teórico de la antropología jurídica porque:
Protocolos
Si bien desde la década de 1970 las familias de las víctimas se han encargado
de denunciar la desaparición, tuvo que llegar el 26 de septiembre de 2014
para que la sociedad mexicana e internacional se percatara de la dimensión
del fenómeno en nuestro país. La desaparición de los cuarenta y tres nor-
malistas de Ayotzinapa visibilizó una realidad que había permanecido en la
penumbra: la búsqueda ciudadana.
27
Tiscornia, Sofia, Burocracias y violencia. Estudios de antropología jurídica, Buenos Aires, Facultad
de Filosofía y Letras-UBA, Antropofagia, 2004.
28
Robledo Silvestre, Carolina et al., “Violencia e ilegalidad en las fosas de Tetelcingo: In-
terpretaciones desde la antropología”, Resiliencia, núm.3.
29
Auyero, Javier, Pacientes del Estado, Buenos Aires, Eudeba, 2013, p. 30.
30
REDETAM, Guía ciudadana para la búsqueda de personas desaparecidas en Tamaulipas, 2020, p. 22.
31
Robledo Silvestre, Carolina et al., “Violencia e ilegalidad en las fosas de Tetelcingo: in-
terpretaciones desde la antropologíaˮ, Resiliencia, núm 3.
32
Movimiento por Nuestros Desaparecidos, La crisis forense en México: más de 52 mil personas
fallecidas sin identificar, 2021.
mativas realizada en 2022 por el EMAF33 se muestra que desde 2001 existe
el Protocolo Modelo para la Investigación Forense de Muertes Sospechosas de Haberse
Producido por Violación de los Derechos Humanos, el trabajo de búsqueda realizado
por las familias nos ha mostrado que los servidores públicos no atienden la
norma adecuadamente dando lugar a que se realicen inhumaciones en fosas
comunes de cuerpos indebidamente registrados bajo la etiqueta persona falle-
cida sin identificar. En cuanto a las fosas clandestinas, no sólo se trata de miles
de personas que han sido inhumadas en espacios de muerte paralelos, sino
que muchos servidores públicos no han atendido debidamente los lineamien-
tos para una búsqueda exitosa en campo, y sistemáticamente han sido las
familias quienes recorren miles de kilómetros en todo tipo de terreno y han
realizado cientos de hallazgos.
En paralelo a la búsqueda de personas sin vida, las familias han construi-
do su propia metodología para la búsqueda anclada en la vida. La Caravana
Internacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Brigada Nacional
de Búsqueda son ejemplo de esta ruta de búsqueda, se apoyan en el tejido co-
munitario y en las redes de relaciones para recuperar indicios sobre las perso-
nas desparecidas; han ido recorriendo los poblados, poco a poco, preguntan-
do por rostros y nombres concretos y es así como han logrado reencuentros
entre familiares. Las madres centroamericanas toman como punto de partida
el perfil social de la persona a la que buscan: un migrante en un país que cri-
minaliza la movilidad, y a partir de eso han diseñado sus planes de búsqueda
recorriendo las rutas del ferrocarril, hospitales y centros penitenciarios.
Buscar en los espacios de reclusión o rehabilitación es una de las etapas
señaladas por la metodología de búsqueda ciudadana; sin embargo, la ins-
titucionalidad mexicana no cubre ese rubro de la búsqueda y han sido las
familias quienes ingresan a los espacios de detención para buscar a un ser
querido o solicitar información sobre él a alguna de las personas internas.
Los centros penitenciarios en el país representan un gran reto en el tema de
la desaparición de personas, primero por las fallas del sistema judicial que
conduce hacia las celdas a personas en situación de vulnerabilidad jurídica y
estructural y, segundo, porque varias instalaciones penitenciarias han estado
bajo el control del Crimen Organizado y han sido convertidas en espacios de
desaparición.
Como resultado de la movilización de las familias de personas desapare-
cidas en México, se han impulsado lineamientos para la atención de víctimas,
reglamentos para conducir el actuar de operadores judiciales y la Ley general
33
EMAF, Protocolos para la investigación y la búsqueda de personas desaparecidas en México. Un balance
crítico, México, 2021, p. 28.
A manera de cierre
Estévez López, Ariadna, “Los derechos humanos como administración del sufrimiento:
34
el caso del derecho al asilo”, Gaceta Política, núm. 270, 2019, pp. 12-15.
Bibliografía
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truments-mechanisms/instruments/international-convention-protec
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Rangel Lozano, Claudia y Radilla Martínez, Andrea, Desaparición forzada y
terrorismo de Estado en México. Memorias de la represión de Atoyac, Guerrero durante
la década de los setenta, México, Plaza y Valdez-Universidad Autónoma de
Guerrero, 2012.
REDETAM, Guía ciudadana para la búsqueda de personas desaparecidas en Tamauli-
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Robledo Silvestre, Carolina et al., “Violencia e ilegalidad en las fosas de
Tetelcingo: Interpretaciones desde la antropología”, Resiliencia, núm. 3,
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del daño a víctimas de la violencia del pasado: una experiencia compartida: Chihuahua
y Guerrero, México, Cámara de Diputados, LXII Legislatura-Universidad
Autónoma de la Ciudad de México-Juan Pablos Editor, 2014.
Taussig, Michael, Colonialismo y el hombre salvaje. Un estudio sobre el terror y la
curación, Bogotá, Norma, 2002.
Tiscornia, Sofia, Burocracias y violencia. Estudios de antropología jurídica, Buenos
Aires, UBA, Facultad de Filosofía y Letras-Antropofagia, 2004.
Vicente Ovalle, Camilo, [Tiempo Suspendido] Una historia de la desaparición for-
zada en México, 1940-1980, México, Bonilla Artiga, 2019.
Vicente Ovalle, Camilo, “Desapariciones en México: la emergencia de un
campo”, Historia y Grafía, año 28, núm. 56, 2021.
