Comunicación y lenguaje en la psicología
Comunicación y lenguaje en la psicología
Comunicación y lenguaje en la psicología
Comunicación y lenguaje
Esquema:
1. Introducción
4. Conclusiones.
1. INTRODUCCIÓN.
Otra perspectiva distinta sobre el lenguaje y su relación con el desarrollo cognitivo del
ser humano nos la ofrece Vygotski. Para este autor la función primaria del lenguaje es la
comunicación, el intercambio social, constituyendo un instrumento regulador y controlador
de los intercambios comunicativos. Aunque este autor destaca la comunicación como la
función principal
del lenguaje, también señala otra serie de funciones básicas del mismo. Así, a partir de la
interacción social y del lenguaje el ser humano desarrolla las funciones psicológicas
superiores; en una primera instancia de forma interpsicológica, para posteriormente,
después del correspondiente proceso de reflexión, de una forma intrapsicológica,
asentando y profundizando el desarrollo de dichas funciones. Todo esto lo explica a partir
de su conocida "Ley de la doble formación de los procesos psicológicos superiores".
El lenguaje tiene dos fines básicos: por un lado, ser un medio de comunicación y, por
otro lado, servir de instrumento cognitivo, teniendo una relación estrecha con el
pensamiento (Gallardo y Gallego, 1995).
· Rondal (1991) lo define como una función compleja que permite expresar y
percibir estados afectivos, conceptos, ideas, a través de signos acústicos o
gráficos.
Siguiendo este análisis, es fundamental tener siempre presente que la comprensión del lenguaje como
medio de comunicación depende también del contexto determinado en el que se produzca, ya que todo
mensaje se produce en un entorno social concreto.
Tal como se señaló en la introducción, una de las perspectivas más amplia y diversificada sobre el lenguaje la
podemos observar a partir de las aportaciones de la Psicolingüística o Psicología del Lenguaje, ciencia que viene
marcada por las aportaciones de Noam Chomsky, quien revolucionó dicho campo de estudio.
Según Chomsky, el lenguaje constituye la línea de demarcación entre los seres humanos y el resto de
especies animales. Según este autor, la Lingüística tiene como objeto establecer la descripción del
lenguaje humano, entendido como una capacidad exclusiva del ser humano, que permita posteriormente
describir cada una de las lenguas conocidas. El objetivo de esta disciplina científica, según Chomsky,
consiste en descubrir los aspectos comunes de las distintas lenguas o, sus propios términos, los
"universales lingüísticos".
Chomsky destacó dos nuevos aspectos del lenguaje que forman parte de su planteamiento revolucionario: por
un lado, afirma que la capacidad humana para hablar esta genéticamente determinada. La adquisición del lenguaje
es simplemente un proceso de despliegue de capacidades innatas, de modo que los niños aprenden a hablar de la
misma forma como a los peces les surgen las escamas o a los pájaros les crecen las alas. Y, por otro lado,
Chomsky relaciona los universales lingüísticos con la sintaxis, de tal forma que las producciones lingüísticas que
realiza un hablante de una lengua concreta responden a su conocimiento sintáctico. Así, para el estudio de la
adquisición del lenguaje, desde esta perspectiva lo que se trata es de descubrir el conocimiento sintáctico que
subyace a las producciones infantiles en cada momento del desarrollo.
No obstante, a partir de las investigaciones posteriores, se ha constatado que el conocimiento que tiene un
hablante de su lengua no es exclusivamente sintáctico, sino también semántico. Esto supuso la introducción del
análisis del significado en los estudios sobre la adquisición del lenguaje, al constatarse que en toda producción
lingüística hay una relación entre su forma y lo que significa. Es decir, la forma en que se unen y ordenan las
mismas palabras determina un significado u otro. Así, por ejemplo, no es lo mismo decir "Ana escucha a Maria"
que "Maria escucha a Ana". Ello supone que para poder usar el lenguaje debe existir previamente o a la vez un
cierto conocimiento de la realidad.
