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HISTORIA ECONÓMICA MUNDIAL - 2 parcial -

CAPÍTULO 13
1- LA POBLACION
En el siglo XIX, la población de Europa aumentó en más del doble.En el siglo XX, por el
contrario, el crecimiento de la población en Europa disminuyó, mientras que en el resto del
mundo se aceleró a un ritmo sin precedentes. La mayor parte de ese crecimiento tuvo lugar
a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Como primera aproximación, podemos decir que la causa del tremendo crecimiento
demográfico fue la disminución de la tasa bruta de mortalidad, especialmente en los países
no occidentales.
El crecimiento de las ciudades se produjo principalmente a consecuencia de la migración
interna, al buscar el excedente de población de las áreas rurales y las pequeñas ciudades
las mejores oportunidades y mayor libertad que caracterizan la vida urbana. La migración
internacional, un rasgo tan destacado de la historia de la población en el siglo XIX. El
proceso comenzó después de la Revolución Rusa de 1917, cuando muchos súbditos del zar
prefirieron marchar a Occidente, especialmente a Francia, antes que permanecer en su
patria bajo el régimen soviético. Dicho proceso se aceleró de forma masiva tras la Segunda
Guerra Mundial con la recomposición de las fronteras de Europa del Este.

2- LOS RECURSOS
El inusitado incremento de la población a lo largo del siglo XX, desembocó en una demanda
sin precedentes de los recursos mundiales.
La economía mundial respondió de forma razonablemente satisfactoria a la creciente
demanda, gracias a la creciente interacción de la ciencia y la tecnología con la economía.
Los agrónomos descubrieron nuevas formas de aumentar el rendimiento de las cosechas;
los ingenieros, nuevos métodos para aumentar la productividad de los minerales, y los
científicos, nuevos usos para los recursos existentes, de hecho, crearon nuevos recursos a
partir de los viejos en forma de productos sintéticos. En el siglo XX, el avance más
importante en lo referente a recursos lo ha constituido el cambio en la naturaleza y las
fuentes de energía primaria.
En el siglo XX, el carbón se vio desplazado en gran medida, aunque no enteramente, por
nuevas fuentes de energía, especialmente el petróleo y el gas natural. La producción de
petróleo se desarrolló al principio a gran escala en Estados Unidos. Los países del Oriente
Medio que bordean el golfo Pérsico son ahora, en conjunto, la mayor fuente de
abastecimiento para el mercado mundial.

3- LA TECNOLOGIA
En épocas anteriores, la marca del éxito de las sociedades humanas era su habilidad para
adaptarse al medio ambiente. En el siglo XX, la marca del éxito era la habilidad para
manipular el medio ambiente y adaptarlo a las necesidades de la sociedad.
La base científica de la industria moderna ha tenido como resultado cientos de nuevos
productos y materiales. Ya en el siglo XIX los químicos habían creado numerosos tintes y
productos farmacéuticos sintéticos. A partir de la invención del rayón en 1898, se han
creado decenas de fibras textiles sintéticas o artificiales. En el siglo XX, los materiales
plásticos obtenidos a partir del petróleo y otros hidrocarburos sustituyeron a la madera, los
metales, la loza y el papel en miles de usos.
Semejantes logros son difícilmente imaginables sin los recursos financieros de los
gobiernos. Otro requisito para el avance científico y técnico es poseer una reserva
considerable de mano de obra instruida o potencial intelectual.
La aplicación de la tecnología científica ha aumentado enormemente la productividad de
la mano de obra. La producción por trabajador, o por hora de trabajo, es la medida más
signficativa de la eficacia económica. En la agricultura, la productividad ha aumentado
enormemente en las naciones occidentales gracias a la aplicación de técnicas científicas de
fertilización, de selección de semillas y cría de ganado, de fumigación.
La energía eléctrica es mucho más limpia, eficaz y flexible que la mayoría de las demás
formas de energía. Puede transmitirse a cientos de kilómetros a sólo parte del coste del
transporte del carbón o del petróleo. Puede usarse en grandes cantidades para fundir
metales o en pequeños motores para hacer funcionar instrumentos delicados, así como
para proporcionar iluminación, calor y aire acondicionado.
La industria del automóvil se convirtió en una de las mayores creadoras de empleo de todas
las industrias fabriles, facilitando asimismo enormemente la movilidad personal. Los
automóviles requerían carreteras y cemento.
La industria de la aviación comercial se desarrolló con rapidez en la década de 1930. La
aplicación más espectacular de la ciencia a la tecnología ha tenido lugar en la exploración
del espacio. El 4 de octubre de 1957, los científicos de la Unión Soviética pusieron una
cápsula en órbita alrededor de la Tierra. La era espacial había comenzado. El 20 de julio de
1969, los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin, apoyados por el astronauta Michael
Collins y una multitud de miles de científicos y técnicos en la Tierra, se convirtieron en los
primeros hombres que pusieron un pie en la Luna.

