Trabajo Grupo 1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 20

Presentación

Nombres y Matrículas
Leudy José De La Rosa Jiménez 22-SDRT-1-014
Andy José Albuez Alvarez 22-SDRT-1-025
Adrián Mendoza 22-SDRT-1-009

Sección
0722

Asignatura
Derecho Internacional Privado

Profesor / a:
Naudy Reyes Sánchez

Temas:
La nacionalidad
Adquisición de la nacionalidad dominicana

Fecha de entrega:
9/10/ 2024
Introducción

La nacionalidad es un concepto fundamental que


define la relación jurídica entre un individuo y un
Estado, estableciendo derechos y deberes que son
esenciales para la identidad y pertenencia de una
persona dentro de una comunidad política. A lo
largo de la historia, la teoría de la nacionalidad ha
evolucionado, incorporando elementos esenciales
como el jus sanguinis y el jus soli, que determinan
las bases para la adquisición de la nacionalidad. En
el contexto dominicano, la nacionalidad puede ser
adquirida por diferentes vías, ya sea por nacimiento,
filiación, naturalización o matrimonio. Cada uno de
estos métodos presenta requisitos y
particularidades que reflejan las dinámicas sociales
y legales del país. A través de un análisis detallado
de estos temas, se busca comprender cómo la
nacionalidad influye en la vida de los individuos, así
como la importancia de garantizar que cada persona
posea una nacionalidad, evitando situaciones de
apatridia y promoviendo el respeto a los derechos
humanos.

Teoría General de la Nacionalidad


La nacionalidad es el vínculo jurídico y político que une a
una persona con un Estado, otorgándole derechos y
deberes. Es un concepto clave para la organización política
y social de los Estados, ya que determina quiénes son sus
ciudadanos y regula las relaciones entre individuos y el
Estado en términos de pertenencia, derechos y
responsabilidades. La nacionalidad también juega un papel
fundamental en el derecho internacional, ya que permite
que una persona acceda a la protección diplomática de su
país y defina su estatus jurídico en el ámbito internacional.

Elementos de la Nacionalidad

Los elementos de la nacionalidad incluyen tanto factores


jurídicos como sociales y políticos. Estos elementos se
agrupan en varios aspectos:
• Vínculo jurídico: El marco legal que define la relación
entre el Estado y el individuo, estableciendo quién es
considerado ciudadano.
• Pertenencia política: La nacionalidad implica un sentido
de pertenencia a una comunidad política, otorgando
derechos y deberes dentro del sistema político del Estado.
• Dimensión social: La nacionalidad también tiene un
componente cultural y social, reflejando la integración de
las personas en una determinada comunidad.
Estos elementos contribuyen a definir el estatus jurídico de
una persona y su relación con el Estado y la sociedad.

El Estado
El Estado es la organización política y jurídica que tiene
soberanía sobre un territorio y su población. Está
compuesto por varios elementos clave:
• Territorio: El espacio geográfico sobre el cual el Estado
ejerce su soberanía.
• Población: Las personas que residen dentro del territorio
del Estado y que pueden ser ciudadanos o extranjeros.
• Gobierno: La autoridad que administra y gestiona las
funciones del Estado.
• Soberanía: El poder supremo que el Estado ejerce sobre
su territorio y la población, sin subordinación a ninguna otra
autoridad.
El Estado es el ente que otorga y regula la nacionalidad,
definiendo quiénes son sus ciudadanos y los derechos que
les corresponden.

Los Individuos
Los individuos son las personas físicas que, como
ciudadanos o extranjeros, mantienen una relación con el
Estado a través de su nacionalidad. El Estado, a través de
su legislación, define las condiciones para que una persona
sea considerada ciudadana, y regula los derechos y deberes
que derivan de esa relación.

