La Humanización en La Danza
La Humanización en La Danza
La Humanización en La Danza
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RepositoriodelnvestigaciónyEducaciónArtísticas
del lnstitutoNacional deBellasArtes
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La humanización
de la danza
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Cómo citar este documente>: Ourán, Un. La humanización de la óanza. Ira. edición
MhicocCenidiDanza/IN!IAICONACULTA.1990. ISBNo9682926149
OescriptoruTemáticos(palabrasclave)•danza,coreografía,hinoriadeladanza
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La humanización
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Lin Durán
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Lin Durán C..00C'.01c 00\~ i.. .2.
Primera edición
DR © 1990 lNBNCentro Nacional de Investigación
Documentación e Información de la Danza José Limón.
Campos Elíseos 480
México, D .F.
ISBN 968-29-2614-9
Índice
Introducción
Carlos Mérida.
Rev ista Futuro , 15 de e nero de 1934.
Introducción
10
De manera natural, los ''ballets de acción'' entroncaron con
el romanticismo del siglo XIX en el que se sigue utilizando el
libreto, es decir, la anécdota sigue guiando a todos los demás
componentes. Sin embargo, las historias ya no se ocupan sólo de
héroes y divinidades de la Antigüedad clásica, sino que también,
como en el caso de Giselft, recurren a los mitos góticos, con sus
personajes aristocráticos y fantasiosos.
Por su parte lo ''moderno'' se fue dando como una negación
del romanticismo y como un regreso a lo más esencial de la
vitalidad humana. Es por esto por lo que en 1930 los espectadores
de Nueva York se preguntaban si la alemana Mary Wigman, a
quien veían por primera vez, sería "primitiva" o "moderna"
E! público no salía de su asombro ante una manifestación que no
lograba etiquetar, porque !a Wigman integraba su más profunda
subjetividad a las coreografías.
Doris Humphrey )' Martha Graham, en un momento dado
se rebelaron contra el vodevil en que bailaban como hindúes,
japonesas o egipcias. Su carrera en Denishawn provocó en ellas
la necesidad de expresar lo que realme nte eran, en el tiempo y
lugar que les tocó vivir. Así fue como se lanzaron, cada una por
su lado pero en fechas cercanas, a experimentar, buscando pri-
mero su identidad y después el lenguaje corporal y coreográfico
más acorde con la unidad orgánica que requiere el arte.
Hubiéramos querido incluir en este pequeño libro los capí-
tulos correspondientes a lsadora Duncan, Mijail Fokin, Loic
Fuller, Émilejacqucs Dakroze, Rudolfvon Laban,josé Limón
y otros innovadores, pero nos pareció más út il profundizar y
ejempl ificar que dispersarnos. No obstante, creemos necesario
hacer una excepción e incluir en este prólogo un somero esbozo
de una artista sin cuya ubicación sería imposible explicarse
al!,'Unas tendencias: lsadora Duncan
Isadora Dunr.an era una muchacha californiana que bailaba
espontáneame•.te, con gran alegría y placer. Nacida en 1878, en
cierta forma .;xp rcsaba la ''América'' de los pioneros, donde la
danza clá<ca europea tenía poca difusión y no era un peso
11
cultural catedralicio que vencer, lo que creaba las condiciones
para el surgimiento de una expresión diferente. Isadora aporta
un nuevo concepto de la danza y de la vida al establecer una
profunda unidad emre ambas. "Como vives bailas", parecería
decir lsadora. Ella creía que un simple movimiento de cabeza,
hecho con pasión, podía provocar un estremecimiento de éxtasis.
Y así era
lsadora fue una mujer de escándalos. Al crear este otro
escándalo de bailar con los pies desnudos (considerados símbolos
eróticos en esa época), aportaba una novedad que la danza
moderna aprovechó en toda su fecundidad como contacto sus-
tancial con la tierra; pero fue el impulso de liberar el cuerpo y la
emoción lo que marcó el gran cambio en el concepto de la danza.
lsadora rompió con todos los tabúes y se atrevió a bailar con la
música de !os grandes: Chopin, Gluck, Beethoven, Wagner... y
a hacer depender la danza del sentimiento que, según decía,
empieza en el plexo solar; rompió la barrera del consciente y el
subconsciente, dejando que la energía fluyera en perfecta coor-
dinación; liberó la danza del comercialismo; soñó con miles de
niños bailando de una manera nueva en un mundo nuevo;
desafió los convencionalismos sociales y tuvo dos hijos fuera de
matrimonio, afirmando que ella y sólo ella gobernaba su cuerpo.
Sin embargo, con todo su gen io y estudios fue incapaz de codificar
sus ideas. Sabemos que estudió a fondo la filosofia alemana y veía
a Nietzsche como "el primer filósofo de la danza", tal vez por
su defensa del hombre como una unidad indisociablc : alma-cuer-
po-mente-espíritu-organismo... De esta unidad también habla-
ron las iniciadoras de la danza moderna.
A principios del siglo XX Isadora conquistó a los públicos de
Europa, básicamente porque logró unir la emoción abstracta de
la música con la respuesta emotiva del movimiento corporal. Fue
un fenómeno único, que no dejó escuela pero abrió el camino
para los jóvenes que querían vibrar con sus propias ideas, que
despreciaban el moralismo represivo. Abrió el camino de una
danza más humana.
12
El gran camb io se produjo, entonces, con la aparición de la
danza moderna que estuvo vige nte hasta mediados de este siglo.
Después, a partir de los años sese nta, han surgido otras corrien -
tes. Unas son continuadoras, como la d anza contemporánea:
otras son opuestas, como la danza posmodema. en que sólo se
trabaja Ja forma . Y en m edio de esias tendencias principales están
nu merosas variantes, casi tantas como grandes creadores existen
e n el mundo, de manera muy similar al fenómeno del cinc de arte
y sus grandes realizadores.
En México, y e n general en América Latina, los coreógrafos
rescatan de la dan za moderna precisamente Jo que le dio origen :
su enfoque humanista o neohumanis1a -que no descarta las
emociones y mucho me nos las ideas- y la pasión por la unidad
orgánica de un lenguaje coherente y significat ivo.
13
Jean-Georges Noverre
(1727-1810)
l6
Para Noverre la 1ran s1ción e nirc dos modos de pe nsar y sentir
creó un conflicto que, como se ve r:i, pudo resolver con el "ballet
de acción', en el que introdujo la pantomim.t y eliminó los
reci1a1ivos. Este recurso le permitió dar unid:•d >'coherencia a los
150 balle1s que produjo durante su vida
Jcan-Ccorges Noverrc, teórico de la danza, coreógrafo y
b:•ilarín, publicó en 1760 sus Car/tu 1obtt la danza, donde analiza
ideas cuya influencia se sintió (y sigue vigente) en todos los
medios balletísticos.
El primer ballet de Nove rre, Lu /hu th11wúu, de ! 751,
impresionó de tal manera al famoso actor inglés David Garrick
que lo llamó· "el Shakespe:•re de la danza'' . Garrick lo invitó a
Londres para organizar ··¡ Los festivales chinos'' en el 1eatro
Drury Lane, pero las funciones fueron in1crrumpidas por mo-
tines antifranceses. Noverre regresó a Lyon e n 1757 y en 1760
pasó a ser Maitrt dt balltl en Stuttgart, donde produjo su ballet
más famoso, Mtdtayja són. con música deje:•nJoseph Rodolp-
lic. Abandonó Stuugan en 1767. Sus producciones resultaban
ya demasiado costosas, aun para el gran duque Carlos 11 de
\\'ürncnberg. Viajó posteriormente a Viena y a Milán, siem -
pre como maestro y coreógrafo y, en 1776 , gracias a la reina
María Anwniela, quien había sido su disdpul<1 en Viena. se
conv irtió en maitrtdtballtt de la Ópera de París. el sueño de toda
su vida.
