Música y Feminismo Pilar Ramos
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Feminismo y música
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SISTEMA DE BIBI.
Para Ramón y Teresa
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Introducción 9
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8 Índice
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10 Pilar Ramos López Introducción 11
Schenker y no me he dedicado a escribir sobre ningu�o de los dos. La conciencia de nuestros límites de conocimiento no supone reconocer
, la validez de cualquier tipo de musicología. T heodor Adorno, Edward
razón última es personal.Vivo en un pa1s donde ha dormnado una pecu
liar musicología que ha venido trabajando durante unos ciento cincuenta Lowinsk y o Carl Dahlhaus nos han llevado muy lejos. El feminismo es
años, desde Mariano Soriano Fuertes e Hilarión Eslava, al margen de las necesario para comprender ciertos problemas musicales.Y hay musico
tendencias y métodos comunes en la musicología occidental. Además del logías, como la eclesiástica española, que, en el mejor de los casos, sólo
nacionalismo imperante hasta los años ochenta 1, transfigurado después sirven para consultar algunos tipos de datos en ediciones modernas.
en un nacionalismo autonómico mucho menos comentado, la musico Este libro va dirigido no sólo a musicólogos, sino también a histo
logía española ha tenido otros condicionamientos ideológicos.Y el femi riadores implicados en una historia no únicamente política, sino social
nismo, como la nueva musicología, son herramientas imprescindibles y artística de la vida cotidiana, a gente comprometida, en fin, con una
para desvelarlos. Además, el feminismo me ofrecía enormes posibilidades historia que ya no puede ser sorda ante tantas y tantas voces; a músicos
a la hora de estudiar la música en España, al ser un tema especialmente con curiosidad por sus colegas de otros tiempos; a aficionados interesa
descuidado por la eclesiástica musicología española del siglo XX. dos por el contexto y las significaciones de la música; a estudiosos de
Por último, creo que la crítica feminista de la música ofrece nuevas las artes plásticas y de la literatura; a docentes preocupados por no
preguntas, nuevos problemas, nuevas perspectivas para problemas anti transmitir una enseñanza sexista...
guos, y nuevas dudas sobre certidumbres tenidas hasta ahora por ob El primer capítulo es una introducción sobre aquellos aspectos de
vias. Es algo demasiado atractivo para alguien que ame la música y que la teoría feminista más útiles para el estudio de la música. Hace un
quiera saber más de ella. breve recorrido sobre las principales aportaciones de la musicología fe
Sin embargo, tengo mis reservas y cierto distanciamiento hacia minista, incluyendo los escasos trabajos en español.
.,
parte de la musicología feminista. Ello me impide adoptar un tono Las tormentosas relaciones entre musicología, feminismo y posmo
pro
selitista que, sin duda, algunas feministas echarán de menos en este dernismo son el tema del segundo capítulo. Contiene, pues, un breve
li
bro. Otras coincidirán, espero, con Susan Sontag, en que para designar excursus sobre el posmodernismo, necesario para entender la crítica
una sensibilidad, trazar sus contornos y contar su historia, se requiere musicológica actual. El epígrafe sobre la nueva musicología, quizás un
una profunda simpatía modificada por la revulsión. De lo contrario poco extenso, me ha parecido pertinente dada la escasa difusión de es
no
analizaremos una sensibilidad, sino que la exhibiremos2• tas nuevas corrientes en España (narratividad, sociomusicología, crítica
Creo que la musicología feminista no puede responder a todas posadorniana, nueva hermenéutica, etc.) y la estrecha relación de la
nuestras preguntas sobre la música.Y no me refiero sólo a los proble crítica feminista con la nueva musicología.
mas de acústica o de semitonía subintelecta. La musicología feminista Las preguntas más comúnmente asociadas con la perspectiva femi
no puede tener una perspectiva única. Ni siquiera puede explicar nista, por ejemplo, «¿por qué no hay grandes compositoras?», se abor
todos
los problemas que personalmente me interesan de la música. dan en el capítulo tercero, dedicado a la composición y a la discusión
¿Pero
puede hacerlo otro tipo de musicología? No. No existe una musicolo de las implicaciones del canon musical. También trata de la discutida
gía universal, un decodificador mágico de significados sociales o perso representación de la sexualidad y homosexualidad en las composicio
nales escritos con sonidos.Y quizás ahí reside la mayor fuerza de nes. Si bien este libro no es una historia de las mujeres en la música, he
la mú
sica. Y también el atractivo de la musicología. Porque queremo procurado recoger nombres de mujeres tanto en este capítulo como en
s saber,
aunque sepamos que no vamos a llegar a comprenderlo todo. el siguiente, dedicado a las instrumentistas y directoras. Precisamente
Esta
porque las historias de la música suelen ser, por lo que respecta a las
1 Véase Carreira, Xoan (1995); Ros Fábregas, E. (1998); Carreras, J.]. (2002). mujeres, unas historias de ausencias, es necesario recordar que allí esta
2 Sontag, Susan (1996[1994]: 355-356). ban. La información sobre ellas puede encontrarse en la bibliografía.
En el capítulo cuarto también se abordan las instituciones de ense En el último capítulo se discuten las críticas realizadas a la musicolo
ñanza y de ejecución musical, como conservatorios, orquestas y bandas gía feminista, críticas que deben tenerse en cuenta si se comparte la idea
de música femeninas, la existencia de instrumentos y repertorios consi de que una disciplina avanza. La complacencia no suele llevar muy lejos.
derados como masculinos o femeninos, etc.
Las intérpretes líricas son las protagonistas del capítulo quinto, cen Este libro no hubiese sido posible sin mi paso por las universidades
trado en la ópera. En las últimas décadas la ópera ha sido el tema favo de Montreal y McGill (Montreal, Canadá), en 1995, y por la de Ox
rito de la musicología, y especialmente del feminismo. La escena pre ford, en 1998, becada por el Ministerio de Educación y Cultura. Asis
senta de una manera más obvia la ideología sobre el género, por una tiendo a las clases de Jean Jacques Nattiez, Mitchell Morris, William
parte, y por otra, las cantantes han disfrutado de un poder de proyección Caplin y Reinhard Strohm, y con tiempo para perderme en las biblio
raramente compartido por otras profesionales del campo musical. Justa tecas, adquirí una visión muy distinta de la musicología.
mente el protagonismo lírico de las voces femeninas hace inviable la te Por último, quisiera expresar mi agradecimiento a Teresa Ortiz,
oría feminista clásica, tal y como se ha aplicado al cine o a la literatura. T homas Schmitt, María Milagros Rivera-Garretas, Christiane Heine y
El capítulo sexto se ocupa de la recepción, es decir, de las mujeres Josep Pujol, colegas que me invitaron a dar cursos o conferencias sobre
en tanto que público, mecenas, u objeto de la crítica musical, y tam música y feminismo para el Instituto de Estudios de la Mujer de la
bién de la feminización de ciertos géneros musicales. Universidad de Granada, la especialidad de Historia y Ciencias de la
Si bien casi todo el libro está dedicado a la música llamada <<culta», Música de la Universidad de la Rioja, el Centro de Investigación
el capítulo séptimo se mueve en escenarios muy distintos pues se ocupa Duoda de la Universidad de Barcelona, el Centro de Formación Con
de la música popular posterior a la 11 Guerra Mundial. Nunca una tinua de la Universidad de Granada, y la Escuela Superior de Música
.,
misma música ha llegado a tanta gente. Es un tema crucial para el fe de Cataluña. El material preparado para esas clases, y las dudas y suge
minismo, en tanto que la música popular es, a la vez, escuela sentimen rencias de las, casi todas, alumnas asistentes, son el germen de este libro.
tal de adolescentes, generadora de identidades, perpetuadora o crítica Susan McClary, Robert Walser, Carolina Robertson y Beatriz Martí
de las ideas dominantes de género, una salida profesional para muchas nez del Fresno impartieron un curso de verano en 1999 en la Univer
mujeres y una presencia cotidiana en la vida de la mayoría. sidad de Gerona coordinado por mí, en el que se plantearon algunos
El capítulo octavo es el más teórico. En buena lógica debería de ser de los temas tratados en esta introducción. Mis amigos melómanos,
el capítulo segundo y seguir a la definición de la musicología feminista. Anna Maria Garcia Rovira y Miguel Cuenca Vallmajo tuvieron la gen
Su contenido es importante para el investigador, pero quizás pueda no tileza de leer algunos capítulos. A Ramón Pelinski, quien me animó a
serlo tanto para el aficionado o para el intérprete, que pueden saltárselo leer sobre musicología feminista, le debo sugerencias y apoyo. En agra
tranquilamente. Estudia cómo el feminismo cuestiona los fundamentos decimiento le dedico el libro a él y a nuestra hija Teresa.
teóricos de la musicología, obligando a una redefinición de los mismos.
Por ello va casi al final del libro. Resume los argumentos feministas en
relación con la teoría de la autonomía musical de Theodor Wiesen
grund Adorno y de Carl Dahlhaus. Después considera otro argumento
feminista en contra de la idea de la autonomía de la música: la crítica al
concepto de razón. Sigue un breve recorrido por algunas de las cate
gorías historiográficas afectadas por el cuestionamiento de la idea de
autonomía: la historia de la música autónoma, la periodización, el aná
lisis musical y la teoría de la música.
© narcea, s. a. de ediciones
16 Pilar Ramos López Musicología feminista 17
lista, poscolonial, de la igualdad, de la diferencia, etc. Encontrar puntos general y presto a abarcar las tendencias más recientes y radicales. En
comunes entre la teoría de unas feministas y otras es en ocasiones dificil. las lenguas romances no suena muy bien. No tenemos palabras dist intas
Esta situación resta fuerza al feminismo como movimiento político, algo como en inglés para el género gramatical (gender) y el género como
de lo que se quejan muchas feministas3. Pondremos algunos ejemplos. tipo o clase formal (genre). De todas formas, también en las lenguas ro
Algunas de las historias feministas actuales más serias se construyen en mances ha terminado por imponerse el término «género>>, que algunas
torno al concepto de género, que suele definirse como el conjunto de veces se dice directamente en inglés gender. Quizás resulte necesario
creencias socialmente construidas sobre el sexo. Así, Anderson y Zinsser hacer aquí un breve excursus sobre las tribulaciones de esta palabra.
señalan en su introducción a Una historia propia: «La tesis central de este Como describe Teresa de Lauretis7, si en el discurso feminista de los
libro es que el género ha sido el factor más importante en la formación años setenta género, diferencia sexual y sexualidad eran prácticamente
de las vidas de las mujeres europeas»4• Sin embargo, para otras feministas, sinónimos, en los años ochenta pasaron a ser considerados como cate
que evitan este término, el género no es «el factor más importante>> en la gorías antitéticas. Por un lado se reconocía la sexualidad como un he
vida de las mujeres. Así: cho natural, biológico, y por el otro el género o la diferencia sexual se
veían como una construcción social e ideológica del patriarcado. Sin
«Aunque es evidente que muchas mujeres sufren por la tiranía sexista,
embargo, hoy, sexo, sexualidad y género han vuelto a considerarse casi
hay pocos indicios de que ésta forje "un lazo común entre todas las mu
sinónimos, en tanto que construcciones discursivas (lingüísticas, cultu
jeres". Hay muchos datos que apoyan la realidad de que la raza y la iden
tidad de clases crean diferencias en la calidad de vida, status social y es rales) cuyos significados cambian a través de prácticas de peiformance o
tilo de vida que toman precedencia sobre la experiencia común que en el quirófano. Al mismo tiempo, el término diferencia sexual, conce
comparten las mujeres -diferencias que raramente se superan»5. ·C
bida exclusivamente coíno diferencia entre hombre y mujer, ha sido
.
sustituido por su plural diferencias sexuales, es decir, diferencias entre va
Todo esto puede parecer sorprendente. ¿No es el feminismo el mo rios tipos de disposiciones sexuales «desviadas» o no respecto a la hete
vimiento que busca la liberación de la mujer y la igualdad de oportu rosexualidad normativa. La antropología ha demostrado cómo en algu
nidades para los dos sexos? Quizás el feminismo de los años 50 al 70 nas culturas no sólo los géneros masculino y femenino funcionan y
podría agruparse bajo ese lema. Se trataba de un feminismo de activa significan de manera diferente a Occidente, sino que existen otros gé
militancia política, muy marcado por la obra fundamental El Segundo neros, como los «mahus» de Hawai, los «fa'a fafine>> y «fa'a tane» de Sa
Sexo, de Simone de Beauvoir. Pero hoy en día muchas feministas han moa, los «hijras» de la India, etc.
criticado, incluso de forma ácida, esos planteamientos de «igualdad», La categoría género ha sido un gran logro del feminismo al consi
considerándolos reivindicaciones propias de la mujer blanca de clase derarse hoy de manera generalizada central para comprender el pensa
media norteamericana o europea occidental. Serían, por tanto, cuestio miento y la conducta humanas. De hecho empieza a ser un lugar co
nes ajenas a la problemática en la que viven el resto (la mayoría) de las mún problematizar la idea de género en textos no necesariamente
mujeres. Por ejemplo, la norteamericana Alice Walker considera racista feministas. Pero cuando se le da un contenido substantivo, transcultu
el término feminista, acuñando el término womanist para referirse a la ral, surge la posibilidad de convertir el género en algo totalizante y dis
práctica literaria y a la crítica de las mujeres negras6• cr iminador contra las experencias y realidades de algunas mujeres de
Frente al calificativo «feminista», el término «género» resulta más nuestro tiempo, no blancas, no occidentales, no de clase media8. Sólo
así podremos entender, por ejemplo, el rechazo hacia ese calificativo
3 hooks (1984: 17).
' Anderson y Zinsser (1989-1: )
xv .
expresado por cantantes cuyo rap ha sido calificado repetidamente valores, como la igualdad, la universalidad o la razón, son sin embargo 1!
como feminista. Aunque sus textos denuncian la explotación y el abuso valores patriarcales para las feministas de la diferencia 12. Por ello sus !!
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de las mujeres en comunidades negras, ellas sienten que el término fe reinvidicaciones e intereses son distintos.
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minista las alinea con las mujeres blancas de clase media, y ofrece a los El feminismo de la igualdad y el de la diferencia están marcados
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blancos más argumentos discriminatorios hacia los negros9• Es más, por el giro realizado hacia los años ochenta en la teoría del feminismo ¡C
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como ha demostrado Judith Butler10, el concepto de género construye y por ende, en los estudios feministas sobre la historia, el arte o la li i·
nociones de identidad implícitamente heterosexistas. Para Butler1 1, el teratura. Hasta entonces las historias sobre mujeres no ofrecían catego ¡�
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género es una manera de actuar, de performance, el resultado de la obse rías nuevas, sino que operaban con las mismas categorías tradicionales '·
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siva repetición de actos que construyen una identidad. Sus tesis son re de la historia o la crítica literaria. Por ejemplo, Elaine Showalter13 desa )
presentativas de lo que se ha llamado la tercera ola del feminismo o fe rrolló un tipo de crítica literaria distinta, la gynocritics, para analizar los
minismo cultural. En el ámbito anglosajón se habla de tres olas textos escritos por mujeres. Otro clásico de la crítica feminista, el estu
feministas. La primera sería la de las sufragistas, desde finales del XIX dio de Sandra Gilbert y Susan Gubar1\ encontró constantes en las na
hasta la década de 1920, también llamada feminismo liberal en tanto rrativas simbólicas creadas por mujeres escritoras. Este cambio supuso
que buscaba una reforma del sistema político sin cuestionarlo. La se que se atacara a la crítica feminista de parcial, de romper con la sagrada
gunda sería el movimiento de liberación de las mujeres y las corr ientes ley de la objetividad científica. Las feministas respondieron cuestio
interesadas en la definición del género, etapa desarrollada junto con el nando esa ley, mostrando la historicidad de dicha objetividad, así como
movimiento de derechos civiles y de nueva izquierda desde mediados denunciando los condicionantes ideológicos subyacentes tras la apa
de los 60 a mediados de los 80. Entonces se desafiaron valores tradicio rente objetividad. Pero el postmodernismo ha ido más lejos al cr iticar
nales como la familia y el matrimonio, era el feminismo del activismo la idea misma de razón trascendente, capaz de separarse del cuerpo y
político. La última y tercera ola, llamada a veces feminismo cultural, es del lugar y espacio históricos. Para el postmodernismo los propios cri
taría influida por la teoría y el activismo gay, así como por el posmo terios que separan lo verdadero de lo falso, la ciencia del mito o el he
dernismo, considerando como conservadora la doctrina sexual de la cho de la superstición, son criterios internos a las tradiciones de la mo
segunda etapa y buscando en ocasiones una contracultura separatista. dernidad y no pueden legitimarse fuera de esas· tradiciones15.
En Europa la mencionada periodización es cuestionable. Entre otras Como veremos en el capítulo siguiente, el postmodernismo ha su
razones las mujeres alcanzaron el voto más tarde (1931 en España, 1945 puesto la crisis o puesta en cuestión de conceptos importantes para el
en Francia), y la cultura homosexual tiene una menor presencia polí feminismo y para la musicología. Pero antes de ver la problemática re
tica y académica. lación entre posmodernismo, feminismo y musicología, conviene in
En el contexto actual español las corr ientes feministas más destaca troducirnos en la musicología feminista.
das son el feminismo de la «igualdad» y el feminismo de la «diferencia».
Simplificando quizás en extremo, ambas tendencias podrían definirse
por su posición respecto a la Ilustración y la Modernidad. Las feminis
tas de la «igualdad» siguen defendiendo los valores de la Ilustración,
12 Celia Amorós, una de las principales representantes del feminismo de la igualdad, ex
considerándolos como promesas incumplidas para las mujeres. Dichos pone las bases de ambas corrientes en •Feminismo filosófico español: Modulaciones hispáni
cas de la polémica feminista igualdad-diferencia• (1997: 415-459). Una versión del problema
desde la otra perspectiva puede verse en Rivera Garretas, M. (1998 (1994]).
9 Rose,Tricia (1994: 176-178). 13 Showalter, E. (1977).
10 Butler,J. (1990). 14 Gilbert, S. y Gubar, S. (1998 [1979]).
11 Butler,J. (1991). 15 Nicholson (1990: 3 y 4).
....
Pilar Ramos López Musicologíafeminista 21
20
La crítica feminista ha sido más tardía en los estudios sobre la mú hecha por mujeres era un objeto de estudio serio y de enormes posibi
sica que en otras disciplinas. Los etnomusicólogos, dedicados al estudio lidades. Por ejempo la antología de textos editada por Carol Neuls-Ba
de las músicas tradicionales, populares, y 1 o no occidentales, siempre se tes y la colección de artículos editados por Jane Bowers y Jukith Tick19.
interesaron por el papel de las mujeres en la creación, interpretación y En un estilo facil y ameno, Bowers y Tick presentaban una historia de la
recepción musical. En la musicología, dedicada al estudio de la música relación entre mujeres y música que es hoy un clásico. Aunque el libro
«culta)) occidental, un estudio pionero fue el publicado por Sophie se centra en las compositoras (Barbara Strozzi, Clara Schumann, Luise
Drinker en 1948, Music and Wamen, obra innovadora no sólo por su te Adolpha Le Beau, Ruth Crawford Seeger y otras) también se preocupa
mática, sino también por su manera de concebir la historia, muy ale por las intérpretes, las orquestas femeninas, las mecenas, etc. El acceso a
jada del positivismo entonces al uso en los Estados Unidos16. Pero el las partituras de las compositoras se vio facilitado con la Histarical Antha
trabajo de Drinker fue un caso aislado hasta prácticamente la década de lagy af Music by Wamen, de James R. Briscoe20, y unos años después se
los setenta, en que los historiadores empezaron a interesarse de forma comercializarían las audiciones correspondientes (1991). La obra de Ka
creciente por el estudio de las compositoras y de sus obras. Pese a con rin Pendle, Wamen and Music: A Histarf1, dedicaba capítulos también a
siderar un nuevo objeto, las mujeres y sus composiciones, era una mu la música tradicional y popular, en la línea en que se iba a desarrollar la
sicología que, en general, seguía trabajando con categorías tradiciona musicología feminista a partir de los noventa. Por último, el New Grave
les. Buscaba grandes compositoras y obras maestras, contempladas Dictianary <?fWamen Campaser�2 recogía los datos avanzados por la inves
siempre desde el punto de vista de la composición. ·<.
tigación feminista, actualizando las informaciones sobre las escasas com
En torno a los ochenta, se escribieron dos obras francesas sobre la positoras incluidas en el clásico New Grave Dictianary af Music (1980) e
ópera que tuvieron un gran impacto sobre los estudios musicológicos incorporando numerosas entradas.
feministas. Sus originales y provocadores planteamientos levantaron A partir de los años ochenta la musicología feminista ha experi
ampollas y siguen hoy sugiriendo interrogantes. Significativamente, sus mentado un crecimiento extraordinario en Norteamérica, donde en la
autores no eran musicólogos, sino apasionados amantes de la ópera: la actualidad casi todas las universidades con enseñanzas de musicología
novelista y feminista Catherine Clément17 y el psicoanalista lacaniano tienen, al menos, un seminario dedicado a este tipo de estudios. Por
Michel Poizat18. Aunque hablaremos de ellos en el capítulo quinto, lo ello en los programas de los últimos congresos de la AMS (American
que interesa destacar aquí es que tanto Clément como Poizat demos Musicalagical Saciety) un alto porcentaje de las comunicaciones presen
traron la vastedad de los temas por explorar, principalmente en el tadas están hechas desde la perspectiva feminista23. En Europa, pese al
campo de las representaciones de la mujer en la ópera y en el de la pa temprano y clásico ensayo de Eva Rieger, traducido pronto al c aste
sión despertada por la voz femenina. Aunque Poizat no es feminista, su llano2\ y a la monografía de la misma autora Frau, Musik und Miinner-
ensayo planteaba cuestiones muy relevantes sobre la mujer en la ópera.
El gran éxito de ventas y la traducción a varias lenguas de ambos libros
19 Neuls-Bates, C. (1982) y Bowers,J. and J. Tick (Eds.) (1987)
demuestran que conectaron con la sensibilidad de un público hasta en 20
Briscoe,J. (1987).
1
tonces ajeno a los ensayos sobre obras musicales. 2 Pend.le, K. (1991 y 2001).
22 Sadie,J.A. (1994).
23 947 miembros encuestados, 176
En una encuesta reciente realizada en la AMS, de
16 Véase Solie, R. consideraron los estudios de género como uno de sus temas de interés. Roben Judd (2002)
(1992).
17 Clément, C. ( 1989 (1979]). Demographic survey AMS Newletter. 71le American Musicological Society. August 2002 p. 20.
24 Rieger, E. (1986) y (1981).
18 Poizat, M. (1992 [1986]).
herrschajt, la repercusión del feminismo en la musicología ha sido me declaraciones de principios, exponen por qué es necesaria la musicolo
nor y más dispersa. gía feminista, cuáles son sus objetivos y su manera de proceder, e inclu
Junto a la proliferación de estudios musicológicos feministas, en la yen casi siempre una bibliografia. De todos estos trabajos el que más
década de los ochenta se ha producido un cambio similar al realizado repercusión ha tenido ha sido sin duda Feminine Endings; Music, Gender
por la teoría feminista. Si en un principio el centro de atención eran las and Sexuality, de Susan McClary30. Suzanne CusicP1 señala con razón
compositoras y sus obras, pero perpetuando métodos historiográficos que el enorme impacto del libro de McClary lo ha convertido en «el
tradicionales, hoy los temas de interés y las metodologías de la musicolo libro feminista fundamental», en la referencia única para muchos musi
gía feminista son muy variados, como vamos a ver. En 1993 se publica cólogos, hecho de importantes implicaciones para la musicología femi
ron dos libros importantes para la disciplina: Gender and the Musical Ca nista. Sin embargo, advierte Cusick, el considerarlo como texto funda
non, de Marcia Citron25, sobre la exclusión de las mujeres del repertorio mental es malinterpretar las intenciones de su autora. McC1ary
clásico (tema del que trataremos en el capítulo tercero), y la obra colec indicaba en su famosa introducción una serie de temas como propios
tiva Musicology and Difference, Gender and Sexuality in Music Scholarship, di de la musicología feminista, temas mucho más variados que los de los
rigido por Ruth Solie, quien, en la introducción26 resume la problemá ensayos incluidos en Feminine Endings: 1) «Construcciones musicales
tica de la musicología feminista en aquel momento. Una actualización de género y sexualidad»; 2) «Aspectos marcados por el género de la te
del tema puede verse en la contribución de esta misma autora a la voz oría musical tradicional»; 3) «Género y sexualidad en la narrativa musi
«Feminism» en la última edición del New Grave (2001). Le siguieron cal»; 4) «Música como un discurso marcado por la idea de génerO»; y
'; obras colectivas que incidían en la veta ya muy especializada e interesada S) «Estrategias discursivas de las mujeres músicas».Todos estos temas se
por la hermenéutica y la teoría de los estudios feministas de los noventa. abordarán en los capítulos siguientes.
...
Todas ellas contenían, además, artículos sobre música antigua, música po Los musicólogos tradicionales no estuvieron al tanto de las publica
pular y música no occidental: Rediscovering the Muses: VUJmen 's Musical Tra ciones feministas. En tanto que consideraban irrelevante la música he
ditions, edición a cargo de Kimberly Marshall (1993), Cecilia Reclaimed: cha o interpretada por mujeres, simplemente ignoraban, o no comenta
Feminist Perspectives on Gender and Music , edición a cargo de Susan Cook ban, los estudios feministas. Pero, cuando McClary (1991) escribió sobre
y JudyT sou27, y Emboided Voices. Representingfemale vocality in western cul Beethoven de manera tan irreverente, las reacciones furibundas no se
ture, edición de Leslie C. Dunn y Nancy A.Jones (1994). hicieron esperar. Se había tocado al genio por excelencia, la musicología
Referencias obligadas en cualquier introducción a la crítica femi feminista había traspasado lo que se consideraba su ámbito, la periferia,
nista de la música son igualmente los trabajos de Elleen Koskoff, de y se colocaba en el centro de la musicología. Lo mismo volvería a pasar
Marcia Herndon y Susanne Ziegler, de Carolina Robertson y de M. con la polémica sobre Franz Schubert (véase p. 61 y ss.).
Sarkissian28, quienes partiendo de los estudios acerca de las actividades Las críticas al feminismo se tratarán en el último capítulo, así que
musicales de las mujeres en otras culturas ofrecen perspectivas intere ahora conviene que nos detengamos en los objetivos de los estudios fe
santísimas y ciertas constantes29•Todos estos textos son, en definitiva, ministas de la música. Una de las influencias más importantes del
posmodernismo es que la musicología feminista no intenta responder a
2' Citron, M. (1993). todos los interrogantes que podemos plantearnos ante la música, ni ex
2'' Solie, Ruth (1993:1-20).
27 Cook, S. C. yTsou,J. S. (1994).
cluye el adoptar otras metodologías, dado que, como pensamiento pos
2" Koskoff, E. (1987, 1991 ) ; Herndon, M. y Susanne Ziegler (1990) y (1991); Robert moderno, no cree en las grandes narraciones o en las grandes teorías
son, C. (2001); Sarkissian, M. (1992).
"'' Otras referencias obligadas, centradas ya en la música occidental, son Bowers (1989 y
1990), Cook (1989), McClary (1991 y 1993), Citron (1993), Cook yTsou (1994: 1-14) y ·10 McClary, S. (1991).
Cusick (1998). 31 Cusick, S. (2001: 488).
