GUIA DERECHOS de La Vida, 1
GUIA DERECHOS de La Vida, 1
GUIA DERECHOS de La Vida, 1
Dedicatoria a:
CONTENIDO TEMATICO:
FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
Iusnaturalista
Positivista
Ética
Historicista
Proceso de Multiplicación y Especificación de
los Derechos Humanos : un aporte de la
sociología del derecho.
FUNDAMENTOS FILOSOFICOS DE LOS DDHH
Fundamentar los derechos humanos es encontrar “una razón de ser de que los DDHH existen
y trabajar por su observancia”.
Francisco Laporta, señala que el surgimiento de la idea de los derechos humanos en la historia
moderna se debe a la confluencia de una gran variedad de sucesos históricos.
En este orden de ideas, cabe señalar que en el contexto de las fundamentaciones de los derechos
humanos que explican la concepción u origen de los DDHH, debemos señalar que, a través de los
cuales, se busca una justificación racional a la existencia de los derechos humanos pero con distintas
miradas y conceptualizaciones de diversas disciplinas. De ahí que la conceptualización de los
derechos humanos no es unívoca.
Francisco Ansuátegui señala que en el ámbito de las fundamentaciones, los valores de dignidad,
reconocimiento de la individualidad, libertad, igualdad, se fraguan en el contexto de lo que se ha
denominado tránsito a la modernidad, en el que consigue construirse lo que terminará siendo la idea
de los derechos.
Es indudable que la construcción de dicha idea es impensable sin el previo paso de reflexiones,
construcciones filosóficas, exigencias morales, que comienzan a adquirir sentido en ese momento
histórico. Por otra parte, la plasmación de ese acervo de ideas y exigencias en los textos jurídicos
también adquiere sentido en determinadas circunstancias históricas, que son precisamente las que
posibilitan y provocan dicha positivación.
FUNDAMENTACION IUSNATURALISTA
Considera a los derechos humanos como derechos naturales. El Derecho Natural estudia los diversos
factores naturales del derecho vigente diferenciándolo de la filosofía del derecho que estudia los aspecto
filosóficos del derecho natural.; y por Ley Natural, la que no necesita ser promulgada por ser conocida y
practicada en forma natural por el hombre.
El objetivo principal del Derecho Natural es la expresión del sistema de derechos naturales o conjunto de
lo justo natural. Es aquella parte de la filosofía del derecho que estudia los valores que están en la base
del derecho y los criterios que servirían para distinguir lo justo del injusto, lo correcto e incorrecto.
El Derecho Natural consiste en un ordenamiento universal deducido de la propia naturaleza humana, y
que es anterior y superior al Derecho Positivo e inalienable.
Para ésta teoría los DDHH son anteriores y superiores al Estado y que no necesitan ser reconocidas para
determinar su existencia.
La fundamentación Iusnaturalista de los derechos humanos es sin duda la más conocida y de la mayor
tradición histórica; se deriva directamente de la creencia en el Derecho Natural y se caracteriza
básicamente por la distinción entre el Derecho Natural y el Derecho Positivo.
La fundamentación Iusnaturalista de los derechos humanos cuenta con las grandes aportes de las
teorías Iusnaturalista griegas, romanas, y medievales, que sirven como precedentes para la elaboración
del concepto moderno de los derechos humanos.
La influencia del Iusnaturalismo racionalista de los siglos XVII y XVIII, y del Iusnaturalismo desde
principios del siglo XX, pero sobre todo a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, se ha
denominado “renacimiento del Derecho Natural” .
La influencia del Derecho Natural racionalista en la historia de los derechos humanos se aprecia en
juristas y filósofos de los siglos XVII y XVIII como Grocio, Pufendorf, Spinoza, Hobbes, Locke,
Rousseau, Wolff y Kant.
LEY NATURAL
• La referencia a un << estado de naturaleza>> supone recurrir a un ficción doctrinal que por
lo tanto carece de toda autoridad científica. Además, la idea misma de <<naturaleza>> no
es unívoca
• El mundo de las complejas relaciones sociales de donde surge la demanda por el
reconocimiento de otros derechos fundamentales , implica que no solo hay que invocar los
reconocimientos tradicionales del derecho a la vida, a la libertad o la propiedad
• La afirmación de que hay derechos naturales anteriores y superiores al Derecho positivo;
debe entenderse, más bien, como exigencias éticas o principios jurídicos supra positivos
que son efectivamente anteriores al derecho positivo.
• Hay que tener en cuenta que los derechos naturales solamente pueden ser considerados
auténticos derechos en el sentido técnico-jurídico del término cuando se encuentran
reconocidos en una norma jurídica del derecho positivo
• El contenido y número de los derechos humanos así como la importancia de cada uno de
ellos evoluciona constantemente, pues siguen el cambio de las condiciones históricas, es
decir, de las necesidades, de los intereses, de las clases en el poder, de los medios disponibles
para su realización, de las transformaciones técnicas.
• Otra de las críticas consisten en que admitir que los derechos humanos existen y son
poseídos por el sujeto, independientemente de que se reconozcan o no por el derecho
positivo, es una verdad relativa , pues mientras los derechos humanos no estén reconocidos
ni amparados por el ordenamiento jurídico su existencia plena, garantizada jurídicamente,
no habrá tenido lugar
TEORIA POSITIVISTA
Equipara a los derechos humanos como derechos escritos, positivizados. Esta teoría
tienen su sustento en el hecho de que no podría concebirse derechos humanos sin que
éstos previamente no sean reconocidos en la Ley o en algún texto.
De ahí surge lo que se conoce como el proceso de positivización, que no es otra cosa
que contemplar los derechos del ser humano en un ordenamiento jurídico.
Supone un primer reconocimiento de aquellos acontecimientos históricos tales como
la Declaración de Virginia de 1776 considerada también como el “Proyecto de la
Declaración de los Derechos Humanos”, la Declaración de la Independencia de los
EE.UU. del 4 de junio de 1776, la Declaración Francesa del Hombre y del Ciudadano
del 26 de agosto de 1789.
A Partir de éstas declaraciones históricas se inicia el proceso de positivización, que
continuó en los siglos XIX y principios del siglo XX con su introducción de aquellos
derechos en los Preámbulos y artículos de las numerosas Constituciones de los Estado
democráticos culminando con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de
1948.
A partir de entonces se inició otro proceso que TREVES ha denominado
<<Internacionalización de los Derechos Humanos>>.