4- LAS INSTITUCIONES
La estructura institucional del mundo de la economía a finales del siglo XX difería en gran
medida de la existente a comienzos de siglo.

4.1 Las relaciones internacionales


La economia anterior a 1914 estaba dominada por Europa y EE.UU.
La Primera Guerra Mundial y su concomitante, la Revolución Rusa de 1917, provocaron
cambios fundamentales en esta estructura. La Rusia zarista desapareció, ocupando su
lugar la Unión Soviética. El imperio de los Habsburgo del centro-este de Europa también
desapareció, siendo reemplazado por varios estados nacionales. Alemania perdió su
imperio colonial, así como una parte sustancial de su propio territorio y población. Por
último, y en parte al menos como consecuencia de la guerra, las décadas de 1920 y 1930
vieron el nacimiento de las dictaduras fascistas en Italia, Alemania y algunas otras naciones
europeas, también con nuevas formas de organización económica.
Japón, que poseía un pequeño imperio prebélico en Asia, lo agrandó y se convirtió en
una importante potencia económica. La participación de Japón en la Primera Guerra
Mundial había estado principalmente motivada por su deseo de apoderarse de las
posesiones alemanas del Pacífico y sus concesiones en China, objetivo que logró.
La Segunda Guerra Mundial tuvo como consecuencia una profunda reorganización de
las relaciones internacionales, con importantes repercusiones económicas.
La rivalidad entre las dos nuevas superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética,
reemplazó las eternas disputas de las grandes potencias tradicionales europeas.Como
consecuencia de esta rivalidad, Europa se dividió de forma más clara y tajante que nunca
entre el este y el oeste: un bloque oriental bajo el dominio soviético y un grupo occidental de
naciones principalmente democráticas, la mayoría de ellas vinculadas política y
económicamente a Estados Unidos.
Japón, devastado por el bombardeo norteamericano, dentro del cual se incluyen las dos
únicas bombas atómicas lanzadas durante las hostilidades, sufrió casi cinco años de
ocupación por parte de fuerzas militares de Estados Unidos, esta le permitio surgir como
una nacion democratica, y en pocas decadas Japon se convirtio en la segunda economia
mundial.
Durante unos años, los comunistas chinos se aliaron con la Unión Soviética e intentaron
organizar su economía según su modelo. Tras romper con ella en 1960, probaron otros
experimentos y acudieron a otros recursos sin gran éxito. Finalmente, en los años setenta,
restablecieron relaciones diplomáticas y económicas con Estados Unidos y otras naciones
occidentales, y comenzó una nueva era de desarrollo económico con una curiosa mezcla
de empresa pública y privada.
Con el surgimiento de nuevas economia en “vias de desarrollo”, para facilitar un diálogo
constructivo y en parte para prevenir hostilidades inmediatas, se crearon un buen número
de organizaciones internacionales.
Propuesta por Woodrow Wilson, que fue su creador, la Sociedad de Naciones nació con
la firma del Tratado de Versalles en 1919, para garantizar la paz mundial y, de este modo, la
prosperidad. La sucesora de la Sociedad de Naciones, la Organización de las Naciones
Unidas, presenta un historial ligeramente mejor como guardián de la paz y ha engendrado
varios organismos especializados que tratan asuntos económicos y relacionados con la
economía.

