Algunas de ellas tuvieron éxito, y el mundo islámico se fragmentó. Surgieron así potencias islámicas independientes: el Califato de Córdoba, el Califato Fatimita, etcétera.
Este envió un ejército al mando de Shirkuh, que en 1169 controlaba el país, actuando en parte como primer ministro del califa fatimita de Egipto, en parte como gobernador y representante del Sultán sirio.
Baha al-Dawla lo declaró depuesto de su gobierno pero en 1005 fue confirmado en todas sus posesiones por el califa, que le dio el título de Mutamid al-Dawla, el que no impidió que en 1011 reconociera la soberanía del califa fatimita en un movimiento que no tuvo mucha duración.
Nasir al-Dawla tuvo la habilidad de jugar con las rivalidades de los grandes poderes de la zona: fue reconocido como emir del Diyarbakir por el buwàyhida Sultan al-Dawla, por el califa fatimita Al-Hakim, y por el emperador bizantino, y también transigió con los ukaylidas de Mosul (a los que cedió Nisibin) y con los mirdásidas de la Siria norteña, a los que cedió Al-Ruha.
Desde 1038 pronunció la khutba en nombre del califa fatimita Al-Mustansir, pero no fue por mucho tiempo. En 1057 reconoció la soberanía del seljúcida Toghril Beg I y este lo confirmó como emir de las marcas de combate contra los infieles.
En tres frentes destacó Galib, en primer lugar sobre todo luchó y protegió la frontera norte contra las incursiones de los reyes cristianos, en segundo lugar, contuvo el avance de las fuerzas califales de la dinastía fatimita que dominaba el norte de África y por último, al mando de la armada califal protegió las costas de las invasiones normandas (danesas).
Hacia 1169 Shirkuh controlaba el país, actuando en parte como primer ministro del califa fatimita de Egipto, en parte como gobernador y representante del Sultán sirio.
Con la ayuda de los Banu Uqayl, aliados de sueño germano, intentaron ocupar Mosul, y Badh murió en un combate a la región de Balad (990), pero su sobrino, Abu Ali al-Hasan, hijo de Marwan (un moliner que se había casado con la hermana de Badh), se retiró a Hisn Kayfa a la muerte de su tío, se casó con la viuda del emir muerto y se proclamó emir; derrotó los dos hermanos e hizo prisionero a Husayn (si bien lo liberó por la intervención del califa fatimita, que después lo acogió a sus dominios y le dio el gobierno de Tiro el 997).
En 1100 Godofredo consiguió imponer su autoridad sobre varias ciudades de la costa, Acre, Ascalón, Arsuf, Jaffa y Cesarea, aunque no serían conquistadas hasta después de la muerte de Godofredo (de hecho Ascalón no se conquistaría hasta 1153, quedando como último reducto Fatimita).
Hacia la segunda mitad del siglo IX el rey de Makuria intentó recuperar la región septentrional de Nobatia (la zona de Asuán) que había quedado en poder de los árabes, pero fue derrotado por los musulmanes de la dinastía fatimí, en tal contraste muchos combatientes makurios cayeron prisioneros quedando la región de la Nobatia Septentrional bajo dominio islámico hasta la desaparición de la mencionada dinastía fatimita en el 1169, esto fue aprovechado por el rey de Makuria que así pudo recuperar la región de Asuán (estratégica ya que era y es la puerta de entrada a Nubia).
En 1055 el seljúcida Toghrul Beg tomó el poder en Bagdad y los Banu Ukayl, ante el peligro que el nuevo poder podía representar por su tendencia chiita, se opusieron y fueron el elemento clave para la unión de los contrarios a los seljucidas, coalición dirigida por el-Basasiri que reconoció al califa fatimita de Egipto (1057-1059).
Se enriqueció, tanto estilística como técnicamente, a través de sus contactos con las culturas de la cuenca mediterránea, sobre todo Bizancio. La dinastía fatimita fue también la única que produjo escultura, a menudo en bronce.