FUNDAMENTACION ETICA
Para esta visión, el derecho positivo no crea los derechos humanos, pues su labor se limita
a reconocerlos, convertirlos en normas jurídicas y garantizarlos también jurídicamente.
Las normas tanto morales como jurídicas presuponen una serie de valores acerca de los
fines de la vida individual , social y política. Esto es aún más evidente cuando se trata de
justificar racionalmente los DD.HH.
Para esta fundamentación, los derechos humanos aparecen como derechos morales, es
decir, como las exigencias y valores que tienen las personas por su condición de ser
humano.
Otro partidario de esta perspectiva es PECES BARBA, quien afirma que el problema de la
fundamentación de los derechos humanos se refiere a una << compleja actividad intelectual que
lleva a integrar lo que se llama Filosofía y el Derechos Positivo de los Derechos
Humanos, >> Es un punto de encuentro entre el Derecho y la Moral .
Señala, además que para fundamentar los derechos humanos es necesario buscar la raíz de un fenómeno
que se explica sólo plenamente cuando está incorporado en el Derecho Positivo, aunque su origen se
encuentre en el plano de la moral.
En síntesis, los principales partidarios de la fundamentación ética de los derechos humanos sostienen
que su origen es previo al derecho y, en consecuencia, si no se acepta esta existencia moral anterior, no
es posible criticar a cualquier ordenamiento jurídico porque no los reconozca o garantice, ni defender la
necesidad de su incorporación al derecho positivo.
FUNDAMENTACION HISTORICA
La teoría historicista fue la que por primera vez subrayó el aspecto variable o cambiante de los
derechos humanos, con lo cual se consideró que éstos dejaban de ser absolutos.
A partir de entonces, se caracterizó a los derechos humanos como derechos progresivos; es decir, se
afirmó que el ámbito de protección de los derechos humanos se va expandiendo por la aparición de
nuevos derechos en función de nuevas necesidades humanas.
Por su parte, el profesor Francisco J. Ansuátegui Roig señala que no todas las concepciones de los
derechos humanos consideran que la historia es un elemento indispensable para comprenderlos.
Afirmar que la historia es un elemento propio del concepto de derechos humanos permite sostener, a
su vez, que los derechos son un concepto histórico.
Constituyen una realidad que, como tal, adquiere sentido desde el momento en que concurre un
conjunto de elementos, políticos, sociales, económicos, culturales, en ocasiones de difusos contornos
pero vinculados entre sí. Por tanto, “si el concepto de derechos fundamentales es un concepto
histórico, quiere decirse con ello que es un concepto comprensible en clave histórica. Es decir, surge
en un determinado contexto histórico, varía o evoluciona en función de las transformaciones de la
historia. Ello se puede mantener con independencia de que nos fijemos en alguna de las dos
vertientes de los derechos, la ética o filosófica y la jurídica”
FUNDAMENTACION HISTORICA
Para EUSEBIO FERNANDEZ , << los derechos humanos manifiestan los derechos
variables y relativos a cada contexto histórico que el hombre tiene y mantiene de acuerdo con el
desarrollo de las sociedad>>
Se trataría entonces de derechos que se fundan no en la naturaleza humana, sino en las necesidades
que los individuos van teniendo en las sociedades a medida que éstas evolucionan.
La teoría historicista fue la que por primera vez dentro del contexto de las fundamentaciones de los
DD.HH subraya el aspecto variable o cambiante de los derechos humanos, de acuerdo a la evolución
histórica. A partir de aquí, precisamente, estos derechos tendrían un tiempo histórico y dejarían de ser
absolutos, pues la evolución y transformación que sufrirán los DD.H junto a su nueva
fundamentación en el concepto de necesidades humanas los harían más terrenales.
CRITICA A LA FUNDAMENTACION HISTORICISTA.-
Los derechos humanos son inherentes a la naturaleza humana o a la dignidad de la persona; por esta
razón, son anteriores a la ley positiva y son la base constitutiva de la sociedad.
Los derechos humanos, como expresión dinámica de la dignidad de la persona, son las
manifestaciones de las exigencias que surgen de su propio ser. Por ello, en esta época en la que
atravesamos una gran crisis moral, los derechos humanos deben reivindicarse como una
recuperación, no sólo teórica sino también práctica, de la dignidad de la persona humana.
Los DD.HH son una prueba de legitimidad política, podría afirmarse que en tanto los gobiernos
respeten los DD.HH. ellos y sus decisiones serán legítimos, Respetar el derecho a la vida de sus
propios ciudadanos, debe ser la fuente de legitimidad de su poder.
La internacionalización de los DD.HH. debe responder a la necesidad de asegurar el respeto de los
derechos de todos los ciudadanos por parte de sus Estados, ejerciendo un control internacional sobre
esa obligación.
La defensa de los DD.HH se presenta como un autentico reto moral de nuestro tiempo, la piedra de
toque de la Justicia del Derecho y de la legitimidad del poder y el procedimiento garantizador de la
dignidad de los seres humanos contra todo tipo de alienación y manipulación. Una mejor forma de
protección de los derechos humanos no sólo debe comprender técnicas jurídicas que los garanticen
sino contar con argumentos para fundamentarlo y defenderlo.
IDEAS FUERZA SOBRE ESTE ACÁPITE
Hablar de la protección de la persona humana significa que todos sin discriminación alguna podemos
acceder a mecanismos jurisdiccionales que aseguren el respeto de sus derechos fundamentales y que
determinen que, en caso de violación de alguno de ellos, pueda obtener una reparación.
En la actualidad los derechos humanos son un punto dominante de la agenda jurídica interna e
internacional, y que existe entre ambos ámbitos una intensa y creciente interacción, por lo cual se
debe de avanzar en la uniformidad conceptual y de regulación de los derechos humanos entre el
Derecho constitucional y el Derecho internacional, así como en la promoción y la adopción de los
principios de universalidad de los tratados relativos a los derechos humanos, como el fortalecimiento
de las instancias judiciales de los mencionados derechos. Reafirmamos que los derechos humanos son
indivisibles y complementarios, e insistimos en que los derechos económicos, sociales y culturales
deben ser objeto de tutela por las instancias jurisdiccionales internacionales en materia de derechos
humanos.
ALGUNAS REFLEXIONES DE FRANCISCO LAPORTA
Catedrático de Filosofía del Derecho, Universidad Autónoma de Madrid.
