3.-ANTONIO MACHADO

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ANTONIO MACHADO

Características de autor

 Primera etapa: Modernismo.

 Temas: tristeza, tiempo, pasado, recuerdos, soledad, todos ellos tratados desde una perspectiva
intimista.
 Abundan las descripciones, con predominio de la adjetivación.
 En cuanto a la métrica, emplea la silva-romance y versos de inspiración modernista
(dodecasílabos, alejandrinos, pies acentuales, etc.).
 El lenguaje usado por Machado en esta obra está plagado de símbolos.
 Obra: Soledades. Galerías. Otros poemas.

 Segunda etapa: Generación del 98.

 Temas: paisaje castellano, España, decadencia del país, tiempo, tristeza (reflejo de la muerte de
Leonor). proyecta sus sentimientos sobre aquellas tierras, operando una selección que prefiere lo
austero.
 Su amor a Castilla no excluye una actitud crítica frente a la realidad histórica del país al que ve
empobrecido, despoblado, sin cultura, en la línea ideológica del Regeneracionismo.
 Emplea un verso extenso y narrativo, con un lenguaje sencillo pero sugerente en el que se
introduce el empleo de la métrica consonante.
 Es frecuente la aparición de palabras terruñeras, castizas, del mundo rural.
 Abundan las descripciones y la simbología.
 Estrofas clásicas y populares (silva, romance,…).
 Obra: Campos de Castilla

 A lo largo de toda la obra de Antonio Machado está presente una simbología:

 el agua, como símbolo del fluir del tiempo (el río es fluir de la vida, el mar o el agua quieta es la
muerte).
 la fuente, el agua que brota, símbolo de anhelos, ilusiones, monotonía del vivir.
 el aire, que representa la libertad del hombre.
 el camino, la vida en su devenir, en su transcurso, como peregrinaje y búsqueda.
 el viajero, la persona que vive, siente y se interroga sobre el sentido de su existencia mientras
avanza por el camino que es su propia vida.
 el espejo, el lugar donde se proyectan los recuerdos y sueños.
 la tarde, el momento propicio para la meditación, simbolizando también decaimiento, apagamiento,
melancolía, nostalgia, es el tiempo que pasa, el fin de las cosas, expresión de la lucha entre la luz
y las sombras; premonición de muerte.
 la cripta, el laberinto o las galerías, siendo la búsqueda del mundo interno, del alma.
 la colmena, que es la creación poética, mientras que las abejas son los poetas y la miel es el
poema.
 las campanas, campanarios y cipreses, símbolos de la muerte.
 el sueño simboliza la vida.
 la infancia representa paso del tiempo.
 la noria es el símbolo de la monotonía.
Texto resuelto

Antonio Machado, Campos de Castilla, “Por tierras de España”

El hombre de estos campos que incendia los pinares


y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
¿no fue por estos campos el bíblico jardín?:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.

Temática: decadencia de España.

Simbología

Predominio de la descripción

Predominio de la rima consonante

Forma métrica clásica


Características de Antonio Machado - Resuelto

Como primera característica de la poesía de Antonio Machado, se puede apreciar la temática de España,
más concretamente el tema de la decadencia de la España del momento, reflejada esa decadencia en el
maltrato que el hombre da a la tierra, como puede apreciarse al comienzo del texto. Para tratar ese
tema, Machado emplea alguno de los símbolo más características de su poesía, como el camino o el
tiempo, reflejo ambos del errar del hombre por la vida. En cuanto a la métrica del poema, éste está
constituido a base de serventesios, formados por cuatro versos de catorce silabas, de arte mayor y
rima consonante que tiene esquema ABAB. Como última característica, el uso de la descripción en el
poema destaca, conjugando todas las características anteriores, visible a lo largo de todo el texto.
TEXTOS DE ANTONIO MACHADO

El viajero (de Soledades)

Está en la sala familiar, sombría,


y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,


un gris mechón sobre la angosta frente,
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales


del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina


suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?


Lejos quedó -la pobre loba- muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe el sol de oro


de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,


amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas

Y este dolor que añora o desconfía


el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea


todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
Orillas del Duero (de Soledades)

Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.


Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.

Es una tibia mañana.


El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.

Pasados los verdes pinos,


casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.

Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,


azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,


espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España.
(de Soledades)

Yo voy soñando caminos


de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?

