PLanificación Estratégica Rovere
PLanificación Estratégica Rovere
PLanificación Estratégica Rovere
Planificar en salud obliga a establecer un conjunto de precisiones que permitan situar en el tiempo y en el espacio
las reflexiones. Estas precisiones se ubican en tres dimensiones:
- la salud pública,
- la planificación y
- el contexto en que esta relación puede estar hoy situada.
Es importante comprender que las tendencias y las actuales condiciones del sector salud y en consecuencia la
planificación, se desenvuelven (dimensión explicativa: fragmentación, cuestionamiento a los grandes relatos y a las
doctrinas totalizantes, la desconfianza en la ciencia y en la racionalidad iluminista, la multiplicación de instancias de
producción de saber o la emergencia del sujeto se combinan con una cierta atemporalidad, la despreocupación por
el futuro), así como para imaginar formas nuevas de pensar la salud pública y la planificación (dimensión
propositiva).
El movimiento de la salud pública se vio reforzado por su inclusión plena en los modelos de “Estado de Bienestar”,
en el contexto de la llamada “crisis del Estado de Bienestar” esta asociación puede haber devenido en debilidad al
no poder exhibir autonomía o grados de libertad frente a las reformas del Estado. Así la Salud Pública se ve
atravesada por fenómenos que la desconciertan como la privatización, las fuertes reducciones de personal, el
endiosamiento de los mecanismos de mercado, los procesos de debilitamiento del Estado, etc., mientras la presión
social nacional e internacional vuelve lentamente a converger alrededor del derecho a la salud. El rol pasivo y
subordinado que el sector ha exhibido en los últimos tiempos puede resultar riesgoso para sus propias
perspectivas, ya que, la mejor defensa, es la capacidad de autocrítica y la recuperación de un rol activo y
protagónico.
• Las transformaciones por las que atravesará el sector salud deberían encontrar en la planificación no sólo metodologías eficaces sino
también una experiencia de un campo que se reforma a sí mismo a través del mecanismo de la autocrítica.
Necesidades y demandas que el sector enfrenta:
• Es probable que comience a disociarse la noción de lo público y de lo estatal impulsado por la necesidad que el derecho a la salud se instale
en algún espacio de responsabilidad compartida entre el Estado y la sociedad.
• Esto podría estimular la activa participación de la población en organizaciones sociales y una reconversión del Estado que podría pasar a ser
socio en un espacio que estaba acostumbrado a monopolizar.
• El protagonismo de la población reclamará al mismo tiempo un mayor compromiso del personal de salud, de quien cabría esperar no sólo
una alta calificación profesional sino también una actitud de abogar por el derecho a la salud .
• Este rol activo del personal de salud podría obligar a un cambio de los modelos organizacionales de los servicios de salud generando
contratos laborales implícitos y explícitos que otorguen una mayor responsabilidad y autonomía al trabajo en salud.
• Esta renovación de los contratos y de los vínculos implícitos en la relación entre la población y el personal de salud, podría devenir en una
prestación de servicios más democráticos que transfieran poder y que generen una mayor autonomía en los usuarios.
• Cambios culturales y comunicacionales en el sector que reduzcan las brechas que existen hoy entre los diferentes grupos y categorías
profesionales y entre ellos con la población .
• La generación de una mayor capacidad regulatoria para impedir que los mercados emergentes y la globalización establezcan en salud
diferencias incompatibles con el derecho, mecanismos de exclusión social, o estímulo a consumos innecesarios y/o riesgosos.
• Mecanismos de consulta en red, ágiles y eficaces para prevenir los efectos negativos de la globalización.
• Una recuperación de la capacidad de hacer inteligencia epidemiológica en el marco de la existencia de un consistente grupo de
enfermedades emergentes o que han cambiado sus patrones de letalidad asociado con una insistencia en unir la epidemiología con la toma de
decisiones en el ámbito de los servicios de salud.
• En referencia al conocimiento y la tecnología, la perspectiva de la bioética impulsa un debate creciente sobre los riesgos reales y
potenciales de algunos desarrollos científicos, un mayor control social de la ciencia, facilitando al mismo tiempo la emergencia de otros
saberes en salud, medicinas alternativas, etc., que requiere construir instancias concretas de regulación y control.
• Las tendencias a la primarización de la atención parecen hoy reforzadas desde distintas lógicas no todas compatibles entre sí.
Se necesita una planificación cuya importancia depende de su validación en cada espacio concreto y que convive horizontalmente con otras
técnicas y metodologías. Necesita ser rediseñada para satisfacer necesidades de múltiples usuarios, dejando de ser una propuesta para un
actor en singular y acompañar en su reconversión a los procesos de democratización de la sociedad y de las instituciones que generan
verdaderas “poliarquías”.
Ha habido una crisis en la planificación cuyas consecuencias fueron:
• Concebir la planificación como un ejercicio interactivo de actores y fuerzas sociales que disputan en determinados espacios.
• Percibir el poder como una categoría vincular circulando en la vida cotidiana, en las organizaciones y en los grupos.
• Detectar y protegernos del etnocentrismo, de la gran diferencia entre hacer planes para los otros y planificar con los otros.
• Recuperar el debate sobre el futuro no tanto como objeto de predicción o previsión sino sobre todo como espacio de construcción y como
proveedor de sentido para la práctica cotidiana.
• Reconocer la historicidad de los procesos sociales como una forma de comprender los significados de lo que nos ocurre en el presente y
los gérmenes de futuro que allí se encierran.