El concepto de derechos humanos que hoy nos es familiar se ha desarrollado a lo largo de la historia en diferentes
concepciones. La primera de ellas los hace aparecer como derechos naturales.
Hoy es bien sabido que definir los conceptos morales en términos de cualidades naturales es un error insuperable, y por
tanto que la idea de los derechos humanos como derechos naturales no es aceptable.
La segunda concepción de los derechos humanos, propuesta por Kant, los hace aparecer como derechos innatos. Debe
advertirse aquí que no se trata con ello de reiterar de otro modo la idea de unos derechos que se tienen "por
nacimiento", porque eso sería volver a los derechos naturales, ni de unos derechos que se tienen históricamente por
herencia, como lo que en el ámbito de la cultura jurídica anglosajona, pues de ser así estaríamos ante unos derechos
históricos.
Lo que Kant llama derechos innatos es el que él atribuía a las categorías puras como ideas innatas: condición de
cognoscibilidad, condición de posibilidad o fundamento. Los derechos innatos serían la libertad como “independencia
del arbitrio compulsivo de otra persona, siempre que se concilie con la libertad de los demás según una ley general”, y es
un derecho que le “corresponde a todo hombre por virtud de su propia humanidad”. Esta restricción semántica carece,
sin embargo, de justificación. Y además priva a la idea de derechos humanos de todo su alcance universalista y
reivindicativo, es decir, de todo su alcance moral.
La tercera gran concepción de los derechos humanos los concibe como derechos positivos, y es un producto explicable de la
gran corriente de positivización del Derecho, tanto constitucional como legal, que tuvo lugar a lo largo del siglo XIX (Pérez
Luño 1999, 52 y ss.). También los derechos del hombre se vieron afectados por ella.
De este modo, sólo aquellos ordenamientos jurídicos válidos que en su Constitución o en sus leyes adscriben esa clase de
derechos puede decirse que han creado y contemplan y protegen los derechos humanos, que siguiendo una convención
alemana pasan a llamarse derechos fundamentales .
Si los ordenamientos jurídicos en cuestión no hacen tal cosa, entonces tales derechos no existen en su ámbito de aplicación
personal o territorial. Esta posición se basa en un concepto de “derecho subjetivo” que tiene venerables antecedentes en la
historia de la jurisprudencia del positivismo.
La cuarta concepción moral de los derechos humanos es aquella que los concibe como derechos morales o derechos en
sentido moral, es decir, no la ley ni el derecho positivo sino la Justicia— se articula en derechos personales: “La Justicia
implica algo que es no sólo correcto hacer e incorrecto no hacer, sino algo que alguna persona individual puede reclamar de
nosotros como su derecho moral […] Justicia es el nombre para ciertas clases de reglas morales que atañen más
cercanamente a lo esencial del bienestar humano, y son por tanto de más absoluta obligación que otras reglas cualesquiera
para la guía de la vida, y la noción que hemos encontrado como esencial a la idea de justicia —la de un derecho que reside en
un individuo— implica y testifica en favor de esa obligación más vinculante”.
La idea de derechos morales o derechos en sentido moral no es algo privativo del lenguaje de los derechos humanos. Pueden
aparecer derechos morales en cualquier sistema moral complejo que mantenga una determinada idea de la justicia en las
relaciones personales.
La idea de que el reconocimiento de ciertos derechos básicos para todos los seres humanos tiene que ser una presuposición
epistemológica y ontológica del discurso moral y jurídico, de forma que sin ella tales discursos serían imposibles de ser
desarrollados y comprendidos, tiene todavía hoy algunos importantes defensores.
Fundamentos interrelacionados
Para afianzar esta reflexión, resulta preciso señalar algunas definiciones en las que podremos apreciar el enfoque
integral y vinculante de las fundamentaciones de los derechos humanos.
De acuerdo con la información vertida por la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, se encuentra la
siguiente definición que está en la misma línea de pensamiento que la anterior. Veamos:
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar
de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los
mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e
indivisibles. Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a
través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho
internacional. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos
de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de
promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.
En esta conceptualización, en definitiva, se encuentra de forma más expresa el criterio rector de la fundamentación
positivista al decir: “Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a
través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho
internacional”. Así mismo, en ésta definición se halla expresamente consagrado el carácter supranacional de los derechos
humanos (DDHH) al afirmar: “El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen
los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras,
a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.”
VÉASE EN: WWW.UN.ORG/ DERECHOS HUMANOS/ ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS
LOS DERECHOS HUMANOS SON:
A la vez, valores, principios, exigencias éticas y cívicas, así como normas legales
indispensables para la vida en sociedad.
Éstos rigen las relaciones de convivencia humana, orientan el ordenamiento jurídico
institucional y tienen, a su vez, una función crítica frente al orden establecido.
Todo derecho implica un deber.
En suma, son el conjunto de condiciones materiales y espirituales inherentes al ser
humano, orientadas a la satisfacción de las necesidades para su plena realización.
Los derechos humanos se fundamentan en el reconocimiento de la dignidad y del valor
como cualidades intrínsecas de todo ser humano.
Esto quiere decir que tanto el hombre como la mujer constituyen un fin en sí mismos y
no un medio o un instrumento para “otros fines”.
“Los seres humanos no estamos al servicio de una religión, una ideología, una cultura,
un sistema político, ni de otra u otras personas; por el contrario, todos los demás sirve
o contribuye al desarrollo de los seres humanos como seres dignos”.
ETAPAS DE Positivización
PROGRESION
Generalización
Según Gregorio Peces
Barba Internacionalización
“Derecho Positivo de los
Derechos Humanos”
La evolución de los derechos humanos ha pasado, sin duda alguna, por varias etapas en la historia del
mundo. Hacemos un recuento de ello gracias al aporte de Gregorio Peces Barba, quien en su libro
Derecho positivo de los derechos humanos señala tres etapas importantes en la evolución de los derechos
humanos en la historia, etapas comúnmente aceptadas por la doctrina en general. Veamos:
POSITIVIZACIÓN
Comienza en el siglo XVIII. Se caracteriza porque aporta el tránsito de la filosofía de los derechos
fundamentales al derecho positivo. Es decir, aquello que estaba en el pensamiento, en el razonamiento, en
lo abstracto, cobra vida al ser reconocido en las primeras declaraciones de los derechos individuales, tales
como la Declaración de Virginia de 1776, que se produjo en el marco de la revolución americana, la
independencia de Estados Unidos —el 4 de julio de 1776—,la Revolución francesa de 1789, con la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y la Declaración de Derechos de Estados
Unidos del 15 de diciembre de 1791 (enmiendas).
