Las reglas procesales del amparo
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de amparo
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(160) ABAD YUPANQUI, Samuel. “La intervención de la Defensoría del Pueblo en los procesos cons-
titucionales: un balance necesario”. En: El Derecho procesal constitucional peruano: estudios
en homenaje a Domingo García Belaúnde / José F. Palomino Manchego, coord. Grijley, Lima,
2005, pp. 211-254.
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3. Intervención de terceros
La intervención de un tercero se determina por la afectación que una sen-
tencia puede ocasionarle, y tal intervención puede regularse y ponderarse de
acuerdo con el tipo y naturaleza de derecho que pretenda(161). Ello determina-
rá el mecanismo procesal por el que tercero se integra al proceso.
Así, cabe destacar que el CPConst. ha previsto no solo la intervención de
terceros como litisconsortes facultativos, sino, también conforme al artículo
43, ha señalado que cuando el juez constitucional advierta que es necesario
integrar la relación procesal con otras personas que no han sido emplazadas,
deberá emplazarlas siempre que de la demanda o de la contestación se pue-
da inferir que la sentencia podrá afectarlas.
El CPConst. ha precisado que quien tuviere interés jurídicamente relevan-
te, puede solicitar su incorporación al proceso como litisconsorte facultativo.
Si se admite su intervención, se le deberá notificar con la demanda. La reso-
lución que admite o deniega al litisconsorte es inimpugnable. El litisconsor-
te ingresa al proceso en el estado en el que se encuentre y, si el proceso se
encuentra en segunda instancia la solicitud deberá presentarse ante el juez
superior.
El caso particular de la intervención en los procesos constitucionales de
la Defensoría del Pueblo se circunscribe al litisconsorte coadyuvante. Como
ya se ha dicho, si bien la LODP dispone la intervención de la DP en el proce-
so de hábeas corpus con la finalidad de coadyuvar en los derechos del agra-
viado; ello no implica que no pueda intervenir en los demás procesos como
el amparo, hábeas data y cumplimiento.
Su participación en los procesos constitucionales responde a su naturale-
za; por ello, es excepcional como un ente que cumple la función de concilia-
ción. Del mismo modo, la DP puede participar en un proceso constitucional
como amicus curiae, y así, a pesar de no ser parte del proceso, participa en él
con la finalidad de ofrecer información jurídica o fáctica para esclarecer la con-
troversia constitucional o para desarrollar los argumentos jurídicos de las par-
tes procesales. En este supuesto, la actuación del amicus curiae trasciende
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(162) ABAD YUPANQUI, Samuel. El proceso constitucional de amparo. Ob. cit., pp. 177-178.
(163) STC Exp. N° 4853-2004-AA/TC, f. j. 40.
(164) INDACOCHEA PREVOST, Úrsula. “Litisconsorcio e intervención de terceros en el proceso de
amparo”. En: Gaceta Constitucional. N° 1. Lima, enero 2008. p. 524.
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1. Generalidades
En el proceso de amparo no hay etapa probatoria, solo se admitirán me-
dios de prueba que no requerían actuación. Sin embargo, si el juez lo estima
necesario ordenará la ejecución de diligencias sobre actuaciones probatorias,
sin que ello afecte la duración del proceso. Y a pesar de que todas las reso-
luciones deben ser notificadas en su oportunidad a las partes (artículo 14 del
CPConst.), no se requerirá la notificación de las diligencias sobre actuación
de pruebas (artículo 9 del CPConst.).
Por otro lado, el juez podrá admitir medios probatorios que acrediten he-
chos trascendentes para el proceso y que hayan ocurrido con posterioridad
a la interposición de la demanda, siempre que no requieran actuación y los
incorporará al proceso principal o al procedimiento cautelar. La admisión de
nuevos medios de pruebas por parte del juez, sí debe ser notificado a la con-
traparte antes de que se emita la resolución que pone fin al grado (artículo
21 del CPConst.).
