importante 2

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 192

..

,-'i
SLri DE 11FQRMAC1ON
:cwvo HJSTOR!CO
UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA

UNIDAD XOCHIMILCO
DIVISIÓN DE CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
DOCTORADO EN CIENCIAS BIOLÓGICAS

rk*
Casa abierta al tiempo

Estudio de la producción de enzimas, virulencia y diferenciación


fúngica en la interacción del hongo entomopatógeno
Paecilomyces fumosoroseuslmosq u ita blanca

TESIS

Que para obtener el grado de


Doctor en Ciencias Biológicas

Presenta

M. en C. Maña Judith Castellanos Moguel

Co-Directoras:
Dra. Teresa Mier González
Dra. Concepción Torieflo Nájera

Asesora:
Dra. María del Rocío Reyes Montes

México D.F.
Marzo, 2006

Ji! ffiiLCÜ CS DE
ARCHIVO J-flSTO.icí,
El Doctorado en Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma Metropolitana

pertenece al Padrón de Posgrados de Excelencia de CONACYT y además cuenta

con apoyo del mismo Consejo, con el convenio PFP-20-93


El jurado designado por la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de las

Unidades Iztapalapa y Xochimilco aprobó la tesis que presentó

M. en G. Maria Judith Uastetlanos Moguel

MIEMBROS DEL JURADO

CODIRECTORAS: DRA. TERESA FRANCISCA MIER

DRA. CONCEPCIÓN TORIELLO NÁJERA

ASESORA DRA. MARÍA DEL ROCiO REYES MONTES

SINODALES DRA. LUCIA TAYLOR DA CUNHA E MELL

DR. ARMANDO PÉREZ TORRES -- ..


AGRADECIMIENTOS

A:
Dra. Teresa Mier González.
Dra. Conchita Toriello Nájera.
Dra. María del Rocío Reyes Montes.
Dra. Lucia Taylor da Cunha e Mello.
Dr. Armando Perez Torres.
Dra. Conchita Agundis.
Dr. Edgar Centeno.
Dr. Rubén Román.
Dra. Salud Pérez.
Dra. Thalía Castro Barrera.
M. en C. Karina García Gutiérrez.
Biol. Armando Zepeda.
Biol. Margarita González Barajas.

A las siguientes instituciones;


Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.
Universidad Nacional Autónoma de México.
CONACYT, Megaproyecto grupa¡ G31451 B, beca otorgada.
Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, Dirección
General de Sanidad Vegetal, Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación.

A los siguientes laboratorios y su personal:


Laboratorio de Micología, UAM-X.
Laboratorio de Micología Básica, Facultad de Medicina, UNAM.
Laboratorio 6 del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina, UNAM.

A la familia Castellanos.
A todas las personas que apoyaron para la realización de esta tesis.
Resumen

ntre Los factores de patogenicidad de los aislados fúngicos que atacan insectos, se

encuentran la actividad de enzimas, como proteasas y quitinasas, producidas cor,

propágulos fúngicos conocidos como blastosporas

En el presente trabajo se comprobó experimentalmente la actividad de prcteasas

totales, una proteasa tipo subtilisina (Pri) y una tipo tripsina (Pr2), la actividad de

quitinasas en tres aislados (EH-50613, EH-50313 y EH-52013) de Paecilomyces

fumosoroseus de México. También se observó la transición conidio-blastospora in

vitro en un medio de cultivo con varias fuentes de carbono y de nitrógeno (medio H),

y en un medio sintético con quitina coloidal como única fuente de carbono y de

nitrógeno. Otro parámetro observado fue la virulencia en mosquita blanca

(Trialeurodes vaporariorum) de los tres aislados, expresada a través del índice de

crecimiento y desarrollo fúngico (ICDF).

Con base en los resultados obtenidos, se seleccionaron los aislados EH-50613 (alta

virulencia y rápida colonización en la ninfa) y EH-52013 (baja virulencia y lenta

colonización de la ninfa) para infectar ninfas de mosquita blanca y dar seguimiento al

desarrollo del hongo con microscopia electrónica de barrido (MEB). Finalmente, se

realizó un estudio inmunocitoquímico por microscopía electrónica de transmisión

(MET), durante las 6 primeras horas de la infección de la mosquita blanca con el

aislado mas virulento (EH-50613).

De acuerdo con los resultados obtenidos, el aislado EH-50613 produjo más

rápidamente, la mayor cantidad de proteasas totales, PrI (745.7 UPr1/mi a las 120
h), Pr2 (251.3 UPr2!mI a las 216 h. con respecto a aislado EH-520/3 que produjo

347.3 UPr1/mi a las 216 h y 208 UPr2/ml a las 240 h del cultivo. El aisaldo EH-5031

presentó una actividad intermedia de proteasas, con 496.7 UPrI/mI a las 312 h, y

200 UPr2/ml a las 48 h. La actividad de quitinasas, en cambio, fue más alta para EH-

52013 (81 UQ/ml), comparada con EH-50613 (76 UQ/ml) y EH-50313 (61 UQ/ml). La

máxima actividad de qutinasas se observó a las 312 h de cultivo en los tres casos.

Asimismo, EH-50613 presentó una transformación dimórfica mas rápida, con respecto

a los otros dos aislados y se observó una rápida penetración al insecto, tanto

mediante la determinación del ICDF (realizado con los tres aislados) como por MEB

(realizado con EH-50613 y E1-1-52013), ya que a las 18 h, EH-50613 ya había

penetrado al hospedante, emergido nuevamente y producido conidios, mientras que

EH-52013 apenas estaba penetrando al insecto, hecho que coincide con las

observaciones obtenidas al aplicar el ICDF. Las observaciones de MET con el

aislado mas virulento (EH-50613) permitieron constatar que a las 6 h el hongo ya

había penetrado, y que se estaban produciendo quitinasas, aunque en muy baja

cantidad.

Los resultados experimentales mostraron evidencias de una aparente relación entre

Pri, velocidad del cambio dimórfico y la virulencia del hongo. Asimismo, este estudio

permitió hacer una primera descripción de la aparición de Pri y Pr2 en P.

fumosoroseus y la existencia de estructuras de infección como los apresorios en el

binomio P. fumosoroseuslmosqu ita blanca estudiado.


Abstract

Among virulence factors of entomopathogenic fungi, protease and chitinase activities

during blastospore production have been mentioned. This work describes

experimentally the total protease activity, a subtilisin-like protease (Pri) and a trypsin-

like protease (Pr2) and the chitinase activity of three Paecílomyces fumosoroseus

isolates (EH-50613, EH-50313 and EH-52013) from Mexico.

Conidia-blastospore transition is also described, in a rich culture media with severa

carbon-nitrogen sources (H media) and in a basa¡ media with chitin as sole carbon-

nitrogen source.

Virulence, expressed as the growth and developmental fungal index (GDFI) was also

measured in whitefly (Trialeurodes vaporariorum).

Results of these expenments, pointed out isolates EH-50616 (high virulence and fast

nymph colonization) and EH-52013 (10w virulence and slow nymph colonization) to

follow the GDFI by scanning electron microscopy (SEM). Finaily, an

immunocytochemical study by transmission electron microscopy (TEM) with the most

virulent isolate (EH-50613) was performed during the first 6 h of fungal infection.

Results shows EH-50613 as the isolate with a rapid high total protease production, as

well as Pri (745.7 UPr1/ml a 120 h) and Pr2 (251.3 UPr2/ml at 216 h), in contrast to

EH-52013 (347.3 UPr1/m1 at 216 h and 208 UPr2/ml at 240 h) and EH-50313 (496.7

UPr1/ml at 312 h and 200 UPr2 at 48 h). High chitinase activity was observedwith

EH-52013 (81 UQ/ml), in contrast to EH-50613 (76 UQ/ml) and EH-50313 (61 UQ/ml).

Higher activities were observed at 312 h in alI cases. Also, conidium dimorphism was

faster in EH-50613 isolate, when compared to the other two isolates, EH-20613
penetrated the insect within the first 18 h of incubation, observed by FGDI and SEM.

At this time (18 h) spores were produced. EH-52013 achieved penetration and

conidiation until 48 h.

EH-50613 TEM observations showed fungal penetration at 6 h of incubation. Low

chitinase production was also observed.

Experimental results showed an apparent relation among Pri production, dimorphic

change speed and virulence.

This study mentioned Pri and Pr2 in P. fumosoroseus for the first time and describes

infection structures that resembled appresioria in shape in the studied rejation

P. fumosoroseus/whitefly.

O
ÍNDICE
Pág
Introducción 1
Marco Teórico 3
La mosquita blanca como insecto plaga 3
Ciclo de vida de la mosquita blanca 4
Uso de hongos entomopatógenos para el control de insectos 6
Mecanismos de acción de los hongos entomopatógenos 10
Reconocimiento y adhesión 12
Fuerza mecánica y formación de apresorios 17
Participación de las quitinasas y proteasas fúngicas en el mecanismo de 20
ataque a insectos
Toxinas 30
Dimorfismo fúngico 32
Justificación 35
Hipótesis 37
Objetivos 38
Objetivo general 38
Objetivos particulares 38
Metodología 40
Aislados fúngicos 40
Preparación y conteo de inóculo 40
Ensayos enzimáticos 41
Proteasas 41
Condiciones de cultivo 41
Determinación de la actividad de proteasas totales 41
Determinación de la actividad de proteasas tipo tripsina (Pri) y tipo 42
subtilisina (Pr2)
Quitinasas 43
Preparación y tinción del sustrato 43
Condiciones de cultivo 43
Determinación de la actividad de quitinasas 44
Actividad específica de proteasas y quitinasas 44
Dimorfismo fúngico 45
Cinética de la transición conidio-blastospora in vitro 45
Determinación de virulencia 46
Insectos 46
Determinación del índice de crecimiento y desarrollo fúngico 46
Pruebas de infección in vivo para microscopía electrónica 47
Inmuno-oro ultraestructural con anticuerpo biotinilado 48
Técnicas de microscopía electrónica de transmisión (MET) y de barrido 50
(MEB)
Análisis estadístico 51
Resultados 52
Estudios enzimáticos 52
Proteasas totales 52
Pág.
Estandarización de condiciones para la determinación de la actividad de 55
proteasas tipo subtilisina (Pri) y tipo tripsina (Pr2)
Determinación de la actividad de Pri y Pr2 55
Producción de quitinasas en cultivo sumergido 60
Cinética de la transición conidio-blastospora 63
Producción de propágulos en medio H 63
Producción de propágulos en medio sintético adicionado con quitina 70
coloidal
Pruebas de virulencia 78
Determinación del índice de crecimiento y desarrollo fúngico 78
Microscopía electrónica de barrido (MEB) 85
Microscopía electrónica de transmisión (MET) 95
Discusión 99
Conclusiones 119
Bibliografía 121
Artículo aceptado para su publicación 145
ÍNDICE DE FIGURAS

Figura Pág
1. Ciclo de vida de la mosquita blanca 5
2. Mecanismo general de patogenicidad de los microorganismos 8
3. Modelo teórico de penetración de los hongos entomopatógenos. 11
4. Actividad volumétrica de proteasas de los aislados EH-50613, EH- 53
50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus determinada por el método de la
azocase ma.
5. Actividad específica de proteasas (expresada como UP/L]g de 54
proteína total en el sobrenadante) de los aislados EH-50613, EH-50313
y EH-52013 de P. fumosoroseus.
6. Actividad volumétrica de proteasas tipo subtilisina Pri (determinada 58
contra el sustrato Suc-Ala-Ala-Pro-Phe-Na) de los aislados EH-50613,
EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.
7. Actividad específica de proteasas tipo subtilisina Pri (determinada 58
contra el sustrato Suc-Ala-Ala-Pro-Phe-Na y expresada como UPrI/L]g
de proteína total en el sobrenadante del cultivo) de los aislados EH-
50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.
8. Actividad volumétrica de proteasas tipo tripsina Pr2 (determinada 59
contra el sustrato Bz-Phe-Va)-Arg-pNa) de los aislados EH-50613, EH-
50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.
9. Actividad específica de proteasas tipo tripsina Pr2 (determinada 60
contra el sustrato Bz-Phe-Val-Arg-pNa y expresada como UPrI /Llg de
proteína total en el sobrenadante del cultivo) de los aislados E1-11-50613,
EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.
10. Actividad volumétrica de quitinasas determinada con azul brillante 61
de remazol 1 de los aislados EH-506/3. EH-50313 y EH-52013 de P.
fumosoroseus.
11. Actividad específica de quitinasas (determinada contra quitina 61
coloidal teñida con azul brillante de remazol y expresada como UQ/L]g
de proteína total en el sobrenadante del cultivo) de los aislados EH-
50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.
12. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-50613 67
en medio H con caseína al 1%.
13. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-50313 68
en medio H con caseína al 1%.
14. Cinética del a transición conidio-blastospora del aislado EH-52013 69
en medio H con caseína al 1%.
15. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-50613 72
en medio sintético con quitina coloidal al 1%.
16. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-50313 73
en medio sintético con quitina coloidal al 1%.
17. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-52013 74
en medio sintético con quitina coloidal al 1 %.
Figura Pág.
18. Esquema general de la transición de conidio a blastospora de 77
aislados de P. fumosoroseus de México.
19. Ninfa testigo en cuarto estadio 80
20. Ninfas de Tnaleurodes vaporariorum y conidios de Paediomyces 81
fumosoroseus a las O h de incubación.
21. Ninfas de Tnaleurodes vaporanorum a las 12 h de incubación con 81
tres aislados de Paeci!omyces fumosoroseus.
22. Ninfas de Tnaleurodes vaporariorum a las 18 h de incubación con 82
tres aislados de Paeciiomyces fumosoroseus
23. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum a las 24 h de incubación con 82
tres aislados de Paecilomyces fumosoroseus.

24. Ninfas de Tnaleurodes vaporariorum a las 36 h de incubación con 83


tres aislados de Paeciiomyces fumosoroseus.
25. Ninfas de Tnaleurodes vaporariorum a las 48 h de incubación con 83
tres aislados de Paecilomyces fumosoroseus.
26. Ninfas de Trialeurodes vaporanorum a las 60 h de incubación con 84
tres aislados de Paecilomyces fumosoroseus.
27. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum a las 72 h de incubación con 84
tres aislados de Paecilomyces fumosoroseus.
28. Aspecto de las ninfas a las 96 h de incubación con los tres aislados 85
29. Ninfa testigo de Tnaleurodes vaporariorum sin inocular 88
30. Conidios de EH-50613 a O h de incubación sobre la zona del raquis 88
31. Conidios de EH-50613 a O h de incubación 89
32. Conidios de EH-52013 a O h de incubación 89
33. Conidios de EH-50613 a las 6 h de incubación 89
34. Conidios de EH-52013 a las 6 h de incubación. 90
35. Daño cuticular provocado por EH-52013 a las 6 h de incubación. 90
36. Daño cuticular provocado por EH-50613 a las 6 h de incubación. 91
37. Estructura de EH-52013 que semeja un apresorio a las 12 h de 91
incubación.
38. Hifa de EH-52013 dirigiéndose hacia un hueco de la cutícula a las 92
12 h de incubación.
39. Matriz mucilaginosa que cubre a hifas de EH-52013 a fas 12 h de 92
incubación
40. Crecimiento micelial de EH-50613 a las 18 h de incubación. 93
41, Hifas de EH-50613 a las 18 de incubación 93
42. Hifas de EH-50613 penetrando directamente la cutícula a las 24 h 93
de incubación
43. Crecimiento de EH-50613 a traves del orificio vasifornie a las 24 h 94
de incubación.
44. Crecimiento de EH-52013 a traves del orificio vasiforme a las 24 h 94
de incubación.
45. Crecimiento de EH-52013 en la superficie de la ninfa a las 24 h de 94
incubación.
Figura Pág.
46. EH-50613 creciendo en la superficie de la ninfa a 48 h de 95
incubación.
47. Penetración de EH-50613 a las 6 h de incubación 96
48. EH-50613 penetrando a la ninfa a las 6 h. 96
49. Corte transversal de las estructuras fúngicas de EH-50613 97
penetrando a ninfa de mosquita blanca.
50. Hifa de EH-50613 penetrando la cutícula de T. vaporariorum 97
51. Aspecto de las hifas de EH-50613 penetrando la mosquita blanca a 98
las 6 h de incubación.
INTRODUCCIÓN

Entre las diferentes causas de la contaminación de los ecosistemas se

encuentra el uso inadecuado de plaguicidas químicos, que originan severos daños

sobre los humanos y el ambiente. Entre las plagas más difíciles de combatir están los

insectos, que son considerados como tal cuando han rebasado su hábitat natural, se

encuentran en una situación en la que prácticamente no tienen enemigos naturales, y

si existen las condiciones ambientales adecuadas, su población se incrementa

rápidamente. Uno de tos principales problemas que presenta el control de insectos

por medios químicos, es la adquisición de resistencia, por lo que su uso frecuente

resulta ineficaz y con un fuerte impacto ambiental negativo. Por tal razón, hay una

demanda continua de métodos alternativos para el control de plagas de insectos.

Uno de estos métodos es la utilización de biorreguladores naturales de tales

insectos, que regulan poblaciones, ofrecen la posibilidad de ser utilizados para un

control selectivo, y dan tanto seguridad humana como ambiental. Entre los

organismos susceptibles a ser utilizados para el control biológico, se encuentran los

hongos microscópicos (Femández-Tavizón, 1980; Ferron et al., 1991; Wraight of al.,

2000).

Para poder utilizar de manera eficiente hongos microscópicos para el control

de plagas agrícolas, es necesario conocer los factores de patogenicidad tales como

la actividad de enzimas como proteasas y quitinasas, producidas por propágulos

fúngicos como las blastosporas, de la misma manera, es necesario conocer la

virulencia del hongo frente al insecto blanco.

1
El presente trabajo se planteé para comprobar experimentalmente

características asociadas a la virulencia no descritas previamente para P.


fumosoroseus de México, como son la actividad de proteasas totales, una

proteasa tipo subtilisina (Pri) y una tipo tripsina (Pr2), así como la actividad de

quitinasas en tres aislados. También se observó la transición conidio-blastospora


in vitro en medios de cultivo con vanas fuentes de carbono y nitrógeno, como son

la caseína y la quitina coloidal. Otro parámetro observado fue la virulencia en


mosquita blanca (Trialeurodes vaporanorum) de los tres aislados expresada a

través del índice de crecimiento y desarrollo fúngico. Se siguió el desarrollo del

hongo también por microscopia electrónica de barrido y de transmisión.

2
MARCO TEÓRICO

La mosquita blanca como insecto plaga

La mosquita blanca Tnaleumdes vaporarion.jm (Homoptera: Aleyrodidae) es

una plaga polifaga de gran importancia en nuestro país, que ataca hortalizas, plantas

ornamentales de invernadero y plantas silvestres, ocasionando grandes pérdidas

económicas, pues se calcula que anualmente daña 700,000 hectáreas de cultivos.

Actualmente existen vanos métodos de control para la mosquita blanca, los

cuales incluyen el uso de insecticidas químicos de diversos tipos, como productos

sistémicos, por ejemplo el dimetoato, fosfamidon y oxidemetonmetil (Sánchez-Potes,

1990), los cuales, a pesar de ser altamente tóxicos, tener alta persistencia en el

ambiente, ser bioacumulables y estar prohibidos por organismos internacionales

como la Agencia de Protección al Ambiente (EPA), continúan siendo utilizados en

nuestro país por disminuir rápidamente las poblaciones de mosquita blanca y evitar
así, el daño al cultivo (Greer, 2000; Mier et al., 1999; Sugavanam y Tianjian, 1998;

Toriello 2001). Otros químicos autorizados por la EPA para el control de la mosquita

blanca, son los piretroides (derivados de plantas), carbamatos, jabones insecticidas,


aceites y reguladores del crecimiento de los insectos (Greer, 2000).

Uno de los problemas que presenta el control de esta plaga por medios

químicos, además del daño al hombre y al ambiente, es que el insecto adquiere

rápidamente resistencia a los plaguicidas, por lo que existe una demanda continua
de métodos para el control de dicho organismo.

3
En la búsqueda de alternativas menos dañinas para el ambiente y el ser
humano, se han utilizado el control biológico y los insecticidas microbianos con

buenos resultados, ya que las plagas no desarrollan resistencia a estos métodos,


como sucede con los insecticidas químicos (Butt et al., 1998; Greer, 2000; Mesquita

y Lacey, 2001; Sugavanam y Tianjian, 1998).

Ciclo de vida de Ja mosquita blanca

La mosquita blanca es un insecto chupador que se localiza en el envés de las

hojas de la planta hospedante. La hembra oviposita los huevecillos en posición

vertical. Cuando están recién ovipositados son de color verde pálido y van

tomándose castaño oscuro (Figura 1); miden aproximadamente 0.186 mm de largo y

0.089 mm de ancho, y el tiempo de incubación varía de 5 a 11 días, dependiendo de

las condiciones ambientales. Pasado ese tiempo, el huevecillo eclosiona y aparecen

las ninfas de primer estadio, las cuales son ovales, aplanadas, móviles, con patas y

antenas bien desarrolladas, y miden 0.308 mm x 0.155 mm. El primer estadio dura

cinco días antes de mudar, al final de la muda, la ninfa introduce su estilete en la hoja

y se queda fija succionando la savia de la planta (Byme y Bellows, 1991).

El siguiente estadio, dos, dura de dos a cuatro días durante el cual la ninfa
mide 0.486 x 0.307 mm; el estadio tres dura de 4-6 días y la ninfa mide 0.696 x 0.458

mm. En ambos estadios los insectos tienen forma de escama aplanada, son

transparentes y las patas y antenas ya no son funcionales. El último estadio antes de

pasar a adulto es el cuatro, en el que las ninfas miden 0.805 x 0.302 mm, y es el más

corto, ya que dura de 6 a 10 h. Se divide en tres subestadjos, que se distinguen por

4
su forma. En el primero, la ninfa es aplanada y de color blanco opaco o translúcido;

en el segundo, la ninfa tiene una apariencia más engrosada, es opaca y está

recubierta por una cera; el tercero es muy similar al anterior; excepto que los ojos

rojos del adulto son claramente visibles y el cuerpo se incrementa tomando un color

amarillo. Finalmente emergen los adultos, que miden en promedio 0.933 x 0.270 mm.

Los machos tienen una longevidad de ocho semanas, mientras que las hembras

once. Presentan de 11 a 12 generaciones al año, y en cautiverio, una hembra puede

depositar hasta 300 huevecillos en toda su vida (Byrne y Bellows, 1991).

1•
¿

.i.

j'j atfl0i8rnrn
I r , L.. .•

0.3OMM
A

U 111. . It
'r

:4 •, A______

Ó.8mm 0.7mm

Fotos digitales: David Basilio y Noé Robles


Figura 1. Ciclo de vida de la mosquita blanca: a) adulto; b) huevecillos; c) ninfa uno; d) ninfa dos; e)
ninfa tres, 9 ninfa cuatro, subestadio uno. Barra: 0.3 mm.
Uso de hongos entomopatógenos para el control de Insectos

Un método de control de la mosquita blanca y otras plagas insectiles, es la

utilización de biorreguladores naturales como los hongos, ya que el mecanismo de

regulación poblacional de plagas ofrece la posibilidad de ser utilizado para un control

selectivo y seguro (Mier et al., 1991). Miembros representativos de todos los grupos

fúngicos mayores tienen los mecanismos requeridos para la infección y el desarrollo

dentro de los invertebrados (Boucias y Pendland, 1991). Algunos de estos hongos

tienen espectros restringidos de hospedantes, mientras que otras especies tienen un

espectro amplio, con aislados individuales más específicos (Clarkson y Chamley,

1996). Uno de estos hongos es Paecilomyces fumosomseus (Wize) Brown y Smith,

que ha sido reportado como un regulador efectivo para el control de la mosquita

blanca (Mesquita etal., 1996; Vida¡ etal., 1996; Vida¡ etal., 1998).

Los patógenos fúngicos tienen mecanismos de infección que les permiten

colonizar al hospedante y obtener así nutrimentos necesarios para su metabolismo y

un ambiente donde el microorganismo puede obtener ciertos beneficios que

promueven su sobrevivencia, reproducción y transporte. De la misma manera, el

hongo tiene ciertos factores que le permiten neutralizar la respuesta inmune y

competir con la microflora del hospedante, rechazar los tejidos que afectarían su

eficacia como patógeno, así como resistir los inhibidores de enzimas presentes en la

hemolinfa de tos insectos (Figura 2) (Eguchi y Shomoto, 1985; Eguchi et al., 1993;

Kanost, 1999; Askary, et al., 1999; Casadevall et al., 2003). Otro factor que

determina el éxito de una invasión fúngica es la virulencia, que es una característica

microbiana expresada sólo en un hospedante susceptible y que de acuerdo con


Lipsitch et al. (1996) puede definirse como la reducción de! éxito reproductivo del

hospedante; ya que a menudo está asociada con la trasmisión del hongo que

produce la muerte de los organismos infectados (Khachatourians, 1992). Los

determinantes de virulencia son relativamente fáciles de definir cuando se habla de

patógenos obligados, ya que se expresan en el hospedante y contribuyen a la

iniciación o progresión de la enfermedad en un sitio anatómico dado (Haynes, 2001).

En la naturaleza, además de la virulencia, el éxito de un micopatógeno estará

determinado por su capacidad de producir y repartir propágulos infecciosos a

sistemas de hospedantes susceptibles. Se consideran como tales a individuos que

han sido expuestos a una gran dosis del patógeno o para quienes los hongos son

inmunológicamente nuevos (van Burik y Magee 2001).

Para que una epizootia pueda desencadenarse, debe existir una relación entre

el hospedante, el patógeno y el ambiente, si estos tres factores están combinados

adecuadamente, entonces aparecerá la enfermedad (Madigan et al., 2000). Muchos

hongos patógenos tienen un nicho en el ambiente, a menudo como saprobios en

suelos o en la vegetación (Borges-Walmsley et aL,2002). Aparentemente adquieren y

mantienen su capacidad de ser virulentos en animales independientemente del

requerimiento de un hospedante. La patogenicidad de los hongos ha resultado de la

evolución de un mecanismo que permite la transición de una fase saprobia a otra

parásita y que los adapta a su desarrollo dentro del hospedante (Knogge, 1998).

7
Exposición aí patógeno

1
di-Tencia la superñci e
A—
delhcpJant

Invasión a través del


legtr,ento

Colonización y crecimiento
(Producción de factores de virulencia)

lnvasntdad

Toxicidad

Enfermedad

Figura 2. Mecanismo general de patogenicidad de los microorganismos (Modificado de Madigan etal.,


2000).

Según Casadevail et al. (2003), los mecanismos de un microorganismo para

infectar al hospedante y la capacidad de usar dichos mecanismos para poder vivir en

el suelo sin necesidad de infectar un animal, es la virulencia preformada, término

usado para setalar el hecho de que esos microorganismos son recuperados del

ambiente con la capacidad de causar enfermedades y es posible distinguir esta

virulencia de aquélla seleccionada a partir de la dependencia o una asociación muy

cercana con el hospedante. La virulencia, puede considerarse como multifactorial

(Latgé, 2001), y los entomopatógenos pueden conservar la capacidad de infectar a

los insectos aún después de estar en cultivo ir, vitro durante vanas generaciones

(Brownbridge et al., 2001; Vandenberg y Cantone, 2004).

8
Los determinantes de virulencia son relativamente fáciles de definir cuando se

habla de patógenos obligados, ya que se encuentran en los genes expresados

durante las reacciones del metabolismo primario; para codificar un determinante de

virulencia, el gen de interés debe ser expresado en el hospedante y contribuir a la

iniciación o progresión de la enfermedad en un sitio anatómico dado (Haynes, 2001).

Hay vanas clases amplias de genes de virulencia, algunos podrían codificar

para receptores que detectan directa o indirectamente, la presencia del hospedante.

La activación de tales receptores podría iniciar una vía de transducción de señales

que resulte en la inducción de genes de virulencia general. Otros genes pueden

producir factores que inactivan las defensas del hospedante o para sintetizar toxinas

que son requeridas para la enfermedad; también otros genes de virulencia pueden

codificar para enzimas que permiten que el hongo pase la barrera del hospedante

(St. Leger, 1995).

En el caso de los entomopatógenos, Metarhizium anisop!iae es un agente de

control bien caracterizado para un amplio espectro de plagas, incluyendo insectos y

ácaros. Para identificar los genes involucrados en el proceso de infección, se han

hecho análisis de representación diferencial, se identificaron 34 secuencias y 14

Expressed sequence tag (EST) con ortólogos conocidos, casi todas las secuencias

identificadas mostraron una similitud significativa a otros genes fúngicos (Freimoser


et al., 2003), por lo que es probable que sean comunes a las otras especies de

hongos patógenos de insectos (Dutra et al., 2004).


Mecanismos de acción de los hongos entomopatógenos

El mecanismo básico de infección de los hongos entomopatógenos está

caracterizado por la penetración directa del integumento. Esta se inicia con la

adherencia de la unidad infectiva, generalmente un conidio a la cutícula del insecto

(Figura 3). El éxito de una infección fúngica radica en gran parte en esta primera

fase. La función principal de la adherencia es el anclaje del propágulo al insecto, pero

también puede ser requerida para el reconocimiento químico y topográfico (Sosa-

Gómez et al., 1997) para encontrar un microambiente adecuado para la penetración

(Fernández et al., 2001; Tucker y Talbot, 2001; Jeffs et al., 1999). Posteriormente, el

conidio germina y el proceso de penetración requiere de una combinación de fuerza

mecánica y degradación enzimática de Ja cutícula. Dependiendo de la especie del

hongo, se forma un tubo de germinación que penetra directamente, o bien se forman

los apresorios, que pueden tener diferentes formas, y se han identificado como

órganos específicos que preparan la superficie del hospedante para la invasión,

usualmente se unen a éste al secretar una goma muy potente, y al desarrollar una

clavija de penetración en su base, la fuerza es ejercida verticalmente y puede ser

dirigida eficientemente a la cutícula (Bastrneyer et al., 2002) (Figura 3).

Después de pasar la epicutícula, las estructuras penetrantes a menudo se

expanden lateralmente en las capas externas de Ja procuticula, produciendo placas

de penetración; éstas expansiones pueden causar fracturas que favorecen la

penetración. El paso del hongo a través de la procutícula puede ser más o menos

vertical, o involucrar una extensión lateral del micelio; posteriormente, las hifas

alcanzan la epidermis. Una vez en el hemocefe, el micelio se ramifica a través del

10
hospedante (Figura 3), probablemente formando blastosporas (Boucias y Pendland,

1991; Chamley y St. Leger, 1991; Askary et al., 1999; Goettel e Inglis, 1997). La

penetración, aunque de manera menos frecuente, puede ocurrir también por heridas,

a través de los órganos de los sentidos o por el tracto digestivo (Boucias y Pendland,

1991; Charnley y St. Leger, 1991; Askary et al., 1999; Goettel e Inglis, 1997). La

muerte del hospedante a menudo se debe a una acción combinada de toxinas

fúngicas, obstrucción física de la circulación sanguínea, disminución en el aporte de

nutrimentos e invasión de órganos. Después de la muerte del hospedante, las hifas

usualmente emergen del cadáver y bajo condiciones apropiadas de temperatura y

humedad, producen conidios en el exterior del hospedante (Boucias y Pendland,

1991; Chamley y St. Leger, 1991; Askary etal., 1999; Goettel e Inglis, 1997).

con id ¡o
q'

eo idermis procuticula

hemolinfa blastosnora
Figura 3. Modelo teórico de penetración de los hongos entomopatógenos. 1. apresosio. 2. clavija de
penetración. 3. clavija de penetración. Modificado de Chamley y St. Leger (1991).

Los principales factores de virulencia conocidos de los hongos comprenden las

proteínas de reconocimiento y adhesión, las características estructurales de los

11
conidios que le confieren resistencia a los mecanismos antifúngicos del hospedante,

así como aquellas proteínas que pueden promover el crecimiento micelial (Latgé,

2001); la fuerza mecánica, toxinas, melaninas y dimorfismo (Boucias y Pendland,

1991). Estos mecanismos han sido estudiados exhaustivamente en patógenos de

plantas y de mamíferos, sin embargo, en hongos entomopatógenos, algunos de

éstos son poco conocidos o no se han reportado, sin embargo, es probable que

existan mecanismos análogos, debido a la convergencia entre las estrategias

fúngicas que les confieren capacidad infectiva para la colonización de hospedantes,

aunque los genes y sus productos, que determinan resistencia o susceptibilidad de

ambos lados de la relación hospedante-parásito no estén del todo entendidos

(Casadevail etal., 2003; St. Leger et al., 1997).

Por otro lado, existen factores de virulencia como las enzimas, la producción

de conidios y su rápida germinación que han sido estudiados en los patógenos de

insectos con el objetivo de contar con agentes microbianos más efectivos para el

control de plagas de importancia agrícola (Jackson et al., 1985; Jackson et al., 1997;

Altre y Vandenberg, 2001; Vega et al., 2003).

