Eternal (2023) se mueve en los mismos terrenos que Interstellar (2014) y Arrival (2016), usando la ciencia ficción como un pretexto para explorar emociones humanas. Pero a diferencia de aquellas, nunca parece creer realmente en lo que quiere retratar—en este caso, el amor.
Su romance me resulta clínico, como una fórmula de laboratorio: preciso, pero sin vida. La relación entre los personajes es fría y contenida, atrapada dentro de los límites de su premisa sin llegar a desbordarse nunca. Se…