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(174) Ver también, MARTÍNEZ MORÓN, Alan César. “Tres interrogantes sobre el desistimiento. Aná-
lisis de la Resolución del Tribunal Constitucional N° 03347-2009-AA/TC”. En: Actualidad Jurídi-
ca. Tomo 195, Gaceta Jurídica, Lima, febrero 2010, pp. 186-189.
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(175) MONROY GÁLVEZ, Juan. La formación del proceso civil peruano. Palestra, Lima 2004, pp.
73-74.
(176) OVALLE FAVELA, José. Teoría General del Proceso. 3a ed. UNAM, México D.F, 1991. p. 18.
(177) Ibídem, 17.
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(178) Sin embargo, en la reciente STC del Exp. N° 06730-2006-PA/TC, se precisó expresamente, que
al tratarse (en los procesos constitucionales) de un desistimiento del proceso, la demandante
puede volver a presentar la demanda.
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sobre las formas anticipadas de finalizar el proceso (tutela); así señala que:
“Nótese, que la sola suscripción del acuerdo no implicaba que cesara de ma-
nera definitiva la amenaza que se cernía sobre los derechos fundamentales a
la salud y por conexidad a la integridad física y a la vida de los actores, lo que
de hecho descartaba la posibilidad de otorgarle a este efectos de cosa juz-
gada, (...) cuando surge una solución, ello no implica la finalización de la ac-
ción, sino que, necesariamente, el juez constitucional debe fallar teniendo en
cuenta si persiste o no la amenaza”.
La Corte colombiana sostiene que el juez constitucional debe analizar si
la amenaza o la vulneración han cesado, reponiéndose el ejercicio del dere-
cho en su plenitud, sea por otra vía procesal o fáctica, para admitir alguna for-
ma anticipada del proceso, como es el caso del desistimiento. Es decir, am-
bos criterios tienden a garantizar el equilibrio de la autonomía de la voluntad
y la finalidad de los procesos constitucionales. Esto no quiere decir que la vo-
luntad de las personas se yuxtaponga a la finalidad del proceso constitucio-
nal. Así, el juzgador está en la obligación de observar la plena vigencia de los
derechos fundamentales atendiendo a la dimensión objetiva de los procesos
constitucionales.
Entonces el análisis para aceptar el desistimiento en un proceso constitu-
cional se divide, por un lado, en un análisis formal y, por otro, en uno mate-
rial. El análisis formal, que es previo al material, implica que el juez constitu-
cional constate que se hayan cumplido las reglas del artículo 37 del RNTC y
del artículo 343 del CPC. El análisis formal obliga al juzgador a constatar si el
derecho alegado ha sido restituido por otra vía.
Respecto de la oportunidad en que se debe presentar el desistimiento, el
CPC ha dispuesto que debe ser antes de que se emita la sentencia de pri-
mera instancia; sin embargo, y como hemos venido señalando, la proceden-
cia del desistimiento no depende tanto de las reglas formales establecidas,
sino, esencialmente, de la comprobación de que la protección del derecho
fundamental, por el que se solicita tutela, se ha alcanzado por vía judicial o
fáctica. Por ende, no es relevante para declarar procedente el pedido de de-
sistimiento, si el mismo se presenta antes o después de dictada la senten-
cia de primera instancia.
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ser seguidas y exigidas en la medida de que con ello se logren las finalida-
des de los procesos constitucionales conforme con los artículo II del TP y 2
del CPConst.
Ahora bien, el juez constitucional que califica la demanda no podrá recha-
zarla in limine, pues deberá analizar si es que en ese caso se ha presentado
algún impedimento del juez competente que el demandante haya advertido,
y si, a su vez, tal situación podría generar la irreparabilidad del daño ocasio-
nado al derecho fundamental (cuya tutela se solicita). Esto permitirá brindar
una adecuada protección a los justiciables. Valga recordar que la declaración
de improcedencia de una demanda constitucional debe contar con una moti-
vación especialmente rigurosa, de modo que se garantice que la denegación
de protección del derecho fundamental no sea arbitraria.