Las Personas
Las personas son los individuos que poseen derechos y
obligaciones dentro del Estado, y que tienen una relación
legal con él. En términos de nacionalidad, las personas
pueden ser:
• Ciudadanos: Aquellos que poseen la nacionalidad de un
Estado, lo que les otorga derechos como el voto, la
participación política, y la protección diplomática.
• Extranjeros: Individuos que no poseen la nacionalidad
del Estado en el que residen, pero que aún tienen derechos
y deberes bajo las leyes locales e internacionales.
Las Cosas

En el contexto de la nacionalidad, las cosas hacen


referencia a los bienes materiales e inmateriales que
pertenecen a los individuos y que pueden estar sujetos a
las leyes de un Estado. Esto incluye la propiedad, tanto
privada como pública, y los derechos económicos
vinculados a las personas. Aunque el término "cosas" no
suele ser central en la teoría de la nacionalidad, los bienes
y derechos económicos pueden verse afectados por el
estatus de nacionalidad, especialmente en lo que respecta
a la herencia, propiedad de tierras o inversión en el
extranjero.
Este resumen cubre los puntos principales sobre la
nacionalidad, los elementos clave que la definen, y el papel
del Estado y los individuos dentro de este concepto jurídico.

El Vínculo de la Nacionalidad

La nacionalidad es el vínculo jurídico que conecta a una


persona con un Estado, otorgándole derechos y deberes,
como la protección diplomática y el cumplimiento de leyes.
Este vínculo establece la pertenencia de una persona a una
comunidad política, y es regulado por las leyes nacionales e
internacionales.

Principios Básicos
Los principios básicos de la nacionalidad se centran en
cómo una persona adquiere, mantiene, cambia o pierde su
vínculo con un Estado.
Todo Individuo debe poseer una Nacionalidad. Apátridas.
Doble Nacionalidad.
• Todo individuo debe poseer una nacionalidad: El
derecho internacional establece que toda persona debe
tener una nacionalidad, evitando situaciones de apatridia,
es decir, cuando una persona no tiene la nacionalidad de
ningún Estado.
• Apátridas: Son personas que no poseen nacionalidad, ya
sea por razones legales o por falta de reconocimiento por
parte de los Estados. La apatridia puede ocurrir por
conflictos de leyes, disolución de Estados o discriminación.
Los apátridas carecen de protección y derechos en muchos
casos, lo que puede dificultar su acceso a servicios básicos
y derechos fundamentales.
• Doble nacionalidad: Ocurre cuando una persona posee
la nacionalidad de dos Estados. Algunos países lo permiten,
mientras que otros exigen renunciar a la nacionalidad
original al adquirir una nueva. La doble nacionalidad puede
tener beneficios, como el acceso a derechos en ambos
países, pero también puede generar obligaciones dobles,
como el pago de impuestos o el servicio militar.

Todo Individuo debe poseer una


Nacionalidad de origen jus sanguinis, jus
solis. Necesidad de ambos sistemas.

• Jus sanguinis (derecho de sangre): La nacionalidad se


adquiere por descendencia, es decir, por ser hijo de un
ciudadano, independientemente del lugar de nacimiento.
• Jus soli (derecho del suelo): La nacionalidad se
adquiere por el hecho de nacer en el territorio de un Estado,
independientemente de la nacionalidad de los padres.
Ambos sistemas son necesarios para evitar la apatridia y
asegurar que todas las personas tengan una nacionalidad.
El ius sanguinis protege el vínculo con la ascendencia
familiar, mientras que el ius soli asegura que los nacidos en
un territorio tengan un estatus legal y derechos en ese país.
En muchos países, ambos sistemas coexisten para cubrir
diversas situaciones.

Todo Individuo puede cambiar de


Nacionalidad. Pérdida de la Nacionalidad.
Obtención de otra Nacionalidad.

• Cambio de nacionalidad: Las leyes internacionales


reconocen el derecho de los individuos a cambiar su
nacionalidad, generalmente a través de la naturalización en
otro país, siempre que cumplan los requisitos establecidos,
como la residencia legal y la integración social.
• Pérdida de la nacionalidad: Un individuo puede perder
su nacionalidad por renuncia voluntaria, adquisición de otra
nacionalidad (si el país no permite la doble nacionalidad) o,
en casos extremos, por revocación debido a fraude o
traición.
• Obtención de otra nacionalidad: Se puede adquirir
una nueva nacionalidad a través de la naturalización, el
matrimonio o la inversión, dependiendo de las leyes del
país.