4.2 El papel de Estado


Otro cambio institucional fundamental que afecta a todas las naciones en el siglo XX es el
gran aumento del papel del Estado en la economía. En el siglo XIX, en cambio, bajo la
influencia de los economistas clásicos, los gobiernos en general limitaron de forma
deliberada su intervención en la economía.
En la Unión Soviética, y en otras economías de estilo soviético, el Estado asumió toda la
responsabilidad de la economía a través de un sistema de planificación y control económico
global. Durante las dos guerras mundiales, la mayoría de las naciones beligerantes también
adoptaron controles y una participación del gobierno de gran alcance pero, con algunas
excepciones
En el período de entreguerras, todos los gobiernos intentaron, en general, con
poco éxito, seguir una política de recuperación y estabilización económicas.
La mayoría adoptó alguna forma de planificación económica, aunque no tan global o
compulsiva como la de la Unión Soviética. De ahí el calificativo de «economías mixtas» que
se ha aplicado a las naciones de Europa Occidental.
Las excepciones que hemos mencionado son de dos tipos: actividades directamente pro
ductivas
llevadas a cabo por parte o a instancias del Estado, y pagos por transferencias o re
distribución
de la renta por medio de impuestos y gastos públicos. Ya en el siglo XIX los municipios, por
ejemplo, llevaban las instalaciones de distribución de agua y gas y otros servicios públicos,
y en algunos casos los gobiernos nacionales construyeron, o nacionalizaron más tarde, el
ferrocarril. En el siglo XX, las industrias estatales se hicieron mucho más comunes, a veces
como consecuencia del fracaso de la empresa privada.
El otro motivo principal del crecimiento del papel del Estado —los pagos por transferencia—
también arranca de finales del siglo XIX, pero no adquirió grandes dimensiones hasta
después de la Segunda Guerra Mundial. En la década de 1880, Bismarck, el canciller
alemán, en gran parte por razones paternalistas, introdujo el seguro de enfermedad y
accidente obligatorio para los trabajadores y un sistema de pensiones limitado a jubilados e
inválidos. Poco a poco, otros países copiaron y ampliaron el alcance de estas innovaciones,
sobre todo después de la Primera Guerra Mundial;

4.3 Las distintas formas de empresas


La sociedad anónima de responsabilidad limitada, o corporación moderna, ya se hallaba
bien establecida en los principales países industriales a comienzos del siglo XX.
Las grandes sociedades anónimas de unidades múltiples, las «cadenas de tiendas»,
acabaron dominando el comercio minorista en industrias tan diversas como los productos
frescos o la electrónica de alta tecnología;
Este cambio fue facilitado por la existencia de holdings, empresas cuyo único negocio era
poseer (y dirigir) otras sociedades.
Estas tendencias a organizarse en sociedades mercantiles se dieron por primera vez en
Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX, pero se extendieron rápidamente por
Europa y el resto del mundo durante el siglo XX. Otro fenómeno también de origen
americano, la empresa multinacional.

4.4 Sindicatos obreros


A principios del siglo XX, el derecho de los trabajadores a organizarse y negociar colectiva
mente fue reconocido en la mayoría de las naciones occidentales

4.5 Instituciones informales


La importancia de las instituciones informales en las actividades económicas generalmente
ha aumentado con la extraordinaria extensión del derecho al voto en las sociedades
modernas, desde varones adultos con abundantes propiedades a todo ciudadano mayor de
edad dentro de las economías capitalistas industrializadas.