*
Investigadora en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
95
Introducción
Este capítulo tiene como objetivo presentar algunos aspectos esenciales para
la investigación etnográfica enfocada en las instituciones, específicamente en
problemas sociales relacionados con las burocracias de a pie o de calle. En
otras palabras, en investigaciones focalizadas en espacios o en oficinas de
gobierno donde laboren personas funcionarias que estén en contacto direc-
to con personas usuarias de servicios públicos. Como socióloga, me interesa
compartir mi experiencia en el trabajo de campo, para aportar herramientas
metodológicas que faciliten el acercamiento etnográfico con las burocracias
de a pie.
Algunas de las primeras preguntas que planteo en el texto son ¿cómo y
por qué estudiar al Estado a través de las burocracias locales? ¿Qué es posible
observar y comprender cuando nos concentramos en esas micro interaccio-
nes que ocurren entre una persona empleada del Estado que atiende a través
de una ventanilla y una persona usuaria de un servicio público? ¿De qué
manera la etnografía institucional permite estudiar las relaciones de poder
que ocurren en una institución dada?
Además, me interesa problematizar a lo largo del texto, desde la perspec-
tiva feminista, el rol de la persona que investiga, específicamente la importan-
cia de reconocer el impacto de la subjetividad en el proceso de investigación.
Es decir, reflexionar sobre cómo las trayectorias y experiencias de vida, los
deseos, las expectativas y los prejuicios de quien investiga afectan el proceso
de investigación. Con ello quiero destacar que, en el proceso de preparación
para una investigación empírica, lo primero que se debe tomar en cuenta es
que la persona investigadora es en sí misma su mejor herramienta en el tra-
bajo de campo. En este sentido, es vital aprender a desarrollar una capacidad
de escucha, observación y comprensión, para lograr un trabajo de campo
capaz de abordar la mayor diversidad posible de puntos de vista, historias,
perspectivas y testimonios sobre el fenómeno de estudio.
El capítulo se divide en cinco apartados, más la introducción y las con-
clusiones. Inicia con una reflexión sobre la importancia de estudiar a las bu-
rocracias locales para comprender desde una observación microscópica el
funcionamiento del Estado y el impacto de las políticas públicas en las vidas
de las personas. En el segundo apartado se presentan algunos elementos cen-
trales para comprender la etnografía como enfoque, método y texto. Más
adelante se abordan las particularidades de la etnografía institucional para
estudiar a las instituciones desde las perspectivas de los agentes que las con-
1
Hoag, Colin, “Assembling Partial Perspectives: Thoughts on the Antropology of Bureau-
cracy”, PoLAR Political and Legal Anthropology Review, vol. 34, núm. 1, 2011, pp. 81-94.
2
Gupta, Akhil, “Fronteras borrosas: el discurso de la corrupción, la cultura de la política
y el estado imaginado”, Antropología del Estado, México, Fondo de Cultura Económica, 2015.
3
Ibidem, p. 78.
4
Farmer, Paul, “On Suffering and Structural Violence, A View from Below,” Daedalus, vol.
125, núm. 1,1996, pp. 261-283.
¿Qué es la etnografía?
5
Auyero, Javier, Patients of the State. The Politics of Waiting in Argentina, Durham, Duke Uni-
versity Press, 2012.
6
Guber, Rosana, La Etnografía. Método, campo y reflexividad, Buenos Aires, Siglo XXI, 2012.
7
Ibidem, p. 16.
8
Ibidem, p. 19.
9
Tarrés, María Luisa, Observar, escuchar y comprender sobre la tradición cualitativa en la investigación
social, México, El Colegio de México-Porrúa, 2001, pp. 9-34.
Geertz, Clifford, Descripción Densa: Hacia Una Teoría Interpretativa de La Cultura, Barcelona,
11
Gedisa, 1997.
12
Emic es la perspectiva del observado, el sujeto de estudio da su propia interpretación,
pero es el(la) investigador(a) social quien hace la interpretación científica.
13
Geertz, Clifford, op. cit., p. 20.
14
Ibidem, p. 34.
15
Scheper-Huges, Nancy, La muerte sin llanto: violencia y vida cotidiana en Brasil, Barcelona, Ariel,
1997.
deste de Brasil, y En busca del respeto: vendiendo crack en Harlem, de Philippe Bour-
gois,16 un antropólogo estadounidense que en los años ochenta vive durante
cinco años en el barrio de Harlem en Nueva York para estudiar el racismo, la
exclusión y la pobreza que viven los jóvenes , cuyas trayectorias de vida están
predestinadas a la violencia y la precariedad.
La etnografía institucional
16
Burgois, Philippe, En busca de respeto: vendiendo crack en Harlem, Buenos Aires, Siglo XXI,
Argentina.
17
Kearney, Grainne et al., “Why Institutional Ethnography? Why Now? Institutional Eth-
nography in Health Professions Education”, Perspectives on Medical Education, núm. 8, 2019, pp.
17-24.
18
Idem.
Este artículo es uno de los más perversos de esta ley, ya que se ha invoca-
do para detener indefinidamente a las personas migrantes cuando interpo-
nen un recurso administrativo o judicial en contra de su deportación, lo que
es claramente contrario a los estándares internacionales en materia de deten-
ción administrativa. Es un artículo que permite que se cometan violaciones
a los derechos humanos de personas que llegan a permanecer en detención
migratoria por varios meses sin información acerca de sus derechos y con la
incertidumbre de su procedimiento. El análisis del actuar de los funcionarios
al margen de este artículo permite ver que hay una excepcionalidad jurídi-
ca que permite la indefinición de plazos para la detención sustentada en la
misma ley.
Otro ejemplo es el discurso de los derechos humanos que se origina en la
Ley de Migración y se fortalece mediante las capacitaciones al funcionariado
del Instituto Nacional de Migración, pero en la práctica, las personas que tra-
bajan en esa institución interpretan los derechos humanos como un obstácu
lo para su labor cotidiana, ya que las hace sentir vigiladas e imposibilitadas
en cierta medida para cumplir con su labor de garantizar una migración
ordenada, segura y regular. Las contradicciones entre la Ley, el Reglamento y
las prácticas son observables mediante la etnografía institucional.
