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PRINCIPIOS
CRISTIANOS
PARA UN MUNDO
CAMBIANTE
PRINCIPIOS
CRISTIANOS
PARA UN MUNDO
CAMBIANTE
10 creencias centrales
para permanecer firmes
Dr. Robert Jeffress
EDITORIAL MUNDO HISPANO

Editorial Mundo Hispano

130 Montoya Road
El Paso, Texas 79932, EE. UU. de A.
www.editorialmundohispano.org
Nuestra pasión: Comunicar el mensaje de Jesucristo por medios

impresos y digitales, a fin de animar y apoyar la formación de sus
discípulos.
Principios cristianos para un mundo cambiante. © Copyright 2023, Editorial

Mundo Hispano, 130 Montoya Road, El Paso, Texas 79932, Estados Unidos
de América. Traducido y publicado con permiso. Todos los derechos reservados.
Prohibida su reproducción o transmisión total o parcial, por cualquier medio,
sin el permiso escrito de los publicadores.
Publicado originalmente en inglés por Baker Books, una división of Baker

Publishing Group, Grand Rapids, MI, bajo el título What Every Christian
Should Know. © Copyright 2023 por Robert Jeffress.
Las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia: Versión Reina-Valera
Actualizada 2015. © Copyright 2014, Editorial Mundo Hispano. Usada con
permiso.
Traductor: Joel Sierra

Diseño de portada: Eliezer Castillo
Fotografía: Laker - Pexels
Primera edición: 2024

Clasificación Decimal Dewey: 230
Tema: Teología/Doctrina
ISBN: 978-0-311-10045-3
EMH Núm. 10045
2 M 2 24
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Dedicado a la maravillosa membresía de

la Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas.
Gracias por permanecer firmes sobre el fundamento

de la Palabra de Dios durante 155 años.
“La hierba se seca y la flor se marchita;

pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”
(Isa. 40:8).
CONTENIDO
Agradecimientos 9
Introducción: Por qué es importante la teología 11
1. La Palabra de Dios 19
2. Dios el Padre 45
3. Dios el Hijo 69
4. Dios el Espíritu Santo 93
5. Ángeles y demonios 115
6. Humanidad y pecado 139
7. Salvación 161
8. La iglesia 185
9. El futuro 209
10. La semejanza a Cristo 233
Conclusión: Bases firmes 255

Notas 265
Sobre el autor 269
AgRADECIMIENTOS
Nuestra fe descansa sobre columnas que permanecen fuertes e inamo-

vibles, incluso en nuestro mundo tan cambiante. Estoy agradecido no
solo por estas columnas de la fe, sino también por otro tipo de columnas
que Dios ha puesto en mi vida: hombres y mujeres que constantemente
me apoyan, me animan y fortalecen. Estoy especialmente agradecido
por el equipo tan talentoso que Dios proveyó para publicar este libro;
en este grupo se incluye a:
Brian Vos, Mark Rice, Lindsey Spoolstra y todo el equipo de

Baker Books, el mejor socio editorial con el que he
trabajado.
Randy Southern y Jennifer Stair, cuya ayuda fue crucial para
elaborar y pulir el mensaje de este libro.
Sealy Yates, mi agente y amigo desde hace mucho tiempo, que
me da sus consejos sabios y me anima.
Carrilyn Baker, mi extraordinaria ejecutiva asociada, que super-
visa con pericia el trabajo de nuestra oficina con una actitud
alegre, y Mary Shafer, que nos ayuda a Carrilyn y a mí
de innumerables maneras.
9
10 Agradecimientos
Ben Lovvorn, pastor ejecutivo de la Primera Iglesia Bautista

de Dallas, y Nate Curtis, Patrick Heatherington, Ben
Bugg, y el equipo de Pathway to Victory, que extienden
el mensaje de este libro a millones de personas en todo
el mundo.
Estoy profundamente agradecido por el apoyo que recibo de mis

hijas maravillosas, Julia y Dorothy, de mi yerno, Ryan Sadler, y de mis
queridos nietos trillizos: Barrett, Blake y Blair.
Y en el punto más importante de la lista de personas por las que
estoy más agradecido está mi esposa, Amy. Gracias por tu fuerte apoyo
y tu amor incondicional.
INTRODUCCION
Por qué es importante la teología
La palabra teología no es de las que llaman la atención. Si eres como la

mayoría de la gente, no procuras acercarte cuando oyes que alguien
menciona esa palabra en una conversación. Y si respondes a la palabra
teología puedes hacerlo en alguna de las siguientes maneras.
Tal vez, como muchos cristianos, respondes con indiferencia. Le
das a la teología el mismo trato que al asesoramiento legal, a los pro-
blemas de plomería o a la reparación de automóviles: algo que es mejor
dejar en manos de profesionales. Si surge una emergencia y necesitas
una respuesta rápida a alguna pregunta sobre premilenarismo, piensas
que puedes hablar con tu pastor.
Tal vez reaccionas con fastidio. La teología parece una complicación
innecesaria de lo que debiera ser una fe sencilla.
Tal vez reaccionas con celo intenso. Tratas cada principio de la
teología cristiana como una prueba de pureza, una forma de definir
quién está contigo y quién contra ti.
O tal vez reaccionas con un sentimiento de vergüenza. Evitas hablar
de teología porque temes que tu fe sea expuesta como superficial.
11
12 Introducción
Todas estas —y muchas más— son reacciones comprensibles ante

el tema de la teología. Y este libro pretende cambiar cada una de ellas.
En las páginas que siguen, revisaremos 10 creencias fundamentales
del cristianismo. Podemos pensar en estos 10 principios como colum-
nas, pilares, estructuras de apoyo sobre las que se construye nuestra fe.
Pero no son columnas ordinarias. Permanecen fuertes e inamovibles,
incluso cuando el suelo bajo nuestros pies empieza a ceder.
La casa del cristianismo

Permítanme explicar el ejemplo de los pilares del cristianismo. Ima-
ginemos por un momento que el cristianismo es una casa enorme con
muchas habitaciones y características arquitectónicas. Ahora imagi-
nemos que esta casa, como el monumento a Lincoln y otras estructu-
ras famosas, está rodeada de columnas magníficas y majestuosas.
En la casa imaginaria del cristianismo, estos 10 pilares representan
los principios fundamentales de la teología cristiana. Juntos, forman los
soportes sobre los que descansa toda la casa. Sin estas columnas, la casa
se derrumbaría.
Dentro de los límites de esta casa, Dios nos proporciona todo lo
que necesitamos para alimentarnos y crecer espiritualmente. En ella
podemos encontrar el fruto del Espíritu y una comprensión más pro-
funda de la Palabra de Dios.
Dentro de los límites de esta casa, Dios ofrece refugio y protec-
ción. Cuando surgen dificultades, golpea la tragedia o aparece la duda,
podemos refugiarnos y encontrar consolación, sanidad y reaseguro.
Dentro de los límites de esta casa, Dios nos rodea con aliados.
Estas personas adoran con nosotros, nos reafirman y nos desafían.
Introducción 13
Ellas nos proveen y a su vez esperan que nosotros les proveamos.

