Ensayo Celia
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Un hito importante en la historia educativa de México fue el Plan de Once Años (1959), que
buscaba mejorar la calidad y cobertura de la educación primaria. A lo largo del tiempo, se han
implementado reformas como el Programa Nacional para la Modernización Educativa (1989-
1994) y la Reforma Integral de la Educación Básica (2011), que han intentado elevar los
estándares educativos. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, persisten problemas
estructurales que limitan el desarrollo educativo en el país. Según el Programa Sectorial de
Educación 2021-2027 del estado de Querétaro, es fundamental reconocer tanto los logros
alcanzados como los desafíos existentes para anticipar y enfrentar los futuros retos educativos.
El sistema educativo mexicano ha atravesado diversos períodos de evolución que reflejan las
transformaciones sociales, políticas y económicas del país. Desde el México independiente, en
el siglo XIX, se implementaron diversas iniciativas para aumentar la cobertura educativa, pero
los avances fueron limitados debido a la falta de recursos, la inestabilidad política y los
conflictos bélicos. Durante este periodo, la educación se caracterizó por ser centralizada y
elitista, lo que dejaba fuera a grandes sectores de la población, especialmente en las zonas
rurales.
La Revolución Mexicana (1910) fue un punto de inflexión que propició un cambio en la visión
educativa del país. A partir de entonces, la educación se planteó como una herramienta para la
construcción de una sociedad más equitativa y para promover el desarrollo social y económico.
En 1921 se creó la Secretaría de Educación Pública (SEP) y se impulsó una campaña
educativa con la finalidad de democratizar la educación, mediante la creación de escuelas
rurales y la implementación de programas que buscaban alfabetizar a la población. A lo largo
del siglo XX, las reformas educativas fueron más frecuentes, pero muchas de ellas se centraron
en la organización y en la expansión de la cobertura, dejando de lado aspectos esenciales
como la calidad educativa y el bienestar de los docentes.
Un ejemplo de esto es la reforma de 1993, que introdujo los planes y programas de estudio más
estructurados, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación. Sin embargo, la
implementación de esta reforma evidenció una serie de problemas estructurales que no habían
sido contemplados, como la falta de capacitación docente, la resistencia al cambio y la
desconexión entre los contenidos curriculares y las realidades sociales de los estudiantes. A
pesar de las reformas, el sistema educativo mexicano ha seguido enfrentando dificultades para
adaptarse a las necesidades de los estudiantes y para atender las condiciones del entorno
laboral de los docentes.
Una de las cuestiones más relevantes en este contexto es la falta de evolución en los métodos
de enseñanza y en la formación docente. Aunque se han introducido algunas herramientas
tecnológicas en las aulas, la mayoría de los programas educativos siguen sin incorporar de
manera efectiva los avances pedagógicos, tecnológicos y psicológicos necesarios para atender
a los estudiantes del siglo XXI. Según Lorena Cusme (2023), "la educación tradicional basada
en la memorización y la repetición de contenidos no prepara a los estudiantes para enfrentar los
desafíos del mundo actual". Los planes de estudio, en su mayoría, no están alineados con las
necesidades de los estudiantes, quienes requieren desarrollar habilidades cognitivas como el
pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad, así como competencias
digitales.
Durante este semestre, mientras realizaba mis prácticas en San Juan del Río, noté que las
escuelas primarias presentan una estructura similar en términos de mobiliario: bancas, mesas,
escritorios y pizarrones. Un elemento que varía en algunas instituciones son las clases de
inglés, que a menudo se imparten de manera diferente, dependiendo del enfoque y los recursos
disponibles en cada escuela.
Aparte de esto, las primarias son prácticamente idénticas en su funcionamiento. Los patios se
utilizan exclusivamente durante el receso, y la actividad predominante es el fútbol. Esta
tendencia ha perdurado a lo largo de los años, no solo en San Juan del Río, sino en todo
Querétaro, y me atrevería a afirmar que es una realidad común en la mayoría de las primarias
públicas de México.
La falta de un cambio significativo en el sistema educativo es algo que se hace evidente. Las
instalaciones, el enfoque pedagógico y las actividades recreativas parecen estar estancados, lo
que plantea interrogantes sobre la evolución y modernización de la educación en el país.
El estrés y la falta de apoyo psicológico no solo afectan a los maestros, sino que también
repercuten en los estudiantes, ya que un docente agotado emocionalmente no puede ofrecer la
calidad educativa que los estudiantes necesitan. El agotamiento de los educadores también
está relacionado con la rotación constante de personal, lo cual es otro desafío importante para
la educación en México. Según un informe del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Monterrey. “La rotación de docentes puede afectar a los alumnos, a los docentes, y al
proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ejemplo, un estudio en el Colegio Inglés QRoo
demostró que el rendimiento académico de los alumnos disminuye cuando hay cambio de
personal docente.”
Una posible solución a este problema es la creación de programas de atención psicológica que
ayuden a los docentes a gestionar el estrés y las emociones. Estos programas deben ser parte
integral de la formación docente y deberían ofrecer espacios de acompañamiento emocional y
psicológico, con el fin de prevenir el agotamiento y la ansiedad que enfrentan los maestros. La
implementación de estos programas también debería incluir el fortalecimiento de las habilidades
socioemocionales de los docentes, con el objetivo de que puedan establecer un mejor vínculo
con los estudiantes y crear un ambiente de aprendizaje positivo.
El bienestar emocional de los docentes también debe ser un componente fundamental en las
políticas educativas. Los docentes no solo necesitan herramientas pedagógicas, sino también
apoyo emocional y recursos para poder desempeñar su labor de manera efectiva. Según Carlos
Ordóñez, director de Salud Integral y Bienestar Estudiantil del Tecnológico de Monterrey,
"cuando los docentes reciben el apoyo necesario para su bienestar emocional, se genera un
ambiente de trabajo más saludable, lo que tiene un impacto directo en el desempeño de los
estudiantes". El sistema educativo mexicano debe avanzar hacia una visión integral que no solo
considere los aspectos pedagógicos, sino también el bienestar de los educadores, como una
pieza clave para mejorar la calidad educativa.
Propuestas de Mejora
Para abordar estos problemas, se requiere una revisión exhaustiva de los planes y programas
educativos. Esto implica involucrar a docentes en el proceso de diseño curricular y ofrecer
formación continua que incluya estrategias para manejar el bienestar emocional. Además, es
crucial establecer programas de apoyo psicológico para los docentes. La creación de redes de
apoyo entre educadores puede facilitar un espacio seguro donde compartir experiencias y
estrategias para enfrentar los desafíos del aula.
Resistencia al Cambio
Algunos de los maestros de educación básica en México consideran que la formación continua
no es una prioridad en sus instituciones, y la mayoría se siente desinformado o mal preparado
para enfrentar los cambios en los métodos de enseñanza. La resistencia al cambio, sumada a
la falta de actualización pedagógica, limita el crecimiento profesional de los educadores, lo que
se refleja en una enseñanza de baja calidad y en la falta de resultados satisfactorios en los
estudiantes.
Conclusiones
Las propuestas presentadas ofrecen un camino hacia una educación más inclusiva y efectiva.
Es necesario involucrar a todos los actores educativos en este proceso: desde los formuladores
de políticas hasta los propios docentes. Solo así se podrá construir un sistema educativo que no
solo forme académicamente a los estudiantes, sino que también los prepare integralmente para
enfrentar los retos del futuro.
Bibliografía