• Comprender de una forma más dinámica los fenómenos de competencia y cooperación, detectando la importancia de los mecanismos
regulatorios para que estos fenómenos operen a favor de la población.
• Aprovechar los grados de libertad y los juegos de autonomía que se dan, aun dentro de la determinación en las relaciones entre los
espacios más generales y los más singulares en momentos en que la globalización pareciera el único arquitecto de las transformaciones que
alcanzan a nuestros países.
• El ejercicio de la autocrítica y de la deconstrucción de nuestros discursos más queridos y fundantes
• Buscar formas alternativas de organización alejadas de las configuraciones piramidales, jerárquicas y burocráticas que se sustentan en
fuertes constricciones a la autonomía y a las iniciativas de los trabajadores y los funcionarios.
Planificación
• La planificación es una función inherente al ser humano que refiere a todas aquellas
reflexiones, cálculos y especulaciones que se realizan, en forma más o menos
sistemática, con el propósito de intervenir exitosamente en una realidad dada.
• La planificación puede ser entendida como una práctica sistemática y formalizada
que consiste en desarrollar análisis dinámicos sobre la realidad, establecer objetivos
razonables y diseñar cursos de acción que permitan alcanzar estos objetivos,
evaluando ajustadamente sus probables consecuencias. Se diferencia de otras
herramientas proyectivas como programas y proyectos por su mayor extensión
temática y problemática y por el uso de horizontes de tiempo más amplios.
• Los diferentes actores que planifican no operan directamente sobre la realidad sino
a través de un conjunto de representaciones que se construyen sobre esa realidad y
que median en el proceso de reflexión acción. Aparecen las dimensiones subjetivas
en la producción de las representaciones que sustentan la acción.
Si consideramos al proceso de salud para todos como una forma de expresar en forma de
meta el derecho a la salud, podemos conceptualizarlo compuesto por tres equidades:
• Una equidad en los riesgos de enfermar, discapacitarse o morir por causas evitables que
hoy se extiende no sólo a la prevención de daños espontáneos o naturales sino también a
aquellos infligidos por acción u omisión.
• Una equidad en la atención que se extiende desde la accesibilidad, a la calidad, a la
tecnología y disponibilidad de recursos y de personal debidamente formado y capacitado.
•Y una equidad en la distribución del poder y del saber en salud, que comprende la
disponibilidad para la población de la información más pertinente para el autocuidado, para
la generación de procesos de autogestión, para el uso más adecuado posible de los servicios,
para brindar consentimiento informado a prácticas y tratamientos, para ser tomado en
cuenta en la definición local de los estándares de calidad y para la cogestión de servicios,
distritos y redes.
Estas equidades se articulan con otros elementos de política nacional e internacional como
son el desarrollo humano sostenible, la democratización de las sociedades en la lógica de la
multiplicación de las instancias de gobierno incluyendo niveles locales, la comunicación
social, la promoción y la educación en salud y las reformas sanitarias y/o sectoriales que se
pueden dar en el contexto de estas equidades.
La utilización de enfoques estratégicos de planificación puede potenciar muchos de los componentes que
requieren abordarse con una lógica de actores. Nos referimos entre otros ámbitos a:
• Las crecientes demandas por una adecuada participación social, considerando a la misma como la
apertura de canales de expresión donde la población pueda participar activamente en la toma de
decisiones.
• La compleja tarea de labrar acuerdos, de negociación, de mediación que se requieren para lograr
niveles razonables de articulación intra e intersectorial que permitan movilizar diferentes recursos
públicos y privados, nacionales e internacionales, estatales, sociales y comunitarios en función de la meta.
• La recuperación y la readecuación de los sistemas de información y de control epidemiológico con
carácter de multiusuario que facilite el control de la población sobre el sector otorgando transparencia a
las actividades y resultados y garantizando el derecho a la información.
• La toma de decisiones en el desarrollo científico tecnológico del sector comprendiendo las lógicas
nacionales e internacionales de mercado a fin de desarrollar mecanismos de regulación e incorporación o
desarrollo crítico de tecnología.
• La modernización de los estilos de gestión y de la educación permanente, acompañando la
democratización de un sector en crisis permita el protagonismo activo del personal de salud abriendo
espacios de participación y facilitando una alta calificación, una fuerte motivación en el trabajo, una
actitud facilitadora de los procesos de participación social y de defensa del derecho a la salud.
• La generación de nuevas arquitecturas organizacionales, heterogéneas y pluralistas que reemplacen
gradualmente los imaginarios sistémicos jerárquico-burocráticos por redes abiertas y flexibles.
Enfoque estratégico de planificación
• En el enfoque estratégico, la planificación es un ejercicio que lleva implícita una
relación entre diferentes sujetos que planifican. Esto permite pensar la extensión
de las actividades de las unidades vinculadas a la planificación hacia tareas de
capacitación, asesoramiento y cooperación con las instancias que toman
decisiones y que tienen responsabilidad de gobierno.
• El pensamiento estratégico parte del reconocimiento de que en una democracia
existen situaciones de poder fragmentado y que, con frecuencia, los actores
sociales intervienen en la realidad, a pesar de no controlar los recursos ni todas las
variables que la situación requiere. Esta forma de analizar las situaciones pone en
evidencia dos cuestiones interrelacionadas: la necesidad de aplicar recursos de
poder para cambiar realidades y la percepción de que los recursos de poder
pueden ser escasos en la producción social. Desde esta perspectiva, se facilita una
articulación diferente de lo técnico con lo político. Cuando hay acción, cuando hay
juego emerge la estrategia que, en sentido estricto no es el poder sino la forma
como se lo usa.
Conclusiones