Y, finalmente, resulta pertinente mencionar que estas reglas se aplican
supletoriamente a los procesos de hábeas data y de cumplimiento de acuer-
do con los artículos 65 y 74 respectivamente. En cambio, para el caso del pro-
ceso de hábeas corpus el Código Procesal Constitucional no ha establecido
reglas para la determinación de la competencia territorial; por lo que, una de-
manda de hábeas corpus puede ser interpuesta ante cualquier órgano judicial
de primera instancia a nivel nacional.
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Por su parte, la resolución que fija las costas y costos es apelable sin efec-
to suspensivo; la que establece la reparación indemnizatoria y la multa lo son
con efecto suspensivo. Para dichos fines, se seguirán las reglas del artículo
56 del CPConst.
Ahora bien, sobre las medidas cautelares, el Tribunal Constitucional ha
indicado que para proteger los derechos fundamentales “se pueden seña-
lar dos manifestaciones: la tutela de urgencia cautelar, dentro de un pro-
ceso principal, y que está destinada a impedir que el transcurso del tiempo
convierta en imposible la realización del mandato de la sentencia; y la tute-
la de urgencia satisfactiva, que comporta el uso de remedios procedimenta-
les breves, bajo el supuesto de la amenaza de un derecho, cuya superviven-
cia depende de la rapidez con que se brinde la protección jurisdiccional”(181).
Con la finalidad de resaltar la necesidad de tutelar de manera especial y ur-
gente los derechos constitucionales, el Tribunal también ha señalado que en
el otorgamiento de las medidas cautelares en los procesos constituciona-
les, los jueces constitucionales deben atender estos pedidos de manera es-
pecial con el objeto de procurar que los fines de los procesos constituciona-
les se logren(182).
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3. Del procedimiento
Presentada la solicitud de medida cautelar, esta será concedida conforme
al siguiente procedimiento:
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Así, los presupuestos para dictar una medida cautelar son tres. A saber: el
peligro en la demora, la verosimilitud o apariencia del derecho y/o la adecua-
ción de la medida. Respecto del primero, se trata de evitar de que, si se alega
una afectación concreta, el daño al derecho constitucional se vuelva irrepa-
rable. Si se trata de una amenaza de vulneración, la medida cautelar tende-
rá a evitar que el daño se concrete. En segundo lugar, es necesario evaluar
si hay elementos necesarios que permitan crear en el juzgador la presunción
de que efectivamente el derecho alegado ha sido vulnerado. Como se trata
de una medida cautelar, que por sí misma, es provisional, esta evaluación no
tiene que tratarse de la determinación de la legitimidad o no del acto lesivo,
ello será de evaluación en la sentencia definitiva. Ello podría llevar a concluir
que basta que se hayan corroborado todos los criterios de procedencia de
una demanda constitucional (contenido constitucional, titularidad de los dere-
chos, existencia del acto lesivo), para satisfacer la verosimilitud del derecho.
Y, en tercer lugar, la adecuación de la medida exige una proporcionalidad en-
tre la medida adoptada y la finalidad que con ella se persigue, en atención a
finalidad del proceso principal.
En consecuencia, si alguno de estos presupuestos decae durante la tra-
mitación del proceso principal, la medida cautelar deberá ser revocada. En
efecto, si decaen los elementos que originaron la apariencia del derecho, o
si no hay peligro de que con el transcurso del tiempo el daño se vuelva irre-
parable, o por último, si la medida deviene en inadecuada o desproporciona-
da por nuevos elementos que se presentan en el proceso principal, no se
debe mantener la medida cautelar. Asimismo, si en el proceso se presen-
tan elementos que permiten concluir que la medida cautelar adoptada pue-
de ocasionar un daño irreparable al orden constitucional, tampoco se debe
mantener en el tiempo. En todo caso, para lograr los fines del proceso cons-
titucional se deberá intentar, dentro de lo posible, la adecuación de la medi-
da cautelar ante los nuevos elementos existentes.