CAPITULO 14
1- CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Las víctimas militares ascendieron aproximadamente a 10 millones de bajas y el doble de
heridos. Las víctimas civiles directas también ascendieron a unos 10 millones, y otros 20
millones murieron del hambre y las enfermedades causadas por la conflagración.
Con anterioridad a 1914, la economía mundial había funcionado libremente y, en conjunto,
de forma eficaz. A pesar de algunas restricciones, como tarifas arancelarias, monopolios
privados y cárteles internacionales, el grueso de la actividad económica, tanto nacional
como internacional, estaba regulado por mercados libres. Durante la guerra, los gobiernos
de cada nación beligerante y los de algunas no beligerantes impusieron un control directo
sobre los precios, la producción y la asignación de mano de obra. Estos controles
incentivaron de forma artificial algunos sectores de la economía y por la misma razón
restringieron otros. Aunque la mayoría de los controles fueron eliminados al final de la
guerra, las relaciones anteriores a la misma no se restablecieron ni rápida ni fácilmente.
Un problema todavía más grave fue el resultante de la interrupción del comercio
internacional y de las modalidades de guerra económica a las cuales recurrieron los
beligerantes, especialmente Gran Bretaña y Alemania. La re lación comercial entre
Alemania y los otros cesó, por supuesto, de inmediato.
El hundimiento del buque de línea británico Lusitania en las costas de Irlanda en 1915, con
la pérdida de más de mil vidas (entre ellas, unas 100 americanas) originó una fuerte
protesta de Estados Unidos.
Estrechamente relacionada con la interrupción del comercio internacional y la imposición
de controles por parte de los gobiernos, la pérdida de mercados extranjeros tuvo
consecuencias todavía más duraderas. Alemania, por supuesto, estaba completamente
aislada de los mercados de ultramar. La guerra también trastocó el equilibrio de la
agricultura mundial. Al aumentar en gran medida la demanda de alimentos y de materias
primas al mismo tiempo que ciertas áreas dejaban de producir o eran eliminadas de los
mercados, la guerra estimuló la producción tanto en zonas donde ya estaba establecida
como en Estados Unidos y en áreas relativamente vírgenes, como Iberoamérica. Además
de perder los mercados extranjeros, las naciones beligerantes de Europa perdieron también
ingresos en concepto de transporte marítimo y otros servicios. La marina mercante
alemana, completamente inactiva durante la guerra, tuvo que ser entregada a los aliados en
concepto de pago por indemnizaciones de guerra.
Londres y otros centros financieros europeos del mismo tipo perdieron parte de sus
ingresos procedentes de la banca, los seguros y demás servicios financieros y comerciales,
que fueron transferidos a Nueva York y otros lugares (por ejemplo, Suiza) durante la guerra.
Las inversiones de Alemania en los países beligerantes fueron confiscadas durante la
contienda, y más tarde, liquidadas para las reparaciones de guerra. Estados Unidos, en
cambio, como resultado de la pujante exportación de excedentes y de sus grandes
préstamos a los aliados, pasó de ser deudor a ser acreedor.
El último trastorno en las economías nacional e internacional fue el ocasionado por la
inflación. Las presiones de las finanzas en tiempos de guerra obligaron a todos los países
beligerantes (y a algunos no beligerantes), excepto Estados Unidos, a abandonar el patrón
oro. Todos los beligerantes recurrieron el préstamo a gran escala y a la impresión de papel
moneda para financiar la guerra. La gran disparidad en los precios y, en consecuencia, en
los valores de la moneda, hizo difícil la reanudación del comercio internacional y causó
graves repercusiones sociales y políticas.

2- CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA PAZ


La Paz de París, como se conoce el acuerdo de posguerra, en lugar de intentar resolver los
serios problemas económicos causados por la conflagración, los exacerbó.
Los tratados de paz dieron lugar a dos tipos principales de problemas económicos: el
crecimiento del nacionalismo económico y los problemas monetarios y financieros.
El más importante fue el Tratado de Versalles, con Alemania. Devolvió Alsacia y Lorena a
Francia y permitió a los franceses ocupar la rica cuenca hullera del valle del Sarre durante
quince años. Dio la mayor parte de Prusia Occidental y parte de la Alta Silesia, rica en
yacimientos, a la recién creada Polonia, junto con otras cosas, se privó a Alemania del 13%
de su territorio anterior a la guerra y un 10% de su población de 1910. Por supuesto, sus
colonias en África y en el Pacífico habían sido ya ocupadas por los aliados (Japón entre
ellos), que quedaron ratificados en su posesión.
Alemania tuvo que rendir su armada, grandes cantidades de armas y munición,
la mayor parte de su flota mercante, 5.000 locomotoras, 150.000 vagones, 5.000 camiones
y otros productos y otras condiciones perjudiciales o sencillamente humillante. La más
humillante fue la famosa cláusula de «culpabilidad de guerra», el artículo 231 del Tratado de
Versalles, que declaraba que Alemania aceptaba «la responsabilidad de Alemania y sus
aliados por haber causado todas las pérdidas y daños... como consecuencia de la
guerra...». La declaración pretendía justificar las reclamaciones de los aliados de
«indemnizaciones» monetarias, pero los mismos aliados estaban tan divididos acerca de la
naturaleza y cantidad de las indemnizaciones, que no pudieron ponerse de acuerdo a
tiempo para la firma del tratado y tuvieron que nombrar una Comisión de Indemnizaciones
que debía redactar un informe para el 1 de mayo de 1921. John Maynard Keynes,
consejero económico de la delegación británica en la conferencia de paz, estaba tan en
desacuerdo que renunció a su puesto y escribió un famoso libro, The Economic
Consequences of the Peace [Las consecuencias económicas de la paz], en el que predecía
calamitosas consecuencias, no sólo para Alemania, sino para el resto de Europa, si no se
revisaban las cláusulas de las indemnizaciones.

Durante su guerra civil, Rusia desapareció de la economía internacional. Cuando reapareció


bajo el régimen soviético, sus relaciones económicas se llevaron de forma completamente
diferente a cualquier otra que hubiera habido antes. El Estado se convirtió en el único
comprador y vendedor en el comercio internacional. Compraba y vendía sólo aquello que
sus dirigentes políticos consideraban estratégicamente necesario o conveniente.
En Gran Bretaña, Los aranceles se mantuvieron (y aumentaron tanto en número como en
proporción) después de la guerra, al principio como algo «temporal», pero a partir de 1932
como política proteccionista oficial.
Un nacionalismo económico tan exagerado produjo el efecto contrario al que pretendían los
que lo instauraron: niveles de producción y renta más bajos, en lugar de más altos. Los
trastornos financieros y monetarios causados por la guerra y agravados por los tratados de
paz llevaron al derrumbamiento de la economía internacional.

En conjunto, al final de la guerra las deudas entre los aliados ascendían a más de 20.000
millones de dólares, de las cuales aproximadamente la mitad habían sido prestados por el
gobierno norteamericano. Estados Unidos, sin embargo,
consideraba los préstamos como asuntos comerciales. Aunque consintió después de la
guerra en reducir los tipos de interés y alargar el plazo de devolución, insistió en el pago de
todo el principal. En este punto surgió el problema de las indemnizaciones. Francia y Gran
Bretaña exigían que Alemania les pagara no sólo los daños a civiles sino también el coste
total en que habían incurrido los gobiernos aliados para continuar la guerra (una reparación
económica).
Mientras tanto, los alemanes habían empezado a pagar en efectivo y en especie (carbón,
productos químicos y otros bienes) ya en agosto de 1919, antes incluso de que se firmara el
tratado, y mucho antes de que se conociera el monto total. A finales de abril de 1921, sólo
unos días antes de la fecha tope del 1 de mayo, la Comisión de Indemnizaciones informó a
los alemanes que el total ascendería a 132.000 millones de marcos de oro (unos 33.000
millones de dólares), una suma que suponía más del doble de la renta nacional alemana.
Con las economías europeas debilitadas y el precario estado de la economía internacional,
Francia, Gran Bretaña y los restantes aliados sólo podían pagar a Estados Unidos si
recibían una cantidad equivalente en indemnizaciones. Las restricciones económicas
impuestas por los aliados, no obstante, junto a la debilidad interna de la República de
Weimar, hicieron imposible que el gobierno alemán obtuviera excedente suficiente como
para realizar sus pagos anuales. 1922, el valor del marco alemán empezó a descender de
forma alarmante como consecuencia de la fuerte presión de los pagos de guerra. A final de
año, la presión era tan grande que Alemania suspendió los pagos por completo.
En 1923, el gobierno imprimió ingentes cantidades de papel moneda para compensar los
pagos a los trabajadores y empresarios del Ruhr, lo que provocó una oleada de inflación
incontrolada. Llegado este punto las autoridades monetarias alemanas desmonetizaron el
marco y lo sustituyeron por una nueva unidad monetaria, el rentenmark, que equivalía a un
billón de marcos antiguos.