En este contexto explicativo debemos hacer referencia a la figura de Piaget, uno de los principales
representantes de la perspectiva que destaca los prerrequisitos cognitivos como
condición para la aparición del lenguaje. Para este autor, la posibilidad de emplear y combinar las palabras
responde a la aparición de una capacidad previa, lo que él denomina la "función simbólica". Esta capacidad la va
construyendo el niño a lo largo del estadio del desarrollo cognitivo conocido como "estadio sensomotor',
siguiendo la terminología de este psicólogo.
Piaget, a diferencia de Chomsky, no considera al lenguaje como el aspecto más específicamente humano; sino
que es la capacidad cognitiva general lo que diferencia a los humanos de las demás especies animales, siendo el
lenguaje una expresión de dicha capacidad cognitiva. Para Piaget, el lenguaje es un sistema simbólico y, por tanto,
arbitrario. Para poder utilizarlo, el ser humano debe previamente construir la capacidad para simbolizar. De todo
ello es fácil deducir que para este autor el estudio del desarrollo de la capacidad simbólica es anterior al lenguaje.
Tanto para Chomsky como para Piaget el lenguaje constituye un sistema para representar la realidad y, por lo
tanto, la explicación de su dominio por parte de los niños comporta necesariamente la invocación de capacidades,
bien innatas, bien construidas, que permiten la representación, tal como señala Vila (1992).
Otra perspectiva distinta sobre el lenguaje y su relación con el desarrollo cognitivo del ser humano nos la
ofrece Vygotski. Para este autor la función primaria del lenguaje es la comunicación, el intercambio social,
constituyendo un instrumento regulador y controlador de los intercambios comunicativos. Aunque este autor
destaca la comunicación como la función principal del lenguaje, también señala otra serie de funciones básicas del
mismo. Así, a partir de la interacción social y del lenguaje el ser humano desarrolla las funciones psicológicas
superiores; en
una primera instancia de forma interpsicológica, para posteriormente, después del correspondiente proceso de
reflexión, de una forma intrasicológica, asentando y profundizando el desarrollo de dichas funciones. Todo esto lo
explica a partir de su conocida “Ley de la doble formación de los procesos psicológicos superiores”.
Desde el modelo explicativo de Vygotski se desprenden la interacción entre lenguaje y pensamiento, siendo
fundamental la interacción social y, dentro de ella, la comunicación por medio del lenguaje para el desarrollo
cognitivo del sujeto.
A mediados de la década de 1970 surgió una nueva perspectiva en el estudio del lenguaje, teniendo amplia
repercusión posterior. Dicha orientación, que partió tanto desde la Filosofía del lenguaje como desde la
Lingüística, acentuaba los aspectos comunicativos del lenguaje. Éste era considerado como un instrumento
privilegiado para la regulación y el control de los intercambios sociales. Así, según este modelo explicativo, las
descripciones lingüísticas no pueden limitarse a analizar el sistema independientemente de los sujetos concretos
que lo usan y del contexto en el que lo hacen. Aprender a hablar implica el conocimiento de reglas fonológicas,
sintácticas y
semánticas, pero también supone el conocimiento sobre cómo usarlas. De esta forma, la pragmática se incorporó a
las investigaciones sobre el lenguaje.
Esta perspectiva destaca que si el lenguaje es comunicación, su uso comporta una determinada intención.
Aprender a hablar supone también aprender a anunciar la intención y aprender a compartir un tema con un
interlocutor y comentar sobre él. Desde este modelo se destacan los aspectos instrumentales del lenguaje, de tal
manera que aunque se conozcan bien las reglas de funcionamiento del mismo, si no se sabe cómo se utilizan,
resulta prácticamente imposible su uso. Es decir, este modelo explicativo añade a los prerrequisitos cognitivos, los
prerrequisitos comunicativos. De ahí la importancia que para el desarrollo del lenguaje tiene el entorno social que
rodea al niño. El componente pragmático del sistema lingüístico analiza el lenguaje en su ámbito contextual,
referencia fundamental para entender su funcionamiento, adquisición y desarrollo.