Con relación a la adopción de la medida, se debe señalar que la resolu-
ción que la adopta no se notifica a la otra parte. Contra esta resolución se pre-
senta recurso de apelación, el que será concedido sin efecto suspensivo(187).
Finalmente, corresponde indicar que de acuerdo con el artículo 16 del
CPConst., se han establecido aquellas situaciones que pueden extinguir. Así,
se puede extinguir de pleno derecho la medida con la resolución que pone fin
al proceso. Si la resolución final estima la demanda, los efectos de la medida
cautelar se mantienen, y se convierte en una medida ejecutiva. Es evidente
que los efectos de la medida cautelar se deben mantener hasta alcanzar la
(187) En este caso no tocaremos los temas relativos a las medidas cautelares presentados contra
normas legales o contra actos administrativos de órganos del Gobierno Regional o Municipal.
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reparación del derecho alegado o hasta que el juez lo determine; sea modifi-
cando o extinguiendo la medida cautelar en la fase de ejecución. Empero, si
la resolución final rechaza la demanda, se liquidarán las costas y costos del
procedimiento cautelar. El sujeto afectado por la medida cautelar puede soli-
citar la declaración de responsabilidad, la que de comprobarse, implicará que
se inicie la liquidación y ejecución de los daños y si el juzgador lo considera
necesario, se impondrá una multa no mayor de diez URP.
1. Generalidades
La demanda de amparo se presentará por escrito y, como ya se ha dicho,
contendrá (artículo 42 del CPConst.):
- La designación del juez ante quien se interpone.
- El nombre, identidad y domicilio procesal del demandante.
- El nombre y domicilio del demandado, sin perjuicio de lo previsto en el
artículo 7 del CPConst.
- La relación numerada de los hechos que hayan producido, o estén en
vías de producir la agresión del derecho constitucional.
- Los derechos que se consideran violados o amenazados.
- El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de lo que
se pide.
- La firma del demandante o de su representante o apoderado, y la del
abogado.
El proceso de amparo, como todo proceso constitucional, debe ser trami-
tado con preferencia en relación con los demás procesos judiciales que ten-
ga a su cargo el juez constitucional. Por ello, la tramitación debe ser diligente
y expeditiva, bajo responsabilidad (artículo 13 del CPConst.).
El CPConst. ha dispuesto que:
- Si presentada la demanda se declara su inadmisibilidad, el juez concede-
rá tres días hábiles para que el demandante subsane la omisión o defec-
to; de no subsanar se archivará el expediente. La resolución que archiva el
expediente es apelable (artículo 48 del CPConst.).
- En la resolución que admite la demanda, el juez correrá traslado y con-
cederá cinco días hábiles para que el demandado conteste la demanda.
Transcurrido dicho plazo, con o sin la contestación, el juez debe resolver
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dentro de los cinco días posteriores; salvo que se haya solicitado informe
oral, en cuyo caso el plazo se computará a partir de la fecha de su realiza-
ción (artículo 53 del CPConst.).
- Si el demandado presenta excepciones, defensas previas o pedidos de
nulidad del auto admisorio, el juez dará traslado al demandante por el pla-
zo de dos días. Transcurrido dicho plazo, con o sin absolución del trasla-
do se dictará un auto de saneamiento procesal en el que, de estimarse las
excepciones de incompetencia, litispendencia, cosa juzgada y caducidad,
se anule lo actuado y se dé por concluido el proceso. Esta resolución se
apelará con efecto suspensivo. En cambio, de apelarse la resolución que
desestima la excepción propuesta, esta es concedida sin efecto suspen-
sivo (artículo 53 del CPConst.).