En esta casa, hay innumerables maneras de disfrutar de la vida con
Dios y con los demás. Pero si nos aventuramos a salir más allá de la es-
tructura sostenida por las 10 columnas, ya no estaremos en la casa. Por
eso es esencial identificar y conocer esas columnas.
Los límites de la teología cristiana no pretenden restringirnos ni
excluir a los demás. Su objetivo es delimitar el área en la que podemos
prosperar en nuestra comprensión de la Palabra de Dios, crecer en nues-
tra relación con Jesucristo y cumplir los propósitos para los que fuimos
creados.
En términos prácticos
¿Por qué es importante la teología? ¿Cuál es la diferencia real que pro-
duce en nuestra vida hoy?
Tenemos que corregir la idea errónea de que la teología solo es útil
para las tesis doctorales o los debates en los cafés del seminario. Las
creencias fundamentales del cristianismo afectan todas las áreas de
nuestra vida. Estos principios fundamentales tienen aplicaciones prác-
ticas en nuestra familia, en nuestras amistades, en nuestra carrera, en
nuestras prioridades y en la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Dan forma a la manera en que interactuamos con el mundo que nos
rodea.
He aquí un anticipo de algunas de las cuestiones prácticas que abor-
daremos en los capítulos siguientes.
La Palabra de Dios
¿Afirma la Biblia realmente ser la Palabra de Dios? ¿Cómo puede
14 Introducción
ser la Palabra de Dios si fue escrita por seres humanos? ¿Podemos con-
fiar en las afirmaciones y promesas de la Biblia? Este capítulo explicará
verdades sobre la Biblia que te guiarán en el estudio y en el crecimiento
desde la Palabra de Dios.
Dios el Padre
¿Cómo se ha revelado Dios a nosotros? ¿Qué significa que Dios es
santo, todopoderoso e inmanente? ¿Cómo podemos comunicarnos con
él? Este capítulo explora el carácter de Dios Padre y te ayudará a for-
talecer tu relación con él.
Dios el Hijo
¿Qué hizo Jesús antes de venir a la tierra? ¿Cómo nos reveló la na-
turaleza de Dios? ¿Por qué es importante saber que experimentó las
mismas tentaciones, los mismos conflictos y sufrimientos que nosotros?
Este capítulo responde a preguntas difíciles sobre la vida, las enseñan-
zas, el sacrificio y el retorno de Jesús.
Dios el Espíritu Santo

¿Qué significa que el Espíritu Santo habita en los creyentes? ¿Cómo
podemos cultivar el fruto del Espíritu en nuestra vida? ¿Cuáles son al-
gunos de los dones espirituales que nos ha concedido el Espíritu Santo?
Este capítulo revela las cosas extraordinarias que el Espíritu Santo puede
hacer en nosotros y a través de nosotros, si se lo permitimos.
Ángeles y demonios
¿Qué son los ángeles y qué papel desempeñan en el plan de Dios?
¿Qué estrategias utiliza Satanás contra nosotros? ¿Cómo podemos
Introducción 15
defendernos de las fuerzas demoníacas? Este capítulo arroja luz sobre

la batalla espiritual que se libra a nuestro alrededor y proporciona un
plan de batalla para derrotar a nuestro enemigo invisible.
Humanidad y pecado
¿Cuál era el plan original de Dios para su criatura humana? ¿Por
qué Dios nos dio libre albedrío? ¿Cómo afecta el pecado a nuestra re-
lación con Dios? Este capítulo nos muestra cómo recuperar lo que Dios
quiso originalmente para nosotros.
La salvación
¿Por qué necesitamos ser salvos? ¿Por qué Dios demanda un sacri-
ficio perfecto por el pecado? ¿Cómo responder a quienes dicen que es
intolerante afirmar que solo hay un camino al cielo? Este capítulo nos
ayuda a comprender la difícil cuestión de la exclusividad que se encuen-
tra en el corazón del plan de salvación de Dios.
La iglesia
¿Por qué es importante la adoración en nuestra relación con Dios?
¿Cómo afecta la comunión con otros cristianos a nuestra salud espiri-
tual? ¿Qué significa formar parte del cuerpo de Cristo? Este capítulo
revela el papel vital que desempeña la iglesia en nuestra vida y el rol
vital de nosotros en la iglesia.
El futuro
¿Cómo interpretar las profecías bíblicas sobre el futuro? ¿Qué di-
ferencia marcan estas profecías en nuestro caminar diario con Cristo?
¿Cuándo juzgará Dios el mal de una vez por todas? Este capítulo revela
16 Introducción
el plan final de Dios para el mundo y ofrece una visión de lo que nos
espera en la eternidad.
La semejanza a Cristo
¿Cuál es el plan de Dios para nuestra vida? ¿Qué papel desempeña
el Espíritu Santo para ayudarnos a rechazar al pecado? ¿Cómo podemos
desarrollar las actitudes y características de Cristo? Este capítulo ofrece
estrategias prácticas para parecerse más a Cristo y vivir en libertad y en
victoria.
Exclusivamente inclusivo
Antes de sumergirnos en el estudio de estas 10 creencias fundamentales,
hablemos de una pregunta que quizá te estés haciendo: “¿Seguimos ne-
cesitando estas 10 enseñanzas fundamentales del cristianismo? Es decir:
todo ha cambiado tanto en los últimos 2.000 años, y la gente se ofende
por algunas creencias cristianas. ¿No podemos simplemente llevarnos
bien con todos y creer cada quien en lo que quiera?”.
Entiendo por qué la idea de inclusión es tan popular en nuestra
cultura actual. La inclusión invita a todos a la fiesta y hace que todos
se sientan igualmente bienvenidos. La inclusión dice: “Cualquier cosa
que creas está bien, siempre y cuando no ofenda a nadie. Si tú das va-
lidez a mi verdad, yo daré validez a la tuya, y todos podremos sentirnos
validados”.
A primera vista, pareciera que las creencias centrales del cristia-
nismo estropean la fiesta de la inclusión. En el núcleo de la enseñanza
sobre Dios el Hijo se encuentran estas palabras de Jesús: “Yo soy el ca-
mino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” ( Juan 14:6).
Es difícil imaginar una sentencia más exclusiva que esa.
Introducción 17
Sin embargo, la proclamamos unida con esta otra afirmación de

Jesús: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga
vida eterna” (3:16). Es difícil imaginar una palabra más inclusiva que
“todo aquel”. Dios desea incluir a todos en su familia, pero quiere que
sepamos que solo hay una forma de hacerlo.
Las creencias fundamentales del cristianismo son mucho más
profundas que nuestras ideas de inclusividad y exclusividad. Se tratan
del concepto mismo de verdad. Reconocen la realidad de que no todas
las afirmaciones que la gente considera verdades son igualmente váli-
das. Enaltecen la verdad de Dios, tal como se presenta en su Palabra.
Argumentan un caso convincente de la fe cristiana. Y en un mundo
que está en constante cambio y es cada vez más hostil al cristianismo,
estos 10 pilares nos ofrecen algo sólido, algo fiable, y algo que perma-
nece estable en medio de cambios en tendencias culturales y de agi-
taciones sociales.
Un desafío final
¿Por qué leer este libro de acerca de la teología cristiana? Esta explora-
ción de 10 creencias fundamentales no es una preparación para un exa-
men de teología. No es un ejercicio de vocabulario para impresionar a
tu grupo de estudio bíblico con palabras como omnipotente o pretribu-
lación. La teología no es solo un ejercicio académico y no es un asunto
meramente religioso.
Este libro es para personas que…
• anhelan una relación más profunda con Dios.

• se atreven a preguntar: “¿Por qué?”.
18 Principios cristianos para un mundo cambiante
• se irritan ante los clichés cristianos.