1
24 Pilar Ramos López Musicologla feminista 25
totalizadoras. Por el contrario, sus cuestiones son más bien locales, con editor, P hilipp Brett, el viejo sonido de la musicología posiblemente ya
tingentes e históricas. Por ejemplo, la crítica feminista será probable no volverá a sonar igual. No estamos ante una corriente caracterizada
mente de poca ayuda a la hora de datar una partitura manuscrita o im por una unidad metodológica de aproximación o siquiera de valores
presa, o a la hora de estudiar las relaciones tonales en piezas instrumentales universales, tal como afirma Brett, quien destaca el interés de estos mu
de Bartok. Han pasado ya los tiempos en que se pensaba que un buen co sicólogos por la relación de la música con la identidad, la experiencia y
nocimiento del estructuralismo y una base de armonía tradicional basta el cuerpo34. En este programa están claros los puntos de contacto con el
ban para estudiar todo el repertorio sinfónico clásico. De igual modo, pensamiento postmoderno típico de la nueva musicología, y la identifi
dudo que algún o alguna feminista piense que un conocimiento de la te cación con la actual crítica feminista. No creo que exista ninguna dife
oría feminista y de la teoría musical clásica sean suficientes para enfren rencia nítida entre la musicología feminista y la musicología gay y les
tarse al mencionado repertorio o a cualquier otro. Sin embargo, hay pro biana. Son, en todo caso, cuestiones de grado: la musicología gay y
blemas concretos sobre los cuales el feminismo puede arrojar una luz lesbiana suele tener una dosis mayor de radicalismo, de humor y de irre
inaccesible a otros enfoques. Hay también preguntas que sólo se plantean verencia, así como una implicación subjetiva explícita o, si se quiere, un
desde una crítica feminista, aunque para responderlas necesitemos recurrir «posicionamiento)) más desnudo por parte de sus autores. De hecho, va
a otras metodologías. rios de los autores de Queering the pitch publican artículos feministas (por
ejemplo Suzanne Cusick, Elizabeth Wood y Susan McClary). Por ello,
comentaré las principales aportaciones de la corriente gay y lesbiana
Musicología gay y lesbiana, y musicología de género conjuntamente con las aportaciones de la musicología feminista.
·e En el epígrafe anterior, dedicado a la crítica feminista, he comen
Desde la perspectiva europea y especialmente desde España resulta tado la problemática de la categoría género y la reticencia sobre sus con
dificil percatarse de la fuerza y presencia que tienen los movimientos notaciones heterosexuales indicada, entre otros, por Judith Buder (1990).
homosexuales en Norteamérica y, en concreto, en los ambientes acadé No obstante, musicología de género es una etiqueta quizás más apropiada
micos32. Pero sólo en ese contexto podemos entender la irrupción de la para abrazar la musicología gay y lesbiana que el calificativo musicolo
llamada musicología gay y lesbiana. Precedida por varias reuniones de la gía feminista. Si la musicología gay y lesbiana supone un ala radical, por
Sociedad Americana de Musicología, la primera colección de estudios el contrario los términos musicología feminista y musicología de gé
ha sido Queering the pitch: the new gay and lesbian musicologf3, libro cuyo nero son bastante convergentes y en ocasiones incluso intercambiables,
contenido no es menos provocador que su título, traducible como «Ha si bien el calificativo feminista tiene resonancias políticas más evidentes.
ciendo extraño» o «Mariconeando el sonido)). Sin embargo el título no En tanto que lo masculino y lo femenino se han definido tradicional
es sólo significativo como reivindicación del orgullo gay, sino porque mente por oposición y diferencia, los conceptos de sexo y género han
implica una alteración del sonido. Y es que en definitiva, sentencia su
34 •De maneras diversas estamos trabajando con roles y representaciones; trabajamos con
32 Se suele considerar como inicio del movimiento de liberación gay el tumulto de la deconstrucción de la ciencia musical para revelar su ideología subyacente; con la produc
Stonewall, producido el 27-6-1969, cuando los clientes de un bar homosexual neoyorquino ción y reinvestigación de una historia que podamos considerar propia; con la noción de la
hicieron frente durante varios días al hostigamiento policial. Durante la década de los 60 música como el lugar de la política de la identidad y de la formación de la identidad; con
hubo movimientos de derechos civiles reivindicando políticas emancipatorias para estas co una noción de la ciencia como no simplemente musical, sino como una ciencia que se ex
munidades, pero las manifestaciones públicas del orgullo gay no comenzaron hasta los años tiende más allá de los rígidos límites de la disciplina construidos a nuestro alrededor en los
70. El fuerte rechazo social sufrido por homosexuales y lesbianas durante la década de los 80 departamentos de música; con nuestra experiencia personal de la música y del cuerpo: en
y 90, como consecuencia del pánico al sida, no ha hecho sino fortalecer estos movimientos otras palabras, trabajamos con todas las cuestiones que la musicología ha venido ignorando
de Jjberación en Occidente. constantemente al autocontrolarse firmemente en un esfuerzo por alcanzar una disciplina
33 Brett, Ph. (1994). racional masculina.• (Brett 1994-1: 374).
sido históricamente categorías interdependientes, al margen de que a partir de la publicación de Sexual Politics, de Kate Millet (1971)37, aun
hoy los consideremos así o no. Por tanto, la polémica sobre la influen que, desde luego, también ha habido pronunciamientos en este sentido38•
cia de la posible h omosexualidad de Schubert en su obra es relevante La nueva musicología postula nuevas lecturas del canon, pero incluso las
para la musicología feminista. Personalmente así lo creo, y por ello en este obras más hirientes para las mujeres, como Frauenliebe, de R. Schumann39,
libro se recogen algunas de las aportaciones feministas sobre la obra de han seguido seduciendo lo suficiente como para no cuestionar su inclu
Johannes Brahrns, Franz Schubert, Richard Wagner, o Benjamin Britten. sión entre aquellas obras que merece la pena seguir escuchando.
Sin embargo, para algunas musicólogas, como Suzanne Cusick, la refle Al abandonar el ideal de la objetividad y la neutralidad, la musico
xión sobre lo masculino y lo femenino en las composiciones de varones logía feminista suele declarar explícitamente sus principios ideológi
no es sino una manera de perpetuar el canon y de excluir a las mujeres de. cos. El feminismo como todo conocimiento o disciplina es un saber
la arena más prestigiosa de la vida musical, reforzando en suma el patriar parcial, determinado por la conversación entre conocedores situados o
cado. Así, la crítica feminista de las obras musicales canónicas, compuestas posicionados40• Así, en un reciente libro colectivo, las autoras, -etno
exclusivamente por hombres, desvía el feminismo musicológico de sus musicólogas, compositoras y musicólogas- declaran sus posturas indi
objetivos políticos: «comprender y mejorar la posición de las mujeres "rea viduales respecto a las relaciones entre género y música41•
les" y de "lo femenino" en el microcosmos de textos, prácticas sociales y Como veremos, la musicología feminista se interesa por temas que
relaciones que pueden denominarse "música"»35• Las investigaciones de han sido muy marginales en la musicología anterior: las mujeres composi
esta musicóloga y organista norteamericana, de una coherencia encomia toras, las intérpretes, el público femenino, las representaciones de género
ble, se han centrado por tanto en mujeres compositoras y en sus obras (o ideas sobre las mujeres y los hombres desplegadas en las composiciones
(Francesca Caccini, Fanny Hensel Mendelssohn), en música interpretada -�
musicales), etc. Pero como crítica, el feminismo también ha supuesto un
por o dirigida a mujeres (el Lamento d'Arianna, de Monteverdi) o en cómo cambio de perspectiva para temas clásicos de la musicología: el problema
escuchan música las mujeres lesbianas. de la autonomía de la obra de arte, la relación entre el compositor y su
La tardía incorporación del feminismo a la musicología supone la obra, y entre su obra y su vida, la terminología de la teoría musical, la pe
· enorme desventaja de no contar con una tradición y un conjunto de es riodización histórica, etc. Es importante resaltar este punto, porque, nor
tudios sobre las mujeres comparable al de otras disciplinas como la litera malmente, una metodología o tipo de crítica no es tanto, como a veces
tura o la historia general. Pero, al mismo tiempo, esta juventud ha provo suele creerse, un cambio de objeto como de perspectiva o tratamiento.
cado que, casi desde su nacimiento, la musicología feminista esté
impregnada del pensamiento posmoderno y viva en estrecha cohabita
Musicología feminista en España
ción con la heterogénea corriente que se ha dado en llamar «nueva musi
cología». Creo que esto último es, en general, una ventaja, pues permite Las peculiares circunstancias de la musicología en España, concreta
salvar el aislamiento al que tiende la musicología, quizás, como se ha di mente su dependencia eclesiástica y su aislamiento respecto a la práctica
cho tantas veces, por lo codificado de la escritura musical. El que la musi académica e investigadora de otros países, han retrasado aún más el de
cología feminista haya nacido ya prácticamente posmoderna le ha llevado sarrollo de la crítica feminista.Y ello pese a que el jesuita expulso Anto-
también a saltarse etapas recorridas por la crítica feminista literaria36. Así,
no creo que en musicología hayamos vivido un rechazo al canon seme 37 Kate Millet decubrió la misoginia de muchos clásicos de la literatura, reclaman do al
jante al experimentado por la crítica literaria en los años 70, especialmente mismo tiempo el v alor feminista de otras obras literarias.
38 Véase por ejemplo Cusick (1994 a).
nio de Eximeno fue el pr imero en incluir la obra de una mujer,Antonia diccionar io, recoge datos sobre compositoras españolas de los siglos XIX
Walpurgis, en una antología de la música en Dell'Origine e Regole della Mu y XX. Otra compositora,Arma Bofill, es coautora con Maria Cinta Mon
sica (Roma 1774). En la posterior edición española de su obra Eximeno tagut de un breve artículo sobre las mujeres compositoras47.
suprimió este ejemplo, su comentario y varios párrafos que atribuían es El breve artículo «Música y mujer» publicado en la revista musical
pecíficamente a la educación y no al sexo la escasez de mujeres composi Ritmo48 no provenía de una compositora, como tampoco la monografia
toras. Mi hipótesis es que el valenciano pensó que el presentar la obra de de Josemi Lorenzo49, un importante esfuerzo por enmarcar los datos so
una mujer como modelo de composición restaría credibilidad en España bre mujeres músicas en España en la Edad Media y el Renacimiento con
a su tratado42• José Teixidor, el autor de la primera Historia de la Música la teoría de la musicología feminista, bien conocida por el autor. En el
escrita en España (pues la de Eximeno tenía más carácter de ensayo que mismo año se publicó el ya mencionado libro dirigido por Marisa Man
de historia propiamente dicha), también se interesó por la música hecha chado, incluyendo reflexiones teór icas sobre la musicología feminista
por mujeres43. Pero a partir de él las referencias en España se reducen a al (Cascudo, Lorenzo), y diferentes estudios sobre compositoras españolas e
gunas columnas en los suplementos culturales de los periódicos en fechas iberoamericanas (Vega Toscano, Piñero Gil, Valdés Cantero, Manchado
cercanas al 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, aludiendo a unas cuan Torres), y sobre temas puntuales, como la Salomé de Richard Strauss
tas mujeres músicas conocidas, Bernardina Clavijo, Maria Bárbara de Bra (Sancho Velázquez), la enseñanza de la música en el siglo XIX (Labajo) y
ganza, Marianna Martines, y a la tonadillera la Caramba44• Por cierto que el teatro musical del Siglo de Oro (Ramos). En los congresos españoles
resulta extraño el empeño por españolizar a Martines, más propio de So ya va siendo menos raro encontrar algún trabajo sobre estos temas50•
riano Fuertes que del año 2002. Hay que esperar a la década de 1980 para También en el año 1998 se leyó en el Departamento de Sociología y
volver a encontrar trabajos en torno a la música y las mujeres. ·t Antropología Social de la UniversidadAutónoma de Madrid la tesis doc
En el siglo XX, el interés por la música escrita por las mujeres en Es toral de Cecilia Piñero Gil, Cuatro compositoras iberoamericanas del siglo XX,
paña ha partido principalmente de las compositoras y no de las musicólo centrada en la mexicana Alicia Urreta (1931-1986), la argentina Alicia
gas. Un paso importante fue el programa Mujeres en la Música, realizado
Tercian(1934), la cubano-norteamericana Tania León (1943) y la vene
por la periodista e intérpreteAmelia Die Goyanes, la abogada Pao Tanarro
zolanaAdina Izarra (1959), incluyendo, además·, un catálogo de unas cua
Escribano y la compositora Marisa Manchado Torres, emitido en la tem
trocientas compositoras iberoamericanas del siglo XX51•
porada 1983-84 en Radio Nacional de España-Radio 245• La Asociación
El libro Feminine Ending, de Susan McClar y, que ha marcado un antes
Española de Mujeres en la Música, constituida sobre todo por composito
y un después en la crítica feminista y ha sido reseñado por casi todas las
ras, ha sido fundada y presidida por María Luisa Ozaita Marqués, quien
rev istas de musicología52 sólo fue recensionado en España en una re
también presidió el Congreso Mujeres en la Música, celebrado en Bilbao
vista no musicológica, dentro de un artículo general «Música y f emi
en marzo de 1992, cuyas actas se publicaron en 1994 con el título La otra
nismo militante» de Ismael Fernández de la Cuesta53. La traducción del
His toria de la música. Ozaita Marqués es asimismo la autora del apéndice
«Las compositoras españolas» en la traducción española de la monograña
Las mujeres en la Música, de Patr icia Adkins Chiti46. Escrito a manera de " Boffill,A. y Montagut, M. (1998).
'" LabajoValdés,Joaquina (1981).
49 Lorenzo,]. (1998).
50 Martínez del Fresno (2001); Menéndez Sánchez (1996, 2001); Olarte, M. (1996);
'2 Ramos López, M.P. (2000).
0 Lolo, Begoña (1993: 3634). Ramos López, P. (1997); Collin Baade (1997); Soterraña Aguirre (1997); María Sangüesa
44 V éanse Espinei,V. ([1618}1972: 145);Kirpatrick (1985:71 y 95-100) y Romero Na Fonseca (1998 [1995)).
51 P iñero Gil, C. (1998).
ranjo (2001 y 2002).
52 Una relación de las reseñas puede verse en Higgins (1993).
45 Manchado Torres, M. (1998: 10 y 15).
53 Fernández de la Cuesta,!. (1996).
"' Adkins Chiti, P. (1995).
mi objetivo es explicar los principales retos planteados por el posmoder condición o como un pensamiento, proliferó especialmente en la década
nismo a la musicología feminista, trataré únicamente de analizar los as de los años 80.A grandes rasgos podemos distinguir siguiendo a Best y
pectos del posmodernismo que más atañen al tema de este libro. Kellner entre una valoración positiva del posmodernismo (Susan Son
tag7, Ihab Hassan8) y una valoración negativa del posmodernismo, pos
tura que incluye tanto el tempranísimo análisis del historiador Arnold
nismo (pensamiento). Otros aúnan ambas posturas en el sentido de consideremos más importante en el posmodernismo. Si incidimos, por
considerar la época actual como posmoderna, (y en ese sentido, al ejemplo, en la crisis de la noción de sujeto como definitoria del
menos en Occidente, sería una situación vivida por todos) y al pen posmodernismo, habremos de remontar el modernismo al menos a
samiento posmoderno como a una serie de ideas y actitudes que se René Descartes (primera mitad del siglo )
XVII , cuyo pensamiento fue
pueden o no compartir. En castellano, parece que el término posmo decisivo a la hora de modelar un sujeto autónomo y racional. Si por el
dernismo se impone sobre el de posmodernidad, con independencia contrario, consideramos como central para el posmodernismo el fin
de la distinción mencionada entre época y movimiento.Y así se em del criterio de or iginalidad artística, podemos decir que el siglo XVII
plea en este libro. no era moderno, en tanto que la «originalidad» no era entonces el
i ir el posmodernismo no ra
En cualquier caso, la dificultad de defn principal criterio de valoración estética.
dica únicamente en nuestra falta de perspectiva histórica, sino en que
la propia pluralidad es típica de lo posmoderno. No hay pues una teo 7 Se ha sugerido que la nueva swsibilidad y la estética de la sensación, propuesta por Su
ría posmoderna unificada, o siquiera un conjunto de posiciones cohe san Sontag en Contra la interpretación (1969), anticipaba la estética posmoderna.Véase Best y
rentes6. El debate sobre el posmodernismo, considerado bien como una Kellner (1991: 151).
" Hassan considera que el posmodernismo es una revuelta contra la civilización occi
dental.Véase Best y Kellner, (1991: 11).
9 El historiador Arnold Toynbee, en 1954, ya distinguió una era posmoderna iniciada
• •[ ...] vivimos hoy en la condición general socioeconómica y política de la posmodernin
en 1875 y caracterizada por las guerras, la convulsión social y las revoluciones. Véase Best y
dad. No creo que tengamos posibilidad de elección sobre ello. Porque la posmodernidad no es
Kellner (1991: 6).
una ideología o una posición a la que podamos escoger sumarnos o no, la posmodernidad es pre
10
Según George Steiner la nueva poscultura ha destrozado los fundamentos y valores
cisamente nuestra condición: nuestro destino histórico es estar vivos ahora• (Jenkins 1997: 30).
de la sociedad occidental, por los cuales Occidente podía esgrimir superioridad moral sobre
5 Véase Jean-Fran�ois Lyotard (1994 [1979]).
los pueblos «incivilizados•.Véase su In Bluebeard's Castle (1971).
6 Best, St. y Kellner, D. (1991: 2).
O narcea, s. a. de ediciones
«.j narcea, s. a. de ediciones
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Pilar Ramos López Posmodernismo,feminismo y musicología 39
38
:r
nismo que la musicología. Ramón Pelinski ha examinado la repercu crisis del concepto de «obra de arte» y del concepto de «autononúa>> de
sión del pensamiento posmoderno en la etnomusicología y concluye: la obra musical, cuestionamiento del canon musical, ruptura de las ba
rreras tradicionales entre la musicología y la etnomusicología, entre ¡-
r·
«La etnomusicología en la edad posmoderna ve el pretendido "discurso música popular y música culta, etc. ,<
verdadero" y "las verdades absolutas" de la ideología positivista, como un Antes de recorrer las principales corrientes de la nueva musicología ti:
í�
valor contextualmente var iable, que depende de la posición y de los in convendría detenerse un poco en Joseph Kerman, como su represen ,.
•J:
'··
tereses del sujeto investigador.Acorde con el cambio de paradigma cien tante de más edad, dada la repercusión de su colección de ensayos Con
tífico operado en el siglo XX (Th. Kuhn) no ignora el papel de la subje ��
templating musir5.Aquí, Kerman ha defendido su complejo concepto
tividad y el "punto de vista" del investigador en la consititución del
de «crítica» («el estudio del significado y el valor de las obras de arte»)
objeto de investigación y en la producción de los resultados de la misma.
como el fin último y estadio superior de la musicología. Para situar esta
[ ... ] La etnomusicología ha abandonado, como innecesarias y simplistas,
obra en su contexto hay que tener un cuenta un artículo bastante an
las oposiciones entre "popular" y "culto", oral y escrito, y la presuposi
terior del propio Kerman sobre el estado de la musicología norteame
ción que un conjunto diferente de métodos y actitudes es necesaria para
el estudio de estas categorías. Por el contrario, desclasifica estas clasifica ricana26 cuyo impacto fue tremendo. La dolida y sincera réplica de Ed
ciones buscando un lenguaje que escape a la lógica de las oposiciones ward Lowinsky no se publicó hasta 198927. Ciertamente, Lowinsky era
binarias para dar lugar a cuestiones de complejidad, ausencia, diferencia uno de los musicólogos que menos encajaban en las duras críticas lan
y especificidad, es decir, a cuestiones que constituyen una amenaza para zadas por Kerman a la musicología norteamericana. En aquellos años la
el monumentalismo, la hegemonía cultural y las narrativas magistrales musicología de Lowinsky era más crítica y, sobre todo, estaba más pre
que mantienen el canon de la música erudita>>23• ocupada por la hermenéutica que la del propio Kerman28.
·C,. �.r.
Es significativo que Kernam, en Contemplating music, se quejara de
La nueva musicología surge fundamentalmente en Norteamérica en que el postestructuralismo, el deconstruccionismo y el feminismo no ha
los años 80, es decir, justamente en los mismos años de despegue de la bían hecho aún su entrada en la musicología ni en la teoría de la música.
musicología feminista. Bajo la denominación nueva musicología o new
criticism se agrupan tendencias muy diferentes, como el feminismo, la na
al revelar cómo las polaridades y certezas propuestas en el texto en realidad han sido construi
rratología o narratividad, la hermenéutica, la sociomusicología, etc. La das a través de una serie de preferencias y represiones que han privilegiado ciertas ideas, valo
etiqueta new criticism no pretende identificarse con el movimiento ho res y argumentos sobre otros. La deconstrucción es una reflexión sobre el acto de leer, exami
nando cómo se producen las interpretaciones y qué cosas son marginadas, presupuestas o
mónimo de crítica literaria (formalista e inmanentista), sino por el con
ignoradas por esas interpretaciones. Sus lecturas requieren una meticulosa atención a las prue
trario, resaltar la función «crítica>> de esta musicología.Y es que, como ha bas textuales y a la contradicción lógica donde el movimiento de la escritura puede subvertir
sucedido tantas veces, las principales características comunes de un grupo la búsqueda de un sentido unificador por parte del intérprete. Esta búsqueda de incoherencias
heterogéneo son justamente las que suponen una confrontación con la y puntos de resistencia marcan la ruptura del Derrida postestructuralista con respecto a las
metodologías unificadoras y sistematizantes del estructuralismo. Derrida no intenta disolver
musicología tradicional: rechazo del positivismo y el formalismo, utiliza
las distinciones analíticas o subvertir las oposiciones jerárquicas, cosa que sí intentan otros pos
ción de la hermenéutica, y especialmente, de la teoría de la recepción, testructuralistas o posmodernistas que han extendido así el significado del término.
interés por la reteorización de la disciplina, influencia de la filosofía pos 25 Kerman,J. (1985).
2" Kerman,J. (1962).
moderna, especialmente del deconstruccionismo24, consciencia de la
27 En Lowinsky, E. E. (1989): Music in the Culture of the Renaissance and Otlter Essays.
Chicago and London: Chicago University Press.
211 Recordemos que Lowinsky ya había publicado entonces su ensayo sobre la Fortuna
23 Pelinski, R. (2000: 297).
el deconstruccionismo es de Josquin, (ensayo saludado por Erwin Panofsky como el nacimiento de la iconología mu
24 Según el diccionario de Payne (1996), en sentido estricto,
de Jacques Derrida y sical) así como su monografía sobre el motete francoflamenco en el Renacimiento, (Secret
una escuela de filosofía y de crítica literaria fundada en el pensamiento
significado de un texto chromatic art in the Netherlands motel, 1946) que no es sino un estudio de hermenéutica.
de Paul de Man. Derrida cuestiona las asunciones y limitaciones del
Efectivamente, a principios de los ochenta era dificil imaginar la fuerza miótica), la filosofia (nueva hermenéutica), la antropología y sociolo
con la cual estas nuevas corrientes iban a irrumpir en los estudios musi gía (sociomusicología), o el psicoanálisis. Sin embargo, es dificil en
cológicos. Por ello, los reproches de Kerman a los musicólogos nortea cuadrar o «clasificar» a los representates de la nueva musicología, entre
mericanos, denominados por él «positivistas»29, se centraban en su dedi otras razones porque en casi todos confluyen, con distinto peso, in
cación a las ediciones críticas, las listas de datos, y 1 o análisis musicales, fluencias de muy diversas procedencias. Algunos de ellos han experi
sin hacer crítica en el sentido de Kerman, es decir, de una actividad que mentado, además, una evolución significativa en su orientación y pro
implica tanto una valoración como una hermenéutica. ducción. En un mismo artículo podemos encontrar, por ejemplo, un
Es dificil encontrar el modelo de musicología propuesto por Ker análisis musical shenkeriano interpretado narratológicamente. junto
man en Contemplating music, pues el objetivo de este libro era criticar a con numerosas citas del crítico literario ruso Mikhail Bakhtin32. No
la musicología formalista o documentalista, y reconocer las nuevas vías obstante, con todos los problemas y riesgos de las generalizaciones,
abiertas por la etnomusicología. Es más fácil ver la «musicología de podemos distinguir las siguientes corrientes: Feminismo, Narrativi
Kerman» en sus principales monografias: sus ensayos sobre la ópera y dad, Sociomusicología, Crítica postadorniana y Hermenéutica. El fe
sus estudios sobre los cuartetos de Beethoven. Contemplating music ha minismo será el tema de los restantes capítulos de este libro. Por tanto
sido un libro de lectura obligada para los musicólogos en los últimos ahora esbozaré algunos de los principales rasgos de las demás corrien
quince años, y hoy sigue siendo una referencia clave en cualquier estu tes que están imbricados en el pensamiento feminista sobre la música.
dio de historiografia musicaP0. Se ha criticado como «caricaturesca» su Antes , es preciso reconocer que, aunque muchas musicólogas y etno
presentación del análisis musical schenckeriano y otros métodos analí musicólogas feministas se encuentran a gusto con la etiqueta «nueva
ticos, pero se le reconoce el haber puesto el dedo en la llaga al señalar ., musicología», hay también quien, como la etnomusicóloga Marcia
la dist<\ncia de la disciplina académica con respecto a la experiencia hu Herndon, ha resaltado sus divergencias con esta corriente y, en con
mana (Cook, 1998). Salvar esta distancia entre la musicología y la ex creto, con la musicología feminista33.
periencia humana ha sido uno de los puntos clave en el programa de la
nueva musicología.
Aunque la nueva musicología se caracteriza principalmente por su N arratología
enfrentamiento a la musicología tradicional (léase positivista y 1 o for
malista), y como tal, es atacada en conjunto por algunos musicólogos, Aunque la tratamos aquí por sus implicaciones historiográficas, la
como Van der Torn31, es clara la existencia de diferentes corrientes narratología se ha utilizado en musicología como un método de análi
dentro del movimiento, dando lugar incluso a visiones radicalmente sis musical, y no tanto �omo un método de análisis de la propia musi
distintas de los mismos fenómenos. En realidad más que de «nueva cología. En efecto, las posibilidades de la narratología como método de
musicología» podríamos hablar de «musicologías posmodernas». Estas análisis historiográfico, tan fructífero en las manos de Hayden White3\
corrientes se distinguen sobre todo por su grado de implicación con apenas han sido utilizadas por la musicología35. La narratología -o na
tendencias provenientes de otras áreas, como el feminismo, la crítica rratividad, como prefieren algunos para destacar el aspecto teórico del
literaria (es el caso de la narratología o narrativa, y de la última se-
32 Kramer, L. ( 1990).
29 Las críticas al positivismo se realizan sobre todo en los capítulos •Musicology and 33 Herndon, M. (2000: 348-349).
Positivism: the PostwarYears» (pp. 31-59) y •Musicology and Criticism» (pp. 113-154). 34 White, H. (1992 (1990]).
"' Véase Cook y Everist (2001: v-xii). ·" El título del libro deSusan McClary, Convmtio11al Wistlom. The Conterlt oj Musical
" En este único volumen se critica a personalidades tan distintas como Susan McCiary, Form, (2000) hace referencia a Hayden White, pero su contenido gira en torno a piezas mu
Leo Treitler,Joseph Kerman, Ruth A. Solie, etc. Van der Torn (1995). sicales y no es un estudio historiográfico.
las células motívicas de esta obra pianística son anagramas musicales se
análisis-36 es una crítica literaria estructuralista que toma como mo
gún el sistema de solmisación germano.Así,por ejemplo el motivo pre
delo el análisis de los mitos realizado por el antropólogo Claude Lévi
Strauss, para quien las historias mitológicas son un lenguaje, que, como sente en «Avem y «Promenade», la bemol-do-si, alfabéticamente se lee
tal, implica una manera de pensar y organizar el mundo. Así, los mitos ASCH, que era el nombre de una localidad relacionada con la familia
pueden subdividirse en unidades individuales («mitemas») que adquie de Ernestina von Fricken, a la sazón novia del compositor. Newcomb
ren significado al combinarse entre sí según unas reglas37• El formalista sugiere que la recurrencia de motivos anagramáticos a lo largo de la
ruso Vladimir Propp en su Moifología del cuento popular (1928), ya había mencionada colección de 18 miniaturas, Carnaval, reproduce una es
reducido todos los cuentos populares a siete «esferas de acción» y trategia narrativa, favorita del poeta Jean Paul y de Friederich Schlegel.
treinta y una <<funciones» o elementos fijos. En esta misma línea se en Dicha estrategia, llamada en la época witz, sería la facultad de descubrir
marca La Semántica estructural de A. J. Greimas (1966) y los trabajos de conexiones subyacentes en una superficie de aparente incoherencia.