En sus Carta.s Noverre dama por: "romper caretas horren-
das, quemar pelucas ridículas, suprimir incómodos miriñaques,
crear un 1raje más noble. más verdadero y m;ís pintoresco" 1 •
Este clamor nos recuerda el que hiciera, en fo rma parecida,
lsadora Ouncan muchos años después, así como Mijail Fokin,
quie n por su pan e declara en 1904 al director del Ballet Imperial
Ruso que: '"El ballet no debe continu;1r construyéndose con
"números', 'e ntradas' y cosas por el estilo... debe tener completa
unidad de expresión. una unidad que se integra con la armonía
de la danza, la música y las ancs plás1icas" 2 Noverre habla de:
"¡romper! ¡quemar! ¡desterrar !" Cuánta violencia, y cómo se
17
reconoce en tal lenguaje figurado al maestro irascible y tiránico
que, en sus accesos de furor, indicaba con salivazos su lugar en
el escenario a las bailarinas, aun cuando gozaran del favor del
soberano
Arrogante y desconfiado, Noverre envenena siempre las po·
lémicas en que se complace, con el más exacerbado orgullo. El
párrafo famoso, cirndo antes, concluye con: " ... exigir acción y
movimiento en las escenas, alma y expresión en la danza; señalar
la distancia inmensa que hay entre la mecanización técnica y
bailar co n genio" . 3
Una de las producciones más importantes de Noverre fue lts
Horaccr(l 776). Ya antes había producido ballets particularmente
famosos como P¡ycheetl'Amour, de 1762. Sin embargo los celos y
antagonismos de Dauvcrbal y Gardcl le hicieron la vida imposi-
ble, por lo que presentó su renuncia a !a Ópera de París y se fue
a Londres. La revolución francesa estaba en marcha. En Londres
montó sus ú ltimos ballets, en el Kin'sTheater. No pudo regresar
a Francia hasta 1795, donde trabajó en la nueva edición de sus
Cartas rnhre la danza y murió en obligado retiro a la edad de 83
años
Como ya dijimos, la gran influencia de Noverre en e1 ballet
se debió a su empeño en lograr que las obras tuvieran mayor
veracidad dramática, que se abandonara el uso de las máscaras
y se introdujera un vestuario menos opresivo. En sus últimos
escritos también pugnó por tener mayor seguridad en los teatros,
-corno afianzar las cortinas y contar con equipo para apagar
incendios- y se le reconoce como el padre de los "ballets de
acción'' y del tipo que conoccmo~ hoy día. De sus 150 ballets sólo
quedan los libretos y las partituras, pero las descripciones de la
época atestiguan su alta calidad.
Caballero de la Orden de Cristo, a Novcrre se k reprocha el
feroz deleite con q u e deJtnqe y la falta de interés con que habla
de su creación
'' H e ahí precisamente la falla'', dice Lcvinson, ''del genio
desconocido''
18
.. el resentimiento acumulado de un hombre que ha sufri-
do mucho. Durante treinta años de su carrera fue aparta-
do, por sus adversarios coaligados, del único campo de
batalla en que hubiera querido vencer o morir: la Ópera
de París. Quería ser profeta en su tierra. La intriga consi-
guió dominar al maestro, siempre acometedor sin embargo
y tenaz como nadie. A pesar del dictamen entusiasta de
Diderot en la Corrtsfxmdanu, el más grande coreógrafo del
siglo, el hombre que podía fundamentalmente declararse
abrumado de gloria, colrnado de elogios, celebrado por los
artistas y los escritores más ilustres, fue un violento amar-
gado.4
19
La inves tigadora Maya Ramos comenta qu e:'' .. para lograr
que el ballet dejara de ser accesorio de la ópera y adquiriera vida
propia, expresión y profundidad , Noverrc publicó sus Ca rtas en
las que atacó los ridículos vestuarios .. . · y pidió reformas para
llegar a la verdad his1órica y a lo natural. "A los maestros les
pedía que apre ndieran a hablar 'el lenguaje de las pasiones',
porque un ballet debía ser dramáticamente coherente, que los
pasos debían ser consecuencia de los sentimientos y no si mples
rutinas, y que 'un ballet bien compuesto debe ser expresivo en
todos sus detalles y hablar al alma' . También pidió que hubiera
una estrecha concordancia entre ]¡- música, la coreografía, el
libreto, la escenografía y el vestuario"' .6
En 1771 Nover re produce en t-.lilán una segunda versió n de
su ballet lts;alous1ts, con música de t-. lozart, y corno dircc1or de
la Ópera de París realiza en 1778 lts ptt1 ~ Ruru, con música
también de Mozart. En I 779crea, con Gluck, lph igoua 111 To1ms.
En su carta número2 se resumen la mayoría de las ideas antes
expresadas:
20
Los pasos, la soltura y d brillo de su e ncadenamiento el
aplomo, la firmeza, la rapidez, la ligereza, la precisión, las
oposiciones de los brazos a las piernas; he ahí lo que yo llamo
el mecanismo de la d a nza. Cua ndo todas estas cosas no se
ponen en ejecución por el espíritu. cuando el genio no dirige
todos estos movimientos y el sentimiento junto con !a expre-
sión no le prestan las fuerzas que serán capaces de conmo-
verme e interesanne, entonces aplaudo la destreza, admiro
a l hombre máquina, hago justicia a su fuerza y a su agilidad,
pero éste no me hace experimentar ninguna agitación. no me
emernece y no me causa más sensación qut la que podría
provocarme el arreglo de las siguientes palabras: constitu·
ye ... el ... la ... vergüenza ... no ... crimen .. . y .. , el cadalso
Sin embargo estas palabras, dispuestas por un gran hombre,
componen este bello verso del conde de Essex: El crimen y no
e/cadalso, co11s/1tuye la vergüenza
De esta comparación no se debe concluir que la danza
tncierra en sí todo lo necesario para u n he r moso idioma y
q ue no es suficiente conocer el alfabcm. Si un hombre de
genio ordena las kcras, forma y relaciona las palabras, la
danza dejará de ser muda y hablará con tanto vigor corno
e nergía: entonces, los balle1s participarán, junto con las
mejores obras teatrales. de la gloria de emocionar, de cntcr·
necer, de hacer correr las lágrimas y de divenir, seducir y
agradar e n los géneros menos serios. La Da nza, embellecida
por el sem imiento y guiada por el genio, recibirá e n fin, junto
con los elogios y los aplausos que toda Europa concede a la
Poesía y la Pintura, la recompensa gloriosa con que se les
honra. 7
21
'Jnn-Gcorgc•NO>'t'n'e,.,, tú
' J u n·GooT's NQ<'crrc, C..rl ... ,.¡,,. i.. @""') '°"" kf balltU, prólogo de Andn!
. ,..,
u~inson, M ~x1c o.
llA M, 198 !
22
Mary Wigman (1886-1973)
Enfadanu,al1gualqu"""lasdcmás
artn,1"""'"°'comuc1calhombrcysu
desuno. Noeldcs11nodchoy,dcaycro
de mañana, s1110 cldc siempre el del
hombrc1' n 1u sas pcc tos sign ificauvosc
mrnortalcs,cnsupc..,nncmetamorfo·
s1s,cn la •an11guasy rcnovadasfonnas
dcc.;prcsa~ Eltcmart.,mod.,]adan·
>:<•scman1 fics1a.,nclrr:ahsmomás<:f\I·
do o en la rnh su blunada abs1racción
Este '"ma aban:a cambios, concatena·
cioncs, luchas. necesidades y logros. El
hombrecons1i1uyc. pord..,cirloasf,cl
terna básko para una infinidad de va-
r1amcs; m1il1>1)lcs ..,,¡.,,signifi ca tivas
dcvariamcs
0
M ~:~e~~g~:~~~ :c~,i~l~~~~:~~r~~ªJa~~~~:~::rcc~~c~~r~i~:
e n 1973, a los 87 afios. En 191 1, a la edad de 25 años, inició sus
est udios conJacqucs Dalcrozc. En 191 3 estudió con Rudolf von
Laban en S ui za y Berlín. En 1920 abrió su escuela e n D rcsde,
do nde ¡>0steriormcnte se organizaría d centro de Ausdruckstanz.