Una comisión internacional convocada precipitadamente bajo la presidencia de Charles G.


Dawes, un banquero inversor americano, recomendó una rebaja en los pagos anuales de
las indemnizaciones, la reorganización del Reichsbank alemán y un préstamo internacional
de 800 millones de marcos (unos 200 millones de dólares) a Alemania. El llamado Préstamo
Dawes, que en su mayor parte salió de Estados Unidos, permitió a Alemania reasumir los
pagos de las indemnizaciones y volver al patrón oro en 1924. Fue seguido de una afluencia
de capital americano hacia Alemania en forma de préstamos privados a los municipios
alemanes y empresas, que obtuvieron muchos empréstitos de Estados Unidos y utilizaron
las ganancias para la «racionalización» y modernización técnicas. Con el tiempo, el
gobierno alemán obtuvo las divisas que necesitaba para pagar las indemnizaciones.

3- LA GRAN RECECSION, 1929-1933


En el verano de 1928, los bancos y los inversores americanos comenzaron a restringir la
compra de obligaciones alemanas y de otros países para invertir sus fondos a través de
la Bolsa de Nueva York, que empezó consecuentemente a subir de forma espectacular.
Durante el alza especulativa del «gran mercado alcista», muchas personas con ingresos
modestos se vieron tentadas de comprar acciones a crédito. A finales del verano de 1929,
Europa estaba sintiendo ya la presión del cese de las inversiones estadounidenses en el
extranjero, e incluso la economía americana había dejado de crecer. El producto nacional
bruto norteamericano llegó a su máximo en el primer cuarto de 1929, para después ir
bajando de forma gradual;
En Europa, Gran Bretaña, Alemania e Italia estaban viviendo ya las angustias de una
depresión, pero, con los precios de las acciones en alza continua, los inversores
norteamericanos y los funcionarios públicos prestaron escasa atención a estos signos
preocupantes.
El 24 de octubre de 1929 —el «jueves negro» de la historia financiera americana— una
ola de pánico provocó una venta masiva de acciones en la Bolsa, haciendo que los precios
de éstas cayeran en picado y eliminando millones de dólares en valores ficticios de papel.
Otra oleada de venta se produjo el 29 de octubre, el «martes negro». El índice de los
precios de la Bolsa, que tuvo su punto máximo en 381 el 3 de septiembre (1926 = 100),
cayó a 198 el 13 de noviembre..., y siguió cayendo. Los bancos exigieron el pago de los
préstamos,forzando aún más a los inversores a lanzar sus acciones al mercado al precio
que quisiera dárseles. Los americanos que habían invertido en Europa dejaron de hacerlo y
vendieron su activo allí para repatriar los fondos. A lo largo de 1930 continuó la retirada de
capital de Europa, situando a todo el sistema financiero bajo una presión insoportable.
La quiebra de la Bolsa no fue la causa de la recesión —ésta ya había comenzado, en
Estados Unidos y también en Europa—, pero fue una clara señal de que estaba en marcha.
Según los términos del Plan Young, que había reemplazado al Plan Dawes en 1929 como
medio para arreglar el problema de las indemnizaciones, Alemania estaba obligada a hacer
un pago más de indemnizaciones el 1 de julio. En Estados Unidos, el presidente Hoover,
forzado por las circunstancias a reconocer la interdependencia de las deudas de guerra y
las indemnizaciones, propuso el 20 de junio una moratoria de un año en todos los pagos
intergubernamentales de deudas de guerra e indemnizaciones, pero era demasiado tarde
para contener el pánico. Francia contemporizó, y el pánico se extendió a Gran Bretaña,
donde el 21 de septiembre el gobierno autorizó al Banco de Inglaterra a suspender los
pagos en oro.
Sin un patrón internacional común, los valores de las monedas fluctuaban al azar,
en respuesta a la oferta y la demanda, influidos por la fuga de capital y los excesos del
nacionalismo económico, como reflejaban los cambios de los aranceles como medidas de
represalia.
Una de las características principales de las decisiones de política económica de 1930-1931
había sido su aplicación unilateral: las decisiones de suspender el patrón oro y de imponer
aranceles y cuotas habían sido tomadas por gobiernos nacionales sin una consulta o
acuerdo internacional y sin considerar las repercusiones o las respuestas de las otras partes
afectadas.
El último esfuerzo importante de cara a la cooperación internacional para terminar con
la crisis económica fue la Conferencia Monetaria Mundial de 1933. Propuesta por la
Sociedad de Naciones en mayo de 1932 y adoptada como resolución en la Conferencia de
Lausa-
LOS ORÍGENES DE LA CRISIS 1990-2007
Durante los años previos al estallidos la estabilidad financiera estaba en peligro

