UNIDAD.TRES.DE.LA.INDEPENDENCIA.A.LA.REPUBLICA (1)

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3.1. LA INDEPENDENCIA.

El 15 de septiembre de 1821 es un día memorable para nuestra Nación, cuando representantes de las
provincias centroamericanas declararon a Guatemala independiente de España y conformaron una Junta
Gubernativa Provisional que firmó el acta de soberanía, que fue el camino para convertir a Guatemala en
un país libre y soberano.

Cuando se cumplen 199 años de la firma del acta, historiadores y políticos consideran conveniente y
necesario pensar en lo trascendental que ha sido para la vida política y democrática para el país.

Según los historiadores, las acciones que precipitaron los acontecimientos del 15 de septiembre de 1821
en la Capitanía General de Guatemala, en donde se redacta el Acta de la Independencia de Guatemala y
la de Centroamérica, destacan la invasión de Napoleón Bonaparte a España, que generó la caída de la
monarquía española en 1808.

Así mismo, en 1810, representantes de América y España se reúnen en las Cortes de Cádiz y para 1812
surge una Constitución democrática, que el Rey Fernando VII veta al asumir de nuevo el trono.

Otro motivo fue el descontento de los criollos, es decir, los hijos de españoles nacidos en América, ya que
éstos no tenían acceso al poder político que estaba destinado a los nacidos en España y las ideas de la
Ilustración, que consignaban las ideas de igualdad, fraternidad y libertad comercial, y de pensamiento, por
lo tanto, iban en contra de las monarquías absolutas.

LA CAPITANÍA GENERAL

La república de Centroamérica, antes Reino de Guatemala, era una Capitanía General Independiente bajo
el sistema colonial. En 1820 ejercía el gobierno de sus provincias en calidad de presidente y capitán general
el teniente general Carlos de Urrutia, cuando se restableció la Constitución española de 1812.

Este restablecimiento dio dos fuertes partidos que tomaron pretexto en las elecciones populares de aquel
año para diputados y municipales. El partido liberal tendía a la independencia, y sus candidatos eran
independientes; el de oposición era el de los españoles europeos.

Los peligros a que estaba expuesta la tranquilidad pública persuadieron a la diputación provincial de
Guatemala que el general Urrutia por su avanzada edad y por sus achaques era incapaz de gobernar, y le
obligó a delegar los mandos en el inspector general don Gabino Gaínza, que acababa de llegar de España.
Gaínza entró a ejercer el gobierno en marzo de 1821.

LOS SUCESOS PREVIOS

En 1821 todo el Reino de Guatemala estaba pacíficamente sometido al gobierno español; no se ocupaban
las autoridades y los pueblos sino de las innovaciones que producía el sistema constitucional, la libertad
de la imprenta y la exaltación de los partidos, que nacían en las elecciones populares, extendían la opinión
a favor de la independencia.

Los independientes celebraban juntas en Guatemala, pero no tenían recursos ni el valor necesario para
insurreccionarse contra el gobierno; todo lo esperaban de los progresos que hiciera en México el Plan de
Iguala o Plan de Independencia. Así mismo, no todos los independientes estaban conformes en el sistema
de gobierno proclamado por Iturbide, y mucho menos por la dinastía llamada al trono mexicano, pero
entonces sólo se trataba de independencia, reservando cada uno su opinión en cuanto a las formas de
gobierno.

El 13 de septiembre se recibieron en Guatemala las actas de Ciudad Real de Chiapas y otros pueblos de
aquel Estado adhiriéndose al Plan de Iguala; los progresos que hacía el ejército daban toda su fuerza a los
pronunciamientos de Chiapas, que por sí misma nunca tuvo importancia política en aquel reino.

El síndico del ayuntamiento de Guatemala don Mariano Aycinena, pidió una sesión extraordinaria para
presentar en ella una petición con el objeto de que se proclamase la independencia.
HISTÓRICO CONGRESO

El 29 de marzo de 1823, el general Vicente Filísola, consultando solamente con los jefes y oficiales de la
guarnición de Guatemala, expidió un decreto razonado convocando el Congreso de Guatemala con arreglo
al acta de 15 de septiembre de 1821 anulada por la incorporación a México, para que este Congreso
decidiese con vista de las circunstancias sobre la suerte de aquellas provincias.

El primer Congreso constitucional se instaló en Guatemala el 6 de febrero de 1825, y muchos de sus


miembros lo habían sido de la Asamblea constituyente.

Historia de la independencia de Guatemala

La firma del Acta de Independencia de Guatemala es parte de la memoria histórica del país. Fue un
acontecimiento que marcó el rumbo de una nueva nación y por lo tanto, es importante conocerlo.

Inicialmente la Capitanía General de Guatemala, asignada al Virreinato de la Nueva España, abarcó lo que hoy
es Chiapas y Soconusco en México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

En el siglo XVIII ocurrió una serie de cambios administrativos en las colonias con el objetivo de devolver a España
antiguos privilegios económicos. Estas se llamaron Reformas Borbónicas y terminaron brindando beneficios
económicos a grupos dominantes en la América española.

Influencias para la Independencia de Guatemala

Con las ideas de la Ilustración, los españoles americanos vieron posibilidades en el territorio americano. La
educación era un arma para combatir la pobreza y la reorganización del Estado, una oportunidad para participar en
el comercio exterior.

La independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa incentivaron también el deseo de independizarse en


el territorio centroamericano.

A pesar de todo, los diferentes intereses de los criollos (españoles nacidos en España que residían en el Nuevo
Mundo) y peninsulares fueron base para el conflicto que surgiría en el siglo XIX en el tema de emancipación.

A finales de 1811 ocurrieron levantamientos a lo largo del Reino de Guatemala. El gradual y decadente poder de
la Corona incentivó a la crisis.

En 1820 se formaron dos partidos políticos por la Constitución española de 1812 que limitó el poder de la
monarquía y abolió el feudalismo.

El primer grupo se conformaba por los partidarios de la Independencia, principalmente criollos. El segundo grupo
mayormente por ricos comerciantes peninsulares que estaban en contra de la independencia.

Después de varios conflictos en América del Sur y el establecimiento del Imperio Mexicano, el 15 de septiembre
de 1821 se declaró la independencia en el Reino de Guatemala. El acta de Independencia se firmó en el Real
Palacio en la Nueva Guatemala de la Asunción.
Datos Curiosos

 Algunos historiadores afirman que el término de “El Reino de Guatemala” es una expresión errónea, ya que nunca
tuvo un rey y tampoco tuvo características de un reino. Es por esto que se utiliza más como término literario.

 La declaración de Independencia de Guatemala de 1821 se aprobó con 23 votos a favor y 7 en contra.

 El acta de Independencia se firmó en el Real Palacio que fue destruido por los terremotos de 1917. Actualmente se
encuentra en ese lugar el parque Centenario de la zona 1 de la ciudad capital.

3.1.1 LAS REFORMAS BORBÓNICAS


Conjunto de medidas implementadas por los Borbones españoles durante el siglo XVIII.

Las Reformas borbónicas fueron un conjunto de medidas


políticas, administrativas, religiosas, culturales y económicas implementadas por
los Borbones españoles durante el siglo XVIII. Estas se aplicaron en España y especialmente en
los dominios americanos.

