Maravilloso y truculento juego de perspectivas, donde los diálogos son esenciales y estratégicamente elaborados para llevar al espectador a un profundo sentido de tensión. No hay palabras que carezcan de propósito, cada frase contribuye a tejer una trama de tensión constante, a menudo acompañada de humor negro, de lo más simpático, por cierto, que añade una capa intrigante a la narrativa.
Me encantaría saber si esta película influyó, de alguna manera, en cierta fijación que Tarantino desarrolló por las patas.