Clase Exploracion y Examen Mental

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EXPLORACION

PSICOPATOLOGICA Y
EXAMEN MENTAL EN NIÑOS
Y ADOLESCENTES
Anggy Karina Cuadros Cruz
PSICOLOGA
Especialista en Clinica y de la salud
Especialista en Familia
Magister en Salud Mental y Psicopatología en clínica
2023
¿Qué significa evaluar en psicología?

INTRODUCCIÓN

Popularmente, el término "evaluar" en psicología se asocia a la aplicación de tests,


cuestionarios y otros instrumentos con los que los psicólogos efectuamos un
psicodiagnóstico. Evidentemente, la evaluación es un proceso mucho más complejo que
requiere además, por parte del profesional, el estudio, integración e interpretación de
la diferente información recogida para efectuar el diagnóstico psicológico.

-Según definición de Fernandez Ballesteros (1.983), la Evaluación Psicológica: "es


aquella disciplina de la Psicología que se ocupa del estudio científico del
comportamiento (a los niveles de complejidad necesarios), de un sujeto o de un grupo
de sujetos determinado, en su interacción recíproca con el ambiente físico y social, con
el fin de describir, clasificar, predecir, y, en su caso, explicar su comportamiento".

-La evaluación o psicodiagnóstico es el paso previo para construir la intervención o


tratamiento psicológico ante un trastorno clínico

https://www.youtube.com/watch?v=ufVuhKAK5EY
Objetivos de la Evaluación

1- Conocer las causas y factores que intervienen en


el origen, desarrollo y configuración del problema.
Identificar los factores de riesgo en su entorno
familiar-escolar y social.
2- Conocer el desarrollo psicobiológico del niño.
Cuales son los signos, síntomas, síndromes o
enfermedades que presenta o ha presentado. Para
ello es necesario la recogida de datos mediante la
entrevista y cuestionarios para los padres. Deberán
también aportar aquellos informes médicos u
psicológicos relevantes que hayan sido efectuados
hasta la fecha.
3- Formular el juicio clínico en base a los datos
obtenidos: Psicodiagnóstico.
4- Preparar y aplicar el plan de
Intervención (Tratamiento). https://psicodiagnosis.es/areaespe
cializada/instrumentosdeevaluacio
n/index.php
Peculiaridades de la Evaluación infanto-
juvenil

La evaluación o psicodiagnóstico infanto-juvenil,


mantiene algunas similitudes con la de los adultos,
especialmente en lo referente a la necesidad del estudio
científico de conductas y de contar con instrumentos
fiables (que sean precisos en la medición) y válidos (que
midan la variable que pretenden medir y no otras).

Sin embargo, la evaluación con niños supone un gran


desafío para el clínico y requiere de conocimientos y
técnicas especiales. El niño es un "ser en desarrollo", en
permanente cambio y, aunque dicho desarrollo puede
considerarse que se da a lo largo de toda su vida, es en
la etapa infantil y adolescente cuando se dan los
cambios biológicos y comportamentales que mayor
trascendencia van a tener en la "construcción" de la
persona adulta.
Características específicas evaluación niños

1. El niño no acude a consulta por propia


iniciativa ni se percibe a sí mismo como sujeto
susceptible de evaluación y/o tratamiento
psicológico. Son los adultos los que lo remiten
y, por tanto, el planteamiento del problema,
motivo de consulta, vendrá condicionada por
los valores de los adultos y las expectativas que
éstos tengan sobre el niño
2. El problema se evaluará teniendo en
cuenta que los adultos forman, en menor o
mayor grado, parte de la génesis, evolución y
mantenimiento del problema, por tanto, su
forma de afrontar el problema va a condicionar
el proceso diagnóstico y de intervención
psicológica. A menor edad, mayor necesidad
de recurrir a personas allegadas al niño para la
buena marcha del proceso terapéutico.
3. La imprevisible remisión o no de algunos
trastornos infantiles provoca, con frecuencia,
cierto desconcierto en el sentido de que se
puede esperar a que se produzca un cambio
natural, a medida que el niño se haga mayor y,
consecuentemente, no se intervenga
tempranamente, con lo que se puede haber
perdido un tiempo precioso (sobretodo en los
casos más severos).
4. La información que nos puede transmitir un
niño es mucho más limitada. Puede tener
dificultades de expresión verbal, deficiencias
cognitivas, etc... También pueden aparecer
miedos o distorsiones en sus explicaciones al
interactuar con un adulto que no conoce

5. El pronóstico evolutivo del trastorno varia


en función de las diferentes edades en las que
se ha iniciado el mismo, condicionando, a su
vez, la gravedad y posible cronicidad de los
síntomas.
6. Es evidente que la evaluación en niños y adolescentes
deberá también hacerse con "perspectiva de futuro", es decir,
el niño no tan solo se ve en su medio y circunstancias actuales,
sino con proyección hacia los retos o cambios vitales a los que
se enfrentará

