Informe Grupal 8

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Plan de intervención profesional en comunidad

Introducción (alme)
1. definición
Es definido como el instrumento que nos permite realizar un “mapa” o “ruta” que deberás
seguir durante el periodo de intervención que llevará a cabo ya sea de forma individual,
familiar o comunitaria.
Mediante el plan, tendrás objetivos que deberás cumplir a través del proceso de intervención.
Asimismo , una de las ventajas del instrumento es que es “adaptable” ya que a través de los
diálogos con las diferentes esferas sociales que se encuentran en una comunidad se va
obteniendo proceso, los objetivos y el diseño puede cambiar y mejorar.
2. ¿Para qué sirve?
El plan de intervención sirve como guía a los investigadores ya que se nos da las opciones
para realizar los talleres que sean necesarios, respetando ciertos aspectos que se nos indica
con anterioridad.
Sirve para que puedas delimitar el trabajo que realizarás durante un periodo de tiempo, y que
ese trabajo podrá medirse a través de variables que señalan en su realización.
También hay que tomar en cuenta que el proceso de intervención comunitaria debe ser
integral (ya que enfrenta causas y efectos) y dinámico; en la medida que los pasos se dan
tanto en forma simultánea como secuencial e interrelacionada, cuya principal característica o
condición es que se da en un espacio físico-social concreto (sector foco) en el que los sujetos
participan activamente en la transformación de su realidad, a partir de sus problemas
concretos.
El proceso de intervención comunitaria que proponemos, pretende diseñar, desarrollar y
evaluar las acciones desde la propia comunidad con el acompañamiento del facilitador (en
este caso el psicólogo comunitario) promoviendo la movilización de los grupos miembros de
una comunidad. Las acciones serán más eficaces cuanto más se logre involucrar, desde la
primera fase, a todos los actores que forman parte del escenario social.
3. FASES.
3.1. FASE 1: Diagnóstico de la comunidad.
Para iniciar la descripción de las acciones en esta fase, debemos hacer dos
precisiones: Primero, la palabra diagnóstico en su etimología griega, significa “apto
para conocer”, se trata de un “conocer a través”, de un “conocer por medio de”. Esta
breve referencia a la estructura verbal del término nos proporciona una primera
aproximación al contenido y alcance de esta primera fase, haciendo referencia a la
caracterización de una situación mediante el análisis, el estudio de algunas
características y la aplicación de técnicas y estrategias que nos acercarán al objetivo
de conocer esa realidad. En esta primera fase de la intervención comunitaria se busca
contextualizar una comunidad, a la que se debe analizar haciendo una previa
identificación de las características sociodemográficas, socioculturales, niveles
educativos, sistemas de salud, necesidades, problemas, recursos y comportamientos
comunales; ello nos guiará hacia la formulación de propuestas de desarrollo y
alternativas de solución frente a situaciones adversas. Todo ello haciendo uso de una
metodología que permita recolectar y evaluar los datos de manera objetiva y
sistemática.
Un diagnóstico no se hace sólo para saber qué pasa. Se elabora con dos propósitos
bien definidos, orientados ambos para servir directamente para la acción: ofrece una
información básica que sirva para programar acciones concretas: proyectos,
programas, prestación del servicio u otros, y proporciona un cuadro de situación que
sirva para formular las estrategias de actuación. No debemos olvidar que ante todo
este diagnóstico tiene un alcance comunitario; no es diagnosticar la situación de un
individuo, un grupo, una institución, sino de una comunidad (toda ella en su conjunto)
además en la realización del diagnóstico (llamado también estudio) hay que
incorporar la participación de la gente, teniendo en cuenta que se trata de un principio
operativo básico de la acción comunitaria.
En esta fase distinguiremos dos etapas:
1. La primera realizada exclusivamente por el equipo de investigadores o
interventores. La primera etapa presenta una secuencia metodológica por lo
que los profesionales del área comunitaria deben seguir cinco pasos para el
logro del objetivo. Esta etapa podría coincidir con lo que algunos autores
denominan examen premilitar de la comunidad, el cual se basa en la revisión
crítica de la información existente; sin embargo en esta etapa además de
revisar la información existente, nos apoyamos en la recolección activa,
continua y directa de toda la información relevante.
● El primer paso: Revisar información disponible de la comunidad que
queremos intervenir, la información puede estar en registros, archivos
o crónicas. El tipo de información que buscamos generalmente se
asocia a los indicadores sociales, como: edad, raza, sexo, estado civil,
escolaridad, educación, ingresos, densidad poblacional, patrones de
organización social, entre otros, para inferir los problemas y
necesidades de los miembros de esa comunidad.
● Segundo paso: Realizamos el mapeo y lotización, es lo que en el
campo conocemos como “barrido de información”, consiste en recorrer
la comunidad y registrar lo que a modo de infraestructura encontramos,
es decir registrar el número de viviendas (lotes, manzanas), espacios de
recreación, locales de las organizaciones de base y describir el estado
en el que se encuentran; así mismo a medida que avanzamos en el
recorrido, vamos construyendo un mapa de recursos , con los que
podremos contar en el proceso.