Todorov y Gerard Genette. Lawrence Kramer no niega la presencia de wítz en Carnaval, pero
En musicología, Edward T. Cone38 ya identificó partes de una obra interpreta la función de este procedimiento de manera distinta41, al con
musical como metáforas de agentes o personae. En la nueva musicología siderar que la estrategia narrativa wítz no establece un orden latente en
los principales representantes de esta corriente son Carolyn Abbate y tre un desorden manifiesto, como piensa Newcomb. Por el contrario,
Anthony Newcomb, ambos bastante deudores del trabajo de Cone. Se según Kramer, Carnaval es una obra fragmentaria. Por tanto Kramer y
gún Newcomb, Newcomb, ambos musicólogos de la nueva musicología y ambos utili
zando la teoría de la narratología, llegan a conclusiones diferentes res
«El concepto de música como novela compuesta, como un curso de -� pecto a un mismo problema. Es importante subrayar este hecho como
ideas psicológicamente cierto, era y es un camino importante para la muestra de que este tipo de musicología no se presenta como una apro
comprensión de mucha música ckl siglo XIX: la Quinta Sinfonía de Beet ximación única u objetiva ni siquiera cuando utiliza métodos derivados
hoven, por ejemplo, fue entendida así desde su aparición, al menos por
del estructuralismo, como la narratología.
algunos oyentes. Podemos pues encontrar en la base de algunas sinfonías
Carolyn Abbate también usa la narratología para analizar los dramas
un modelo emergente de estados mentales, de manera bastante parecida
wagnerianos42. Para ella, en la narración hay una distancia básica, la del
a como los formalistas rusos y los estructuralistas encuentran uno o va
rios argumentos tipo en la base de las novelas y los cuentos»39•
narrador con respecto a lo narrado, distancia que supone el uso de tiem
pos verbales en pasado en la narración43, y que está reñida con la inme
Para Newcomb, este argumento sería la sucesión de dos estados diatez mimética de la música, con la comunión del oyente y lo oído en
afectivos, sufrimiento-redención, presentes por ejemplo en la Quinta y carnado en la «experencia actual», en «el pulso del tiempo que pasa». En
en la Novena Sinfonías de Beethoven o en la Segunda Sinfonía de Schu conclusión, según Abate, los efectos narrativos en música son ocasiona
mann. En su estudio sobre Carnaval, Op. 9, de Robert Schumann,An les y disgregadores pues rompen la unidad o continuidad musical44•
thony Newcomb aplicó también la narratología40• Es conocido cómo
41 «Si de verdad witz funciona en Carnaval, entonces debemos reconocerlo no como un
principio que une la irregular colección de miniaturas en un todo formal, sino como la fuerza
"' Una introducción a este tipo de crítica literaria puede verse en Eagleton (1989: 105-106)
que arbitrariamente divide un todo musical anterior en trozos y piezas• (Kramer 1995: 103).
y en Hayden White como tipo de análisis historiog ráfico (1992: 17-39).
37 Una clara exposición del método de análisis estructuralista de Lévi-Strauss puede
42 Abate, C. (1991).
43 Recordemos la fórmula «Érase una vez•, presente en muchos idiomas «JI y était une
verse en Nattiez (1999).
fois», «<n illo tempore», •Once upon a time», etc.
38 Cone, E. The Composer's Voice (1974).
44 Una crítica a algunas de sus conclusiones así como una interesante discusión sobre lo
39 Newcomb,A. (1984: 234).
narrativo en la música puede verse en Fred Maus (1991).
40 Newcomb,A. (1987).
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44 Pilar Ramos López Posmodernismo,Jeminismo y musicología 45
contexto concreto de cada obra. Le diferencia también de la musicolo bargo, considerarla como nueva musicóloga. Según Subotnik, Adorno y
gía norteamericana su utilización de la bibliografía en francés sobre la el deconstruccionismo tienen mucho en común. En la extensa intro
música. En efecto, con demasiada frecuencia la nueva musicología nor ducción de su libro Deconstructing Váriations53, además de presentar con
teamericana ignora textos fundamentales escritos en otras lenguas, ca claridad su posición, objetivos, intereses y métodos de trabajo, explica
yendo en el etnocentrismo que tanto ha criticado en la musicología el contexto académico de la musicología norteamericana, marcado
tradicional. por el reciente cambio experimentado por el alumnado. Una buena
introducción al trabajo de esta musicóloga es su artículo sobre el Pre
ludio n° 2 de F. Chopin54• En el capítulo 8, al tratar de la crítica femi
Crítica postadorniana nista a la idea de autonomía musical de Adorno, comentaremos algu
nas de sus convergencias y divergencias con la musicología feminista.
T heodor Adorno (1903-1969)51 ha ejercido una gran influencia en
la nueva musicología. A través de su traducción al inglés52, Adorno ha
tenido una repercusión considerable en la década de los noventa, algo Hermenéutica
impensable unos años antes. Nuevos musicólogos, como Susan Mc
Clary, han declarado expresamente su deuda con el filósofo alemán. Toda la nueva musicología, y en concreto, la musicología feminista
Una de las musicólogas más destacadas por su trabajo en la línea ador actual, hace o es hermenéutica, en tanto que busca sentidos e interpre
niana es Rose Rosengard Subotnik, quien, al mismo tiempo es una de taciones y rechaza las rneras descripciones formalistas. Así, en palabras
las principales expertas en la obra de T heodor Adorno. Lo que aparta a ·l de Leo Treitler, uno de los cambios operados en la musicología es que
Subotnik de muchos de sus colegas norteamericanos es su falta de in «nos estamos interesando más por los contextos de significado que por
terés por 'las cuestiones de género, y su adherencia a la idea adorniana los contextos de causas»55. La hermenéutica tiene una larga tradición
de autonomía de la obra musical (véase capítulo 8). Su definición y en el estudio de la música, como puede verse en el capítulo sexto de
aplicación del método deconstruccionista a la música permiten, sin em- los Fundamentos de la Historia de la música de Carl Dahlhaus56• El propio
Dahlhaus defendía una musicología no positivista, ni formalista, sino
fundamentalmente hermenéutica.Vamos a ocuparnos ahora de algunos
51 Siempre se sintió músico y filósofo. Su tesis de doctorado fue sobre el pensamiento
«nuevos musicólogos» especialmente comprometidos en el estableci
de Husserl (1924), y su tesis de habilitación sobre el de Kierkegaard (1931). En Viena estudió
composición con Berg y Schi:inberg (1925-1928). Entre 1928-1934 trabajó en el Instituto miento de las bases teóricas de su posición o metodología hermenéu
de Frankfurt. El ascenso del nacismo le obligó a emigrar, pues le comprometía no sólo su tica. Es el caso de Lawrence Kramer, Gary Tomlinson, Leo Treitler y
pensamiento sino el ser judío. Se estableció primero en Oxford y luego en los Estados Uni
otros. Obviamente, no es ya aquella hermenéutica romántica que tra
dos. En 1949 volvió a Frankfurt, reincorporándose al Instituto para la investigación social. Su
principal obra filosófica es la Dialéctica negativa (1966). De sus numerosas publicaciones dedi taba de descifrar en las composiciones los acontecimientos biográficos
cadas a temas musicales, la más polémica ha sido la Filosofía de la Nueva Música (1949). Escri o las intenciones del compositor. Se trata de una hermenéutica muy
bió monografias sobre Mahler, Berg y Wagner, sobre la música del cine (en colaboración con
influida por el concepto de diálogo de Hans G. Gadamer y Paul Ri
Hans Eisler), y diversos ensayos sobre Beethoven, Bartok, Bach, etc. Una excelente y breve
introducción a su pensamiento sobre la música puede verse en Bowman,W D. «Adorno:The coeur. Así, Gary Tomlinson propone una hermenéutica no basada en
Critica! Social Function of Music• (1998: 307-334) y en Subotnik (1976), y una lúcida crí
tica en Dahlhaus •The musical work of art as a subject of sociology• (1987: 234-247). La
principal monografia es Paddison (1993). 53 Subotnik, R. (1996).
52 La compleja tarea de traducir Adorno al inglés ha provocado artículos como el de 54 Subotnik,R. (1987 y 1991).
Susan Gillespie (1995 Spring) quien explica conceptos del pensador alemán exponiendo las 55 Treitler, L. (1984: 365).
dificultades que encontró al traducirlos. 56 Dahlhaus, C. (1983 [1977]).
--
48 Pilar Ramos López Posmodernismo,feminismo y musicología 49
una autoridad exclusivamente textual ni tampoco en una autoridad y heterogénea del discurso. Para Michel Foucault (1926-1984) y otros, �l.
exclusivamente dialógica: un aspecto importante de la teoría del discurso es analizar sus bases ins
titucionales, los puntos de vista y las posiciones desde las cuales habla la . ··
«Por el contrario la comprensión surge de nuestra contemplación de un gente, y las relaciones de poder que éstas permiten y presuponen. La ·.
r
texto que es siempre otro, y esta contemplación toma la forma de un teoría del discurso también lo interpreta como un lugar y un objeto de ..,�.
diálogo que siempre es comunitario. Así la interacción de texto y diálogo ;!'¡
lucha donde diferentes grupos buscan la hegemonía y la producción
forma la contrapartida de la interacción del otro y de uno mismo, de la � ;.;
de significados e ideología. �:\
distanciación y de la apropiación, a la que llegamos en nuestro escrutinio rl
Leo Treitler es otro de los musicólogos actuales más preocupados •')
de la hermenéutica de Gadamer y Ricoeur. Al interpretar ocupamos un ...
otro y el abrirse a él que lo acerca, la inevitable tendencia a objetivar el nista, constante y aguda, hacia muchas tesis de la musicología tradicio
otro como texto y el esfuerzo por hacerle tomar parte en el diálogo»57. nal, especialmente en su colección de ensayos Music and the Historical
lmagination60. Este libro y el ya citado Contemplating music, de Kerman,
Llevando esta idea hasta el extremo, Tomlinson afirma que el au son ya dos clásicos de la historiografia musical. Uno de los principales
téntico significado de una obra musical no es el significado otorgado objetos de la crítica de Treitler es la noción evolucionista según la cual
por sus creadores y primera audiencia. Por el contrario, es el significado la historia de la música es una línea continua e ininterrumpida de pro
que nosotros, a través de actos interpretativos históricos de varios tipos, greso técnico y artístico, de modo que el mejor Beethoven sería el más
llegamos a creer que sus creadores y audiencia le otorgaron. Si los lími próximo a Wagner, y el mejor Wagner, el más cercano a Schonberg, etc.
tes de la significación de una obra no se circunscriben en los márgenes .. Una idea de cómo ve Treitler la historiografia musical puede dárnosla
de la partitura, la ejecución musical no puede revelar esa significación. la siguiente cita:
En otras palabras, la cuestión de la «autenticidad>> atañe al musicólogo y
no al músico práctico58• La radicalidad de esta postura ha sido fuerte «La historia de la música es, entre otras cosas, un discurso del mito a tra
mente contestada dentro de la misma nueva musicología por Richard vés del cual la "Civilización Occidental" se contempla y se representa a
Taruskin59• Tomlinson utiliza así mismo el concepto de «historia arque sí misma. Decimos esto no para cuestionar el valor de verdad de las na
ológica», de Michel Foucault, una historia que no intenta definir las r raciones históricomusicales, sino para subrayar su aspecto de historias a
verdades, representaciones, imágenes, temas o preocupaciones de las la manera tradicional, a través de las cuales la cultura expresa el deseo de
que tratan los discursos, sino los propios discursos y sus condiciones de afirmar su identidad y sus valores»61.
existencia.
Siguiendo a Best y Kellner (1991), la teoría postestructuralista del Lawrence Kramer ha esbozado las principales líneas de una meto
discurso ve todos los fenómenos sociales como estructurados semióti dología de hermenéutica musical62 cuya terminología se basa en la teo
camente por códigos y reglas, y por tanto analizables lingüísticamente. ría del filósofo británico John Lagnshaw Austin (1911-1960), criticada
Los teór icos del discurso argumentan que el significado no se da sim a su vez por el filósofo francés Jacques Derrida. Según Kramer si pode
plemente, sino que es construido socialmente a través de varios lugares mos aprender a reconocer los actos expresivos de la música lo misn1o
y prácticas institucionales. De aquí que subrayen la naturaleza material que concretamos s�s estrategias armónicas, rítmicas, lineales y formales,
� ....
Posmodernismo,Jeminismo y musicología 51
50 Pilar Ramos López
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1
3. Mujeres, género, composición
---- y canon musical ----
© narcea, s. a. de ediciones
1
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compensan otros como el bajísimo porcentaje de mujeres entre los tan elevados, como lsabella Leonarda o Marianna Martines.4 Esta de
profesores de composición, tanto en Europa como en Norteamérica, pendencia del ámbito familiar no puede extrañarnos si tenemos en
pese a que están ya lejanos los tiempos en que las mujeres no eran ad cuenta que las mujeres tenían vedada la vía común de formación mu
mitidas en las clases de composición1• Quizás en Centro y Sudamérica sical en los siglos XV y XVI: la entrada como niño cantor en una capilla
los porcentajes de mujeres músicas docentes son algo más altos. En rea religiosa. El desarrollo de la ópera y la aparición de los conservatorios !·
!',
lidad, la proporción de obras programadas de mujeres sigue siendo re italianos supuso una vía de acceso de las mujeres a la profesión musical ,.
ducida en relación a la cantidad de composiciones que la investigación en los siglos XVII y XVIII. Pero incluso durante todo el siglo XIX las
reciente está sacando a la luz. mujeres no podían asistir a las clases de composición en el Conser
vatorio de París, fundado en 1795. Sólo fueron admitidas en los cursos
de contrapunto a partir de 1861 y hasta 1903 no pudieron presentarse
Formación de las compositoras
al Prix de Rome, es decir, cien años después de su creación. En 1913,
una mujer ganó por primera vez este influyente premio5, que en Fran
Muchos de los artículos y monografias centrados en compositoras
cia normalmente marcaba el inicio de la carrera pública de un com
son de corte tradicional, es decir, se limitan a recoger datos sobre su
positor: fue Lili Boulanger (1893-1918), quien, desgraciadamente, ni
vida y su obra. Otros enmarcan estos datos en un cuadro teórico.A
siquiera pudo completar su estancia en Villa Médici a causa del inicio
partir de estos estudios podemos llegar a conclusiones básicas. Por
de la 1 Guerra Mundial. La muerte acabó con una carrera que se pro
ejemplo, sabemos que durante los siglos XVII y XVIII la profesión musi
metía brillante. La complejidad de sus obras, y en concreto su sim
cal fue predominantemente gremial, de modo que un músico solía ·�
bología numerológica, contestaban tópicos sobre lo femenino en la
proceder de una familia con algún miembro de la profesión: los Ga
música6•
brieli, los Bach, los Couperin, los Scarlatti, en nuestro país los Durón y
Ethel Smyth fue admitida en las clases de composición del Conser
los Nebra, etc., una situación similar a la de otros oficios como los pin
vatorio de Leipzig en 1877, donde unos años antes se había rechazado
tores o los escultores. En el caso de las mujeres, la condición de pa
a otra compositora también británica: Clara Rogers7.
riente de un músico es aún más frecuente y hasta fechas más tardías:
Una vez admitidas en las instituciones oficiales de enseñanza había
Francesca y Settimia Caccini, Caterina W illaert, Vittoria Achilei,
Bernardina Clavija, Louise Couperin, Elizabeth Jacquet de la Guerre, que franquear prejuicios y recelos. Así, sólo cuando Henry Cowell
Anna Magdalena Bach, Nanerl Mozart,Angélique-Dorothée-Lucie mostró a Charles Seeger las composiciones de Ruth Crawford, éste
Grétry, Pauline Viardot, etc. venció su resistencia a enseñar composición a mujeres, aceptándola
Sin embargo, algunas mujeres nacidas en familias de otros sectores como alumna en 19298.Ambos se casarían y ella pasó a llamarse Ruth
sociales accedieron a la música por su educación. Entre ellas habría que Crawford Seeger. Otras compositoras de esa época se formaron, sin
distinguir aquellas de la realeza y aristocracia más alta, como el caso de embargo, de manera privada, como Cécile Chaminade (1857-1944).
Sophie Elisabeth zu Braunsweig und Lüneburg (1614-1676?, oAnto Un caso significativo es el deAmy Beach (1867-1944) quien estudió
nia Walpurgis (1724-1780?, y las que no pertenecían a estratos sociales
de manera autodidacta armonía, contrapunto, fuga, orquestación y Beaumesnil (1758-1813), Mari e Clémence (1830-1907), Adolpha le
composición9• En realidad no muchas mujeres han tenido acceso a las Beau (1850-1927), Ethel Smyth (1858-1944), María Isabel Curubeto
lecciones de grandes compositores. Las pocas que lo han hecho han Godoy (1898-1959), Peggy Glanville-Hicks (1912), Louise Talma
desarrollado notables trayectorias, desde Barbara Strozzi10 y Antonia (1906) y Matilde Salvador (1918). La importancia que tiene para las
Bembo,11 (alumnas ambas de Cavalli) a Marianna Martines (alumna, compositoras el poder identificarse o reconocerse en la figura de ante
entre otros, de Haydn),Antonia Walpurgis (alumna de Hasse),Augusta cesoras puede verse en la recurrencia a Hildegarda de Bingen, como
Holmes y Lili Boulanger (alumnas de Cesar Frank), Celia Torrá (1889- personaje principal en sus obras. En la ópera Hildegard recientemente
1962, alumna de D'Indy y de Kodaly), Rosa García Ascot (nacida en estrenada en el Centro Experimental del Teatro Colón, de Buenos Ai
1909 y alumna de Pedrell, de Nadia Boulanger y Manuel de Falla), o res, Uunio de 2002), escrita por la argentina Marta Lambertini (1946),
Violet Archer (nacida en 1913 y alumna de Béla Bartók y Paul Hin la abadesa germánica es acompañada por Fanny Mendelssohn, Clara
demith). Schumann y Alma Mahler16. La musicóloga Susan McClary también
Las compositoras entre 1870 y 1920 no solamente tuvieron que escogió a Hildegarda como tema de una obra de teatro experimental de
superar los problemas de acceso a la educación musical. Probablemente la que es coautora. No una compositora, sino la famosísima diva María
resultaba aún más duro convencer a editores, empresarios, intérpretes, Malibrán es el tema de la última ópera de la brasileña Jody de Olivera,
y, por último, a los críticos. Si se circunscribían a los géneros considera As Malibrans, estrenada en el Staatstheater de Darmstadt, en el año 2000.
dos como de segunda, más admitidos como femeninos (lieder, música
de salón) sus obras podían circular. Pero si trataban esos géneros como
masculi. nos, es decir, preocupándose seriamente de la composición, o si -� Carrera profesional de las compositoras
se atrevían con los géneros más prestigiosos (cantata, música de cámara,
concierto, sinfonía, ópera) las reacciones podían ir desde el sarcasmo
El matrimonio y la maternidad han sido factores decisivos a la hora
hasta la indignación. Así un crítico br itánico, que admitía admirar la
de interrumpir carreras profesionales en los siglos XIX y XX, y más en
ópera La Montagne Noire12 (1895), de Augusta Holmes, escribía a ren
una profesión cuyos ingresos son tan irregulares como la musical. No
glón seguido: «francamente, no deseamos abrir las puertas de nuestros
hubo silencio compositivo en el peculiar caso de Fanny Mendelssohn,
teatros y de nuestras óperas a mujeres autoras»13. Cuando el talento de
cuyo marido apoyaba su obra mucho más de lo que lo habían hecho su
una obra acababa imponiéndose, el calificativo de «varonil» era fre
padre o su hermano. Para Alma Mahler (1879-1964), Margaret Suther
cuente, así se llamó por ejemplo a Luise Adolpha le Beau (1850-1927)
land (1897-1984) y Ruth Crawford Seeger, sin embargo, el matrimo
o a Ethel Smyth14. No resulta pues extraño que incluso autores tan in
nio interrumpió una car rera ya importante, si bien por razones dife
formados como Michel Poizat afirmen que las mujeres no han escrito
rentes: la oposición del marido en los dos primeros casos, y el cuidado
óperas15• Sí las escribieron, entre otras, Francesca Caccini (1587-ca.
de seis hijos junto con la actividad política y etnomusicológica en el
1640), Elizabeth Jaquet de la Guerre, Henriette-Adéla!de Villard de
tercero. Por último, hay que decir que bastantes compositoras tuvieron
una vida familiar extraordinariamente dificil y 1 o peculiar, bien por ser
9 Block,Adrienne (1998).
Véase Rosand (1978).
10
11
Véase Fontijn-Harris (en prensa). 16
Los textos de la ópera son de Elena Vinelli, la dirección escénica de Pina Benedetto,
Sobre
La Montaignc naire de Augusta 1-!olmes véase Henson, K. (1997). y la orquesta es
12
el vestuario de Alejandro Mateo, la dirección musical de Marcelo Delgado
13
Rousseau-Dujardin (1999: 176). taba formada por el Trío SanTelmo (femenino) y músicos invitados. Agradezco a su autora la
" Olson (1987: 297) y Berstein (1987: 305). información sobre esta ópera tan bien acogida por la crítica como su ópera anterior Alicc in
" Poizat, Michel (1992 11996]: 157). Wondcrland.
......
r
cortesanas, por ser divorciadas desde épocas tempranas, por haber sido de los casos, sorpresa. En palabras de la cubana Tania León, composi
abandonadas, como Antonia Bembo (s. XVII), por abandonar ellas a sus tora de obras sinfónicas en los Estados Unidos: «escribo una pieza [...]
maridos, como Maria Agata Wolowska Szymanowska (1789-1831), o con los orígenes de donde vengo, teniendo una piel oscura, siendo mu
por directamente tener sus amantes e hijos al margen de las convencio jer [...] después me invitan a ir al escenario a saludar [...] y el público
nes sociales, como Augusta Holmes (1847-1903). Sin embargo, el sa entra en shock nada más verme»21.
lirse de los patrones más habituales del matrimonio es una caracterís El hecho de enfrentarse a una situación diferente a la de los com
tica compartida con las actrices y con aquellas mujeres que, por positores varones ha hecho que muchas compositoras manifiesten una
desarrollar una labor profesional, no dependían de los maridos. conciencia feminista desde épocas muy tempranas. Los ejemplos son
En definitiva, las compositoras se han encontrado con una situa muchos, como la compositora y organista Elfrida Andrée, (1841-1921),
ción muy diferente a la de sus colegas masculinos.Y ello no sólo por las quien participó en el movimiento feminista sueco. Ethel Smyth escri
dificultades mencionadas para su formación, para la ejecución y edi bió su March of the Women para la «Women1s Social and Political
ción de sus obras, por los estereotipos de críticos y público -a los que Union», organización que reclamaba el voto de la mujer en Gran Bre
hay que unir hoy los de los técnicos de sonido y los informáticos-17 o taña. Su actividad en el feminismo militante era compatible, sin em
por cargar en exclusiva con todo el peso de las tareas domésticas, sino bargo, con su afir mación «No hay sexo en el arte. Lo que importa es
también por la falta de una tradición. Hasta fechas muy recientes, las cómo toques el violín, pintes o compongas»22. Pero otras compositoras,
mujeres occidentales no contaban con modelos de compositoras. Na por el contrar io, temen cualquier «guetizacióm, o minusvaloración y
turalmente, no porque no las hubiera habido, sino porque eran invisi rehusan, incluso, identificarse como mujeres compositoras, o participar
bles en los libros de historia de la música, en las enciclopedias, en las sa en festivales de música de mujeres. Un ejemplo relevante es Elizabeth
las de conciertos, en las tiendas de discos. Si, como ha señalado Harold Lutyens (1906-1983), quien cuando Patricia Adkins le pidió una obra
Bloom, los artistas occidentales se enfrentan a la «ansiedad de la in para la pr imera edición del Festival Donne in Musica, Roma, 1980, res
fluencia», provocada por el deseo de ser or iginales frente al peso de las pondió que no aprobaba «los festivales de música sólo de mujeres, igual
grandes obras de arte18, las mujeres no se reconocen en esa historia de que no podría entender unos festivales de música sólo para homose
grandes maestros. En este sentido, la ausencia de tradición puede ser xuales»23. Se trata de un proceso bien conocido por las investigadoras
, una liberación, como ha señalado Marcia Citron19, y como coincide en feministas. También Moisala (2000) estudia la cuestión al comentar la
afirmar una de las compositoras actuales de más prestigio, Kaija Saa postura de Kaija Saariaho, quien durante bastantes años se negó a ha
r iaho20. Pero las mujeres sí han sufrido la «ansiedad de la creación», blar de este tema y últimamente ha asumido su papel de «mujer com
como confiesa la propia Saariaho. Trataremos de esta ansiedad al hablar positora». En definitiva, en casi todas las profesiones las mujeres occi
del canon en el epígrafe siguiente. Si en muchas compositoras la falta dentales han vivido situaciones de infravaloración,, pero, naturalmente,
de tradición ha provocado ansiedad, en el público provoca, en el mejor ello no implica que se hayan definido o definan como feministas, ni
que afirmen componer de una manera diferente por ser mujeres. Ma
r isa Manchado (1998) realizó una interesante encuesta en este sentido
17 Kaija Saariaho ha comentado sus dificultades en el IRCAM (lnstitut de Recherche
et Coordination Acoustique/Musique) al ser allí la única mujer en 1982 (Moisala 2000: a ocho de sus colegas compositoras españolas en el año 1997; ninguna
176). Andra McCartney también era la única mujer en el MIDI User's Group de Peterbo
rough, Ontario (Canadá) (Diamond y Moisala 2000: 11)
18 21
Sobre las repercusiones de las controvertidas teorías de Bloom para la musicología Cit. en Piñero, C. (1998: 172).
22
véase Taruskin (1993) y Straus (1991). Ethel Smyth dedicó dos años a la causa sufi·agista. Después utilizaría esa marcha en su
19
Citron, M. (1993: 69). ópera The Boatswairt's Mate (1913). (Bernstein 1987:313-314, 319).
2
20 Moisala (2000: 176). 3 Adkins Chiti, Patricia (1995:370).
�
60 Pilar Ramos López Mujeres, género, composici6n y canon musical 61
creía que hubiese una manera «femenina)) de componer, si bien varias de la ficción, en este caso, de la música. P reguntarse sobre la relación
admitían haberse sentido discriminadas en algún momento. Hay tam entre la música y las mujeres implica, pues, replantearse ambos térmi
bién compositoras que no se han sentido nunca en situación de des nos. Por ello no podemos acercarnos al tema sin una teoría feminista y
ventaja, como la norteamericana Amy Beach quien opinó en 1944: sin una teoría de la música.
«Mi obra desde el principio siempre se ha juzgado como tal obra, no
por mi sexo))2\ afirmación no compartida hoy por sus biógrafos. Amy
Beach, exaltada como modelo por el feminismo de la primera mitad El controvertido <(estilo femenino»
del XX, y presidenta en 1925 de la Asociación de Mujeres Composito
ras Americanas, creía que «toda la formación [musical] del mundo du En el apartado de los estudios biográficos de género el principal
rante la juventud podría anularse por la imperfecta o mal administra foco de atención ha sido si la condición femenina u homosexual del
ción del hogar [ ...] una mujer debe ser primero una mujer, luego un compositor ha afectado a sus obras. Es en definitiva la continuación de
músico))25• Tampoco la compositora mejicana Ana Lara (1959), cuya un tema clásico de la historiografía: la lectura o interpretación autobio
trayectoria tiene ya una repercusión importante, declara sentirse discri gráfica de las obras musicales26• El interés de la musicología de género
minada. La argentina Marta Lambertini califica su reciente ópera Hil por los estudios biográficos llega en un momento en que los estudios
degard como «femenina pero no feminista)). Son, en definitiva, posturas de este tipo estaban en franco retroceso desde el punto de vista de la
diferentes, nacidas de contextos, experiencias y maneras de pensar dis teoría historiográfica27.
tintas. Ejemplos de estas indagaciones son los estudios sobre las óperas de
Este breve recorr ido histórico no debe dar la sensación de una gra • Benjamín Britten28 y las composiciones de Ethel Smyth29• En este sen
dual emancipación de las mujeres compositoras, o de una idea de pro tido el debate más fuerte (léase escandaloso) en la musicología de estos
greso. El protagonismo y la proyección de Elizabeth Jacquet de la Gue últimos años ha sido el provocado por Maynard Solomon, quien tras
rre, en la Francia de Luis XIV, es probablemente el mayor que ha reexaminar documentación ya conocida sobre la vida de Schubert
tenido ninguna otra compositora e intérprete en Francia. Lo cual no concluía la posible homosexualidad del compositor, sin llegar a afir
quiere decir que las obras de Elizabeth fueran mejores que las de Lili
marla en ningún momento. Saloman presentó esta investigación en el
Boulanger, por ejemplo. En el siglo XVI Magdalena Cassulana vio más
Congreso de la Sociedad Americana de Musicología y la publicó un
música suya impresa que la mayoría de las compositoras de las tres cen
año después en la revista 19th Century Musíc (1989). Susan McClar y
turias siguientes. La historia está hecha de discontinuidades, avances,
analizó la sinfonía Incompleta a la luz de las conclusiones de Solomon y
retrocesos, individualidades, tendencias opuestas simultáneas, diferen
dio a conocer este análisis en una conferencia en 1992. La conferencia
cias, y por supuesto, no es paralela en todo Occidente.
circuló ampliamente de forma manuscrita y fue contestada en el peor
En cualquier caso, como decía V irginia Woolf ya en 1929, una mujer
estilo en el New York Times, sin concederle a su autora el derecho a la
«si quería escribir ficción» necesitaba «dinero y una habitación propia));
réplica. Cuando Susan McClary finalmente publicó su estudio30, aña
para escribir música necesita más dinero (pues se requiere una forma
dió un «preludio)) o historia de la génesis y recepción del mismo, «pre-
ción más compleja) y una habitación propia tecnológicamente equi
pada. Lo cual, como continuaba la novelista y feminista británica, deja
pendiente el problema de la naturaleza de la mujer y de la naturaleza 26 Solomon, Maynard (1989).