Smith emplea el término relaciones reglamentarias para explicar que las orga-
nizaciones y las instituciones existen sólo a través de las acciones e interaccio-
nes de las personas.24 En síntesis, es una metodología que de manera crítica
problematiza y confronta las acciones y el discurso de la burocracia, el Estado
y las instituciones. Tal y como lo expliqué en los dos ejemplos anteriores, los
textos son en sí mismos mecanismos de estas relaciones reglamentarias que
exponen el funcionamiento de las organizaciones, por lo que su análisis debe
integrarse a lo observable.
Cuando hacemos una etnografía institucional debemos lograr una des-
cripción densa de las interacciones y relaciones entre las personas, y entre
ellas y la institución en vinculación con los textos, las leyes, los reglamentos,
las normas explícitas e implícitas y los discursos. Como lo expliqué, es ne-
cesario familiarizarse con la cultura burocrática, lo que implica conocer las
relaciones entre los diversos actores y el lenguaje de lo dicho y lo no dicho.
Todo ello requiere desarrollar una sensibilidad particular para documentar
cómo se implementa una política o un programa en contextos específicos.25
Environmental Governance”, Global Environmental Politics, vol. 14, núm. 3, 2014, pp. 21-40.
tes, vecinas, taxistas, etcétera que conocen el lugar. Es importante hacer visitas
previas para conocer tanto el lugar como sus inmediaciones y los perfiles de las
personas a quienes se podrá entrevistar de manera formal o informal.
En ocasiones se requieren permisos especiales que hay que gestionar con
anticipación ante las autoridades correspondientes. En estos casos, ante la
imposibilidad de tener certeza sobre los plazos de estos trámites, es recomen-
dable buscar alternativas y también gestionar los permisos. En esta etapa se
requiere cumplir con los requisitos que solicitan las oficinas donde se gestiona
el permiso, y eso nos dará una idea de qué tanto margen de tiempo, acceso y
libertad se tendrá durante la investigación. Es recomendable hacer observa-
ciones en distintos sitios para no depender únicamente de conseguir o no un
permiso de acceso oficial a la institución donde se va a trabajar.
En una segunda etapa de preparación al campo se buscará familiarizase
con el contexto y el espacio. Es importante documentar los distintos actores y
las redes que se pueden observar en dichos espacios. Hay que familiarizarse
con los procedimientos, los códigos de conducta, el lenguaje, los reglamen-
tos, la información disponible sobre las oficinas y el tipo de trámites que las
personas realizan. En esta etapa se empiezan a generar charlas informales
para ir encontrando información clave que nos es relevante para definir el
tema de investigación. En esta etapa y a lo largo de la investigación se tra-
bajará con tres cuadernos distintos. La primera libreta sirve para describir a
detalle los espacios físicos, el entorno, las personas, los objetos y las emocio-
nes experimentadas en la interacción. En la segunda libreta se documenta
la información recopilada a través de observaciones y entrevistas formales e
informales. Independientemente si se usa o no grabadora para documentar
las narrativas, es necesario tener esta libreta por si llegara a fallar la grabación
o surgiera cualquier inconveniente con el proceso de grabación. Finalmente,
la tercera libreta servirá para escribir las ideas que surgen a partir de la inte-
racción en campo y que permiten nuevas reflexiones, así como relacionar lo
observado con teorías y conocimiento previo.
La subjetividad y la reflexividad
a lo largo del proceso de investigación
26
Fonow, Mary Margaret y Cook, Judith A., “Feminist Methodology: New Applications
in the Academy and Public Policy”, Signs: Journal of Women in Culture and Society, vol. 30, núm. 4,
2005, pp. 21-36.
27
Haraway, Donna, op. cit.
Conclusiones
28
Harding, Sandra, op. cit.
Bibliografía
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gy of Bureaucracy”, PoLAR Political and Legal Anthropology Review, vol. 34,
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Recomendaciones multimedia
EL ESTUDIO ANTROPOLÓGICO
DEL PODER JUDICIAL
UNAM.
113
Introducción
Los tribunales del estado1 nunca han sido enteramente extraños a la antro-
pología jurídica mexicana, a pesar de que el pluralismo jurídico2 ha sido su
objeto de estudio privilegiado. Algunas de las investigaciones pioneras en este
campo abordaron las experiencias y expectativas de las personas indígenas
respecto del aparato judicial,3 y en épocas más recientes destacan las investi-
gaciones de este tipo que analizan además la situación particular de las mu-
jeres indígenas ante la justicia del estado.4 Pero quizá la mayor prueba de la
presencia directa o indirecta del trabajo judicial en la antropología jurídica
mexicana se encuentra en los estudios sobre judicialización de la política y
sobre peritaje antropológico.
En tanto subdisciplina que tiende a utilizar metodologías políticamente
comprometidas o militantes, los retos y las estrategias de lucha de los movi-
mientos suelen marcar la agenda de investigación de la antropología jurídica,
y hoy más que nunca la judicialización de la política es una de las principales
estrategias en la búsqueda de justicia social. Se entiende por judicialización
de la política el giro hacia los tribunales para la resolución de conflictos que
antes se dirimían en el ámbito político, y al ser cada vez más frecuente que los
movimientos judicialicen sus luchas, en los estudios de antropología jurídica
ha tomado cada vez más importancia el análisis de las estrategias judiciales o
jurídico-políticas de los movimientos al presentar sus juicios y/o ejecutar las
sentencias de los tribunales.5
Por su parte, los estudios de peritaje antropológico tienen un arraigo im-
portante en la agenda de la antropología jurídica mexicana dado que han
1
Se usa “estado” en lugar de “Estado” siguiendo la propuesta de Philip Abrams respecto
a desmitificar el concepto y sus usos. Abrams, Philip, “Notas sobre la dificultad de estudiar al
Estado”, en Antropología del Estado / Philip Abrams, Akhil Gupta, Timothy Mitchell, México, Fondo
de Cultura Económica, 2015, pp. 17-70.
2
Me refiero al pluralismo jurídico como una especie de área de investigación en la antro-
pología jurídica mexicana, que abarca investigaciones que se centran en las características y
funcionamiento de las justicias indígenas, las que analizan la relación entre éstas y la justicia
estatal y/o internacional, y las que estudian la vernacularización del derecho estatal/interna-
cional desde las cosmovisiones propias, entre otras.