En su escuela se fo rmó l-l a nya H olm, quie n fundó e n Nueva York
la Escuda Wigman. También est udiaron con Wigma n el fam oso
H arald K reutzberg y la maestra Grct Palucca, así como m uchos
otros que después se esparcie ron por Europa. M ary Wigman
bailó por primera vez fuera de Alemania en 1928. e n Londres,
23
en una matiné de caridad y en 1930 se presentó en diversas
ciudades de Estados Unidos, con un g rupo numeroso de alum~
nas. Su carrera como solista floreció entre los arios veinte y
treinta. Dejó de bailar en 1942 a co nsecuencia de la gue rra, ya
que su escuela fue incautada por los nazis, pero una vez termi-
nada la segunda guerra mundial fundó una escuda en Leipzi g.
En l 949 se trasladó a Berlín Occidental y su escuela fu e el eje de
la danza moderna europea. 8
Mary Wigrnan creaba con música compuesta simultánea-
mente al trabajo coreográfico. Es por eso que en sus primeros
años de creación prefirió bailar sin música antes que interpretar
obras que la llevaran por caminos que no fueran resultado
exclusivo de las motivaciones de la danza. Sin embargo realizó
coreografías para La wnsagraúón de la primavera, de l gor Stravins-
ki, la ópera de Gluck Orfeo y Euddice y Carmina Burana de Car!
Orff, en las que se dedicó a ilustrar respetuosamente la música
Creó decenas de solos, quizá por eso el material y !os temas
que usaba surgían de impresiones de paisajes, situaciones y
hechos de la vida cO!idiana, llevados a una dimensión dramática
Esta misma forma de motivación se amplió cuando emprendió
trabajos grupales, pero sus motivaciones continuaron siendo
totalmente subjetivas
24
Mury Wigman . Fo1ogratla: Charloue RlldOlph .
25
devdador d e la cond ición humana afectada por las gue rras,
paradójicame nte pesimista y pleno de vib'Or esperanzado
En su libro The languagt oj danu9 Mar y Wigman nos revela:
26
que vivo en el presente y es la creación inmediata la que me
interesa.
Walter Sorell , en Tlit Mary Wigman book, 10 reproduce algunos
comenta rios de la Wigman respecto a su adolescencia y primeros
pasos en la da nza:
27
Mary Wigman. FotograUa: Charlotte Rudolph
28
Fue mi maestro. No en el sentido habitual. Fue el guía
que abrió las puertas del mundo entrevisto y deseado por mí.
El me enseñó el camino que me llevaría a mi propio desarro-
llo. H ablar de la iniciación de Laban en la da nza es hablar
un poco de mi propia inióación . La meta era construir la
nueva danza. Primero creó un sistema gimnás1ico basado en
los principios orgánicos del movimiento corporal y los prin-
cipios de tensión y relajación. Y allí estaba Laban, con el
tambor en l~ mano, el mago, el sacerdote de una religión
desconocida, el héroe venerado, el se ñor del reino fa111ástico
y a la vez 1an verdaderamente real. Podía ser amable y
amistoso, pero iambién muy sarcástico, con el lápiz siempre
en la mano, listo para dibujar caricaturas bastante crueles.
Nos enseñaba a dibujar. Estas sesiones de creatividad plás1ica
siempre terminaban en danza. Tenía un 1alen10 particular
para improvisar. A veces nos hada bailar con el ritmo de
algu nos poemas que previamente nos había ale111ado a escri-
bir. Aun cuando no llegábamos a crear producros anístieos,
todos estos ex pe rimemos nos abrieron las pucnasdcl mundo
mágico de la creación y la sensibilidad profunda . Laban tenía
la extraordinaria facilidad de libera rnos artísticamente, de
modo de permitirnos encontrar las propias raíces y de allí
descubrir nuestras potencialidades, de desarrollar nues1ra
propia 1écnica y nuestro est ilo individual de bailar. 11
29
de bailar dos de sus solos en un concierto colectivo y por primera
vez se enfrentó al problema del vestuario, que fue resolviendo
poco a poco con vestidos largos, de telas pesadas y con máscaras.
También por primera vez le sucedió lo que sería recurrente
durante 30 años: pánico, temblores y angust ia antes de entrar al
foro y, con el primer movimiento, como por arte de magia,
transportarse al paraíso, a la extrema felicidad. Después de este
inicio profesional decidió dedicar su vida a la danza.
Laban siguió siendo su maestro por un corto tiempo, pero
después buscó la soledad, el aislamiento en Suiza. Ya sabía muy
bien lo que quería; sólo faltaba encontrarlo. Al finalizar la guerra
dio su primer recital en Davos, lugar que Thomas Mann había
escogido para situar su famosa novela La montaña mágiw.
Bailé para los enfermos del sanatorio, -explica Mary Wig-
man- con mucho éxito, pero no todo fue fácil en esos años
iniciales, pues nadie había bailado antes con un estilo tan
agresivo. En Berlín e! público me abucheó, pero poco a poco
fui ganando prestigio como innovadora. Entonces comencé
a buscar una técnica. Me hacía falta fortalecer el cuerpo,
colocarlo, flexibilizarlo, darle control. Hasta ese momento
esto era impensable. Ni el mismo Laban se lo había propues-
to. Mi "técnica" se basaría en el principio de hacer del
cuerpo un instrumento diestro y flexible para poder expresar
todas las emociones humanas. Con este fin, primero había
que redescubrir el cuerpo. Organicé entonces una serie de
ejercicios rítmicos que después se conocieron como Tanz
Gymnastik (gimnasia de danza) que personas de todas las
edades podían disfrutar. Los jóvenes alemanes crecían en un
mundo triste y desesperanzado, así es que rechazaban la vieja
calistenia, así como rechazaban todo Jo que fuera monótono,
aburrido y viejo. Conmigo descubrieron que el movimiento
corporal podía ser alegre y divertido.1 3
30
York , escri ta por Ruth Seinfel. 14 Se titula "¿Qué es Mary Wig-
man?'' y en ella se da cuenta de la disparidad de reacciones que
surgieron al presenciar la nueva danza del viejo continente:
31
Para explicarse este fenómeno, Ruth Seinfel retoma algunas de
las ideas expresadas por Mary W igman en !a conferencia que
sobre la filosofía de la danza moderna dictó en La Sorbona, en
París. Al hablar del hombre y su destino como materia temática
fundamental de su danza "dentro del realismo más crudo o en
la más subl imada abstracción'', explica·
32
1os 1ransmiten sutiles estímulos que captan sólo las percep-
ciones más desarrolladas. ¿Será Mary Wigman primi!iva y
mode rna al mismo tiempo? Ella se sumerge en las mismas
fuentes de las que los hombres primitivos tomaron sus im-
pulsos creativos, es deci r, de sí misma.
Para ubicar mejor a es1a gran ar1is1a habrá que recordar la for ma
en que fu e encont rando su lenguaje. La búsqueda de una orga-
nicidad armónica en las frases de movimien10 fue una etapa
experimental intensa quecompanióen sus inicios con von Laban
y desarrolló con án imo de verdadera investigadora. Cuenta en
alguna parie que Cn la exploración de los mecanismos que entran
en j uego durante un brinco fue a caer sobre la estufa de me1al
que calentaba el es1udio y se rompió dos dientes. Ooris Hum-
phrey y MarihaGraham rambién dedicaron innumerables ho ras
a la in vest igación del movimiento corporal. Las tres descubrieron
un lenguaje propio, pero con diferentes resultados en cuanto a
sus necesidades de expresión. Al presentarse por primera vez
en Estados U nidos Mary Wigm an resultó sumamente ext raña
-aunque después tendda mucho éxito- no sólo porque su estilo
era original y nu nca visto, sino porque pertenecía a una cuhura
muy diferente, en la que las fo rmas femeninas no estaban idea-
lizadas como en el ballet clásico o llevadas a la exquisitez, como
en el caso de la estadunidense Ruth St. Oenis, pionera d e la danza
mode rna de concierto.