Reconocimiento y adhesión

La adherencia de las esporas a la superficie del hospedante es el primer paso

que tiene que dar un patógeno para establecer la enfermedad, y sirve principalmente

para anclar el propágulo al insecto. También puede ser requerida para el

reconocimiento químico y topográfico (Sosa-Gómez et al., 1997) para encontrar un

microambiente adecuado para la penetración (Fernández et al., 2001) del

12
hospedante que posibilite el desarrollo fúngico subsiguiente (Tucker y Talbot, 2001;

Jeffs ef al., 1999). El fenómeno de la adhesión a los hospedantes, se ha estudiado

ampliamente en hongos fitopatógenos, patógenos de mamíferos y de menor manera

en algunos entomopatógenos, como Entomophaga maimaga, Paecilomyces,

To!ypocladium, Metarhizium y Verticillium (Jeffs et aL, 1999). La interacción conidio- -

hospedante podría involucrar un complejo de mecanismos de reconocimiento

específicos (glicoproteínas, interacciones ligando-receptor, por ejemplo lectinas) y no

específicos (electrostáticos o hidrofóbicos, fuerzas de Van de Waals) (Cotter y

Kavanagh, 2000; Doyle, 2000). En los hongos patógenos de invertebrados terrestres,

los componentes responsables de la interacción espora-cutícula son considerados

como preexistentes. Boucias ef al. (1988), demostraron que preparaciones

homogéneas de conidios de Nomuraea rileyi, Beauveria bassiana y M. anisopllae se

unían de manera no específica a la cutícula de los insectos, siempre y cuando no

estuviera expuesta la endocutícula. Aunque la adhesión a superficies de los

organismos es común entre las especies fúngicas, hay una variación significativa en

la composición aparente de los materiales con los que el hongo se fija al hospedante

y en las pistas ambientales que inducen el desarrollo de la fijación de las esporas.

Las adhesinas de los hongos fitopatógenos son típicamente glicoproteínas insolubles

en agua, aunque se han detectado en el material de adhesión lípidos y polisacáridos

que claramente contribuyen a la fijación. Sin embargo, es una composición muy

heterogénea y no hay evidencia de un compuesto de adhesión o un mecanismo de


fijación común a todos esos hongos (Knogge, 1998, Hajeck y Eastbum, 2003).

13
Los mecanismos de reconocimiento, probablemente se encuentran situados en la

superficie de las esporas. Estudios en la pared celular de los hongos han revelado

que muchas proteínas localizadas en ese sitio no tienen un papel estructural

exclusivo. Algunas proteínas secretadas juegan un papel importante en determinar

las propiedades de adhesión de los hongos, mientras que otras, incluyendo las

hidrofobirias, que son proteínas pequeñas con ocho residuos de cisteína

característicamente espaciados a lo largo de la secuencia de aminoácidos, pueden

ser requeridas para el crecimiento fúngico a través de diversos ambientes y durante

las transiciones del desarrollo (Tucker y Talbot, 2001). Kamp y Bidochka (2002)

encontraron que cada aislado tiene un perfil proteico único para cada condición de
cultivo. Jeffs of al. (1999) también reportaron diferentes proteínas (hidrofobinas) en

diferentes especies fúngicas, dependiendo de la composición de los medios de

cultivo de donde fueron obtenidas.

Otro factor determinante en la adherencia es el tipo de conidio; los


entomopatógenos, tienen dos tipos, ya sea hidrofóbicos o hidrofílicos (Wolken of al.,

2003). Los conidios hidrofóbicos (secos) tienen una capa externa de microfibrillas

muy cercanas (rodlets), esta capa parece ser única del estado conidial y no ha sido

detectada en las células vegetativas. El tamaño relativo y el arreglo de dichas

microfibrillas puede variar de acuerdo con la especie, aunque las condiciones de

cultivo también pueden influenciar dicha capa. Tratamientos fuertes ya sean físicos o

químicos son requeridos para suspender esos conidios; se cree que la resistencia de

esos conidios puede ser mayor por la presencia de pigmentos, así como por la edad

M conidio, ya que conidios de colonias jóvenes de P. fumosomseus y B. bassiana

14
son fácilmente suspendidos en agua destilada por agitación con un vórtex. Es

probable que los arreglos en las microfibrillas puedan resultar por el envejecimiento

M conidio y simplemente reflejan un proceso de desecación o endurecimiento. Sin

embargo se ha intentado degradar esta capa, pero es insoluble a detergentes,

proteasas, quitinasas, urea y mercaptoetanol entre otros. La capa de microfibrillas

está formada de residuos de glucosa, manano y N-acetilglucosamina (Boucias y

Pendland, 1991). Boucias et al. (1988), demostraron que los componentes

responsables de la interacción hidrofóbica para la adherencia del conidio están

localizados a lo largo de la pared celular de los conidios que tienen microfibrillas. Por

otro lado, Holland et al. (2002) observaron que en los conidios de P. lilacinus, la capa

de microfibrillas es tolerante a la luz UV y otras fuentes de luz. Se ha demostrado con

Beauveria, Metamizium, Paecilomyces, Tolypoc!adium y Verticillium que la capa de

microfibnllas esta formada principalmente por hidrofobinas (Kamp y Bidochka, 2002),

y se ha encontrado un gen (ssgA) que codifica para dichas proteínas en M.

anisop!iae (St. Leger et al., 1992). La hidrofobicidad de la superficie del conidio varía

entre especies, e incluso cada aislado tienen un perfil proteico único, lo mismo que la

proporción de proteínas y carbohidratos presentes en los conidios (Jeffs, 1999; Kamp


y Bidochka 2002).

Los conidios hidrofílicos de Hirsutella thompsonii, V. Iecanii y Aschersonia

aloyrodis también poseen una capa mucosa que facilita la dispersión por fa lluvia y la

adhesión a los insectos hospedantes. Se ha propuesto que la capa mucosa asociada

con los conidios hidrofflicos podría actuar como un antidesecante, proteger a los

conidios contra los polifenoles tóxicos del hospedante, contener varias actividades

15
enzimáticas y actuar como material de fijación (Boucias y Pendland, 1991). En V.
lecanji se observó ultraestructuralmente la presencia de una capa mucilaginosa,

sobre la cutícula, que se extendió entre hifas y conidios adyacentes (Askary et al.,

1999). Probablemente dicha capa mucosa pueda tener un papel en la preparación de

la superficie del hospedarite para la penetración, ya que se ha demostrado que en

especies de fitopatógenos como Uromyces viviae-fabae, dicha capa forma un tapete

de adhesión junto con la superficie de la planta, en dicho tapete se encuentran

presentes enzimas hidrolíticas, que además podrían afectar la adhesión a las células

del hospedante y así podría ayudar al hongo a persistir en la superficie del

hospedante y penetrar en tejidos más profundos, como sucede con Candida a!bicans

(Hube, 1996). La presencia de tales proteínas en el material de adhesión proporciona

un medio para asegurar que el material proveniente de la ruptura de la cutícula esté

inmediatamente disponible como nutrimento para la parte más activa del hongo
(Tucker y Talbot, 2001; Cole et al., 1998). Se ha estudiado recientemente el nivel de

control transcripcional requerido para la liberación de las adhesinas y se ha

observado que es altamente variable, haciendo de la adhesión un proceso

metabólico aparentemente pasivo o activo, dependiendo de la especie. Existen

evidencias obtenidas con hongos fitopatógenos de que la adherencia muchas veces

está estimulada primero por señalización física mas que química. Sin embargo,
patógenos vegetales como Nectria haematococca y Colletotnchum graminicola,

necesitan sintetizar proteínas, principalmente adhesinas para que las esporas

puedan fijarse al hospedante, lo que involucra un gasto energético y respiración

(Tucker y Talbot, 2001). La adhesión de la espora influencia los eventos de

16
desarrollo subsecuentes manteniendo la espora en la proximidad de la superficie del

hospedante. La unión parece a menudo ser requerida para la transmisión de señales

rnorfogenéticas para la extensión del tubo germinal y el desarrollo de las estructuras

de infección (Tucker y Talbot, 2001; Kennedy, 1990).

Fuerza mecánica y formación de apresorios

Una vez que se ha adherido el conidio al hospedante, y que ha reconocido las

señales ambientales, se produce la germinación. Este proceso involucra un

metabolismo rápido de las fuentes de carbono, ya sean endógenas o exógenas,

sobre todo azúcares corno glucosa y glucosamina, aunque los detonadores de la

germinación, podrían variar de especie a especie e incluso entre cepas (James,


2001). Según Fargues et al. (1994), la germinación de los conidios tiene tres pasos:

pregerminación, hinchamiento y emergencia de uno o varios tubos germinales, y

estos, varían fuertemente dependiendo de las condiciones ambientales, ya que la

diferenciación vegetativa de un tubo germinal podría consistir en el crecimiento

micelial en forma de hifas, o la multiplicación celular por gemación, o llevar a la

formación de conidios por conidiación microciclica. En las hifas invasivas de los

hongos patógenos expuestos a una afta resistencia mecánica, la regulación de la

fuerza de la pared celular y el turgor podrían ayudar a ejercer la fuerza localizada y

resultar en un crecimiento invasivo más eficiente. Para tal fin, los hongos tienen una

vía de señalización para mantener la integridad de la pared celular. Otros factores

involucrados en la formación de los apresorios son la humectabilidad y/o la dureza

M sustrato. Esas características pueden ser de superficie, que son congruentes con

17
otros atributos del sustrato no aparentes y posiblemente más directamente

involucrados en una base en la cual la célula fúngica pueda crecer y responder con

el desarrollo de un apresono. Por ejemplo, podría ser que la dureza de la superficie

no fuese el único factor que actúe como una señal inductiva para la iniciación de los

apresonos. Las superficies duras más estudiadas (vidrio, plásticos poliméncos,

poliestireno, teflón, polipropileno, mylar, etc) (Apoga, et al., 2004; Howard, et al.,

1991; Xavier-Santos et al., 1999), tienen características inherentes adicionales, por

ejemplo, están cubiertas de una capa de carga (iones), generalmente no son

porosas, son firmes y no flexibles en escala microscópica (Apoga et al., 2004).

Los factores asociados con la producción de apresonos in vivo han sido

estudiados, incluyendo la hidrofobicidad, topografía y químicos en la superficie de los

hospedantes, ya que se ha observado que se producen en sitios específicos como

alrededor de las setas o en las membranas intersegmentales (Hajek et al., 2002).

La producción de apresorios se ha inducido en varios hongos, entre ellos E.


maimaga (Hajek et al., 2002), M. anisopliae (Clarkson y Chamley, 1996) y M.

flavoviride (Xavier-Santos et al., 1999) (=M. anisop!iae var. acndum, Driver), en

superficies duras e hidrofóbicas. La diferenciación es estimulada por bajos niveles de

compuestos nitrogenados complejos y en muchos aislados, esta sujeta a represión

catabólica por compuestos de carbono. Sin embargo, la formación de los apresorios

no es un prerrequisito universal para una infección exitosa y algunos hongos son

capaces de penetrar la cutícula del hospedante sin diferenciación morfológica. En

contraste con otros eventos, como la producción de blastosporas, la diferenciación

18
de los apresorios no siempre aparece, pero es una reacción específica al ambiente

(ARre y Vandenberg, 2001).

Después de la formación del apresorio, se ha descrito la aparición de placas

de penetración dentro de las 30 h siguientes a la inoculación de trips (Frankliniella

occidentalis) con M. anisop!iae (Vestegaard et al., 1999). Muchos hongos patógenos

de artrópodos secretan mucílago durante la formación del tubo germinal y la

formación de los apresorios, este mucílago a menudo se puede teñir con rojo de

rutenio, lo que indica la presencia de polisacáridos ácidos. El mucílago producido por

tubos germinales y apresorios probablemente tiene funciones similares al del mucus

preformado de los conidios hidrofílicos. El mucílago producido por los tubos

germinales penetrantes o por las células de los apresonos es higroscópico y puede

crear un ambiente favorable para las enzimas extracelulares liberadas por esas

estructuras (Boucias y Pendland, 1991). Se ha reconocido que las integrinas, que

son proteínas integradoras de la matriz extracelular y el citoesqueleto, desempeñan

un papel en la adherencia de proteínas en células de mamíferos, y como la adhesión,

crecimiento y diferenciación son estadios importantes en el desarrollo de los tubos

germinales fúngicos durante la fase de pre-penetración, es plausible que un

mecanismo similar para sentir el ambiente pueda operar en los hongos. La mayoría

de las integrinas reconocen varias proteínas de la matriz extracelular, y se ha

sugerido que en algunos hongos, los componentes proteicos de la matriz extracelular

podrían estar involucrados en el reconocimiento de señales (Tucker y Talbot, 2001).

19
Participación de las quitinasas y proteasas fúngicas en el mecanismo de

ataque a insectos

Los principales componentes de la cutícula de los insectos son las proteínas,

quitina y lípidos (Andersen, 1979), por lo que los entomopatógenos deben producir al

menos proteasas (Bidochka y Khachatourians, 1994; Samuels y Patterson, 1995),


quitinasas (Liu of al., 2003) y ¡¡pasas (Sosa-Gómez y Alves, 1983; Jackson of al.,

1985) para poder penetrar al hospedante. Las actividades aftas de proteasas y

quitinasas son características de las cepas infectivas y virulentas (Bertoldo-Vargas of


al., 2003; Barranco-Florido of al., 2002; Bidochka of al., 1999; Gupta et al., 1994).

Variaciones de virulencia para M. anisopliae fueron explicadas al observar que puede

haber diferencias entre la cantidad, tipo y carga de las enzimas, así como el grado de

endurecimiento de la cutícula del hospedante, dependiendo de la cercanía en tiempo

de la muda, lo que influye en la degradación cuticular del insecto por aislados de una

misma especie, y así las propiedades de las enzimas que degradan la cutícula

pueden no ser las óptimas en todos los hospedantes (Gillespie ot al., 1998).

La relación entre enzimas y virulencia también ha sido reportado en patógenos


de nemátodos (Huang ot al., 2004), y en este modelo, las enzimas han sido

involucradas en el proceso de infección como factor de virulencia.

Observaciones ultraestructurales sugieren que la degradación enzimática es

una manera importante de perforar las barreras cuticulares (Askary et al., 1999,
Goettel of al., 1989; St. Leger of al., 1986a; St. Leger of al., 1987b; St. Leger et al.,

1996a; St. Leger e! al., 1996b).

20
En estudios previos con 18 aislados de P. fumosoroseus de México, se

observaron cantidades variables de proteasa y quitinasa (Castellanos-Moguel et al.,

2001a) que sugieren una variabilidad intraespecífica muy marcada en este hongo.

Asimismo, pudo observarse una relación entre la cantidad de proteasa o quitinasa y

la virulencia (media como la concentración letal media CL 50) del aislado, siendo ésta

última muy alta para los aislados EH-50613 y EH-50313 y media para el aislado EH-

52013 (Castellanos-Moguel et aL, 2001b). Estos datos señalan la importancia de

conocer si la producción de proteasas y quitinasas in vivo esta asociada a la

virulencia. A este respecto, existen estudios uftraestructurales en insectos diferentes

a la mosquita blanca para M. anisopliae (St. Leger et al., 1996a), V. lecanii (Askari et

al., 1999) y B. bassiana (St. Leger et al., 1996b), en los cuales se señala la aparición

de proteasas y quitinasas alrededor de las hifas penetrantes y en la vecindad de las

estructuras fúngicas. Para P. fumosomseus solamente existen estudios

ultraestructurates encaminados a evaluar la rapidez de la penetración de las hifas en

larvas de lepidópteros.

Proteasas. Las enzimas consideradas como determinantes principales de la

patogenicidad han sido las proteasas, ya que se han detectado durante el curso de la

infección al insecto (Kucera, 1981), e inician la degradación cuticular de los insectos

y permiten que el hongo colonice al hospedante (St. Leger et al., 1996b); la especie

mas estudiada es M. anisopllae, y se han caracterizado los componentes del sistema

proteolítico de dicho hongo; este sistema está conformado por endoproteasas y

exoproteasas. También se han hecho estudios de relación de enzimas y virulencia, y

se han detectado aislados de M. anisop!iae que son deficientes de proteasas y tienen

21
actividades letales reducidas con respecto a la cepa original, en bioensayos con

Tenebno molitor (Wang et al., 2002).

Las endoproteasas son enzimas que rompen los enlaces en el medio de la

cadena peptídica, y en los entomopatógenos se han caracterizado serín proteasa del

tipo subtilisina (PrI) y tripsina (Pr2) y están presentes en M. anisopliae var.

anisopliae, M. anisop!iae var. acridum, V. lecanhi y es probable que se encuentren en

otros entomopatógenos tales como Beauvena spp. o Paecilomyces spp. (St. Leger,

1995; St. Leger et al., 1996a; St. Leger et al., 1996b; Bidochka, et al., 1999; Bidochka

y Melzer, 2000; Silva-Pinto, et al., 2002). Una proteasa de V. chlamydosponum

VCPI, está cercanamente relacionada, funcional y serológicamente a Prl (Segers et

al., 1995). Aunque de acuerdo con St. Leger et al. (1997); el número y tipo de

proteasas son hasta cierto punto dependientes de la cepa.

Las subtilisinas comprenden el mayor componente de las proteasas en los

hongos entomopatógenos, nematófagos y patógenos de humanos y se encuentran

en múltiples isoformas en un mismo aislado fúngico. El espectro de las isoformas de

las subtilisinas podrían habilitar a un patógeno facultativo, por ejemplo M. anisopliae,

para explotar un amplio espectro de sustratos y poder estar involucrado en el cambio

de una fase saprobia a una patogénica, constituyendo así, un factor de virulencia

preformada (Casadevail et al., 2003; Bidochka y Melzer, 2000), como las proteasas

aspárticas secretadas de C. albicans, las cuales están reguladas diferencialmente y

distintos miembros de una familia de proteasas, son expresados bajo una variedad

de condiciones de crecimiento en laboratorio y durante infecciones experimentales in

vivo e in vitro (Hube y Naglik, 2001). Las subtilisinas de M. anisopliae están

22
intrincadamente relacionadas a las capacidades de las cepas para penetrar,

colonizar y macerar los tejidos de los insectos hospedantes, y los hongos están bajo

presión evolutiva para responder a los hospedantes que podrían presentar cambios

para tener una barrera contra la infección (Bagga et al., 2004).

La proteasa Pri es una hidrolasa muy alcalina y posee una especificidad

primaria muy amplia por los aminoácidos con un grupo lateral hidrofóbico en el

segundo átomo de carbono (fenilalanina, metionina y alariina), pero también posee

una especificidad secundaria por los péptidos hidrofóbicos. Es una buena proteasa

general con actividad contra un espectro de proteínas (caseína, elastina, albúmina

sérica bovina, colágeno) y frente a la cutícula de los insectos (Braga of al., 1994).

Peptidasas análogas han sido encontradas en filtrados de cultivo de B. bassiana, V.

Iecanii, N. rileyi y A. a!eyrodis (Chamley y St Leger, 1991). PrI es una enzima

inducible, y está sujeta a nivel transcnpcional a un mecanismo de represión-

inducción por carbono y nitrógeno. Se ha identificado un gen, crrl, que muestra una

homología de secuencia significativa al gen represor de catabolitos de carbono (crea)

de Aspergillus nidulans (Screen et al., 1997).

La proteasa Pri ocurre como múltiples isoenzimas (Joshi etal., 1997) y se han

identificado a la fecha once genes que codifican para isoformas de Pri (PrIA- PrIJ,

Pri G-K) (Freimoser et al., 2003). Éstos fueron detectados en una base de datos de

EST, indicando que todos son expresados y presumiblemente funcionales. La

presencia de un número excepcionalmente grande de isoenzimas de subtilisina está

presumiblemente relacionado a la patogenicidad de M. anisopliao. Las únicas

funciones conocidas de las subtilisinas secretadas están relacionadas con la

23
obtención de nutrimentos a partir de la cutícula y la apertura de las barreras del

hospedante. La cantidad de enzimas producidas se incrementa enormemente

durante la penetración del insecto. La presión selectiva para la capacidad de producir

grandes cantidades de subtilisínas en poco tiempo puede ser suficiente para explicar

el mantenimiento de los múltiples genes de subtilisína en el genoma de M.

anisopliae. Las múltiples Pri, podrían, sin embargo, haberse separado para realizar

diferentes funciones, presumiblemente, diversas subtilisinas podrían Jugar diferentes

papeles en la patogénesis, incrementando la adaptabilidad y el espectro de

hospedantes o tener diferentes funciones en la sobreviviencia fuera del hospedante


(Bagga etal., 2004).

La proteasa Pr2 es una tripsina de M. anisopllae que se presenta como

múltiples isoenzimas (Cole et al., 1993), con gran actividad contra proteínas

cuticulares solubilizadas y caseína (St. Leger et al., 1987), pero poca actividad contra

proteínas cuticulares unidas covalentemente (insolubles), debido probablemente a

que no se adsorbe completamente a dichas proteínas. Se ha demostrado que las

isoformas son parcialmente homólogas, lo que indica que son productos de

diferentes genes, y los primeros cuatro aminoácidos terminales son idénticos a los de

las tripsinas animales. Esto es consistente con lo asumido de que las enzimas de la

familia de las tripsinas, quimiotripsinas y serín proteasas tiene un antecesor común

con una especificidad tnpsina por los residuos de arginina y Usina y que las enzimas
de M. anísopliae y probablemente de otros entomopatógenos, como V. !ecanhi, N.

nleyi y A. a/eymdis han retenido esta condición (St. Leger, 1995). Enzimas como Pr2

podrían estar involucradas en los mecanismos de control celular, catalizando

24
procesos proteolíticos específicos de activación e inactivación, y está aparentemente

regulada por el nitrógeno presente en el medio de cultivo (Paterson et a!, 1993). En

este contexto, la inhibición de Pr2 de M. anisopliae por tiosil-lisina-clorocetona

reprime selectivamente la formación de tubos germinales o estructuras de infección,

implicando un papel de Pr2 en el control de la diferenciación (Chamley y St. Leger,

1991).

La regulación de Pri y Pr2 no son idénticas, aunque ambas son producidas

rápidamente (<2 h) en cultivo por desrepresión de carbono y nitrógeno. En medio

mínimo, la albúmina sérica bovina, que es una proteína soluble reprime la producción

de Pri, mientras que permite la síntesis aumentada de Pr2, además mientras que el

nivel extracelular de Pri en medio mínimo excede el de Pr2, la reversa es dada por

las actividades endocelulares. Un papel endocelular para Pr2, por ejemplo es la

catálisis de la activación de procesos proteollticos específicos. Probablemente esté

menos sujeta que Pri a la represión por catabolitos. Los niveles extracelulares de

Pri y Pr2 aumentaron en cultivos suplementados con cutícula de insecto y otros

polímeros insolubles que fueron insuficientes para producir represión catabólica. La

adición de metabolitos mas fácilmente utilizables como la glucosa o la alanina,

reprimió la producción de proteasas extracelulares, lo que confirma su producción

constitutiva pero reprimible (Chamley y St. Leger, 1991). Según Shimizu etal. (1993),

el mecanismo de regulación de proteasas de B. bassiana es desencadenado por los

mismos componentes cuticulares, ya que las proteasas se producen en menor

cantidad, cuando al hidrolizar la cutícula del insecto dejan al descubierto la quitina de

las mismas; probablemente las diferentes actividades enzimáticas (altas y bajas)

25
reflejan la actividad conjunta de diferentes proteasas, algunas de las cuales pueden

estar apareciendo y desapareciendo conforme el hongo va degradando el sustrato


(St. Leger etal., 1987; Chul-Kang etal., 1998).

Así, la síntesis de Pri en las estructuras de infección (apresarlos) producidos

en superficies artificiales o durante el crecimiento en la cutícula del insecto es

anulado por la adición de nutrimentos fácilmente utilizables (Chamley y St. Leger,

1991). Se ha demostrado que Pri es la mayor proteína secretada cuando M.

anisopliae produce apresonos contra el poliestireno o in situ durante la penetración

de la cutícula de del hospedante (Manduca sexta). La síntesis durante la maduración

de los apresorios y la producción de las clavijas de penetración excede por mucho la

síntesis de otras proteínas (Charnley y St. Leger, 1991). Tal síntesis rápida de

proteasas es sólo posible en los tejidos del hospedante donde la concertación de

compuestos fácilmente metabolizables es baja, este es el caso con las cutículas de

los insectos como los componentes grandemente insolubles hasta que son liberados
por las enzimas degradadoras de cutícula, sin embargo, la represión podría operar si

la liberación de los productos de degradación de la cutícula excede los

requerimientos fúngicos. Esto fue confirmado por la adición de alanina al inóculo, lo

que resultó en un crecimiento extensivo en la cutícula del insecto pero reprimió la

penetración y la síntesis de Pri (Charnley y St. Leger, 1991). Así, el proceso

patogénico que involucra morfogénesis relacionada a la infección y producción de

enzimas ocurre sólo cuando es necesario para el patógeno establecer una relación

nutricional con el hospedante (Chamley y St. Leger, 1991). Se ha aislado el gen nrrl
(Screen et al., 1997) que regula la respuesta al nitrógeno en M. anisopliae, ya que la

26
Producción de Pri esta sujeta a la desrepresión por carbono y nitrógeno, y la

producción de PrIA está inducida específicamente por un componente cuticular no


identificado (Screen et al., 1997).

Quitinasas. Las otras enzimas consideradas como determinantes de

patogenicidad son las quitinasas, debido a que la cutícula del insecto está compuesta

de fibrillas de quitina cubiertas por proteína (Anderson, 1979). Al igual que con las

proteasas, los hongos tienen un sistema quitinolítico que les permite entrar al

hospedante. Las quitinasas pueden ser clasificadas en dos categorías mayores. La

primera comprende a las endoquitinasas, que cuales cortan la quitina al azar en

sitios internos, generando multimeros de N-acetilglucosamina (NAG) de bajo peso

molecular tales como la quitotetraosa, quitotnosa y el dímero diacetilquitobiosa. La

otra categoría son las exoquitinasas, que pueden ser divididas en dos subcategorías:

las quitobiosidasas, que catalizan la liberación progresiva de diacetilquitobiosa

comenzando en el extremo no reductor de la microfibnlla de quitina y las 1-4-0-N-

acetilglucosaminidasas que cortan los productos oligoméncos de las endoquitinasas

y quitobiosidasas generando monómeros de NAG (Cohen-Kupiec y Chet, 1998;


Baratto et al., 2003).

Se ha detectado actividad de quitinasa y exoquitinasa en bajos niveles en


conidios y conidios germinantes en B. bassíana, M. anisopliae y N. rileyi (Smith y

Grula, 1983; Coudron et al., 1984). La hidrólisis de la quitina cristalina dió sólo un

producto de reacción de bajo peso molecular dentro de las primeras 24 h contra N-

acetil-glucosarninidasa La ausencia de oligómeros intermediarios entre los productos

27
de degradación de la quitina probablemente significa que la NAG es liberada

directamente de la quitina insoluble. Ya sea debido a que la quitinasa tenga un

componente que actúa de manera externa sobre la molécula de quitina; o bien la

reacción procede de un mecanismo en cadena descrito para algunas otras

endopolisacaridasas. Esto involucra la unión al azar de la enzima seguido por la

liberación de monómeros o dímeros de los lados expuestos de la cadena, tal que una

sola macromolécula es degradada completamente antes de que una nueva sea

atacada. Tal mecanismo, especialmente si involucra la digestión simultánea de varias

cadenas, podría resultar en la degradación rápida de las fibrillas de quitina y en

adición producir monómeros par la nutrición y la inducción de síntesis posterior de

enzimas (Chamley y St. Leger, 1991).

Kawachi et al. (2001), encontraron dos quitinasas en cultivos de ¡sana

japonica con quitina coloidal, que compartían homologías con las encontradas para

M. anisopliao en un 66%, asimismo, a partir de cultivos de P. lilacinus, Khan et al.

(2003) y Khan et al. (2004), encontraron seis quitinasas con actividad nematicida.

Se han caracterizado al menos seis quitinasas diferentes de M. anisopliae,

pero sólo cuatro genes han sido identificados: chítl(Resi-Bogo et al., 1998), chi2,

chi3 y chil 1. Las seis quitinasas encontradas tienen un 66% de identidad con una

quitinasa de Tnchodenna harzianum. Una de dichas quitinasas (CHIT42) también

tiene similitud con una de A. nidulans, sin embargo, este último no es un

entomopatógeno y en este organismo la quitinasa es parte del sistema enzimático

que actúa en el crecimiento celular, tal que es posible que CHIT42 de M. anisopliae

actúe en el proceso de nutrición y crecimiento celular (Baratto et al., 2003).

28
Otra enzima importante es la N-acetilglucosami nid asa, cuya actividad ha sido

parcialmente purificada de filtrados de cultivo de M. anisopllae con quitina. La enzima

mostró actividad substancial contra p-nitrofenolacetilglucosamina, así como contra

quitobiosa, quitotriosa y quitotreosa, el mayor producto en cada caso fue N-

acetilglucosamina, mostrando que la enzima es una N-acetilglucosaminidasa real

mas bien que una quitobiasa. La enzima tuvo poca actividad contra quitina coloidal o

cristalina, su tamaño es similar al de otras enzimas de otros organismos (Charnley y

St. Leger, 1991).

También se encontró una enzima tipo quitosanasa producida por B. bassiana,

que además provoca melanización en Gallena mellone!!a (Fuguet ef al., 2004).

La síntesis de quitinasa en M. anisopliae y B. bassiana es regulada por

productos de la degradación de la quitina a través de un mecanismo de represión-

inducción. El sistema está mejor entendido en M. anisop!iae. Alta actividad de

quitinasa se encontró sólo en cultivos suplementados con quitina, pero no con otros

productos tales como pectina, xilano y celulosa. Se demostró que el inductor más

efectivo de la quitinasa fue la NAG, aunque la glucosamina también permitió la

producción. Esto posiblemente se debe a una adaptación ya que la quitina de fuentes

naturales (incluyendo la cutícula de los insectos) parece estar parcialmente

desacetilada. En M. anisophae, la quitobiosa podría funcionar como un inductor

mayor de la quitinasa, de manera análoga a la celobiosa para la celulasa. La N-

acetilgiucosaminidasa podría degradar la quitina a NAG, sin embargo, el mayor

producto de la actividad de quitinasa es NAG. Interesantemente, la NAGasa fue

29
producida constitutivamente y fue muy poco afectada por la represión catabólica

(Chamley y St. Leger, 1991).

Otras enzimas. Se han reportado quimiotripsinas, meta lop roteasas,

aspa rtilproteasas, aminopeptidasas, X-prodipeptidil aminopeptidasas y

carboxipeptidasas para M. anisop!iae (Freimoser et al., 2003).

Toxinas

Otro de los mecanismos que se ha reportado en la infección de los insectos,

es la producción de toxinas, aunque su papel en el desarrollo de las micosis in vivo

ha sido discutido (Ferron et al., 1991). Existen evidencias de cepas de M. anisopliae

que al perder el gen que codifica para Pr1A y Pr18 por mutación, pierden también la

capacidad de producir destruxinas (Wang et al., 2003). Las toxinas, de manera

general, se definen como productos de los microorganismos, de bajo peso molecular

y activos a bajas concentraciones. Los hongos secretan un amplio arreglo de

compuestos con actividad biológica contra otros organismos, principalmente

productos de un metabolismo secundario, los cuales se originan como derivados de

varios intermediarios en el metabolismo primario, como el de aminoácidos, síntesis

de poliquétidos, polisacáridos y peptidopolisacándos entre otros (Vey etal., 2001).

Las especies más estudiadas de hongos entomopatógenos en cuanto a

producción de toxinas son M. anisopliae, 8. bassiana y en menor grado P.

fumosomseus, V. lecanii e Hirsutefla spp. Esos hongos secretan un arreglo de

metabolitos secundarios (Tabla 1), algunos de los cuales están restringidos a

géneros específicos, mientras que otros son más ubicuos (Vey etal., 2001).

30
Tabla 1. Metabolitos selectos de algunos hongos importantes como agentes de
control biológico (Modificado de Voy et al., 2001).
Agente Objetivo Metabolitos producidos in vivo y/o in vitro
principal
Metarhizium an isopliae insectos Destruxinas (>27 tipos), swainsionona,
citocalasina C
Beauveria bassiana insectos Bassíanina, beauvericina, bassianolido,
beauverohdo, tenelina
Beauvena brongniartii insectos Oosporeina
Paecilomyces fumosoroseus insectos Beauvericina, beauverolidos, pirid ina-2 ,6-
ácido dicarboxilico
Verticillium lecanii insectos Ácido dipicolinico, ácido hidroxicarboxilico,
ciclosponna
Tolypocladium spp. insectos Ciclosporina, efrapeptinas (cinco tipos)
Hirsutella thompsonii Insectos Hirsutelina A, hirsutelina B, phomalactona
y ácaros
Fusanum spp. Hongos, Triotecanos, beauvericina, naftazarinas (ej.
insectos, fusarubina y anhidrofusarubina), ácido
hierbas fusárico

Beauvericina, basslanolida y beauverolida. La beauvericina es un

hexadepsipéptido, previamente aislado del hongo entomopatógeno Beauveria spp. y

Paecilomyces spp. y los hongos patógenos de plantas Fusanum spp y Polyporus

fumosoroseus (Vey et al., 2001).

La beauvencina es estructural y funcionalmente similar a las eniantinas A, B y

C, antibióticos dañinos para las membranas. Difiere de esos compuestos con

respecto a los ácidos N-metilamino. La beauvencina forma complejos con el sodio y

el potasio llevando a una permeabilidad incrementada de las membranas naturales y

artificiales. La beauvencina muestra actividad antibiótica contra vanas bacterias

como Bacíllus subtilis, Escherichia cali, Micobacterium phlei, Sarcinea luta,

31
Staphylococcus aureus y Streptococcus faeca!is, además, la beauvencina tiene

propiedades insecticidas moderadas (Vey etal., 2001).

La bassianolida, induce síntomas atóxicos en larvas del gusano de seda

alimentados con dietas artificiales que contienen pequeñas cantidades de este

compuesto, pero es letal a altas dosis. La bassianolida, como la beauvericina es un

antibiótico ionofórico pero difiere en su reacción a diferentes cationes (Vey el al.,

2001).

