COMPENDIO UNIDAD IV-INTERVENCIÓN COMUNITARIA (1) (1)

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PSICOLOGÍA EN LÍNEA

INTERVENCIÓN COMUNITARIA
2 créditos

Profesor Autor:

Lic. Inger Maitta Rosado Mg.

Titulaciones Semestre

• Lcdo. en Psicología Séptimo

Tutorías: El profesor asignado se publicará en el entorno virtual de aprendizaje


online.utm.edu.ec), y sus horarios de conferencias se indicarán en la sección
Cronograma de Actividades
PERÍODO OCTUBRE 2023 – ENERO 2024

Índice

Resultado de aprendizaje de la asignatura ................................................... 4

Tema 1. Procesos de Intervención Comunitaria ........................................... 4

Definición y análisis del tema, comunidad o problema ............................. 5

Población .............................................................................................. 6

Tema 2. Evaluación inicial ........................................................................... 7

Cuestionamientos a los que debe responder un programa de intervención

comunitaria. ............................................................................................. 8

Tema 3. Diseño/planificación de la intervención........................................ 10

1. Justificación.................................................................................... 11

2. Objetivos ......................................................................................... 11

3. Metas .............................................................................................. 12

4. Sistemas de Evaluación................................................................... 12

5. Monitoreo ........................................................................................ 12

6. Recursos ......................................................................................... 13

7. Presupuesto .................................................................................... 13

8. Plan de acción ................................................................................. 14

9. Cronograma de las actividades ........................................................ 14

Ejecución e implementación ................................................................... 14


Finalización y evaluación de resultados .................................................. 16

Tema 4. Diseminación de la intervención ................................................... 18

Bibliografía ................................................................................................ 20

Tabla 1 Ficha de monitoreo .................................................................... 13

Tabla 2 Esquema de sesión aplicativa .................................................... 14


Unidad 4: Procesos de Intervención Comunitaria.
Resultado de aprendizaje de la asignatura.

Explicar (Analizando), los principales problemas de la Psicología de los


grupos, así como planificar programas de intervención psicosocial.

Introducción

La intervención comunitaria se erige como una herramienta fundamental en el


abordaje de problemáticas sociales y de salud que afectan a grupos de individuos en
contextos específicos. En este capítulo, exploraremos detenidamente las diversas
etapas que componen un Programa de Intervención Comunitaria (PIC), desde su
concepción hasta su implementación, evaluación final y Diseminación de la
Intervención.

A lo largo de este capítulo, revisaremos cada fase de un Programa de Intervención


con detalle, proporcionando herramientas y perspectivas para aquellos involucrados
en el diseño, ejecución y evaluación de programas de intervención comunitaria. La
efectividad de estos programas depende de una comprensión holística y reflexiva de
los desafíos que enfrentan las comunidades, conocer sus problemas y también los
recursos con los que cuentan y en los que nos podemos apoyar para la solución de
sus debilidades, aplicando las técnicas desde enfoques adaptativos y colaborativos
para su abordaje de una manera más efectiva.
Tema 1. Procesos de Intervención Comunitaria

Definición y análisis del tema, comunidad o problema

Alipio Sánchez (1991) comentábamos que, si partíamos de una

comunidad, tendremos una:

Delimitación social y geográfica del tema relativamente clara que nos

facilitara el acceso —evaluativo e interventivo— al objeto de la

intervención y —además— podremos contar con los lazos, interacciones

sociales y psicosociales y núcleos organizativos comunitarios (centros

cívicos, asociaciones, parroquias, centros asistenciales, de reunión o

actividades, etc.) como trama que facilite o intermedie la intervención.

Como desventajas, estaremos frente a una unidad interventiva muy

compleja en términos de problemática, grupos e intereses sociales, que

requerirá una intervención paralelamente multifacética (idealmente, un

plan integral), con una evaluación y diseño complejos y nada fáciles.