Esta entrevista debe contener diversas variables que permitan profundizar en el análisis
de la comunidad, estas variables y sus indicadores son:

● Ubicación geográfica: límites, estructura en sectores/


asentamientos/urbanizaciones/asociaciones de vivienda/ cooperativas, etc.
● Datos sociodemográficos: Edad y sexo, composición del hogar y de la familia;
estado civil, grupo étnico predominante, ingresos económicos, ocupación, desempleo,
religión, migración, .tipos de vivienda, condiciones de hacinamiento, situación de
pobreza.
● Características socioculturales: Historia de la comunidad, organización de la
comunidad, actividades que realizan las organizaciones, valores y creencias de la
comunidad, actitudes y conductas sociales, costumbres.
● Educación: nivel educacional, características de las instituciones educativas, acceso a
la educación, población estudiantil.
● Salud: enfermedades frecuentes, centros de salud, acceso al centro de salud, nutrición
infantil.
● Recursos: Organizaciones de base internas y externas, personajes, instituciones,
grupo de apoyo, flora, fauna, medios disponibles para resolver los problemas y
atender las necesidades detectadas.
● Problemas: Los problemas se reconocen comparando la situación actual con la que
podría o debería ser. Los problemas vienen a ser la diferencia entre lo que la
comunidad tiene y lo que quisiera tener; no son las carencias ni falta de algo.
● Necesidades: Son las carencias que tiene la comunidad, suele estar asociado a los
problemas.

2. La segunda realizada de manera participativa, conjuntamente con la


comunidad. El siguiente paso es ejecutar el taller, en el que se presentan los
problemas, necesidades y recursos que se encontró en la etapa anterior. Como
primer punto se trabajan los problemas, empleamos aquí la técnica de análisis
“árbol de problemas”; los pobladores deben referir si los problemas que
encontró el equipo de investigadores concuerdan con la realidad y añadir
algún otro, se pasa luego a la Priorización de problemas y necesidades, además
de la identificación de causas y efectos. En este punto, Pinedo (2007) refiere
que los problemas deben analizarse según grupo poblacional y las alternativas
de solución deben ser planteadas por la comunidad, tomando en cuenta los
recursos de la misma.

Las ventajas de estas dos etapas fortalecen tanto a los investigadores como a los miembros de
la comunidad, ya que la información que se obtiene es detallada en diversos rubros, que para
nuestro caso llamaremos variables, además de la experiencia obtenida en la selección y
aplicación las técnicas, sean estas las de la metodología cualitativa o participativa.

2.2. FASE 2: Características del grupo.


La segunda fase de la intervención comunitaria se orienta a identificar y analizar las
características de los actores sociales, quienes conformarán los diversos grupos de
trabajo para los programas que surjan a propósito del diagnóstico de la comunidad.
Debemos describir el grupo y establecer diferencias o semejanzas entre uno y otro. Es
en esta fase que analizamos actores sociales, que pueden ser personas, grupos u
organizaciones o personas interesadas en conformar el grupo de trabajo y que
comparten intereses y formas de reaccionar frente a determinadas propuestas, éstos
estarán afectados directamente por las acciones del programa comunitario.

Ninguna comunidad es una realidad homogénea y cuando se emprende un programa


de acción dentro de la misma, existen diferentes actores sociales, que los
confirmaremos en grupos etáreos, los cuales no tendrán, presumiblemente, la misma
reacción frente al programa. Esto conduce a un análisis de las relaciones, diferencias
estructurales, características propias del grupo y cruzamiento de intereses de los
diferentes actores sociales en relación con el programa de intervención que se desea
realizar, ya que es conveniente adaptar el trabajo en función a características,
exigencias e intereses, de ello depende parte del éxito de un programa, además poder
prever posibles conflictos ante las acciones que se van a emprender. Se trata, pues, de
un análisis de viabilidad política, social y cultural.