Aspectos Históricos de la Nacionalidad

La noción de nacionalidad ha evolucionado a lo largo de la


historia. En la Antigüedad, la pertenencia a una ciudad-
Estado o imperio determinaba los derechos y deberes de las
personas, pero el concepto moderno de nacionalidad surgió
con la formación de los Estados-nación en el siglo XIX. A
medida que los Estados se consolidaban y las fronteras se
definían, la nacionalidad se convirtió en un instrumento
fundamental para determinar la ciudadanía y los derechos
políticos.
• En la Edad Media, el vínculo con el feudo o el reino
predominaba sobre una noción de ciudadanía universal.
• Durante la Revolución Francesa, el concepto de
ciudadanía y nacionalidad se redefinió como un vínculo
legal y político entre los ciudadanos y el Estado, basado en
la igualdad de derechos.
• A lo largo del siglo XX, con el aumento de las migraciones,
conflictos internacionales y la globalización, la nacionalidad
se convirtió en un tema central en el derecho internacional,
especialmente en relación con la apatridia, los refugiados y
la doble nacionalidad.
En resumen, la nacionalidad ha sido y sigue siendo un
concepto dinámico que refleja los cambios sociales,
políticos y económicos de cada época.
Adquisición por Nacimiento
La adquisición de la nacionalidad por nacimiento es una de
las formas más comunes de obtener la nacionalidad de un
Estado. Existen dos principios clave que regulan esta
adquisición: el jus soli (derecho del suelo) y el jus sanguinis
(derecho de sangre). Estos principios definen si una persona
adquiere la nacionalidad por nacer en el territorio de un
país o por su vínculo familiar.

Adquisición en razón del Lugar de


Nacimiento (jus solis)
El principio de jus soli establece que una persona adquiere
la nacionalidad de un Estado simplemente por haber nacido
en su territorio, independientemente de la nacionalidad de
sus padres. Este principio es especialmente común en
países de inmigración histórica, como Estados Unidos o
Canadá.

El Principio

El jus soli asegura que cualquier persona nacida dentro de


las fronteras de un Estado tiene derecho a la nacionalidad
de ese país. Este principio busca integrar a los individuos
desde su nacimiento dentro de la comunidad política y
social del país donde nacen, lo que facilita su acceso a
derechos y deberes ciudadanos.
Este sistema es común en países que históricamente han
fomentado la inmigración, ya que promueve la inclusión de
las nuevas generaciones en la sociedad nacional,
independientemente del origen de sus padres. De esta
forma, los hijos de inmigrantes tienen la posibilidad de
convertirse en ciudadanos plenos desde su nacimiento.

Las Excepciones

Aunque el jus soli es un principio amplio, existen


excepciones en algunos casos. Las más comunes incluyen:
• Hijos de diplomáticos extranjeros: Los hijos de
funcionarios diplomáticos nacidos en el país no adquieren
automáticamente la nacionalidad de ese Estado, ya que
están sujetos a las leyes de su país de origen.
• Hijos de personas en tránsito: En algunos países, los
hijos de personas que se encuentran en el país de manera
temporal o en tránsito (turistas, por ejemplo) no adquieren
la nacionalidad del lugar de nacimiento.
Estas excepciones buscan mantener un equilibrio entre la
inclusión social y el respeto por la soberanía de los Estados
en la regulación de la nacionalidad.

Adquisición en razón de la Filiación (jus


sanguinis)

El principio de jus sanguinis establece que una persona


adquiere la nacionalidad de sus padres,
independientemente del lugar de su nacimiento. En este
sistema, el vínculo familiar es el que define la nacionalidad,
y no el lugar donde la persona nace.
El jus sanguinis es particularmente común en países con
una fuerte identidad nacional basada en la descendencia o
la etnicidad, como en gran parte de Europa y Asia. Los hijos
de ciudadanos de un Estado adquieren automáticamente la
nacionalidad de sus padres, aunque hayan nacido fuera del
territorio nacional.
Este principio asegura que los hijos de ciudadanos que
viven en el extranjero o que han emigrado mantengan su
vínculo con el Estado de origen de sus padres. El jus
sanguinis también garantiza que las generaciones futuras
continúen teniendo derechos y responsabilidades en
relación con su país de ascendencia.
En muchos casos, el jus sanguinis y el jus soli coexisten,
permitiendo que una persona pueda adquirir la
nacionalidad tanto por nacimiento en el territorio como por
la nacionalidad de sus padres. Este sistema dual es común
en varios países, donde ambas formas de adquisición de la
nacionalidad se combinan para evitar la apatridia y
asegurar la inclusión de todos los individuos en un sistema
nacional.