(pág. 173)

En términos generales, podríamos extender la idea a organizaciones con

base territorial, como una escuela, un centro de producción o un centro de

servicios, entre otros. En este caso, el énfasis en la territorialidad estaría

siendo reemplazado por una mayor estructuración y organización en función

de intereses previamente definidos, ya sean sociales, profesionales o

funcionales. Sánchez (1991) continúa explicando que:

Si partimos de un problema —o necesidad— tenemos, por el contrario,

un tema (relativamente) monográfico de intervención (droga o


marginación) lo que simplifica y centra el proceso. Carecemos, en

cambio, de los elementos organizativos, asociativos y relaciónales a

nivel social y psicosocial que faciliten la acción (excepto si los afectados

por el problema han formado algún tipo de asociación, lo cual sería un

buen punto de partida). Tampoco podemos contar con la vecindad

geográfica, lo que dificulta —y encarece— notablemente el acceso a los

afectados, la evaluación (sobre todo si hemos de hacer un sondeo

muestral) y la intervención, tanto en términos asociativos como de

prestación de servicios. La intervención puede organizarse aquí a partir

de los centros de asistencia o tratamiento (el elemento

"homogeneizador" o compartido por esa población) o territorialmente, a

partir de la división más adecuada de la administración local (distrito,

municipio, comarca, provincia). (pág. 173)

De manera parecida, podemos expresar algo parecido al abordar un

aspecto positivo que se desea fortalecer, como la participación, la gestión del

tiempo libre, el impulso de relaciones interpersonales o sociales, el

crecimiento personal o grupal, la dinamización de un conjunto de personas,

o la concienciación en relación con un tema específico, entre otros.

Población

Una población —como unidad de intervención— está definida por

parámetros demográficos — o sociales— como la edad, el sexo, nivel de

renta, situación escolar o laboral, etc. Por ejemplo, los adolescentes, la

tercera edad o las mujeres. Esto facilita la localización y —hasta cierto

punto— el acceso al grupo blanco de la intervención, aunque, en


general, esa población puede ser bastante diversa respecto a factores

importantes (zona de residencia, clase social, educación, asociaciones,

etc.) y padecer problemáticas múltiples, careciendo, como en el criterio

anterior, de los lineamientos sociales y psicosociales generados por el

vecindario comunitario.

En la parte positiva, los individuos suelen presentar elementos

comunes (intereses, problemática básica, cultura generacional, etc.)

sobre todo si se trabaja por criterios evolutivos o de edad. Con

frecuencia una población viene definida por un problema compartido:

Los drogadictos, los parados o las mujeres maltratadas. En este caso

este criterio se combina con el anterior y tenemos una problemática

más definida y concreta. (Sánchez, 1991)

Tema 2. Evaluación inicial

Esta etapa fue explicada en la unidad 3, con la denominación general

de "Métodos principales de evaluación de necesidades comunitarias". Se

refiere a la identificación y evaluación inicial de los problemas o necesidades

existentes, un paso fundamental para la planificación de la intervención que

seguirá posteriormente.

Alipio Sánchez en su libro de “Psicología Comunitaria” (1991), explicaba

que en esencia se trata de un análisis y valoración del:

Sistema social o comunidad desde el punto de vista del tema o

problemática de interés —y de su resolución—, con aplicación de las

metodologías métricas y de diseño experimental apropiadas, teniendo


en cuenta que debemos constatar posteriormente los efectos (eficacia,

eficiencia, impacto) del programa interventivo frente a como habría

evolucionado el tema o sistema social si no se hubiera producido la

intervención. También deben tenerse en cuenta —junto a los

informativos— los efectos e implicaciones relaciónales y valorativos del

proceso evaluativo y de los diversos enfoques utilizados.

Esos enfoques o métodos habituales fueron agrupados en 5

apartados: Informantes clave, grupos estructurados y foros

comunitarios, tasas de personas tratadas, encuestas poblacionales e

indicadores sociales. También se ilustraron áreas, metodologías o

técnicas concretas de evaluación de necesidades o programas como la

calidad de vida, estrés, climas sociales, consecución de objetivos (GAS)

y planificación y evaluación a través de los grupos nominales. (pág. 174)

Cuestionamientos a los que debe responder un programa de intervención

comunitaria.

Un programa de intervención comunitaria en psicología debería abordar

varios cuestionamientos fundamentales para asegurar su efectividad y

relevancia. Aquí hay algunos ejemplos de preguntas que un programa de este

tipo podría necesitar abordar:

1. ¿Cuál es el objetivo principal del programa?

- Definir claramente el propósito y los resultados esperados del

programa.
2. ¿Cuáles son las necesidades específicas de la comunidad?

- Realizar una evaluación de las necesidades para comprender los

problemas y desafíos clave que enfrenta la comunidad.

3. ¿Quiénes son los miembros clave de la comunidad y las partes

interesadas?

- Identificar a las personas y grupos que tienen un interés directo en

el programa y podrían contribuir o beneficiarse de él.