3
Collier, Jane F., El derecho zinacanteco: procesos de disputar en un pueblo indígena de Chiapas, Mé-
xico, CIESAS-UNICACH, 1995.
4
Sieder, Rachel (coord.), Exigiendo justicia y seguridad: mujeres indígenas y pluralidades legales en
América Latina, México, CIESAS, 2017.
5
Aragón Andrade, Orlando, El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica militante
desde la experiencia de Cherán, México, México, UNAM, ENES Morelia, 2019, https://acortar.
link/3t7QO3.
6
Gómez, Magdalena, “La constitucionalidad pendiente: la hora indígena en la Corte” en
Hernández, Aída et al. (coords.), El Estado y los indígenas en tiempos del Pan: neoindigenismo, legalidad
e identidad, México, CIESAS-Porrúa-Cámara de Diputados, 2004, pp. 175-205.
7
Solís Velázquez, Alberto C., “En defensa del territorio ancestral: activismo, peritaje an-
tropológico y juicio agrario”, Península, vol. 18, núm. 2, 2023, pp. 9-33.
8
Cruz Rueda, Elisa y Long, Natalie, “Oxchuc, Chiapas: representación política y peritaje
antropológico”, Iztapalapa. Revista de ciencias sociales y humanidades, núm. 89, 2020, pp. 97-130.
9
Barrera, Leticia, La Corte Suprema en escena: una etnografía del mundo judicial, Argentina, Siglo
XXI, 2012, p. 35.
10
Aragón Andrade, Orlando, “El derecho en insurrección. El uso contra-hegemónico del
derecho en el movimiento purépecha de Cherán”, Estudos & pesquisas sobre as Américas, vol. 7,
núm. 2, 2013, pp. 37-69; Bárcena Arévalo, Erika, “Antropología del derecho: notas sobre sus
aportes para la justiciabilidad de los derechos indígenas”, REDHES, núm. 17, 2017, pp. 61-80.
11
Juárez Ortiz, Guadalupe Irene y Caixeta Maciel, Welliton, “El Foro Latinoamericano de
Antropología del Derecho (FLAD): diálogos, conexiones y retos entre México, Brasil y Argen-
tina”, Vibrant: Virtual Brazilian Anthropology, núm. 18, 2021, pp. 1-21.
12
Idem.
Como señalé anteriormente, si bien los tribunales estatales nunca han sido
enteramente ajenos a la antropología jurídica mexicana, son muy escasas y
muy recientes las investigaciones etnográficas en juzgados o respecto de la
actividad judicial que ponen el centro de análisis en los(as) funcionarios(as)
judiciales. El primer antecedente es la tesis doctoral de Orlando Aragón,13
quien inspirado por el trabajo del EAJP en la UBA, donde hizo una es-
tancia de investigación, realizó trabajo etnográfico en los, por entonces
recientes, juzgados indígenas del Poder Judicial de Michoacán, así como
entrevistas antropológicas y trabajo de archivo para delinear los campos ju-
13
Aragón Andrade, Felipe Orlando, “De la «vieja» a la «nueva» justicia indígena. Trans-
formaciones y continuidades en las justicias indígenas de Michoacán”, tesis de doctorado en
Ciencias Antropológicas, México, UAM-I, 2013.
14
Juárez Ortiz, Guadalupe Irene, “Mediación judicial: contextos, textos y pretextos. Aná-
lisis de la mediación como fenómeno sociojurídico en el estado de Veracruz”, tesis de maes-
tría en Antropología Social, México, CIESAS, 2010, http://ciesas.repositorioinstitucional.
mx/jspui/handle/1015/122.
15
Juárez Ortiz, Guadalupe Irene, “Reformas, procesos y trayectorias. Análisis antropo-
lógico del proceso judicial para adolescentes dentro del modelo acusatorio, en el estado de
Querétaro”, México, CIESAS, 2016.
16
Juárez Ortiz, Guadalupe Irene, “Perspectiva de género y sistema penal para adolescentes
en México”, Revista NuestrAmérica, vol. 8, núm. 15, 2020, pp. 117-136; Juárez Ortiz, Guada-
lupe Irene, “Algunos elementos implicados en la aparente incapacidad de los representantes
del Estado para considerar plenamente a los adolescentes en sus procesos penales”, Boletín de
Antropología, vol. 32, núm. 53, 2017, pp. 56-75.
17
Un breve repaso sobre estas escuelas puede encontrarse en Juárez Ortiz, Guadalupe Ire-
ne y Caixeta Maciel, Welliton, “El Foro Latinoamericano de Antropología del Derecho…”, cit.
18
Méndez García, Julio Ricardo, “Atzompa: tierra de «usos y costumbres». Reforma políti-
ca, impugnación electoral y conflicto”, tesis de doctorado en Antropología, México, CIESAS,
24
Lins Ribeiro, Gustavo, “Descotidianizar. Extrañamiento y conciencia práctica. Un en-
sayo sobre la perspectiva antropológica”, Cuadernos de Antropología Social, vol. 2, núm. 1, 1989,
pp. 65-69.
Otra de las razones para no estudiar las dinámicas cotidianas de los tribu-
nales desde “la cocina de la casa” suele ser la muy difundida idea de su her-
metismo, justificado por los(as) propios(as) funcionarios(as) judiciales en la
obligación de sigilo25 que deben guardar respecto de la información que ma-
nejan, principalmente la contenida en los expedientes judiciales.
Pero en términos de investigación antropológica este hermetismo sólo
resalta la importancia de dos cuestiones. Por una parte, de la imaginación
metodológica. Por ejemplo, para hacer su trabajo de campo etnográfico en la
Corte Suprema Argentina, a Leticia Barrera la universidad donde estudió el
doctorado le pedía una carta de consentimiento26 del tribunal. Éste, procesó
la solicitud de la carta como una solicitud administrativa y le abrió un expe-
diente. Al final se le negó el acceso, pero ser “actora” en este expediente le
permitió hacer campo, lo que combinó con entrevistas y pláticas informales.27
Por su parte, el hermetismo de los tribunales también obliga a cuestionar
todos los “sentidos comunes” en torno al estado y al derecho. Un punto esen-
cial, como señalan Eva Muzzopappa y Carla Villalta,28 es abandonar la vi-
25
El sigilo es una obligación profesional de no revelar los detalles, en este caso, de un juicio.