- De estimarlo conveniente y necesario, el juez podrá realizar las actuacio-
nes procesales que considere indispensables, sin notificar previamente
a las partes. Asimismo, podrá citar a audiencia única a las partes y a sus
abogados para realizar los esclarecimientos que estime necesarios. En
esta misma audiencia o –excepcionalmente– en un plazo de cinco días
hábiles desde su conclusión el juez expedirá sentencia (artículo 53 del
CPConst.).
- Los actos efectuados con manifiesto propósito dilatorio, o que se asimi-
len a cualquiera de los casos previstos en el artículo 112 del Código Pro-
cesal Civil, serán sancionados con una multa no menor de diez ni mayor
de cincuenta URP. Dicha sanción no excluye la responsabilidad civil, pe-
nal o administrativa que pudiera derivarse del mismo acto (artículo 53 del
CPConst.).
2. Casos particulares
2.1. Amparo contra resoluciones judiciales. Amparo contra amparo
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En este caso, la demanda solo procedería por única vez (artículos 4, se-
gundo párrafo; 5 numeral 6; y 37 numeral 6 del CPConst.). De ahí que se po-
drá cuestionar una resolución que(189):
- Haya sido emitida por el Poder Judicial y no por el Tribunal Constitucional,
pues esta constituye la última y definitiva instancia (numeral 2 del artículo
202).
- Haya estimado la demanda de manera ilegítima vulnerando algún derecho
fundamental o desconociendo el criterio de mayor protección de los dere-
chos fundamentales establecida en la doctrina jurisprudencial del Tribunal
Constitucional. En este caso, podrán interponer la demanda quienes hayan
sido directamente afectados, siempre que hayan cuestionado al interior de
primer proceso la vulneración alegada, y no hayan obtenido respuesta del ór-
gano judicial o que la hayan obtenido de manera insuficiente. También po-
drán interponer la demanda los terceros ajenos al proceso que hayan resul-
tado afectados por la resolución final del primer proceso y que no se les
haya permitido intervenir en el proceso o no hayan tomando conocimiento de
este.
- Haya desestimado la demanda de manera ilegítima vulnerando algún de-
recho fundamental. En este caso, podrá interponer la demanda el directa-
mente agraviado siempre que se haya probado que no pudo interponer el
recurso de agravio constitucional en su oportunidad. Los terceros también
podrán interponer la demanda siempre que siendo afectados por la reso-
lución final no se les haya permitido intervenir en el proceso sea porque
se les haya denegado su participación o porque no se les emplazó con la
demanda.
Si bien la Ley N° 29364 (publicada en el diario oficial El Peruano el 28 de
mayo último) ha derogado los dos últimos párrafos del artículo 51 del Código
Procesal Constitucional que establecía la competencia de las salas civiles de
las cortes superiores para conocer en primera instancia los amparos contra
resoluciones judiciales, ello no significa que ya no podrá cuestionarse resolu-
ciones judiciales a través del amparo. Estos procesos deberán ser conocidos
por los órganos judiciales de primera instancia, mientras que los procesos
que se encontraban en curso y que se iniciaron con la vigencia de las dispo-
siciones derogadas deberán seguir el trámite de acuerdo a las normas proce-
sales vigentes sobre competencia.
Como apreciamos en el penúltimo párrafo del artículo 51 prescribía lo si-
guiente: “Si la afectación de derechos se origina en una resolución judicial,
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hayan aplicado el control difuso de las normas, aun cuando contra estas
no proceda medio impugnatorio alguno. Se exige la consulta como me-
canismo para proteger el interés general de la ley.
- Los jueces se limitan a declarar la inaplicación de la norma por inconsti-
tucional, para el caso concreto, sin que ello afecte la vigencia de la nor-
ma. Es decir, a través del proceso de amparo no se puede derogar una
norma, pues la derogación solo puede pretenderse en un proceso de
inconstitucionalidad o de acción popular.
- No se exige la elevación en consulta cuando se trata de normas de me-
nor jerarquía. En estos casos también rige el mismo principio. Ello no
impide que se plantee una demanda de acción popular.