creciente desde el surgimiento de los títulos derivados, cuya función era diversificar riesgos

y la especulación, que cotizaban en un mercado nuevo con escasa regulación y supervisión.

También dentro de las reformas legales debemos destacar la suspensión de la ley Glass-

Steagall, que separaba los bancos comerciales de la banca de inversión, lo que provocó

que los bancos comerciales, aumenten sus operaciones en los nuevos y poco regulados

activos. Además, luego de la crisis de las puntocom caracterizada por la caída del valor de

las acciones tecnológicas en el 2000 y el atentado terrorista a las torres gemelas en EE.UU

en 2001, desató desconfianza e inseguridad en los mercados estadounidenses. Como

respuesta se encargó a la FED llevar adelante una politica monetaria laxa en la que se

redujeron las tasas de interes desde el 6,5% en 2001 al 1% o menos para 2004. A su vez el

congreso decidio la aplicacion de una politica fiscal expansiva en la que se redujeron

impuestos y se aumento fuertemente el gasto publico. Tambien la SEC en 2004 implemento

uan reforma en la que se permitian mayores margenes de apalancamiento, lo que atrajo la

atencio de bancos e inversionistas. (Marichal, 2010)

Todos estos factores estimularon un gran aumento de la liquidez en los mercados y

en el consumo. El acceso al credito era mas barato que nunca, por lo que los ciudadanos

estadounidenses no dudaron en pedir prestamos como hipotecas. Al mismo tiempo, se

flexibilizaron los requisitos para obtener hipotecas, por lo que los bancos otorgaron gran

cantidad de préstamos de escasa calificación e historial crediticio, conocidos como

hipotecas subprime. Las empresas calificadoras de riesgo como la Standard Poor´s y

Moody´s ignoraron los riesgos de estos créditos y contribuyeron a la ola de especulación.

(Madura, 2015). Por costumbre, “cuando subía la bolsa se calmaba el mercado inmobiliario, y

viceversa” (Marichal, 2010, pág.287) aunque esto no fue lo que sucedió en 2001/2006 cuando

los precios de inmuebles y las acciones de empresas subían conjuntamente, generando dos

burbujas paralelas (una hipotecaria y una bursátil). (Marichal, 2010). Un hecho considerado
detonante fue que un gran porcentaje de hipotecas eran a tasas variables (Adjustable-Rate

Mortgages, ARM´S), que a partir de 2007 entraron en vigencia, poniendo presión sobre la

capacidad de pago de los deudores provocando que mucha gente empiece a suspender los

pagos de sus hipotecas, desencadenando un efecto dominó en los mercados y en el

sistema financiero.

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