• se esfuerzan por vivir como Jesús.
• no están seguras de cómo responder a ideas cambiantes
sobre la verdad en nuestra cultura.
• desean ayudar a otros creyentes que batallan con su fe.
• quieren saber cómo hablar con amistades y seres queridos
que no son creyentes.
• abrazan el desafío de 1 Pedro 3:15 de estar “siempre listos
para responder a todo el que les pida razón de la esperanza
que hay en ustedes…”.
Si alguna de estas descripciones se ajusta a tu perfil, te animo a seguir

leyendo. Acepta la invitación de Dios: “Prueben y vean que el SEÑOR
es bueno” (Sal. 34:8). Hace algunos años, el ex agente del FBI Joe Koenig
publicó un libro titulado Getting the Truth: “I Am D. B. Cooper” [La ver-
dad: “Yo soy D. B. Cooper”]. En ese libro afirmaba haber descubierto la
identidad del famoso secuestrador aéreo que acaparó los titulares en
1971 y la imaginación de los amantes del misterio desde entonces.
1
LA PALABRA
DE DIOS
E
l 24 de noviembre de 1971, en un vuelo desde Portland a
Seattle, un pasajero que utilizaba el alias de “Dan Cooper” le
dijo a una azafata que llevaba una bomba. Exigió 200.000 dó-
lares y cuatro paracaídas. Cuando el avión aterrizó en Seattle, las
autoridades entregaron el dinero y los paracaídas. Cooper liberó a los
demás pasajeros y ordenó al avión que despegara de nuevo. En algún
lugar del sudoeste de Washington, se lanzó en paracaídas con el dinero
y no se le volvió a ver.
Nueve años después, se descubrieron casi 6.000 dólares del di-
nero del rescate a orillas del río Columbia. Y aunque el FBI investigó
durante 45 años, no encontró ni rastro del hombre conocido como
D. B. Cooper. Sin embargo, su notoriedad perdura. Hoy en día se pue-
den escuchar muchos podcasts dedicados al caso.
19
Comprensiblemente, el libro de Joe Koenig causó un gran revuelo.

Basado en años de investigación, Koenig identificó a un hombre del
área de Detroit, Walter Reca, como el verdadero D. B. Cooper1.
El libro de Koenig es de lectura amena. Presenta argumentos
convincentes para sus afirmaciones. Sin embargo, no es más que una
diversión agradable para detectives de sillón y adictos al crimen verda-
dero. Porque, en última instancia, hay muy poco en juego. Walter Reca
murió en 2014, así que no hay nadie a quien castigar y no hay justicia
que impartir.
Yo no puedo decir si la conclusión de Joe Koenig sobre Walter Reca
es fiable o no. Pero no hay gran importancia en su confiabilidad. La
respuesta que ofrece su libro no es demostrable. Tampoco es muy im-
portante. Es un dato interesante, un chisme fascinante para compartir
en una fiesta a la hora de comer.
Por otra parte, el libro que llamamos la Biblia es cualquier otra cosa
menos trivial. Pretende ser transformador. Y, a diferencia del libro de
Koenig, las respuestas que da la Biblia no solo son importantes sino
que, para toda persona en el mundo entero, realmente son la diferencia
entre la vida y la muerte.
La Biblia dice así

Un libro sobre las creencias fundamentales del cristianismo debe co-
menzar con la Palabra de Dios. Si imaginamos estas creencias como
diez pilares, entonces la Palabra de Dios es el primer pilar que hay que
examinar, porque es el que nos informa sobre los otros nueve.
Las nueve creencias subsiguientes implicarán algunas afirmaciones
extraordinarias, afirmaciones mucho más consecuentes y profundas que
La Palabra de Dios 21
cualquier cosa que Joe Koenig haya propuesto. Y cada una de ellas nos
presenta una pregunta sencilla pero esencial:
Dios Padre es omnisciente; lo sabe todo.

¿Quién lo dice?
Después de su crucifixión, Jesús resucitó de entre los muertos.
¿Quién lo dice?
Toda persona que cree en Jesús tendrá vida eterna.
¿Quién lo dice?
En cada caso, la respuesta es la Palabra de Dios. O, para decirlo con

música: “La Biblia dice así”2. Prácticamente, todo lo que sabemos sobre
Dios, Jesús, el Espíritu Santo, los ángeles y demonios, la humanidad y
el pecado, la salvación, la iglesia, el futuro y la semejanza a Cristo, se
encuentra en la Palabra de Dios. Es la base de toda afirmación teológica
del cristianismo. También es la fuente para la transformación personal.
Bien entendida, la Biblia cambia nuestra vida.
En términos arquitectónicos, la Palabra de Dios es un pilar de
carga. Si tan solo un área de la Biblia no fuera sólida, si hubiera grietas
en su composición, toda la estructura se tendría que poner bajo sos-
pecha. Así que lo primero que debemos hacer es comprobar la solidez
e integridad de las Escrituras. ¿Podemos confiar en la Palabra de Dios
para sustentar nuestras creencias cristianas? ¿Es algo en lo que pode-
mos fundamentar nuestra fe? ¿Es la Biblia verdadera?
Por qué podemos confiar en la Biblia

Si eres como la mayoría de la gente, probablemente tengas algunas pre-
guntas sobre la Biblia. Quizá te preguntes: “¿Qué pruebas hay de que
los hechos de la Biblia realmente sucedieron?”. O preguntes: “¿Qué hay

de todos los errores y contradicciones de la Biblia?”.
Para responder a estas preguntas se requiere una inmersión pro-
funda en lo que hace que la Biblia sea única y la distinga de cualquier
otro libro, incluyendo otros textos religiosos, como el Corán y el Libro
de Mormón, que también afirman ser la Palabra de Dios.
Comencemos por tres razones por las que podemos confiar en la
Biblia.
La Biblia es inspirada
Thomas Edison dijo una frase célebre: “La genialidad es uno por
ciento de inspiración y 99 por ciento de transpiración”3. El apóstol
Pedro dijo que la Biblia es 100 % inspiración. En realidad, lo que dijo
fue: “…porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al
contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por
el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21).
Pedro y los demás escritores de la Biblia no pensaron: lo que este
mundo realmente necesita es una Biblia, y nosotros somos los indicados para
crearla. Por el contrario, escribieron impulsados por Dios, “inspirados
por el Espíritu Santo”. Los escritores humanos de la Biblia nunca es-
cribieron por su propia iniciativa. Dependían completamente de la ins-
piración del Señor.
La inspiración, en este contexto, se refiere al proceso sobrenatural
usado por Dios para comunicar sin falta su mensaje a los seres humanos.
Como nos dice 2 Timoteo 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por
Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección,
para la instrucción en justicia…”. La palabra griega que se traduce ins-
pirada significa literalmente “respirada por Dios” e ilustra la manera di-

recta en que Dios lo hizo. Según Génesis 1 Dios habló, y el universo
comenzó a existir; Dios respiró la Biblia en la mente de quienes la es-
cribieron.
Dios originó el mensaje en cada palabra de la Biblia. Dios vertió
su mensaje a través de la personalidad de cada uno de los escritores. Él
usó de los arrebatos emocionales del rey David, las airadas reprimendas
de Moisés y el razonamiento sistemático de Pablo para entregar su
mensaje. El mensaje proviene, sin duda, de Dios, pero los estilos de es-
critura indudablemente pertenecen a cada autor.
La mano guiadora de Dios impidió que los escritores originales co-
metieran errores cuando escribieron las palabras de las Escrituras. De
este modo, personas falibles fueron capaces de producir una Biblia in-
falible.
Algunos pasajes, como los Diez Mandamientos en Éxodo 20 y los
mensajes a las siete iglesias en Apocalipsis 2—3, contienen el dictado
directo de Dios. Dios dijo: “Escribe estas palabras” y los escritores obe-
decieron. Otros pasajes, como el relato de la creación en Génesis, reve-
lan verdades que Dios dio a los escritores que estos no tenían manera
de conocer. De modo que la Biblia fue compuesta por escritores que
actuaron bajo la dirección del Espíritu Santo.
La creencia de que todas las personas que escribieron la Biblia fue-
ron sobrenaturalmente inspiradas y dirigidas por Dios se ve reforzada
por la segunda de las características únicas de la Biblia: su unidad.
La Biblia está unificada

