Prismáticas molicies, ostentosas y gigantescas moles, intentos piramidales que se rematan con lujosas quintas colgantes, enmarcan con sus aceros y sus cristales, con sus cementos y sus ladrillos
forrados de brillos para el aire, la frigidez de su silueta; individualidades fálicas que se yerguen altaneras entre la colectividad matriarca y que perfilan, como grotescas venas egoístas, a las avenidas que se alargan envidiosas; que se cruzan y entrecruzan agresivas; que se enroscan ardidas de su condena reptil, para enmarañarse en incansable agitación perpetua de automóviles, camiones, motocicletas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Tenían el pensamiento azul como el cielo, y claro como el arroyo; pero no sabían matar,
forrados de hierro, con el arcabuz cargado de pólvora.
José Martí
En el centro, el santasantorum: un sudadero de junco por techumbre; por columnas, dos popos
forrados en el mismo papel que tapiza la sala de Don Juan; a lado y lado, como guardianes del recinto, sendos reyes de espadas recortados primorosamente por la fina tijera de Perjuicia; detrás de ellos, dos caracoles marinos, ornato de las mesas de misiá Nicolasa; un pañuelo de seda verde vela el misterio.
Tomás Carrasquilla
No se puede leer sin ternura, y sin ver como flores y plumas por el aire, uno de esos buenos libros viejos
forrados de pergamino, que hablan de la América de los indios, de sus ciudades y de sus fiestas, del mérito de sus artes y de la gracia de sus costumbres.
José Martí
No se enteró de nada de todo aquello por más que escuchaba, no captaba nada. Sin embargo, trabajaba, tenía los cuadernos forrados, seguía todas las clases, no perdía una sola visita.
Un sudor frío le moja las sienes, el cansancio la dobla, y en la claridad fría y difusa del amanecer que se filtra por los cristales y va atenuando, atenuando la luz tibia de la lámpara que alumbró la velada pensativa, siente un escalofrío que la obliga a levantarse, a absorber dos cucharadas de jarabe de opio para conciliar el sueño por una hora y a amontonar sobre el catre de bronce dorado los blandos edredones forrados en suave seda, para devolverle calor a su cuerpecito endeble, minado por la tisis, que dormirá ahora, en el tibio nido por breve espacio, y para siempre, dentro de unos meses, en el fondo de la tumba, bajo el césped húmedo del cementerio!...
Anegado en estas sensaciones, solía yo pasar horas enteras en cierto rincón favorito, de donde podía oír a mis anchas el copioso raudal que de la boca de un león, con plácido susurro, se deslizaba a una dilatada alberca, y no hubiera cambiado los altos muros, incrustados de rústicos arabescos en su parte superior y
forrados en la inferior de espesas varas de naranjos y limoneros, por el más grandioso de los parques que después he visto y he aprendido a admirar en Inglaterra.
José María Blanco White
Veíanse
forrados los almohadones de las fraileras de géneros que parecían pinturas cubistas, y sobre el escritorio había ceniceros de bronce negro y polichinelas de mil colores.
Roberto Arlt
Un ancho sillón de cuero con rodaje y manizuela, y vecino a éste un escaño de roble con cojines
forrados en lienzo; gran mesa cuadrada, en el centro; una docena de silletas de estera, de las que algunas pedían inmediato reemplazo; en un extremo, tosco armario con platos y útiles de comedor, y en el opuesto una cómoda hamaca de Guayaquil.
Ricardo Palma
Si no lo desdeñáis, me ofrezco a serviros de jefe; contad con mi buen celo y pronto habremos cambiado las piedras de esta cueva en puro y reluciente oro.» No hubo vacilación alguna; de común acuerdo fue nombrado, por unanimidad, jefe de los bandidos. Ofreciéronle un traje presentable y tiró sus harapos, poco antes forrados en oro.
Escogía con preferencia aquellos en cuyos zaguanes veía cáscaras de naranja y regueros de ceniza y los vidrios
forrados de bayeta roja o verde, protegidos por mallas de alambre.
Roberto Arlt
Cuelga una lámpara de oro del cincelado artesón; forrados en terciopelo los muros en derredor; el pavimento, de alfombras exquisitas se vistió, y sobre el Rey pende inquieto, de plumas un pabellón.