26
Barrera, Leticia, “La circulación de expedientes y las formas de los expertos legales:
agencia y sujeto en la Corte Suprema argentina”, Revista Jurídica de la Universidad de Palermo,
núm. 1, 2009, https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rjup/issue/view
/2425.
27
Barrera, Leticia, La Corte Suprema…, cit.
28
Muzzopappa, Eva y Villalta, Carla, “Los documentos como campo. Reflexiones teóri-
co-metodológicas sobre un enfoque etnográfico de archivos y documentos estatales”, Revista
Colombiana de Antropología, vol. 47, núm. 1, 2011, pp. 24-25.
sión normativa del estado y sus burocracias según la cual cierta información
es legalmente accesible, y otra se clasifica por la propia ley como “reservada”.
Hay que tener siempre presente que el estado no es un ente monolítico con
una voluntad de poder, y entonces comprobaremos que pueden existir vías
alternas para acceder a los datos, por ejemplo, lo que es relevante para una
burocracia puede no serlo para otra; lo que un(a) funcionario(a) da por sen-
tado y no encuentra necesario explicar en una entrevista, para otro(a) funcio-
nario(a), o incluso para otro actor involucrado que tenga la información que
estamos buscando, puede ser importante que un(a) investigador(a) la entienda
y la trabaje.
Por otra parte, también es importante reflexionar y entender qué de esa
información legalmente reservada es en verdad relevante para la investiga-
ción. En el caso de los tribunales, por ejemplo, los datos personales conteni-
dos en los expedientes siempre se consideran reservados por ley, y como ya se
dijo, la obligación de sigilo está particularmente presente. Pero para analizar
dinámicas cotidianas es común que no necesitemos los nombres o los datos
sensibles que puedan llevar a la identificación de ciertas personas.
Otra situación, que se desprende de romper con la idea monolítica del es-
tado, es el hecho de que la forma concreta del hermetismo burocrático varía
mucho dependiendo del tipo de juzgado y de la materia en que se especialice.
Así, los juzgados penales pueden ser más celosos de las miradas externas por
el tipo de asuntos que resuelven,29 mientras que los juzgados que se especiali-
zan en derecho constitucional pueden ser más abiertos porque para resolver
este tipo de asuntos se requiere más un ejercicio intelectual/abstracto, que no
necesariamente lidia con información sensible.
Ahora bien, en los estudios antropológicos de los tribunales se han desa-
rrollado principalmente tres estrategias para abordar el trabajo de campo, no
excluyentes entre sí: la etnografía de audiencias, la etnografía de la cotidiani-
dad de los juzgados, y la etnografía de los documentos.
Como mencioné antes, nuestro sistema penal ha transitado hacia la orali-
dad y la publicidad, es decir, una parte de los juicios penales se desarrolla en
audiencias a las cuales es posible entrar como público. Metodológicamente
estas audiencias brindan una oportunidad para estudiar el comportamiento
29
En el caso de la materia penal es importante tener en cuenta que, por una parte, este
sigilo se justifica si consideramos que una de las prioridades del proceso debe ser la seguridad
de la víctima del delito. Pero, por otra parte, hay también casos que son más susceptibles de
evidenciar redes de ilegalidad. Piénsese por ejemplo en los casos de desaparición forzada,
donde muchas veces son autoridades como la policía o las fuerzas armadas quienes perpetran
el delito.
30
Good, Anthony, Anthropology and Expertise in The Asylum Courts, Gran Bretaña, Routledge-
Cavendish, 2007; Conley, John M. y O’Barr, William M., Rules versus Relationships: The Ethnogra-
phy of Legal Discourse, Chicago y Londres, University of Chicago Press, 1990.
31
Merry, Sally Engle, “Everyday Understandings of the Law in Working-Class Ameri-
ca”, vol, 13, núm. 2, 1986, pp. 253-270; Kaufman, Ester, “El ritual jurídico en el juicio a los
excomandantes. La desnaturalización de lo cotidiano”, en Guber, Rosana (coord.), El salvaje
metropolitano: A la vuelta de la antropología posmoderna, reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de
campo, Buenos Aires, Legasa, 1991, pp. 327-358.
se con otros métodos. Las entrevistas serían la mejor opción, asumiendo que
no exista la posibilidad de hacer observación participante de las dinámicas
internas, que sería el complemento ideal.
Ahora bien, podría pensarse que al contemplar la misma ley que las au-
diencias deben ser públicas, no nos enfrentamos directamente al hermetismo
y al sigilo puesto que legalmente tenemos permiso para estar ahí, cosa con-
traria a pretender entrar a la “cocina” de los tribunales para observar sus
dinámicas cotidianas.
Sin embargo, como en otros contextos, el elemento fundamental está en
contar con un(a) portero(a) que esté dispuesto(a) a abrirnos las puertas. En
esa estructura interna de los juzgados que ya se mencionaba anteriormente,
muchas de las relaciones entre los(as) funcionarios(as) están basadas en la
confianza que les tiene el(la) juez(a), por lo que una persona en un lugar re-
lativamente bajo del escalafón puede no obstante conseguir que el(la) juez(a)
permita que se desarrolle la observación. Piénsese por ejemplo en secretarias
o choferes, que suelen ser porteros naturales en las burocracias para hacer
observación y/o entrevistas. En este sentido, es también importante entender
que para la realización de este tipo de trabajo etnográfico no es indispensable
estar en la oficina del o de la juez(a), pues nuevamente, debido a la estructura
interna de los juzgados, tenemos un número importante de interlocutores
valiosos que nos pueden iluminar sobre el trabajo cotidiano.