Si alguna vez has tenido que realizar un proyecto en equipo, sabes
lo difícil que puede ser conseguir que un grupo con personalidades y

experiencias diversas completen una tarea. Imagínate tener que hacer
un proyecto de equipo con 40 personas de todo el mundo, antes de la
invención de Internet, durante un período de 1.500 años. ¿Cómo crees
que saldría ese proyecto?
La Biblia es el proyecto de equipo más exitoso de la historia, diri-
gido por Dios mismo. Más de 40 personas escribieron los diversos libros
de las Escrituras a lo largo de 1.500 años. Moisés, el primer escritor
mencionado, comenzó la tarea de los cinco primeros libros del Antiguo
Testamento alrededor de 1440 a. de J.C. El último libro de la Biblia
fue escrito alrededor del año 95 d. de J.C.
Las más de 40 personas que registraron y compusieron el men-
saje de Dios eran muy diversas. Moisés era un líder político. David
era un pastor de ovejas. Salomón era un rey. Lucas era un médico.
Pablo era un rabino. Pedro era un pescador. Cada escritor tenía su
propia personalidad, su propia perspectiva del mundo y sus propias
peculiaridades.
Este elenco tan diverso de personajes compuso la Biblia en varios
lugares repartidos a lo largo de más de 3.000 kilómetros, desde Babi-
lonia a Jerusalén y a Roma. Las Escrituras fueron escritas en desiertos,
ciudades y prisiones. Los escritores ni siquiera se ciñeron a un solo es-
tilo literario. Escribieron historia, ley, poesía, alegoría, biografía, co-
rrespondencia personal, profecía y literatura apocalíptica.
Con tantas piezas en movimiento y tantas variables en su produc-
ción, no habría razón alguna desde el punto de vista terrenal para que
la Biblia funcione como un libro orgánico, como un todo unificado,
mucho mayor que solo la suma de sus partes. Sin embargo, lo hace.
Los lazos que unen las partes de la Biblia son inconfundibles. Los
temas del pecado y la redención, la justicia y la gracia, la fe y el perdón

comienzan en Génesis y se entretejen a lo largo de toda la narración,
hasta el final de Apocalipsis.
La única explicación de tal unidad en un libro que fue compuesto
en circunstancias tan variadas es que un Autor divino supervisó el pro-
ducto final.
Al igual que con la inspiración, la unidad de la Biblia nos da razones
para confiar en su integridad. Sin embargo, el hecho es que fueron seres
humanos quienes participaron en la producción de la Palabra de Dios.
Para bien o para mal, estas 40 personas eran como nosotros, bien in-
tencionadas pero propensas a cometer errores. Entonces, ¿cómo expli-
camos la creencia básica del cristianismo de que la Biblia es inerrante?
La Biblia es inerrante
Los críticos argumentan que la Biblia no pretende ser la Palabra
inerrante de Dios. Sugieren que los fundamentalistas de la era moderna
inventaron el concepto de inerrancia para promover el conservadu-
rismo.
Pero la Biblia, por otra parte, afirma algo diferente. Cientos de
pasajes del Antiguo Testamento contienen una variación de la frase:
“El Señor dijo”, incluyendo estos:
• “Y Dios habló todas estas palabras…” (Éxo. 20:1, énfasis

añadido).
• “Oigan, cielos; y escucha, tierra, porque habla el SEÑOR”
(Isa. 1:2, énfasis añadido).
• “Las palabras de Jeremías… La palabra del SEÑOR le
vino…” ( Jer. 1:1, 2, énfasis añadido).
El Salmo 95:7 contiene las palabras: “Si oyen hoy su voz…”. En el

salmo no se identifica al escritor humano de estas palabras. Pero casi
1.000 años después, el escritor de Hebreos en el Nuevo Testamento iden-
tificó al autor del Salmo 95 como el Espíritu Santo: “Por eso, como dice
el Espíritu Santo: Si oyen hoy su voz…” (Heb. 3:7, énfasis añadido).
Jesús creyó en la inspiración y la inerrancia del Antiguo Testamento.
Él afirmó el relato de Génesis sobre la creación y el plan de Dios para el
matrimonio (Mat. 19:4-6). Usó la historia de Jonás para ejemplificar su
resurrección (12:39, 40). Conectó su segunda venida con la construcción
del arca de Noé (24:37-39). La confianza de Jesús en el Antiguo Testa-
mento se extendía más allá de los relatos y palabras utilizadas, y llegaba
hasta las letras y trazos que componen cada palabra (5:17, 18).
Algunos escritores del Nuevo Testamento se referían a las obras de
sus contemporáneos considerándolas como “Escritura”. Por ejemplo, en
su argumentación a favor de pagar a quienes predican, Pablo escribió:
“Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Además:
‘El obrero es digno de su salario’ ” (1 Tim. 5:18). La primera cita es de
Deuteronomio 25:4, escrito casi 1.500 años antes. La segunda es de
Lucas 10:7, escrito pocos años antes de la carta de Pablo. Sin embargo,
para Pablo ambas tienen la categoría de ser Sagradas Escrituras.
El apóstol Pedro hizo el mismo comentario sobre los escritos de
Pablo en 2 Pedro 3:15, 16, donde se refirió a las cartas de Pablo como
parte de las “Escrituras”.
Me gusta la manera en que lo expresó mi mentor y profesor de
seminario, el doctor Charles Ryrie: “La Biblia dice la verdad”9. No hace
falta decir que cualquier cosa que afirme decir “la verdad” va a recibir
un fuerte rechazo. Después de todo, no hay forma de probar de manera
concluyente que la Biblia es la Palabra inspirada e inerrante de Dios, al
igual que no hay forma de probar de manera concluyente que Dios

existe. Por lo tanto, la evidencia que ofrecemos en apoyo de la inerrancia
de la Biblia debe ser convincente.
¿QUIÉN MÁS CREÍA EN LA

INERRANCIA DE LA BIBLIA?
La creencia en la inerrancia de la Escritura con-
tinuó después de que se escribiera el último
libro del Nuevo Testamento.
• Ireneo, hablando en nombre de la antigua

iglesia griega, escribió: “Las Escrituras son
realmente perfectas, ya que fueron pronun-
ciadas por la Palabra de Dios y su Espíritu”4.
• Agustín, en representación de la iglesia occi-
dental, dijo: “Los escritos canónicos están li-
bres de error”5.
• Martín Lutero, el líder de la Reforma pro-
testante, declaró: “Las Sagradas Escrituras
no pueden errar”6.
• John Wesley, fundador del metodismo, con-
cluyó: “Si hay alguna falsedad en ese libro,
no procede del Dios de la verdad”7.
El testimonio de estos líderes proporciona

pruebas convincentes de que la inerrancia de
las Escrituras siempre fue una creencia genera-
lizada durante la historia de la iglesia primitiva8.
Pruebas de la confiabilidad de la Biblia

El conjunto de pruebas que apoyan la veracidad de las Escrituras es
amplio y convincente. Echemos un vistazo a cuatro áreas específicas.
Evidencia #1: Las fechas de los libros del Nuevo Testamento