En su larga crónica Ruth SeinfePS nos recuerda que:
33
cribir la suerte del hombre, con formas creadas por ella, con
sus carac1erísticas peculiares, y de ac uerdo con su época
Mary Wi¡pnan puede llamarse la autobiógrafa de la
danza. No la historiadora que reproduce con mayor o menor
fidelidad las imágenes evanescentes de pasadas culturas.
Tampoco la romántica que elabora historias para entretener.
Lo que baila es la vida imerior del hombre y, por su gran
pent:tración. llega a capas subterráneas que no siempre son
placenteras
Su temperamento anísticoestá más a gusto e n la penum-
bra. El gen io de su danza es un espíritu de la oscuridad, feroz,
terrible, solitario y profundamente trágico. Su verdadero
tema es el alma humana sobrecogida por el miedo, rodeada
de elementos que amenazan su sobrevivencia. Cuando este
concepto se une a la personalidad poderosa que barre con la
indiferencia, tal corno los fuertes vientos barren con las
telarañas, es natural que su rjan antagonismos igualmente
violentos.
El resultado de los recitales de Wigman fue que el público
aumentó en miles, no sólo en Nueva York, sino a todo lo largo
del camino que lleva hasta Californ ia, como lo ind ican las
reservaciones para los nuevos recitales, un año después. Se
for mó además un nuevo tipo de públ ico, más alerla y crÍlico,
ciertamente la clase de público que más estimula al artista.
No sé si Mary Wigman ha sido más importanic en
Alemania como anistaocomo maestra, porque los bailarines
que hoy están activos han salido de su escuela casi en su
totalidad y a pesar de que las características de sus da nzas
están del lado sombrío y trágico, su mé1odo ha producido
artistas como Palucca, que expresa entusiasmo y exhuberan-
cia, como Kreutzberg y Gcorgi que son magné1 icos y placen-
teros, como Tina Flade, una jove n bailarina con gran delica-
deza y fragilidad, como Vera Skoronel, poseída por una fría
intelectualidad, como Ruth Abramowi1sch, intensamente
dramát ica, con fuerte inclinación hacia el erotismo.
Maf'I W19man Fotografía. Charlolte Audolph
El credo que profesa Mary Wigman sobre la danza mo-
derna y que enseña en sus clases, incluye lo luminoso al igual
que Jo oscuro de la experiencia humana. Un método de ense-
ñanza que produce individuos diferenciados y no sólo copias
del maestro, vale la pena examinarse: el cuerpo debe desapren-
der lo que ha aprendido en la vida cotidiana y adquirir con-
ciencia de todas sus posibilidades. Debe aprender también a
obedecer las leyes naturales que gobiernan el movimiento en
eJ espacio, debe aprender a moverse en armonía con estas leyes.
36
Lo que siento respecto a la fuente germinal de cada danza tal
vez pueda compararse al tema melódico o rítmico que con-
cibe el músico al iniciar una obra, o a la imagen poética que
obsesiona al escritor. Más allá de estas consideraciones no
puedo decir que exista ningún otro paralelismo. Al trabajar
una coreografia no sigo los modelos de 01ras artes, ni he
desarrollado una rutina ge neral propia. Cada danza es única
e independiente, un organismo separado que autodeterrnina
su forma.
Tampoco es abstracta mi danza, por lo menos no inten-
cionalmente, porque su origen no está en la mente. Si a veces
resuha así, es por mero accidente. Por o!ra parte, mi propó-
sito no es "interpretar" las emociones. Los términos Dolor,
Alegría, Miedo son demasiado estáticos, para poder descri-
bir las fuentes de mi trabajo. Mis danzas surgen, más bien,
de cienos estados psicológicos y de diversos esiados vitales
que desencadenan en mí un juego muy rico de emociones y
me dictan las annósferas específicas que debo seguir.
En este momento puedo recordar muy claramente el
origen de mi Festlicha rhythmus . Al regreso de unas vacacio-
nes, descansada, recuperada por el sol y el aire puro, tenía
inmensos deseos de volver a bailar. Cuando llegué al estudio
y vi a mis compañeros esperándome, di una palmada, y a
partir de este gesto espontáneo de alegría se desarrolló toda
la danza.
Hice mis primeros intentos de composición durante la
época en que estudiaba el sistema Dalcroze. Aun cuand0
siempre he sido muy sensible a la música, desde el principio
me resuhó de lo más natural expresarme a través del puro
movimiento. Tal vez influyó en mí el hecho de que no tenía
músicos a mi disposición, por lo que trabajé estas pequeñas
danzas y estudios en sile ncio. Un pintor alemán, al observar
mis modestos experimentos, me aconsejó ir a Suiza y trabajar
con Laban, quien se interesaba también por este tipo de
experime ntos. En el sistem a gimnástico de Laban encontré
37
mi técnica corporal; simu ltáneamente cont inuó la gradual
evolución de mi c reatividad
Después de años de hacer danzas he llegado a la conclu-
sión muy definitiva de que para mí la creación de una danza
basada en música ya escrita no resulta satisfactoria ni com -
pleta.
He bailado con varias de las grandes orquestas europeas
y con música antigua y nueva (siempre genéricamente mú-
sica para danza). H e hecho el inte nto de componer con el
Daemon de H indemith y con algunas obras de Bartók, Kodaly
y otros contemporáneos. Pero aun cuando la música despier-
ta en mí una necesidad de bailar, en el desarrollo de la obra
38
surgen tales dificultades que generalmente resulta en diver-
gcncias irreconci liables.
La materia temática, inspirada en un estado de ánimo o
indirec tamente en la música, suscita reacciones inde-
pendientes. El terna pide su propio <lcsarrol!o. Al trabajar
este desarrollo es q ue me alejo totalmente de !a música. Lo
que encuentro imposible es el desarrollo paralelo de la danza
con una idea musical ferminada e inamovible. Cada danza
requiere autonomía orgánica.
Es así como he llegado gradualn1ence a Ja integración
música-danza, en que el músico y yo creamos juntos. Yo no
hago una da nza y después pido a algún compositor que le
agregue la música. Thn pronto como concibo un cema, y
anees de que esté definido, llamo a mis asesores musicales.
Ellos absorben el tema y me observan bailar para familiari-
zarse con la atmósfera emocional y todos juntos empezamos
a improvisar. Cada paso del desarrollo se da en interacción
grupal. Experimentamos con varios instrumentos, acentos y
clímax hasta que sentimos que la obra tiene una unidad
indisoluble.
Al trabajar con un grupo me esfuerzo por encontrar un
sentimiento común _ Presento la idea central y cada quien
im provisa. No impona qué tan amplio sea el margen de
individualidades, debo encontrar un común denominador
en cs1asdifcrentcs emanaciones personales. Así, sobre la roca
de un sentimiento básico, construyo lentamente cada estruc-
tura.1 6
39
lista negra de los nazis. Ella pensaba que podría ser de mayor
utilidad si se quedaba y continuaba trabajando; podía decir con
la danza lo que no se podía decir con la palabra. Una muestra de
esta creencia fue la última obra que compuso y en la que bailó el
papel principal, la ®nzo. de Ni'ofn:, e n 1942. ( La Níobe de la
mitología griega se e norgullecía exageradamente de sus nume-
rosos hijos; esto la llevó a compararse con Leto que s6lo tenía dos
hijos. Apolo y Artemisa cast igaron a Níobe por su soberbia y
aniquilaron a todos sus vástagos. Convertida en piedra por Zeus,
sigue has1a la etern idad llorando su pérdida). La última vez que
bailó Mary Wigman tenía 55 años; después vivió en la sombra
muchos años más. Se mudó a Leipzingcon su hermana Elizabe1h
y durante los bombardeos a esa ciudad confiesa: " Me da ver-
giien za admitirlo, pero ante este espectáculo aterrador me siento
impulsada a la creación."
Mary Wigman contribu yó e normemente a la consolidación
de la danza moderna europea. Aunque la guerra dejó todos estos
logros en suspenso por muchos años, los artistas que em igraron
a lnglaterra (Laban), Estados Unidos( H anya Holm) y Sudamé-
rica Uooss) conti nuaron desarrollando las bases de la nueva
danza. Algunas nociones que investigaron Laban y Wigman en
su etapa inicial siguen teniendo importancia fundamental para
la danza. De esa etapa hay algu nos comentarios valiosos que
a parecen en el libro ya citado, Mary Wigman, tht úmguagt of do.nce:
40
del espacio y fusión con él es que el bailar[n logra e ntrar al
lenguaje vital de la danza.