La variedad de modelos teóricos que explican el lenguaje, su funcionamiento, adquisición y desarrollo deriva
también en una gran diversidad de funciones, dependiendo del enfoque teórico y del autor que sigamos. Veamos
las aportaciones más representativas relativas a este apartado del lenguaje:
· Función imaginativa. También conocida como función creativa: el lenguaje como instrumento de
recreación, más allá del entorno real.
A todas estas funciones, Jakobson (1972) añade la denominada "función metalingüística", que consiste en
volver sobre el propio uso del lenguaje para explicarlo con referencia a un determinado código. Otra clasificación
de las funciones del lenguaje es la que nos ofrece Alós (1991):
a) Función emotiva. Hace referencia a la comunicación primera, antes de que el sujeto sepa captar el
significado. Actúa como un elemento catártico o de control de la propia emotividad. Un ejemplo representativo es
la expresión de dolor o de satisfacción que experimenta el bebé ante el tono de voz o ante la sonrisa de su madre o
de cualquier otro adulto.
b) Función lúdica. Hace referencia a los inicios del lenguaje, vistos como un auténtico juego: laleo, ecolalia,
comienzo de la articulación de sonidos. Posteriormente esta función seguirá perdurando, en forma de
trabalenguas, adivinanzas, refranes, acertijos, etc. También está relacionada con el control afectivo-emocional.
c) Función apelativa. Consiste en dar nombre a las cosas. En las etapas iniciales se hace de una forma
polivalente.
d) Función verbal. El lenguaje entendido como expresión del pensamiento y como forma de relacionarse con
el entorno físico y social.
f) Función estructural. El lenguaje sirve también para dar forma a los diferentes contenidos mentales, así como
para organizar y estructurar el pensamiento.
g) Función socializadora. El lenguaje constituye un instrumento básico para la inserción en los distintos
entornos en los que se desenvuelve el niño: familiar, escolar, social.
h) Función de hominización. A través del lenguaje el ser humano puede realizarse como tal, distinguiéndose
del resto de especies animales.
i) Función metalingüística. El lenguaje como medio para acceder a la meditación y a la reflexión. Constituye
el nivel más abstracto del desarrollo cognitivo.
j) Función reguladora de la acción. A partir del lenguaje interior el ser humano puede dar solución a los
diferentes problemas con los que se enfrenta en su vida diaria.
Por último, recordemos que Vygotski (1977) destaca como función primaria del lenguaje la comunicación, si
bien también menciona que no es la única. Así, llega a señalar la función reguladora y de control de los
intercambios comunicativos y de la propia conducta.
Para realizar el análisis de los distintos elementos que componen el lenguaje vamos a distinguir entre las
siguientes dimensiones del lenguaje: forma, contenido y uso , que nos van a permitir describir los componentes
del lenguaje, tal como señalan Gallardo y Gallego (1995).
Atendiendo a la forma del lenguaje, que podemos distinguir son los siguientes componentes:
a)Fonología y Fonética. La definición de Fonología parte de la oposición entre lengua habla, así como del
concepto de signo lingüístico de Saussure (1973). Mientras que el habla es una realización física, la lengua son
realizaciones abstractas de valor supraindividual. La ciencia que
estudia los sonidos (realizaciones físicas) es la Fonética; mientras que la ciencia que estudia la forma y
organización del significante es la Fonología. La Fonética analiza los sonidos y la Fonología analiza los fonemas,
que son abstracciones.
b) Sintaxis. Según Hernanz y Brucart (1987), la función principal de la sintaxis consiste en combinar las
piezas léxicas de una lengua con el fin de formar oraciones. Cada lengua desarrolla sus propias normas sintácticas,
permitiendo a sus usuarios el intercambio en la comunicación a través del lenguaje.
de las palabras de una lengua. Dentro del componente semántico, el léxico puede ser
considerado como el conjunto de las palabras de dicha lengua.
Los componentes semánticos son valores distintivos que nos ayudan a analizar el significado de las palabras
(Gallardo y Gallego, 1995) Estos componentes constituyen elementos teóricos necesarios para el análisis
semántico de una lengua.
El significado de una palabra está constituido por un complejo de componentes semánticos interrelacionados
de forma lógica. En este sentido es importante tener en cuenta que las palabras cuyo significado ofrece ciertos
rasgos en común, forman lo que se denomina un campo semántico, que, a su vez, puede ser dividido en distintos
subcampos.
