Microbiota Gastrointestinal

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Microbiota gastrointestinal

Frecuentemente las mucosas de la boca y faringe son estériles al nacimiento, pero se


contaminan al atravesar el canal del parto. En las primeras 4 a 12 h después del nacimiento,
el estreptococo viridans se establece como el miembro principal de la flora normal y lo
sigue siendo por toda la vida. Quizá se origina en el aparato respiratorio de la madre y las
personas que la atienden. Muy pronto se agregan estafilococos aerobios y anaerobios,
diplococos gramnegativos (Neisseria, Moraxella catarrhalis ), difteroides y algunos
lactobacilos. Cuando emergen los dientes se establecen espiroquetas anaerobias, especies
de Prevotella (en especial Prevotella melaninogenica), especies de Fusobacterium,
especies de Rothia y de Capnocytophaga (véase más adelante), además de algunos vibrios
anaerobios y lactobacilos. Normalmente existen especies de Actinomyces en el tejido
amigdalino y las encías de los adultos, que algunas veces se acompañan de diversos
protozoarios. En la boca existen levaduras (especies de Candida).

En la faringe y tráquea se establece una flora similar, mientras que en los bronquios
sanos el número de bacterias es menor. Los bronquios pequeños y alvéolos normalmente
son estériles. Los microorganismos que predominan en las vías respiratorias superiores, en
especial la faringe, son estreptococos no hemolíticos y hemolíticos-α y Neisserias. También
se observan estafilococos, difteroides, Haemophylus, neumoco- cos, micosplasmas y
Prevotella.

Las infecciones de la boca y aparato respiratorio por lo general son causadas por
flora buconasal mixta, incluidos anaerobios. Las infecciones periodontales, abscesos
peribucales, sinusitis y mastoiditis por lo general son causados por P. melaninogenica,
Fusobacteria y Peptostreptococci. La aspiración de la saliva (que contiene hasta 102 de
estos microorganismos aerobios) genera neumonía necrosante, absceso pulmonar y
empiema.

Microbiota normal del intestino

Al nacimiento, el intestino es estéril, pero poco después se introducen


microorganismos con el alimento. En los niños alimentados al seno materno, el intestino
contiene un gran número de estreptococos productores de ácido láctico y lactobacilos. Estos
microorganismos aerobios y anaerobios, grampositivos e inmóviles (p. ej., especies de
Bifidobacterium) producen ácido a partir de carbohidratos y toleran un pH de 5.0. En los
niños alimentados con biberón, existe una flora más mixta en el intestino y los lactobacilos
son menos predominantes. Conforme los hábitos alimentarios adquieren el patrón del
adulto, la flora intestinal cambia. La alimentación repercute significativamente en la
composición relativa de la flora tanto intestinal como fecal. El intestino del recién nacido
en cuidados intensivos tiende a es- tar colonizado por enterobacterias como Klebsiella,
Citrobacter y Enterobacter.

En el adulto sano, el esófago contiene microorganismos que llegan con la saliva y


los alimentos. La acidez del estómago mantiene a los microorganismos en un mínimo (10 3
a 105/g de contenido) a menos que la obstrucción del píloro facilite la proliferación de
cocos y bacilos grampositivos. El pH ácido normal del estómago lo protege de las
infecciones causadas por algunos microorganismos patógenos intestinales, por ejemplo,
cólera. La administración de antiácidos, antagonistas de los receptores de H 2 e inhibidores
de la bomba de protones para la úlcera péptica y el reflujo gastroesofágico aumenta
considerablemente la flora microbiana del estómago, incluidos diversos microorganismos
que por lo general están en las heces fecales. Conforme el pH del contenido intestinal se
alcaliniza, la flora residente aumenta de manera gradual. En la porción superior del
intestino predominan los lactobacilos y enterococos, pero en la porción inferior del íleon y
ciego la flora es fecal. El colon sigmoides y recto contienen alrededor de 10 11 bacterias/g
de contenido, que constituye 60% de la masa fecal. Durante la diarrea, el contenido
bacteriano disminuye de manera considerable, mientras que en la estasis instestinal la
cuenta se eleva.