Aspectos históricos de la Nacionalidad

La nacionalidad dominicana es el vínculo jurídico que liga a


una persona física con el Estado dominicano y que le
atribuye la condición de ciudadano. Es tanto un derecho
fundamental como el estatuto jurídico de las personas. Por
esta relación, el individuo disfruta de unos derechos que
puede exigir al Estado y este puede imponerle el
cumplimiento de una serie de obligaciones y deberes.
La nacionalidad dominicana ha evolucionado desde la
época colonial, cuando los habitantes de la isla eran
súbditos de España. Tras la ocupación haitiana (1822-1844),
la independencia en 1844 marcó el surgimiento de una
identidad dominicana distinta. La Constitución de 1844
adoptó el principio de jus soli (nacionalidad por nacimiento
en el territorio), estableciendo una base para la ciudadanía.
Durante el siglo XX, la migración haitiana influyó en
debates sobre la nacionalidad, destacándose la dictadura
de Trujillo (1930-1961), que exacerbó el nacionalismo y las
tensiones con Haití. En 2010, una reforma constitucional
restringió la nacionalidad para hijos de inmigrantes en
situación irregular, lo que generó controversia internacional,
especialmente después de la sentencia del Tribunal
Constitucional en 2013 que afectó a miles de descendientes
de haitianos nacidos en República Dominicana.

Derecho Romano
El derecho romano (en latín: Ius Romanum) fue el
ordenamiento jurídico que rigió a los ciudadanos de la
Antigua Roma. Por su gran complejidad, aplicabilidad
práctica y calidad técnica es aún hoy la base del derecho
continental y de los códigos civiles contemporáneos, y se
estudia en las facultades de Derecho de la mayoría de los
países que emplean el derecho continental. Su importancia
histórica e influencia en la ciencia del derecho, que se
extiende también a los países de common law, se
manifiesta en la pervivencia de numerosas instituciones
jurídicas latinas en la actualidad, como la hipoteca o la
teoría del contrato, y en la gran cantidad de expresiones
jurídicas latinas.
Su vigencia se extiende desde la fundación de Roma (según
la tradición, el 21 de abril de 753 a. C.) hasta mediados del
siglo VI d. C., época en la que tuvo lugar la labor
compiladora del emperador Justiniano I, que desde el
Renacimiento se conoció con el nombre de Corpus Iuris
Civilis (Cuerpo del Derecho Civil). El Corpus destaca por su
complejidad jurídica y por su profunda influencia en la
ciencia del derecho, y suele considerarse el texto legal más
influyente de la historia de la humanidad. El derecho
romano es la base de los países con civil law y extiende su
influencia a otros sistemas jurídicos.
El derecho romano se divide, a grandes rasgos, en derecho
público y derecho privado, igual que el derecho
contemporáneo. Asimismo, algunas ramas del derecho
actual, como el derecho penal, el derecho tributario o el
derecho administrativo, existieron en la Antigua Roma.
La definición del derecho romano se comprende mejor si se
construye a partir de la comprensión de sus nociones
fundamentales y de su sistema de fuentes. Sin embargo,
estas no permanecen idénticas en el transcurso de la
historia del derecho romano, sino que varían tanto en su
número como en su valor dentro del sistema de fuentes
mismo. Es este sistema el que provee de nociones claves
para entender lo que en Roma se entiende por derecho.
Con todo, es posible adelantar que la expresión ius es la
que se utiliza para señalar al derecho. Esta expresión se
opone a la de fas, que designa a la voluntad divina. Esta
clara delimitación entre derecho y religión es patente en
testimonios que datan desde el s. III a. C., pero ello no es
válido para los primeros tiempos. A su vez, la expresión ius
servirá para la identificación de diversas categorías de
aquel, tales como ius civile, ius naturale, ius honorarium o
ius gentium.