Las técnicas de recolección y análisis de datos que pueden emplearse son:


● Observación directa de los comportamientos del grupo en distintos escenarios
y frente a diversos estímulos sociales.
● Entrevista, con la que se puede precisar datos personales, percepciones,
actividades cotidianas, intereses, habilidades. Todo ello a considerar en el
diseño de actividades y estrategias de intervención.
● Análisis de contenido y reflexivo, que permita sustentar las respuestas
conductuales bajo teorías o marcos referenciales.

2.3. FASE 3: Evaluación de las necesidades del grupo.


La tercera fase de la intervención comunitaria permitirá realizar un análisis profundo
de las necesidades, problemas y recursos que el grupo etáreo, fuente de la
intervención, presenta y con lo que aporta a la construcción del programa; se trabaja
la jerarquización y priorización de problemas y necesidades identificando en ello los
recursos que presentan como grupo; se establece además, la relación con lo problemas
propuestos por toda la comunidad en la primera fase.
Es aquí donde debemos evitar caer en subjetividad; López (1999), señala que la
manera de evitar estos sesgos es combinar en la evaluación de necesidades
información del mayor número posible de tipos de necesidad y diferentes técnicas
para recopilar la información de las mismas.En esta fase, donde se constata la
jerarquización y priorización de los problemas y necesidades que se hicieran en la
fase 1, se analizan también dos procesos psicosociales: la problematización y la
desnaturalización; que son intrínsecos al proceso y se debió evaluar también en la
primera fase. Los pasos necesarios para hacer esa identificación, jerarquización y
evaluación de necesidades y recursos, al problematizar y revelar el carácter
socialmente construido, así como intereses implicados en esa construcción
naturalizante forman parte de un proceso de concientización.
No entraría dentro de los límites de este artículo extenderse en las múltiples
definiciones de necesidad; para cubrir nuestro objetivo basta con señalar cuatro
aspectos relevantes del concepto necesidad.
● Identificar una necesidad implica juicios de valor, personas con valores
diferentes señalarán necesidades distintas.
● Una necesidad es percibida por un grupo particular en un cierto conjunto de
circunstancias concretas, si varían estas condiciones puede modificarse la
percepción de la misma.
● Reconocer una necesidad implica que se considera que existe una solución. Un
mismo problema puede tener múltiples soluciones potenciales, que diferirá en
sus posibilidades de resolver la situación problemática, y en los costos y
factibilidad de la ejecución, sin embargo, la mayoría de los estudios de análisis
de necesidades se centran más en el reconocimiento de los problemas, que en
la identificación de las soluciones.
Teniendo en cuenta estos tres puntos debemos señalar que al hacer uso de la técnica
de análisis “árbol de problemas”, el grupo determina sus problemas en función a su
vivencia cotidiana, identifica las causas y consecuencias de los mismos, asocia temas
de desarrollo como alternativas posibles de solución, los que pueden identificarse
como recursos que el grupo plantea para operativizar el trabajo.
2.4. FASE 4: Diseño y planificación de la intervención.
La estructura de la cuarta fase de la intervención comunitaria es necesaria para
plantear bajo que criterios se seguirá con la intervención para ello debemos considerar
10 elementos, los mismos que deben ser desarrollados cuidadosamente, para alcanzar
los objetivos y metas propuestas. Estos elementos son:
● Justificación: Responde a la pregunta ¿Por qué realizamos el programa?, en
este punto hay que realizar una descripción detallada de lo que contiene el
programa, definiendo y caracterizando el problema o tema central y las
acciones que se pretenden realizar, debemos contextualizar de acuerdo a los
grupos con los que se vaya a realizar el programa. Debe explicar claramente su
naturaleza, las principales razones de su priorización y su contribución al
desarrollo del ámbito y particularmente de la población objetivo. En este
elemento se debe hacer uso de los resultados obtenidos en las tres primeras
fases, ya que son las sustentatorias para el curso del programa. Lo que se
pretende es que la persona que desea conocer el programa pueda tener una
idea exacta acerca de lo fundamental de la misma.
● Objetivos: Explicitar los objetivos es responder a la pregunta ¿para qué se
hace?, se trata de indicar el destino del programa o los efectos que se
pretenden alcanzar. Conforman el elemento fundamental ya que expresan los
logros definidos que se busca alcanzar. Debemos diferenciar entre objetivo
general y objetivos específicos; el primero es el propósito central del