Las especies de Beauvena y P. fumosomseus también producen

beauverolidas, que son péptidos estructuralmente relacionados a la beauvencina y a

la bassianolida (Vey etal., 2001; Jegorov etal., 1994). La basianina y la tenelina (dos

toxinas no peptídicas) también han sido aisladas de especies de Beauvena (Vey et

al., 2001).

Dimorfismo fúngico

Otra estrategia de infección en los hongos entomopatógenos es el dimorfismo,

que es la capacidad de producir células levaduriformes aisladas (tipo blastosporas) o

formas filamentosas (hifas y pseudohifas) (Charnley y St.. Leger, 1991). Se ha

sugerido que ambas, las células levaduriformes y filamentosas participan en la

patogénesis (Mitchell, 1998), ya que una vez que el hongo penetra la cutícula del

hospedante, la multiplicación fúngica tiene lugar a través de cuerpos hifales o

blastosporas (Altre y Vandenberg, 2001). Esta fase levaduriforme se ha observado

en B. bassiana cuando infecta ácaros y lepidópteros (Alves el al., 2002), y se ha

obtenido en diversos hongos, incluyendo a P. fumosoroseus en condiciones de

32
cultivo sumergido (Jackson et al., 1997). Las blastosporas, han sido descritas por

vanos autores (Samsinakova, 1966; Bidochka et al., 1987; Rombach, 1989; Jackson

et al., 1997; Zhi-Gang et al., 1999) y han sido definidas como esporas asexuales,

generadas por división esquizolítica, ya sea en el septo de las hifas, o por

fragmentación mecánica de las mismas, también pueden ser producidas por las hifas

mediante la producción de una estructura semejante a una levadura (Rombach,

1989). Dichas estructuras son similares a aquellas encontradas cuando los hongos

crecen en la hemolinfa de los insectos (Jackson, 1997).

Dichos propágulos se han estudiado para fines de obtención masiva de

unidades ¡nfectivas, ya que los procesos de cultivo sumergido tienen ventajas sobre

la producción de conidios en fermentación en estado sólido, tales como la reducción

M tiempo de la producción de propágulos y una tasa de germinación rápida en la

cutícula del insecto (Vida¡ et al., 1998; Vega et al., 1999; Altre y Vandenberg, 2001).

Poco se sabe acerca de los factores que regulan el desarrollo de los hongos

entomopatógenos en la hemolinfa del insecto, ni de la morfología que adquieren al

interior del hospedante. Sin embargo, la pérdida de virulencia en N. rileyi ha sido

correlacionada con la ausencia de una fase levaduriforme (Alves et al., 2002). Este

último fenómeno se ha demostrado con P. fannosus cuando infecta al gusano

cogollero, ya que las blastosporas de los aislados menos virulentos no proliferan tan

rápidamente como aquellas del aislado más virulento; además, las blastosporas

producidas in vivo, aparentemente evaden el reconocimiento por parte de los

hemocitos (Altre y Vandenberg, 2001).

33
La variabilidad fenotípica entre el estado micelial y el estado levaduriforme en

los hongos patógenos se ha correlacionado con la virulencia. Hasta hace poco se

han revelado los mecanismos genéticos y moleculares que intervienen en ello. En

Paracoccidioides brasilensis, un patógeno de mamíferos, la variabilidad fenotipica y

el cambio de forma representa modificaciones programadas y controladas, más que

cambios producidos al azar (San-Blas, et al., 2000). Una posible explicación para el

cambio de forma, desde el punto de vista energético, es que las blastosporas podrían

estar acumulando reservas endógenas, mientras crezcan en un medio que le da

todos los nutrimentos para desencadenar la germinación. Esos propágulos al no ser

dependientes del ambiente nutrimental externo para una rápida germinación,

conferirían a los aislados cierta virulencia aumentada debido probablemente a que

las reservas energéticas acumuladas podrían ser utilizadas una vez que el hongo se

encuentra en el hospedador (Vega et al., 1999). En otro patógeno humano,

Histoplasma capsulatum se ha donado el gen yps3 de la fase levaduriforme (Keath

et al., 1989), forma parasitaria del hongo en humanos. Dicho gen se expresó en

aislados virulentos y no se expresó en aislados avirulentos. Además se han

identificado vías de señalización dependientes del AMP cíclico para controlar el

cambio morfológico durante la infección. Un incremento en la concentración de AMP

cíclico tiene efectos diferenciales en H. capsulatum y P. brasilonsis (Borges-

Walmsley, 2002).

34
JUSTIFICACIÓN

Una alternativa para el uso de plaguicidas químicos contra la mosquita blanca,

que es una de las principales plagas insectiles en México, son los hongos

entomopatógenos reguladores poblacionales naturales; entre los que se encuentra

Paeci/omyces fumosoroseus. Para mejorar la aplicación de este agente microbiano y

aumentar su utilización masiva en el contexto de un manejo integrado de plagas, es

necesario conocer la biología básica de dicho hongo entomopatógeno. Entre los

puntos relevantes, están los mecanismos de infección ya que en etapas posteriores,

esto permitiría colectar y seleccionar aislados que mostraran características

fundamentales para el control de la plaga. Además, es importante describir la

relación hospedante/parásito in vivo. La presente investigación se planteó para

estudiar in vitro algunos de los factores de patogenicidad, concretamente, las

enzimas que intervienen en la degradación de la cutícula del insecto. Otro aspecto

estudiado fue la transición de conidio a diferentes propágulos del hongo, para

posteriormente observar la relación hospedante parásito in vivo con la prueba de

índice de crecimiento y desarrollo fúngico en tres aislados de P. fumosoroseus (EH-

50613, EH-50313 y EH-52013, de alta, mediana y baja virulencia expresada como CLo

respectivamente). La observación de la penetración y formación de estructuras

fúngicas en la superficie del insecto con dos aislados (EH-50613 y EH-52013) y el

análisis ultraestructural con inmunocitoquímica para quitinasas con el aislado más

virulento (EH-50613), permitió hacer una aproximación al modelo teórico propuesto

35
para la penetración de los hongos entomopatógenos, tomando como base el binomio

P. fumosoroseusimos quita blanca.

36
HIPÓTESIS

Los aislados de P. fumosoroseus capaces de producir rápidamente in vitro las

proteasas y quitinasas indispensables para la penetración del insecto, así como de

completar la transición de conidio a blastospora, son más virulentos en el modelo de

infección ¡n vivo.

37
OBJETIVOS

Objetivo general

Demostrar la rapidez y eficiencia tanto en la producción de proteasas y

quitinasas en sustratos sintéticos específicos e in vivo, y su relación con la transición

de conidios a diversos propágulos, como blastosporas y la virulencia, medida por el

índice de crecimiento y desarrollo fúngico, de aislados de P. fumosoroseus.

Objetivos particulares

u Llevar a cabo estudios cinéticos en cultivo sumergido de los aislados

seleccionados en medios que induzcan la producción de proteasas

u Determinar la actividad enzimática de las proteasas de P. fumosoroseus

contra los sustratos específicos (péptidos) de proteasas tipo tripsina y tipo

su bti ¡¡si na.

u Determinar la actividad enzimática de las quitinasas de P. fumosoroseus

contra quitina coloidal.

u Realizar estudios cinéticos de fa transición conidio-blastosporas in vitro de

los aislados.

u Infectar ninfas de mosquita blanca con cada uno de los aislados y detener

a diferentes tiempos para seguir el desarrollo de la penetración fúngica

mediante la aplicación del índice de crecimiento y desarrollo fúngico

(ICDF)

38
u Detener la infección a diferentes tiempos, y preparar las muestras para

microscopía de barrido (MEB) y electrónica de transmisión (MET).

u Observar la adhesión de los conidios del hongo y formación de

estructuras, en la superficie de la cutícula del insecto por MEB.

u Realizar el análisis ultraestructural convencional y con inmuno-oro de P.

fumosoroseus en su hospedante, la mosquita blanca (Homoptera:

Al eyrod idae).

u Observar la presencia de blastosporas por MET en el hemocele del

insecto, a los diferentes tiempos de infección.

u Detectar la presencia de quitinasas en las estructuras penetrantes con

inmuno-oro.

39
METODOLOGÍA

AISLADOS FÚNGICOS

Se utilizaron tres cultivos monospóricos de P. fumosoroseus (CavaUazi et aL,

2000) provenientes del Centro Nacional de Referencia en Control Biológico

(SAGARPA), Tecomán Calima. Los cultivos monospóricos EH-50613, EH-50313 y EH

520/3, obtenidos de los aislados originales PFCAM, MBP y MBP1 respectivamente,

fueron seleccionados por su grado de virulencia (expresada como la C1- 50 ) a partir de

un estudio previo (Castellanos-Moguel et al., 2001b). EH-50613, además de ser

altamente virulento tiene una actividad proteolítica alta; EH-50313, es muy virulento

con actividad quitinolítica alta y EH-52013, es poco virulento con actividad de

proteasas y quitinasas intermedia. Todos los aislados se mantuvieron en agar de

glucosa Sabouraud (Bioxón, México).

Preparación y conteo de inóculo

Los conidios para los estudios de cinética enzimática, transición conidio-

blastospora, índice de crecimiento y desarrollo fúngico (IDCF) y análisis

ultraestructural se extrajeron con Tween 80 al 0.05%, a partir de colonias de siete a

once días de incubación a 28°C. La concentración final de conidios fue ajustada a 1 x

1 06 /ml y el conteo se hizo con una cámara de Neubauer.

40
ENSAYOS ENZIMÁTICOS

Proteasas

Condiciones de cultivo

Para producir proteasas en cultivo sumergido se utilizó el medio H (en g/l:

sacarosa 10; glucosa 5; peptona 0.5; extracto de levadura 15) adicionado de caseína

(Sigma) al 1%. Se utilizaron matraces de 250 ml con 70 ml de medio de cultivo, los


1061M 1. Los
cuales fueron sembrados con una suspensión de conidios de 1 x

matraces se incubaron en agitación orbital a 28 T. A las 0, 6, 12, 18, 24, 36, 48, 60,

72, 84, 96, 120, 168, 216, 240, 264 y 312 h después de la siembra, se tomó una

alícuota de 5 ml de cada matraz y se centrifugó, colectando y congelando el

sobrenadante para su ensayo enzimático posterior.

Determinación de la actividad de proteasas totales

La actividad de las proteasas se determinó con el método de la azocaseína,

sustrato cromogénico que al ser hidrolizado libera un colorante naranja que absorbe

fuertemente a una longitud de onda de 440 nm. Este método permite detectar la

actividad de la mayoría de las proteasas presentes en el sobrenadante del cultivo

(Sarath etal., 1989). Para este ensayo, se disolvió la azocaseína al 2% en regulador

de fosfatos 0.2 M, pH 7. Se colocaron en un tubo de microcentrífuga 250 pi de

sustrato y 150 uI de enzima, los cuales se incubaron a 25°C por una hora.

Posteriormente, se detuvo la reacción con 1.2 ml de ácido tricloroacético al 10% y se

dejó reposar por 15 mm, después se centrifugó a 4000 rpm durante 30 mm, y a 1.2

4
ml del sobrenadante obtenido se le agregaron 1.4 ml de hidróxido de sodio 1.0 M.

Después se leyó la absorbencia a 440 nm. La actividad está expresada en unidades,

siendo una unidad la cantidad de enzima que origina un cambio en la absorbencia de

0.010 a 440 nm (Sarath etal., 1989).

Determinación de la actividad proteasas tipo tripsina (Pri) y tipo subtilisina

(Pr2)

Se probó la especificidad de las proteasas producidas por los aislados

estudiados contra los sustratos comerciales Suc-Ala-Ala-Pro-Phe-Na y Bz-Phe-Val-

Arg-pNa (Sigma), los cuales son hidrolizados por Pri (subtilisina) y Pr2 (tripsina)

respectivamente. Los ensayos consistieron en colocar en un tubo de ensayo 50 pi de

extracto enzimático crudo y 900 l.Ll de regulador Tris 0.1 M, pH 8 (PBS, México). Dicha

mezcla se dejó equilibrar por 10 min en un baño metabólico a 23°C y posteriormente

se colocó en una celda de espectrofotómetro (Beckman, DU-600), agregándole 50 ji

de sustrato 1 mM. La actividad se expresó en unidades, siendo una unidad la

cantidad de enzima que origina un cambio de 0.001 en la absorbencia a 410 nm

durante un minuto (Gillespie etal., 1998).

Para el montaje de ía técnica, se trabajó primeramente con un aislado, EH-

506/3, con las condiciones de reacción establecidas para las enzimas tipo subtilisina

(Pri) y tipo tripsina (Pr2) de M. anisopliae (Gillespie et al., 1998). Se disolvió el

sustrato sintético para Prl (Suc-Ala-Ala-Pro-Phe-Na) en amortiguador Tris-HCI o en

Tris, y la mezcla de reacción de la enzima se equilibró a 23°C, y se incubó a

42
diferentes tiempos: de 1 a 5 min directamente en la celda del espectrofotómetro

(Gillespie etal., 1998).

Quitinasas

Preparación y tinción del sustrato

Para inducir la producción de quitinasas, se utilizó quitina coloidal teñida con

azul brillante de remazol (Gómez-Ramírez, 2000). Dicho sustrato se preparó a partir

de quitina comercial en hojuelas (Sigma, México), la cual se molió en un molino Wiley

con una luz de malta de 40. Por cada 10 gramos de quitina se agregaron 100 ml de

H 3PO4 al 85% (Baker, México) y se mezclaron agitando manualmente, para

mantenerla posteriormente en refrigeración por 24 h. Después se le agregó agua en

exceso para hacerla coloidal, y se filtró a través de gasa para eliminar la acidez. Para

teñirla, se colocaron en un vaso de precipitado 7 g de quitina coloidal y 0.23 g de azul

brillante de remazol (Sigma) previamente disuelto en agua; la mezcla se calentó a

ebullición durante una hora, luego se filtró y lavó con agua fría y caliente hasta que

ya no salió color. Se escurrió y se fijó con 0.075 g de dicromato de sodio (Sigma) y

0.075 g de tartrato de sodio y potasio (Baker) por cada 5 g de quitina coloidal. La

mezcla se dejó hervir por 10 min y se lavó nuevamente. Se esterilizó en autoclave a

121°C y se refrigeró hasta su uso (Gómez-Ramírez, 2000).

Condiciones de cultivo

Las quitinasas se produjeron en medio sintético (en g/l: cloruro de sodio 0.25

fosfato monobásico de potasio, 0.375; carbonato de sodio, 0.375; sulfato de

4,
magnesio 0.275) (Chávez-Camarillo y Cruz-Camarillo, 1984), adicionado con quitina

coloidal teñida con azul brillante de remazol (Gómez-Ramírez, 2000); utilizando las

mismas condiciones de cultivo que para la producción de proteasas. A las 0, 24, 72,

120, 168, 216, 264 y 312 h se tomó una alícuota de cinco ml de cada matraz y se

centrifugó, para leer el sobrenadante a 595 nm (Gómez-Ramírez et al, 2004) y

obtener la actividad enzimática.

Determinación de la actividad de quitinasas

La actividad de quitinasas se determinó al leer la absorbencia de los cultivos

de P. fumosoroseus en medio sintético adicionado con 2% de quitina coloidal teñida

con azul brillante de remazol. Este sustrato, al ser cromogénico, libera el colorante

unido a la quitina durante la hidrólisis de la misma, y la actividad se expresa en

unidades, siendo una unidad la cantidad de enzima que origina un cambio en la

absorbencia de 0.01 a 595 nm (Gómez-Ramírez, 2000).

Actividad específica de proteasas y quitinasas

Para calcular la actividad específica de todas las enzimas ensayadas en los

sobrenadantes de todos los medios de cultivo utilizados, se determinó la cantidad de

proteína soluble en los mismos, utilizando el método de Bradford (1976), el cual se

basa en la unión de un colorante a las proteínas. Dicho complejo tiene su máxima

absorbencia a 595 nm, y las lecturas son proporcionales a la concentración de

proteína, los datos obtenidos se interpolaron en una curva tipo de albúmina sérica

44
bovina. Para este ensayo se mezcló imi de sobrenadante con 1 ml de reactivo de

Bradford y se leyó la absorbencia a 595 nm.

DIMORFISMO FÚNGICO

Cinética de la transición conidio-blastospora in vitro

Para la observación de la transición conidio-blastospora se utilizaron los

mismos medios y en las mismas condiciones de cultivo usadas para la producción de

enzimas, esto es, matraces de 250 ml con 70 ml de medio H adicionado con caseína

al 1% o bien, medio sintético adicionado con quitina coloidal sin teñir al 2%, tos

cuales fueron sembrados con una suspensión de conidios de 1 x 1061m1, y

mantenidos a 28°C con agitación orbital a 150 rpm. A las 0, 6, 12, 18, 24, 36, 48, 60,

72, 96, 120, 168, 216, 240 y 312 h después de la siembra se tomaron alícuotas de 3
ml de cada matraz y se observaron al microscopio, midiendo el largo y ancho de por

lo menos 30 estructuras, con un microscopio Olympus BX-40 con un objetivo

graduado a 40x. También se realizó un registro gráfico de los propágulos con una

cámara Olympus PM-C35 y una unidad de control de exposición Olympus PM20. La

transición fúngica se registró de acuerdo con el esquema de clasificación de

Bidochka et al. (1987), con ligeras modificaciones. Este esquema comprende seis
estados de desarrollo (ED): conidios no hinchados (1), conidios hinchados (II), tubo

germinal emergiendo (III), alargamiento del tubo germinal y formación del primer

septo (IV), alargamiento (crecimiento) polar y bipolar del micelio resultante e

iniciación de una blastospora (V) y desprendimiento de la blastospora (VI). Se calculó

la relación largo/ancho de todos los propágulos medidos.

45
DETERMINACIÓN DE VIRULENCIA

Insectos

Para la determinación del índice de crecimiento y desarrollo fúngico (ICDF) y

la microscopía electrónica de barrido y de transmisión, se utilizaron ninfas de

mosquita blanca (Trialeurodes vaporariorum), obtenidas de foliolos de frijol

(Phaseolus vulgans) o bien hojas de aretillo (Fucsia spp.) infestados con dicho

insecto. Para las pruebas de microscopía electrónica se seleccionaron ninfas de

estadio dos y tres, mientras que para el índice de crecimiento y desarrollo fúngico, se

trabajó con ninfas de cuarto estadio (García-Juárez etal., 1999), en todos los casos,

los insectos tenían un aspecto turgente y transparente, indicador de que estaban

sanos. Para todos los ensayos in vivo, se cortaron discos en los folíolos que contenía

las ninfas, y se desinfectaron sumergiéndolos en las siguientes soluciones: alcohol

al 70% (2 seg), agua destilada (40 seg), hipoclorito de sodio al 2.5% (20 seg) y tres

lavados con agua destilada de 40 seg cada uno, para luego dejar secar en un papel

filtro estéril (Vida¡ et al, 1996).

Determinación del índice de Crecimiento y Desarrollo Fúngico

Una vez desinfectadas, se seleccionaron 25 ninfas en cuarto estadio, las

cuales fueron depositadas en cajas de Petri de 3,5 cm de diámetro que contenían

agar-agua (23g11). Una suspensión conidial de 1 x10 6 conidios/ml de los aislados EH-

50613, EH-503/3 y EH-52013 fue utilizada para la infección, la cual consistió en

depositar 3il de dicha suspensión en cada ninfa. Las cajas se incubaron a 28°C y

46
con un fotoperiodo de 16:8 (luz-oscuridad). Posteriormente se hicieron observaciones

a las 0, 6 7 12, 18, 24, 36, 48, 60, 72, 84 y 96 h, que fueron los mismos tiempos que la

cinética de transición de con idio-blastospora, y se tomaron fotografías para seguir el

desarrollo de los conidios. El desarrollo fúngico en el insecto fue evaluado con base

en una escala de O a 3.0, y comparado con ninfas testigo, las cuales fueron cubiertas

solamente con tween 80 al 0.05% estéril. El ICDF correspondió a la siguiente escala:

0.0= ninfa rodeada de conidios no germinados; 0.5= germinación de conidios con

uno o dos tubos germinales en el área cercana a la ninfa; 1.0= crecimiento de tubos

germinales y presencia de hifas; 1.5= crecimiento inicial de hongo orientado al

insecto y primer contacto de las hifas con la ninfa; 2.0= crecimiento micelial dentro y

en la superficie y área alrededor de la ninfa; 2.5= inicio de la esporulación, conidios

que cubren la superficie de la ninfa. 3.0= esporulación completa, ninfa cubierta con

micelio y conidios del hongo (García-Juárez etal., 1999).

Pruebas de infección in vivo para microscopia electrónica

Una vez seleccionadas y limpias, las ninfas se infectaron con la suspensión de

conidios de EH-50613 (aislado mas virulento) o de EH-52013 (aislado menos

virulento), permitiendo que la parte del foliolo que contenía las ninfas (envés), tuviera

contacto con los conidios durante 1 mm, para después secar al aire. El disco se

colocó en cajas de Petri estériles con medio KNOP (en gil: nitrato de potasio, 0.125g;

nitrato de calcio. 0.500; sulfato de magnesio, 0.125: fosfato de potasio, 0.125 y agar

23) para evitar el marchitamiento de los discos recortados de los foliolos, o bien se

utilizó también una variante metodológica muy semejante a la descrita para el ICDF,

47
ya que a las ninfas previamente desinfectadas, se pasaron a cajas de Petri de 3.5 cm

de diámetro que contenían agar-agua (60 gIl) y se les infectó con 3 j.d de una

suspensión de 1x106 conidios/ml. Las cajas se incubaron a 26 +1- 2°C a una

humedad relativa de 60% y un fotoperiodo de 16:6 h. Inmediatamente y después de

la infección se tomaron muestras a 0, 6, 12, 24, 36, 48, 60, 96, 120 y 168 h. Las

ninfas infectadas se fijaron y procesaron para el estudio ultraestructural.

Inmuno-oro ultraestructural con anticuerpo biotinilado

Para observar la producción in situ de quitinasas en el proceso de infección

M hongo en la mosquita blanca, se utilizó una metodología inmunocitoquímica con

MET.

Se utilizó un anticuerpo monoclonal contra aglutinina de germen de trigo

(WGA, por sus siglas en inglés), la cual es una fectina con alta afinidad hacia

trisacárídos de N-acetil-D-glucosamina (componente de la quitina) (Boyer, 2000).

Dicha lectina, comparte un epítopo con la heveína, la cual es una quitinasa de tipo

dos, producida por Hevea brasilensis. Las quitinasas de tipo dos, han sido

identificadas en muchos microorganismos (Cohen-Kupiec, y Chet, 1998).

En este ensayo, las quitinasas, al actuar sobre la cutícula de los insectos,

liberaron oligómeros de quitina, entre ellos, trisacaridos de N-acetil-D-glucosamina, a

los cuales se unió la WGA, y posteriormente el anticuerpo biotinialdo. A ese

anticuerpo se unió estreptavidina-oro y fue lo que permitió observar en la MET, las

marcas de oro coloidal.

48
El anticuerpo monoclonal fue proporcionado por el Dr. Edgar Zenteno y la Dra.

Conchita Agundis del Laboratorio 6 del Departamento de Bioquímica de la Facultad

de Medicina de la UNAM.

Para la técnica de biotinilación del anticuerpo, primero se precipitaron

gammaglobulinas del suero sanguíneo murino con una solución saturada de sulfato

de amonio. Dicho procedimiento se repitió tres veces y posteriormente se dializó

extensivamente contra solución salina al 0.9 %. Se centrifugó y se determinó la

cantidad de proteína utilizando el método de Bradford (1976). Se ajustó la

concentración de anticuerpos a una solución de 1 a 3 mg/ml en amortiguador de

borato de sodio 1 M, pH 8.8. A esta solución se adicionó la biotina (N-

hidroxisuccinimida-biotina, Sigma), en una concentración de 25 jg por cada mg de

anticuerpo. Se mezcló y se dejó incubar por cuatro h a temperatura ambiente.

Posteriormente, a la solución se le agregaron 20 pi de cloruro de amonio 1 M por

cada 250 p.g de biotina. Se incubó 10 min a temperatura ambiente, y luego se dializó

extensivamente contra amortiguador de borato de sodio pH 8.8 1 M (Harlow y Lane,

1988). Para corroborar la biotinilación del anticuerpo, se hizo un ensayo de DOT-

ELISA con avidina-peroxidasa. Este método se basa en el cambio de color producto

de una reacción de óxido-reducción, cuando se une la avidina con el anticuerpo.

E Leí
Técnicas de microscopía electrónica de transmisión (MET) y de barrido

(MEB)

Para la fijación se utilizó glutaraldehido al 2.5 % en regulador de fosfatos 0.1 M


40 C. Luego se pasó a glutaraldehido al 3 % en el mismo regulador,
pH 7.2 por 48 h a

3 ha 4°C.

La posfijación se realizó con tetróxido de osmio al 1 % en regulador de


40 C (para las muestras destinadas a MET convencional
fosfatos 0.1 M, pH 7.2, 3 h a

y MEB). Entre fijación y posfijación se hicieron lavados con el mismo regulador, tres

veces de cinco min cada uno. Se procedió a la deshidratación con diferentes

concentraciones de etanol, y la desecación por punto crítico en cámara de CO 2 . Se

montaron en cilindros de aluminio con pasta de plata y se cubrieron con carbón y oro

ionizados (MEB).

Se realizaron cortes finos montados en rejillas de níquel (o de oro), se

rehidrataron por flotación en PBS, 15 min a temperatura ambiente. Se bloqueó con

PBS-ASB al 1%-Tritón X-100 0.1%, 1 h a temperatura ambiente en cama húmeda y

se escurrió (no lavar). Posteriormente, se incubó con el anticuerpo anti aglutinina de

germen de trigo biotinilado en PBS 30 mín a 23-24°C en cámara húmeda y se lavó

con el mismo regulador de dilución 3 veces 5 minutos cada una. Luego se incubó en

estreptovidina-oro y se lavó con PBS estéril a chorro con pipeta pasteur (40 ml por

rejilla), Se realizó otro lavado con agua desionizada estéril a chorro; para

posteriormente, se dejó secar, contrastar con uranilo y plomo y observar.

La inclusión de las muestras se hizo en araldita para MET convencional y en

EPON 812 para estreptavidina-oro. Los cortes semifinos (1 micra) se realizaron con

50
cuchilla de vidrio y se tiñeron con azul de toluidina acuosa al 1 %. Los cortes finos

(100 nm) se hicieron con cuchilla de diamante y se contrastaron con acetato de

uranilo y citrato acuoso de manera habitual Para observación de MEB se utilizó un

microscopio DSM 950y de MET un microscopio EM/lO.

Análisis estadístico

Se realizó un análisis de varianza (ANOVA ct =0.5), para las actividades de

proteasa, el número de propágulos y el ICDF J seguido por una comparación múltiple

de medias de Tukey (Dowdy y Wearden, 1983). Todos los análisis fueron hechos

usando el programa SPSS, versión 10, 2003.

51
RESULTADOS

ESTUDIOS ENZIMÁTICOS

Proteasas totales

La producción, tanto de proteasas como de propágulos se realizó en medio H

adicionado con caseína al 1%. La actividad proteolítica total, se detectó por el

método de la azocaseína (Sarath et al., 1989). Con esta determinación, se constató

que existía algún tipo de proteasa en el sobrenadante del cultivo de P.

fumosoroseus. Todos los aislados probados mostraron actividad, la cual se mantuvo

baja durante las primeras 96 h del cultivo en los tres casos, a partir de este momento

para EH-50613, a las 120 para EH-50313 y a las 168 h para EH-52013 comenzó a

elevarse. La máxima actividad, fue alcanzada por cada aislado a diferentes tiempos

(Figura 4): EH-50613 presentó 91 UPIml a las 216 h y 99 UP/ml a las 312 h de

incubación. EH-50313 mostró una actividad de 67.2 UP/ml a las 240 h, pero ésta se

elevó y alcanzó las 105.8 UP/ml a las 312 h de incubación. EH-52013 exhibió una

actividad de 49 UPImI a las 216 h. Se observaron diferencias significativas de

actividad (P<0.5) en todos los tiempos (tabla 2) entre los tres aislados.

52
100

80

- B-l-033

--.-

1 /
20

i1 1 1 1 1
04 r 1 TT T YT
'.D )1 CO
(N r') ,Ø 1..- cD O)

Tiempo (h)

P
igura 4. Actividad volumétrica de proteasas de los aislados EH-50613. EH-50313 y EH-520/3 de P.
fumosoroseuS determinada por el método de la azocase ma.

En cuanto a la actividad específica (Figura 5), que es la actividad enzimática

con respecto a la cantidad de proteína total presente en el sobrenadante del cultivo,

se observó una tendencia semejante a la descrita anteriormente. Sin embargo, el

máximo de actividad se observó a las 216 h para EH-50613 y para EH-52013, y hasta

las 312 h para EH-50313. En este caso, también pudo observarse una actividad baja

durante las primeras 96 h de incubación. Se registraron ligeros aumentos de

actividad a las 72 h para EH-50613 y a las 60 h para EH-52013.

53
300

250

200
/

2 /
t
Di

—.--EH.500A3
oEH-5034
-*- E41520f3

50
/
-.

rH
lit mpo (h)

Figura 5. Actividad específica de proteasas (expresada como UP/p.g de proteína total en el


sobrenadante) de los aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosomseus.

Tabla 2. Comparación de la actividad de proteasas totales de tres aislados de


P. fumosoroseus
Tiempo Unidades de proteasa (UP/ml)
EH-506/3 EH-50313 EH-520/3
3.60 33a 805
0
36b 8.0c
6 2.1"
38b 2.oa 79C
12
37b 1.5a 8.0c
18
24 iBa 8.7G
O
36 4.4 b 2 8.6c
43b 13a 100c
48
95C
60 4.4 b 1.ga
72 56b 1.2a 8.7c
84 5. lb 1.3" 9.Oc
96 5. lb 1.5a 9.01;
120 62.4c 2.7a 8.7b
870 6.7a 36.Ob
168
216 91.0c 587b 490a
240 89.Oc 672b 468
312 990b 1050 22.4a
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre sí. En el análisis de
valor crítico de comparación de rangos múltiples de Tukey, los promedios que comparten la misma
letra en la misma línea, no son diferentes significativamente.

54
Estandarización de condiciones para la determinación de la actividad de

proteasas tipo subtilisina (Pri) y tipo tnpsina (Pr2)

De acuerdo con los resultados obtenidos (tabla 3), se decidió utilizar

amortiguador Tris 0.1 M, pH 8, y establecer el tiempo de incubación en 1 mm.

Tabla 3. Comparación de la actividad de Pri obtenida con diferentes


condiciones para la mezcla de reacción.
Tiempo (h) UPr1/mi dependiendo del tiempo de reacción (mm)
Tris Tris HCI
1 2 34 5
66 65 65 64 64 34 35 37 38 39
0
72 93 91 91 91 63 77 94 109 123
6
63 63 63 63 62 77 78 78 78 78
12
83 83 83 83 82 100 105 105 105 106
18
181 142 143 142 142 138 138 138 139 138
24
36 143 128 128 129 130 97 45 134 134 134
48 83 68 68 66 69 42 42 45 45 46
60 57 57 58 58 58 40 47 43 43 44
72 53 54 54 54 54 46 46 48 49 50
84 68 67 67 67 68 46 38 143 48 49
96 78 84 80 84 81 51 49 50 51 51
120 746 565 570 578 584 417 464 474 490 494
168 371 454 506 526 558 301 324 337 233 367
216 620 627 648 671 671 488 503 527 527 528
240 560 506 554 610 630 435 562 557 583 583
312 585 500 511 517 517 329 395 435 446 448 -
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre sí

Determinación de la actividad de Pri y Pr2

Una vez establecidas las condiciones de reacción, se trabajó con los tres

aislados, los cuales presentaron actividad tipo subtilisina (Prl) y tipo tripsina (Pr2)

(Figuras 6 y 7), bajo las condiciones experimentales mencionadas previamente.

Algunos de los puntos mostraron diferencia significativa, entre los tres aislados, esos

valores están señalados en la tabla 4.


Tabla 4. Actividad de proteasas Pri y Pr2 de aislados de P. fumosoroseus

Tiempo (h) Actividad de Pri (UPr1/mI) Actividad de Pr2 (UPr2/ml)

EH-50613 EH-50313 EH-52013 EH-50613 EH-50313H-52013


o 66.045 9403b 120.56c 493a 1384b 103.03v
6 72.36a 138.6b 1239b 80.3a 155.52c
12 63.5a 178.16c 9088b 76.138 133.9c
18 83.5a 17011b llo. lga 91.03a 1982b
24 179.82e 15634b 109. 11 8 863a 1787b 108.4a
36 142.98 148.98 19214b 65.88 2101' 85.1b
48 83.la 165.39b 92. 01 8 20.8a 200.4c 822b
60 5748 15660 90. 688 4398 b 70.1c
72 53.92a 8464b 108.76c 16.97a 894°
68. 6a 724a ,b 97.66° 24.5a 863° 834°
96 78.34a 941b 931b 251.78 975C 851b
120 7457b 90.11a 111.23a 23.4a 109.4c 954b
168 371.6c 105.88 2815b 65.7a 113. gb 1227b
216 62042b 391.18 34748 251.3c 1557b 92.38
240 5590 4555b 201.6a 61.5a 1396b 208c
312 585.7c 4967b 108.7a 5758 1611b 1533b
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre si. En el análisis de
valor crítico de comparación de rangos múltiples de Tukey, los promedios que comparten la misma
letra en la misma línea no son diferentes significativamente.

Desde las O horas del experimento, todos los aislados mostraron actividad

tanto de Pri como de Pr2 (Tabla 3), la cual fue de 49.3 UPr2Jml a 150.6 UPr1/mI. Se

observaron diferencias significativas (F 2 ,24=127.8, P<0.05), para Pri y (F2,24=184.9,

P z 0.05) para Pr2 entre los tres aislados estudiados.