Con estas declaraciones culminó el proceso del llamado Siglo de las Luces. Durante ese siglo, los derechos
humanos adquirieron un grado de sistematización en la base misma de un planteamiento ideológico que
buscaba transformar las estructuras mentales y político-sociales de la época.
La Constitución de Estados Unidos de Norteamérica reconocía la protección de los derechos a la vida, a la
libertad y a la igualdad; Asimismo, la soberanía del pueblo, la supremacía del derecho, la división de
poderes, el debido proceso, la seguridad, la propiedad, la resistencia a la opresión y el principio de
legalidad.
Posteriormente, todos estos principios fueron recogidos por la Declaración de los Derechos del Hombre y
el Ciudadano, considerado como el proyecto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pues
con la influencia de la Ilustración y del Enciclopedismo planteaba la naturaleza fundamental de estos
derechos, reconocidos como derechos que se concretan en normas de naturaleza constitucional, con
proyecciones cualitativas esenciales en la teoría del Estado, el Derecho internacional.
En este proceso de positivización también se integraron los textos ingleses, franceses y americanos
correspondientes a los siglos XVI, XVII, XVIII, pues son precedentes constituidos por los procesos
revolucionarios de América del Norte y de Francia. En este sentido, se habla de tres modelos originarios
—el inglés, el americano y el francés— en cuyo marco se dictan los primeros textos y declaraciones.
Por su parte, en las colonias inglesas, la filosofía de Locke y el iusnaturalismo racionalista estuvieron
presentes en el origen de una concepción americana, pues en la filosofía de los derechos humanos influyó
considerablemente la idea del laissez faire. Al respecto, Adam Smith expresó la repugnancia hacia la
intervención estatal en la economía, pues consideró que el Estado sólo debe intervenir para proteger la
libre acción de los ciudadanos y en especial el derecho de propiedad.
En este contexto, surgieron los llamados derechos civiles y políticos, los que la historia denominó “derechos de la
primera generación”, destinados a la protección de la libertad, la seguridad y la integridad física y moral de las
personas. Fueron los primeros en aparecer en la realidad política y en los sistemas jurídicos nacionales como
consecuencia de las transformaciones ideológicas que surgieron durante el siglo XVIII y experimentaron un
proceso de constitucionalización a lo largo del siglo XIX.
Se puede afirmar, entonces, que esta etapa sirvió para garantizar el desarrollo de los individuos, el derecho de la
seguridad pública y las garantías procesales para asegurar el respeto en el proceso y la adecuación de las penas.
Este grupo de derechos se originó en el marco de una concepción política de respeto del Estado a la libertad y a la
seguridad de la persona. Un enfoque individualista, factor característico de esta primera generación. Su fin
principal fue la protección de la libertad, la seguridad y la integridad física y moral de la persona, inspirados en
una concepción individualista, con el fin de evitar que el Estado invadiera o agrediera atributos del ser humano.
El sujeto titular es el hombre como sujeto individual.
GENERALIZACION.-
Este proceso se caracterizó por la superación del liberalismo. Nuevas circunstancias sociales explican la
superación de los rasgos y resultados del proceso de positivización, debido a reacciones socialistas y
progresistas que se desarrollaron desde la primera mitad del siglo XIX hasta la primera mitad del XX.
Esto también fue el resultado de fenómenos sociales tales como el surgimiento de una nueva clase
trabajadora, la aparición de nuevos modos de producción y la transformación de los ya existentes, así
como el subsiguiente aumento de las reivindicaciones morales, políticas y sociales.
Como bien lo señala el profesor Ansuátegui, el originario modelo liberal fue limitado en cuanto a su
contenido y alcance: “El liberalismo originario dio lugar a la contradicción interna entre la igualdad entre
todos y la puesta en práctica de mecanismos de restricción en la titularidad y en el disfrute de los
derechos, articulados alrededor del derecho de propiedad y de la riqueza individual. En efecto, la primera
positivación no significó la juridificación de iguales derechos para todos”.
Se llamó proceso de generalización porque la positivización de los derechos humanos alcanzó su mayor
plenitud en el siglo XIX, al ser reconocidos los derechos civiles y políticos en las respectivas
constituciones y leyes de todos los países democráticos.
El proceso de generalización supone una ampliación tanto de los titulares como del contenido de los
derechos humanos, pues a los derechos individuales se les añadieron los derechos económicos, sociales y
culturales, cuyo ejercicio se articula en términos generales mediante esquemas prestacionales y como
resultado de conquistas sociales.
Entre las principales constituciones podemos mencionar las siguientes:
La noción de estos derechos implica considerar al individuo ya no como ente aislado sino como sujeto
social que interactúa con los demás.
Sin duda alguna, los derechos humanos tuvieron mayor vigor a través de la aparición de diferentes textos
normativos, comenzando por la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 y la Constitución
Alemana de Weimar de 1919, la presencia de los tribunales constitucionales y el recurso de amparo como
garantía constitucional que defiende los derechos fundamentales de la persona. Estos derechos
aparecieron como una auténtica raíz social que avanzó hacia la construcción social de los derechos del
hombre.
Los llamados “derechos de segunda generación” —los DESC— recogieron la reacción de las corrientes
socialistas frente a los abusos del liberalismo. Estos derechos son “admisibles siempre que no se
interprete como implicando el olvido, la eliminación o la sustitución de los anteriores (civiles y políticos)
por los nuevos”.
Este conjunto de derechos reafirmó la idea de que el hombre no puede vivir aisladamente, y que su
desarrollo implica que se desenvuelva en diversas condiciones sociales, económicas y culturales, a efectos
de alcanzar mayores niveles de desarrollo.
El fin principal de esta segunda categoría fue garantizar al hombre el bienestar económico, la verdadera
justicia social, así como también el goce pleno de los beneficios de una educación y una cultura del
bienestar, para lo cual el Estado tiene el deber esencial de crear las condiciones necesarias. Asimismo,
comprende al hombre como un ser social.