programa, mientras que los segundos son complementarios y necesarios para
alcanzar o consolidar el objetivo general. La buena formulación de los
objetivos es garantía de elaborar un buen programa, es en torno a los objetivos
que se da coherencia al conjunto de actividades que componen el programa.
● Metas: Son logros cuantificables al final de un proceso usando los criterios de
cantidad, calidad y tiempo, la exigencia de considerar metas se fundamenta en
la necesidad de explicar qué cosas queremos lograr específicamente con los
procesos de cambio enunciados.
● Sistemas de Evaluación: Los diversos medios para comprobar si los
programas alcanzan sus objetivos y ofrecen enseñanzas para el diseño, la
planificación y la administración de programas futuros. Debe considerarse
como se estructurará la evaluación y en qué niveles. Generalmente se
establecen tres niveles: evaluación inicial (la misma que es parte de esta
propuesta de intervención), evaluación de proceso y evaluación final (parte de
la fase siete de nuestra propuesta).
● Monitoreo: Un proceso de monitoreo produce de manera permanente
información que es valiosa en la medida que se le dé la utilidad adecuada. En
este punto debe proponerse el sistema que se seguirá al realizar el monitoreo y
la ficha que se utilizará en el proceso. En la tabla 3, podemos apreciar un
modelo de ficha para el monitoreo.
● Recursos: Elemento indispensable para realizar el programa, debe incluirse
los recursos humanos, materiales, técnicos (se incluye las estrategias
participativas) y financieros (en el caso de que alguna persona o institución
otorgue una bonificación).
● Presupuesto: Los recursos necesarios para el logro de cada objetivo y metas
específicas, debe presentar el costo de los materiales, humanos y técnicos.
● Plan de acción: En este elemento debe presentarse las sesiones de trabajo para
las acciones a realizar durante la ejecución, ya que éstas serán monitoreadas.
En la tabla 4 tenemos los criterios a tener en cuenta al estructurar nuestras
sesiones de trabajo.
● Cronograma de las actividades: debe calendarizarse cada actividad en
periodos mensuales, bimensuales, trimestrales etc.
2.5. FASE 5: Evaluación inicial.
La quinta fase de la intervención comunitaria se orienta a obtener la línea de base del
programa, está resume información con la que el grupo de trabajo cuenta al inicio de
la intervención, para ello debe establecerse indicadores en función a los temas que se
trabajaran y el problema que se intentará resolver. Permite conocer la brecha entre la
población objetivo y el resto de la población, así como su distancia con los estándares
vigentes respecto a los tópicos que se abordará.
Los indicadores son medidas específicas, explícitas y objetivamente verificables a
través de las cuales nos permite conocer el estado inicial del grupo.
Si no se cuenta con una línea de base no se podrá ejecutar adecuadamente el programa
y será imposible medir los efectos y su impacto. Para elaborar la línea de base se
requiere:
● Determinar las técnicas que se emplearán para acceder a la información. En
nuestro caso hacemos uso de la observación participante. En ella se debe
elaborar una matriz para registrar el comportamiento de los miembros del
grupo, además debemos hacer uso de un registro anecdótico en función a las
categorías o ejes temáticos que se desarrollarán a lo largo del programa.
● Realizar una descripción de la población objetivo.
● Determinar el momento en el que se realizará la evaluación
2.6. FASE 6: Ejecución e implementación.
Esta fase operativiza todo el trabajo estructurado en las fases anteriores, se
implementan las sesiones preparadas en la fase cinco, haciendo uso de estrategias
participativas. Durante esta fase debemos aplicar nuestra matriz de monitoreo,
estructurada en la fase cinco, buscando comprobar la efectividad y eficiencia del
proceso de ejecución, mediante la identificación de los aspectos limitantes y/o
ventajosos, con propósito de detectar de manera oportuna las fortalezas y deficiencias
de los procesos de ejecución, a fin de hacer ajustes para una óptima gestión de las
iniciativas, para optimizar los resultados esperados y responder a las expectativas de
la ciudadanía.
El monitoreo hace un acompañamiento que permite juzgar con transparencia la
ejecución del programa, manteniendo el supuesto que el plan de acción pre-
programado siga siendo el camino indicado para lograr los objetivos del programa.Es
preciso señalar que durante la implementación debe aplicarse el registro anecdótico a
fin de tener en detalle las acciones que se desarrollaron, además es una excelente
fuente de verificación para los indicadores logrados; así mismo la aplicación de
estrategias participativas facilitan el mantenimiento de la motivación, factible para el
avance del trabajo y el logro de objetivos.

