Dineros... ¡Bah!, tiene padre dentro su alcoba una arquita, y ha un año que la maldita me está dando tentación. ¡Conque, don Juan, no hay cuidado!
onzas... No hay. -¿A ver si tenía yo razón,
maldita mi suerte? -vociferó otro de los enmascarados-. Por bien no le sacaremos ni esto.
Emilia Pardo Bazán
Todos los demás tienen la
maldita costumbre de procurar entristecerme, de llorar, de quejarse y de hacer otras tonterías que me ponen de mal humor.
Pedro Antonio de Alarcón
Destas tenía yo de ración una para cada cuatro días; y cuando le pedía la llave para ir por ella, si alguno estaba presente, echaba mano al falsopecto y con gran continencia la desataba y me la daba diciendo: “Toma, y vuélvela luego, y no hagáis sino golosinar”, como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con no haber en la dicha cámara, como dije, maldita la otra cosa que las cebollas colgadas de un clavo, las cuales él tenía tan bien por cuenta, que si por malos de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me costara caro.
Perecieron los varones en un oscuro lance militar, una emboscada que tal vez preparó el mismo Landolfo, y quedó la niña Lucía para continuar la
maldita familia de Amadei.
Emilia Pardo Bazán
TACÓN Pues dime, pesia mi vida, ¿si he rodeado cuatro leguas en una mula maldita, mohina, en fin, aunque hoy tiene causa para estar mohina, no quieres que me lamente?
MUÑOZ Vamos. TACÓN De muy buena gana me iré, sólo por no ver esa maldita endiablada, cara a cara tutelar, carota y carantamaula. DON JUAN Es verdad que cierta noche...
Por temor de que su dulce alma, en su alegría religiosa, pudiera captar las notas, cuando flotan hacia arriba, desde la tierra maldita, hacia los amigos de arriba, desde los amigos de abajo, escapa el espíritu indignado, huyendo del infierno, hacia el cielo, dejando los lamentos y los llantos, por un trono dorado, al lado del Rey de los cielos." Nota: Otra versión: "Y deja que el rito fúnebre se lea - la canción funesta se cante - un himno fúnebre para la muerta más hermosa que muriese alguna vez tan jóven!
Tan pronto como terminó de pronunciar esas palabras, cayó por la chimenea un alna de morcilla. -¡
Maldita sea la tragona con su morcilla!
Jeanne-Marie Leprince de Beaumont
Era una monstruosa constelación de luces sobrenaturales, como un enjambre de luciérnagas necrófagas bailando una infernal zarabanda sobre una ciénaga maldita; y su color era el mismo que Ammi había llegado a reconocer y a temer.
--- Despechado e indeciso, un momento devorólas como pudo, y de ira trémulo la faz, y la vista torva, dejó la casa diciendo: «¡Maldita sea la hora en que conocí tu nombre, y oí la voz de tu boca!» Y en el atrio de una iglesia que halló a aquella casa próxima, tendióse desesperado hasta la vecina aurora.
Era una monstruosa constelación de luces sobrenaturales, como un enjambre de luciérnagas necrófagas bailando una infernal zarabanda sobre una ciénaga maldita; y su color era el mismo que Ammi habla llegado a reconocer y a temer.