En el caso de Pri, a las 0, 12, 24, 72, 168, 240 y 312 h, se observó diferencia

significativa entre los tres aislados. A las 6, 96, 120 y 216 h, la actividad de Pri de

EH-50613 fue estadísticamente diferente de los otros dos aislados. A las 18, 48 y 60

h, EH-50613 y EH-52013 no presentaron actividad de Pri estadísticamente diferente

entre ellos, mientras que EH-50313 en esos mismos tiempos de muestreo, formó un

grupo aparte. A las 36 y 84 h, la actividad de EH-50613 y EH-50313 no fue

56
estadísticamente diferente entre si, mientras que EH-52013 formó un grupo aparte en

ese tiempo de muestreo (Tabla 4).

La actividad de Pr2 de las O a las 12 h, mostró diferencia significativa entre los

tres asilados, esto se volvió a observar de las 36 a las 60 h, a las 96, 120 216 y 240

h. A las 72, 84, 168 y 312 h, la actividad de Pr2 de EH-50613 fue estadísticamente

diferente de los otros dos aislados. A las 18 y 24 h, EH-50613 y EH-52013 no

presentaron actividad de Pr2 estadísticamente diferente entre ellos, mientras que

EH-50313 en esos mismos tiempos de muestreo, formó un grupo aparte (Tabla 4).

Para los tres aislados, la actividad de Prl varió entre los 66 y las 192 Upri/mI

hasta las 96 h de incubación (Figura 6). En el aislado EH-50613, la actividad de Prl

comenzó a elevarse y alcanzó un máximo (745.7 UPr1/mi) a las 120 h, para después

descender y elevarse nuevamente para alcanzar un segundo máximo de actividad

(620.4 UPr1/mi) a las 216 h. La actividad de Pri en EH-50313, comenzó a elevarse

después de las 168 h y alcanzó un máximo (496.7 UPr1/ml) a las 312 h. La actividad

más baja de Pri fue la detectada en el aislado EH-52013 (347.3 UPr1/ml) a las 216 h

(Figura 6).

La actividad específica, en general, mostró la misma tendencia que las

actividades volumétricas antes descritas (Figura 7).

57
800

700

\ (\\\. .
600

500 -a EHSO33 w

11 --. 84523
400

00

200--

Tiempo )

Figura 6. Actividad volumétrica de proteasas tipo subtilisína Pri (determinada contra el sustrato Suc-
Ala-Ala-Pro-Phe-Na) de los aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosomseus.

2500

2000

11500

\/ •' 1 ____

4/.

TIOMPON

Figura 7. Actividad específica de proteasas tipo subtilisina Pri (determinada contra el sustrato Suc-
Ala-Ala-Pro-Phe-Na y expresada como UPr1/4 de proteína total en el sobrenadante del cultivo) de los
aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.
En los tres aislados, la actividad de Pr2 fue mucho más baja que la de Pri y

relativamente constante con respecto a ésta permaneciendo así, y relativamente

constante durante todos los experimentos (Figura 8).

800

700

600

500

B-f5031?i

200

100

o
— c1 ', ç.. (O —
r

Tmpo h)

Figura 8. Actividad volumétrica de proteasas tipo tripsina Pr2 (determinada contra el sustrato Bz-Phe-
VaI-Arg-pNa) de los aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.

La tendencia antes descrita para Pr2, también se observó con la actividad

específica (Figura 9).

Ç9
Figura 9. Actividad específica de proteasas tipo tnpsina Pr2 (determinada contra el sustrato Bz-Phe-
Val-Arg-pNa y expresada como UPr1/g de proteína total en el sobrenadante del cultivo) de los
aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.

Producción de quitinasas en cultivo sumergido

La producción de quitinasas se realizó en medio sintético adicionado con

quitina coloidal teñida con azul brillante de remazol, y cada 48 horas se tomó una

alícuota del cultivo, se centrifugó y al sobrenadante se le leyó la absorbencia para

determinar la actividad de quitinasas. El máximo se alcanzó a las 312 horas (Figura

10), para los tres aislados con 76 UQ/ml para EH-50613, 61 UQ/ml para EH-50313 y

81 UQ/ml para EH-52013. La actividad específica de las quitinasas, presentó

tendencias diferentes para los tres aislados, señalando a EH-50613 como el mayor

productor de quitinasaslp.g de proteína, con un máximo a las 312 h, mientras que la

de EH-50313 presentó su máximo a las 264 h y EH-52013 a las 168 h (Figura 11).

60
60 ir

g —.---835c
. B-$-50313
30 ff
-k 61-52013

20

lo

o
0 24 72 120 158 216 264 312
Tiempo (h)

Figura 10. Actividad volumétrica de quitinasas determinada con azul brillante de remazol, de los
aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.

7
14W
e
12W
---B-4E1
luw
/ EH
gw
*04520/?
t1l
m
/
2W

Q-•. -e-- --t

24 72 120 186 216 264 312

TlenWo(h

Figura 11. Actividad específica de quitinasas (determinada contra quitina coloidal teñida con
azul brillante de remazol y expresada como UQ/.tg de proteína total en el sobrenadante del cultivo) de
los aislados EH-50613, EH-50313 y EH-52013 de P. fumosoroseus.

61
Algunos puntos de la curva mostraron diferencia significativa entre los tres

aislados, esos valores están señalados en la tabla 5. A las O h, se observaron

diferencias significativas (172,24 = 11.970 , P<0.05) entre los tres aislados estudiados.

Dichas diferencias permanecieron hasta las 168 h de incubación, posteriormente, no

se detectó diferencia entre la actividad de los tres aislados (Tabla 5). A pesar de que

a las 312 h, se observa un aparente aumento de actividad de EH-52013 con respecto

a los otros dos aislados, dicha elevación no fue estadísticamente diferente.

Tabla 5. Actividad de quitinasas de aislados de P. fumosoroseus

Tiempo (h) Actividad dequitinasas (UQ/ml)


EH-50613 EH-50313 EH-52013
4.0c
Oa 18b 2.1
24 08b
oa 58C
72 57a
32.0c 63b
120
168 26a 69.4c
60a 26a 62a
216 55a
75a 68a
264
76a 61a 81a
312
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre si. En el análisis de
valor crítico de comparación de rangos múltiples de Tukey, los promedios que comparten la misma
letra en la misma línea no son diferentes significativamente.

62
CINÉTICA DE LA TRANSICIÓN CONIDIO-BLASTOSPORA

Para la cinética de la transición conidio-blastospora y producción de

propágulos, se utilizaron los mismos medios que para la producción de enzimas y se

hicieron mediciones de por los menos 10 conidios por matraz al tiempo O del

experimento y posteriormente cada 6 h durante las primeras 24 h. A partir de las 24

h, los muestreos se realizaron cada 12 h, hasta que alcanzaron las 96 h. El

experimento se extendió hasta las 312 h, que fue el tiempo que duraron los

muestreos para las enzimas.

Producción de propágulos en medio H

Los tres aislados estudiados exhibieron una transición de conidio (ED:l) a

diferentes propágulos en diferentes tiempos. Las figuras 12-14 muestran las distintas

estructuras encontradas en los cultivos de P. fumosoroseus. En los tres casos, el

conidio se hinchó (ED: II) y comenzó a producir uno o más tubos germinales (ED: III).

Durante los primeros tiempos de muestreo, se observó un desarrollo diferencial de

los tres aislados utilizados: a las 6 h, EH-50613 ya había producido tubos germinales

(ED: III), mientras que EH-50313, comenzó a germinar entre las 6 y las 12 h, mientras

que EH-52013 lo hizo hasta las 12 h (Tabla 6). A las 36 h, los tres aislados produjeron

blastosporas primarias (ED: y); originadas de los septos y puntas de las hifas;

blastosporas gemando (ED: V) y cuerpos hifales (ED: VI). Después de 48-96 h,

fueron observadas estructuras ovales y estrechas, semejantes a hifas cortas, estas

producían blastosporas (ED: V) o conidios sumergidos. A partir de las 96 h, se


observaron pelotillas de micelio (pellets) y a las 196 h, cuerpos hifales mayores y

más abundantes fueron encontrados. A las 240 h, las blastosporas mostraron

vacuolas bien definidas y produjeron tubos germinales después de ese momento,

los propágulos fueron menos evidentes y lo que predominó en el cultivo fueron las

pelotillas de micelio.

En el caso de EH-50613 (Figura 12), a las 6 h, los tubos germinales ya eran

relativamente largos, cuando se compararon con los otros dos aislados. A las 12 h,

dichos tubos germinales continuaron creciendo, pero también se observaron

blastosporas típicas, como la señalada en la figura 12. A las 18 h, se observó que

había mayor cantidad de cuerpos hifales, los cuales continuaron apareciendo hasta

las 48 h. La relación largo-ancho, mostró que los tubos germinales alcanzaron un

tamaño máximo, y posteriormente dicha relación disminuyó, lo que también señaló la

presencia de cuerpos hifales. A las 60 h y 84 h, de nuevo comenzaron a observarse

tubos germinales, pero esta vez se originaron a partir de las blastosporas y cuerpos

hifales. Dicho crecimiento continuó hasta que se formaron pelotillas de micelio.

A las 6 h, el aislado EH-501313, presentaba conidios germinando (Figura 13),

dichos tubos germinales alcanzaron un máximo entre las 12 y 18 h del cultivo, como

lo indican los valores de relación largo-ancho enlistados en la tabla 6. A partir de las

24 h, comenzaron a observarse una gran cantidad de cuerpos hifales, a partir de los

cuales se originaron blastosporas o conidios sumergidos. A partir de éstas

estructuras, comenzaron a originarse nuevos micelios, observados a partir de las 72

h. A partir de ese momento, comenzaron a formarse pelotillas de micelio, las cuales

permanecieron hasta las 312 h del cultivo.


En el caso de EH-520/3, se observó una transición un poco más lenta, ya que

a las 6 h, se observaron conidios hinchados (Figura 14) y hasta las 12 h, se

observaron blastosporas. También se observó la aparición de hifas grandes, a partir

de las 24 h. A las 36 h, se observaron blastosporas originadas a partir de los septos

de dichas hifas. A partir de las 84 h se observó una gran concentración de cuerpos

hifales y de pelotillas de micelio, las cuales se observaron hasta las 312 h de cultivo.

Diferencias significativas en la concentración de propágulos fueron

observadas entre EH-50613 y los otros dos aislados, EH-50313 y EH-52013. Las

mayores concentraciones de propágulos ocurrieron a diferentes tiempos para cada

aislado. A las 96 h, 1.0 x10 7 propágulos/ml para EH-50613; a las 60 h, 7.7 x 107

propágulos/ml para EH-50313 y 6.4 x 107 propágulos/ml para EH-52013.

65
Tabla 6. Relación largo-ancho de los propágulos (cuerpos hifales, células
levadunformes, hifas cortas y conidios sumergidos) de P. fumosoroseus en
medio H con caseína.
Tiempo Aislado Largo/ancho Estado de desarrollo (tipo de morfología)
EH-50613 2 . Oa Conidios (1)
Oh EH-50313 2 . Oa Conidios (1)
EH-52013 2 . Oa Conidios (1)
EH-50613 2.1 (+05)a.b Conidios germinando (III)
6h EH-50313 2,3 (0,4)b Conidios germinando (III)
EH-52013 1.9 (±0 . 4)a Conidios hinchados (II)
EH-50613 8.5 (±2.57)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
12 h EH-50313 16 (±3 . 11)c Conidios germinando (III)
EH-52013 5 (±5 . 16)a Conidios germinando (III)
EH-50613 5.1 (±2 . 16)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
18 h EH-50313 4.5 (±2.11) a Cuerpos hifales, blastosporas (V,VI)
EH-52013 6.9 (±6 . 5)a Cuerpos hifales, blastosporas (V,VI)
EH-50613 44 (±1.5) a Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
24 h EH-50313 4.6 (±1.7)' Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
EH-52013 10.4 (±7.4)b Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
EH-506/3 44 (±1,5) a Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
36 h EH-503/3 4.6 (±1.7) a Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
EH-52013 10.4 (±7.4)b Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
EH-50613 5.4 (±2.3)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
48 h EH-50313 3.2 (±1.2) a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-52013 5.1 (±2 . 5)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-50613 5.5 (±2.4)" Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
60 h EH-50313 4.1 (±1.4 la Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI), conidios sumergidos
EH-52013 4.6 (±j )a, Cuerpos hifales, blastosporas (y, VI), conidios sumergidos
EH-50613 4.8 (±1.2) a,b Cuerpos hifales, blastosporas (y, VI)
72 h EH-50313 4.3 (±O. 9)a Cuerpos hifales, blastosporas (y , VI), conidios sumergidos
EH-52013 55 (±1.3)b Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI), conidios sumergidos
EH-50613 4.5 (±09) Cuerpos hifales, blastosporas (y , VI)
96 h EH-50313 4.03 (±0.81 )a Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI), conidios sumergidos
4.0 (±j.j)a Cuerpos hifales, blastosporas (y, VI), conidios sumergidos
EH-52013
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre sí. En el análisis de
valor crítico de comparación de rangos múltiples de Tukey, los promedios que comparten la misma
letra no son diferentes significativamente.

66
Oh
- 1- ED:I
ED: III
- Q6h
• -.
' ED:V.VI
ED:V.VI

12 h

84h ED:V,Vi

Oh 18h
ED:V,VI
1
ED;V.VI
)

ED:V.VI
-

ED:V,VI
36h

48h z^ Ci 2

Figura 12, Cinética de la transición conidio-bíastospora del aislado EH-50613 en medio H con caseína al 1%. Obsér
hifales (18h) y las blastosporas típicas (6h). ED: estadio de desarrollo. 1: conidios, III: conidios germinando. V: cu
blastosporas
E=:>
UN
ED: Hl

/T
CI,. 1
8h
ED:V,VI

ED: III

18 h

ED: y, VI

46 h

Figura 13. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-50313 en medio H con caseína al 1%. Obsérves
de cuerpos hifales a partir delas 24 h. A las 80 y 96 h, se observaron conidios sumergidos (flechas). ED: estadio de de
III: conidios germinando, V: cuerpos hifales, VI: blastosporas.

68
A 5 wri E
-- I>
= l--
Oh

ED.V.VI
ED; 1
8h
ED:ll 1
12h
ED:Ill,V.Vl

V, VI

• 1 34h
ED;V,VI

fr 72b
18 h

60h ED: V, Vi
ED:V,Vl
ED:V,V
ED:V,VI

ED:V,VI

36h
48 h

Figura 14. Cinética del a transición conidio-blastospora del aislado EH-52013 en medio H con caseina al 1%. Obsérven
originadas a partir de los septos hifales a las 36 h. ED: estadio de desarrollo. 1: conidios, III: conidios germinando, V:
blastosporas.
Producción de propágulos en medio sintético adicionado con quitina coloidal

En el presente estudio, también se obtuvo una producción de propágulos en

un medio rico, similar a las condiciones nutrimentales que encuentra el hongo

cuando entra en contacto con la cutícula del insecto. Esto es, en el medio sintético

con quitina coloidal, se observaron también cuerpos hifales y blastosporas (Figuras

15-17). El conidio se hinchó (ED: II) y comenzó a producir uno o más tubos

germinales (ED: III). Durante los primeros tiempos de muestreo, se observó un

desarrollo diferencial de los tres aislados utilizados: a las 12 h, EH-50613 y EH-50313

ya habían producido tubos germinales (ED: III), mientras que EH-52013, comenzó a

germinar hasta las 24 h, (Tabla 7). A las 36 h, los tres aislados produjeron

blastosporas primarias (ED: y); originadas de los septos y puntas de las hifas; así

como gran cantidad de blastosporas gemando (ED: V) y en menor medida cuerpos

hifales (ED: VI). Después de 48-96 h, estructuras ovales y estrechas, semejantes a

hitas cortas fueron observadas, éstas producían principalmente blastosporas (ED: y).

A partir de las 96 h, se observaron pelotillas de micelio (pellets) rodeando las

partículas de quitina del medio, lo que predominó hasta las 196 h en el cultivo fueron

las pelotillas de micelio. Después de las 196 h, prácticamente había desaparecido

todo el material particulado del medio.

A las 6 h, el aislado EH-50613, ya había comenzado a producir cuerpos hifales

(Figura 15), los cuales se alargaron y alcanzaron su máximo tamaño entre las 12 y

24 h de acuerdo con la relación largo-ancho mencionada en la tabla 6. A las 24 h, se

observó una mayor cantidad de cuerpos hifales largos, que estaban asociados a las

partículas de quitina, después de ese tiempo, se observó una gran cantidad de

70
cuerpos hifales y al mismo tiempo, pelotillas de micelio que englobaron a las

partículas de quitina, dicha quitina, fue desapareciendo progresivamente del medio

de cultivo.

El aislado EH-50313 produjo blastosporas típicas a las 12 h de cultivo (Figura

16), las cuales continuaron apareciendo hasta las 24 h, también se observó ¡a

presencia de pelotillas de micelio asociadas a la quitina. A partir de las 36 h, se

observaron conidios sumegidos y a las 72 h, tubos germinales originados de dichos

conidios.

El aislado EH-52013, presentó conidios hinchados (Figura 17) y blastosporas

típicas a las 6 h. Este aislado presentó blastosporas con varias yemas, así como

conidios sumergidos originados a partir de cuerpos hifales cortos. También se

observaron, como con los otros dos aislados, pelotillas de micelio asociadas a la

quitina.

Las concentraciones de propágulos fueron, para EH-50613, 1.1 x 10


105 propágulos/ml a las
propágulos/ml a las 36 h de incubación, para EH-50313, 1.3 x

72 h y para EH-52013, 6.4 x 10 5 propágulos/ml a las 12 h.

71
• / 1
4 1
Oh
96h ED:I
ED:V,Vl
8h
D:$ll.V.VI
12h
ED:VVI

84 h
FO V. VI

VI iJ\
¡
72h EV VI
60 h

•p
24h

- - *- 1
48h 36 h
FO: V,VI FO V. VI
E0:V,VI

Figura 15. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-506/3 en medio sintético con quitina coloidal a
cuerpos hifales orientados hacia la quitina a las 36 h. ED: estadio de desarrollo. 1: conidios, III: conidios germinando, y
blastosporas.

72
0001 - '---
=:^ M
__
-i^
Oh
ED:i
- 915 h

ED:V,VI
ED:IIIV.VI
- 72 h
ED: VVI

ú7> ED:V,V

::v1

ED:V,VI
_.1!]
38 h
Ef' V. VI
49 h

18h
ED: V.VI
24h

<^D
Figura 16. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-50313 en medio sintético con quitina coloidal al
conidios sumergidos (flecha) a las 36 y 48 h. ED: estadio de desarrollo. 1: conidios, III: conidios germinando, V: c
blastosporas.

73
I>

96 h eh
Oh JT

EO:V.VI ED: 1
EO:V.VI
ED: ILVI
84h
ED: V. \11 h

l2h

E O: V. VI
18h

ED;V.VI

60h ED: V. Vi
EO:V,VI
48h
ED:V,VI

36 h

Figura 17. Cinética de la transición conidio-blastospora del aislado EH-52013 en medio sintético con quitina cooidil al 1
conidios sumergidos originados a partir de cuerpos hifales cortos a las 36 h. ED: estadio de desarrollo. 1: conidios, III co
V: cuerpos hifales, VI: blastosporas.

74
El tamaño de los conidios aéreos usados para la inoculación y medidos

después de la incubación por 10 días a 28°C en medio H sólido fue de 5± 0¡am de

largo y 2.5 ± O p.m de ancho. El tamaño de los propágulos se determinó al dividir

largo/ancho en cada tiempo de muestreo (Tabla 6 y 7).

De manera general, la relación largo/ancho obtenidos en medio H fueron

mayores a aquellos obtenidos en medio sintético. A las 12 h, EH-50313 mostró un

relación largo/ancho de 16 cuando se cultivó en medio H, este tamaño corresponde a

hifas cortas. Para las 24 h, todos los propágulos sumergidos, excepto los obtenidos

con EH-52013 en medio sintético, mostraron relaciones largo/ancho más altas que los

conidios aéreos. Diferencias significativas (P<O.05) fueron observadas entre el

tamaño de los propágulos (Tabla 6 y 7) en casi todos los tiempos de muestreo.

75
Tabla 7. Relación largo/ancho de los propágulos (cuerpos hifales, células
levaduriformes, hifas cortas y conidios sumergidos) de P. fumosoroseus en
sintético con quitina coloidal.
Tiempo Aislado largo/ancho Estado de desarrollo (tipo de morfología)
EH-50613 2. oa Conidios (1)
Oh EH-50313 2.0a Conidios (1)
EH-52013 2.0 Conidios (1)
EH-50613 2.23 (±1.1)a Conidios germinando (UI)
6h EH-50313 2.2 (±1.1)a Conidios germinando (III)
EH-52013 2.07 (±1.1)a Conidios hinchados, blastosporas (II, VI)
EH-50613 4.4 (+034) Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
12 h EH-50313 4.45 (±0.34) Cuerpos hifales (V)
EH-52013 2 (±0.34)a Cuerpos hifales(V)
EH-50613 71(064)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
18 h EH-50313 59(+064)b Cuerpos hifales, blastosporas (V,VI)
EH-52013 2.23(±0.64)' Cuerpos hifales, blastosporas (V,Vl)
EH-50613 4 . 6(±0. 65)b Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
24 h EH-50313 2.67(±0.65)a Cuerpos hifales, blastosporas (V. VI)
EH-52013 47(±065)b Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
EH-50613 3.77(±0.26)' Cuerpos hifaLes, blastosporas ( y, VI)
36 h EH-50313 2.4(±0.26)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-52013 2.33(±0.26)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-50613 4.3(±0.41 )b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
48 h EH-50313 2.58(±0.41)a Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
EH-52013 388(041)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-50613 3. 33(±O . 44) ab Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
60 h EH-50313 2.88(±0.44)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-52013 4•03(044)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-50613 38(049)ab Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
72 h EH-50313 2.9(±0.49)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-52013 485(+049)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-50613 463(+047)b Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
96 h EH-50313 2.3(±0.47)a Cuerpos hifales, blastosporas (V, VI)
EH-52013 3.31(±0.47) a Cuerpos hifales, blastosporas ( y, VI)
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre sí. En el análisis de
valor crítico de comparación de rangos múltiples de Tukey, los promedios que comparten la misma
letra no son diferentes significativamente.

Con base en las observaciones obtenidas en ambos medios de cultivo, se

propone un esquema general de la transición de conidio a blastospora de aislados de

P. fumosoroseus de México (Figura 18). Dicho esquema, comprende el hinchamiento

76
del conidio, el cual puede producir un tubo germinal que a su vez generará una

blastospora o bien, producir directamente una levadura, posteriormente, dicha

blastospora germina y da lugar a un cuerpo hifal o a hitas cortas, estas estructuras,

pueden dar origen a su vez, a blastosporas secundarias o a conidios sumergidos, los

cuales, al germinar, generarán nuevos cuerpos hifales, conforme el cultivo envejece,

comenzarán a desaparecer las blastosporas y cuerpos hifales, para encontrar en su

lugar, pelotillas de micelio.

c o d
b

y72 -
4
e
/
1
g
f

Figura 18. Esquema general de la transición de conidio a blastospora de aislados de P. fumosoroseus


de México. a) conidios sin germinar. b) conidio produciendo un tubo germinal. c) hifas producienou
blastosporas. d) cuerpos hifales. e) cuerpos tiifales produciendo conidios sumergidos. 1) conidio
produciendo una levadura. g) blastospora típica originada a partir de un conidio. ti) cuerpos hifales
originados de conidios.

77
Pruebas de virulencia

Determinación del índice de Crecimiento y Desarrollo Fúngico

El IDCF proporcionó una perspectiva de los eventos cronológicos de la

infección de P. fumosoroseus hacia la mosquita blanca. La tabla 8 describe el ICDF

para los tres aislados. Entre las 6 y las 24 h del ensayo, se observaron diferencias

(P<0.05) entre los aislados. A las 6 y 12 h, los valores del ICDF para las ninfas

tratadas con EH-50613 fueron significativamente diferentes de aquellos observados

en las ninfas tratadas con EH-50313 y EH-52013. A las 18 y 24 h, los tres aislados

mostraron diferencias significativas entre ellos. A las 36 y 48 h, los valores del ICDF

para las ninfas tratadas con EH-50613 y EH-50313 fueron los mismos, y fueron

significativamente diferentes de los obtenidos en las ninfas tratadas con E1-1-52013. A

las 60h los tres aislados alcanzaron el mismo valor de ICDF. La figura 19 muestra

una ninfa 4 sana y la 20, ninfas a las O h de incubación

El aislado EH-50613, germinó y colonizó más rápidamente las ninfas, que los

otros dos, señalándolo como el más virulento. A las 6 h, este aislado mostró

germinación de los conidios en el área cercana a la ninfa (ICDF0.5), mientras que

este valor fue alcanzado por los otros dos aislados hasta las 12 h (Tabla 8). A las 12

h (Figura 21), el micelio de EH-50613 estaba creciendo en la superficie del

hospedante (ICDF=2.0), aparentemente, ya había emergido del mismo. En este

mismo tiempo, los otros dos aislados, comenzaban la germinación en el área

cercana a la ninfa y en el caso de E1-1-52013, lo que se observaba principalmente

eran conidios hinchados. A las 18 h de incubación (Figura 22), las ninfas tratadas con

EH-50613 mostraban unos pocos conidiáforos en su superficie, con la esporulación

78
característica de Paecilomyces (ICDF2.5). A este mismo tiempo de incubación, las

ninfas tratadas con EH-50313 mostraban hifas orientadas hacia la ninfa, y algunas de

ellas ya tenían un contacto con el cuerpo del hospedante (ICDF = 1.5). A las 18 h, el

aislado EH-52013 desarrolló uno o más tubos germinales en la cercanía de la ninfa

(ICDF = 0.5). A las 24 h (Figura 23), EH-50613 mostraba el mismo ICDF (2.5) y EH-

50313 desarrollaba un crecimiento micelial denso en la ninfa, sugiriendo emergencia

de las hifas a partir del hospedante. En este mismo tiempo, el ICDF para EH-52013

era de 1, ya que los conidios estaban germinando, y muy pocos tubos germinales

mostraban contacto primario con la ninfa. A las 36 h (Figura 24), EH-50613

continuaba esporulando y EH-50313 iniciaba la esporulación en la superficie de las

ninfas (ICDF = 2.5). EH-50313 continuó con un crecimiento micelial denso, y las ninfas

tratadas con este aislado, mostraban daño estructural, así como cambio de forma.

Las ninfas testigo o tratadas con los otros das aislados, conservaron la forma típica

del insecto, aún durante el proceso de manipulación. A este mismo tiempo (36 h), las

ninfas tratadas con EH-52013 mostraban un ICDF de 1.5, ya que las hifas

comenzaban a colonizar el hospedante. A las 48 h (Figura 25) , las ninfas tratadas

con EH-50613 estaban completamente cubiertas de micelio (ICDF=3.0), pero no se

observó nuevamente esporulación; por otro lado, EH-50313 mostraba una

esporulación profusa, y se notaban conidióforos prácticamente en toda la superficie

de los insectos. EH-52013 creció más despacio en comparación con los otros dos

aislados, y alcanzó el máximo del ICDF hasta las 60 h (Figura 26) , mostrando

también esporulación profusa que continuó hasta las 72 h (Figura 27). Todas las

ninfas fueron incubadas hasta las 96 h (Figura 28) para seguir el proceso de

79
infección, y en este momento, los tres aislados mostraron una colonización completa

de la superficie del hospedante. Las ninfas tratadas con EH-50313 mostraron grandes

alteraciones en la cutícula, en algunos casos, perforaciones mayores; este fenómeno

no fue observado con los otros dos aislados, por lo que dicho daño pudo atribuirse a

la acción del aislado sobre la cutícula.

Tabla 8. índice de Crecimiento y Desarrollo Fúngico de tres aislados de


Paecílomyces fumosoroseus.

Tiempo (h) EH-50613 (± DS) EH-50313 (±DS) EH-52013 (±DS) --


o o o
6 0(±0.14)a 0(±0.9)a
12 2.0(± 03)b 0.5(±0.23)a 0.5(± 0.18)a
18 2.5(±0.13)0 1,5(±0.2 1 b 0-5(± 0.15)a
24 2.5(± 0.1)° 2.0(±0.32) 1.0(± 0.21)a
36 2.5(± 006)b 2.5(± 018)b 1.5(± 0.25)a
48 3.0(± 0.13)b 30(+016)b 2.0(± 0.34)a
60 3.0(± 0.08)a 3.0(± 0.09) 3.0(± 0.19)a
Cada valor representa el promedio de tres experimentos independientes entre sí. En el análisis de
valor crítico de comparación de rangos múltiples de Tukey, los promedios que comparten ¿a misma
letra no son diferentes significativamente.

- r

• - ,.

•,

.3 mm

Figura 19. Ninfa testigo en cuarto estadio.

80
a b c

-.
-5am 0.3 mm
Figura 20. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum y conidios de Paecilomyces fumosoroseus a las O II de
incubación, a) Aspecto de los conidos de EH-50613. b) Ninfa en cuarto estadio recién infectada con
EH-50313. c) Conidios de E1-1-52013, al ser depositados sobre las ninfas.

LA
b

-
r

0.1 mm
1 0.1 mm

Ü1mm
Olmm
Figura 21. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum a las 12 h de incubación con tres aislados de
Paecilomyces fumosoroseus. a) Hitas de EH-50613 emergiendo de la ninfa, ICDF 2. b) Tubos
germinales de EH-503/3 alcanzando la ninfa a las 12 ti de incubación (ICDF0.5). c) Conidios de EH-
52013 con uno o varios tubos germinales, ICDF=0.5.

81
b C
1'

0
, '

___0.1 mm 0.1 mm •..i!'fl1


-- ..
C

0.1mm U.] MM

Figura 22. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum a las 18 h de incubación con tres aislados de
Paecilomyces fumosoroseus. a) Hifas de EH-506/3 emergiendo de la ninfa, con conidióforos y
conidios (ICDF= 2,0 y 2.5, respectivamente). b) Tubos germinales de EH-50313 en contacto con la
ninfa a las 18 h de incubación (COF=t 5). c) EH-52013 con uno o varios tubos germinales, ICDF 0.5.
d) Conidióforos de EH-50613 ampliados.

a a

O. 1 mm ç(i yn
c

AY

Figura 23. Ninfas de Tnaleurodes vaporariorum a las 24 h de incubación con tres aislados de
Paediomyces fumosoroseus. a) y b ) Ninfa con crecimiento micelial de EH-506/3y EH-50313
respectivamente, dentro y en su superficie (ICDF=2.0) a las 24 h de incubación. c) EH-520/3 con un
crecimiento de tubos germinales y presencia de hifas, ICDF=1

82
a
•,

L1L
0.1 mm u.i mm
C

OIM, M m
Figura 24. Ninfas de Trialeurodes vaporanorum a las 36 h de incubación con tres aislados de
Paediomyces fumosoroseus. a) Esporulación completa de EH-50613 en la ninfa a las 36 h de
incubación (ICDF= 3.0) b) Ninfa cubierta por completo de micelio de EH-50313 a las 36 h de
incubación (ICDF=2.5). c) Tubos germinales de EH-52013 haciendo contacto con la ninfa de mosquita
blanca (ICDF=1 .5) d) Conidióforo de EH-50613 ampliado, señalado en la figura a con un círculo.

a C

- 0.1 im 0.1i ___ 0.1 mm


Figura 25. Ninfas de Trialeurodes vaporanorum a las 48 Ii de incubación con tres aislados de
Paecilomyces fumosoroseus. a) Ninfa completamente esporulada con EH-50613 (ICDF 3.0). b)
Aspecto de la ninfa a las 48 h de incubación con EH-50313 (ICDF= 3.0). La flecha señala el daño
cuticular producido presumiblemente por las quitinasas del hongo. c) crecimiento micelial de EH-52013
dentro y sobre la superficie de la ninfa (ICDF= 2.0).

83
.1 mm 0.1 mm
C d

5mm
Figura 26. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum a las 60 Ii de incubación con tres aislados de
Paeciiomyces fumosoroseus, Aspecto de las ninfas a las 60 h de incubación con los tres aislados a)
EH-50613, b) EH-503/3 c) EH-52013, hasta este momento se alcanzó el ICDF de 3.0. d) Conidióforo
de EH-52013 ampliado.

M4^ MM

1! -5 Mm
Figura 27. Ninfas de Trialeurodes vaporariorum a las 72 h de incubación con tres aislados de
Paecilomyces fumosoroseus. a) EH-50613, b)EH-50313. El círculo señala el hueco en la cutícula
provocado por la acción del hongo. c) El-1-52013, d) Conidióforo ampliado de EH-52013.

84
a
- 1
- k
"
C

rr .. ; O.1 mm

Figura 28. Aspecto de las ninfas a las 96 ti de incubación con los tres aislados a) Conidioforo de EH-
06I3 emergiendo de la ninfa. b)EH-50313. La flecha señala el hueco de la cutícula provocado por la
acción del hongo. c) Micelio de EH-52013.

Microscopía electrónica de barrido (MEB)

La MEB mostró que tos conidios de ambos aislados de P. fumosoroseus son

capaces de adherirse en cualquier tipo de la superficie de la ninfa, especialmente en

la zona del raquis y del orificio vasiforme. En general, EH-50613 mostró menos

crecimiento micelial, pero un daño cuticular más severo en la vecindad de las

estructuras fúngicas, comparado con EH-52013.