Entre los fenómenos semánticos más representativos cabe destacar la polisemia, la sinonimia y la homonimia.
A partir de la dimensión del uso del lenguaje podemos analizar otro componente esencial del mismo: la
Pragmática. La forma y el contenido del lenguaje son insuficientes para explicar todas las dimensiones del mismo;
por este motivo, el componente pragmático analiza las situaciones en las que se usa el lenguaje para comunicarse:
quién es quien habla y qué es lo que dice. Para realizar el análisis del uso del lenguaje es necesario tener en cuenta
los diversos aspectos extralingüísticos, especialmente el contexto situacional.
A nivel filogenético, la gran diferencia entre el ser humano y el resto de especies animales está en la capacidad
para utilizar símbolos: el hombre es el único capaz de producir y utilizar símbolos. Y esa capacidad no está
relacionada exclusivamente con el desarrollo neurológico, mucho más complejo en el hombre, sino también en la
interacción social, que ha dado lugar a que el ser humano pueda elaborar un entorno cultural, que se convertirá en
su medio habitual.
La relación principal entre la capacidad humana para la simbolización y el desarrollo del lenguaje, dentro del
proceso de hominización, se deriva del hecho de que el lenguaje articulado es la forma más importante de
expresión simbólica, si bien no es la única que utiliza el ser humano, tal como señalan Gallardo y Gallego (1995).
A través del lenguaje articulado el hombre ha podido acumular y transmitir los conocimientos adquiridos,
pasando de una generación a otra.
· Aprender a combinar fonemas, palabras y oraciones en secuencias comprensibles para los demás.
· Conocer y compartir los significados elaborados socioculturalmente por una determinada comunidad
lingüística.
· Acceder al uso de las reglas gramaticales que estructuran convencionalmente las relaciones entre
forma y función en el lenguaje.
Asimismo, tal como destacan Serón y Aguilar (1992), al analizar el desarrollo del lenguaje es fundamental
tener en cuenta tres aspectos básicos:
2. Los aspectos semánticos: aquellos procesos a través de los cuales las palabras van
adquiriendo significado.
3. Los aspectos funcionales: uso del lenguaje con el propósito de conseguir adaptarse e
interactuar progresivamente en su medio.
También podemos diferenciar, siguiendo a la mayoría de los autores, dos grandes etapas en la adquisición y
desarrollo de la comunicación y el lenguaje: la etapa de la comunicación prelingüística y la etapa de la
comunicación lingüística. Veamos detenidamente cada una de ellas:
El bebé desde los primeros momentos de su vida va progresivamente madurando las diferentes vías
sensoriales. Además, debemos tener en cuenta que desde que nace, el niño es un ser activo que busca
constantemente estímulos y organiza progresivamente la información que va adquiriendo. A partir del
establecimiento de los primeros vínculos afectivos, basados en la satisfacción de sus necesidades primarias, el
bebé se enfrenta a una serie de rutinas comunicativas cargadas de intencionalidad y significado, capaces de ir
modulando la conducta propia y la de los demás.
Los adultos, al interactuar con el bebé, tienden a adecuar sus conductas a las que observan en él, dando lugar a
una interacción comunicativa que se conoce con el nombre de “protoconversación” (Vila, 1992).
La realización de rutinas, de contactos afectivos, dan lugar al comienzo de una comunicación basada en gestos,
articulaciones, movimientos generalizados, etc. , en gran parte con un amplio sentido lúdico.
El niño, desde los primeros meses de vida se acostumbra a reaccionar ante determinados patrones visuales o
auditivos, emitiendo diferentes respuestas que los adultos van interpretando; constituyendo la comunicación no
verbal de los primeros meses de vida.
La posterior maduración biológica del bebé le permitirá incorporarse a nuevas situaciones interactivas, tales
como las relacionadas con el sostenimiento mutuo de la mirada. En estos primeros meses de vida las interacciones
comunicativas se caracterizan por una importante asimetría entre los participantes, debido a que son los adultos
los que controlan y dirigen estos intercambios, adecuando sus conductas a las del bebé; con el fin de que las
conductas infantiles sean algo más que simples respuestas biológicas, para que puedan pasar a ser controladas por
el propio niño, y, de esta forma, las pueda utilizar coma reguladoras de su conducta en relación con los demás.