Presentarnos con el respaldo de alguien “de adentro” siempre es útil en
el proceso de generar confianza con las personas con quienes haremos la
investigación, tanto si es observación participante como si es una entrevista,
pero como todo proceso, requerirá tiempo. En este contexto, es importante
tomar en cuenta que los(as) funcionarios(as) judiciales siempre pueden recu-
rrir a interactuar con el(la) investigador(a) desde el formalismo de la letra de
la ley y el deber ser, en lugar de exponer su punto de vista y/o hablar más
libremente sobre los procesos cotidianos. En otras palabras, los(as) funciona-
rios(as) judiciales tienden a dar cátedras de derecho y eso puede en muchos
casos ser un símbolo de falta de confianza en el(la) investigador(a), pero no
hay que desanimarse.
Por una parte, las negativas y evasivas son un dato en sí mismo. Si de-
finitivamente no se obtiene más que una retahíla de artículos y códigos,
siempre se puede reflexionar sobre cómo esto constituye una forma de evi-
tar entrar al fondo de ciertos temas, o qué tipo de interpretación de la ley
se nos está presentando, y en esa medida, qué visión del mundo se nos está
presentando. Ojo, en este último caso lo importante no es necesariamente
lo que dice la ley, sino cómo se interpreta por el(la) funcionario(a) judicial y
qué implicaciones tiene.
Por otra parte, cuando realicé trabajo de campo en tribunales federales
sólo a través de entrevistas, una persona “de adentro” me contactó con otras
funcionarias judiciales que aceptaron ser entrevistadas. La mayoría me daba
estas clases de derecho, pero de pronto me di cuenta de que eventualmente,
dentro o fuera del marco de la entrevista, las personas hablaban de ciertas
enfermedades que habían padecido y de cómo lidiaban con el estrés. Si bien
no era el dato que estaba buscando, se volvió muy importante para entender
ciertos aspectos de las dinámicas cotidianas de trabajo. A su vez, tener em-
patía frente a estas situaciones, me fue también ganando la confianza de las
personas. La moraleja, hay que tener paciencia, capacidad de escucha y de
interpretar lo que muchas veces se dice desde el formalismo jurídico.
Ahora bien, es importante considerar, como en otros casos, el contexto
específico de los(as) funcionarios(as) judiciales, y cómo ello condiciona los
lugares que se aparecen como “campo”. Frecuentemente se da por sentado
que el trabajo de campo en estos casos sería el espacio físico de los tribunales.
Sin embargo, hablamos aquí de funcionarios(as) que muchas veces tienen
excesivas cargas de trabajo y con una fuerte interiorización de que su labor
es esencial en la sociedad, sobre todo en el ámbito de la justicia federal, por
lo que el trabajo debe salir independientemente de las jornadas laborales de
ocho horas u otros derechos laborales.
Estos dos aspectos pueden variar dependiendo del tipo de tribunal, pero
es muy importante tomarlos en cuenta. Las jornadas laborales en buena par-
te de los tribunales son largas y extenuantes, por lo que los(as) funcionarios(as)
judiciales siempre están cortos de tiempo. Un(a) investigador(a) curioso(a) de-
finitivamente no será su prioridad, y muy probablemente los(as) funciona-
rios(as) no apreciarán tener a alguien detrás haciéndoles preguntas todo el
tiempo mientras enfrentan una gran presión para sacar el trabajo. Aunado
a ello, la mayoría de los(as) funcionarios(as) judiciales no están acostumbra-
dos(as) a los(as) investigadores(as) sociales, y pueden sentir desconfianza del
uso que se dará a la información o miedo por represalias dentro del tribunal
si hacen algún comentario que se considere inapropiado.
Estas consideraciones apuntan a que nuestra prioridad debe ser estable-
cer relaciones de confianza. Como en todas las investigaciones antropológi-
cas, el rapport es fundamental para que los(as) funcionarios(as) no nos perci-
ban como detectives que les acosamos con preguntas incómodas, y en este
caso nos abrirá las puertas a los lugares donde están las explicaciones de lo
32
Sarrabayrouse Oliveira, María José, “Reflexiones metodológicas en torno al trabajo de
campo antropológico en el terreno de la historia reciente”, Cuadernos de Antropología Social, núm.
29, 2009, pp. 61-83.
33
Muzzopappa, Eva y Villalta, Carla, op. cit.
propuesta muy interesante no desde la historia o del trabajo con archivos, sino
desde el enfoque antropológico. Siguiendo su línea argumentativa, para rea-
lizar este tipo de análisis es necesario como ya se dijo partir de una noción
desfetichizada del estado.
Las autoras parten de que el estado, si bien se materializa quizá más vi-
siblemente en las burocracias, existe principalmente en el plano de lo simbó-
lico, desde donde envuelve con el aura de lo “estatal” a relaciones sociales y
de poder. Para esta comprensión, el planteamiento de Bourdieu y Wacquant
resulta particularmente iluminador:
34
Bourdieu, Pierre y Wacquant, Löic, Una invitación a la sociología reflexiva, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2005, p. 168.
35
Para efectos de la etnografía de los documentos, nos interesa por obvias razones enfati-
zar lo que sucede en las burocracias, pero es importante notar que el estado también se cons-
truye por fuera de estos espacios. Véase: Gilbert M., Joseph y Nugent, Daniel (comps.), Aspectos
cotidianos de la formación del Estado, México, Ediciones Era, 2002.
36
Muzzopappa, Eva y Villalta, Carla, op. cit., p. 18.
37
Bourdieu, Pierre y Wacquant, Löicq, Una invitación a la sociología…, cit., p. 151.
38
Tiscornia, Sofía (comp.), Burocracias y violencia. Estudios de antropología jurídica, Buenos Aires,
Editorial Antropofagia y Facultad de Filosofía y Letras, Colección de Antropología Social, 2004.
39
Muzzopappa, Eva y Villalta, Carla, op. cit., p. 18.