27 Lenneberg, Hans (1988).
28 Hindley (1992), Brett (1993).
24 Block,Adrienne (1998: 294). 2'' Wood (1993).
25 Block,Adrienne (1988: 176). "' McClary, S. (1994).
Jli:.
Mujeres, género, composición y canon musical 63
62 Pilar Ramos López
tinta a la masculina sigue abierta. Dicho estilo femenino sería, por así
ludio» importante para comprender toda la problemática en torno a los
decirlo, el correlato de esa escritura femenina teorizada principalmente
estudios sobre género. En 1993, una de las revistas musicológicas de
más prestigio, 19th Century Music, dedicó un número monográfico a por la crítica feminista francesa literaria. La mayoría de los estudiosos fe
esta polémica, titulado «Schubert: Music, Sexuality and Culture», reco ministas han rehusado afirmar de manera categórica la existencia de
giendo artículos tanto a favor, (Muxfeldt, Gramit, McClary, W inter) una manera femenina o masculina de componer, aunque sí ha habido
como en contra (Webster, Agawu), de la tesis de Solomon. El tema ha pronunciamientos sobre autores y obras concretas. Parece dificil desli
vuelto recientemente en las manos de Lawrence Krameil1• Quizá no gar una «manera de componer» como constante histórica de una con
esté de más citar las siguientes palabras de McClary, especialmente diri cepción esencialista de los hombres y las mujeres. Suzanne Cusick cree,
gidas a todos aquellos que condenan de «oídas>> este tipo de estudios, por el contrario, que «la obra de las mujeres puede ser diferente de la
sin haberse tomado nunca la molestia de leer alguno: de los hombres en su codificación del género [ ... ] puesto que el género
es un sistema de relaciones de poder pensado para dar diferentes expe
<< • • •mis ideas sobre la música de Schubert [... ] no tienen nada que ver riencias de la vida a los hombres y a las mujeres»35.
con la conducta sexual real; en cierto sentido, no me preocupa con Las conclusiones de todos estos estudios sobre música escr ita por
quien durmiera Schubert. Mi proyecto se centra más bien en sus cons mujeres plantean cuestiones importantes a la musicología. No puede
trucciones concretas de la subjetividad>>32. mantenerse más que la historiografia ha sido objetiva. En primer lugar,
la musicología ha ignorado figuras que en su tiempo tuvieron una rele
Un caso especialmente revelador para la musicología feminista ha
vancia social y artística como Barbara Strozzi, Elizabeth Jaquet de la
sido el estudio de la obra de Hildegarda de Bingen (1098-1179)33. Al
·�
Guerre o Pauline Viardo.t. Un caso significativo es el de Hildegarda de
margen de que compartamos o no las conclusiones de algunos estu
Bingen cuya música, pese a ser una de las obras más extensas de autoría
diosos, por ejemplo la hipótesis homoerótica propuesta por Holsin
conocida en época medieval, no fue considerada suficientemente inte
ger34, la diferencia de la música de Hildegarda es evidente y audible.
resante por generaciones de monjes gregorianistas. Tampoco ha apare
Su música es distinta de la música conocida de su época, especial
cido en los manuales generales de historia de la música hasta fechas re
mente por la extensión de sus tesituras. Pero ¿podemos afirmar que
cientes. En realidad los musicólogos empezaron a considerarla después
esta diferencia se debe a su sexo biológico, a su situación histór ica
de que los estudiosos de la literatura, en la década de los cincuenta y
como mujer, o se trata más bien de una característica propia, personal,
los sesenta, hubieran demostrado la excelencia de su poesía. Es asi
de Hildegarda?
mismo especialmente significativo que la obra de trovadoras y troveras
¿Es entonces diferente la música escrita por mujeres? La cuestión
haya permanecido en la oscuridad hasta estudios recientes36.
clave de si una mujer o un/una homosexual componen de forma dis-
Y, en segundo lugar, la musicología ha intentado ocultar la homo
sexualidad o inventar la «normalidad» de compositores. Por ejemplo,
31 Kramer (1998). Una interesante recensión puede verse en Parsons (2001).
Gary C. T homas37 ha puesto de manifiesto hasta qué punto ha podido
32 McClary (1994: 208).
33 Sobre la música de Hildegarda véase la introducción de B. Newmann a la edición de ser ñoña la historiografia sobre Handel intentado adjudicarle amoríos
Hildegarda (1988), Flanagan (1990), Newmann (1998), Brunet y Dronke (1998). En Duoda, cuando no tuvo ninguna relación íntima conocida con una mujer, ni
16 y 17 (1999) se recogen distintos textos sobre la ilustradora, mística, abadesa, música y
tampoco con un hombre. Al parecer los musicólogos que se proclaman
poeta, entre ellos una introducción a su poesía, de Peter Dronke, quien lleva más de treinta
años investigando sobre ella.
34 Holsinger (1993). En una comunicación leída en el Congreso de la AMS (1995)
Holsinger también ha interpretado como homosexuales poemas de Leoninus. Es notoria la
35 Cusick (1998: 39).
importancia que tendría para una historiografía autodefinida como gay el catalogar al primer
J<, Doss Quinby y otras (2001).
compositor como homosexual.
37 Thomas, G.C. (1994).
J.._
64 Pilar Ramos López Mujeres, género, composición y canon musical 65
tan reticentes a mezclar sexo y musicología han considerado poco digno temática suficiente para componer, como señalaba el psicólogo H ave
el concebir un Handel indiferente al sexo. El aspecto importante desde lock Ellis en 1894 40, hasta explicaciones sociológicas, que atr ibuyen
el punto de vista historiográfico no es destacar nuestra ignorancia sobre principalmente a la diferencia de educación la escasez de mujeres com
la vida afectiva de Handel, sino llamar la atención sobre la parcialidad de positoras. En este sentido se pronunció ya Antonio de Eximeno en 177 4
unos estudios biográficos supuestamente objetivos que necesitan cons (Ramos 2000), y las compositoras Luise Adolpha le Beau en 187841 y
truir sus héroes como heterosexuales. Pauline Oliveros en 198442, por poner ejemplos extremos en el tiempo
Por tanto, el objetivo de la musicología de género no es construir un y el espacio. En el Romanticismo, cuando la concepción de la música
panteón de compositoras o de compositores homosexuales ilustres, para
como arte del sentimiento estaba en su apogeo no dejaba de causar ex
lelo al conocido santuario de varones blancos (casi siempre germanos) y
trañeza que el sexo sentimental por excelencia no destacara en la com
heterosexuales. No se trata de <<desnudar a unos santos para vestir a otros»,
posición. Edouard Hanslick utilizó esta ausencia de grandes composito
entre otras cosas porque estos musicólogos no guardan gran devoción
ras como uno más de sus argumentos para demostrar que la esencia de
por los «santos», es decir, por la categoría de los «grandes compositores»38•
la música no radicaba en la expresión de los sentimientos43•
Por último, hay que admitir que con la actual proliferación de este
La imposibilidad de establecer una genealogía de compositoras ha
tipo de estudios aparecen trabajos que no son sino un batiburrillo de
resultado asfixiante para mujeres enfrentadas a la tarea de componer. Si
cotilleos. El seguir una línea historiográfica no garantiza la calidad de la
nadie recordaba a una compositora brillante no es porque no las hu
investigación. Quizás no está de más recordarlo justamente en un libro
biera, como está demostrando la historiografía en las últimas décadas,
de iniciación a una práctica historiográfica concreta: el feminismo.
sino justamente, porque no han formado parte del canon. Ya desde el
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Renacimiento, los compositores valoraban su pertenencia a una larga ge
El canon musical nealogía que ligaba maestros y alumnos en una relación cuasi filial (Hig
gins, 1997). Aunque muchas mujeres han ejercido un magisterio impor
Aunque algún musicólogo como Carl Dahlhaus39 invitara a refle tante, desde la madrigalista Magdalena Cassulana a Clara Schumann o
xionar sobre la formación y el concepto del canon , lo cierto es que su Nadia Boulanger, sus «genealogías» solían remontarse a una o dos gene
cuestionamiento, un fenómeno posmoderno que ya se viene plante raciones. El caso de la norteamericana Mary Alberta Howe (1882-1962),
ando desde hace algunas décadas en otras disciplinas, especialmente en la alemana Grety Liechti (1904), la polaca Grazyna Bacewicz (1909-
la literatura, ha sido más reciente en la musicología. ¿Por qué el canon 1969), la israelí Verdina Schlonsky (1905), y la australiana Peggy Glanvi-
excluye a las mujeres? ¿Por qué no hay «grandes compositoras»? ¿Por
qué las obras compuestas por mujeres no aparecen en los repertorios 40 Véase Bowers y Tick (1987: 8).
habituales de los conciertos? Éstas han sido algunas de las preguntas más 41 En su artículo «Sobre la educación musical de las jóvenes• (1878) le Beau afirmaba que
la falta de inteligencia musical que se veía en muchas mujeres no era achacable a una incapacidad
constantes en la musicología feminista. Pero son preguntas en realidad
genética, sino a una educación incompleta y casi siempre demasiado tardía.Véase Olson,J. (1987).
muy antiguas, a las que se han enfrentado generaciones de compositoras 42 «¿Por qué no ha habido «grandes» compositoras? Ésta es una pregunta muy común,
y de críticos, dando respuestas diametralmente opuestas. En el arco de cuya respuesta no tiene misterio. En el pasado, el talento, la educación, la habilidad, los inte
reses o la motivación eran irrelevantes, ya que el solo hecho de ser mujer suponía una única
las explicaciones ofrecidas podemos encontrar desde un determinismo
cualificación para el trabajo doméstico y para la continua obediencia y dependencia de la
biológico, según el cual las mujeres no tendrían capacidad lógica o ma- autoridad m asculina•. Citado por Manchado (1998: 9).
43 •Si la fuerza y la vivacidad de la m anera de sentir fueran verdaderamente el origen de
las creaciones musicales, sería muy díficil explicar la falta casi absoluta de mujeres composi
-'" Brett, P. (1994: 374). toras, en relación al gran número de mujeres escritoras o pintoras». Hanslick De lo bello en la
39 Dahlhaus (1983).
música (1854) citado en Escal (1999: 43-44).
1:
66
Pilar Ramos Upez Mujeres, género, composición y canon musical 67
lle-Hicks (1912), alumnas todas ellas de Nadia Boulanger, en París, es Strozzi se dedicó sobre todo a las cantatas y arias, Leonarda lo hizo a la
bastante excepcional. En definitiva, el preguntarse por la ausencia de música vocal religiosa, mientras que Paradis y Schroter se decantaron
«grandes compositoras>> no es una cuestión abstracta ni una estéril dis por los lieder. Todas ellas compartieron sin embargo un estigma. Es lo
quisición académica. Bien al contrario, es un interrogante que muchas que Marcia Citron ha denominado la «ansiedad de la autoría>>50•
mujeres han sufrido con amargura e impotencia. Las dedicatorias y pró Marcia Citron ha intentado responder a los interrogantes abiertos
logos de las publicaciones, además de las cartas, diarios o autobiografías,
sobre la mujer compositora a través de su estudio del canon musical.
se refieren con frecuencia a la ansiedad producida en tanto que mujeres y
Considera el canon como repertorio o grupo de obras tenidas por clá
compositoras. Veamos como ejemplo las palabras de Corona Schroter
sicas. Se trataría de las obras enseñadas en las clases universitarias de his
(1751-1802), anunciando una publicación de sus lieder en el Cramer's
toria de la música, el repertorio también más habitual en las salas de
Magazin (1785):
concierto, centrado en los siglos XIX y XX. Según Citron:
-�
O las palabras de Clara Schumann (1819-1896), escritas en su dia Citron estudia todo aquello que ha podido alejar a las mujeres de la
rio en 1839: composición. Sin embargo, no se propone eliminar los cánones, sino
<<modificar nuestros deseos sobre qué queremos que representen>>. Tanto
«Antes creía tener talento creativo, pero he abandonado esa idea; una McClary como Citron señalan, entre otras, como razones q u e han
mujer no debe desear componer- no hubo nunca ninguna capaz de apartado a las obras de mujeres del canon musical: la exclusión de las
hacerlo. ¿Y quiero ser yo la única? Sería arrogante creerlo. Eso fue algo mujeres de la formación institucional, las dificultades para publicar, su
que sólo mi padre intentó años atrás. Pero pronto dejé de creer en ello>>45• dedicación a géneros <<menores>>, (como la canción y las piezas para
piano solo), su carencia de <<status>> profesional y su falta de originali
Podrían citarse otros textos de Barbara Strozzi46, Isabella Leo dad. Paula Higgins cuestiona algunas de las conclusiones de Citron in
narda47, Maria T heresia Paradis (1759-1824), Fanny Mendelssohn directamente al criticar Feminine Endings de Susan McClarl2. Higgins
(1805-1847)48 o Kaija Saariaho49. Mujeres, como vemos, de diferentes expone varios casos de <<grandes compositores>> que han sufrido algu
cronologías y países y centradas en géneros musicales diferentes. Si nos de estos obstáculos. La crítica de Higgins es interesante en tanto
que ve el fenómeno como más complejo y huye de cierto «victi
••
Cit. en Citron (1987: 230). mismo>> , frecuente en los estudios feministas. Sin embargo, hay que des-
45
Cit. en Citron (1993: 57). La reciente publicac
ión de las cartas entre Clara y Robert
Schumann ofrece textos interesantísimos en
este sentido (Schumann 1994, 1996, 2002).
46 En Rosand, E. (1987:
174).
50 Citron (1993: 54 y ss.).
47· En Bowers (1987: 128).
51 Citron (1993: 9).
•• En Citron (1987).
52 El artículo de Higgins apareció en las mismas fechas que el libro de Citron y por
49 En Moisala (2000: 176).
tanto no l o cita. Higgins, P. (1993: 190-191).
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68 Pilar Ramos López
4. Mujeres instrumentistas
tacar que ni Susan McClary ni Marcia Citron han planteado el pro
blema de la ausencia de mujeres en el canon de forma simplista, o de
pendiente de unos factores únicos.
----- y directoras
Así, para McClary (1993: 409), la crítica feminista se enfrenta al ca
non en dos sentidos. Por una parte, si queremos comprender cómo las
mujeres compositoras podrían haber actuado de otra forma dentro de los
mismos procedimientos estilísticos y sintácticos que los «grandes com
positores», tenemos que comenzar descubriendo qué significan esos pro
cedimientos aparentemente neutros y de qué manera significan. Por otra
parte, al considerar esos procedimientos estilísticos y sintácticos como
construcciones culturales que interactúan con valores sociales, surgen las
cuestiones sobre qué valores se están articulando y qué se está constru
yendo. Los intérpretes, entendidos por el pensamiento moderno stravinsk
Por último, hay que señalar que también es una forma de cuestio yano como neutros y fieles transmisores entre el compositor y su pú
nar el canon el hecho de reunir en un mismo libro estudios sobre blico1, han sido bastante descuidados como objeto de investigación
Monteverdi, Laurie Anderson, Beethoven y Madonna, como ha hecho musicológica. Importaban los compositores y sus obras. No los intér
Susan McClary en Feminine Endings, o sobre Brahms, el gregoriano, las pretes. Ni siquiera cuando los documentos mostraban que éstos eran
actuales comunidades hasídicas de Broocklyn, y los indígenas de Ha más apreciados por el público y estaban mejor pagados que los propios
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wai, como es el caso de Ruth Solie53. compositores. Si la musicología positivista, pretendidamente objetiva y
En toda esta exposición he hablado del canon de la música culta neutra, no se ha ocupado de los ejecutantes no ha sido por falta de da
occidental. Hay otros muchos cánones musicales: el del jazz, el del fla tos, ni por falta de relevancia social en otras épocas, sino por el peso del
menco, el del tango, el del reggae, y tantos otros.Y no puedo dejar de paradigma de obra de arte. Al fin y al cabo, la idea moderna del intér
señalar que la exclusión de la mujer no es privativa del canon germano prete, como mero altavoz de las ideas expresadas en la obra por el crea
blanco varón heterosexual de la música culta occidental. La historio dor, no es sino otro de los correlatos del concepto de la música autó
grafía del jazz por ejemplo, ha venido ocultando el papel de las bandas noma y absoluta como elemento racional y mental. Una noción que,
de mujeres blancas y/o negras en algunas épocas, como la del Swing, paradójicamente, ha abierto la vía de la «Música Antigua», o si pre
desvelando no solamente razones de género, sino también racistas54.Y fieren, «con instrumentos auténticos u originales>>. Los presupuestos
ello nos lleva a hablar de las mujeres intérpretes. modernos de este movimiento, la noción de que una obra sólo debe
inter pretarse según la pensó su autor, han sido muy discutidos en las
últimas décadas2.
Hoy apreciamos en un intérprete su fidelidad a la partitura. Pero
en otras épocas se valoraba su capacidad de recrearla así como su faci
lidad para improvisar. La figura del compositor tal y como la imagi
namos hoy, alguien que escr ibe su música pero no la interpreta, es re-
1
_Á;;_
70 Pilar Ramos L6pez Mujeres instrumentistas y directoras 71
ciente. La mayoría de los compositores se ganaron la vida fundamen musical proporciona un contexto excelente para observar y compren
talmente como intérpretes, maestros de capilla, directores o docentes. der la estructura de género de una sociedad dada, ya que nociones si
Algunos compositores, como Steve Reich o Pauline Oliveros, han milares de poder y de control suelen estar en la base tanto de la diná
vuelto a reivindicar hoy la figura del compositor-intér prete de su mica de género como de la dinámica musical/social4•
música. Aquí se descubre una influencia insospechada de las mujeres,
La teoría de la recepción supuso una consideración radicalmente puesto que en Occidente la interpretación ha sido más accesible para
diferente del intérprete, al considerarlo un creador de significados en ellas que la creación musical5. Suzanne Cusick, quien se define ante
tanto que primer receptor. Además, el disco ha convertido de hecho a todo como música práctica, rechaza el concepto occidental de inter
los intérpretes en autores de versiones, acabando con el concepto de
pretación [ejecución] como una réplica del modelo patriarcal6. Para
ejecución como un acontecimiento irrepetible y efimero. Ya no se
ella el mayor acceso de la mujer al campo interpretativo ha supuesto en
compra la Tercera Sinfonía de Beethoven, sino la Tercera de Toscanini, de
nuestra época una infravaloración de esta actividad, tal y como suele
Fürtwangler, de Karajan, o de Harnoncourt. Lo que supone al mismo
suceder con las actividades realizadas por mujeres7• Pero podríamos
tiempo que las «versiones)) no se relacionan en vertical con la «obra)) o
puntualizar que este desprestigio se da en el ámbito académico y teó
«texto>> original, al modo del stemma o árbol de la crítica textual, sino
rico. Es decir, somos los historiadores o los musicólogos quienes, qui
en horizontal con las demás versiones y con la partitura. Es decir, que
zás, como dice Cusick, consideramos la interpretación una actividad
se oye la versión de Gardiner en comparación con Harnoncourt o Ka
inferior, en tanto que ligada a lo corporal. Pero no me parece que el
rajan. Es más, para el público no existen las obras, sino las versiones3. La
público piense lo misrpo: la mayoría de los anuncios de conciertos en
crítica al concepto de obra musical, tan importante en la nueva musi
·� la prensa, en los carteles de las calles o en las portadas de los discos, pre
cología, ha llevado también a una valoración del intérprete. Si, como
sentan a los artistas con tipos mayores que a los compositores. En el
propone. Nicholas Cook, abandonamos la idea de la música como
caso de las óperas, los tipos mayores se reservan, sin embargo, para los
texto, idea tomada por la musicología decimonónica de la filología, y
directores de escena... Las reproducciones existentes de Edvard Grieg,
consideramos la obra como un guión, la función del intérprete crece,
Richard Strauss, Gustav Mahler, o Manuel de Falla tocando sus propias
hasta el punto de que, para algunos estudiosos, hoy la interpretación no
piezas, pese a tener un excelente sonido, nunca han hecho competen
es sino un tipo de composición. Los archivos sonoros de las bibliotecas
cia a las versiones de los y las grandes pianistas. Ni siquiera las graba
y museos empiezan a ser investigados por musicólogos interesados en
ciones de Stravinsky han hecho sombra a las versiones de sus obras di
las prácticas de la inter pretación.Y aquí también la perspectiva femi
r igidas por otros.
nista puede ofrecer interesantes aportaciones.
En esta línea, la investigación de la música en los conventos feme
ninos está demostrando ser un filón. Durante siglos los conventos fue
ron los principales centros europeos en los cuales las actividades musi
La interpretación femenina
cales femeninas estaban bien consideradas y se desarrollaban de una
manera profesional, junto a otras actividades intelectuales. Además las
Es lógico, por tanto, que la nueva musicología, y en concreto la musi
cología feminista, se haya volcado en el estudio de cantantes e instrumen
tistas. Como señala la etnomusicóloga Ellen Koskoff, la interpretación ' Koskoff, E. (1987: 10).
5 Una síntesis de la historia de las mujeres intérpretes puede verse en Bowers & Tick
(1987: 3-13).
• Cusick, S. (1994).
3 Una interesantísima discusión de todos estos temas puede verse en Cook (2001).
7 Cusick, S. (1998: 50).
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72 Pilar Ramos López Mujeres instrumentistas y directoras 73
cultísimas cortesanas venecianas11, pero también en Gran Bretaña y en como en el estudio sobre la veneciana Anna Maria della Pied, alumna
España encontramos estrictos códigos morales vinculando habilidad aventajada de Vivaldi, podemos acercarnos a ejemplos de vidas femeni
6
musical y comercio sexuaJ12. Sin embargo, ni en Gran Bretaña ni en nas no tan «excepcionales» como los de las compositoras y cantantes 1 .
España las mujeres se limitaron a seguir los consejos de los moralistas, e En Francia durante la misma época algunas mujeres fueron claveci
hicieron música dentro y fuera de casa, aunque naturalmente podemos nistas, laudistas o violinistas profesionales. Todas ellas se habían formado
preguntarnos cómo hubieran sido las cosas si los moralistas hubieran en el ámbito privado17• Las posibilidades cambiarían con la fundación
tenido otro talante ... La sospecha de prostitución también ha sido la del Conservatorio de París en 1795, donde las mujeres siempre fueron
sombra de mujeres músicas en cronologías más recientes, por ejemplo admitidas. De esta institución, central en la música europea, se obüene
una rica información sobre porcentajes de alumnas en las diferentes
enseñanzas. Durante algún tiempo las mujeres tuvieron prohibido el
• Monson (1995), Kendrick (1996), Reardon (2002).
9 Angiés (1931-I: xi, 231-232). Sus endebles argumentos son rebatidos porYardley,
A.B. (1987: 36).
13 Véase Naroditskaya (en prensa) yTucker, S. (2000).
10
Vicente (1989 y 2000), Olarte Martínez (1992), Aguirre Rincón (1997), Baade
14 Véase Ramos López (1997).
(1997, 2001 y 2003).
15 Zaldívar Gracia,A. (1994).
1
1 Véase Newcomb,A. (1987).
16 Baldauf-Berdes,J.L. (1994).
12
Austern (1994a y 1994b), Ramos López (en prensa).
17 Sadie (1987).
© narcea, s. a. de ediciones
© narcea. s. a. de ediciones
.....:.:.
74 Pilar Ramos Upez Mujeres instrumentistas y directoras
75
tales femeninos se alcanzó a principios del XX, momento en el que ha pales teatros de ópera, el Teatro Colón, de Buenos Aires, cuyo podio
bía unas trescientas orquestas femeninas, mientras que en la década de había ocupado antes, entre otros, Toscanini, pero que no contaba en
1890 se han contabilizado «sólo» unas doscientas25. El conocimiento del tonces con ningún atril femenino28.
repertorio y las vicisitudes de estas mujeres es fascinante, e ilumina al Cabe considerar también aquellas instrumentistas dedicadas a di
mismo tiempo la vida cotidiana de gente común en los restaurantes y fundir la obra de sus maridos o compañeros. Desde Clara Schumann la
cafés de las metrópolis y de las ciudades de provincia antes de la difusión lista es larga: Yvonne Loriod, Jo han na Harris, Lotte Lehmann, Lotte
del disco y del cine sonoro. A estas orquestas podemos acercarnos no Lenya, Ditta Pasztory-Bartók, etc.,
sólo a través de la documentación, sino también gracias a la historia oral, En los últimos años los temas más presentes en los foros de In
siempre tan poderosa a la hora de informarnos de sectores marginales26. ternet sobre música y género han sido precisamente sobre los intér
Algunas de ellas adquirieron gran fama, como la Orquesta de Damas de pretes. Las cuestiones que han suscitado más interés han sido en pri
Viena, cuya gira en los Estados Unidos fue decisiva como modelo de las mer lugar los debates sobre las orquestas femeninas en los campos de
numerosas orquestas femeninas amer icanas activas entre 1870 y 1945. concentración nazis, objeto de varias monografias29, y en segundo
(Véase T ick, 1987 y Neuls-Bates, 1987). La Segunda Guerra Mundial lugar, el rechazo de algunas orquestas a la participación de mujeres.
fue también la época del gran florecimiento de las orquestas femeninas Como es sabido las más reticentes han sido la Filarmónica Checa y
de jazz, cuyo papel en el desarrollo del swing ha sido destacado reciente la Filarmónica de Viena. Las protestas, dentro y fuera de Austria, con
mente27. tra la negativa de la Orquesta Filarmónica de Viena a la admisión de
Después de la Il Guerra Mundial las orquestas femeninas perdieron mujeres o varones no blancos llevaron a la orquesta a admitir en el
_,
importancia, pues gran parte de sus miembros fueron admitidas en or año 1997 a la primera mujer, desde su fundación en 1852: Anna Lel
questas mixtas. Además, con la vuelta de los músicos del frente, la de kes. Esta admisión no suponía en realidad un cambio, ya que en la
manda de orquestas femeninas decreció. La Women's Phílarmoníc, or orquesta siempre habían colaborado mujeres arpistas, si bien nunca
questa fundada en 1980, y radicada en San Francisco, mantiene hoy habían sido miembros titulares. Desde entonces no se ha admitido a
esta tradición de promocionar a compositoras, intérpretes y directoras. ninguna otra mujer, ni a ningún negro o asiático, pese a las excelen
Algunos grupos vocales actuales como Anonymous 4 y Dísca11tus son tes pruebas realizadas por japoneses (o austríacos de rasgos japone
también exclusivamente femeninos. ses). La persistencia en mantener una <<apar iencia austríaca'' se ha
Si la desaparición de las restricciones al ingreso de las mujeres en puesto en relación con la historia colaboracionista de la orquesta
las grandes y medianas orquestas significó una gran promoción para las con el nazismo. Sobre este caso hay una abundante documentación
mejores intérpretes, la perspectiva de las directoras de orquesta, por el en Internet30, en donde también circulan algunos chistes sobre el
contrar io, empeoró. Así la brillante carrera de dos directoras en el se tema, como éste, divulgado por Eva Rieger:
gundo cuarto del siglo XX, como Ethel Leginska, cuyo talento fue re
conocido hasta por los críticos más misóginos, y Antonia Brico, no fue «A tres mujeres rubias (violinista, violonchelista y trompetista) se le con
igualada por ninguna mujer en Norteamérica hasta fechas recientes. ceden tres deseos.
