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Concreciones prácticas.
Planteamiento de las propuestas educativas y
desarrollo de éstas en unidades didácticas
En este capítulo presentamos una serie de propuestas para cada uno de los ciclos
de Educación Primaria, diseñadas, primero, en el seno del seminario que se llevó
a cabo en la Escuela de Magisterio de Albacete e implementadas, después, en
diversos centros de la comunidad castellano-manchega.
Las propuestas que se muestran, a modo de ejemplo, han sido elaboradas
de forma consensuada en el seno del seminario de investigación. Se trata de
una secuenciación de actitudes, talantes y valores. También se trazarán las líneas
metodológicas para su progresiva implantación en los diferentes ciclos de Educa-
ción Primaria, incorporando detalladamente cuáles serán aquellos valores que en
unos y otros ciclos será preciso implementar.
Proponemos, a su vez, la evaluación o valoración de estos aprendizajes esco-
lares desde la mirada de los alumnos y alumnas, de los maestros y de los mismos
padres.
Cuando se habla de la definitiva incorporación del deporte al ámbito educati-
vo, todos los discursos coinciden en que el reto de futuro pasa por que el deporte
pase a formar parte de la formación integral del niño en el centro escolar, en el
barrio, y en sus zonas de influencia, desde el ocio y el tiempo libre, ya que es
una vía de transmisión de valores. Esta argumentación viene a ser recogida en
el artículo 43.3 de la Constitución que obliga a las administraciones públicas al
fomento del deporte y de la práctica deportiva entre los ciudadanos, dicha prác-
tica debe de ser, por tanto, guiada desde los principios generales que presiden a
la Constitución desde su Título Preliminar (pluralismo, igualdad, solidaridad,
etc.). La tarea pública del fomento del deporte llevará consigo, por lo tanto, la
propuesta de políticas que redunden en esos valores.
Ahora bien, el concepto de deporte durante la etapa escolar cambia y puede
tener diferentes concepciones en función de las condiciones particulares en que
se desarrolle. Moreno (1998) incluye dentro del deporte escolar dos acepciones.
Por un lado, el deporte en la escuela, que se va a identificar con la práctica de-
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la educación física y los deportes: concreciones prácticas de educación en valores
portiva desarrollada dentro del entorno escolar con una incidencia directa del
profesorado de ésta. Por otro lado, el deporte en edad escolar, que englobaría
todas las actividades deportivas que el alumno realiza fuera del horario escolar.
Ciertamente, la utilización del deporte puede estimular sentimientos de jue-
go limpio y subordinación de los intereses particulares a los generales, pero tam-
bién en otros casos puede promocionar el individualismo, el desprecio hacia los
otros o el deseo de victoria por encima de todo. Esta dimensión instrumental
nos lleva a considerar el deporte como un medio que el profesor puede utilizar
para alcanzar sus objetivos de educación moral y ética. En este sentido, es preci-
so hacer notar que muchos autores (Gutiérrez Sanmartín, 1995) reconocen en el
deporte un contexto de alto potencial educativo para la adquisición de valores y
desarrollo de actitudes socialmente necesarias.
Hoy en día, uno de los aspectos centrales es la discusión sobre si se considera
factible introducir el deporte en la escuela o no, ya que se entiende que el de-
porte contiene valores que promueven una apología de aplastar al contrario, y
desvirtúa otros valores como la solidaridad, el compañerismo, la ayuda mutua, el
altruismo, etc. De ahí que haya autores como Acuña (1994) que subdividen es-
tos valores en dos subgrupos: por un lado la obtención de marca, la victoria y la
superación, y por otro la diversión, el entretenimiento y el mantenimiento físico.
Desde este punto de vista, el deporte escolar y en edad escolar es educativo en
la medida en que, como maestros, además de ocuparnos de la enseñanza de los
aspectos técnicos-tácticos y el desarrollo de las cualidades físicas de los alumnos,
nos centramos también en transmitir valores.
Concebir la iniciación deportiva en un marco educativo debe implicar la in-
mersión de los alumnos en un proceso que desde la propia actividad deportiva
les haga crecer y desarrollarse en todos los sentidos (Contreras Jordán y de la To-
rre, 2001): Intelectualmente, aprendiendo a conocer y comprender el significado
y el sentido del hecho deportivo. Motrizmente, aprendiendo a interpretar y valo-
rar las diversas posibilidades que surgen en cada momento del juego, a formar y
a utilizar los pensamientos estratégicos de forma abierta y flexible. Moralmente,
aprendiendo, sobre todo, a valorar el propio esfuerzo y el de sus compañeros y
adversarios durante el juego pero también a relativizar los resultados y el éxito o
la derrota.
En definitiva, parafraseando a Contreras Jordán (1998), el deporte— y con-
secuentemente la iniciación deportiva— como construcción sociocultural no
sólo es susceptible de ser utilizado como elemento educativo, sino que propor-
ciona un contexto excepcionalmente bueno para el desarrollo de cualidades in-
telectuales, afectivas, motrices y morales en los alumnos que tienen que ver no
sólo con el deporte sino con otros ámbitos de la vida.
Ahora bien, en el mismo sentido que señala Cecchini Estrada (1996: 96) el
grado en que este potencial educativo pueda manifestarse estará en función del
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concreciones prácticas. planteamiento de las propuestas educativas y desarrollo...
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la educación física y los deportes: concreciones prácticas de educación en valores
ficamente en tal sentido. Es decir, las múltiples situaciones educativas que ofrece
el deporte no surten efecto por sí mismas de manera automática en la formación
moral del alumno, sino que es necesario dedicar intencionalmente un tiempo de
clase y esfuerzo docente para promover y llevar a cabo momentos de análisis y
reflexión crítica sobre las situaciones, actitudes y conductas que surgen durante
el juego y sobre el significado y el valor social de las mismas y a la vez utilizar el
juego como plataforma para evaluar en una verdadera evaluación auténtica basa-
da en la acción (Gil Madrona, 2006).
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