[ ... [
El arle deja de existi r allí donde la técnica es venerada.
Lo ideal es que coincidan el 1alento creador y el in1erpre1ativo
porque entonces la imaginación, el sentido es1n.u::tural, la
maes1ria 1écnica y Ja proyección personal llevarán al bailarín
a poner su sello origin al en las obras ... y darán a la danza el
estímulo necesario para renovar los con1en idos e innovar
formasycs1ilos .
No tao
• 1l<Ltcy<l"fHJ111efDa~u•U&llrl,Nl>n'" Yorl< .G P Putnam"sSon>, 1977
' Mary W1g~. 7""1.tuywyujtú"'""· M iddlttown. Wo<$kyan Uninnity Proo
w,,,......
IO \\';iltr. Sordl. 7"" /ll•ry
11 16.J,p.n
"'-l. M1ddlctown . Wesleyan UniYCnity P rno
n /bid
u lb,,J
14 Ru1h Scinfcl, ""¿Qué n Mary Wig1nan?. en 771, °"''"M•/1Umt. •><"'ictnbrc de
1931.
l)/b1t/
l6 B~Sttr Ghi1<:lm, " Thc (rtallYC proct:U", rn Mll<I"" fllMllt Mento r Boob,
41
Doris Humphrey
(1895-1958)
Nadarevclacoomásclaridadlaint;mi-
dad del ser humano que el movimicmo
ydgcsw.Es posible,siu nose lo propo-
ne. esconde rseod isi mularatrav¿sdela
pal abra,lapin1 ura,la cscultu ra yotras
formasdcexprcsi6n,peroenelmomen·
todem°'·cmos, parabienoparamal,
sedalarevelacióncxactade loque
DorisHumphrey 17
44
piezas an1icuadas como El camalJ(J.f dt: 1~ flores, y siempre que tenía
un poco de tiempo libre trataba de enseñar a Doris algunos
ejercicios pianís1icos y Je explicaba las relaciones entre las notas,
las claves y otras complejidades que la niña no lograba compren-
der, lo que provocó regaños y disguslOs que hicieron que Doris
odiara el piano y que su madre la considerara un caso perdido.
Niña soli1aria, en el hotel aprendía con los acróba1as a hacer
ruedas de carro y otros !rucos.
Más o menos por esa época lleg6 al colegio una maestra de
danza, quien le enseñó a mover los pies y las piernas. Todo era
sencillo y agradable. La maes1ra, Mary Wood Hinman, tenía
gran prestigio como educadora y Doris siguió estudiando con ella
durante varios años.
45
señorita Hin man, mi hada buena, con la noticia de que Ruth
St. Denis y Ted Shawn abrirían una escuda de danza en Los
Ángeles, llamada Denishawn. Mis padres estuvieron de
acuerdo en que yo siguiera la carrera de bailarina y me fuera
a California. ¡Por fin puede volver a bailar y estar con gente
de mi edad! Miss Ruth siempre me observaba atentamente.
Un día me dijo: "tú debes estar en el foro" y me invitó a
formar parte de su compaiiía de vodevil. Así empezó una
relación que duraría diez años. 19
46
con todo el maquillaje de la funció n e nci m a. Miss Ruth tenía
la vitalidad de c uatro pe rsonas. Las giras duraban meses. En
las mín imas ho ra s d e desca nso empecé a interesarme en
componer algunos solos, para una idea e n particular mandé
construir un a roque le enseñé únicamente a Lou is H orst, mi
maestro de música en Denishawn. Me di cuenta que con el
aro podía hacer cos.. s bellísi mas y que éste le daba al cuerpo
una nueva dimensión .10
Se puede decir que a par tir d e sus descu brimie ntos iniciales Doris
desarrolló una inex tinguible sed invest igadora de todo lo relacio-
nad o con la dan za.
47
"Estoy batallando con frases y continuidad, deda, y con esa
manera que tiene Ja música de escaparse dejándome muy
atrás." 23
Otro problema era Ja necesidad de trabajar con grupos de
bailarines, pero entonces no existían. Su pasión por la investiga-
ción y la coreografia pronto la dominaron por comple10. Fue
emoncescuando, junto con Charles Wcidman y Pauline Lawren-
ce, decidió fundar una compañía y una escuela. Sabía que la
independencia le costaría caro, pero, aún así, rentó un es1udio en
la calle 59 de Nueva York. ¿Cómo llamaría a su est ilo de bailar?
¿Moderno? ¿Por qué, si bailar era tan antiguo como Jos hombres
del pleistoceno?
A diferencia del ballet que tiene un vocabulario fijo, Doris
buscaba el m ovimiento a partir de la emoción, construyendo lo
que para e Ua sería Ja fuen:a comunicadora. Sus danzas tenían
estructuras firmes y estaban hechas con meticulosidad, ''porque
se tra1aba d e un ane serio, no de un mero entretenimiento" .24
Dori.6 dijo en una conferencia que cuando estaba en Dcnis-
hawn sentía !lUe b:ii.Jaba como cualquier persona, no como eUa
misma.. " Había aprendido cómo se movían las japonesas,
chinas y españolas, pero no cómo me movía yo." Nació en Doris
la necesidad de descubrirse como bailarina contemporánea esta-
dunidense y para lograrlo confió en el espejo, frente al cual pasó
horas y horas investigando el movimiento corporal en la acción
de bailar. No sólo descubrió el concepto de "caída-recupera-
ción", sino que supo que la danza debería surgir de situaciones
concretasen las que estuvieran actuando e mociones, sensaciones
y sent imientos del ser humano, aun cuando después todo esto se
llevara a una cierta abstracción metafórica. 2:.
Algunas de sus primeras obras se inspiraron en Ja naturaleza:
Estudio sobre el tl:flUl (1928), y La uida de fas abejas ( 1929), inspirada
en Ja obra de Maeterlinck. Teatro de mouim1fflto ( 1931 ), realizada
sin música ni trajes ni tema, era una obra puramente constructiva
formal, un brillante ejercicio de composición. Tlu shakrs ( 1931 )
era un retrato conmovedor de Jos primeros grupos religiosos de
48
Es1ados Unidos. Nuti'a Daru:a (1935) visualizaba una sociedad
idt:al en la que cada indi,,iduo lograba pleni1ud personal al
contri buir a la armonía del grupo. Pa.wuagl1a tn do menor ( 1938),
con música de Bac h, proclamaba la grandeza del espíritu huma-
no; es una composición de arqu iteciura majestuosa. Su obra se
caracterizó e n t:s ta é poca por d uso del cont rapunto in1rin cado
de los ritmos mu sicalt:s. con fin es expresivos, y los tej idos com-
plejos de gru pos ck bailarines. casi siempre sim bólicos de fuerzas
emocionales en confl icto_ 16
••
La fecha que da el historiador J ohn Martin d e la aparic ió n
de la danza moderna en Estados U nidos está basada en el
primer programa deJOlor quc presentara Martha Graham en
1926; el primer concierto Humphrey-Weidman fue en 1928,
mie ntras que e n 1927 d ebutó en Nueva York otra de las
innovadoras, H clen Tamiris. 28
50
para for1alecer sus piernas después de u na larga e n fermedad.
Un año después del ma!rir11onio de los dos bailarines se fundó
Dcni shawn en Los Ángeles, en 1915. Ambos tenían carreras
establecidas como solistas y coinc idían e n enseñar diversas
formas de danza, incluidas las orientales, primitivas y la danza
moderna alemana.