Este grupo de derechos se caracterizó por su dimensión social en el sentido y en la medida en que son
ejercidos no sólo por individuos sino también por grupos o colectividades, lo que determina una mayor
participación de la comunidad.
Los DESC se caracterizaron por su naturaleza más heterogénea y compleja que la de los derechos civiles y
políticos. Ello se debe a que su desarrollo conceptual y jurídico no evolucionó al mismo ritmo que en el
caso de los primeros.
El profesor Juan Álvarez Vita, en una de sus importantes reflexiones en materia de los DESC, señala que
si bien es cierto que Naciones Unidas ha reafirmado el carácter de indivisibilidad y de interdependencia
de todos los derechos humanos, no podría negarse que ambos grupos de derechos —civiles y políticos y
los DESC— no han alcanzado el mismo desarrollo y tratamiento en los ámbitos nacional e internacional.
Ello se debe a que, a diferencia de los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales y
culturales están definidos de manera menos precisa y la posibilidad de que sean reclamados ante las
instancias judiciales está casi limitada a los derechos laborales.
En la época a la que nos referimos aparecieron, además del derecho de sufragio y el de asociación, el derecho de
asociación sindical y las garantías de seguridad. El proceso de positivización logró concretarse con la toma de
conciencia de la necesidad de las garantías y de la protección judicial de los derechos fundamentales.
Otros elementos característicos de esta etapa fueron el surgimiento de los sindicatos como representantes de la
clase trabajadora, y de los derechos económicos, sociales y culturales como expresión de las nuevas necesidades
y condiciones en la que se debía desenvolver el hombre, marcadas por la independencia de la mayoría de los
países latinoamericanos, la estabilidad europea, la derrota de Napoleón y la realización del Congreso de Viena
de 1815, el logro de la unidad nacional en países tales como Alemania e Italia, la revolución industrial y la
expansión de las ideas socialistas y de la doctrina social de la Iglesia.
Por otro lado, el proceso de generalización se vio impulsado por el esfuerzo conjunto del liberalismo progresista
con Stuart Mill y del socialismo democrático que se puede identificar con el pensamiento de Bernstein.
Finalmente, la primera mitad del siglo XX se caracterizó por la acentuación de los derechos económicos,
sociales y culturales. Se produjo una multiplicación de las convenciones internacionales sobre temas específicos
tales como la esclavitud, el asilo, la guerra y la paz, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
Internacionalización
Hasta antes de la primera mitad del siglo XX, específicamente en la etapa de positivización y
generalización, los derechos humanos recayeron en la protección exclusiva de los Estados, dado su
reconocimiento en los textos constitucionales. Sin embargo, en la segunda parte del siglo XX esta tesis
también evolucionó al ingresar a un proceso de internacionalización en el que los derechos humanos se
convirtieron, hasta nuestros días, en el centro de la preocupación legítima de la comunidad internacional;
se relativizó la soberanía de los Estados y los derechos humanos adquirieron un carácter supranacional.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los Estados decidieron crear un sistema internacional encargado
de garantizar la paz y la seguridad colectiva para todos los pueblos del mundo.
En este contexto, se llevó a cabo la Conferencia de San Francisco, del 25 de abril al 25 de junio de 1945; se
aprobó la Carta de las Naciones Unidas, la que fue firmada el 26 de junio de ese año y entró en vigencia el
24 de octubre también de ese año. Con la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas se creó la nueva
organización mundial, que se venía anunciando en anteriores declaraciones.
En En la Carta de las Naciones Unidas se distinguen dos clases de miembros: originarios y admitidos. Son
miembros originarios aquellos que participaron en la Conferencia de San Francisco, y también quienes
suscribieron la Declaración de las Naciones Unidas y ratificaron la Carta de las Naciones Unidas, entre
ellos el Perú. Y son miembros admitidos aquellos Estados solicitantes que deberán cumplir con algunos
requisitos, por ejemplo ser Estados amantes de la paz y someterse a las obligaciones que imparte la Carta
de las Naciones Unidas. Para tal efecto, el Consejo determinará la capacidad que estos Estados tienen
para cumplir dichas obligaciones.
definitiva, esta instancia reemplazó a la Sociedad de las Naciones Unidas o Liga de Naciones, lo que
marcó el inicio del reconocimiento internacional de protección de los derechos humanos.
La Carta de las Naciones Unidas se firmó el 26 de junio de 1945 en San Francisco, al terminar la
conferencia de las Naciones Unidas sobre una organización internacional que hoy conocemos como la
ONU, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. El Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es
parte integrante de la Carta.
La primera tarea que encomendó Naciones Unidas a la Comisión de Derechos Humanos fue la de
proyectar una Declaración Universal de los Derechos Humanos, la que se adoptó el 10 de diciembre de
1948. Con este hecho importante nace además el Derecho internacional de los derechos humanos, que
generó todo un sistema de protección internacional de los derechos humanos.
De acuerdo con los artículos 1 y 2 de la Carta, son propósitos y principios de la organización:
1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin tomar medidas colectivas eficaces para
prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de
la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho
internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de
conducir a quebrantamientos de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de
derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para
fortalecer la paz universal;
3. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter
económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo,
idioma o religión; y
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes.
Para la realización de los propósitos consignados en el artículo 1, la organización y sus miembros
procederán de acuerdo con los siguientes principios:
La internacionalización de los derechos humanos es el proceso mediante el cual estos derechos son
aceptados por la mayoría de países del mundo.
Los Estados, expresamente, se obligan al cumplimiento de los diversos instrumentos internacionales en
cuanto se refiere a la protección y promoción de los derechos humanos, Así, éstos devienen en exigibles
para los protegidos y, para los Estados, en un deber de cumplimiento.
Además, la internacionalización supone el surgimiento de sistemas y mecanismos de protección
internacional de los derechos humanos, así como también la creación de organismos internacionales. En
este contexto, Naciones Unidas inició una labor aún más difícil, que consistiría en la “transformación de
los principios consagrados en la Declaración Universal en disposiciones de un tratado que establezcan
obligaciones jurídicas de partes por cada Estado ratificante”.
En este orden de ideas, hablar del Derecho internacional de los derechos humanos es aludir a un
conjunto normativo y estructurado que parte del texto mínimo de la Carta de las Naciones Unidas. Es
decir, cuando la comunidad internacional se institucionaliza y se asignan objetivos y programas, uno de
ellos es el de implantar la cooperación internacional en el desarrollo y el estímulo al respeto de los
derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin discriminación.