La puesta en marcha de estas reformas estuvo influenciada por algunas de las ideas de
la Ilustración. Su objetivo consistía en reforzar el poder real, centralizar la
administración, incrementar la recaudación impositiva y asegurar la dominación sobre las
colonias americanas, amenazadas por la expansión de Portugal y los ataques de piratas ingleses y
franceses.

¿Cuáles fueron las Reformas borbónicas?


Las Reformas borbónicas pueden ser clasificadas en político-administrativas, religiosas, culturales y
económicas.

Político-administrativas
Las principales reformas político-administrativas tuvieron relación con las colonias americanas. Entre
ellas se pueden mencionar las siguientes:

 Se crearon los virreinatos de Nueva Granada (1717) y del Río de la Plata (1776), que se
separaron del Virreinato del Perú.
 Se crearon las Capitanías Generales de Cuba (1777), Venezuela (1777) y Chile (1778).
Estas divisiones administrativas estaban ubicadas en regiones expuestas a los ataques de
potencias extranjeras.
 Se dividió cada virreinato en intendencias gobernadas por un gobernador intendente.
Estos funcionarios, que reemplazaron a los antiguos gobernadores, tenían atribuciones
financieras, militares y administrativas, y eran nombrados directamente por el rey.
 La Corona prefirió a los peninsulares por sobre los criollos en los nombramientos para los
cargos más importantes de la administración colonial.

Religiosas
Las principales reformas religiosas fueron las siguientes:

 Se afirmó el regalismo, es decir, el conjunto de principios que afirmaban que la autoridad


del rey era superior a la de Papa en cuestiones que tenían que ver con la soberanía del
Estado, como el nombramiento de obispos y la revisión de los fallos de los tribunales
eclesiásticos.
 En 1767 se expulsó a la Compañía de Jesús tanto de España como de sus dominios
coloniales.
Culturales
Las principales reformas culturales fueron las siguientes:

 Se crearon escuelas de Artes y Oficios tanto en España como en América.


 Se organizaron expediciones científicas a los territorios de ultramar, tal como la de
Alejandro Malaspina, quien entre 1788 y 1794 recorrió las costas de América del Sur,
América Central, California, Filipinas y varias islas de Oceanía.

Económicas
Las principales reformas económicas fueron las siguientes:

 Se flexibilizó el monopolio de puerto único, al habilitar que 24 puertos americanos


comerciaran directamente con 13 puertos peninsulares. Esta disposición, contenida en el
«Reglamento para el comercio libre de España a Indias» de 1778, no eliminó el monopolio
ya que siguió vigente la prohibición de comerciar con potencias extranjeras.

 Se abolió el sistema de flotas y galones y se lo reemplazó por el de los navíos de registro,


que con previa autorización de la Casa de Contratación podían viajar entre los nuevos
puertos habilitados para el comercio entre España y América.
 Se estimuló el desarrollo de la agricultura y la creación de colonias agrícolas.
 Se impulsó la construcción de obras públicas, como carreteras y canales.
 Se crearon nuevos impuestos y se aumentaron las alícuotas de otros ya existentes,
como ocurrió con de las alcabalas, que pasaron del 2 al 4%.

Causas y consecuencias de las Reformas borbónicas

Causas
Las principales causas de la implementación de las Reformas borbónicas fueron las siguientes:

 La influencia de algunas de las ideas de la Ilustración, en especial las que señalaban la


necesidad de estimular la agricultura, el comercio y la educación del pueblo, al igual que
cierto espíritu anticlerical.
 La preocupación de la Corona española por la excesiva independencia con la que se
manejaba la Compañía de Jesús y su insistencia en reconocer la autoridad del papa por
sobre la del rey de España.

 La necesidad de combatir el contrabando (comercio ilegal) en América y de aumentar la


recaudación impositiva.
 La independencia con la que se manejaban muchos funcionarios coloniales en los
dominios americanos, los abusos de poder que cometían y los actos de corrupción que
se sospechaba que llevaban a cabo.
 La amenaza que representaba para España los ataques de piratas
ingleses y franceses en las costas del Caribe y los intentos expansionistas de los
portugueses sobre la Banda Oriental.

Consecuencias
Las consecuencias más importantes de las Reformas borbónicas fueron las siguientes:

 El incremento de los flujos comerciales entre España y América, como consecuencia de


la flexibilización del monopolio.
 El desarrollo de algunas actividades económicas beneficiadas por el comercio atlántico,
como la ganadería rioplatense.

 La reorientación de los circuitos comerciales de la región del Alto Perú (la actual Bolivia)
del océano Pacífico al océano Atlántico, a través del puerto de Buenos Aires, que se abrió
al comercio directo con España.
 El ascenso de ciudades que habían quedado relegadas por el sistema anterior, por
ejemplo, Buenos Aires, que de ser una ciudad marginal del Imperio colonial español pasó a
ser una capital virreinal en la que residían el virrey, su corte, una audiencia, un consulado y
una guarnición militar.

 La decadencia de las reducciones, pueblos de indios, los cuales habían sido


administradas por los jesuitas en distintas regiones americanas, especialmente las de la
gobernación del Paraguay, que habían tenido una enorme expansión.
 La intensificación de los conflictos entre España y Portugal por el dominio de la Banda
Oriental, que tuvieron lugar antes, durante y después de la guerra de los 7 Años.
 El descontento de los indígenas ante el aumento de la presión impositiva. Este malestar
se tradujo en el estallido de una gran rebelión que entre 1780 y 1782 encabezó Túpac
Amaru y que fue duramente reprimida por las autoridades coloniales.
 El recelo de muchos criollos ante la preferencia de la Corona por los peninsulares para
ocupar los cargos más importantes de la administración colonial (virreyes, oidores,
intendentes). Esto llevó a algunos criollos a desarrollar ideas independentistas, tomando
como modelo la Independencia de los Estados Unidos (1776) e influenciados por las ideas
de libertad e igualdad difundidas por la Revolución francesa (1789).

3.1.2 MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA

En México, el proceso de revolución independentista se había iniciado en 1810 con el levantamiento


del cura Miguel Hidalgo que avanzó entre incontables peripecias hasta 1821, año en el que Agustín
de Iturbide, criollo mexicano y Coronel de las tropas virreinales se rebeló contra España y proclamó
la independencia del país al amparo de los postulados del llamado Plan de Iguala. Agustín Iturbide
abdica el 19 de marzo de 1823.
En Junio de 1823, se reunió en Guatemala la Asamblea Nacional Constituyente convocada para
proceder a la reorganización política del Istmo y se asumió el nombre de “Provincias Unidas de
Centro América” constituidas en una república federal libre e independiente de España, de México y
de cualquier otra potencia, dejando a cada Estado libre en su administración interior y su gobierno.
En Centro América el sistema federal no tuvo plena vigencia, pues los intereses locales y el espíritu
caudillista de sus dirigentes políticos socavaron desde un principio sus bases hasta terminar
completamente con él en 1838.
El más insigne integracionista de la época derivado de este esfuerzo, el General Francisco Morazán,
pese a su claridad política y haber sido exitoso militarmente, cayó fusilado en San José, Costa Rica
paradójicamente un 15 de Septiembre de 1842.
En síntesis pues, lo que devino después de 1821 año de la independencia fue un lapso de anarquía,
crisis económica y crisis política entre 1823 a 1857.

