Leccion 9-Pasajes Contradictorios

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¿PASAJES CONTRADICTORIOS?

Lección 9 para el
26 de noviembre
de 2022
“Escudriñad las
Escrituras;
porque a
vosotros os
parece que en
ellas tenéis la
vida eterna; y
ellas son las que
dan testimonio
de mí”
Juan 5:39
En el Nuevo Testamento encontramos pasajes que
parecen defender la idea de la existencia de almas o
espíritus inmortales, y de un infierno de fuego donde los
impenitentes arden indefinidamente.
Examinados en su contexto, y a la luz del resto de los
pasajes bíblicos que nos hablan sobre estos temas,
vemos que, en realidad, no existe contradicción, sino
que todos enseñan lo mismo: la muerte es un estado
inconsciente que dura hasta la resurrección.

Lucas 16:19-31: ¿Parábola o realidad?


Lucas 23:43: Una coma problemática.
Filipenses 1:21-24: Morir y estar con Jesús.
1ª de Pedro 3:13-20: ¿Espíritus encarcelados?
Apocalipsis 6:9-11: Almas que piden justicia.
¿PARÁBOLA O REALIDAD?
“En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico
levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a
Lázaro junto a él” (Lucas 16:23 NVI)
El relato del rico y Lázaro es una parábola para dar una
enseñanza, y no una explicación de la realidad. Si fuese
una realidad, deberíamos aceptar que:
El cielo y el infierno están tan cerca que sus habitantes pueden
hablar entre ellos, pero separados por un gran abismo (v. 26 NVI).
Tras la muerte, el alma consciente tiene ojos, dedos y lengua, y
tiene sed (v. 23-24).
Los santos contemplan los sufrimientos de los perdidos (tal vez
sus propios hijos), pero no pueden hacer nada por ellos (v. 25).

La enseñanza que Jesús quiso transmitir era que la riqueza no es un


criterio para la recompensa futura; que el destino de cada persona se
decide en vida; y que la Biblia es la guía para conocer el plan de salvación.
¿PARÁBOLA O REALIDAD?
“En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y
vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él” (Lucas 16:23 NVI)
En griego, el lugar donde el rico sufre es llamado “Hades”,
equivalente a la palabra hebrea “Seol”, tal como puede verse
en la traducción de Pedro del Salmo 16:10, registrada en
Hechos 2:27.
Si aceptamos la parábola como una explicación
del estado real de la persona una vez muerta,
tenemos que admitir algo inadmisible: que
Jesús mismo fue atormentado en ese lugar
(pues Pedro aplica el Salmo al periodo en el
que Jesús estuvo muerto, antes de resucitar).
Una interpretación literal de la parábola
anularía la promesa de Dios de que “enjugará
toda lágrima”, y no “habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor” (Ap. 21:4).
UNA COMA PROBLEMÁTICA
“Entonces Jesús le dijo: De cierto
te digo que hoy estarás conmigo en
el paraíso” (Lucas 23:43)
Tal como leemos en la mayoría de las traducciones
de este texto, Jesús y el “buen ladrón” compartirían
el paraíso ese mismo día (después de morir).
La frase original no contiene la conjunción “que”:
“[…] te digo hoy estarás conmigo […]”. A esta frase
le falta una coma, ¿dónde ponerla?
“[…] te digo, hoy estarás conmigo […]”. Si fuese así, Jesús subió al cielo ese mismo
día, contradiciendo sus propias palabras que dijo dos días después: “Aún no he
subido a mi Padre” (Jn. 20:17).
“[…] te digo hoy, estarás conmigo […]”. ¡Correcto! Jesús le asegura al ladrón que se
acordará de él cuando venga en su Reino, tal como acaba de pedir (Lc. 23:42).
MORIR Y ESTAR CON JESÚS
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia […], teniendo deseo
de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:21, 23)
Pablo estaba en duda: vivir por el bien de la iglesia
y de la obra del evangelio (Flp. 1:22, 24); o morir y
descansar de sus arduas labores, y estar ya con
Jesús (Flp. 1:23).
¿Morir y estar con Jesús? Pablo mismo enseñó que los santos
duermen hasta la Segunda Venida de Jesús (1Ts. 4:13-15). Él mismo
no esperaba recibir su corona hasta ese momento futuro (2Tm. 4:8).
¿Cómo resolver esta aparente contradicción?
Dado el estado inconsciente de los muertos (Job
14:10-12; Sal. 146:4; Ecl. 9:10), una vez muerto, lo
que Pablo verá inmediatamente después será el
rostro de Jesús, cuando sea resucitado en su Segunda
Venida, para “estar con Cristo” (ver 1Ts. 4:17).
¿ESPÍRITUS ENCARCELADOS?
“Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados” (1ª Pedro 3:19 NVI)

¿Quiénes son estos espíritus encarcelados a los que Jesús predicó “en espíritu” (1P. 3:18)?
Basados en 2ª de Pedro 2:4 y Judas 6,
algunos piensan que son ángeles caídos.
Pero ¿por qué predicar a los que ya no
tienen posibilidad de arrepentimiento?
Pedro dice claramente que son los antediluvianos
desobedientes que escucharon la predicación de Noé
(1P. 3:20). Al igual que los demás profetas, Noé habló
con el espíritu de Cristo, ofreciendo salvación a sus
contemporáneos (1P. 1:10-11).

Al usar la expresión “espíritus encarcelados”,


Pedro se refiere a personas sometidas y
esclavizadas por el pecado (Jn. 8:34).
ALMAS QUE PIDEN JUSTICIA
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que
habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el
testimonio que tenían” (Apocalipsis 6:9)
¿Vio Juan las almas incorpóreas de los mártires hablando con Dios en el cielo?

El altar al que Estaba situado Las almas El clamor de la No recibirán justicia


se refiere es el en el atrio representan a sangre es ni recompensa hasta
altar de los exterior, lugar personas simbólico, al la Segunda Venida,
holocaustos que simboliza a (1R. 15:29) que igual que el cuando esté
(Lv. 4:25) la tierra fueron clamor de la completo “el número
(Ap. 11:2) martirizadas en sangre de Abel de sus consiervos”
la tierra (Gn. 4:10) (Ap. 7:3-4, 14-15)
En visión, Juan vio el periodo de los mártires de la Inquisición y no almas incorpóreas.
“La correcta comprensión de lo que dicen las
Escrituras concerniente al estado de los muertos
es esencial para este tiempo. La Palabra de Dios
declara que los muertos nada saben, su odio y su
amor han desaparecido. Debemos apoyar nuestra
autoridad en la segura palabra profética. […] A
menos que estemos arraigados y fundamentados
en la verdad, seremos barridos por las trampas
engañosas de Satanás. Debemos aferrarnos a
nuestras Biblias”
E. G. W. (El evangelismo, pg. 184)

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