Yo voy cantando, viajero,


a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.

Y todo el campo un momento


se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;


y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:


Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.
(de Soledades)

Fue una clara tarde, triste y soñolienta —No sé qué me dice tu copla riente
tarde de verano. La hiedra asomaba de ensueños lejanos, hermana la fuente.
al muro del parque, negra y polvorienta...
La fuente sonaba. Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja;
Rechinó en la vieja cancela mi llave; yo sé que es lejana la amargura mía
con agrio ruido abrióse la puerta que sueña en la tarde de verano vieja.
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
golpeó el silencio de la tarde muerta. Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores:
En el solitario parque, la sonora mas cuéntame, fuente de lengua encantada,
copia borbollante del agua cantora cuéntame mi alegre leyenda olvidada.
me guió a la fuente. La fuente vertía
sobre el blanco mármol su monotonía. —Yo no sé leyendas de antigua alegría,
sino historias viejas de melancolía.
La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente? Fue una clara tarde del lento verano...
Fue una tarde lenta del lento verano. Tú venías solo con tu pena, hermano;
tus labios besaron mi linfa serena,
Respondí a la fuente: y en la clara tarde dijeron tu pena.
No recuerdo, hermana, Dijeron tu pena tus labios que ardían;
mas sé que tu copla presente es lejana. la sed que ahora tienen, entonces tenían.

—Fue esta misma tarde: mi cristal vertía —Adiós para siempre la fuente sonora,
como hoy sobre el mármol su monotonía. del parque dormido eterna cantora.
¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares, Adiós para siempre; tu monotonía,
que ves, sombreaban los claros cantares fuente, es más amarga que la pena mía.
que escuchas. Del rubio color de la llama,
el fruto maduro pendía en la rama, Rechinó en la vieja cancela mi llave;
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano?... con agrio ruïdo abrióse la puerta
Fue esta misma lenta tarde de verano. de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
sonó en el silencio de la tarde muerta.
(de Soledades)

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
Antonio Machado (de Nuevas canciones)

Tuvo mi corazón, encrucijada


de cien caminos, todos pasajeros,
un gentío sin cita ni posada,
como en andén ruidoso de viajeros.

Hizo a los cuatro vientos su jornada,


disperso el corazón por cien senderos
de llana tierra o piedra aborrascada,
y, a la suerte, en el mar, de cien veleros.

Hoy, enjambre que torna a su colmena


cuando el bando de cuervos enronquece
en busca de su peña denegrida,

vuelve mi corazón a su faena,


con néctares del campo que florece
y luto de la tarde desabrida.
Antonio Machado, (de Soledades, galerías y otros poemas)

La plaza y los naranjos encendidos


con sus frutas redondas y risueñas.

Tumulto de pequeños colegiales


que, al salir en desorden de la escuela,
llenan el aire de la plaza en sombra
con la algazara de sus voces nuevas.

¡Alegría infantil en los rincones


de las ciudades muertas!...
¡Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos vagar por estas calles viejas!
Antonio Machado, Retrato (de Campos de Castilla)

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y escucho solamente, entre las voces, una.
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi historia, algunos casos que recordar no quiero. mi verso como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido no por el docto oficio del forjador preciada.
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-;
mas recibí la flecha que me asignó Cupido Converso con el hombre que siempre va conmigo
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario. -quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, que me enseñó el secreto de la filantropía.
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
Adoro la hermosura, y en la moderna estética el traje que me cubre y la mansión que habitó,
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
mas no amo los afeites de la actual cosmética
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
Desdeño las romanzas de los tenores huecos me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
y el coro de los grillos que cantan a la luna. casi desnudo, como los hijos de la mar.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
Antonio Machado, (de Soledades, galerías y
otros poemas)

Las ascuas de un crepúsculo morado


detrás del negro cipresal humean...
En la glorieta en sombra está la fuente
con su alado y desnudo Amor de piedra,
que sueña mudo. En la marmórea taza
reposa el agua muerta.

Antonio Machado, (de Campos de Castilla)

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.


Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón, y el mar.
Antonio Machado, La saeta (de Campos de Castilla)

¡Oh, la saeta, el cantar


al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Orillas del Duero (de Campos de Castilla)
Era una tarde, cuando el campo huía
¡Primavera soriana, primavera del sol, y en el asombro del planeta,
humilde, como el sueño de un bendito, como un globo morado aparecía
de un pobre caminante que durmiera la hermosa luna, amada del poeta.
de cansancio en un páramo infinito!
En el cárdeno cielo vïoleta
¡Campillo amarillento, alguna clara estrella fulguraba.
como tosco sayal de campesina, El aire ensombrecido
pradera de velludo polvoriento oreaba mis sienes, y acercaba
donde pace la escuálida merina! el murmullo del agua hasta mi oído.

¡Aquellos diminutos pegujales Entre cerros de plomo y de ceniza


de tierra dura y fría, manchados de roídos encinares,
donde apuntan centenos y trigales y entre calvas roquedas de caliza,
que el pan moreno nos darán un día! iba a embestir los ocho tajamares
del puente el padre río,
Y otra vez roca y roca, pedregales que surca de Castilla el yermo frío.
desnudos y pelados serrijones,
la tierra de las águilas caudales, ¡Oh Duero, tu agua corre
malezas y jarales, y correrá mientras las nieves blancas
hierbas monteses, zarzas y cambrones. de enero el sol de mayo
haga fluir por hoces y barrancas,
¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía! mientras tengan las sierras su turbante
¡Castilla, tus decrépitas ciudades! de nieve y de tormenta.
¡La agria melancolía y brille el olifante
que puebla tus sombrías soledades! del sol, tras de la nube cenicienta!...

¡Castilla varonil, adusta tierra, ¿Y el viejo romancero


Castilla del desdén contra la suerte, fue el sueño de un juglar junto a tu orilla?
Castilla del dolor y de la guerra, ¿Acaso como tú y por siempre, Duero,
tierra inmortal, Castilla de la muerte! irá corriendo hacia la mar Castilla?
A un olmo seco (de Campos de Castilla) urden sus telas grises las arañas.

Al olmo viejo, hendido por el rayo Antes que te derribe, olmo del Duero,
y en su mitad podrido, con su hacha el leñador, y el carpintero
con las lluvias de abril y el sol de mayo te convierta en melena de campana,
algunas hojas verdes le han salido. lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
¡El olmo centenario en la colina ardas en alguna mísera caseta,
que lame el Duero! Un musgo amarillento al borde de un camino;
le mancha la corteza blanquecina antes que te descuaje un torbellino
al tronco carcomido y polvoriento. y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
No será, cual los álamos cantores por valles y barrancas,
que guardan el camino y la ribera, olmo, quiero anotar en mi cartera
habitado de pardos ruiseñores. la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
Ejército de hormigas en hilera también, hacia la luz y hacia la vida,
va trepando por él, y en sus entrañas otro milagro de la primavera.
Antonio Machado, El mañana efímero (de Campos de Castilla)

La España de charanga y pandereta,


cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar de la cabeza,
aun tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
108y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero,
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias, las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
Antonio Machado, Tarde (de Galerías)

La tarde está muriendo


como un hogar humilde que se apaga.
Allá, sobre los montes,
quedan algunas brasas.
Y ese árbol roto en el camino blanco
hace llorar de lástima.
¡Dos ramas en el tronco herido, y una
hoja marchita y negra en cada rama!
¿Lloras?...Entre los álamos de oro,
lejos, la sombra del amor te aguarda.
Antonio Machado, Galerías LXX, de Soledades. Galerías. Otros poemas

Galerías LXX

Y nada importa ya que el vino de oro


rebose de tu copa cristalina,
o el agrio zumo enturbie el puro vaso...

Tú sabes las secretas galerías


del alma, los caminos de los sueños,
y la tarde tranquila
donde van a morir... Allí te aguardan

las hadas silenciosas de la vida,


y hacia un jardín de eterna primavera
te llevarán un día.
Antonio Machado, Del camino XXII, de Soledades. Galerías. Otros poemas

Del camino XXII

Sobre la tierra amarga,


caminos tiene el sueño
laberínticos, sendas tortuosas,
parques en flor y en sombra y en silencio;

criptas hondas, escalas sobre estrellas;


retablos de esperanzas y recuerdos.
Figurillas que pasan y sonríen
—juguetes melancólicos de viejo—;

imágenes amigas,
a la vuelta florida del sendero,
y quimeras rosadas
que hacen camino... lejos...
Antonio Machado, Campos de Soria, de Campos de Castilla

¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero su curva de ballesta
en torno a Soria, obscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...

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