El bebé, poco a poco ira aprendiendo formas de comunicación deícticas con objeto de poder expresar sus
deseos y que éstos puedan ser interpretados por los adultos de forma adecuada.
Durante los tres primeros meses de vida, según destacados autores, como es el caso
de Vila (1992), nos encontramos en el bebé una habilidad comparable a la comunicación.
El bebé inicia la comunicación con el adulto: el desarrollo del lenguaje está estrechamente
ligado al proceso de socialización. En este sentido, no debemos olvidar que el lenguaje es
un instrumento desarrollado
por el ser humano con el fin de garantizar los intercambios sociales; es decir, está
diseñado para la comunicación.
A través de la simbiosis afectiva que se establece entre el bebé y sus cuidadores surgen los rudimentos de la
conciencia. Esa simbiosis afectiva se va consolidando progresivamente, favorecida por la comunicación inicial del
bebé con el adulto a través de gestos, expresiones faciales, sonrisas, etc. De forma progresiva, el niño va
respondiendo al habla de los adultos de manera más definida, como lo demuestran acciones como volver la cabeza
en la dirección en que oye hablar, la mirada busca a la persona que habla, etc. En este sentido, la contribución al
desarrollo de la figura de apego es básica en esta etapa para la comunicación, el desarrollo cognitivo, el desarrollo
socioafectivo, etc.
Hacia los cuatro meses el bebé comienza a diversificar su interés entre el mundo de los adultos y el mundo de
los objetos, lo que produce cambios importantes en la interacción niño-adulto, ya que los objetos pasan también a
formar parte de las actividades y de la interacciones sociales entre ambos.
Entre los cuatro y los seis meses, la pareja adulto-bebé empieza a diversificar sus juegos: el centro de interés
pasa de estar centrado en los propios cuerpos a dirigirse hacia temas externos. Las interacciones cada vez son más
complejas, lo que supone un progresivo dominio de las habilidades comunicativas por parte del niño.
Hacia los seis meses el niño comienza a emitir sonidos vocálicos y consonánticos cada vez más diferenciados,
que se enmarcan en emisiones de una sílaba. Repite sílabas con secuencias cada vez más complejas. Es la etapa
del balbuceo. Desde esta etapa, la lengua materna ya imprime su influencia en la actividad vocal del niño, tal
como destacan Gallardo y Gallego (1995). Desde la perspectiva socioconstructivista, la etapa del balbuceo
adquiere una función fundamental, ya que el niño se entrena en la articulación del lenguaje con el fin de integrarse
socialmente en la familia, para comunicarse con su madre y/o padre, para adaptarse al medio. Además, el
balbuceo representa toda una fuente de estimulación, juego y diversión.
El lenguaje del niño es, cada vez más, un reflejo del lenguaje que se habla en su entorno inmediato,
accediendo hacia los nueve o diez meses a la etapa de la ecolalia, referida a las emisiones verbales del niño que
van dando ya cabida a los sonidos de la lengua que pronto empezará a hablar.
Entre los 9 y los 18 meses, la mayoría de los niños emiten las primeras palabras, indicando el inicio de la
siguiente etapa en el desarrollo del lenguaje.
Al principio de esta etapa el niño imita frecuentemente las palabras oídas a los adultos, aunque su riqueza
de vocabulario aún es muy restringida. Inicialmente el niño utiliza una palabra
para referirse a una serie de objetos y/o acontecimientos que son libremente asociados en su
pensamiento.
Es importante resaltar que entre el periodo prelingüístico y el lingüístico existe una continuidad funcional,
de manera que las primeras palabras, en general, se insertan en situaciones interactivas cumpliendo las
mismas funciones que los gestos a los que sustituyen (Vila, 1992).