Hubo, incluso, casos paradójicos, como el de la violinista y composi
tora uruguaya Celia Torrá (1889-1962), directora en uno de los princi- 2" Frega (1994: 52-53).
29 Es el caso del documental La chaconne d'Auschu1itz, de Michael Daeron , y de los li
bros de Fenelon y Routier (1976), Lasker-Wallfisch (1996), Knapp (í 996) y Newman y Ki
25 Myers (2000: 190). tley (2000). Un trabajo más general es el de Van V lasselaer (2001).
26 Gluck (1996 [1977)). JO http:l /www.acu .edu/academics/music/archive!iawm.9701 /0074.htm y también en
27 Tucker (2000). http:/ /www.osborne-conant.org .
j¡¡,2
Pilar Ramos López Mujeres instrumentistas y directoras 79
78
soy" .Y su de choso el que una mujer interpretase música en público. Era lo que ocu
Primera rubia: -"Quiero ser todavía más bella de lo que
rría en Gran Bretaña en el Renacimiento31• En España los tratados de
seo se cumple.
fantástico de lo educación masculinos aconsejaban aprender música bien en su ver
Segunda rubia: -"Quiero que mi cabello sea aún más
que es".Y su deseo se cumple. tiente teórica y matemática como tradición clásica, o bien en su faceta
ica de Viena" .Y se práctica, como sano entretenimiento. Concretamente la danza se reco
Tercera rubia: -"Quiero ser miembro de la Filarmón
convierte en un hombre». mendaba a los varones como ejercicio sano,al igual que la caza o algu
nos juegos. Los tratados de educación femeninos, por el contrario, so
) mantiene
La International Alliance for Women in Music (IAWM lían rechazar la música, que en este caso era siempre la música práctica,
entistas a las
una activa campaña para promover el acceso de las instrum pues la teórica se consideraba fuera de las capacidades intelectuales de
La tradicional
orquestas y recoge información sobre todos estos temas. las mujeres. Algunos tratadistas rechazaban incluso el que las mujeres
orquestas, o
rareza femenina en las secciones de viento y metal de las honestas pudiesen no ya bailar, cantar o tocar instrumentos, sino ni si
cia como arpis quiera oír música en su propia casa. Es el caso de Juan Luis V ives y Juan
en la dirección orquestal,y,por el contrario, su frecuen
prensa: siempre
tas, han sido temas de estudios. Y tema también de la de la Cerda (véase Ramos López, en prensa).
as de or
hay alguna pregunta sobre ello cuando se entrevista a director Una sociedad distinta a la del Siglo de Oro, pero también opresiva
ll,Jo Ann Fa para la mujer,era la sociedad victoriana. Richard Leppert ha estudiado
questa,como Ligia Amadio, Gisle Ben-Dor, Sara Caldwe
es Padilla, Eve el papel de la música en la sociedad británica tal y como aparece en la
lletta, Claire Gibault,Julia Jones, Susana Malki,Merced
tte Stuijt, Simone iconografía victoriana: qleos, grabados y acuarelas32• Por una parte están
Queler, Gloria Isabel Ramos , Silvia Sanz, Charlo
de orquesta, las escenas musicales de la familia respetable burguesa, en las cual es la
Young. Algunas compos itoras son también directo ras ·�
ente las violinistas mujer aparece casi siempre tocando el piano. El piano doméstico era un
como Alicia Terzian o Tania León. Dirigen asiduam
i. Hoy día son bastan elemento esencial en la casa victoriana burguesa, principalmente como
lona Brown,Monica Huguett o Chiara Banchin
las compos itoras y directo signo de la posición económica de la familia. Pero el otro tipo de mujer
tes más las mujeres intérpretes famosas que
ha sido más frecuente en la iconografía,la mujer-prostituta,también puede apa
ras, incluso si excluimos a las cantantes, cuyo reconocimiento
y, por tanto, ininterr umpido desde recer en escenas musicales,si bien diferentes. En ellas el cuerpo feme
paralelo al desarrollo de la ópera,
siendo los instrum entos donde desta nino ya no es un cuerpo controlado por la música (el esfuerzo y la dis
1600. El piano y el violín siguen
Joao Pi ciplina implícitas en las escenas musicales familiares) sino,justamente un
can más mujeres: Alicia de Larrocha,Martha Argerich,Maria
Engere r... Pero no podemo s objeto deseable y deseante en el que la música es, sobre todo, sensuali
res,Midori,Anne Sofie Mutter , Brigitte
Torrent o Mari e Claire Alain, dad. La música puede ser también la amenaza para esa paz familiar pa
olvidar a las organistas,como Montse rrat
la añorada triarcal,tal y como sucede en las escenas de «lección de música>>,tan fre
flautistas como Marion Verbruggen, violonchelistas, como
cuentes en pinturas y grabados, o en el relato La Sonata Kreutzer, de
Jacqueline Du Pré, etc.
Tostoi. La identificación de la mujer con la música en la sociedad victo
riana fue tal que, según Leppert, la identidad masculina quedaba seria
mente cuestionada en el caso de una dedicación excesiva a la música.
La música doméstica
Matthew Head ha estudiado el repertorio alemán del siglo XVIII
para el «bello sexo»,formado por canciones y música para piano. Aun-
Hasta ahora hemos hablado de instrumentistas profesionales, de
mujeres que tocaban para un público. Pero las mujeres también han to
cado para ellas mismas o para sus familias, especialmente cuando las JI Austern (1994).
12 Leppert (1993: 153-187).
convenciones sociales de la época han considerado moralmente sospe-
'
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80 Pilar Ramos López
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82 83
Pilar Ramos López Género y escena
tanto que feminista y seducida por Rigoletto, por ejemplo. La situación objeciones de más peso: Clément no considera el triunfo operístico
en realidad no es nueva. Los estudios feministas muestran lecturas espe de las mujeres, ni siquiera en las propias óperas que estudia ( Traviata,
luznantes de obras maestras plásticas, literarias o cinematográficas.Y la Carmen, Lucia de Lammermoor, Madame Butteifly, Tosca, etc.).Al margen
cuestión tampoco se limita al feminismo. Así, es dificil negar la miseria del argumento y del libretto, la mujer existe como sonor idad5. En
racista de películas de David W Griffiths cuya calidad artística pocos otras palabras, al acabar Traviata, más que su muerte, recordam os la
cuestionan. Nos queda también otra posibilidad, la que personalmente fuerza de su voz. Eso es lo permanente. Puestos a hablar de derrotas,
considero más interesante. Como historiadores podemos estudiar los la voz de V ioleta vence a Alfredo, a su padre y a toda la hipocresía pa-
significados de una obra en épocas distintas y, por supuesto, los signifi r isina juntas.
cados distintos coexistentes en una misma época. Pero al mismo Una tesis radicalmente opuesta a la de Clément es la que sustenta
tiempo, podemos proponer nuevas lecturas, nuevos significados desde Carolyn Abbate6 para quien la ópera, lejos de ser la tragedia vengativa
nuestro contexto sociocultural actual. llamada por Catherine Clément «la derrota de las mujeres>>, es un gé
Esta es la vía escogida por varios directores de escena. Clément se nero que desplaza la voz musical del autor a los personajes femeninos y
queja del protagonismo adquirido por los directores de escena en las a las cantantes. Así, la ópera invierte en gran parte la convencional opo
últimas décadas. Ya no se va a una ópera de Verdi, sino a una de Patrice sición entre el sujeto masculino (que habla) y el objeto femenino (lo
Chéreau, de Peter Sellars, de Giorgio Strehler o de Herbert Wernicke observado). La ópera, según Abbate, es un género diferente al cine. La
(por desgracia, de los dos últimos ya no veremos nuevas realizaciones). teoría feminista clásica cinematográfica definía al espectador (activo)
Es cierto que, con demasiada frecuencia, los directores de escena han como lo masculino y al objeto observado (pasivo) como lo femenino.
buscado más la propaganda del escándalo que la honestidad de su tra Se trataba pues de una teoría convergente con la de Clément. Pero di
-�
bajo. Pero son precisamente los directores quienes con innovadoras cha teoría no nos sirve para analizar la ópera, pues en ella la parte activa
puestas de escena han contestado lecturas tradicionalmente misóginas pasa a la mujer7•
de obras como Don Giovanni o Cosí Jan tutte, en el caso de Peter Se La musicología feminista se ha ocupado no sólo de analizar los li-
llars3. En los últimos años algunas mujeres se han aventurado también bretti, vía escogida por Clément, sino también la propia música y las
en este campo, como Liliana Cavani, Pina Bausch,Anna Yepes o Nuria relaciones entre ambas. Wendy Heller estudÍó el repertorio operístico
Espert. veneciano del siglo XVII, analizando las convenciones dramáticas y
El libro de Clément atrajo a muchos lectores y también muchas musicales por las cuales compositores y libretistas transformaron a las
críticas. Se ha repetido que los hombres también mueren en la ópera, mujeres de las leyendas y de las historias en modelos más aceptables de
o que en las óperas cómicas no muere nadie. Pero, como ya advierte conducta femenina. Para Heller lo que solemos considerar como
la propia Clément en su «Prélude», cuando los hombres mueren o construcciones convencionales de la feminidad en la ópera son el re
son derrotados lo son por algún rasgo femenino: son los hijos débi sultado de un conflicto entre los modelos contemporáneos de v irtud
les, los jorobados, los cojos, los negros, los extranjeros, y los viejos4• femenina y la habilidad retórica de las heroínas operísticas8. Otros tra
En palabras de Paul Robinson, lo importante para Clément no es bajos de esta musicóloga han estudiado cómo el pensamiento sobre el
que las mujeres mueran sino cómo suceden estas muertes en la
ópera. En definitiva, «esto no acaba hasta que muere la soprano»,
5 Robinson (1989).
como reza el título de la reseña de Robinson. Dicha reseña contiene
6 Abbate, C. (1993).
7 Véase Laura Mulvey •Visual Pleasure and Narrative Cinema• reimpresa
en Philip
de sus
Rosen (ed.) (1986) Narrative, Apparatus, ldeology: A Film Theory Reader. Una discusión
3 Citron,Marcia (1993: 73-75).
tesis puede verse enAbbate (1993: 229,253 y 254).
• Clément (1989: 8).
8 Heller, Wendy (1999).
::.110.::
85
84 Pilar Ramos López Género y escena
14 Abbate (1989).
15 Kramer (1990).
9 Heller (1998).
10 McClary (1991) y Cusick (1994). 16Sancho Velázquez (1998).
Snsan
(1993);Thomas, Helen (1995); Foster,
11 Harness (1998). 17Adair, Christy (1992); Franko, Mark
(2001).
12
Banes, Sally (1998) y Martín cz del Fresno
Rosen (1994: 58). (1995 y 1996); Desmond,Jane (1997);
13 18 Washabaugh (1998), Saviglian
o, M. (1995 y 1998),Tobin,J. (1998).
Nattiez,J.J. (1990).
teatros del mundo y les lleva a sucumbir en las representaciones. Poizat sus libretos, como Louise Angélique Bertin (1805-1877) o M a r ia
abre también vías psicoanalíticas importantes para el feminismo al afir Antonia Walpurgis, quien en su Talestri, Regina delle Amazone (1760)
mar la posibilidad de que el ritual operístico de la muerte de la mujer
parte de
sea «la destrucción sacrificial de aquello que atestigua un gozo (jouis 21
La crítica atribuye a Elisab eth Haupt
mann ambos libretos, así como gran
sance) imposible con el cual el hombre mantiene unas relaciones tan Mahagonny (Linde rberge r 1998: 199).
que aparece como libre-
22 Martinez Sierra, María
[María Lejárraga] (2000 [1953]). Sí
ella véase tambié n Montero (1995: 115-
tista en la ópera cómica Fuego fatuo,
de Falla. Sobre
s en músic a por María Rodrigo (1888-
igualmente puesto
'" Poizat (1992: ix). 127).Textos de Lejárraga han sido
211 1967) y por el mism o Falla.
Poizat (1992: 145 y sig.).
1
© narcea, s. a. de ediciones
© narcea, s. a. de ediciones
1
1
1
.L
Género y escena 89
88 Pilar Ramos Upez
La cuestión de la recepción es más complicada. La teoría de Poizat mente masculino en el caso de Poizat, y al público norteamer icano,
sobre la unión mujer-voz como fantasía pr incipalmente masculina no preferentemente gay según Morris. Pero, dado que ninguno de los dos
recurre a la estadística ni a la sociología, es lógico deducir que se t rata
explica por qué la ópera también cautiva a las mujeres, a no ser que re
de distintas percepciones y no de distintos públicos. Herbert Linden
curramos a la vieja estratagema de considerar «viragos» a las mujeres
berger aclara bastante la cuestión en su lúcida e hilarante clasificación
amantes de la ópera.Y éstas han sido muchísimas, desde el mismo naci
de los espectadores de ópera, hombres y mujeres indistintamente, en
miento de la ópera hasta nuestros días ... Para Poizat el equilibrio esta
ávidos, pasivos, encuentrafaltas, concienzudos y sin compromiso. Los
dístico entre el público femenino y masculino es sólo «aparente». Un
gays locos por la ópera de Koestenbaum y Morris, así como los varones
historiador puede argumentar la falta de datos sobre ese predominio
amantes de la ópera de Poizat, se agrupan en la clase de los «ávidos»,
masculino en el siglo XVIII, XIX o XX. Pero eso cuenta poco para Poi
que no excluye, por cierto, a lesbianas, ni a mujeres heterosexuales. Se
zat. Le importan las experiencias, y por ello sí es pertinente mencionar
gún Lindenberger, los ávidos son el sector del público que más se hace
que, al margen del suyo, los ensayos más influyentes escritos última
ver, pero no el mayoritario26.
mente sobre ópera, fuera del ámbito académico, provienen de lesbia
Wayne Koestenbaum en The Queen 's Throat27 se centra en la fasci
nas, gays o mujeres (Terry Castle,Wayne Koestenbaum, Catherine Clé
nación de los homosexuales por la ópera, el mismo tema del citado «Re
ment) y es dificil argumentar que las fantasías de todos ellos/ ellas son
ading as an Opera Queen», de Mitchel Morris. Para Koestenbaum el ex
fantasías de varón. Por otra parte, y si se me permite dejar el feminismo
·4.. ceso formal de la ópera, la exageración circense de los agudos del be!
por un instante y bajar a la arena como amante de la ópera, fastidia el
canto, de los fabulosos decorados y atrezzi, de las pasiones extremas exhi
que Poizat se centre en Wagner y Berg pasando de puntillas sobre Verdi
bidas en escena, es lo que ha atraído desde finales del XIX al colectivo
o Puccini. La literatura gay tampoco cuenta con las óperas verdianas
gay. En los mismos términos se expresa Morris (1993: 192): los miem
entre sus favoritas, decantándose más bien por Norma, Lucia o Maria
bros de una minoría oprimida encuentran en eJ.escenario representacio
Stuarda24•
nes adecuadas y catárquicas de un estado emocional fundamental en sus
En efecto, Poizat no se detiene en la gran atracción ejercida por la
vidas afectivas en tanto que modeladas por un orden social represivo.Vi
ópera sobre el colectivo gay. Las opera queens25 o «locas de la ópera»
cente Molina Foix, en una breve columna en el diario El País asumió la
constituyen para Mitchell Morris la parte mayor del público de ópera,
validez de las tesis de Koestenbaum para el público madrileño28•
Mucho se ha escrito pues sobre la seducción ejercida por las divas
23 Así, en lugar de los gobernantes masculinos de la ópera seria, tanto la Reina (Talestri) sobre los homosexuales. Recordemos que ya en sus ensayos de 1964,
como su única antagonista (Tomiri) y su confidente (Antiope) son mujeres. El galán mascu
Susan Sontag consideraba la ópera como un género «camp», al tiempo
lino (Oronte) había tenido que disfrazarse de mujer guerrera (Orizia) para ganarse (como
mujer) el amor de Talestri, invirtiendo así el papel que desde la Jerllsalen Libertada, de Tor que consideraba la sensibilidad «camp» como propia,aunque no exclu
cuato Tasso, venían representando las mujeres guerreras en el teatro italiano. Ese travestismo siva, de los homosexuales29• La fascinación dirigida de los tenores a las
no se ve, sin embargo, en escena, (en aquellos años se consideraba de mal gusto) pues la ópera
mujeres ha sido mucho menos estudiada. Un ensayo interesante en este
se desarrolla cuando ya Oronte vuelve como hombre a implorar el amor de Talestri, llegán
dole a suplicar el típico lasciami morire, normalmente asignado a las mujeres para casos deses
perados del corazón (Ramos López 2000 a y b).
24 Mitchell (1993: 192). 2• Linderberger (1998: 273).
25 En inglés, y de manera creciente en otras lenguas, entre ellas el español, q11een es un 27 Koestenbaum, W. (1993).
2" Molina Foix,V. (2001).
término despectivo para denominar a un gay. Así, Drag q11een seda un travestido ostentoso y
Opera queen una loca de la ópera. Morris (1993: 184, nota 1). 2'> Sontag, S. (1996: 368, 373-374).
antes del estreno, costó mucho encontrar una sustituta adecuada. El éxito
sentido es el de Karen Henson sobre el tenorVictor Capoul y en con
creto sobre su papel protagonista en la ópera Le Sais (1881), cuyo li legendario de la ópera se debió en parte a la interpretación deVirginia
Ramponi, alabadísima en todas las fuentes (Fabbri, 1989: 182 y ss).
breto y partitura escribió la parisina Marguerite Olagnier (1844-1906).
Varios estudios han venido demostrando cómo las diferentes ideas
Henson compara esta ópera con otras de tono oriental, destacando
como en Le Sai"s, el papel de Capoul es el más exótico. Capoul tenía sobre los sexos han sido determinantes respecto a quién interpretaba
en el teatro del siglo XVII los papeles musicales femeninos (mujeres en
un gran éxito entre las mujeres, fácil de entender si a las fotografías
Francia y en España; mujeres o castrati en Italia; muchachos en Inglate
conservadas unimos los testimonios sobre sus habilidades vocales. Las
rra), y los masculinos (hombres en Francia; mujeres en España; mujeres
mujeres podían así encontrar en el espectáculo lírico placeres parecidos
o castrati en Italia; muchachos en Inglaterra). Siguiendo los estudios de
a los experimentados por los varones frente a las heroínas exóticas, tipo
Linda Austern sobre la Inglaterra del Renacimiento, puede afirmarse
Carmen,Aida, Dalila o Djamileh30.
que la teoría del género equiparaba a los muchachos y a las mujeres a
varios niveles, incluyendo las características fisicas externas y una voz
estridente, permitiendo a los primeros imitar a las segundas de manera
Divas, cantantes, tonadilleras, castrati y bailarinas
harto convincente. Además, muchachos y mujeres eran considerados
como inmaduros moral y espiritualmente, de modo que requerían el
Los cantantes son un tipo muy peculiar de intérpretes, puesto que
su instrumento es su propio cuerpo. En Occidente el canto de las mu control y la guía del varón adulto hacia una conducta decorosa y res
jeres quedó marcado durante siglos por la frase de San Pablo en su pri tringida. El tema del control sexual se reflejaba en las actitudes hacia la
gió a los conventos de monjas. Por supuesto las mujeres cantaban tam como una fuerza femenina irresistible a menos que se la regulase en
bién fuera de las iglesias, como juglaresas, trovadoras o danzarinas, en tiempo, lugar, público, intérprete y finalidad32• Según Patricia Howard,
las plazas y en los castillos de la nobleza31• A partir del siglo XVI las mu en la Francia de Luis XIV los libretos de Quinault se centraban en per
jeres comenzaron a participar en las actividades musicales de las capillas sonajes femeninos, constituyendo nada menos que una escuela para las
profanas italianas. Cuando en la década de 1580 la moda del Concerto de amantes del rey33•
donne se extendió por el norte de Italia, algunas mujeres se formaban ya A diferencia del teatro inglés, italiano o francés, el teatro hispánico
desde muy jóvenes como cantantes o instrumentistas. Estas damas tam se caracterizaba por el protagonismo de la mujer, quien realizaba casi
bién participaban en los intermezzi, masques, máscaras, fabulas, ballets de todos los papeles cantados ya fueran femeninos o masculinos, en cuyo
cour o en las distintas representaciones teatrales tan frecuentes en las fiestas caso se vestía de hombre. Este protagonismo femenino marcó toda la
cortesanas de toda Europa. El nacimiento de la ópera y el desar rollo de legislación y la controversia sobre el teatro en España, pues estaba deter
géneros afines, como la cantata o los ballets, supondría un medio donde minado por el concepto de la música como elemento feminizador, hu
las cantantes y danzantes serían muy apreciadas. Sólo hay que seguir las milde y propio de mujeres, y, a su vez, determinaba y fortalecía este con
tribulaciones de Claudia Monteverdi durante la preparación de su cepto. La decisiva mayoría femenina probablemente provocó también
Arianna (1608) para ver hasta qué punto era esencial la figura de las can varias características formales de la música teatral española, como el pre
tantes. Cuando su protagonista, Caterina Martinelli, murió poco tiempo dominio de aires de danza y de las voces agudas (Ramos López, 1998).
peles en las óperas italianas. Las tonadilleras y actrices, en tanto que in
Según Louise Stein3\ fue un factor causal en cuanto a la escasez de re
dependientes económicamente, podían permitirse el franquear las con
citativos. Mujeres, música y teatro estaban, pues, asociados en la mentali
venciones de los sexos y los estamentos sociales, libertades inalcanza
dad o imaginario colectivo del siglo XVII en la Península Ibérica. Así, la
bles para las mujeres de su época, atadas a sus padres, maridos o hijos.
paradoja de la coexistencia del canto de falsetistas y castrati en las iglesias
Quizás por ello, algunas tonadilleras, como María Antonia «La Ca
y la presencia de mujeres como personajes masculinos (o femeninos)
ramba)), han perdurado en la memoria popular, llegando hasta los libre
cantando en los escenarios respondía a las representaciones de género35•
tos de zarzuelas. La evolución de su «vida alegre)) a su «muerte ej em
Pero, significativamente, esta relación se ignora en la mayoría de los es
plan la convirtió incluso en modelo edificante en el franquismo38. Al
tudios musicológicos sobre el teatro musical del Siglo de Oro. El prota
mismo tiempo, en los dieciochescos villancicos de pastorela y de tonadi
gonismo de las mujeres era tan típico del teatro hispánico que, en 1678,
lla, los cantores de las iglesias (indefectiblemente varones) interpretaban
cuando el virrey aragonés de Nápoles organizó en aquella ciudad una
a pastoras que cantaban al Niño Dios (véase Ramos López, en prensa).
representación de una ópera «al estilo español», se ignoró a los castrati, y
Los castrati han ejercido siempre una gran atracción sobre el pú
la mayor parte de los cantantes fueron mujeres españolas36• Significativa
blico. La historiografia se ha detenido con demasiada frecuencia en las
mente, este hecho no ha merecido ningún comentario por parte del es
anécdotas morbosas sin explicar el fenómeno. Los pr imeros castrati se
tudioso y editor de esta ópera. Nápoles era entonces la cantera de can
utilizaron en las capillas religiosas españolas e italianas en la segunda
tantes que nutría a las compañías de ópera europeas, y por ello se ha
mitad del XVI. Por tanto, ni siquiera en Italia hay una relación causal
comparado con Hollywood. Supongamos que, para hacer un western en 1
sica era la «profesión ordinaria» de los capones, pese a escribir en una contemporánea de Farinelli, o Caterina Porri (Glixon, en prensa). La
fecha tan temprana como 157541• Por lo que se refiere a la Iglesia, la cantante Anne Giraud influyó en el préstamo de arias en las óperas de
presencia de los castrati facilitaba el despliegue virtuosístico de las me Vivaldi y en la transformación del papel de Griselda que hizo Goldoni.
lodías barrocas y un timbre codiciado, sin poner en peligro las restric Si en ellibretto de Zeno, Griselda era una mujer humilde y resignada,
ciones católicas al papel de las mujeres en la Iglesia ni arriesgarse a la en el de Goldoni se convertía en una mujer fiera44•
contaminación «lasciva» que el canto de la mujer hubiera supuesto42.
Pero esa fiereza de la Griselda de Goldoni no era muy habitual en
Para entender el fenómeno hay que partir de la situación socioeconó
escena. La diferencia entre los caracteres fuertes, independencia y v idas
mica de los cantores, y tener en cuenta las ideas sobre el género y la
no convencionales de las cantantes de ópera y los papeles femeninos ope
música en el siglo XVI. Cualquiera que haya leído actas capitulares de
rísticos, sumisos y pasivos, es motivo de diversión en Der Schauspieldirektor
nuestras colegiatas y catedrales sabe hasta qué punto era extrema la po
(El empresario), la comedia en un acto de Gottlieb Stephanie a la que
breza de los seises, cantorcicos, infantillos o escolanes. Ser un castrato era
Wolfgang Mozart puso música en 1786. Según Susan Leonardi y Re
una forma de mantener un empleo que de lo contrario se perdería al
becca Pope, dicha discrepancia es en realidad una constante entre la vida
mudar la voz. Se trataba, además, de un trabajo con las ventajas de los
de las divas y los papeles que representan. Sin embargo, señalan ambas es
actuales «funcionarios», es decir, una plaza para toda la vida y una mo
tudiosas, las divas tampoco son verdaderas, sino otro conjunto de tópicos,
derada pensión a la jubilación, algo, en definitiva, extraordinar io en la
siendo pues hermanas de esas otras prime donne representadas en la ópera:
época. Esta explicación socioeconómica ayuda a entender por qué los
Elina Makropoulos, de Janácek, o Tosca, de Puccini45•
muchachos y sus familias accedían a someterse a una operación tan pe
Durante el siglo XIX algunas cantantes componían, como Isabel
ligrosa como incierta, pero no justifica la fascinación que este tipo de .,
Colbrán, María Malibrán, Pauline Viardot o Eva dell'Aqua, tradición
voz ejercía en el público. Linda Austero ofrece una de las hipótesis más
continuada en el siglo XX por Lilian Evanti, María Barrientos y Cathy
interesantes para explicar dicha seducción tímbrica y lo hace desde la
Barberian, entre otras. Muchas llevaron el estigma de «mala reputación»
perspectiva feminista. Basándose en su estudio de tratados de historia
tan frecuente entre las mujeres músicas, Guiseppina Strepponi, por
natural y de filosofía de la época, concluye que el desarrollo de la mú
ejemplo. Pero el aprecio del público y de los músicos por ellas es im
sica instrumental en el Barroco se debe en parte a la consideración su
presionante. Pocas veces Chopin se muestra tan feliz en sus cartas como
perior de la música producida por artificios humanos sobre la vocal,
después de haber acompañado al piano a (Giuditta) La Pasta. Camille
producto de la naturaleza. La naturaleza era también identificable con
Saint-Saens valoraba mucho las composiciones de Pauline Viardot46, y
la mujer. Esta preferencia por lo artificial explicaría la fascinación por
Guiseppe Verdi era capaz incluso de pararle los pies a su antiguo suegro
los castrati, representantes de la técnica del hombre43.
si ponía algún reparo a la Strepponi, con la que se casó. !sabela Colbrán
El imperio dorado de los castrati no puede hacernos olvidar la cali
también encandiló durante algún tiempo al que fue su esposo, Rossini.
dad profesional y la pasión que levantaban muchas cantantes que com
La vida de algunas cantantes fue de novela. Ese fue el drama de Matilda
partían escena con ellos, como Mariana Bulgarelli «La Romanina»,
Sissiereta Jones, «la Platti Negra», (1868-1933), una de las mejores can
tantes norteamericanas en una época en que las heroínas de las novelas
41 Huarte de San Juan(1991: 308). no eran nunca negras47. María Callas, para muchos la cantante lírica
42 En palabras de Gino Stefani: «Strano e complesso, il fascino di questo "Apollo cristiano"!
Apollinea -appunto-- e ambivalente la vocalita degli eunuchi e scntita insieme come mu/iebre-sire
nica e angelica, simbo/o insieme del diletto e della virtu. {. .. ] L'ambiguita sembra sciogliersi, tuttavia, "Hill(1978).
quando ai significati del/a sua vocalitil si accoppia il pensiero della sua condizione.fisiologica, o piu pre 45 Leonardi y Pope(1996: 12).
cisamente il valore mora/e che vi si vede simboleggiato: la castila". (1975: 104). 46 Escal(1999: 21).
