Pero entonces, ¡oh amigo mío! me sentí todo turbado y perdí repentinamente aquella serenidad de antes, con la que contaba para conversar sin esfuerzo con él.
El anciano obispo pasó a mi lado; me miró severamente. Mi comportamiento era de lo más extraño, palidecía, enrojecía, me encontraba turbado.
El fatal vendedor de barómetros Giuseppe Cóppola me perseguía, y casi me avergüenza confesar que ha turbado, con terribles imágenes, mi sueño siempre profundo y tranquilo.
Permaneció Joseíto inmóvil durante algunos momentos; el silencio era turbado únicamente por el rumor del río al resbalar mansamente por entre verdes tarajes que salpicaba el rojo adelfal y los blancos rosales bravíos; por el melódico doliente piar de las alondras, por los susurros del viento al agitar la frondosa arboleda y por el sonoro latir de los perros guardianes del desparramado caserío.
Entonces nos referíamos a las cosas que tienen sus contrarios y a las que podíamos llamar por su nombre, y aquí hablamos de las esencias mismas, que por su presencia dan su nombre a las cosas en que se encuentran, y de estas últimas es de las que decimos que no pueden jamás nacer una de otra. Y mirando al mismo tiempo a Cebes, dijo: ¿No te ha turbado lo que acaban de objetarnos?
Los gritos de las máscaras que estallaban a lo lejos agravaban aún más la hostilidad del silencio; las dos velas ardían tan derechas que, inesperadamente y presa de impaciencia, turbado delante de aquellas tres luces, me levanté para apagar una.
Y descendieron ambos; delante, Paco, con serena actitud, y el Maroto contoneándose gallardamente, y diez minutos después volvían a penetrar ambos en la sala de juego, y una hora después se alejaba el caudillo de los del Altozano seguido de su temible guardia negra, sin que hubiera turbado la tranquilidad de los honrados padres de familia que pasaban allí el rato en tan edificante, solaz y honestísimo recreo.
Rota ya el asta, su Fusberta caza y toca al punto a Serpentín de Estella, al cual, pese a su mágica coraza, turbado fuera de la silla empella.
490 salí a la calle, y apenas daba los primeros pasos entre cobardes recelos de mi desdicha, fïando la una mano a las basquiñas y a mi manto la otra mano, cuando a nosotros resueltos llegaron dos embozados. "¿Qué gente?" dicen, y yo con el aliento turbado, ..
Debía de haber, pues, el franco exceso mucho turbado a Dios la augusta frente; pues enviaba al sarraceno avieso a dar muerte y castigo a aquella gente; mas entre tanto aterrador suceso, Rodomonte infligía el más patente.
Al cruzar por delante de las casas donde había tropa alojada, percibíase rasgueo de guitarras y voces robustas y jóvenes cantando la jota. Después volvía el silencio, sólo turbado por la alerta de los centinelas y el ladrido de algún perro.
El Rey miró a su séquito, y murmuró con severa majestad: —Tienes razón. Hubo un largo silencio, sólo turbado por el rafagueo del viento y de las llamas en el hueco de la chimenea.