Durante esta etapa la comprensión del lenguaje del adulto progresa de manera muy
rápida. En realidad, el lenguaje comprensivo va por delante del expresivo, ya que, aunque
comprenden una cantidad aceptable de palabras, únicamente expresan las que significan
objetos o acontecimientos que ellos pueden manipular. Además, debemos tener en cuenta
que los significados que los niños asignan a sus palabras son distintos a las de los adultos;
de tal manera que podemos observar tres características en la asignación de significados
que realizan los niños, según Serón y Aguilar (1992):
2. La sobreextensión, lo que provoca que llamen con el mismo nombre a todos los objetos que se asemejen
funcionalmente.
3. El uso de referentes prototípicos, formando el significado de las palabras con los ejemplos que más
características presentan dentro de una misma categoría.
Hacia los 18 meses el niño produce ya palabras completas con significado, palabras
que adquieren el significado de palabra-frase, haciendo referencia al habla holofrástica.
También puede llegar a emitir frases de dos palabras, con una sintaxis propia, dando
lugar al denominado "estilo telegráfico". Según va utilizando la palabra o las dos palabras
en contextos diferentes y va viendo aprobado su uso, el niño va generalizando su
significado, comenzando a formar conceptos, aunque debemos tener en cuenta que
inicialmente las palabras tienen sólo un significado muy concreto, estando muy ligadas al
contexto en el que se utilizan. La generalización se va a ir produciendo a partir del juego y
de la interacción en diversos contextos.
La riqueza del vocabulario del niño comienza a aumentar considerablemente. A los veinte meses ya pasa de
las 100 palabras, a los 24 meses llega a las 300 y a cerca de 1000 al llegar a los 3 años. De los 3 a los 5 años
adquiere un notable desarrollo del vocabulario y de un gran número de partículas relacionantes, lo que le facilita
la elaboración lógica de su discurso. El niño aumenta su vocabulario a partir de la necesidad de nombrar la
realidad que le rodea en los diferentes contextos en los que participa o a partir de la necesidad de expresar sus
intenciones en dichos contextos. Estamos ante una fase de auténtica explosión lingüística, coincidiendo con una
importante fase de maduración neurológica. Al mismo tiempo, el niño cada vez comprende mejor el carácter
instrumental del lenguaje.
Dentro del desarrollo fonológico, Serón y Aguilar (1992), distinguen dos características básicas: el punto y el
modo de articulación. El punto de articulación señala los órganos que intervienen y el punto de contacto. El modo
de articulación hace referencia a la forma de entrar en contacto (de forma explosiva, vibrando, fricando, etc.). Los
sonidos que emite el niño van desde los gritos con los que expresa sus necesidades primarias, hasta las voces
inarticuladas y articuladas.
Según Dore (1974), los aspectos funcionales son la base de la evolución del lenguaje, destacando la
interacción constante entre forma y función. Serón y Aguilar (1992) destacan las siguientes funciones
comunicativas básicas:
· Función reguladora del lenguaje: el hablante se comunica y expresa deseos a realiza alguna acción.
· Función interrogativa o heurística: el sujeto puede así investigar la realidad que le rodea, el
conocimiento del mundo.
En términos generales puede afirmarse que hacia los 4 años el lenguaje del niño está bien establecido, si bien
aún muestra desviaciones de la norma del lenguaje adulto.
Las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento constituye uno de los ejes centrales de debate y de
investigación entre los distintos especialistas de estos campos de estudio, y de forma especial entre los
psicolingüístas, los psicólogos, los neurofisiólogos, los lingüistas y los filósofos.
La característica principal de los distintos modelos explicativos es la heterogeneidad de los mismos: mientras
que para unos modelos destacan la primacía de lo lingüístico sobre lo cognitivo, para otros es todo lo contrario; y,
como no podía ser menos, para otros modelos lo importante es la interacción entre ambos. Veamos las principales
aportaciones de cada uno de estos modelos.