4. ¿Cómo se va a abordar la diversidad cultural y social de la

comunidad?

- Considerar la diversidad en la comunidad y cómo el programa puede

adaptarse para ser inclusivo y respetuoso de las diferencias culturales

5. ¿Cuáles son los recursos disponibles en la comunidad?

- Evaluar los recursos existentes que pueden ser utilizados para

fortalecer el programa y facilitar su implementación.

6. ¿Cómo se medirá el éxito del programa?

- Establecer indicadores claros y medibles para evaluar el impacto y

la efectividad del programa.

7. ¿Cómo se fomentará la participación activa de la comunidad?

- Desarrollar estrategias para involucrar a los miembros de la

comunidad en el diseño, implementación y evaluación del programa.

8. ¿Cuál es la estrategia de intervención específica?


- Describir detalladamente las actividades y enfoques que se

utilizarán para abordar las necesidades identificadas

9. ¿Cómo se garantizará la sostenibilidad a largo plazo del

programa?

- Considerar la viabilidad a largo plazo del programa, incluyendo

aspectos financieros y de recursos humanos.

10. ¿Cómo se abordarán los posibles desafíos y barreras?

- Identificar posibles obstáculos y desarrollar estrategias para

superarlos durante la implementación del programa.

11. ¿Cómo se comunicarán los resultados a la comunidad?

- Establecer un plan de comunicación para informar a la comunidad

sobre el progreso y los logros del programa.

Estos cuestionamientos son esenciales para diseñar un programa de

intervención comunitaria efectivo y adaptado a las necesidades específicas de

la población a la que se dirige.

Tema 3. Diseño/planificación de la intervención

La organización de esta etapa en la intervención comunitaria es esencial

para establecer los criterios que guiarán el curso de la intervención. En este

sentido, es crucial abordar meticulosamente los elementos necesarios, los

cuales deben ser desarrollados con atención para lograr los objetivos y metas

establecidos.
Sánchez & Del Pilar (2008) explican estos elementos con sus propios

criterios y citando a varios autores:

1. Justificación

Responde a la pregunta ¿Por qué realizamos el programa?, en este

punto hay que realizar una descripción detallada de lo que contiene el

programa, definiendo y caracterizando el problema o tema central y las

acciones que se pretenden realizar, debemos contextualizar de acuerdo

a los grupos con los que se vaya a realizar el programa.

Debe explicar claramente su naturaleza, las principales razones

de su priorización y su contribución al desarrollo del ámbito y

particularmente de la población objetivo. En este elemento se debe

hacer uso de los resultados obtenidos en las tres primeras fases, ya que

son las sustentadoras para el curso del programa. Lo que se pretende

es que la persona que desea conocer el programa pueda tener una idea

exacta acerca de lo fundamental de la misma.

2. Objetivos

Explicitar los objetivos es responder a la pregunta ¿para qué se hace?,

se trata de indicar el destino del programa o los efectos que se

pretenden alcanzar. Conforman el elemento fundamental ya que

expresan los logros definidos que se busca alcanzar. Debemos

diferenciar entre objetivo general y objetivos específicos; el primero es

el propósito central del programa, mientras que los segundos son

complementarios y necesarios para alcanzar o consolidar el objetivo

general. (Ander-Egg, 2000). La buena formulación de los objetivos es


garantía de elaborar un buen programa, es en torno a los objetivos que

se da coherencia al conjunto de actividades que componen el programa.

(pág. 86)

3. Metas

Son logros cuantificables al final de un proceso usando los criterios de

cantidad, calidad y tiempo, la exigencia de considerar metas se

fundamenta en la necesidad de explicar qué cosas queremos lograr

específicamente con los procesos de cambio enunciados. (Águila, 2006)

4. Sistemas de Evaluación

Los diversos medios para comprobar si los programas alcanzan sus

objetivos y ofrecen enseñanzas para el diseño, la planificación y la

administración de programas futuros. (Bucheli, 2006). Debe

considerarse como se estructurará la evaluación y en qué niveles.

Generalmente se establece tres niveles: evaluación inicial (la misma que

es parte de esta propuesta de intervención), evaluación de proceso y

evaluación final (parte de la fase siete de nuestra propuesta)

5. Monitoreo

Un proceso de monitoreo produce de manera permanente información

que es valiosa en la medida que se le dé la utilidad adecuada. En este

punto debe proponerse el sistema que se seguirá al realizar el monitoreo

y la ficha que se utilizará en el proceso. En la tabla 1, podemos apreciar

un modelo de ficha para el monitoreo (Opción, 2001)


Tabla 1 Ficha de monitoreo

6.