En el ámbito del Derecho internacional de los derechos humanos, se busca establecer un marco de
protección de los derechos de las personas a través de mecanismos de protección cuya importancia radica
en el hecho de que no sólo las personas pueden acudir a ellos, sino que además estos mecanismos generan
jurisprudencia, en la cual las normas internacionales se rigen según criterios y principios de
interpretación y de aplicación.
Una de las más importantes repercusiones jurídicas que se ha dado en el Derecho internacional de los
derechos humanos es que, en la actualidad, tanto el Derecho interno como el Derecho internacional son
dos ordenamientos jurídicos que interactúan para beneficio del individuo, expresándose en el principio de
la prevalencia de la normas más favorable a la protección de la persona, independientemente de que
provenga del Derecho interno o del Derecho internacional. Cabe señalar que este principio ha sido
expresamente formulado en la Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 29; en el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, artículo 5.2; en la Convención contra la Tortura o Penas
Crueles, Inhumanas o Degradantes, artículos 1, 14 y 16, entre otros convenios y tratados.
En este orden de ideas, expresa Antonio Cancado Trindade: “Lo que importa en último análisis es el grado
de eficacia en la protección y, por consiguiente debe imponerse la norma que, en el caso concreto, otorgue
una mayor protección, bien se trate del Derecho Internacional o del Derecho Interno”.
En este sentido, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos se consagró el respeto y la
protección de los derechos humanos a través de diversos instrumentos internacionales a nivel universal y
regional. Esta situación sin duda dio lugar a la estructuración del Derecho internacional de los derechos
humanos, que asegura un estándar mínimo que el Derecho interno deberá complementar, fijando límites,
criterios de interpretación, entre otros aspectos. Hoy en día, la comunidad internacional cuenta con un
gran sistema de protección internacional conformado por tres grandes disciplinas: Derecho internacional
de los derechos humanos, Derecho internacional humanitario y Derecho internacional de los refugiados.
Esta etapa se caracterizó, entonces, por un mayor reconocimiento y protección a los derechos
fundamentales, superando el ámbito del Estado y su soberanía. Al respecto, Héctor Faúndez Ledezma
considera que el efecto inmediato del desarrollo del Derecho internacional de los derechos humanos “ha
sido eliminar de raíz el tema de los derechos humanos como una cuestión que concierne al dominio
exclusivo de los Estados, insertándola dentro de las preocupaciones legítimas de la comunidad
internacional”.
Con la aparición del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, los Estados dejan de tener la
exclusividad en la protección de los derechos humanos, para asumir una obligación principal aunada con
la sociedad, de ahí que el Estado y la sociedad asumen una corresponsabilidad en la protección y difusión
de los derechos humanos. Sostengo, que los Estados dejan de tener la exclusividad en materia de derechos
humanos, por cuanto, al crearse la comunidad internacional, los derechos humanos, se convierte en el
centro de sus preocupaciones legítimas y el respeto por la dignidad humana, reafirmado en la Carta de las
Naciones Unidas.
Asimismo, apareció un vasto conjunto de convenciones, tratados y mecanismos de protección que ha
dado nacimiento, en el ámbito del Derecho internacional público, a una disciplina llamada Derecho
internacional de los derechos humanos, cuya naturaleza jurídica supone un cambio de los tradicionales
conceptos de soberanía, injerencia y libre determinación.
Cabe señalar, además, que surgieron mayores necesidades humanas como expresión de los valores de la
libertad e igualdad para la realización plena de la vida en sociedad, incorporándose a través de las
constituciones como normas básicas para su protección y efectividad.
En este nuevo contexto, la conceptualización de los derechos humanos se ve ampliada por la aparición de
un tercer grupo de derechos, los llamados derechos de la tercera generación, derechos de los pueblos o de
la solidaridad. Esta generación comprende a derechos nuevos que han tenido gran impulso en las últimas
dos décadas del siglo XX. Los derechos que integraron esta tercera categoría son el derecho a la paz, al
desarrollo, a la no contaminación, a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, a beneficiarse
del patrimonio común de la humanidad. Si bien es cierto que estos derechos no han tenido el mismo
grado de desarrollo normativo que las dos primeras categorías, hoy en día cobran una vital importancia y
han sido objeto de significativos pronunciamientos a nivel de la comunidad internacional.
En el caso del derecho al desarrollo, ha sido objeto de una declaración que fue aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas y que alcanzó un auténtico consenso de universalidad en la Conferencia
Mundial sobre Derechos Humanos realizada en Viena en 1993. Se ha propuesto incluir esa declaración
sobre el derecho al desarrollo en la Carta Internacional de los Derechos Humanos, junto con el Pacto de
Derechos Civiles y Políticos y su protocolo facultativo y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales.
En lo que se refiere al derecho a un ambiente sano, su reconocimiento expreso está presente en el
protocolo adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos de 1988 en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, en la Carta Africana de Derechos Humanos y en nuestra Constitución
de 1993, que lo incorporó como un derecho constitucional de la persona.
El derecho a un ambiente sano comprende además la conservación, es decir, la protección y el
mejoramiento del medio ambiente, y puede ser aplicado como cualquier derecho individual. Implica
también que toda persona tiene derecho a ser informada de proyectos y decisiones que podrían amenazar
al medio ambiente y el derecho del individuo a participar en la toma de decisiones que puedan afectarlo.
Tanto René Cassin como Karel Vasak afirman que los nuevos derechos sólo pueden adquirir existencia
real mediante los esfuerzos conjuntos de todos los componentes de la sociedad. Los derechos de la tercera
generación son llamados también derechos de los pueblos porque pertenecen al Estado, al individuo y a
organizaciones públicas y privadas.
INTEGRALIDAD DE LOS DDHH
Hasta el momento, la historia nos sitúa en el ámbito de las generaciones de los derechos humanos, y es
que no se puede desconocer que éstas tienen una connotación histórica que respondió a determinadas
influencias ideológicas y reacciones sociales en cada etapa. Las generaciones fueron agrupando las
necesidades humanas de acuerdo con el orden en que éstas aparecieron en el contexto de una realidad
política y social, y así podríamos seguir hablando de una cuarta, quinta generación, etcétera hasta el
infinito.