a)Modelos que priman lo lingüístico sobre lo cognitivo. Para estos modelos la adquisición del lenguaje depende,
básicamente, de factores estrictamente lingüísticos. Por lo tanto, el desarrollo cognitivo anterior a la adquisición
del lenguaje es escasamente determinante en la selección de las estructuras que marcan las diferentes y sucesivas
etapas del desarrollo del lenguaje. Desde esta perspectiva teórica, o bien se reconoce un desarrollo cognitivo
diferente del desarrollo lingüístico, o bien se subordina el desarrollo cognitivo al desarrollo lingüístico desde el
momento en que el sujeto adquiere el lenguaje. Según los principales representantes de esta perspectiva teórica
(Wharf, 1955; Saussure, 1961; Chomsky, 1969; McNeill, 1970), el lenguaje es el primer dato que orienta toda la
organización de nuestra percepción y de nuestro pensamiento, determinando, asimismo, nuestra propia percepción
del mundo, tanto físico como social. En definitiva, la lengua modela el pensamiento, según esta corriente.
b) Modelos que priman lo cognitivo sobre el lenguaje. Según esta perspectiva teórica, las funciones cognitivas
prevalecen sobre el desarrollo lingüístico, del que únicamente es un aspecto de la función simbólica (aunque, eso
sí, el más importante). El lenguaje, por sí mismo, no produce el progreso cognitivo. Todo lo contrario:
únicamente es utilizable en su plenitud cuando el sujeto ha desarrollado suficientemente sus capacidades
cognitivas. Incluso en las etapas finales del desarrollo cognitivo, tal como señala uno de los autores más
representativos de este enfoque teórico, Piaget, es una condición necesaria, pero no suficiente. Este mismo autor
siempre sostuvo la tesis de la primacía de lo cognitivo y de la subordinación del lenguaje al pensamiento. El niño
realiza imitaciones diferidas antes de la propia adquisición del lenguaje, demostrando la emergencia de la
función simbólica. Ésta es un producto de la evolución psicológica del niño, y es la que permite la adquisición
del lenguaje, que no es sino un producto social, y que constituye la ejecución más elevada de la función
simbólica. El lenguaje, una vez adquirido, según Piaget, va a servir para el desarrollo cognitivo. Así, por
ejemplo, en el estadio de las operaciones formales, el instrumento lingüístico es necesario para la lógica de las
proposiciones, pero no lo engendra.
c) Modelo que consideran la interacción entre lo cognitivo y lo lingüístico. Según este enfoque teórico, desde
que se adquiere el lenguaje, desarrollo cognitivo y desarrollo lingüístico están estrechamente unidos, por lo que es
absurdo plantear la especificidad de uno u otro, tal como sostienen autores como Vygotski o Bruner.
La evolución del lenguaje sigue un claro paralelismo con la evolución de lo cognitivo, siendo uno de los
argumentos más sólidos para este enfoque teórico.
Según Vygotski, el lenguaje surge primero como medio de comunicación entre el niño
y los demás, para después convertirse en lenguaje interior que permite el desarrollo
cognitivo a través de la transformación de las distintas funciones mentales (Ley de la
doble formación de los procesos psicológicos superiores). Por su parte, Bruner concibe el
lenguaje como un agente del desarrollo cognitivo, como el amplificador más potente de
las capacidades humanas; además de constituir el agente fundamental en la transmisión
cultural de dichas capacidades. Según este autor, una vez que el niño ha alcanzado un
determinado desarrollo cognitivo, el pensamiento se acomoda al lenguaje, posibilitando
que lleguemos a niveles más elevados de pensamiento.
3.3. Desarrollo de la comunicación y del lenguaje y desarrollo social y afectivo.
A través de las sucesivas etapas del desarrollo del lenguaje, un factor fundamental va a ser el rol del adulto
(generalmente la madre o/y el padre) que establece un tipo especial de relación con el niño desde su nacimiento.
Esta relación especial, denominada “apego” hace referencia al lazo
afectivo que una persona establece entre ella misma y el otro, impulsándoles a estar juntos en el espacio y en el
tiempo. Esta tendencia a permanecer juntos, tal como destaca Pardal (1995), les permite comunicarse y establecer
un contacto físico frecuente. Esta figura desarrolla respecto al bebé unos comportamientos específicos que
favorecen su desarrollo cognitivo y del lenguaje. Tanto durante la etapa prelingüística como durante la etapa
lingüística la figura del apego desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje.