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1. Generalidades
La importancia del recurso de agravio constitucional radica en que: “a per-
turbación de un derecho fundamental o de una norma constitucional, a través
de su amenaza directa lesividad, altera el ordenamiento jurídico constitucio-
nal; para que vuelva a funcionar de modo armónico, es necesario reponer la
situación a su estado anterior al de la vulneración o amenaza del orden cons-
titucional. La reposición al correcto estado anterior puede lograrse a través
del RAC”(193).
El artículo 18 del CPConst. regula este recurso, que dispone que puede
ser interpuesto contra aquellas resoluciones de segundo grado que declaran
infundada o improcedente la demanda constitucional. Entre las reglas proce-
sales que deben respetarse, tenemos las siguientes:
a. Debe ser presentado ante la sala que expidió la sentencia de vista.
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2. Supuestos de procedencia
El TC extendió los supuestos del recurso de agravio a algunas otras situa-
ciones con la finalidad de ampliar su papel protector o, en todo caso, de do-
tarlo de mayor efectividad(194). De este modo, se ha establecido la proceden-
cia del RAC en los siguientes casos:
a. Cuando el demandante cuestione aspectos o hechos relaciona-
dos directamente con el contenido constitucional de los derechos
fundamentales.
b. Cuando a pesar de haberse producido la sustracción de la materia, el
tribunal considera necesario emitir un pronunciamiento a efectos de
dotar de eficacia normativa a los derechos fundamentales.
c. Cuando se interponga contra una resolución denegatoria, la que se en-
tenderá, además de aquella que declara improcedente o infundada la
demanda, también a la que, a pesar de ser fundada, no otorga una ade-
cuada protección a los derechos fundamentales.
(194) STC Exp. N° 2877-2005-PHC/TC, publicada el 11 de setiembre de 2006 y STC Exp. N° 4853-2004-
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XIII. ACLARACIÓN
El Tribunal Constitucional es el órgano encargado del control de la Consti-
tución y tiene la competencia de conocer en última y definitiva instancia las
resoluciones de segundo grado que deniegan los procesos constitucionales
de la libertad (artículo 202.2 de la Constitución), es decir, que deniegan el há-
beas corpus, el amparo, el hábeas data y el cumplimiento. Como consecuen-
cia de ello, sus fallos son inimpugnables, como lo señala el artículo 121 del
CPConst.
De esto se concluye claramente que es absolutamente inviable interpo-
ner un recurso impugnatorio contra las resoluciones del TC. En ese sentido
se ha pronunciado el TC cuando ante él se ha solicitado la nulidad de sus fa-
llos, señalando que un recurso de nulidad contra una resolución tiene por ob-
jeto dejarla sin efecto, lo que contravendría el artículo 121 del CPConst. y el
numeral 2 del artículo 139 de la Constitución, que reconoce el derecho a la
cosa juzgada(200).
Lo anterior no obsta para que conforme al mismo artículo 121 del CP-
Const., el Tribunal Constitucional puede aclarar sus sentencias de oficio o a
pedido de parte, dentro de los dos días desde la notificación de estas. Las re-
soluciones de aclaración se expiden sin trámite alguno y al segundo día de
formulado el pedido.
Una aclaración es procedente, primero, cuando el Tribunal observa que de
sus resoluciones en las que resuelve las controversias se “desprenden du-
das o confusiones (objetivas y razonables) que inciden sobre su ejecución o
cumplimiento cabal”. En el mismo sentido que se deniega el recurso de nuli-
dad por pretender el cambio del fallo del TC, el pedido de aclaración será de-
negado cuando pretenda modificar o revocar una decisión asumida por el TC
en una sentencia o resolución. En segundo término, el pedido de aclaración
también procede para subsanar errores materiales o de omisión, en los que
se hubiera incurrido en las resoluciones que resuelven controversias.
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