Recursos

Elemento indispensable para realizar el programa, debe incluirse los

recursos humanos, materiales, técnicos (se incluye las estrategias

participativas) y financieros (en el caso de que alguna persona o

institución otorgue una bonificación)

7. Presupuesto

Los recursos necesarios para el logro de cada objetivo y metas

específicas, debe presentarse el costo de los materiales, humanos y

técnicos.
8. Plan de acción

En este elemento debe presentarse las sesiones de trabajo para las

acciones a realizar durante la ejecución, ya que éstas serán

monitoreadas. En la tabla 2 tenemos los criterios a tener en cuenta al

estructurar nuestras sesiones de trabajo.

Tabla 2 Esquema de sesión aplicativa

9. Cronograma de las actividades

Debe calendarizarse cada actividad en periodos mensuales, bimensuales,

trimestrales etc.

Ejecución e implementación

Esta fase operativiza todo el trabajo estructurado en las fases

anteriores, se implementan las sesiones preparadas en la fase cinco,

haciendo uso de estrategias participativas. Durante esta fase debemos


aplicar nuestra matriz de monitoreo, estructurada en la fase cinco,

buscando comprobar la efectividad y eficiencia del proceso de ejecución,

mediante la identificación de los aspectos limitantes y/o ventajosos, con

propósito de detectar de manera oportuna las fortalezas y deficiencias

de los procesos de ejecución, a fin de hacer ajustes para una óptima

gestión de las iniciativas, “para optimizar los resultados esperados y

responder a las expectativas de la ciudadanía”. (Indes, 2007)

Sánchez & Del Pilar (2008) hablan sobre el monitoreo y como este hace

un acompañamiento que:

Permite juzgar con transparencia la ejecución del programa,

manteniendo el supuesto que el plan de acción preprogramado siga

siendo el camino indicado para lograr los objetivos del programa.

Además del monitoreo, se aplica la evaluación de proceso para

medir el avance en el logro de los resultados y estimar el grado en el

que se espera alcanzar los objetivos, así mismo establecer la utilización

de los recursos asignados e identificar las dificultades en el desarrollo

de las actividades, además se verifica si el grupo utiliza las estrategias

o recursos que se trabajaron, ya que ello nos dará luces de la

sostenibilidad del programa.

Es preciso señalar que durante la implementación debe aplicarse

el registro anecdótico a fin de tener en detalle las acciones que se

desarrollaron, además es una excelente fuente de verificación para los

indicadores logrados; así mismo la aplicación de estrategias


participativas facilitan el mantenimiento de la motivación, factible para

el avance del trabajo y el logro de objetivos. (pág. 88)

Finalización y evaluación de resultados

Para la etapa final de evaluación de resultados Alipio Sánchez (1991),

señala que:

Una vez cubiertos los objetivos de la intervención o agotado el curso

planificado —y presupuestado— de los programas previstos, aquélla se

dará por finalizada, en el sentido de que cesará la actuación externa y

formal del personal y la estructura organizativa puesta en marcha para

realizarla. Siendo estrictos, el esfuerzo interventivo no debería tener,

probablemente, un final en el tiempo, pues es dudoso que los esfuerzos

interventivo externos —con recursos y actuación limitados casi

siempre— alcancen plenamente los objetivos planteados o consigan una

mejoría substancial — menos aún la solución total— de la cuestión.

Será suficiente, habitualmente, si se consigue iniciar procesos

dinamizadores, cambiar tendencias negativas o desarrollar algunas

estructuras técnicas o sociales en la dirección adecuada y que tengan

algún tipo de impacto positivo sobre el problema. Y esto, porque los

problemas sociales son enormemente complejos y de profundas raíces,

llevando años su resolución y surgiendo, casi siempre, otros problemas

derivados de las propias soluciones y el cambio de situación global que

generan.