Mientras en otro ámbito histórico internacional muy cercano, ocurría que desde 1630 en lo que hoy
son los Estados Unidos, la colonización avanzó y un pastor llamado John Cotton había plantado la
visión de corte religioso que daría configuración a la llamada doctrina del “Destino Manifiesto”
mediante la cual ellos estarían llamados por la providencia divina a poblar de este a oeste y de norte
a sur no solo esos territorios, sino más allá… así en 1845 el influyente columnista de la época John
L. Sullivan retoma y esgrime ese planteamiento que viene a constituirse en uno de los pilares de la
política exterior de los Estados Unidos. Al amparo de esta concepción político-ideológica los
territorios de Oregón y Texas dejaron de ser como eran: ¡mexicanos!

Y vaya que, en 1823, cuando Centro América como decíamos era una zona de inestabilidad política,
económica y social, aparece la “Doctrina Monroe”, como pilar principal de la política exterior de los ya
poderosos Estados Unidos, cuyo fundamento es no permitir la intervención de las potencias
europeas en los asuntos internos de los países del hemisferio americano. Este planteamiento es
derivado de un mensaje dirigido al Congreso de Estados Unidos por el presidente James Monroe el
2 de diciembre de 1823. De ahí ese designio de patio trasero que ha tenido para la región nefastos
resultados.
Y vea que interesante dato histórico, el 12 de septiembre de 1502 Cristóbal Colón descubre
Nicaragua, cuando después de venir navegando, bordeando, la costa anterior, una tormenta lo obliga
a refugiarse en un accidente de la misma y exclamó “Gracias a Dios… que salimos de esas
Honduras” así aquello pasó a llamarse Honduras y Nicaragua comienza en Cabo Gracias a Dios.
Pues en Honduras, un doce de septiembre de 1860, en Puerto Trujillo es fusilado el filibustero
William Walker (36), que había nacido en Nashville, Estados Unidos, un 8 de Mayo de 1824, un año
después de que se promulgara la Doctrina Monroe.
William Walker había incursionado en Centro América, contratado por los liberales de Nicaragua
para que con su falange, Walker les ayudase a vencer a los conservadores, el filibustero que venía
de querer hacerse con el territorio de Sonora, en México, observó la inestabilidad política interna y
terminó autonombrándose Presidente de Nicaragua.

Sus huestes fueron derrotadas estratégicamente hace 164 años en la gloriosa Batalla de San
Jacinto el 14 de Septiembre quedando consignado como una épica de la Guerra Nacional de
1856 librada contra las pretensiones de Walker, quien fue derrotado totalmente por una
Centro América unida a la que el filibustero pretendía anexar al sur esclavista de los Estados
Unidos.
A mediados de los años 80’s en el contexto de la conflictividad generada por la “situación
revolucionaria que vivió la región”, la paz en Centro América, se logró cuando a instancias
del ex presidente Vinicio Cerezo Arévalo, venciendo ingentes presiones de un poder extra
regional, logró reunir en Esquipulas, Guatemala a los presidentes: Napoleón Duarte de El
Salvador, José Simeón Azcona Hoyos de Honduras, José Daniel Ortega Saavedra de
Nicaragua y Oscar Arias Sánchez de Costa Rica, y se firmaron los Acuerdos de Paz de
Esquipulas después de sesionar un 24 y 25 de mayo de 1986. A uno solo de los presidentes
participantes se le otorgó el Premio Nobel de la Paz.
Haciendo un salto histórico para no excedernos en el propósito de esta reflexión con motivo
del arribo a los 199 años de independencia este 15 de septiembre del 2020, creo que en un
escenario post pandemia:

Las clases políticas de la región Centro Americana aprendiendo de nuestra común historia,
deberían convocarse a una profunda reflexión, hacer un gran esfuerzo para que sus
iniciativas graviten en función de los intereses nacionales y desterrar el factor que caracteriza
a un sector de esta clase, que se manifiesta siempre dispuesta a someterse políticamente al
dictado de un poder extra regional que socava toda posibilidad de consolidar una región
unida como se intentó entre 1823-1838.
La posibilidad de que cada país de la región pueda consolidar su modelo nacional de
desarrollo económico-social que respondan a los propios intereses nacionales de cada
pueblo y no estén necesariamente determinados por un pensamiento de corte único como el
neoliberalismo.

Conllevaría la potencialidad de profundizar el proceso de Integración Centro Americana que


está sumamente avanzado y que es visto como la gran posibilidad a corto plazo de lograr
grandes avances económicos sociales y de bienestar para todos y cada uno de los pueblos
de la región, en un contexto de nueva normalidad.

3.1.3 LA CONSTITUCIÓN DE BAYONA

El Estatuto de Bayona de 1808 fue el primer texto constitucional español, a pesar de que este lugar
suele asignarse a la Constitución de Cádiz de 1812. El Estatuto fue una Carta Otorgada, a través de
la cual Napoleón trató de institucionalizar un régimen autoritario, pero con un reconocimiento básico
de libertades. Aunque el modelo de halla en el constitucionalismo napoleónico (Constitución francesa
del año VIII, y textos napoleónicos de Westfalia, Nápoles y Holanda), la participación de una Asamblea
de notables españoles sirvió para introducir unas leves particularidades al texto original, no presentes
en otros documentos de Bonaparte, y entre los que destacan el papel más relevante que se otorgó a
las Cortes.
Durante la Guerra de la Independencia, Napoleón se mostró a España como el regenerador de la
política nacional y el salvador que habría de acabar con los vestigios del Antiguo Régimen. Tras
las "renuncias de Bayona" Napoleón decidió convocar en Bayona una Junta de notables con la
finalidad de que ratificaran su decisión de elevar al trono de España a su hermano José Bonaparte.
Sin embargo, Murat convenció a Napoleón de que la Junta participase en la elaboración de un
texto constitucional de debía regir España para sujetarla mejor al Corso. La convocatoria de la que
habría de denominarse Junta de Bayona se publicó en la Gaceta de Madrid de 24 de mayo de
1808; en ella se fijaba su composición estamental y se establecía que los diputados quedarían
vinculados por el mandato imperativo que les impusiesen las provincias. Sin embargo, los intentos
de Napoleón de rodearse de las élites intelectuales españolas sólo surtió un efecto parcial: si bien
algunos relevantes pensadores y estadistas como Cabarrús se adscribieron a la causa francesa,
las mentes más preclaras de los albores del XIX (desde Jovellanos hasta los jóvenes liberales,
como Toreno, Arguelles o Blanco White) no siguieron la causa francesa ni apoyaron al gobierno
afrancesado, con lo que la Junta de Bayona quedó reducida a una pobre reunión de menos de un
centenar de individuos (75 en la primera sesión y 91 en la última), en su mayoría procedentes de
la nobleza y de la burocracia borbónica, que no podían constituirse en auténtica representación
nacional.

Antes de que se verificase la primera sesión de la Junta de Bayona, Napoleón ya había comenzado
a diseñar el proyecto constitucional que sometería a su examen, aunque en realidad este proyecto
parece haber nacido de la pluma de Maret. El primer proyecto seguía muy de cerca el modelo
constitucional napoleónico, estando más próximo a textos como la Constitución de Westfalia o la
de Nápoles que a la realidad política española. Algo perfectamente lógico, ya que en esos
momentos Napoleón carecía de datos sobre las instituciones españolas, que apenas conocía a
través de un escrito anónimo que se refería a la organización política de Navarra, definiéndola
como una "constitución mixta".

