Visualmente es impresionante. Los colores, las transiciones, la fotografía, todo ese montaje de la Luna, una estética llevada al límite. Después la historia sigue la misión del protagonista buscando a su padre, misión rodeada del poético e introspectivo dilema del personaje.
Está bueno que el marco de la historia no parece tan lejano a la actualidad. Que, dentro de la ficción que plantea, intenta asemejarse a un futuro cercano, cosa que resulta muy interesante.
Me pasa que, claro, la esencia…