Doris Humphrey experimentaba una enorme ad miración
por las danzas de los pueblos orientales, enriquecidas por sus
propias cuhu ra s que expresaban la esencia de su civilización, y
sentía a la vez gran incomodidad ante la apropiación arbitraria
que hada St. Den is de las for mas de danza asiálica para expresar
ideas ajenas a esas fo rmas. Doris tenía conciencia de que nunca
podría bailar como una hindU o una javanesa, porque aun
aprendiendo a mover el cuello lateralmente o a plegar los dedos
como en los gesws "mudras" de la India , éstos nunca serían
movim ientos "auténticos", puesto que habían surgido de una
neccsidad y una trad ición diferentes
Al romper con Oe nishawn por razones semejanles a las de
Martha Graham y por el deseo de expresar a su pueblo y a su
tiempo, escribe Doris:
51
La necesidad de moverse propicia a la mate ria orgá nica para
sal ir de su centro de equilibrio, pero el instinto de conserva-
ción propicia la vuelta al equilibrio, o bien a la ejecución d e
otro desplmrnmiento que permita lograrlo, salvando al orga-
nismo de la d estru cción .11
52
un impulso hacia afue ra, un desafio 11[ destino, un acto temera rio
de exploración que conduce 111 conocimiento de uno mismo o al
desas1re. El equilibrio impl ica conducta racional, juicio esclare·
cedor, pero tambié n el peligro de llegar a la estult icia. La psique
vacila atraída irrcsis1iblemente hacia ambas direcciones''.
54
La ciencia y la técnica han dado al hombre control de
todas las cosas, excepto de sí mismo y de sus fines. La danza
moderna, al inventar esta perspectiva y enseña r primero a
ser dueño de sí mismo, al poner nuevamente al mundo en
equilibrio, se convie rte en el arte de una nueva era cultu-
raJ. 36
55
cabo su idea. Bueno, éste es sólo uno de los problemas que
debería ser atendido a fondo y de tiempo completo. Des-
pués está el grupo. Por un lado trato de estimularlos para
que expresen su propia personalidad (moverse y pensar
como individuos independientes) y por otro están los en·
sayos en que m e contradigo y les pido que se muevan al
unísono. Debo estar loca al tratar de hacer cosas exacta-
mente opues1as a un mismo tiempo y con las mismas
personas. Por supuesto mi interés principal está en el
grupo. Desde un punto de visla objet ivo del arte estoy
convencida de que este trabajo de coreografía grupal es el
que llevará a la danza a su punto más alto, ya que el grupo
puede expresar mayores sutilezas, más fuerza y más va-
riantes que un solo bailarín, por muy in1eligente y talen-
IOSO que sea. Otro trabajo de 1iempo completo sería com-
poner para el grupo y entrenarlo para bailar las obras que
compongo. Parecería necesario vivir e n un ci rco de cuat ro
pistas para abarcar todos estos aspectos. H
Es1e 1exto es importa n1e porque revela con mucha claridad que
también en este terreno -el de fo rmar bailarines creativos y
sensibles- la lucha era contra siglos de tradición en que lo
indicado era imi1ar al maestro, repetir imitando y enajenando
la propia personalidad en función de un virt uosismo mecánico,
como lo denunció repetidamente, en el siglo XVllE,Jean-Geor-
ges Novcrre. ¿Cómo hacer para que los bailarim::s se desarrollen
a partir de su propia creatividad? Rudolf von Laban y Mary
Wigman habían encontrado algunos principios que fueron
ocasionalmen1e sistematizados, como en el caro del mé1odo
Jooss-Lccder, pero que no llegaron a conjuniar el movimiento
con las emociones. ¿Cómo hacer surgir las emociones de ma-
nera espontánea? Doris Humphrey se preocupó mucho por la
''motivación'', al grado de poner este factor en tre los elementos
más importantes de la danza. En su famoso libro sobre coreo-
grafía, escrito en los años cincuen1a, dice:
56
Doris Humphrey. Fotografía: Barbara Margan.
57
El movimiento sin motivación es inconcebible ... Insisto des-
de el com ienzo en que el movim iento debe fundarse en un
propósito, y en que no se haga un gesto mientras no haya una
razón, por muy simple que sea, que lo exija. Este proceder
debe impedir la ejecución técnica. fría, mecánica, porque
está presente el sentimiento.38
58
mucho a nt es de que los alu mnos alca nce n la e1apa de la
ejecución o de la coreografía ... Es preciso explorar las fuentes
naturales que dan origen a la em oción y examinar luego el
proceso por el cual las em ociones se transforman en movi-
mie n10 ... En mis clases expongo situaciones sencillas como
pun to d e panida para que los al umnos busquen movimien-
IOS..• 39
59
mente ser sustituida por otra). Los experimentos de estos
años la llevaron a descubrir los tres ritmos naturales: el del
movimiento corporal, el del pulso y el de la respiración .
Los ritmos respiratorios, en particular, dieron al movi-
mie nto de Doris una calidad especial la co ntinuidad y flui -
dez; permitían a los bailarines verse en el esce nario como
individuos sensibles y vibrantes, no mecanizados, y con una
gran fuerza vital. La forma de abordar una frase. aun con su
brillo ya inherente, siempre estuvo específicamente motiva-
da. En New dance la oposición de las frases del solista (7, 7 y
10) contra las utilizadas por el grupo (4/4) se resolvía al final
de 24 cuentas con el solista y el gru po llegando a un punto de
armonía. En la danza With my red jires, los bailarines se
movían dentro de unidades de frase contrastantes para acen-
tuar la confusión y el frenesí ; construyendo la tensión dra-
mática de la persecución de los amantes
Apolínea por temperamento a Dori s le disgustaba cual-
quier exceso. Quitaba yquiiaba hasta llegar ala médula; sólo
dejaba lo esencial.
En su libro The art of making dances (La composición tri la
dnnza) algunas recomendaciones se sienten demasiado rígi-
das. En la realidad , ella procedía con gran flex ibilidad y no
aclaró este punto en el libro por considerar que se trataba de
un texto de reglas que habrían de romperse una vez que
hubiesen sido aprendidas. Ella no rompía estas reglas; sim-
plemente profundizaba y bordaba sobre ellas, además de que
aprovechaba todos los márgenes de creatividad que des-
cubría.
En la vida como en el arte Doris tenía que elaborar a
partir de formas. J ohn Martin la recuerda en su restaurante,
arreglando cuidadosamente la comida en el plato. Ella reco-
nocía su compulsión pero insistía en hacerlo hasta que la
composición le resultaba satisfactoria. Su plaw, al igual que
sus coreografías requerían de un diseño, u na estructura.
john Martin creía que su mayor virtud como artis1a, la que
60
ninguno de sus colegas podía igualar, era su notable capaci·
dad para percibir la gtJ/aÍI de un proyecto (la iotalidad ac1iva
de los clemencos), al que Je daba ese sentido dc complew yde
inevitabilidad que es lo que distingue una obra maestra de las
demás. 40
Nola1
" W;o.h cr So.cU, 17,,,¡,,..,,i..,,,.,.~yfaL•J, Nue,••'0.-k, ThcWorld l'ubbslun5 ,Co.,
19 ~ 1
' 1 ~bna J unnc Coh<n, Do.,, ll""'plt.'fJ 14" •rtutfirn, l\hdd1ctown, \\'olc)ln
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19 Encydoped 1aof Danc<and8aUri,op tri
lll RoguGa,..udy,Doiutr J•u1t, l'aris,S<tJ1I , 1973
"ErncmncStod•llc, 17ttJ1,..,t1«hu¡•<O/Do.,, ll•mplmy, N...-J•tsey, Pnnc.,on
lloolr.Co., 1978
61
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"tbul
62
Martha Graham
(1894)
63
Mirtha GrBhim. Fotografla: Barbara Morgan.
64
Sin embargo, en el ambiente disti nto de California se líbe r?
de muchos prejuicios y la sedujo el orientalismo de St. Denis, a
quien vio en un recital. Cuando Ruth St. Dcnis y 1Cd Shawn
necesitaron bailarines para un cspectáculo de verano en el Greek
Theaier, Martha hizo su debut con la compañía Den ishawn;
tenía 22 años.
Ted Shawn fue su maestro (creó Xochitl para ella), pero su
admiración fue siempre para ' 'l\.1iss Ruth'', quien la fascinaba
con sus 1écn icas orientales y, sobre todo, con su teatralidad.