Naturaleza de la Constitución de Bayona

La Constitución de Bayona encabeza su preámbulo declarándose como expresión de un pacto entre


el Rey y sus pueblos. Tal circunstancia parece contradecir la visión que se tiene del Estatuto de Bayona
como una "Carta otorgada", pero la contradicción es sólo aparente, y más fruto de la ambivalencia que
se pretendió dar al texto que de la verdadera voluntad constituyente de Napoleón.

En realidad, la Constitución de Bayona es una auténtica Carta Otorgada, expresión de la sola voluntad
del Emperador, aunque los partícipes en la elaboración definitiva del texto no opinaron siempre de
igual modo, y todo ello merced a una diversa interpretación de las "renuncias de Bayona". En efecto,
Napoleón no podía legitimar constitucionalmente su dominio sobre España (como sucedía en Francia),
y tampoco tenía interés táctico en hacer valer sus derechos de conquista. Por consiguiente, optaba
por defender su soberanía a partir de las "renuncias de Bayona", que para él significaban una cesión
absoluta e incondicional del poder soberano. Sin embargo, entre los partidarios de Napoleón también
existió una interpretación distinta: las "renuncias de Bayona" habían supuesto el final de la dinastía
borbónica, de modo que el pueblo habría recobrado la soberanía "radical" o "potencial" (conforme las
teorías neoescolásti-cas). Ello significaba reconocer dos soberanos, el Emperador (soberano "actual")
y el pueblo (soberano "potencial"), que tenían que suscribir entre sí un nuevo pacto político. Éste se
plasmaría en una Constitución "formal" y escrita que en todo caso debía respetar la Constitución
"histórica", es decir, el entramado de relaciones sociopolíticas que se había formado a lo largo de los
siglos de historia española.

EN CONCLUSIÓN:

El Estatuto de Bayona se sustenta sobre los pilares del constitucionalismo napoleónico, si bien
dando cabida a determinadas notas "nacionales" que Napoleón incorporó al texto a solicitud de
los miembros de la Junta de Bayona. Tal circunstancia demuestra el pragmatismo del Corso,
quien compatibilizaba su ideario constitucional con la admisión de elementos característicos del
territorio dominado. De hecho, en algún caso incluso se anticipó a las propuestas de los
españoles, como en el caso del reconocimiento de la confesionalidad del Estado, que ya aparecía
establecida en su primer proyecto constitucional.

El modelo constitucional al que más se aproximaba el Estatuto de Bayona era el de la


Constitución del año VIII (13 de diciembre de 1799), según resultó modificada por Senado-
Consulto del año XII (18 de mayo de 1804). Este último enmendaba el texto de 1799 en un
sentido más autoritario, instaurando un Imperio hereditario como respuesta a las crisis externas
(inicio de las hostilidades con Inglaterra) e internas (agitación realista). La deuda del Estatuto de
Bayona respecto de la Constitución del año VIII según su reforma del año XII es evidente en
múltiples aspectos: así, en el orden hereditario en la figura de Napoleón y sus hermanos, con la
expresa instauración de la Ley Sálica; en igual medida, se refleja en los órganos del Estado,
comenzando con el propio Monarca, que en ambos casos aparecía investido con un amplio poder
que resaltaba frente a las débiles competencias de la Asamblea. En este sentido, el Estatuto
asumió la idea napoleónica de que las decisiones políticas correspondían al Jefe del Estado, de
modo que el resto de órganos estatales (Cortes, Consejo de Estado, ministros y Senado)
aparecían como meros consejos de apoyo del Rey.

3.1.4 Constitución de CÁDIZ 1812


La Constitución de Cádiz, aprobada el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, conocida por eso
como la Pepa, es la primera Constitución propiamente española, ya que el Estatuto de Bayona de 1808
no dejó de ser una “Carta otorgada” marcada por el sello napoleónico.

La Constitución se aprobó en el marco de la Guerra de la Independencia (1808 a 1814), y fue la respuesta del
pueblo español a las intenciones invasoras de Napoleón Bonaparte que, aprovechando los problemas dinásticos
entre Carlos IV y Fernando VII, aspiraba a constituir en España una monarquía satélite del Imperio, como ya había
hecho con Holanda, Alemania e Italia, destronando a los Borbones y coronando a su hermano José Bonaparte.
Pero la respuesta de los ciudadanos, jalonada por sucesos como el Motín de Aranjuez, las Renuncias de Bayona
y el levantamiento de los madrileños el 2 de mayo, encerró un segundo significado para una pequeña parte del
pueblo español. La España patriota, disgregada en un movimiento acéfalo de Juntas, entre levantamientos, sitios
y guerrillas se unió finalmente en una Junta central Suprema, y después en una Regencia de cinco miembros,
cuyos cometidos principales fueron la dirección de la guerra y la reconstrucción del Estado. En este punto los
pareceres se encontraban divididos: había quienes deseaban seguir anclados en el Antiguo Régimen, quienes
deseaban una reforma templada a la inglesa y aquellos que, influidos por las doctrinas y ejemplo de Francia,
consideraban que la reconstrucción había de ser más radical. Éste fue el criterio que finalmente se impuso, y la
Regencia convocó reunión a Cortes en la isla de León el día 24 de septiembre de 1810. La designación de los
Diputados a las mismas se realizó de manera anómala, explicable por la situación del país, y su aportación
fundamental fue la Constitución de 1812.

En lo que a los órganos constitucionales se refiere, la Constitución de Cádiz dedicaba atención especial
a las Cortes, al Rey y a sus Secretarios de despacho o Ministros.

Las Cortes se organizaban en una Cámara única, pues se temía que el clero y la nobleza consiguieran
apoderarse de una Asamblea de Próceres, obstaculizando la renovación política, social y económica
que se pretendía operar.

Los diputados a Cortes eran elegidos mediante sufragio indirecto, siendo necesario para ser candidato
poseer una renta anual procedente de bienes propios, con lo cual, el Parlamento quedaba en manos
de las clases acomodadas.

En lo que a los poderes del Rey se refiere, se introdujeron modificaciones sustanciales. Si en el Antiguo
Régimen el Rey había ostentado su condición en virtud de un título divino, ahora lo hacía por la gracia
de Dios y la Constitución. Su poder se vio limitado, conservando una participación en el Poder
legislativo, con una tímida iniciativa y un veto suspensivo, así como la titularidad del Poder ejecutivo,
aunque sus actos debían ser refrendados por los Secretarios de despacho. Podemos destacar dentro
de la Comisión Constitucional las figuras de D. Diego Muñoz Torrero, Presidente de la misma, y a D.
Agustín Argüelles, que fue el encargado de redactar el Proyecto de la Constitución y su discurso
preliminar.
La Constitución de 1812 tuvo una vigencia efímera. Fernando VII la derogó a su vuelta a España en
1814, implantando el más férreo absolutismo durante seis años. Tras el pronunciamiento de Riego en
1820, precisamente con las tropas que debían viajar a América para detener la emancipación, el Rey se
vio obligado a jurar la Constitución de 1812, iniciándose así el Trienio liberal.

Con ello terminó la vigencia de la Constitución de Cádiz, pero no su influjo, que gravitó sobre la política
nacional, directamente hasta 1868, e indirectamente, durante el resto del ciclo liberal. Tuvo además una
gran influencia fuera de España, tanto en América, en las constituciones de las viejas colonias españolas
al independizarse, como en Europa, en la que durante años operó como un auténtico mito, influyendo
en las ideas constitucionales portuguesas, en el surgimiento del Estado italiano e incluso en la Rusia
zarista.

