Ángeles le miró con turbada expresión, y -Pero ¿por qué te empeñas -le dijo, tras algunos instantes de silencio- en lo que no puée ser?
-No canto mal -respondió el negro-; pero, ¿qué aprovecha?, pues no sé tonada alguna, si no es la de La Estrella de Venus y la de Por un verde prado, y aquélla que ahora se usa que dice: A los hierros de una reja la
turbada mano asida...
Miguel de Cervantes Saavedra
Al fin llegaban de su canto y baile el corro de las mozas, guiado por la buena dueña, cuando llegó Guiomar, la centinela, toda
turbada, hiriendo de pie y de mano como si tuviera alferecía; y, con voz entre ronca y baja, dijo: -¡Despierto señor, señora; y, señora, despierto señor, y levantas y viene!
Miguel de Cervantes Saavedra
Y habéis de considerar que en el tiempo deste noviciado podría ser que cobrásedes la vista, que ahora debéis de tener perdida, o, por lo menos,
turbada, y viésedes que os convenía huir de lo que ahora seguís con tanto ahínco.
Miguel de Cervantes Saavedra
Éste fue otro susto mortal que recibió Andrés, viendo que el traer tanto dinero no era sino para conquistar o comprar su prenda; y, con lengua ya
turbada, dijo: -Buena cantidad es ésa; no hay sino descubriros, y manos a labor, que la muchacha, que no es nada boba, verá cuán bien le está ser vuestra.
Miguel de Cervantes
Pero no se atrevió a dejarse conocer en aquel traje; antes, aventurándolo todo, puesta la mano en el rostro, pasó por delante dellos, y fue a buscar a Costanza, y quiso la buena suerte que la hallase sola; y, apriesa y con lengua turbada...
Finalmente, yo la gocé contra su voluntad y a pura fuerza mía: ella, cansada, rendida y turbada, o no pudo o no quiso hablarme palabra, y yo, dejándola como atontada y suspensa, me volví a salir por los mismos pasos donde había entrado, y me vine a la aldea de otro amigo mío, que estaba dos leguas de la suya.
Los músicos, en viendo el belicoso duelo comenzado, huyeron, como suelen: que no hay garzas que vuelen tan altas por los vientos; dicen que por guardar los instrumentos, y mil razones tienen, pues que sólo a cantar en ellos vienen: que mal cantara un hombre si supiera que había luego de sacar la espada, que tanto el pecho altera, ni pudiera formar la voz,
turbada; que hay mucha diferencia, si se mira, de dar en los broqueles, o en las cuerdas, pasar la espada el pecho, o por la lira el arco, hiriendo las pegadas cerdas.
Lope de Vega
(Ap.) (De turbada estoy sin mí) Necio, descortés, grosero, si valiente caballero, fuera bien mirar que aquí estaba yo, para dar a ese intento dilación.
La puerta de la señora de Peyrehorade se había cerrado. «Esta pobre chica», me dije, «¡debe estar tan turbada e incómoda!». Me revolví en la cama malhumorado.
A este temeroso sitio, mientras lento declinaba a ponerse un sol de otoño entre celajes de nácar, estando el viento adormido, la mar blanquecina en calma, y sin turbar el silencio de las voladoras auras, sino el grito de un milano que los espacios cruzaba, y los de dos gavïotas, cuyo tálamo era el agua, la divina Rosalía, la hermosa de la comarca, fugitiva y anhelante llegó, sudosa y
turbada.
Ángel de Saavedra
Costanza, que no sabía ni imaginaba lo que le había acontecido, toda turbada y temblando, no supo hacer otra cosa que hincarse de rodillas ante su padre; y, tomándole las manos, se las comenzó a besar tiernamente, bañándoselas con infinitas lágrimas que por sus hermosísimos ojos derramaba.