Edad Media

La Edad Media o el Medievo es el período histórico de la


civilización occidental comprendido entre los siglos v y xv.
Convencionalmente, su inicio se sitúa en el año 476 con la
caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con
el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída de
Constantinopla, fecha que tiene la singularidad de coincidir
con la invención de la imprenta —publicación de la Biblia de
Gutenberg— y con el fin de la guerra de los Cien Años. Con
esto dicho, considerando la caída del Imperio romano de
Occidente hasta el descubrimiento de América, la Edad
Media abarcó un periodo de 1016 años.
Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o Alta
Edad Media (ss. v-x, sin una clara diferenciación con la
Antigüedad Tardía); y Baja Edad Media (ss. xi-xv), que a su
vez puede dividirse en un periodo de plenitud, la Plena
Edad Media (ss. xi-xiii), y los dos últimos siglos que
presenciaron la crisis del siglo xiv.
Sus mil años de duración se caracterizaron por cierta
fragmentación política y por el predominio de la Iglesia
católica, que rigió la cultura, puso límites al desarrollo de la
filosofía y de las ciencias y ejerció una estricta vigilancia y
persecución religiosa. Por esta razón, esta etapa fue
muchas veces caracterizada como una época de
oscurantismo religioso o “Edad Oscura”, aunque hoy en día
se sabe que produjo importantes innovaciones técnicas y
permitió el surgimiento de relevantes estilos artísticos.

La Edad Media recibió su nombre por ser considerada una


etapa intermedia entre la Edad Antigua y la Edad Moderna.
Durante este período, la sociedad se organizó
principalmente de acuerdo a un orden feudal,
esencialmente rural o campesino. Sin embargo, también
experimentó un resurgimiento de las ciudades a partir del
siglo XI y el nacimiento de una nueva clase social: la
burguesía.
La vida medieval estuvo lejos de ser estática y uniforme.
Fue escenario de numerosos desplazamientos humanos,
epidemias (como la peste negra), guerras y nuevas formas
políticas, incluida la formación y expansión de imperios más
allá de las fronteras de Europa occidental, como los
imperios musulmanes o el Imperio bizantino. Esto originó
conflictos y conquistas, como la invasión musulmana de la
península ibérica, las Cruzadas y la Reconquista española.

El Código Civil Francés de 1804

El Código Civil Francés, conocido como el Código


Napoleónico o Código de Napoleón, es uno de los más
conocidos códigos civiles del mundo. Fue aprobado por la
ley del 21 de marzo de 1804 y se encuentra todavía en
vigor, aunque con numerosas e importantes reformas. Su
elaboración fue encargada a una comisión creada para
recopilar la tradición jurídica francesa, dando como
resultado la promulgación del Code Civil des Français el 21
de marzo de 1804, durante el gobierno de Napoleón
Bonaparte.
El Código Civil Francés se estructuró de tal forma que no
solo abarcó conceptos jurídicos que hoy en día se entienden
como civiles, sino que también se introdujeron leyes y
conceptos procesales y administrativos.
Se estructuró en cuatro secciones principales: Personas,
propiedad, adquisición de la propiedad y procedimiento
civil.
Sobre las personas. Derechos sobre personas tanto físicas
cómo jurídicas. La capacidad general de las mismas,
condiciones de estas para ser propietarias de bienes y
realizar actos jurídicamente válidos. Derecho patrimonial
individual.
Derecho de familias. Filiación, matrimonio y divorcio por la
vía civil, derecho patrimonial familiar.
Derecho de propiedad basada en la Traditio romana; sobre
bienes muebles, inmuebles y derechos reales como
donaciones.
Conceptualización de las obligaciones y formación de los
contratos.
El Código Civil Francés de 1804, fue crucial porque unificó
las leyes de Francia, eliminando la fragmentación legal y
estableciendo un sistema coherente basado en la igualdad
ante la ley, la protección de la propiedad privada y la
libertad contractual. Desvinculó la influencia de la Iglesia
sobre asuntos civiles, como el matrimonio, creando un
marco legal secular que facilitó la modernización del
derecho. También simplificó las leyes, haciéndolas más
accesibles y comprensibles para todos los ciudadanos.
Su impacto fue global, sirviendo de modelo para los códigos
civiles de muchos países europeos y latinoamericanos. Este
código promovió un enfoque moderno del derecho,
influenciado por los principios de la Revolución Francesa, y
dejó un legado duradero en la creación de sistemas legales
basados en la justicia, la igualdad y la estabilidad jurídica.