3.1.5 EL ACTA DE INDEPENDENCIA

Palacio Nacional de Guatemala

15 de septiembre de 1821

Siendo públicos e indudables los deseos de independencia del gobierno español, que por escrito y de palabra
ha manifestado el pueblo de esta capital; recibidos por el último correo diversos oficios de los ayuntamientos
constitucionales de Ciudad Real, Comitán y Tuxtla, en que comunican haber proclamado y jurado dicha
independencia y excitan a que se haga lo mismo en esta ciudad; siendo positivo que han circulado iguales oficios a
otros ayuntamientos;

determinado, de acuerdo con la Excelentísima Diputación Provincial, que para tratar de asunto tan grave se
reunieron en uno de los salones de este palacio la misma Diputación Provincial, el Ilustrísimo señor Arzobispo, los
señores individuos que diputación, la Excelentísima Audiencia Territorial, el Venerable señor Deán y Cabildo
Eclesiástico, el Excelentísimo Ayuntamiento, el Muy Ilustre Claustro, el Consulado, el Colegio de abogados,
prelados regulares, jefes y funcionarios públicos.

Congregados todos en el mismo salón; leídos los oficios expresados: discutido y meditado detenidamente el asunto
y oído el clamor de “¡Viva la Independencia!” que repetía de continuo el pueblo que se veía reunido en las calles,
plaza, patio, corredores y antesala, de este palacio, se acordó por esta Diputación e individuos del Excelentísimo
Ayuntamiento:

(Declaración de Independencia, a ser ratificada por un Congreso por formar)

1. Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin
perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor jefe político la mande
publicar, para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo
pueblo.

(Elección al Congreso de las Provincias que decidirá sobre la Independencia y la Constitución de nuevo gobierno)

2. Que desde luego se circulen oficios a las provincias, por correos extraordinarios, para que sin demora alguna
se sirvan proceder a elegir diputados o representantes suyos, y estos concurran a esta capital a formar el
Congreso que debe decidir el punto de Independencia general, absoluta y final, en caso de acordarla, la
forma de gobierno y ley fundamental que deba regir.

3. Que, para facilitar el nombramiento de diputados, se sirvan hacerlo las mismas Juntas Electorales de Provincia,
que hicieron o debieron hacer las elecciones de los últimos diputados a Cortes.

4. Que el número de estos diputados sea en proporción de uno por cada 15,000 individuos, sin excluir de la
ciudadanía a los originarios de África.

5. Que las mismas Juntas Electorales de Provincia, teniendo presentes los últimos censos, se sirvan determinar,
según esta base, el número de diputados o representantes que deban elegir.
6. Que, en atención a la gravedad y urgencia del asunto, se sirva hacer las elecciones de modo que el día 1 de
marzo del año próximo de 1822 estén reunidos en esta capital todos los diputados.

(Las autoridades deben continuar en sus puestos)

7. Que, entre tanto, no haciéndose novedad en las autoridades establecidas, sigan éstas ejerciendo sus
atribuciones respectivas, con arreglo a la Constitución, decretos y leyes, hasta que el Congreso indicado determine
lo que sea más justo y benéfico.

(Se establece una Junta Provisional Consultiva)

8. Que, el señor jefe político, brigadier Don Gabino Gainza, continúe con el Gobierno Superior político y militar,
y para que este tenga el carácter que parece propio de las circunstancias, se forme una Junta Provisional
Consultiva, compuesta de los señores individuos actuales de esta Diputación Provincial y de los señores
don Miguel Larreynaga, Ministro de esta audiencia, don José del Valle, Auditor de guerra, Marques de
Aycinena, doctor don José Valdes, tesorero de esta Santa Iglesia, doctor don Angel María Candina; y Licenciado
don Antonio Robles, alcalde 3ero Constitucional, el primero por la Provincia de León, el segundo por la de
Comayagua, el tercero por Quezaltenango, el cuarto por Sololá y Chimaltenango, el quinto por Sonsonate, y el
sexto por Ciudad Real de Chiapas.

9. Que esta Junta Provisional consulte al señor Jefe Político en todos los asuntos económicos y gubernativos
dignos de su atención.

(Se conserva la religión católica)

10. Que la Religión Católica que hemos profesado en siglos anteriores y profesamos en los siglos sucesivos, se
conserve pura e inalterables, manteniendo vivo el espíritu de religiosidad que ha distinguido siempre a Guatemala,
respetando a los ministros eclesiásticos, seculares y regulares y protegiéndoles en sus personas y propiedades.

(Acciones para preservar el orden)

11. Que se pase oficio a los dignos prelados de las comunidades religiosas para que cooperando a la paz y
sosiego, que es la primera necesidad de los pueblos cuando pasan de un gobierno a otro, dispongan que sus
individuos exhorten a la fraternidad y concordia a los que estando unidos en el sentimiento general de la
Independencia, deben estarlo también en todo lo demás, sofocando pasiones individuales, que dividen los ánimos y
producen funestas consecuencias.

12. Que el Excelentísimo Ayuntamiento a quien corresponde la conservación del orden y tranquilidad, tome las
medidas más activas para mantenerla en toda esta capital y pueblos inmediatos.

13. Que el señor Jefe Político publique en un manifiesto haciendo notorios, a la faz de todos, los sentimientos
generales del pueblo, la opinión de las autoridades y corporaciones; las medidas de este Gobierno, las causas y
circunstancias que lo decidieren a prestar en manos del señor alcalde 1ero, a pedimento del pueblo, el juramento
de Independencia y fidelidad al Gobierno americano que se establezca.

14. Que igual juramento preste la Junta Provisional, el Excelentísimo Ayuntamiento, el Ilustre señor Arzobispo, los
Tribunales, jefes políticos y militares, los prelados regulares, sus comunidades religiosas, jefes y empleados en las
rentas, autoridades, corporaciones y tropas de las respectivas guarniciones.

(Acciones para celebrar la Independencia)

15. Que el señor Jefe Político de acuerdo con el Excelentísimo Ayuntamiento, disponga la solemnidad y señale el
día en que el pueblo deba hacer la proclamación y juramento expresados de Independencia.

16. Que el Excelentísimo Ayuntamiento acuerde la acuñación de una medalla que perpetúe en los siglos la
memoria del día “15 de septiembre de 1821”, en que Guatemala proclamó su feliz independencia.

17. Que imprimiéndose esta acta y el manifiesto expresado, se circule a las excelentísimas diputaciones
provinciales, ayuntamientos constitucionales y demás autoridades eclesiásticas, regulares, seculares y militares,
para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirvan obrar con arreglo a
todo lo expuesto.

18. Que se cante, el día que designe el señor Jefe Político, una misa solemne de gracias, con asistencia de la
Junta Provisional, de todas las autoridades, corporaciones y jefes, haciéndose salvas de artillería y tres días de
iluminación.

Palacio Nacional de Guatemala, septiembre 15 de 1821.

Gabino Gainza (Presidente de la Audiencia)

José Matias Delgado

Mariano de Larrave (Alcalde Primero del Ayuntamiento de Guatemala)


Mariano de Aycinena (síndico primero del Ayuntamiento)

Mariano de Beltranena

Antonio de Rivera

José Antonio de Larrave (regidor del Ayuntamiento)

Pedro de Arroyave (síndico segundo del Ayuntamiento)

José Domingo Diéguez (secretario de la Diputación Provincial).

