El Oncenio de Leguía

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El Oncenio de Leguía fue la época del gobierno de Augusto Leguía en el Perú, entre 1919 y 1930.

Se caracterizó por
el desplazamiento del civilismo como fuerza política predominante, el culto a la personalidad y un estilo de gobierno
dictatorial y populista. En lo económico se dio una gran apertura al capital extranjero, especialmente el
estadounidense. Fortaleció al Estado, inició la modernización del país y emprendió un vasto plan de obras públicas,
financiadas mediante empréstitos y cuyo fin inmediato fue festejar apoteósicamente el Centenario de la
Independencia del Perú en 1921. En el aspecto ideológico, se produjo el derrumbe de los partidos tradicionales y el
surgimiento de nuevas corrientes, como el aprismo y el socialismo.

I. ASPECTO POLÍTICO: El oncenio de Leguía, bautizado por él mismo como "La Patria Nueva", significó el final de la
supremacía política de la oligarquía civilista, la cual pasó a ser hostilizada duramente por el régimen. Significó un
intento de acabar con las tradicionales formas de hacer política; sobre todo se buscó dar participación en la política
a sectores sociales históricamente marginados como eran la clase media y el pueblo. Se intentó, sin éxito,
modernizar al Estado, lo cual, como dijimos antes, significaba una voluntad de ruptura con los viejos esquemas
políticos del Perú del siglo XIX. Otra muestra de este intento de querer dejar atrás los viejos esquemas políticos del
siglo XIX fue la derogación de la Constitución de 1860 y la promulgación de una nueva Carta Magna en 1920. El
jurista Mariano H. Cornejo es considerado como el padre de esta nueva Constitución. En esta nueva constitución se
elevó el período presidencial de cuatro a cinco años, asimismo el Estado reconoce y protege a las comunidades
indígenas, se prohíben los monopolios y se someten las propiedades a las leyes del Estado. Por otro lado, quedaba
prohibida la reelección presidencial inmediata; sin embargo, Leguía pudo ser reelegido dos veces: en 1924 y 1929,
gracias a las reformas constitucionales de 1923 y 1927 con las cuales quedó legalizada la reelección (1). El "oncenio"
fue una dictadura civil disfrazada de democracia la cual se caracterizó por una constante persecución y hostilización
a los opositores al régimen, principalmente líderes del Partido Civil, a quienes se les aplicaba duras sanciones que
iban desde la deportación hasta los encarcelamientos e inclusive, en algunos casos se habría llegado hasta los
asesinatos extrajudiciales. Dentro de esta actitud de falta de respeto a las libertades democráticas, la censura a los
diarios de oposición al régimen destacó nítidamente; así tenemos, por ejemplo, el caso del diario "El Comercio" de
marcada filiación civilista, el cual fue saqueado e incendiado por los simpatizantes del gobierno sin que las fuerzas
del orden hiciesen algo para evitarlo. Pero todo este aparato represivo del "oncenio" estuvo coordinado por la
policía secreta, la cual estuvo dirigida por el primo del dictador, Germán Leguía. Por otro lado, los movimientos
obreros también sufrieron los embates de la represión con lo cual terminaron sumamente debilitados, ocasionando
que el anarquismo perdiese fuerza dentro de las organizaciones obreras. A pesar de este panorama sombrío para
las libertades políticas, se van a dar los espacios para la aparición de nuevos movimientos, inicialmente
clandestinos, que en el futuro se convertirían en los referentes políticos más importantes del siglo XX. Hablamos por
un lado del A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana) fundada en 1924 en México por el exiliado joven
sanmarquino Víctor Raúl Haya de la Torre. El A.P.R.A era un movimiento de juventudes de clases medias con una
marcada posición antiimperialista norteamericana. En 1930, luego de regresar de su exilio, Haya de la Torre fundó el
Partido Aprista Peruano. Por otro lado, en 1928, el joven autodidactA de origen pobre, José Carlos Mariátegui,
fundó el Partido Socialista Peruano, cuyo planteamiento era transformar desde sus bases a un país semi colonial
como era el Perú, con una economía semi feudal y que estaba sometido a presiones del imperialismo capitalista del
occidente. (1) En 1923, se permitía la reelección presidencial para un solo período, mientras que con la encomienda
de 1927 no se ponía límite al número de veces que podía reelegirse al presidente.