El apego supone también la construcción de un modelo mental de la relación con la(s) figura(s) de apego.
Según Ajuriaguerra (1977), la importancia de la afectividad deriva del hecho de ser considerada como el
punto de inicio del desarrollo del lenguaje infantil. Además, su carencia provoca que el niño no aprenda a hablar y
que detenga su desarrollo normal. La imitación, conducta que el niño estable, inicialmente, en su interacción con
la figura de apego, juega un papel preponderante en el desarrollo del lenguaje. Junto con la imitación, el
procedimiento de aprendizaje más utilizado por el niño es el ensayo-error. En esta fase, el refuerzo social de la
figura de apego va a ser determinante; además de servir de modelo de manera constante. Este refuerzo social,
afectivo, continuado, es una estrategia educativa universalmente utilizada por las figuras de apego. Para la
adquisición y el desarrollo del lenguaje, además de los factores individuales (desarrollo neurológico, motórico,
sensorial, cognitivo, etc.); también es necesaria la comunicación, la interacción con el medio, con el entorno
social. En este sentido, parece ampliamente demostrado que determinados ambientes familiares ofrecen mayores
oportunidades que otros para el aprendizaje del lenguaje. Así, Bernstein (1971, 1973} distingue entre "lenguaje
restringido" (propio de ambientes familiares con escasa interacción y escasos recursos culturales) y "lenguaje
elaborado" (propio de las clases sociales mas favorecidas).
4. CONCLUSIONES.
La adquisición y el desarrollo del lenguaje se inicia con la maduración que en el niño se produce de sus vías
sensoriales, la maduración neurológica, además del establecimiento de los primeros vínculos afectivos,
formalizando una relación de apego con el adulto encargado de sus cuidados que se convierte en trascendental
para el desarrollo global del niño, y para el desarrollo concreto del lenguaje. Estos contactos afectivos, de carácter
inicialmente lúdico, proporcionan el inicio de la
comunicación, primeramente no verbal, facilitando el desarrollo de los prerrequisitos necesarios para la posterior
adquisición del lenguaje. En este sentido, debemos volver a destacar la importancia del entorno familiar y
educativo en dicha adquisición, ya que el desarrollo del niño no es posible sin el contacto con los demás, sin el
estímulo y la orientación del adulto, que actúa como modelo. Por último, debemos señalar la importancia de
conocer las diferentes etapas del desarrollo y adquisición del lenguaje para un mejor conocimiento del mismo y de
las posibles alteraciones y/o retrasos significativos que se puedan producir y que, por tanto, puedan suponer la
necesidad de intervención del especialista en audición y lenguaje.
· BRUNER, J. (1975): "De la comunicación al lenguaje: Una perspectiva psicológica"; en: Infancia y
aprendizaje, pp. 225-286; Cognición, 3. Monografía 1.
· HALLIDAY, M.A.K. (1982): Exploraciones sobre las funciones del lenguaje, Barcelona, Médica-
Técnica.
· MAYOR, J. (1984): Psicología del pensamiento y del lenguaje (Tomo Y), Madrid, U.N.E.D.
· PALACIOS, J.; MARCHESI, A. y COLL, C. (1992): Desarrollo psicológico y educación (Vol. I);
Psicología Evolutiva, Madrid, Alianza Editorial.
· VILA, I. (1992): "Adquisición del lenguaje"; en: PALACIOS, J.; MARCHESI, A. y COLL, C.:
Desarrollo psicológico y educación ( Vol. I); Psicología Evolutiva, pp. 85-97, Madrid, Alianza.
OTROS:
Actividades
1. Tomando como pauta lo subrayado, haz un resumen del tema en 3 o 4 páginas como
máximo para su lectura en clase.
4. ¿Podrías poner más por extenso el punto 3.3 acerca del desarrollo del lenguaje y su
incidencia en el desarrollo social y afectivo?
5. Expón brevemente las diferencias entre Piaget y Vygotski a la hora de explicar la relación
entre lenguaje y pensamiento.
6. ¿Podemos decir que el lenguaje verbal es innato o es adquirido tras múltiples experiencias?