Martha permaneció siete años en Denishawn. bailando y
dando clases. C ua ndo llegó la hora de buscar su propio camino
se fue a Nueva York, donde tuvo la oponunidad de impartir clases
y fonnar u n pequeño grupo ( tres bailarinas) con las que dio un
recital el 18 de abril de 1926, en el 'li.:atro de la Calle 48.
S u s primeras coreOE,>TafTas tenían gran influencia de St. Dc-
n is: las telas vaporosas, lo exótico, lo bonito.. . En ese primer
concierto como coreógrafa independiente Martha presentó 18
pequeñas da nzas que no constitu ían ninguna revolución, según
se desp rende de los títulos de las obras y la música utilizada
(Debussy, R avel), todo muy al est ilo Denishawn. Es decir, el
arrancarse de las ideas estéticas impuestas y el encuentro con la
propia manera de expresar los temas llevaría tiempo. Gradual -
mente se fue dando el "teatro de d a nza'" que ella prefería:
gradualmente surgía la gran dramaturga de la danza
Al igual q ue Doris H umphrey, Martha quería hablar de los
seres humanos, de sus contemporáneos, aun cua ndo para ello
recurriera a los símbolos metafóricos que le permitían mayor
creatividad y, sobre todo, mayor intensidad espectacular.
Y a diferencia de Isadora D u ncan, la Graham rechaza "ser
un árbol, una ola o u na nube''; no le interesa ''identi fi carse con
los ritmos de la naturaleza'' . Le apasiona, en cambio, el hombre·
"ahondar en ese milagro que es el ser humano motivado, d isci-
plinado, integrado''. tJ
Respecto a Ruth St. Denis tampoco le interesa identificarse
con el misticismo de todos los pueblos. Decía estar aburrida de
65
bailar como dioses hindúes o ritos aztecas. En los años veinte
comentaba: "Quiero expresar los problemas d e nuestro tiempo
e n que la máquina trastorna los ritmos naturales; época de
posguerra e n que las emociones están trastornadas y los instintos
desencadenados.''
Bajo la influe nc ia de los artistas de vanguardia quiere
expresar al hombre contemporáneo, al que se levan1a para
enfrentar y controlar las fuerzas de la naturaleza y de la so·
ciedad .
66
Marrha Grahsm. Folograrla: Barbara Margan.
67
fue de lsamó Noguchi y consistía en un tramo de barda de corral
con una reata que en forma de ''V'' se extendía hacia arriba y
desaparecía en las bambalinas
68
Apenas habían transcurrido tres años desde su primer con-
cierto cuando presentó al público, en Heretic, a su nuevo grupo,
integrado por 16 bailarinas que dominaban los movimientos
percutidos característicos de los primeros tiempos en que Martha
buscaba su lenguaje artístico. La coreogralia mantenía un tono
de gran severidad y la idea de que ser hereje implicaría rechazar
lo establecido sin hacerse ilusiones sobre el triunfo de !a propia
fuerza opositora.
Con Primitiut·myrtmú ( 1931) la Graham se colocó en el cen tro
del desarrollo danzario. Muestra aquí plenamente la proposición
de su estilo. Toma a la Virgen del ritual cristiano y dentro de una
larga sección silenciosa establece la movilización emocional del
grupo -por la sola pureza de la Virgen-; establece además e!
contacto anímico con el cielo y la tierra; desencadena las fuerzas
más profundas de la especie humana (dúos y tríos que con la
intensificación de la música de Louis Horst llegan al frenesí),
para continuar con la entrega a los rituales religiosos que son
universales. El éxito de público hizo comentar ajohn Martín, el
famoso crítico del Ntw Mnk Times que:
Para poder expresar lo que vive día tras día, crea un nuevo
lenguaje y una nueva técnica de desarrollo corporal. A diferencia
de las posiciones ''defensivas'' y prepotentes que hereda la aris-
tocracia al ballet clásico, Martha construye movimientos alrede-
dor de las áreas más vulnerables del cuerpo: la yugular, el plexo,
69
Mar/ha Gflham Fotog•aUa: Ba•bara Morgan.
70
la pelvis. Son también las áreas donde las emociones repercuten
con más violencia. Bajo la influencia de Picasso, a quien admira
apasionadamente, ensaya movimientos espasmódicos, impulsos
bruscos en que el cuerpo parece proyectarse hacia el abismo,
utilizando todos los medios dramáticos para expresar el terror, la
agonía y el éxtasis.
En la Cartilla del bailarlnmoderno, ~ 8 publicada en 1941, Martha
Graham habla de la técnica: "Soy bailarina y mi campo es la
danza artística. Cada área del arte tiene un instrumento y un
medio de transmisión. El instrumento de la danza es el cuerpo
humano; el medio de transmisión es el movimiento.''
71
Su importancia está en que libera el cuerpo para ser, al final
de cuentas, uno mismo.
La téc nica nunca ha sustituido ese estado de conciencia
que es el tale nto, ese equilibrio milagroso que hace al ¡:,-enio. Al
fortalecer el cuerpo y darle mayor elasticidad, éste se mueve
con más libertad, con más espontaneidad. La libcnad depe nde
esencialmente de tener la fuerza necesaria para perfeccionar
el ritmo corporal y las reacciones nerviosas. Es por esta razón
que el arte no ne<:esita ''entenderse'', corno usamos común-
mente el término, sino constituir, una experiencia.
Cuando vivimos una experiencia nuestra mente y nues-
tras emociones están funcionando, pero es el sistema nervioso
el primer instrumento de la experiencia.
La enseñanza parcializada que heredamos -primero los
músculos y luego las emociones- nunca producirá un ser
humano completo.
El concep10 puritano de !a vida ha ignorado siempre el
hecho de que el sistema nervioso, la mente y el resto del
cuerpo son una unidad y que el arte no puede experimentarse
más que como una totalidad del ser. Para mi la integraci6n
nerviosa, física y emocional ese] factor que poseen, en su más
alto grado, los grandes artistas de la danza.i9
72
materia elaborada se puede comentar la realidad. Cada
movimiento tiene un significado emocional y uno físico. Ya
en 1934 decía Martha: "Si no se trabaja la forma, después
de cierto tiempo el movimiento se vuelve confuso y torpe. El
entrenamiento nos da libertad "50
73
Mar/ha Graham. Fotogra1ia: Barbara Morgari
74
regreso: al uso de todas las posibilidades del movimiento. Si n
embargo, durante la etapa "esteticista" fue posible depurar
el lenguaje de gestos superficiales y gratuit os.
Ningún arte ignora los valores humanos porque en ellos
encucnira su fundamento. El movimiento corporal, dirigido
con autenticidad es el medio artístico más poderoso y peli-
groso que se conoce. Esto se debe a que habla el instrumento
básico, el cuerpo, que es un espejo instintivo, intuitivo, ine-
vitable d e la verdadera cond ición del individuo.
El arte no crea cambios; los registra. El cambio sucede
dentro del ser humano. El cambio operado e n el siglo XX
respecto del siglo anterio r tiene lugar en el pensamiento y la
actitud frente a la vida. La necesidad de acción se transfonnó
en algo 1otalmen1cdifercnte; por eso son d iferentes las fomrns
y las técnicas a nísticas.~2
75
desplazamientos se hacen sin tensión; las piernas y la espalda
es1án fuertes y el cuerpo está centrado por los ejercicios
hechos anteriormen te.
Todos los ejercicios están en forma de tema y variaciones;
hay un principio básico de m ovimiento que se dirige especí-
fi camente a cierta región del cuerpo: torso, espalda, pelvis,
piernas, pies ... El tema del ejercicio interviene directamente
en su función para el con!rol del cuerpo y está exento de
''embellecimiento'' o movimientos superfluos. El alcance de
las variaciones se amplía paulatinamente, yendo del movi-
miento específico al general, el cual abarca el uso de tocio el
cuerpo. Sin embargo, no importa cuánto se desarrollen las
variaciones, siempre conservan su relación con el tema.