7. Resaltar la importancia de las variables ambientales.


La razón es que el niño está sometido a un mayor
control por parte del entorno físico y social que el
adulto, siendo, por tanto, más susceptible a estos
factores. Aún cuando el trastorno tenga un componente
orgánico identificado, las variables ambientales deben
ser tenidas en cuenta. Hay que recordar al respecto que
organismo y ambiente interactúan constantemente. A
menor edad se supone mayor influencia de las variables
situacionales.
CAP (Creatividad-Asesoramiento-Prudencia).

Además de las características señaladas


anteriormente, el evaluador infanto-juvenil
deberá tener en cuenta tres principios
generales para abordar con éxito la evaluación
e intervención dentro de esta población. Estos
principios se agrupan bajo las siglas
CAP (Creatividad-Asesoramiento-Prudencia).
Tres principios fundamentales: CAP

CREATIVIDAD
Cuando tratamos de evaluar mediante las
diferentes pruebas a niños y adolescentes, no
basta con contar con la correspondiente
formación profesional y el conocimiento
técnico de cada una de las pruebas. Las
peculiaridades de esta población hace
necesario que seamos lo suficientemente
hábiles para adaptarnos a las características de
cada niño y sepamos envolver cada prueba de
un color y una forma específica para que le
resulte lo más atractiva posible. Debemos ser
creativos.
ASESORAMIENTO

Cuando se trata de evaluar e intervenir en


niños, no hay que perder de vista que parte
fundamental de nuestro trabajo, tanto en
tareas de evaluación como de intervención,
debe dirigirse al asesoramiento de padres,
maestros u otros. Por tanto, el profesional
debe tener una alta capacidad para sintetizar
los resultados de las diferentes pruebas,
trasladarlas a los familiares y ser capaz de
dotarles de las herramientas necesarias para
un funcionamiento autónomo. A medida que
el niño es más pequeño (más dependiente de
los padres) esto se hace más necesario.
PRUDENCIA

La Evaluación infantil y juvenil tanto en su


parte evaluativa como en la de tratamiento
debe estar presidida también por el principio
de prudencia. Ello hace referencia a que el
niño es un ser en desarrollo y que puede haber
cambios fisiológicos o en su entorno que
puedan hacer variar el diagnóstico y los
pronósticos efectuados. Por tanto, incluso en
casos muy obvios, debemos ser muy cautos a
la hora de establecer afirmaciones
contundentes acerca del desarrollo futuro de
cualquier trastorno, esto sirve igual para
pronósticos buenos como para los malos.
La interacción niño-psicólogo en la
evaluación
El primer encuentro se puede producir con la familia y sin la presencia del niño si las circunstancias
así lo aconsejan (por ejemplo niños con trastornos emocionales que no quieren salir de casa).

Ello permite la recogida de información previa y preparar mejor el primer encuentro con el niño. De
todas formas, lo habitual es que padres y niño o joven vengan juntos el primer día.

Tras una breve presentación del psicólogo ante todo el grupo y roto el hielo podemos invitar al niño
con la excusa de que realice alguna actividad (dibujo, juego u otro) a que vaya a otra sala.

Esto permite que los padres se expresen más libremente evitando al niño que escuche como se
explica su problema al psicólogo.

Posteriormente podemos ya traer de nuevo al niño para iniciar con él alguna actividad y que se vaya
familiarizando con el profesional en ausencia de los padres.
El juego, como medio comunicativo, es el
preferido hasta los 7 u 8 años de edad.
Acompañado de diálogo imaginario donde el
niño puede expresarse a partir de dibujos,
objetos o juguetes es especialmente útil.
La importancia del juego: romper
resistencias

Con cierta frecuencia hay niños tímidos que


acuden a consulta con temores acerca de lo
que el terapeuta les preguntará o hará. Ello es
especialmente notorio en el caso de niños que
han sufrido abusos o maltratos físicos y/o
psíquicos. El juego libre con cualquier objeto
(pelota, cartas infantiles, juguetes, etc..),
suelen ayudar al niño y terapeuta en el
establecimiento de un primer contacto donde
lo importante será ganar confianza y
seguridad. En el contexto del juego, el
terapeuta será visto como un compañero lo
que propiciará un ambiente más idóneo para
la auto-revelación y la expresión emocional
con menos resistencias.
Evaluación en etapa infantil

El Dibujo, como parte del juego, puede


aportarnos información valiosísima desde
el primer momento. Es probable que las
claves de sus problemas o conflictos
queden de una manera u otra reflejada en
el papel. El dibujo libre, hecho con una
hoja en blanco y un simple lápiz es, a
veces, la mejor manera de proyectarse el
niño. Al finalizarlo, el psicólogo puede
adentrarse, con la ayuda de las
explicaciones del niño, en su mundo
particular, sus miedos, anhelos y
frustraciones.
Otra herramienta fundamental, incorporada en
los últimos años, el computador. Mediante
juegos educativos podemos establecer la
interacción con el niño, al tiempo que tenemos
una primera impresión de sus posibles
destrezas en ámbitos concretos. La
presentación en pantalla con gran colorido y
sonido, propician un entorno visualmente más
atractivo y motivador.