En el colon del adulto sano, entre 96 y 99% de la flora bacteriana consta de


anaerobios: especies de Bacteroides, especialmente Bacteroides fragilis; especies de
Fusobacterium; lactobacilos anaerobios, por ejemplo bifidobacterias; clostridios
(Clostridium perfringens, 103 a 105/g) y cocos anaerobios grampositivos (especies de
Peptostreptococcus). Sólo 1 a 4% son aerobios facultativos (bacterias coliformes
gramnegativas, enterococos y pequeños números de proteus, pseudomonas, lactobacilos,
candida y otros microorganismos). La flora fecal normal contiene más de 100 tipos
distintos de microorganismos, que se pueden cultivar en forma sistemática en el laboratorio.
Quizá existen más de 500 especies de bacterias en el colon y muchas más que
probablemente se desconocen. Un traumatismo menor (p. ej., sigmoidoscopia, colon por
enema) induce una bac- teriemia transitoria en 10% de los procedimientos.

Las funciones importantes de la microbiota intestinal se pueden dividir en tres


categorías principales. Las primeras son funciones protectoras, en las que las bacterias
desplazan e inhiben a los microorganismos patógenos potenciales en forma indirecta al
competir por los nutrientes y receptores o bien directamente al producir factores
antimicrobianos como bacteriocinas y ácido láctico. En segundo lugar, los
microorganismos comensales son importantes para la formación y función del sis- tema
inmunitario de las mucosas. Inducen la secreción de IgA, estimulan el desarrollo del
sistema inmunitario humoral intestinal y modulan las respuestas locales de células T y los
perfiles de citocinas. La tercera categoría consta de una gran variedad de funciones
metabólicas. Las bacterias intestinales producen ácidos grasos de cadena corta que regulan
la diferenciación de las células epiteliales intestinales. Sintetizan vitamina K, biotina y
folato y fomentan la absorción de iones. Algunas bacterias metabolizan carcinógenos
alimenticios y ayudan con la fermentación del residuo alimenticio que no se digiere. Ahora
se sabe que las bacterias intestinales influyen en el depósito de grasa del hospedador,
provocando obesidad.

Si se lleva a cabo una operación de la porción final del intestino cuando el recuento
de microorganismos es menor, es posible proteger contra las infecciones por un derrame
accidental. Sin embargo, poco después el recuento de la flora fecal se eleva hasta alcanzar
la cifra normal o incluso una cifra mayor, principalmente de microorganismos
seleccionados por su resistencia relativa a los fármacos utilizados. Los microorganismos
sensibles al fármaco son sustituidos por microorganismos resistentes, en especial
estafilococos, enterobacterias, enterococos, proteus, pseudomonas, Clostridium difficile y
levaduras.

El consumo de grandes cantidades de Lactobacillus acidophilus permite el


establecimiento temporal de este microorganismo en el intestino y la supresión parcial
concomitante de otra microflora intestinal.

La flora anaerobia del colon, incluidos B. fragilis, clostridios y peptoestreptococos,


participa en la formación de los abscesos que se originan durante la perforación intestinal.
Prevotella bivia y Prevotella disiens son importantes en los abscesos de la pelvis que se
forman en los órganos genitales femeninos.

Si bien la microflora intestinal normalmente es útil para el hospedador, en las


personas con predisposición genética, algunos componentes de la flora generan
enfermedades. Por ejemplo, se cree que la enfermedad inflamatoria intestinal está vinculada
con la pérdida de la tolerancia inmunitaria a los antígenos bacterianos. Esto provoca una
inflamación intensa por una respuesta inmunitaria exagerada. Mecanismos similares quizá
sean importantes en el cáncer intestinal como el de colon.

También podría gustarte