En otras palabras, entender que el estado es más un efecto40 que una ma-
terialidad, y que ese efecto es el resultado de disputas y relaciones entre dis-
tintos actores, nos permite apreciar que los documentos estatales contienen
pistas de dichas disputas y relaciones: qué burocracias, funcionarios(as) y has-
ta personas externas a la administración pública están involucrados(as); qué
se archiva, qué no y cómo se archiva, qué información se considera relevante,
hasta “confidencial”, y cuál no, incluso si lo clasificado como “confidencial”
varía de una burocracia a otra respecto de un mismo documento.41
Por el contrario, es importante entender que los documentos estatales
no son espejos que reflejen fielmente lo que sucede en las burocracias, o más
precisamente, no son un reflejo fiel de las disputas por el “poder estatal”. Esto
es así, dado que normalmente los documentos expresarán en los lenguajes y
las fórmulas consideradas correctas el deber ser institucional desde donde son
emitidos, lo que contribuye precisamente a disimular que detrás de todo acto
plasmado en los documentos hay relaciones y disputas sociales y de poder.
Esto es particularmente cierto en el caso de los tribunales, donde las fórmu-
las para expresarse y particularmente el lenguaje utilizado, es decir el lenguaje
técnico del derecho, tienen el efecto en los documentos de presentar toda co-
municación como el resultado lógico de la aplicación de la ley. El ejemplo más
claro serían las sentencias, pero todos los acuerdos que podemos encontrar en
los expedientes, incluso los escritos presentados por las partes, están fundamen-
tados en la ley buscando precisamente la legitimidad que ésta puede proveer.
Dicho en otras palabras, los documentos generados en un juicio por regla ge-
neral pretenderán justificar un punto como algo objetivo, algo que es válido
porque está en la letra de la ley, invisibilizando con gran efectividad que la
letra de la ley está sujeta invariablemente a interpretaciones que se derivan de
trayectorias y experiencias personales, mezcladas con relaciones sociales, dispu-
tas de poder y dinámicas organizacionales. Estos aspectos son precisamente el
objeto de estudio de la antropología de los tribunales.
Con estas salvedades, los documentos sí son mapas: nos dan pistas de los
actores involucrados, de lo que está siendo objeto de disputa, de la manera
como cierto acto u omisión es interpretado. Para tener un mapa lo más com-
pleto posible, es necesario conformar un corpus que incluya desde luego a los
expedientes, por ejemplo, pero también documentos provenientes de otras
burocracias, publicaciones oficiales de los tribunales, publicaciones académi-
cas, etcétera. Nuevamente, se complementa con otros métodos o técnicas.
40
Timothy Mitchell, “Sociedad, economía y el efecto de estado”, Antropología del Estado / Philip
Abrams, Akhil Gupta, Timothy Mitchell, México, Fondo de Cultura Económica, 2015, pp. 145-187.
41
Muzzopappa, Eva y Villalta, Carla, op. cit.
Conclusiones
Bibliografía
LA ANTROPOLOGÍA JURÍDICA
ANTE LAS SUSTANCIAS TÓXICAS
*
Investigador en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM. In-
tegrante del Laboratorio de Antropología Jurídica y del Estado de la ENES-Morelia, UNAM.
Agradezco a Arely Vargas Hernández por su apoyo en la elaboración de este trabajo.
135
El último día del año 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López
Obrador, expidió un decreto para sustituir gradualmente el herbicida glifo-
sato —el más utilizado en el mundo— por “alternativas sostenibles y cultu-
ralmente adecuadas”. El decreto fue una respuesta a los reclamos de organi-
zaciones de la sociedad civil, especialistas, así como activistas ambientalistas
y de derechos humanos que han denunciado los daños provocados por los
organismos genéticamente modificados y por plaguicidas como el glifosato.
Por lo menos en los últimos cinco años, en México, los plaguicidas se han
convertido en una preocupación de derechos humanos, que debe ser resuelta
en las leyes, mediante medidas como prohibiciones y regulaciones. Así, por
ejemplo, en 2017 Fernando Bejarano editó el libro colectivo Los plaguicidas
altamente peligrosos en México, en el que se documenta que 183 ingredientes
activos de este tipo de sustancias cuentan con autorización en México y que
140 de ellas se encuentran prohibidas en otros países. Ese mismo año, la or-
ganización ambientalista Greenpeace publicó el informe Plaguicidas y derechos
humanos e interpuso una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos que resultó en la Recomendación No. 82/2018 sobre la violación a los
derechos humanos a la alimentación, al agua salubre, a un medio ambiente sano y a la
salud, por el incumplimiento a la obligación general de debida diligencia para restringir el
uso de plaguicidas de alta peligrosidad, en agravio de la población general. Desde luego,
medidas como el decreto presidencial para sustituir gradualmente el glifosato
han sido contestadas por las empresas y organizaciones agroindustriales, las
cuales han presentado amparos en contra de la decisión del gobierno federal,
argumentando que, de cumplirse el decreto, se afectaría la producción de
alimentos en el país. Es claro que el glifosato no solo es objeto de decretos y
amparos, sino también de intereses políticos y económicos, de aspiraciones
utópicas de una producción agroecológica, así como del deseo de mantener
el modelo hegemónico de producción agroindustrial. También es una causa
que provoca miedo y ansiedad ante la contaminación tóxica y sus efectos, así
como una fuente de optimismo ante las promesas de la biotecnología.
Inicio este texto con el glifosato porque es probablemente la sustancia
tóxica que más ha llamado la atención en México recientemente, aunque
dista de ser la única que ha provocado interés —tanto académico como me-
diático— y que ha causado polémicas. Ya sea en el campo o en las fábricas,
en nuestros jardines o frente a nuestras computadoras, en la intimidad de
nuestros baños o incluso cuando estamos dentro del vientre materno, los seres
humanos estamos cada vez más expuestos a miles de sustancias tóxicas. Con
algunas, como el plomo, hemos convivido por siglos, en cambio, muchas de
las sustancias tóxicas más controvertidas han nacido con la industria quími-
ca a partir del siglo XIX y, sobre todo, del siglo XX. De hecho, el “corto”
1
Ibeanu, Okechukwu, “Efectos nocivos para el goce de los derechos humanos del traslado
y vertimiento ilícitos de productos y desechos tóxicos y peligrosos”, E/CN.4/2006/42, 2006,
p. 20.