La figura 29 muestra una ninfa testigo, que permaneció con su forma intacta y

sin daño cuticular después de la manipulación. En las ninfas testigo, no se observó

crecimiento fúngico, casi todos los insectos de este lote experimental alcanzaron el

último estadio de desarrollo (ninfa cuatro en subestadio tres).

Todas las ninfas tratadas con EH-50613 y EH-52013 mostraron señales de

infección. En la mayoría de los casos, un solo tubo germinal emergió de cada conidio

y se alejó cierta distancia del mismo antes de penetrar. A las 0 h, los conidios de EH-

50613 y EH-52013 (Figuras 30 a 32) fueron encontrados en la superficie de la ninfa, y

cerca del orificio vasiforme del insecto. Se observó también la microbiota natural de

la ninfa (bacterias). Los conidios adheridos de EH-50613 fueron más abundantes

8
comparados con EH-52013. A las 6 h (Figuras 33 a 35), los conidios de los dos

aislados mostraron una matriz extracelular que aparentemente les dió una mayor

capacidad de adherencia. Las ninfas tratadas con EH-52013 mostraron una mayor

cantidad de matriz, aún lejos de los conidios, en la zona del orificio vasiforme. Dicha

matriz contenía pequeñas piezas de la cutícula que ya había sido degradada.

También pudieron observarse conidios que habían comenzado a germinar. Las

ninfas tratadas con EH-50613, mostraron un gran daño cuticular en el área cercana al

sitio donde fueron depositados los conidios. Asimismo, a las 6 h, las ninfas tratadas

con EH-52013 mostraron también daño cuticular, pero menos severo que el mostrado

por las ninfas tratadas con EH-50613. Para las 12 h, las ninfas tratadas con EH-50613

(Figura 36) continuaron mostrando daño cuticular, e incluso huecos en la superficie

de la ninfa, la cual estaba cubierta por una matriz extracelular, producida

probablemente por este aislado, así como una gran cantidad de desechos cuticulares

depositados en la superficie de la ninfa. El desarrollo de las hifas continuó y fue más

rápido y denso que el observado para EH-52013.

A las 12 h, EH-52013 (Figura 37-40) formó estructuras en la punta de las hifas

que eran morfológicamente semejantes a los apresorios. Esas estructuras fueron

observadas principalmente cuando las hifas se desarrollaron en el raquis, donde la

cutícula cercana a las hífas y a los apresorios estaba acompañada con una delgada

matriz extracelular. En esa misma zona, se observó que los tubos germinales

estaban orientados hacia huecos de la cutícula. Una capa mucilaginosa fue

observada en la cercanía de las hifas y de las estructuras parecidas a apresiorios, a

las 12 h de incubación con EH-52013. También se observó la penetración de la

86
cutícula y una zona ligeramente más clara rodeando el apresorio. A las 18 h. EH-

50613 mostró crecimiento micelial y conidios con tubos germinales largos, embebidos

en una matriz mucilaginosa (Figura 41). También se observó crecimiento hifal de EH-

52013 (Figura 42 y 43) hacia el orificio vasiforme, y penetración de las hifas a través

de dicha área. En algunos casos pudo observarse la penetración directa de la

cutícula sin estructuras semejantes a apresorios. Una matriz mucilaginosa también

se observó cubriendo las hifas. A las 24 h, las hifas y los apresorios de EH-50613

(Figura 44) aparentemente penetraron a través de la zona del orificio vasiforme. Las

ninfas tratadas con EH-52013 (Figura 45) mostraron un crecimiento hifal denso,

cubierto con la misma matriz mucilaginosa de la superficie de la ninfa. En la zona del

orificio vasiforme se observaron apresorios bien desarrollados, así como hifas

penetrantes, así como fiálides en la punta de las hifas de ambos aislados.

A las 48 h, las ninfas tratadas con EH-50613, estaban densamente colonizadas

con micelio, debajo del cual, podía verse una matriz mucilaginosa delgada, así como

daño y huecos en la cutícula. Interesantemente, pudo observarse la producción de

conidios (Figura 46).

El mismo tipo de crecimiento se observó con EH-52013. A las 60 h, los

aislados habían completado su ciclo de vida y el hongo había emergido de los

cadáveres de las ninfas.

87
Orificio
vasiforrne
-'.
. 4 ..
Raquis

, k - - .
y 1
l *. -
;. ç.

LI

:
Figura 29. Ninfa testigo de Trialeurodes vaporanorum sin inocular

-' ç_
-.
-l. • - '_;•.
),-

Figura 30 - Conidios de EH-50613 a O h de incubación sobre la zona del raquis.

88
Figura 31. Conidios de EH-50613 a O h de incubación. Obsérvese la presencia de una ligera capa de
mucilago sobre los conidios (en un círculo). La flecha muestra la microflora de la mosquita.

¿.

a-

"ç r

Figura 32. Conidios de EH-52013 a O h de incubación. Los conidios se encuentran en la zona del
orificio vasiforme. La flecha señala su posición exacta.

Figura 33. Conidios de EH-50613 a las 6 h de incubación. Obsérvese una gran cantidad de conidios,
presumiblemente adheridos ya a la cutícula (en el círculo).

89
Figura 34. Conidios de EH-52013 a las 6 h de incubación. La flecha señala una ligera capa de
mucílago adyacente a los conidios.

Figura 35 Daño cuticular provocado por EH-52013 a las 6 ti de incubación. La flecha señala huecos
producidos presumiblemente por las enzimas del hongo. El círculo muestra la capa mucilaginosa
producida por el hongo.

EEO
J .
'Il. • -

'w

,
1 b! .
.
4;4
u. •&
IV - ' - •-

Figura 36. Daño cuticular provocado por EH-506/3 a las 6 h de incubación. Las estructuras fúngicas
no son visibles, con excepción del apresorio señalado con la flecha azul. Sin embargo, puede
observarse la presencia de una capa de mucílago (círculo), así como huecos (flecha en blanco),
presumiblemente provocados por la acción enzimática.

Figura 37. Estructura de EH-52013 que semeja un apresorio a las 12 h de incubación. El apresoirio se
formó un pliegue de la zona del raquis.
Figura. 38. Hifa de EH-52013 dirigiéndose hacia un hueco de la cutícula a las 12 h de incubación. La
flecha señala el hueco. El círculo señala un daño cutícular aparentemente producido por el hongo.

Figura 39. Matriz mucilaginosa que cubre a hitas de EH-52013 a las 12 h de incubación. El recuadro
señala la hifa cubierta de la matriz, así como una extensión de ésta sobre la cutícula del insecto,
relativamente lejana de la estructura fúngica.

92
pr

Figura 40. Crecimiento miceliai de EH-Cí a as 18 h de incubación. Observése la penetración del


hongo a traces del orificio vasiforme (flecha).

Lp 1

Nb
áMi'H
1 ! iII'!

¡
INIA

Figura 41. Hifas de EH-50613 a las 18 de incubación Id flecha muestra una capa de mucílago sobre
á.

*4
•I- 1
. -
J• — -.
y;,.•
t
las hifas
Figura 42. Hitas de EH-50613 penetrando directamente la cutícula a las 24 h de incubación. El círculo
señala el sitio donde una hifa está penetrando.

93
Figura. 43. Crecimiento de EH-50613 a traves del orificio vasiforme a las. 24 h de incubación. El círuclo
señala una estructura semejante a una fiIide.

iA

Figura 44. Crecimiento de EH-52013 a traves del orificio vasiforme a las 24 h de incubación La flecha
señala una estructura semejante a una fiálide.

W
IVA IL

tl-91A
1

Figura 45. Crecimiento de EH-52013 en la superficie de la ninfa a las 24 h de incubación. Obsérvese la


orientación de las hitas hacia la superficie de la ninfa

94
f
r
fr
¡
1 4ik
!fih Wi i ';• 1

Figura 46. EH-50613 creciendo en la superficie de la ninfa a 48 h de incubación, Obsérvense los


huecos y la presencia de mucílago sobre la cutícula. Sobre el micelio pueden conidios desprendidos

Microscopia electrónica de Transmisión (MET)

Se corroboró la unión al anticuerpo monoclonal contra la aglutinina de germen

de trigo, al hacer ensayos de DOT ELISA y obtener resultados positivos al reaccionar

el anticuerpo con avidina-peroxidasa y no obtener reacción con las proteínas de

referencia utilizadas. El anticuerpo entonces se utilizó para detectar las quitinasas de

EH-50613.

A las 6 h de incubación, el hongo había penetrado la pared de la ninfa (Figura

47-51), y se pudo observar claramente la presencia de hifas que estaban más allá de

la pared de la mosquita (figura 49), así como estructuras esféricas, probablemente

blastosporas en el tejido de la ninfa. Sin embargo, no se observó una gran cantidad

de marcas de oro coloidal que señalaran la quitinasa.

95
-

EH-506

.t.

arded:

Figura 47. Penetración de EH-50613 a las 6 h de incubación. Obsérvese la estructura fúngica


adyacente a la pared de la ninfa.

cutí cul*

..
45-- 4

4r
4
cavidad
t1
Figura 48. EH-50613 penetrando a la ninfa a las 6 h. Las flechas señalan el sitio de unión del
anticuerpo biotinilado con la quitinasa. Las puntas de las flechas señalan estucturas fúngicas cercanas
a la cavidad de la ninfa.
cr
o
E
a)

"o

'.0
o
• 9 -9

co
CDc

4. ls (J)G)
• Li
Qi
.'

Q)

fi
ou)

LL —ID
cutícul

pared -
•,
_#_ .-

EH-506 1 6 h

Figura 51 Aspecto de las hfas de EH- 15 0613 penetrando la mosquita blanca a las 6 h de incubación.

98
DISCUSIÓN

Debido a que es la primera vez que se determinan proteasas tipo tripsina (Pri)

y tipo subtilisina (Pr2) en P. fumosoroseus (Castellanos-Moguel et al., 2006), se

tuvieron que adaptar y modificar las condiciones de medición de estas enzimas

descritas para otros hongos entomopatógenos, en especial para M. anísopliae

(Gillespie etal., 1998).

La actividad proteolítica total se detectó por el método de la azocaseína

(Sarath et al., 1989), ya que este es un método colorimétrico que permitió detectar la

presencia de cualquier tipo de proteasas en el sobrenadante del cultivo. Este

método, por tener su máxima absorbencia a los 440 nm, no mostró interferencias

causadas por compuestos que pudiera haber producido el hongo al mismo tiempo,

como la toxina beauvericina (Kleinkauf y van Dóren, 1987).

Se tomaron muestras cada 6 h durante las primeras 24 h del experimento,

debido a que en la literatura consultada (St. Leger et aL, 1987), se menciona que las

primeras horas de cultivo es el momento en el que aparecen las proteasas en el

sobrenadante, posteriormente, las muestras se espaciaron a cada 12 h hasta las 96,

y a partir de ese momento, se tomaron cada 24 h, debido a que no se detectaba una

actividad proteolítica alta. Durante las primeras 96 h, dicha actividad se mantuvo más

o menos constante para los tres aislados y osciló entre las 3 y 10 UP/ml. Esta

actividad relativamente baja, pudo deberse a los componentes del medio de cultivo,

ya que las proteasas de M. aniso pliae están sujetas a la represión por la cantidad de

nitrógeno presente en el medio de cultivo (Paterson et al. 1993, 1994a y 1994b). Por

99
otra parte, las proteasas extracelulares de ciertos hongos, se producen tardíamente,

como lo señala López-Llorca (1990) para V. suchlasponum, el cual produce

proteasas alcalinas con un máximo de actividad a los 12-14 días de incubación.

Debido a que en la bibliografía consultada no se encontró una técnica para

medir la actividad de Pri y Pr2 específicamente en P. fumosoroseus, se montó la

técnica de acuerdo a lo propuesto por Gillespie et al. (1998) para la Pri y Pr2 de M.

anisopliae. El montaje de la técnica se realizó con un solo aislado, EH-50613, ya que

presentó la actividad de proteasas totales más rápidamente. Se hicieron algunas

modificaciones, como el uso de Tris en la mezcla de reacción de la determinación de

la actividad, ya que las propiedades de las enzimas que degradan la cutícula pueden

no ser las óptimas para todos los hospedantes o medios donde se están produciendo

(Gillespie et al., 1998). La actividad de Pri y Pr2 también es sensible a los cambios

de pH, ya que M. anisopliae presenta disminuciones de actividad enzimática

conforme el pH baja (St. Leger et al., 1998), de ahí la importancia de elegir el

amortiguador mas adecuado para determinar la actividad de P. fumosoroseus.

Los resultados obtenidos de las dos composiciones de la mezcla de reacción

(con Tris y Tris-HCI), mostraron una mayor actividad cuando la enzima estuvo en

presencia de Tris, por lo que se decidió utilizar dicho amortiguador para las

determinaciones de Pri y Pr2 con los tres aislados.

Otro parámetro que se modificó ligeramente fue el tiempo de incubación de la

mezcla de reacción de la enzima, ya que se midió la actividad de Pri cada mm

durante 5 y a partir de ese tiempo, se decidió que el más adecuado fue 1 mm, ya que
se obtuvo la mayor actividad. El tiempo de incubación obtenido para P.

fumosoroseus es semejante al observado para M. anisopllae (Gillespie etal., 1998).

Las actividades enzimáticas de Pri que se obtuvieron con los dos reguladores

y con los diversos tiempos de incubación, se sometieron a un análisis de varianza

(ANOVA), y a una comparación de medias, pero sin embargo, estadísticamente no

hubo una diferencia significativa, por lo que se compararon los resultados de los

estudios cinéticos para cada caso. De acuerdo con esto, se decidió utilizar regulador

Tris y establecer en 1 min el tiempo de incubación de la reacción, para entonces

trabajar con los otros dos aislados EH-50313 y EH-52013.

La actividad de Pri observada en el presente estudio, tuvo actividad contra

caseína. Dicha actividad se presentó después de las 96 h, probablemente por la

riqueza del medio. En M. anisopliae, se ha detectado la actividad de Pri, y se le ha

descrito como una buena proteasa general con actividad contra un espectro amplio

de proteínas, tales como caseína, elastina, albúmina sérica bovina, colágeno y las

proteínas presentes en la cutícula de los insectos (Braga et al., 1994). Peptidasas

análogas han sido encontradas en filtrados de cultivo de B. bassiana, V. lecaníi, N.

rileyi y A. aleyrodis (Charnley y St Leger, 1991, Bidochka et al., 1999).

Las actividades obtenidas en el estudio cinético de Pri, sugieren que es una

enzima inducible. La aparición tardía sugiere una represión por todos los productos

nitrogenados (peptona y extracto de levadura) presentes en el medio de cultivo

(Paterson etal. 1993, 1994a y 1994b). En M. anisopliae, se ha descrito a Pri como

una enzima inducible, con un mecanismo de represión-inducción por carbono y

nitrógeno (Screen etal., 1997).

101
Las altas y bajas de actividad enzimática observadas en este estudio, podrían

deberse a que se detectó actividad simultánea de isoenzimas. Pri de M. anisopliae

ocurre como múltiples isoenzimas (Joshi etal., 1997, St. Leger et al., 1994); se han

identificado a la fecha once genes que codifican para isoformas de Pri (Pr1A- PrIJ,

Pr1G-K) (Freimoser et al., 2003), los cuales han sido detectados en una base de

datos de "Expressed Sequence Tag" (EST), indicando que todos son expresados y

presumiblemente funcionales. La presencia de un número excepcionalmente grande

de isoenzimas de subtilisina está presumiblemente relacionado a la patogenicidad de

M. anisopliae. según Shimizu etal. (1993), el mecanismo de regulación de proteasas

de B. bassiana es desencadenado por los mismos componentes cuticulares del

insecto, ya que la producción de proteasas disminuye cuando la proteína cuticular ha

sido degradada y la quitina ha quedado al descubierto. Es entonces cuando ésta

última actúa como un inductor para las quitinasas, las cuales comienzan a producirse

en mayor cantidad.

Probablemente las diferentes actividades enzimáticas reflejan la actividad

conjunta de diferentes isoformas, algunas de las cuales pueden estar apareciendo y

desapareciendo conforme el hongo va degradando el sustrato (St. Leger et al., 1987;

Chul-Kang et al., 1998). Las subtilisinas de amplio espectro son las principales

proteínas producidas por M. anisopllae y otros entomopatógenos durante la infección

y la degradación de la cutícula de los insectos (St. Leger, 1995).

En el presente estudio se observó una producción característica de Prl para

cada uno de los aislados, reflejando variación intraespecífica, la cual podría estar

asociada con diferencias adaptativas, como ha sido señalado para otros

102
entomopatógenos (St. Leger et al., 1987; Bidochka y Khachatourians, 1994;

Freimoser et al., 2003). En un estudio previo de caracterización genotípica, con

aislados de México y cepas de referencia de P. fumosoroseus, se observó que los

primeros se relacionaron formando un solo grupo, no obstante, entre ellos mostraron

una gran variabilidad genotípica (Cavallazi-Vargas, 2002), lo que apoya la variación

intraespecífica observada en nuestro estudio.

Los tres aislados estudiados también mostraron actividad de Pr2, sin embargo,

la actividad, cuando se campará con la de Pri, fue mucho más baja y relativamente

constante durante el ensayo. Los resultados sugieren que Pr2 es una enzima

constitutiva, ya que a pesar de la gran cantidad de compuestos nitrogenados en el

medio, no presentó una aparente represión de actividad, ni un aumento de la misma.

Una actividad baja y constante de Pr2 ha sido reportada para M. flavoviride

cultivado en medio mineral con cutícula de langosta (Rhammatocerus schicercoides)

o caseína, por Silva-Pinto et al. (2002). Se ha señalado que Pr2 es una enzima

constitutiva pero reprimible en M. anisopliae dependiendo de los niveles de carbono y

nitrógeno del medio de cultivo (Paterson et al., 1993) y probablemente también lo

sea en P. fumosoroseus. La actividad de Pr2 en el presente estudio, se detectó en un

medio con caseína. La tripsina Pr2 de M. anisopliae tiene gran actividad contra

proteínas cuticulares solubilizadas y caseína (St. Leger et al., 1987). Estas enzimas

podrían estar involucradas en los mecanismos de control celular como la

diferenciación, catalizando procesos proteolíticos específicas de activación e

inactivación, y está aparentemente regulada por el nitrógeno presente en el medio de

cultivo (Paterson et al, 1993). Esa regulación por nitrógeno podría explicar los bajos

103
niveles de enzima observados en P. fumosoroseus. Sin embargo, probablemente

esté menos sujeta que Pri a la represión por catabolitos ya que Charnley (2003),

señala que Pr2 quizás no tenga un papel preponderante en la penetración fúngica,

aunque podría complementar la acción de Pri, proveyendo péptidos para la nutrición

(Paterson etal., 1993).

Las quitinasas de nuestro estudio se produjeron en medio sintético con quitina

coloidal teñida con azul brillante de remazol, por lo que pudo medirse la actividad

directamente a partir de los sobrenadantes colectados. La actividad de quitinasas

observada, difiere de la actividad obtenida en estudios previos para estos mismos

aislados (Castellanos-Moguel et al., 2001 a y 2001 b). Dicha variación puede atribuirse

a que los aislados fueron cultivados previamente en medio sintético con agar

adicionado con chapulín molido (Orthoptera: Acrididae) al 1 o 2% antes de la siembra

en medio de glucosa Sabouraud para la obtención de los conidios que se utilizaron

para los estudio cinéticos, tanto de proteasas como de quitinasas. La máxima

actividad de quitinasas de los tres aislados fue observada después de las 168 h, lo

cual coincide con ChuI-Kang et al. (1998), que señalan que las quitinasas se

producen en la última fase del crecimiento en cultivo sumergido. Se detectó un

mínimo de actividad de quitinasas en el momento en que los matraces se sembraron

con los conidios de EH-50613, lo que podría señalar una actividad de dichas enzimas

en los conidios. Este hecho ya ha sido reportada en conidios y conidios con tubos

germinales de B. bassiana, M, anisopliae y N. rileyi (Smith y Grula, 1983; Coudron et

al., 1984).

104
El estudio cinético de las quitinasas de P. fumosoroseus sugiere que son

enzimas inducibles por los componentes del medio, específicamente la quitina,

mencionado también en M. anisopliae (Barreto et al., 2004). Krieger de Moraes et al.

(2003) realizaron experimentos de inducción de quitinasas con diversos sustratos y

señalaron que la N-acetilglucosamina es el inductor específico para las quitinasas de

M. anisopliae. García-Juárez etal. (1999), señalan que V. lecanii produce una mayor

cantidad de N-acetil-J3-glucosaminidasas que otras enzimas, cuantificadas con

APIZYM, las cuales también podrían estar presentes en otros entomopatógenos

como P. fumosoroseus. Cohen-Kupiec y Chet (1998) obtuvieron quitinasas de

Trichoderma cuando lo cultivaron en medio con quitina como inductor.

Además del estudio de actividades enzimáticas específicas de P.

fumosoroseus, también se investigó al mismo tiempo la transición conidio-

blastospora en dos medios de cultivo: medio H adicionado con caseína al 1% y

medio sintético con quitina coloidal. En ambos medios de cultivo, se observó la

aparición de blastosporas típicas, así como de cuerpos hifales antes de 96 h de

incubación. Las blastosporas ya habían sido obtenidas por otros autores para P.

fumosoroseus. En diversos artículos, se señala la aparición de blastosporas durante

las primeras 96 h de cultivo (Vida¡ etal., 1998; Vega etal., 1999; Altre yVandenberg,

2001; Jackson et al., 2003, Vega et al., 2003). Sin embargo, en este trabajo, se

describió con detalle el tiempo de aparición de los diversos propágulos, así como las

diferencias observadas entre aislados de distinta virulencia de la misma especie.

105
P. fumosoroseus ha sido descrito como un hongo que puede crecer y

esporular en una gran cantidad de fuentes de carbono y de nitrógeno (Cliquet y

Jackson, 1999). En el presente estudio, las blastosporas fueron obtenidas en un

medio rico (H), con sacarosa y glucosa, y varias fuentes de nitrógeno, tales como

caseína, peptona y extracto de levadura. Sandoval-Coronado et al. (2001),

encontraron una cantidad similar de blastosporas (5 x 10 7 a las 72 h) a las

encontradas por nosotros con la cepa 612 de P. fumosoroseus en un medio

suplementado con glucosa, peptona y extracto de levadura. Prerenová (1995) señala

que el medio óptimo para la germinación de P. farinosus, contiene peptona. Jackson

et al. (2003) obtuvieron grandes cantidades (6.0 x 10) de blastosporas de P.

fumosoroseus resistentes a la desecación en un fermentador con un medio que

contenía caseína. lssaly et al. (2005) observaron grandes cantidades de blastosporas

de M. flavoviride (1-5.4 x 108 blastosporas/mI) usando una elevada concentración de

nitrógeno y baja de carbono en el medio de cultivo.

En nuestro estudio también se obtuvo una producción de propágulos en un

medio rico, que asemeja las condiciones nutrimentales que encuentra el hongo

cuando entra en contacto con la cutícula del insecto, esto es, el medio sintético con

quitina coloidal. En este medio se observaron además de las blastosporas, cuerpos

hifales. A la fecha, no se conoce un reporte de estructuras levaduriformes en medios

de cultivo con cutícula de insecto o quitina coloidal. Con los tres aislados (E1-1-50613,

EH-50313 y EH-52013) en medio sintético con quitina coloidal, se observó un cambio

de forma en menos tiempo que en medio H, lo cual probablemente se deba a la

quitina coloidal ya que la cantidad de carbono y nitrógeno es semejante a la que

106
contiene la cutícula de los insectos. Es probable que este rápido cambio dimórfico

sea inducido por la presencia de ciertos compuestos derivados de la quitina coloidal

a partir de la esterilización, como por ejemplo, oligómeros de quitina producidos por

el tratamiento térmico, ya que se ha demostrado que M. anisopliae requiere

nutrimentos solubles en agua provenientes de la cutícula del hospedante para

germinar y desarrollarse (Wang y St. Leger, 1995). Braga et al. (1999) señalan que la

N-acetilglucosamina acelera la germinación del hongo. El rápido cambio de forma en

medio con quitina, podría ser explicado también porque la formación de blastosporas

no siempre es dependiente del agotamiento de los nutrimentos, sino de la cantidad

de nitrógeno en el medio (Jackson et al., 1997). Esto pudo ser observado en el

presente estudio, ya que en medio H con caseína hubo crecimiento de tubos

germinales y luego de la aparición de los mismos, comenzaron a observarse las

blastosporas. En cambio, en el medio sintético con quitina, se observó una transición

más rápida. Daigte et al. (1998) obtuvieron blastosporas típicas en 3 días, al incubar

P. fumosoroseus en un medio basa¡ de sales con glucosa y casaminoácidos. En

nuestro estudio, se usó también un medio de sales, pero lo que aparentemente

indujo la transición rápida fue la presencia de la quitina coloidal. Utilizando este

medio se observó que el aislado más virulento EH-50613 fue el que mostró la mayor

rapidez en la transición a blastosporas, seguido por los aislados de mediana y baja

virulencia. Esa relación entre rapidez de transición y virulencia ha sido observada en

el hongo dimórfico patógeno de humanos Histoplasma capsulatum, Las cepas de

este hongo de alta y mediana virulencia expresan el gen yps3 que les permite

adaptarse a aumentos de temperatura cambiando rápidamente de forma (Keath et

107
al., 1989). En M. anisopliae, se han señalado varios factores nutrimentales que

influyen para una rápida germinación, y dichos factores dependen del insecto del

cual fue obtenida la cepa (St. Leger etal., 1994).

P. fumosoroseus tiene una gran plasticidad fenotípica (Vandenberg y Cantone,

2004) reflejada en las diversas formas obtenidas en cultivo in vitro. Se ha

demostrado que M. anisopliae, cuando se cultiva en un medio de sales con gelatina,

tiene un aumento en la producción de proteasas extracelulares conforme se produce

micelio aéreo y la producción de las enzimas proteolíticas disminuye conforme

aumenta la concentración de blastosporas (Bidochka y Melzer, 2000). Esto podría

explicar nuestras observaciones, ya que la producción de blastosporas se realizó de

manera simultánea en medios donde se estudiaron las enzimas extracelulares, y

durante las primeras 96 h de cultivo en medio H con caseína, se observó una gran

cantidad de blastosporas, pero la actividad enzimática permaneció baja. Al comenzar

a aumentar las pelotillas de micelio, se observó también un aumento en la actividad,

tanto de proteasas totales, como de Pri y Pr2. En el medio de quitina coloidal, se

observó un fenómeno parecido, ya que la mayor cantidad de blastosporas se

obtuvieron dentro de las primeras 72 h de cultivo, y las enzimas alcanzaron su

máxima actividad hasta las 312 h.

De acuerdo con los resultados obtenidos en la transición dimórfica de aislados

de P. fumosoroseus de México, se sugiere que la germinación de los conidios es

seguida de la formación de tubos germinales o producción directa de blastosporas. A

partir de los tubos germinales, se producen blastosporas y cuerpos hifales, los cuales

a su vez, dan origen a nuevos cuerpos hifales o a conidios sumergidos (Figura 18).

108
Dichos conidios sumergidos y blastosporas originan hifas que se agrupan en

pelotillas de micelio, o bien, pueden formarse también blastosporas directamente de

los conidios. Este modelo corresponde al propuesto por Fargues et al. (1994), donde

proponen que la germinación de los conidios tiene tres pasos: pregerminación,

hinchamiento y emergencia de uno o varios tubos germinales, y éstos, varían

fuertemente dependiendo de las condiciones ambientales, ya que la diferenciación

vegetativa de un tubo germinal podría consistir en el crecimiento micelial en forma de

hifas, o la multiplicación celular por gemación, o llevar a la formación de conidios por

conidiación microcíclica.

En cuanto al tamaño y forma de las blastosporas obtenidas, la relación largo-

ancho de los propágulos de EH-50613 y EH-50313 entre las 36 y 96 h en los dos

medios de cultivo probados, y para EH-52013 entre las 48 y 96 h, también en ambos

medios, fueron similares a los diámetros modales obtenidos por Vida¡ etal. (1998),

usando medio Goral (4.28 mm) a las 96 h, y medio Jackson, Catroux y Paris (6.07

mm) a las 48 h.

Otro parámetro de singular relevancia en los hongos entomopatógenos es la

virulencia de los aislados hacia el insecto plaga (Vida¡ et al., 1999), ya que incide

directamente en su control.

Los tres aislados probados mostraron ser virulentos contra la mosquita blanca

en este estudio, el ICDF permitió la observación de la inducción del crecimiento

fúngico por las ninfas, como lo observaron Landa et al. (1994) para P. fumosoroseus

cuando infectó a Bemisia argentifolii. Los conidios de EH-50613, EH-50313 y EH-

52013 fueron capaces de adherirse a la cutícula del insecto, germinar y producir una
infección. Los valores más altos del ICDF alcanzados en diferentes tiempos,

mostraron variaciones en la virulencia entre los aislados estudiados. Con base en los

resultados pudo determinarse que el aislado mas virulento fue EH-50613 ya que

alcanzó el ICDF más alto en menor tiempo. Los valores del ICDF, así como valores

previos de CL50 (Castellanos-Moguel et al., 2001b) lo confirmaron. El aislado que

siguió en virulencia fue EH-50313 y por último EH-52013. Entre las 6 y 96 h, los tres

aislados se adhirieron, germinaron, penetraron las ninfas y posteriormente

esporularon en su superficie. Este desarrollo es mas rápido que aquel señalado por

Landa et al. (1994) para P. fumosoroseus colonizando B. argeritifolii, y el de Askary y

Brodeur (1999) para y. lecanü creciendo en el áfido Marcrosiphum euphorbiae. Para

P. fumosoroseus se han observado tiempos letales medios de hasta 240 h cuando

infecta Boophllus annulatus (Gindin et al., 2001). Se observaron diferencias entre el

ICDF obtenido por nosotros y el ICDF obtenido por otros autores. V. lecanii

infectando mosquita blanca, alcanzó un índice de 2 (García-Juárez et al., 1999) a las

48 h de incubación, en el presente estudio E1-1-50613, el aislado más virulento,

presentó ese mismo valor (2) a las 18 h. Las variaciones en virulencia pueden

deberse a muchos factores, tanto del entomopatógeno, como por la fisiología del

insecto (Jaramillo y Borgemeister, 2005) y su estado nutrimental (Tefera y Pringle,

2003).

La infección de las ninfas con el aislado EH-50613 presentó poca producción

micelial, lo que de acuerdo con Vey et al. (2001) sugiere la intervención de toxinas,

como la beauvericina o beauverolido. Después de la muerte del hospedante, el

110
hongo crece abundantemente en la superficie del insecto, lo que sugiere entonces un

crecimiento de tipo saprobio (Charnley, 2003).

Las ninfas infectadas con EH-50313 mostraron un crecimiento micelial más

abundante en comparación con EH-50613. A las 36 h de la infección, la cutícula ninfa¡

estaba severamente deformada, y a las 96 h, estaba completamente destruida con el

aislado EH-50313. Este aislado posee una alta producción de quitinasas

(Castellanos-Moguel et al, 2001a), lo que sugiere una hidrólisis enzimática

(Charnley, 2003). Además de las proteasas, las quitinasas también han sido

implicadas como determinantes de patogenicidad en hongos que atacan insectos.

Por ejemplo, cepas hiperproductoras de quitinasa de B. bassiana y P. fumosoroseus

han aumentado su virulencia hasta en 50% (Gupta et al, 1994; Res¡-Bogo et al.,

1998; Hernández-Torres etal., 2004; Fang etal., 2005). Las ninfas infectadas con los

otros dos aislados no mostraron deformaciones cuticulares tan notorias. El aislado

EH-52013 de menor virulencia, se desarrolló muy despacio en comparación con los

otros dos aislados, sin embargo, su esporulación en la cutícula ninfa¡ fue muy

abundante. Wang et al. (2003) han propuesto dos estrategias de virulencia para M.

anísopliae. La primera, en la cual existe un crecimiento limitado del hongo, pero gran

producción de toxinas que desencadenan la muerte del hospedante. La segunda,

con crecimiento fúngico muy copioso, provocando un rompimiento de la homeostasis

por deficiencia de nutrimentos que desencadena la muerte del hospedante. En

nuestro estudio se observó un patrón similar, el aislado virulento EH-50613 no

presentó un crecimiento abundante en la ninfa, lo que sugiere que presenta la primer

estrategia de virulencia (producción de toxinas). En cambio, los aislados EH-50313 y


EH-52013, de menor virulencia, tienen un crecimiento micelial más abundante, lo que

sugiere la segunda estrategia de virulencia (crecimiento invasivo) de Wang et al.

(2003).

La virulencia de los tres aislados por ICDF señala una marcada variabilidad

¡ ntraespecífica. Se observaron diferencias significativas (P<0.05) entre aislados,

contrastando con los resultados de Poprawski y Jones (2000), donde no encontraron

diferencia intraespecifica estadísticamente significativa entre aislados de P.

fumosoroseus al infectar B. argentifolii.

El ensayo de ICDF permitió seleccionar los tiempos óptimos para el estudio de

la interacción hongolhospedante por microscopía electrónica de barrido (MEB) de los

dos aislados probados: EH-50613, muy virulento y con una rápida muerte de la ninfa

y EH-52013, baja virulencia y lenta colonización de la ninfa.