2.7. FASE 7: Evaluación final.


Una vez cubiertos los objetivos de la intervención o agotado el curso planificado y
presupuestado de los programas previstos, aquella se dará por finalizada, en el sentido
de que cesará la actuación externa y formal del personal y la estructura organizativa
puesta en marcha para realizarla siendo estrictos, el esfuerzo interventivo no debería
tener, probablemente, un final en el tiempo, pues es dudoso que los esfuerzos
interventivos externos con recursos y actuación limitados casi siempre , alcancen
plenamente los objetivos planteados.
La evaluación final procura determinar y de manera sistemática y objetiva, la
relevancia, eficacia, eficiencia e impacto del programa, a la luz de sus objetivos. Así,
la evaluación se extiende más allá del monitoreo porque reconoce que el plan de
acción constituye una hipótesis con respecto al camino que nos puede conducir al
logro de los objetivos. De hecho, la evaluación consiste en una prueba de esa hipótesis
una verificación de que dicho camino efectivamente esté conduciendo a las mejoras
en las condiciones de vida que se buscaban promover.
Esta fase nos lleva al resultado del trabajo, para ello aplicamos nuevamente la matriz
de observación participante, la misma que se empleó en la evaluación inicial, bajo los
mismos indicadores; los resultados de esta observación son comparados con la
situación inicial, y para determinar en qué medida fueron dándose los cambios de
manera favorable, se triangula con la evaluación de proceso; así tenemos: evaluación
inicial-evaluación de proceso evaluación final, a ello acompaña el análisis reflexivo
de los resultados.
2.8. FASE 8: Dimensión de los resultados.
La diseminación de programas interventivos es otra operación relativamente novedosa
y apenas planteada en la práctica habitual, se refiere a la difusión efectiva de
programas ejecutados (con resultados conocidos) a la comunidad donde se
implementó el programa y a otros entornos organizacionales o sociales. Al
presentársele a la comunidad los resultados obtenidos, ésta analiza los mismos y
plantea sus opiniones o sugerencias sobre el modelo que se aplicó, puede obtenerse
además lecciones aprendidas, en las que se muestra a la comunidad los factores que se
fortalecieron y la importancia de la consecución de acciones similares.
Estas ocho fases propuestas como proceso de intervención en psicología comunitaria
buscan realizar un trabajo conjunto con la comunidad y aplicar a la vez una
metodología que pueda ser incorporada por la comunidad, las estrategias y secuencias
son claramente establecidas y detalladas a fin de facilitar la apropiación del recurso
por parte de la comunidad, ya que es ella quien debe implementar programas de
desarrollo y evaluar la pertinencia de las mismas. En este sentido el profesional de
este ámbito asume un compromiso muy especial en la consecución de una mayor
calidad de vida de las personas y del bienestar de las comunidades y ha de integrarse
en la concepción de una ética global que contemple el respeto estricto por los
derechos humanos y libertades de los individuos y de los pueblos, lo cual podría
traducirse en la responsabilidad como interventores sociales de facilitar el cambio y
uso de recursos, promoviendo un desarrollo sostenible que se oriente a un cambio
social favorable para las futuras generaciones.
ACCIONES.
1) Convocar a todos los factores y concientizarlos en torno a la necesidad del proceso de
intervención.
Esta acción deviene un proceso de reflexión profundo que se debe de realizar promoviendo
un ambiente comunicativo donde prime el diálogo franco, abierto, democrático y afectivo con
la pretensión de concientizar sobre la necesidad de abordar la transformación de situaciones
colectivas a través del trabajo comunitario. Esto es mostrar la necesidad de unificar criterios,
puntos de vistas, consensos y acuerdos sobre del proceso de intervención, respetando la
realidad de la comunidad, su cultura e historia, así como los valores, tradiciones, mitos,
puntos de vista y creencias de las familias.
2) Realizar un diagnóstico integral y participativo de la comunidad.
El diagnóstico tiene carácter indagativo e involucra a todos. Debe permitir un mejor
acercamiento y caracterización del estado real de la comunidad, identificar sus problemáticas