La mayor parte del Nuevo Testamento se escribió entre los años
40 y 65 d. de J.C. Se ha llegado a esa conclusión porque ninguno de los
libros menciona la destrucción del templo de Jerusalén, uno de los acon-
tecimientos más trascendentales de la historia judía, que ocurrió en el
año 70.
El Evangelio de Marcos, el más temprano de los libros del Nuevo
Testamento, fue escrito pocos años después de la muerte y resurrección
de Jesús. Esta cronología es importante porque es demasiado poco el
tiempo entre los eventos y su registro como para permitir la formación
de leyendas o mitos en la narrativa del Nuevo Testamento.
Muchos testigos del ministerio de Jesús aún seguían vivos cuando
los escritores del Nuevo Testamento pusieron la pluma sobre el papiro.
Las palabras de Jesús aún estaban frescas en la mente de sus seguidores.
Si Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Santiago, Pedro, Judas, o el es-
critor de Hebreos hubieran dicho algo que tergiversara a Jesús o su
mensaje, había miles de personas que podrían haber denunciado sus
mentiras, exageraciones o errores.
Sin embargo, no hay evidencia histórica de tal reacción. Esencial-
mente, miles de críticos potenciales, con conocimiento de primera
mano de los eventos, escucharon o leyeron las palabras del Nuevo Tes-
tamento y dijeron: “Sí, eso está bien”.
Evidencia #2: Las primeras reacciones al mensaje

Uno de los argumentos más fuertes a favor de la veracidad de la
Biblia —especialmente el Nuevo Testamento— es que su mensaje fue
aceptado rápidamente por los primeros seguidores del cristianismo. Los
escritores del Nuevo Testamento, en su mayoría judíos devotos, susti-
tuyeron los principios básicos del judaísmo por creencias nuevas.
Abandonaron el sistema de sacrificios que había estado en vigor durante
1.400 años. Cambiaron su día de adoración, del séptimo al primer día
de la semana. Sustituyeron la circuncisión por el bautismo como señal
de fe. Relegaron la ley de Moisés a una sombra de la nueva revelación
de Jesucristo (Col. 2:17).
Este drástico cambio de creencias y prácticas no se limitó a los
escritores del Nuevo Testamento. Casi de la noche a la mañana, miles
de judíos modificaron radicalmente sus convicciones religiosas más
preciadas y abrazaron un nuevo paradigma espiritual. El aconte-
cimiento repentino que impulsó este cambio fue la resurrección de
Jesucristo.
Las acciones de los discípulos de Jesús dan testimonio de la verdad
de su resurrección. Si bien sabemos que han existido fanáticos religiosos
a lo largo de la historia que han muerto por falsas creencias que creían
verdaderas, ninguna persona racional moriría por una creencia a sabien-
das de que es mentira.
Los discípulos estaban dispuestos a soportar encarcelamiento, tor-
tura y muerte antes que retractarse de su testimonio de que habían visto
a Jesucristo en su cuerpo resucitado. Seguramente uno de esos 11 hom-
bres se habría quebrado bajo tanta presión y habría revelado la verdad
si los discípulos hubieran conspirado para perpetrar un mito. En cam-
bio, los discípulos sostuvieron su historia hasta el final. La realidad de

la resurrección de Cristo fue abrazada tan rápidamente por tanta gente
que, en 300 años, la fe de esos 11 hombres derrocó al imperio romano.
Tal es el poder de un mensaje veraz.
Evidencia #3: Profecías cumplidas

Uno de los argumentos más fuertes para sustentar la credibilidad
de la Biblia son las profecías cumplidas de las Escrituras. Son predic-
ciones detalladas sobre individuos, naciones y eventos específicos que
fueron predichas cientos de años antes de que ocurrieran, y sus cum-
plimientos se han verificado históricamente.
Por ejemplo, hacia el año 700 a. de J.C., el profeta Isaías predijo
que Babilonia —un actor relativamente secundario en la escena mun-
dial de aquella época— conquistaría Judá y llevaría cautivo a su pueblo
(Isa. 39:5, 6). Su predicción se cumplió en 586 a. de J.C., cuando Babi-
lonia derrotó a Judá. Isaías también predijo que Babilonia sería con-
quistada por otra nación (21:9).
Es más, el profeta identificó por nombre al rey que permitiría al
pueblo de Judá regresar del exilio en Babilonia para reconstruir Jeru-
salén. Isaías 44:28 se refiere a Ciro como rey de Persia, ¡100 años antes
que Ciro naciera! La historia nos dice que Ciro, rey de Persia, con-
quistó Babilonia en 539 a. de J.C. En 538, el rey Ciro decretó que los
israelitas podían regresar a su patria, tal como Isaías lo había predicho
150 años antes.
El Nuevo Testamento revela ejemplos aún más asombrosos de pro-
fecías cumplidas, todas centradas en Jesucristo. En el Antiguo Testa-
mento hay al menos 61 profecías relativas al Mesías que se cumplieron
¿CUÁLES SON
LAS PROBABILIDADES?
La probabilidad matemática de que un hombre en
la historia pudiera cumplir las 61 profecías bíblicas
del Mesías es tan astronómica que no se puede
calcular. Así que un matemático redujo el número
a solo ocho profecías. Calculó la probabilidad de
que un hombre en la historia pudiera cumplir ocho
profecías específicas. Es de 1 en 1017. Es decir, un
1 seguido de 17 ceros.
Imagina que cubres todo el estado de Texas
con una capa de medio metro de altura, com-
puesta por monedas de un dólar. En uno de esos
dólares se dibuja una X. Se venda los ojos a una
persona y se la deja vagar por todo el territorio
hasta que se agacha y toma una de las monedas.
Las probabilidades de que elija la moneda marcada
con la X son aproximadamente de 1 entre 1017, las
mismas probabilidades de que un hombre cumpla
solo ocho profecías del Antiguo Testamento acerca
del Mesías10.
El hecho de que Jesús cumpliera las 61 profe-
cías no puede atribuirse a la casualidad, ni a ninguna
otra cosa que no sea una prueba irrefutable de la
veracidad de la Biblia.
en Jesucristo. Estas profecías, anunciadas cientos de años antes de los he-

chos, incluyen el lugar del nacimiento de Jesús (Miq. 5:2), el tiempo de
su nacimiento (Dan. 9:25), la manera de su nacimiento (Isa. 7:14), su

muerte (Sal. 22:16) y su sepultura en la tumba de un rico (Isa. 53:9).
Evidencia #4: Descubrimientos arqueológicos