El ser humano está evolucionando permanentemente y, por consiguiente, nuevos derechos seguirán
apareciendo para su inmediata regulación. Sin embargo, la aparición de nuevos derechos no supone
hablar de innumerables generaciones, más aún cuando en la comunidad internacional se ha llegado a
la afirmación de que los “derechos humanos constituyen un cuerpo integral indivisible”, que es lo que
se ha sostenido en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos que se llevó a cabo en Viena en 1993.
Esta afirmación, que surge en el contexto de un análisis exhaustivo del sistema internacional de derechos
humanos y de los mecanismos de protección, sirvió para potenciar y promover una observancia más
efectiva de los derechos humanos en forma justa y equilibrada. Desde entonces, se asumió que los
derechos humanos constituyen un cuerpo integral indivisible, interdependiente y universal, con lo cual se
zanja con la tesis generacional de los derechos humanos en el contexto de la historia.
El secretario general de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos hizo una declaración en nombre
del secretario general de las Naciones Unidas. Al período de sesiones asistieron representantes de los
Estados, de órganos de las Naciones Unidas, organismos especializados, organizaciones
intergubernamentales, instituciones nacionales de derechos humanos, otras organizaciones y
organizaciones no gubernamentales. Entre los Estados que asistieron podemos mencionar a Argentina,
Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,
Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriname, Uruguay,
Venezuela. Entre los Estados representados por observadores tenemos a Alemania, Austria, Bélgica,
Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos de América, Federación de Rusia, Francia, Hungría, Irlanda,
Israel, Italia, Malta, Noruega, Países Bajos, Polonia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte,
República de Corea, Rumania, Santa Sede y Suiza.
Hay que recalcar, entonces, que esta conferencia mundial tuvo un peso específico en el ámbito de las
obligaciones de los Estados en el marco del Derecho internacional de los derechos humanos. No se trató
de una mera reunión sino de la oportunidad para que los Estados asumieran compromisos referentes a la
implementación, en sus políticas públicas, de las condiciones necesarias para el goce y el ejercicio de los
derechos humanos, pero desde una perspectiva integral. Con esta conferencia se inició una gran
revolución en la teoría general de los derechos humanos, pues ahora se promueve su integridad
descartándose el enfoque de la conceptualización de los derechos humanos desde la perspectiva de las
generaciones.
FUENTES DEL DIDH
Una de las fuentes consultadas para éste acápite lo tenemos en: SOFT LAW Y
DERECHOS HUMANOS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES DE
DERECHOS HUMANOS NO CONTRACTUALES. VALOR JURÍDICO Por
Alberto Bovino.
Ideas Fuerza:
Una de las características definitorias del derecho internacional en general, y del derecho internacional
de los derechos humanos —en adelante, el DIDH— en particular, consiste en la multiplicidad y
descentralización de sus fuentes. Pero esta rama del derecho no debe confundirse con los tratados de
derechos humanos, que son instrumentos convencionales a los cuales los Estados adhieren
voluntariamente en ejercicio de su soberanía, y que son sólo una de esas fuentes.
En el derecho internacional público tradicional —y también en el de los derechos humanos— el Estatuto
de la Corte Internacional de Justicia, art. 38.1, reconoce cinco fuentes diferentes de derecho
internacional que deben ser aplicadas por ese tribunal:
1) Los tratados internacionales que establecen obligaciones que los Estados asumen voluntariamente;
2) La costumbre internacional;
3) Los principios generales del derecho reconocidos por las naciones civilizadas;
4) Las decisiones judiciales de los órganos internacionales de protección; y
5) La doctrina de los juristas más reconocidos como medio auxiliar de interpretación.
Adicional a estas fuentes, el DIDH reconoce dos fuentes adicionales. La primera de ellas es la obligación
universal que rige sobre los Estados de respetar y garantizar los derechos humanos de conformidad con la
Carta de Naciones Unidas. La segunda es el carácter de ius cogens que posee la Carta
Los Tratados que obligan a los Estados por ser parte en esos instrumentos de carácter convencional, es
decir, porque los Estados se comprometieron formal y voluntariamente a respetar sus disposiciones —v.
gr., la Convención Americana y el Pacto Internacional—, existen otros instrumentos internacionales no
convencionales de distinta naturaleza y obligatoriedad. Entre estos instrumentos, podemos distinguir a
las Declaraciones Universal y Americana, por un lado, y a otros instrumentos no contractuales, por el
otro.
El mismo carácter obligatorio tienen actualmente, a pesar de no ser instrumentos convencionales como la
Convención Americana y el Pacto Internacional, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.
La Declaración Universal no era considerada una norma jurídica internacional al momento de su
adopción. Sin embargo, el 13/4/68 la Conferencia Internacional de Derechos Humanos proclamó que la
Declaración enunciaba una concepción común a todos los pueblos y la declaró obligatoria para la
comunidad internacional.
En 1970, la Corte Internacional de Justicia afirmó su carácter vinculante y determinó su existencia como
norma jurídica internacional que sirve de fundamento de la obligación de los Estados de respetar los
derechos humanos.
Un proceso similar atravesó la Declaración Americana. La creación de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y la adopción de su Estatuto en 1960, definiendo a los derechos humanos por
remisión a la Declaración Americana la convirtió en una norma de carácter vinculante.
En 1981, la Comisión sustentó el carácter vinculante de la Declaración para todos los Estados miembros
de la OEA. Finalmente, el 10/12/89 la Corte Interamericana definió a la Declaración como una fuente de
obligaciones internacionales que determinaba los derechos humanos a que se refería la Carta de la OEA
Tanto la Declaración Universal como la Declaración Americana, se afirma, “expresan el contenido de los
derechos civiles y políticos en forma más escueta y menos actual que los grandes tratados de derechos
humanos, el Pacto Internacional y la Convención Americana, adoptados dos décadas después... En estos
países, como veremos más adelante, es el derecho consuetudinario, que en materia de derechos humanos
encuentra su expresión más sistemática y completa en la Declaración Universal y en la Declaración
Americana”.
“Los instrumentos de derechos humanos de carácter no contractual incluyen, además de las declaraciones, otros
instrumentos denominados reglas mínimas, principios básicos, recomendaciones, o códigos de conducta. La
obligatoriedad de tales instrumentos no depende de su nombre sino de una serie de factores que se analizarán... [a
continuación]” .