y potencialidades (necesidades, aspiraciones e intereses; preparación y nivel cultural de la
familia y los demás factores, así como las condiciones socio económicas del contexto
comunitario; empresas y entidades estatales; escuelas e instituciones culturales y religiosas).
Para realizarlo se pueden aplicar diferentes técnicas, preferentemente grupales, en las que el
rol de la persona que facilita está claramente explicitado. Dígase: lluvia de ideas; árbol de
problemas (técnica participativa que permite las raíces, que serían las causas, y diferenciarlas
de las consecuencias, que serían las ramas); talleres o grupos de discusión (para potenciar el
interés por resolver los problemas que afectan y condicionan la comunidad); matriz DAFO:
análisis de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades; entre otras. De igual pudieran
emplearse: revisión de archivos, registros de la comunidad, visitas y entrevistas en
profundidad a personalidades de la comunidad o líderes comunitarios los cuales son vitales
en el proceso de diagnóstico.
Los indicadores de en la aplicación de estas técnicas pudieran ser: ubicación geográfica;
datos sociodemográficos (edad y sexo, composición del hogar y de la familia; tipos de
familias -funcional o disfuncional-, estado civil, grupo étnico predominante, ingresos
económicos, fuentes de Ingresos, desempleo, religión, migración, tipos de vivienda,
condiciones de hacinamiento, situación de pobreza); características socioculturales (historia
de la comunidad, organización de la comunidad, actividades que realizan las organizaciones,
valores y creencias de la comunidad, actitudes y conductas sociales, costumbres); educación
(nivel educacional, características de las instituciones educativas, acceso a la educación,
población estudiantil); Salud (enfermedades frecuentes, centros de salud, acceso al centro de
salud, nutrición infantil) y; Recursos (organizaciones de base internas y externas, personajes,
instituciones, grupo de apoyo, flora, fauna, medios disponibles para resolver los problemas y
atender las necesidades detectadas).
3) Crear y preparar el o los grupos de trabajo comunitario para la elaboración y a la
aplicación de proyectos de desarrollo social comunitario.
El o los grupos de trabajo comunitario figura como agente que cohesiona la vida social
comunitaria. Se creará a nivel de comunidad sobre la base de la voluntariedad y la
representatividad. Sus miembros serán una representación de los propios integrantes de la
comunidad y su responsable o jefe será el promotor comunitario. Dentro de sus funciones
estarán las de fortalecer la integración de los comunitarios y los vínculos de cooperación
tanto internos como externos; asimismo construir una relación de fuerzas y negociar sobre los
retos colectivos y sociales con los agentes y agencias institucionales, a través del proceso de
movilización. El proceso de preparación del grupo de trabajo interventor se deberá estructurar
de manera escalonada a partir de un sistema de talleres de reflexión desde el propio contexto
comunitario.
Conclusiones
se puede concluir que:
 El plan de intervención profesional en comunidad es la guía para realizar las acciones
que se contemplen pertinentes, con la finalidad de incentivar al desarrollo
comunitario en diversos aspectos.
 También cabe resaltar que las acciones que se realicen en función del plan tiene
como propósito indicar y gestionar de manera exacta los movimientos que los ejecute
deben realizar con el motivo de la aplicación de las alternativas de solución a las
problemáticas que se encuentren en la comunidad.
 Cada fase representa no solo la estructura del plan, si no también representa las
consideraciones al momento de su elaboración, debido a que a través de las
consideraciones se puede analizar los aspectos de intervención en comunidades.
 Asimismo, el plan al ser parte de un proceso de intervención se encuentra ligado en
asegurar y encaminar en la realización de la resolución de las problemáticas.
Referencias bibliográficas
● Mori Sánchez, Maria del Pilar (2008) Una propuesta metodológica para la
intervención comunitaria Liberabit. Revista de Psicología, vol. 14, 2008, pp. 81-90
Universidad de San Martín de Porres Lima, Perú Recuperdo de
https://www.redalyc.org/pdf/686/68601409.pdf

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