2
Una aclaración importante: me refiero a sustancias tóxicas “industriales” o elaboradas
por los seres humanos, no a las que podemos encontrar “naturalmente” en animales, plantas
y minerales. En este mismo sentido, Liboiron, Tironi y Calvillo distinguen entre toxinas “na-
turales” y tóxicos producidos industrialmente. Liboiron, Max et al., “Toxic Politics: Acting in a
Permanently Polluted World”, Social Studies of Science, vol.3, núm. 48, 2018, pp. 331-349.
3
Véase Castro, Yerko, “Las batallas ideológicas: violencia, subjetividad y justiciar del Es-
tado en la época de fragmentación neoliberal”, ponencia presentada en el IV Congreso In-
ternacional de Migración y Desarrollo, 2009, Jacka, Jerry K., “The Anthropology of Mining:
The Social and Environmental Impacts of Resource Extraction”, Annual Review of Anthropology,
núm. 47, 2006, pp. 61-77; Velázquez, Verónica, Territorios encarnados. Extractivismo, comunalismo
y género en la Meseta Purépecha, México, Cátedra interinstitucional, Universidad de Guadalajara,
CIESAS, 2019.
4
Cranor, Carl. F., Legally poisoned. How the law puts us at risk from toxicants, Cambridge, Har-
vard University Press, 2011.
5
Krotz, Esteban, “Sociedades, conflictos, cultura y derecho desde una perspectiva antro-
pológica”, en Krotz, Esteban (ed.), Antropología jurídica: perspectivas socioculturales en el estudio de
derecho, México/Barcelona, UAM-Anthropos, 2002, pp. 13-49, (cursivas en el original).
6
Bohme, Susanna Rankin, Toxic injustice. A transnational history of exposure and struggle,
Oakland, University of California Press, 2015.
7
Krotz, Esteban, op. cit.
8
Comaroff, Jean y Comaroff, John L., Violencia y ley en la poscolonia: una reflexión sobre las com-
plicidades Norte-Sur, Barcelona, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona-Katz editores,
2009, pp. 34-35.
[…] la presencia cada vez mayor de los procesos judiciales y de los fallos de los
tribunales en la vida política y social, y la creciente resolución en los tribunales
de los conflictos políticos, sociales o entre el Estado y la sociedad. Esto, a su vez,
está ligado a un proceso mediante el cual una gama diversa de actores políticos y
sociales percibe cada vez más la ventaja de invocar estrategias legales y recurrir a
los tribunales para hacer valer sus intereses.9
9
Sieder, Rachel et al. (coords.), La judicialización de la política en América Latina, México,
CIESAS, 2011, p. 19.
10
Krotz, Esteban, op. cit., p. 20.
Tóxico y toxicidad
11
Douglas, Mary, “Contaminación”, Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, Madrid,
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12
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24
25
Viveros, Diana, “La guerra de una madre…” cit.
26
Valiente, Hugo, Comunidades en lucha: cuatro demandas al Estado paraguayo por violación de
derechos humanos, Asunción, Coordinadora Derechos Humanos Paraguay-Base-Investigaciones
Sociales, 2014, p. 75.
27
Valiente, Hugo, op. cit., pp. 76-77.
Ya hemos visto que para matar las malezas alrededor de la soya transgénica
se usa glifosato; para matar a los insectos, cipermetrina. ¿Por qué había en el
agua de pozo de la familia Portillo Endosulfán, Aldrín y Lindano? Norma Por-
tillo, hermana de Rubén, piensa que en enero de 2011 los productores de soya
“estaban experimentando tal vez sin mucho conocimiento con agroquímicos.
El Lindano, por ejemplo, no se usa en la soja. Pero el Endosulfán sí. Hasta el
2010 era de venta libre en Paraguay y el 80% se usaba para ese cultivo”.28
Norma Portillo y dos habitantes más de la colonia Yerutí contaron con
la asesoría legal de la abogada Milena Pereira, de la organización FIAN, y
presentaron un amparo en contra de cuatro entidades del gobierno recla-
mando que no habían cumplido con sus obligaciones jurídicas, lo que había
vulnerado los derechos a vivir en un medio ambiente saludable, a la alimen-
tación adecuada, a la salud y a la calidad de vida de las personas que viven
en Yerutí.29 La sentencia del juez pidió al Servicio Nacional de Calidad y
Sanidad Vegetal y de Semillas y a la Secretaría de Ambiente que cumplan
con sus funciones, como la colocación de las barreras ambientales exigidas
a las plantaciones de soya. De acuerdo con el abogado paraguayo Hugo
Valiente, “la sentencia nunca fue cumplida efectivamente”.30 Además, los
establecimientos productores de soya que colindaban con la casa de Porti-
llo, Cóndor S. A./KLM S. A. y Hermanos Galhera S. A. “quedaron fuera
del proceso penal”,31 y apenas fueron sancionados con una multa adminis-
trativa de alrededor de diez mil dólares. Aunque para un campesino ésta
pueda parecer una cifra elevada, en términos de las ganancias de los pro-
ductores de soya es insignificante. En Chicago, por ejemplo, se pagan diez
mil dólares por la soya cosechada en trece hectáreas de suelo paraguayo; se
estima que el establecimiento Hermanos Galhera tenía en 2011 al menos
mil hectáreas en la zona.
El caso Portillo es particularmente importante porque llegó al Comité
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y, como expresan Manzoni
y Acuña, Paraguay resultó “el primer Estado condenado por una muerte re-
lacionada con agroquímicos”. En agosto de 2019 —ocho años después de la
muerte de Rubén Portillo—, el Comité de Derechos Humanos concluyó que
el Estado paraguayo había violado el derecho a la vida, ya que incumplió con
su deber de protección, permitiendo que la colonia Yerutí quedara rodeada
de haciendas soyeras.
28
Manzoni, Maximiliano y Acuña, Jazmín, op. cit.
29
Valiente, Hugo, op. cit., pp. 86-87.
30
Ibidem, p. 90.
31
Manzoni, Maximiliano y Acuña, Jazmín, op. cit.
32
Tuncak, Baskut, Las implicaciones para los derechos humanos de la gestión y eliminación ambiental-
mente racionales de las sustancias y los desechos peligrosos, Informe presentado a la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su 75 sesión, 5 de agosto de 2020, A/75/290, p. 15.
Comentario final
Bibliografía