José Mariano Calderon

Manuel Antonio Molina

Isidoro del Valle y Castriciones (regidor del Ayuntamiento)

Lorenzo de Romaña, secretario

3.2. LA ANEXIÓN A MÉXICO

La anexión de las Provincias de Centro América (antigua Capitanía General de Guatemala) al


Primer Imperio mexicano fue un proceso político que ocurrió, de forma temporal, cuando varias
provincias centroamericanas se unieron al Primer Imperio mexicano de Agustín de Iturbide mediante
una proclama de las elites criollas de la ciudad de Guatemala, que vinculaba a las Provincias Unidas
de Centro América, el 5 de enero de 1822. La abdicación de Agustín I, el 19 de marzo de 1823, a
causa de la difícil situación interna de México, y las discordancias ideológicas entre algunos poblados
de Centroamérica provocaron que la duración de está fuera efímera. La disolución del imperio y la
independencia definitiva de las provincias centroamericanas tuvieron como consecuencia el
establecimiento de la República Federal de Centroamérica.

En Centroamérica, los años inmediatamente anteriores a su independencia se caracterizaron por la


debilidad gubernamental y las disensiones internas.3 La economía había sufrido una grave depresión
a partir de 1795, causada por la caída de los precios del índigo, principal exportación del istmo. La falta
de ingresos provenientes de los impuestos a la industria exportadora, hecho que afectó también la
importación de productos financiados por ésta, provocó una seria crisis financiera a la Capitanía
General. Además, los cambios administrativos derivados de las Reformas Borbónicas y, más tarde, de
la Constitución de Cádiz agudizaron las diferencias entre ciudades rivales (San Vicente y San
Salvador, Tegucigalpa y Comayagua, Granada y León, Cartago y San José, Ciudad Real y Tuxtla), y
ahondaron el ya existente regionalismo.
Es por esto que la lucha mexicana de independencia se siguió minuciosamente por algunas de las
diputaciones provinciales centroamericanas. Cuando se declaró el Plan de Iguala, el 21 de febrero de
1821, los ánimos previos de emancipación en Centroamérica estallaron.
El impacto del Plan de Iguala en la región fue muy fuerte. Todavía antes de una invitación formal para
unirse al imperio, varias poblaciones declararon su independencia, y algunas ya insinuaban su
anexión. El 3 de septiembre del mismo año, el ayuntamiento de Ciudad Real, en Chiapas, declaró su
independencia, y dos días más tarde lo mismo sucedió en Tuxtla. Pero las declaraciones no iban
dirigidas únicamente a España, sino también a Guatemala, ya que los cabildos oficializaron su
intención de unirse a México bajo el imperio de Iturbide, con su adhesión al plan. Aunque al principio
se ofreció resistencia, la presión ejercida por México, la rebelión de los ayuntamientos locales, el poder
de los criollos guatemaltecos y la falta de una fuerza militar adecuada orillaron a la capitanía a aceptar
la declaración de independencia en Guatemala el 15 de septiembre de 1821.
Comayagua repudió la proclama y decretó la suya propia, adhiriéndose al imperio de Iturbide; como
respuesta, Tegucigalpa publicó su lealtad a la capitanía. Lo mismo sucedió con las demás ciudades
rivales, que tomaron determinaciones contrarias. La diputación provincial de León declaró su
independencia el 28 del mismo mes, mientras Granada y Managua se levantaron en armas. En
Guatemala, las importantes ciudades de Quetzaltenango, Suchitepéquez, Sololá y Antigua optaron
por unirse al imperio. En Costa Rica, las diputaciones de San José y Alajuela, de corte liberal,
rechazaron la anexión, mientras los ayuntamientos de Cartago y Heredia se adhirieron. La destrucción
de Centroamérica como entidad política se estaba materializando.
Pero no es hasta el 19 de octubre de 1821 que Iturbide envía una invitación formal dirigida a Gabino
Gaínza, capitán general de Guatemala, para formar parte del imperio. El escrito también avisaba que
una guarnición imperial se dirigía hacia Guatemala, comandada por el brigadier Vicente Filísola, para
restablecer el orden. La carta se recibió el 28 de noviembre. Los elementos favorables en la Junta
Consultiva de Guatemala convencieron a sus compañeros de someter a votación a todos los
ayuntamientos de Centroamérica para resolver el asunto; se dio un mes para manifestar su voto. El 5
de enero de 1822, a pesar de la falta de respuesta de algunos ayuntamientos, la Junta Consultiva
declara que los pueblos están por la anexión: 32 ayuntamientos aceptaban la anexión, 104 aceptaban
con condiciones, 2 se oponían de lleno, mientras otros 21 opinaban que esta cuestión sólo podía ser
debatida por el congreso que debía reunirse en marzo.

Mientras tanto, el ayuntamiento, la diputación provincial y la población en general de San Salvador se


mostraron inconformes al señalar que la autoridad guatemalteca se había excedido al declarar
arbitrariamente su unión a México. Se creó una Junta Provisional que, habiendo resuelto un diputado
para el Congreso de México, pedía que “(San Salvador) se separe totalmente de Guatemala
reservándole para que en paz y tranquilidad se una a México”. 7 Aunque tiempo después no aceptaría
ninguna de las dos jurisdicciones, en noviembre, luego de negociaciones con Filósofa, un congreso
aprobaría la adhesión al imperio.
Después de que Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica aceptaran la anexión, El Salvador se
negó. A partir de aquí el primer imperio mexicano y El Salvador estuvieron en guerra hasta 1823
cuando el primer imperio mexicano se desintegró y Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica
volvieron a ser independientes.
Esta guerra no tuvo un bando vencedor pero El Salvador logró resistir al ejército mexicano hasta la
desintegración del primer imperio
En junio de 1822, Gaínza, por órdenes de Iturbide, dejó al poder en manos de Vicente Filísola, quien
se había enfrentado a varios conflictos y peticiones de diferentes diputaciones desde su llegada al
mando del contingente militar. El enviado de Iturbide tendría que arreglárselas para dar un buen
gobierno a Centroamérica mientras luchaba contra la debilidad fiscal, un regionalismo inquebrantable
y las órdenes a menudo ilógicas del propio Iturbide.
Al mando, Filísola dio pasos necesarios para la reconciliación política. Liberó a los criollos opositores
del imperio y reprendió a las autoridades guatemaltecas por las medidas ejecutadas contra las
provincias de interior. Una vez expulsados los mandatarios más opresivos de la ciudad, el capitán
general tuvo que hacer frente a la crisis fiscal Después de la independencia, las provincias retuvieron
los impuestos recaudados en sus localidades, lo que significó una pérdida considerable de ingresos
para la ciudad capital. La abolición del tributo de indios en febrero de 1822 también golpeó las arcas
del gobierno, y la escasez de agentes aduanales favorecía el contrabando. Por si fuera poco, las rutas
comerciales estuvieron bloqueadas por conflictos armados entre ciudades y regiones, derivadas de
inconformidad en cuanto a la jurisdicción administrativa y desacuerdos ideológicos
entre liberales y conservadores. Todo esto causó que tanto el general cuanto las municipalidades se
vieran obligados a solicitar préstamos a comerciantes y a cajas regionales, lo que produciría una
situación insostenible