En otros entomopatógenos como Entomophaga maimaga, Paecilomyces,

Tolypocladium, Metarhizíum y Verticillium (Jeffs et al., 1999), se ha observado que la

interacción conidio-hospedante podría involucrar un complejo de mecanismos de

reconocimiento específicos, i.e. glicoproteínas, interacciones ligando-receptor (por

ejemplo lectinas) y no específicos, i.e. electrostáticos o hidrofóbicos, fuerzas de Van

de Waals (Cotter y Kavanagh, 2000; Doyle, 2000). En hongos patógenos para el

hombre, la adherencia de los conidios a tejidos del hospedante está estudiado como

un mecanismo importante en la patogenicidad. Las moléculas que intervienen en

este proceso han sido el objeto de estudio en varios hongos, como por ejemplo en

Aspergillus fumigatus y Candida albicans. En el primer hongo se han descrito dos

sistemas de adherencia, el primero corresponde a la unión de la laminina y el

112
fibrinógeno, mediado por una lectina fúngica específica para ácido sialico (27 kDa), el

segundo implica la interacción entre dos polipéptidos de 23 y 30 kDa y la fibronectina

por su secuencia de tripéptidos Arg-GIy-Asp (Bouchara y Tronchin, 1999). Este

mecanismo también ha sido descrito para Candida albicans (Hostetter, 2000). Es

probable que mecanismos y moléculas análogas se encuentren presentes en la

adherencia de los conidios de los hongos entomopatógenos en el hospedante. En

nuestro estudio, a las O h de infección, los conidios de ambos aislados (EH-50613 y

EH-50313), mostraron una delgada matriz extracelular, la cual podría contener

moléculas proteicas que mediarían en la adhesión, dichas moléculas que confieren

cierta hidrofobicidad han sido descritas por Jeffs et al. (1999) para conidios de P.

farinosus.

Las imágenes de MEB del aislado mas virulento EH-50613, mostrando un

mayor número de conidios sobre la superficie ninfa¡ sugieren que éstos tuvieron una

mayor capacidad de adherencia, probablemente mediada por moléculas

relacionadas con la adherencia. Boucias et al. (1988) demostraron que los

componentes responsables de la interacción hidrofóbica para la adherencia del

conidio están localizados a lo largo de la pared celular de los conidios que tienen

microfibrillas. Se ha demostrado con Beauveria, Metarhizium, Paeci/omyces,

Tolypocladium y Verticillium que la capa de microfibrillas esta formada principalmente

por hidrofobinas (Kamp y Bidochka, 2002). La adhesión de la espora influencia los

eventos de desarrollo subsecuentes manteniendo la espora en la proximidad de la

superficie del hospedante y la unión parece a menudo ser requerida para la

113
transmisión de señales morfogenéticas para la extensión del tubo germinal y el

desarrollo de las estructuras de infección (Tucker y Talbot, 2001; Kennedy, 1990).

La interacción de los aislados de mayor (EH-506/3) y menor virulencia (EH-

52013) con las ninfas también se observó en MEB. Las imágenes de MEB mostraron

amplias zonas de degradación de la cutícula a las 6 h de incubación con EH-50613,

dichas zonas, probablemente fueron provocadas por la producción de enzimas

extracelutares. Estas observaciones son congruentes con lo obtenido en nuestro

estudio, ya que in vitro, EH-50613 produce la mayor cantidad de Pri, enzima

determinante de patogenicidad (St. Leger, 1995). EH-50613, también es el aislado

más virulento, como se observó con el ICDF, ya que a las 18 h ya había matado al

insecto. El fenómeno de daño cuticular ha sido observado para huevecillos de

mosquita blanca tratados con P. fumosoroseus (Lacey et al., 1999), pero se presentó

hasta las 48 h de incubación. Gran daño estructural sido observado para huevecillos

del nemátodo Meloidogyrie javanica, tratados con proteasas y quitinasas de P.

lilacinus (Khan et al, 2004). En nuestro estudio, EH-50613 provocó un intenso daño

cuticular y una amplia zona de histolisis en comparación con EH-52013. Este daño

podría haber sido causado por esas enzimas, facilitando la penetración fúngica

(Charnley, 2003), como lo señalan St. Leger et al. (1987) para M. anisopliae cuando

penetra a Manduca sexta y Calliphora vomitoria.

De acuerdo con todos los resultados obtenidos anteriormente, la microscopía

electrónica de transmisión (MET) con inmuno-oro se realizó con EH-50613, por ser el

aislado mas virulento. Las observaciones señalaron que no hubo una gran cantidad

de marcas de oro coloidal en la vecindad de las hifas, por lo que puede inferirse que

114
no existe gran cantidad de quitinasas producidas ¡n vivo en el momento de la

infección por este aislado. St. Leger et al. (1996b) demostraron que las quitinasas

son producidas en bajas cantidades por las estructuras de infección de M. anisopliae

en el proceso inicial de penetración en M. sexta. La mencionada producción de

quitinasas podría ser tomada como un indicador indirecto de la presencia de

proteasas, ya que es necesaria la acción de éstas para que la quitina cuticular sea

desenmascarada. Además, St. Leger et al. (1987) señalan que Pri y Pr2 son

producidas en los sitios de infección de M. sexta y C. vomitoria. En nuestro estudio,

también se observó durante la determinación del ICDF, que el aislado EH-50313, que

produce gran cantidad de quitinasas, provocó daños cuticulares muy extensos, e

incluso huecos en la superficie de la ninfa, visibles con microscopía de luz.

También con MEB se observó la formación de estructuras semejantes a

apresorios en los pliegues del raquis y el orificio vasiforme de la ninfa, tanto para las

infectadas con EH-50613, como con EH-52013. La penetración del hongo al insecto

es alcanzada, entre otros factores, con fuerza mecánica, ejercida con estructuras

especializadas tales como los apresorios, como ha sido propuesto para el

fitopatógeno Magnaporte grisea (Howard et al., 1991). En nuestro estudio, los dos

aislados (EH-50613 y EH-520/3) mostraron un hinchamiento en la punta de las hifas,

que se asemeja a los apresorios por la forma. Este tipo de estructuras no han sido

observadas por otros autores en ensayos con P. fumosoroseus, cuando infecta otros

insectos, como Plutel/a xy/oste/la (Altre y Vandenberg, 2001a). Ellos reportaron que

el hongo aparentemente penetró la cutícula directamente, con tubos germinales no

diferenciados dentro de las primeras 22 horas de incubación. En contraste con otros

115
eventos, la diferenciación de los apresorios no siempre aparecen en el ciclo

mecanismo de infección, pero es una reacción específica al ambiente (Altre y

Vandenberg, 2001). Wang y St. Leger (2005) demostraron al menos cuatro diferentes

señales que afectan la formación de apresorios en un patógeno de insectos

específico: una fracción polar de la cutícula, niveles de nutrimentos, superficies

hidrofóbicas y una señal desconocida.

Nuestras observaciones mostraron que P. fumosoroseus aparentemente

penetra directamente por la cutícula o bien por el orificio vasiforme y la zona del

raquis y que las estructuras tipo apresorio observadas probablemente medien esa

penetración. En otras secciones de la cutícula, se observó penetración directa por las

hifas, que podría ser explicado por las condiciones particulares de humedad de las

zonas antes mencionadas creando un microclima que promovería el desarrollo de los

apresorios (Bidochka y Khachatourians, 1988; Charnley, 2003). Otro factor

ampliamente demostrado para hongos fitopatógenos en la penetración del tejido

vegetal (Howard et al., 1991) es la dureza de la superficie. Las observaciones de

MEB, mostraron que los conidios forman un tubo germinal unipolar que se extiende

cierta distancia antes de penetrar, esto ha sido descrito por Hajek y Eastburn (2003)

para Entomophora maimaga, creciendo en Limantria dispar y por Askary et al. (1999)

para y. lecanii, cuando invade el áfido de la papa Macrosiphonella sanbornii. Dichos

autores refieren que con MEB no es posible obtener evidencia clara de la entrada del

hongo. En nuestro estudio, las imágenes de MET mostraron diferentes estructuras

fúngicas en el sitio de los cortes, como hifas penetrantes, así como estructuras

esféricas en la cercanía de las mismas.


La zona dañada de las ninfas tratadas con EH-50613 estaba cubierta con

mucílago, aún lejos de la zona del micelio. Este mucílago también se observó en las

ninfas tratadas con EH-52013, pero solamente se encontraba cerca de las estructuras

fúngicas. Este fenómeno ha sido observado asociado a la degradación de los

huevecillos de Phoenicococcus marlatil por Lecanicillium dimorphum (Asensio et al.,

2002), así como en M. anisopliae cuando infecta al trip Frank/miel/a occidentalis

(Vestegaard et al., 1999). Esa matriz mucilaginosa podría tener propiedades de

adhesión y facilitar la penetración fúngica (Askary et al., 1999), o bien contener

proteínas de reconocimiento (Latgé, 2001).

Probablemente la capa mucosa pueda tener un papel en la preparación de la

superficie del hospedante para la penetración, ya que se ha demostrado que en

especies de fitopatógenos como U. viviae-fabae, dicha capa forma un tapete de

adhesión junto con la superficie de la planta. En dicho tapete se encuentran

presentes enzimas hidrolíticas, que además podrían afectar la adhesión a las células

del hospedante y así podría ayudar al hongo a persistir en la superficie del

hospedante y penetrar en tejidos más profundos. La presencia de tales proteínas en

el material de adhesión proporciona un medio para asegurar que el material

proveniente de la ruptura de la cutícula esté inmediatamente disponible como

nutrimento para la parte más activa del hongo (Tucker y Talbot, 2001; Cole et al.,

1998).

Las características más marcadas del aislado virulento (EH-50613) fueron una

elevada producción de Pri y la rapidez de transición de conidio a blastospora, lo que

117
concuerda con lo que se observó en los bioensayos, con la mayor digestión de la

superficie cuticular, penetración y muerte del insecto.

Los estudios sobre la biología básica de los entomopatógenos son esenciales

para contribuir al conocimiento integral del hongo lo que permitiría su aplicación en

los factores prácticos que influyen para mejorar su eficiencia terminal en el campo

agrícola y favorecer así el aumento en la utilización de este tipo de microorganismos

en un manejo integrado de plagas, que contribuya a un mantenimiento racional de

los agroecosistemas.

118
Conclusiones

1. Los tres aislados de Paecilomyces fumosoroseus utilizados presentaron

diversos factores de patogenicidad, tales como enzimas hidrolíticas

específicas para los componentes cuticulares, formación de estructuras

especializadas como los apresarlos.

2. Los tres aislados presentaron in vitro, la transición de conidio a diferentes

propágulos del hongo, tales como blastosporas, cuerpos hifales y

levaduriformes.

3. Se observó una marcada variabilidad intraespecífica de virulencia entre los

tres aislados, expresada mediante el índice de crecimiento y desarrollo

fúngico.

4. Las variaciones de virulencia se observaron con microscopia electrónica de

barrido (MEB), al contrastar la rapidez de la formación de estructuras

fúngicas sobre las ninfas.

5. La MEB permitió observar también el daño cuticular producido por los

aislados del hongo.

6. Otra característica asociada a la patogenicidad observada con MEB fue la

formación de apresorios, estructuras que permiten al hongo ejercer fuerza

mecánica.

7. En este estudio, EH-50613 mostró la mayor cantidad de Pri, una enzima

identificada como fundamental en la virulencia de los hongos, así como una

transición mas rápida de conidio a blastospora, esta transición dimórfica ha

sido documentada en la mayoría de los hongos entomopatógenos.

119
Además, este aislado es muy virulento, ya que a las 18 h, ya había matado

a las ninfas de mosquita blanca.

8. Con los estudios in vitro, se constató que el aislado que tuvo una mayor

cantidad, enzimas, además de una rápida transición de conidio a

blastospora, fue también el aislado mas virulento.

9. En este estudio pudo comprobarse que los propágulos de P. fumosoroseus

pueden seguir el esquema propuesto para el dimorfismo de 8. bassiana, o

bien, pasar por la fase de conidio hinchado, emitir un tubo germinal e

inmediatamente iniciar la formación de una blastospora.

10. Este estudio mostró características asociadas a la virulencia no descritas

previamente para P. fumosoroseus de México, como son la producción de

Pri y Pr2, y la formación de apresorios en la cutícula del insecto.

120
Bi bliog rafia

Altre, J.A., J. D. Vandenberg y E. A: Cantone. 1999. Pathogenicity of Paecilomyces

fumosoroseus isolates to diamond back moth Plutella xylostella: correlation with

spore size, germination speed and attachment to cuticle. J. Invertebr. Pathol. 73: 332-

338.

Altre, J.A. y J. D. Vandenberg. 2001a. Penetration of cuticle and proliferation in hemolymph

by Paediomyces fumosoroseus isolates that differ in viruence against lepidopteran

larvae. J Invertebr Pathol 78:81-86.

Atre, J.A. y J.D. Vandenberg. 2001b. Comparision of blastospores of two Paecilomyces

fumosoroseus ¡solates: in vitro traits and virulence when injected into fa¡¡ armyworm,

Spodoptera frugiperda J Invertebr Pathol 78: 170-175.

Alves, S. B., L.S. Rossi, R. B. Lopes, M, A. Tamai, y R. M. Pereira. 2002. Beauvería

bassiana yeast phase on agar medium and its pathogenicity aganst Diatrea

saccha ra/ls (Lepidoptera: Carmbidae) and Tetranichus urticae (Acari: Tetranychidae).

J. Invertebr. Pathol. 81: 70-77.

Andersen, S.O. 1979. Biochemistry of ¡nsect cuticle. Ann. Re y . Entomol. 24; 29-61.

Apoga, D., J. Barnard, H. G. Craighead y H.C. Hoch. 2004. Quantification of substratum

contact required for initiation of Colletotrichum graminicola appresoria. Fungal Gen.

Biol. 41: 1-12.

Askary, H., N. Benhamov y J. Brodeur. 1999. Ultrastructural and cytochemical

characterization of aphid invasion by the Hyphomycete Vertici//ium lecanil. J Invertebr

Pathol 74: 1-13.

121
Bagga, S. G. Hu, S.E. Screen y R.J. St. Leger. 2004. Reconstructing the diversification of

subtilisins in the pathogenicfungus Metarhizium anisopliae. Gene. 324:159-169.

Baratto, C.M., M. V. da Silva, L. Santi, L. Passaglia, I.S. Schrank, M.H. Vainstein. A.

Schrank. 2003.Expression and characterization of the 42kDa chitinase of the

biocontrol fungus Metarhizium anisopliae in Escherichia coli. Can. J. Microbiol. 49:

723-726.

Barranco-Florido, J, E., R. Alatorre-Rosas, M. Gutierrez-Rojas, G. Viniegra-Gonzalez, G.

Saucedo-Castañeda. 2002. Criteria for the selection of strains of entomopathogenic

fungi Verticillium Iecanii for salid state cultivation. Enzym. Microb. Technol. 30: 910-

915.

Barreta, C.C., C.C. Staats, A. Schrank, M. H. Vainstein. 2004. Dtstribution of chitinases in

the entomopathogen Metarhizium anisopliae and effect of N-acetylglucosamine in

protein secretion. Curr. Microbio¡. 48: 102-107.

Bastmeyer, M., H. B. Deising, y C. Bechigner. 2002. Force exertion in fungal infection. Annu.

Rey . Biphys. Biomol. Struct. 31:321-341.

Bidochka, M.J. y G.G. Khachatourians. 1987. Purification and properties of an extracellular

protease produced by the entomopathogenic fungus Beauveria bassiana. Appl

Enviran. Microbiol. 53(7): 1679-1684.

Bidochka MJ, Pfeifer TA, Khachatourians GG. 1987. Development of the entomopathogenic

fungus Beauvena bassiana in liquid cultures. Mycopathologia; 99: 77-83.

122
Bidochka, M.J. y G. G. Khachatourians. 1988. N-Acetyl-D-Glucosamine -mediated

regulation of extracellular protease in the entomopathogenic fungus Beauveria

bassiana. Appl. Enviran. Microbio¡. 54: 2699-2704.

Bidochka, M.J. y G. G. Khachatourians. 1994. Basic proteases of entomopathogenic fungi

differ in their adsorption properties to ¡nsect cuticle. J lnvertebr Pathot 64: 26-32

Bidochka, M. J., S. Burke, y L. Ng. 1999. Extracettutar hydrolytic enzymes in the fungal

genus Verticiflium adaptations for pathogenesis. Can. J. Microbiol. 45: 856-864.

Bidochka, M.J. y M. J. Melzer. 2000.Genetic polymorphisms in three subtilisin-like protease

isoforms (Pr1A, Pr1B y Pr1C) from Metarhizium strains. Can J. Microbiol. 46:1138-

1144

Borges-Watmsley, MI, D. Cheng, X. Shu y A.R. Walmsley. 2002. The pahobiology of

Paracoccidioides brasiliensis. TREN DS Microbiol. 10(2): 80-87.

Bouchara, J.P. y G. Tronchin. 1999. Adhesion and pathogenicity in Aspergillus infections.

Med. Matadies lnfectieuses 29(11): 705-711.

Boucias, D. G. y J. C. Pendtand. 1991. Attachment of mycopathogens to cuticle, the initial

event of mycoses in arthropod hosts. En: Cole, G. T y H. C. Hoch Eds. The Fungal

Spore and Disease Initiation in Plants and Animais. Pienum Press. New York,

pp. 101-ll3.

Boucias, DG., J.C. Pendtand y J.P. Latgé.1988. Nonspecific factors involved in attachment

of entomopathogenic deuteromycetes to host insect cuticle. Appl. Environm.

Microbiol. 54(7):1795-1805

Boyer, R. 2000. Conceptos de bioquímica. International Thompson. México. 693 p.

123
Bradford, M. 1976. A rapid and sensitive method for the quantition of microgram quantities

of protein utilizing the principie of dye-binding. Anal Biochem. 72: 248-254.

Braga, G.U.L., C. L. Messias y R. Vencovsky. 1994. Estimates of genetic parameters related

to protease production by Metarhízium anisopliae. J. invertebr. Pathol. 64(1): 6-12.

Braga, G.U.L:, R.H.R. Destefano y C.L. Messias. 1999. Oxygen consumption by

Metarhizium anisop/iae during germination and growth on differential carbon sources.

J. lnvertebr. Pathol. 74: 112-119.

Brownbride, M., S. Costa y S. T. Jaronski. 2001. Effects of in vitro passage of Beauveria

bassiana on virulence to Bemisia argentifolii. J. lnvertebr. Pathol. 77: 280-283.

Butt, T. B, J.G. Harris y K. A. Powel. 1998. Microbial biopesticides: The European Scene.

En, Hall, E. R, y J.J. Men. Eds. Methods in Biotechnoiogy, Vol 5: Biopesticides: Use

and Delivery, Humana Press, New Jersey, pp 23-44.

Byrne, D.N. y T. S. Beliows. 1991. Whitefly biology. Ann. Re y . Entomol 36: 431-457

Cantone, F.A. y J. D. Vandenberg. 1998. lntraspecific diversity in Paecilomyces

fumosoroseus. Mycol.Res. 102 (2): 209-215.


Casadevali, A., J. N. Steenbergen, y J. D. Nosanchuck. 2003. 'Ready made' virulence and

'dual use' virulence factors in pathogenic environmental fungi-the Cryptococcus

neoformans paradigm. Curr. Op. Microbio¡. 6: 1-6

Castellanos-Moguel J, R. Cruz-Camarillo y C. Toriello. 2001a. Selección de aislados de

Paecilomyces fumosoroseus (Wize) Brown y Smith, con base en sus niveles de


proteasa y quitinasa para su utilización posterior en bioensayos con mosquita blanca.

Memoria del Encuentro de Estudiantes de Posgrado, 40 Aniversario del Posgrado de

la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional.

124
Castellanos-Moguel J, R. Cruz-Camarillo, E. Aranda y C. Toriello. 2001b. Selección de

aislados de Paecilomyces fumosoroseus (Wize) Brown y Smith, con base en sus

niveles de proteasa y quitinasa. Memoria del IX Congreso Nacional de Biotecnología

y Bioingeniería, Veracruz, Veracruz. C IV-33

Castellanos-Moguel, J., González-Barajas, M., T. Mier, M.R. Reyes-Montes, E. Aranda y C.

Toriello. 2006. Comparison of blastospore production, extracellular subtilisin-like (Pri)

and trypsin-like (Pr2) activities, and virulence of three Paecilomyces fumosoroseus

isolates from whiteflies (Homoptera: Aleyrodidae). Rey . Iberoam. Micol. En prensa.

Cavallazzi-Vargas G, Pérez-Mejía A, Berlanga Padilla A, Hernández-Velázquez y, Toriello

C. 2001 Selección de cultivos monospóricos de Paeci/omyces fumosoroseus con

base en sus características fenotípicas. En: Nevárez-Morillón GV, Sánchez-Martínez

G. Muñoz-Castellanos LN (Eds.). Memorias del XXIV Congreso Nacional de Control

Biológico, 9-10 Agosto, Chihuahua, Chih. pp 112-115.

Cavallazi-Vargas, G. M. 2002. Caracterización genotípica de Paecilomyces fumosoroseus

(Wize) Brown & Smith aislado en México y análisis de su virulencia in vitro en la

mosquita blanca (Homoptera: Aleyrodidae). Tesis de grado. Facultad de Ciencias,

UNAM.

Charnley, A.K. y R. J. St. Leger. 1991. The role of cuticle degrading enzymes in fungal

pathogenesis in insects. En Cole, G. T y H. C. Hoch Eds. The Fungal Spore and

Disease Iniciation in Plants and Animais. Pienum Press. New York, pp. 267-286.

Chávez-Camarillo, G. y R. Cruz-Camarillo. 1984. El sistema quitinolítico de Serratia

marcescens. Rey . Lat, Microbiol. 26: 203-215.

125
Chul-Kang, S., S. Park y D. Gyu-Lee. 1998. Isolation and characterization of a chitinase

cDNA from the entomopathogenic fungus, Metarhizium anisopliae. FEMS Microbio¡

Letts. 165: 267-271.

ChuI-Kang, S., S. Park y D. Gyu-Lee.1999. Purification and characterization of a novel

chitinase from the entomopathogenic fungus, Metarhizium anisop/iae. J lnvertebr

Pathol 73: 276-281.

Clarkson, J.M. y A.K. Charnley. 1996. New lnsights into the mechanisms of fungal

pathogenesis in insects. Trends Microbiol. 4(5):197-202,

Clermont, A., M. Weede, V. Seitz, L. Podsiadlowki, D. Lenze, M. Hummel y A. Vilcinskas.

2004. Cloning and expression of an inhibitor of microbial metal loproteinases from

insects contributing to innate immunity. Biochem. J. 382: 315-322.

Cliquet, S. y M. A. Jackson. 1999. Influence of culture conditions on production and freeze-

drying tolerance of Paediomyces fumosoroseus blastospores. J. lndustr. Microbiol.

Biotechnol. 23: 97-102.

Cohen-Kupiec, R y 1. Chet. 1998. Te molecular biology of chitin digestion. Curr. Op.

Biotechnol. 9:270-277.

Cole, S.C.J., A. K. Charnley y R. M. Cooper. 1993. Purification and partial characterization

of a novel trypsin-like cysteine protease from Metarhizium anisopliae. FEMS

Microbiol. Letters. 113(2): 189-195.

Cole, L., FM- Dewey. Y C.R. Hawes. 1998. lmmunocytochemical studies of the infection

mechanisms of Botrytis fabae. 1. The fungal extracellular matrix in penetration and

post-penetration processes. New Phytol, 139(4): 597-609.

126
Cotter, G., y K. Kavanagh.2000. Adherence mechanisms of Candida albicans. Br. Biomed.

Sci. 57(7).2411-249.

Coudron, T.A:, M. J. Kroha y C.M. Ignoifo. 1984. Levels of chitinolytic activity during

development of three entomopathogenic fungi. Comp. Biochem. Phisiol.. 79(3):339-

348

Cutbertson, A.G.S., K. F. A. Walters y P. Northing. 2005. The susceptibility of immature

stages of Bemisia tabaci to the entomopathogenic fungus Lecanicillium muscarium on

tomato and verbena foliage. Mycopathologia. 159: 23-29.

Daigle, D.J., W.J. Connick Jr, C. D: Boyette, M.A. Jackson y J. W. Domer. 1998. Solid-State

fermentation plus extrusion to make biopesticide granules Biotechnol. Tech. 12(10):

715-719.

Dowdy, S. y S. Wearden. 1983. Statistics for research. John Wiley and Sons. New York,

USA, 573 p.

Doyle, R.J. 2000. Contribution to the hydrophobic effect to microbial infection. Microbes and

infection 2(4).-341-400.

Drummond, J., J. B. Heale y A. T. Gillespie. 1987- Germination and effect of reduced

humidity on expression of pathogenicity in Verticillium Iecanii against the glasshouse

whitefly Trialeurodes vaporariorum. Ann. Appl. Biol. 111: 193-201.

Dutra, y ., L. Nakazato, L. Boretto, 1. S. Schrank., M. Henning-Vainstein y A. Schrank. 2004.


Application of representational difference analysis to identify sequence tags
expressed by Metarhizium anisopliae during the infection process of the tick
Boophilus micropulus cuticle. Research Microbiol. 2004. 155(4): 245-251.

127
Eguchi, M., M. Hoh, L.Y. Chou y K. Nishino. 1993. Purification and characterization of a

fungal protease specific protein inhibitor (FPI-F) in the silkworm haemolymph. Comp.

Biochem. Physiol. Biochem and Molecular Biol. 104(3): 537-543.

Eguchi, M y K. Shomoto. 1985. Purification and properties of a chimiotrypsin inhibitor from

the silkworm haemolymph. Comp. Biochem. Phisiol II: Biochem Mol. Biol. 81(2): 301-

307

Fargues, J., N. Kalemba Maniana, y J.C. Delmas. 1994. Infectivity of propagules of

Paecilomyces fumosoroseus during in vitro development to Spodoptera frugiperda. J.

lnvertebr. Pathol. 64: 173-178.

Fargues, J., N. Smiths, C. Vida¡, A. Vey, F. Vega, G. Mercadier y P. Quimby. 2001. Effect of

liquid culture media on morphology, growth, propagule production and pathogenic

activity of te Hyphomycete, Metarhizium flavoviride. Mycopathologia. 154: 127-138.

Fargues, J. y M. C. Bon. 2004. influence of temperature preferences of two Paecilomyces

fumosoroseus lineages on their co-infection pattern. J. lnvertebr. Pathol. En prensa

Fang, W., B. Leng, Y. Xiao, K. Jin, J. Ma, Y. Fan, J. Feng, X. Yng, Y. Zhang, y Y. Pel. 2005.

Cloning of Beauveria bassiana chitinase gene Bbchitl and its application to improve

fungal strain virulence. Appl. Environ. Microbiol. 71: 363-370.

Feng, K. C., B. L. Liu y Y. M. Tzeng. 2002. Morphological characterization and germination of

aerial and submerged spores of the entomopathogenic fungus Verticil!ium fecanii.

World J. Microbiol. Biotechnol. 118:217-224.

Fernández-Tavizón, S. 1980. Opciones para el uso de insecticidas convencionales. Ciencia

y Desarrollo 6: 69-75.

128
Fernández, S., E. Groden, J. D. Vandenberg y m. J. Furlong. 2001. The effect of mode of

exposure to Beauveria bassiana on conidia acquisition and host mortality of colorado

potato beetie, Leptinotarsa decemlineata. J. lnvertebr. Pathol. 77: 217-226.

Ferron, P., J. Fargues y G. Riba. 1991. Fungi as microbial insecticides against pests. En:

Arora, D.K. L. Ajello, K. G. Mukerji, Eds. Handbook of Applied Mycology, Vol 2.

Humans, Animais and lnsects. Marcel Dekker, New York, pp 665-700.

Freimoser, F.M., S. Screen, S. Bagga, Hu, G. Y R. J. St. Leger. 2003. Expressed sequence

Tag (EST) analysis of two subspecies of Metarhizium anisopliae reveals a ptethora of

secreted proteins with potential activity in insect hosts. Microbiotogy. 149, 239-247.

Fuget, R., M. Theraud, A. Vey. 2004. Production in vitro of toxic macromotecules by strains

of Beauvena bassiana, and purification of a chitosanase-like protein secreted by a

melanizing isolate. Comp. B,ochem and Physiol. Toxicol Pharmacol. En prensa

García-Juárez, M; C. Toriello y T. Mier. 1999. Compatibilidad in vitro de Verticillium Iecanii

con un insecticida piretroide y su efecto sobre la patogenicidad del hongo en la

mosquita blanca. Revista Mexicana de Micología 15: 11-16.

Gillespie, J., P.R. Bateman y K. Charnley. 1998. Role of cuticle-degrading proteases in the

virulence of Metarhizium spp. for the desert Iocust, Schistocerca gregaria. J lnvertebr

Pathol 71: 128-137.

Gillespie, J.P., C. Burnett y A.K. Charnley.2002 The immune response of the desert locust

Schistocerca gregaria during mycosis of the entomopathogenic fungus, M. anísop/íae

var. acridum. J. lnsect. Physiol. 46: 429-437.

129
Gindin, G., M. Samish, E. Alekseeu e 1. Glazer. 2001. The susceptibility of Boophiius

annulatus (loxidae) Thicks to entomopathogenic fungi. Biocontrol Sci. Technol. 11:

111-118.

1
Goettel, M. S., R. J. St. Leger, N. W. Rizzo, R. C. Stapies y D. W. Roberts. 1989.

Ultrastructural localization of a cuticle-degrading protease produced by the

entomopathogenic fungus Metarhizium anisopliae during penetration of host

(Manduca sexta) cuticle. J General Microbiology 135: 2233-2239.


Goettel, M.S y G. D. Inglis. 1997. Fungi: Hyphomycetes En: Lacey, L.A. Eds. Manual of

techniques in insect Pathol. Academic Press, USA, pp.213-247

Gómez-Ramírez, M. 2000. Selección y caracterización de una cepa quitinolítica de Bacillus

thuringiensis. Tesis de Maestría en CQB. ENCB-IPN.

Greer, L. 2000. Greenhouse 1PM: Sustainable whitefly control. Appropiate Technology for

Rural Areas, Arizona, pp 1-9.

Gupta, S., T.D. Leathers, G.N. El-Sayed y C. M. Ignoifo. 1994. Relationships among

enzyme activities and virulence parameters in Beauvena bassiana infections of

Galleria mellonella and Tnchoplusia ni. J. lnvertebr. Pathol. 63: 13-17.

Hajek., A. E. y C. C. Eastburn. 2003. Attachment and germination of Entomophaga maimaga

conidia on host and non-host larval cuticle. J. Invertebr. Pathol. 82: 12-22.

Hallsworth, J. E. y N. Magan. 1996. Culture age, temperature, and pH affect the polyol and

trealosa contents of fungal propagules. Appl. Environ. Microbiol. 62(7): 2435-2442.

Harlow. E. y D. Lane. 1988. Antibodies, a laboratory manual, Coid Spring Harbor,

Laboratory, Ney York, p 340-341.

Haynes, K. 2001. Virulence in Candida species. TRENDS Microbiol. 9(12): 591-596.

30
Hernandez-Torres, 1., M. Iracheta, L.J. Galan-Wong, C. Hernández, J. Contreras, M.

Jackson y B. Pereyra-Alférez. 2004. A Paecilomyces fumosoroseus mutant over-

producing chitinase displays enhanced virulence against Bemisia tabaci. World. J.

Microbiol. Biotechnol. 20: 207-210.

Hostetter, M. 2000. RGD mediated adhesión in fungal pathogens. Curr. Op. Microbiol. 3:

344-348.

1
Howard, R.J., M. A. Ferrari, D.H. Roach y N.P. Money. 1991. Penetration of hard substrates

by a fungus employing enormous turgor pressures. Proc. NatI. Acad, Sci. 88: 11281-

1l284.

1
Holland, R. J., T. S. Gunasekera, K.L. Williams y K. M. H. Nevalainen. 2002. Ultrastructure

and propeftes of Paecilomyces lilacinus spores. Can. J. Microbiol. 48: 879-885.

1
Hornby, J.M., S.M. Jacobitz-Kizzier, D.J. McNeel, E. C. Jensen, D.S. Treves y K.

W.Nickerson.2004. lnoculum size effect in dimorphicfungi.

Huang, X., N. Zhao, y K. Zhang. 2004. Extracellular enzymes serving as virulence factors in

nematophagous fungi involved in infection of the host. Research in Microbiology. En

prensa.

Hube, B. 1996. Candida albicans secreted aspartyl proteinases. Curr. Top. Med. Mycol.

7(1)-55-69.

Hube, B. y J. NagIik. 2001. Candida albicans proteinases: resolving the mystery of a gene

fami ly. Microbiology. 147:1997-2005.

lssaly, N., H. Chaveau, F. Aglevor, J. Fargues y A. Durand. 2005. Influence of nutrient, pH

and dissolved oxygen on the production of Metarhízium flavo viride Mf 189

blastospores in submerged batch culture. Process Biochem. 40: 1425-1431.

131
Jackson MA. Optimizing nutritional conditions for the liquid culture production of effective

fungal biological control agents. J lndustr Microbio¡ Biotechnol 1997; 19: 180-187.

Jackson, M. A., S. Cliquet y L.B. Iten. 2003. Media and fermentation processes for the rapid

production of high concentrations of stable blastospores of the bioinsecticidal fungus

Paecilomyces fumosoroseus. Biocontrol Sci. Technol. 13:23-33.

1
Jackson, C.W., J.B. Heale y R. A. Hall. 1985. Traits associated with virulence to the aphid

Macrosiphoniella sanborni in eighteen isolates of Verticillium Iecanii. Ann. Appl. Biol.

106:39-48.

Jackson, M. A., M. R. Mc Guire, L. A. Lacey y S. P. Wraight. 1997. Liquid culture

production of dissication tolerant blastospores of the bioinsecticidal fungus

Paediomyces fumosoroseus. Mycological Research 101: 35-41.