-Independientemente de la prueba o
instrumento utilizado, el niño nos aportará,
indirectamente, otros datos interesantes: su
actitud, sus verbalizaciones, su
psicomotricidad, sus expresiones faciales,
etc...Todas ellas deben ser valoradas en el
conjunto de la evaluación
-El trabajo con niños requiere creatividad,
capacidad para sorprenderle, de cambiar sobre
la marcha cuando se descubre algún elemento
de interés. Es un constante aprendizaje mutuo
en el que, muchas veces, es el niño quien nos
sorprende a nosotros

-Esta riqueza del paisaje psicológico infantil


solicita paciencia, saber esperar, no agobiar. No
se puede pretender que se abra en el primer
momento con un simple juego. La
compensación llegará en forma de una
relación de colaboración y confianza mutua.
Evaluación con adolescentes
A partir de la pre adolescencia y posterior
pubertad, en los canales comunicativos con el
niño empieza a tomar relieve progresivamente
el uso de la palabra. A estas edades se suele
tener una imagen peyorativa y distorsionada
de la figura del adulto a la que se suele
cuestionar como medio de buscar su propio
"yo", su identidad, en un marco social que es
visto como hostil. Probablemente, el
adolescente que viene a consulta, lleva ya, una
carga de emociones negativas fruto de alguna
de sus experiencias familiares, escolares o
sociales no resueltas. Los padres, como
modelos, pierden influencia en favor de los
grupos de iguales que pasan a ser los
referentes principales de los adolescentes.
-Creemos, que la relación con el
adolescente y, salvando las peculiaridades
o gravedad de cada caso, puede empezar
a construirse a partir de las siguientes
pautas generales:

1. Saber escuchar y comprender su


punto de vista. Desarrollo de la
empatía. Debemos ser sensibles a su
percepción de las cosas y procurar
entender los factores que producen
y/o mantienen el problema.
Estamos para proponerle estrategias
para superarlo no para imponerle
nuestros valores o creencias.
2. Establecer una relación de cordialidad y
franqueza. Sin sermones, sin reproches. No
le vamos a obligar al "cambio". Le vamos a
proporcionar otros puntos de vista para que
él construya su propia elección. El
adolescente está en proceso de maduración
a la etapa adulta y debemos, de entrada,
"respetar" sus preferencias, tendencias,
etc...Su personalidad se está forjando. Desde
la psicología, no debe haber imposiciones
morales sino la voluntad de acompañar a los
jóvenes en sus tomas de decisiones ante un
problema. No decidiendo por ellos, sino
dándoles instrumentos para que ellos
mismos las puedan tomar con mayor
conocimiento de causa, siempre desde el
respeto a sí mismo y a los demás.
3.Entorno de Privacidad. El adolescente
puede informarnos de situaciones que no
desea sean conocidas por sus allegados.
Esto puede provocar un serio problema
profesional. Los padres tienen derecho a
ser informados acerca de todos los
aspectos de la evaluación. Sin embargo,
pueden producirse situaciones en las que
la confianza (que es vital para la buena
marcha del proceso terapéutico) dependa
de nuestra discreción. El profesional
deberá valorar cada situación en concreto
y actuar en consecuencia. En el caso de
que lo informado entrañe riesgo para la
integridad física o psíquica del niño u otros,
evidentemente, debe ser informado a los
padres o tutores, estableciendo el plan de
actuación pertinente.
4. Complicidades. Dependiendo del problema,
puede hacerse necesario recurrir a algún
amigo o persona de su confianza,
principalmente aquellos que sean de su misma
edad, para colaborar en la dinámica
terapéutica. En tareas de control de
actividades, aprendizaje de habilidades
sociales, relaciones interpersonales o
retraimiento, pueden ser de gran ayuda
El examen mental

El examen mental es el equivalente


psiquiátrico al examen físico médico y se
lleva a cabo al compás de cómo
transcurren las sesiones de entrevista. El
examen mental como herramienta
diagnóstica es propio de la psicopatología
descriptiva

Ejercicio protocolo de examen


mental.
Gracias
Por su atención

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