Ejemplos ?
Sennora benedicta, Madre Sancta Maria, Quanto te lo gradesco, deçir non lo podria: Madre, tu me da seso, saber e connoçia, Por ond laudarte pueda, ca mucho lo querria.
Los domingos salía a misa de alba, compraba sus provisiones para la semana y no volvía a pisar la calle hasta el jueves, al anochecer, para entregar y recibir trabajo. Benedicta era costurera de la marquesa de Sotoflorido con sueldo de ocho pesos semanales.
Forzoso es decir que Benedicta jamás paró mientes en los arrumacos del vecino, ni lo miró a hurtadillas y ni siquiera desplegó los labios para desahuciarlo, diciéndole.
Entreabriose el postigo de la casa y por él salió cautelosamente Fortunato, llevando al hombro, cosido en una manta, el cadáver de Aquilino. Benedicta lo seguía, y mientras con una mano lo ayudaba a sostener el peso, con la otra, armada de una aguja con hilo grueso, cosía la manta a la casaca del joven.
Sennora benedicta, Reyna acabada, Por mano del tu fijo don Xpo coronada: Libranos del diablo de la su zancaiada, Que tiene a las almas siempre mala çelada.
Veinte abriles muy galanos; cutis de ese gracioso moreno aterciopelado que tanta fama dio a las limeñas, antes de que cundiese la maldita moda de adobarse el rostro con menjurjes, y de andar a la rebatiña y como albañil en pared con los polvos de rosa y arroz; ojos más negros que noche de trapisonda y velados por rizadas pestañas; boca incitante, como un azucarillo amerengado; cuerpo airoso, si los hubo, y un pie que daba pie para despertar en el prójimo tentación de besarlo; tal era, en el año de gracia de 1776, Benedicta Salazar.
Sennora benedicta, non te pódi servir; Pero amete siempre. laudar e bendeçir: Sennora, verdat digo e non cuydo mentir, Querria seer muerta s y podiesse morir.
Pasando a los tiempos más recientes, pienso en Edith Stein, eminente filósofa judía del siglo XX, que entró en el Carmelo de Colonia con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz y murió en el campo de concentración de Auschwitz.
Sennor, bendicta sea la tu vertut sagrada, Benedicta la tu madre reyna coronada: Tu seas bendicho, ella sea laudada: Sennor, ovist en ella benedicta posada!
Como estas peloteras eran pan cotidiano, las muchachas de la vecindad, envidiosas de la hermosura de Benedicta, dieron en bautizarla con el apodo de Gatita de Mari-Ramos; y pronto en la parroquia entera los mozalbetes y demás niños zangolotinos que la encontraban al paso, saliendo de misa mayor, la decían: -¡Qué modosita y qué linda que va la Gatita de Mari-Ramos!
La Madre benedicta esta razon tractada Tollioseli delante, non pudio veer nada; Pero la voluntat teniala confortada, Ca es el solaz suyo meleçina probada.
Benedicta pasó días y semanas esperando la vuelta del humo o, lo que es lo mismo, la del ingrato que la dejaba más desnuda que cerrojo; hasta que, convencida de su desgracia, resolvió no volver al hogar de la tía, sino arrendar un entresuelo en la calle de la Alameda.