Hubo un tiempo en que la arqueología se consideró como una es-
pecie de auditoría a las afirmaciones bíblicas. Los críticos preguntaban:
“Si la Biblia es verdad, ¿por qué no hay evidencias históricas de David
o Salomón, los dos reyes más grandes de Israel? ¿O de las ciudades de
Sodoma y Gomorra? ¿O de las murallas de Jericó?”.
Como sus razones para cuestionar la veracidad de la Biblia, ellos
señalaban nombres que solo aparecen en las Escrituras y en ninguna
otra parte de la arqueología. Nombres como Aspenaz, del libro de Da-
niel; los hititas, una tribu del Antiguo Testamento y Poncio Pilato, el
gobernador que entregó a Jesús para su crucifixión.
Pero algo curioso sucedió en el proceso de declarar a la Biblia como
históricamente poco confiable. De hecho, varias cosas curiosas. Se des-
cubrió una inscripción que data del siglo IX a. de J.C. Esta inscripción
se refería a la casa de David y al rey de Israel. En una excavación en
Meguido (una de las cinco ciudades productoras de carros para Salo-
món según el Antiguo Testamento) se descubrieron miles de cabinas
de carruajes antiguos.
En el norte de Siria se descubrieron tablillas de arcilla que da-
tan del año 2500 a. de J.C. Estas tablillas mencionan las ciudades de
Sodoma y Gomorra, así como una gran actividad sísmica en la región.
Una excavación en la ciudad de Jericó reveló pruebas de un derrumbe
repentino de las murallas que protegían la ciudad.
En las ruinas de la antigua Babilonia se encontró un ladrillo con el
nombre Aspenaz. Un profesor alemán encontró unas tablillas que des-

cribían a los antiguos hititas. También se encontró la inscripción en una
losa en Cesarea que nombra a Poncio Pilato como gobernador romano.
La lista de confirmaciones arqueológicas de nombres, aconteci-
mientos y lugares bíblicos podría llenar el resto de este libro. Y aunque
tales descubrimientos no pueden probar que la Biblia es verdadera, es
importante notar que nunca ha habido un descubrimiento que haya re-
futado algún nombre, evento o lugar de la Biblia.
¿Cuán confiable es la Biblia que tenemos hoy en día?

Aunque sí reconocemos que Dios inspiró a los escritores de la Biblia y
que se aseguró de que su mensaje no tuviera errores, no podemos afir-
mar con igual certidumbre que la Biblia que tenemos hoy en día en
nuestro idioma es absolutamente digna de confianza. Técnicamente ha-
blando, la inspiración y la inerrancia se aplican solo a los manuscritos
originales. El problema es que esos manuscritos originales desapare-
cieron hace mucho tiempo en las brumas de la historia.
La Biblia que tenemos hoy es copia de una copia de una copia… y
así sucesivamente. Escribas y eruditos a lo largo de la historia tradujeron
los manuscritos originales a varios idiomas y laboriosamente escribieron
los textos a mano, palabra por palabra. Cuando los manuscritos origi-
nales se perdieron, otros escribas y eruditos produjeron más copias a
mano. Y así sucesivamente.
Pero, ¿mantuvieron estas copias la inspiración y la inerrancia de los
originales? ¿Podemos estar seguros de que los copistas no cometieron
errores? ¿Cómo sabemos que la Biblia que tenemos hoy sí es confiable?
¿Son exactas las copias de la Biblia?

Para responder, debemos tomar en cuenta el número de manuscri-
tos antiguos de que disponemos, tanto del Antiguo Testamento como
del Nuevo Testamento. La mayoría de las obras literarias antiguas tie-
nen muy pocos manuscritos para apoyar su autenticidad. Por ejemplo,
solo hay siete manuscritos de Platón, 10 de La Guerra de las Galias, de
Julio César y 20 del historiador Tácito. En cambio, hay más de 10.000
manuscritos del Antiguo Testamento.
Los más significativos son los Rollos del Mar Muerto, que fueron
descubiertos por un pastor beduino en 1947. Estaban sellados en vasijas
de arcilla y escondidos en una cueva. Esta colección de rollos, producida
alrededor del año 100 a. de J.C., incluye una copia completa del libro
de Isaías y fragmentos de casi todos los demás libros del Antiguo Tes-
tamento.
Antes que se descubrieran los rollos, la copia más antigua del An-
tiguo Testamento que teníamos databa del año 900 d. de J.C., casi 1.000
años después de que se escribieran los Rollos del Mar Muerto. El des-
cubrimiento de los Rollos del Mar Muerto brindó a los eruditos la
oportunidad de comparar copias del Antiguo Testamento con casi un
milenio de diferencia.
¿Alguna vez has jugado al teléfono descompuesto? Un puñado de
personas se pone en fila. La primera persona susurra un mensaje a la
segunda, que a su vez lo susurra a la tercera, y así sucesivamente hasta
el final de la fila. El resultado suele ser sorprendente, y a veces divertido.
Un mensaje sencillo como: “El zorro color café saltó sobre el perro pe-
rezoso” se convierte en algo irreconocible (“Alguien bebió un café muy
sabroso”).
En cierto sentido, el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto

puso fin a una versión escrita milenaria del juego del teléfono descom-
puesto. Ahora los eruditos podrían ver cómo las palabras de Isaías
habían cambiado —quizá incluso de forma irreconocible— a lo largo
de un milenio. Las circunstancias eran propicias para comprobar las
acusaciones de falta de confiabilidad en los copistas de la Biblia.
Sin embargo, los Rollos dieron testimonio de la meticulosa exac-
titud de los copistas. Los eruditos descubrieron que el 95 % de las
palabras en el texto escrito en el 900 d. de J.C. coincidían con sus con-
trapartes del año 100 a. de J.C. El texto de Isaías 53 ofrece una pers-
pectiva reveladora de la extraordinaria exactitud de las copias de la
Biblia. De las 166 palabras que componen Isaías 53, los estudiosos en-
contraron solo 17 letras con variantes. Diez de ellas eran simplemente
diferencias ortográficas. Cuatro letras estaban relacionadas con cues-
tiones menores como conjunciones. Las tres letras restantes en cues-
tión deletreaban la palabra luz, que se encuentra en el versículo 11.
Esta única palabra dudosa no altera de forma significativa el signifi-
cado del texto. Después de 1.000 años de copiar 166 palabras, solo
había una palabra en cuestión, y esa palabra no afecta en nada el sig-
nificado del texto.
El apoyo que tienen los manuscritos del Nuevo Testamento es aún
más abrumador. Sin duda, los libros del Nuevo Testamento fueron los
más copiados de la antigüedad. Hoy en día, tenemos cerca de 25.000
copias de porciones del Nuevo Testamento. Esto contrasta con la Ilíada
de Homero, que le sigue en número de manuscritos disponibles, con
643 copias. Hay más apoyo de manuscritos —y más antiguos—acerca
de Jesús en los Evangelios que en cuanto a cualquier otro personaje del
mundo antiguo, incluyendo a Julio César y Alejandro Magno.

El tiempo transcurrido entre los libros originales del Nuevo Tes-
tamento y las primeras copias existentes es de solo varios cientos de
años. Aunque parezca mucho tiempo, no lo es si se compara con otras
obras literarias. Los manuscritos más antiguos de la mayoría de los
autores griegos clásicos datan de más de 1.000 años después de la
muerte del autor.
Lo más importante es que estos manuscritos revelan con qué pre-
cisión se transmitió el Nuevo Testamento a través de los siglos. El
Nuevo Testamento griego contiene alrededor de 20.000 líneas de texto.
Solo unas 40 líneas están en duda debido a variantes entre los manus-
critos. Esto equivaldría a solo una página de entre las 200 páginas del
Nuevo Testamento griego.
¿Están en la Biblia los libros correctos?