43 Austern(1998). '7 Sobre su vida véase Graziano(2000).
'1
escena lírica. Sin embargo, la ópera es mucho más compleja, y aún te tampoco si nadie la escucha.Y con frecuencia olvidamos esa obviedad.
niendo en cuenta libretto, cantantes, movimiento escénico, escenogra
fias, vestuario, y público, habríamos dejado olvidada la partitura, lo que
algunos llaman «la música». Y de ese tema trataremos en el penúltimo La teoría de la recepción
capítulo. Antes es necesario que tratemos de mujeres que no han sido
divas, ni tampoco compositoras, aunque quizás quisieron serlo. Pero sin
La teoría o estética de la recepción nació como una teoría de aná
ellas la vida de los hombres y de las mujeres dedicadas a la música hu
lisis literario en la llamada Escuela de Constanza. Sus principales re
biera sido mucho más dificil, y algunas obras nunca hubieran salido a la
presentantes son Wolfgang Iser y Hans Robert Jauss, cuyas principales
luz o hubieran sido muy distintas. Nos referimos a las mecenas y a la
obras se han traducido al castellano1• Alumnos ambos de Hans Georg
audiencia femenina, el tema del próximo capítulo.
Gadamer, recibieron también una fuerte influencia de la fenomenolo
gía de Roman Ingarden2. La cuestión fundamental en la teoría de la
1 Una buena introducción al tema son los artículos de Gadamer, lser y Jauss traducidos
en Warner (1989 (1979]), y los trabajos de Eagleton (1988: 73-113), y Rothe (1987). Hay
traducciones de las principales monografías de estos autores,Jauss (1976) y Gadamer (1977).
2 Según el filósofo y téorico polaco Roman Ingarden la obra literaria existe mera
mente como una serie de esquemas o instrucciones generales que el lector debe realizar o
actualizar (LA obra de arte literaria, 1931). Existe una tesis doctoral en castellano sobre la crítica
literaria de Ingarden (realizada por Isabel Español) pero LA obra de arte literaria no se ha publi
4" Koestenbaum (1993). cado en castellano. Hay ediciones en polaco, alemán, e inglés.
__L
99
98 Pilar Ramos López Mujeres y recepción musical
recepción es la creación de significados por parte del receptor. La teo una obra no es el principio ni el fin de la historia de una recepción,
ría de la recepción es por tanto una hermenéutica. Wolfgang Iser dis sino el punto culminante de su recorrido. En consecuencia: la identi
tingue entre texto (considerado como pura potencialidad) y obra dad de una obra no tiene que fundarse en una significación hipotética,
(conjunto de sentidos establecidos por el lector a lo largo de la lec dada y definitiva, sino que puede mostrarse en el desarrollo histórico y
tura). En algunos artículos recientes de musicólogos españoles em estético de su potencial significativo. A su vez, la obra, como estructura
pieza a estar de moda la palabra recepción, pero casi siempre para dar de forma, de significado, mantiene su función heurística de segunda
cuenta de la llegada de una pieza a algún lugar distinto de su origen, instancia para una interpretación adecuada o inadecuada.
sin preocuparse en absoluto por cómo ese hecho transformó la mú
sica o su lectura. Sería preferible referirse a ese tipo de recepción, to
talmente pasiva, como se ha hecho siempre, es decir, como concor Teoría de la recepción y género
dancia entre archivos diferentes. No es esa la «recepción» de la que
estamos hablando aquí. La atención dedicada al receptor por la teoría de la recepción abre
Según Hans R.Jauss, el primer musicólogo «receptan (productivo) nuevas vías de investigación para la Historia de la Música, y en con
de la teoría de la recepción ha sido Carl Dahlhaus. El último capítulo creto para el feminismo. No sólo el público, sino también los intérpre
de sus Fundamentos de la historia de la música3 está dedicado a este tema. tes, los historiadores y los críticos son receptores y por ende, creadores
En el Congreso de la Sociedad Internacional de Musicología, cele de significados.Y en todos estos ámbitos las mujeres han tenido una
brado en Bolonia en 1989,Jauss mantuvo una polémica con Dahlhaus presencia mayor que en el campo de la composición. En este sentido
cuyo origen estaba justamente en la crítica que el musicólogo había re podemos distinguir variás líneas de investigación feminista: recepción
·l
"'
alizado en sus Fundamentos. Para Dahlhaus la historia de la recepción es de las ideas de género percibidas en una obra, el público femenino, las
consecuencia de la crisis del concepto de obra autónoma4• Su principal mecenas, la crítica y la feminización de ciertos géneros.
objeción a la teoría de la recepción es que la identidad de la obra se El «caso» T chaikovsky constituye una de las más impresionantes
perdería al convertir el propio evento musical, es decir, la relación fun aportaciones de la histor iografia de la recepción, relacionado con la
cional entre partitura, interpretación y recepción, en el hecho funda primera de las líneas de investigación señaladas. T chaikovsky es uno de
mental de la historia musical, y, con la identidad de la obra, se perdería los pocos compositores a los que la musicología tradicional ha recono
también la instancia para determinar una interpretación adecuada o cido abiertamente como homosexual.Y ello no es casual. Las polémi
inadecuada. Tendríamos así un relativismo extremo, pues habría tantas cas de esta última década han demostrado que una cosa es reconocer la
Sinfonías Heroicas como oyentes. En el mencionado Congreso,Jauss res «anormalidad» de un compositor ruso y otra muy distinta es plantear
pondió que la teoría de la recepción no reduce el carácter de una obra siquiera la «desviación» de algún compositor del canon germano Bach
a su pr imera recepción por sus contemporáneos, ni afirma que haya Brahms5.Todas las angustias, ansiedades y desesperanzas que la sociedad
tantas «obras» como número de oyentes, y mantuvo que, si bien no hay biempensante considera inevitables en la vida de un compositor «in
un solo criterio para juzgar una interpretación adecuada, sí hay discre vertido» se han proyectado sobre su última sinfonía, al considerarla au
ciones para juzgar una interpretación inadecuada. tobiográfica6.Así, nuestra recepción, marcada por un concepto esencia
La teoría de la recepción seguiría hoy el camino medio sugerido lizante y pecaminoso del homosexual, y por lo que parece ser la
por Dahlhaus: la norma histórica para una pleni:túd de significación de leyenda de su suicidio, es radicalmente distinta a la impresión produ-
1
1
3 Dahlhaus, C. (1996[1977]). 5 Brett (1994: 15).
• Dahlhaus (1983: 150y 151).
\ 6 Taruskin (1995: 40).
1
t© narcea, s. a. de ediciones () narcea, s. a. de ediciones
1
1
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Mujeres y recepción musical 101
100 Pilar Ramos López
cica
l por la Sinfonía Patética en el momento de su estreno, y de la dicha El mecenazgo
que el propio compositor confesó sentir al escribirla. Por otra parte sa
bemos hoy que los últimos años de Tchaikovsky fueron razonable Un tipo particular de receptor es la persona que ejerce el mece
mente felices7. nazgo. Desde el momento en que no consideramos la obra como un
Otro caso muy llamativo de diferentes recepciones según la ideolo hecho aislado de su contexto, crece la figura del mecenas. En algu
nos casos el mecenas no es sólo quien encarga la obra sino, también,
gía de género es el conocido fracaso del estreno de Carmen, de Bizet,
su destinatario único. Los gustos y las exigencias personales de los
en París y su casi simultáneo éxito arrollador en Viena (1875), tema
patronos no han sido estudiados por los musicólogos al mismo nivel
que ha sido estudiado por la musicóloga feminista Susan McClary8. Es
que lo han hecho los historiadores del arte. Y de nuevo, aquí las mu
un ejemplo precioso para la teoría de la recepción dado que sólo un
jeres tienen su peso. Desde Leonor de Aquitania, donna, patrona,
estudio del público puede justificar el abismo entre el éxito y el fracaso
nieta y madre de trovadores y troveros, a sus hijas, también donne, a
de una misma obra.
Juana «La Loca», a Margarita de Austria, o a Lucrezia Borgia, patro
La evolución del público según las distintas representaciones de gé nas de músicos, a María Bárbara de Braganza, alumna y patro na de
nero asumidas por la música heavy metal es uno de los temas estudiados Domenico Scarlatti y principal destinataria de sus Essercici para tecla,
por Robert Walser9 en su monografía sobre heavy metal. a las dueñas de los salones parisinos donde se prodigaban Chopin y
Otra área de investigación es la emprendida por Suzanne Cusick tantas pianistas, a Nadezhda von Meck, protectora de Debussy y de
sobre cómo escucha en tanto que mujer lesbiana10• En esta misma lí Tchaikovsky, a W innaretta Eugénie Singer, princesa de Polignac, de
nea, aunque centrándose en la recepción y fascinación de las prime fensora de Debussy (quien la bautizó como Madame Machine a cou
·<.
donne, están la aportación de Terry Castle y Wayne Koestenbaum11, dre) y mecenas de Stravinsky y Falla, a Blanche Walton, mecenas de
ensayos ambos muy difundidos. Ni Castle ni Koestenbaum son mu Henry Cowell, Caries Ruggles y Ruth Crawford Seeger, a Elizabeth
sicólogos, ambos escriben como adoradores empedernidos de las Sprague Coolidge, creadora de la fundación subvencionadora de la
prime donne, la primera desde su perspectiva lesbiana y el segundo dotación musical de la Biblioteca del Congreso de los Estados Uni
como homosexual. Hablan en términos muy diferentes a los musico dos, además de fundadora de la medalla que lleva su nombre, a Pa
lógicos: no se detienen en cuestiones de afinación, de fraseo, de pre loma O'Shea, mecenas hoy de pianistas en España, y a todas las pro
motoras de orquestas, sociedades filarmónicas y concursos de
cisión rítmica, de escuela de canto, sino de gestos, actitudes, miradas,
composición o de jóvenes intérpretes. Otras fueron no sólo mecenas
desgarro, fragilidad, e incluso fallos. Si queremos explicarnos el éxito
sino también fundadoras de instituciones para artistas escénicos
de María Callas o de Brigitte Fasbbaender hemos de tener en cuenta
ancianos. Es el caso de Regina Pacini (t1960) quien abandonó su
esas aproximaciones. Si bien actualmente el análisis musical está de
carrera de cantante de ópera al casarse con Marcelo T. de Alvear, pre
sarrollando métodos muy sofisticados, no creo que un análisis formal
sidente de Argentina entre 1922 y 192812. Por no hablar de otras me
de las grabaciones de ambas cantantes pueda justificar la locura que
cenas más locales, como María Josefa Armendáriz, en la Pamplona
despertaron.
del siglo XVIII13.
Recientemente, W illiam P r izer y Robin Armstron han suger ido
7 Poznansky (1988 y 1994). que el patronazgo podría haber sido un medio de compensación para
" McClary, S. (1992).
" Walser, R. (1993).
10 Cusick, S. (1994). '2 Frega (1994: 115-116).
11
Castle, T. (1993) y Koestenbaum, W (1993). " Gembero (1999: 413).
__L
103
102 Pilar Ramos Upez Mujeres y recepción musical
mujeres a quienes generalmente se les negaba el reconocimiento musi la década de 1840 llevó a los críticos a desarrollar una nueva retórica y
cal de compositoras14. De hecho, con cierta frecuencia las mecenas han a preocuparse por cuestiones de género18.
frottola y de Mantua como centro musical fue decisivo. Isabella siem neros femeninos, es decir, aquellos dirigidos pr incipalmente a las
pre promocionó la música que ella misma podía interpretar, lo cual mujeres, suelen estar fuera del canon y ser considerados como secun
descartaba la música religiosa. Consciente del tono repetidamente li darios o ligeros, como repertorios más ligados al entretenimiento que
viano de las frottole, hizo seleccionar canzone de Petrarca para que sus al arte. La música de salón es un caso claro. Los valses de Chopin están
compositores les pusieran música. Así nació Si e debíle ilfilo, de Bartola dedicados, por ejemplo, a mujeres. Así, un grupo de airs de cour france
meo Tromboncino16. Últimamente también se han realizado investiga ses de finales del XVI, o los inevitables lamentos de las óperas barro
la princesa Elizabeth Stuart y la colección Parthenia, (Pollack, en nino concreto, iluminando así aspectos nuevos en estas obras. Por
prensa) y sobre Margarita de Austria y Catalina de Aragón con cancio ejemplo, Arianna suele ser considerada como un personaje mitológico
neros, (T homas, en prensa) . perteneciente a ese mundo dorado y artificial en el que se recreaba la
Como mecenas o gestoras de mecenazgo podríamos considerar refinada aristocracia italiana en torno a 1600. Según Suzanne Cusick, la
también hoy día a personas empeñadas en la difusión de la música his literatura dirigida entonces a las mujeres en Italia repetía los tópicos de
tórica o contemporánea, no ya sin ánimo de lucro, sino invirtiendo la mujer como caos, irracional y material, cuya contención dentro de
gran parte de su tiempo y sus energías. Algunas de estas asociaciones se un matrimonio era necesaria para el orden social. Estos tres tropos re
tenido un papel. Y sin tenerlas en cuenta, ignoraremos parte de los sig y genero
nificados y de los condicionantes de obras generalmente consideradas
como «masculinas».
Pero abandonaremos ahora las cortes del Renacimiento y los salo
nes de las mecenas para ir a escenarios más cotidianos. Como espacio
de la música popular, el tema del próximo capítulo, nos sirve nuestra
propia casa, el bar de enfrente o el autobús.
© narcea, s. a. de ediciones
© narcea, s. a. de ediciones
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106 Pilar Ramos Upez Música popular y género 107
nueva perspectiva. Cada vez con más frecuencia los musicólogos escri embargo, de que con frecuencia, se trate de flamenco, heavy metal o
ben sobre músicas populares, y los compositores de vanguardia, como tango, los adjetivos «afeminado», «blando» o «impuro» funcionen casi
Luciano Berio, las citan o reflexionan sobre ellas. Son varios los espe como sinónimos. La música no nace en una torre de marfil sino que
cialistas que han abogado por la cooperación entre musicología y etno produce, reproduce y contesta al mundo. Y el mundo es sexista. Como
musicología para el estudio de la música popular2 lo cual no deja de dice Robert Walser, el rock nunca puede ser neutro respecto al género,
plantear problemas y críticas3. En cualquier caso, como señala John porque la música rock sólo es inteligible en su contexto histórico. Lo
Shepherd, compartir la idea de que que sí puede ser, y a veces es, es antisexista7.
En la música popular volvemos a encontrarnos con menos com
«Es cuestionable [... ) que haya músicas "clásicas", "populares", "folclóri positoras que intérpretes, y entre estas últimas la gran mayoría son
cas" y "tradicionales". Parece más probable que haya discursos construi cantantes. Por supuesto, hay compositoras y arreglistas: Carole King,
dos alrededor de prácticas musicales concretas, y que esos discursos Enya, Cassandra Wilson, Lorena McKennit, Laurie Anderson, etc. En
agrupen tales prácticas en categorías que hagan a la música sumisa con algún género, incluso, como en el bolero, la mujer ha ocupado un pa
respecto a varias formas de control social, político y económico»4 pel relevante en la composición: Marta Valdés, Tania Castellanos, María
Greever. En la canción política, basada a menudo en temas folclóricos,
no implica que estemos autorizados a hablar de cualquier tema musical las autoras han tenido también relevancia: Violeta Parra, Nina Simone,
por gracia de nuestra conversión al posmodernismo. Maria Bethania, Mercedes Sosa, Marie Daulne (Zap Mama), etc. En
Los historiadores interesados en el feminismo han demostrado España las compositoras han sido pocas: Cecilia, María del Mar Bonet,
cómo también se ha silenciado a las mujeres a la hora de escribir sobre J María Ostiz, Roxanna. Por supuesto, también hay cantantes instru
géneros musicales populares, como el jazz, o el rap5• Incluso la tradicio
nal división entre rock y pop, entendida por muchos críticos de ma ¡·· mentistas, como Bjork, Nina Simone, Diana Krall, Lorena Mackennitt,
Carole King, pero entre las estrellas han predominado las cantantes:
nera jerárquica, donde el rock ocuparía el escalafón más alto como mú Amalia Rodrigues, T ina Turner, Ellis Regina, Janis Joplin, Billie H oli
sica «auténtica>>, es de nuevo una clasificación que relega a un nivel day, Edith Piaff, Ella Fitzgerald, Celia Cruz, los grupos Zouk Machine
inferior a la música en la cual las mujeres han brillado más, el pop. Se y Zap Mama, etc. Muchas de las estrellas norteamericanas se formaron
gún Nicholas Cook se supone que los artistas de rock interpretan en en los coros de las iglesias protestantes:Aretha Franklin, Sarah Vaughan,
directo, crean su propia música y forjan sus propias identidades. Por el Donna Summer, Whitney Houston, etc. Algunas han tenido gran pro
contrario, los músicos pop serían títeres de la industr ia musical, incli tagonismo político, como Joan Baez en el movimiento pacifista contra
nándose cínica o ingenuamente hacia los gustos populares e interpre la Guerra del Vietnam, Nina Simone en el movimiento de los dere
tando música compuesta y ar reglada por otros. Esta jerarquización, chos civiles, Violeta Parra y Mercedes Sosa en Latinoamérica, María
como tantas otras, es aún más difícil de mantener desde los años del Mar Bonet dentro de la nova canró y, más recientemente, k.d. lang
ochenta6• en su defensa de los derechos de los animales (lo que durante algunos
Por supuesto cada género musical suele tener sus pur istas y hasta años le supuso la prohibición de cantar en varios estados). Las raperas,
sus fundamentalistas. Nada que objetar. No podemos extrañarnos, sin dentro de un género caracterizado por la crítica social, suelen denun
ciar los abusos y la explotación de las mujeres: Queen Latifah, Salt «N»
2 McC!ary y Walser (1990); Middleton (1990); Shepherd (1991). Pepa's, etc.8
3 Covach (2000).
4 Shepherd (1993: 49).
7 Walser (1993: 135).
5 Tucker (2000) y Rose (1994).
6 Cook (1998: 11-12). " Rose (1994: 175 y ss.).
1
_.....,¡�¡,;,;
1
108 Pilar Ramos López Música popular y género 109
Muchas de las cuestiones comentadas en los capítulos dedicados a Según el estudio clásico sobre el tema, «Rock and Sexuality»1\ de
la música llamada <<culta» vuelven a repetirse en las músicas populares. Simon Frith y Angela McRobbie, el rock es el medio de comunica
Hubo bandas u orquestas femeninas de jazz, especialmente influyentes ción de masas más explícitamente relacionado con la expresión sexual,
en el estilo swing. En estas bandas pesaron las ideas que asociaban gé de modo que hablar de la relación entre rock y sexualidad no es un
nero e instrumentos, por ejemplo, el saxo o el trombón no se conside ejercicio académico, sino parte de nuestra comprensión de có mo se
raban instrumentos apropiados para las mujeres9. Hoy muchos de estos aprenden los sentimientos y actitudes sexuales. El propio término Rock
estereotipos se mantienen. Así, en el heavy metal, un protagonismo de «n» roll era en su origen sinónimo de sexo. La construcción de la se
los teclados puede interpretarse como «gay>>10. Las bandas de rockeras, xualidad es, pues, para Frith y McRobbie, la principal función ideoló
con independencia de su estilo, suelen manifestar su dificultad para en gica del rock, contestando así la noción del rock como contracultura,
contrar buenas bateristas o bajistas, instrumentos raramente interpreta es decir, como expresión de la sexualidad «natural», frente a la sexuali
dos por mujeres 11. Las bandas punk londinenses de mujeres se enfren dad reprimida del blues. Por una parte, Frith y McRobbie coincidían
tan a una hostil industria discográfica, con un doble estándar para las con los análisis realizados por feministas al afirmar que el rock era una
bandas masculinas y para las femeninas12• En los grupos mixtos de pop forma masculina en términos de control y de producción . Los estereo
o de rock, normalmente, son los varones los compositores y arreglistas, tipos masculinos propuestos por el rock según estos autores serían el
mientras que las mujeres se ocupan de la voz y el baile: sucedía en The cock rock y el teenybop. El primero, expresión explícita, cruda y a veces
mamas and the papas, en ABBA y en Mecano, y sigue sucediendo. agresiva de la sexualidad masculina, dirigida a un público mayoritaria
Como veremos, los estudiosos de la cultura han valorado especial mente varonil, es una música muy fuerte, rítmicamente insistente, con
mente las imágenes sexuales transmitidas por las figuras de la música ..
letras afirmativas y arrogantes. Aunque sus textos importan menos que
popular. Sin embargo, con frecuencia, las propias estrellas reivindican la
su estilo vocal, suelen comportar gritos, como por ejemplo Mick Jag
importancia de su música frente a otro tipo de consideraciones. Es una
ger o Jimi Hendrix. Por el contrario, el teenybop sería el tipo vul nera
situación parecida a la que sufren compositoras de música seria cuando
ble, doliente, necesitado, cuya música es una mezcla de balada pop y de
se resisten a ser encasilladas como mujeres compositoras. Un caso reve
rock suave y cuyo público es de chicas mayoritar iamente, como por
lador es el de la cantante canadiense k.d. lang. El country funciona con
ejemplo David Cassidy. Las canciones pop dirigidas a las chicas niegan
unos estereotipos masculinos y femeninos muy tradicionales. La ima
o reprimen la sexualidad, promueven lo doméstico. Naturalmente ellas
gen de k.d. lang con pelo muy corto, sin maquillaje, ni faldas, ni busto
pueden usar el pop como contestación contra sus padres, la escuela u
ajustado suponía una contestación a esos estereotipos. Su revelación
otras autoridades, pues la música también les da la oportunidad de ex
como lesbiana en 1992, cuando ya era una estrella del country, fue un
presar una identidad colectiva, de ir a conciertos, etc. El movimiento
acontecimiento en los Estados Unidos. Ella ha seguido insistiendo en
beat británico de mediados de los sesenta desdibujó las fronteras con
que lo que más le importa es su música:
vencionales entre las suaves baladas de las chicas y el rock duro de los
«Soy lesbiana, pero mi música no es una música lesbiana. Ellas [las fans les
chicos.
bianas] tienen que darse cuenta de que así es como lo siento, y respetarlo>>13. Pero Frith y McRobbie no se limitan a analizar los textos, re
calcando que, por ejemplo, los mensajes liberalizadores con respecto a
la sexualidad de Bob Dylan podían combinarse con una utilización
• Tucker (2000).
10 Walser (1993: 130). tradicional de los coros femeninos, sólo como «glamour». Por el con-
1
1 Bayton (1990: 238).
12
Bayton (1998).
13 Cit. en Martha Mockus (1993: 268). " Frith, S. y McRobbie,A. G1978).
........,
110 Pilar Ramos Upez Música popular y género 111
trario, Bob Marley, quien como rastafari creía en un modo de vida que de la distinción entre significado y signifiance realizada por Roland
subordinaba a la mujer, utilizaba las voces femeninas de manera más in Barthes en su famoso ensayo sobre el «graim de la voz. La signifiance
dependiente. Del mismo modo la música country y soul, sexista en sus surge cuando el texto se lee como un juego de significantes, sin re
textos, organización y presentación, permite a las cantantes un poder ferencias posibles a uno o a unos significados fijos. En la canción, la
autónomo musical alcanzado pocas veces por las rockeras15. signifiance concerniría al «graim o grano de la voz, a la voluptuosi
En una nota añadida a este ensayo Simon Frith mostraba cómo en dad de sus significantes. En cualquier canción ambos modos semió
la década de los ochenta había cambiado el panorama bajo la influencia ticos, significado y signifiance, interactúan, si bien hay cantantes que
de nuevos tipos de estrellas del pop masculinas y femeninas, como Boy llaman más la atención sobre el significado y otros sobre la s ígni
George, Madonna, Green y Annie Lennox, y con nuevos tipos de gu fiance. Ello permite que el público pueda disfrutar de actuaciones
rús éticos como Michel Foucault y Roland Barthes. La cuestión ya no por las que ideológicamente tenga poca simpatía. Por ejemplo las
era cómo el rock liberaba, repr imía o canalizaba la sexualidad, sino inter pretaciones de Mick Jagger suelen expresar misoginia, brutali
cómo la música contr ibuía a su construcción siempre fluida. (Frith, dad y narcisismo, mensajes despreciados por parte del público que,
1990: 369). En los noventa más mujeres serían protagonistas: Céline sin embargo, disfruta con sus actuaciones. Ello puede entend erse
Dion, Whitney Houston, Mariah Carey, Bjork, las Spice Girls, y, en un
ámbito más local, Roxanna.
11 como una divergencia entre la enunciación Oagger como héroe, ar
tista carismático y símbolo de rebelión) y el enunciado Oagger como
Dado el enraizamiento de los estereotipos sexuales del rock, ser fe 1 tema de la letra de la canción). Otra explicación posible sería identi
ficar dos placeres, uno en el «grain» de la voz de Jagger (y en su in
minista y confesarse fan de Elvis Presley puede resultar tan embarazoso
como ser feminista y adorar La donna é mobile. La imagen de las fans · • 11 ter pretación musical en general) y el otro en los distintos niveles del
1'
histéricas desmayándose o arrojándose sobre Elvis puede, sin embargo, mensaje (que para algunos puede ser desagradable, al menos en
tener otras lecturas, diferentes de la inter pretación clásica de Elvis parte). Del mismo modo, continúa Middleton, el significado reac
como mito erótico. Así, según la feminista Sue Wise, si El vis fascinó a cionario de muchas canciones country, normalmente asociado a las
tantas mujeres no era por su atractivo sexual, sino porque las chicas po letras, tipos melódicos y estilo de canto, se en.tendería como sólo una
dían utilizarlo para otros fines, como hacer amistades y formar su sub cara de su función semiótica. Este énfasis en la voz, que en definitiva
jetividad16. es el cuer po, no puede hacernos olvidar que los placeres del cuerpo
Richard Middleton 17 recoge las críticas que Laing y Taylor hacen musical son inseparables de su construcción histór ica.
al planteamiento de Frith y McRobbie, considerándolo demasiado Centrándose en otro tipo de música, siempre calificada como mas
centrado en un público adolescente, cuando la audiencia del rock es culina, el heavy metal, Robert Walser distingue cuatro representaciones
mucho más amplia; insiste en la representación en la música de este distintas de las relaciones de género:
reotipos sociales preexistentes, cuando las posiciones de género
construidas dentro del discurso musical son más variadas; y, por úl a) la exclusión de las mujeres, un mundo absolutamente masculino
timo, no tiene en cuenta qué códigos y convenciones de representa celebrado en ocasiones como homoerótico;
ción radicalmente diferentes están implicados en géneros musicales b) la misoginia y el hombre víctima, si bien la violencia o el abuso
distintos. Tanto Laing y Taylor como el propio Middleton se sirven hacia las mujeres es rara en el heavy metal;
e) el romance, especialmente tras el giro conferido al estilo heavy
por Bon Jovi, quien a partir de 1986 consiguió un público más
" Frith y McRobbie (1990: 384).