En este sentido el esfuerzo interventivo debería ser continuo,

durando tanto como el propio problema o cuestión que lo motiva. Los


medios técnicos y económicos son, por el contrario, limitados forzando

la finalización de los programas en un punto dado, aunque entendemos

que la finalización de un programa no significará nunca la terminación

de los esfuerzos de la propia comunidad -y de los sistemas políticos

reguladores- por alcanzar los objetivos o resolver los problemas que

motivaron el programa, especialmente si a intervención quedó lejos de

esos objetivos o del final del problema. (págs. 181, 182),

(Aubel, 2000) La evaluación final procura determinar y de manera sistemática

y objetiva, la relevancia, eficacia, eficiencia e impacto del programa, a la luz

de sus objetivos. Así, la evaluación se extiende más allá del monitoreo porque

reconoce que el plan de acción constituye una hipótesis con respecto al

camino que nos puede conducir al logro de los objetivos. De hecho, la

evaluación consiste en una prueba de esa hipótesis una verificación de que

dicho camino efectivamente esté conduciendo a las mejoras en las

condiciones de vida que se buscaban promover.

(Sánchez & Del Pilar, 2008) Esta fase nos lleva al resultado del trabajo, para

ello aplicamos nuevamente la matriz de observación participante, la misma

que se empleó en la evaluación inicial, bajo los mismos indicadores; los

resultados de esta observación son comparados con la situación inicial, y para

determinar en qué medida fueron dándose los cambios de manera favorable,

se triangula con la evaluación de proceso; así tenemos: evaluación inicial-

evaluación de proceso evaluación final, a ello acompaña el análisis reflexivo

de los resultados.
Tema 4. Diseminación de la intervención

Sánchez (1991) analiza la diseminación de programas de intervención

como:

Otra operación relativamente novedosa, y apenas planteada en la

práctica habitual. Se refiere a la difusión efectiva de programas ya

ejecutados (con resultados conocidos, por tanto) a otros entornos

organizacionales o sociales (comunidades, ayuntamientos, escuelas,

hospitales, entornos barriales) similares a aquél en que se desarrolló la

experiencia interventiva y receptores o clientes potenciales de ella.

Para fundamentar esta información, Sánchez & Del Pilar (2008),

refieren que:

Al presentársele a la comunidad los resultados obtenidos, ésta analiza

los mismos y plantea sus opiniones o sugerencias sobre el modelo que

se aplicó, puede obtenerse además lecciones aprendidas, en las que se

muestra a la comunidad los factores que se fortalecieron y la

importancia de la consecución de acciones similares.

Las fases propuestas como proceso de intervención en Psicología

Comunitaria buscan realizar un trabajo conjunto con la comunidad y

aplicar a la vez una metodología que pueda ser incorporada por la

comunidad, las estrategias y secuencias son claramente establecidas y

detalladas a fin de facilitar la apropiación del recurso por parte de la

comunidad, ya que es ella quien debe implementar programas de

desarrollo y evaluar la pertinencia de las mismas.


En este sentido el profesional de este ámbito asume un

compromiso muy especial en la consecución de una mayor calidad de

vida de las personas y del bienestar de las comunidades y ha de

integrarse en la concepción de una ética global que contemple el respeto

estricto por los derechos humanos y libertades de los individuos y de

los pueblos, lo cual podría traducirse en la responsabilidad como

interventores sociales de facilitar el cambio y uso de recursos,

promoviendo un desarrollo sostenible que se oriente a un cambio social

favorable para las futuras generaciones. (págs. 88,89)


Bibliografía

Águila, D. (2006). El marco lógico como instrumento de gestión y

evaluación de proyectos sociales. PUCP. Bases conceptuales e

instrumentales del monitoreo y la evaluación de proyectos sociales.

Lima.

Ander-Egg, E. (2000). Cómo elaborar un Proyecto. Guía para diseñar

proyectos sociales y culturales. Buenos Aires: Lumen Humanitas.

Aubel, J. (2000). Manual de Evaluación Participativa del Programa:

Involucrando a los participantes del programa en el proceso de

evaluación. Madrid: Nueva Imprenta S.A.

Bucheli, B. (2006). Fundamentación teórica y ética de la evaluación social

de proyectos. Material de Trabajo. Lima: Pontificia Universidad

Católica del Perú.

Indes. (23 de agosto de 2007). Diseño y gerencia de políticas y programas.

Obtenido de

http://www.risolidaria.org/canales/canal_drogadiccion/6_factore

s/

Opción. (2001). Gestión en Programas Sociales. Desde una perspectiva de

género. Lima: Laymar.

Sánchez, A. (1991). Psicología Comunitaria Bases Conceptuales y

Operativas. España: Promociones y Publicaciones Universitarias.

Sánchez, M., & Del Pilar, M. (2008). Una Propuesta Metodológica para la

Intervención Comunitaria. Liberabit. Revista de Psicología, 81-90.

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