Dios no anunció que iba a crear un Antiguo Testamento, para des-
pués reclutar autores que escribieran los libros, del uno al 39. No nego-
ció un acuerdo de cinco libros con Moisés. No le dijo a Nehemías: “Te
voy a colocar entre Esdras y Ester”. No rechazó los primeros borradores
de Abdías y Nahúm por ser demasiado largos, diciéndoles: “¡Ya tengo
suficientes profetas mayores! ¡Lo que necesito son profetas menores!”.
Del mismo modo, en el Nuevo Testamento, los escritores de los
Evangelios no intentaron que sus biografías se adjuntaran al Antiguo
Testamento. Pablo, Pedro y Juan nunca se detuvieron en medio de la
redacción de una oración para preguntarse: “¿Cómo puedo expresar esta
frase para que suene más bíblica?”.
En otras palabras, los escritores de la Biblia no sabían que estaban
escribiendo la Biblia. De hecho, la Biblia tal como la conocemos —el

canon de 39 libros en el Antiguo Testamento y 37 en el Nuevo Testa-
mento— no existió hasta mucho después de la muerte de los escritores
de la Biblia. La singularidad de la Palabra de Dios se extiende también
a la manera en que fue compilada.
La mayoría de los libros del Antiguo Testamento fueron reconoci-
dos como Sagrada Escritura tan pronto como fueron escritos. Los libros
de Moisés (Génesis a Deuteronomio) se colocaron inmediatamente
junto al arca de la alianza para recordar a los israelitas su importancia
(Deut. 31:24-26). El libro de Josué ( Jos. 24:26), los libros de Samuel
(1 Sam. 10:25) y los libros de los profetas (Zac. 7:12) fueron reconoci-
dos de forma similar.
La primera traducción griega del Antiguo Testamento, conocida
como Septuaginta, se escribió entre los años 250 y 150 a. de J.C. Con-
tiene todos los libros del Antiguo Testamento, lo cual significa que el
canon del Antiguo Testamento se completó antes del año 150 a. de J.C.,
y quizá ya en el 400 a. de J.C. Jesús afirmó la integridad del Antiguo
Testamento, y mostró gran reverencia por la Palabra de Dios.
Hay razones igualmente convincentes para creer que los 27 libros
del Nuevo Testamento son los únicos que cumplieron con los elevados
estándares para su inclusión. Prácticamente todos fueron escritos por un
apóstol (Mateo, Juan, Pablo, Pedro) o bajo la supervisión de un apóstol
(probablemente el Evangelio según Marcos fue supervisado por Pedro).
El Sínodo de Hipona (un concilio de los principales obispos cris-
tianos) ratificó oficialmente los 27 libros del Nuevo Testamento en el
año 393 d. de J.C. Sin embargo, la mayoría de esos libros habían sido
reconocidos por la iglesia primitiva desde hacía cientos de años. Es
muy significativo que no ha habido ningún intento de añadir o quitar

libros del canon del Nuevo Testamento desde su ratificación a finales
del siglo IV.
¿No podrían añadirse otros libros a las Escrituras?

Judas, uno de los escritores del Nuevo Testamento, describió la fe
cristiana como “entregada una vez a los santos” (v. 3). La palabra griega
traducida como “entregada” describe una actividad que se ha comple-
tado. Dios ha terminado de depositar en la Biblia toda la verdad que
necesitamos saber sobre él. Hoy en día, Dios no está dando palabras
nuevas a ningún escritor.
Eso no quiere decir que la única manera en que Dios nos guía sea
por medio de la Biblia. Dios puede guiar a los creyentes de hoy por
medio de la oración, las circunstancias, los sabios consejos e incluso
por medio de nuestros deseos. Sin embargo, debemos saber que cual-
quier revelación de Dios que alguien diga que está recibiendo, aparte
de la Biblia, es subjetiva y, por lo tanto, sujeta a error.
Las versiones posteriores de la Septuaginta (la traducción griega
del Antiguo Testamento) incluyeron libros adicionales, algunos de los
cuales se denominan apócrifos (que significa “escondido” o “dudoso”).
Sin embargo, estos libros no forman parte del canon del Antiguo Tes-
tamento. No están a la altura de las normas requeridas para que un libro
sea reconocido como Palabra de Dios. En primer lugar, fueron escritos
mucho tiempo después que los otros libros del Antiguo Testamento.
Por otro lado, contienen errores históricos. Y ninguno de estos libros
pretende contener la Palabra de Dios.
Los Evangelios gnósticos, que se hicieron famosos con el libro
—y la película— El Código Da Vinci, están excluidos del Nuevo Tes-

tamento. No fueron escritos por apóstoles, aunque algunos lleven el
nombre de apóstoles. Fueron compuestos entre 100 y 200 años des-
pués de la época de Cristo, lo cual los hace mucho menos confiables
que los cuatro Evangelios, que fueron escritos solo décadas después
de la vida de Jesús en la tierra. Finalmente, los Evangelios gnósticos
fueron rechazados por los líderes de la iglesia porque afirmaban que
Jesús era puramente un espíritu divino, y no humano.
El significado actual de la Biblia

El reconocer que la Biblia es inspirada, unificada, inerrante, cano-
nizada y completa no hace justicia a todo su potencial. Si la Biblia es
solo eso, entonces no es más que un documento histórico muy valioso,
una piedra angular para la arqueología moderna, una maravilla litera-
ria, una obra de arte, y tal vez —solo tal vez— la mejor prueba que
tenemos de la existencia de una inteligencia superior a la nuestra. Es
algo para los museos, para la historia, y para los aficionados a lo so-
brenatural.
Pero la Biblia es más que eso. El escritor de Hebreos nos dio una
idea más clara del gran alcance de la Biblia: “Porque la Palabra de Dios
es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra
hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y dis-
cierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (4:12).
La Biblia sana
La imagen de una espada de dos filos puede malinterpretarse.
Ciertamente, hay un aspecto de la Biblia como arma. Por ejemplo,
Jesús usó las Escrituras para contrarrestar las tentaciones de Satanás

en el desierto (Mat. 4:1-11). Pero una espada de dos filos también
puede ser usada para liberarnos de los enredos del pensamiento y de
comportamientos erróneos.
• Si creemos que desobedecer a Dios nos llevará hacia la libertad,

acabaremos en la miseria.
• Si creemos que somos responsables de nuestro propio bienestar,
quedamos atados a la preocupación.
• Si creemos que el dinero es la clave de la felicidad, nos dejamos
llevar por la codicia.
• Si creemos que la venganza es la mejor respuesta al maltrato,
quedamos encadenados a la amargura.
La Palabra de Dios puede cortar nuestras creencias erróneas, libe-

rándonos del comportamiento erróneo resultante, salvándonos de mu-
chos dolores.
La hoja de doble filo de la Palabra de Dios puede penetrar hasta el
corazón mismo de lo que somos. Esta no es una tarea fácil, dado nuestro
potencial ilimitado para el autoengaño. Como dijo el profeta Jeremías,
nuestro corazón es engañoso y no se puede confiar en él ( Jer. 17:9).
Solo la Biblia puede revelar nuestro verdadero motivo, por ejemplo, para
enseñar una clase de estudio bíblico, o en la preparación de una comida
para una familia afligida, o al escribir un cheque para un proyecto de la
iglesia.
El propósito de Dios al abrirnos el corazón de esta manera no es
herirnos, sino sanarnos. Dios es el cirujano que abre a sus pacientes para
extirpar los tumores de pecado que destruyen la vida. El Gran Médico
¿CONTRADICCIÓN? NO NECESARIAMENTE
Los críticos argumentan que las contradicciones de la