'" Wise (1990). equilibrado de chicas y chicos, frente al anterior público ma
17 Middleton (1990: 262 y 266). yoritariamente masculino;
l
112 Pilar Ramos López Música popular y género 113
d) la androginia, un heavy metal cuya imagen tiene «glamour>> y ma gen y su música. McClary analiza la narrativa de algunos de sus vídeos
quillaje, y cuyo sonido, en el contexto del heavy metal, puede so y canciones, y cómo utiliza el erotismo sin convertirse en su víctima22•
nar como menos masculino. Madonna ha dejado claro cómo la sexualidad se construye y recons
truye. No ha sido la única en hacerlo: por ejemplo David Bowie lleva
En definitiva el heavy metal es un tipo de música que incluye una dos décadas reinventando su imagen pública23•
gran variedad de construcciones de género, de negociaciones contra La complejidad de las significaciones de las estrellas puede llevar a am
dictorias con las ideologías dominantes de género que son invisibles si bivalencias y contradicciones. En la España del franquismo las tonadilleras
uno está persuadido por los críticos del heavy metal de que todo el cantaban letras que perpetuaban el papel subordinado de la mujer. Su ma
asunto es un síntoma monolítico de inadaptación adolescente18• nera de vestir, sus opiniones vertidas una y otra vez en las revistas, su com
John Shepherd traza un recorrido por la expresión de la sexualidad placencia con el poder político, su apego a la religiosidad más popular, su
en la música popular del siglo XX, resaltando cómo normalmente el rock estilo musical, supuestamente a salvo de contaminaciones extranjeras, t odo
y otros géneros de música popular de la segunda mitad del siglo repro ello las alejaba de cualquier reivindicación feminista. Pero la fuerte perso
ducen los papeles tradicionales de los géneros, reforzando la reificación nalidad de estas cantantes, su presencia en el escenario, la fuerza de su voz,
sexual de la mujer19. Según este estudioso, la dimensión sonora que pa el carácter de su música (afirmativas, poderosas, arrogantes, tan cercanas al
rece más relevante para la construcción y constitución de la identidad se pasodoble, la música de los toreros, y en el polo opuesto de una balada), el
xual y del género es el timbre, es decir, aquella cualidad del sonido que que mantuvieran a sus familias y estuvieran de gira por España y Amé
nos permite diferenciar una misma melodía tocada por una flauta, un rica, todo ello proponía al mismo tiempo un tipo de mujer y de relacio
violín, Rocío Jurado o Kiri Te Kanawa. Así un mismo texto puede tener nes de género que no eran precisamente las alentadas por el régimen.
distintas lecturas según qué voz lo interprete. Un texto que hable de su
misión de la mujer puede ser contestado por una voz insolente. ¡· .. Martirio canta hoy esas mismas coplas y su significado es muy dife
rente. Su maquillaje, su vestimenta, sus gestos, prestan la distancia de la
Al hablar de sexo y música popular, la referencia a Madonna es ironía. Sin embargo su voz se recrea en el canto, de modo que de las
obligada. Madonna ha sido en la última década una de las estrellas más letras ya sólo nos llegan hondas pasiones envueltas en melodías anti
rutilantes del pop y también una de las figuras más discutidas y analiza guas. Si la apariencia de Martirio subvierte cualquier peligrosa nostal
das por los estudiosos de la cultura popular. Además de cantante y ac gia, presente hoy en otras jóvenes cantantes de la copla, el acompaña
triz, Madonna es autora o coautora y coproductora, algo que muy po miento jazzista de Chano Donúnguez es una imaginativa y exquisita
cas estrellas, varones o mujeres, consiguen20• Sus escandalosos vídeos y exhibición de contaminación extranjera.
puestas en escena han provocado no sólo su censura en canales nortea En definitiva, la música popular transmite también otros modelos,
mer icanos de televisión21, sino también los reproches de «mujer ob aparte de los sexuales. En el caso concreto del jazz, las mujeres no sólo
jeto» por parte de críticos no especialmente conocidos por su femi han tenido un papel fundamental como intérpretes, sino también
nismo. Por el contrar io, las feministas, de Betty Friedan a Susan como referencias para el feminismo negro. Según la feminista nortea
McClary, han admirado en Madonna el control y poder sobre su ima- mericana Angela Davis, cantantes del blues como Ma Rainey y Bessie
Smith, entre otras, ayudaron a conformar y a articular una conciencia
18
Walser (1993: 134). de la clase trabajadora negra en las décadas de 1920 y 1930. Estas mu
19 Shepherd (2001: 754). jeres del blues hicieron posible un espacio cultural donde se construía
20 Mujeres productoras son también Carole King, Lorenna McKennit, Cassandra W il
son y a un nivel más local, Mónica Naranjo.
21 22
El vídeo ]ustify M y Lovc fu e rechazado por el canal estadounidense de vídeos musica McClary (1991).
les MTV a causa de su contenido erótico (Shepherd 2001 : 743). 2·1 Shcpherd (2001: 745).
_-L._
114 Pilar Ramos López
j
tos esenciales en la estética y en la musicología. Ambas ideas surgieron
en un momento histórico y en un ámbito determinados. Es más, la
mayoría de las culturas no occidentales no tienen nuestra idea de «obra
musicah> como referente a la música de su propia cultura, y aún en Oc
cidente las músicas tradicionales o folclóricas tampoco funcionan con
la categoría de «obra»1• Por otra parte, la consideración del arte como
un producto u objeto físico, tal y como hacemos normalmente cuando
hablamos de una «obra de arte» (cuadro, escultura) no es tan obvia
como pudiera parecer. En la Antigüedad, por ejemplo, el término <<arte»
designaba más bien una destreza o habilidad y no un objeto. En el len
guaje corriente hoy seguimos hablando de alguien que tiene «mucho
arte» haciendo tal o cual cosa. Sin embargo, asociamos con más fre
cuencia la idea de arte a los objetos.
En el siglo XX muchos artistas se han opuesto a la noción de la obra
de arte como objeto, defendiendo, en cambio, la creación, la produc
ción y la actividad artística. Por ello se ha dicho, incluso, que estamos
saturados de museos y «obras artísticas». Muchas <<obras» del siglo XX
24 Davis, A. (1998). El historiador del blues Francis Davis criticó algunas de las tesis de 1 En otro tiempo se creía que el concepto de «obra» se podía aplicar en otros ámbitos
Angela Davis en su reseña «Ladies Sing the Blues>> para el New York Times (8 de marzo de cronológicos y geográficos; así se buscaba la versión auténtica (es decir la «obra•) de una can
1998). ción trovadoresca medieval o de una canción o baile folclórico.
.......
116 Pilar Ramos López Críticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 117
tanto que producto acabado, realizado conscientemente por un autor e partitura. Recientemente otros autores han vuelto sobre el mismo pro
inserto en una tradición: el happening o la música aleatoria o indetermi blema5.
nada son buenas muestras de ello. Es lógico, por tanto, que la estética y Desde la Ilustración la idea de la autonomía del arte ha sido central
la teoría del arte hayan cuestionado la noción tradicional de «obra de en la Estética y en la Historia del Arte. Para Kant, el juicio estético de
arte». Ya lo hizo Umberto Eco al hablar de <<El problema de la obra bería ser <<desinteresado» o independiente de los deseos y necesidades
abierta» y concluir que la obra, aunque abierta o indeterminada, seguía de la vida ordinaria. Por tanto, la autonomía es una noción estrecha
existiendo2. Hoy algunos intelectuales niegan la posibilidad de mante mente ligada al propio concepto kantiano de arte propuesto en la Crí
ner el concepto de <<obra» y, especialmente, el de <<obra maestra». tica del juicio (1790). Etimológicamente, lo autónomo es aquello que se
En musicología nos encontramos, además, con un problema aña da a sí mismo sus propias leyes; su opuesto es lo heterónomo, lo que
dido: el considerar a la propia música como u.n objeto fisico no es tan está regulado o determinado por algo exterior. En términos generales,
evidente como en el caso de la pintura, o la escultura. En tanto que sin embargo, suele entenderse por autonomía la independencia de la
arte desarrollado en el tiempo, la contemplación de la música como obra de arte con respecto a su contexto social. Durante los últimos
1
objeto estético es más problemática que la de las artes plásticas. Así, la años este <<algo>> frente a lo cual la obra de arte se distancia ha recibido
cualidad efimera de lo musical fue considerada como un defecto por varios nombres. Si antes solía hablarse de <<contexto», en los años se
1
HegeP. Pero incluso dejando al margen la cuestión de la dimensión senta y en los setenta del siglo XX se hablaba de <<ideologías», y hoy la
temporal, la aplicación de la noción de <<obra» a la pieza musical im palabra más utilizada es, sin duda, <<discursos»6.
plica otros problemas, como el de la identidad. Podría pensarse, por Hemos heredado el concepto de autonomía asociado a la musico
ejemplo, que cada interpretación de la Tercera Sinfonía de Beethoven es .. logía positivista7.Al ser un método cuyo modelo era la ciencia natural
diferente. ¿Qué es entonces la «obra»? ¿La idea que tuvo Beethoven de empírica, el positivismo ha considerado la obra musical un objeto sus
ella? ¿La partitura? ¿Hay tantas Heroicas como interpretaciones? ¿Y si ceptible de ser estudiado en sus propios términos, es decir, en térmi
los asistentes a un mismo concierto no hubieran oído la misma sinfo nos musicales. Para preservar la objetividad (condición necesaria del
nía? ¿Habría tantas sinfonías como oyentes? El filósofo polaco Roman conocimiento desde la óptica positivista) el positivismo consideraba
lngarden4 respondió desde la fenomenología a estos interrogantes, ne la obra musical al margen de su contexto. Hay que aclarar, sin em
gando, dicho sea de paso, una noción asumida irreflexivamente con de bargo, que el positivismo no supone necesariamente una creencia en
masiada frecuencia por los musicólogos: la idea de que la obra sea la la autonomía artística. Hippolyte Taine, por ejemplo, era positivista al
tiempo que defendía un determinismo del medio sobre la actividad
artística.
2 «El hecho particular que ha sugerido esta ponencia consiste en la aparición en estos
últimos años, y en sectores diferentes, de obras cuya "indeterminación", cuya apertura puede Durante el siglo XX la idea de la autonomía del arte y también la
aprovechar el lector bajo un aspecto productivo. Se trata, en definitiva, de obras que se pre idea de la autonomía musical ha sido muy discutida. Por ello, las afir
sentan al lector o espectador no totalmente producidas ni concluidas, cuyo goce consiste en la
maciones de algunos estudiosos en el sentido de que la música ha es
conclusión productiva de las obras; conclusión productiva en la que se agota también el
mismo acto de la interpretación, porque la forma de la conclusión muestra la especial visión tado ausente en los debates sobre la autonomía del arte8 son falsas.
que el espectador tiene de la obra• (1958: 161). [Estas poéticas actuales) «nunca disuelven to
talmente la obra en la pluralidad de sus interpretaciones, porque el autor siempre establece
una orientación básica: la limitación de un "objeto" viene sustituida por la más amplia limi ' Goehr (1992) y Cook (2001).
tación de un "campo de posibilidades interpretativas"• (1958: 160). Eco desarrollaría después "Strohm (1998: 13).
Acller
este tema en su monografía La obra abierta. 7Textos teóricos representativos del positivismo en musicología son el de Guido
' Véase Dahlhaus (1996: 14). de 1885, traducido en Mugglestone (1981), y el de Mendel (1962).
' Ingarden (1986[1962)). • WolfT,J. (1987: l, 8 y 9).
1
�
--....
118 Pilar Ramos Upez Críticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 119
Theodor Ador no, Hanns Eisler, Arnold Hauser, Zofia Lissa, Günther obra «de arte» que presenta ideas en contra de las mujeres? Éste es el
Mayer, l. Silbermann, E. H. Meyer, Carl Dahlhaus, por no hablar de
1
tema de La opera o la derrota de las mujeres, de Catherine Clément10, una
Max Weber y de tantos otros musicólogos e historiadores, trabajaron cuestión presentada una y otra vez en muchos artículos ferninistas11.
sobre este tema hace ya varias décadas. Cualquier exposición del de Pero el feminismo actual difiere en muchos aspectos de las tesis
bate actual sobre el concepto de autonomía debe tener en cuenta las adornianas. En primer lugar, como marxista, Adorno veía la sociedad
principales posturas de estos autores. dividida en clases. Para la mayoría de las feministas, sin embargo, el sexo
Pese a la persistencia de los ataques a la idea de una autononúa ab o el género (el conjunto de creencias socialmente construidas sobre el
1
soluta de la obra musical a lo largo del siglo XX, el peso del positivismo sexo) son más determinantes como factores históricos que las clases12•
en la musicología ha supuesto la vigencia de un concepto idealista de Como veremos, este diferente concepto de la realidad social lleva a di
autonomía. De hecho, la crítica al positivismo y, en consecuencia, a la ferentes lecturas sociales de la música.
idea de una música autónoma, ha sido uno de los elementos esenciales En segundo lugar, como filósofo moderno, Adorno creía en la dis
de la historiografia musical en la década de los ochenta9• En este con tinción jerárquica entre música «artística» y música «popular» o de ma
1
texto, la crítica feminista ha supuesto una nueva aproximación al viejo sas, una diferenciación contestada por la mayoría de las feministas, así
debate sobre la autonomía del arte y de la música. como por los posmodernistas. El cuestionamiento feminista del canon
En realidad, en las últimas décadas pocos musicólogos están teóri es coherente con el rechazo de una idea autónoma de la obra de arte.
j
camente a favor de la autonomía de la obra musical, y menos aún la Según la óptica posmoderna, esta pérdida de delimitaciones se debe a
defienden de forma expresa. Sin embargo, el trabajo diario de muchos una liberación de las jerarquías y a la deconstrucción de conceptos
musicólogos y, especialmente, la actividad de la mayoría de los analistas como «arte» u «obra maestra». Es interesante mencionar a este respecto
musicales �e desarrolla como si la autononúa de la música se diera por que ya Adorno señaló la dificultad de establecer límites rígidos entre la
_l
Críticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 121
120 Pilar Ramos López
factoriamente al concepto de vanguardia14. gado al pietismo ger mano, a través de la generación siguiente que
Para terminar esta breve contraposición entre Adorno y el femi incorporó la idea de «objetividad>> hacia mediados de siglo (Edouard
© narcea, s. a. de ediciones
<9 narcea, s. a. de ediciones
122 Pilar Ramos López Criticas a la idea de autonomla musical y sus consecuencias 123
table. Al mismo tiempo, Dahlhaus expone que algunos compositores, esta audición estructural sería una elección que refleja nuestra propia
como Rossini y Paganini, no compartieron absolutamente la noción orientación estilística culturalmente condicionada.
clásico-romántica de «obra de arte�> musical. Recuérdense los famosos La segunda condición establecida por Dahlhaus para definir una
pasticci rossinianos. obra musical autónoma supone la interdependencia entre las nociones
Dahlhaus ha sido, pues, el principal investigador de la historicidad de autonomía artística y de obra de arte. Una obra para ser artística debe
de la autonomía musical. Pero debemos señalar un punto importante ser autónoma. De ello se deduce que cualquier música generalmente
que lo distancia de las aproximaciones actuales posmodernistas y femi considerada como «funcionah no es una obra de arte: por ejemplo, toda
nistas: él defendía la existencia real de dicha autonomía21• Así define la música popular, ·producida y difundida a través de los medios de co
Dahlhaus este concepto: municación de masas. La música de cine o las suites extraídas de ballets
también serían cuestionables como obras artísticas. Se trata de una idea
«Para nuestro propósito una creación musical es autónoma 1) si consi de larga tradición en la estética. Recuérdese por ejemplo la distinción
gue elevarse y exigir ser oída por sí misma, dando así precedencia a la entre arte y artesanía, o artes mayores y artes menores, bellas artes y artes me
forma sobre la función, y 2) si constituye una obra de arte en sentido cánicas o aplicadas. Estas jerarquías parten de considerar toda actividad
moderno, es decir, una obra libremente concebida y realizada sin in encaminada a cumplir una función subordinada o dependiente como
fluencias por parte de un patrón o comprador con respecto a su conte una actividad no propiamente artística (cerámica, vidrieras, artesonados,
nido o a su forma externa�>22• pavimentos, etc.). Esta segunda condición es, al mismo tiempo, una ne
gación de la concepción radical de la teoría de la recepción. Desde la
En este texto podríamos distinguir al menos tres implicaciones. La
pr imera condición expuesta por Dahlhaus puede identificarse con el
,¡ teoría de la recepción más extrema, la obra propiamente es creada por el
receptor (sea éste lector, espectador u oyente).
concepto de «audición estr ucturah, idea presente en Arnold Schon La mencionada cita de Dahlhaus concluye con una distinción entre
berg y en Theodor Adorno. La audición estructural es una manera de forma y contenido que ha sido duramente contestada en los últimos
escuchar que sigue las relaciones internas de una obra musical (primer años, particular mente por la nar ratividad o narratología. Desde una
tema, segundo tema, recapitulación, variación, modulación, etc.). Por perspectiva narrativista, «la forma es en realidad parte del contenido�>24.
ello es la escucha de un experto o de un oyente capaz de valorar la Pese a lo señalado anteriormente respecto a cómo rechazaba una
música por criterios puramente musicales. Naturalmente, como ma «obra de arte�> determinada por su receptor, Dahlhaus estaba muy inte
nera de oír música, puede aplicarse a obras no pensadas como «música resado por otras posibilidades abiertas por la «teoría de la recepción�>,
absoluta�>, es decir, podemos oír en tér minos musicales gregor iano, especialmente por lo que podríamos llamar la vida ulterior de la obra
himnos patrióticos o música disco. La idea de «audición estructurah de arte, es decir, las vicisitudes de la obra, posteriores al momento de su
ha sido recientemente cr iticada por Rose SubotniP3. Según esta mu creación. Así el modo de escucha autónomo de un receptor puede
sicóloga norteamer icana, más que un modo objetivo de percepción convertir en música absoluta una música funcionaJ25.
Dahlhaus suele hablar de «autonomía relativa�>, ter minología de
cuño marxista muy utilizada por la Escuela de Frankfurt, y expresión
21 •[.. ]la autonomía estética no es un mero principio metodológico que un historia
que, como él mismo señala, denota no sólo que la autonomía es limi
.
dor es libre de tomar o dejar, sino un hecho histórico que tiene que aceptar• (1983: 28).
Como señala Susan McClary, los análisis musicales de Dahlhaus son autónomos (1993: 328, tada e inexistente en el análisis final, sino también que, a pesar de su
nota 9).
22 Dahlhaus (1983: 109).
23 Subotnik, R. (1996): «Toward a deconstruction of Structural listening: a critique of 24 Stuart Hall, citado en McClary (1993: 329).
25 Dahlhaus (1983: 111).
Schonberg, Adorno and Stravinsky».
naturaleza dependiente, es posible hablar con sentido de la autononúa tante de la música por justificarse a sí misma puede deberse, al menos
estética26• en parte, a los estereotipos asociados con el género, según los cuales la
Resumiendo, la historicidad de la idea de la autonomía de la mú belleza, como las mujeres, es placentera y agradable, pero inferior y su
sica, estudiada por Dahlhaus, es una noción central para los musicólo bordinada a la racionalidad superior, identificada con el varón, es decir,
gos posmodernos y feministas. Sin embargo, las feministas se separan de subordinada a lo sublime28• La mencionada interpretación feminista
Dahlhaus en dos puntos: no creen en la idea de la autononúa e insisten de Kant se enmarca, a su vez, dentro de la crítica feminista que iden
en que la historia escrita por Dahlhaus (como la de la subjetividad bur tifica la razón con el varón. Esta identificación, especialmente agudi
guesa de Adorno) ignora la presencia de las cuestiones de género en tal zada en el feminismo francés, ha llevado incluso a un tipo de escri
concepto. tura muy lejana a los discursos lógicos o científicos, una escritura
donde los sueños, los deseos, la poesía, las críticas y las tesis o los con
ceptos se superponen, funden y confunden en un mismo texto. Es el
caso de Luce Irigaray o de Hélene Cisoux.
Crítica feminista a la idea de razón
Muchas feministas no comparten una identificación tan radical e n
y autonomía de la música
tre la razón y lo masculino, debido, entre otras razones, a las paralizan
tes e incluso nihilistas consecuencias políticas de la crítica posmoder na
El concepto radical de música autónoma está unido al de la idea de
l
a los conceptos de razón, sujeto y verdad. A su vez, la identificación en
razón. La siguiente cita de Marcia Citron resume la postura feminista
tre la razón y lo masculino puede criticarse como un nuevo dualisn10
ante la idea de la autononúa musical:
que, como tal, impone una jerarquía alto/bajo, uno/otro, etc. Ésta es la
tesis de Leo Treitler expuesta en su crítica a la musicología feminista 29.
«En su búsqueda de la trascendencia, la música absoluta confió al má
ximo en las más elevadas facultades de la mente. En este sentido, afirmó
Del mismo modo, desde un punto de vista marxista se argumenta que
la ideología del dualismo mente-cuerpo y la consiguiente devaluación el feminismo, y en concreto Susan McClary,
del cuerpo. Las connotaciones del cuerpo lo ligan con lo femenino y
con las asociaciones moralmente bajas de la sexualidad femenina. El <<parece mantener en su argumento el binomio pensamiento/experien
concepto de música absoluta ha funcionado, por tanto, como un medio cia, contribuyendo así a la idealización de la experiencia, en tanto que la
ingenioso de elevar la noción masculina de la mente y, al mismo tiempo, aparta de las contingencias de las circunstancias sociales materiales»30•
1
126 Pilar Ramos López Críticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 127
idea de la música como sonido estructurado o «música en sí», con la como inmanente35. En definitiva, estamos ante el dilema tradicional e
cual la experiencia corporal se relaciona en tanto que mera «respuesta insoluble de la historia de la música descrito por Dahlhaus: el problema
afectiva»32. de cómo escribir una historia del «arte» (es decir, de las propias obras, y
Veremos ahora cómo esta crítica feminista al concepto de autono no meramente de su material y de sus formas) que sea una «historia>>
mía implica también un replanteamiento de algunas de las principales del arte (y no un catálogo de museo)>>36.
categorías de la historiografia musical.
Periodización
Autonomía de la historia de la música
La periodización es un problema ineludible a la hora de escribir
El cuestionamiento de la idea de autonomía de la música está li historia. Necesitamos organizar el tiempo histórico, señalar con un ad
gado al cuestionamiento de la idea de una historia de la música autó jetivo común (medieval, romántico, barroco...) personas, hechos, obras,
noma. El negar la autonomía de la música parece implicar necesaria ideas, o circunstancias que parecen compartir rasgos comunes y que
mente la imposibilidad de una historia autónoma de la música. Sin suponemos relacionados. El problema de la periodización de la historia
embargo, la posición dialéctica de Adorno, y de otros autores influidos de la música es quizás especialmente complejo. Basta recorrer los prin
por él, como Peter Burger, abren otras posibilidades. Así: cipales manuales y enciclopedias de historia de la música para compro
bar que Renacimiento, Barroco, Romanticismo o Vanguardia son tér
«Autonomía, categoría cuya característica es que describe algo real (el ., minos que a veces designan una época, (cuyos límites cronológicos y/o
distanciamiento del arte como una esfera especial de la actividad hu geográficos pueden variar enormemente según los distintos historia
mana con respecto al nexo de la práctica de la vida) pero simultánea
dores), otras , un estilo y aún otras , una estética. Como ha señalado re
mente expresa este fenómeno real en conceptos que imp�den el reco
cientemente Reinhardt Strohm:
nocimiento de la determinación social del proceso>>33•
general empeoró durante los siglos XV y XVI. A su vez ha sido contes que no suelen basarse en criterios estilísticos como «barroco» o « clá
tada por David Herlihy quien afirma que sí hubo Renacimiento por sico», por razones diversas. Las periodizaciones estilísticas tienen un
que, aunque no hubo mejoras en la condición social de las mujeres, sí importante peso a la hora de canonizar una obra. Como señala Citron,
hubo un cambio en la idea que ellas tenían de sí mismas39• las piezas que no casan bien con esas etiquetas son excluidas del canon,
En el caso de España la problemática existencia de un Renaci del mismo modo que se pasan por alto las obras que no se ajustan a
miento es un tema ya tradicional en las polémicas historiográficas40. ningún género musical. Por tanto es lógico que una historiografia cuyo
Los musicólogos, sin embargo, han construido el mito del Siglo de Oro punto de partida es una puesta en cuestión del canon busque otras cla
de la música española, vinculando la calidad de las obras de Antonio de sificaciones. Por otra parte, ello está en consonancia con el desprestigio
Cabezón, Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero, Tomás Luis de Vic que tienen los estudios estilísticos para la historiografia posmoderna, la
toria y los vihuelistas, a una supuesta alta consideración de la música y nueva musicología o la musicología de género44•
los músicos. He intentado demostrar cómo los documentos de la época
no ligados a los músicos profesionales nos presentan unos conceptos
bien diferentes de la música, con mucha frecuencia unida a las mujeres, Análisis
a los ambientes más humildes y a la prostitución41• La cuestión de si
hubo un Renacimiento musical para las mujeres en España es pues Otro correlato del concepto de la autonomía musical es el del aná
enormemente problemática. lisis musical tal y como se ha desarrollado en el siglo XX. Las relaciones
El cuestionamiento de la periodización tradicional lleva a algunas entre análisis musical e historia son en la actualidad problemáticas.
historias generales feministas a emplear otras periodizaciones que, aún Quiero insistir sobre este punto para resaltar cómo las polémicas desa
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teniendo en cuenta criterios cronológicos, priman otros factores, como 1 '
tadas entre feministas, de una parte, y analistas musicales, de otra, se en
el espacio y la función42. Naturalmente, más que en los artículos, es en marcan en un debate mayor entre historiadores y analistas. Y no puede
las historias generales feministas de la música y en las antologías de mú entenderse la crítica a los análisis musicales feministas sin tener en
sica escrita por compositoras donde nos podemos encontrar con nue cuenta el conflicto entre análisis e historia. La definición de análisis
vas periodizaciones, sobre todo en las publicaciones más recientes. Es musical ofrecida por el New Grove en su ediciÓn de 1980 es significa
lógico pensar que la teoría feminista puede hacer grandes aportaciones tiva con respecto a la teoría y la práctica del análisis en los últimos
a la musicología en este sentido. Plantear nuevas periodizaciones su treinta años. En tanto que disciplina independiente respecto a la histo
pone no sólo cuestionar la validez de las periodizaciones tradicionales ria de la música, el análisis estudia una obra al margen de su contexto
y sus implicaciones, sino ver desde una óptica distinta la historia gene histórico:
ral de la música.
Marcia Citron43 ha hecho un recorrido de las distintas periodiza [Análisis musical es la] «resolución de una estructura musical en sus ele
ciones utilizadas en estudios musicológicos feministas, concluyendo mentos constituyentes más simples, y la investigación de las funciones
que dichos elementos desempeñan en la estructura>>45 •
39 Herlihy, D. (1985). Citado en Amorós (1993: 50), donde puede verse una discusión
de las tesis de Kelly. Para la mayoría de las actuales metodologías de análisis musical, el
40 Un estado de la cuestión del problema del Renacimiento en España con una selec- análisis no sólo es independiente de la historia sino una disciplina au-
ción bibliográfica puede verse en Rico (1980: 1-27) y García Cárcel (1999: 20 y ss.)
" Ramos López (en prensa).