II. ASPECTO ECONÓMICO: Por otro lado, la economía peruana, durante los años del "oncenio" va a virar
drásticamente, después de haber estado vinculada principalmente a los intereses de la economía inglesa durante
casi cien años, pasó a depender de la economía estadounidense. Esto se produjo debido al fortalecimiento de la
economía norteamericana luego de la Primera Guerra Mundial, lo cual le permitió el control de las economías de
casi todos los países de Latinoamerica. La penetración de inversiones norteamericanas se dio principalmente en el
sector minero: Cerro de Pasco Mining Co., Mininig and Smelting Co; Petróleo: Internacional Petroleum Company; y
textiles: W.R. Grace and Co. y Duncan Fox. Asimismo hay presencia de capitales norteamericanos en actividades de
comercio y comunicaciones. Para 1921, las importaciones norteamericanas significaban el 45% del consumo
interno. Por otro lado, el Estado levantó enormes empréstitos con los Estados Unidos, los cuales hicieron que la
deuda externa con los Estados Unidos se elevase en sólo diez años de diez millones de dólares a más de cien
millones. Con el importe de estos créditos, el gobierno se dedicó a la realización de obras públicas tanto en Lima
como en provincias. Asimismo, se crean bancos estatales como el Banco de Crédito Agrario y el Banco Central
Hipotecario, a través de los cuales el gobierno va a transferir muchos de los recursos económicos obtenidos de los
empréstitos, a manos de los sectores de clase media. Se crea también el Banco Central de Reserva como el ente
financiero peruano.
III. ASPECTO INTERNACIONAL: En el aspecto internacional, el gobierno de Leguía va a procurar solucionar los
problemas limítrofes aún pendientes. Así pues, se firmó con Colombia el Tratado Salomón-Lozano en 1922 con el
cual se cerró al viejo problema fronterizo sobre la selva norte en disputa con el vecino del Norte desde fines del
siglo XIX. Lamentablemente la solución no fue positivista para el Perú; el gobierno de Leguía entregó a Colombia los
territorios comprendidos entre los ríos Caquetá y Putumayo y el llamado Trapecio Amazónico, a cambio los
colombianos nos cedieron el Triángulo de Sucumbios. Este tratado fue lesivo para los intereses del Perú, pero
permitió a Colombia tener acceso a la libre navegación por el Río Amazonas. Además, se puso fin al tema de Tacna y
Arica, ya que Chile no había mostrado voluntad para la realización del plesbicito. Con la firma del Tratado de Lima
de 1929 : Rada Gamio-Figueroa Larraín; el Perú recuperaba Tacna y Chile se quedaba con Arica a perpetuidad (2).
Por otro lado, se va a producir el Laudo de París sobre los yacimientos de la Brea y Pariñas en manos de las
empresas New Jersey Oil Company y Estándar Oil Company. La Corte internacional de París falló a favor de las
petroleras norteamericanas. Así el Perú renunciaba a los impuestos que las petroleras debían pagarle durante
cincuenta años, así como renunciaba al canon petrolero y se comprometía a no elevar en veinte años los impuestos
a la exportación del petróleo. Asimismo, en este gobierno, se amplió la concesión de los ferrocarriles del Perú a
noventa y nueve años a la Peruvian Corporation. (2) El Presidente de Estados Unidos Calvin Coolidge había
propuesto que Tacna y Arica pasasen a manos de Bolivia, cosa que ni el Perú ni Chile aceptaban.

IV. ASPECTO SOCIAL: El gobierno de Leguía trató de reivindicar la situación de la población indígena con una serie de
dispositivos como fueron la creación del Patronato de la Raza Indígena, el reconocimiento a las comunidades
indígenas, la instauración del Día del Indio el 24 de junio, la creación de la Dirección de Asuntos Indígenas en el
Ministerio de Fomento, etc. Sin embargo, todo esto fue solo letra muerta pues en la práctica, el régimen leguiísta
sometió a la población indígena a mayores maltratos a través de la llamada ley de Conscripción Vial. Con dicha ley,
el gobierno obligaba a todos los varones entre 18 y 60 años, que vivieran en pueblos por donde se estaban
construyendo carreteras, a trabajar gratuitamente por doce días al año en su ejecución. Aquellos que no quisieran
realizar este trabajo debían abonar al Estado un impuesto exoneratorio. Obviamente los indios, que no contaban
con los recursos para exonerarse, debieron acudir a este tipo de trabajo forzoso; por esta razón a la conscripción
vial se le ha llamado también la "mita republicana".

V. OBRAS PÚBLICAS: Las principales obras públicas ejecutadas y sucesos producidos en el "oncenio" fueron los
siguientes: Construcción de la Plaza y el monumento a San Martín con el motivo de celebrarse el centenario de la
independencia, reestablecimiento de la "Orden del Sol del Perú", las celebraciones por el centenario de la batalla de
Ayacucho en 1924, la irrigación del Olmos, la irrigación Cañete-Imperial, construcción de la Atarjea de Arequipa,
irrigación de La Chira y Sechura en Piura, construcción de la Atarjea de Lima: Las avenidas Leguía, La Unión,
Progreso, etc, creación de nuevas urbanizaciones como Santa Beatriz, Jesús María, San Isidro, Lince, etc; el inicio de
la construcción del nuevo Palacio de Gobierno y del nuevo Palacio de Justicia; inicio de la aviación comercial.
Asimismo, se puso mucho énfasis en la defensa nacional, prueba de ello es la construcción de la Base Aérea de Las
Palmas, la llegada de los primeros aviones de guerra; creación de la Escuela de Policía, organizada por la Guardia
Civil española, con lo cual se creó la Guardia Civil del Perú; llegan también los primeros submarinos R1 y R2
comprados en Alemania.

VI. EL FINAL: En 1929, estalló la crisis económica mundial fruto del colapso de la Bolsa de Valores de New York. Esto
trajo consigo el desplome de las economías latinoamericanas, incluida la peruana. Los efectos fueron muy graves :
paralización de obras públicas; crisis de la agro industria costeña, desaparición de la Libra Peruana ( la cual fue
reemplazada por el Sol de oro en 1930), desabastecimiento y carestía de los productos de primera necesidad lo que
trajo consigo el colapso del gobierno en agosto de 1930. El día 22 de agosto de 1930, se produjo el pronunciamiento
militar de Arequipa, dirigido por el Comandante Luis M. Sánchez Cerro. En Lima, el General Manuel María Ponce se
hace cargo de la ciudad ante la dimisión de Leguía, quien fue capturado, traído a Lima, internado en la prisión del
Panóptico y finalmente murió en 1932, víctima de una penosa enfermedad. De esta manera, llegaba a su fin el
gobierno más largo de la historia republicana del Perú, dándose inicio a una nueva etapa conocida como el Tercer
Militarismo.

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