James, R,R., J.S. Buckner y T.P. Freeman. 2003. Cuticular lipids and silverleaf whitefly

stage affect conidial germination of Beauveria bassiana and Paecilomyces

fumosoroseus. J. lnvertebr. Pathol. 84: 67-74.

Jaramillo, J. y C. Borgemeister. 2005. New bioassay meted to asses the pathogenicity of

colombian strains of Metarhizium anisopiiae (Metsch) Sorokin and Paecilomyces sp.

(Deuteromycotina: Hyphomycetes) against the subterranean burrower bug

Cyrtomenus bergi Froeschner (Hemiptera: Cydnidae). J. Invertebr. Pathol. En prensa.


Jeffs, L.B., 1. J. Xavier, R.E. Mata¡ y G.G. Khachatourians.1999. Relationships between

fungal spore morphologies and surface properties for entomopathogenic members of

the genera Beauvena, Metarhizium, Paediomyces, Tolypocladium y Vertidihium. Can.

J. Microbiol. 45:936-948.

132
Joshi, L. R. J. St. Leger y D.W.Roberts. 1997. Isolation of a cDNA encoding a novel

subtilisin-Iike protease (Pr1B) from the entomopathogenic fungus, Metarhizium

anisopfiae using diferential display-RT-PCR. Gene 197:1-8.

Kanost, M.R. 1999. Serme proteinase inhibitors in arthropod immunity. Develop. Comp.

lmmunol. 23(4-5):291-301.

Kamp, A.M. y M. J. Bidochka. 2002. Protein analysis in a pleomorphically deteriorated strain

of the insect-pathogenic fungus Metarhizium anisopliae. Can.J. Microbiol. 48: 787-

792

Kawachi, 1. 1 T. Fujieda, M. Ujita, Y. lshii, K. Yamagishi, H. Sato, T. Funaguma y A. Hara.

2001. Purification and properties of extracellular chitinases from de parasitic fungus

Isariajaponica. J. Biosci. Bioeng. 92(6): 544-549.


Keath, E. J. , A. A. Painter, G. S. Kobayashi y G. Medoff. 1989. Variable expression of a

yeast phase specific gen in Histoplasma capsulatum strains different in

thermotolerance and virulence. lnfect. lmmun. 57: 1384-1390.

Kennedy, M.J. 1990. Models for studying the role of fungal attachment in colonization and

pathogenesis. Mycopathologia. 109(2):123-137.

Khachatourians G. C. 1992. Physiology and genetics of entomopathogenic fungi. En Arora,

D.K. L. Ajello, K. G. Mukerji, Eds. Handbook of Applied Mycology, Vol 2. Humans,

Animais and lnsects. Marcel Dekker, New York, pp 613-663.

Khan, A. K. Williams, M.P. Molloy y H. Nevalainen. 2003. Purification and characterization of

a serme protease and chitinases from Paecilomyces lilacinus and detection of

chitinase activity on 2D geis. Prot. Express. Purific. 32(2): 210-220.

133
Khan, A., Kl. Williams y H.K.M. Nevalainen.2004. Effects of Paecilomyces lilacinus protease

and chitinase on the eggshell structures and hatching of Meloidogyne javanica

juveniles. Biological control. En prensa.

1
Kleinkauf, H., Dóren, H. van, 1987. Biosynthesis of peptide antibiotics. Ann. Re y . Microbio¡.

41, 259-289.

1
Knogge, W. 1998. Fungal pathogenicity. Curr. Op. Plant. Biol.. 1: 342-328.

Krieger de Moraes, C., A. Schrank, M.H. Vainstein. 2003. Regulation of extracellular

chitinases and proteases in the entomopathogenic and acaricide Metarhizium

anisopliae. Curr. Microbiol. 46: 205-210.

Kucera, M. 1981. The production of toxic protease by the entomogenous fungi Metarhizium

aniso pliae in submerged culture. J. lnvertebr. Pathol. 38: 33-38.


Lacey, LA. A.A. Kirk, L. Millar, G. Mercadier y C. Vidal. 1999. Ovicidal and larvicidal activity

of conidia and blastospores of Paecilomyces fumosoroseus (Deuteromycotina:

Hyphomycetes) against Bemisia argentifolii (Homoptera: Aleyrodidae) with a

description of a bioassay system altowing prolonged survival of control insects.

Biocontrol. Sci. Technol. 9: 9-18.

Landa, Z., L. Osborne, F. López y J. Eyal. 1994. A bioassay for determining pathogenicity of

entomogenous fungí on whiteflies. Biological control. 4: 341-350.

Latgé, J.P. 2001. The pathobiology of Aspergillus fumigatus. TRENDS Microbio¡. 9(8):382-

388.

Lipsitch, M., S. Siller, y M.A. Nowak.1996. The evolution of virulence in pathogens with

vertical and horizontal transmission. Evolution. 50 (5):1729-1741.

34
Liu, O. L., P. M: Kao., Y.M: Tzeng y K.C. Feng. 2003. Production of chitinase from

Verticiilium fecanii F091 using submerged fermentation. Enz. Microb. Technol. 33:

410-415.

López-Llorca, L.V. 1990. Purification and properties of extracellular porteases produced by

the nematophagous fungus Verticillium suchlasporium. Can. J. Microbiol. 36:530-537.

Lamer, C.J., R.P. Bateman, D.L. Johnson, J. Langewald y M. Thomas. 2001. Biological

control of Iocusts and grasshoppers. Annu. Re y . Entomol. 46: 667-702.

1
Madigan M.T., Martenko J.M. y Parker J. 2000. Brock. Biología de los microorganismos. Ed.

Pentrice Hall.

Mesquita A. L. M., L. A. Lacey, G. Mercadier y E. Lecant. 1996. Entomopathogenic activity

of a whitefly derived isolate of Paecilomyces fumosoroseus (Deuteromycotifla:

Hyphomycetes) against the Russian wheat aphid Diviaphis noxia (Homoptera:

Aphididae) with the description of an effective bioassay method. European J

Entomology 93:69-75.

Mesquita, A. L. M. y L. A. Lacey. 2001. lnteractions among the entomopathogenic fungus,

Paediomyces fumosoroseus (Deuteromycoti na: Hyphomycetes), the parasito id

Aphelinus asychis (Hymenoptera: Aphelinidae) and their aphid host. Bio Control 22:

51-59.

Mier, T., E. Rivera, J. C. Bermudez, Y. Dominguez, C. Benavides y M. Ulloa. 1991. Primer

reporte en México del aislamiento de Verticillium Iecanii a partir de la mosquita

blanca y pruebas de patogenicidad in vitro sobre este insecto. Revista Mexicana de

Micología 7: 149-156.

135
Mier, T., C. Silva-Romero, R. Mendez, M. Ulloa y C. Toriello. 1999. Effect of three

insecticides used in Mexico on whiteflies (Homoptera Aleyrodidae) and a fungicide on

the viability and morphology in vitro of Vertidllhium iecanii (Zimm) Viégas. Rey . Lat.

Microbiol. 41:217-222.

Mitchell, A. P. 1998. Dimorphism and virulence in Candida albicans. Curr. Op. Microbiol. 1:

687-692.

Momo, A., S. B. Alves, R. B. Lopes, P. M. Oliveira, J. Neves, R. M. Pereira, S. A. Vieira.

2002. Externa¡ development of the entomopathogeniC fungi Beauveria bassiana and

Metarhizium anisopliae in the subterranean termite Heterotermes tenuis. Scientia

Agricola. 59: 267-273.

Paterson, I.C., A.K. Charnley, R.M. cooper y J.M. Clarkson. 1993. Regulation of production

of a trypsin-like protease by the insect pathogenic fungus Metarhizium anisopliae.

F EMS Microbiol. Letters. 109(2-3): 323-327.

Paterson, 1. C., A. K. Charntey, R. M. Cooper y J. M. Clarkson. 1994a. Partial

characterization of specific inducers of a cuticle-degrading protease from the insect

pathogenicfungus Metarhizium anisopliae. Microbiology 140: 3153-3159.

Paterson, 1. C., A. K. Charnley., R. M. Cooper y J. M. Clarkson. 1994 b. Specific induction of

a cuticle-degrading protease of the insect pathogenic fungus Metarhizium aniso pliae.

Microbiology 140: 185-189.

Pendand, J.S., S. Y. Hung y D.G. Boucias. 1993. Evasion of host-defense by in vivo

produced protoptast-Iike celis of the insect mycopathogen Beauvena bassiana. J.

Bacterio!. 175 (18): 5962-5969.

1
Peng, C.Y.S., X. Zhou, y H. K. Kaya. 2002. Virulence and site of infection of the fungus

Hirsutella thompsonii, to the honey bee ectoparasitic mite, Varroa destructor. J.

lnvertebr. Pathol. 81: 185-195.

Poprawski, T.J. y W.J. Jones. 2000. Host plant effects on activity of the mitosporic fungi

Beauveria bassiana and Paeciiomyces fumosoroseus against two populations of

Bemisia whiteflies (Homoptera: Aleyrodidae). Mycopathologia. 151:11-20.

Prenerová E. Accelerated germination by aeration: a novel method of preparation of

germinated blastospores of Paecilomyces fannosus for practica¡ application. J

lnvertebr Pathol 1995; 65: 225-229.

Rao, MB., A.P. Tanksale, M. S. Ghatge y V.V. Desphande. 1998. molecular and

biotechnological aspects of microbial proteases. Microbiol. Mol. Biol. Re y . 62 (3): 597-

635

Res¡-Bogo, M., C. Agustín-Rota, H. Pinto Jr., M. Ocampos, C. T. Correa, M. Henning

Vainstein, A. Schrank. 1998. A chitinase encoding gene (chiti Gene) from the

entomopathogen Metarhizium anisopliae: Isolation and characterization of genomic

and full-length cDNA. Curr. Microbio. 37: 221-225.

Rombach MC. 1989. Production of Beauveria bassiana (Deuteromycotina, Hyphomycetes)

sympoduloconidia in submerged culture. Entomophaga; 34: 45-52.

Samsinakova A. 1966. Growth and sporulation of submerged cultures of the fungus

Beauveria bassiana in various media. J lnvertebr Pathol; 8: 395-400.

Samuels, R.l y 1. C. Patterson. 1995. Cuticle degrading proteases from insect moulting fluid

and culture filtrates of entomopathogenic fungi. Comp. Biochem and Phisiol part B.

110(4): 661-669.

137
Sánchez-Peña. S. R. 2000. lnfectivity of Zoophthora radicans (Zygomycetes:

Entomophthorales) towards Triateurodes vaporariorum (Homoptera: Ateyrodidae)

nymphs. Eta. Entomol. 83(1): 101-105.

Sánchez-Potes A. 1990. Cultivos oleaginosos. Manuales para educación agropecuaria.

Producción vegetal Trillas, México, 72 p.

Sandoval-Coronado CF, Luna-Olver HA, Arévalo-Niño K. Jackson MA, Poprawski TJ,

Galán-Wong U. 2001. Drying and formulation of blastospores of Paecilomyces

fumosoroseus (Hyphomycetes) produced in two different tiquid media. World J

Microbio¡ Biotechnol; 17: 423-428.

San-Blas, G., L. R. Travassos, B.C. Fries, D.L. Goidman, A. Casadeval, A.K. Carmona, T. E.

Barro, R. Puccia, M.K. Hostetter, S.G. Shanks, V.M. Copping, Y. Knox, y N.A. Gow.

2000. Fungal morphogenesis and virulence. Med. Mycol. 38(0):79-86.

Santos, S.-X., B. Magalháes, E. A. Lu, y A.Lima. 1999. Differentiation of the

entomopathogenic fungus Metarhizium flavoviride (Hyphomycetes). Rey . Microbiol.

30-47-51.

Sarath, G., R. S. De la Motte y F. W. Wagner. 1989. Protease assay methods. En: Benyon,

R.J. y J. S. Bond Eds. Proteolytic Enzymes, a Practical Approach. IRL. Press, Oxford.

pp 25-55.
Screen, S., A. Baitey, K. Charnley, R. Cooper y J. Ctarkson. 1997. Carbon regulation of the

cuticle-degrading enzyme Pri from Metarhizium anisopiiae may involve a trans-acting

DNA-binding protein CRR1, a functionat equivalent of the Aspergi/lus niduíans CREA

protein. Curr. Genet, 31:511 ~51 8.

138
Segers, R., T.M. Butt, J.F. Keen., B.R. Kerry y J.F. Peberdy. 1995. The subttlisins of the

invertebrate mycopathogens Verticillium chlamidosporium and Metarhizium

anisopiiae are serologically and functionally related.


Shimizu, S., Y. Tsuchitani y T. Matsumoto. 1993. Serology and substrate specificity or

extracellular proteases from four species of entomopathogenic hyphomycetes. J

lnvertebr Pathol 61: 192-195.

Sierra, C., A. Pérez; C. Agundis; E. Zenteno; L. Vázquez. 1999. Subcellular localization of a

seric lectin in haemocytes from Macrobrachium rosenbergii (Decapoda: Nantia) and

its role in phagocytosis. En: Schram F.R. y J. C. von Vaupel Kelin. Crustaceans and

Biodiversity Crisis. Brili Academic Publishers, Leiden, pp 961-970

Silva Pinto, da E. G., Pelegrinelli-Fungaro, M. H., Maldonado-Ferreira, J., Valadares-Inglis


MC., Furlaneto, M.C., 2002. Genetic variation in the cuticle-degrading protease
activity of the entomopathogen Metarhizium flavoviride. Gen. Mol. Biol. 25, 231-234.
Smith. J. S., y E. A. Grula. 1983. Chitinase is an Inducible enzyme in Beauveria bassiana.

J. lvertebr. Pathol. 42: 319-326.

Sosa-Gomez, D. y S. B. Alves. 1983. Caracterización de once aislamientos de Metarhizium

anisopllae (Metsch) Sorok 1. Estandarizacion. virulencia y actividad enzimatica.

CIRPON. Revista de Investigación 1: 83-102.

Sosa-Gómez, D.R., D. G. Boucias y J.L. Nation. 1997. Attactiment of Metarhizium

anisopliae to the Southern green stink bug Nezara viridula cuticle and fungistatic

effect of cuticular Iipids and aldehides. J. lnvertebr. Pathol. 69(1): 31-39

139
St. Leger, R. J., R. M. Cooper y A. K. Charnley. 1986a. Cuticle degrading enzymes of

entomopathogenic fungi: cuticle degrading in vitro by enzymes from

entomopathogens. J lnvertebr Pathol 47: 167-177.

St. Leger, R. J., A. K. Charnley y M. Cooper. 1986b. Cuticle degrading enzymes of

entomopathogenic fungi: Mechanisms of interaction between pathogen enzymes and

insect cuticle. J Invertebr Pathol 47: 295-302.

St. Leger, R. J., A. K. Charnley y M. Cooper. 1987. Characterization of cuticle-degrading

proteases produced by the entomopathogen Metarhizium anisopllae. J lnvertebr

Pathol 253: 221-232.

St. Leger, R.J., R.M. Cooper, Y A.K. Charnley. 1988. The effect of meariization of Manduca

sexta cuticle on growth and infection by Metarhizium anisopliae. J. Invertebr. Pathol.

52: 459-470.

St. Leger, R.J., R. C. Stales y D. W. Roberts. 1992. Cloning and regulatory analysis of

starvation-stress gene ssgA, encoding a hydriohibin-like protein from the

entomopathogenic fungus Metarhizium anisopliae. Gene. 20: 119-124.

St. Leger, R. J., M. J. Bidochka y D. W. Roberts. 1994. lsoforms of the cuticle-degrading Pri

proteinase and production of a metalloproteinase by Metarhizium anisopliae. Arch.

Biochem. Biophys. 3111-7.

St. Leger, R. J. 1995- The role of cutide-degrading proteases in fungal pathogenesis of

insects. Can. J Bot. 73: 1119-1125.

St. Leger, R. J., L. Joshi, M.J. Bidochka y D. W. Roberts. 1996a. Biochemical

characterization and ultrastructural localization of two extracelular trypsins produced

140
by Metarhizium anisopliae in infected insect cuticles. AppI. Enviran. MicrobioL 64:

1257-1264.

St. Leger, R. J., L. Joshi, M. J. Bidochka, N. W. Rizzo y D. W. Roberts. 1 996b.

Characterization and ultrastructural localization of chitinases from Metarhizium

anisopllae. M. flavoviride and Beauveria bassiana during fungal invasion of host

(Manduca sexta) cuticle. App. Environ. Microbiol. 62: 907-912.

St. Leger, R. J, L. Joshi y D.W. Roberts. 1997. Adaptation of proteases and carbohidrases

of saprophytic, phytopathogenic and entomopathogenic fungi to the requirements of

their ecological niches. Microbiobgy 143: 1983-1992,

St, Leger. RJ, L Joshi y D. Roberts. 1998. Ambient pH is a majar determinant in the

expression of cuticle degrading enzymes and hidrophobin by Metarhizium anisopliae.

Apppl. Enviran. Microbiol. 64: 709-713.

St. Leaer, R.J., J.O. Nelson y S.E. Screen. 1999. The entomopathogenic fungus

Metarhizium anisopliae alters ambient pH. aHows extraceHular protease producton

and activity. Microbiology. 145: 2691-2699.

Sugavanam, B y X. Tianjian. 1998. Developing Countries. En: Hall, F. R. y J. J. Men Eds

Methods in Biotechnology. Vol 5. Biopesticides: Use and Delivery. Humana Press

New Jersey, pp 45-54.

Tefera, T. y K.L. Pringle. 2003. Food consumption by ChHio partellus (Lepidoptera

Pyralidae) larvae infected with Beauveria bassiana and Metarhizium anisopliae and

effects of feeding natural versus artificial diets on mcrtality and mycosis. J. Invertebí

Pathol. 84: 220-225.

14
Toriello, C. 2001. Bioseguridad de Metarhizium anisopliae (Metsch) Sorokin. En: Memoria

del Taller internacional de transferencia de tecnología en control microbiano de

langosta Schistocerca piceifrons piceifrons Walker. SAGARPA, SENASICA-DGSV,

Mérida, Yucatán, pp 81-86-

Tucker, SI y N. Talbot. 2001. Surface attachment and pre-penetration stage development

by plant pathogenic fungi. Annu. Rey . Phytopathol. 39:

Vandenberg, J.D., M.A. Jackson, L. Lacey. 1998. Relative efficacy of blastospores and

aerial conidia of Paecilomyces fumosoroseus against the Russian wheat aphid. J.

lnvertebr. Pathol. 72: 181-183.

1 Vandenberg, JD. y F.A. Cantone. 2004. Effect of serial transfer of three strains of

Paecilomyces fumosoroseus on growth in vitro, virulence and host specfity. J.

lnvertebr. Pathol. 85: 40-45.

Vannien 1., H. Hokkannen y J. Tyni-Juslin. 1999. Attempts to control cabbage root fijes Delia

radicum and Delia floralis (Fa¡¡) (Dipt: Anthomyiidae) wjth entomopathogenic fungi:
Laboratory and greenhouse tests. J. Appi. Ent. 123: 107-113.

Van Burik, J. A. H., y P. T. Magee. 2001. Aspects of fungal pathogens in humans. Annu.

Rey . Microbioi 55: 743-772.

Vázquez, L., G Maldonado; C Agundis; A. Pérez, E.L. Cooper; E. Zenteno. 1997.

Participation of a sialic acid-specific lectin from freshwater prawn Macrobrachium

rosenbergíi hemocytes in the recognition of non-seif celis. J Experimental Zoology

279: 265-272

142
Vega, F.E. M.A: Jackson y M.R. McGuire. 1999. Germination of conidia and blastospores of

Paecilomyces fumosoroseus on the cuticle of the silverleaf whitefly, Bemisia

argentifolii. Mycopathol og la. 147:33-35.

Vega FE, M.A. Jackson y M.R. McGuire. 1999. Germination of conidia and blastospores of

Paecilomyces fumosoroseus Qn the cuticle of the silverleaf whitefly, Bemisia

argentifolii. Mycopathologia; 147: 33-35.

Vega FE, M.A. Jackson, G. Mercadier y T.J. Poprawski. 2003. The impact of nutrition on

spore yields for various fungal entomopathogens in liquid culture. World J Microbiol

Biotechnol. 19: 363-368,

Vestergaard, S., T. M. Butt, J. Bresciani, A.T. Gillespie y J. Eilenberg. 1999. Light and

electron microscopy studies of the infection of the western fiower thrips Frank/iníella

occidentalis (Tysanoptera: Thripidea) by the entomopathogenic fungus Metarhizium

anisop/iae. J. Invertebr. Pathol. 73: 25-33.

Vey, A; R.E. Holand y T.M. Butt. 2001. Toxic metabolites of fungal biocontrol agents. In.

Butt, T.M., C. Jackson y N. Magan (Eds.) Fungi as biocontrol agents: progress,

problems and potential. CABI Publishing, Bristol, pp 311-346.

Vidal, C., L. A. Lacey y J. Fargues, 1996. Pathogenicity of Paecilomyces fumosoroseus

(Deuteromycotina: Hyphomycetes) agal nst Bemisia argentifolii (Hom optera:

Aleyrodidae) with a description of a bioassay method. J Economic Entomology 90:

765-700.

Vida¡, C., L. S. Osborne, L. A. Lacey y J. Fargues. 1998a. Effect of host plant on the

potential of Paediomyces fumosoroseus (Deuteromycotina: Hyphomycetes) for

143
controfling the silverleaf whitefly, Bemisia argentifolii (Homoptera: Aleyrodidae) in

greenhouses Biological Control 12: 191-199

Vidal, C., J. Fargues, L.A. Lacey y M.A. Jackson.1999, Effect of various liquid culture media

on morphology, growth, propagule production and pathogenic activity to Bemisia

argentifolii of the entomopathogen ic H yphomycete Paecilomyces fumosoroseus.

Mycopathologia. 143:33-46.

Wang, C., M. A. Typas y T.M. Butt. 2002.Detection and characterization of Pri virulent gene

deficiencies in the insect pathogenic fungus Metarhizium anísopfiae. FEMS Microbio'

Letters. 213(2): 251-255.

Vvang. C., A. Skrobek y 7 ,1 BLt. 27'73 Conc..;ren :e os;nq . ;.brçr osirs anci hi

o produce iestru.in.s n i r_tt cf Vc:crc . zLir r; a;scp'ae FEMS Mci:c

.126:373-378.

icnc. C. y R.J. St. Leger. 2005. Developmental and transcriptional responses to host and

non-hostcuticles by the specific locust pathogen Metarhizium anisopliae var. acridum.

jkarioticcell. 4(

Wolken,W.A.M.,J.Tra..... . ..'
TRENDS biotechnol. 21(8):338-34f
Xavier-Santos, S., B. Magalháes, E. A. Luna-Alves Lima. 1999. Differentiation of tí

entomopathogen ic fu ngus Mefarhizium fía voviride (Hyphomycetes). Re y . Microbioi.

30(1): 47-51.

Zhi-Gang, W., C. L¡-Ming, L. Xiu-Mei, T. Zhe, C: Su-Yun y G. Su-Jun. 1999. Dimornn:

ingus characteristic of fumosin_producn c c triin s nf sariim rnn .r iifórm

heiana, Mycopatho!oaia 144 165-167


45
TITILE: Virutence tests and extracelluiar subtilisin-Iike (Pri) and trypsin-like (Pr2)

activities during propagule production of Paecilomyces fumosoroseus isolates from

whiteflies (Homoptera. Aleyrodidae)

AUTHORS:

Judith Castellanos-Moguel', Margarita González-Barajas 1 , Teresa Mier 1 , María del

Rocío Reyes-Montes2 , Eduardo Aranda 3, and Conchita Toriello2'

'Departamento el Hombre y su Ambiente, Universidad Autónoma Metropolitana-

Xochimilco, Mexico D. E. 04960, Mexico; 2 Departamento de Microbiología y

Parasitología, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México,

Mexico D. E 04510, Mexico and 3Centro de Investigación en Biotecnología,

Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, 62250, Mexico

ADDRESS FOR CORRESPONDENCE

Dra. Conchita Toriello. Depto. de Microbiología y Parasitología, Facultad de

Medicina, Universidad Nacional Autónoma de Mexico, Mexico D.F. 04510, Mexico.

Phone/Fax: (52 55) 5623-2461. Email

torielIoservidor. unam. mx

RUNNING TITILE:

Virulence, Prl and Pr2 activities during propagule production of Paecilomyces

fumosoroseus

SUMMARY:

In order to characterize isolates for biocontrol purposes, virulence towards whitefly,

Trialeurodes vaporariorum. (Homoptera: Aleyrodidae) and subtilisin-iike (Pri) and


trypsin-like (Pr2) protease activities during blastospore production were

investigated in monospore cultures (MCs) of °aeciiomyces fumosoroseus.

Virulence towards second instar whteflies was assessed in three MCs, and

expressed as lethal median concentration (LC). Number and width—Iength ratio of

propagules (blastospores, hyphal bodies, short hyphae, submerged conidida and

others) and simultaneously the extracellular proteolitic activity were determined in

liquid medium. Total protease activity was assayed with azocasein, Pri and Pr2

activities were determined with N-Succiny-Ala-Ala-Pro-Phe-p-nitroanilide and N-

Benzoyl-Phe-Val-Arg-p-nitroanilide as substrates, respectively. A natural variability

in virulence, propagule production and cuticle-degrading proteases was observed


o
among isolates. Bioassays showed an LC50 of 1.1 x iO3 , 2.5 x 10 and 7.6 x 104
.
conidia/mi for MCs EH-50613, EH-50313 and EH-520/3, respectively, showing EH-

506/3 as the most virulent isolate. Under the experimental conditions assayed,

isolate EH-50313 produced the highest yield of propagules (7.7 x 10 7 e-

propagules/mi), followed by EH-50613 with 1.0 x 10 7 and EH-52013 with 6.4 x 107

propaguies/mi. Subtiiisin-like (Pri) and trypsin-like (Pr2) activities were present in

the three MCs. Subtilisin-like (Pri) activity was highest (745.7 UPr1/mi at 120 h) in

EH-506/3, the most virulent isolate, pointing out Pri as a phenotypic marker of

virulence for P. fumosoroseus. EH-50613 appears as a good candidate for whitefly

biocontrol due to its high virulence, Pri concentration and rapid transition to

blastospores in submerged ¡¡quid medium.

KEY WORDS:
Paecilomyces ftirnosoroseus, wh 1 tefly, Tnaleurodes vaporanorum subti lis in-1 ike

(Pri), trypsin-like (Pr2), biocontrol, virulence, blastospores

TITULO:

Pruebas de virulencia y determinación de actividad extracelular de proteasas tipo

subtilisina (Pri) y tipo tripsina (Pr2) durante la producción de propágulos de

aislados de Paeci/omyces furnosoroseus de mosquita blanca (Homoptera:

Aleyrodidae)

RESUMEN:

Con el objetivo de caracterizar aislados para el control biológico de mosquita

blanca (Horrioptera: Aleyrodidae), se estudiaron tres cultivos monospóricos (CM)

de Paecilomyces fumosoroseus, hongo entomopatógeno de la mosquita blanca

(Homoptera: Aleyrodidae). Se determinó la virulencia en ninfas de segundo

estadio de la mosquita blanca expresada como concentración letal media (CL).

Se determinó la producción de propágulos fúngicos (blastosporas, cuerpos hifales,

hifas cortas, conidios sumergidos y otros) en medio líquido, se midió la relación de

largo y ancho de los propágulos, y la actividad proteofítica (total; tipo subtilisina,

Pri y tipo tripsina, Pr2) simultáneamente con la producción de propágulos. La

proteasa total se determinó con azocaseina, y las actividades de Pri y Pr2 con N-

Succinil-Ala-Ala-Pro-Phe-p-nitroanilida y N-Benzoil-Phe-Val-Arg-p-nitroanilida

como sustratos específicos, respectivamente. Se observó variabilidad entre los

tres CM en cuanto a la virulencia, producción de propágalos y proteasas. Los


bioensayos mostraron una CL 50 de 1.1 x iO3, 2.5 x 10 4y 7.6 x iO conidios/ml para

los CMs EH-50613, EH-50313 y EH-52013, respectivamente. El CM donde se

observó el mayor número de propágalos en las condiciones ensayadas fue EH-

50313 (7.7 x 10), luego EH-50613 con 1.0 x 10 7 y EH-520/3 con 6.4 x

propágulos/ml. Las actividades enzimáticas de Pri y Pr2 se demostraron en los

tres CMs. La actividad tipo subtilisina (Pri) fue mayor en el aislado más virulento

(EH-50613) con 745.7 UPr1/mI a las 120 H, y señala a Pri como un marcador

fenotípico de virulencia para P. fumosoroseus. EH-50613 es un buen candidato

para el control biológico de la mosquita blanca en México, por su alta virulencia,

elevada concentración de Pri y su rápida transición a blastosporas en el medio

líquido ensayado.

PALABRAS CLAVE:

Paeci/omyces fumosoroseus. mosquita blanca. Tnaleurodes vaporariorum,

proteasa tipo subtilisina (Pri), proteasa tipo tripsina (Pr2), control biológico,

virulencia, blastosporas

4
Introduction

Paecilomyces fumosoroseus has been used successfully as a biocontrol

agent of whiteflies (Homoptera. Aleyrodidae) and other insect pests [8, 361.

Whiteflies are polyphagous ¡nsects that can attack vegetable, staple and

ornamental crops, as well as other cultivated plant species, both in greenhouses

and in the open field worldwide. In Mexico, the whitefly is considered as an

¡mportant pest of vegetable crops, as well as ornamental plants [30].

For the successful use of a mycoinsecticide in biocontrol, a relevant

characteristic for biocontrol agents' success in the fíetd is their virulence toward

target insects. Proteases are primary enzymes in insect cuticle degradation that

play a key role in different aspects of fungal biology and have been related to

virulence [12, 131. St. Leger et al. [39] isolated a general protease from

Metarhszíum anisopliae capabe of degrading a wide variety of protefns. The serme

proteases, Pri and Pr2, have been identified in M. anisop/iae. M. flavoviride,

Beauveria bassiana, Verticillium /ecanhi, and Nomuraea rileyi [3, 24, 38, 40]. Pinto

et al. [28] described Pri and Pr2 activities in M. flavoviride growing in a minera¡

medium supplemented with either cuticle from the locust Rhammatocerus

schistocercoides or casein. Recently, eleven protease isoforms and a

metalloprotease related to the rnechanism of fungal penetration have been

identified and cloned from M. anisopliae var. anisopliae and var. acridum [16].

These enzymatic actívities have been reported in other entomopathogenic fungi,

particularly Metarhizium isolates [39, 41], in the mycelial phase, but to our

knowledge not in P. fumosoroseus during propagule producton in submerged


cultures. In these cultures, entomopathogenic fungí usually form asexual spores as

single cells by schizolytic separation at septa, or by mechanical fragmentation of

hyphae, or can also be produced from hyphae by yeast-like budding [31]. These

structures are described by severa¡ authors as blastospores or hyphal bodies [21,

31, 32, 451. These blastospores have been shown to be at least as infective as

conidia in assays using topically applied propagules against severa¡ insects [1].

These structures are similar to the ones found when the fungus grows in the insect

haemolymph [19]. Furthermore, submerged culture processes have advantages

a y er conidial production in solid-state fermentation, such as reducing time of

propagule production, and faster germination rate of blastospores on the insect

cuticle [1, 43, 451.

In order to characterize a strain for biocontrol purposes, it is necessary to

assay the virulence toward the target insect of different isolates to asses their

potential as biocontrol agents, in addition to other fungal characteristics. In this

study, virulence of three monospore cultures (MCs) of P. fumosoroseus ¡solated in

Mexico was tested in whiteflies, as well as total proteases, and Pri and Pr2

activities during propagule production to select a suitable candidate to be used as

a microbial agent for whitefly control.

Materials and methods

Fungal ¡so/ates and growth condif,ons. Al¡P. fumosoroseus PFCAM, MBP,

and PSM131 strains were isolates from whitefhies and were obtaíned from the

e)
National Center for Biological Control, Mexico (Centro Nacional de Referencia de

Control 8 iológico-C NRCB). Single spore cultures denominated EH-50613, EH-50313

and EH-520/3 from PFCAM, MBP. and PSMB1, respectively, were prepared by the

method of Goettel and Inglis [17] as modified by Cavallazzi et al. [11]. Monospore

cultures (MCs) were preserved in sterile water, mineral oil, and in liquid nitrogen

cryopreservation at —196 °C and deposited in the fungal collection of the Laboratorio

de Micología Básica, Departamento de Microbiología y Parasitología, Facultad de

Medicina, UNAM. Isolates were maintained on culture medium slants containing (in

grams per ¡¡ter)-. sucrose, 10; glucose, 5; peptone, 0.5 yeast extract, 5; agar, 23,

(SGPYE medium), until used.

The MC were selected based on total protease activity, showing high, low,

and intermediate activity [9, 101.

Virulence test; lnsects. The whitefly nymphs (Tna/eurodes vaporariorum)

used for bioassays originated from colonies maintained at the greenhouse and

experimental field of the Centro de Investigación en Biotecnología, Universidad

Autónoma del Estado de Morelos (CEIB-UAEM), Mexico. Whiteflies were reared

on flor de mayo" beans (Phaseolus vulgaris).

Bioassay procedure. The rnethod used was according to Vida¡ et al. [46],

with minor modifications. Fungal conidia were produced in SGPYE medium

cultures, and five doses ranging from 4.7 x 102 to 4.7 x 106 conidia /ml were used.

Phaseolus vulgaris leaf disks were outlined with a plastic cap (3.5 cm of diameter)

7
and cut with a sterile scalpel. In al¡ bioassays, second instar nymphs were

identified by marking leaves wtth a permanent ink pen near the selected insects.