La multiplicidad y el valor de las distintas fuentes ha sido reconocido expresamente. En este sentido,
se afirma que el vertiginoso desarrollo del derecho de los derechos humanos “se ha multiplicado en
numerosos tratados, principios y otros instrumentos internacionales, que conforman hoy este nuevo
corpus normativo”
Más allá del reconocimiento teórico que se les atribuya, estos instrumentos constituyen parte del
derecho internacional de los derechos humanos. Respecto a ellos, se manifiesta: los órganos políticos
de la ONU y de la OEA, si bien carecen de poderes legislativos, constituyen foros que favorecen la
formación del Derecho Internacional Consuetudinario, pues facilitan la tarea de comprobar la práctica
y la opinión juris de los Estados. El Juez de la Corte Internacional de Justicia, Jiménez de Aréchaga...
merece ser citado:
‘Por otro lado, la Asamblea General no sólo es el órgano principal de las Naciones Unidas, sino también es un
órgano formado de representantes de todos los Estados miembros... Esto significa que la Asamblea General es un
foro en el que... se reúnen casi todos los Estados, y en el que dichos Estados, después del correspondiente debate,
pueden expresar sus opiniones y su voluntad colectiva respecto a los principios y normas jurídicas que han de
regir la conducta de los Estados’”
Los factores que deben ser tomados en cuenta para determinar el valor interpretativo de estos
instrumentos “complementarios” son los siguientes:
a) el hecho de que las disposiciones del instrumento específico tiendan a la protección del mismo bien
jurídico que la disposición vinculante a ser interpretada;
b) el hecho de que las disposiciones del instrumento vinculante a ser interpretado estén redactadas
como normas programáticas;
c) el hecho de que las disposiciones del instrumento no vinculante se refieran a un aspecto central del
derecho a ser interpretado;
d) los antecedentes de la aprobación del instrumento complementario (votos, preámbulo, referencia a
instrumentos obligatorios, tratados preparatorios, etc.); y ;
e) la práctica posterior de los Estados y de los órganos internacionales de protección .
La sociedad contemporánea reconoce que todo ser humano, por el hecho de serlo, tiene derechos frente al
Estado, derechos que éste tiene el deber de respetar y garantizar, así como también de organizar su acción
a fin de satisfacer la plena realización de cada persona. Los derechos humanos responden a las
necesidades de las personas, grupos y sociedades; garantizarlos promueve el ejercicio de la dignidad.
Una forma de internalizar el respeto por los derechos humanos es, primero, asumir las diferentes
perspectivas en torno a la conceptualización de éstos, lo cual es expresión de la vida misma; las personas
necesitan conocer sus derechos y responsabilidades frente a los demás y a uno mismo.
El límite de nuestros derechos comienza con el derecho de los demás. Nosotros exigimos respeto al Estado
para la cautela de nuestros derechos; de esa misma manera y con esa convicción debemos respetar los
derechos humanos de los demás, para poder exigir; de lo contrario, no es posible traducir esta exigencia.
El derecho y el deber se complementan: ¿se puede exigir respeto si no sabemos respetar el derecho de los
demás?
Los derechos humanos tienen un carácter ético porque salvaguardan la dignidad de toda persona en
cualquier tiempo y lugar. El respetar la dignidad de la persona es un valor moral porque parte del sentido del
bien de los seres humanos. El carácter ético de los derechos humanos sienta sus principios en que todos los
hombres y mujeres somos fines y no medios.
CONCLUSIONES
Los derechos humanos definen las relaciones entre las personas y la estructura del poder-Estado.
Delimitan el poder del Estado y, al mismo tiempo, exigen que el Estado adopte medidas positivas que
garanticen condiciones en que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos humanos. La historia de
los últimos 250 años ha sido moldeada por los esfuerzos realizados para crear esas condiciones. (..) Los
derechos humanos abarcan todos los aspectos de la vida. Su ejercicio permite a los hombres y mujeres
conformar y determinar su propia vida en condiciones de libertad, igualdad y respeto a la dignidad humana.
Los derechos humanos comprenden los derechos civiles y políticos, los DESC y los llamados derechos
colectivos y todos aquellos que vayan surgiendo de ahí que los derechos humanos son múltiples. (Ver
Derechos Humanos. Manual para Parlamentarios. N º08. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos. Ginebra, página 03).
Bibliografía especializada.-
Libro Virtual.-
LLATAS RAMIREZ, lesly Amparo.- Aportes de la reforma constitucional 2002- 2003.
(Material en el que se abordan los siguientes temas:
Prólogo
Prefacio
Carácter evolutivo de los derechos humanos
Etapas de progresión de los derechos humanos
Visión integral de los derechos humanos
¿Qué significó la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos de 1993?
La Conferencia de El Cairo
Las obligaciones del Estado y la sociedad respecto a los derechos económicos sociales y cultural
es
Obligación jurídica para garantizar los DESC
Priorizar los recursos disponibles del Estado para la efectividad de los DESC
La prohibición de retrocesos
Las obligaciones del Estado en situaciones de escasos recursos
Derechos de aplicación inmediata y de aplicación progresiva
Reforma constitucional de los derechos humanos 2002-2003
Cronología de debates de la propuesta de reforma constitucional en materia de derechos humanos
Criterios rectores
Principales derechos humanos propuestos en la reforma constitucional (2002-2003)
Deberes fundamentales
Reflexiones a la clase política, al pueblo peruano y a la ciudadanía en general en el marco de la democracia, la gobernabilid
ad y los derechos humanos
Conclusiones
Apéndice
Anexo 1: Varios documentos/Notas de pie de pagina
Anexo 2: Informe del Grupo de Trabajo Nº 01, presidido por la Dra. Gloria Helfer Palacios.
Anexo 3: Sustentación del Congresista Henry Pease García ante el pleno del Congreso de la República
sobre el proyecto de la reforma constitucional.
Anexo 4: Sustentación de Gloria Helfer ante la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la
República
Anexo 5: Proyecto de la Reforma Constitucional en Derechos Humanos discutidos en el pleno del
Congreso de la República. ( Titulo I)
Bibliografía
http://www.monografias.com/trabajos67/reforma-derechos-humanos/reforma-derechos-humanos.shtml
LLATAS RAMÍREZ, LESLY. SISTEMA UNIVERSAL DE PROTECCION DE LOS DERECHOS
HUMANOS: UNA APROXIMACIÓN AL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS DE LAS NACIONES
UNIDAS. FONDO EDITORIAL ALAS PERUANAS. LIMA, OCTUBRE 2011.