Biblia la hacen menos confiable. Pero ¿existen real-
mente contradicciones en la Biblia? Un análisis más
minucioso de algunas de las supuestas contradiccio-
nes nos muestra una historia diferente:
• En 1 Corintios 10:8, Pablo describe una plaga
del Antiguo Testamento que mató a 23.000
israelitas. Sin embargo, el relato de Moisés en
Números 25:9 dice que murieron 24.000. ¿Con-
tradicción? No necesariamente. Pablo dijo que
23.000 israelitas “cayeron en un día”, mientras
que Moisés dijo que el número total de víctimas
fue 24.000. Tal vez no todos los que contrajeron
la plaga murieron en un lapso de 24 horas.
• En su relato de la resurrección de Jesús, Mateo
dijo que había un ángel en la tumba. En el relato
de Juan había dos ángeles. ¿Contradicción? No
necesariamente. Tal vez Mateo decidió centrarse
en el ángel que habló, mientras que Juan estaba
más interesado en el número total de ángeles que
María presenció cuando llegó a la tumba vacía.
• Mateo 5—7 y Lucas 6 recogen dos versiones del
Sermón del monte. ¿Contradicción? No necesa-
riamente. Podría ser que Jesús predicara el mis-
mo mensaje en dos lugares y en dos momentos
distintos. Pero una explicación más probable es
que algunos relatos evangélicos ofrecen paráfra-
sis precisas de lo que Jesús dijo, y no citas direc-
tas. Así que ambos relatos captan la esencia del
mensaje de Jesús.
divino usa el bisturí de su Palabra para exponer el pecado y traer sa-

nidad.
La Biblia guía
En el Salmo 32:8, Dios prometió: “Te haré entender y te enseñaré
el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos”. El principal
medio que utiliza para guiarnos es su Palabra.
Dice otro salmo: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a
mi camino” (Sal. 119:105). La iluminación de la que habla es similar
a la de una linterna, algo que nos permite ver unos pocos metros —y
no kilómetros— delante de nosotros. Dios rara vez nos proporciona
luz suficiente para ver cada paso que tenemos que dar en el futuro, tal
vez para que no estemos tentados a correr precipitadamente hacia allá.
Pero él promete darnos dirección suficiente para dar el siguiente paso.
La Biblia inspira
La Biblia nos conecta con una sabiduría más profunda que la
nuestra y un poder superior al nuestro. Nos permite ver más allá de los
aspectos mundanos de nuestra existencia y vislumbrar las cosas de Dios,
las verdades de valor duradero, verdades que traen alegría y satisfacción,
verdades que cambian la vida.
La Biblia nos entusiasma con historias de personas muy parecidas
a nosotros, gente común y corriente que se atrevió a hacer algo grande.
Esas personas permitieron que su fe se sobrepusiera a su miedo y fueron
utilizadas por Dios para lograr algo extraordinario. Entonces la Biblia
nos anima a creer que Dios puede hacer lo mismo con nosotros. Dios
nos dice al oído: Si no eres tú, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?
Un testimonio personal sobre la Palabra de Dios

Para mí este punto no trata solamente de una verdad teológica; he
experimentado el poder transformador de las Escrituras en mi propia
vida. Cuando estaba en la universidad, varios profesores liberales ata-
caron la Biblia e intentaron desacreditarla. Escuchar ese flujo cons-
tante de enseñanza tuvo un profundo efecto en mí. Dejé de leer la
Biblia y me cuestioné seriamente si quería dedicar mi vida a pre-
dicarla.
Sin embargo, la exposición a ese tipo de enseñanza me llevó a
sumergirme en mi propio estudio de las Escrituras. Yo quería averiguar
por mí mismo si la Biblia era verdad. Como resultado de mi estudio,
obtuve dos garantías. En primer lugar, obtuve la seguridad de que las
Escrituras son dignas de confianza. Descubrí la verdad de Isaías 40:8:
“La hierba se seca y la flor se marchita; pero la palabra de nuestro Dios
permanece para siempre”. Espero que tú también termines este capí-
tulo con la absoluta seguridad de que puedes confiar en que la Biblia
es la Palabra de Dios.
En segundo lugar, descubrí que la Biblia tiene el poder de trans-
formar mi vida. La Palabra de Dios te elevará por encima de tus cir-
cunstancias actuales, cualquiera que estas sean, y te dará confianza de
que Dios está llevando a cabo su plan, no solo en el mundo en general,
sino en tu mundo en particular. Incluso cuando las cosas parecen estar
fuera de control, las Escrituras nos aseguran que Dios tiene un plan
que está llevando a cabo. Dios dijo en Jeremías 1:12: “Has visto bien,
porque yo vigilo sobre mi palabra para ponerla por obra”.
La Biblia —la Palabra de Dios inspirada, inerrante y activa— es la
herramienta principal que el Espíritu Santo utiliza para producir
cambios en nosotros. Lo más sabio que podemos hacer es compro-

meternos a estudiarla, buscar sus tesoros y aplicar su sabiduría a nuestra
vida.

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Dr. Robert Jeffress

EDITORIAL MUNDO HISPANO

Editorial Mundo Hispano

Nuestra pasión: Comunicar el mensaje de Jesucristo por medios

Principios cristianos para un mundo cambiante. © Copyright 2023, Editorial

Publicado originalmente en inglés por Baker Books, una división of Baker

Traductor: Joel Sierra

Primera edición: 2024

EMH Núm. 10045

Dedicado a la maravillosa membresía de

Gracias por permanecer firmes sobre el fundamento

“La hierba se seca y la flor se marchita;

4. Dios el Espíritu Santo 93

5. Ángeles y demonios 115

6. Humanidad y pecado 139

10. La semejanza a Cristo 233

Conclusión: Bases firmes 255

Nuestra fe descansa sobre columnas que permanecen fuertes e inamo-

Brian Vos, Mark Rice, Lindsey Spoolstra y todo el equipo de

Ben Lovvorn, pastor ejecutivo de la Primera Iglesia Bautista

Estoy profundamente agradecido por el apoyo que recibo de mis

La palabra teología no es de las que llaman la atención. Si eres como la

Todas estas —y muchas más— son reacciones comprensibles ante

La casa del cristianismo

Ellas nos proveen y a su vez esperan que nosotros les proveamos.

Dios el Espíritu Santo

defendernos de las fuerzas demoníacas? Este capítulo arroja luz sobre

Sin embargo, la proclamamos unida con esta otra afirmación de

• anhelan una relación más profunda con Dios.

18 Principios cristianos para un mundo cambiante

• se irritan ante los clichés cristianos.

Si alguna de estas descripciones se ajusta a tu perfil, te animo a seguir

20 Principios cristianos para un mundo cambiante

Comprensiblemente, el libro de Joe Koenig causó un gran revuelo.

La Biblia dice así

Dios Padre es omnisciente; lo sabe todo.

En cada caso, la respuesta es la Palabra de Dios. O, para decirlo con

Por qué podemos confiar en la Biblia

22 Principios cristianos para un mundo cambiante

los hechos de la Biblia realmente sucedieron?”. O preguntes: “¿Qué hay

pirada significa literalmente “respirada por Dios” e ilustra la manera di-

La Biblia está unificada

24 Principios cristianos para un mundo cambiante

lo difícil que puede ser conseguir que un grupo con personalidades y

temas del pecado y la redención, la justicia y la gracia, la fe y el perdón

• “Y Dios habló todas estas palabras…” (Éxo. 20:1, énfasis

26 Principios cristianos para un mundo cambiante

El Salmo 95:7 contiene las palabras: “Si oyen hoy su voz…”. En el

igual que no hay forma de probar de manera concluyente que Dios

¿QUIÉN MÁS CREÍA EN LA

• Ireneo, hablando en nombre de la antigua

El testimonio de estos líderes proporciona

28 Principios cristianos para un mundo cambiante

Pruebas de la confiabilidad de la Biblia

Evidencia #1: Las fechas de los libros del Nuevo Testamento

Evidencia #2: Las primeras reacciones al mensaje

30 Principios cristianos para un mundo cambiante

bio, los discípulos sostuvieron su historia hasta el final. La realidad de

Evidencia #3: Profecías cumplidas