Filísola apostó por la reconciliación estatal, pero los mandatos del emperador dificultarían la tarea. A
principios de noviembre Iturbide anunció su decisión de dividir a Centroamérica en tres provincias:
Chiapas, con Ciudad Real como cabecera y con jurisdicción sobre Quetzaltenango; Costa Rica, que
unía Costa Rica, Nicaragua y Honduras con León por cabecera; y Sacatepéquez, con Guatemala por
capital, y que abarcaba el resto de la región, incluyendo San Salvador. Esto no hizo más que
recrudecer el ambiente hostil del territorio. En Guatemala, Honduras y San Salvador se mostraban
insatisfechos por la nueva medida. En el sur, precipitó las guerras civiles en Costa Rica, donde
terminaría ganando el bando liberal, y en Nicaragua, que se prolongaría por diecisiete años.5 Las
circunstancias desfavorables en el propio gobierno mexicano, recrudecidas por la análoga condición
fiscal y la división política, desembocaron en la disolución del congreso y en el malestar general. En
marzo de 1823 llegaría la noticia a Filísola de la caída del imperio. Maniatado, el capitán reunió a la
antigua diputación provincial de Guatemala para convocar un congreso con representantes de toda la
región que decidiera el destino del pacto entre Centroamérica y México.
3.3. LA FEDERACIÓN CENTROAMERICANA

República Federal de Centroamérica

La República Federal de Centroamérica fue una nación que surgió de la Asamblea Constituyente de
las Provincias Unidas del Centro de América, el 22 de noviembre de 1824, a través de la Constitución
de la República Federal de Centroamérica de 1824. Su capital fue Ciudad de Guatemala hasta 1834;
después fue Sonsonate por un breve período, por último San Salvador de 1834 a 1841, sin embargo,
solo el poder ejecutivo fue el que se trasladó, mientras que los poderes legislativo y judicial
mantuvieron su asiento en la Ciudad de Guatemala.
De acuerdo al artículo 6 de la Constitución de 1824, la Federación estaba formada por cinco estados:2
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Panamá fue parte de Colombia hasta
1903. Y Belice, por su parte, era un territorio controlado por el Reino Unido, aunque solo sería hasta
1862 cuando se declararía oficialmente como una colonia con el nombre de Honduras británica.3
En 1838 se formó un sexto estado, Los Altos, con capital en la ciudad de Quetzaltenango, con los
territorios del occidente de Guatemala y el territorio del actual Soconusco de Chiapas (México).
Limitaba al suroeste con el océano Pacífico, al noreste con el mar Caribe, al sureste con la Gran
Colombia (luego República de la Nueva Granada) y al noroeste con México.
HISTORIA
Tras la secesión con respecto a España en 1821 y la desaparición del Primer Imperio Mexicano en
1823, los representantes de los cabildos de lo que alguna vez fue la Capitanía General de
Guatemala se reunieron en marzo de 1824 en la Ciudad de Guatemala.
Como en la mayoría de los países iberoamericanos, la secesión de Centroamérica fue un movimiento
esencialmente criollo y no supuso una mejora inmediata de las condiciones de vida de
los campesinos centroamericanos. Fue promovida por la élite comercial de Guatemala y El
Salvador para enriquecerse con los nuevos lazos comerciales que esperaban adquirir
con Inglaterra, Francia, Holanda, y Estados Unidos, y no tanto por una revolución social o política
Cada Estado era libre y tenía autonomía para gobernarse y establecer sus leyes y códigos jurídicos,
además de elegir democráticamente su propio jefe de Estado. Los Estados miembros
eran: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. En 1836 se creó el Estado de Los
Altos, que se reincorporó a Guatemala antes de disolverse la federación centroamericana. En
1824 Chiapas se incorporó a México, quedando solo el Soconusco como un territorio neutral sin
anexión a ningún bando, y la Provincia de Bocas del Toro que fue tomada por la República de la Nueva
Granada en 1836.
Antecedentes
El Congreso General de las provincias centroamericanas se instaló el 24 de junio de 1823 en la Ciudad
de Guatemala, en el 2 de julio el Congreso General tomó la denominación de Asamblea Nacional
Constituyente. En el 1 de julio, el Congreso dio el nombre de Provincias Unidas del Centro de
América a las provincias que componían el Reino de Guatemala y declaró que eran libres e
independientes de España y México y que no son patrimonio de familia alguna.

Constitución
El 22 de noviembre de 1824, la Asamblea Nacional Constituyente decretó la Constitución Política de
la República Federal de Centroamérica, compuesta por Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y el actual estado mexicano de Chiapas (que duró poco
dentro de la misma).
Entre las principales innovaciones de dicha Constitución, cabe destacar su tratamiento de los derechos
humanos, en el cual destacaban, entre otros aspectos, la abolición de la esclavitud, la consagración
del derecho de asilo, las limitaciones de la pena capital, el establecimiento del jurado y la supresión de
los fueros. Se restringían considerablemente las facultades gubernamentales para limitar los derechos
civiles y políticos, incluso en caso de graves amenazas o ataques al orden público, lo cual habría de
ser un grave obstáculo para las autoridades. Por otro lado, mantuvo la división entre
un Congreso unicameral todopoderoso, un Ejecutivo con poderes limitados, un Senado que actuaba
como cuerpo intermedio y una Corte Suprema de Justicia, todos elegidos popularmente conforme a
un sistema de sufragio universal indirecto en cuatro grados.
El 23 de enero de 1825, la Asamblea Nacional Constituyente cerró sus sesiones.7 El 25 de enero, el
Estado de Costa Rica decretó su primera Constitución Política. El 6 de febrero, se instaló el primer
Congreso Federal de la República; dio principio a sus sesiones ordinarias el 25 de febrero

Presidencia de Manuel José Arce


El Primer Congreso Federal escogió al presidente de la República Centroamericana entre los dos
candidatos: Manuel José Arce y Fagoaga y José Cecilio del Valle, ya que a pesar de la victoria de
Valle en el voto popular, se apeló el resultado.12 Para entonces Valle tenía desavenencias con algunos
prominentes conservadores del Clan Aycinena y éstos obstaculizaron su llegada al poder tras entrar
en componendas con los liberales y el propio Arce y Fagoaga. Arce fue declarado presidente de la
República, y Mariano de Beltranena lo acompañó en la vicepresidencia. Luego se establecieron las
otras autoridades: Suprema Corte de Justicia, Primer Consejo Representativo y en cada estado se
estableció la Corte Superior de Justicia del Estado; la Asamblea Nacional promulgó la Constitución
centroamericana que se sancionó hasta el 29 de agosto de 1825, porque los centralistas que deseaban
un régimen único en la región y trataron de boicotear el sistema federal que había adoptado la
Constitución.