Nymphs were disinfected in a laminar flow hood by soaking them in the followirig

solutions: 70% alcohol for 5 s, sterile distilled water for 40 s, 5% sodium

hypochiorite for 20 s, followed by rinsing in 3 changes of sterile distilled water for a

total of 120 s. Leaves were air-dried on sterile filter paper. Nymphs were infected

by floating the disks downwards on the fungal suspension so that the side infested

with the whitefly nymphs touched the suspension, on each of the five selected

conidia concentrations (4.7 x 102 to 4.7 x 106 conidia ¡mi). Disks were transferred

to 3.5 cm Petri dishes containing sterile KNOP medium (in grams per liter:

phosphate nitrate, 0.125; calcium nitrate, 0.500; manganese sulfate, 0.125:

potassium phosphate, 0.125; agar. 23). The top side of the leaf disks was placed

against the agar so that the side of the nymphs faced upward. Control disks were

used with 0.005% Tween 80. The lids of the Petri dishes were sealed with strips of

parafiim to maintain saturated humidity and placed in an incubator at 24°C and a

photoperiod of 16:8 h light:dark, (LID). After incubation for 24 h under high

humidity, the uds were repiaced with another one that had a paper-filter covered 1-

cm hole for aeration, and to prevent condensation as described in Vida¡ et al. [46].

Petri dishes were maintained in the incubator at 26°C (± 1° C), 60% RH, and a

photoperiod of 16:8 (L. D) h, during a total of 10 d. Individual selected nymphs were

monitored for mortality at 10 d. Emerged whitefiies (empty pupa¡ cases) were

considered non infected. A total of 75 nymphs were used. 25 for each replicate

bioassay, and another 25 nymphs as control, for each conidial concentration

8
tested. The number of nymphs of second instar that did not change lo the next

developmental stage was recorded (dead nymphs). All nymphs were then removed

from the heaf surface, placed on sterile water agar dishes, and incubated at 24°C

for 5-7 d to determine the percentage of mortality caused by mycosis, based ori

fungal sporulation on the insects. Nymphs that remained in second instar, were

considered dead, and lethal median concentration (CL 50) was calculated using

second instar data.

Propa guie production, and assays of enzyme activity. For a shake flask

biastospore production studies, cultures of P. fumosoroseus were grown in 250-ml

Erienmeyer fiasks containing 70 ml of SGPYE liquid medium supplemented with

1% casein (w/v) to ensure a high yieid of biastospores and simultaneously,

produce enzymes. Inocula consisted of conidia from 10-day oid slant SGPYE

medium cultures with a final ceIl density of 1 x 106 conidia/mI. Al¡ experiments were

repeated at least three times. Conidia and blastospore concentrations were

determined microscopicaiiy with a haemocytometer. The length and width of 30

submerged propagules (biastospores, hyphal bodies, short hyphae, and

submerged conidia), randomly chosen, of each isolate were measured using an

Olympus BX-40 microscope through a calibrated objective at 40 x. Micrographs

were made with an Olympus PM-C35 camera and an Olympus PM20 exposure

control unit. Fungal transformation was registered according to the ciassification

scheme of Bidochka et al. [4], with siight modifications. This scheme comprises six

developmental stages (DS): (1) Unswohlen conidia. (ti) Swollen conidia. (III)

9
Emergence of the germ tube. (IV) Elongaton of the germ tube and formaton of the

first septum. (V) Polar and bipolar elongation (growth) of the resulting mycelium

and inítiation of a bIastospore and (VI) Seccession of that blastospore. Flasks

were incubated with orbital shaking (150 rpm) at 28°C, for 312 h. Control flasks of

¡¡quid medium without inocula were maintained under the same experimental

conditions. At 6, 12, 18, 24, 48, 72, 96, 120, 168, 216, 240, and 312 h. 3-ml

aliquots of cultures and controis were coUected. After blastospore and propagule

measurements, the rernainder samples were centrifuged (5000 X g, 10 mm), and

ceil-free supernatants were maintained at -20 °C until enzymatic activities were

determined.

A nonspecific proteolytic assay with azocasein was performed for both, ceil

free supernatants and controis, according to Sarath ef al- [35]. Briefly. 2%

azocasein ¡rl 0.2 M sodium phosphate buffer, pH 7.0, was equilibrated at 25°C.

Reactions were performed in Eppendorf tubes containing 250 ul of azocasein and

150 il of crude enzymatic extract. After 1 h of incubation at 25°C, reactions were

stopped by the addition of 1.2 ml of 10% trichloroacetic acid (Baker, Mexico). After

10 min at 4°C, samples were centrifuged (5000 x g, 10 mm), 1.2 ml of supernatant

was placed in test tubes, mixed with 1.4 ml of 1 .0 M NaOH for color development

and absorbance was read at 440 nm in a Beckman DU650 spectrophotometer

(Beckman Instruments, CA, USA). One unit of protease activity (UP) was defined

as the amount of enzyme that produced a change of 0.010 in the optical density at

440 nm.

lo
Pri and Pr2 activities were deterrriined using N-Succinyl-AIa-Ala-Pro-Phe-p-

nitroanilide and N-Benzoyl-Phe-Val-Arg-p-nitroanilide as substrates, respectively,

essentially as described by St. Leger etal. [39], except thai 0.1 M tris/HCL buffer,

pH 8.0 was used. Briefly, 1 mM substrate diluted in this last buffer and the enzyme

fraction were pre-warmed at 23°C prior to mixing. Control absorbance values were

read at 410 nm, before adding the substrate. Then, triplicate reaction mixtures,

containing 50 ul of crude enzyme extract, 50 LII of substrate (for Pri and Pr2), and

900 LI of Tris buffer, pH 8,0, were incubated at 23°C. After 1 mm, absorbance was

read at 410 nm in the spectrophotometer. One enzyme unit was defined as the

amount of Pri (UPr1) or Pr2 (UPr2) that produced a change of 0.001 in the optical

density at 410 nm under the experimental conditions described abo ye. Control

samples were also incubated with specific substrates for Pri and Pr2.

Experiments were replicated thrice with different aerial conidia inocula and

sampPes were taken from 3 shake-flasks for each MC tested.

Protein determina fion. Protein content was measured using Coomasie

Brilliant Blue G-250 [7]

Chernicais. Unless otherwise stated. al ¡ chemicais used were obtained from

Sigma-Aldrich Quimica (Toluca, Mexico).


Statístical ana/ysis. Mortality of second stage nymphs was subjected to

Probit analysis [15], generating a concentration-mortality relationship for the

estimates of LC 50 and its 95% confidence intervais for each of the MCs tested,

using POLO-PC program (1996). Analysis of variance (ANOVA a = 0.05) was

calculated for the length to width ratio of propagules at the different assay times,

total protease, and Pri and Pr2 activities among the three MCs selected, followed

by a Tukey multiple mean comparison test [14]. Statistical analyses were

performed using the SPSS Program. version 10. 2001

Results and discussion

Bioassays. Fungal MCs varied in their ability (o infect T. vaporariorum

nymphs. The criterion for mortality status of whitefly nymphs was instar change,

because nymphs are immobile, and at day 10, nymphs that had not shown change

from 2 to 3rd instar, were considered dead. At day 10, all marked nymphs,

independently from the instar stage were transferred to water-agar and aH of them

showed mycelial growth, suggesting an ¡nsect mycosis, and were considered killed

by the fungus. In al¡ cases, mycoses were abo ye 95% of the treated nymphs (data
t
not shown). Control nymphs reached the 4 stage or adult stage in the same time

penad of the bioassay. The MCs impact on nymph mortahities largely depended on

the conidial concentrations tested Change of nymphs to (he next developmental

stage tended to decrease with increasing concentrations of conidia, showing a

concentration-mortahty response in aH MCs tested.

IN
Alt EH-50613 concentrations were highly toxic for 2 nd instar whitefhes, in

contrast with a lower mortality observed for EH-52013 at the same concentration,

for the same Instar stage (data not shown). This last MC (EH-52013) showed a

marked concentration-response, mycelial growth from nyrnphs placed on water-

agar showed that insects were infected but infection signais were observed late (7

days) in the experimental time-course. Conidiat concentrations of the other MC

tested, E1-11-50313, were also virulent, however, this isolate infected nymphs in the

2 nd instar, but killed them late in the time-course experiment. The same conidial

concentration-response has been observed for whiteflies treated with Verticillium

lecanil [25], and mites treated with severa¡ isolates of P. fumosoroseus [37]. In

contrast, James et al., [23] observed no differences among the dose ranges of P.

fumosoroseus tested in whitefly nymphs.

MC EH-50613 was considered the rnost virulent isolate because 1.1 x iO

conidia/mI were enough to kill half of the tested ¡nsects in the experimental penad.

In contrast, EH-50313 showed a LC 50 of 2.5 x iO 4 , and EH-52013 of 7.6 x 104

conidia/mi, suggesting the last as the isolate with the lower virulence. Al¡LC

observed in this study (from 1.1 x 10 3 to 7.6 x 104 conidia/mI) were tower than

those mentioned by Vida¡ et al. [46] (from 1 79 x to 99 x 108 conidia/mI) for P.

fumosoroseus treated wh 1 tefl es.

Propagule production. The three MCs selected exhibited transition from

conidia (DS: 1) (Figure la) to different propagules in different times. First, conidium

swetls (DS: II) and begins producing one or more germ tubes (Figure lb) (DS: III).

la
Ear(y at the experimental time, differential development of MCs was observed; at 6

h, EH-506/3 already produced germ tubes (DS III), while EH-50313 started to

germinate between 6 and 12 h, and E1-1-52013. unfll 12 h (Tabte 1). At 36 h, the

three isolates produced primary blastospores (DS: y), originated from hyphal septa

(Figure lc) and tips (Figure id); budding blastospores (DS: V) (Figure le), and

hyphal bodies (DS: VI) (Figure it). Similar yeast-like structures have been

described in severa¡ liquid media [1. 22. 43, 44, 451. After 48-96 h, oblong narrow

structures (Figure lg) similar to short hyphae were formed, but these produced

both blastospores (DS: V) (Figure lh), or submerged conidia (Figure u). From 96

h, pellets were more evident, and at 196 h larger and more hyphal bodies were

observed (Figure ij). At 240 h, blastospores showed well defined vacuoles, and

produced germ tubes. After 240 h, single propagules were less evident, and mainly

hyphal pellets were observed (Figure 1 k).

Assays showed different propagules (blastospores, hyphal bodies, short

hyphae, and submerged conidia) for the three MCs tested during the first 96 h of

the experiment, as reported by other authors [1, 22, 43.451.

Signficant differences of propagule concentrations were observed among

EH-506/3, the most virulent MC, and the other two isolates. Maximal propagule

(blastospores, hyphal bodies) concentrations were observed at different times for

each isolate. At 96 h, 1.0 x 107 propagules/ml for EH-50613; at 60 h, 7.7 x i07

conidia/ ml for EH-50313; and 6.4 x i0 7 conidia/mi for E1-1-52013. In different

experiments, other authors [34] found similar amount of blastospores (5 x 10 7 at 72

14
h) with P. fumosoroseus strain 612 in a rnneraI medium supplemented wth

glucose, peptone, and yeast-extract.

Blastospores were obtained in a rich medium, with sucrose and glucose,

and severa¡ nitrogen sources, such as casein, peptone, and yeast extract, a

medium with peptone has been pointed out by Prenerová [29] as the optimal

germination medium for P. farinosus. Jackson et al. [22] obtained high yields (6.0
X 108 ) of des¡ ccation-tolerant
P. fumosoroseus blastospores in a fermentor with a

medium containing casein. lssaly et al. [18] reported high yields of Metarhizium

fiavoviride blastospores (1-.5.4 x 108 biastospores/ml) when a medium with a high

rate of nitrogen and low rate of carbon was used in ftask cultures.

The size of the aerial conidia used for initial inoculation, and measured after

incubation for 10 d at 28°C on SGPYE salid medium, was 5 ± O m length and

2.5 ± O ltm width. The propagule size was determined by the ratio of length to width

for each sample time (Table 1). At 12 h, MC EH-50313 showed a ratio of 16 that

corresponds to short hyphae (conidia producing one or more germ tubes), but

longer than the two other MCs. From 24 h on, aH submerged propagules (DS: VI)

showed higher ratios (han those from aerial inoculated conidia (DS: 1). This has

been mentioned for P. fumosoroseus and other entomopathogens [211. Significant

differences (P<0,05) of propagule size among the three MCs were observed (Table

1) at almost aH times tested. with the exception of 18 and 96 h. Ratio values of

propagules from MC EH-50613 and EH-50313 between 36 and 96 h, and between

48 and 96 h for EH-52013, were similar to the modal diameters obtained by Vida¡ et
al. [45}, using Goral medium (4.28 im) at 96 h, and Jackson, Catroux and Paris

(6.07 p.m) medium, at 48 h. In our study, MC EH-506/3 that exhibited the highest

virulence showed the fastest transition from conidia (DS: 1) to blastospore (DS: VI)

as showed in Table 1. This dimorphic transition frorn conidia to yeast-Iike

propagules (blastospores) has been documented in most entomopathogenic fungi

[33]. In ¡¡quid culture, this MC (EH-50613) produced 1 x10 7 propagules/mI, but

otherwise has always shown a very low conidia production on slant or rice cultures,

however, its fast transiton from conidia to blastospore, suggests another

characteristic of virulent strains.

Enzymatic activity. Dimorphism was evident in SGPYE medium, with several

nitrogen and carbon sources, and proteases determined during blastospore

production. During the first hours of the experiment, proteolitic activity remained

low, but after 96 h of culture incubation, a rise in total proteolytic activity was

detected for the three MCs. Total proteases started to rise at 120 and 168 h (data

not shown). Peaks of P. fumosoroseus total protease activity corresponding to 91

UPImI at 216 of incubation, by the highly virulent EH-50613 strain. The medium-

virulence isclate (EH-50313) showed a much lower activity (58.7 UP/ml) at 216 h.

The low virulence isolate (EH-520/3), on the other hand, exhibited a lower activity

(49 UP/mI) at 216 h (Table 2). Total extracellular proteases were measured by the

azocasein method [35] instead of by absorbance at 280 nm because P.


fumosoroseus produces beauvericin [26], which contains phenylalanine [27] that

interferes wth absorbance at this wavelength.

The three MCs tested expressed Pri and Pr2 activities under the

experimental conditions used in this study. Sorne points showed significant

dfferences, and these values are summarized on Table 2.

At day O of the time course experiment, the three isolates showed Pri and

Pr2 activities from 49.3 UPr2/ml to 150.6 UPr1/mi, suggesting that conidia contain

proteolytic activity, as reported by Boucias and Pendland [6]. Significant

differences were observed (E 2,24 127.8, P<0.05 for Pri and F 2,24 184.9, P'z0.05

for Pr2) at this time among the three MCs. For Pri, at 120 h of incubation, this

difference persisted between the highest-virulence MC (EH-50613) and the other

two MCs, but not among the low and medium virulence isolates (F 224 = 1631;

P<0.05), as well as at 216 h (F 224 = 120.4; P<0.05) (Table 2). For Pr2, a significant

difference was observed among the three MCs, at 120 (E 2,24 214.1, P<=0.05)

and 216 h (E224 208, P<0.05).

For the three isolates, Pri activity varied between 66 and 192 UPr1/mi up

to 96 h of incubation (Data not shown). Pri activity of EH-50613 started to increase

reached a major peak (745 7 UPr1/mt) at 120 h and a second, lower one (620.4

UPr1/rn). at 216 h. Pri activty of EH-503/3. on the other hand, started to increase

after 168 h and reached a value of 496 UPr1/mi at the end of the experimental

period (312 h, data not shown). The lowest Pri activity was shown by the 10w

virulence EH-52013 strain with a maximum of 347.4 UPr1/mi at 216 h.


Among the three isolates tested, Pr2 showed a much lower activity than Pri

and this remained low and retatively constant. Broad-spectrum subtUisins are the

main píoteins produced by M. anisopliae and other entomopathogens during

infection and degradahon of insect cutice [38]. Different teveis of production are

signais of intraspecific variation among isolates, and coutd be associated with

adaptative differences [2, 16, 39]. The differences observed here among isolates of

the same species of P. fumosoroseus confirm previous studies with other fungi in

which protease activity has been reated to virulence [5, 20, 39, 421.

Pri and Pr2 activtes on the specific substrates used here have been

reported in M. anisopíie isolates [38, 39, 411 but not in P. fumosaroseus

propagutes. In this study, Pr2 was induced at lower leveis and with less variability

among isolates than Pri. This phenomenon was also observed in M. fía voviride by

Pinto et al. [28].

Subtilisins comprise the major protease components in entomopathogenic

fungi, such as Metarhizium and Beauvería [2, 391. The number of Pri proteases

produced by M. anisopliae and the shght differences in their catatytic activities is

not only of great interest to the functionat pathology but also to population structure

of species of this fungus [3}. This may also be valid for other entomopathogenic

fungi as wefl. Results showed that the virulent MC (EH-50613), had a high Pri

activity (745.7 UPr1/mi), and the low virulence isolate (EH-52013) had a tow Pri

activity (347.4 UPr1/m1) when compared with EH-50613. As Pri appears to be a

pathogenicity determinant by virtue of its considerable ability to degrade cuticle

[41], our findings suggest that Pri production of the propagules of P.

18
fumosoroseus, could be assumed as a virulence marker, and supernatant

concentration measurements considered as a screening test for preliminary

selection among several isolates. The selected isolates wth high Pri activity could

be used for pathogenicity bioassays. Studies of induction-repression mechanism of

these enzymes must be done to determine optimal production in conditions of low

nutrimental availability, similar to the ones found when infecting the insect cuticle.

The intra-specific variability of virulence towards whitefly nymphs, propagule

production. and Pri and Pr2 activties found among P fumosoroseus isolates are

relevant findings for the characterization and selection of isolates suitable for their

use as biocontrol agents. Our results would suggest MC EH-50613 as the best

candidate for whitefly control among the three studied MCs, due to its high

virulence, Pri production (745.7 Upri/mI at 120 h) of the propagules, and rapid

transition to blastospores in submerged cu'ture.

Acknowledgments

The authors thank Dr. Víctor Hernández Velázquez and Angélica Berlanga

from the Centro Nacional de Referencia en Control Biológico, for the original P.

fumosoroseus isolates, and Biol. Laura Lina for the maintenance of whitefly

colonies. This research was supported by Grant No. G-31451-B from CONACyT,

Mexico, and JCM acknowledges the granted Ph.D. scholarship. This researcfi is

part of JCM's Ph.D. thesis, student of the Doctorado en Ciencias Biológicas from

the Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

1y
References

1. Altre JA, Vandenberg JD. Comparison of blastospores of two Paecilomyces

fumosoroseus i solatesi In vitro traits and viruience when injected into fali

armyworm, Spodoptera frugiperda. J lnvertebr Pathol 2001; 78: 170-175.

2. Bidochka MJ, Khachatourians GG. Basic proteases of entomopathogenic fungi

differ in their adsorption properties to insect cuticle. J Invertebr Pathol 1994; 64:

26-32.

3. Bidochka MJ, Mettzer MJ. Genetic poiymorphisms in three subtilisin-iike

protease isoforms (Pri, Pr1B and PrC) from Metarhizium strains. Can J Microbiol

2000; 46: 1138-1144.

4. Bidochka MJ, Pfeifer TA, Khachatourians GG. Development of the

entomopathogenic fungus Beauveria bassiana in liquid cultures. Mycopathologia

1987: 99: 77-83.

5. Bidochka MJ, St. Leger RJ. Stuart A. Gowaniock K. Nuclear rDNA phylogeny in

the fungal genus Verticillium and its relationship to insect and plant virulence,

extracellular proteases and carbohydrases. Microbiology 1999; 145: 955-963.

6. Baucias DG, PendIand JC. Attachment of mycopathogens to cuticle. En: Cole

GT, Hoch HC (Eds.) The Fungal Spore and Disease Initiation in Plants and

Animais. New York, Plenum Press, 1991: 101-127.

7. Bradford M. A rapid and sensitive method for the quantification of microgram

quantities of protein utilizing the principie of dye-binding. Anal Biochem 1976; 72:

248-254.

20
8. Butt TM, Jackson C, Magan N. Fungí as Biocontrol Agents, Progress, Problems

and Potential. New York, CABI, 2001.

9. Castellanos-Moguel J, Cruz-CamariUo R, Aranda E, Toriello C. Selección de

aislados de Paecilomyces fumosoroseus (Wize) Brown y Smith, con base en sus

niveles de proteasa y quitinasa. En: Memorias del IX Congreso Nacional de

Biotecnología y Bioingeniería XIII Congreso Nacional de Ingeniería Bioquímica, II

Congreso Internacional de Ingeniería Bioquímica. 10-14 septiembre. 2001,

Veracruz, Mexico: CIV-33

10. Castellanos-Moguel, J Relación entre los niveles de proteasa y quitinasa en

aislados de Paecilomyces fumosoroseus (Wize) Brown y Smith y su patogenicidad

hacia la mosquita blanca. MS dissertation, 2002. Escuela Nacional de Ciencias

Biológicas, Instituto Politécnico Nacional, 102

11. Cava¡ lazzi-Vargas G, Pérez-Mejía A, Berlanga Padilla A, Hernández-

Velázquez V, Toriello C. Selección de cultivos monospóricos de Paecilomyces

fumosoroseus con base en sus características fenotípicas. En: Nevárez-Morillón

GV, Sánchez-Martínez G, Muñoz-Castellanos LN (Eds.) Memorias del XXIV

Congreso Nacional de Control Biológico. 9-10 Agosto, 2001 Chihuahua, Mexico:

112-115.

12. Charnley AK, St. Leger RJ. The role of cuticle degrading enzymes in fungal

pathogenesis in insects. En: Cole GT, Hoch HC, (Eds.) The Fungal Spore and

Disease lnitíation in Plants and Animafs. New York, Pienum Press, 1991: 267-286.

13. Clarkson JM, Charnley AK. New insghts into the mechanisms of fungal

pathogenesis in insects. Trends Microbio¡ 1996: 4. 197-202.


14. Dowdy S. Wearden S. Statistics for research. New York, John Wiley and Sons,

1983.
3 ed. London, Cambridge University Press, 1971.
15. Finney, DJ. Probit analysis.

16. Freimoser FM, Screen S, Bagga GH, St. Leger RJ. Expressed sequence tag

(EST) analysis of two subspecies of Metarhizium anisopliae reveals a plethora of

secreted proteins with potential activity in insect hosts. Microbiology 2003;149:

239-247.

17. Goettel MS, Inglis GD. Fungi: Hyphomycetes. En: Lacey. L.A. (Ed). Manual of

Techniques in lnsect Pathology. London, Academic Press, 1997: 213-247.

18. lssaly N, Chauveau H. Aglevor F, Fargues J, Durand A. Influence of nutrient,

pH and dissolved oxygen on the production of Metarhizium flavoviride MF189

biastospores in submerged batch culture. Process Biochem 2005; 40: 1425-1431.

19. Jackson MA. Optimizing nutritional conditions for the ¡¡quid culture production

of effective fungal biological control agents. J lndustr Microbiol Biotechnol 1997;

19: 180-1187-

20. Jackson CW, Heale JB, Hall RA. Traits associated with virulence to the aphid

Macrosiphone!la sanborni in eighteen isolates of Verticil/iurn Iecanii. Ann Appl Biol

1985. 106: 39-48.

21. Jackson MA, McGurre MR, Lacey LA, Wraight SP. Liquid culture production of

desiccation tolerant blastospores of the bioinsecticidal fungus Paecilomyces

fumosoroseus. Mycol Res 1997: 101: 35-41

. -
22. Jackson MA, Chquet S. Iten LB Media and fermentation processes for the

rapid production of high concentrations of stable blastospores of the bioinsecticidal

fungus Paecilornyces furnosoroseus. Biocontrot Sci Technol 2003; 13: 23-33.

23. James RR, Buchner JS, Freernan TP. Cuticular lipids from silvereaf whitefly

stage affect conidial germination of Beauveria bassiana and Paeci/omyces

fumosoroseus. J Invertebr Pathol 2003; 84: 67-74.

24. Joshi L, St. Leger RJ, Roberts 0W. Isolation of a cDNA encoding a novel

subtilisin-like protease (PrIB) from the entomopathogenic fungus, Metarhizium

anisop/iae using differential display RT-PCR. Gene 1997; 197: 1-8.

25. Kanagaratnam P, Hall RA, Burges HD. Control of glasshouse whitefly,

Trialeurodes vaporariorum, by an 'aphid' strain of the fungus Verticiiium Iecanii.

Ann Appl Biol 1982, 100: 213-219.

26. Khachatourians GC. Physiology and genetics of entomopathogenic fungi. En:

Arora DK, Ajello LK, Mukerji G (Eds.) Handbook of Applied Mycology, Vol 2.

Humans, Animais and lnsects. New York, Marcel Dekker, 1992: 613-663.

27. Kleinkauf H, van Dóren H. Biosynthesis of peptide antibiotics. Ann Rey

Microbiol 1987; 41: 259-289.

28. Pinto FGS, Fungaro MHP, Ferreira JM, Valadares-Inglis MC, Furlaneto MC.

Genetic variation in the cuticle-degrading protease activity of the entomopathogen

Metarhizium flavoviride. Gen Mal Biol 2002:25: 231-234.


29. Prenerová E. Accelerated germination by aeration a novel method of

preparation of germinated blastospores of °aeciIomyces farinosus for practical

application J lnvertebr Pathol 1995, 65. 225-229

30. Ramírez-Villapudua J. Manejo integrado de la mosquita blanca de la hoja

plateada. Sinaloa, Mexico, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1996,

31. Rombach MC. Production of Beauvena bassiana (Deuteromycotina,

Hyphomycetes) sympoduloconidia in submerged culture. Entomophaga 1989; 34:

45-52.

32. Samsinakova A. Growth and sporulation of submerged cultures of the fungus

Beauveria bassiana in various media. J lnvertebr Pathol 1966: 8: 395-400.

33. Samson RA, Evans HC, Latgé JP. Atlas of entomopathogenic fungi. The

Netherlands, Springer Verlag, 1988.

34. Sandoval ~Coronado CF, Luna-Olver HA, Arévalo-Niño K, Jackson MA,

Poprawski TJ, Galán-Wong U. Drying and formulation of blastospores of

Paeci/omyces furnosoroseus (Hyphomycetes) produced in two different ¡¡quid

media. World J Microbiol Biotechnol 2001: 17: 423-428.

35. Sarath G, De la Motte RS, Wagner FW. Protease assay methods. En: Benyon

RJ, Bond JS (Eds.) Proteolytic Enzymes, a Practical Approach. Oxford, IRL Press,

1989: 25-55,

36. Shah PA, PelI JK. Entomopathogenic fungi as biological control agents. Appl

Microbio¡ Biotechnol 2003: 61: 413-423

2-1
37. Shi WB, Feng MG. Lethal effect of Beauveria bassiana, Metarh,zium anisopiiae

and Paecilomyces fumosoroseus on the eggs of Tetranychus cinnabariunus (Acari:

Tetranychidae) with a descnption of a mite egg bioassay system. Biol Control

2004; 30 165-173.

38. St. Leger RJ. The role of cuticle-degrading proteases in fungal pathogenesis of

insects. Can J Bot 1995; 73: 1119-1125.

39. St. Leger RJ, Charnley Al‹, Cooper M. Characterization of cuticle-degrading

proteases produced by the entomopathogen Metarhizium aniso pliae. Arch

Biochem Biophys 1987a: 253: 221-232.

40. St. Leger RJ, Charnley AK, Cooper M. Distribution of chymoelastases and

trypsin- like enzymes in five species of entomopathogenic deuteromycetes. Arch

Biochem Biophys 1987b; 258: 123-131.

41. St. Leger RJ, 000per RM, Charnley AK. Cuticle degrading enzymes of

entomopathogenic fungi cuticle degrading in vi! ro by enzymes from

entomopathogens. J lnvertebr Pathol 1986, 47: 167-177.

42. St. Leger RJ, Joshi L, Roberts DW. Adaptation of proteases and

carbohydrases of saprophytic, phytopathogenic and entomopathogenic fungi lo the

requirements of their ecological niches. McrobioIogy 1997:143: 1983-1992.

43. Vega FE, Jackson MA, McGuire MR. Germination of conidia and blastospores

of Paeci/omyces fumosoroseus on the cuticle of the silverleaf whitefly, Bemisia

argentifolii. Mycopathologia 1999: 147: 33-35.


44. Vega FE, Jackson MA, Mercadier G, Poprawski TJ. The impact of nutrition on

spore yields for various fungal entomopathogens in liquid culture. World J Microbio¡

Biotechnol 2003. 19: 363-368.

45. Vidal C, Fargues J, Lacey LA, Jackson MA. Ef fect of varous ¡¡quid culture

media on moíphology, grawth, propague production, and pathogenic actvity to

Bemisia argentifoiii of the entomopathogenic Hyphomycete, Paecilomyces

fumosoroseus. Mycopathologia 1998; 143: 36-46.

46. Vida¡ C. Lacey LA, Fargues J. Pathogenicity of Paediomyces fumosoroseus

(Deuteromycoti na Hyphomycetes) agai n st Bemisia argentifolii (Homoptera:

Aleyrodidae) with a description of a bioassay method. J Econom Entomol 1997; 90:

765-700.

2 ()
FIGURE LEGENOS

Figure 1. Paeci/omyces fumosoroseus propagules produced in submerged culture.

a) aerial conidia of E1-1-50313. Developmental stage 1: unswollen conidia. b) EH-

50313 swollen condia with two germ tubes at 6 h. Devetopmental stage III:

emergence of the germ tube. c) EH-52013 blastospore originated from hyphal

septum at 36 h. Developmental stage V polar and bipolar elongation of the

resulting mycelium and initiation of a blastospore. d) EH-52013 blastospore

originated from hyphal tip at 24 h. e) EH-50313 budding yeast at 24 h.

Developmental stage V. f) EH-506/3 hyphal body at 24 h Developmental stage VI:

seccession of the blastospore. g) EH-503/3 short hyphae at 24 h. h) EH-50313

blastospores at the hyphal body tips at 36 h. i) EH-503/3 submerged conidia at

60h, j) EH-50313 large hyphal bodies at 72 h of incubation, k) EH-52013 hyphal

pelJets after 240 h of incubation. Scale bar: 5irn

27
Table 1

Morphologicai type and Iength to width ratio of fungar propagules from

Paecilomyces fumoscroseus.

T i me sc3te Length to Morphological type (Dev&oprnental stage)

width ratio

EH-50613 .oa -
2.&_ conidia (1) -

Oh EH-50313 2. oa conidia (1)

EH-52013 2. ca conidia (1)

EH-50613 2.1 (05)a.b gerrninatingconidia (III)

Oh EH-50313 germinating conidia (11 1)

EH-52013 1.9(± Q4)a swollen conidia (U)

E 1-506/3 8.5 (± 257)b hyphal bodies, blastospores V. VI)

12 h EH-503/3 15 3.11) cerminating corca OH'

EH-520/3 5 (±5.16) germinating. :.JHd

É H-506/3 5.1 (±2.16)a hyphal bodies, blastospores (V, VI)

18h EH-50313 4.5 2.1 1)a hyphal bodies, blastospores V, VI)

E H-520/3 6.9 (±6.5)a hyphal bodies, blastospores (y , VI)

EH-506./3 AA
.- '-4 bodes bastcspores V. VI)

24h EH-50313 nyphal bodes. bastosperes (V. VI)

EH-52013 10.4 (± 74)b hyphal bodies, blastospores (V, VI)


EH-50613 4.4 (1 1.5) 2 hyphat bodes, blastospores(V, VF

E-i-5Q33 4.6 (± 1) hyphai bodes, biastospores (VP V)

EH-52013 10.4 (j 74)b hyphal bodies, blastospores (V, VI)

50613 5.4 (± 2.3)b hyphal bodies, btastospores V, Vi)

2. 222 ph bcds bsospores (y , V)

EH-50613 5.5 (±2.4) hyphal bodies, blastospores ( y, VI)

4. t yphai bodies, Lpc

ubmerged conida

- 2 h;yphal bodies, bJastospores, (y , VI)

.bmed ottid

EF-I 506/3 4.8 (± 1 .2) 2 b hyphal bodies, blastospores (y, VI)

2. Y pi ai bodies,

- ubmerged conidL

yphal bodies, rcsÍ: V.

buteed iukL

EH-50613 4.5 (± 0 . 9)a hyphal bodies, blastospores (V, VI)

2E jphai bodies,

ubmerged conid

1 phai bodies,
Values are representative of three independent experiments run in triplicate.

Values in the same column corresponding to the same time, marked with the same

letter did not differ significantly according to Tukey's test at a significance level of

5%

30
Table 2

Total proteases, Subtilisin-like (Pri) and Trypsin-Iike (Pr2) activities of P. fumosoroseus isola

virulence against whitefiies,

lsolates Lethal median Total protease Subtilisin-Iike Pri activity Trypsin-Iike Pr2 activity

concentration activity (UPrI /ml) (U Pr2Iml)

(U P/ml)

(conidia/mi) Oh 120h 216h Oh 120h 216h Oh 120h 216h


74 57b 6200 493 8 23 , 48 251.3c
EH-50613 1.1 x 10 3.60 62 . 4c 91 C 66.08

EH-50313 2.5 x
104 3,38 2 . 78 58.7' 1500 90 . 1 8 391 . 1 1 138 . 4c 109 . Oc 1557b

87b 498 940b 34748 954b


EH-52013 7.6 x 10 4 88 111.28 103. Ob 92.38

Average of three independent experiments.

Values in the same column marked with the same letter did not differ significantly according to the

significance leve¡ of 5%.

31
a h c

CII

g h i

También podría gustarte