Todos !os ejercicios del piso son preparaciones directas
para posteriormente levantarse y elevarse. El primer princi-
pio que se enseña es el de alinear el cuerpo. El primer
movimiento se basa en los dos actos de respiración del cuerpo,
inhalar y exhalar, que se desarrollan desde la experiencia
misma del cuerpo hasta la actividad muscular independiente
del acto de res pirar. Estos dos actos, cuando se ejecutan
muscularmente se llaman "release", que corresponde a la
inhalación, y "contracción'' que corresponde a la exhala-
ción. La palabra relajamiento no se usa porque viene a
significar un cuerpo desvitalizado. En las clases para profe-
sionales los ejercicios de piso duran aproximadamente veinte
minutos y comprenden el est iramiento, los ejercicios de es-
palda y las extensiones de las piernas.
76
M•rlhl Gr1h1m . Fo l ograrfa: Barbara Mo1ga r1 .
77
trar todas las potencialidades del cuerpo, la em oció n y el inte-
lecto
78
emoción como lo hada lsadora Duncan, sólo que su técnica,
cuidadosamente organizada, la mantiene en control.
A partir de 1938 los bailarines se van incorporando al grupo
de mujeres: el primero fue Erick Hawkins, quien después se casó
con Martha; el segundo fue Merce Cunníngham. Han bailado
con ella también bien Paul 'faylor, Tim Wengcrd, john Butler,
79
Mark Ryder, Roben Cohan, Stuart Hodcs, Gene MacDonald,
Bertram Ross, David \Nood, Dan Wagoncr y muchos más. La
sexualidad entró en los temas y la teatrafülad empezó a dominar.
Había comenzado la etapa de las heroínas: Electra, Medca.
Yocasta,JuanadeArco,judith, Fcdra, Clitcmnestra ... Asume la
mitología para "volver visibles las realidades interiores escondi-
das bajo los símbolos universales''.
Según Roger Garaudy, para Martha Graham la danza
es celebració n de la vida en sus combates y en su plenitud;
es creac ión y encarnac ión de los grandes mitos por los cua-
les, en cada época, los hombres proyectan sus aspiraciones
más elevadas, su voluntad de tener acceso a una vida tras-
cendente.
Pero no toda la obra de Martha es intensa y dramática;
también ha realizado, con gran maestría de oficio, coreografías
líricas y humorísticas como Every soul is a Únus, Acroba/s o/ God,
DiversionofAngels.
Un gran número de bailarinas ha pertenecido a la Compañía
Graham a través de los años y muchas de ellas han contribuido
a la consolidación de su método de entrenamiento: Jane Dudley,
Sophic Maslow, AnnaSoko\ow,jcan Erdman , Pcarl Lang, Hclcn
McGchce, Ethel Winter, Takako Asakawa, Yuriko Kimura ,
Mary Hinkson ..
Dentro de la gran vuelta a los orígenes que implica el espíritu
del arte moderno, no trata Marcha de recrear un espectáculo
visual sino de crear una nueva realidad poética; quiere hacer
crecer nuevas ramas e n el árbol de la realidad.
En este siglo hemos pasado de un arte imitativo a un arte de
representación simbólica. Como decíajuáres, no hay que con-
servar las cenizas de los ancestros sino el fuego.
Martha Graham bebe de las más grandes fuen tes: las del arte
en la infancia del mundo, cuando los primitivos no creaban
obras de arte, sino instrumentos mágicos para defenderse y
e n grandecer su vida.
80
En Clitt:mnestra, de 1958, encarna todos los rostros de la
mujer, paso a paso, en un solo movimiento, puesto que el
tiempo está suspend ido y Clitemnestra está ya en el mundo
subterráneo: la reina que gobierna 1;on mano viril, la esposa
y asesina de Agamenón, la amante enloqueóda de Egisto, la
madre fuera de sí d e lfigenia, la tigresa vengado ra de Electra
y O restes. En el último mome nto, 1;on un solo acto de amor,
logra su redenóón .
El ejemplo más claro del inílujo del psiwanálisis en su
obra es Night joumty, en el que rcinterpreta el &iipo de
Sófocles. En lugar de narrar la tragedia, según la cual la reina
Yocasta se casa 1;011 un joven del que ignora su origen y
pasado, la Graham tiene la genialidad de invertir el orden de
los acontecimientos: la coreografía comienza en el momento
en que Yocasta va a suicidarse. Así, desde el principio nos
d ice del paroxismo de su pasión por el amante, de quien sabe
que es su propio hijo y el asesino de su padre. El simbolismo
freudiano da a la obra mayor profundidad y dimensión
trágica; expresa a la vez la esencia de la femineidad y el
enfrentamiento con el destino.
Aparece Tiresias, portador de la terrible verdad, l\evan-
dola acción a su punto inicial, al instante anterior a la muerte
de Yocasta, cuando se aferra con ferocidad a la cuerda de la
que va a colga~. Finalizada la fatal danza, el bastón d e
T iresias 1;ae el suelo y evoca el golpe de una verdad cuya
resonancia pare1;e 1::omunicarnos los últimos latidos del cora-
zón de Yocasta.
El ''teatro de danza'' no implica utilizar la mímica, que
es diference disciplina artística. Por el contrario, si se tratara
de comprender la danza de Martha, analizándola por la
anécdota, uno se topada con la imposibilidad y el absurdo,
tal como si usara es1e mecanismo para "compre nder" un
cuadro de Picasso o un trozo de música. Si se pudieran
verbalizar estos contenidos sería mejor expresarlos como
81
Marlha Graham . Fotografía: Barbara Morgan.
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elementos literarios. Porque la danza, eo1110 todo arte, expre-
sa lo que está m:ís allá de la p;1labra.
A través de su lenguaje se expresa una concepción de la
vida y del mundo, un sent ido profundo de lo que puede ser
la comunicación humana. la comun icación direcia de espí-
ritu a espíritu . Las disonancias, los ace ntos, los impulsos y
las caídas, todo esto nos co ncierne, y nos concierne total-
mcnte. 57
NOlas
11 JMcphH M~<O.l'n""'-'"' 7;\,...U,,,.1efM.b<~D,..tt1•il...,.,,.,,NuCYafork,
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84
CONSEJO NAC I ONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES
Jaime Labastida
Subdirtctor Cm.trol tU Difusión y Administración
J osefina Alberich
Subdire(loro Gmtrol dt Ediuaúón
t ln11esligación Artística
Esther de la Herrán
Dirtc/ara dt lnvtsligación y Doíumm/aÚÓn tU las Artts
Paulina Campderá
Dimtoro tU Difusión y Rtlacionts Priblicas
la liumanmuuín dt la dan;:a
se terminó de imprimir en abril de 1990
e n los Tallerrs de Prisma Edi1orial.
El cuidado de la edición a ca rgo
de Margarita Torta1ada y Alejandrma Escudero.
La edición consta de l 000 ejemplares.
De u<ro<nm~d<lod~u~1";uroml""
ticronlanecesidadderenovarloscritcriosim-
pcrantes en d momento que les tocó vivir. Un
.
"clás1co",Jcan-GeorpNoverrc(J727-18lO),tnla
FranciacklaRcvolución,seplan!cólancrnidaddc
estructunrlosoomponentesdelucoreognfwquesc
retOlviócon le. billeudeaccilm. Lu " modenw'', Mary Wigman (1888·
1973), en la Alemania nazi, y Ooris Humphrq (1895-19$3) y MWa
Gn.hm (11194), en d Nueva York de los años vtinte, estructuraron sus
romigraíw a partir dt la músita y de situaciones dnmitiw. Lin Du·
ránhaccunrecorridoporupcrienciasytestimonioadeestoscoreógrll·
foa, para OOpués reflexionar a.cera del proceso <k humaniuci6n en el
artc,quecondujoalsurgimientodeladanumodema.
Enausenciadcpublicacionessobreeltema,ennuc1tropah,d1uto
de Lin Durán ofrttt una mirada inicial, de extrema utfülad, para quie·
nc1sededicanalestud.iodeladanu.
•~.._ :=:-r·~
C•IM01 .. 1.l,,11