Guerra civil centroamericana


En marzo de 1827 el Estado de El Salvador envió tropas a Guatemala con la intención de tomar la
capital de la República Federal y derrocar a Manuel José de Arce y Fagoaga No obstante, el general
Arce al mando del Ejército Federal derrotó a los salvadoreños en la batalla de Arrazola. Luego de estos
sucesos, el presidente de la república ordenó a 2000 soldados federales (incluyendo guatemaltecos,
nicaragüenses, costarricenses y hondureños) a las órdenes del general Manuel de Arzú, invadir El
Salvador. Este evento marcó el inicio de la guerra civil centroamericana.
En esta situación saltó a la fama el general hondureño Francisco Morazán, quien ganó la Batalla de
La Trinidad para los liberales el 11 de noviembre de 1827.19 Desde entonces, y hasta la derrota que le
infringió Rafael Carrera en Guatemala en 1840, Morazán dominó la escena política y militar
de América Central.
En abril de 1828 Morazán se dirigió a El Salvador con una fuerza de mil cuatrocientos hombres.
Mientras que el ejército salvadoreño se enfrentaba a las fuerzas federales en San Salvador, Morazán
se colocó en la parte oriental del Estado.
El 6 de julio, Morazán derrotó a las tropas del coronel Vicente Domínguez en la hacienda El Gualcho.
El general Francisco Morazán se mantuvo peleando alrededor de San Miguel, derrotando a cada
pelotón enviado por el general Manuel de Arzú desde San Salvador. Esto motivó a Arzú a dejar al
coronel Montúfar a cargo de San Salvador y a ocuparse personalmente de Morazán. Cuando el
caudillo liberal se dio cuenta de los movimientos del general Manuel de Arzú, salió rumbo a Honduras a
reclutar más tropas.
Gobierno liberal
Francisco Morazán ganó el voto popular en la elección presidencial de 1830, en contra del
conservador José Cecilio del Valle.
Con Morazán como presidente, los liberales habían consolidado su poder. De esta forma, el nuevo
mandatario y sus aliados se ubicaron en una posición inmejorable para implementar reformas, las
cuales estaban basadas en la ilustración. A través de estas intentarían desmantelar
en Centroamérica lo que consideraban instituciones arcaicas21 heredadas de la época colonial, y que
sólo habían contribuido al atraso en la región: se promulgaron políticas de libre comercio; fue invitado
el capital extranjero y los inmigrantes; fue separada la Iglesia del Estado; se proclamó la libertad de
religión; los diezmos fueron abolidos; se permitió el matrimonio civil, el divorcio secular y la libertad de
expresión; los bienes eclesiásticos fueron confiscados, se suprimieron las órdenes religiosas, y se le
retiró a la iglesia el control que tenía sobre la educación; se pusieron a disposición las tierras públicas
para la expansión de la cochinilla; se construyeron escuelas, carreteras y algunos hospitales; entre
otras políticas
Disolución
Entre 1838 y 1840, los Estados entraron en otra guerra civil.
El 30 de abril de 1838, el Estado de Nicaragua se declaró soberano, libre e independiente,
separándose definitivamente de la Federación. El 30 de mayo siguiente el Congreso Federal autorizó
a los Estados a que se organizasen como tuviesen por conveniente. El 29 de octubre la Municipalidad
de Tegucigalpa que se declaró separada del gobierno del Estado de Honduras hasta que la legislatura
decrete la independencia del estado y ocupe de nuevo los puertos y rentas de la federación y destituye
al Jefe intendente del departamento y se pone bajo la protección del gobierno de Nicaragua. El 5 de
noviembre, el Estado de Honduras se separa de la Federación. El 14 de noviembre, el Estado de Costa
Rica se separó.
El 25 de diciembre de 1838, el nuevo Estado de los Altos instaló su Asamblea Constituyente en la
ciudad de Totonicapán.
El segundo período constitucional de la Presidencia de la República del General Francisco Morazán
concluyó el 1 de febrero de 1839, siendo esta la fecha en que se debía considerar disuelto el pacto
federal de 1824 y fenecida la misión legal de los encargados del poder ejecutivo de la república.
El 17 de abril de 1839, el Jefe del Estado de Guatemala declara disuelto el pacto federal y la
independencia absoluta del Estado de Guatemala, esta declaración fue ratificada por la segunda
Asamblea Constituyente del Estado en el 14 de julio.
El 29 de enero de 1840, el general Rafael Carrera toma Quetzaltenango, la capital del Estado de los
Altos, dejando disuelto el mismo Estado. Guatemala absorbió el territorio del Estado de Los Altos por
el decreto del 26 de febrero.
La Federación quedó disuelta y la Constitución abrogada de hecho, aunque el Estado de El
Salvador no lo aceptó hasta 1841. Los cinco estados de la federación se erigieron en cinco repúblicas
independientes. Sin embargo, durante el siglo XIX hubo numerosos intentos para restablecerla,
manifestados en las conferencias unionistas centroamericanas.

3.3.3. EL ESTADO DE LOS ALTOS


El Estado de Los Altos —también conocido como el Sexto Estado— fue un territorio de la
actual Guatemala, principalmente del departamento de Quetzaltenango en alianza con otras regiones,
que intentó ser un estado autónomo durante el siglo XIX.

Historia del Estado de Los Altos


La idea de independizarse de Guatemala surgió a principios del siglo XIX, junto a los departamentos
de Quiché, Retalhuleu, Sololá,
Totonicapán, Suchitepéquez y Huehuetenango. Quetzaltenango lideró el movimiento donde
suscribió un acta desconociendo al gobierno central de Guatemala el 19 de enero de 1822.

Durante 1820, los k’iche’s de Totonicapán se levantaron y propusieron que la escala del gobierno
regional fuera a nivel de distrito y bajo el control indígena — plan que no tuvo éxito—. La
participación de principalmente los criollos y ladinos de la región buscó cementar su poder
gobernando sobre las clases más bajas, así como separarse de la Ciudad de Guatemala con quien
tenían diferencias políticas.

Se comenzó a actuar de forma unificada contra la Ciudad de Guatemala y la Antigua Guatemala


alrededor de 1837. En 1838 el grupo político liberal fundó el Estado de Los Altos, un territorio que
comprendía parcial o totalmente los actuales departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán,
Sololá, San Marcos, Quiché, Retalhuleu y Suchitepéquez.
Los Altos tuvo la mayor producción económica de la época dentro del territorio gracias al desarrollo
del comercio cafetalero que contribuyó a que pudieran mantener su poder a pesar de la resistencia
de parte del Estado guatemalteco y los habitantes indígenas quienes rechazaban el movimiento.

Alrededor de 1839, el país estaba formada por 7 departamentos: Guatemala, Sacatepéquez,


Chimaltenango, Escuintla, Mita —más tarde subdividido en los actuales departamentos de Jutiapa y
Santa Rosa—, Chiquimula y Verapaz. Además se contaban 2 distritos separados con inmediata
dependencia del Gobierno, Izabal y Petén.

Fue el 26 de febrero de 1840 cuando el Gobierno de Guatemala decretó que los departamentos de
Los Altos se reincorporaran al Estado, siendo aprobado el 18 de agosto de 1840. Esto se debe a
la invasión de parte del ejército de Rafael Carrera a la Ciudad de Quetzaltenango en abril de 1840,
donde finalmente la alianza del Sexto Estado se desvaneció.

 La razón por la cual se le llamó el Sexto Estado fue por que en aquel entonces Guatemala era uno
de los 5 Estados de la Federación Centroamericana, la cual incluía a los demás países actuales de
Centroamérica: Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

 Hubo planes de parte del Estado de Los Altos de integrarse a México, con la esperanza de debilitar
el control que la ciudad de Guatemala poseía a su alrededor.

 Las luchas de poder no permitieron crear la región política, ya que ni los indígenas ni la alianza de
los criollos y ladinos contaron con suficiente fuerza para imponer el modelo que seguiría el Estado de
Los Altos.

 La capital de Los Altos estaba en la ciudad de Quetzaltenango.

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