Nacionalidad Dominicana

La nacionalidad dominicana se puede adquirir por


nacimiento, lo que significa que una persona es
considerada dominicana desde el momento de su
nacimiento. Esto se basa en dos principios fundamentales:
el jus soli y el jus sanguinis.
El jus soli establece que cualquier persona nacida en el
territorio de la República Dominicana adquiere
automáticamente la nacionalidad dominicana,
independientemente de la nacionalidad de sus padres.
Existen excepciones a este principio, como los hijos de
diplomáticos extranjeros y aquellos nacidos de padres
extranjeros que se encuentran en el país en situación
irregular.
El jus sanguinis establece que una persona adquiere la
nacionalidad dominicana si al menos uno de sus padres es
ciudadano dominicano, sin importar el lugar de nacimiento.
Los hijos de ciudadanos dominicanos nacidos en el
extranjero pueden adquirir la nacionalidad dominicana,
siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos legales.
Tenemos el derecho de opción que permite a los hijos de
ciudadanos dominicanos nacidos en el extranjero optar por
la nacionalidad dominicana al cumplir la mayoría de edad.
Nos encontramos con la naturalización ordinaria, en este
proceso se permite a los extranjeros adquirir la nacionalidad
dominicana mediante el cumplimiento de ciertos requisitos
legales, como la residencia continua en el país por un
período determinado, el conocimiento del idioma español y
la integración en la sociedad dominicana . Existen casos de
excepción para personas que han realizado contribuciones
significativas al país.
También está la naturalización condicional que se concede a
personas bajo condiciones específicas, como el matrimonio
con un ciudadano dominicano o la realización de
inversiones significativas en el país. Esta naturalización
tiene una duración limitada y puede ser revocada si no se
cumplen las condiciones establecidas.
Está la naturalización privilegiada, que es concedida a
personas que han realizado contribuciones excepcionales al
país, como deportistas destacados, científicos o artistas.
Tiene límites en cuanto a quiénes pueden beneficiarse de
este tipo de naturalización.
La naturalización provisional, que es una forma temporal de
naturalización que puede llevar a la nacionalidad definitiva,
sujeta a cumplir ciertas condiciones dentro de un plazo
determinado.
La naturalización de una persona puede extenderse a su
familia, incluyendo a la esposa y los hijos, quienes también
pueden adquirir la nacionalidad dominicana bajo ciertas
condiciones.
La nacionalidad se adquiere automáticamente al casarse
con un ciudadano dominicano, siempre y cuando se
cumplan ciertos requisitos legales.
La nacionalidad se puede adquirir después del matrimonio,
generalmente tras cumplir ciertos requisitos adicionales o
un período de tiempo de residencia en el país.
Una mujer dominicana que se casó con un extranjero puede
recuperar su nacionalidad dominicana mediante un proceso
de reintegración.
Un dominicano que ha adoptado otra nacionalidad puede
recuperar la nacionalidad dominicana mediante un proceso
de reintegración.
El proceso de reintegración se refiere a la recuperación de
la nacionalidad dominicana por parte de personas que la
habían perdido o renunciado a ella.

Conclusión
En conclusión, la nacionalidad no solo es un
elemento jurídico, sino también un componente
esencial de la identidad individual y colectiva. El
estudio de los aspectos históricos y legales de la
nacionalidad dominicana, así como los diferentes
modos de adquisición, revela la complejidad de este
fenómeno y su impacto en la sociedad. La
regulación de la nacionalidad en la República
Dominicana, marcada por principios que aseguran la
protección de los derechos de sus ciudadanos, es un
reflejo de la evolución histórica del derecho
nacional. Garantizar la nacionalidad a todos los
individuos es crucial para promover la inclusión y la
cohesión social, así como para prevenir la apatridia.
En un mundo cada vez más globalizado, entender
los matices de la nacionalidad y su adquisición es
fundamental para abordar los retos que enfrentan
los Estados y sus ciudadanos en la actualidad.

También podría gustarte