42 Anderson y Zinsser (1989: xviii-xxi). " Véanse, por ejemplo, las crítica de Dahlhaus (1983) y Treiler (1989).
43 Citron, M. (1993: 211-218). 45 Bent (1980).
1
Pilar Ramos López Críticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 131
130
tosuficiente, un fin en sí mismo. Esta situación es relativamente nueva, desarrollo de la teoría de la autonomía musical. Tras algunas de estas
ya que históricamente el análisis fue un medio para la enseñanza de la metodologías de análisis yace la idea de una historia de la música inma
composición o de la interpretación (en el sentido de ejecución)46.Aná nente o autónoma, una música que evoluciona y da origen por ella
lisis brillantes propuestos por profesores de composición han sido, por misma a otra música, sin que sean influyentes elementos externos.
ejemplo, los realizados por Arnold Schonberg, Paul Hindemith, o Pie Existen, no obstante, algunas metodologías actuales de análisis que
rre Boulez. Nicholas Cook, autor de uno de los manuales más difundi tienen en cuenta el contexto histórico, intentando salvar el divorcio
dos sobre metodologías de análisis musical, se muestra contrario a la entre ambas disciplinas. Consideraré brevemente la metodología de Le
concepción vigente del análisis musical: onard Meyer (nacido en 1918) porque propone un método de análisis
consecuente con su teoría de la música y de la historia musical. O tras
«Personalmente estoy en desacuerdo con la tendencia que convierte al tipos de análisis interesados por la historia, como la retórica musical, no
análisis en una disciplina quasi científica por derecho propio, en esencia se han desarrollado hasta el punto de ofrecer una teoría de la historia49.
independiente de los intereses prácticos de la interpretación, la compo En el pensamiento de Meyer son las restricciones estilísticas y sus cam
sición o la educación musical»47• bios las que per miten que el investigador articule la relación entre la
composición y su contexto, entre el análisis y la historia. Aunque Me
Significativamente, Cook ni siquiera se plantea la relación entre yer parte de un conocimiento de la teoría de la época analizada, la
análisis musical e historia. combina con otras teorías modernas como la de la información o la de
Sin embargo, tradicionalmente, los historiadores hemos conside la Gestalt. La metodología de Meyer ha sido muy poco utilizada por el
rado el análisis musical como una actividad ligada a nuestra labor, y por ·� feminismo, pese a las grandes posibilidades que plantea50.
ello los planes de estudios europeos de musicología suelen contar con
esta enseñanza. Las universidades americanas presentan una organiza «El estilo es la reproducción de un modelo, sea en la conducta humana
ción muy distinta a este respecto. En los Estados Unidos y Canadá, el o en los artefactos producidos por la conducta humana, que resulta de
análisis musical suele formar parte de la Teoría Musical, por lo que se una serie de opciones hechas dentro de ciertas. restricciones. En general,
enseña en otro departamento, con otro profesorado y, normalmente, al
margen de la Historia de la Música. Los estudios y artículos sobre aná
49 La retórica musical es un método histórico que pretende acercarse a cómo los teóricos
lisis se publican en revistas diferentes48 y los congresos suelen realizarse
germánicos de los siglos XVII y XVIII analizaban la música, utilizando, además, la terminología
por separado. La sofisticada terminología y variedad de representacio de la época. Una buena introducción es la voz correspondiente en el diccionario New Grove
nes gráficas convierte cada vez más al análisis en un campo especiali (Buelow 1980). Los trabajos de Warren y Ursula Kirkendale (1979 y 1980) sobre los ricercare
de Johann Sebastian Bach están considerados como uno de los ejemplos más brillantes de este
zado en extremo, accesible sólo para los analistas e incomprensible para
tipo de análisis. Este método, que estuvo muy de moda en los años 70 y 80, ha sido fuerte
el musicólogo-historiador, así como para un músico bien formado. En mente criticado en Jos últimos años. Uno de los principales problemas de la retórica musical es
definitiva, el divorcio es un hecho y puede considerarse fruto de la an justamente que ni en el siglo XVII ni en el XVIII fue una teoría generalizada, pues se utilizaba en
círculos germánicos muy concretos que, además, no la aplicaban a todo tipo de música. Un re
tigua división entre Musicología histórica y Musicología sistemática. A
sumen de los principales argumentos de esta crítica puede verse en Palisca (1996).
su vez, la mencionada separación entre los aspectos históricos y los as 50 La teoría de Meyer ha ido evolucionando por la investigación continua de su autor y
pectos sistemáticos de la música no puede comprenderse al margen del su reacción a las críticas recibidas. La repercusión de sus obras ha sido notable. Hasta Umberto
Eco se ha ocupado de reflexionar sobre el pensamiento de Meyer y, curiosamente, su crítica es
(1959). Una extensa explicación de las principales críticas
una de las pocas traducidas al español
46 Para una historiografia del análisis musical véase Dunsby y W hittall (1988). a Emotion and Meaning (1956) y a Explaining Music (1973) puede verse en Bowman (1998),
47 Cook (1989: 3). quien no ha tenido en cuenta en su libro la última monografia de Meyer (1989, hay versión en
48 Por ejemplo Music Analysis,joumal of Music TI1cory, Music 71uory Spectrum, etc. castellano), donde éste corrige importantes aspectos de su teoría.
.J
132 Pilar Ramos López
Críticas a la idea de auwnomía musical y sus consecuencias 133
1
torias de los estilos,según el cual un estilo nace imperfecto,llega a su es En este contexto merece la pena señalar la reflexión de Reinhard
plendor y luego decae como cualquier ser vivo. De este modo,Meyer su Strohm56 sobre la relación entre historia y análisis musicaL Strohm se
pera el «terrible» dilema al que,según Dahlhaus,se enfrenta el historiador -� .l queja de que los historiadores han dejado de analizar la música. Defiende,
del estilo: o bien acepta la dudosa metafísica del modelo orgánico y sus incluyendo ejemplos prácticos,que el historiador puede aportar al análisis
implicaciones normativas,o bien elige describir los estilos de épocas aisla musical elementos no deducibles de la estructura. En definitiva, el histo
das,lo que supone suprimir la historia52• Sin embargo,la finalidad del aná riador puede iluminar el análisis explicando cuestiones que no pueden ser
lisis musical de Meyer no es la descripción o exposición de los rasgos re explicadas teniendo en cuenta sólo la partitura. Recuérdese que,justa
currentes en alguna obra o repertorio de obras53, sino la crítica,es decir, mente,ese estudio de la estructura es el objetivo de algunos de los princi
juzgar una obra como buena o mala,explicar la idiosincrasia de una com pales métodos de análisis hoy en boga,como el schenckeriano,el de Nar
posición concreta,en qué medida se diferencia de todas las demás,incluso mour o el de Lerdhal y Jackendoff57. Puesto que los historiadores tenemos
de aquellas con su mismo estilo y género musical54. Pero,¿qué relación es objetivos distintos a los analistas,debemos buscar nuestros propios méto
tablece Meyer entre análisis musical y crítica? Su postura es bien clara: dos de análisis aunque no sean integrales,es decir,aunque no expliquen
todos y cada uno de los elementos de una obra. La defensa de Strohm de
<<Un conocimiento del estilo es indispensable para la crítica porque apreciar
un análisis no integral o totalizador es especialmente relevante para la crí
totalmente lo que es una cosa, comprender su significado, es tener alguna
tica feminista. Como veremos,una de las críticas más frecuentes a los aná
noción (aunque informal o no explícita) de lo que podría haber sido»55•
lisis feministas, extendida en general a la nueva musicología,es que no ex
plican toda la partitura,cada una de sus singularidades58• Pero ello implica
51 Meyer (1987:21).
acusar al análisis feminista de algo que no pretende.
52 Dahlhaus (1983: 14). Dahlhaus hizo esta demoledora crítica a la historia de los estilos
en general, sin citar concretamente a Meyer.
53 Meyer (1989: 10).
"' Strohm (1995).
54 Meyer (1973: 6).
" Sobre estos análisis véase Bent (1980); Dunsby y Whitall (1988); Cook (1989).
55 Meyer (1987: 66).
511 Agawu (1996: 3).
� narcea. s. a. de ediciones
© narcea, s. a. de ediciones
134 Pilar Ramos López Criticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 135
Desde un punto de vista feminista, un análisis musical separado de (análisis de la Sonata Op. 21, de Cécile Chaminade) y L. Curtís (análisis
la historia no tiene sentido. Las feministas usan las técnicas actuales de de obras de Rebecca Clarke)64.
análisis musical, pero siempre hay una segunda fase donde aparece la En cualquier caso me gustaría dejar claro que el feminismo no su
interpretación feminista. La musicolgía feminista utiliza cualquier tipo pone ningún método exclusivo de análisis musical. Susan McClary uti
de análisis que facilite su tarea hermenéutica. liza a Schenker para ver las estrategias semióticas del sexo en las óperas
Una de las alternativas más interesantes son las «lecturas narrativas de Monteverdi, como hace Suzanne Cusick en su análisis feminista del
de la música absoluta», empleadas por algunas feministas . Entre los LAmento de Arianna del mismo autor65, si bien Cusick desemboca en un
ejemplos más conocidos están los análisis de Susan McClary de la Ter análisis estructuralista, aunque parece no ser consciente de ello. Por su
cera Sinfonía de Johannes Brahms, de cuyo pr imer movimiento ofrece parte Marcia Citron no utiliza este método en su análisis citado de la
sonata de Cécile Chaminade, ni tampoco la propia Cusick al estudiar
varias lecturas posibles, entre ellas una sobre cuestiones de género, y de
el Trio Op. 11 de Fanny Hensel Mendelssohn66.
la Sinfonía Incompleta, de Franz Schubert59. McClary muestra cómo es
Hemos hablado hasta aquí de análisis de «obras» musicales. Pero hoy
tas obras pueden interpretarse como historias acerca de la subjetividad,
existe otro gran problema para el análisis por la crisis del propio con
la identidad y la sexualidad.
cepto de obra.
La mayoría de los análisis de composiciones realizados desde una
óptica feminista se han centrado en la música vocal, y han partido del
estudio del texto, es decir, de las palabras. En este sentido se ha conti
La teoría de la música
nuado el camino preferido por la mayor parte de la hermenéutica mu
sicológica. Citaremos algunos ejemplos representativos. El análisis de •
Al demostrar cómo la teoría de la música está marcada y deter mi
los textos de las piezas de Hildegarda de Bingen, y su interpretación
nada por las representaciones de género, la musicología feminista ha
en clave homoerótica, es el eje del análisis musical de esos cantos rea
minado uno de los cimientos básicos de la musicología tradicional. La
lizado por Bruce Wood Holsinger60. Las imágenes de la mujer en el
teoría de la música se ha considerado siempre el nivel más objetivo,
repertorio trovadoresco es, también, tema de muchos estudios femi
neutro y «científico» de la musicología, a salvo de contaminaciones ide
nistas61. Kate van Orden ha demostrado cómo canciones renacentistas
ológicas o subjetivas. Gran parte de la teoría musical del canon occi
par isinas con frecuentes alusiones a los pájaros, aparentemente ino
dental gira en torno a la forma sonata. Por ello éste ha sido un tema
centes, están refiriéndose, en realidad, a conductas humanas, pre
crucial en los estudios feministas, especialmente en dos aspectos: la to
ferentemente sexuales62. Otro repertorio de canciones, los lieder nalidad y el discurso sobre el género.
Frauenliebe, de R. Schumann, han sido analizados por Ruth Solie par Para Susan McClary el sistema tonal «es el pr incipal medio musical
tiendo de la crítica feminista de sus poemas63. durante el periodo que va de 1600 a 1900 para despertar y canalizar el
Sin embargo, una de las musicólogas feministas más destacadas, Su deseo»67. Tanto Eva Rieger como Susan McClary y Marcia Citron68
san McClar y, ha procurado llevar el análisis feminista al sonido y no destacan, citando varias fuentes, desde A. B. Marx a diccionarios actua-
sólo al texto literar io. También lo hacen, entre otras, Marcia Citron
J
136 Pilar Ramos López Críticas a la idea de autonomía musical y sus consecuencias 137
les y pasando por Schenker, cómo el concepto de «masculino» y «feme sicales renacentistas de Juan Ber mudo: el Arte Tripharia, dirigido a un
nino» fue importante para definir la forma sonata. Lo que interesa desde público femenino, y la Declaración de instrumentos musicales, dirigido al
el punto de vista de la teoria feminista no es tanto si realmente las sonatas habitual público varonil. Un caso parecido es el de la ausencia de la re
se ajustan o no al esquema de un primer tema masculino y un segundo ferencia a las musas como inventoras de la música en algunos tratadistas
tema femenino, sino ver cómo las representaciones de género han sido españoles, quienes presentaban una genealogía musical varonil, en su
determinantes a la hora de conceptualizar una forma musical. El problema obsesión por resaltar como masculina una actividad, la musical, que po
de S usan McClary y de Citron, dicho en otras palabras, no es el de Char pularmente estaba asociada a las mujeres y a todas sus connotaci ones
les Rosen o el de W Newmann. Es justamente el opuesto: no se trata de (sensual, humilde, lasciva, etc,f3.
descubrir la estructura de la forma sonata, el principio común a las distin En conclusión, la crítica feminista a la idea de la autonomía de la
música es crucial para entender la teoria y la práctica de la musicología
tas sonatas que conservamos. Se trata de saber lo que se pensaba que era la
feminista. Esta critica se inserta en una larga historia de discusión acerca
forma sonata y cómo este pensamiento estaba presidido por las cuestiones
de la autonomía, cuyos protagonistas más recientes han sido Ador no y
de género (hombre/mujer). Lógicamente se han analizado obras confron
Dahlhaus. Pero, al mismo tiempo, el feminismo aporta aspectos nuevos
tándolas con las teorizaciones coetáneas sobre la sonata y sus implicacio
al debate. De la crítica a la idea de autonomía depende el replantea
nes de género. Marcia Citron concluye que la escasez de sonatas escritas
miento de labores cotidianas del musicólogo como el análisis, la perio
por mujeres se debe, en parte, a la masculinidad de la sonata, que provoca
dización, el concepto de historia de la música, la terminología teórica,
que las mujeres no se sientan atraídas por ese esquema69•
etc. Las implicaciones de la crítica a la idea de autonomía exigen, en
Ya otros musicólogos habían destacado el peso de la ideología en
definitiva, un replanteamiento de la musicología. Una tarea de esta en
los teóricos de la música. Uno de los mejores ejemplos es cómo Dahl ·•
vergadura supone muchas criticas, es más, las necesita. Esas críticas son
haus relaciona el concepto de sonata monotemática con Kant, y el de
el tema del capítulo siguiente.
sonata bitemática con HegeF0. La neutralidad de la teoría de la música
y del análisis musical es negada también por analistas ajenos a la pro
blemática feminista. Por ejemplo,Jim Simson rechaza la idea de que el
análisis sea una «ciencia» de la música, de modo que su posición sea
análoga a la de la ciencia con respecto al mundo natural. El sujeto está
irremediablemente implicado en el análisis musical y construye el ob
jeto de su análisis de acuerdo con ciertas premisas. El análisis es, pues,
una disciplina más afin a la hermenéutica que a la ciencia71• Se trata de
una declaración que, como veremos, neutraliza algunas de las críticas
realizadas a la musicología feminista.
Una vía distinta a la anterior de estudiar la teoria musical en su re
lación con el género, es estudiar no lo que dicen los tratados, sino lo
que no dicen. Así Annoni y Nuccio72 han comparado dos tratados mu-
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9. Críticas a la musicología
feminista
'l
embargo, antes de comenzar a revisar las críticas es necesario recordar su
contexto. En España las críticas en publicaciones académicas musicales
1 Van den Toorn (1995), Rosen (1994) y la larga lista de reseñas de Feminine Endings
que puede verse en Higgins (1993).
2 Solie, R. (1991 y 1993) y Citron, M. (1993).
3 Cusick, S. (2001: 488).
' McClary, S. (1991).
� narcca, s. a. de ediciones
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140 Críticas a la musicología feminista 141
Pilar Ramos López
sorprendente y provocadora, puede convencer o enfurecer, lo dificil es Gran parte de las críticas a los análisis musicales feministas se con
que nos deje indiferentes. La propia McClary5 rebatió las principales textualizan en la crítica a los análisis de la nueva musicología. Como
críticas que suelen hacerse a la musicología feminista: señalan acertadamente Nicholas Cook y Mark Everist, la nueva musi
l. Algunas críticas son de raíz neopositivista, y no se dirigen espe cología ha roto muchas fronteras, especialmente con las disciplinas hu
cíficamente a la musicología feminista sino a cualquier tipo de herme manísticas, pero no la que separa a la musicología del análisis musical6•
néutica musical, pues consideran la música sólo como sonido. Para mu Recientemente, los artículos de varios analistas7 repiensan el análisis, y a
chos musicólogos cualquier intento de buscar sentido «extramusical•> a sea hacia la semiótica, la interpretación (peiforrnance) o la composición.
la música es equiparable, incluso, a la crítica musical nazi o a la estali Se trata, por tanto, de posibilidades interesantísimas para la crítica femi
nista. Por otra parte, la hermenéutica no puede, por lo general, encajar nista.
en la polaridad positivista correcto/falso, lo que genera una enorme Kofi Agawu8 acusa a la nueva musicología, en general, y a Susan
desconfianza hacia este tipo de estudios. McClary, en particular, de utilizar métodos convencionales de análisis y
2. Los analistas de la música han objetado que los análisis feminis de no haber desarrollado una metodología propia. Según Agawu, un
tas no consiguen tratar la música en detalle. Según McClary, esta crítica proyecto que interpreta la música como discurso social parece encon
implica que un análisis debe justificar sistemáticamente cada nota, lo trar poca utilidad en los análisis musicales detallados9• Es más, la nueva
cual supone desviar la discusión del contexto social dentro del cual la musicología ha ignorado los esfuerzos de los teóricos de la música o
pieza adquiere significado y, por tanto, considerar la música como au analistas por hacer propuestas innovadoras que superan el formalismo,
tosuficiente y totalizadora. utilizando en ocasiones conceptos de autores tan queridos por la nueva
3. La crítica deconstruccionista se caracteriza, entre otras cosas, por ·� 1 musicología como Derrida o Barthes, o incluso temas de género, como
el caso de Marion Guck y Fred Maus. Agawu concluye su artículo in
�
4. Por último, una de las críticas más frecuentes al feminismo es ta tación a realizar nuevos análisis es un camino a seguir. En el capítulo
charlo de esencialista, es decir, de relacionar de manera necesaria e ine anterior he lamentado el divorcio entre análisis e historia de la mú
vitable una serie de características con el sexo, características que ha sica. Pocos pueden negar que el análisis musical necesita tanto de un
rían escribir a las mujeres de un modo distinto. La respuesta de idilio con los historiadores como éstos volver a disfrutar con el aná
McClary es que dichos códigos «esencialistas», según los cuales, por lisis. Pero todos sabemos también que el amor entre el análisis y la
ejemplo, lo masculino se representa como agresivo y lo femenino historia tiene sus límites. Un complejo análisis musical no puede tra
como pasivo, han regulado las vidas en el pasado y continúan afectando ducirse elemento por elemento socialmente. Afirmar que la música
.......L
142 Pilar Ramos López Críticas a la musicología feminista 143
tiene un significado social no es afirmar que su significado se agote dentro de una ley sutilmente opresiva; representa, por una parte, una
o se circunscriba a lo social. Como señala Nicholas Cook, «la música preocupación liberadora con respecto a la particularidad concreta, y,
está preñada de significado, no sólo refleja un mensaje verbah>10, a no por otra, una forma de universalismo. Si ofrece una generosa y utópica
ser, naturalmente, que afirmemos que todos los significados no ver imagen de reconciliación entre hombres y mujeres divididos mutua
bales son sociales. Cuestión compleja e importante para la estética, mente en el presente, también bloquea y mistifica el concepto político
real>> 11.
para la psicología y para la teoría del conocimiento, pero que supera
el ámbito de esta introducción a la crítica feminista de la música. Y
En tanto que el posmodernismo no ofrece un sustituto a conc eptos
estas reflexiones nos llevan de nuevo a la cuestión de la autonomía
como autonomía y sujeto, la interpretación dialéctica propuesta por
de la música.
Eagleton es muy útil. Y especialmente relevante en el caso del femi
En el capítulo anterior se expone cómo la historicidad de la idea
de autonomía de la música es aceptada hoy por la mayor parte de los nismo. Volviendo a la musicología, incluso sí admitimos que la llamada
«obra de arte>> no es autónoma, ¿tendríamos que rechazar la audición
estudiosos. La noción de autonomía, la concepción de la música
autónoma como un modo, entre otros muchos posibles, de escuchar la
como sonido, al margen de cualquier significado social, ha sido uno
de los objetos de la crítica feminista. A su vez, y como hemos visto, música? Una musicología feminista no tiene por qué olvidar o recha
zar la audición autónoma o el análisis técnico de la música, siempre
los estudios feministas han sido acusados de tratar superficialmente
«la música en sí». En efecto, «la muerte» de la idea de autonomía mu que éstos no se impongan como los únicos posibles o «científicos>> de
oír o de pensar la música. Es más, como se ha visto en la cita anterior
sical es un precio muy alto a pagar, especialmente si arrastra a la auto
de Terry Eagleton, una éonsideración dialéctica de la autonomía es in
nomía «relativa». Podríamos preguntarnos si la historicidad implica ·<: �
cluso necesaria para salvar subjetividades e identidades.
,,
o históricamente construida? Si, como afirma Terry Eagleton, la idea Rose R. Subotnik, quien siempre ha mantenido fir memente la necesi
de autonomía del arte está estrechamente unida a la idea de sujeto, las dad de una musicología hermenéutica12, incluso cuando ésta no era en
consecuencias de la «muerte» de la autonomía no serían únicamente absoluto una musicología «de moda>>. Sin enl.bargo, ante los cambios
las de orden historiográfico mencionadas en el capítulo anterior: producidos en la musicología norteamericana actual, Subotnik reclama
la necesidad de cierta idea de autonomía musical:
«[... ] este concepto de autonomía es de doble filo: si por una parte su
ministra un elemento central para la ideología burguesa, por otra parte <<¿Hay alguna utilidad en la nueva musicología para la cultura musical y
también subraya la naturaleza autodeterminante de las capacidades y la formación teórica? ¿Existe una razón para conservar un respeto espe
las posibilidades humanas que se convierte, en la obra de Karl Marx y cial por las obras de arte del canon artístico occidental, y existe un papel
de otros, en el fundamento antropológico de una oposición revolu especial para ellos en la educación musical? ¿Hay algún beneficio en
cionaria a la utilidad burguesa. La estética es, a la vez, como trato de mantener vivos un concepto de "música en sí", e incluso de criterios
demostrar, el propio prototipo secreto de las energías humanas como estructurales de valor asociados con tal concepto?Y por ello [ . . . . . ] ¿hay
fines radicales en sí mismas, lo cual es el enemigo implacable de todo una base, desde una perspectiva musicológica, para mantener el ideal
pensamiento dominador o instrumental. Ello significa una vuelta cre abstracto tradicional occidental de razón?
ativa al cuerpo sensual, así como una inscripción de dicho cuerpo
Mi propia breve respuesta a cada una de estas cuestiones es sí: cada uno menos, tanto como las naciones y las comarcas, los gays y las le sbia
de los casos que pregunto debería conservarse -aunque no de un nas. Pero no podemos convertir a las mujeres históricas en lo que no
modo que excluya otras alternativas»13. han querido o en lo que no han podido ser, inventando esencias y
falsas continuidades. Algunas han escrito buena música, otras no. Al
Subotnik se pronuncia así en el mismo sentido que Eagleton. En gunas fueron buenas instrumentistas, directoras o cantantes, otras no.
efecto, sin subjetividades e identidades plurales es fácil caer en el dua A muchas no las dejaron ser, algunas no quisieron ser. Todas han sido
lismo simplista al que se refiere T reitler en su crítica a la musicología ignoradas por generaciones de musicólogos. Las adolescentes que lle
feminista, publicada, por cierto, en uno de los libros básicos de musico nan hoy nuestros conservatorios y escuelas de música necesitan saber
logía feminista, la colección de ensayos editada por Ruth A. Solie14. que su sexo no las condena al ostracismo en la profesión. Por las mis
La mejor musicología feminista ha intentado aprender de las crí mas razones, algunas y algunos sentirán alivio al saber que buenos y
ticas y asumirlas. Aunque las musicólogas feministas, de un modo pos malos compositores o compositoras, directores o instrumentistas eran
moderno, explicitan cómo sus propias lecturas no son sino una entre homosexuales.
otras muchas posibles, la crítica de reduccionismo, tan frecuente Después de varias décadas de crítica feminista hay mayor presencia
mente dirigida contra la musicología feminista, es a veces acertada, de las mujeres en los manuales generales de historia de la música, e n las
puesto que el género no es siempre el principal factor que determina enciclopedias, en las tiendas de discos y en las salas de conciertos. Algu
nos intelectuales, como Edward W Said, estudioso de la literatura, ana
la música o su historia. El feminismo puede, en efecto, reproducir el
lista político y músico, se han felicitado por los logros de la musicología
mecanicismo de las interpretaciones marxistas basadas en la clase. En
feminista17. Incluso aquellos historiadores no especialmente interesados
ocasiones ha reducido incluso toda experiencia corporal al sexo, de -(.
por la musicología del género se ven obligados a justificar hoy su pos
manera que «parece abogar por la reducción de las estrategias musi
tura. Y hay quien la justifica diciendo que reconocer a las mujeres es
cales narrativas de 300 años a reactuaciones uniformes del acto se
distorsionar la realidad histórica:
xual», como ha señalado la musicóloga feminista Paula Higgins15• La
histor iografia feminista tiene sus r iesgos, por ello conviene prestar
«Aquí no hay ningún intento de revivir a las pocas mujeres composito
atención a las críticas.
ras cuya obra permaneció casi completamente reprimida durante aque
Podríamos reescribir la frase citada de k.d. lang16, diciendo: «Soy lla época. Hacerlo sería, pienso, una distorsión de la tragedia real d e las
mujer, pero mi música no es una música femenina. Ellas [las fans fe músicas creadoras del siglo XIX. Es erróneo subrayar la reivindicación de
ministas) tienen que darse cuenta de que así es como lo siento, y res que hubo mujeres compositoras cuyos logros considerables fueron mar
petarlo>>. Ésta es una frase que probablemente suscribirían muchas ginados y acabaron ignorados; el destino de los talentos mayores -el de
compositoras de música culta o de cine, de rock o de pop, instrumen Clara Schumann, por ejemplo- fue aún más cruel: de hecho nunca se
tistas o cantantes. Y todas ellas tendrían razones para expresarse así. les permitió desarrollarse hasta el punto en que podrían haberse enor
gullecido de su obra que fue silenciada, invisible -hasta eso se les negó.
Como mujeres tenemos derecho a reivindicar una historia. Por lo
Ellas fueron excluidas de la historia, e intentar devolverlas a la historia
de manera acrítica e ingenua ni les hace justicia póstuma ni reconoce la
13 Subotnik, R. (1996: xxvi-xxvii). dificil realidad de sus vidas»18
14 Solie, R. (1993).
15 Higgins, P. (1993: 184).
16·
•Soy lesbiana, pero mi música no es una música lesbiana. Ellas [las fans lesbianas] tie
nen que darse cuenta de que así es como lo siento, y respetarlo•, cit. en Martha Mockus 17 Said, E.W (1991: xv y xvi).
1993:268. '" Rosen (1996: xi).
_..L.
146 Pilar Ramos López
«No intento dar una imagen completa del periodo de 1827 a 1850, sino
sólo de aquellos aspectos de la música que más me interesa, o, más bien, Ah bate, Carolyn (1989): Elektra's Voice. Derrick Puffett (Ed.) Richard Strauss: Elektra
de aquellos sobre los cuales tenía algo interesante que decir»19. Cambridge, Cambridge University Press.
- (1991): Unsung Voices: Opera and Narrative in the Nineteenth Century. Princenton,
Y eso es exactamente lo que hace la musicología feminista: escribe Princenton University Press.
sobre lo que le interesa, sobre lo que tiene algo que decir. - (1993): Opera or the Envoicing ofWomen. R. A. Solie (Ed.), Musicology and Dífference:
Gender and Sexuality in Music Scholarship. Berkeley, University of California Press.
Por otra parte la imagen o las imágenes que nos hacemos de nues
·<. Adair, Christy (1992): Women and Dance. Sylphs and Sirens. New York University Press.
tro pasado no es la misma que la imagen o las imágenes que nuestros
Adkins Chiti, Patricia (1995): Las mujeres en la música . Las compositoras españolas, por
antepasados tenían de su presente. Es más, Rosen destaca a Chopin, María Luisa Ozaita. Madrid,Alianza.
quien ni en su época ni en la historiografía hasta fechas muy recientes Adorno, T.W (1966 [1949)): Filosofía de la Nueva Música. Buenos Aires,Nueva Visión.
ha figurado en primer plano. Sin embargo Rosen y otros historiadores -y Eisler, H. (1981 [1947)): El cine y la música. Madrid, Fundamentos.
tienen razón al reivindicar a Chopin. Su música, nueva en tantos aspec Agawu, Kofi (1993): «Music Analysis and the Politics of Methodological Pluralism».
tos, ha sido importante para generaciones de compositores y de pianis Revista de Musicolog{a 16 (1): 399-406.
-(1996):Analyzing music under the new musicological regime. The Onlinejournal <if
tas, por no hablar del público. Y su falta de reconocimiento historio
the Society Jor Music Theory. 2.4.
gráfico se debe a prejuicios bien conocidos. De hecho, ¿no se ha
Aguirre Rincón,Soterraña (1997): El manuscrito polifónico de Santa Clara de Ca
hablado históricamente con cierta frecuencia de sus composiciones rrión de los Condes: Más que un repertorio musical. Revista de Musicolog{a XX, 1.
como de una música femenina o afeminada? Alamire (2002): Overstock Catalogue. Peer,Alamire Music Publishers.
Por último, acierta Rosen al afirmar que no podemos hacerle justi Álvarez Martínez, Rosario (2001): Un piano romántico amable y colorista. La creación
cia a mujeres como Clara Schumann. La vida fue en efecto demasiado musical en Canarias 26. El piano de salón romántico II. RALS, CD-26. DCD-168.
cruel con ellas. La justicia de la memoria no puede consolar a los muer Amorós, Celia (1997): Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmoder
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tos. Pero no escribimos historia para los muertos, sino para nosotros
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